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iài s e i s m o

M4068
£^^Santiago
A i
; ,
¿ Rod t>, 1 '
García Q J j m-
E L C A T E C I S M O

DEL

PADRE RIPALDA EXPLICADO,


ó SEA LA EXPLICACION

D E LA DOCTRINA CRISTIANA

DEL

APLICADA

A LAS PREGUSTAS Y RESPUESTAS DEL RIPALDA.

LLEVA AÑADIDOS ALGUNOS AVISOS EVANGELICOS.

O í » r a p u b l i c a d a , con l i c e n c i a de l a a u t o r i d a d e c l e s i á s t i c a ,

jiot A - 'WLiwtn,

M/'SDIVBÍO SALVA©®® H&GIZC.


PADRE Yckhfiglañfiaxclc sobe la iiftr&te aaikuiv la cha que Se vende en la lilrería núm. 7 del pov'al de Mercaderes,
mediste hhiaz.
lio
¿ador
jagggij

/ - . r i f ^ !-,.;:

- 'IL i H
n f p L . V ^
PROLOGO.

. - . f e o .
LA doctrina cristiana es la eosa mas excelsa y subli-
me, y al mismo tiempo la mas humilde que puede con-
o6ra es propiedad de Mariano Galvan Ri-
templarse: excelsa en sí, y de una dignidad incompa-
vera, y nadie la podrá reimprimir sin su permiso.
rable: humilde respecto de nosotros, por la dignación
con que se abate hasta la especie humana caida por la
culpa, la busca, la solicita, y quiere hallar en ella al-
mas que la abracen y le den acogida. Su origen, ó
la fuente de que procede, 110 es otra que el mismo
Dios: su Sabiduría increada, su-Verbo humanado, la
ha anunciado á los hombres, la ha difundido por to-
dos los ángulos de la tierra, y ha disipado con ella
toda sombra de error y de ignorancia. Ella, como
luz de conocimiento divino y como soplo de vida, se
ha enseñoreado de los corazones y de las inteligen-
MEGICO.—1852. cias, y las almas son el trono de magestad en que se
sienta. A su soberanía están sujetas todas las potes-
I M P R E N T A D E LA VOZ DE LA RELIGION,
calle de San Juan d-e Letran núm. 3. tades, y sobre los tronos de los reyes se alza el solio
de su grandeza; mas al mismo tiempo, como cazador
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n f p L . V ^
PROLOGO.

