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INTRODUCCIÓN
Psicoanálisis, nombre que se da a un método específico para investigar los procesos mentales
inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. El término se refiere también a la estructuración sistemática
de la teoría psicoanalítica, basada en la relación entre los procesos mentales conscientes e inconscientes.
Es decir, el psicoanálisis es:
método de investigación de los procesos mentales
psicoterapia para el tratamiento de los trastornos neuróticos 1
teoría científica de los procesos mentales
Desde la cátedra nos centraremos en los aspectos teóricos del Psicoanálisis.
1-TEORÍA PSICOANALÍTICA
El médico austriaco Sigmund Freud desarrolló teorías centrales para el psicoanálisis, la psicología de la
sexualidad humana y la interpretación de los sueños. A pesar de que sus teorías, aparecidas a finales del
siglo XIX, fueron muy controvertidas en su época, su trabajo se aceptó posteriormente. Quizás su
contribución más importante sea el haber establecido una conexión entre los comportamientos humanos
anómalos y el inconsciente.
Las técnicas del psicoanálisis y gran parte de la teoría psicoanalítica basada en su aplicación fueron
desarrolladas por el neurólogo austriaco Sigmund Freud. Sus trabajos sobre la estructura y el
funcionamiento de la mente humana tuvieron un gran alcance, tanto en el ámbito científico como en el de la
práctica clínica.
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asociaciones que va realizando el paciente y la relación especial que va estableciendo con un terapeuta,
llamada transferencia, llevan gradualmente al conocimiento de los motivos causantes de la neurosis.
A. Sueños
El tema de los sueños ha sido interesante para la humanidad de todos los tiempos; a través de su historia se
han elaborado fantasías y teorías más variadas. Para Freud los sueños fueron el elemento más apropiado
para llegar al conocimiento del inconsciente, le llamo vía regia del inconsciente. En su obra “la interpretación
de los sueños” demuestra como, de acuerdo con su teoría, los sueños son realización de deseos. Los deseos
que se realizan son deseos inconscientes y estos no siempre son coincidentes con lo que deseamos en forma
conciente; estos deseos aparecen disfrazados en lo que soñamos, y no es fácil reconocerlos.
A través del análisis de los procesos inconscientes, Freud vio que este estado servía para proteger el sueño
(el reposo) del individuo contra los elementos perturbadores procedentes de deseos reprimidos,
relacionados con las primeras experiencias del desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia. Así,
los deseos y pensamientos moralmente inaceptables, es decir, el ‘contenido latente’ del sueño, se
transforman en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente comprensible, a veces absurda,
denominada ‘contenido manifiesto’. El conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al analista
invertir el proceso de elaboración onírica, por el que el contenido latente se transforma en el contenido
manifiesto, accediendo a través de la interpretación de los sueños a su significado subyacente.
B. Actos fallidos
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Son aquellos olvidos de nombres o palabras, equivocaciones al leer, escribir o hacer algo, a las sustituciones
y a errores que cometemos en la vida diaria y que se deben a causas desconocidas, surgen
involuntariamente.
Son expresiones de vida normal de la vida de una persona; muchas veces cometemos “actos fallidos” en los
cuales nos es relativamente fácil reconocer el deseo inconsciente que estamos expresando a través de ellos.
Freud describe numerosos ejemplos en su libro “Psicopatología de la vida cotidiana”.
C. Síntomas neuróticos
A diferencia de los anteriores que son normales y ocurren en forma permanente, los síntomas neuróticos
indican algún grado de patología.
Todo síntoma es señal de algo; en este caso es señal que está indicando algún desajuste psíquico entre un
deseo inconsciente y la imposibilidad de satisfacerlo. 3
Estos deseos aparecen disimulados a través de síntomas neuróticos que son percibidos como molestos en
mayor o menor grado por el portador (quien lo padece). La mayoría de las personas portamos algún tipo de
síntoma neurótico, y ello no es sinónimo de enfermedad mental ni de desequilibrio. La molestia,
preocupación o limitaciones que el síntoma produzca determinará la necesidad o no de enfrentarlo o
modificarlo. Por ej.: una persona que jamás sale de su casa sin volverse varias veces atrás para comprobar si
ha cerrado bien la puerta de su casa.
