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LA SEXUALIDAD

10.15AM - 45 MIN

Charla (25-30min)
Hola chicos ¿cómo han estado? Lo más seguro se estarán preguntando
porque se le has separado, bueno esos motivos no importan mucho, mientras
vamos a aprovechar para hablar de lo que nos encanta, a ver quién adivina,
vamos a hablar del ¡SEXOOO¡ seee a todos nos encanta cierto, ¿todos acá
tienen sexo verdad? ¿quién se la pasa teniendo sexo a diario? bueno, pero para
empezar que tal si aclaramos un poco, ¿que consideran ustedes que es el sexo?
Exactamente chicos el sexo se refiere al género de la persona, lo que pasa es
que es una palabra que se utiliza mucho para referirse a las relaciones sexuales,
pero su significo apunta a definir el sexo o género de la persona, vamos ahora
con una un poco más difícil, ¿qué creen que es la sexualidad? ¿creen que tiene
relación con el sexo? ¿Por qué? Además de que todos nosotros ser seres
humanos, ¡también somos seres sexuales! La sexualidad es una parte normal,
saludable y natural de quienes somos a través de cada etapa de la vida, nuestra
sexualidad cambia y crece a lo largo de nuestras vidas
Hablar de sexualidad afecta a toda nuestra vida y no solo a una parte de
ella, a un órgano o a un deseo particular. La sexualidad tiene distintas
dimensiones: genética (hombre y mujer tienen distinto ADN), gonádica
(diferentes órganos sexuales), fisiológica (distinta forma del cuerpo),
psicológica (tenemos distinto modo de ser, de reaccionar afectivamente) y, por
último, espiritual (la sexualidad toca a nuestro mismo centro como personas, a
la manera en que amamos y somos amados). No son dimensiones separadas,
sino que todas se unen en nuestro cuerpo, que es la fuente de donde brotan
nuestras vivencias. Ser hombre o ser mujer no es un simple dato que ponemos
en nuestro pasaporte, sino una dimensión de nuestra identidad, un modo de
responder a la pregunta fundamental: “¿quién soy yo?” Pensemos, por ejemplo,
en lo importante que es haber recibido la vida de otros, haber sido engendrado
del amor de nuestros padres. Y también en la capacidad que tenemos para dar
vida a otras personas. Esto no es accesorio, sino central para nuestra vida, y está
unido a la sexualidad. Por eso la sexualidad no es solo una atracción hacia la
otra persona, sino también un elemento que nos ayuda a comprendernos a
nosotros mismos, a partir del cual nos formamos a nosotros mismos y nuestras
relaciones. ¿Se comprende todo esto? ¿Alguna duda? ¿Cómo viven ustedes su
Sexualidad? (¿Conocen muy bien su cuerpo, lo aceptan tal cual es? ¿conocen
sus deseos y gustos? ¿se la pasan teniendo relaciones sexuales, lo hacen solo
por placer?)
La sexualidad es un muy bonito regalo que se nos ha concebido para
descubrir quiénes somos, nuestros gustos y para el desarrollo de nuestro espíritu
en la sociedad, esto es decir la manera en que amamos y nos dejamos amar.
Qué tal si nos dedicamos a cuidarla un poco ¿Cómo? Existe una manera
para poder cuidarla no es tan fácil pero tampoco es lo más difícil, ¿alguno tiene
idea de cómo hacerlo? Exactamente a través de la castidad (en caso de que nadie
adivine les digo, bueno chicos la mejor manera de cuidar nuestra sexualidad es
a través de la castidad)
Saben que es la castidad ¿? Bueno la Castidad es la virtud por la que un
hombre capacitado para la pasión, reserva su deseo erótico de forma consciente
y decidida para el amor y resiste a la tentación de excitarse con instrumentos o
de utilizará otros como medio de su propia satisfacción, no es otra cosa sino el
dominio de la sexualidad por la razón para aprender a respetarse a sí mismo y a
los demás. Cuando el pecado se convierte en hábito, su dependencia dificulta
cada vez más discernir lo bueno y lo malo. Por ejemplo, ¿creen que la
masturbación es un pecado? ¿Por qué?
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿????????????????????????????????????????????
