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CAPÍTULO 2
Una vez definido lo que se considera medio ambiente desde la arquitectura, interesa centrar
la atención en su faceta más tangible, es decir, la consideración de las preexistencias
naturales en el lugar y su relación con la materialización del espacio construido.
De esta manera este segundo módulo abordará en concreto los aspectos biofísicos del
entorno y su papel en el proceso de diseño, a saber: condiciones climáticas, orografía,
topografía, vegetación, fauna etc., y su incorporación como materiales, energías o técnicas
para conformar la arquitectura.
La sociedad en su conjunto y en particular los arquitectos somos cada vez más conscientes
de que las decisiones e intenciones de la actividad humana tienen una consecuencia,
muchas veces negativa, en el entorno, y de nuestra responsabilidad directa en cambiar esta
situación; sin embargo, las acciones concretas en esta dirección siguen siendo insuficientes
y es aquí donde la formación de los futuros profesionales se vuelve clave.
Los objetivos concretos que se persiguen en este capítulo son los siguientes:
- Enfatizar la perspectiva holista del medio ambiente, según la cual los factores
climáticos, biológicos, topográficos o energéticos son una parte fundamental en la
conformación del todo arquitectónico.
En los últimos años han surgido diversas denominaciones para la arquitectura que se diseña
y construye respetando el entorno natural: arquitectura bioclimática, arquitectura verde,
arquitectura ecológica, arquitectura natural, arquitectura medioambiental, bioarquitectura,
arquitectura evolucionista, que se unen a una serie de clasificaciones más concretas y
definidas como arquitectura solar, arquitectura eólica, arquitectura hidráulica, arquitectura
geomórfica, arquitectura de ahorro de energía, y más recientemente el de arquitectura
sostenible, que está intentando consolidarse como el término más general y que agruparía a
todas las anteriores. Lo cierto es que esto ha traído cierta confusión en el ámbito
arquitectónico y resulta difícil en ocasiones discernir entre una y otras.
Por otro lado, la idea de atender los factores biológicos y físicos (geológicos, geográficos y
atmosféricos) del entorno inmediato es hoy en día insuficiente: es necesario ampliar la
escala conceptual y la adecuación ambiental ha de entenderse como un sistema modificador
de los ecosistemas naturales e interactuante con ellos, en todos los sentidos, e intentar
“…relacionar las actividades humanas con los ecosistemas de la manera menos destructiva
1 Es importante mencionar cómo los recursos naturales comúnmente se consideran ilimitados y en el valor de
comercialización no se evalúa correctamente su costo real, que incluye: el costo del agotamiento del material
disponible en la naturaleza; el costo para limpiar la contaminación producida por su transformación, transporte,
colocación y uso; el costo de regeneración cuando son recursos renovables; el costo de su disposición al concluir
su ciclo vital etc. Es decir, el costo real de ciertos materiales es altísimo, lo que pasa es que parte de la factura se
está pasando a las generaciones venideras.
posible, del modo más ventajoso y compatible con las limitaciones inherentes al
ecosistema”2, sin olvidar todos los aspectos culturales.
- Visión holista y global del diseño abarcando todas sus escalas (el todo, sus
partes y sus interrelaciones).
- Diseño para necesidades humanas biofísicas y socioculturales.
- Respeto por el entorno y sus ecosistemas (local y global).
- Diseñar con el clima.
- Incorporar materiales ecológicos (no contaminantes, reciclables, no tóxicos).
- Minimizar el uso de nuevos recursos.
- Conservar y ahorrar energía.
- Considerar todo el ciclo de vida de la construcción (diseño, construcción.
mantenimiento y desmantelamiento, tratamiento y disposición de residuos).
- Flexibilidad del espacio (ampliación, disminución o cambio de uso).
- Construcción ligera (no intrusiva en el territorio).