. - . f e o .
LA doctrina cristiana es la eosa mas excelsa y subli-
me, y al mismo tiempo la mas humilde que puede con-
o6ra es propiedad de Mariano Galvan Ri-
templarse: excelsa en sí, y de una dignidad incompa-
vera, y nadie la podrá reimprimir sin su permiso.
rable: humilde respecto de nosotros, por la dignación
con que se abate hasta la especie humana caida por la
culpa, la busca, la solicita, y quiere hallar en ella al-
mas que la abracen y le den acogida. Su origen, ó
la fuente de que procede, 110 es otra que el mismo
Dios: su Sabiduría increada, su-Verbo humanado, la
ha anunciado á los hombres, la ha difundido por to-
dos los ángulos de la tierra, y ha disipado con ella
toda sombra de error y de ignorancia. Ella, como
luz de conocimiento divino y como soplo de vida, se
ha enseñoreado de los corazones y de las inteligen-
MEGICO.—1852. cias, y las almas son el trono de magestad en que se
sienta. A su soberanía están sujetas todas las potes-
I M P R E N T A D E LA VOZ DE LA RELIGION,
calle de San Juan d-e Letran núm. 3. tades, y sobre los tronos de los reyes se alza el solio
de su grandeza; mas al mismo tiempo, como cazador
destinados á fertilizar los campos de la Iglesia. ¿Qué
diligente y astuto, ó bien como pastor que sigue á la
puede en ellas tener sér, qué puede vivir, qué puede
oveja descarriada, ella anda en pos de las almas, las
mejorarse sin la guia y la operacion de la doctrina cris-
busca, las sigue, y á ninguna excluye de su solicitud
tiana? Ella iluminó al orbe como antorcha llevada á
maternal: el niño y el anciano, el noble y el plebeyo,
todas partes por la mano apostólica; ella produjo la
el rico y el pobre, el hombre de la corte y el rústico
única verdadera y máxima regeneración.
pastor, el nacido entre cristianos y el gentil que no
E n vano habian esparcido los filósofos sus doctri-
conoce á Dios, el judío, el mahometano, todos oyen
nas; en vano habian pretendido ser los regeneradores
su voz, á todos llama, y de todos quiere ser oida y
del mundo en el órden moral; nada podia dar vida á
admitida. Ella, en obras clásicas, se comunica al
esta masa llena de tinieblas y de corrupción; ¿y por
sabio; en sumas corre por las escuelas; en prontua- qué? Porque aquellas doctrinas estaban plagadas de
rios y compendios anda en manos de todos, y á to- errores y de inmoralidad, y solo presentaban uno que
dos instruye, en todos fomenta la piedad, para todos # otro principio luminoso, incapaz de reformar al hom-
da realas de bien obrar, y á todos abre el camino del bre caido en la culpa y la infidelidad. ¿Y por qué
cielo. mas? P o r q u e tales doctrinas no procedían de Dios,
Si se atiende á la parte dogmática, ella nos descu- de quien únicamente pueden venirnos la revelación
bre los misterios mas altos de la divinidad, y nos in- de las verdades eternas, y las reglas del bienobrar.
tima las verdades mas luminosas y mas saludables. Unas y otras solo se encuentran en la doctrina cris-
Si se considera la parte moral, ella enseña al hombre tiana; y tanto, que á ella debe el mundo su regene-
sus deberes, arregla sus costumbres, le provee de ar- ración, no solo en el órden moral, sino también, por
mas contra sus pasiones, y le conduce á la perfección. consecuencia de ella, su civilización y todos los bie-
L a digna recepción de los sacramentos; el manejo de nes del órden social.
aquella llave de oro que abre los cielos para que des-
H e aquí, benévolo lector, una breve idea de lo
ciendan á nosotros las gracias y misericordias del Se-
mucho que es y vale la joya preciosísima que te ofre-
ñor, y otras mil instrucciones y advertencias saluda-
cemos en el siguiente Catecismo explicado, ó sea apli-
bilísimas, manan de la doctrina cristiana, como rios
VI VII

