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la industria en los cuatro peronismos

marcelo rougier / martín schorr


la industria en los
cuatro peronismos
estrategias, políticas
y resultados

CLAVES PARA TODOS


COLECCIÓN DIRIGIDA POR JOSÉ NUN
Director
Edición
José Nun
Luis Gruss
ÍNDICE
Corrección Laura Kaganas Introducción 11
Diagramación Verónica Feinmann
Capítulo uno
Ilustración Miguel Rep El peronismo clásico 17
Producción Norberto Natale
Capítulo dos
El tercer peronismo 33

© 2012, Marcelo Rougier y Martín Schorr Capítulo tres


© 2012, Capital Intelectual El menemismo 49
Paraguay 1535 (1061) Buenos Aires, Argentina
Teléfono: (+54 11) 4872-1300 / Fax: (+54 11) 4872-1329 Capítulo cuatro
www.editorialcapin.com.ar / info@capin.com.ar El kirchnerismo 65
1ª edición: 2.500 ejemplares
Impreso en Gráfica MPS S.R.L., Santiago del Estero 338, Gerli, en agosto Reflexiones finales 85
de 2012. Distribuye en Cap. Fed. y GBA: Vaccaro, Sánchez y Cía. S.A.
Distribuye en interior: D.I.S.A. Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723. Anexo 95
Impreso en Argentina. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta
publicación puede ser reproducida sin permiso escrito del editor.
Bibliografía 105
Pedidos en Argentina: pedidos@capin.com.ar
Pedidos desde el exterior: exterior@capin.com.ar
Los autores 117

320.82 Rougier, Marcelo / Schorr, Martín


CDD La industria en los cuatro peronismos: estrategias, políticas y resultados
1a ed., Buenos Aires, Capital Intelectual, 2012.
112 p., 20x14 cm. (Claves para todos, dirigida por José Nun, Nº 125)
ISBN 978-987-614-376-9
1. Política Argentina. 2. Peronismo. I.Título
A la memoria de mi padre, Alberto Schorr,
por todo y por siempre.
(M.S.)
INTRODUCCIÓN1

Tradicionalmente se identifica al peronismo con un proyecto eco-


nómico en el que la industria tiene un lugar central, como loco-
motora del crecimiento y/o motor del desarrollo. También como
actividad ordenadora de las relaciones económicas y sociales.
Más aún, en ocasiones se han planteado ciertas analogías entre
industrialismo y peronismo, especialmente referidas a lo aconte-
cido en la década de 1940 durante el primer gobierno de Perón.
La idea predominante es que aquellos años fueron de rup-
tura, dando origen a un proceso de industrialización pujante, y a
la emergencia de una clase obrera consciente de sus potenciali-

1. Una primera versión de este trabajo fue discutida en el ámbito del Semi-
nario Interno Interinstitucional sobre Problemáticas del Desarrollo organi-
zado conjuntamente por IDAES/UNSAM y AESIAL/FCE/UBA. Se agradece
a todos los participantes por los valiosos comentarios realizados, especial-
mente a Ana Castellani, Graciela Pampín y Mario Raccanello, así como tam-
bién a Federico Basualdo, Esteban Ferreira, Pablo Manzanelli, Ricardo Ortiz
y Andrés Wainer. Naturalmente, todos ellos quedan eximidos de cualquier
responsabilidad sobre los errores y las omisiones que pudieran existir. La
versión final se concluyó a fines del mes de enero de 2012.

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dades y una burguesía nacional comprometida con el desarrollo términos generales escasa.4 Más aún, no hay hasta el presente
del país. Se trataría del momento histórico en el que la indus- trabajos que focalicen de manera comparada en esos aspectos
tria y los derechos sociales de los trabajadores se conformaron cruciales de las diferentes gestiones.
como ejes centrales de un proceso económico y social condu- En procura de identificar los principales hechos estilizados o
cido por el Estado. Eso habría sentado las bases estructurales rasgos característicos, este trabajo analiza tanto la política indus-
para dejar atrás definitivamente un modelo basado en la expor- trial como el desempeño del sector manufacturero a lo largo de las
tación de productos primarios. En un exceso de simplificación, distintas experiencias de gobiernos peronistas. El recorrido recala
muchas veces la interpretación que identifica al peronismo con en lo que podrían llamarse los cuatro peronismos, siguiendo y
una decidida política industrialista ha sido trasladada de manera actualizando la traza de Sidicaro (2002).5 De este modo, se analiza-
esquemática a otras experiencias de gobiernos del mismo rán los dos períodos reconocibles en la fase 1946-1955, identifica-
signo, con la excepción de las presidencias de Menem, ya que dos como el peronismo clásico, el tercer peronismo (1973-1976),
ello sería parte esencial del proyecto de construcción política. el menemismo (1989-1999) y el kirchnerismo (2003-2011).6 Se
En otras palabras, la idea de que el peronismo es sinónimo de debe tener en cuenta que se trata de etapas que, con sus inte-
intervención estatal y fomento de la industria nacional, en par- rrupciones, abarcan un amplio y representativo espacio temporal:
ticular de la pequeña y mediana, es pieza medular de una cons- en conjunto, alrededor de 35 de los últimos 66 años de la vida
trucción que ha penetrado fuertemente en el imaginario social socioeconómica, política e institucional de la Argentina y gestio-
y ha dado vida a propuestas electorales convalidadas luego en nes de nueve gobiernos y otros tantos presidentes.
las urnas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y también
en el cambio de siglo.
Esa construcción ha sido compartida por varios de los tra- 4. Desde diversos enfoques, se destacan especialmente los trabajos de
bajos académicos recientes.2 Aunque también se ha destacado Basualdo (2004; 2006), Belini (2009), Ferrer (2008), Girbal-Blacha (2003),
Peralta Ramos (2007), Peña (1986), Rougier (2001) y Schvarzer (1996).
que muchas de las definiciones en materia industrial estuvie- 5. Aunque para evitar confusiones semánticas no identificaremos a esas
ron finalmente subordinadas a la política de redistribución de experiencias como “primero”, “segundo”, “tercero” y “cuarto” pero-
ingresos que le habría dado la impronta al conjunto del sector nismo, dado que, por ejemplo, en nuestro recorrido, el “tercer pero-
nismo”, que generalmente se identifica con el gobierno de Perón iniciado
manufacturero.3 No obstante, aun cuando existe un cúmulo en 1973, correspondería a la etapa menemista. Tampoco debe confun-
sustancial de estudios sobre los aspectos económicos de los dirse nuestra conceptualización con la elaborada por Alejandro Horowicz
distintos gobiernos peronistas, la literatura heredada sobre las (1985), quien contabiliza también “cuatro peronismos” pero partiendo
de una lógica principalmente política: el primero entre 1945 y 1955, el
políticas industriales y las transformaciones del sector es en segundo que abarca el período de la “resistencia” con Perón en el exilio,
el tercero entre la asunción de Cámpora en 1973 y la muerte del líder, y el
cuarto iniciado con el gobierno de su viuda.
2. Ver, por ejemplo, Gerchunoff y Llach (1998), Girbal-Blacha (2003) y Rapo- 6. Por su indudable importancia en numerosos aspectos, en el análisis del
port (2000). kirchnerismo se incluyen algunas breves referencias sobre la corta, pero en
3. Especialmente Díaz Alejandro (1975) y Rougier (en prensa). muchos sentidos decisiva, gestión de gobierno de Eduardo Duhalde.

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El propósito principal del presente estudio es comparar las peronismo como proyecto político y que se habrían mantenido
distintas políticas industriales de los peronismos considerando a lo largo del tiempo.7 En este sentido, las principales conclu-
los contextos en los cuales fueron aplicadas, el clima de ideas siones se asocian a la centralidad que adquiere la política de
imperante, los condicionantes y los instrumentos utilizados, para ingresos en el perfil de la industrialización peronista. Esa cen-
luego evaluar los cambios y las transformaciones resultantes. La tralidad está a su vez imbricada de modo destacado con las
propuesta de estudiar comparativamente estas diferentes expe- condiciones externas favorables que la han hecho posible en
riencias implica un desafío que puede enriquecer la perspectiva las distintas circunstancias (sea por la existencia de términos
sobre las políticas económicas e industriales para un amplio de intercambio favorables para el país y/o por las posibilida-
período de la vida económica de la Argentina, además de arrojar des de acceder al mercado internacional de capitales). Pero
luz sobre estos aspectos al conjunto de los trabajos que abordan también con las particulares condiciones internas iniciales, en
el tema del peronismo, entendido como un fenómeno político, tanto las cuatro experiencias tuvieron como trasfondo, claro
social, económico y cultural y, como tal, un campo de discusión que con sus matices y diferencias, una crisis política e institu-
en permanente proceso de actualización. De todas maneras, es cional, cuando no una crisis económica desatada, que tornaba
necesario aclarar que la dimensión política, si bien insoslayable, necesaria la recomposición de los ingresos de un amplio con-
no constituye el eje de nuestro análisis, sino la política indus- junto de la población y de ese modo garantizar el orden social
trial y sus resultados más destacados. Asimismo cabe apuntar y la acumulación dentro de los parámetros de una sociedad
que los distintos actores económicos son mirados desde una capitalista. De allí que no resulte casual el apoyo de ciertos fac-
perspectiva estructural, es decir, en términos de su vinculación tores del poder económico a las políticas en curso, sobre todo
con las transferencias intersectoriales del ingreso que habilitan en los inicios y mientras se mantuvieron las condiciones inter-
las políticas de los diferentes peronismos (en un esquema de nas y externas que propiciaron situaciones en las que “todos
ganadores y perdedores), así como de la centralidad (o no) de las ganan” (una vez agotado dicho contexto, estos sectores pasa-
diversas clases y fracciones de clase con la dinámica económica rían rápidamente al frente opositor y/o de crítica al “modelo”).
desplegada. Las alianzas sociopolíticas derivadas de esas trans- La estructura del trabajo mantiene el orden cronológico. En pri-
formaciones estructurales y de otros factores sociales y cultura- mer lugar, se analiza la experiencia clásica y su importancia como
les no serán consideradas en este trabajo. constitutiva de los principales lineamientos de la política econó-
Como objetivo específico nos proponemos identificar cier-
tos rasgos de la política industrial que puedan considerarse
7. Ese debate tiene como puntapié inicial los trabajos de Díaz Alejandro (1975)
“típicamente” peronistas. De este modo, nuestro estudio se y especialmente de Ferrer (1977), plasmándose en los años posteriores
puede enmarcar en un debate más amplio sobre la “consis- en varios artículos de la revista Desarrollo Económico. Un punto fuerte en
tencia” de la política económica del peronismo (una idea que esa polémica es en qué medida las políticas de redistribución del ingreso
favorables a los trabajadores sacrificaban, la inversión y el aumento de la
se asocia al populismo), y la identificación de determinados producción que permitieran, garantizar esa redistribución en el más largo
instrumentos y objetivos económicos que serían propios del plazo. Ver también Canitrot (1978).

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mica e industrial que habrá de identificar al peronismo. En segundo
lugar, se recala en el tradicionalmente llamado tercer peronismo,
CAPÍTULO UNO
aquel paso fugaz, aunque no por eso intrascendente, entre 1973 y
EL PERONISMO CLÁSICO
1976, es decir en la antesala del abandono del esquema de indus-
trialización por sustitución de importaciones. En tercer lugar, se
pasa revista a la década menemista entre 1989 y 1999, claramente
disruptiva respecto a las definiciones históricas del peronismo, en
tanto que la política implementada se ajustó al esquema neolibe-
ral, profundamente crítico de la intervención estatal y de la indus-
tria como eje organizador del modelo de acumulación. En este
sentido, la inclusión de este período permite obtener un buen con-
trapunto respecto a las otras experiencias y enriquecer el análisis
y las reflexiones. En cuarto lugar, se abordan las gestiones de los
gobiernos peronistas en el siglo XXI (específicamente los de Kirch-
ner y Fernández de Kirchner), que implicaron desacuerdos impor-
tantes respecto a las políticas económicas desplegadas durante el Hacia 1945, poco antes de que Perón asumiera por vez primera
decenio de 1990 y rescataron variados aspectos, al menos desde el la presidencia de la Nación, la producción y el empleo industrial
discurso, de la “esencia peronista” tradicional; allí es posible tam- habían avanzado considerablemente y duplicaban los registrados
bién verificar una discusión con relación a la intervención estatal a comienzos de la década de 1930, cuando la crisis económica
y los avances en el sector manufacturero, aunque claro está, se internacional había provocado la zozobra del modelo de acumula-
trata de un proceso aún en curso. En las conclusiones se utiliza el ción basado en la exportación de productos primarios. De hecho,
método comparativo con el propósito de identificar los principa- es a partir de esa fecha que el producto industrial supera al agro-
les rasgos comunes y las diferencias entre los cuatro peronismos, pecuario, iniciando de ese modo un camino que sería irreversible.
tanto en lo que se refiere a las políticas como a los resultados vin- Una vez en el poder, pueden distinguirse dos momentos en
culados a la trayectoria del sector industrial.8 la política económica del peronismo hasta 1955: una política ini-
cial expansiva, caracterizada por una fuerte redistribución del
ingreso, la ampliación de los instrumentos crediticios y del gasto
8. Para facilitar la lectura se ha optado por incluir en el texto la menor canti-
público, una profusa política de nacionalizaciones y el impulso
dad de referencias bibliográficas y estadísticas. Al final del trabajo se pre- a las actividades industriales (sobre todo las más ligadas al con-
senta un anexo en el que consta una amplia variedad de datos que sustenta sumo de los sectores populares); y un segundo momento, a par-
buena parte de las afirmaciones realizadas, así como también un listado
con una selección bibliográfica para aquellos lectores interesados en aden- tir de 1949, en el que se buscó resolver los problemas de escasez
trarse en las distintas temáticas abordadas. de divisas combinando el congelamiento de la política de redis-

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tribución de ingresos (aunque a partir de una elevada participa- la desocupación y la gestación de las condiciones para que se
ción de los salarios en el valor agregado), con un apoyo a las desarrollase el conflicto social.
actividades agropecuarias y los primeros intentos de avanzar en La política de ingresos fue uno de los principales instrumentos
la sustitución de importaciones de maquinarias e insumos inter- que utilizó el gobierno para mantener un ritmo creciente de pro-
medios. En consecuencia, entre 1946 y 1955 no hubo una política ducción y consumo. Ella se orientó desde el capital hacia el trabajo
económica uniforme, ni una estrategia de desarrollo industrial y desde el sector agropecuario hacia las actividades urbano-indus-
de largo plazo. La principal prioridad consistió en la distribución triales, y se desarrolló a través de muy diversas medidas, tanto
del ingreso en favor de los trabajadores, con lo que se preten- directas como indirectas. En el primer sentido, ya desde 1945 se
día no solo “encauzar” la dinámica del capitalismo argentino verificó una política de incremento salarial, el establecimiento de
bajo nuevos parámetros en términos de la correlación de fuer- salarios mínimos, la introducción del sueldo anual complemen-
zas entre las distintas clases y fracciones de clase, sino también tario, la implementación de vacaciones pagas, además de la ins-
apuntalar el proceso de industrialización en marcha.9 tauración de un régimen salarial indirecto, a través del sistema
La política económica inicial se enmarcó en un ambiente de de jubilaciones y pensiones que sería enmarcado en las políticas
debate intelectual en torno a la intervención del Estado en la educativas, de salud y vivienda características del peronismo en
economía como mecanismo para atenuar las crisis; debate que los años siguientes. Estos beneficios significaron un incremento
era tributario de la difusión a nivel mundial de los planteos de la participación de los salarios de más de diez puntos porcen-
keynesianos principalmente. En el conjunto de estas ideas, tuales del PBI y tendieron a ubicarse en torno al 50 por ciento del
el incremento de los salarios de los trabajadores se entendía ingreso nacional hacia 1949, consagrando de ese modo una nota-
como una condición imprescindible para evitar la crisis que se ble mejora en la calidad de vida de los trabajadores, y poniendo
estimaba sobrevendría luego de terminada la Segunda Guerra fin al ciclo socioeconómico excluyente característico de los gobier-
Mundial. Dado que las restricciones al comercio exterior pro- nos conservadores del período 1930-1943.
ducto de esas circunstancias particulares habían permitido un Por otra parte, a través de distintos mecanismos, las políticas
avance de un número importante de actividades manufactu- públicas se inclinaron a modificar los precios relativos, de forma
reras a través de la sustitución de importaciones, la reanuda- tal que acentuaron el poder de compra de remuneraciones
ción de los flujos comerciales habría de provocar la quiebra de obreras, especialmente a partir del robustecimiento del sistema
vastos sectores productivos, acarreando como consecuencia de control de precios para diversos productos y servicios y del
retraso del tipo de cambio. De este modo, la política cambiaria
favorecía al sector industrial porque, a la vez que contenía la
9. Desde distintas aproximaciones, la política económica del peronismo ha demanda de aumentos salariales (en tanto mantenía los precios
sido analizada, entre otros, por Basualdo (2004), Cafiero (1961), Cortés de los alimentos deprimidos), abarataba los insumos de origen
Conde (2009), Di Tella y Zymelman (1967), Díaz Alejandro (1975), Ferrer
(1977), Gerchunoff y Llach (1998), Rapoport (2000) y Rougier (en prensa), agropecuario y disminuía los precios de las importaciones de
de donde se extractan los pormenores de la política industrial. materias primas y maquinarias que se necesitaban. Las transfe-

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rencias de ingresos de las actividades rurales a las urbanas per- manejar practicamente la totalidad de las exportaciones e impor-
mitían de este modo un incremento de los salarios reales con el taciones del país. De este modo el gobierno compraba a un pre-
sostenimiento de importantes niveles de rentabilidad para las cio fijo a los productores y revendía a los precios internacionales,
empresas que se desenvolvían en el sector manufacturero. que en ese contexto de la inmediata posguerra se encontraban
Pero si bien la política económica del peronismo estuvo sujeta excepcionalmente altos. Con este mecanismo se lograba redis-
a la política de ingresos, también estuvo definida por las medidas tribuir ingresos a favor de las actividades industriales, por ejem-
acuñadas en materia financiera. En efecto, el sistema financiero y plo, financiando la importación de bienes de capital.
monetario que utilizó el gobierno permitió alentar a los distintos Conjuntamente con el inicio de la política de nacionalizacio-
sectores productivos en diferentes circunstancias y subordinar nes de los servicios públicos, el llamado Primer Plan Quinquenal
desde allí el conjunto de las variables económicas. En marzo de (PPQ) estableció el fomento de las manufacturas existentes con
1946 fue nacionalizado el Banco Central y los depósitos, al tiempo el propósito de “evitar la desocupación de la posguerra”, espe-
que se conformó un Sistema del Banco Central en el que que- cialmente la producción textil algodonera y la metalúrgica. Tam-
daron integrados todos los bancos y otros organismos financie- bién se preveía el estímulo a la producción de nuevas actividades
ros y comerciales. Estas medidas estaban destinadas a inducir sustitutivas de importaciones de algunos insumos industriales
un rápido desarrollo industrial a través de un incremento de la básicos (químicos y siderúrgicos), entre las que se contaban las
disponibilidad de crédito, que como consecuencia de la inflación que impulsaba ya desde algunos años atrás la Dirección Gene-
operaría con tasas de interés reales negativas, y del acceso en ral de Fabricaciones Militares (DGFM), y de otras que tuvieran
mejores condiciones a los insumos y bienes de capital que el sec- capacidad exportadora como las manufacturas de lana y aceites
tor fabril demandaba del exterior. El beneficio para los empresa- vegetales; aunque en términos generales, el gobierno desalentó
rios fabriles era notable, pues permitía compensar, junto con la la exportación de manufacturas a través de prohibiciones y cuo-
ampliación del mercado, cualquier posible caída de la rentabili- tas a fin de evitar el desabastecimiento del mercado interno.
dad de las empresas derivada de los incrementos salariales, y De todos modos, no se estableció una jerarquía clara de objeti-
de hecho se constituyó en un aliciente importante para el apoyo vos ni los instrumentos específicos a utilizarse para alcanzar algu-
más o menos explícito de los industriales al gobierno. En este nas metas generales definidas en el Plan. De hecho, de casi treinta
sentido, la más significativa de las medidas destinadas a favo- proyectos de ley contemplados solo dos se referían a la industria.
recer el desarrollo de las manufacturas fue la política crediticia El primero proponía una ley de fomento manufacturero a través
aplicada principalmente a través del Banco de Crédito Industrial de un plan de industrialización sobre la base de la inversión esta-
Argentino, una institución creada tiempo antes pero que adquirió tal. El Estado podía estimular la formación de sociedades estatales
mayor relevancia y profundidad durante la experiencia peronista. o mixtas para explotar la producción de minerales (carbón, hie-
La creación del Instituto Argentino para la Promoción del rro, cobre), aun cuando el precio final del producto fuese mayor
Intercambio (IAPI) fue otra de las novedades más relevantes que al internacional, en clara consonancia con los proyectos que venía
incluía la reforma financiera. El IAPI tenía el derecho exclusivo de desarrollando la DGFM, y una ley para “tiempos de guerra”, tam-