Con esto no quiero decir que el sexo sea malo, pero cuando solo lo
buscamos por placer nos volvemos animales cegados por el deseo del placer, y
no logramos valorar el precioso regalo que se no has otorgado puesto que este
hay que buscarlo a traces del amor para poder valorar su gran significado
Ser casto es lograr que toda nuestra persona: inteligencia, voluntad,
afectos y cuerpo estén dominados por nosotros mismos, ser castos es la defensa
del amor contra el egoísmo. El Hombre o mujer, debe integrar su
sexualidad, femenina o masculina, ser dueño de sí mismo: conocer su cuerpo,
sus sentimientos, sus tendencias sexuales, sus capacidades de pensar, de amar y
de decidir, y que es responsable de todo su actuar. Hoy en día está devaluada
la palabra castidad. Muchos piensan en ella como sinónimo de represión sexual,
pero es por simple desconocimiento de su significado.
Ser casto no significa: (si esta copy and paste, pero no lo voy a decir tal
cual)
• No sentir atracción hacia otra persona del otro sexo diferente al cónyuge, sino
saber hacerlas a un lado voluntariamente.
• No tener sentimientos hacia otras personas, sino saber dominar dichos
sentimientos, y no ser dominado por ellos.
• No dejarse llevar por emociones o deseos sexuales hacia otra persona que no
sea el propio cónyuge, teniendo dominio de sí y procurando evitarlos.
• No tener malos pensamientos, sino saber quitarlos de nuestra mente y no
deleitarse con ellos.
• El hombre o mujer valiente no es el que no siente miedo, sino el que, al
sentirlo, lo vence y no se deja vencer por él.
• El hombre o la mujer casto no es el que no siente los impulsos de su tendencia
sexual, sino el que, al sentirlos, los domina. No se esclaviza a ellos, sino que se
hace amo de ellos responsablemente.
Al final de cuentas todo está en la mente, pues esos pensamientos son
imposibles de evitar porque por cualquier pequeña cosa siempre lo mal
pensamos y nos creamos una película en la mente., además de que vivimos en
un mundo lleno de mujeres muy bonitas, que se visten de manera provocativa
y en una sociedad que menosprecia al sexo y nos ínsita a que es algo normal en
nuestras vida y no importa si es con variedad de personas , con todo esto no
fácil el hecho de no pensar en ello pero no imposible, porque dejarnos llevar
por el deseo, porque actuar como animales , debemos aprender a controlar
nuestros deseos, a tomar las riendas de nuestro propio cuerpo, para poder llevar
un buen control de nuestra vida, de nuestros afectos, de nuestra voluntad.
Que opinan ahora de la castidad, ¿será difícil ser una persona casta? Y si
les digo que es muy fácil, solo debemos ser constantes y fieles con nosotros
mismos, pues si nos fallamos a nosotros mismos que quedara con las demás
personas de nuestra sociedad. Por lo tanto, hay que trabajar en ello, si quieres
resistir a las tentaciones, hay que poner los medios. Y, ¿cuáles serán los mejores
medios?:
• Primero que todo, conócete a ti mismo. Conoce cómo eres, tus tendencias, tus
cualidades, tus defectos. Así sabrás con qué cuentas naturalmente.
• Acéptate. Sé humilde y reconoce, sin miedo y con objetividad, lo que
realmente eres.
• Supérate. No basta que te conozcas y que te aceptes. Hace falta que tomes el
cincel y el martillo y dedicarte con trabajo y esfuerzo a esculpir la hermosa
estatua de tu grandeza. Es lo que en la Iglesia se llama ascesis.
• Procura vivir en tu vida la obediencia a los mandamientos divinos.
• Esfuérzate por practicar las virtudes morales, como la prudencia, la justicia, la
fortaleza y la templanza. (pequeño debate sobre que son esas virtudes para
aclarar cada palabra)
Dominarse a sí mismo, es una labor que ha de durar toda la vida. Nadie
podrá decir nunca que ya se domina totalmente, No. Siempre debe existir el
esfuerzo por lograrlo. Hay etapas en la vida que el esfuerzo tiene que ser mayor,
especialmente cuando se forma la personalidad y se desarrolla la sexualidad.
La castidad tiene sus leyes de crecimiento, va desde la imperfección,
incluso el pecado algunas veces, hasta su vivencia profunda.
Además de esto también existen consejos muy buenos para lograr vivir
una vida casta entre estos tenemos
• El orden: Para poder vivir en castidad debemos tener un orden en nuestra
vida, pero hay distintos tipos de orden, entre los cuales están:
1_Orden “teológico”: primero Dios, después las creaturas.
2. Orden “vertical”: primero el cielo y después la tierra. Por lo tanto, hemos de
aspirar al cielo con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.
