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MANUAL PARA

FORMACIÓN DE
GUÍAS DE
TEMAZCAL
Por GUSTAVO FERNÁNDEZ
Consejero Fundador de la Agrupación Difusora de Sabiduría Ancestral
“Casa del Cóndor”, kalpulli y temascal – Coordinador General del
Movimiento Chamánico – Conferencista e investigador, ha presentado
sus trabajos teóricos y prácticos en conferencias y Congresos en su país
(Argentina), España, México, Uruguay.

Dedicado a Francisco Jiménez, “Tlakaélel” (1921-2012)


Abuelo de Abuelos,
Quien me encomendara “difundir esta Sabiduría,
Allá en el Sur, entre los Hermanos del Cóndor”

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Plan General de la Obra

- Necesaria introducción
- Definición de “temazcal”
- Diferentes tipos: Terapéutico. Guerrero. Místico. Lunar. Solar. Social o de
reflexiòn. Personalizado.
- El “inipi”. Provisorio y permanente.
- Construcciòn del inipi provisorio.
- Las “abuelitas”.
- El Abuelo Fuego. Preparaciòn. Consagraciòn. Cuidados.
- El “té de las abuelitas”
- Elementos secundarios a proveerse.
- Precauciones y consideraciones.
- Sahumados y “limpias”
- Tipos de meditaciòn. Por Etapas de Vida. Por “Cuecueyos” (centros energéticos).
Por Rumbos.
- Kuikatl (cantos)
- La “Huehuetlatolli” (Palabra de los Ancestros)
- Tratamientos y abordajes terapéuticos
- Regulaciòn de la temperatura.
- La sanación chamánica en el temascal.
- Limpieza espiritual tolteca
- Limpieza con fuego
- Limpieza con tabaco
- Preparaciòn y Ceremonia de “Rezos”
- Nociones de Toltequidad. Toltecayotl e Inkaltonal.

“Gracias te doy Gran Espíritu, por mis enemigos. Porque en


ellos templo mi espíritu; cultivo mi paciencia, y es a través de
ellos que sé que estoy en el camino correcto, pues no los tiene
quien nada ha hecho en y de su vida. Ometeotl”

(Oraciòn legada por el Abuelo Tlakaélel, con la que cerramos


cada ceremonia)

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Necesaria introducción

Estas primeras líneas tienen como razón de ser dejar sentada una lectura personal,
desde la experiencia y reflexiòn, sobre la actitud con que debe acometerse la práctica del
Temazcal. También, de lo que humildemente considera el autor que NO debe ser parte de
esa actitud. Y esta segunda observación tal vez sea la más importante. Una reflexiòn que
obviamente el alumno no está obligado a compartir peor que, por principio de sinceridad,
debe ser aclarada desde el vamos.
Sucintamente, podríamos ponerlo así: no se es mejor temazcalero
disfrazándose de indígena, en las formas y en los modos. Resulta crudo escribirlo de
esta forma pero, fieles al espíritu de la Toltequidad, las convicciones no deben ser
disimuladas por el velo de la hipocresía.
Resulta estimulante comprobar cómo en los últimos años se ha acrecentado el
interés público por la Sabidurìa Ancestral. Una cosmovisión de orígenes remotos y
generalmente asociada a grupos étnicos en épocas naturalistas de sus propias líneas de
Tiempo. O para ponerlo más claro, hablamos de Sabiduría Ancestral y pensamos en
chamanes amerindios, siberianos, africanos, asiáticos, polinésicos. Y por inevitable
extensión del mercadeo, el “packaging” de quienes difunden esas enseñanzas debe estar en
sintonía con esa presunciòn. Así, formadores cosanguíneos a inkas, mexicas, yorubas,
mapuches, celtas y un largo etcétera, idealmente con ropajes típicos representan a los ojos
de muchos el paradigma del camino ancestral.

Y está bien que así sea; después de siglos de ninguneo, de oscurantismo, de


explotaciòn o marginaciòn, el orgullo por las raíces y la reivindicación de las costumbres de
la raza es un bien que debe ser respetado. El problema es cuando los argumentos válidos y
las buenas razones, sea por purismo, exageración, intereses o falta de rigurosidad conspiran
en contra del objetivo inicial. Porque lo descripto es Sabiduría Ancestral. Pero no toda la
Sabiduría Ancestral.

Razonar en otra direcciòn da pábulo a un racismo al revés. Quienes tenemos


ascendientes europeos, por caso, pero que hemos acreditado nuestro interés y compromiso
con las enseñanzas, por ejemplo de Toltecas, Inkas y Aymaras, hemos sufrido en carne
propia la descalificación de algunos “maestros” que nos endilgan nuestra inhabilidad para
volcarnos a ese conocimiento sólo por no tener sangre indígena. ¿Se entiende porqué hablo
de un “racismo al revés”?. Y aún más: en ciertos ámbitos aficionados a estos menesteres se
ve como poco aceptable el papel de transmisor de conocimiento si uno no viste un
poncho, tilma, túnica, si no lleva el cabello por los hombros (aunque aquì, algunos que
duermen la siesta enroscados en la pata de la cama dirían, quizás con razón, que hablo por
envidia) e inevitable “vincha”, bandana, “ixcoatlmecatl” o cinta ciñendo la cabeza.

Creo que el objetivo de recuperar la Sabiduría Ancestral es, primero, evitar lo


meramente folklórico o nostálgico. Tiene que ver con recuperar enseñanzas que sean de
utilidad y valor al hombre y la mujer contemporáneos. Pero me resulta chocante observar
cuántas veces, creyendo que el hábito hace al monje, algunos practicantes creen estar más
cerca de sus ancestros si viven todo el día (perdón por la expresión) “disfrazados de”. Si

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dictamos nuestras conferencias de elegante sport, si nos valemos de recursos tecnológicos,
es decir, si no respondemos al “estereotipo indígena” (donde no gratuitamente tantos
sociólogos han señalado la perversa y subliminal similitud de la palabra con “indigente”)
pareceremos “menos creíbles”. Y de lo que en realidad se trataría, es que resultaríamos
“menos vendibles”.

Estas reflexiones apuntan a señalar que caminando los senderos de la Sabiduría


Ancestral se aprende, a veces dolorosamente, que ser “jefe indígena” no es ser
necesariamente “maestro”. Si los conquistadores creyeron engañar a los aborígenes con
espejitos de colores, evitemos por lo menos el camino inverso del producto. Es penoso
observar como cualquier nativo de cierto país, sólo por su piel cetrina y, como dije, una
cinta ciñendo su cabeza más algunos aditamentos artesanales se transforma en un envase
referencial frente a cualquier estudioso y practicante que luego de sus pininos iniciales
continuó la búsqueda de manera independiente. Déjenme citar, como buen ejemplo, el
aprendizaje que he observado en tierras mexicanas donde cada vez son más los
transmisores del Conocimiento Ancestral del Anahuac que deciden no integrarse a
“kalpullis” (agrupaciones de práctica mexica) o toman distancia de tanto “maestro”,
“tekutli”, “tlatoani”, “tlacaelel”, “portadores de Pipa Sagrada” y otros adjetivos
rimbombantes para las masas, al descubrir que detrás de sus poses hieráticas laten las
miserias y falencias de cualquier ser humano. Que de ésos podemos relatar unos cuantos
ejemplos.

Y tengamos en claro este concepto: la práctica del Temazcal en particular, y la


Toltecayotl en general, NO ES una práctica religiosa. Los mexicas tenían su propia
religión: su nombre era Inkantonal. La Toltecayotl es una “tecnología espiritual”, donde a
abordajes específicos le siguen resultados específicos. No se trata de “desacralizar” al
temascal, sino de devolverle su sentido y significado, una posibilidad de rescatar el
Conocimiento Ancestral para mejorar la calidad de vida del hombre y la mujer
contemporáneos.

DEFINICIÓN DE TEMAZCAL

¿Qué es un “temascal”1?

Temascal en expresiones populares, “temazcalli” para honrar el idioma de los


ancestros, con este nombre (tomado de las voces indígenas nahuátl “calli”: casa, y “temaz”,
vapor, es decir, “casa de vapor”) se designa en Centroamérica a un espacio sagrado para los
antiguos pueblos precolombinos que los historiadores rastrean con diversos nombres
refiiriéndose a una costumbre extendida desde lo que hoy es Alaska hasta Tierra del Fuego.
Se trata de la costumbre individual, familiar o comunitaria de tomar baños de vapor en
cubículos generalmente hemisféricos, con un sector delimitado por rocas volcánicas a gran
temperatura —alimentada exteriormente por un horno de leña— donde periódicamente se
vierte agua y previamente se han sumergido plantas medicinales. Si bien a partir de la
persecución de los conquistadores en la mayor parte de América este hábito desapareció,
en México en particular y América Central en general ha persistido hasta el presente, siendo
sumamente apreciado por sus efectos relajantes, tonificantes o terapéuticos por miembros
de todas las clases sociales.
1
Es indistinto escribir “temascal” o “temascal”

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DESCRIPCIÓN FÍSICA Básicamente el temazcalli es una hemisfera de ladrillo o tierra,
sobre piso de tierra o de material —que para el uso se cubre con esterillas— de baja altura
(1,20 a 1,60 metros) y de un diámetro proporcional a la cantidad de ocupantes simultáneos.
Puede calentarse desde fuera, con un horno lateral, o introduciendo rocas en su interior.

La actividad consiste en permanecer en reposo en su interior, en períodos de


tiempo que oscilan entre los 50 y los 120 minutos, mientras periódicamente se vuelve a
rociar aquella pared refractaria o las piedras con agua donde previamente se han sumergido
por un tiempo hierbas medicinales (combinadas de acuerdo a las necesidades específicas de
los ocupantes). Al retirarse del mismo, es costumbre permanecer unos minutos en reposo
en una sala contigua, actualmente ambientada con música y aromas relajantes, o se
complementa con actividad masofiláctica (masajes).

DIFERENTES TIPOS DE TEMAZCAL

Si bien en este campo (como en todos los demás de la humana experiencia) se


cumple aquella máxima de “cada maestrito con su librito”, habida cuenta que se
practican distintos tipos y criterios en estas ceremonias (diferencias que pasan desde la
denominación, el contenido ceremonial, la duraciòn, temperaturas, etc.) para uniformar
nuestro conocimiento nos enfocamos en seguir aquí la tradición tolteca, directamente
emanada de la experiencia lakota original, creadores, a fin de cuentas, del temascal, hace
unos cuatro mil años. Los Lakota (no confundir con “Dakota”) fueron una etnia originaria
que habitó en lo que actualmente es el sur de los Estrados Unidos. Su temascal se
caracterizaba por ser una tienda de cueros, pero el principio ritual ceremonial y técnico
(ingreso de piedras calentadas al rojo en el fuego sobre las cuales se arrojaba agua) los
señala como creadores del método que los Toltecas en particular y los Mexikas en general
perfeccionaron y difundieron en los milenios posteriores.

La razón por la que en “Casa del Cóndor” seguimos el lineamiento lakota – tolteca
se fundamenta en su ancestralidad y pureza. Los siglos transcurridos han aportado algunas
modificaciones (el uso del idioma local, el objeto de las meditaciones guiadas) pero la
esencia se ha mantenido prístina y eso es lo que tratamos de conservar. Existen otros
tipode temascal (el maya, caracterizado por una mayor “suavidad”, el otomí, más “social”)
siendo el tolteca – mexika de clara orientación autoexigente. Será el futuro guía quien, a
partir de esta formación, le dará a su práctica su matiz personal.