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bién contemplada en el PPQ. La demora en el tratamiento legis- sólidas para la industria laminadora que se había desarrollado
lativo del proyecto implicó que solo se mantuviera el régimen durante los años de la guerra principalmente. No obstante,
de industrias de “interés nacional”, establecido por el gobierno el proyecto fue demorado, en parte, por las dificultades para
militar en 1944, como sistema de promoción. Fueron incorpora- obtener los equipos necesarios, dadas las restricciones que
das a ese régimen unas veintisiete actividades durante los años ponían los Estados Unidos para ese tipo de bienes; en parte
siguientes, la mitad de ellas ya existentes; la inclusión respondió también, por las presiones de los laminadores privados que
fundamentalmente a los planteos de protección realizado por fir- reclamaban importar esos insumos desde el exterior.
mas privadas y, en menor medida, a una estrategia estatal (salvo Una situación similar ocurrió con la Dirección Nacional de
en algunos casos de industrias vinculadas a la defensa y a los Industrias del Estado (DINIE), creada en 1947 bajo la depen-
cometidos de la DGFM, como la producción de azufre o arrabio). dencia de la Secretaría de Industria; este ente incluyó bajo su
El segundo proyecto trataba sobre reforma aduanera y con- control a una treintena de empresas metalmecánicas, textiles,
fería al gobierno atribuciones para modificar el régimen de químicas, farmacéuticas, eléctricas y de la construcción, la
aranceles; no obstante, estos fueron fijados recién en 1950 y no mayoría de ellas de origen alemán que habían quedado bajo
tendrían un lugar destacado dentro de las herramientas de polí- la órbita estatal cuando Argentina declaró la guerra al Eje en
tica industrial, en parte porque los derechos sobre aduana esta- 1945. Entre ellas se encontraban algunas compañías de gran
ban afectados por los convenios bilaterales que eran difíciles importancia en los rubros en los que actuaban, como Thyssen
de modificar. Independientemente de lo que pregonaba el PPQ, Lametal, Siemens Bauunion, Química Bayer y Química Sche-
más importante que las tarifas aduaneras resultaría el control ring. La idea inicial era que algunas de estas empresas se cons-
de importaciones por medio del otorgamiento de permisos pre- tituyeran como mixtas y otras pasaran al ámbito privado, pero
vios o la fijación de cuotas y tipos de cambios preferenciales. Un la DINIE se fue integrando en el transcurso de los dos años
conjunto de cuotas de importación fueron fijadas para estimular siguientes, por lo que hacia 1949, cuando se suscitó la crisis
producciones específicas consideradas “de interés nacional”. económica, no se había avanzado en definir la política indus-
Estas medidas beneficiaron a todo el sector manufacturero trial de las empresas bajo control directo del Estado, y el orga-
(grandes, medianas y pequeñas empresas, locales y extranje- nismo no tendría un lugar destacado en los años posteriores.
ras) y fueron complementadas con otras iniciativas estatales La aparición de saldos negativos en la balanza comercial a par-
incluidas dentro de los lineamientos del PPQ, y que provocaron tir de 1949 jaqueó el esquema de transferencias de ingresos del
recelos entre los industriales. Por ejemplo, la DGFM venía desa- sector rural al urbano-industrial que el gobierno había impulsado
rrollando varios proyectos para explotar las riquezas minerales exitosamente en sus primeros años. Ello fue consecuencia de la
del territorio argentino, e instalar distintas industrias de base caída de los precios internacionales de los productos de expor-
a través de sociedades mixtas, que en la mayoría de los casos tación de la Argentina y también del crecimiento de las importa-
no prosperaron. La creación de la siderúrgica SOMISA tuvo ciones, en especial de insumos intermedios y equipamientos que
sanción legal en 1947; el objetivo consistía en brindar bases se requerían para abastecer la demanda del sector industrial. Se

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trataba de la primera crisis cuya dinámica respondía a una situa- El gobierno respondió inicialmente con medidas monetarias
ción que más tarde se sucedería de manera cíclica en la econo- y fiscales restrictivas que se cristalizaron finalmente en un plan
mía argentina y a la cual se ha denominado stop and go. de ajuste en 1952 y con una política de precios más favorable al
sector agropecuario. Una vez superadas las instancias más duras
de la crisis comenzaron a perfilarse lineamientos de más largo
EL MODELO STOP AND GO plazo. La posibilidad ya ensayada de impulsar las exportaciones
Entre la inmediata segunda posguerra y el primer lustro de la década tradicionales se profundizó. No obstante el mayor dinamismo
de 1960, las condiciones del crecimiento de la economía argentina que se pretendió otorgar a la producción rural, el gobierno tam-
quedaron determinadas por la dinámica de un ciclo de contención y bién impulsó el desarrollo de las industrias de base y pesadas
arranque (stop and go) en el marco de un modelo centrado en la indus- como una forma de superar de manera consistente el dilema del
trialización por sustitución de importaciones. En términos generales, estrangulamiento del sector externo. Pero esta estrategia con-
durante la fase expansiva del ciclo económico la creciente demanda de llevaba un problema de difícil resolución: las actividades más
los sectores populares, como consecuencia de la elevación de los sala-
complejas eran a su vez intensivas en capital y, desde la pers-
rios reales, determinaba una contracción de los saldos exportables, a la
pectiva de las autoridades, no era recomendable financiarlas a
vez que la expansión industrial con eje en el mercado interno generaba
través de créditos del sector público, ya que podrían provocar la
un aumento en la demanda de bienes importados, fundamentalmente
aceleración de la inflación. De hecho, el Banco Industrial conti-
intermedios y de capital. Dado que la producción agropecuaria, principal
nuaba aplicando la política restrictiva definida a partir de la cri-
proveedora de divisas de la economía argentina, mantenía un volumen
sis con el fin de apuntalar la evolución normal de los negocios
de producción más o menos estable, este proceso conducía a la restric-
de las empresas manufactureras y no su expansión.
ción externa que derivaba en la imposibilidad de sostener la paridad
cambiaria y en la aplicación de políticas de ajuste y estabilización basa-
Concluido formalmente el plazo del PPQ, en 1951 el
das en la devaluación de la moneda, la reducción del déficit fiscal y la gobierno decidió lanzar un segundo programa que debió
elevación de las tasas de interés domésticas. Por la vía de la contracción retrasarse en su aplicación hasta 1953 por la política de esta-
de la demanda interna (sobre todo de los salarios), estas políticas per- bilización. El Segundo Plan Quinquenal (SPQ) tenía propósitos
mitían restablecer el “equilibrio” a través de la reducción de las impor- muy diferentes al primero dada la crisis del sector externo y
taciones asociada al desaceleramiento del nivel de actividad interno, a el estancamiento de la producción agropecuaria e industrial
la vez que viabilizaban la ampliación de los saldos exportables. Descrip- en los años previos, además de precisar más ajustadamente
ciones de este modelo pueden consultarse en Braun (1975), Braun y Joy las metas de producción y de inversión. El objetivo principal
(1968), Diamand (1973) y Ferrer (1969). En O’Donnell (1977) se destaca de este segundo programa, a diferencia del primero, no con-
cómo este comportamiento económico dio lugar a una dinámica polí- sistía en evitar la crisis de la industria que sobrevendría por
tica peculiar, sobre todo en lo relacionado con los alineamientos entre la recuperación del comercio internacional, sino en resolver la
las distintas clases sociales y fracciones de clase. crisis estructural del sector externo de manera compatible con
el sostenimiento de una política de redistribución de ingresos.

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Paralelamente a la profundización de las medidas favorables Paralelamente, fue lanzada la consigna de la “productivi-
al agro con el propósito de incrementar los saldos exportables, dad”, recogida por parte del gremialismo empresario cercano
el nuevo plan del gobierno precisó una política industrial dirigida al gobierno (Confederación General Económica –CGE–). Los
básicamente a limitar las importaciones a través de una mayor industriales destacaban las dificultades para incrementar la
integración del sector industrial. Con su importancia, las prio- productividad sobre la base de introducir mejores equipos
ridades industriales se hallaban subordinadas a los objetivos dada la insuficiencia de divisas; superar ese dilema era posible
económico-sociales que enfatizaban la producción energética y pero forzosamente se trataba de un proceso lento, y por ese
la mecanización y el perfeccionamiento de las actividades agro- motivo estos sectores patronales apoyaban también la polí-
pecuarias. Los objetivos generales para el sector también mencio- tica de inversiones extranjeras del gobierno. En consecuen-
naban la racionalización de la producción y la “productividad” del cia, dado que no podían elevarse los rendimientos en forma
trabajo y el capital. El Plan establecía entre sus prioridades indus- inmediata a través de una mayor mecanización, las mejoras
triales la siderurgia, la metalurgia, la producción de aluminio, la debían lograrse mediante el aumento de la productividad de
química y las actividades metalmecánicas. En consecuencia, la las máquinas existentes y de los obreros. Un congreso se
producción de alimentos y textiles quedaba relegada en función realizó en 1955 con el propósito de avanzar en ese sentido,
de la búsqueda de una mayor integración del entramado fabril. pero la resistencia sindical impuso límites muy concretos y los
El cumplimiento de estas metas exigía un gran esfuerzo de resultados fueron escasos; el golpe de Estado que derrocó al
financiación por parte del sector público. Los recursos proven- gobierno en septiembre inhibió finalmente esa posibilidad y
drían principalmente de “ahorros reales” mediante la coloca- terminó por alinear de manera decidida a la mayoría de los
ción de títulos públicos y en menor medida del crédito bancario. empresarios junto con los críticos de la gestión peronista.10
También se impulsó una ley de inversiones extranjeras que
otorgaba importantes beneficios a la radicación de capitales en Una vez realizado este rápido racconto de las principales polí-
la industria. Catorce empresas manufactureras, en su mayoría ticas económicas e industriales desplegadas en el transcurso
estadounidenses, se radicaron en el país bajo el amparo de la del peronismo clásico, resulta necesario examinar algunos de
nueva ley, entre ellas las químicas Merck y Monsanto, y otras
alemanas como Siemens y Bayer reingresaron luego de haber
sido expropiadas durante la guerra. Entre las inversiones auto- 10. John W. Cooke dijo al respecto lo siguiente: “La burguesía industrial bene-
rizadas más importantes se encontraban las correspondientes a ficiada de esa política no solo tomó parte activa, sino que además siguió
en la órbita gravitacional política, ideológica y cultural de la vieja oligarquía
empresas alemanas productoras de tractores y, especialmente, terrateniente mercantil. La prosperidad no fue obstáculo para que se sintie-
la de FIAT. Otra inversión destacada fue la de la automotriz Kaiser sen amenazados por el avance del poder de los sindicatos y las condiciones
a comienzos de 1955; esa compañía firmó una asociación con nuevas en las que se desenvolverían las relaciones obrero-patronales[…]
Al desaparecer las condiciones en las que el ingreso nacional creciente per-
IAME, una empresa estatal, para la fabricación de automóviles mitía el enriquecimiento empresario y el mejoramiento de la vida de los
utilitarios y de pasajeros en la ciudad de Córdoba. trabajadores, la burguesía se pasó masivamente al frente antiperonista”.

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sus principales impactos sobre el sector manufacturero. Al res- cantidad de fuerza de trabajo, pero a medida que avanzaba
pecto cabe destacar que las políticas de ingreso y crediticias el proceso requerían crecientes importaciones de insumos y
iniciales provocaron un crecimiento importante de la actividad maquinarias. Ello se confirma en la composición del comercio
fabril, que alcanzó su máxima participación en el producto exterior manufacturero, que tuvo un signo fuertemente defi-
en 1947, con más del 24 por ciento del total. Este crecimiento citario puesto que continuó importando insumos y equipos
estuvo dinamizado tanto por el consumo, dada la política sala- mientras las exportaciones de bienes manufacturados se man-
rial, como por la inversión. En este caso las inversiones en tenían en niveles extremadamente bajos. Como se apuntó,
maquinarias, especialmente en la industria textil y metalmecá- esta falta de integración del sector industrial tendría efectos
nica, se triplicaron a partir de importaciones provenientes de negativos sobre el conjunto de las cuentas externas, al tiempo
los Estados Unidos, compensando de ese modo parcialmente que expresaba la centralidad estructural de los generadores de
el proceso de descapitalización previo y acompañando el incre- divisas, básicamente los grandes terratenientes, en el desen-
mento del consumo. No obstante, pese a las difusas metas volvimiento del “estilo de industrialización” característico de
definidas en el PPQ y a las definiciones del gobierno en mate- la primera experiencia gubernamental del peronismo.
ria industrial, la estructura del sector no sufrió modificaciones
importantes. Más aún, la producción de bienes de consumo Como resultado de las restricciones del sector externo y de
superó las previsiones de los planes de gobierno y la de insu- las políticas implementadas para enfrentarlas, el desempeño
mos básicos quedó muy por detrás, un indicador claro de que económico del período 1949-1952 se resintió fuertemente. En
la evolución industrial no estuvo definida tanto por las políticas 1952 el consumo fue inferior al registrado en 1948 y la inver-
específicas hacia el sector como por la más general de redis- sión cayó de modo considerable. En ese contexto, el sector
tribución de ingresos y crediticia escasamente selectiva. Preci- industrial no registró crecimiento. Hacia 1952 la producción
samente donde el desempeño de la industria se distanció más manufacturera era inferior a la de 1948, mientras que la ocu-
de las previsiones oficiales fue en la producción de insumos pación industrial también había declinado, trasladándose a
siderúrgicos y químicos básicos, rubros donde el Estado había sectores vinculados a la construcción y los servicios; en 1950
asumido un papel importante a través de la DGFM y la DINIE. había menos obreros industriales que en 1946. Las activida-
El crecimiento del sector hasta 1949 se basó en la incorpora- des más dinámicas resultaron aquellas vinculadas a la produc-
ción masiva de mano de obra, si se considera que el aumento ción de maquinarias y artefactos eléctricos, pero también las
del personal fue mayor al incremento de la potencia instalada. textiles continuaron en un sendero positivo. En ese relativo
La ocupación industrial se elevó del 21 por ciento en 1945 a estancamiento fabril pesó la falta de demanda interna, la caída
más del 29 por ciento de la población económicamente activa del consumo y también el cambio de la estructura de precios
en 1948. Las industrias livianas como la textil, por ejemplo, que relativos, que elevó el costo de los insumos importados y del
tuvieron el mayor desarrollo, tenían la ventaja de demandar combustible afectando a los establecimientos industriales. La
menos capital y tecnología, mientras incorporaban una mayor inversión en el sector, especialmente de maquinarias, decayó

28 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 29


fuertemente en 1949 y continuó declinando, aunque más leve- que la cantidad de trabajadores ocupados en el sector solo era
mente, en los años siguientes, como consecuencia de la insu- un 10 por ciento superior a la de 1946, mientras que el valor
ficiencia de divisas. agregado se mantenía prácticamente estancado respecto a
La economía tuvo nuevamente un desempeño positivo 1948 y en términos físicos la producción se ubicaba incluso por
en 1953 y 1955, en parte como recuperación de la caída del debajo. En 1955 la participación de las manufacturas en el pro-
período en el que predominó la crisis del sector externo, aun- ducto no era superior a la existente en el primer año completo
que sin alcanzar los niveles de la etapa inicial. En este nuevo del gobierno peronista. Como apuntan Sourrouille y Lucángeli
contexto positivo, la industria volvió a crecer y, a raíz de ello, se (1980), a principios de la década de 1950 el crecimiento indus-
incrementaron las importaciones de materias primas, combus- trial prácticamente se había estancado, aunque el número de
tibles y material de transporte, afectando las cuentas externas unidades productivas y la ocupación continuaban en aumento
en el último año, que arrojaron nuevamente un saldo negativo. (en 1954 el tamaño promedio por establecimiento era menor
A pesar de este crecimiento, la inversión en equipos y maqui- al de 1946). Pero además y principalmente no hubo avances
naria apenas si fue superior al crítico 1952 y se ubicó muy por significativos en materia de integración del tejido fabril: hacia
debajo de los valores de los años de auge. 1955 la oferta de productos industriales estaba compuesta
Las ramas tradicionales, como la alimenticia y la textil, con- principalmente por bienes de consumo y de uso intermedio,
tinuaron ocupando el lugar preponderante en la estructura mientras que la de bienes de capital apenas superaba el 6 por
industrial argentina, aun cuando se verificó un crecimiento de ciento del total.11 En consecuencia, se importaban ya pocos bie-
la producción metalmecánica, que superó en los últimos años nes finales y dos tercios de las compras en el exterior corres-
la ocupación en el sector textil. En rigor, el comportamiento de pondían a materias primas y productos intermedios, mientras
la industria estuvo bastante alejado de lo previsto en el SPQ, si que se necesitaban más maquinarias y equipos que no podían
bien éste no llegó a cumplimentarse temporalmente. El déficit
en la producción de acero fue notorio, puesto que los planes
de producción de SOMISA no avanzaron, y los laminadores 11. De todas maneras, no se debería soslayar que en estos años de pero-
privados no realizaron nuevas inversiones a la espera de esas nismo clásico, por ejemplo, se avanzó en una cierta diversificación de la
matriz fabril. Al respecto, cabe recuperar algunas conclusiones referidas al
instalaciones. Por otro lado, se produjeron más autos y tracto- período 1946-1954 que realizan Sourrouille y Lucángeli (1980): “Los datos
res de lo previsto, básicamente como resultado de las iniciati- son ilustrativos del papel peculiar que le cupo a la industria metalmecánica
vas relativamente exitosas en esas áreas. en el desarrollo industrial de la inmediata posguerra. En estos ocho años
se vuelve a duplicar el número de establecimientos, la ocupación aumenta
en un 60 por ciento frente a un 25 por ciento del total y supera a la industria
Para obtener un panorama de la industria durante la primera alimentaria y a la textil en todos los indicadores, con excepción del valor
experiencia peronista es interesante observar su comporta- de producción. Esta última observación no es más que el reflejo de un
hecho notable, el crecimiento de los pequeños talleres, en gran medida
miento en relación con el del conjunto de la economía. Luego dedicados a reparaciones o fabricación de repuestos, con un alto coefi-
del relativo repunte postcrisis, el censo industrial de 1954 indicó ciente de valor agregado por unidad de producción”.

30 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 31


importarse por la escasez de divisas. Éste era el origen de las
dificultades creadas por la vulnerabilidad externa de la econo-
CAPÍTULO DOS
mía, asociada a la tendencia recurrente a una balanza comercial
EL TERCER PERONISMO
deficitaria por efecto de los mayores requerimientos de impor-
taciones cada vez que crecía la actividad económica interna, y
por la dinámica de los precios y las colocaciones de los produc-
tos de exportación. En el plano de la dinámica del modelo de
acumulación, tal vulnerabilidad expresaba que pese a los inten-
tos, en ciertos aspectos exitosos, por profundizar el proceso de
industrialización, era ostensible la centralidad estructural y el
poder económico de los grandes terratenientes.

En el programa económico anunciado por el peronismo a


comienzos de 1973 los cuestionamientos al capitalismo se
habían radicalizado; en particular se criticaba al capital extran-
jero y a los “dueños de la tierra”. Esas posiciones eran más
beligerantes que las esgrimidas durante la etapa clásica,
cuando las críticas a los intereses económicos internacionales
y a los empresarios agropecuarios se habían morigerado nota-
blemente, e incluso lo eran respecto a las definiciones de los
años iniciales del gobierno.12
La política económica se sustentó en el Acta de Compro-
miso Nacional para la Reconstrucción, la Liberación Nacional
y la Justicia Social (ACN), un “Pacto Social” refrendado en el
Parlamento por la CGE y la Confederación General del Trabajo

12. Sobre la política económica del peronismo en la década de 1970 se reco-


mienda consultar los estudios de Di Tella (1986), De Pablo (1980), Leyba
(2003), Rougier y Fiszbein (2006) y Vitto (2010).