cacion de las doctrinas del padre Mazo á las preguntas TESTO


del Ripalda. A cualquiera que no esté instruido á fon- BE LA ECCTIUXA CPJSTIA.fi,
do en uno y otro Catecismo, parecerá acaso ocioso el
Todo fiel cristiano
trabajo que hemos impendido, é inútil su resultado; Está muy obligado
pero se convencerá de que es todo al contrario, si A tener devocion,
I)e todo corazon,
reflexiona que el llipalda es el texto que toman de
A la Santa Cruz,
memoria los niños de nuestra nación, y bajo el cual De Jesucristo nuestra luz;
están formados aun los jóvenes y hombres de edad; Pues en ella quiso morir
Por nos redimir
y que por consiguiente bajo de este texto es para Dft nuestro pecado,
nosotros convenientísimo tener la copiosa y discreta Y librar del enemigo malo.
explicación del Mazo, que de otro modo siempre ten- Y por tanto
T e has de acostumbrar
dría su mérito; pero no el del uso práctico de esta y A signar y santiguar,
aquella doctrina, aplicada á la pregunta que ya se sa- Haciendo tres cruces:
be de memoria. Ademas, ia doctrina del Ripalda re- La primera en la frente,
Porque nos libre Dios
ducida á menor número de preguntas que la del As- D e los malos pensamientos;
tete, texto de la del Mazo, es mas perceptible y mas La segunda en la boca,
Porque nos libre Dios
fácil de retenerse en la memoria; y como á ellas se
De las malas palabras;
den unas respuestas mas abundantes en doctrina, co- La tercera en los pechos,
mo son las del Mazo, se llena el objeto que puede Porque nos libre Dioa
De las malas obras,
apetecer el lector en una ciencia práctica, y el que
Diciendo así:
de hecho se propone el escritor al redactar y acomo- Por la se¡íal
dar á la inteligencia de todos, los principios lumino- D e la Santa Cruz,
De nuestros enemigos
sísimos de nuestra religión. Líbranos, Señor,
Dios nuestro,
E n el nombre del Padre»
Y del Hijo,
Y del Espíritu Santo, Amen,
ne
vili
Luego recemos lado á la diestra de Dios Padre Todopoderoso. Deed®
Lo que debemos: allí ha de venir 4 juzgar & los vivos y á los muertos.
Lo que la Iglesia Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la
Romana nos muestra; eomunion de los Santos, el perdón do los pecados, la re-
Lo que manda saber, surrección de la carite, y la vida perdurable. Amen.
Creer y hacer;
LA SALVE.
Credo y Mandamientos,
Oraciones y Sacramentos, Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y
Bien pronunciado, dulzura, esperanza nuestra. Dios te salve; á tí llama-
Creído y obrado; mos los desterrados hijos de Eva; á t í suspiramos gimien-
Y digamos así: do y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Se-
ñora, abogada nuestra, vuelve á nosotros esos tus ojos
EL P A D R E NUESTRO.
misericordiosos. Y despues de este destierro, muéstranos
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea á Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh
tu nombre. Venga á nos tu reino. Hágase tu voluntad, piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros,
asi en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcan-
día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como zar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amen.
nosotros perdonamos á nuestros deudores; y no nos deje» LOS MANDAMIENTOS
caer en tentación; mas líbranos de mal. Amen Jesua. ¿t la ley de Dios, son diez: los tres primeros pertenecen
E L AVE M A R I A al honor de Dios, y los otros siete al provecho del pró-
jimo.
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor ei
contigo; bendita tú entre las mugeres, y bendito el fruto El primero, amarás á Dios sobre todas las cosas.
