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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDCAS Y SOCIALES

“Resolución arbitral del 31 de julio de 1989, Guinea Bissau vs Senegal, disputas


marítimas, (1989).”

GUATEMALA DE LA ASUNCION, 15 DE OCTUBRE DEL 2018


CAMPUS CENTRAL
CARMEN LUCIA ROLDAN REYES 1066214

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Índice

3. Introducción
4. Resumen
5. Principios
6. Resolución arbitral del 31 de julio de 1989, Guinea Bissau vs Senegal, disputas
marítimas, (1989).
14. Análisis
15. Conclusiones

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Introducción

En la resolución Arbitral efectuada el 31 de diciembre de 1989, de Guinea-Bissau contra el


Senegal, se emitió un fallo al laudo arbitral debido a que en su fallo, la Corte rechazó las
conclusiones de Guinea-Bissau.

Existe un descontento con la resolución efectuada, debido a que únicamente se respondió


una de las dos interrogantes estipuladas y las partes no se encuentran satisfechas con la
resolución.

Pero se discute que al contestar las dos preguntas generaría gran prejuicio a una de las
partes.

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Resumen

En la resolución Arbitral efectuado el 31 de diciembre de 1989, de Guinea-Bissau contra el


Senegal, se emitió un fallo al laudo arbitral debido a que en su fallo, la Corte rechazó las
conclusiones de Guinea-Bissau y considero inexistente el laudo; considerándolo nulo ipso
iure.

La Corte Internacional resuelve, como parte final que Guinea-Bissau debe cumplir al laudo,
seguidamente de que al ser válido el laudo para ambos Estados, deben resolverlo y
aplicarlo.

La Corte por unanimidad rechaza la reclamación de Guinea-Bissau del laudo arbitral del 31
de diciembre de 1989 declarado como inexistente por medio de once votos, contra cuatro
votos.

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Principios
Según (Comisión de Derecho internacional de las Naciones Unidas, 1969)1
 PRINCIPIO “RES INTER ALIOS ACTA
Los tratados solo crean obligaciones entre las partes. Un tratado no obliga a los
sujetos que no han participado en él, puesto que, no han podido dar su
consentimiento, es por ello que únicamente vincula a Guinea-Bissou y Sinegal en la
disputa.

 PRINCIPIO “EX CONSENSU ADVENIT VINCULUM”.


Formas de manifestación del consentimiento en obligarse por un tratado.
Ambas decidieron someterse a un arbitraje internacional para la resolución de su
disputa y llegar a un acuerdo.

 PRINCIPIO DE RESPETO A LAS NORMAS DE “JUS COGENS”


Según el Artículo 53 los tratados que están en oposición con una norma imperativa de
derecho internacional general.

Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una
norma imperativa.

Muchos autores y Magistrados consideran que no se respetaron las normas y existió abuso
por parte del tribunal y la Corte que apoyó la decisión del mismo.

De igual forma no existía suficiente base legal para alegar lo contrario.

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1. Comisión de Derecho internacional de las Naciones Unidas. (1969). Convencion de


Viena. Principios, 29.

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Resolución arbitral del 31 de julio de 1989, Guinea Bissau vs Senegal, disputas


marítimas, (1989).

Según (Corte Internacional, 1969)2 En la resolución Arbitral efectuado el 31 de


diciembre de 1989, de Guinea-Bissau contra el Senegal, se emitió un fallo al laudo arbitral
debido a que en su fallo, la Corte rechazó las conclusiones de Guinea-Bissau y considero
inexistente el laudo; considerándolo nulo ipso iure.

La Corte Internacional resuelve, como parte final que Guinea-Bissau debe cumplir al laudo,
seguidamente de que al ser válido el laudo para ambos Estados, deben resolverlo y aplicarlo.

La Corte por unanimidad rechaza la reclamación de Guinea-Bissau del laudo arbitral del 31
de diciembre de 1989 declarado como inexistente por medio de once votos, contra cuatro
votos. Los votos en contra fueron efectuados por los Magistrados: Aguilar Mawdsley,
Weeramantry y Ranjeva; Magistrado ad hoc Thierry.