32 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 33


(CGT). El documento presentaba un diagnóstico que denun- sin embargo resultaba inferior a las demandas sindicales. Por
ciaba la penosa situación de las finanzas públicas, el proceso su parte, el PT enfatizaba como objetivos la modificación de las
de desnacionalización económica y financiera provocado prin- estructuras productivas y distributivas, a fin de conformar un
cipalmente por la experiencia “desarrollista”, el deterioro del “nuevo modelo de producción, consumo, organización y desa-
salario y la depresión del mercado interno. Pero este diagnós- rrollo tecnológico”, y “la recuperación de la independencia eco-
tico estaba subordinado a otro político que evaluaba la cre- nómica” a través del impulso de la empresa de capital nacional
ciente radicalización social; de allí la necesidad de apuntalar y la reversión del proceso de desnacionalización que se había
la “colaboración de clases”, filosofía que guiaba el conjunto producido a fines de la década de 1950 y en la de 1960 al calor
de medidas económicas al igual que durante la primera expe- de las políticas “desarrollistas”.
riencia de gobierno, aunque en las nuevas circunstancias la En esencia, el proyecto de largo plazo bosquejado proponía
amenaza se ajustaba más a la realidad.13 desarrollar la sustitución de importaciones en la producción
El ACN definía una serie de instrumentos destinados a lograr de insumos estratégicos, tales como acero, productos quími-
la estabilización en el corto plazo y otros de carácter estructural, cos, aluminio o papel, propiciando una mayor integración del
luego incorporados al Plan Trienal para la Reconstrucción y la sector industrial y, por lo tanto, un menor consumo de divi-
Liberación Nacional (PT) presentado a fines de 1973, cuando ya sas y, por esa vía, erosionar en parte la centralidad estructural
Perón había asumido la presidencia, y en cuyo diseño la CGE y el histórico poder de veto de los grandes terratenientes. La
había trabajado durante años.14 Las medidas de corto plazo bus- persistente tendencia al estrangulamiento del sector externo
caban la estabilidad de los precios como condición para el cre- se revertiría con una mayor oferta de bienes industriales pero
cimiento económico. Empresarios y obreros debían llegar a un también de productos rurales; en este sentido, el peronismo
acuerdo de salarios y precios refrendado por el Estado, una de volvía a instalar la posibilidad de incrementar los saldos expor-
las ideas que el peronismo había buscado a través del Congreso tables tradicionales, tal como lo había hecho con el “cambio de
de la Productividad en los últimos años de su gestión anterior. rumbo” de fines del decenio de 1940. La alternativa requería
El “Pacto Social” también tenía como meta la redistribución del transformaciones en el régimen de propiedad y de explotación
ingreso, ya que previamente al congelamiento de los precios se imperantes en el agro y pretendía aprovechar los buenos pre-
otorgó un aumento del 20 por ciento de los salarios, nivel que cios que se obtenían para las materias primas en el mercado
mundial por ese entonces.
La inversión pública ocupaba un lugar destacado en la pro-
13. Pocos meses después de la firma del ACN, el presidente de la CGE, Julio puesta económica. En ello, el programa de la CGE recogía los
Broner, declaraba que era necesario “socializar los ingresos y las utilida- postulados doctrinarios del peronismo clásico, aunque mati-
des, pero no la propiedad privada. Para eso hay que entender que debe- zados y reformulados por la propia experiencia del decenio de
mos congelar nuestras ganancias para defender eso otro” (reproducido en
Testa, 1975). 1950 y las nuevas circunstancias históricas. En la perspectiva
14. Sobre la relación entre la CGE y el peronismo, ver Brennan y Rougier (2009). de los hacedores de la política económica inicial, el Estado no

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debía tener una función muy diferente a la que había tenido en el poder de decisión nacional sobre la canalización del ahorro
los años inmediatos anteriores: promotor del desarrollo eco- interno. Pero la reforma tenía reservado un papel menor en el
nómico a través de su propio peso como empresario, como conjunto de la política económica respecto a la instrumentada
contratante y como dinamizador de la coordinación económica en 1946, más acorde a las definiciones que propugnaron cierto
a través de múltiples y variados instrumentos. En ese marco, retiro del Estado en esa área luego de 1949.16
la gravitación estatal pareció reforzarse con la creación de la En lo que se refiere específicamente a la política industrial,
Corporación de Empresas Nacionales (CEN), un enorme hol- el gobierno pretendía alcanzar el pleno empleo de los recursos
ding público cuyo objeto era ejercer la conducción superior y mayores niveles de eficiencia. Para ello, consideraba avanzar
de todas las empresas en las cuales el Estado tuviese propie- en la sustitución de importaciones, en especial de maquinarias
dad absoluta o mayoritaria del capital, con la excepción de las e insumos básicos, y consolidar la empresa nacional, la inte-
empresas militares. Según José Ber Gelbard, líder de la CGE y gración regional y las exportaciones manufactureras mediante
ministro de Economía, la Corporación sería “una de las treinta incentivos fiscales, facilidades crediticias y una agresiva polí-
empresas más grandes del mundo”, con capacidad para pro- tica de inserción internacional y apertura de mercados. Así,
mover el desarrollo de nuevas industrias por razones de inte- conjuntamente con un discurso que enfatizaba el apuntala-
rés público, y de coordinar las inversiones y los programas de miento de las pequeñas y medianas empresas a través de la
producción de una gran cantidad de firmas en distintas activi- Corporación para la Pequeña y Mediana Empresa (COPYME),
dades económicas industriales, mineras y de la construcción.15 se programaba continuar los grandes proyectos industriales
De algún modo, el nuevo y ambicioso organismo ampliaba los en su mayor parte iniciados a fines de la década de 1960 (en
objetivos que en su momento había tenido la DINIE como ins- siderurgia, petroquímica, química pesada, aluminio, celulosa
trumento de política industrial. y papel), controlar el crecimiento “exagerado” de ramas no
La reforma financiera constituía otro de los aspectos estruc- prioritarias, y desarrollar y reconvertir algunas industrias de
turales del programa económico. El gobierno peronista nacio- bienes de consumo (alimentos, aparatos para el hogar, tex-
nalizó nuevamente el sistema bancario, una medida que se tiles, cueros, muebles e imprenta) (Presidencia de la Nación,
debatía desde años antes y era un reclamo tradicional de la 1973; Banco Nacional de Desarrollo, 1974). La profundización
CGE. Como se desprende de los enunciados de política mone- de la sustitución de importaciones y el aliento a las exportacio-
taria y crediticia del PT, la idea era canalizar selectivamente el nes industriales eran objetivos compartidos con los gobiernos
crédito en favor de la pequeña y mediana empresa y de las anteriores, ahora enmarcados en una política redistributiva y
regiones y sectores sociales rezagados, lograr un adecuado de mayor apoyo al capital nacional.
grado de liquidez y financiamiento de la economía, y afirmar

16. Algunas disposiciones mantuvieron las condiciones vigentes en el sistema


previo y relativizaron la reforma al otorgarle mayores atribuciones en la
15. Ver la edición del 25/11/1973 de La Nación. canalización de los depósitos a la banca privada.

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Una nueva ley sobre capital extranjero acentuaba los rasgos el autoabastecimiento de productos semielaborados y elabora-
nacionalistas del programa. Las inversiones debían radicarse en dos, la creación de una capacidad de producción superior a la
actividades y zonas geográficas determinadas por el Ejecutivo y demanda interna y la conservación del poder de decisión nacio-
no generar el desplazamiento de empresas de capital nacional. nal sobre el sector. Especialmente se promovía el desarrollo de
Quedó prohibida a los extranjeros la adquisición de más del 50 por plantas de reducción directa con el fin de eliminar la dependen-
ciento de una empresa que operara en la Argentina y toda inver- cia exterior en la provisión de chatarra. Finalmente, el decreto
sión en las áreas consideradas vitales para la seguridad nacional referido a las actividades forestales impulsaba la profundización
(que incluía a la siderurgia, química, petróleo, servicios públicos, de la sustitución de importaciones de papel y cartones y, en par-
bancos y seguros, entre otras actividades). La ley restringía al 12,5 ticular, la instalación de plantas integradas de papel para diario.
por ciento las remesas de utilidades al exterior y penalizaba ese Desde el punto de vista regional, la ley de promoción indus-
porcentaje máximo con impuestos extraordinarios.17 trial tenía como meta lograr la descentralización geográfica de
La promoción industrial enunciada en el Plan Trienal fue san- las actividades industriales a través de la promoción y el esta-
cionada mediante la Ley 20.560 y reglamentada mediante tres blecimiento de empresas de capital nacional en áreas de desa-
decretos sectoriales referidos a la petroquímica, la siderurgia y rrollo y zonas de frontera. Todo el país era considerado “zona
la actividad forestal. En el área petroquímica se pretendía avan- de promoción”, excepto la Capital Federal (donde las nuevas
zar hacia la sustitución total de las importaciones a través de la radicaciones estaban prohibidas) y el conurbano bonaerense
producción estatal de insumos básicos, de la transformación pri- (desalentado a través de mecanismos impositivos). Además,
maria (con empresas mixtas) y de bienes finales (que podían ser se firmó un Acta de Reparación Histórica que disponía mayo-
íntegramente privadas). En la industria siderúrgica se buscaba res mecanismos de fomento para las provincias de San Luis,
San Juan, Catamarca y La Rioja.18
En suma, la estrategia de desarrollo del peronismo en 1973 bus-
caba resolver los problemas de eficiencia y de estrangulamiento
17. El recelo hacia las inversiones extranjeras tenía ahora un impulso orgánico
gracias a los sectores empresarios, partícipes en la base de sustentación externo que provocaba el modelo de sustitución de importacio-
del proyecto peronista, que reclamaban restricciones al capital extranjero nes y sostenía muchos de los principios esbozados por el equipo
para potenciar la expansión del capital nacional, como ilustran las declara-
ciones de Broner: “El Estado debe aumentar sus controles y la presión de
económico de los años de 1950, con un agregado no menor: el
sus políticas orientadoras. En tal orientación debe incluirse la reserva para estímulo de las exportaciones industriales, incorporado como
el capital nacional no solo de las áreas estratégicas o fundamentales de la propuesta por los debates sobre estrategias de desarrollo durante
economía, sino también de aquellas en las que las utilidades son más altas,
si se quiere que ese capital nacional se consolide y aumente; los capitales el transcurso del decenio de 1960 y por ese entonces una realidad
extranjeros deben encuadrarse estrictamente en las normas escritas y en las
normas tácitas de las políticas nacionales de desarrollo en cuanto a la pre-
servación de la independencia del país huésped. En relación con lo anterior,
los capitales extranjeros deben estar dispuestos a participar de más en más 18. Sobre la promoción industrial, ver Azpiazu (1986), Kosacoff y Azpiazu
en empresas privadas o mixtas en que su presencia sea solo minoritaria”. (1989) y Schvarzer (1987).

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concreta de la estructura del comercio exterior de la Argentina. No con el drástico programa de ajuste del ministro Rodrigo a media-
obstante, las definiciones estratégicas de largo plazo y su instru- dos de 1975. La lógica económica determinada por el típico ciclo
mentación chocaron tempranamente con las demandas sectoria- de stop and go marcó dos momentos: a) la fase expansiva que
les, los requerimientos del corto plazo y la dinámica del proceso se extendió poco más de un año (gestión Gelbard); y b) la crisis
político (en la que asumieron un rol destacado las intensas y varia- de sector externo (en parte provocada por el incremento de los
das pugnas dentro del propio partido gobernante). precios de las importaciones como consecuencia de la “crisis
Inicialmente el control de la inflación y la buena coyuntura del petróleo” y por las dificultades de colocación), que se desa-
internacional (los precios del trigo alcanzaron un máximo his- rrolló durante alrededor de un año y medio, y fue enfrentada
tórico en los últimos meses de 1973) permitieron un incre- con planes de ajuste de distintos énfasis (gestiones de Gómez
mento importante del PBI, una mejora en la participación de Morales, Rodrigo, Bonanni, Cafiero y Mondelli). Luego de diez
los trabajadores en el ingreso, el sostenimiento de un supe- años de crecimiento sin interrupciones, más allá de ciertas fluc-
rávit comercial y un aumento significativo del gasto público. tuaciones en su dinámica, el producto tuvo signo negativo en
Sin embargo, el programa se vio amenazado prontamente por 1975.19 Dadas estas circunstancias, resulta difícil establecer los
diversos factores. En primer lugar, en octubre de 1973 los pre- resultados en un más largo plazo de la estrategia inicial diseñada
cios del petróleo en el nivel internacional se cuadruplicaron y por el peronismo, considerando, además, que ese “largo plazo”
las compras externas de ese producto pasaron a representar el sólo se reduce a un período menor a los tres años. De todos
15 por ciento del total. También se incrementaron los precios modos, es posible señalar algunas dificultades o fracasos y a
de las materias primas que se importaban y garantizaban la la vez ciertos éxitos en modificaciones estructurales propuestas
expansión económica e industrial principalmente (productos de acuerdo con la estrategia de desarrollo presentada en 1973.
siderúrgicos, químicos, metales no ferrosos, etcétera). Final- En primer lugar, las transformaciones de la estructura produc-
mente, el cierre del Mercado Común Europeo impactó muy tiva en el agro, que incluyó el intento por imponer el impuesto a
negativamente en las colocaciones argentinas en el exterior. la renta normal potencial de la tierra, se empantanaron rápida-
A estos factores deben sumarse las tensiones locales deri-
vadas de la lucha del movimiento obrero por mejorar la distri-
bución del ingreso, ahora más fuertes ante los intentos de los 19. Por entonces hubo una serie de lock-outs patronales, el desplazamiento
empresarios de descargar los mayores costos de los insumos de la CGE como expresión política aglutinante del sector empresarial y la
importados a través del aumento de los bienes finales, lo que creación de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias
(APEGE). Esta entidad estaba conformada por “los elementos más férrea-
“flexibilizaba” y degradaba el Pacto Social. De este modo, el mente liberales de la Unión Industrial Argentina y la Cámara de Comer-
programa económico del peronismo quedó pronto sujeto a los cio, y los espíritus más atrevidos de la Sociedad Rural Argentina” (Lewis,
avatares de la dinámica del corto plazo, comenzó a desecharse 1993), y en su declaración liminar asociaba la “situación de desorganiza-
ción del país” con las responsabilidades públicas desempeñadas por la
con el fallecimiento de Perón en julio de 1974 y con la salida de CGE y la CGT. Sobre esta coyuntura crítica, ver Brunetto (2007), Rougier y
Gelbard del gabinete a fines de ese año, y finalmente sucumbió Fiszbein (2006), Peralta Ramos (2007).

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mente y el poder de los sectores tradicionales se mantuvo incó- medianas empresas. Algo similar ocurrió con la CEN; los ambi-
lume, mucho más cuando las cuentas externas se deterioraron ciosos proyectos en el área industrial fracasaron porque las
y fue necesario estimular la producción rural, tal como había trabas burocráticas impidieron que la Corporación ejerciera
ocurrido a partir de 1949 durante el peronismo clásico. la efectiva coordinación de las empresas manufactureras que,
En segundo lugar, la reforma financiera no pudo cumplir como SIAM o La Cantábrica, estaban bajo control mayoritario
cabalmente sus objetivos. Cuando la coyuntura económica del Estado, mientras que otras trascendentes, como SOMISA,
empeoró y la escalada inflacionaria provocó mayores requeri- nunca quedaron bajo su coordinación.
mientos de capital de trabajo, el sistema, particularmente a tra- En cambio, el sector público tuvo una participación desta-
vés del Banco Nacional de Desarrollo, ofreció gran cantidad de cada en la promoción de grandes emprendimientos en el área
líneas de crédito con el objetivo de preservar empleos, antes celulósico-papelera (Papel Misionero, Papel Prensa, Celulosa
que para motorizar la inversión. En ese marco, las actividades Argentina), en la industria del hierro y acero (Dálmine Siderca,
manufactureras obtuvieron menos crédito que otras, y la rama Acindar, Propulsora Siderúrgica, SOMISA, Hierro Patagónico
industrial más beneficiada fue la alimenticia y no aquellas con- y en el posteriormente frustrado proyecto de Siderúrgica Inte-
sideradas prioritarias dentro de los lineamientos del PT. Esta grada), y en la industria química y petroquímica (Petroquímica
política supuso sostener financieramente a un conjunto impor- Bahía Blanca, Petroquímica General Mosconi, Petroquímica
tante de empresas que operaban de manera ineficiente y de Río Tercero y Álcalis de la Patagonia). Esos proyectos ya esta-
ese modo evitar su quiebra.20 ban en marcha cuando el peronismo llegó al gobierno y fueron
En tercer lugar, los resultados de la política de promoción incorporados a la ley de promoción industrial. Si bien las difi-
tampoco fueron muy positivos. Entre 1973 y marzo de 1976 cultades propias de la coyuntura, los problemas financieros del
hubo 277 presentaciones, en su mayoría destinadas a industrias sector público, el entramado burocrático y las pujas en torno
productoras de bienes intermedios y de capital; a pesar de ello, a los grupos beneficiados por su instalación generaron impor-
la producción de bienes de consumo masivo resultó mucho más tantes demoras e inconvenientes, algunos de ellos avanzaron
dinámica que la de los bienes “estratégicos” que el gobierno y comenzaron a producir durante el período, tales los casos de
pretendía estimular con los proyectos promocionados. Tam- Aluar, General Mosconi o el segundo alto horno de SOMISA.
poco la política de descentralización regional tuvo mayor éxito. Con todo, muchas de las medidas dispuestas para pro-
La actuación de la COPYME por su parte se vio trabada fun- mocionar al sector industrial fueron postergadas o anuladas
damentalmente por cuestiones de índole burocrática y tuvo por los problemas que surgieron en la coyuntura. Aunque la
escaso impacto en impulsar la inversión de las pequeñas y expansión sustentada en los incrementos salariales promovió
algunos procesos de crecimiento, sobre todo en ramas dedica-
das a la producción de bienes de consumo, en 1974 se alcanzó
20. El Banco Nacional de Desarrollo fue la entidad que sucedió al Banco Indus- la plena utilización de la capacidad instalada. Además de los
trial. Un análisis de esta institución se puede consultar en Rougier (2004). límites inherentes que tenía el crecimiento basado en la redis-

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tribución de ingresos, la gran incertidumbre sobre los precios cada rama en el producto industrial, la que más creció fue la
relativos complicó las declinantes proyecciones de inversión. de textiles, mientras que la fabricación de productos metálicos,
La reducción de la inversión fue la reacción de los empresa- maquinarias y equipos registró la mayor caída. En ese marco
rios industriales frente a la caída de la rentabilidad provocada de mayor desarrollo de los sectores menos capital-intensivos,
por el incremento de los precios de los insumos y maquinarias la productividad de la mano de obra en la industria se mantuvo
importados, y por los controles de precios y la creciente pre- prácticamente constante, dado que tanto el volumen físico de
sión salarial en el nivel local. la producción industrial como los obreros ocupados en el sec-
En consecuencia la producción industrial del período fue tor tuvieron incrementos similares.
extremadamente fluctuante y no aumentó su participación Estos aspectos deben separarse de la evolución de las
sobre el total del producto. En 1973 la industria creció casi un exportaciones del sector. Durante el período se registró un
7 por ciento, liderada por el desempeño del sector automotor gradual incremento de la participación fabril sobre el total de
y el productor de tractores, cuya capacidad exportadora creció las exportaciones, que continuaba la tendencia de más de una
con el impulso de la promoción. En 1974 la actividad registró década y reflejaba los interesantes niveles de eficiencia alcan-
nuevamente una expansión significativa (6 por ciento), pero, zados por algunos sectores manufactureros locales. El aliento
por primera vez desde 1970, el crecimiento industrial fue infe- a las exportaciones industriales implicaba un gran costo para
rior al del PBI. En 1975 la actividad se contrajo un 3 por ciento, el Estado, que debía compensar la sobrevaluación, y su efecto
acusando la caída en la producción de bienes durables (7 por sobre la balanza comercial en el mediano plazo no estaba
ciento), que fue particularmente fuerte en la industria de la claro. De todos modos, las exportaciones de origen industrial
madera, afectada por la retracción en la construcción, y en la aumentaron su participación sobre el total y alcanzaron el 20
producción de maquinarias (por la pérdida de dinamismo en por ciento en el período. Destacable en este sentido fue la per-
la producción de automóviles y tractores); el rubro metales, formance de las colocaciones en el exterior de productos quí-
maquinarias y equipos cayó ese año un 8 por ciento. micos y de máquinas y material de transporte (Katz y Ablin,
1977). Estas experiencias muestran en parte el grado de madu-
La dinámica de la producción de bienes de consumo masivo rez alcanzado por la industria local dentro del esquema más
fue mucho más vigorosa que la de las ramas consideradas general de la sustitución de importaciones, aunque aún tenía
“básicas” y “estratégicas” en el programa del gobierno, cuya mucho por avanzar en términos de integración de la trama
participación en el producto industrial se mantuvo estancada fabril y seguía siendo dependiente de los avatares del sector
entre 1972 y 1975. La redistribución del ingreso modificó el externo, como quedó demostrado con crudeza en 1975.
perfil de la demanda y, en ese marco, las llamadas industrias En suma, la recomposición de la demanda de consumo
vegetativas aumentaron su tasa de crecimiento, mientras que resultante de la redistribución de ingresos produjo, paradóji-
las ramas dinámicas crecieron a menor ritmo que en años camente, un mayor impacto que las anunciadas políticas de
anteriores. Considerando la evolución de la participación de promoción. Los objetivos básicos en la estrategia del tercer

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peronismo para el desarrollo industrial (el aumento del aho- tentado en la industrialización sustitutiva, sino remover, en lo
rro público y de la capitalización del Estado y sus empresas, y posible de manera irreversible, sus propios soportes estruc-
el incremento de la rentabilidad de las empresas medianas y turales. De allí que la forma de “resolución” haya trascen-
pequeñas de capital nacional) y para el desarrollo agropecua- dido holgadamente lo estrictamente económico, sin dejar de
rio se vieron mayormente frustrados. Los diversos problemas involucrarlo activamente, para centrarse en lo político-social
económicos y políticos que presentó la coyuntura relegaron en el intento refundacional por alterar de manera decisiva
las propuestas de largo aliento y socavaron raudamente la los basamentos estructurales que habían viabilizado el creci-
dinámica de corto plazo. miento económico-industrial y su correlato en diversas expre-
siones políticas de los sectores populares con una ostensible
El dramático desenlace del proyecto de esta experiencia impronta contestataria y/o cuestionadora de las propias rela-
sirvió para que desde diferentes sectores que posteriormente ciones de producción capitalistas.
confluirían en la base social de apoyo al golpe de Estado del
24 de marzo de 1976 se deslegitimara la intervención estatal
en el plano económico, así como también un modelo de acu-
mulación anclado en el sector industrial. De allí que, basada
en la premisa de la imposibilidad de resolver los problemas
del crecimiento haciendo eje en una mayor industrialización, la
política económica de Martínez de Hoz procediera a desandar
drásticamente el camino iniciado en las décadas anteriores, a
través de un proceso de reprimarización de la economía que le
permitiría desarticular las tensiones sociales y políticas que la
irrupción de la industria había generado, y que políticamente
se asociaban con el peronismo. En otros términos, para los
militares que usurparon el poder en 1976 y sus bases de sus-
tentación en la sociedad civil, ya no se trataba de objetar un
particular “estilo de industrialización” atento a sus limitacio-
nes, insuficiencias, ineficiencias, etcétera, sino al propio papel
del sector como eje ordenador de las relaciones económicas
y sociopolíticas y, como tal, generador de espacios de conver-
gencia de intereses entre distintos actores sociales. Desde esa
concepción no se pretendía superar en forma virtuosa las limi-
taciones o las restricciones del modelo de acumulación sus-