de tu vientre, Jesus. Santa María, Madre de Dios, me- El segundo, no jurarás el nombre de Dios en vaco.
ga por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nues- El tercero, santificarás las fiestas.
tra muerte. Amen Jesus. El cuarto, honrarás á tu padre y madre.
El quinto, no matarás.
EL CREDO. El sexto, no fornicarás.
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Criador del cíe- El sétimo, no hurtarás.
lo y de la tierra, y en Jesucristo, su único Hijo, Señor El octavo, no levantarás falso testimonio, ni mentirá*.
nuestro, que fué concebido por obra del Espíritu Santo. El noveno, no desearás la muger de tu prójimo.
Y nació de Santa María Virgen. Padeció debajo del El décimo, no codiciarás las cosas agenas.
poder de Poncio Pilato, fué crucificado, muerto y sepul- Estos diez mandamientos se encierran en dos: en ser-
tado. Descendió á los infiernos, y al tercero dia resuci- vir y amar á Dios sobre todas las cosas, y á tu prójimo
o de entre los muertos. Subió á los cielos y está Ben- eomo á tí mismo. Amen.
*OB QUE PERTENECEN A LA SANTA HUMANIDAD
LOS MANDAMIENTOS
SON ESTOS:
de la Sania Madre Iglesia son cinco.
E l primero, oir Misa entera los domingos y fiestas da E l primero, creer que nuestro Señor Jesucristo, «
guardar. cuanto hombre, fué concebido por obra del Espíritu
El segundo, confesar á lo menos una vez dentro del
año por la cuaresma; ó antes si espera peligro de muer- A s e g u n d o , creer que nació de Santa María Virgen,
te, ó si ha de comulgar. siendo ella Virgen antes del parto, en el parto y después
El tercero, comulgar por pascua florida. del parto. , • » „1
El tercero, creer que recibió muerte y pasión por sal-
E l cuarto, ayunar cuando lo manda la santa madr»
rar á nosotros pecadores. .
Iglesia. . . . , , » _ . .
El cuarto, creer que descendió á los infiernos, y saco
El quinto, pagar diezmos y primicias a la Iglesia. las almas de los Santos Padres que estaban esperando
Amen. eu santo advenimiento.
LOS SACRAMENTOS El quinto, creer que resucito al tercero día de entr»
de la Santa Madre Iglesia, ÍO» siete. los muertos. . . , , . , ,
El primero, bautismo. El sexto, creer que subió á los cielos y está sentado &
El segundo, confirmación. fa diestra de Dios Padre Todopoderoso.
El tercero, penitencia. E l sétimo, creer que vendrá á juzgar á los vivos y i
El cuarto, comanión. los muertos. , .
El quinto, extremaunción. Conviene á saber: á los buenos para darles gloria, por-
El sexto, orden sacerdotal. que guardaron sus santos mandamientos, y á los malo«
El sétimo, matrimonio. pena perdurable, porque no los guardaron. Amen.
L O S A R T I C U L O S D E LA F E
son catorce: los siete pertenecen á la divinidad, y hs otros LAS OBRAS D E MISERICORDIA
siete á la santa humanidad de nuestro Señor Jesucris- son catorce: las siete corporales, y las siete espiritualw,
to, Dios y Hombre verdadero.
LAS CORPORALES SON ESTAS:
LOS QUE PERTENECEN A LA DIVINIDAD SON ESTO«.
L a primera, visitar á los enfermos.
El primero, creer en un solo Dios Todopoderoso. La segunda, dar de comer al hambriento.
El segundo, creer que es Dios Padre. La tercera, dar de beber al sediento.
El tercero, creer que es Dios Hijo. L a cuarta, vestir al desnudo.
El cuarto, creer que es Dios Espíritu Santo. L a quinta, dar posada al peregrino.
El quinto, creer que es Criador. L a sexta, redimir al cautivo.
El sexto, creer que es Salvador. L a sétima enterrar á los muertos.
El sétimo, creer que es Glorificador.
X.AS ESPIRITUALES SON ESTAS, XIII

