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Una vez definido el problema al que nos referimos, resulta indispensable contar
con herramientas de evaluación que cumplan con los necesarios requisitos
psicométricos. En este sentido, existen diferentes cuestionarios acerca de los
problemas psicológicos asociados al uso disfuncional de Internet. Dependiendo
de la conceptualización teórica que subyazca, algunos se centran en la patología
generada por un uso desadaptativo de Internet (Caplan, 2002; Morahan-Martin
y Schumacher, 2000), mientras que otros —en su mayoría— analizan el
problema desde una perspectiva de la adicción (Chen et al., 2003; Demetrovics,
Szeredi y Rózsa, 2008; Ko et al., 2009; Mak et al., 2014; Meerkerk et al., 2009;
Nichols y Nicki, 2004). De todos ellos, el cuestionario más utilizado es el Internet
Addiction Scale (IAS) (Young, 1998), que ha sido validado en diferentes países
(Chang y Law, 2008; Panayides y Walker, 2012; Sung et al., 2014; Tsimtsiou et
al., 2014; Widyanto y McMurray, 2004) y que considera la adicción a Internet
similar al juego patológico según se entiende en el DSM-IV. Esta autora
considera que la adicción a Internet sería, principalmente, un problema de control
de impulso. No obstante, se trata de cuestionarios que abordan el uso de Internet
de forma genérica, es decir, para navegar por la Red, descargar información, etc.
Existen muy pocos cuestionarios que se hayan centrado en lo que en este
capítulo estamos considerando definitorio de la adicción a Internet, que es la
utilización de redes sociales. De entre ellos, uno de los más representativos es
el de Anderssen et al. (2012), aunque, a pesar de su utilidad, puede resultar
impreciso debido a que se centra exclusivamente en el uso de Facebook, y no
de las redes sociales en general, lo cual supone una limitación (Griffiths, 2012)
porque, si bien es la red social más extendida mundialmente, no se trata de la
única. Desde la aparición de MySpace, que es considerada la primera red social
utilizada a nivel global, se han desarrollado muchas otras, algunas de las cuales
han tenido un papel muy relevante en algunos países o en poblaciones
específicas, como es el caso de Tuenti entre los adolescentes españoles hasta
2012.
En lo que se refiere a nuestro país, se desarrolló con adolescentes y jóvenes
españoles el Test de Dependencia de Internet (TDI) (Chóliz y Marco, 2012). Para
su elaboración se tomaron como referencia los criterios del DSM-IV-TR (APA,
2000) de los trastornos por dependencia de sustancias, a los cuales se añadieron
ítems referidos a la dificultad para controlar el impulso, dado que éste es uno de
los criterios esenciales de los trastornos adictivos.
Para evitar los problemas que hemos comentado anteriormente con respecto al
uso de Internet para diferentes funciones, las recientes versiones del TDI indican
específicamente que se responda teniendo en cuenta el uso de redes sociales,
que, como hemos defendido anteriormente, sería componente adictivo
característico de Internet. De esta forma se dejan de tener en cuenta otros tipos
de problemas o incluso otras adicciones comportamentales que se pueden llevar
a cabo en la Red (adicción a las compras online, cibersexo, juego de azar online,
etc.). Dicho cuestionario se denomina TDI-RS, ya que evalúa específicamente la
dependencia que se tiene de la actividad de Internet para el uso de redes
sociales. Los últimos análisis factoriales realizados confirman que el TDI-RS
mantiene una estructura muy parecida a la del TDI (Chóliz, Marco y Chóliz,
2016), estudiando la adicción a redes sociales mediante cuatro dimensiones:
--- Dimensión I: abuso.
— Dimensión II: abstinencia.
— Dimensión III: perturbación y ausencia de control.
— Dimensión IV: escape.