46 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 47


CAPÍTULO TRES
EL MENEMISMO

El proceso que se inició con la asunción anticipada de Menem


a la presidencia en julio de 1989 trajo aparejadas profundas
transformaciones estructurales sobre la industria. En gran
medida, éstas se derivaron de la orientación de las políticas
económicas, que no solo tuvieron un sesgo similar a las desple-
gadas durante la última dictadura militar, sino que, en muchos
campos, abordaron y resolvieron de forma “superadora”
muchas de sus asignaturas pendientes.21 De allí sus resultados
semejantes en lo que atañe a los ganadores y los perdedores
en términos sectoriales y en lo que respecta a las diferentes
clases sociales y fracciones de clase. Como producto de ello,

21. A comienzos del gobierno de Menem, el ex ministro de Economía de la


dictadura señalaba: “La diferencia está en que hoy, en contraste con 1976,
la mayor parte de los principios y orientaciones de gobierno que propu-
simos, aplicamos o intentamos poner en ejecución han sido adoptados y
están siendo reclamados en forma generalizada tanto en el mundo como
en nuestro país” (Martínez de Hoz, 1991).

la industria en los cuatro peronismos 49


bajo el menemismo se acentuaron aún más muchas de las ten- poder del Estado y la apertura externa de la economía, junto con
dencias sobresalientes del desenvolvimiento fabril a partir de la eliminación del régimen de consulta previa para la importación
la interrupción del modelo sustitutivo (en numerosos casos a de diversos bienes. Además, el reconocimiento de las “fuerzas del
niveles insospechados, sobre todo en materia de destrucción mercado” como asignadoras “naturales” de los recursos y la lla-
de masa crítica acumulada), al tiempo que emergieron nuevas mada “desregulación” del mercado de trabajo y la consiguiente
problemáticas, todas ellas de difícil reversión.22 pérdida de conquistas laborales de vieja data (potenciada, a su
En el marco de una modificación de relevancia en el esce- vez, por una aguda crisis del mercado de trabajo que no tardaría
nario internacional que favoreció a los llamados “países en irrumpir y que se manifestaría, entre otros aspectos, en una
emergentes”23, y a partir de las “recomendaciones” y las muy elevada desocupación y precarización de las ocupaciones).
“sugerencias” que desde hacía varios años venían realizando De todas maneras, fue en marzo de 1991 cuando a partir de la
los organismos multilaterales de crédito, los think tanks del sanción de la Ley de Convertibilidad, y en el marco del inicio de un
neoliberalismo (del ámbito nacional y del exterior) y los prin- ciclo de endeudamiento externo (público y privado) muy acelerado,
cipales grupos económicos locales24, en forma casi simultánea tales políticas de shock pasarían a asumir un mayor grado de orga-
con el inicio del gobierno se puso en marcha un programa de nicidad y funcionalidad respecto de la consolidación de aquellos
reformas estructurales sumamente abarcador (sin duda, de los intereses económicos que conformaban el sustento estructural del
más intensos y radicales de los aplicados en la región). proyecto refundacional iniciado con la última dictadura militar.25
Ese shock institucional se inició formalmente con la rápida san-
ción de las Leyes de Reforma del Estado y de Emergencia Econó-
25. A poco de implementarse la convertibilidad se logró poner fin al régimen de
mica. Como parte sustantiva del programa, cabe resaltar también alta inflación que había estado vigente desde mediados de la década de 1970
la remoción de una amplia gama de mecanismos regulatorios, y que había desembocado en una serie de episodios hiperinflacionarios en el
bienio 1989-1990. Esto sentó las bases para que amplios sectores de la socie-
la liberalización del mercado cambiario y de los flujos de divisas dad respaldaran el programa de ajuste estructural en curso, situación que se
internacionales, así como del régimen de inversiones extranjeras, vio alentada por el “boom de consumo” característico de los primeros años de
vigencia del régimen de conversión fija. Al decir de Nochteff (1999): “Debido a
la supresión del control de precios, el fuerte debilitamiento del que el esquema monetario-cambiario que se adoptó entonces se articuló con
un “shock institucional” neoliberal (o sea, con un plan orientado al cambio
drástico y casi instantáneo de todas las instituciones económicas y sociales),
es necesario separar analíticamente el esquema monetario-cambiario de esta-
22. La trayectoria de la industria argentina durante la década de 1990 con sus antece- bilización del resto de las políticas que conformaron el “shock institucional”
dentes desde la última dictadura ha sido analizada por diversos autores. A modo neoliberal. Ello se debe a que, desde el punto de vista estrictamente técnico,
de ejemplo, consultar Azpiazu (2008; 2011), Azpiazu y Schorr (2010a), Basualdo se podría haber aplicado el mismo esquema de estabilización y recuperación
de la moneda como unidad de cuenta sin realizar las demás transformaciones
(2006), Bisang y otros (1996), Katz (1999), Kosacoff (2000) y Schorr (2004).
en forma de “shock” y con los sesgos que las caracterizaron, las cuales consti-
23. Básicamente, de las restricciones de financiamiento que habían signado el tuyeron la satisfacción de las demandas de las distintas fracciones del bloque
decenio de 1980 se pasó a una etapa de abundante liquidez que perduraría hegemónico. La asimilación del esquema monetario-cambiario con el resto de
hasta fines de la década de 1990. las transformaciones bajo el término engañoso de “Plan de Convertibilidad”
24. Al respecto, ver Basualdo (2011), Beltrán (1999), Gálvez (2011), Ortiz y fue sobre todo una forma de legitimación –una suerte de “Caballo de Troya”–
Schorr (2006) y Pucciarelli (2011). de las transformaciones que correspondían a esas demandas”.

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En el campo estrictamente industrial el argumento central das por ésta.27 Luego de transcurrido un lapso “razonable”
esgrimido por los propagandistas y los “hacedores de polí- de tiempo, todo ello se “derramaría” sobre el conjunto de la
tica” del neoliberalismo fue que como resultado de varias sociedad bajo la forma de más empleo, mejores condiciones
décadas de proteccionismo, de proliferación de regulaciones laborales, mayores salarios, etcétera.
de distinto tipo y de concesión de excesivos subsidios y/o Este enfoque había ido ganando creciente consenso en el
prebendas estatales al sector privado, se había llegado a una transcurso de la “década perdida” o, más apropiadamente,
situación en la que la actividad manufacturera presentaba un del decenio regresivo de 1980, y atribuía la culpa de todos los
alto grado de ineficiencia, el cual se reflejaba, por ejemplo, males al “supuesto Estado de Bienestar que con sus variantes
en su baja competitividad internacional o en sus reducidos habría estado vigente desde 1945, ocultando las transforma-
niveles de productividad. De allí que bastaba con aplicar un ciones que le habían dado un nuevo contenido de clase desde
conjunto de medidas tendientes a promover el libre funcio- mediados de la década de los setenta[...] En estas condiciones,
namiento de las “fuerzas del mercado” para garantizar que percibir la crisis [de fines del decenio] como el fin del Estado
la economía y la industria argentinas ingresaran en un sen- populista supone una clara (y sumamente eficaz) maniobra
dero sostenido de crecimiento y modernización asociado a ideológica destinada a legitimar la reestructuración que impul-
una “correcta” inserción en el mercado mundial (es decir, saron las fracciones sociales dominantes en la década de los
afincada en aquellos productos con probadas ventajas com- noventa. En otras palabras, el tipo de lectura que se logró
parativas; básicamente la agroindustria y la elaboración de imponer sobre las causas de la crisis es lo que determinó las
algunos commodities fabriles).26 Y, además, a la obtención de formas en que se buscó salir de la misma. Así, si el Estado era
ganancias agregadas de eficiencia: la eliminación de la inter- el responsable prácticamente exclusivo de todos los proble-
vención estatal pondría a las empresas locales en la disyun- mas que aquejaban a la Argentina a fines de los ochenta, era
tiva de transformarse en más “eficientes” para enfrentar con lógico que su resolución pasara, siempre de acuerdo al diag-
éxito la competencia externa, o en su defecto verse sustitui- nóstico del poder económico y sus cuadros orgánicos, por la
`Reforma del Estado, con eje en la privatización de empresas
públicas, la desregulación de una amplio espectro de merca-
26. En este marco, no resulta sorprendente la afirmación de uno de los
dos y la liberalización comercial y financiera”.
intelectuales orgánicos del menemismo, Guido Di Tella, en cuanto a
que “la mejor política industrial es no tener ninguna” (en Página/12,
01/11/2003). Sobre estos temas, no puede prescindirse de la opinión
que merece este tipo de interpretaciones de la teoría de las ventajas 27. Para estos cuadros de los sectores dominantes, la gran ventaja de las
comparativas para Olivera (1977): “Resulta evidente pues que quie- medidas “liberalizantes” radica en su carácter neutral y uniforme, dado
nes juzgan sobre la ineficiencia de nuestras industrias comparando que afectan (y benefician) por igual a todos los agentes económicos y,
simplemente sus costos reales con los que prevalecen en otros países como tales, no se encuentran expuestas a prácticas de lobbying. Al res-
aplican, seguramente sin proponérselo, principios de comercio colo- pecto, se pueden consultar los trabajos de Bour (1993), De la Balze (1993),
nial y no comercio internacional”. Delgado y Sguiglia (1994), FIEL (1999), IERAL (1999) y Llach (1997).

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Fue sobre tales basamentos “conceptuales” que se des- a partir de la venta de gran parte de sus tenencias accionarias
plegó una estrategia que pivoteó fundamentalmente alrededor en los consorcios controlantes de las compañías prestatarias.
de la privatización de prácticamente la totalidad de las empre- En segundo lugar, a favor de la búsqueda del neoliberalismo
sas estatales, la desregulación de múltiples mercados (muchos por reestructurar los cuadros tarifarios de modo tal que refle-
de ellos estratégicos, dada su incidencia sobre determinados jaran “adecuadamente” los costos de prestación (es decir, de
costos empresarios) y la apertura de la economía a los flujos avanzar hacia una regresiva matriz de precios relativos entre
internacionales de bienes y capitales. En el ámbito manufac- los distintos tipos de usuarios), se verificó un considerable
turero, tales políticas tuvieron un marcado efecto propulsor abaratamiento de las tarifas abonadas por los grandes consu-
sobre los procesos de desindustrialización, de reestructuración midores industriales, sobre todo en el campo energético.
sectorial regresiva y de concentración y centralización del capi- En tercer lugar, si bien el proceso privatizador de estos años
tal. De allí que estuvieron muy lejos de ser uniformes y neutra- tendió a focalizarse en el ámbito de los servicios públicos, cabe
les en cuanto a sus implicaciones sobre los diferentes agentes mencionar que la enajenación de casi todas las compañías de
económicos, tal como se argumentaba que iba a suceder. propiedad estatal que operaban en el sector fabril promovió
un importante proceso de concentración de la producción y
La transferencia de activos públicos al capital privado trajo de centralización del capital en algunas industrias de insumos
aparejados distintos tipos de beneficios para los principales básicos muy relevantes, como la petroquímica, la refinación
grupos económicos nacionales y extranjeros con actividad en de petróleo y la siderurgia, que durante las experiencias pero-
la industria local. En primer lugar, dadas las modalidades que nistas clásica y de comienzos de la década de 1970 habían sido
asumieron las privatizaciones, estos actores lograron acceder consideradas estratégicas y, como tales, formaron parte de las
a la propiedad de muchos de los consorcios adjudicatarios de distintas apuestas por profundizar el planteo de industrializa-
las ex empresas públicas. Esto les permitió, por un lado, par- ción a partir de la intervención estatal. A raíz de las formas que
ticipar activamente durante buena parte del decenio de 1990 asumieron estas privatizaciones, se reforzó el liderazgo oligo-
en uno de los negocios más rentables del período (junto con la pólico de un puñado de grupos económicos, como Garovaglio
especulación financiera, de la que también fueron beneficiarios y Zorraquín, Indupa, Pérez Companc, Soldati y Techint.28
directos) y, por esa vía, diversificar el “riesgo empresario” en un
contexto que por la concurrencia de diversos elementos (como
la apertura comercial y la apreciación cambiaria) se presentaba 28. Entre las principales privatizaciones en el sector industrial se destacan
la de Altos Hornos Zapla, las firmas integrantes del complejo Fabricacio-
adverso para la mayoría de los rubros manufactureros. Por otro nes Militares, las empresas que formaban parte del polo petroquímico de
lado, les facilitó ingresar en actividades claves para sus respec- Bahía Blanca, Somisa y las instalaciones industriales de YPF. Los rasgos
tivas dinámicas de acumulación y reproducción, así como para distintivos y los impactos más relevantes del programa privatizador se
pueden consultar, entre otros, en los estudios de Abeles (1999), Azpiazu
el funcionamiento de los diferentes sectores productivos. Final- (2003), Azpiazu y Basualdo (1995), Gorenstein y otros (1999), Heymann
mente, les posibilitó realizar beneficios patrimoniales abultados (2000), Kozulj (2000), Pistonesi (2000) y Von Storch (2005).

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En referencia al proceso de liberalización comercial, vale en particular las de menor tamaño30, no así la de buena parte
reparar en que el mismo fue en muchos aspectos asimilable de las más grandes, sobre todo las firmas vinculadas a los prin-
al aplicado durante la última dictadura militar. Ello, en tanto en cipales grupos económicos y el capital extranjero. A diferencia
ambos casos las medidas aperturistas: a) se instrumentaron de aquellas, estas últimas contaban con un considerable pode-
con escaso gradualismo (aunque con notable inestabilidad en río económico y una inserción en la economía que les permiti-
los primeros años de la gestión de Menem, a punto tal que se ría a muchas de ellas transitar con éxito por el nuevo “entorno
sucedieron trece reformas arancelarias entre octubre de 1989 y de negocios”. Por ejemplo: por controlar los canales de impor-
noviembre de 1991); b) exhibieron marcadas asimetrías (en la tación y comercialización; por estar posicionadas en produc-
década de 1990 hubo sectores, como el automotor, que fueron ciones que, por distintas razones, se encontraban en mayor o
especialmente protegidos, y otros con tratamiento preferencial menor medida a resguardo de las importaciones, y en otras
ante la ostensible permeabilidad oficial frente a la capacidad estrechamente ligadas a la explotación y el procesamiento de
de lobbying de las empresas líderes: calzado deportivo, papel recursos naturales; por poder financiarse a tasas reducidas
para diario, etcétera)29; c) se enmarcaron en escenarios de tanto en el mercado financiero local como en el internacional;
sobrevaluación de la moneda doméstica que potenciaron los por contar con suficiente “espalda” para subsidiar a empresas
efectos de la brusca reducción de los aranceles y fueron posi- pertenecientes al mismo holding en actividades expuestas a
bles merced a un crecimiento fenomenal de la deuda externa; la competencia externa mediante el apoyo de las respectivas
y d) fueron utilizadas como una herramienta clave de la política casas matrices y/o su presencia en sectores no transables y/o
de estabilización de precios. de elevada rentabilidad, etcétera.
De forma similar a lo acontecido a fines del decenio de 1970,
durante el menemismo la conjunción de todos estos factores Lo anterior se vio potenciado por la existencia de un sis-
condicionó sobremanera la capacidad de respuesta de un tema aduanero sumamente “permeable” y por el hecho de
número considerable de empresas del sector manufacturero, que los mecanismos que tradicionalmente se utilizan para
controlar las prácticas comerciales desleales, como el régimen
anti-dumping, fueron aplicados con un alto grado de discre-
cionalidad, acentuando las asimetrías derivadas de la apertura
29. Al respecto, resultan sumamente ilustrativas las expresiones de uno de
los principales apologistas del gobierno de Menem, Miguel Ángel Broda:
“Hay que ser prácticos y a mis clientes les digo que hagan lobby, porque
da resultado en la Argentina[…] Yo como consultor tengo que estar en 30. Este segmento se vio especialmente perjudicado por la orientación y los
el plano no del deber ser, sino en lo que es mejor para mis clientes. Y yo sesgos del sistema financiero y de los instrumentos de apoyo al “desarro-
veo que ésta es una administración que no es invulnerable a las presiones. llo productivo”. Además, en la generalidad de los casos, estas compañías
Yo les digo a mis clientes que el modelo es, a mi juicio, permanente, pero se encontraban sumamente debilitadas por la reestructuración sectorial
al mismo tiempo que traten de aprovechar algunas deficiencias de esta iniciada con el Plan Martínez de Hoz y las características de la aguda crisis
administración que cede a las presiones” (en Página/12,15/05/1994). fabril verificada durante el gobierno de Alfonsín (Azpiazu y Schorr, 2010a).

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comercial.31 Todo esto contribuyó a expandir la concentración Al respecto, para el neoliberalismo por entonces hege-
económica y la centralización del capital. Y también a alentar mónico, las principales “fallas de mercado” radicaban esen-
un brusco proceso de reestructuración regresiva del sector cialmente en el excesivo intervencionismo estatal y en la
por efecto del deterioro o el desmantelamiento de numerosas proliferación de regulaciones que impedían el libre desenvol-
industrias “críticas” (bienes de capital, diversas metalmecáni- vimiento de las “fuerzas de mercado” y la consiguiente asig-
cas, electrónica industrial, etcétera) y el acentuado repliegue nación óptima de los recursos. En esta visión, la regulación
del tejido fabril hacia el procesamiento de recursos básicos, pública generaría imperfecciones mucho más perniciosas que
tendencia esperable dados el sustrato conceptual del shock las que podrían provenir de la propia dinámica del libre desem-
institucional neoliberal, los sesgos del entorno macroeconó- peño de los mercados. Sobre esa base, se argumentaba que la
mico asociado al mismo y la vigencia de un esquema de pari- remoción de tales regulaciones permitiría liberar esas fuerzas
dad cambiaria fija y apreciada.32 intrínsecas de la competencia y con ello maximizar el bienes-
El carácter concentrador y centralizador del programa de tar social. Pero como destaca Azpiazu (1999), el tratamiento
reformas estructurales instrumentado en el menemismo tam- de los mercados como si todos fueran de libre concurrencia
bién queda de manifiesto cuando se analiza otro de los pilares o de competencia cuasi perfecta supone un desconocimiento
“ordenadores” del set de políticas públicas que se aplicó: la absoluto del “mundo real” contemporáneo (nacional e inter-
no menos asimétrica y regresiva desregulación de los mer- nacional). Incluso, difícilmente pueda ignorarse que, tal como
cados. Si bien tal proceso se inició en paralelo a la asunción se desprende de las abundantes evidencias disponibles, en
anticipada de Menem, tomó nuevos impulsos y funcionalidad aquellos casos en los que existen marcadas imperfecciones en
con el Plan de Convertibilidad al sancionarse a fines de 1991 el el mercado –ajenas a la intervención estatal–, la no compensa-
decreto de desregulación económica. ción de las mismas (por ejemplo, vía la regulación estatal) y/o
la liberalización plena de las “fuerzas del mercado” derivarán
seguramente en una profundización de tales “fallas” de mer-
31. La siderurgia fue una de las actividades en las que se registró un mayor cado (en especial de las fuerzas de coacción resultantes del
número de solicitudes cursadas favorablemente con la aplicación de dere- propio poder económico de los actores predominantes).
chos anti-dumping y, a la vez, donde solo tuvieron esa positiva respuesta
oficial las que fueran presentadas por empresas pertenecientes a los gru-
En referencia a estas cuestiones, vale la pena introducir
pos económicos líderes de la actividad (Acindar y Techint), al tiempo que dos ejemplos. El primero lo brinda el impacto de la “desre-
fueron denegadas las elevadas por los escasos laminadores independien- gulación” sobre diversos mercados vinculados con la indus-
tes (muchos de los que posteriormente fueron absorbidos por los con-
glomerados mencionados). En relación con estas cuestiones, ver Azpiazu, trialización de bienes primarios, donde la relación entre las
Basualdo y Kulfas (2007). empresas agroindustriales oligopsónicas (en la generalidad de
32. Un análisis de los efectos de la política de apertura comercial sobre la los casos, también oligopólicas) con los productores de sus
dinámica estructural de la industria se puede encontrar en Azpiazu (1994),
Chudnovsky y otros (1995), Frenkel y González Rozada (1998), Musacchio insumos básicos (atomizados y con escaso poder de mercado)
(2004), Vispo (1999), Vitelli (2001) y Yoguel (1998). derivó en una creciente imperfección de los mercados o, más