Un chico que cada vez que debe rendir un examen se vuelve afónico y otros.
Durante el tratamiento psicoanalítico es posible desentrañar el origen de estos síntomas y superarlos.
En primer lugar, es necesario aclarar que Freud habla del aparato psíquico human con relación a una forma
particular de funcionamiento sin hacer referencia a aquellos aspectos neurológicos o anatómicos.
A lo largo de su vida, fue elaborando un conjunto de ideas sobre el funcionamiento psíquico que dieron lugar
a dos teorías sucesivas. Ambas contemplan tres elementos. También se las conoce con el nombre de tópicas.
Freud emplea el término "tópicas" (del griego topos = lugar), en sentido metafórico, para indicar que no se
puede comprender el psiquismo humano sin un modelo espacial que nos represente distintas regiones con
su modo propio de funcionamiento y sus mutuas relaciones.
Las tópicas son teorías respecto de la conformación y funcionamiento del aparato psíquico. Freud elabora su
primera tópica en los últimos años del siglo XIX, la cual revisará en 1920, momento en que formula la
segunda tópica (que no anula la primera).
CONCIENTE ELLO
PRECONCIENTE YO
INCONSCIENTE SUPERYO
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El INCONCIENTE ya lo hemos trabajado anteriormente por se uno de los pilares de la teoría. Pasamos,
entonces, a los otros dos.
ElCONCIENTEes el sistema es el que nos hace relacionarnos en forma directa con la realidad a través de
todo lo que percibimos.
Las representaciones conscientes son todo lo que registramos, ya sea afuera nuestro (lo que vemos,
escuchamos, hacemos, etc.) como lo que pasa adentro (lo que recordamos, deseamos, sentimos, etc.)
Por medio de la conciencia, conocemos las cosas en forma reflexiva. Sin embargo, para la teoría
psicoanalítica no sólo el sistema es el que percibe. También lo inconciente y lo preconsciente están
presentes en el momento de percibir. Esa presencia hace que muchas veces la percepción esté distorsionada
por algún deseo inconciente que esta incidiendo. Es un sistema fundamentalmente actual y tiene que ver
con todo aquello que sentimos (sensaciones y sentimientos) a diferencia de los sistemas preconscientes e 4
inconscientes que son esencialmente sistemas de huellas mnémicas
El PRECONSCIENTEesta formado por aquellos sentimientos, pensamientos, fantasías, etc. que no están
presentes en la conciencia, pero que pueden hacerse presentes en cualquier momento. No hay que vencer
una gran resistencia para que se hagan concientes.
El preconsciente funciona con las leyes de la lógica(recordá que el inconciente tiene un funcionamiento que
no lo considera).
La conformación de esta tópica no conformó a Freud como esquema a través del cual podía explicar
cabalmente el funcionamiento del aparato psíquico, por lo cual se vio llevado a formular una segunda tópica,
sin descartar ésta pero ampliándola. Recién con este nuevo modelo teórico pudo entender y explicar por
qué el ser humano experimenta sentimientos contradictorios y contrapuestos a su voluntad conciente.
El Ello se asimila a veces, incorrectamente, con la idea común del inconsciente, que no es una instancia en la
concepción dinámica psicoanalítica, sino una categoría descriptiva: por ejemplo, son inconscientes no sólo
ciertas pulsiones del ello, sino también muchos contenidos del Superyo o conciencia moral, así como la
mayor parte de las operaciones del yo. Para distinguir aquellos contenidos y operaciones inconscientes del
aparato psíquico que pueden hacerse conscientes con un esfuerzo de conciencia por parte del individuo,
Freud acuñó el concepto de ‘preconsciente’. El resto de los contenidos y operaciones del inconsciente —
todos los del ello y parte de los del yo y Superyo— constituyen el inconsciente propiamente dicho, y sólo
pueden ser sacadas a la luz de la conciencia por medio de la práctica psicoanalítica.