La primera, enseñar a] que no sabe LAS V I R T U D E S QUE H E M O S


de tener, son siete: las tres teologales, y las cuatro car-
£S t J ^ Z S <-- — dinales.
LAS TEOLOGALES SON ESTAS.
La cuarta, perdonar las injurias.
r* a qunta, consolar al triste La primera, fé.
J p ^ r u f r i r con pacienck * La segunda, esperanza.
La tercera, caridad.
La sétima, rogar á Dios por vivos y muertos.
L.LS CARDINALES SON ESTAS.
LOS PECADOS C A P I T A L E S La primera, prudencia.
que llaman mortales, son siete. La segunda, justicia.
La tercera, fortaleza.
El primero, soberbia La cuarta, templanza.
El segundo, avaricia.
El tercero, lujuria. LAS P O T E N C I A S D E L ALMA SON T R E S .
El cuarto, ira. Memoria, entendimiento y voluntad.
El quinto, gula.
El sexto, envidia. LOS S E N T I D O S C O R P O R A L E S SON CINCO.
El sétimo, pereza. Los de ver, oir, oler, gustar y tocar.
CONTRA ESTOS SIETE VICIOS HAT S I E T E VIRTTOE». LOS DONES D E L E S P I R I T U SANTO
son siete.
Contra soberbia, humildad.
Contra avaricia, largueza. Primero, don de sabiduría.
Contra lujuria, castidad. Segundo, don de entendimiento.
Contra ira, paciencia. Tercero, don de consejo.
Contra gula templanza. Cuarto, don de fortaleza.
Contra envidia, caridad. Quinto, don de ciencia.
Contra pereza, diligencia. Sexto, don de piedad.
Sétimo, don de temor de Dios.
LOS ENEMIGOS D E L ALMA SON T R E S . LOS F R U T O S D E L E S P I R I T U SANTO
son doce.
El primero, es el demonio.
El segundo, es el mundo. Caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, longanimi-
El tercero, es la carne. dad, bondad, benignidad, mansedumbre, fé, modestia,
continencia y castidad.
LAS B I E N A V E N T U R A N Z A S SON O C H O
Yo pecador, ifll confieso á Dios Todopoderoso, á la
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ello»
bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventura-'"
es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la do San Miguel arcángel, al bienaventurado San Juan
tierra. Bautista, al bienaventurado Sefior San José, á los san-
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán con« tos apóstoles San Pedro y San Pablo, á todos los santos;
«olados. y á vos, padre, que pequé gravemente con el pensamien-
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justi* to, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi
•ia, porque ellos serán hartos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos al- grande culpa. Por tanto, ruego á la bienaventurada
canzarán misericordia. siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel
Bienaventurados los limpios de corazon, porque elio» arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, al bien-
verán á Dios. aventurado SeHor San José, á ios santos apóstoles San
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán lla- Pedro y San Pablo, á todos los santos; y á vos, padr-
mados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por la que rogueis por mí á Dios nuestro Señor. Amen
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
E L PECADO VENIAL
ss perdona por una de estas nueve cosas.
Por oir misa con devocion.
Por comulgar dignamente.
Por oir la palabra de Dios.
Por bendición episcopal.
Por decir el Padre nuestro.
Por confesión general.
Por agua bendita.
Por pan bendito.
Por golpe de pecho.
Todo esto hecho y dicho con devocion.
LOS NOVISIMOS O P O S T R I M E R I A S
del hombre, son cuatro.
L a muerte, el juicio, el infierno y la gloria.
EXPLICACION
t
D E LA