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precisamente, en una considerable transferencia del poder El conjunto de las consideraciones previas permite concluir
regulatorio sobre los mismos hacia aquellos oligopsonios que que lejos de haber sido uniformes y neutrales, las políticas que
ya detentaban una posición dominante. Este proceso se vio constituyeron el núcleo organizador del vasto programa de
reforzado por la ostensible debilidad de la normativa existente ajuste estructural que se aplicó en la Argentina al cabo de esta
para regular el comportamiento empresario o, más apropia- experiencia de gobierno del peronismo trazaron en el ámbito
damente, la falta de voluntad política para “defender la com- industrial un claro “mapa” de ganadores y perdedores. Al res-
petencia” a pesar del carácter “promercado” del programa de pecto cabe remarcar algunos de los principales rasgos carac-
reformas estructurales en curso. terísticos de la trayectoria manufacturera durante esos años.
El segundo ejemplo es el de la llamada desregulación En primer lugar, se profundizó el proceso de desindus-
del mercado del petróleo y los combustibles líquidos. En trialización iniciado con la última dictadura militar, lo que se
los hechos, las potenciales fuerzas competitivas que podían expresó, entre otras cosas, en una caída en la participación
devenir de la apertura de la economía y de la remoción de agregada de las actividades manufactureras en el PBI global,
regulaciones en el sector se vieron fuertemente erosiona- una acelerada reprimarización del perfil productivo-exporta-
das por las propias restricciones de índole infraestructural dor, la desintegración del tejido fabril, una creciente dependen-
(problemas de calado portuario, control oligopólico sobre cia tecnológica y, en suma, el afianzamiento del carácter trunco
los ductos y la capacidad de almacenamiento). A ellas se les y desarticulado del sector (con el consecuente incremento en
adicionaron las derivadas de la morfología de los canales de el poder de veto de los generadores de divisas). De allí que,
comercialización (donde la desregulación de las relaciones por ejemplo, en 1999 el peso relativo de la industria en el valor
contractuales entre las firmas oligopólicas y la distribución agregado total fue de apenas el 16 por ciento, frente al 18 por
minorista no fueron motivo de preocupación oficial) y la san- ciento de comienzos de la década de 1990, y que el PBI fabril
ción de normas re-regulatorias (restricciones para quienes per cápita fue más reducido. De considerar que a comienzos
quisieran importar combustibles líquidos) que prácticamente del decenio este último indicador se ubicaba en niveles infe-
inviabilizaron la irrupción de nuevos oferentes en el mercado riores a los vigentes en las postrimerías del modelo sustitu-
y tendieron a consolidar el poder económico de las empresas tivo, puede concluirse que como resultado del shock neoliberal
líderes (YPF, Shell y Esso).33 instrumentado por el menemismo (con los antecedentes en la
materia desde 1976), se registró un marcado proceso de dete-
rioro que situó a la actividad en valores mucho más reducidos
que los verificados casi un cuarto de siglo antes. En tal sentido,
33. Respecto de la desregulación y sus impactos más significativos sobre no puede dejar de repararse en que además de tener un menor
diversos sectores manufactureros y complejos productivos se recomienda tamaño que a comienzos de los años de 1970, a fines de la con-
consultar Azcuy Ameghino (2001), Azpiazu y Basualdo (2001), Gortari
(1998), Gutman (1999), Manzanal (1999), Rofman (2002), Rosenstein y vertibilidad el sector fabril local se caracterizaba por presentar
otros (1999) y Schamber (2000). un perfil productivo mucho menos denso y articulado, esto es,

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marcadamente empobrecido respecto del existente hacia fines En tercer lugar, sobre la base de las regresivas transferen-
de la sustitución de importaciones.34 cias de ingreso entre trabajo y capital, y en línea con el impacto
En segundo lugar, a raíz de las formas que asumió la rees- y las apuestas estratégicas de las principales políticas eco-
tructuración sectorial, tuvo lugar una destrucción sumamente nómicas desplegadas, se manifestó una considerable trasla-
pronunciada de puestos de trabajo (al cabo de la etapa 1991- ción de ingresos desde los segmentos empresarios de menor
1999 la ocupación en la industria declinó más del 22 por ciento). envergadura (las pymes) hacia un núcleo acotado y selecto de
Y, en ese marco, se verificó una marcada transferencia de ingre- grandes compañías y grupos económicos de origen nacional
sos desde los trabajadores hacia los capitalistas, sobre todo
y extranjero. Estos se encuentran cada vez más volcados al
hacia los de mayores dimensiones (que se sumó a las abultadas
mercado mundial a partir de su inserción oligopólica en las
traslaciones acaecidas entre 1976 y 1989).35 En la explicación de
producciones industriales líderes (en su gran mayoría ligadas
estas tendencias jugó un rol protagónico el “disciplinamiento”
de la clase trabajadora asociado a la desocupación creciente y la al procesamiento de recursos básicos y al sector automotor de
emergencia de múltiples mecanismos de precarización. Y, adi- armaduría). Es por ello que uno de los rasgos distintivos de
cionalmente, el papel de los salarios en la dinámica de acumu- esta fase haya sido un incremento notable en la concentración
lación de las ramas predominantes y las empresas que, por su económica asociado a un protagonismo creciente y muy desta-
peso estructural, definen el perfil de especialización e inserción cado del capital extranjero. Las evidencias disponibles indican
internacional del conjunto de la industria (mucho más un costo que en 1999 las cien empresas más grandes del sector manu-
empresario que un factor dinamizador de la demanda interna). facturero explicaron el 35 por ciento de la producción total y
cerca del 73 por ciento de las exportaciones industriales del
país (registros que, en ambos casos, se encuentran holgada-
34. Por entonces, apenas cuatro industrias vinculadas con el procesamiento de
materias primas y, en general, con mercados altamente concentrados (ali- mente por encima de los prevalecientes a comienzos del régi-
menticia, química, refinadora y metálica básica) explicaron algo más del 58 men convertible). Y también que sobre el final del menemismo
por ciento de toda la producción fabril del país, porcentual que se eleva al 66
por ciento de considerar también a una actividad privilegiada por las políti-
las corporaciones extranjeras dieron cuenta de más del 55 por
cas públicas: la armaduría automotriz. Ello, en el marco de un retroceso con- ciento de las ventas de la cúpula empresaria manufacturera,
siderable de ramas que, por diversos motivos, resultaron muy castigadas cuando a inicios del decenio de 1990 representaron “apenas”
por la orientación del programa económico en curso y que habían tenido
cierto protagonismo en distintos momentos de la sustitución de importacio-
el 39 por ciento.36 En consecuencia, puede afirmarse que la
nes: textil e indumentaria, varias metalmecánicas y bienes de capital, entre
las más destacadas. Al focalizar en el análisis el perfil exportador se arriba a
conclusiones más o menos similares: las cinco manufacturas mencionadas 36. El proceso de extranjerización aludido se dio en paralelo con el repliegue
dieron cuenta de casi el 80 por ciento de las ventas externas del sector fabril. y la reestructuración que llevaron adelante varios grupos económicos
35. En 1999 la relación entre la productividad y los salarios medios en la indus- locales; proceso en el que muchos de estos capitales se replegaron hacia
tria o margen bruto de explotación, un indicador de cómo se reparte el sectores productivos con ventajas comparativas y marcada inserción en el
ingreso entre capital y trabajo, fue el 63 por ciento más alta que los eleva- mercado mundial, al tiempo que otros terminaron disolviéndose, y debie-
dos registros de 1991, lo cual da cuenta de una creciente apropiación del ron afrontar fuertes procesos de achicamiento o se vieron forzados a aso-
excedente por parte de los patrones. ciarse con el capital extranjero como “mecanismo de supervivencia”.

62 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 63


desindustrialización que sufrió la Argentina durante esta expe-
riencia en el poder del peronismo no debería ser vista como
CAPÍTULO CUATRO
un proceso de naturaleza antiindustrial, dado que una parte
EL KIRCHNERISMO
significativa de la expansión de las nuevas fracciones domi-
nantes proviene de haber mantenido o incluso aumentado su
ya significativa presencia en la actividad fabril.

Sobre la base de los legados sumamente deletéreos de las


políticas neoliberales implementadas durante los dos mene-
mismos, que el corto gobierno de la Alianza (1999-2001) no
hizo más que profundizar, y en un escenario signado por una
crisis económica y político-institucional sin precedentes y fuer-
tes disputas en el interior de los sectores dominantes37, los

37. A diferencia del primer cimbronazo que enfrentó la convertibilidad a partir del
denominado “efecto tequila”, la crisis económica iniciada a mediados de 1998
impactó directa y negativamente sobre la tasa de ganancia de buena parte de
las empresas integrantes de la cúspide del poder económico industrial. Es por
ello que desde estos sectores se empezaron a escuchar voces cada vez más
críticas a un modelo económico que había favorecido ampliamente a muchos
de sus miembros y que, como tal, había concitado numerosas y variadas
muestras de apoyo en sus “años dorados”. Un análisis de las diversas reper-
cusiones económicas, políticas y sociales de la aguda y prolongada crisis que
jalonó el ingreso de la Argentina al siglo XXI se puede encontrar, entre otras,
en las investigaciones de Basualdo (2006; 2011), Castellani y Schorr (2004),
Lindenboim y otros (2005), Serino y González (2003) y Wainer (2010).

64 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 65


primeros días de enero de 2002 se formalizó la salida de la El discurso dominante, que abreva en un difuso “neodesa-
convertibilidad. Ello, a partir de la sanción de la Ley 25.561 de rrollismo”, ha venido postulando que la vigencia de un dólar
Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario. “alto” o “competitivo” constituye una condición necesaria y,
El abandono del régimen de caja de conversión fue trau- para muchos, suficiente para propiciar un cambio radical en
mático y profundamente regresivo. Los bruscos e intensos el régimen económico local conducido por un sector indus-
cambios en la estructura de precios relativos de la economía, trial en expansión merced a un salto exportador de conside-
incluyendo sobre todo al tipo de cambio y los ingresos de los ración, un proceso virtuoso de sustitución de importaciones
asalariados, devinieron en convulsionados reacomodamientos y, en ese marco, una revitalización del capital nacional.39
en los senderos de los diferentes sectores de actividad, una Es por ello que se han instrumentado muy pocas políticas
profunda recesión económica (caída superior al 10 por ciento industriales activas (se trata de medidas puntuales, por lo
en el PBI total y el correspondiente a la industria), una pro- general con escasa coordinación y sesgos manifiestos en su
nunciada retracción de los salarios reales (superior al 30 por aplicación efectiva). Y que el “dólar alto” se ha constituido
ciento) y, en suma, un por demás crítico año 2002.38 en el eje principal del “fomento a la industria”, en un esce-
Desde ese momento, especialmente a partir de los gobier- nario internacional favorable para países como la Argentina
nos de Kirchner y su sucesora Fernández de Kirchner, se ha (con un breve interregno tras la irrupción de la crisis mundial
ido delineando en el país un nuevo patrón de crecimiento a mediados de 2008). El planteo es que, por esa vía, se esta-
motorizado por los sectores productivos. Éste ha puesto
fin a la hegemonía plena de la valorización financiera como
núcleo central de la acumulación y reproducción del capital,
39. Sobre el clima de ideas imperante, cabe apuntar que en el marco de la
y ha derivado en modificaciones relevantes en la correla- crisis del paradigma neoliberal en el nivel internacional (que lejos está de
ción de fuerzas entre las distintas clases sociales y fraccio- haberse resuelto), resulta prematuro hablar de la existencia de un nuevo
consenso, como en su momento fueron el keynesiano o el de Washington.
nes de clase en relación con lo sucedido en el transcurso de Sin embargo, en los últimos años puede reconocerse la paulatina emer-
la década de 1990. gencia de nuevos postulados sobre los alcances de la intervención estatal
(tendencia especialmente manifiesta en muchos países latinoamericanos).
Estos se vinculan, en buena medida, con la necesidad de una activa pre-
sencia gubernamental como soporte de una mayor integración e inser-
ción social y, estrechamente relacionado, de esquemas de crecimiento con
38. La corta gestión gubernamental de Duhalde fue determinante, no solo por- un rol destacado de los sectores productivos. En el caso específico de la
que dio el “tiro de gracia” a la convertibilidad a partir de una brusca caída Argentina, los difusores de esta suerte de “neodesarrollismo” le confieren
en la participación de los trabajadores en el ingreso (de aproximadamente un lugar central a la industria pero, a diferencia de otras etapas históricas,
7 puntos porcentuales entre 2001 y 2002 –CIFRA, 2011–), sino también por- asociada a una creciente inserción en el mercado mundial, al tiempo que
que, en ese marco, motorizó diversas y, en muchos sentidos, estratégicas prácticamente no se problematiza el perfil de especialización productiva y
transferencias de ingresos a distintas fracciones del capital concentrado de inserción internacional del país, ni mucho menos sus límites estructura-
interno, como la pesificación asimétrica y las compensaciones al sistema les para la concreción exitosa de las metas de integración e inclusión social
bancario, entre las más relevantes. procuradas.

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rían sentando las bases de un “modelo de acumulación con fiscal para los fabricantes nacionales instituido por el Decreto 379/01,
inclusión social”, tal como sostiene el discurso del gobierno la sanción del Decreto 699/10 por el que se extendieron por dos años
y de sectores afines.40 adicionales los plazos de vigencia de los beneficios promocionales
para las radicaciones industriales en las provincias de Catamarca,
La Rioja, San Juan y San Luis, así como el régimen de Promoción
LOS INSTRUMENTOS de Inversiones en Bienes de Capital y Obras de Infraestructura” (Ley
En los años recientes, las políticas desplegadas que podrían haber 25.924 y normas complementarias), que derivó en una importante
generado o inducido positivamente, en forma directa o indirecta, un transferencia de ingresos a un puñado de grandes empresas y gru-
armónico, acelerado y sustentable proceso de desarrollo industrial pos económicos nacionales y extranjeros con posiciones oligopóli-
en su sentido más amplio, fueron escasas, parciales, descoordina- cas en ramas predominantes del sector industrial (sobre todas estas
das y desarticuladas. Ejemplos como los ofrecidos por la Ley 25.922 cuestiones, ver Azpiazu y Schorr, 2010a). Por otro lado, vale la pena
de promoción del software, el Decreto 774/05 por el que se creó el resaltar que en octubre de 2011 el gobierno lanzó el denominado
régimen de incentivo a la competitividad de autopartes locales, la Plan Estratégico Industrial Argentina 2020. Una lectura atenta de este
promoción del desarrollo y la producción de biotecnología, el lanza- documento permite concluir que allí no se plasma un plan industrial,
miento de líneas de créditos subvencionados y la extensión del régi- ni mucho menos una estrategia de desarrollo sectorial, sino la enun-
men ensamblador de Tierra del Fuego hasta 2023 (vencía en 2013) ciación de principios generales que se inscriben en un conjunto de
resultaron insuficientes, más allá de los problemas que quedaron metas sin mayores precisiones respecto de cómo alcanzarlas (dis-
de manifiesto en su implementación efectiva y su respectiva capa- ponible en http://www.industria.gob.ar/wp-content/uploads/custom/
cidad inductora. A ello cabe adicionar el mantenimiento, con ligeros publicacion2.pdf –consultado el 20/11/2011–).
retoques, del régimen de privilegio para el sector automotor (parti- De diversos estudios surge que un rasgo distintivo de muchos de los
cularmente en el ámbito del Mercosur, para beneplácito de las trans- instrumentos aplicados es que tendieron a afianzar la estructura secto-
nacionales que controlan la actividad), el sostenimiento del “arancel rial y de poder económico existente. Al respecto, cabe traer a colación
cero” para la importación de bienes de capital y del régimen de bono las principales conclusiones de dos investigaciones recientes.
Por un lado, al evaluar los principales resultados de la promoción a
la inversión enmarcada en la Ley 25.924, Azpiazu muestra “las insu-
40. Este concepto fue acuñado por el ex presidente Kirchner y ha sido reto- ficiencias y las limitaciones que devienen de instrumentos de polí-
mado por su sucesora y varios miembros del elenco gobernante. A modo tica industrial que emergen casi como trajes a medida de unos pocos
de ejemplo, cabe traer a colación las palabras de la actual mandataria
Fernández de Kirchner en ocasión del lanzamiento de su candidatura pre- actores y sectores que, por sus características, muy difícilmente
sidencial en julio de 2007: “Este modelo de construcción económica y podrían ser objeto fundamentado para el otorgamiento de cualquier
social, que defino como un modelo de acumulación y de inclusión social, tipo de incentivo fiscal. Más aún cuando ello conlleva la consolidación
es la contracara de la economía y el modelo de transferencia de recursos
y riquezas que operó durante el modelo neoliberal de los años 1990” (en de un precario perfil de especialización productiva que, naturalmente,
Página/12, 20/07/2007). se ve reproducido en términos de la inserción del país en la división

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internacional del trabajo” (enfatizado en el original). Por otro lado, La “salida devaluatoria” de la convertibilidad y la señalada polí-
Gorenstein y Schorr (2010) analizan los efectos más salientes de las tica de ingresos viabilizaron importantes transferencias intersec-
herramientas de promoción al “desarrollo regional” con que cuenta toriales de recursos, que favorecieron a las actividades vinculadas
el gobierno nacional. Y concluyen que “más que contribuir a desan- con la producción de bienes en detrimento de las terciarias. En
dar los desequilibrios y las inequidades históricas en la materia, los el campo estrictamente industrial, este proceso ha tenido varias
programas promocionales han tendido a favorecer a los productores implicancias, entre las que interesa mencionar las que siguen.42
y las empresas de las provincias y las regiones centrales, potenciar la En primer lugar, luego de largos años de desindustrializa-
concentración económica y la segmentación pyme, así como a afian- ción, en la posconvertibilidad se registró una considerable
zar estructuras productivas muy afincadas en las ventajas comparati- expansión del nivel de actividad fabril43, que derivó en un
vas asociadas a la constelación local de recursos naturales”. incremento en el peso relativo de las manufacturas en el con-

Este accionar gubernamental se ha ido desplegando en apuntó: Si la industria creció de esta manera, por ejemplo, el salario mínimo,
vital y móvil en la República Argentina ha crecido el 1.050 por ciento desde
consonancia con una política de ingresos que ha apuntado a el año 2003 a la fecha. Y estamos hablando de promedios de todas las indus-
recomponer con un criterio redistributivo los salarios de los trias, pero en algunos sectores, que también tienen diferencias salariales y
tienen salarios superiores, estas diferencias han sido más sustantivas. Por
trabajadores y, más ampliamente, de los sectores populares,
ejemplo, esto ha generado, además de ese 167 por ciento de aumento del
a la vez, como mecanismo de incentivo a la producción manu- Producto Bruto Per Cápita, 5 millones de puestos de trabajo; 3.600.000 chicos
facturera. Entre otras medidas en este sentido se destacan las cubiertos por asignación familiar; casi 3 millones de nuevos jubilados; un 856
por ciento de aumento en la jubilación mínima, que, bueno, que no había
siguientes: aumentos salariales de suma fija, sucesivos incre-
aumento de jubilaciones desde tiempos inmemoriales. Todo esto, que puede
mentos en el salario mínimo, restablecimiento de las con- verse desde un aspecto social, tiene una profunda significación económica y
venciones colectivas y elevación de las remuneraciones en el constituye, a mi criterio, uno de los pilares muchas veces no enunciados de
esta política industrial y de esta política de crecimiento en la Argentina que es
sector público, ampliación de la cobertura previsional, recom- el rol del Estado sosteniendo la demanda para generar la oferta” (disponible
posición de los haberes y movilidad jubilatoria, subas en las en http://www.casarosada.gov.ar/ –consultado el 20/12/2011–).
asignaciones familiares, Asignación Universal por Hijo, líneas 42. En lo que sigue se sistematizan las principales conclusiones de Azpiazu
y Schorr (2008; 2010a; 2010b; 2011). Ver también Azpiazu, Manzanelli y
de crédito preferencial para la adquisición de productos espe- Schorr (2011), Burachik (2010), CENDA (2010), CIFRA (2010), Fernández
cíficos y diversos planes sociales (Familias, Argentina Trabaja, Bugna y Porta (2008), González (2011), Gorenstein y Schorr (2010), Herrera
Seguro de Capacitación y Empleo, etcétera).41 y Tavosnanska (2011), Kosacoff (2008), Manzanelli (2011), Ortiz y Schorr
(2009) y Wainer (2011b).
43. Según información oficial, entre 2002 y 2008 el PBI manufacturero se
expandió a un promedio anual del 9 por ciento, mientras que en 2009
41. En cuanto a la relación entre la política de ingresos y el comportamiento experimentó una declinación del 0,5 por ciento por los efectos locales de
del sector fabril, vale recuperar los planteos de Fernández de Kirchner en la crisis internacional y en 2010 creció cerca del 10 por ciento (datos dispo-
el acto de lanzamiento del Plan Estratégico Industrial Argentina 2020. Allí, nibles en http://www.mecon.gov.ar/peconomica/basehome/infoeco.html
y haciendo alusión al crecimiento industrial a partir de 2003, la presidenta –consultado el 21/09/2011).