El Ello se refiere, en realidad, al conjunto de impulsos instintivos del individuo, necesidades biológicas,
deseos y motivaciones afectivas primarias que, bajo el principio del placer, buscan su realización inmediata,
presionando al yo, que opera con el sentido de realidad para obtener su gratificación urgente. En la teoría de
Sigmund Freud, la energía subyacente a las pulsiones instintivas del ello se conoce como libido —fuerza
psicológica general que es básicamente de naturaleza sexual— a través de la cual se expresa la conformación
psicosexual del individuo.
Conviene matizar que al indicar la naturaleza sexual de los contenidos del ello, Freud no se refería
exactamente a la acepción de sexualidad en sentido biológico estricto (es decir, al coito), sino a todo el
conjunto de contenidos y conductas afectivas del ser humano, básicas para la construcción de su existencia
social, que comienzan a desarrollarse desde la infancia en las relaciones materno-filiales.
El Yo (psicoanálisis), en la teoría del psicoanálisis, es el término que designa la parte central de la estructura
de la personalidad. El Yo tiene la función reguladora entre el Ello y el Superyo; es decir, que se encarga de
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organizar los impulsos de la persona, de modo tal que estos no entren en contradicción con sus valores
morales. Se dice que es la “parte ejecutiva” de la personalidad. Es una suerte de organizador que a través de
la percepción conoce las necesidades externas y las internas.
El Yo (además de la función de percibir) tiene otras funciones muy importantes: el pensamiento, la memoria,
la relación con los otros; además, debe “controlar” los impetuoso deseos provenientes del Ello. Esto lo logra
mediante el uso de los mecanismos de defensa.
Según la teoría desarrollada por Sigmund Freud, el yo es una de las tres instancias del aparato psíquico,
junto al ello y el Superyo. La formación del yo comienza con el nacimiento, en el primer encuentro con el
mundo externo. El yo, ateniéndose al principio de realidad, trata de ajustar las pulsiones del ello (dominado
por el principio del placer) a las exigencias del Superyo (dominado por el deber moral). Su papel, por tanto,
es interceder entre los impulsos y deseos instintivos, por un lado, y las presiones morales, por otro, fuerzas a
menudo inconscientes, y entre éstas y las exigencias del medio social. 5
En filosofía, el yo significa la conciencia de uno mismo, la primera persona; esto hizo que algunos filósofos,
como el francés del siglo XVII René Descartes o el ilustrado alemán del XVIII Johann Gottlieb Fichte, lo
consideraran como única base de una realidad cuya existencia cierta es por lo demás discutible (el hecho
básico de la realidad es que uno mismo existe), con lo cual el resto del Universo es una suposición a partir de
la percepción personal. Otros filósofos, como Immanuel Kant, propusieron dos modos de entender el yo:
como objeto de los pensamientos y las percepciones, y como sujeto (yo trascendental).
El Superyo (psicoanálisis), en la teoría psicoanalítica, una de las tres instancias de la mente humana, junto al
ello y el yo. Tal como lo definió Sigmund Freud, el término designa la instancia que en la personalidad
normal modifica e inhibe automáticamente los impulsos instintivos del ello, que tienden a producir acciones
y pensamientos antisociales o inmorales. Es, por tanto, una especie de conciencia moral con sentido
dinámico.
Según la teoría psicoanalítica, el Superyo se desarrolla a medida que el niño adopta gradual e
inconscientemente los valores y normas, primero de los padres y después del entorno social. Así van
surgiendo dentro de cada uno representaciones internas de lo que es o no correcto, de las normas sociales y
valores de la sociedad en la que vive. Dentro del Superyo hay dos aspectos: lo que no debe hacerse y lo que
sí debe hacerse para ser mejor. El primero se llama CONCIENCIA MORAL y el segundo IDEAL DEL YO.
Recapitulando, la primera instancia se refiere a las tendencias impulsivas (entre ellas, las sexuales y las
agresivas) que parten del cuerpo y tienen que ver con el deseo en un sentido primario, contrarias a los frutos
de la educación y la cultura. Freud llamó a estas tendencias triebe, que literalmente significa ‘pulsión’ pero
que a menudo se traduce con impropiedad como ‘instinto’. Estas pulsiones exigen su inmediata satisfacción,
y son experimentadas de forma placentera por el individuo, pero desconocen el principio de realidad y se
atienen sólo al principio del placer (egoísta, acrítico e irracional).