Los votos a favor fueron efectuados por:

El Presidente Sir Robert Jennings; Vicepresidente Oda; Magistrados Lachs, Ago, Schwebel,
Ni, Evensen, Tarassov, Guillaume y Shahabuddeen; Magistrado ad hoc Mbaye.

El día 26 de abril de 1960, mediante un intercambio de cartas, se estableció un acuerdo entre


Francia y Portugal con objeto de definir la frontera marítima entre la República del Senegal.

Donde se establecía el límite exterior del mar territorial, la frontera consistirá en una línea
recta trazada con una inclinación de 240° a partir de la intersección de la prolongación de la
frontera terrestre y la línea debajamar, representada a esos efectos por el faro de Cabo Roxo.

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2. Corte Internacional. (1969). CASO RELATIVO AL LAUDO ARBITRAL DE 31 DE JULIO DE 1989. Fallo
de 12 de noviembre de 1991, 30.

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Guinea-Bissau rechaza las proporciones de hecho efectuados por el Gobierno del Senegal
debido a que argumenta que no tiene razones para requerir el cumplimiento del mismo.

Debido a la independencia del Senegal y de la Guinea-Portuguesa, el actual Guinea-Bissau,


surgió una controversia entre Estados respecto a la delimitación de sus zonas marítimas.

La cual fue objeto de negociación a partir de 1977, Guinea-Bissau insistió en que las zonas
marítimas en cuestión se delimitaran sin referencia al Acuerdo de 1960, impugnando su
validez y posibilidad de oponerlo a Guinea-Bissau.

En el día 12 de marzo de 1985, las partes estipulan llevar a cabo un arbitraje para someter la
controversia ante el tribunal arbitral, con el objeto de resolver las siguientes interrogantes:

“¿Tiene el acuerdo concertado mediante intercambio de cartas el 26 de abril de 1960, que se


refiere a la frontera marítima, fuerza de ley en las relaciones entre la República de Guinea-
Bissau y la República del Senegal?”

Al ser negativa la interrogante, establecer una respuesta de igual forma a la interrogante sobre
el curso de la línea estipulando:

“¿Cuál es el curso de la línea que delimita los territorios marítimos pertenecientes a la


República de Guinea-Bissau y a la República del Senegal, respectivamente?”.

El tribunal resuelve con base al artículo 9 del acuerdo de arbitraje, en donde incluye el trazado
del mapa para resolver, en un acuerdo.

El 31 de julio de 1989, el Tribunal dictó el laudo cuya existencia y validez ha impugnado


Guinea-Bissau en el presente caso.

El Tribunal dictó el laudo cuya existencia y validez ha impugnado Guinea-Bissau en el


presente caso.

Las decisiones del Tribunal fueron resumidas por la Corte como sigue el Tribunal resolvió
que:

“El Acuerdo de 1960 era válido y podía oponerse al Senegal y a Guinea-Bissau.”


(Interpretándose a al derecho vigente en la fecha en que fue estipulado).”

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“En el Acuerdo de 1960 no se delimitan los espacios marítimos que no existían en esa fecha,
ya se denominaran zona económica exclusiva, zona de pesca o de cualquier otro modo. "

En el mar territorial, la zona continua y la plataforma continental se mencionan expresamente


en el Acuerdo de 1960 y existían en el momento en que fue concertado."

Según el artículo 2 del Acuerdo de Arbitraje, no procede a juicio del Tribunal, responder
a la segunda cuestión.

Las partes aceptan las condiciones establecidas en el párrafo 2 del Artículo 36 del Estatuto.
Las declaraciones fueron depositadas por el Secretario General en la Naciones Unidas (2 de
diciembre de 1985) y Guinea-Bissau (7 de agosto de 1989), la cual no contenía reserva.

El Senegal señaló que, "si Guinea-Bissau impugnara la decisión del Tribunal respecto al
fondo del asunto, plantearía una cuestión excluida de la competencia de la Corte por los
términos de la declaración del Senegal, el objeto del Acuerdo de Arbitraje de 12 de marzo de
1985 y, por consiguiente, quedaba incluida en la categoría de controversias respecto a las
cuales las partes hayan convenido en recurrir a algún otro medio de solución".

Queda por lo tanto excluida de la categoría de controversias "que hayan surgido después" de
esa declaración.