DOCTRINA CRISTIANA
DEL PADRE GARCIA MAZO,

APLICADA A I.AS PREGUNTAS Y RESPUESTAS DEL


CATECISMO DEL PADRE RIPALDA.

PREGUNTA. ¿Sois cristiano?


RESPUESTA. SÍ, por la gracia- de nuestro Señor
Jesucristo.

EXPLICACION.

S e r cristiano es la mayor dignidad del hombre: su


felicidad toda se cifra en esta gracia, porque le hace
hijo de Dios y heredero de s u g l o r i a . Pero esta dig-
nidad incomparable, no la adquirimos por nuestros
méritos, sino por los de nuestro Redentor Jesucristo,
atendiendo á los cuales, Dios nos concede este favor
inestimable.
Nosotros nacimos en pecado como los demás hom-
bres, y por consiguiente, estábamos tan perdidos co-
mo ellos; pero el S e ñ o r , echando sobre nosotros una
ojeada de misericordia, se compadeció de nuestra
desgracia, y nos llamó á ser cristianos. Con este
nombre excelentísimo comenzaron á apellidarse los los mandamientos de Dios y de la Iglesia, y practi-
fieles en la ciudad de Antioquía, diez años despues car las virtudes cristianas. Finalmente, prometo vi-
de haber subido Jesucristo á los cielos. vir como hombre de Jesucristo, y espero cumplirlo,
P. Qué quiere decir cristiano? ayudado de la divina gracia. Amen.
R . Hombre que tiene la fé de Cristo, que profesó- P . Quién es Cristo?
en su santo bautismo. R . Vios y hombre verdadero.
E l cristiano es un discípulo de Jesucristo que pro- Cristo es la segunda persona de la Trinidad Beatísi-
fesa su fé y su doctrina y está ofrecido á servirle to- ma, el H i j o Eterno del E t e r n o Padre, el resplandor de
da su vida; es un hombre, que sobre la pila del bau- su gloria, y la imagen de su sustancia. E s la sabidu-
tismo ha hecho las mas absolutas renuncias y las mas ría increada, el primogénito antes de todas las criatu-
solemnes promesas: ha renunciado á Satanás y á to- ras, y antes de todos los siglos, y por quien han sido
das sus obras, que son los pecados, y lo que induce hechas todas las criaturas y todos los siglos. E s el
á cometerlos: á todas sus pompas, esto es, á todo lo Yerbo Eterno, que en la plenitud de los tiempos en-
que fomenta el orgullo y la soberbia: ha prometido carnó por virtud del Espíritu Santo, y se hizo hom-
amar á Dios sobre todas las cosas, y á su prójimo co- bre para redimirnos.
mo á sí mismo; guardar los mandamientos de Dios y P . Cómo es Dios?
de la Iglesia, y practicar las virtudes cristianas. T a - R . Porque es Hijo natural de Dios vivo.
les son las renuncias y las promesas hechas en el b a u - L a segunda persona de la Santísima Trinidad pro-
tismo, las que conviene renovar con frecuencia, bajo cede de ía primera por el entendimiento, y por eso
alguna fórmula, que puede ser la siguiente: es y se llama Hijo, y la primera P a d r e , porque le
produce en semejanza de su naturaleza, y esta acción
RENOVACION DE LAS R E N U N C I A S Y PROMESAS inmanente es, y se llama generación eterna. P o r con-
HECHAS EN EL BAUTISMO. siguiente, siendo H i j o natural de Dios, es verdadero
Dios como su Padre, consustancial á él, increado
Y o , N , renuevo de todo mi corazon las renuncias como él, eterno como él, inmenso como él, y en to-
y promesas hechas en mi bautismo. Renuncio a Sa- d o igual á él. Finalmente, uno con él, por la unidad
tanás y á todas sus obras, y prometo resistir á todas d e esencia que tiene con él y con el Espíritu Santo.
sus tentaciones. Renuncio las pompas, vanidades y P . Cómo es hombre Cristo nuestro Señor?
placeres del mundo, sus máximas y costumbres. P r o - R . Porque es tambim Hijo de la Virgen María.
meto vivir unido á mi Señor Jesucristo, creyendo y Aquel mismo H i j o del E t e r n o P a d r e , que abeter-
confesando su celestial doctrina. Prometo guardar no es engendrado de él, fué en el tiempo engendra-
R . Sí, es el prometido en la ley y en los profetas.
do de la Virgen María en humana naturaleza, por obra Desde el principio de los tiempos, cuando nuestro
del Espíritu Santo, quedando hecho verdadero hom- padre Adán desgraciadamente cayó en el pecado de
bre, sin dejar de ser verdadero Dios, y sin que se desobediencia, con que dañó á todo su linage, pro-
mezclasen ni confundiesen las naturalezas divina y metió Dios á los hombres un Redentor, que los li-
humana, sino que se unieron hipostáticamente en la brase de la esclavitud del demonio y del pecado, y