Cómo conseguir en el mundo real las condiciones de satisfacción de esas pulsiones básicas es tarea de la
segunda instancia, el yo, que domina funciones como la percepción, el pensamiento y el control motor, para
adaptarse a las condiciones exteriores reales del mundo social y objetivo. Para desempeñar esta función
adaptativa, de conservación del individuo, el yo debe ser capaz de posponer la satisfacción de las pulsiones
del ello que presionan para su inmediata satisfacción, con lo que se origina la primera tensión. Para
defenderse de las pulsiones inaceptables del ello, el yo desarrolla mecanismos psíquicos específicos
llamados mecanismos de defensa. Los principales son: la represión —exclusión de las pulsiones de la
consciencia, para arrojarlas a lo inconsciente—, la proyección —proceso de adscribir a otros los deseos que
no se quieren reconocer en uno mismo— y la formación reactiva —establecimiento de un patrón o pauta de
conducta contraria a una fuerte necesidad inconsciente. Tales mecanismos de defensa se disparan en cuanto
la ansiedad señala el peligro de que las pulsiones inaceptables originales puedan reaparecer en la conciencia.
Una pulsión del ello llega a hacerse inadmisible, no sólo como resultado de una necesidad temporal de
posponer su satisfacción hasta que las condiciones de la realidad sean más favorables, sino, sobre todo,
debido a la prohibición que los otros (originalmente los padres) imponen al individuo. El conjunto de estas
demandas y prohibiciones constituye el contenido principal de la tercera instancia, el Superyo, cuya función
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es controlar al yo según las pautas morales impuestas por los padres. Si las demandas del Superyo no son
atendidas, la persona se sentirá culpable, culpabilidad que también se manifiesta como ansiedad y/o
vergüenza.
El Superyo, que según la teoría freudiana se origina en el esfuerzo de superar el complejo de Edipo, es
parcialmente inconsciente, debido a que tiene una fuerza semejante (aunque de signo opuesto) a la de las
pulsiones, y puede dar lugar a sentimientos de culpa que no dependan de ninguna trasgresión consciente.
El Yo, instancia mediadora entre las demandas del ello, las exigencias del Superyo y el mundo exterior,
puede no tener el poder suficiente para reconciliar estas fuerzas en conflicto. Es más, el yo puede coartarse
en su desarrollo al ser atrapado en sus primeros conflictos, denominados fijaciones o complejos, pudiendo
volverse hacia modos de funcionamiento primarios en el desarrollo psíquico y hacia modos de satisfacción 6
infantiles. Este proceso se conoce como regresión. Incapaz de funcionar normalmente, el yo sólo puede
mantener su control limitado y su integridad desarrollando síntomas neuróticos, a través de los cuales se
expresa la tensión del aparato psíquico.
4-CONCEPTUALIZACIONES IMPORTANTES
4.1- Pulsiones
Una suposición esencial de la teoría freudiana es que los conflictos inconscientes involucran deseos y
pulsiones (instintos), originadas en las primeras etapas del desarrollo. Al serle desvelados al paciente los
conflictos inconscientes mediante el psicoanálisis, su mente adulta puede encontrar soluciones inaccesibles
a la mente inmadura del niño que fue. Esta descripción de la función que cumplen las pulsiones básicas en la
vida humana es otra de las aportaciones cruciales de la teoría freudiana.
Según su teoría sobre la sexualidad infantil, la sexualidad adulta es el resultado de un complejo proceso de
desarrollo que comienza en la infancia, pasa por una serie de etapas ligadas a diferentes funciones y áreas
corporales (oral, anal y genital), y se corresponde con distintas fases en la relación del niño con los adultos,
especialmente con sus padres. En este desarrollo es esencial el periodo edípico, momento en el que el niño
por primera vez es capaz de establecer un vínculo afectivo con su progenitor del sexo opuesto, semejante a
la relación de un adulto con su pareja, con lo que el progenitor del mismo sexo es considerado un rival. La
inmadurez psíquica del niño condena al fracaso los deseos infantiles y malogra su primer paso hacia lo
adulto. Además, la inmadurez intelectual del niño complica aún más la situación porque le hace temer sus
propias fantasías. El grado en el que el niño supere este trauma y en el que estos vínculos, miedos y fantasías
pervivan de modo inconsciente será decisivo en su vida posterior, especialmente en sus relaciones afectivas.