3. Orden “temporal”: es necesario tener un orden en el uso de nuestro tiempo.
Tener muchas cosas interesantes que hacer: oración, trabajo, comidas, merecido
descanso, intereses personales… La ociosidad es la madre de todos los vicios,
y nuestra sociedad actual es especialista en ofrecer toda clase de salidas frívolas
y raquíticas a la ociosidad
4. Orden “interior”: la persona humana es un “espíritu encarnado”, es una
especie muy extraña en la creación. No es un ángel, pero tampoco una bestia.
Es un ser “multidimensional”: tiene razón y voluntad, libertad, sentimientos,
potencias y pasiones, etc.
5. Orden “afectivo”: si el primer mandamiento dice amar a Dios, éste se debe
unir al “amar al prójimo como a sí mismo”.
• La Conciencia: Tenemos que saber qué es bueno y qué es malo,
“llamar al pan pan y al vino vino”, y estar convencidos de que seguir la
conciencia rectamente formada es lo mejor para nosotros. La conciencia es un
faro que ilumina la vida. Puede ser que no siempre tenga la fuerza para seguirla,
pero el faro estará siempre allí avisándome de lo que debo hacer, y exigiéndome
fidelidad. En el cultivo de la virtud de la castidad esto es esencial.
Aquí tenemos que ser muy honestos: ¿conozco la ley moral? ¿Conozco qué es
lo que Dios me pide en cuanto soltero? ¿Quiero seguir mi conciencia o prefiero
amordazarla, engañándome a mí mismo con sofismas? Es preciso recordar aquí
el adagio: “el que no vive como piensa, termina pensando cómo vive”; es decir,
si traicionamos la voz de la conciencia.
• El Aprecio: Al igual que el orden hay diversos tipos de aprecio entre los cuales
tenemos
1. Aprecio por la virtud en general. Vivimos en una sociedad de mínimos: ¿Qué
es lo mínimo que tengo que hacer para divertirme sin pecar? ¿Qué es lo mínimo
que tengo que hacer para hacer lo que me pega la gana sin traicionar la
conciencia? No. El cristianismo no puede vivir de mínimos. Muchas veces en
la sociedad civil nos podemos regir por la moral de lo mínimo: ¿cuánto es lo
mínimo que tengo que pagar con los impuestos? Nunca iré a hacer la
declaración de hacienda, diciendo: “oiga, le doy más de lo que me pide porque
veo que es necesario para tapar los agujeros de la carretera”. Más bien actúo así:
si tengo que trabajar seis horas al día, trabajo seis horas y basta. Esto es lo
mínimo que tengo que hacer.
Esto puede valer para la sociedad civil. Pero no vale para quien se declara
discípulo de Jesucristo. Veamos su ejemplo: Cristo no hizo lo mínimo para
salvarnos, hubiera sido un redentor bastante raquítico. No. Por el contrario, Él
entregó toda su sangre por cada uno de nosotros.
2. Aprecio por la virtud de la castidad: La castidad es una virtud austera, que
exige renuncia y en cuanto tal, es difícil de practicar. A muchos parece
imposible de vivir e incluso nociva. Pero tenemos que fijarnos en la dimensión
positiva de la castidad: es decir, la entrega del corazón a Jesucristo y el orden
en el ejercicio de la sexualidad.
3. Aprecio por la belleza del amor humano: quienes viven la castidad por el
Reino de los Cielos, no lo hacen por deporte o porque tengan una visión
negativa del amor humano. El religioso o la consagrada no han dejado algo malo
(el matrimonio y lo que ello conlleva) por algo bueno (la castidad en sí misma,
considerada como fin y no como medio). No. Vivir la castidad consagrada es
renunciar a algo bueno y santo, por algo mejor: el amor y la donación total a
Jesucristo. El uso de la sexualidad dentro del matrimonio no es un pecado, sino
que ha sido creado por Dios para que dos personas puedan manifestarse el amor
en la donación íntima del propio cuerpo, y abiertos a la llegada de los hijos. La
virtud de la castidad lleva a los esposos a hacer del acto conyugal un auténtico
acto de caridad sobrenatural.
• El Fomento: Si realmente tengo aprecio sincero por algo, busco
incrementarlo. Si tengo un negocio que me está dando ganancias, invierto para
que me dé todavía más ganancias. No lo abandono, no me despreocupo de él.
Es la ley del éxito de una empresa. Pasa exactamente lo mismo con la castidad.