Antes de adentrarnos en la descripción de los distintos tipos de temascal, dejemos


claro lo que a los principiantes suele preocuparles mucho: la temperatura. Sin duda
ustedes la harán estimativamente y a “ojo de buen cubero”, pero estas cifras que señalamos
aquí las hemos obtenido durante nuestras propias prácticas con termómetros digitales. Ya
describiremos los valores para cada tipo; no obstante, son fundamentales varias salvedades:

a) al conocerlas, la mayoría de los participantes piensan algo como “yo no seré


capaz de soportar eso”. Y ciertamente, a veces no se soporta. Pero no se
trata que no resista el cuerpo: lo que no resiste es la mente.

Cuento mi propia experiencia. La primera vez que hice un temascal (en México),
soporté…. Cinco minutos. Pasado ese lapso, salí rápidamente pensando algo como
(disculpen mis amigos mexicanos) “estos tipos están todos locos”. El temazcalero que me

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estaba introduciendo en la técnica me preguntó que me había sucedido. Y mi obvia
respuesta fue: “No se aguanta el calor, ni la falta de aire”. Con una sonrisa, me señaló
que cualquiera de ellos toleraba, sin problemas, esa temperatura. Mi respuesta, obvia “pero
ustedes están acostumbrados” recibiò una réplica también obvia: “nuestra resistencia
dérmica es la misma. ¿Por qué no te preguntas si lo que no resiste es tu mente?.
Vuelve y, cuando quieras correr, enfócate en qué ocupa tu mente”.
No perdía nada con hacerlo, y lo hice. Pasados unos minutos, otra vez la imperiosa
necesidad de salir corriendo. Pero seguì el consejo, y me di cuenta que hacía unos minutos,
o segundos (quién puede saberlo) que estaba pensando en algo personal: en mis hijos, allá
en Argentina, y la carga culposa que me generaba hacer ese viaje y no verlos por casi un
mes. Eso me producía cierta angustia y la necesidad de “correr” hacia ellos. Es decir, irme
de donde estaba. Ahí advertí que la situación era como una representación sensorial de lo
que me dolía emocionalmente, y me hundí en estas reflexiones hasta agotarlas y, tranquilo,
volví a salir. Habían pasado cincuenta minutos. Y estaba muy cómodo.
Fue el comienzo de un aprendizaje para nada pasivo, cargado de mi propia
experimentación, amplificación y cuestionamiento, un aprendizaje que, fiel a mi estilo, debí
complementar con buceos historiográficos, recorridas arqueológicas, entrevistas,
seguimiento clínico de asistentes a temascales, etc. De allí algunas conclusiones que nutren
este manual y que también presento al final del mismo como sucintas investigaciones de
todos modos ya publicadas en otros medios. Una indagación que me permitiò responder
una pregunta fundamental, que me hicieron allá en México a poco de comenzar mi
aprendizaje (para quienes quieran saber dónde comenzó tal aprendizaje, les comento que
fue en el kalpulli “Koakalko”, bajo la directiva de “Tlakaélel” (Francisco Jiménez) el Abuelo
que me formó no sólo en Temazcal sino en la Toltecayotl (Toltequidad), distinguiéndome
en su oportunidad como representante en Argentina de su kalpulli, y Marco Hernández,
Tekutli de kalpulli. Hubo también otros hermanos de camino en cuyos temascales fui
nutriéndome de conocimientos y en algunos casos, aprendiendo lo que NO se debe hacer).

Efectivamente, el Temazcal no debe “soportarse”. Quien se diga a sí mismo algo


como “tengo que resistir, tengo que aguantar…” está inevitablemente condenado al
fracaso. En ese temascal (o en el siguiente, qué más da) saldrá corriendo. Al Temazcal hay
que entregarse, dejarse llevar por él. La energía del Temazacal es “inteligente” porque es la
manifestación de Tonantzintlalli, nuestra Pachamama, la Madre Tierra, y si bien es cierto
(para nosotros) que nunca estaremos más seguros que en el regazo de mamá, y que el
Temazcal sabrá exactamente qué debe dar a cada uno de nosotros, en términos de una
lectura quizás más positivista se comprenderá que el “no resistir” un Temazcal tiene
siempre que ver con lo psíquico antes que con lo físico.

¿Y porqué?. Porque el Temazcal pone en evidencia, haciéndonos enfrentar, a


nuestros propios miedos. Saca a la penumbra del “inipi” (el lugar de práctica) nuestra
Sombra, la bomba de tiempo psíquica que duerme agazapada en nuestro interior. Así, el
“calor insoportable”, la “falta de aire” no son reales en términos físicos (piénsese
simplemente que si realmente faltara el aire, le faltaría a todos los presentes, no a uno en
particular…) sino la somatizaciòn de angustias y traumas, de ansiedades y resistencias, de
mecanismos de autosabotaje de nuestra propia Sombra, que lo hace para que, precisamente,
“salgamos corriendo” y evitemos enfrentar y superar aquellas resistencias que le dan a la
misma su razón de ser y existir.

Consecuente con esto, hay algo que resulta difícil de aceptar por los principiantes
aunque, finalmente, terminan rindiéndose a la evidencia: el Temazcal es inteligente, y
sabe lo que cada uno/a necesita. Quizás seríamos más precisos si dijéramos que, siendo

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el ámbito de manifestación de Tonantzintlalli (o Pachamama, la Madre Tierra) la energía
que allí se manifiesta es inteligente: a nadie dará más de lo que pueda soportar. Es entonces
la Voluntad y la Decisiòn de cada uno, de cada una (de lo que habrá que hacerse cargo) lo
que determinará si se llega hasta el final o no. Si se sufre o se disfruta.

Constancia de designaciòn de representación del kalpulli Koakalko para Argentina

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Gustavo Fernández juntop al Abuelo Tlakaélel y el jefe Marco Mazatl Hernández

b) Precisamente, aquí radica una de las claves de este Proceso (lo ponemos
con mayúscula, pues tiene mucho de alquímico, como se verá): si el
practicante trata de “soportar”, de “aguantar”, tarde o temprano
claudicará: el Temazcal le enseñará por la vía más directa, la experiencia
propia, que hasta el hierro más resistente tiene un punto de rotura. Al
Temazcal hay que entregarse; coloquialmente, suelo explicar que la mejor
manera de llevarlo es dejarse llevar y que “sea lo que tenga que ser”: es
allí cuando en un punto algo nos hace “click” y uno se descubre
perfectamente adaptado a la experiencia. Resumiendo: si oponen
resistencia, se sufre. Si se entregan, se disfruta.
c) También será inevitable comprobar que mientras algunas personas
generarán una especie de sana “adicciòn” a los temascales, otras no
desearán repetir jamás la experiencia. Esto es así y no sirve atemperar las
condiciones para hacerlo más agradable, porque se desnaturalizaría su
razón de ser. Simplemente, se trata que la experiencia “resuena” con
algunos y con otros, no. Y como dijimos, de nada sirve morigerar las
condiciones porque aquello que esperamos del Temazcal (desde la

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respuesta física hasta muy especialmente el trabajo psicológico y la
vivencia espiritual) requiere de esas condiciones y no de otras. Para
ser aún más crudo con la explicación: si se hace un temascal “suave”
(nosotros lo llamaríamos “frío”) es simplemente un Spa. Tocar algunos
instrumentos autóctonos, recitar las meditaciones y las oraciones, nada
hacen si no se acompaña del marco de exigencia de la experiencia. El
Temazcal no es una “caricia al alma”, un espacio para que nos “mimen” y
autogratificarse. Para ello, un poco de música celta, un cuenco, un
sahumerio. El Temazcal es una experiencia iniciática. Y la
Iniciaciòn no puede, no debe, ser fácil ni cómoda porque si lo
fuera, cualquiera se iniciaría y por definición de Perogrullo la
Iniciaciòn perdería así su razón de ser.
d) En consecuencia, ¿se debe obligar al participante a permanecer aún a
disgusto dentro del inipi durante la experiencia?. En el Temazcal
Terapéutico, en teoría se puede salir y volver a ingresar las veces que se
desee. En la práctica, como un ir y venir de gente –hipotéticamente-
desconcentraría y molestaría a quienes sostienen prolijamente su
meditaciòn, se permite salir y volver a entrar una sola vez. Si se sale de
nuevo, ya no se permite regresar. Pero además, en el Temazcal
Terapéutico hacemos dos “puertas”. Llámase “puerta” a cada entrada de
tanda de piedras o “abuelitas” (cuyo número describiremos luego). Y en
el paréntesis, optativamente se sale a descansar fuera (o no). En el
Temazcal Guerrero, como en el Místico, se puede salir, pero no ya volver
a entrar. Y el paréntesis entre “puertas” (cuatro en el Guerrero, ocho en
el Místico) se descansa solamente en el interior (en el Guerrero a puerta
abierta, en el Místico a puerta cerrada).
e) El practicante asustado, temeroso, débil de espíritu, quizás pida salir más
o menos inmediatamente, más o menos compulsivamente. Y si bien tiene
derecho a hacerlo, debe hacérsele resistir siempre un poco más.
Demorándolo con unas palabras una canciòn, una breve meditaciòn. Y
sobre todo, no permitir –puede ocurrir- la reacciòn compulsiva de salir
pese a cualquier costo, lo que es directamente proporcional al grado de
autoridad (no de autoritarismo) que el Guía haya sabido mostrar en la
ocasiòn.
f) Finalmente, la determinación de la humedad ambiental y temperatura
(ambos absolutamente relacionados, pues precisamente se eleva la
temperatura del interior del inipi aumentando la humificación ambiental,
con lo cual la “sensación térmica” es la que aumenta en términos
absolutos) depende de la experiencia y observación del Guía;
efectivamente, debe adaptarla a la cantidad de asistentes, estado anímico y
físico de los mismos, expectativas, ansiedad en los presentes, etc. Siempre
–siempre- debe llevarse la voluntad del participante un poco más allá de
lo que él o ella mismos creían que podían resistir pero, claro, sin que
significa hacerle pasar una ordalía sádica. ¿Cómo saber que se está en el
punto justo?. Mi técnica sugerida: llevarlos a las primeras quejas fuertes, a
los primeros gritos, a la primera vez que griten “¡Me quemo!” y allí –salvo
que estemos en un Guerrero o Místico, claro- permitir que la homeostasis
se produzca naturalmente, sin volver a “aventar” el vapor. Porque no se
tratará de echar infusión indiscriminadamente sobre las piedras; si bien
ciertamente esto elevará la temperatura, caerá igual de rápidamente. El
calor constante se obtiene venteando, es decir, agitando en forma

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violentamente circular el vapor con algún ramaje como el que se
aconsejará o, simplemente, una toalla.

Aclarados estos puntos, pasemos a la descripción de los tipos de temazcal:

Terapéutico: Duraciòn completa de la experiencia: dos horas aproximadamente, con un


paréntesis de diez minutos. Dos “puertas”. Temperatura real objetiva: aproximadamente
60º. Sensaciòn Térmica: 75/80º. Cantidad de piedras empleadas (aprox.): 13 la primera
“puerta”, otras 16 o 17 la segunda. Objetivo: actuar terapéuticamente en lo físico, poner de
manifiesto y trabajar los miedos en lo emocional.

Canciones: a elecciòn, las que se detallarán luego.