Los conflictos que ocurren en las etapas iniciales del desarrollo no son menos significativos como influencia
formativa, porque representan los prototipos iniciales de situaciones sociales tan básicas como la
dependencia de otros o la relación con la autoridad. Por ello, en estas primeras etapas de su desarrollo,
también será básico en la formación de la personalidad del niño el comportamiento de los padres. Sin
embargo, el hecho de que el niño reaccione no sólo ante la realidad objetiva, sino también ante la distorsión
fantástica de la realidad, complica significativamente incluso los esfuerzos educativos mejor intencionados.
4.2. Ansiedad
Piedra angular de la teoría y la práctica del psicoanálisis moderno es el concepto de ansiedad, un tipo de
experiencia que implica una reacción contra ciertas situaciones peligrosas. Estas situaciones de peligro, tal
como las describe Freud, son el miedo a ser abandonado, a perder el objeto amado, el miedo a la venganza y
al castigo, y la posibilidad de castigo por parte del Superyo. En consecuencia, los síntomas, los desórdenes de
la personalidad y de los deseos, así como la propia sublimación de las pulsiones, representan compromisos,
diferentes formas de adaptación que el yo intenta desarrollar con mayor o menor éxito, para reconciliar las
diferentes fuerzas mentales en conflicto.
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Amor, fuerte inclinación emocional hacia otra persona y, en un sentido más amplio, hacia un animal o hacia
grupos de personas u objetos. Por lo general, se diferencia entre amor erótico hacia el compañero sexual y
amor no sexual, como por ejemplo el de los padres hacia sus hijos (y viceversa). Este segundo caso incluye el 7
concepto de ‘amor platónico’, que puede existir entre dos partners sexuales potenciales (sin interés sexual).
El amor en sus diferentes acepciones es objeto de estudios religiosos, filosóficos y psicológicos.
En la antigüedad griega y en la filosofía hindú, el amor representa el principio del cosmos, como en Hesíodo,
Empédocles o en los Veda. El amor a sí mismo es, según Aristóteles, requisito indispensable para poder amar
a otra persona, aunque no debe confundirse con el egoísmo. En el cristianismo, Dios ama a los hombres
compadeciéndose de ellos; sin embargo, el amor de los cristianos hacia Dios está caracterizado por el
respeto y la adoración. La disposición de ayudar a los demás se denomina amor al prójimo.
En psicología, el estudio se centra en el amor sexual y en el impulso sexual subyacente. La formación
individual de la libido es la base de la teoría del psicoanálisis. Actualmente, la investigación psicológica de las
relaciones interpersonales se centra en el tema del amor, principalmente en el proceso de formación y
finalización de las relaciones de una pareja de larga duración.
El psicoanálisis ha analizado las distintas formas en que puede fijarse el erotismo (anal, oral, fálico, genital y
otras variedades) y, en función de ellas, ha investigado los distintos comportamientos regresivos que pueden
aparecer en el individuo (véase Regresión). Por diversas circunstancias culturales, se ha permitido el
desarrollo de algunas formas de erotismo. Otras, sin embargo, han sido reprimidas y clasificadas como
desviaciones o perversiones. Los cambios en las costumbres y en los usos sociales, impulsados por la lucha
de las organizaciones que defienden los derechos de las minorías, tienden a abrir un campo más amplio de
tolerancia o, al menos, dan origen a múltiples estudios, debates y controversias.
Sexualidad, conjunto de fenómenos emocionales y de conducta relacionados con el sexo, que marcan de
forma decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo.
El concepto de sexualidad comprende tanto el impulso sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción,
como los diferentes aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o
ambos a la vez) y de las expectativas de rol social. En la vida cotidiana, la sexualidad cumple un papel muy
destacado ya que, desde el punto de vista emotivo y de la relación entre las personas, va mucho más allá de
la finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la sociedad.
Además de la unión sexual y emocional entre personas de diferente sexo, existen relaciones entre personas
del mismo sexo que, aunque tengan una larga tradición (ya existían en la antigua Grecia y en muchas otras
culturas), han sido hasta ahora condenadas y discriminadas socialmente por influencias morales o religiosas.
