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INSTITUTO BOTTICELLI PARA EL ARTE Y LA RESTAURACIÓN

Ana Fernanda Higuera López


Artes Plásticas, 4to semestre
13 de junio, 2019.

La imagen de la castidad: La fuerza de la Sangre

I. Tema

En las Novelas ejemplares, la novela La Fuerza de la Sangre (1613), Miguel de Cervantes

cuestiona algunos de los paradigmas sociales de la época del Siglo de Oro español. Subvirtiendo

sus premisas y haciendo visibles las bases y estructuras de su construcción. Así mismo, muestra

el amor tipificado y descrito según los criterios del Renacimiento en España e Italia. El motivo

por el cual Rodolfo viola a la joven puede ser explicado a partir de la teoría amorosa de la época.

Sin embargo, bajo la acción antes mencionada, también se muestra la pérdida de la deshonra y

la recuperación de la misma, gracias a la justicia impuesta por sus padres.

II. Trama

En La fuerza de la sangre todo comienza en una noche en la que una joven llamada Leocadia

regresa de la ciudad de Toledo con sus padres. En ese momento, se cruza por su camino el joven

noble Rodolfo acompañado de amigos, y movido por un deseo violento, éste decide raptarla y

llevarla, en la oscuridad de la noche, a su casa, donde la viola. Después, Leocadia encuentra un

crucifijo de plata el cual guardó como único testigo de su deshonra. Rodolfo la deja ir y ella

decide contar a su familia lo sucedido y tiempo más tarde, ella está embarazada pero su familia

no se lo dice a las autoridades para no desprestigiar más su honra.

Como resultado, -nace Luis- un niño virtuoso, a quien los padres de Leocadia crían

ejemplarmente haciéndolo pasar por su sobrino y a quien le enseñaron a escribir con buena
letra para que fuese un hombre sabio, por lo tanto, también a leer en latín y romance. Algún

tiempo después, cuando el niño sufre la arremetida de un caballo, sus otros abuelos (quienes

no sabían de él) lo cuidan durante su recuperación.

En el momento en que Leocadia va a buscar a su hijo, reconoce que aquella casa era la misma

en la que -tiempo antes- Rodolfo la había forzado. Ella platica con la madre de él, llamada

Estefanía, y le cuenta que de ese lugar extrajo un crucifijo y todo lo que había sucedido en el

pasado. Rodolfo vuelve de Italia por mandato de su madre y cuando él vuelve, la madre le dijo

que había encontrado una mujer noble para desposarlo, aunque nunca se imaginó que detrás

de tan malintencionada acción estaría un escarmiento de su madre a éste, quien -al ver a la

joven Leocadia con su hijo- se quedó perplejo.

Leocadia por su parte se desmayó y él al rato, también. Finalmente, se organizó una boda,

celebrada con un banquete, entre los dos jóvenes, y Leocadia queda contenta y con mucha

felicidad de haber recuperado su honra.

III. Citas

Luego de que Rodolfo y sus amigos se encuentran con la familia de Leocadia, los mozos,

embozados, muestran una ‘deshonesta desenvoltura’ (Cervantes, 1842, p. 4) frente al hidalgo,

quien les reprocha su atrevimiento. En este preciso momento, la imagen de Leocadia se

imprime en Rodolfo:

“Pero la mucha hermosura del rostro que había visto Rodolfo, que era el de Leocadia [...],

comenzó de tal manera a imprimírsele en la memoria, que le llevó tras sí la voluntad y

despertó en él un deseo de gozarla a pesar de todos los inconvenientes que sucederle

pudiesen. Y en un instante comunicó su pensamiento con sus camaradas y en otro instante

se resolvieron de volver y robarla, por dar gusto a Rodolfo.”