Objeto de meditaciòn: pueden ser tres:

1) por Etapas de Vida: el Guía llevará a los practicantes a enfocar su mente en etapas
de sus propias vidas, de 13 en 13 años. Desde el nacimiento a los 13, de los 13 a los
26, de los 26 a los 39, de los 39 a los 52. Allí finalizará la primera “puerta”, y luego
recomenzará: de 52 a 65, de 65 a 78, de 78 a 91, de 91 a 104. Así se completarán
dos ciclos de 52 años, número sagrado en la Toltecayotl.
2) De “Cuecueyos”. Los “cuecueyos” son los centros energéticos del cuerpo humano
según la Toltequidad.
3) De Reflexiòn: en este conviene que los asistentes ya se conozcan previamente entre
sí y que para ninguno sea su primer temascal –esta última condiciòn es modificable-
Simplemente cada uno se enfocará en su trabajo interior, o se tratarán cuestiones
que competan al grupo como un todo (bajo el precepto de “lo que se dice en el
temascal queda en el temascal”). Muy recomendable para grupos familiares. El Guía
reflexionará y hará su aporte constructivo sobre cada situación planteada.

Guerrero: Duraciòn de la experiencia: dos horas. Los paréntesis de descanso se cumplirán


en el interior del inipi. Cuatro “puertas”, entrando exactamente 13 piedras en cada una.
Temperatura real objetiva: 70º. Sensaciòn Térmica: 85/90º. Objetivo: alimentar las
“semillas cósmicas” (ya las veremos) y desarrollar el Guerrero Interior.

Canciones: a elecciòn.

Objeto de meditaciòn: en cada puerta se trabajará sobre cada “rumbo” asociándolo a


determinadas naturalezas de nuestro ser, a saber:

a) Este – Quetzalcoatl. La Inteligencia, el raciocinio.


b) Oeste – Tezcatlipoca – El inconsciente, la Intuiciòn
c) Sur – Huitzilopochtli – la Voluntad
d) Norte – Xipec Totec – la Acciòn Creativa

Místico: Duraciòn de la experiencia: cuatro a cinco horas. Los paréntesis de descanso se


cumplirán en el interior. Ocho “puertas”, entrando exactamente 13 piedras en cada una
(aquí debe cuidarse el tamaño de las mismas, ya que el exceso de temperatura, dadas estas
condiciones, implica riesgo para la vida). Temperatura real objetiva: 90º. Sensaciòn
Térmica: 100º. Objetivo: activar las capacidades “chamánicas” del practicante. Puede
emplearse enteógenos, pero si bien su uso es frecuente (nosotros mismos hemos realizado
en México temascales místicos con la ayuda del ¡peyote”) la Toltequidad enseña,

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irónicamente, que cualquiera supera un Temazcal Místico con alucinógenos: el mérito es
hacerlo sólo a fuerza de Voluntad.
¿Quiénes pueden hacer estos temascales?. Cualquiera puede hacer un terapéutico
(“cualquiera” excluye a pacientes cardiológicos agudos y graves o marcapasos. Con “stent”
se sugiere exposiciones repetidas breves, de diez minutos. Personas con enfermedades
dérmicas infectocontagiosas (el calor y la humedad provocaría el contagio. Asimismo
ocurre quienes tengan otro tipo de cuadro virósico, por ejemplo, gripe: por un lado, el
temascal le ayudará y posiblemente curará, en tanto y en cuanto expulsará, por la piel o la
mucosa, casi toda la carga viral. Pero esa misma humedad ambiental puede transformarse
en un adecuado “caldo de cultivo” para los demás. Excepto, claro, que se haga el temascal
en forma individual). Embarazadas con menos de tres meses de gestaciòn (provocaría el
aborto espontàneo. De hecho, en Norteamérica algunas comunidades practican el aborto,
para escapar de las sanciones legales, mediante “temascales” muy fuertes. Adviértase que en
las fases finales del embarazo el temascal no solo no es desaconsejable, sino por el
contrario muy conveniente. Ayuda tanto a la dilatación vaginal y la lasitud muscular de las
zonas bajas de la mujer que es frecuente que las parturientas acudan al temascal horas antes
de dar a luz). Y enfermos esquizofrénicos.). El Guerrero debe hacerlo quien desee pero
teniendo, mínimamente, un Terapéutico hecho. Y en cuanto al Mistico, debe ser el Guía, o
Tekutli de kalpulli, quien decida unilateralmente quién es a su criterio (y bajo su
responsabilidad) la persona que esté preparada para hacerlo.

También debemos considerar estos tipos:

Lunar: Con la misma naturaleza de cualquier Terapéutico, se lleva a cabo durante la Luna
Llena. Su característica distintiva es que sólo participan mujeres (honrándose y
celebrándose su energía) y, de hecho, debe ser dirigido por mujeres. Los hombres sólo
pueden colaborar y acompañar desde el exterior.

Solar: Sólo participan hombres, y se lleva a cabo al mediodía, con el Sol en el cenit. Su
segunda característica distintiva es que es de cuatro puertas pero es un temascal “seco”;
esto es, tres puertas con ingreso de “abuelitas” sin echar líquido sobre las mismas y, en la
última puerta, todo el líquido que se hubiere vertido normalmente, se emplea ahí.

Personalizado: Como su nombre lo indica, se brinda a una persona, como máximo dos,
en concreto y por situaciones especiales. Generalmente su razón de ser es servir de marco
para la exteriorización chamánica del guía y el abordaje de la problemática concreta de
quien lo solicita.

EL INIPI
El Inipi, donde se lleva a cabo la práctica del Temazcal, representa el vientre de la
Madre Tierra. El ámbito donde se manifestará la energía de Tonantzin. Esa es la razón por
la que comúnmente su forma es hemisférica, presentando un hoyo central, llamado
“ombligo”, donde se depositan las piedras, llamadas “abuelitas”. Se les llama así porque,
según la tradición ancestral, “es lo más antiguo sobre la Tierra” (lo cual sugiere que los
ancestros tenían claras nociones de Geología). La “puerta” –orificio cubierto por una
manta a través del cual se entra y sale, simboliza la vagina femenina.
No obstante, existen muchos temascales de forma cúbica, donde cada lado
representa uno de los rumbos cardinales.

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Como ya dijéramos, la línea lakota trabaja calentando las abuelitas por fuera e
introduciéndolas sucesivamente. Es común, especialmente en México, encontrar inipis de
material que cuentan con un horno exterior –separado del interior del inipi por una barda
de piedras volcánicas o similar- donde, previamente, se quema leña durante un par de
horas. Ese horno tiene una salida o chimenea en su parte media, de modo que el humo
busque salir por ahí y no pase al interior del inipi (porque, comúnmente, esa barda no es
sellada con cemento, sino se trata simplemente de piedras trabadas entre sí- . Luego se
apaga el resto de fuego, se limpia la ceniza y el calor, transferido a la construcciòn, puede
durar hasta 24 horas. Cuando se desea elevar la temperatura interior, simplemente se arroja
líquido sobre las paredes y especialmente aquella que estuvo directamente frente al fuego.
En este tipo de estructura se toma cierta distancia de la línea tradicional –aunque los pasos
ceremoniales se cumplen igualmente- y se gana el espacio de toda el área central
Otra alternativa es que el horno “entre” dentro del inipi, como un cubo o
construcciòn con forma paralepípeda sellado a cal y canto, pero abierto hacia fuera de la
construcciòn. Se optimiza el calor generado por la combustión de leña en su interior –que,
como se comprenderá, puede realizarse aún durante la ceremonia en su interior-
reemplazando la parte superior, de material, por una plancha de hierro sobre la cual se
colocan las piedras a las que se transferirá el calor.

Comienzo de la preparación de un inipi “provisorio”.

Llamado así porque su durabilidad suele ser breve (unos pocos usos hasta que el
deterioro natural de los elementos de la naturaleza obligue a reponerlo), suele
recomendarse para quien desea comenzar a realizar sus primeras experiencias, reunir a sus
primeros acompañantes. Seleccionado el lugar, en primer lugar se realiza el “ombligo” en la
tierra. Un hoyo de unos ochenta centímetros de diámetro y cuarenta de profundidad, cuyo
fondo conviene afirmar, para minimizar la dispersión de calor, con piedritas pequeñas.
Luego, se realiza concretamente el acto de “siembra del temascal”: se coloca en su interior
un recipiente con copal (resina del árbol homónimo; en los temascales cotidianos puede ser
reemplazado por maderas o hierbas aromáticas autóctonas peor para la “siembra”, como
una forma de continuar el linaje mexika, debe emplearse concretamente el mismo)
encendido, mientras el guía (la siembra supuestamente debe ser hecha por un “Tekutli”,
“Temachtiani” o “Tlakaélel” de kalpulli) hace sonar su “atekokoli” (caracola) hacia los
cuatro rumbos, en el sentido Este – Oeste – Sur – Norte, haciéndole sonar cuatro veces en
cada direcciòn. Luego se camina, en el sentido de las agujas del reloj con el sahumador o
“popoxcomi”, cuatro vueltas, recitando muna oraciòn. Existe un amplísimo criterio,
nosotros ocupamos ésta:

In icotonca omeyocan
In canin ahmo oncah tlamanti
Yezeh in iteczinco hueli quizelilliz nemohuaz

“Soy la fracción de dualidad espacio – tiempo


Donde no hay cosa, no hay nada,
Pero en su interior cabe cualquier cosa, el Todo”

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In icotonca omeyocan
In ipampa mochi miqui
Mochi caqui
Inc oczepac yelohuaz
Inc oczepac nemohuaz

“Soy la fracción de dualidad espacio – tiempo


Por la cual todo muerte,
Todo abandona,
Para otra vez existir,
Para otra vez vivir”

Hecho lo cual, se procede a clavar en tierra ocho cañas delimitando un octógono lo


más regular posible. Véase que las mismas no deben estar demasiado secas ni demasiado
verdes, para que tengan elasticidad sin quebrarse y, sin duda, el bambú verde es la mejor de
todas.

Se unen en el medio, directamente en la vertical del centro del “ombligo” y se


atraviesan otras cañas formando tres “anillos” horizontales, para darle rigidez y fortaleza.
Recuérdese, en el lateral que mira al Este, cortar el segmento inferior del anillo más
próximo al suelo: así quedará delimitada la “puerta”, que conviene reforzar con otros tres
tramos de caña.

Luego, se procurará el “vestido”, es decir, aquello que lo cubra para hermetizarlo.


Lo más práctico es emplear el vinílico negro conocido como “Agropol” –que es de uso
frecuente

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en viveros- y sobre él, una o, mejor aún, dos cubiertas de telas. Esto es imprescindible
porque, por bien cerrado que esté la primera cubierta, especialmente en tiempos invernales
el frío exterior hará condensar demasiado rápidamente el vapor dentro del mismo,
precipitándolo, con lo cual sólo se obtendrán “picos” de temperatura pero no un calor
sostenido. Al tener dos, o aún mejor, tres capas, se forman capas de aire entre cubierta y
cubierta, lo que actúa como aislante ante la pérdida de calor (es por la misma razón que,
ante el frío, abrigan más dos camisetas antes que una aunque sea el doble de gruesa).

