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Diócesis de Sonsón-Rionegro
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EL RITO DE LA PAZ EN LA MISA
Conviene recordar, en primer lugar, el sentido de este rito. Dice la Ordenación general de la
Misa: Con el rito de la paz la Iglesia implora la paz y la unidad para sí misma y para toda la
familia humana, y los fieles expresan la comunión eclesial y la mutua caridad antes de recibir la
comunión (n. 82).
No se trata, por tanto, de un simple saludo, sino de un gesto simbólico que expresa la común-
unión y la caridad entre los que nos disponemos a comulgar juntos el Cuerpo de Cristo.
Esta idea excluye ir arriba y abajo saludando a los conocidos y mostrar de forma, tal vez,
demasiado expresiva, nuestra amistad y nuestro afecto. Las mismas Normas citadas añaden:
“Conviene que cada uno exprese sobriamente la paz a quienes tiene más cerca”. Esto no quiere
decir que no se pueda dar un beso, o un apretón de manos. Pero sea de manera sobria, sin
expresiones exageradas, y sólo a los fieles más cercanos.
También se dice: Mientras se da la paz puede decirse “la paz del Señor sea siempre contigo”. A
lo que puede responderse “amén” o “y contigo”.
Siempre se ha situado este gesto de la paz como preparación a la comunión, y ciertamente tiene
sentido que, antes de comulgar, los que participamos juntos de la mesa del Señor expresemos la
común-unión entre nosotros como hermanos.
Siempre es bueno huir de las exageraciones. También debe evitarse que el tiempo del Rito de la
paz se sobreponga enteramente a la Fracción del Pan. Acción litúrgica que trataremos en otro
momento, Dios mediante.
Es bueno insistir que este gesto debe llevar consigo un compromiso de trabajar por la paz y la
unidad, y no sólo en el momento y ámbito de la celebración: dar la paz, no es sólo manifestarla,
es compromiso de construirla.
La oración que introduce este gesto es presidencial, la hace sólo el sacerdote, y no debe
recitarla la asamblea.