Si bien se reconoce que la arquitectura del pasado era mucho más sensible a las
condiciones naturales, es necesario no caer en mitificaciones. Jesús Alonso Millán explica
que no siempre las culturas pasadas vivieron un equilibrio sostenible como idealmente se
argumenta: “El paisaje cambia al compás del paso sobre la tierra de generaciones con
distintos sistemas de creencias y de valores, pero al mismo tiempo estas creencias y valores
son modelados en parte por la misma calidad de la tierra. De esta manera, cada sistema de
relaciones entre cultura y ecosistemas tiene su propio cortejo de problemas ambientales: la
2Yeang, Ken. Proyectar con la naturaleza. Gustavo Gili, Barcelona, 1999, pág. 34.
3Vitrubio Polión, Marco Lucio. Los diez libros de arquitectura. Versión española de José Luis Oliver
Domingo, Alianza Editorial, Madrid, 1995, pag. 229.
El análisis tipológico por regiones hace evidente, por ejemplo, cómo el clima influye en la
forma arquitectónica de acuerdo con una lógica que equilibra el aprovechamiento de
energías con la oposición a condiciones incómodas del ambiente:
Foto 6 El iglú – ejemplo de adaptación a climas fríos extremos. Foto 7 Construcción situada
en una zona fría: hay pocas aberturas, pues se busca guardar el calor interno y evitar la
entrada del viento, utilizando el material natural disponible en el lugar.
4 Alonso Millán, Jesús. Una tierra abierta: Material para una historia ecológica de España. Compañía
Literaria, Madrid, 1995, p. 5-6.
En los edificios situados en zonas frías (capas polares, tundra, montañas) se utiliza una
construcción compacta que permita atrapar el calor interior y aislar del exterior; se orientan
los espacios para captar al máximo la energía solar; se agrupan las construcciones; se
aprovecha el calor interior de cocina; se utiliza la parte alta como aislante; se minimiza la
resistencia al viento; los techos suelen tener pendientes considerables.
En las zonas tropicales (bosque tropical, savana) la construcción tiene que ser abierta para
contrarrestar la humedad; se aprovecha la ventilación natural captando la brisa; se utilizan
techumbres ligeras y pisos elevados; los techos tienen pendientes considerables por la alta
precipitación; se usan materiales naturales disponibles en el lugar.
Fotos 9 y 10 En las zonas tropicales se utilizan estructuras muy ligeras, que sin embargo
son muy resistentes al viento y la lluvia. La circulación del aire es fundamental para
contrarrestar los efectos de la humedad.
La tipología tradicional expresa una gran riqueza y capacidad creativa para generar
propuestas adaptadas a las condiciones específicas de su microclima. Es necesario señalar
que un mismo clima condiciona, pero no predetermina, la forma arquitectónica. Coch ha
señalado claramente cómo se han desarrollado diferentes soluciones para unas mismas
condiciones de clima.5 Esto refuerza además la idea holista que comentábamos al principio,
según la cual los factores biofísicos son sólo una de muchas circunstancias que dan forma a
la arquitectura.
…si la Hermenéutica es comprender otros sistemas que los propios y operar dentro de
ellos (una capacidad de adaptación y de construcción dentro de un sistema dado),
puede considerarse como una actitud afín a la actitud bioclimática que pretende
insertar la arquitectura en microsistemas naturales y culturales dados(…)¿Que otra
cosa es el enfoque bioclimático sino el esfuerzo por comprender un lugar, con sus
condicionantes físicos y climáticos pero apropiándonos también de los aspectos
históricos, culturales y estéticos para desarrollar en él la acción arquitectónica?6
5Coch, Helena y Serra, Rafael, Arquitectura y energía natural, Edicions UPC, Barcelona, 1995.
6 López de Asaín, Jaime, Arquitectura, ciudad y medioambiente, Colección Kora no.11, Universidad
de Sevilla y Junta de Andalucía, Sevilla, 200, pág.18.
Cuando se inicia el proceso de diseño es indispensable conocer con todo detalle el entorno
en el que se colocará la construcción futura. El entorno natural no es un simple listado de
problemas o checklist que es necesario atender. Se trata más bien de una serie de factores,
elementos y procesos relacionados, interrelacionados, interdependientes en un solo sistema
complejo.