Observaciòn importante antes de continuar: Se me ha presentado la objeción que


emplear cubierta de plástico no es “natural” y no “vibra” acorde con la Madre Tierra. Otra
vez, “cada maestrito con su librito”, y podría remitirme al criterio de autoridad de tantos
maestros en la tierra original del temascal que sí lo emplean. Pero prefiero señalar esto: con
ese mismo criterio, no debería ser de material (por los componentes de varillas metálicas,
aglutinantes calizos artificiales, etc.) ni de mantas su cubierta (salvo que fueran cueros de
animales, y sólo curtidos a la sal), ni lonas, ni… Se trata de rescatar las estrategias
ancestrales pero ni somos nuestros ancestros ni vivimos en su tiempo. Como dije al
principio de este Manual: aunque nos vistamos de indígenas, no lo somos. Empleamos
automóviles, celulares, computadoras, de modo que “recrear” de manera supuestamente
puntillosa la “escena ancestral” no asegura nada por sí misma. Lo que cuenta es el
espíritu. El hábito no hace al monje. Y el plástico no deja de hacer al temascal.

Conviene cubrir el suelo dentro del inipi con algún tipo de hierba u hojas de árbol
considerado medicinal, y lo más útil es el que llaman en México “Pirul”, en Argentina
“aguaribay” y en Uruguay “anacahuita”. Es interesante observar que mientras en el antiguo
Anahuac se la consideraba una “planta de poder” con efectos mágicos y medicinales, en
estos lares es casi considerada una plaga. Sus hojas y pequeños frutos, de olor fragante,

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sirven tanto para cubrir el piso de un inipi provisorio, preparar el “té de las abuelitas”,
sahumar, “ramear” al practicante antes de ingresar al temascal, etc.

En el caso que se desee preparar un inipi permanente, sugerimos el modelo del que
empleamos en “Casa del Cóndor”. Tiene una sólida base elevada unos cincuenta
centímetros sobre el suelo (en realidad, un muro circular relleno de tierra compactada y
cubierta por una “carpeta” de material). Esa elevación permite a las personas ancianas o a
quienes tienen problemas de movilidad ingresar sin tener que postrarse esforzadamente
hasta el suelo.

Nuestro “inipi” en “Casa del Cóndor”

La hemisfera está delimitada por una concavidad de hierros llamados “del 8” –por
su grosor) y que en su punto de uniòn presentan una especie de pequeña “jaula” donde se
coloca una piedra, cuarzo, cristal, etc., que necesariamente debe ser proveniente de un lugar
considerado “de poder” (en este caso, hemos empleado un cuarzo en bruto traído del cerro
Uritorco, en Capilla del Monte, Córdoba), aunque esto no es indispensable. Como
“vestido” empleamos por las razones indicadas tres capas: la primera de “agropol”, la
segunda una gruesa lona de camión y la tercera, casi decorativa, de vivos colores. Nótese
que le hemos construido un pequeño muro perimetral de manera que los asistentes puedan
reclinarse cómodamente en su interior.

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Vista desde el interior del inipi

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Inipi de barro cocido, con esqueleto de cañas

Inipi de material

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Inipi de horno adosado

El Abuelo Fuego (Huehueteotl)


El fuego es preparado por el “Águila de Fuego”, apodo del o los encargados de
hacerlo. Puede hacerse directamente sobre el suelo o sobre una superficie ad hoc. En su
preparación, debe considerarse el uso de madera blanda y madera dura, y el secreto de un
calor intenso y parejo en las “abuelitas” está en la preparación de la “cama”, llamándose así
a las capas de leña que encenderemos. Ténganse en cuenta dos factores importantísimos:
- El Fuego que calienta al rojo lo hace de abajo hacia arriba. Es decir, un leño
combustionando calentará la piedra que esté arriba del mismo; no la que esté
debajo.
- Lo que lleva a la temperatura deseada –idealmente, que parte de la piedra se ponga
al rojo- es la brasa, no la llama.

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Fuego hecho en una plataforma tipo “barbacoa”, “parrilla”, “churrasquera”, “asador”

El criterio no es complicado. Se hace un marco de leños duros, que se cubre de


leños blandos formando una plataforma. Es importantísimo que los leños estén paralelos y
bien en contacto entre sí, de modo que el fuego corra rápido y parejo. De lo contrario, se
corre el riesgo que los leños enciendan irregularmente y el calor se transmita de la misma
manera. Debajo de esa primera plataforma irá la “yesca”, esto es, papel, cartón, paja,
ramitas delgadas, es decir, lo que permita inicializar el fuego. No debe emplearse acelerantes
(nafta, alcohol, querosene, etc) salvo, quizás, si se trata de encender bajo la lluvia, y aún así
deben agotarse todas las instancias.
Sobre la primer plataforma va la primera camada de “abuelitas”, bien trabadas entre
sí. Dos nuevos leños gruesos harán de soporte para una segunda plataforma de leños
blandos y, sobre éstos y en forma piramidal, se apilarán todas las demás abuelitas.
Finalmente, conviene cubrir tres de los laterales e leños apoyados verticalmente. En el
Terapéutico, se enciende el Fuego y, una vez que las llamas toman fuerza por sí mismas, se
toma un trozo de copal, señalándose las seis direcciones (las cuatro cardinales, al cielo,
pronunciando “Teotl” y a la Tierra, “Tonantzin”) y se arroja a aquél. Cuando se prepara el
Fuego de un Guerrero, en primer lugar deben consagrarse seis leños (mencionando los
cuatro rumbos, arriba y abajo) y comienzan a colocarse las “abuelitas”, atendiendo que los
participantes del guerrero tienen que haber seleccionado, cada uno, una roca que entregarán
al Águila de Fuego, el que luego completará con las necesarias el número cincuenta y dos.
Es importante tener en cuenta que, cuando las piedras ya estén con la temperatura como
para comenzar, el Águila de Fuego se situará alrededor del inipi, en direcciòn a los cuatro
rumbos con su atekokoli, haciéndolo sonar una vez en cada lugar (señal que el Temazcal
Guerrero está próximo a comenzar).

Muy importante: este Fuego no debe ser empleado para quemar residuos, calentar
alimentos u otro uso mundano; excepto retirar brasas o rescoldos para el
“popoxcomi” (sahumador) ya sea para sahumar el inipi o a los asistentes.

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El autor, como Águila de Fuego, en las Danzas del Sol 2010 en Teotihuacán, México

Sahumado del inipi

Antes de comenzar el Temazcal, una de las Cihuacoatl debe ingresar sola al mismo
y sahumar su interior, dando cuatro vueltas al ombligo y deteniéndose en cada rumbo
pronunciando el nombre del mismo.
Para todos los participantes: tanto al ingresar como al retirarse, se debe tocar con la
frente el suelo, arrodillándose, y pronunciar la palabra “Ometeotl”.

¿Es necesario integrar un kalpulli para guiar un


Temazcal?
No. El ejemplo más acabado está en sus mismas tierras originales, donde muchos
temazcaleros por elecciòn se han retirado de alguno, quizás por estar su interés
exclusivamente centrado en el trabajo con Temazcal y no con la Toltequidad como un
Todo. Es una elecciòn absolutamente libre y personal.
En caso de tratarse de uno, el asistente por primera vez deberá reconocer estos
roles:
Tekutli (“Jefe”). Cihuacoatl “Mujer serpiente”, secunda y asiste al Tekutli y coordina al
resto del grupo. Si el Tekutli es un varón, la Cihuacoatl será una mujer. Pero si es mujer la
Tekutli, será Cihuacoatl un varón, que, sin embargo, seguirá siendo llamado así. Se trata de
representar simbólicamente la “dualidad ometeoica”, ya que “Ometeotl”, “Dios en
acciòn” es la Polaridad Complementaria de los Opuestos, y el kalpulli representará
macrocósmicamente esa dualidad macrocósmica.

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Águila de Fuego (o “Cuauthlitetl”): encargado del Abuelo Fuego
Palehui: “Hermano Mayor”, integrantes de trayectoria y continuidad, deben haber
cumplido algún Temazcal Guerrero
Mazahual: “Hermano Menor”: recién llegado, o quien concurre esporádicamente y que no
ha asistido a un Guerrero
Tlapiani (“Guardián”): responsable del lugar, provee leña, mantiene las “abuelitas”, se
encarga de la logística.

El “té de las abuelitas”


Llamamos “té de las abuelitas” a la infusión preparada ex profeso para arrojar sobre
las piedras (“abuelitas”) durante la práctica. Si bien puede emplearse solamente agua (en
cuyo caso debe estar a temperatura ambiente o levemente tibia, ya que de estar muy fría
potencia la probabilidad de fractura de las rocas –cosa que, inevitablemente, sucederá en
mayor o menor grado, por lo que cuide de contar con una reserva de rocas superior al uso
específico del momento) por razones de ”poder” y, obviamente, medicinales, es mucho
más conveniente emplear estas infusiones. Recuérdese que el proceso terapéutico del
Temazcal tiene también causas bien físicas y fisiológicas (además de las espirituales): la
extrema sudoripaciòn elimina toxinas, el arrojar líquido sobre las abuelitas, especialmente
aquellas que están “vivas” (al rojo) vaporiza instantáneamente una amplia diversidad de
metales y minerales de las mismas que son absorbidas por la respiración y el mismo vapor
lleva los elementos esenciales de las hierbas empleadas por el mismo conducto –el vapor- a
nuestros pulmones además de penetrar osmóticamente por nuestra piel.

¿Puedo emplear en su defecto aceites esenciales?. Sí, pero sólo si está usted
seguro/a de lo natural del proceso de elaboración, sin químicos, colorantes,
estabilizadores, preservantes, etc.

Entonces,. Se emplearán hierbas tales como carqueja (suaviza eventuales dolores de


cabeza por la diferencia de presiòn entre el interior y el exterior del inipi), lavanda, “Pirul”
(lo mejor, los pequeños frutos), menta, eucaliptos, tilo (para relajar y tranquilizar a los
novatos), cítricos, etc. Sugerimos preparar una olla completa, colar en un balde y completar
con agua. Ese balde y otro simplemente de agua servirán para la mitad de un temascal
terapéutico. Volver a llenar la olla donde quedara el residuo de hierbas y repetir.

Meditación por Edades de la Vida


A continuación enseñaré una técnica de trabajo interior sumamente efectiva y
apreciada por los maestros. Su origen es Maya, y si bien está pensada para realizarse de
manera guiada en los temascales, he observado que sus efectos son también perceptibles
cuando se realiza en solitario frente a nuestro altar chamánico.
Una digresión respecto a éste: como dije, nuestro altar chamánico será un simple
rincón, una mesita o esquina de habitación donde reuniremos algunos de los objetos
descritos en la lección anterior. Debe entenderse que por motivos fáciles de comprender,
estos elementos NO estarán necesariamente circunscriptos a una misma etnia: pueden
ustedes disponer allí objetos indígenas de distinta procedencia. Y cuando digo “indígena”,
debe interpretarse como “aborigen”. Todos los pueblos tienen sus aborígenes, sus
autoctonías ancestrales y dado el espíritu de cosmovisión universalista propio del
Chamanisno, no hay contradicción que en este altar haya, por ejemplo, un elemento incaico

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junto a uno celtíbero, siempre y cuando este último responda a la más arcaica tradición
local.