Cervantes muestra que el amor es deseo de belleza, el problema se presenta cuando ese deseo

está regido por el instinto físico. En primer lugar, ocurre el fenómeno de observación y luego el

de fijación. El autor conoce los pasos exactos para describir la causa de la reacción de Rodolfo

pues la imagen de Leocadia que se impregna en él se convierte en una distorsión que desordena

todas las pasiones del joven. La ‘inclinación torcida’ que Cervantes menciona se debe a esta

última forma de ver a la mujer, causante de una conducta caracterizada por el deseo y, por lo

tanto, Rodolfo es reducido a una condición carente de juicio o razón de sus actos. Leocadia se

coloca, entonces, en un plano distinto del de Rodolfo. Por eso, ella no consigue verlo. En

consecuencia, para evitar una identidad concreta, Rodolfo se representa desdibujado y

anónimo. Todos estos referentes a la oscuridad son metáforas para enfatizar que por los ojos

puros de Leocadia tal imagen no puede entrar. No será sino hasta el final, en la escena del

banquete, ella lo verá y, a través de su visión, lo humanizará.

Ahora bien, sobre la base de una reconciliación plena, es capaz Leocadia de expresarse con

libertad y a plena luz sobre lo sucedido:

“Cuando yo recordé y volví en mí de otro desmayo, me hallé, señor, en vuestros brazos sin

honra; pero yo lo doy por bien empleado, pues, al volver del que ahora he tenido, asimismo

me hallé en los brazos de entonces, pero honrada.” (Cervantes, 1842 p. 31).

La música, después del reconocimiento del acto traumático por parte de Leocadia, funciona

como la consolidación de la armonía del banquete:

“Vino la cena, y vinieron los músicos que para esto estaban prevenidos. Viose Rodolfo a sí

mismo en el espejo del rostro de su hijo” (Cervantes. 1842, p. 32)

Una vez que todo se organiza bajo el signo de la concordia, la ironía que había estado ausente

hasta el momento entra en escena como una licencia del autor para asegurar el buen fin del

deseo de Rodolfo. La recuperación de la honra de Leocadia, así como la curación de Rodolfo son
dos procesos que corren a la par. En el caso de Leocadia es complejo, porque las acciones de

Rodolfo no sólo tienen una consecuencia personal, sino legal que implica la honra de la familia,

es decir, su posición en la sociedad pues la boda de Leocadia, hija de un hidalgo viejo, con un

joven proveniente de una familia noble y rica, supone un ascenso social. El daño devendrá en

prestigio: Leocadia es reparada personal, familiar y socialmente, mientras que Rodolfo lo es en

su salud.

IV. Reflexión Personal

En mi opinión, pienso que es una obra con algunos contrastes muy marcados, tales como los

desmayos; al principio, un desmayo de deshonra y al final, uno de honra. También, en las

escenas se muestran, por ejemplo; cómo al principio era de noche, e incluso el cuarto donde la

viola tiene cierta oscuridad, mientras que, en las escenas finales, cuando vuelven a estar en ese

cuarto, tiene ahora una ‘iluminación’ por recuperar la honra y encontrar el amor. Algunas cosas

que sí me gustaron mucho fueron; en primera, cómo se dio la ‘coincidencia’ de que los abuelos

paternos de Luis se hayan enterado de su existencia y de toda la historia que ésta conllevaba,

dando así el título de la novela. Y en segunda, cómo manejó Estefanía el escarmiento de Rodolfo,

me causó mucha gracia cuando le enseña el retrato de su próxima “esposa”, y él dice que, si se

supone que los artistas cuando pintan un retrato hacen más bella la representación de la

persona, pues entonces ella sería la fealdad pura, ya que ni en el retrato se veía bonita.

En general, pienso que es una buena obra, porque tiene un gran desarrollo, y como lo mencioné

antes, se logra bien la unión de los personajes para encontrar la verdad. Incluyendo que la

narrativa simbólica de la restauración es decisiva para comprender esta obra cuyo punto de

inflexión es Rodolfo. Sin su acción y movimiento, no habría necesidad de restauración y

reparación de sus actos. El amor basado en la atracción física y sensual es el origen y el

mecanismo de alteración simbólica, sin él, el poder del símbolo no habría tenido efectividad
narrativa y el banquete final iluminado por Leocadia no habría sido el espacio del hallazgo de

identidades y de recuperación familiar y social.

Finalmente, algo que claramente no me gustó, fue el tema de la violación, sin embargo, creo que

esa es una opinión muy bajo la perspectiva del S. XXI.

Bibliografía

Cervantes, M. (1842). La fuerza de la sangre. Madrid, España: Imprenta del Colegio de sordo-

mudos.

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