Cada vez más se apunta que es necesario considerar al planeta en su conjunto como un
sistema finito de materiales y energía, cerrado en sí mismo, cuyo único factor externo es el
sol. En los años 70, el científico Lovelock propuso la hipótesis de GAIA, que consiste en
considerar a la Tierra como un organismo vivo, autoregulable, un todo compuesto de una
infinidad de procesos físicos y químicos a diferentes escalas, interdependientes, y que a
través de millones de años de evolución ha alcanzado unas condiciones de equilibrio entre
los diferentes procesos que hacen la vida posible. La famosa anécdota del “efecto mariposa”
que ejemplifica la teoría del caos propone un concepto similar de interdependencia, al
describir cómo ciertos fenómenos están estrechamente interrelacionados y organizados,
aunque parezcan independientes.
Se trata de que el proyectista considere el entorno natural, en primer lugar, a todas sus
escalas (diagrama 1) y, en segundo término, en todas sus interrelaciones (diagrama 2).
Acciones constructivas “aparentemente” aisladas, al sumar sus impactos, (como la
ocupación del suelo, contaminación del aire, disposición de aguas residuales, etc.) hacen
que sus consecuencias negativas para los ecosistemas naturales y para el propio bienestar
físico y psicológico del hombre se haga cada vez más evidente. Los factores naturales se
pueden dividir en tres grandes grupos básicos:
De las interrelaciones entre dichos factores desde el nivel global hasta un nivel micro, se
producen los fenómenos y características específicas del entorno, por ejemplo: de la
combinación de la posición geográfica (longitud y latitud), del suelo, con la altura y
conformación del mismo, juntamente con la radiación solar y los gases atmosféricos se
produce un clima determinado, con temperatura y humedad que pueden variar en función de
la vegetación existente.
ESCALA GLOBAL
Zonas Frias
Zonas Templadas
Zonas desérticas
Zonas Tropicales
Entorno y ecosistema
general
- Montaña
- Costas
- Planicies
- Savanna
- Estepas
- Desiertos
Paisaje y habitat
específicos
- Ladera
- Playa
- Llanura
- Valle
- Ribera de un río
En otras palabras, para estar en condiciones de evaluar las condiciones naturales de un sitio
no basta un conocimiento cuantitativo (temperatura, grado de humedad, precipitación anual,
altitud, etc.); se requiere relacionarlas entre sí funcionalmente, como verdaderos sistemas y
subsistemas, para entender las posibilidades de integración al ecosistema específico.
FACTORES GEOLOGICOS/GEOGR.
(Topografía (montañas, valles),
Suelo, Subsuelo, Fosiles)
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ENTORNO
ESPECIFICO
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Fotosíntesis
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Suelo y subsuelo
Materiales
- La elección de los materiales proveniente del suelo y subsuelo debe
atender a criterios de disponibilidad en la región y de los efectos que su
extracción implica en el entorno; evitar traslados excesivos y en lo posible
preferir materiales cuya transformación industrial implique el menor
impacto ambiental.
- Evaluar sus características térmicas, de forma, color, textura etc., así
como la tecnología (y sus efectos) durante la etapa de construcción.
- Evaluar sus posibilidades de reciclaje o reintegro a la tierra después de
concluida su vida útil.
Energía
- Respecto a las energías que inciden en la construcción y mantenimiento
del edificio durante su vida útil, a escala global (combustibles fósiles -gas,
petróleo, carbón mineral- utilizados para construir y mantener el edificio)
se trata de minimizar su uso, substituyéndolos, en lo posible, por fuentes
renovables y de ámbito local (fuentes de energía para el edificio como
aprovechamiento de la masa térmica del suelo).