He dicho que la castidad es una virtud no sólo para los religiosos o monjas (que
se comprometen bajo voto público), sino para todo cristiano – para todo ser
humano digno – sea célibe o casado. Fomentar la castidad es promover todo lo
que sea la consideración de la belleza del amor
•El Cuidado: Esto es de sentido común. Huir de las ocasiones de caída.
De acuerdo con san Francisco de Sales hay dos tentaciones que se vencen
huyendo: las tentaciones contra la fe y las tentaciones contra la castidad. Si yo
sé que ciertas compañías, que ciertos ambientes, que ciertas personas pueden
hacerme naufragar, ¿para qué hacerme el “inocente” y creer que no pasa nada?
Cuidar los ambientes. Cuidado de la vista. Cuidado del tacto.
Cuidado de las personas. Cuidado con los pensamientos
Todos estos consejos con el fin de llevar una vida casta, pero ¿para qué
propósito? Pues para darle el verdadero valor a nuestra sexualidad y vivir una
relación de pareja a plenitud en caso de que nuestra vocación sea el matrimonio,
pero antes de dar ese gran paso primero hay que pasar por varias etapas, esas
etapas se viven en el noviazgo.
¿Qué consideran que es el noviazgo? ¿será tener una pareja para el mete
y saca? ¿será que podemos tener varias a la vez? ¿Por qué no?
El verdadero amor sólo puede aparecer en el ser humano maduro y
responsable, es un período social y afectivo muy importante porque es el
comienzo, la mayoría de las veces, de la vida del matrimonio.
El amor de los novios es joven, de comienzo, por lo tanto, dinámico,
ansioso, anhelante, inestable y para que sea permanente, estable, necesita el
agregado de la razón con proyección de futuro.
En los novios verdaderos, todos sus actos son conducentes a un objetivo
común: el matrimonio. Entonces todo este período tan especial y único no es
solo para demostrar atracción física sino para que con inteligencia evalúen sus
condiciones personales y establecer si pueden armonizar un matrimonio normal,
para toda la vida. Aquí está la gran diferencia con la simple atracción sexual
que no tiene futuro, es simple atracción genital, sin amor, sin proyectos y peor
aún sin responsabilidad.
Dicho todo esto se comprende entonces el sentido del noviazgo, el cual
es llegar al matrimonio y para que ese noviazgo crezca y llegue al matrimonio
hay que pasar por fases que no acaban, pero si se llegan a comprender de tal
manera en la que podemos decidir si esa persona es la correcta para nosotros.
En primer lugar, conocerse, para quiénes han sido llamados a la vida
conyugal, la felicidad humana depende, en gran parte, de la elección de la pareja
con la que van a compartir el resto de su vida en el matrimonio. De esto se
deduce la importancia que tiene el discernimiento acerca de la persona
apropiada: “La Iglesia desea que, entre un hombre y una mujer, exista primero
el noviazgo, para que se conozcan más, y por tanto se amen más, y así lleguen
mejor preparados al sacramento del matrimonio".
Así, esta decisión está relacionada con dos parámetros: conocimiento y
riesgo; a mayor conocimiento menor riesgo. En el noviazgo, el conocimiento es
la información de la otra persona Actualmente, en algunos ambientes, al
concepto "amor" se le puede dar un sentido erróneo, lo cual representa un
peligro en una relación donde lo fundamental es el compromiso y la entrega
hasta que la muerte los separe. Por ejemplo, si uno quisiera hacer negocios con
un socio que no sabe qué es una empresa, los dos estarían condenados al fracaso.
Con el noviazgo ocurre algo parecido: es fundamental que ambos tengan la
misma idea del amor, y que ese concepto se atenga a la verdad, es decir, a lo
que realmente es amor.
En segundo lugar, tratarse, el conocimiento verdadero de los demás se
consigue con el trato mutuo. Igualmente ha de suceder en el noviazgo, que
requiere un trato que llegue a temas profundos, relacionados con el carácter de
la otra persona: cuáles son sus creencias y convicciones, cuáles son sus
ilusiones, qué valores familiares tiene, cuál es su opinión sobre la educación de
los hijos, etc.
Las dificultades de carácter son consecuencia del daño causado por el
pecado original en la naturaleza humana; por tanto, hay que contar con que
todos tenemos momentos de mal carácter. Esto se puede paliar, contando
especialmente con la gracia de Dios, luchando por hacer la vida más agradable
a los demás. Sin embargo, hay que asegurar la capacidad para convivir con el
modo de ser del otro.