Durante siglos se consideró que la sexualidad en los animales y en los hombres era básicamente de tipo
instintivo. En esta creencia se basaron las teorías para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las
que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación. Hoy, sin embargo, sabemos que
también algunos mamíferos muy desarrollados presentan un comportamiento sexual diferenciado, que
incluye, además de formas de aparente homosexualidad, variantes de la masturbación y de la violación. La
psicología moderna deduce, por tanto, que la sexualidad puede o debe ser aprendida. Los tabúes sociales o
religiosos —aunque a veces han tenido su razón de ser en algunas culturas o periodos históricos, como en el
caso del incesto— pueden condicionar considerablemente el desarrollo de una sexualidad sana desde el
punto de vista psicológico.
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El neurólogo Sigmund Freud postuló la primera teoría sobre el desarrollo sexual progresivo en el niño, con la
que pretendía explicar también la construcción de una personalidad normal o anormal en el mismo. Según
Freud, el desarrollo sexual se inicia con la fase oral, caracterizada porque el niño obtiene una máxima
satisfacción al mamar, y continúa en la fase anal, en la que predominan los impulsos agresivos y sádicos.
Después de una fase latente o de reposo, se inicia la tercera fase del desarrollo, la genital, con el interés
centrado en los órganos sexuales. La alteración de una de estas tres fases conduce, según la teoría de Freud,
a la aparición de trastornos específicos sexuales o de la personalidad. Con el paso del tiempo, algunas de las
tesis postuladas en su teoría del psicoanálisis han sido rechazadas, en especial sus teorías sobre la envidia
del pene y sobre la vida sexual de la mujer.
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El niño que queda ‘fijado’ en esta etapa (la etapa fálica) del desarrollo libidinal, o en cualquiera de las otras
etapas señaladas por Freud (oral, anal o latente), puede experimentar problemas en su vida adulta debido a
la falta de gratificación o a la sobre gratificación de sus necesidades. De hecho, Freud indicó que el complejo
de Edipo, como resumen de las tendencias libidinales socialmente inaceptables de la primera infancia,
constituye el complejo nuclear de las neurosis, y que la tarea terapéutica del psicoanálisis consiste en
elaborar la fijación edípica —el amor a la madre y el odio al padre—, de manera que el sujeto pueda
encontrar sustitutos socialmente aceptables de su madre y así reconciliarse con su padre.
Freud consideraba que esta misma estructura de relaciones, pero invertida (el amor al padre y el odio a la
madre), constituía el complejo de Edipo femenino, denominado por el psicoanalista suizo Carl G. Jung
‘complejo de Electra‘.
Complejo de Electra, en psicoanálisis, nombre con el que se denomina el deseo sexual que siente la hija
hacia el padre, acompañado por un sentimiento de rivalidad hacia la madre y un concomitante deseo 9
inconsciente de su muerte. El término complejo de Electra fue acuñado por el psicólogo suizo Carl G. Jung
como réplica del complejo de Edipo postulado por el neurólogo austriaco Sigmund Freud, fundador y
principal teórico del psicoanálisis. Para Freud, el complejo de Edipo invertido —el amor al padre y el odio a la
madre— constituía el complejo de Edipo femenino (complejo de Electra).
La investigación antropológica sostiene que el desarrollo psicosexual de una persona está determinado por
la cultura y la socialización, y que este tipo de complejos no están presentes en todas las culturas, si es que
existen en algunas.
Mito y conducta sexual, estudio de los comportamientos amorosos o sexuales cuya designación procede de
personajes o hechos narrados por la mitología griega y romana, la Biblia y la literatura en general. Es el caso
de los sátiros, Don Juan, las ninfas, Eros, Cupido, Afrodita, Venus, Narciso, Onán, Sodoma, Príapo, Edipo y
Electra.