Emisiones
- Emisiones: Considerar los diferentes desechos que el proceso de
construcción y uso del edificio tiene sobre el suelo y subsuelo. Evitar
Sol
Aire
Fenómenos
Especies vegetales
Especies animales
- Las diversas especies animales con las que compartimos la biosfera son
una de las tareas pendientes de la arquitectura, ya que su relación está
menos estudiada que la del clima o la topografía. En esta idea holista que
se promueve se debe incorporar la afectación al hábitat y las especies
El clima se genera a partir de una compleja serie de relaciones e interrelaciones entre los
factores atmosféricos, geológicos, geográficos y biológicos, que reciben en conjunto la
radiación solar de acuerdo con los ciclos de rotación y traslación de la Tierra; ello crea
grandes zonas climáticas a escala mundial, que contienen a su vez climas regionales y
microclimas locales, variabilidad de escalas que el diseño urbano y arquitectónico debe
considerar al realizar cualquier proyecto.
De cada sitio se deben analizar los siguientes factores y elementos del clima: radiación
solar; latitud, altitud (con respecto al mar), cuerpos de agua (océanos, mares, lagos, ríos),
vegetación, fauna y viento.
En función de los anteriores se dan los siguientes elementos del clima: temperatura del aire,
humedad relativa, precipitaciones, presión atmosférica, velocidad y dirección del viento.
Para finalmente traducir o sintetizar en la arquitectónica las variables climáticas, con las
necesidades térmicas del hombre, para generar el espacio deseado se deben incorporar las
posibilidades materiales y tecnológicas que mayor provecho pueden ofrecer. Lo ideal es que
la tecnología sea en lo posible pasiva, es decir que no requiera una fuente externa de
energía para funcionar. Esto es primordial en el diseño climático, utilizar elementos
arquitectónicos pasivos: muros como barreras aislantes o como acumuladores de energía
calórica, ventanas que iluminen naturalmente el espacio interior, cristales que dejen pasar la
luz pero atrapen el calor, techos con aleros que protejan del sol en verano, y permitan su
acceso en invierno, persianas que protejan del sol y del viento, cuerpos de agua que
refresquen el ambiente. Sin duda, en ciertas zonas extremas, el diseño climático y las más
nuevas tecnologías pasivas son insuficientes para mantener unos rangos de confort y salud
mínimos y la incorporación de equipos mecánicos para ventilar, calentar o enfriar, son
indispensables; sin embargo, estos equipos solo tendrían que proporcionar la diferencia y
no el total de la energía necesaria.
Impacto ambiental: el edificio logra un ahorro global del 30% en su gasto de funcionamiento,
tanto en energía como en agua. El diseño, que considera las condiciones climáticas del sitio
(entre otras cosas, ya que también reduce el impacto al incorporar materiales
biodegradables (ficha 6), contribuye de manera importante a reducir su impacto, ya que este
ahorro se dará durante toda la vida útil del edificio, que puede abarcar varias décadas.
El sol es considerado como el factor básico del diseño medioambiental en arquitectura por
ser la única fuente de energía exterior que se incorpora al ecosistema cerrado que es la
Tierra y del cual derivan todas las fuentes naturales de energía disponibles en el planeta:
sea de manera directa vía la transmisión de calor a un cuerpo físico determinado, o sea de
formas indirectas, como la fotosíntesis en las plantas, la descomposición que dio origen a
los combustibles fósiles, o la evaporación del agua para dar continuidad al ciclo hidrológico.
La energía del sol incide, en primera instancia, en el bienestar físico y psicológico del
hombre; sin su calor y sin la luz del día sobre y dentro del edificio, el ambiente normalmente
resulta nocivo en el mediano y largo plazo. Al mismo tiempo esta energía, bien aprovechada
mediante el diseño solar en arquitectura, puede reducir el impacto ambiental al dejarse de
consumir cantidades importantes de energía para ventilar y refrescar el interior en verano o
por el contrario calentarlo en invierno, con técnicas preferentemente pasivas, pero también
vía tecnología activa.
La herramienta básica para conocer la trayectoria del sol y poder prever su incidencia sobre
un punto determinado de la Tierra son las denominadas gráficas solares o cartas solares
estereográficas, es decir la representación geométrica de todos los rayos solares durante el
año en un lugar determinado, desde el amanecer hasta el atardecer. Este instrumento de
uso sencillo facilita el conocer concretamente la inclinación y, por lo tanto, la intensidad de
los rayos solarse un edificio, lo que permite prefigurar la forma y el tiempo que el edificio
recibirá el sol, el tamaño y movimiento de las sombras que proyecta el edificio, o la forma y
trayectoria, en el interior, de la luz que penetra por las aperturas del edificio.