Sin embargo, las partes convinieron en que existía una distinción entre la controversia
sustantiva relativa a la delimitación marítima y la controversia relativa al laudo dictado por
el Tribunal.

Guinea-Bissau no pretendía ser una apelación del laudo o una solicitud de que fuera revisado.

Por ello, ambas partes reconocen que no está implicada ninguna parte de la controversia
sustantiva sobre la delimitación.

La Corte considera seguidamente la alegación del Senegal de que la solicitud de Guinea-


Bissau es inadmisible en la medida en que pretende utilizar la declaración del Presidente
Barberis con objeto de sembrar dudas sobre la validez del laudo.

El Senegal argumenta, que la declaración no forma parte del laudo "debe considerarse un
procedimiento abusivo."

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La Corte considera que la solicitud de Guinea-Bissau ha sido presentada apropiadamente, no


acepta la alegación del Senegal de que la solicitud de Guinea-Bissau, o los 281 argumentos
empleados para apoyarla, equivalgan a un procedimiento abusivo.

La cuestión de la inexistencia del laudo en apoyo de su principal alegación de que el laudo


es inexistente, Guinea-Bissau sostiene que el laudo no tiene el apoyo de una mayoría real.

Al aprobar el laudo, aprobó definitivamente las decisiones, incorporadas en él, respecto al


ámbito de las zonas marítimas regidas por el Acuerdo de 1960, ya que el Tribunal no estaba
obligado a responder a la segunda pregunta, debido a la respuesta que había dado a la primera.

La validez de su voto no resulta afectada por la expresión de cualquier diferencia.

La alegación de Guinea-Bissau de que el laudo es inexistente por falta de mayoría real no


puede aceptarse.

El Tribunal no dio razón alguna para su decisión de no responder a la segunda pregunta, de


no establecer una sola línea de delimitación y de negarse a trazar esa línea en un mapa.

No se estipula la respuesta a la segunda pregunta, Guinea-Bissau argumenta que


simplemente se omitió, por falta de mayoría real.

Sin embargo, según Guinea-Bissau, el Tribunal no dio en este caso ningún razonamiento en
apoyo de su negativa a responder a la segunda pregunta, argumentan que es "totalmente
insuficiente".

La Corte, opinó que no estaba obligado a responder a la segunda pregunta que se le había
planteado. Aunque el razonamiento estipulado deja mucho que desear, las referencias en el
párrafo 87 a las conclusiones del Tribunal y a la redacción del artículo 2 del Acuerdo de
Arbitraje permiten determinar, sin dificultades, las razones por las que el Tribunal decidió no
responder a la segunda pregunta.

Habiendo dado una respuesta afirmativa a la primera pregunta, y basándose él mismo en el


texto del Acuerdo de Arbitraje, el Tribunal decidió, como una consecuencia, que no tenía que
responder a la segunda pregunta.

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La Corte señala como la resolución, de forma clara y precisa, sin embargo Guinea-Bissou en
su descontento a la disputa argumenta que el Acuerdo de Arbitraje, en su interpretación
verdadera, requería que el Tribunal Arbitral respondiera a la segunda pregunta cualquiera
que hubiera sido su respuesta a la primera.

La Corte señala que un acuerdo de arbitraje es un acuerdo entre Estados que debe
interpretarse con arreglo a las normas generales de derecho internacional que rigen la
interpretación de tratados.

En relación a los principios recogidos en los artículos 31 y 32 de la Convención de Viena


sobre el Derecho de los Tratados, se establece que deben llegar a un acuerdo, siguiendo el
lineamiento de los mismos.

Los dos Estados pretendían obtener la delimitación de la totalidad de sus zonas marítimas
mediante una sola línea. Sin embargo, el Senegal contaba con lograr ese resultado mediante
una respuesta afirmativa a la primera pregunta, y Guinea-Bissau mediante una respuesta
negativa a esa pregunta.

La Corte señala que no había acuerdo entre las partes sobre qué sucedería en caso de una
respuesta afirmativa que llevara sólo a una delimitación parcial, ni sobre cuál podía ser la
tarea del Tribunal en ese caso, y que los trabajos preparatorios confirman consiguientemente
el significado ordinario del artículo 2.