Desde un punto de vista general, Eros ha dado origen al erotismo, tanto masculino como femenino. Pero a
las cualidades comunes de su equivalente romano, Cupido, se añade la reprobación de origen cristiano
presente en palabras como ‘concupiscencia’, compuesto de cupere, ‘desear’, para designar la afición
desmedida por los placeres sexuales. De manera semejante, si de Afrodita derivan lo afrodisíaco, es decir, lo
que estimula el apetito sexual, y de Venus las cosas ‘venéreas’, es justo señalar que este último adjetivo,
cuando se aplica a las enfermedades de transmisión sexual, adopta un matiz negativo.
En una cosmovisión politeísta como la griega y la romana, fenómenos de la naturaleza, deseos y conductas
aparecían representados a través de figuras divinas o semi divinas. Al deseo expresado por Eros y Afrodita (o
por Cupido y Venus) como equilibrio entre lo racional y lo irracional, se añadían las formas, muchas veces
híbridas o monstruosas, signos del exceso y la desarmonía. Así ocurría con los sátiros y las ninfas. Los
primeros (con una parte de su cuerpo de hombre y otra de animal: caballo o macho cabrío) han pasado a
designar a los hombres lascivos y, en el lenguaje médico, la palabra ‘satiriasis’ significa la exaltación del
impulso sexual en el hombre. Un término próximo, en un lenguaje más coloquial, es donjuanismo, derivado,
como es evidente, del mito literario de don Juan. Las ninfas, consideradas muy agresivas en su conducta
sexual, capaces de raptar al objeto de sus deseos, han dado lugar en diferentes lenguas a la llamada
ninfomanía, también conocida como andromanía o furor uterino. En este mismo contexto, debe situarse la
figura de Príapo y el priapismo, término en el que se ha perdido la exaltación del placer: designa, en todo
caso, una erección continua y dolorosa del miembro viril, sin que ello signifique presencia de deseo o
excitación.
Mitos como el de Narciso, Edipo y Electra han sido utilizados por Freud y el psicoanálisis. Se ha insistido
mucho en la definición del narcisismo como una tendencia destructiva, olvidando que puede ser también un
comportamiento positivo. Al fin y al cabo, en el mito original el personaje acaba convertido en flor después
de sumergirse en las aguas que le devuelven su imagen. La seducción, en el ámbito amoroso, incluye una
inclinación narcisista y de autoestima: la mirada y los elogios del amado enaltecen al amante y viceversa. El
complejo de Edipo y el complejo de Electra aluden, respectivamente, a la identificación del niño y de la niña
con el progenitor del sexo opuesto.
En la Biblia, Onán es el ejemplo del hombre castigado por no haber dejado descendencia: “Entonces Judá
dijo a Onán: ‘Cásate con la mujer de tu hermano y cumple como cuñado con ella, procurando descendencia
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a tu hermano’. Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, si bien tuvo relaciones con su
cuñada, derramaba a tierra, evitando el dar descendencia a su hermano” (Génesis, 38, 8-9). En el lenguaje de
la teología, el onanismo designa la práctica elegida por Onán (“savia sin finalidad”), pero el significado
habitual lo hace sinónimo de masturbación o placer solitario. Durante mucho tiempo se consideró a la
masturbación deleznable y hasta enfermiza, con graves amenazas a la salud física y mental. Evidentemente,
encarna dos principios absolutamente opuestos a los fijados por muchos dogmas religiosos: la no
procreación y el autoerotismo.
Con respecto al mito bíblico de Sodoma y Gomorra, el nombre de la primera ciudad ha dado origen al
vocablo que sirve para identificar la práctica sexual llamada sodomía, y el de sus habitantes, los sodomitas, a
la palabra que alude a quienes la realizan. La mayoría de los diccionarios define la sodomía como el acto
‘contra natura’ entre personas del mismo sexo y es verdad que en muchos textos se identifica al sodomita,
sea éste activo o pasivo, con el homosexual. En cambio Manuel Seco, en su Diccionario del español actual, 10
cumple en aclarar que se trata de la “relación anal de un hombre con otro hombre o con una mujer”. Se dice
que las dos ciudades del mito fueron condenadas a la destrucción por el desenfreno sexual de sus
habitantes. Según John Boswell, esta interpretación moral reprobatoria ha acabado ocultando la que fue
verdadera causa del castigo: que los sodomitas se negasen a recibir —e incluso agrediesen— a los ángeles
que, enviados a la ciudad, sólo fueron acogidos por Lot y los suyos. Si éstos se salvan y los demás son
castigados, concluye Boswell, el verdadero pecado fue no cumplir con las leyes de la hospitalidad.