Desde luego que la radiación solar que se calcula debe considerar los factores reales y
específicos del contexto, es decir su cantidad se verá condicionada por la nubosidad, por la
contaminación, por la refracción del suelo, la presencia de edificios, de vegetación, etc. Son
básicamente dos las formas en que se utiliza el sol como fuente de energía natural:
Como luz (luz de día): se puede incorporar al edificio de manera directa mediante
aperturas en muros y techos; de manera indirecta, sea buscando la orientación
adecuada, con barreras o elementos difusores, cristales traslúcidos etc.; y de
manera reflejada, en muros, pisos u otros elementos. La utilización de luz artificial,
aun de día, en el interior de edificios es en la época contemporánea una práctica
común, por ilógica que parezca, en especial en aquellos de grandes superficies,
como oficinas, escuelas y comercios. Es indispensable modificar esta práctica y
favorecer la iluminación natural. Las celdas fotovoltaicas son una opción para
producir y utilizar energía limpia en los edificios, cuya tecnología está cada vez más
desarrollada y es más accesible.
Foto 17 Gráfico que sintetiza varios de los criterios que el diseño solar ha de considerar en el proyecto
El despacho LOG ID, de Dieter Schempp, utiliza los conceptos básicos de diseño solar para
conformar un pequeño complejo de 8 viviendas particulares7, desarrollado en tres niveles,
con una superficie construida de 1.305 m2. La región tiene un clima continental, el cual se
caracteriza por inviernos largos, fríos, nevadas intensas y veranos calurosos, lo que implica
condiciones extremas.
7 Edificio de apartamentos en Biel, Suiza. Autores: LOG ID, Dieter Schempp. Reseña: David Lloyd Jones
Foto 19 Esquemas – los criterios de diseño solar durante el verano (izquierda) y en invierno (derecha)
Lo ideal es que se utilicen materiales naturales en tanto que son biodegradables y que al
término de su vida útil pueden ser reintegrados a la tierra. Así mismo, los materiales
naturales renovables, si hay una planeación adecuada, pueden regenerarse las veces que
sea necesario, produciendo en todo caso alteraciones temporales. Es preferible que
procedan de la región, para evitar traslados excesivos que contribuyen a la contaminación
atmosférica. Los materiales más industrializados, como el acero, cemento y aluminio, se
seguirán utilizando; sin embargo, puede disminuir su consumo actual, así como recurrir a su
reciclaje y reutilización para incrementar su vida útil y evitar, en lo posible, utilizar recursos
nuevos.
8 Información y fotografías obtenidas en: Zieher, Laura, The Ecology of Architecture. A complete guide to
creating the environmentally conscious building, Whitney Library of Design, Nueva York, 1996. Edificio:
Residencia Paulk; Ubicación: Seabeck, Washington; Autores: James Cutler Arqchitects
Impacto ambiental: el impacto del edificio en términos ambientales puede considerarse muy
adecuado, ya que tanto la obtención de los materiales, de fuentes renovables, como su
carácter biodegradable no implican un problema de contaminación. Por otro lado el estar
colocado por encima del terreno no sólo por sus condiciones accidentadas, permite el
mantenimiento de plantas superficiales y la circulación de fauna por debajo suyo y minimiza
el impacto sobre el ecosistema del sitio.
Fotos 24 y 25 Vista exterior e interior respectivamente, donde se aprecia el uso casi exclusivo de la madera
como material de construcción, limitando el concreto armado a una cimentación superficial y poco intrusita.
9 La información y fotografías de este ejemplo se tomaron del libro: Gauzin-Muller, Dominique. Arquitectura
ecológica. 29 ejemplos europeos, Gustavo Gili, Barcelona, 2002, p 196-201. Edificio: Edificio viviendas y trabajo.
Ubicación: Friburgo de Brisgovia, Alemania. Autores: Common & Gies.