persona del Verbo. E l H i j o de Dios, pues, se hizo reparase con su gracia la humana naturaleza. Esta
verdadero hombre, y la Virgen María quedó hecha promesa solemne de todo un Dios, fué repetida con
su verdadera Madre, pues le produjo en semejanza de mas especialidad á Abraham, padre de los creyentes,
su naturaleza. anunciándosele, que de su descendencia nacería el
P . Por qué se llama Cristo? Salvador, en quien habian de ser benditas todas las
R. Por la unción y plenitud de gracia (pie tiene generaciones. Repitióse á Isaac, repitióse á Jacob
sobre todos. y a toda su casa, esto es, al pueblo israelita nacido
Cristo, quiere decir ungido: esta unción santa se d e os doce hijos de J a c o b , que fueron los patriarcas
daba y da á los sacerdotes y á los reyes, para consa- de las doce tribus que lo formaron; y uniéndose á la
grarlos mas especialmente al servicio de Dios en sus promesa divina el anuncio de los profetas, fué pro-
metido á la tribu de J u d á , y dentro de ella á la fa-
altos ministerios, y denota la potestad sacerdotal y la
m.lia de David. Mas como el cumplimiento de es-
potestad real. Jesucristo tiene una y otra en sumo
ta promesa convenia que fuese tan marcado, que los
grado, pues es e l Rey E t e r n o de la gloria, y el P o n -
hombres no pudiesen dudar de él, lo dispuso Dios
tífice sumo de los bienes eternos, y ya por esto, co-
<le manera, que en la ley y en los profetas se encon-
mo por ser cabeza de todos sus predestinados ánge-
trasen pronosticados todos los caractéres que habia
les y hombres, se le debia esta unción santa; mas no de tener el Redentor y Mesías de los hombres, para
de óleo, ni por mano de ángeles ó de hombres, sino que por estos mismos caractéres fuese reconocido
de gracia santificante, y fluyéndole ésta de la divini- - n t a n t a ^ s m g ú l a r í d a d y tanta certidumbre, que no
dad misma, en el instante mismo de su concepción; púchese haber otro en quien concurriesen todas las
de manera, que su humanidad quedó santificada y lle- penales que daban del Mesías la ley y los profetas
na de gracia, ya por la gracia sustancial de la unión
bipostática que lo hizo impecable y santo por natura-
leza, y ya por la gracia santificante que en toda su t i i r a b r d a T dT° e l l a s I a l e 7 de Moisés que
toda era una figura de Jesucristo y de su Iglesia v
plenitud vino á Cristo como á cabeza de todos sus
los libros sagrados de los profetas en ^ ^
santos.
anunciadas hasta las menores circunstancias de s u 7
P . Este Cristo es el Mesías verdadero?
L a segunda produjo la luz de verdadera sabiduría
que resplandece en la Iglesia católica v que disipa
las tinieblas del error y de la idolatría. Tales fueron
Padre para la redención del mundo. . los oficios del Salvador y Maestro, que desempeñó
P ' Cuáles fueron m afinos mas propales i Jesucristo; tales sus obras, tales sus resultados.
Tî Lot de Salvador y Maestro. P . Qué doctrina enseñó?
R . La doctrina cristiana.
Forzosamente la doctrina de Cristo habia de ser
doctrina cristiana, y la doctrina cristiana, doctrina de
C risto; pero esta respuesta se concibe en tales térmi-
y , „ abnndante,™ « c » y ^ . J nos, porque de otro modo habría de ser muy difusa,
ya fuese por la explicación de lo que en sí misma'
contiene, ya fuese por la indicación de los libros sa-
,lda grados en que se contiene, y de la tradición de la
turale» tata». tierra La
Iglesia. L a doctrina de Cristo, tanto en lo referen-
te al dogma como en lo que mira á la moral, es, y no
lifaU « . ' t a S S . Í H ^ S . del otra, la que tiene y profesa la Iglesia católica, apostó-
lica, romana, la que tomó de los sagrados Evan°elios
ifcucrUto,
z t t - y S s z T a y'de
i k -e y otros libros canónicos del Nuevo Testamento, v de
p0I
cua.es 8 e contiene» la tradición, tan autorizada como la Escritura misma
P a r a reducirla á enseñanza por sus principios mas
elementales, la divide en partes.
P. Cuá nías partes contiene la doctrina cristiana9
L. 6 uatro principales.
P . Cuáles son?
gion revelada. satisfacción infinita á la
L a primera produjo una-sau.i d e los R. El Credo, Mandamientos, Oraciones y Sacra-
mentos.
magestad de D.ofe, Otomana na-
hombres; una reparacton v e r d a d e ^ e a ^ ^ ^ Como toda la suma de la vida del hombre sobre la
turaleza caída por la .culpa, y mediante tierra, se ha de referir á lo que debe creer, á lo que