La Corte considera que esa conclusión no contradice la circunstancia de que el Tribunal


adoptara como título "Tribunal Arbitral para la determinación de la frontera marítima entre
Guinea-Bissau y el Senegal.

"La determinación de la frontera marítima entre la República del Senegal y la República de


Guinea-Bissau, cuestión que esos Estados no han podido resolver mediante negociación.

Los Estados establecieron un arreglo de su controversia, su consentimiento a ello sólo se


había dado únicamente en los términos establecidos en el artículo 2 del Acuerdo de Arbitraje.

La Corte concluye que el Tribunal no incumplió manifiestamente su competencia al


determinar su propia jurisdicción decidiendo que no estaba obligado a responder a la segunda
pregunta al ser negativa la respuesta.

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Guinea-Bissau argumenta seguidamente que la respuesta dada de hecho por el Tribunal a la


primera pregunta fue parcialmente negativa y y en consecuencia debe admitir la contestación
a la segunda interrogante.

Sin embargo argumenta de igual forma que el Tribunal estaba facultado para responder a la
segunda pregunta y tenía obligación de hacerlo.

La Corte contesta las reclamaciones de Guinea-Bissau fundamentándose que no puede basar


sus argumentos del Presidente Barberis que no fueron adoptadas efectivamente por el
Tribunal.

El Tribunal decidió, respondiendo a la primera pregunta, que el Acuerdo de 1960 "tenía


fuerza de ley en las relaciones entre las partes y, al mismo tiempo, definió el alcance
sustantivo de ese Acuerdo.

Esa respuesta no permitía una delimitación de la totalidad de las zonas marítimas de los dos
Estados, ni un arreglo completo de la controversia existente entre ellos.

Lograba una delimitación parcial. Sin embargo, la respuesta eta a la vez completa y una
respuesta afirmativa a la primera cuestión.

Por ello, el Tribunal podía decidir, sin incumplimiento manifiesto de su competencia, que su
respuesta a la primera pregunta no era negativa, y que, por tanto, no era competente para
responder a la segunda pregunta. "

La Corte concluye que debe rechazarse la alegación de Guinea-Bissau de que el laudo es


totalmente nulo.

Además de la Falta de un mapa, Guinea-Bissau recuerda que, según el párrafo 2 del artículo
9 del Acuerdo de Arbitraje, la decisión del Tribunal debía "incluir el trazado de la línea
fronteriza en un mapa" y que el Tribunal no presentó ningún mapa.

Guinea-Bissau alega que el Tribunal tampoco estipulo de manera suficiente las respuestas a
sus alegatos y que por lo cual no se debe admitir.

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Sin embargo se Decidió que la línea fronteriza fijada en el Acuerdo de 1960 era una línea
"loxodrómica" trazada con una inclinación de 240° a partir del punto de intersección de la
prolongación de la frontera terrestre y la línea de la bajamar, representada a esos efectos por
el faro del Cabo Roxo.

Como no respondía a la segunda pregunta, no tenía que definir ninguna otra línea.

Por ello, consideró que no era necesario trazar en un mapa una línea que era de conocimiento
común, y cuyas características definitivas había especificado.

En vista de la redacción de los artículos 2 y 9 del Acuerdo de Arbitraje y de las posiciones


adoptadas por las partes ante el Tribunal, la Corte señala que puede discutirse si, a falta de
respuesta a la segunda pregunta,

El Tribunal estaba obligado a presentar el mapa previsto en el Acuerdo de Arbitraje. Sin


embargo, la Corte no considera necesario entrar en esa discusión.

La Corte concluye que no se acepta.

La Corte ha tornado nota además de que el 12 de marzo de 1991 Guinea-Bissau presentó en


la Secretaría de la Corte una segunda solicitud en la que le pedía que fallara y declarara:

"Cuál debe ser, sobre la base del derecho del mar internacional y de todos los elementos
relacionados con el caso, incluida la futura decisión de la Corte en el caso relativo al "laudo"
arbitral de 31 de julio de 1989,

La línea (trazada en un mapa) que delimita la totalidad de los territorios marítimos


pertenecientes, respectivamente, a Guinea-Bissau y al Senegal."

