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Esta relatoría está realizada con base en el texto “Que es la ilustración” realizado
por Inmanuel Kant, donde se expone la falta de poder servirse de su propio auto
conocimiento y de cómo las personas han optado por seguir con este estilo de
vida que el autor propone como minoría de edad.
Pese a esto, el texto también señala la relación que hay entre los menores de
edad y sus respectivos tutores, como él lo expresa, ciertas entidades que se han
encargado de guiar a las personas por el camino que más les beneficie, una
situación que Kant explica de la siguiente forma “¡Es tan cómodo ser menor de
edad!, si tengo un libro que piense por mí, un pastor que remplace mi conciencia,
un médico que dictamine mi dieta, y así sucesivamente no necesitare esforzarme”.
Pero si bien es cierto que la mayoría del pueblo está sometida a esta minoría de
edad, no es correcto afirmar que todas las personas vayan a quedarse en la
misma, pues como bien lo dice el texto, siempre habrá hombres capaces de
servirse de su propio entendimiento, incluso sometidos a los mismos yugos que
los demás, pero el autor da un punto clave el cual es que el pueblo pueda
ilustrarse a sí mismo, siempre y cuando se deje libre, esto para llegar al momento
en el que los prejuicios toman un papel importante en la lectura, pues según el
autor una sublevación llena de prejuicios por parte de autores incapaces de toda
ilustración es tan dañina ya que según Kant “Ellos terminan por vengarse de
quienes son sus autores y precursores”, señalando así que el pueblo solo puede
llegar a su propia ilustración lentamente, puesto que una revolución tal vez sirva
para derrocar el poder personal de algunos pero para lograr una verdadera
reforma de pensar el autor señala que es necesario una nueva incursión de
prejuicios que sirvan como base para remplazar los anteriores y de esta forma
guiar al montón que carece de pensamiento.
De esta forma, el autor toca un punto fundamental para el en su trabajo el cual es
la libertad, para Kant la libertad es fundamental para hacer uso propio de la razón,
pero señala que esta supuesta libertad a la que estamos sometidos esta
supremamente llena de limitaciones implantadas por nuestra misma sociedad y
cultura, un circulo en que siempre se escucha el “Piensa pero no actúes”, el autor
señala que la libertad del uso público de la razón debe existir siempre, sin
ataduras ni prejuicios, pero el uso de la razón personal debe ser todo lo contrario,
esto debido al control que se debe llevar acabo en nuestra posición como
ciudadanos de una comunidad, como bien lo explica el autor “es necesario cierto
mecanismo por medio del cual algunos de sus miembros se tengan que comportar
de modo meramente pasivo, para que, mediante una unanimidad artificial, el
gobierno los dirija a fines públicos o, al menos para impedir la destrucción de los
mismos.” Esto debido a que como seres sociales debemos estar sometidos a las
reglas que la misma nos impone, el autor pone el ejemplo de que no es bien visto
que un oficial al que se le ha dado una orden y este quiera argumentar en voz alta,
él está obligado solo a cumplir dicha orden y es todo.
Todo lo anterior nos lleva a la última y tal vez más importante pregunta que el
autor plantea en su texto y es “¿vivimos en una época ilustrada?” a lo cual el
responde que no, pero que si nos encontramos en una época de ilustración.