El objetivo de esta meditación se comprenderá mejor si primero ilustro una lectura


propia de la Tradición ancestral. Para ésta, el Tiempo no es lineal; es circular. Es decir, en la
perspectiva occidental y judeocristiana estamos culturalizados a ver al Tiempo como un
segmento. Nuestra vida comienza en un punto y finaliza en otro. Hoy estamos –según esta
aproximación- parados aquí, en un punto “X”. Y sólo podemos recordar algunos puntos
inmediatamente anteriores de esta recta –los más alejados “hacia atrás” se diluyen en el
recuerdo- y quizás el inmediato siguiente.
Pues en la perspectiva chamánica, el Tiempo es un círculo. Estamos aquí, en este
punto “X”, pero por ser el segmento de nuestra vida un círculo que vuelve al comienzo (la
serpientes Uroboros, aquella que se muerde la cola), desde este “aquí” puedo observar
cualesquiera de los otros puntos de ese círculo.
La segunda observación es que desde la perspectiva chamánica la Vida, la propia
Vida, es una entelequia que sólo espera la “materia” que la llene. Esos son nuestros
pensamientos y nuestras acciones. Poniéndolo blanco contra negro, esto significa que
vivimos dos Vidas; la que vamos haciendo, y la que en potencia aguarda por nosotros. Y
de ésta tenemos mucho que aprender. A las “señales” que son semillas latentes de
oportunidades y que esta vida circular tiene para transmitirnos, es hacia dónde
orientaremos nuestra meditación.

En la toltequidad se considera que la naturaleza humana está hecha para vivir, plena
y dignamente, esa edad (dos ciclos cósmicos de 52 años). Si no lo hacemos, simplemente es
porque hemos equivocado el camino. Recuerden a los ancianos sabios ancestrales: no eran
el desecho del sistema productivo como son hoy en día, sino las cabezas pensantes de la
sociedad; a ellos se supeditaban las decisiones en lo civil, lo religioso, lo jurídico, lo militar.
El concepto de anciano como ser perimido es otra de las taras de la sociedad consumista
actual y, en ese sentido, apenas un rezago de la vida. En el concepto indigenista, era el
momento del Conocimiento.

Así que, como dije, iremos “flotando” del nacimiento –o mejor, desde aquella
época de nuestra vida en que recordemos imágenes, voces, palabras, más remotas: cuatro,
tres años de edad- hasta los 13. Luego de los 13 a los 26, 26 a 39, 39 a 52 y así
sucesivamente. No debemos “elegir” pensar nada en particular, simplemente contemplar el
telón oscuro de nuestros párpados cerrados, la forma más simple de meditar. Vendrán a
nuestra mente rostros, momentos, palabras, vivencias. Déjenlas vagar, no las sujeten.
Luego, alguna de ellas se destacará más nítidamente que las demás, persistiendo en nuestra
mente. Puede ser real o “imaginaria”: no importa. Es su asociación simbólica con ese
período de nuestra vida lo que nos importa. Esto lo repetiremos en cada etapa.
Pero volvamos al ejemplo anterior para explicar su significado. Cuando una imagen,
un rostro, un momento se detiene y destaca, significa que esa misma tiene un mensaje para
ésta etapa de nuestra vida. Y cuando digo aquí “etapa”, quiero decir “momento”. Es un
símbolo. No fuercen su interpretación, no traten de decodificarlo, no me pregunten a mí
(bastante tengo con los propios). Con los días, dejándolo fluir, se les revelará, tendrá
respuestas o enseñanzas importantes para la cotidianeidad diaria de sus vidas. Yo
recomiendo practicar este ejercicio una vez por semana, verán que cada vez las señales
serán distintas, focalizadas en distintas etapas, porque distintos son los días de sus vidas y
éstos en constante mutaciòn y movimiento. Cuando al pasar de los días –quizás en algún
caso, de las horas- les “llegue” su significado, verán que instantáneamente cambia su actitud

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(la de ustedes) ante ese problema, ese objetivo, esa crisis o ese cruce que enfrentaban en
estos días de sus vidas.

Hágase especial hincapié en que el primer período corresponde a la Edad de Oro, el


segundo, en la adolescencia y temprana adultez a las fuerzas creativas, en la tercera, a la
necesidad de desapegarse de los apegos y en la cuarta, a la necesidad de trabajar proyectos,
sueños y asumir el compromiso con la libertad. Al regreso del descanso se trabajará en la
quinta etapa sobre la falacia de la inexistencia de “futuros deseables” en esa edad, en la
sexta sobre las diferencias entre “jubilarse” y “ser un jubilado”. La séptima tendrá que ver
con la recuperaciòn de la dimensiòn sagrada de la ancianidad y la octava, con el Buen
Morir.

SIEMPRE se comienza con la Huehuetlatolli.

De modo que, resumiendo los pasos de la celebración del Temazcal:

1) Una vez realizados todos los preparativos, ingresa el Guía. Se le entrega sus
atributos y elementos ceremoniales.
2) Ingresan los asistentes. NO OLVIDAR: se saluda al entrar y al salir, por breve que
sea, tocando con la fuente el suelo dentro del inipi y pronunciando “Ometeotl”.
3) Se introducen las abuelitas (en cantidad acorde al tipo de Temazcal que se desee
realizar)
4) Ingresa la Cihuacoatl (de haberla) y el o los Águilas de Fuego.
5) Se “marcan” cuatro abuelitas en cruz con copal.
6) Se hace la ofrenda (tabaco, yerbamate, copal, coca, para citar los empleados por
nosotros, ofrendas que se adecuarán a la disponibilidad)
7) Comienzan las presentaciones personales, desde el Guía y en el sentido de las
agujas del reloj, cediendo la palabra con el término “tiahui” (“adelante”). Se va
arrojando té de las abuelitas a medida que cada participante se nombra a sí mismo.
8) Se dice la “Huehuetlatolli” (Palabra de los Ancestros”)
9) Comienza la Ceremonia (Meditaciòn por Etapas de Vida, por “Cuecueyos”, por
Rumbos o Elementos”, de Reflexiòn, etc.)

Palabras ceremoniales de apertura del Temazcal


“Esto es Huehuetlatolli, Palabra de los Ancestros: Hay un solo dios en el Universo y su
nombre es Ipalnemouane. Ipalnemouane, que significa “Aquello por lo que existimos”.
Pero como Ipalnemouane es Increado e Inmanifestado, para manifestarse en la Naturaleza
Ipalnemouane se desdobló en una dualidad que llamamos Ometeotl. Ometeol es Dios en
Acciòn. Ometeotl es Masculino y Femenino, Frío y Calor, Luz y Oscuridad, porque todo lo
que existe existe en virtud de opuestos y complementarios. Pero como Ometeotl es una
fuerza demasiado intensa para nutrir el espíritu humano, para hacerlo Ometeotl se
desdobló en una cuadruplicidad, en cuatro semillas cósmicas que identificamos con cada
uno de los rumbos cardonales. Y así, tenemos al Este Quetzalcoatl, la Serpiente
Emplumada, que representa tu Inteligencia y tu Racionalidad; porque lo único que te
distingue del resto de la Naturaleza es tu pensar lógico. Al Oeste, Tezcatlipoca, el Espejo de
Obsidiana Humeado, que representa las fuerzas de la mente y la intuición. Porque de qué te
sirve ser inteligente si careces de intuición. Al Sur, Huitzilopochtli, el Colibrí Zurdo del Sur,
que representa la Voluntad; porque de qué te sirve ser inteligente, intuitivo, intuitiva, si
careces de Voluntad en la vida. Al Norte, Xipec Totec, la Acciòn Creativa, porque de qué

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te sirve ser inteligente, intuitivo, intuitiva, voluntarioso, voluntariosa, si no haces algo con
todo ello para cambiar tu mundo de todos los días”.
“Pero además de estas cuatro semillas cósmicas primarias, Ometeotl generó9 dos semillas
cósmicas secundarias. A una, la llamó Tonantzin; es la Fuerza de la Fecundidad, porque
hemos venido al mundo a crear, no a creer. A fecundar, a generar obras y vidas. A la otra,
la llamó Tlazolteotl, “La que come Suciedad”, y representa nuestra capacidad de resurgir
entre las cenizas, de transformar lo negativo en positivo, lo malo, en bueno, lo inferior en
algo de orden superior, de construir sobre lo destruido. Es la Fuerza de Transmutar. Estas
seis semillas cósmicas fueron sembradas por Ometeotl en el espíritu de cada homkbre, de
cada mujer, y estamos aquí, en el temascal, para regarlas, abonarlas y hacerlas germinar con
nuestro sudor”.
“Esto es Huehuetlatolli, Palabra de los Ancestros”

INSTRUCCIONES PARA EL TRATAMIENTO DE


ENFERMEDADES PSÍQUICAS Y FÍSICAS EN EL
TEMASCAL

Recomendarlo especialmente para personas con problemas articulares, artritis, artrosis,


reuma, gota, lumbago. Problemas de tipo respiratorio. Tensiones musculares. Estados
depresivos. Muy recomendado para las personas con problemas renales, porque tres horas
de temascal equivalen a cinco días de trabajo del riñón (eliminando impurezas a través de la
transpiración). Mejora la circulación, eliminando sales en exceso. Sinusitis, enfisemas y
bronquitis. Especial para personas con enfermedades auto-inmunes. Equilibra la actividad
hormonal. Quema grasas, acné e impurezas de la piel. Desintoxicante. Incrementa las
defensas contra las gripes.

Embarazadas (exclusivamente después del primer trimestre). Muy eficiente en casos de


problemas de fertilidad.

Extremar las precauciones con personas con hipertensión, problemas cardíacos


agudos.

Tratamientos:

ANEMIA
Golpear con ramita de Artemisa y tomar abudante manzanilla con miel

ARRITMIAS Y PROBLEMAS CARDÍACOS


Exponerse en períodos breves. Llevar una toalla mojada sobre la cabeza.

ARTRITIS
Hervir hojas de fresno –echándolas en el agua cuando ésta hierva- ingresar al temascal con
el puñado –bien compacto- y masajear las articulaciones con el mismo.

ASMA
Aspirar hojas de eucaliptos

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CÁNCER
Sostener una dieta fuerte de verduras verdes crudas usar aceite de uva, tomar abundante
jugo de uva y en el temascal frecuente ingresar con canela.

CELULITIS
Aceite para piel en crema neutra o aceite neutro, de:
Romero: 4 %
Almendras: 96 %
Masajear la piel siempre de arriba hacia abajo.

CLAUSTROFOBIA
Un poco de luz. Hacer una cama de pétalos de rosa u oler aceite de rosa.

COLESTEROL Y TRIGLICÉRIDOS ALTOS


Evitar cambios bruscos de temperatura al entrar y salir.

DIABETES
Entrar en sudor antes de ingresar al temascal, tomar dentro abundante té sin azúcar. Toalla
mojada sobre la cabeza.

HIPOGLUCEMIA
Períodos cortos y repetidos. Golpearse con rama de tronadora.

PROBLEMAS NERVIOSOS
Rosa.

PRESIÓN BAJA
Oler romero, tomar abundante manzanilla con miel.

Limpieza con tabaco


La limpieza con tabaco se realiza al final del Temazcal Guerrero y a los participantes del
mismo; tiene como fin ser medicina del cuerpo y de la mente para completar el proceso de
transformación que se incubó durante ese temascal. Para ello, el Guía se sienta en el
interior del inipi, sólo con el acompañamiento de su Cihuacoatl, y recibe a cada practicante
quien se tiende frente a él, idealmente boca abajo. Se echa agua sobre las abuelitas aún
calientes y se procede en este sentido: se frota el cuerpo con el ramaje de Purulh o su
sucedáneo, de la cabeza a los pies, con dos fuertes golpes en las plantas de los pies. Se pasa
la sonaja de arriba abajo y arriba, haciendo sendas cruces a la altura de los pies y la espalda.
Se toma un cigarro –previamente encendido- y se echan bocanadas de humo sobre el
cuerpo, el forma de cruz sobre la nuca y sobre los pies. Se toma la “medicina”, un trozo de
tela roja dentro del cuals e ha cosido un trozo de copal y un buen puñado de tabaco, y se
frota el cuerpo, comenzando en la cabeza hasta las plantas de los pies, y realizando tres
cruces sobre la coronilla, base de la columna vertebral, huecos poplíteos y plantas de pies y
a partir de allí se continúa con el proceso a la inversa, es decir: tabaco, sonaja y ramaje.