Según la cual una solución "sería negociar con el Senegal, que no se opone a ello, una frontera
para la zona económica exclusiva o, en caso de que resultara imposible llegar a un acuerdo,
someter el asunto a la Corte."

Magistrado Thierry establece que las observaciones hechas en los párrafos 66 a 68 del fallo
de la Corte:

"Los elementos de la controversia que no fueron resueltos por el laudo arbitral de 31 de julio
de 1989".

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Es necesario que se estipule un acuerdo equitativo haciendo uso de los principios y normas
de derecho internacional, debido a que las declaraciones y resoluciones estipuladas con
anterioridad son ambiguas y dan lugar a que surja una nueva disputa, sin llegar a un acuerdo.

El Tribunal no estableció si la línea recta trazada con una inclinación de 240°, prevista en el
Acuerdo de 1960, podía emplearse o no para la delimitación de la zona económica.

La alegación no podía admitirse, porque el Tribunal había dado una respuesta plenamente
afirmativa a la primera pregunta.

Como lo mostraba el hecho de que el Presidente Barberis había tenido que dar una
redacción diferente a esa respuesta para sugerir que podía considerarse parcialmente
negativa.

Algunos autores argumentan que hubo abuso de poder por omisión a la contestación a la
segundo pregunta, debido a la falta de jurisprudencia internacional.

Se debieron tomar en cuenta los elementos del derecho internacional.

Por consiguiente, no era necesario responder a la segunda pregunta.

Por medio del recurso se puede argumentar la base de un razonamiento, el cual se consideró
como invalido en el presente caso.

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Análisis

Se debió garantizar de manera transparente el derecho de las partes.

En el Acuerdo de Arbitraje estipula en su contexto y de su objeto y finalidad obligaba al


Tribunal a responder a la pregunta 2.

Por lo cual el Tribunal no tenía derecho a decidir no responder a la pregunta, y al no


realizarlo contraviene su objetivo primordial.

En la contraparte se puede estipular de igual forma que al contestar la pregunta 2, en donde


se establecen los límites determinados por el laudo.

Lo que dejó sin determinar era causaría un perjuicio a Guinea-Bissau en una


determinación futura de las zonas restantes, en tanto que los límites del mar territorial.

El Tribunal debía determinar la "frontera marítima" entre los dos Estados mediante una
"línea fronteriza" trazada en un mapa que había de incluirse en el laudo.

Al no cumplir con las tareas, el Tribunal Arbitral no llevó a cabo su misión jurisdiccional.

La deficiencia debió llevar a la Corte a declarar nulo y sin valor el laudo de 31 de julio de
1989.

Al no contestar la segunda pregunta el tribunal ha sido tachado de falta de cumplimiento de


sus deberes por parte del tribunal y la Corte por apoyar el argumento del tribunal.

Se ha tachado de ambiguo, falta de transparencia por parte de los mismos y como un acto
de corrupción.

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Conclusiones

A pesar de que los argumentos sean suficientes para generar descontento por falta de
resolución de la problemática entre ambos Estados, efectúan un beneficio para Guinea-
Bissau, debido a que contesta la segunda pregunta le generaría un prejuicio.

Sin embargo las partes difícilmente llagara a un acuerdo entre ellos y por ello es posible
que busquen una solución mediante otro medio que no será el acuerdo entre las partes.

Practicante la solución efectuada fue muy pobre a lo que realmente se esperaba y necesario
que las partes resuelvan y convengan una solución, por medio de la negociación.

Considero que es la solución más viable para ambos.

La falta de fundamento legal en este caso ayudo a que la solución fuera desfavorable para
ambos, debido a que no se cumplieron los principios del todo.

El único fundamento legal para considerar como nula la resolución del tribunal es la ley de
arbitraje en sus objetivos y finalidades.

En este caso la falta de actuación por parte del tribunal genero descontento para ambos.

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Bibliografía

1. Comisión de Derecho internacional de las Naciones Unidas. (1969). Convencion de


Viena. Principios, 29.

2. Corte Internacional. (1969). CASO RELATIVO AL LAUDO ARBITRAL DE 31 DE


JULIO DE 1989. Fallo de 12 de noviembre de 1991, 30.

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