También sucede lo mismo con las convicciones y creencias. Se ven como
una consecuencia tradicional, de la educación recibida o de modo racional. Sin
embargo, no es frecuente que se deje de lado la importancia que tienen o se
piense que con el tiempo cederá. Pueden convertirse en una dificultad grande y,
en muchos casos, motivos de problemas conyugales. Podría resultar ingenuo
pensar que el otro va a cambiar sus convicciones y creencias o que el cónyuge
será el medio para que cambie. Lo anterior no excluye que las personas
rectifiquen y mejoren con el paso del tiempo y la lucha personal. Sin embargo,
un criterio que puede servir es el siguiente: si, las convicciones profundas, no
se adecúan a lo que yo pienso respecto a cómo ha de ser el padre o la madre de
mis hijos, puede ser prudente cortar, ya que no hacerlo a tiempo es un error que
con frecuencia puede llevar a un futuro matrimonio roto.
Es preciso diferenciar lo que en el otro es una opinión y lo que es una
creencia o una convicción. Podríamos decir que una opinión es lo que sostiene,
sin llegar a la categoría de convicción, aunque para expresarla utilice la palabra
“creo". Por ejemplo, si uno comenta “creo que el matrimonio es para siempre",
conviene saber si se trata de una opinión o de una creencia. La opinión comporta
excepciones, una creencia no; la creencia es un valor arraigado, una convicción,
sobre la que se puede sostener un matrimonio.
Con frecuencia, ya siendo marido y mujer, sucede que uno de los
cónyuges se da cuenta de que, cuestiones tan vitales como estar de acuerdo
sobre el número de hijos o la forma de vivir la sexualidad no han sido tratadas
con seriedad durante el noviazgo.
En tercer lugar, respetarse, el noviazgo crece como aspiración al amor
total desde el respeto mutuo, que en el fondo es lo mismo que tratar al otro como
lo que es: una persona.
El periodo del noviazgo, fundamental para formar una pareja, es un
tiempo de espera y de preparación, que se ha de vivir en la castidad de los gestos
y de las palabras. Esto permite madurar en el amor, en el cuidado y la atención
del otro; ayuda a ejercitar el autodominio, a desarrollar el respeto por el otro,
características del verdadero amor que no busca en primer lugar la propia
satisfacción ni el propio bienestar. El trato mutuo entre los novios deberá
ser el que tienen dos personas que se quieren, pero que aún no han decidido
entregarse totalmente al otro en el matrimonio. Por eso tendrán que ser
delicados, elegantes y respetuosos, siendo conscientes de su condición de varón
y de mujer, apagando los primeros chispazos de pasión que se puedan presentar,
evitando poner al otro en circunstancias límite.
Entonces, para conocerse mejor ¿se deberían tener relaciones sexuales en
el noviazgo? ¿para tratarse mejor creen que las relaciones sexuales sean la
clave? ¿creen que las relaciones mejoren la relación? ¿Por qué? ¿Por qué le
llamamos la prueba de amor al sexo? ¿Es necesaria esta prueba en el noviazgo?
Si escuchamos las voces de nuestra cultura y de nuestro mundo, no
podemos apartar la vista de una realidad muy generalizada entre nuestros
adolescentes y jóvenes. Hoy la mayoría, con o sin formación cristiana,
consideran algo natural tener relaciones sexuales, y no sólo con el novio sino
también con aquel o aquella que están saliendo para conocerse más.
Sabemos que el principio "todo el mundo lo hace" no justifica su
moralidad, pero sí vale para adentrarnos en sus causas y en sus consecuencias.
La crisis por las consecuencias de este desorden también se manifiesta en
la salud; son muchos los que contraen enfermedades venéreas a causa de
excesos y relaciones promiscuas. Si ampliamos la mirada y vemos qué pasa con
estos adolescentes-jóvenes que han vivido así sus relaciones de amistad y
noviazgo, no descubrimos que ha sido un aporte para los nuevos matrimonios,
sino al contrario. Cada vez más las separaciones se dan en los primeros años del
matrimonio. ¿Qué creen que está pasando?
Cuando varones y mujeres nos encontramos, descubrimos que esta
capacidad de encuentro, de diálogo, de comunicación y por lo tanto de unión y
de comunión, atraviesa todas nuestras dimensiones. Cuando la persona se
comunica, lo hace con su cuerpo, con su alma y con su espíritu. Lo visible es el
cuerpo, es lo que llama la atención, lo que atrae "a primera vista". Pero no es
sólo el cuerpo, que es la corporeidad del alma y del espíritu, lo que nos atrae del
otro, es también su interior que se transparenta y emana por medio del cuerpo y
como un imán atrae el afuera hacia el adentro.