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junto de la economía argentina. No obstante, tal aumento en se asistió a un cambio en el perfil del crecimiento fabril que es
el coeficiente de industrialización se dio hasta 2003 y, en gran el resultado de la concurrencia de tres procesos. Por una parte,
medida, se vinculó con la utilización de las capacidades pro- el dinamismo de un reducido número de ramas: sustancias y
ductivas instaladas que se encontraban ociosas por la aguda productos químicos, alimentos y bebidas, curtiembres, metales
crisis terminal de la convertibilidad. A partir de ese año, pese a básicos, caucho y plástico, armaduría automotriz y ensambla-
su expansión en términos absolutos, el sector manufacturero doras de productos electrónicos en Tierra del Fuego (en los dos
volvió a disminuir su participación porcentual en el PBI total. últimos casos, a favor de sendos regímenes especiales de pro-
Este cuadro se asocia a la relativamente baja inversión ante el moción). Por otra, el menor ritmo de incremento de la produc-
sensible incremento que experimentaron las ganancias de las ción en industrias diversas como, por caso, los minerales no
grandes compañías, fenómeno que ha sido denominado como metálicos, la elaboración de instrumentos de precisión, de pro-
de “reticencia inversora” del gran empresariado. ductos textiles y vestimenta, de papel y derivados, de productos
En ese proceso de reindustrialización acotada, el comporta- elaborados de metal y ediciones e impresiones. Por último, la
miento de la producción de las distintas ramas que integran el caída en los volúmenes producidos por un conjunto de activi-
espectro fabril local denota la existencia de dos etapas diferen- dades que en la etapa anterior se habían expandido, en algunos
tes. Hasta 2007 se registró un crecimiento generalizado, que casos en forma considerable: bienes de capital, productos de la
fue particularmente importante en manufacturas muy desfa- madera, muebles y colchones, equipamiento de transporte y las
vorecidas por la reestructuración regresiva sectorial acaecida industrias refinadoras (estas últimas por efecto de las restriccio-
bajo el menemismo (y, más ampliamente, entre 1976 y 2001), nes existentes en el campo hidrocarburífero).
las que suelen caracterizarse por una presencia significativa De modo que en la primera etapa crecieron todas las ramas,
de pymes y elevados requerimientos de empleo: maquinarias pese a lo cual no se produjeron alteraciones significativas en el
y equipos, metalmecánica, textil e indumentaria, calzado y perfil del sector. Mientras que en la segunda se manifestaron
marroquinería, etcétera. De todos modos, es importante repa- desempeños heterogéneos que derivaron en el afianzamiento
rar que en el marco del “dólar alto” y una ostensible escasez de una estructura industrial muy volcada al procesamiento
de políticas industriales activas y coordinadas, en esta etapa de recursos naturales y al sector automotor de armaduría. Es
no hubo modificaciones relevantes en el perfil de especializa- decir, en este aspecto el planteo de “dólar alto” no ha logrado
ción sectorial heredado de los años de hegemonía neoliberal. sentar las bases para un cambio estructural con los legados
Esto, porque también se expandieron fuerte las ramas predo- del neoliberalismo. De allí que en 2010 alrededor de las dos
minantes: alimentos, químicas, acero y aluminio, derivados terceras partes de la producción industrial provinieron de las
del petróleo y automotriz. industrias alimenticia, química, de acero y aluminio, de deriva-
A partir de 2007, bajo el influjo de la crisis internacional y dos del petróleo y la armaduría automotriz. En la generalidad
cuando comenzaron a erosionarse los extraordinarios niveles de los casos, se trata de rubros capital-intensivos, con escasos
de competitividad asentados en el nivel del tipo de cambio real, eslabonamientos internos, asociados a una inserción pasiva

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en el mercado mundial, para los que los salarios pesan mucho 1976-2001.45 El resultado de las alteraciones en la estructura de
más como costo empresario que como factor de la demanda, precios y rentabilidades relativas asociadas a la devaluación
y caracterizados por mercados altamente concentrados (en su y de otros factores se tradujo en tasas de ganancia muy sig-
mayoría por parte de capitales extranjeros). Estos aspectos nificativas, principalmente para las grandes empresas que se
estructurales plantean varios interrogantes en cuanto a que la desenvuelven en el ámbito manufacturero, en particular entre
industria realmente existente pueda oficiar de eje dinámico de 2003 y 2007. Desde entonces, en un marco de intensificación
un “modelo de acumulación con inclusión social”.44 de la puja distributiva, la rentabilidad de las grandes firmas
En segundo lugar, las elevadas tasas de crecimiento y su comenzó a disminuir ligeramente, claro que desde esos niveles
composición sectorial hasta 2007, así como el abaratamiento elevados. En tal contexto, y tras varios años de apoyo cerrado
relativo del trabajo con respecto al capital que motorizó la al “modelo”, las fracciones más concentradas del capital
devaluación, posibilitaron una notable recuperación del nivel industrial y sus voceros en los ámbitos académicos y las dis-
de empleo, quebrando la tendencia descendente que presentó tintas instancias mediáticas representativas de las patronales
el mismo durante el decenio de 1990 y, más aún, desde 1976. han venido desplegando distintas tácticas a lo largo de diver-
Pero en la etapa 2007-2010, la pérdida de dinamismo de las sas coyunturas. Por momentos han presionado fuerte por una
actividades más débiles del entramado fabril, por lo general devaluación de consideración como mecanismo para abaratar
trabajo-intensivas, y el avance estructural de los rubros más aún más los salarios en pesos y en “moneda dura”. También
capital-intensivos, promovieron una merma significativa en la
capacidad generadora de empleo del sector, en el marco de
una tasa de desempleo aún elevada.
45. Si bien las remuneraciones de los trabajadores industriales se incremen-
En tercer lugar, es importante reparar en que, fundamental- taron en forma considerable en los últimos años (sobre todo las de los
mente por la brusca contracción salarial que tuvo lugar en el registrados), no se puede soslayar que en 2010 el coeficiente productividad/
salario medio correspondiente al agregado sectorial se encontraba un 25 por
bienio 2002-2003, se verificó una nueva traslación de ingresos ciento por arriba de sus muy elevados guarismos de 2001. Sobre estas cues-
desde los asalariados hacia los capitalistas del sector, que se tiones, en un documento oficial se señala: “A partir de 2003, el incremento
suma a las abultadas transferencias que se dieron en el período en los salarios reales permitió la mejora del bienestar de los trabajadores
y condujo a un incremento en los costos que debían pagar las empresas
para utilizar mano de obra en el proceso de producción. Sin embargo, los
incrementos de precios y productividad evidenciados en estos años llevaron
a que los costos unitarios en pesos en términos reales se incrementaran en
44. En función de estos rasgos estructurales de las industrias predominantes menor medida. Además, el sostenimiento del tipo de cambio real en niveles
(en especial, el rol de los salarios en la dinámica de acumulación y repro- elevados permitió que el aumento de los costos en moneda extranjera lo
ducción ampliada del capital de las empresas líderes que allí se desenvuel- hiciera a una velocidad similar, manteniendo la competitividad externa lejos
ven), no resultan casuales los planteos del presidente del grupo Techint, de los niveles evidenciados en 2001. En el año 2010 el costo laboral unita-
Paolo Rocca, a fines de 2010: “Tenemos que poder contratar empleados rio en moneda extranjera se situaba un 37 por ciento por debajo del nivel
tercerizados para desarrollar nuevos proyectos; los excesivos costos labo- de 2001 y mantenía una ventaja de un 24 por ciento respecto de los años
rales solo hacen que crezca el empleo en negro” (en Clarín, 20/11/2010). noventa” (Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, 2011).

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han planteado la necesidad de atar el comportamiento de los mercado mundial, se fortaleció un perfil de las ventas externas
salarios al de la productividad para, como mínimo, cristalizar muy volcado a la explotación de ventajas comparativas y a la
una matriz distributiva regresiva46, así como de avanzar en un privilegiada armaduría automotriz; perfil caracterizado además
“reordenamiento” de las relaciones laborales (es decir, en un por un altísimo grado de concentración. Al respecto, se destaca
retorno a la regresiva política laboral de la década de 1990).47 el hecho de que en 2010 las ramas elaboradoras de alimentos,
En cuarto lugar, vale la pena incorporar un par de observacio- vehículos automotores, sustancias y productos químicos, meta-
nes en referencia a la inserción del sector manufacturero local les básicos y la refinación de petróleo dieron cuenta del 86 por
en el comercio internacional. Por un lado, el crecimiento indus- ciento de las exportaciones fabriles, frente a una participación
trial en la posconvertibilidad se asoció a una expansión conside- promedio del 78 por ciento en la convertibilidad. También, que
rable de las exportaciones, que casi se triplicaron alentadas por a fines de la década pasada menos de un centenar de grandes
el “dólar alto”, la vigencia de bajos salarios en términos inter- corporaciones, en su mayoría transnacionales, dieron cuenta de
nacionales y mercados externos pujantes (en cantidad y pre- las tres cuartas partes de las ventas externas del sector.
cios) para muchos de los productos exportados desde el país. Por otro lado, por las dificultades que experimentó la sustitu-
Pero en ese marco, ante la falta de políticas tendientes a pro- ción de importaciones dada la escasez de políticas industriales
piciar una modificación en las modalidades de inserción en el específicas, no se lograron atenuar los procesos de desintegra-
ción del tejido manufacturero y de dependencia tecnológica. De
allí el fenomenal crecimiento que experimentaron las importa-
46. Naturalmente, en los planteos empresarios no se alude al hecho de que la ciones de productos industriales (en muchos casos sustitutivas
dinámica de la distribución del ingreso en el país reconoce un antes y un
de una producción nacional solo protegida por el nivel cambia-
después en 2007. A partir de 2003 y hasta dicho año, la participación de
los asalariados en el ingreso se incrementó de modo considerable (casi 8 rio y algunas medidas de coyuntura).48 Ello fue erosionando el
puntos porcentuales) respecto de su bajísimo nivel en 2002, para luego superávit comercial de bienes manufacturados generado desde
estabilizarse en torno al 39 por ciento (CIFRA, 2011). Es interesante reparar
en que en 2010 las remuneraciones representaron un porcentaje similar del
2002 hasta convertirlo en déficit a partir de 2007 (con la salvedad
valor agregado total que a fines del menemismo y de la convertibilidad. de 2009, cuando se registró un excedente por la caída en las
47. Sin duda, un hito de lo mencionado lo constituye lo sucedido en la empresa compras externas que tuvo lugar en el marco del estancamiento
estadounidense Kraft Foods Argentina, en la que además de expulsar a buena
parte de la comisión interna de delegados, se intentó reemplazar los tres tur-
de la producción fabril en pleno despliegue de la crisis mundial).
nos laborales diarios de 8 horas por dos turnos de 12 horas. En un comunicado
del 15/09/2009 la Unión Industrial Argentina mostraba su preocupación por
la resistencia de los trabajadores: “La metodología abiertamente ilegal adop-
tada por un grupo de operarios desconociendo la intervención de la autoridad 48. La implementación de restricciones cuantitativas de importación (licen-
pública y judicial configura una directa violación de derechos constitucionales, cias no automáticas) que involucran a diversos productos industriales, y
afecta la seguridad jurídica y el clima necesario para la inversión y creación otras medidas similares de control a las compras externas, solo pueden
de empleos formales, pilares de una economía de crecimiento y desarrollo”. ser consideradas como instrumentos de coyuntura que, naturalmente, no
Obviamente, nada se dice allí sobre la actitud de la patronal y el apoyo y el soslayan la necesidad de formular y desplegar políticas activas de fortale-
activo lobbying desplegado por la embajada de los Estados Unidos. cimiento de la competitividad en un sentido amplio.

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Así, puede afirmarse que en la posconvertibilidad se ha asis- estructural” en materia de inserción en la división internacio-
tido a un afianzamiento de la “dualidad estructural” del sec- nal del trabajo (o, en otros términos, por un cuadro de depen-
tor manufacturero argentino gestada al calor de las políticas dencia tecnológica), los pocos sectores y actores generadores
desindustrializadoras instrumentadas entre 1976 y 2001. Ello se de divisas asumen un papel central en el desempeño fabril y
expresa en que un número sumamente acotado de rubros pro- en el de la economía en su conjunto, por lo cual detentan un
ductivos ligados al procesamiento de recursos básicos presenta decisivo poder de veto sobre la orientación de las políticas
una balanza comercial positiva, mientras que la mayoría de las públicas. Se trata básicamente de un puñado de grandes cor-
ramas son deficitarias, sobre todo a medida que se avanza hacia poraciones extranjeras y locales altamente transnacionalizadas
manufacturas más complejas, más intensivas en la utilización de de los sectores minero, petrolero, agropecuario y elaboradoras
conocimiento científico-tecnológico, más demandantes de mano de ciertos commodities industriales. Así, de modo similar a lo
de obra con elevada calificación y con mayores potencialidades acaecido bajo otras gestiones peronistas, pese a las induda-
para impulsar con su crecimiento a otras industrias. De allí que bles diferencias históricas, se termina dando la paradoja de
el segmento más deficitario haya sido el de bienes de capital.49 un proceso en el que la industria está llamada a convertirse
Esto remite a una cuestión no menor en términos económi- en una de las “locomotoras del crecimiento”, pero que en los
cos y políticos: en una industria caracterizada por esa “dualidad hechos consolida en términos estructurales y de capacidad de
coacción a actores cuyo ciclo de acumulación pivotea sobre
actividades con un bajo o nulo grado de industrialización.
49. Las evidencias disponibles indican que en la explicación de la trayectoria Sobre estas cuestiones, no puede dejar de mencionarse que
reciente de la industria local elaboradora de maquinarias y equipos concu-
en la posconvertibilidad las cien empresas fabriles más grandes
rren varios factores. A la debilidad estructural del sector (uno de los más
castigados entre 1976 y 2001), se le suman el sostenimiento de la política registraron abultados superávits comerciales, al tiempo que el
de “arancel cero” para la importación de bienes de capital y del bono fiscal resto de la industria operó con desequilibrios muy acentuados.50
para los fabricantes nacionales, y el desaliento a la producción local que
se deriva de la vigencia del “régimen de importación de bienes integran-
Tales heterogeneidades sugieren que el perfil estructural y de
tes de grandes proyectos de inversión” (un instrumento que también data especialización de las firmas de la elite sectorial contrasta mar-
de la convertibilidad). Adicionalmente, ante la ausencia de políticas acti- cadamente con el de los restantes segmentos empresariales,
vas que induzcan lo contrario, es habitual que las empresas extranjeras
que se desenvuelven en el país externalicen sus áreas de ingeniería local,
que en su mayoría presentan una debilidad manifiesta. Entre
reemplazándolas por la incorporación de tecnología importada y casi sin otras cosas, ésta se asocia a las propias características de la
desarrollo nacional alguno. Naturalmente, esto disminuye los de por sí desindustrialización del período 1976-2001 y al hecho de que
escasos vínculos de estas firmas con el entramado local de proveedores
y/o subcontratistas y agudiza la problemática de la dependencia tecno-
lógica. Estas tendencias se ven potenciadas por el hecho de que en los
grandes proyectos de inversión patrocinados por el gobierno nacional y/o 50. En tal sentido, basta contrastar los respectivos saldos en 2010: mientras
por los provinciales suelen resultar favorecidos capitales extranjeros cuyas que la elite empresaria operó con un saldo excedentario de 20.474 millo-
inversiones vienen “atadas” a la provisión de equipamiento procedente nes de dólares, el resto del sector manufacturero afrontó un déficit cercano
del exterior (con mayor incidencia en los rubros de más valor agregado). a los 24.000 millones de dólares.

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estos actores desarrollan sus actividades en rubros mucho más la cúpula empresaria manufacturera (una participación casi 13
expuestos a la competencia de productos importados, presen- puntos porcentuales más elevada que la de por sí muy holgada
tan diversas dificultades estructurales para sustituir insumos y registrada en 2001). Este proceso responde a diversos factores,
bienes de capital importados por similares de origen doméstico entre los que interesa destacar los cambios de mano a favor
y/o para exportar, y, en dicho marco, deben hacer frente a varia- del capital extranjero que se registraron en varias e importantes
dos, complejos y, por lo general, adversos “factores de contexto compañías en cuya propiedad participaban accionistas locales
interno” (institucionales, normativos, financieros, etcétera). y que, por su generalizada condición de oligopolios en un mer-
En quinto lugar, en lo atinente a la dinámica empresarial de cado interno reactivado y/o por su inserción exportadora a favor
los últimos años, vale la pena apuntar cuatro cuestiones. Por del “dólar alto” y de la demanda mundial de commodities, con-
un lado, se profundizó el proceso de concentración económica, taban –y cuentan– con amplias potencialidades de crecimiento.51
a tal punto que a fines de la década pasada las cien empre- Y su correlato es la indudable pérdida de “decisión nacional” en
sas más grandes del sector explicaron más del 40 por ciento lo que hace a la definición de ciertas temáticas relevantes para
del valor bruto de producción industrial nacional, frente a una el devenir económico, político y social del país, así como la exis-
participación del orden del 35 por ciento en las postrimerías tencia de fuertes presiones sobre la balanza de pago asociadas
de la convertibilidad. Entre otros factores explicativos de este a la operatoria del capital extranjero en un escenario en el que,
aumento en el grado de concentración económica global en el entre otras cosas, sigue vigente la Ley de Inversiones Extranje-
ámbito fabril se destacan: la intensa centralización de capitales ras sancionada durante la dictadura militar de 1976-1983.52
que tuvo lugar en el marco de la crisis y la salida de la converti-
bilidad; la inserción de estas firmas y/o los conglomerados a los
51. Tales los casos, entre las firmas más relevantes, de Acindar, Alpargatas,
que éstas se integran en las ramas “ganadoras” en la poscon- Cervecería Quilmes, Loma Negra, Moflino Hermanos, Pecom Energía,
vertibilidad; su elevada propensión exportadora en un cuadro Peñaflor, Quickfood y Trigaglia
52. En referencia al predominio del capital extranjero en el sector industrial (y en
de fuerte dinamismo de la demanda internacional; la posibi- el conjunto de la economía argentina), caben dos observaciones. La primera
lidad de captar excedentes de manera diferencial a partir de es que el régimen legal vigente postula, entre muchas otras cuestiones, la
la fijación oligopólica de precios; la orientación concentradora “igualdad” de derechos con el capital nacional (que no es tal, porque los inver-
sores extranjeros pueden recurrir a los tribunales arbitrales internacionales),
de ciertas políticas públicas (como el régimen de promoción la libre remisión de utilidades y la repatriación de la inversión sin condicio-
industrial); el aprovechamiento de condiciones de contexto de nante alguno, y considera como “entes independientes” a una filial de su casa
privilegio en algunos ámbitos productivos específicos como matriz, facilitando la fijación de precios de transferencia, autopréstamos con
condiciones leoninas y otras prácticas usuales de las corporaciones extranje-
en las variadas subvenciones a la armaduría automotriz y en ras. La segunda es que de acuerdo con los datos de la balanza de pagos, en
Tierra del Fuego; y los sesgos del sistema financiero en térmi- la posconvertibilidad las utilidades y los dividendos remitidos al exterior por
nos de empresas y provincias/regiones. el capital extranjero radicado en el país (no solo el que se desenvuelve en la
industria) se expandieron de manera considerable y sistemática, a tal punto
Por otro lado, se afianzó el predominio extranjero: en 2010 las que en 2010 representaron algo más del 50 por ciento del superávit comercial.
firmas foráneas dieron cuenta del 70 por ciento de las ventas de Datos disponibles en http://www.indec.gov.ar/ (consultado el 22/09/2011).

80 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 81


En cuanto al capital concentrado de origen nacional, cabe En definitiva, las evidencias presentadas permiten concluir
apuntar que en su interior se manifiesta una presencia destacada que durante los gobiernos kirchneristas la vigencia de un dólar
de firmas pertenecientes a unos pocos grupos económicos con “alto” o “competitivo” con muy pocas políticas industriales
una sólida presencia exportadora estructurada fundamental- activas y coordinadas, y la ausencia manifiesta de una estrate-
mente alrededor de la explotación y el procesamiento de recur- gia de desarrollo sectorial de largo plazo han viabilizado cier-
sos naturales, y que se desenvuelven en sectores que resultaron tas rupturas respecto del derrotero fabril del menemismo y,
ampliamente favorecidos tras el abandono de la convertibilidad: más en general, de la fase 1976-2001. Pero no puede desco-
Aceitera General Deheza, Aluar, Arcor, Ledesma, Molinos Río de nocerse que también han afianzado muchos legados críticos
la Plata, Siderar y Siderca, entre las principales. del neoliberalismo, por ejemplo, en términos de la estructura
Finalmente, si bien en los últimos años la “problemática productivo-exportadora y de poder económico, la problemá-
pyme” ha cobrado cierta relevancia, es insoslayable reparar en tica de la dependencia tecnológica y el rezago histórico de la
el hecho de que las diversas instancias de gobierno con incum- industria de bienes de capital, el carácter trunco de la estruc-
bencia en el segmento de las pymes han operado con escaso tura industrial y la regresividad en la distribución en múltiples
presupuesto, una baja articulación entre sí y con las medidas dimensiones (entre trabajo y capital, entre grandes empresas
instrumentadas en el nivel macroeconómico, y una impor- y pymes, entre provincias y regiones).
tante falta de continuidad. A ello se le añadieron los sesgos en
materia de regulación estatal en lo que atañe a la “defensa de
la competencia”, la legislación antimonopólica y el anti-dum-
ping, así como la ausencia de estructuras de financiamiento
de largo plazo para gran parte de las firmas que integran este
estrato de compañías.53

53. Ello tuvo repercusiones estructurales de peso, entre las que sobresalen: a)
la profundización de la segmentación productivo-regional del tejido pyme,
que se manifiesta en que un número sumamente acotado de firmas de
este estrato pudo captar el grueso de los recursos públicos disponibles
(se trató, en su gran mayoría, de las más formales y dinámicas, y que se
desenvuelven en las regiones del país de mayor poderío económico); y b)
la agudización de las profundas inequidades existentes en el interior de las (muchas veces sucede que en tales ámbitos existen proyectos productivos
diferentes cadenas productivas en lo que se vincula con la apropiación del interesantes desde la perspectiva del desarrollo socioeconómico, pero la
excedente entre las distintas fracciones empresarias (grandes empresas y mayoría de los programas existentes parte de un diseño que no da cuenta
grupos económicos, pymes, etcétera). En la explicación de estas tenden- de las condiciones estructurales allí vigentes, salvo las de los productores
cias también influyeron los déficits en el diseño de las líneas de fomento más sólidos, por lo general ligados de modo directo o indirecto a los com-
existentes para dar cuenta del “mundo real” de las economías regionales plejos productivos y empresarios más relevantes de las provincias).