Limpieza con fuego

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En el concepto de la Toltecayotl, las así (mal) llamadas “brujerías” existen. No será ésta la
oportunidad de debatir y fundamentar esta certeza, sino, simplemente, indicar el
procedimiento de “limpia” a seguir.
Para ello, se realizará con alcohol tres círculos alrededor del practicante, círculo que debe
ser hecho en sentido contrario a las agujas del reloj y desplazándonos dando en todo
momento la espalda al p0racticante. Cuidar de “cerrar” bien el círculo, pues si queda un
segmento si echar alcohol no cerrará el círculo de fuego (que es imprescindible a los efectos
d ela técnica). Simplemente salimos del círculo y, desde fuera, repitiendo las palabras “In
mexicayotl ix nemohuaz” damos lumbre al alcohol, dejando que se forme el círculo de fuego y
arda hasta consumirse, oportunidad en que realizamos los dos siguientes. EXTREMAR
LA PRECAUCIÓN DE ASEGURARSE QUE SE HA EXTINGUIDO
COMPLETAMENTE ANTES DE ENCENDER NUEVAMENTE. Si la persona
es víctima de lo que técnicamente en Parapsicología se llama “ataque psíquico”
esto se evidenciará en feroces remolinos de fuego que se levantarán en algunos de
los círculos. Y la técnica será repetida (no el mismo día, tampoco con intervalos de más
de un mes) hasta que dichos remolinos cesen de manifestarse.

Limpieza espiritual tolteca

Pasaremos ahora a explicar en detalle la ceremonia de limpieza espiritual. Fíjense


que a diferencia de los típicos recursos terapéuticos de las Terapias Alternativas –muchas
de las cuales también ejecutan sus propias limpiezas espirituales- a ésta en particular no
hesitamos en calificarla como “ceremonia”. Por, no olviden, no es menor la importancia
del efecto simbólico y metafórico además del aspecto práctico y funcional. Somos, al decir
de Jung, entes psicoides, seres que coexistimos en lo material y en lo psíquico (deberíamos
aquí agregar también: en lo astral, lo espiritual, lo energético, lo etéreo). Por lo tanto, si
queremos que una operatoria cualquiera impacte positivamente en uno de esos planos o

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niveles, el proceso debe ser holístico: caso contrario, nos encontraremos con el proceso
“terapéutico” propio de la medicina convencional, donde el efecto supuestamente positivo
en un plano (y digo supuestamente porque muchas veces se considera “curaciòn” a la mera
eliminación de los síntomas, cuando no, a la atrofia del órgano, tejido o funciòn afectada)
sólo actúa en ese plano. Esto es el gran aporte de la medicina chamánica: actuar sobre los
planos donde se presentan los problemas, accediendo desde otros planos de la naturaleza
humana.

Ese es el objetivo de esta técnica, que es más bien, por su fuerte contenido
simbólico además del efecto pragmático, una ceremonia. Un ritual. Que precisamente por
esa naturaleza holística señalada, actúa con otros efectos: por ejemplo, lo que llanamente
podemos definir como “apertura de caminos”, y que consiste en “fluidificar” las
interacciones energéticas del individuo con su entorno para que se vehiculice una relaciòn
estímulo – respuesta más óptima.

Las fotos que acompañamos de hecho, no fueron obtenidas durante una limpieza
(o “limpia”) propiamente dicha porque, respetando las exigencias de nuestros maestros,
“ritual que se fotografía no es ritual”).

Vemos aquí los elementos a emplear:

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Éstos son: nuestra caracola, el “tekpal” o cuchillo ceremonial con hoja de obsidiana,
sahumador, carbones inciensarios, preparado para defumar (puede ser copal, o una
combinación de romero, salvia, laurel, pétalos de rosa, incienso y lavanda), 5 hojas de una
planta cualquiera, verdes, un huevo, un choclo, elote o mazorca, un vaso con agua y cuatro
pequeñas velas.

Paso 1: disposición del espacio sagrado. Se forma un cuadrilátero con cuatro pequeñas
velas, cada una de ella sobre una hoja, de cualquier planta pero que debe estar fresca. Este
cuadrilátero simboliza el “microcosmos” del paciente, representando a los cuatro “rumbos”
o esencias cósmicas (Quetzalcoátl, Tezcatlipoca, Huitzilopochtli y Xipec Totec),
“iluminadas”, es decir, como rogativa que el Uni-verso nos ilumine en nuestra tarea.
Completando un pentágono, al frente se coloca un elote, mazorca o choclo sobre otra
pequeña hoja, es la ofrenda a la Pachamama o Tonantzitlalli, la Gran Madre Tierra, para
que acompañe la sanación. Estos elementos serán parte de la ofrenda que al finalizar hará el
paciente.

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Paso 2: El paciente se ubica en el centro del cuadrilátero, donde es introducido con los ojos
cerrados y guiado por el sanador. Luego, abre los brazos y permanece hasta que finalice el
sahumado en esa posición. El sanador se ubica a sus espaldas, fuera del cuadrilátero y hace
sonar cuatro veces la caracola o “koyouali”, tanto para invocar la presencia de las esencias
cósmicas como para que su sonido despeje el lugar de las llamadas “miasmas astrales”.

Paso 3: se procede a sahumar a la persona, primero desde atrás, luego de frente:

Y nuevamente desde atrás, en forma de cruz, primero de arriba hacia abajo, soplando sobre
el humo para que se dirija con fuerza sobre la persona, luego en cruz, las ramas
horizontales de ésta deben partir desde el centro, siempre soplando. Luego, soplando sobre
los hombros, lo que repetimos al frente y volvemos a hacer desde atrás.

Paso 4: Tomamos la sonaja o “ayacahtli” y la hacemos sonar en cruz, primero por detrás,
luego por delante, otra vez por detrás. El sonido de las cascabel propio de este instrumento
evoca simbólicamente a Qujetzalcoatl, nuestra esencia cósmica que se expresa en la
naturaleza humana como “inteligencia”, para tener el discernimiento de hacer lo correcto.

Paso 5: Tomamos ahora un huevo y sobre la cabeza de la persona hacemos siete cruces,
pronunciando para cada una de ellas: “Ipalnemouani – Ometeotl – Quetzalcoatl –
Tezcatlipoca – Huitzilopochtli – Xipec Totec – Ometeotl”.

Paso 6: froto todo el cuerpo con el huevo, en este sentido. Desde la coronilla, desciendo a
la nuca, froto en horizontal, bajo hasta las vértebras cervicales, voy un par de veces de
hombro a hombro y regreso a las vértebras, hago cuatro cruces, bajo por la columna con
movimientos rectos o circulares, a comodidad, llego a la zona lumbar, voy a los riñones,
vuelvo y hago cuatro cruces, paso a las caderas y desciendo por detrás de las piernas, en los
huecos poplíteos (detrás de las rodillas) hago cuatro cruces, bajo hasta los talones, voy
ascendiendo hasta retornar a la coronilla, paso al frente, froto los parietales varias veces,
hago cuatro cruces en las sienes, pasando por debajo de la mandíbula, bajo a un hombro
que froto de delante a atrás, y voy al brazo, por arriba, abajo, un lado y el otro, cuando pase
por los huecos de los codos hago cuatro cruces que también repito al llegar al implante del
pulgar en la mano. Retorno al frente de la parte superior del pecho para pasar al otro brazo,
regreso –luego de hacer lo mismo que en el anterior- hago cuatro cruces en esa parte del
pecho, desciendo hasta el abdomen, recorro los laterales del mismo y vuelvo al frente,
haciendo cuatro cruces. Bajo a las piernas, hasta los empeines y extremos de dedos, subo,
vuelvo al abdomen, pecho, cuello, boca, nariz y frente. Allí hago cuatro cruces y paso a la
coronilla donde repito las siete cruces y las invocaciones.

Paso 7: rompo el huevo y dejo caer el contenido en el agua del vaso. Observo el mismo: lo
ideal es que la clara penda como un “cortinado” desde la superficie y aparezca “limpia” la
yema, sin grumos de clara adheridos. Si éstos están, señalan que a la persona se le han
“pegado” perturbaciones del astral (pero va implícito que el proceso de limpia las está
quitando). Si la clara se deposita en el fondo, es que la persona está muy baja de energía. Si

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en la clara aparecen “glóbulos” semitransparentes de cierto tamaño, indica problemas
orgánicos, generalmente de tipo pulmonar o gastrointestinal.

Paso 8: repetimos el sonar de la sonaja.

Paso 9: tomamos el tekpal y “limpiamos el aura”, deslizándolo primero por detrás, desde el
tope de la cabeza hasta la zona lumbar en un movimiento continuo, allí dividimos primero
hacia atrás de una pierna hasta el talón y luego desde la zona lumbar, hacia la otra. Pasamos
al frente, partiendo de la coronilla bajamos por la frente, nariz, boca, cuello, garganta,
pecho, abdomen, vamos hacia una pierna hasta el extremo de los dedos y regresamos,
vamos hacia la otra, luego desde la cadera por el costado hasta el pie y el filo del mismo –
tomando el dedo menor como objetivo- repetimos en la otra pierna. Nos ponemos de pie y
desde el centro del pecho, un deslizar hacia un hombro, luego hacia el otro. Nos ponemos
de costado, y repetimos el movimiento sobre los cuatro lados de cada brazo, desde el
hombro hacia los dedos (no al revés) como si “afeitáramos” el mismo. Para terminar,
recorremos alrededor de la garganta con el tekpal, y retiramos sacudiendo el mismo.

Paso 9: Sahumanos nuevamente.

Paso 10: un solo son de la caracola, en direcciòn a la nuca de la persona, para cerrar la
limpieza.

Paso 11: tomamos de los hombros al paciente y lo guiamos para salir caminando hacia atrás
del cuadrilátero, y recién entonces abrirá los ojos.

Paso 11: se reúne el choclo o mazorca, las hojas y la cáscara del huevo que el paciente
deberá, durante ese día o a más tardar el siguiente, depositar al pie de un árbol cualquiera, la
ofrenda de la que hemos hablado antes. No deberá decir ninguna oraciòn, ni
agradecimiento, ni disponer los elementos de forma especial. Simplemente, dejarlos allí. El
huevo se arrojar al desagüe.

La recomendación es completar 8 limpias así (ya sea una por día o como mucho, una por
quincena). Si este número es imposible, 4. Si tampoco, cuando menos 1 siempre
materializará efectos positivos sensibles.

Defumaciones, invocaciones a los Dioses. Protecciòn espiritual. Para


educar la Voluntad. Mudra Andino.

En esta lección consideraremos ahora las “invocaciones a los dioses”,


entendiéndose, por lo explicado anteriormente, que consiste en un proceso en el cual se
objetiviza “hacia fuera” el resultado a provocar “hacia adentro”. Por lo tanto, trabajaremos,
en este primer nivelo, con Quetzalcoatl, Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Xipec Totec,
Quetzalcoatl Ehecátl, Tonantzintlalli (la Madre Tierra), Tonatiuh y Tlazolteotl.