6- ESCUELAS PSICOANALÍTICAS
Dijimos antes que el descubrimiento del INCOSNCIENTE marcó una etapa en el desarrollo de la psicología y
que, si bien hay escuelas psicológicas que no se ocupan de estudiar el inconsciente, todas ellas reconocen la
importancia de la escuela sicoanalítica.
Sin embargo, ya algunos de los contemporáneos de FREUD generaron nuevas ideas que modificaron su
pensamiento. También estos sigo ocurriendo a lo largo del siglo pasado y este.
Así como:NO TODA LA PSICOLOGÍA ES PSICOANALÍTICA;
NO TODO LO PSICOANALÍTICO ES FREUDIANO.
De los distintos autores que construyeron los aportes más significativos a partir de FREUD mencionaremos a
los siguientes: Carl JUNG y Alfred ADLER, ambos contemporáneos de FREUD; su hija Anna, la médica inglesa
Melanie KLEIN, su discípulo Otto RANK y el psicoanalista Jacques LACAN.
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Cuando la mente consciente no contiene imágenes propias, como durante el sueño, o cuando la conciencia
es sorprendida (al no estar en guardia), los arquetipos empiezan a funcionar. En su origen, eran modos
primitivos de pensamiento que tendían a personificar los procesos naturales en términos mitológicos (como
espíritus del bien y del mal, hadas y dragones). La madre y el padre también se establecen como arquetipos
básicos.
Otro concepto importante en la teoría de Jung es la existencia de dos tipos básicos y opuestos de
personalidad, actitud mental y función psíquica dominante: la extraversión y la introversión. Cuando la libido
y el interés general se vuelven hacia las personas y los objetos del mundo exterior, se dice que la persona en
cuestión es extrovertida. Cuando se da la tendencia contraria, y la libido y los intereses se centran en el
propio individuo, se habla de personalidad introvertida En una persona completamente normal esas dos
tendencias se alternan, sin que ninguna de ellas predomine sobre la otra, pero la libido suele tener
preferencia por una de ellas, por lo que los dos tipos de personalidad son fácilmente reconocibles. 11
Jung rechazó la distinción freudiana entre el yo y el Superyo, pero reconoció una parte diferenciada de la
personalidad, con ciertas similitudes con el Superyo, a la que denominó persona, que consiste en lo que
aparentamos frente a los demás, en oposición a lo que en realidad somos. La ‘persona’ es el rol que los
individuos eligen representar en la vida, la impresión global que desean transmitir de sí mismos en el mundo
social exterior.
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6.6Jacques LACAN
Jacques Lacan fue un psicoanalista que revisó el pensamiento freudiano y cuya influencia ha sido muy
significativa en los últimos 20 años. Nació en Paris en 1901 y murió en 1981. Sus obras fundamentales son: El
Estadio del espejo como formador del yo, Escritos y el Seminario.
LACAN debe ubicarse dentro de una corriente de pensamiento estructuralista según la cual la forma en que
está organizada la vida social se impone inconscientemente a los sujetos individuales.
Para el Psicoanálisis lacaniano la palabra es fundamental tanto para el diagnóstico como durante el
tratamiento de los pacientes ya que la terapia es concebida como un intercambio lingüístico entre el
analizado (que es el paciente) y el analista (que es el terapeuta).Durante el transcurso del tratamiento se
procura que el analizado logre traducir las estructuras inconscientes al lenguaje de la comunicación social. El
“discurso” del paciente es su lenguaje verbal y gestual, sus sueños (llamado discurso onírico), los actos
fallidos y los síntomas.
Lacan dice en sus Escritos:”….El Psicoanálisissoñó posee un medio: la palabra del paciente….””Ahora bien,
toda palabra llama a una respuesta…”
Durante el trabajo psicoanalítico se trata de obtener una respuesta ya que “la palabra debe ser liberada”
para lograr la cura.
El pensamiento lacaniano ha tenido notable incidencia en la formación de psicólogos y psicoanalíticos
argentinos a partir de la década del ´70.
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