82 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 83


REFLEXIONES FINALES

Del análisis de los principales hechos estilizados de los cuatro


peronismos en materia de políticas económicas e industriales,
y de su relación con el perfil y la evolución del sector fabril, pue-
den extraerse algunas conclusiones sobre los rasgos comunes
y las diferencias y/o los aspectos característicos o específicos
de cada una de las etapas.
En primer lugar, cabe destacar que a partir del carácter his-
tóricamente dependiente del capitalismo argentino, puede
reconocerse en todas las experiencias una determinada lectura
de la situación y las perspectivas del escenario internacional y,
a partir de allí, se arbitran los medios para el despliegue en el
nivel doméstico de esquemas de acumulación en los que, por
diversas razones, la industria asume un papel destacado. En
ese marco, y pese a sus diferencias más o menos significati-
vas, en los cuatro períodos analizados se pone de manifiesto
la recurrencia a una amplia batería de instrumentos de polí-
tica hacia el sector manufacturero, aunque también se reco-
nocen déficits manifiestos en lo que atañe a la definición y/o
la implementación efectiva de una estrategia de largo plazo de

la industria en los cuatro peronismos 85


desarrollo industrial. En todas las experiencias estudiadas, ello experiencias gubernamentales del kirchnerismo, si bien propicia-
se asoció a la existencia en el nivel doméstico de un clima de ron un escenario macroeconómico favorable para la expansión
ideas bastante alineado con los paradigmas de intervención manufacturera al calor del “dólar alto” y el aprovechamiento de
predominantes en el nivel mundial y/o regional. mercados externos en franca expansión (en cantidad y precios),
Al respecto, en el marco de la configuración mundial de la no avanzaron en la aplicación de una estrategia de largo alcance
segunda posguerra, bajo el peronismo clásico se recurrió a nume- para el desarrollo industrial. De allí que no resulte casual que ese
rosas herramientas de estímulo a las actividades manufacture- cuadro macroeconómico, al vincularse con algunos instrumen-
ras, pero no se logró avanzar en la puesta en marcha de un plan tos de aliento a determinados rubros fabriles (con una presencia
orgánico de desarrollo sectorial (más allá de lo procurado con los destacada de empresas oligopólicas), haya derivado en el afian-
dos planes quinquenales que no lograron concretar en el período zamiento de muchos sesgos del derrotero sectorial del período
muchas de sus apuestas estratégicas, en particular en lo atinente 1976-2001: predominio de industrias afincadas en ventajas com-
a la integración del sector). En el caso del tercer peronismo se parativas y un número acotado de actividades ensambladoras,
ha planteado que el desenvolvimiento de la compleja coyuntura dependencia tecnológica, concentración y centralización econó-
económica y política, y su dramático desenlace en marzo de 1976 micas con eje en un marcado predominio del capital extranjero,
pusieron un freno a la interesante búsqueda por profundizar el bajos salarios en términos internacionales, etcétera.
proceso de industrialización con eje en una creciente integra- En segundo lugar, y en estrecha relación con lo anterior, en
ción del tejido fabril y en una mayor orientación exportadora de las cuatro experiencias analizadas la política de ingresos asume
varios sectores industriales; esta estrategia, al articularse con un un rol protagónico para sostener un ritmo de consumo y pro-
planteo en pos de una redefinición de la estructura y el compor- ducción y, en ese marco, un determinado “estilo de industria-
tamiento del sector agropecuario, apuntaba a recortar la osten- lización”, por ejemplo, en lo que se relaciona con el perfil de
sible e histórica centralidad estructural y el poder de veto de los especialización, el destino de la producción de las ramas que
grandes terratenientes. Durante los gobiernos menemistas, en el ejercen el liderazgo sectorial y la inserción en el mercado mun-
marco de una sumisión absoluta a los postulados del neolibe- dial. De manera característica, la redistribución de ingresos se
ralismo hegemónico en el plano local e internacional, se trazó constituye en un rasgo sustancial y consistente de la política eco-
una estrategia de largo plazo con foco en las llamadas reformas nómica del peronismo siendo parte esencial de su agenda en la
estructurales, que recuperó en sus ejes fundamentales el pro- construcción de poder político. Aquí cabe hacer notar que las
yecto refundacional de la última dictadura militar y avanzó sobre cuatro experiencias partieron de situaciones sociopolíticas y/o
muchas de sus “asignaturas pendientes”, en un cuadro signado económicas muy complejas que, por diferentes razones, amena-
por la profundización del proceso de desindustrialización y rees- zaban con subvertir el orden social: el agotamiento del modelo
tructuración sectorial regresiva iniciado “a sangre y fuego” en agroexportador, el ciclo excluyente de los gobiernos conserva-
1976. Sobre ese legado por demás crítico y regresivo, y a par- dores, el 17 de octubre de 1945, la Segunda Guerra Mundial y la
tir del bastante indefinido pensamiento “neodesarrollista”, las crisis que se esperaba sobrevendría a su finalización en los orí-

86 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 87


genes del peronismo clásico; la alta conflictividad social abierta A comienzos de la década de 1970 la posibilidad de una revolución
fundamentalmente a partir del Cordobazo y el ascenso de la social era mucho más evidente y había sido azuzada por el propio Perón
izquierda sindical y política en el tercer peronismo; los estallidos con el ánimo de retornar al país. Pero una vez de regreso, en junio de
hiperinflacionarios y los saqueos de fines de la década de 1980 1973 cuestionó públicamente a los dirigentes de izquierda que den-
tro del peronismo levantaban banderas socialistas y revolucionarias:
en el menemismo; y la brutal y multidimensional crisis desatada
“Tenemos una revolución que realizar, pero para que ella sea válida ha
los últimos días de 2001 y el crítico año 2002 como antesala de
de ser una reconstrucción pacífica y sin que cueste la vida de un solo
las experiencias kirchneristas. De allí que en estas coyunturas
argentino. No estamos en condiciones de seguir destruyendo frente a
críticas el peronismo lograra alzarse como la mejor opción polí-
un destino preñado de acechanzas y peligros. Es preciso volver a lo que
tica, idónea para capear las difíciles alternativas, reconstruyendo en su hora fue el apotegma de nuestra creación: de casa al trabajo y del
el entramado social a través de una cierta política de ingresos trabajo a casa […] Hay que volver al orden legal y constitucional como
que a su vez garantizara la reproducción de la dinámica de acu- única garantía de libertad y justicia […] Quien altere este principio, sea
mulación dentro de los parámetros capitalistas. de un lado o de otro, será el enemigo común que debemos combatir sin
tregua, porque no ha de poderse hacer ni en la anarquía que la debilidad
provoca o en la lucha que la intolerancia desata […] Estamos viviendo
LAS CRISIS DE ORIGEN las consecuencias de una posguerra civil […] Nosotros somos justicia-
Las cuatro experiencias peronistas fueron precedidas por una situa- listas. Levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de
ción de crisis económica y/o sociopolítica que funcionó como pará- los imperialismos dominantes […] No hay nuevos rótulos que califi-
metro de referencia ineludible en la construcción y la consolidación quen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología. Somos lo que las veinte
de los proyectos políticos del peronismo, los que fueron presentados verdades peronistas dicen. No es gritando “la vida por Perón” que se
como garantes del orden social y del sistema de acumulación en el hace patria, sino manteniendo el credo por el cual luchamos. Los viejos
peronistas lo sabemos. Tampoco lo ignoran nuestros muchachos que
marco del capitalismo.
levantan banderas revolucionarias”. La amenaza del caos tenía en esas
circunstancias el beneficio de asegurar la sensibilidad y la compresión
De este modo debe entenderse el discurso de Perón de 1944 en la
de los sectores que tenían “algo que perder”, al menos inicialmente.
Bolsa de Comercio de Buenos Aires cuando afirmó: “Señores capi-
talistas: no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora Por su parte, Menem asumió en una situación de crisis económica y política
está seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy porque tengo (entrega anticipada del poder por parte de Alfonsín) y donde la escalada
estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente hiperinflacionaria había provocado saqueos y distintos “ataques” a la pro-
a los trabajadores para que el Estado los dirija y les marque el rumbo, piedad. En su discurso de asunción señaló que la “Argentina pasa por la
y de esa manera se neutralizarán en su seno las corrientes ideológicas peor crisis de su historia. Esto lo saben todos, no hace falta que yo traiga
y revoluciones que pueden poner en peligro nuestra sociedad capita- aquí nuevamente una serie de datos y de antecedentes sobre esta situa-
lista en la posguerra. A los obreros hay que darles algunas mejoras y ción. No miremos hacia el pasado, ubiquémonos en este presente y mire-
serán una fuerza fácilmente manejable”. mos hacia el futuro: pongamos en marcha lo que hemos dado en llamar

88 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 89


la Revolución Productiva. No es posible que en esta patria querida donde Así, en el peronismo clásico (claramente en su primer período
tenemos alimentos, materias primas, recursos energéticos, recursos huma- hasta 1949), la redistribución del ingreso por diferentes vías
nos haya crecido la marginación social y cerca de ocho millones y medio de resultó funcional a un proceso de expansión fabril con eje en el
argentinos vivan en pésimas condiciones. Tenemos que hacer lo imposible mercado interno a partir de manufacturas estrechamente aso-
para que, a partir de una acción de gobierno que posibilite el crecimiento
ciadas al consumo popular. La política redistributiva como factor
y la liberación de esos recursos, podamos crear riquezas y distribuirlas con
traccionador de la demanda interna de productos industriales
un auténtico sentido de justicia social […] Entiéndase bien: la primera y
también tuvo un rol destacado en la primera etapa de la experien-
fundamental batalla que deberá ganar esa economía de emergencia es la
cia del tercer peronismo (en vistas de la estrategia escogida, allí la
batalla contra la hiperinflación. El principal enemigo contra la justicia social
es la hiperinflación, que devora salarios y bienestar en millones de hoga-
vigencia de elevados salarios reales no atentaba contra la salida
res argentinos. Este ataque frontal que nos proponemos requiere el apoyo exportadora de industrias no tradicionales, las que no basaban su
decidido y comprometido de la dirigencia política, empresarial y gremial, competitividad en salarios bajos, sino principalmente en ventajas
para que respalden nuestra acción y para que la confrontación sectorial no competitivas adquiridas tras largos años de dinámica sustitutiva
termine aniquilando la totalidad del aparato productivo”. y alentadas por políticas específicas). En el transcurso del mene-
mismo, el “boom de consumo” (posible, entre otras cosas, mer-
A su vez, en el marco del descalabro de la convertibilidad, la renuncia ced a un crecimiento exponencial del endeudamiento externo, la
de Fernando de la Rúa y tras la sucesión de cinco mandatarios presiden- “ilusión del 1 a 1” y la consolidación de una matriz distributiva
ciales en menos de dos semanas, los primeros días de enero de 2002 sumamente regresiva), apuntaló el proceso de desmantelamiento
Duhalde asumió como presidente. En ese momento sostuvo que “esta- industrial, entre otras cuestiones como resultado de un fenomenal
mos a un milímetro de vivir en la anarquía y la guerra civil”. En su men- crecimiento de las importaciones (con un papel protagónico de
saje presidencial convocando a la concertación cambió el concepto por distintos bienes de consumo durable y no durable, pero también
el de “lucha fratricida”, pero luego volvió a señalar que si su gobierno
intermedios y de maquinarias y equipos; en la generalidad de los
fracasaba, no veía “otra salida que no sea la guerra civil”. De este modo
casos, con efectos perniciosos para amplios segmentos empre-
desnudaba la intención política de mostrar a la gestión justicialista como
sarios, competidores reales o potenciales de esos productos y/o
la única alternativa frente al caos y a una situación socialmente explosiva.
sus partes y piezas). Finalmente, bajo el kirchnerismo la política
Más tarde dijo que había logrado pacificar el país “sin tirar un solo tiro”,
aunque ello, en rigor, no fue en modo alguno cierto. de ingresos desplegada apuntaló la demanda interna y, por esa
vía, el crecimiento industrial, pero ello ha enfrentado escollos de
La brutal crisis de fines de 2001 y el dramático cuadro socio-económico difícil modificación en un marco de ceteris paribus54. El primero se
a ella asociada fueron utilizados en forma recurrente por el ex presi- relaciona con el hecho de que para las ramas que definen el perfil
dente Kirchner para convalidar el contenido y el tempo de muchas de
las políticas aplicadas durante su mandato, el cual tuvo en la imagen del
54. Locución latina que significa literalmente “siendo las demás cosas igual”.
“tránsito del infierno al purgatorio” a uno de sus emblemas. En ciencias económicas la expresión suele ser utilizada para facilitar el
análisis de modelos.

90 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 91


de especialización industrial y de inserción de la Argentina en el de la irrupción del peronismo en la vida política del país, y tras
mercado mundial, los salarios son mucho más un costo de pro- la sucesión de gobiernos de signos muy distintos, el sector
ducción que un factor impulsor de la demanda interna (de allí que manufacturero sigue padeciendo la restricción externa y fun-
cuanto más altos peor para las perspectivas de acumulación de cionando, con sus variantes y atenuantes, en el marco de un
las empresas y los grupos económicos líderes que, en su mayoría, esquema de tipo stop and go.
se caracterizan por un elevado peso de las exportaciones en su En cuarto lugar, en tanto en ninguna de sus experiencias de
producción total). El segundo se asocia a que, en el marco de la gobierno el peronismo se plantea como una “vía no capita-
implementación de muy pocas políticas industriales activas, con lista”, es decir, no se propone una ruptura del orden clasista,
baja coordinación entre sí, la mayor demanda interna al calor de la sus planteos en relación con la industria, y más ampliamente
redistribución del ingreso repercute en un aumento de las impor- con el modelo de acumulación, suponen necesariamente que
taciones, lo que apareja presiones sobre la balanza comercial, ciertos sectores del poder económico resulten favorecidos.
que, a su vez, imponen límites a la propia política redistributiva. Ello, en numerosas ocasiones, a pesar de las construcciones
En tercer lugar, merece remarcarse la estrecha relación entre discursivas que se emplean para dotar de sentido y legitimi-
el desenvolvimiento del sector industrial y su correlato sobre dad a cada proceso político, así como del lugar que en ellos
la balanza comercial, con la consecuente contradicción entre se les concede a los sectores populares. En este sentido, un
procesos en los que, por diversos motivos, se apela a la indus- aspecto que emparenta notablemente a la experiencia clásica
tria como eje dinamizador y organizador del ciclo económico, inicial con la kirchnerista es el esquema de ganadores resul-
pero que en los hechos terminan fortaleciendo la centralidad tante del accionar estatal. En ambos casos, la actividad indus-
económica y la capacidad de veto de los actores generadores trial se expandió considerablemente con un papel destacado
de divisas que suelen tener una dinámica de acumulación del del capital extranjero (aunque, naturalmente, con eje en dis-
capital con eje en actividades de escaso o nulo grado de indus- tintas ramas y asociada a una muy diferente vinculación con
trialización. Se trata de aseveraciones que valen claramente el mercado mundial), pero en la medida en que no se avanzó
para las experiencias clásica y kirchnerista. El tercer peronismo en la integración del tejido manufacturero, no se logró revertir
intentó atacar esta problemática, que en última instancia (por el contrario, se fortaleció) el rasgo trunco de la estructura
remite al aspecto trunco de la estructura manufacturera de la productiva, todo lo cual, como se mencionó en repetidas oca-
Argentina, pero no lo logró por las razones aludidas, al tiempo siones, derivó en el reforzamiento de la centralidad estructu-
que el menemismo agudizó sobremanera dicho cuadro al pro- ral y el poder de veto de los generadores de divisas de cada
fundizar el proceso de reestructuración sectorial regresiva con período. Por su parte, las apuestas estratégicas del tercer
eje en una acelerada reprimarización y un intenso retroceso peronismo reconocían a la gran burguesía nacional y, en muy
de los segmentos fabriles de mayor complejidad, en un cua- menor grado, al capital extranjero como los actores a los cua-
dro de creciente internacionalización financiera y dependencia les interpelar desde las políticas públicas, mientras que en el
externa de la economía argentina. Así, a más de seis décadas menemismo éstas quedaron totalmente subordinadas (fueron

92 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 93


plenamente funcionales) a los intereses de los principales gru-
pos económicos de capital nacional y foráneo.
anexo
De allí que en distintos momentos de las cuatro experien-
cias analizadas (en particular cuando los beneficios empresa-
rios fueron elevados, en algunas coyunturas acompañados por
mejoras importantes en la distribución del ingreso –1946-1949,
1973-1974 y 2003-2007–), ciertos segmentos del poder econó-
mico local, con presencia industrial destacada, acompañaron
la política económica en curso. Pero cuando las condiciones
que hicieron que ello fuera posible se modificaron, y comenzó
a manifestarse una caída en la tasa de ganancia (por lo gene-
ral, desde niveles considerables), estos sectores no tardaron
Argentina. Evolución del PBI, 1946-1955 y 1972-1975. (En millones de pesos
en reclamar políticas de ajuste, y/o en pasarse a la oposición de 1993 y porcentajes)
y/o en convertirse en férreos críticos del “modelo”.
PBI Variación
1946 67.114 8,9
1947 74.579 11,1
1948 78.665 5,5
1949 77.645 -1,3
1950 78.587 1,2
1951 81.642 3,9
1952 77.553 -5,0
1953 81.642 5,3
1954 85.013 4,1
1955 91.018 7,1

1972 170.379 2,1


1973 176.761 3,8
1974 186.316 5,4
1975 185.211 -0,6

Fuente: Elaboración propia en base a Ferreres (2005).

94 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 95


Argentina. Evolución de la inversión bruta fija (IBF) en equipo durable y Argentina. Evolución del comercio exterior, 1946-1955 (en millones de dólares)
su participación porcentual en el PBI, 1946-1955 y 1972-1975 (en millones 2.000,0
de pesos de 1993 y porcentajes) Exportación

Importación
1.626,8
IBF en eq. durable Variación % PBI 1.614,3 Saldo

1946 2.176 81,1 6,3 1.500,0


1.362,8
1947 4.825 121,7 10,8 1.458,9 1.464,3
1.167,6
1948 4.279 -11,3 11,2 1.169,4 1.085,8
1.125,1 1.079,6
1.175,3 1.026,6
1949 2.696 -37,0 8,2 1.000,0
987,6
962,5
1950 2.325 -13,8 5,5 933,8 901,4 928,6

1951 3.584 54,1 6,7 687,8 732,1


621,9
1952 3.125 -12,8 6,2 553,5
500,0
1953 2.958 -5,3 5,6 393,0

1954 2.812 -4,9 5,2 155,4 205,1


162,5
1955 3.782 34,5 6,3 125,2

-
1946 1947 1948 1949 162,5 1951 1952 1953 1954 1955
-53,8
1972 12.704 4,5 7,9 -193,4 -151,0

1973 12.563 -1,1 7,0


-398,0
1974 12.634 0,6 6,6 -500,0

1975 11.795 -6,6 7,8


Fuente: Elaboración propia en base a Ferreres (2005).
Fuente: Elaboración propia en base a Ferreres (2005).

Argentina. Evolución de la participación de los asalariados en el ingreso,


Argentina. Evolución del PBI industrial y su participación en el PBI, 1946- 1946-1955 y 1972-1975 (en porcentajes)
1955 y 1972-1975 (en millones de pesos de 1993 y porcentajes)
Participación
PBI industrial Variación %PBI 1946 40,1
1946 11.716 12,8 21,3 1947 39,6
1947 13.508 15,3 21,5 1948 42,9
1948 13.671 1,2 21,6 1949 48
1949 13.182 -3,6 22,5
1950 48,5
1950 13.576 3,0 26,7
1951 46,3
1951 13.931 2,6 24,9
1952 48,6
1952 13.668 -1,9 25,6
1953 48,5
1953 13.592 -0,6 23,9
1954 49,6
1954 14.669 7,9 25,5
1955 46,5
1955 16.463 12,2 28,2

1972 38.785 4,0 30,4 1972 41,7


1973 40.324 4,0 28,4 1973 45,8
1974 42.692 5,9 28,5 1974 49,7
1975 41.603 -2,6 31,9 1975 48,2

Fuente: Elaboración propia en base a Ferreres (2005). Fuente: Elaboración propia en base a información de CEPAL y Graña y Kennedy (2009).