En todos los casos, prepararemos nuestro altar personal, como se ha explicado en las
primeras lecciones. Haremos sonar cuatro veces nuestro atekokoli o caracola, una vez en
cada direcciòn cardinal, para que a la vez su sonido limpie vibratoriamente el lugar de

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energías negativas. Agitaremos nuestra sonaja frente a nosotros en señal de cruz, desde el
centro hacia fuera, para representar el “descenso” del conocimiento trascendente.
Encenderemos el copal o incienso. Preferentemente, en el momento de invocar a cada
“dios” echaremos al fuego o carbón, una pizca de azufre –para Quetzalcoatl- cal –para
Tezcatlipoca, sal –para Huitzilopochtli- laurel –para Xipec totec- salvia –para Quetzalcoátl
Ehecátl-, maíz –para Tonantzintlalli- miel –para Tonatiuh- y pimioenta o chile –para
Tlazolteotl- y diremos:

Quetzalcoatl: “Yo te invoco, Quetzalcoatl, rumbo Este, Inteligencia humana, para que
ilumines mi discernimiento cada instante de mi vida”.

Tezcatlipoca: “Yo te invoco, Tezcatlipoca, rumbo Oeste, para que la intuición sea el telón
de fondo de mis acciones cotidianas”.

Huitzilopochtli: “Yo te invoco, Huitzilopochtli, rumbo Sur, para que anide la voluntad
detrás de cada instante de mi vigilia”.

Xipec Totec: “Yo te invoco, Xipec Totec, rumbo Norte, para transformar mi mundo
cotidiano, en dar todo por todos, nada por mí”.

Quetzalcoatl Ehecátl: “Yo te invoco, Quetzalcoátl Ehecátl, para que animes palabras de
honesta sensatez en mi boca”

Tonatiuh: “Yo te invoco, Tonatiuh, Padre Sol, para que alimentes mi energía y que ésta se
derrame en todas mis relaciones”.

Tonantzintlalli: “Yo te invoco, Tonantzintlalli, Madre Tierra, para que recojas mis lágrimas
y quede yo vacío para recoger las de los demás”.

Tlazolteótl (la fuerza que destruye para regenerar desde sus cenizas, “aquella que come
suciedad”): “Yo te invoco, Tlazolteótl, para que limpies mi espíritu de los decires perversos,
del resentimiento y el odio vacuo y mi futuro de los errores del pasado”.

Finalmente, repetiremos los pasos indicados al comienzo.

El Mudra Andino o Trabajo del Sabio de Montaña


Se ha perdido el nombre original de esta técnica transmitida en la antigüedad, mas
no su práctica y efectos. Puede repetirse con la frecuencia y en el momento que se desee, y
su objetivo es polarizar sobre el practicante la Memoria Ancestral, conectar con los
ancestros –aunque no exista una línea de continuidad sanguínea, pero sí espiritual- para
lograr un estado de “iluminación” en el discernimiento o en la acciòn.

Comenzamos, sentados con las piernas cruzadas. Las manos en el regazo, palmas hacia
arriba. Abrimos en un gran círculo los brazos, hasta reunirlos sobre la cabeza, musitando:

“Aceptando ser parte de la totalidad del Universo…”

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… bajo las manos unidas en una línea hacia el centro del pecho, diciendo:

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“Me centro en mi eje de equilibrio…”

Colocando las manos de manera que formen un triángulo, como se ve:

“… buscando mi evolución espiritual…”

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…. Llevo las manos hacia el frente, sin desarmar el triángulo:

“… para servir a los demás…”

35
… abro las manos, uniendo los pulgares y separando los dedos…:

“… honrando a mis ancestros…”

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(obsérvese que la figura que queda formada representa un cóndor. Es una afirmación de los
“pacos” –antiguos maestros queshwas- que “el espíritu de los antepasados se expresa a
través del vuelo del cóndor.)

…cubro una mano con otra….

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38
Y las traigo hacia mi corazón:

“… que llevo en mi corazón”.

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El concepto de Ixcan Totonatzin significa “el espíritu de uno está en el espíritu de
todos”. Es análogo a la idea de Inconsciente Colectivo junguiano. Por esa razón, cada
practicante que realiza el Mudra andino se unifica, en esa acciòn, con todos aquellos que en
cualquier lugar del Tiempo y el Espacio lo han hecho, hacen o harán. Como tal, la parte del
todo refleja el Todo. Y por lo tanto, entra en comunión (en común – unión) con todos sus
hermanos en espíritu, aunque no lo sean en presencia física. Hoy, aquí, o mejor, en el “hoy-
aquí” de cada uno de ustedes, la realización del Mudra Andino los (nos) conectará para
despertar, multiplicado al Guerrero Interior que duerme en cada uno de nuestros somos.

MEDITACIÓN DE LA CAVERNA
“Lentamente, respirando suavemente, contemplo el telón oscuro de mis párpados
cerrados. Y más lentamente aún, la visiòn de mi espíritu comienza a aclararse”.
“Me veo de pie, sobre un campo infinito, de verde hierba, bajo el cielo azul y el sol
brillante. Estoy de pie, desnudo, observando mis pies pisar la hierba, sintiendo la brisa en
mi rostro, el calor del Sol en mi cuerpo. “
“Miro a mi alrededor. Miro a mi alrededor y observo, allá, hacia el horizonte, un
pequeño muro de piedra. Veo el pequeño muro de piedra. Y, lentamente, comienzo a
caminar hacia él”.
“Camino sobre la hierba, bajo el sol. Me acerco al muro, y a medida que me acerco
veo que no es un muro, sino un brocal de piedra. Es la boca de un pozo. Caminando,
lentamente, me acerco al brocal de piedra”.
“Estoy de pie. Estoy de pie junto al foso, y a un lado, a la derecha, observo unas
escalinatas talladas en la roca y la tierra que descienden a su interior. Decido bajar. Y
camino hacia la escalinatas”.
“Comienzo a descender. Paso a paso, escalón a escalón, voy descendiendo. Uno,
dos, tres… lentamente…. Cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once. Mi cabeza
queda por debajo de la entrada, y allá abajo, en la penumbra, comienzo a distinguir el fondo
tenuamente iluminado por una luz que aún no sé de dónde proviene. Doce, trece, catorce,
quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós. El cielo es
ahora un círculo celeste y brillante, allá arriba, y el fondo, frío y oscuro, está cada vez más
próximo. Sigo descendiendo con cuidado, apoyando una mano en la pared para no
tropezar. Veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve,
treinta, treinta y uno, treinta y dos… treinta y tres”.
“Estoy de pie. Estoy de pie en el fondo del poco. Arriba, la luz del sol ilumina la
entrada que es ahora un pequeño círculo sobre mi cabeza. Aquí, en el fondo, observo a mi
izquierda la entrada a un bajo túnel excavado en la tierra donde tremola la luz temblorosa
de dos antorchas. Camino hacia el túnel. Camino y entro en el corto túnel, avanzando, con
cuidado con la primera antorcha, un paso, dos, tres, cuatro, cuidado con la segunda
antorcha, cinco, seis, siete. Llegué al final”.
“De pie en el final del corto túnel observo que este se abre a una enorme caverna
subterránea. En la penumbra de la caverna, espaciosa y alta, algo llama mi atención”.
“Allá, en el centro, veo algo. Sí, es un pequeño altar de piedra. Y sobre el altar de
piedra algo que no distingo claramente. Decido avanzar en la casi oscuridad total para saber
de qué se trata. Y comienzo a caminar”.
“De pronto, compruebo que no estoy realmente solo. Porque la caverna está
repleta de alimañazas. Cucarachas, batracios, culebras, escorpiones, ratas, corren, se pisan,
se muerden, trepan por los muros y caen, se arrastran. Pero decido avanzar y camino.
Arrastrando mis pies, sintiendo como esos bichos repugnantes se deslizan sobre mis
metatarsos, tratan de trepar por mis piernas. Sisean, chillan, me rozan con sus pinzas, sus

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colas, sus antenas. Croan, silban. Crujen algunos al ser aplastados al caminar. Pro avanzo,
superando mi repugnancia. Avanzo hacia el altar.”.
“Llego frente al altar. En la penumbra, veo que sobre el mismo está lo que llamó
mi atención. Es un pequeño, feo ídolo de piedra negra. Lo tomo en mis manos. Tomo el
ídolo de piedra negra. Lo observo, hay algo familiar en él. Y mientras las alimañazas siguen
arrastrándose a mi alrededor, me doy cuenta que ya sé qué es lo familiar. Porque el odioso
ídolo representa lo que no quiero de mí mismo. Mis bajezas, mis mentiras, mis defectos.
Miro al ídolo. Miro de frente a lo peor de mí mismo, representado en ese ídolo de piedra
negra.”
“Y ahora advierto que en el altar hay otro objeto. Es un mazo de hierro, un gran
mazo de hierro. Y sé que está allí para que yo destruya ese ídolo.”
“Dejo el ídolo sobre el altar y tomo el mazo entre ambas manos. Es muy pesado, y
con esfuerzo lo elevo sobre mi cabeza. Y sé que, cuando caiga, destruiré el ídolo y la
sombra de mis mezquindades con él”.
“Los bichos asquerosos siguen reptando a mi alrededor. Pero levanto el mazo, bien
alto, y contaré hasta tres para destruir el ídolo”.
“Uno”.
“Dos”.
“¡Tres!”
“Cae el mazo. Cae el mazo con gran violencia y el ídolo estalla en mil pedazos.
Mientras escucho a los trozos de roca negra repicar en el piso de la caverna, mis brazos
quedan temblando a consecuencia del fuerte impacto. Pero he destruido el ídolo”.
“Dejo el mazo a un lado”.
“Y es entonces cuando descubro el silencio. Estoy solo. Las alimañas han
desaparecido”.
“Decido marcharme, sin mirar atrás. Giro sobre mis talones y con paso firme pero
lento me alejo. Avanzo hacia el pequeño túnel, avanzo hacia el pequeño túnel. Ingreso en él
y camino. Uno, dos, cuidado con la primera antorcha, tres, cuatro, cinco, seis, cuidado con
la segunda antorcha, siete”.
“Salgo del túnel y otra vez estoy de pie en el fondo del pozo. Allá arriba, el cielo es
un pequeño círculo celeste. Y comienzo a subir las escalinatas. Uno, dos, tres, cuatro, cinco,
seis, siete, ocho, nueve, diez, once. El círculo brillante crece sobre mí, comienzo a sentir el
calor del Sol. Doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte,
veintiuno, veintidós. Mi cabeza ya está llegando a la altura de la salida. Veintitrés,
veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y
uno, treinta y dos, treinta y tres”.
“Salí del pozo. Salí el pozo y aquí estoy, nuevamente pisando la verde hierba, bajo
el cielo azul y el sol brillante”.
“Y comienzo a caminar alejándome el pozo. Camino. Camino sobre el prado,
sintiendo, otra vez, la brisa sobre mi cuerpo, la hierba bajo mis pies, el sol en mi rostro”.
“Respiro lenta y profundamente. Lentamente, profundamente. Y contemplo el
telón oscuro de mis párpados cerrados. Y a la cuenta, de tres, abro lentamente mis ojos”.
“Uno”.
“Dos”.
“Tres”

KUIKATL (Cantos)

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CANTO AL ABUELO FUEGO

HUEHUETEOTL

Huehueteotl
Huehueteotl
Kinam ahó
Ahó nemetz

Tlazocamati
Tlazocamati

Huehueteotl
Huehueteotl

(y repite)

CANTO AL GUERRERO

Ahá
Ehé
I – í –gua- guá
U – í –gua –guá

(repite aumentando el ritmo)

CANTO DE LINAJE

Citlali tlanes nahuac


temas citlali kuey
citlali tlanes nahuac
temas citlali kuey
ye kohui tlen ti toka
cuali ogtli citlal kuey
ye kohui tlen ti toka
cuali ogtli citlal kuey
cuali ogtli citlal kuey
cuali ogtli citlal kuey

Koatepetl in Koakalco
imistl mil kauas
Koatepetl in Koakalco
imistl mil kauas
om pampa tleno pampa
otlamina nahui mitl
om pampa tleno pampa
otlamina nahui mitl
otlamina nahui mitl
otlamina nahui mitl

42
La estrella del oriente
que nos da su blanca luz
La estrella del oriente
que nos da su blanca luz
ya es hora que sigamos
el camino de la luz.
ya es hora que sigamos
el camino de la luz.
el camino de la luz.
el camino de la luz.