Y esto conlleva un orden con sus propias leyes que, cuando las
quebramos se desordena algo muy profundo. En el encuentro entre un varón y
una mujer, lo primero que atrae es este encanto del cuerpo; y es a través de la
mirada y del lenguaje, verbal y gestual, que comenzamos el juego de la
seducción.
Este juego es un arte ancestral. Nadie nos enseña a seducir, sencillamente
emerge de lo más hondo de nuestra sexualidad y de nuestra capacidad de
comunicarnos. Lo encontramos también en los animales, se acercan, se olfatean
y, según las especies podemos encontrar maneras que van de lo más sencillo
hasta lo más sofisticado para aparearse y procrear.
Esta atracción abre la puerta a algo más, a una comunicación de nuestro
mundo interior, que se expresa por medio de gestos y palabras y nos invita a
profundizar en el conocimiento mutuo.
¡Quisiéramos estar juntos todo el tiempo! ¡Quisiéramos decirnos tantas
cosas... revelar todo el misterio de lo que somos...!
La atracción es enorme, los sentidos corporales se activan, necesitamos
mirarnos, escucharnos, tocarnos, olernos y gustarnos. La intimidad e intensidad
de estas caricias va creciendo al mismo tiempo que se desarrollan los sentidos
interiores y crece la comunicación espiritual.
El enamoramiento nos hace capaces de escucharnos en todo lo que
tenemos que decirnos, y también de escucharnos en todo lo que no expresamos
con palabras; Somos capaces de recibirnos con la mirada y con los gestos, con
sólo verte me voy dando cuenta qué pasa en el interior de tu corazón, con solo
tocarte siento que puedo tocar tu misterio. Es cuando nuestros gestos se van
haciendo cada vez más elocuentes para quien nos ama. Como si el conocimiento
de cada uno avanzara al mismo tiempo por la profundidad de lo que somos
capaces de compartirnos, verbal y gestualmente. Palabras y gestos son los rieles
por donde avanza la comunicación.
Cuando en el noviazgo la comunicación pretende avanzar sólo en un
carril, en vez de avanzar se desordena. Pero este desorden no es percibido en la
misma relación, que, aunque en forma desordenada, "parece" seguir avanzando.
El noviazgo es el tiempo aprender a comunicarnos, a intercambiar
opiniones, visiones, a compartir nuestros pensamientos, creencias, ideales, para
ver si congeniamos y si podemos construir un proyecto común cimentado con
lo que los dos traemos de diferente. Es el tiempo de salir y de relacionarnos
también con otras personas, conocer nuestra manera de ser y de comportarnos
en distintas situaciones. No sólo lo que decimos, sino lo que hacemos y cómo
lo hacemos.
Y mientras va avanzando nuestra comunicación, van surgiendo las
primeras dificultades.
Y si bien la dificultad entorpece la relación y nos desanima, sin embargo,
es la única posibilidad de darnos cuenta si somos capaces de resolverla; si los
dos cuentan con los medios internos para atravesarla. Esto manifiesta nuestra
capacidad de frustrarnos, de aceptar nuestras diferencias y, lo que es más
importante, de ver si podemos resolverlas juntos. El noviazgo es el tiempo de
resolver nuestras dificultades a través de la palabra. Este proceso, largo y a
veces trabajoso es el que permite que nuestras facultades del alma, nuestra
psicología y nuestra dimensión espiritual vayan interactuando y
compenetrándose.
En el noviazgo quebramos la armonía del orden en el desarrollo de la
comunicación cuando dejamos que el gesto desplace a la palabra y nos
apresuramos a resolver las dificultades por medio de la entrega íntima corporal,
que es la culminación de la comunicación, el último paso y que supone nuestra
mayor entrega. Dejamos que nuestros cuerpos se fundan y se penetren el
uno en el otro, sin que esta fusión / penetración se haya realizado al mismo
tiempo en las otras dimensiones de nuestro ser. Sin embargo, en lo interior,
en lo invisible, en el alma y en el espíritu de esas personas, está sucediendo otra
cosa que todavía no puede ser comunicada por medio de la palabra.
Cuando rompemos este orden no estamos eligiendo, estamos actuando
desde el impulso o la reacción, desde lo que "siento". Y las sensaciones pueden
tener tanta fuerza que no nos ayudan a pensar para elegir. Es cuando nos
dejamos llevar por las necesidades del cuerpo. Esto está bien para las funciones
vitales, pero la comunicación es espiritual y exige de nuestra inteligencia, de las
facultades de nuestra alma.