96 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 97


Argentina. Evolución del PBI, el PBi industrial y el coeficiente de indus- Aparatos de radio, TV y comunicaciones 1,9 1,4 1,5 91,7 93,6 95,4
trialización, 1993-2010 (en índice base 1993=100 y porcentajes) Fabricación de prendas de vestir y pieles 2,2 1,8 1,3 93,9 95,4 96,7
Maquinaria y aparatos eléctricos 2,1 1,5 1,1 96,0 96,9 97,8
200 25,0
Madera y productos de madera 1,0 0,9 0,8 97,0 97,8 98,6
PBI ind./PBI total
22,5
180 PBI
22,3
21,4
Otras manufacturas y muebles 1,5 1,2 0,6 98,5 99,0 99,2
PBI industrial
20,3 20,6
Instrumentos médicos, ópticos 0,6 0,4 0,4 99,1 99,4 99,6
160 19,5 19,5 19,6 20,0
18,2 18,2 18,8 Otros equipos de transporte 0,7 0,5 0,3 99,8 99,9 99,9
17,8 17,5 17,8
17,2
140 17,0
16,5
Maquinaria de oficina 0,2 0,1 0,1 100,0 100,0 100,0
16,1
Total 100,0 100,0 100,0 - - -
120 15,0
Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC.
100
Industria argentina. Evolución de la participación en las exportaciones
80 10,0 totales de productos industriales de los distintos rubros fabriles, 1993-
2010 (en porcentajes)
60
% acumulado
40 5,0
1993 2001 2010 1993 2001 2010

20
Elab. de productos alimenticios y bebidas 46,6 38,3 43,5 46,6 38,3 43,5
Vehículos automotores 8,4 11,8 16,6 55,0 50,1 60,1
0 -
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Sustancias y productos químicos 8,1 12,3 11,9 63,1 62,4 72,0
Fabricación de metales comunes 5,9 7,6 9,1 69,0 70,0 81,1
Fuente: Elaboración propia en base a información del Ministerio de Economía y Finanzas públicas.
Refinación de petróleo 7,3 9,1 4,9 76,3 79,2 86,0
Maquinaria y equipo 3,5 3,6 3,0 79,8 82,7 89,0
Industria argentina. Evolución de la participación en la producción total de los Cuero y artículos de cuero 7,7 4,7 2,1 87,5 87,4 91,1
distintos rubros fabriles, 1993-2010 (en porcentajes)
Productos de caucho y plástico 1,1 1,7 1,8 88,5 89,1 92,9
% acumulado Papel y productos de papel 0,9 1,5 1,3 89,4 90,6 94,1
1993 2001 2010 1993 2001 2010 Otros equipos de transporte 0,6 1,3 1,2 90,1 92,0 95,4
Elab. de productos alimenticios y bebidas 26,4 30,9 32,3 26,4 30,9 32,3 Prod. de metal excl. maquinaria y equipo 1,4 0,9 0,8 91,5 92,8 96,2
Sustancias y productos químicos 10,5 12,2 12,1 36,9 43,1 44,4 Maquinaria y aparatos eléctricos 1,3 1,3 0,8 92,8 94,2 97,0
Vehículos automotores 9,2 7,3 11,1 46,1 50,4 55,5 Fabricación de productos textiles 1,9 1,3 0,8 94,7 95,4 97,8
Refinación de petróleo 9,0 10,0 6,1 55,1 60,4 61,6 Otros productos minerales no metálicos 0,9 0,6 0,5 95,6 96,0 98,3
Fabricación de metales comunes 4,3 5,3 5,5 59,4 65,7 67,1 Madera y productos de madera 0,2 0,4 0,5 95,8 96,4 98,8
Maquinaria y equipo 4,7 3,9 4,7 64,1 69,6 71,8 Instrumentos médicos, ópticos 0,5 0,7 0,4 96,2 97,0 99,2
Productos de caucho y plástico 3,3 3,7 4,0 67,4 73,3 75,8
Fabricación de prendas de vestir y pieles 0,9 0,5 0,2 97,2 97,5 99,4
Cuero y artículos de cuero 2,4 2,4 3,6 69,8 75,7 79,4
Otras manufacturas y muebles 0,8 1,4 0,2 98,0 98,9 99,6
Ediciones e impresiones 3,9 3,3 3,1 73,7 79,0 82,5
Ediciones e impresiones 1,0 0,5 0,2 99,0 99,4 99,8
Elaboración de productos de tabaco 2,6 3,5 2,8 76,3 82,5 85,3
Aparatos de radio, TV y comunicaciones 0,2 0,3 0,1 99,2 99,7 99,9
Papel y productos de papel 2,6 2,9 2,4 78,9 85,4 87,7
Maquinaria de oficina 0,8 0,2 0,0 100,0 100,0 100,0
Otros productos minerales no metálicos 3,0 2,0 2,3 81,9 87,4 90,0
Elaboración de productos de tabaco 0,0 0,0 0,0 100,0 100,0 100,0
Prod. de metal excl. maquinaria y equipo 3,9 2,7 2,2 85,8 90,1 92,2
Total General 100,0 100,0 100,0 - - -
Fabricación de productos textiles 4,0 2,1 1,7 89,8 92,2 93,9
Fuente: Elaboración propia en base a información del CEP.

98 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 99


Industria argentina. Evolución de los principales indicadores de comportamiento, Industria argentina. Participación de la cúpula empresaria* en el valor
1991-2001 (en índice base 1991=100) bruto de producción del sector (VBP) y en las exportaciones industriales
totales, 1993-2009 (en porcentajes)
Volumen Relación
Horas productividad/ Participación de la cúpula empresaria en
físico Producti- Producti- Horas Salario Costo VBP Exportaciones
Obreros obrero
de la vidad vidad trabajadas/ medio medio 1993 27,8 64,0
ocupados traba
produ laboral horaria obreros real* salarial** salario costo 1994 30,8 56,2
jadas medio medio 1995 31,8 60,9
cción
1996 31,7 66,3
1997 33,1 66,0
X=III/ 1998 34,9 69,4
I II III=I/II IV V=I/IV VI=IV/II VII VIII IX=III/VII
VIII 1999 35,2 72,5
2000 35,7 72,4
1991 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 2001 36,9 73,6
2002 47,9 80,3
1992 113,1 99,2 113,8 102,6 110,3 103,4 104,2 102,2 109,3 111,4 2003 38,9 84,1
2004 40,5 82,1
2005 40,9 84,4
1993 116,8 96,2 121,4 99,1 117,9 103,0 105,7 108,1 114,8 112,3
2006 42,1 76,4
2007 43,1 74,1
1994 122,2 93,5 130,7 97,7 125,1 104,6 107,7 113,8 121,2 114,8 2008 42,7 78,5
2009 37,9 75,0
1995 113,7 87,9 129,4 87,8 129,5 99,9 102,3 105,4 126,4 122,7 2010 42,4 74,0
Prom. 1991-2001 33,1 67,5
1996 120,9 84,8 142,6 87,2 138,7 102,9 102,9 104,3 138,6 136,7 Prom. 2003-2010 41,2 77,5
* Se trata de las 100 empresas industriales de mayor facturación del país de cada año.
1997 132,2 85,6 154,6 89,7 147,5 104,8 99,0 97,8 156,0 158,0 Fuente: Elaboración propia en base a Azpiazu, Manzanelli y Schorr (2011) e información del Área de
Economía y Tecnología de la FLACSO y el INDEC.
1998 134,9 84,0 160,6 86,5 156,0 103,0 97,9 99,2 164,1 161,8
Argentina. Evolución del PBI, el PBi industrial y el coeficiente de industria-
1999 123,7 77,5 159,7 78,7 157,3 101,6 98,2 101,6 162,6 157,2 lización, 1993-2010 (en índice base 1993=100 y porcentajes)
14,0

2000 122,2 72,1 169,5 72,6 168,3 100,8 99,7 100,8 170,0 168,3 Promedio 1993-2001: 4,8%
12,3
12,5
Promedio 2003-2010: 10,6% 12,0
12,0
2001 108,5 67,4 161,0 65,0 167,0 96,5 97,3 98,9 165,7 162,8 11,8
10,8
10,3
*Salario medio nominal deflactado por el Índice de Precios al Consumidor. 10,0 9,5
** Salario medio nominal deflactado por el Índice de Precios Mayoristas No Agropecuarios Nacionales.
Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC. 8,6
8,3 8,6
8,0

Industria argentina. Evolución de la participación de los distintos tipos de


5,9
empresa en las ventas de la cúpula empresaria*, 1991-2010 (en porcentajes) 6,0 6,1 5,9
5,6
5,7
1991 1995 2001 2005 2010
4,0
Estatales 4,2 0,0 0,0 0,0 0,0
Asociaciones 13,4 20,1 8,6 3,9 2,6 2,5
2,0
Privadas nacionales 43,7 41,5 33,8 28,4 26,7 1,8 1,7

Privadas extranjeras 38,7 38,4 57,6 67,7 70,7


-
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

* Se trata de las 100 empresas industriales de mayor facturación del país de cada año. * Se trata de las empresas industriales que integran el panel de las 500 firmas más grandes del país.
Fuente: Elaboración propia en base a información del Área de Economía y Tecnología de la FLACSO.
Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC.

100 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 101
Argentina. Tasa de variación anual acumulativa del valor agregado según Industria argentina. Evolución de la productividad, el costo medio salarial y la
sector de actividad, 1993-2010 (en porcentajes) relación productividad/costo medio salarial, 2001-2010 (en índice base 2001=100)
9,0
180
Sectores productores de bienes
8,1 Productividad (I)
8,0 Sectores prestadores de servicios
7,5 166 Costo medio salarial (II)
Industria manufacturera 7,2 I/II
Total 6,9 160 160
7,0 157

148 146 150


6,0 146 144
140
5,0 136
127 131
131
123 125
4,0
120 118 120
115
3,0 111

2,1 104
2,0 100 99
1,4 100
87 91

1,0 0,7
83
80 75
- 72
1993-2001 2002-2010 68 67

-1,0 -0,7
60
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
-2,0
Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC.
Fuente: Elaboración propia en base a información del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

Industria argentina. Evolución de la producción y la ocupación, 2001-2010 (en


índice base 2001=100) Argentina. Evolución de las exportaciones, las importaciones y el saldo comer-
200,0
cial de productos industriales, 1993-2010 (en millones de dólares)
Elasticidad ocupación/producción*:
2002-2007: 0,54 186,2
55.000
2007-2010: 0,02
180,0
Exportaciones
166,3 45.000 Importaciones
167,1
Saldo
157,7
160,0

35.000

144,5
140,0
132,0 25.000

127,0
124,0 122,6 124,4
121,0 117,7
120,0 15.000

112,0
106,1
100,0 104,9 5.000
100,0
95,6
90,9
Producción
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
90,3 Ocupación -5.000

80,0
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
-15.000
* Puntos porcentuales de crecimiento de la ocupación por cada punto porcentual de incremento de
la producción. Fuente: Elaboración propia en base a información del CEP.
Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC.

102 marcelo rougier / martín schorr la industria en los cuatro peronismos 103
Industria argentina. Saldo comercial de las distintas ramas fabriles, 2007 y 2010
(millones de dólares)

Elab. de productos alimenticios y bebidas


2007
17.120,4
2010
20.361,8
BIBLiOGRAFÍA
Fabricación de metales comunes 724,8 1.966,7
Cuero y artículos de cuero 690,3 548,3
Madera y productos de madera 87,1 38,9
Elaboración de productos del tabaco -7,8 -27,8
Ediciones e impresiones -56,0 -61,1
Refinación de petróleo 2.356,6 -186,5
Fabricación de prendas de vestir y pieles -77,0 -188,7
Otros productos minerales no metálicos -263,3 -355,8
Papel y productos de papel -362,9 -468,6
Fabricación de productos textiles -520,2 -589,8
Otras manufacturas y muebles -509,1 -818,2
Productos de caucho y plástico -709,9 -1.006,6
Productos de metal excl. maquinaria y equipo -703,9 -1.080,5
Instrumentos médicos, ópticos -798,2 -1.132,6
Otros equipos de transporte -941,1 -1.313,0
Maquinaria de oficina -1.329,3 -1.565,0
Maquinaria y aparatos eléctricos -1.663,0 -2.456,1
Vehículos automotores -1.699,7 -2.569,4
Total industria -685,7 -3.515,7
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* Se trata de las 100 empresas industriales de mayor facturación del país de cada año.
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los autores

Marcelo Rougier Dr. en Historia (UDESA), Investigador del


CONICET, profesor titular de Historia Económica Argentina
y director del Área de Estudios sobre la Industria Argentina y
Latinoamericana de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA).
Es autor de libros y artículos sobre su especialidad y editor de
H-industria, revista de historia de la industria, los servicios y
las empresas en América Latina.

Martín Schorr Sociólogo (UBA) e investigador del CONICET y


del Área de Economía y Tecnología de la FLACSO. Docente en
cursos de grado y posgrado en el IDAES, FLACSO y diversas
universidades del país. Es autor de libros y artículos en revis-
tas especializadas. Miembro del comité editorial de las revistas
Apuntes para el Cambio e Industrializar Argentina.

la industria en los cuatro peronismos 119


CLAVES PARA TODOS

CRÓNICAS DEL AGUANTE PABLO ALABARCES • CRÍTICA DE LA CONSTITUCIÓN ROBERTO GARGARELLA • LA HISTORIA DESBOCADA (I) JOSÉ PABLO FEINMANN
POLÍTICA, POLICÍA Y DELITO MARCELO SAIN • LA HISTORIA DESBOCADA (II) JOSÉ PABLO FEINMANN • CLIENTELISMO POLÍTICO JAVIER AUYERO • LA HERENCIA
SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO • POLICÍAS Y LADRONES ALBERTO BINDER • ¿ECONOMISTAS O ASTRÓLOGOS? ALFREDO ZAIAT • LOS PARTIDOS POLÍTICOS
JUAN ABAL MEDINA (H) • EL FIN DEL DESEMPLEO ENRIQUE MARTÍNEZ • LOS ÚLTIMOS CUARENTA AÑOS DANIEL MUCHNIK • RICOS FLACOS Y GORDOS POBRES
PATRICIA AGUIRRE • LA DENSIDAD NACIONAL ALDO FERRER • COALICIONES POLÍTICAS TORCUATO DI TELLA • LOS PIBES CHORROS DANIEL MÍGUEZ • LA BRECHA
URBANA MARISTELLA SVAMPA • CRISIS Y REFORMA ECONÓMICA H. VALLE / M. MARCÓ DEL PONT • LOS ARGENTINOS Y SUS INTELECTUALES MEMPO GIARDINELLI • LA
RELIGIOSIDAD POPULAR PABLO SEMÁN • EL PERONISMO DE LOS ‘70 (I) RODOLFO H. TERRAGNO • EL PERONISMO DE LOS ‘70 (II) RODOLFO H. TERRAGNO
MODELO NACIONAL INDUSTRIAL MARTÍN SCHORR • ROSAS, ESTANCIERO JORGE DANIEL GELMAN • LAS PRIVATIZADAS (I) DANIEL AZPIAZU • LAS PRIVATIZADAS (II)
DANIEL AZPIAZU • EL RODRIGAZO, 30 AÑOS DESPUÉS N. RESTIVO / R. DELLATORRE • PARA QUÉ SIRVE LA TECNOLOGÍA RICARDO A. FERRARO • LA BURGUESÍA
TERRATENIENTE ROY HORA • EDUCACIÓN POPULAR HOY JUAN CARLOS TEDESCO • EL REPARTO DE LA TORTA JAVIER LINDENBOIM • HISTORIA DE LA DEUDA JULIO
SEVARES • EL DILEMA MERCOSUR (I) JORGE CARRERA • EL DILEMA MERCOSUR (II) JORGE CARRERA • POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA M. RAPOPORT / C. SPIGUEL
EL CAMPO ARGENTINO M. LATTUADA / G. NEIMAN • LOS DESAFÍOS DEL DESARROLLO E. HECKER / M. KULFAS • AUGE Y CAÍDA DEL ANARQUISMO JUAN SURIANO
PUEBLO Y POLÍTICA HILDA SABATO • CAMPO E INDUSTRIA ALDO FERRER • EMPRESAS RECUPERADAS J. REBÓN / I. SAAVEDRA • QUÉ ES AL QAEDA PEDRO
BRIEGER • DIEZ TEORÍAS QUE CONMOVIERON AL MUNDO (I) L. MOLEDO / E. MAGNANI • LA NATURALEZA Y NOSOTROS CARLOS REBORATTI • DIEZ TEORÍAS QUE
CONMOVIERON AL MUNDO (II) L. MOLEDO / E. MAGNANI • EL PROBLEMA CARCELARIO RAÚL SALINAS • EL CIUDADANO SHERIFF DARÍO KOSOVSKY • LA REVOLUCIÓN
DE EVO MORALES P. STEFANONI / H. DO ALTO • LOS ENIGMAS DE IRÁN LUCIANO ZACCARA • EL NACIONALISMO DE DERECHA DANIEL LVOVICH • 2010, ¿ODISEA
ENERGÉTICA? RICARDO DE DICCO • LA GUERRA SILENCIOSA SILVINA RAMÍREZ • GOBERNAR EL IMPERIO OSCAR OSZLAK • QUE SE VAYAN TODOS INÉS M. POUSADELA
CINE Y DICTADURA JUDITH GOCIOL / HERNÁN INVERNIZZI • EL CAFÉ DE LOS CIENTÍFICOS LEONARDO MOLEDO / MARTÍN DE AMBROSIO • LAS TECNOLOGÍAS EN
ARGENTINA CARLOS EDUARDO SOLIVÉREZ • CHINA SE AVECINA SERGIO CESARIN • INTERNET Y LUCHA POLÍTICA S. MARTÍNEZ / A. MAROTIAS L. MAROTIAS / G. MOVIA
CHACAREROS PAMPEANOS JUAN MANUEL PALACIO • EL FENÓMENO RELIGIOSO SILVIA MONTENEGRO / JUAN M. RENOLD • LA ECONOMÍA SOCIAL MARIO ELGUE
ARTE Y CREACIÓN MARTA ZÁTONYI • LA CIENCIA ES NEGOCIO RICARDO A. FERRARO / SONIA BUMBAK • MALVINAS, CAPÍTULO FINAL (I) FABIÁN BOSOER
MALVINAS, CAPÍTULO FINAL (II) FABIÁN BOSOER • QUIÉN CUSTODIA A LOS CUSTODIOS MARTÍN MEDINA • HACIA UN NUEVO MODELO INDUSTRIAL BERNARDO KOSACOFF
EL COSTO DE LA DEMOCRACIA CHRISTIAN GRUENBERG • LA MARCA DE LA GORRA MARIANA GALVANI • KATRINA, EL IMPERIO AL DESNUDO HINDE POMERANIEC • LA
JUSTICIA PENAL ILEANA ARDUINO • EL CAFÉ DE LOS CIENTÍFICOS (II) MARTÍN DE AMBROSIO • NEOLIBERALISMO Y DESENDEUDAMIENTO MARIELA BEMBI / PABLO
NEMIÑA • PARA LEER EL FACUNDO OSCAR TERÁN • ¡CUÁNTO TRABAJO MUJER! LAURA PAUTASSI • RIESGO PAÍS RICARDO ARONSKIND • COMBATES POR LA MEMORIA
FEDERICO LORENZ • ¿TIENEN DERECHOS LAS MUJERES? MIRTA ZAIDA LOBATO • SOBRE EL GENOCIDIO MARTÍN LOZADA • LAS GUERRAS DEL AGUA (I) ELSA BRUZZONE
VENEZUELA Y LA REVOLUCIÓN TELMA LUZZANI • LAS GUERRAS DEL AGUA (II) ELSA BRUZZONE • LAVAR LOS PLATOS LEONARDO MOLEDO/IGNACIO JAWTUSCHENKO
NO TE COMERÁS A TU PRÓJIMO RAÚL A. ALZOGARAY • QUÉ ES EL DESARROLLO LOCAL FABIO QUETGLAS • QUÉ ES EL LIBRE COMERCIO JAVIER ECHAIDE / LUCIANA
GHIOTTO • CIENCIA PARA LEER EN BICICLETA ESTEBAN MAGNANI • MERCOCIUDADES, RED DE INTEGRACIÓN LEONARDO GRANATO / NAHUEL ODDONE • MÚSICA Y
DICTADURA L. SANTOS / A. PETRUCCELLI / P. MORGADE • O CAMINHO DAS PEDRAS VICENTE PALERMO / RAFAEL MANTOVANI • BATIENDO LA JUSTA VICENTE PALERMO
RAFAEL MANTOVANI • EL FIN DE LA ERA BUSH MARCELO CANTELMI • PERONISMO Y DICTADURA DANIEL AZPIAZU / MARTÍN SCHORR • CIENCIA PARA LEER EN BICICLETA
(II) ESTEBAN MAGNANI • EL EJEMPLO AYMARA EN BOLIVIA ENZO GIRARDI • EL FIN DE LA CONVERTIBILIDAD LORENA COBE • ESCRITOS URGENTES (I) JUAN GELMAN
ESCRITOS URGENTES (II) JUAN GELMAN • CHICOS QUE TRABAJAN VÍCTOR CHEBEZ • LA INFANCIA ABUSADA MARCOS MAYER • EL DESAFÍO DE LA REGIONALIZACIÓN
P. FARAH L. GRANATO / N. ODDONE • EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ PEDRO BRIEGER • DE LA CIUDAD A LA NACIÓN JOSÉ CARLOS CHIARAMONTE / NORA
SOUTO EL PAÍS DEL PRIMER CENTENARIO FERNANDO J. DEVOTO • PARAGUAY EN SU LABERINTO MARIANA C. FASSI • EL MITO AGRARIO FEDERICO BERNAL • LA RUTA
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JUAN CRUZ VAZQUEZ • LAS PYMES Y EL DESARROLLO MATÍAS KULFAS • MUNDO BRICS MARIANO TURZI • MALVINAS Y PETRÓLEO FEDERICO BERNAL
la desigualdad y los impuestos (I) josé nun • la desigualdad y los impuestos (II) josé nun • concentración y extranjerización daniel
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