Montaña de Koacalco
yo no te he de olvidar
Montaña de Koacalco
yo no te he de olvidar
por que alli fueron lanzadas
cuatro flechas a luchar.
por que alli fueron lanzadas
cuatro flechas a luchar
cuatro flechas a luchar
cuatro flechas a luchar

CANTO AL TEMAZCAL

Agua vital, purifícame


Fuego del amor, quema mi temor
Viento del alba, llévame a volar
Madre Tierra, vuelvo a mi hogar
En el temascal,
En el temascal…

CANTO DE LOS ELEMENTOS

Tierra es mi Cuerpo
Agua es mi Sangre
Aire, mi Aliento,
Fuego, mi Espíritu

LA CEREMONIA DE “REZOS”
En el ideario occidental, “rezos” es la rogativa o petitorio que se hace a las fuerzas
superiores, la impecraciòn a los dioses. En Toltecayotl, en cambio, es el proceso por el cual
transferimos a la Naturaleza simbólicamente nuestras intenciones, para que Ella sea
intermediaria con los planos sutiles y facilite su consecusiòn.

Se procede de la siguiente manera:

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1) se sahúma abundantemente el ámbito donde se hará la preparación.
2) en un recipiente mezclamos: alguna planta medicina local –nosotros usamos yerba
mate- , Purulh, tabaco, un poco de copal (o palosanto), todo ello adecuadamente
picado o molido.
3) Cada practicante se proveerá de 52 trozos de tela, de unos 10 x 10 cm, de cuatro
colores: blanco, amarillo, rojo y negro. Trece trozos de cada color. El Blanco
representa nuestra espiritualidad y lo que pedimos por los demás. El
amarillo, nuestro trabajo, prosperidad material, deseos concretos del mundo
material. Rojo, nuestros afectos. Negro, nuestra salud. Cada color, también,
representará un “rumbo” y una de las razas humanas.
4) Se irá tomando una pelladita de la mezcla de hierbas y realizando paquetitos con
cada trozo de tela, del mismo color a una vez. El ritual exige pasar la pellada sobre
el sahumador –que estará frente al practicante- tocarse la frente y luego conformar
la bolsita. Así, hará trece bolsitas de cada color, y en cada etapa visualizará,
reflexionará, pedirá sobre ése y sólo ese ámbito de su vida. Debe evitar las
conversaciones innecesarias y las distracciones. Cumplirá así con el preparado de las
52 bolsitas, que irá atando simplemente con un trozo de hilo o cordel.
5) Entonces, atará las 52 bolsitas en un listón de tela roja, siempre agrupando por
color. Cuide de dejar libre dos buenos extremos del listón.
6) Esa noche, dormirá con los rezos bajo su almohada o próximos a su cabeza.
7) Al día siguiente y estrictamente antes de un temascal guerrero, se procederá a colgar
de un árbol consagrado a ese efecto todos los rezos así intencionados. (El Árbol
debe ser previa y posteriormente abundantemente sahumado). El colgado de los
rezos debe hacerlo el Tekutli del kalpulli (o el Guía del Temazcal). Permanecerán
allí un año, y luego serán incinerados en el abuelo Fuego de otro temascal guerrero.

Sahumando el Árbol de Rezos en nuestro “kallyhuey” (sitio fundacional) en Capilla del


Monte, provincia de Córdoba

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Colgando los Rezos

APÉNDICES

En numerosos trabajos he señalado la correspondencia entre la Toltekayotl


(Toltequidad) y los modernos preceptos de la Física Cuántica, la Psicología Jungiana y la
propia Parapsicología. Quiero en esta oportunidad llamar la atenciòn de ustedes en un
punto más que interesante: el preciso conocimiento de los antiguos Mexikas sobre el
campo bioenergético humano, según he comprobado, centenares de años ANTES que
fuera siquiera sugerido por la Medicina Tradicional China. La primera deducciòn de esto es
de un valor inapreciable: sería una certeza más que el Conocimiento Ancestral de los planos
sutiles no es, entre los habitantes de la remota Ixachitlán (“América”, en idioma nahuatl)
informaciòn importada de Oriente sino, muy posiblemente, exportada hacia allí.

Kinam, el yoga tolteca

En este disciplina, se busca alcanzar Senteotl, que no es otra cosa que la Conciencia
Cósmica. Es decir, si son afines al pensamiento oriental, el Samadhi. El “kiname”
(practicante) lo hará trabajando su Serpiente Emplumada, que no es otra cosa que el
símbolo o metáfora del proceso de ascensiòn del alma. Para ello se ciñe a una serie de
pasos, que se comprenden como una Higiene Energética, y que consiste en:

1. Recapitulación de los sueños cada mañana al despertar, realizada sin ánimo de


interpretación, sólo de observación. Podemos hacerla mentalmente o por escrito.

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2. Practicar ejercicios físicos. Afirmaban los toltecas que cada día tiene una energía
particular, positiva o negativa, que podemos acentuar o neutralizar mediante la técnica
apropiada. En Kinam se promueve la práctica de las posturas del Tonal o día calendárico,
basada en el Calendario Sagrado de Anahuac.

3. Meditación, realizada a continuación del ejercicio anterior. Consiste en recoger los


sentidos, hacer silencio mental y, si es posible, entregarse al éxtasis.

4. Recapitulación de lo que hicimos durante la vigilia, realizada antes de dormir en la noche


sin ánimo de interpretación, sólo de observación. Se puede hacer mentalmente o por
escrito (se recomienda al estudiante de Kinam llevar un diario de sus sueños y vigilias, pues
ello le ayudará a materializar el siguiente paso).

Primer Paso, Toltekayotl, aprendizaje


segundo paso, Nawatilli, normas, es el salto de la curiosidad al compromiso.
Este paso también se divide en dos etapas. La primera es el compromiso general; los libros
toltecas lo resumieron en tres principios muy simples:
1. Topiltsin sentlasotla, amar lo divino.
2. Kateikniu’tlani, tener paz con los seres humanos.
3. Amo keketsa, no matar o no perder el tiempo.

Luego, el compromiso específico con su Maestro.

Amar lo divino nada tiene que ver con pasar al:

El tercer paso, Teochiwa, divinización.

El cuarto paso se llama Chipawa, transparencia; su objeto es que nos limpiemos física,
psíquica y emocionalmente, hasta volvernos cual un cristal transparente que deja pasar sin
distorsiones la luz del Sol.

Los “chakras” toltecas

Dentro de ese campo hay una serie de órganos llamados Kuekueyo, espirales luminosas,
que funcionan como trans-formadores de la energía, almacenando las experiencias y
modificando la percepción. De ellos afirma un códice mexica:

“Con nuestros Cuecueyo(s) iluminamos al mundo. En el sitio donde están nuestras


luminarias, allí tenemos luz.” (Códice Matritense)

Algunos de esos centros se activan

1. Kolotl, “escorpión”, en la base de la columna vertebral. Es la sede de los instintos


sexuales, reproductivos y de supervi-vencia. Se activa al nacer y alcanza su pleno
funcionamiento en la adolescencia.
2. Iwitl,” plumón”, en el vientre. Es la sede de los sentimientos filiales y patrios, y los
impulsos de socialización y comunicación. Se activa en forma natural antes de la adultez.
3. Pantli, “bandera”, en el ombligo. Es la sede del ego y los impulsos de representación,
competitividad y dominio. Se activa asumiendo los retos y enfrentando las dificultades.
4. Xhochitl, “flor”, en el corazón. Es la sede de las emociones, la sensibilidad artística y los
impulsos altruistas. Se activa enriqueciendo y ennobleciendo las experiencias.

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5. Topilli, “bastón de mando”, en la garganta. Es la sede de la voluntad. Se activa tomando
decisiones y afrontando las consecuencias.
6. Chalchiwitl, “piedra preciosa”, en la frente. Es la sede de la intuición; su
funcionamiento mínimo es la razón. Se activa mediante estudio, meditación, ensueño y
recapitulación.
7. Tekpatl, “cuchillo”, en la coronilla. Este centro sintetiza la actividad de los demás,
conectando la energía individual con la cósmica. En él radica el impulso de trascendencia
que nos caracteriza como humanos. Se activa a medida que los demás centros lo hacen.

Los centros forman una red que organiza nuestro campo magnético.

El quinto paso, Teomania, meditación, se relaciona con la intuición, esa misteriosa


facultad que en la vida cotidiana solemos tener atrofiada. La meditación era una práctica
muy común en el México antiguo, según se deduce de la profusión de imágenes meditativas
en el arte. Su objeto es llegar al estado de éxtasis.

En el Método Kinam, la meditación se divide en cuatro pasos, que son:


1. Mana, disposición.
2. Senmati, concentración.
3. Teomania, meditación.
4. Teowatia, éxtasis

1. Observación, un ejercicio muy simple que consta de tres partes:


a) Observamos serenamente lo que pasa a nuestro alrededor, sin hacer juicios ni
comparaciones.
b) Una vez que nos ambientamos, escogemos un elemento del entorno, como puede ser
una hoja o fruta de un árbol, una marca en la pared o el suelo, una nube, etcétera, y lo
miramos fijamente, tratando de no parpadear.
c) Luego de unos minutos de forzar el enfoque, hacemos lo contrario: mantenemos los
ojos sobre el objeto elegido, pero atendiendo a lo que hay en la periferia. La mirada
periférica es de gran valor para educar la percepción.

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Estructura y nombres de los centros energéticos. Códice Borgia.

2. Imaginación eidética. Seguramente hemos notado que, al apretar los globos oculares,
aparece una serie de colores y formas geométricas. El orden en que aparecen no es casual,
responde a nuestro estado energético y es uno de los indicadores que usa el médico chamán
para analizar a su paciente. Existen ciertas asociaciones naturales de color y forma que
podemos aprovechar como motivos de concentración; las básicas son las siguientes:
- Un triángulo rojo con la punta hacia arriba induce un estado de vigor.
- Un círculo blanco induce al análisis y la observación.
- Una media luna negra nos da fluidez y un sentimiento místico.
- Un cuadrado amarillo nos hace sentir serenos, seguros y sólidos.

El sexto paso, Nawallotl, nagualismo, tiene como objeto proyectar nuestro ser de
ensueños, llamado “el doble” o “el nagual”.

Esto, por supuesto, es sólo una introducciòn, un ubicarse en tiempo y espacio sobre
aspectos poco difundidos de un Conocimiento al que, seguramente, el interesado deberá
dedicarle una práctica dirigida e intensa.

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La proyección del nagual. Mural olmeca de Oxtoticpac.

La composición del ser humano. Códice Laúd.

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