La relación sexual es el punto máximo de convergencia de la
comunicación; en donde no sólo nuestros cuerpos exigen tal compenetración,
también nuestras almas y nuestro espíritu. Es la comunicación más espiritual
que somos capaces de tener como personas, por lo tanto, el tener o no tener
relaciones sexuales con otra persona es una decisión espiritual. El que mi cuerpo
y la atracción que el otro ejerza sobre mí lo requieran, no debería ser, por sí
mismo, un indicativo de mi elección.
Las desinteligencias del noviazgo deben solucionarse por medio de la
palabra. Debemos conocer el límite de la palabra, la impotencia, la frustración,
el no saber cómo decirte todo lo que quiero expresarte.; aprender a intercambiar
opiniones y vivencias, a gozar la experiencia de "estar de acuerdo" y también a
sufrir el "desacuerdo" para encontrar juntos la solución. Nos toca aprender a
discutir, a pelearnos y a reconciliarnos sin faltarnos el respeto. Es el tiempo de
darnos tiempo para aprender a poner en palabras lo que nos pasa, y a
silenciarnos para poder escuchar lo que no somos capaces de decirnos, la
humillación de la palabra da lugar a la comunicación sin palabras, la
comunicación espiritual, de corazón a corazón.
Todo esto es parte del noviazgo. No es fácil aprender a aceptar nuestras
diferencias, sólo si somos capaces de hacerlo estaremos en condiciones de dar
un paso más; pero ¿cómo lo sabremos si incluimos las relaciones sexuales para
superarlas?
Por supuesto que en el noviazgo la relación sexual parece resolver casi
todas las diferencias; en la intimidad sexual la palabra pierde toda su potencia
para dejar espacio al gesto; Pero el gesto no resuelve la diferencia que queda
sumergida para volver a aparecer en otro momento, muchas veces ya casados y
con la tristísima experiencia de que no podemos ni sabemos solucionarlas.
Ahora, como evitar los problemas de comunicación ¿existirá alguna
manera de vivir en armonía con nuestra pareja en nuestro noviazgo? ¿Qué
opinan o que les parece la idea un Noviazgo Santo? ¿Qué es?
En la actualidad, practicar la virtud de la castidad es ir contracorriente.
Vivimos en un mundo hipersexualizado que nos plantea el placer vacío y sin
propósito como la mayor representación de gozo, no de amor. Nos han hecho
creer que la sexualidad pertenece sólo al campo de la biología y no al ámbito de
la persona misma en su máxima expresión. Esto nos ha guiado a considerar el
cuerpo humano como objeto o simple instrumento.
Somos creado a imagen y semejanza de Dios, en el principio y con la
finalidad del amor. Por tanto, hemos sido llamado a ser Don, Comunión y
Creador. Nuestras cualidades nos hacen un ser único e irremplazable, un regalo
para el mundo. Es así que, viviendo en sociedad, has sido convocado a vivir en
comunión.
Pero espera, hay otra buena noticia. Aparte de ser un Don, reflejo del
amor de Dios y estar en constante comunión con Él, haz sido invitado a ser con-
creador de Su obra.
Dios creó el amor para ti y para mí, considerando cada mínimo detalle, y
nos ha dado una muestra plena del amor al encarnarse en Cristo. La clave de
toda comunión en pareja está en amar como Cristo nos ama. Su amor fue fiel
en la misión que Dios le encomendó, libre en decisión, total hasta el punto de
entregar su vida por nosotros y dador de vida eterna para todos. La máxima
prueba de amor que se fundamenta en estos cuatro pilares es: el matrimonio.
Al altar se llega con una disposición sincera de nunca permitir
conscientemente ningún grado de infidelidad, anti-libertad, anti-totalidad, ni
prohibición a la vida; con la Gracia de Dios. El acto sexual es la
encarnación de estos votos.
Es sólo en el acto sexual, dentro del matrimonio, donde se da una entrega
fiel, total, libre y abierta a la vida. Los esposos son llamados a donarse, de modo
explícito, sirviéndose correctamente del digno lenguaje del cuerpo. Es un
testimonio de amor, conforme al significado justo y la grandeza del Sacramento.
Sólo dentro del matrimonio se vivirá la plenitud que el mundo promete, pero no
brinda realmente. La castidad prematrimonial es el proceso preparatorio para la
verdadera esencia del matrimonio. Esperar, es un reto. Pero, radicalmente, ¡vale
el esfuerzo!
Pero que es aquello por lo que vale luchar tanto, por lo que vale esperar,
que es el santísimo sacramento del matrimonio
El matrimonio es una sabia institución del Creador para realizar su
designio de amor en la humanidad. La unión conyugal tiene su origen en
Dios, quien al crear al hombre lo hizo una persona que necesita abrirse a los
demás, con una necesidad de comunicarse y que necesita compañía. “No está
bien que el hombre esté solo, hagámosle una compañera semejante a él.” (Gen.
2, 18). “Dios creó al hombre y a la mujer a imagen de Dios, hombre y mujer los
creó, y los bendijo diciéndoles: procread, y multiplicaos, y llenad la tierra y
sometedla”. (Gen. 1, 27- 28). Desde el principio de la creación, cuando Dios
crea a la primera pareja, la unión entre ambos se convierte en una institución
natural, con un vínculo permanente y unidad total. Por lo que no puede ser
cambiada en sus fines y en sus características, ya que de hacerlo se iría contra
la propia naturaleza del hombre. El matrimonio no es, por tanto, efecto de la
casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes.
El matrimonio es una sabia institución del Creador para realizar su
designio de amor en la humanidad. Por medio de él, los esposos se perfeccionan
y crecen mutuamente y colaboran con Dios en la procreación de nuevas vidas.
El matrimonio se define como la alianza por la cual, el hombre y la mujer
se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente,
procrear y educar a los hijos. Esta unión basada en el amor que implica un
consentimiento interior y exterior, estando bendecida por Dios, al ser
sacramental hace que el vínculo conyugal sea para toda la vida
Los fines del matrimonio son el amor y la ayuda mutua, la procreación
de los hijos y la educación de estos.
El hombre y la mujer se atraen mutuamente, buscando complementarse.
Cada uno necesita del otro para llegar al desarrollo pleno como personas
expresando y viviendo profunda y totalmente su necesidad de amar, de entrega
total. Esta necesidad lo lleva a unirse en matrimonio, y así construir una nueva
comunidad de fecunda de amor, que implica el compromiso de ayudar al otro
en su crecimiento y a alcanzar la salvación. Esta ayuda mutua se debe hacer
aportando lo que cada uno tiene y apoyándose el uno al otro. Esto significa que
no se debe de imponer el criterio o la manera de ser al otro, que no surjan
conflictos por no tener los mismos objetivos en un momento dado. Cada uno se
debe aceptar al otro como es y cumplir con las responsabilidades propias de
cada quien. El amor que lleva a un hombre y a una mujer a casarse es un reflejo
del amor de Dios y debe de ser fecundo.
Dinámica (10min)
Se preparan 2 cajitas blancas pequeñas, a cada una se le pondrá una linda
flor adentro y pequeños pedazos de chocolate o caramelo.
Se les hablara a los chicos que opinan sobre esas cajas y si les gustaría
ver que tienen adentro, luego se procederá a entregarles una de las 2 cajitas y se
les indicara que se la pasen entre todos además de que pueden hacer con ella lo
que deseen, si la quieren contemplar, abrir, acariciar o simplemente observar,
se les hablara a medida que la vean y se les ordenara indirectamente que la abran
y revisen que hay adentro, luego de que algún curioso la abra se les preguntara
que hay adentro, luego de que respondan se les indicara que si desean pueden
acariciar la flor, pueden quitarle un pétalo si desean conservar algo de ella, si
gustan pueden probar el chocolate o caramelo que está dentro, pueden olerla y
obsérvala con atención, esto se le indicara varias veces a medida que la caja
pasa entre todos, a medida que va pasando la caja también se le preguntara,
¿Qué aroma tiene la flor? ¿esta rico el chocolate o caramelo? ¿es muy bonita la
flor? ¿Qué tipo de flor es? ¿Qué color posee? ¿Qué tal si conservan un pedacito
de ella? Etc… todas estas preguntan incentivando que toque la flor, que se
coman los dulces que están adentro y que manoseen la cajita para que esta se
ensucie un poco.
Reflexión: ¿¿¿???
Canción y Momento de Meditación (5min)
 Enséñame a amarla como tú (Erick Domínguez)
Se les pondrá a los chicos una canción y se les pediré que escuchen muy
bien la letra de la canción y que la mediten internamente
FIN
Llevar los chicos en orden al salón de charla

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