debe obrar, a lo que debe esperar y pedir, y á lo que
u n nuevo ser de grac.a ^ e v a v.da, mas P ^
debe recibir, se reparte la suma de la doctrina de
libertad, y bienes mas abundante , ' *
que perdimos por el pecado de Adán. 2
Cristo en el dogma que se contiene en el símbolo de castillos, palacios y edificios mas elevados; y en las
la fé en la moral que se encierra en los santos man- p azas, calles, caminos y sitios mas públicos. T o d a
damientos, en la sustancia y modo de orar que nos clase de cristianos se adornaron con la C r u z , é hi-
enseñó Jesucristo y que usa la Iglesia, y en la doc- cieron un punto de honor y de religión llevarla con-
trina de los sacramentos con que el hombre adqmere sigo. L o s Pontífices la pusieron sobre sus tiaras,
el ser de la gracia, lo aumenta y perfecciona. ios reyes sobre sus coronas, los obispos sobre su pe-
P. Cuál es la insignia y señal del cristianol cho, los militares pendiente de sus uniformes y ves-
R. La santa .Cruz.
mu eres
j i * r> g l i g a d a de su cuello. E l uso
P. Por quel , .. , de la C r u z no se ha multiplicado menos. L o s sa-
R. Porque es figura de Jesucristo crucificado, por
cerdotes los obispos y los Pontífices la usan de con-
quien f uimos redim idos en ella.
r,Len a mimSlracion de ,os
1 sacramentos, en el
L a s naciones, los reinos y los pueblos tienen sus sacrificio de la m.sa y en la bendición de todas las
señales que los distinguen, y que aparecen en sus cosas sagradas; y el común de todos los cristianos
pabellones y banderas, en las fachadas de sus edih- en signarse y santiguarse con ella.
eio* públicos, sobre sus torres, en sus monedas, en Si el pueblo cristiano se hubiera dirigido por la
sus instrumentos jurídicos y oficiales. L o s cristia-
nos somos la Nación Santa, el Reino ae Jesucristo, í uT1" habr¡a tomado
distintivo
-gen e J e s ^ o c r u c i f i e a d o e n el Calvario,
el Pueblo de su adquisición, y tenemos por distinti- ~ino la de Jesucristo glorificado en el Tabor. P e r o
vo la señal de la santa C r u z . E s t a es la gloriosa
divisa que desde el principio de la Iglesia tomaron alim P P n U ^ ^ U e " a r C¡Ó 31 P i é d e , a C r u z ' y <1™ d e b i *
alimentarse de sus frutos, eligió, guiado de una pru-
los cristianos. Llevados de un amor entrañable a dencia divina, esta misma Cruz, que representa,!do-
la santa C r u z , han multiplicado casi infinitamente su C a V a d 0 6 n Glla
número. Desde luego, tomaron por modelo aquella siemrtrpI*! ' ' , e e S t á Predicando
Cruz adorable que sostuvo en el Calvario pendiente salvarlo. ^ 'nmeDS0 "" D Í ° S muere por
de <us brazos la víctima del mundo, y á su semejan- P. Cómo usáis vos de ella?
za fabricaron multitud de cruces, no solamente de R. Signándome y santiguándome.
madera, como lo era aquella, sino también de otras "• reamos cómo.
materias mas duraderas, ó mas preciosas, esto es, de R- Por la señal de la santa Cruz, etc.
piedra, hierro, bronce, plata, oro, según su piedad y 1JI cristiano se signa haciendo tres cruces bien for-
facultades, y las colocaron en los templos, altares, madas una sobre la frente, otra sobre la boca, y otra
casas, habitaciones y dormitorios; sobre las torres, sobre el pecho, acompañando á ellas las palabras
correspondientes. L a s cruces se han de hacer de
alto á bajo, y de izquierda á derecha, con pausa y re- los malos pensamientos, los homicidios, las fornica-
verencia, porque representan á Jesucristo crucifica- ciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfe-
do; y las palabras se han de decir con claridad y de- mias .todas las cosas que manchan al hombre, ha-
voción, porque con ellas pedimos á Dios que nos c e n d ó l e culpable; y para que Dios nos libre de ellas
libre de nuestros enemigos por la C r u z de Jesucristo nos signamos ap el pecho, que es como la oficina don-
de el corazon las fragua.
su santísimo Hijo.
D e s p u e s de habernos signado, haciendo tres cru-
Nos signamos en la frente, porque nos libre Dios
ces sobre aquellas tres partes de nuestro cuerpo, en
de los malos pensamientos, pues la frente viene a
que el alma ejerce principalmente sus operaciones, y
ser como la fachada del edificio racional, en cuyo
armado con ellas para defendernos del mundo, del
centro reside nuestra alma como en su trono. L n ei
demonio y de la carne, nos santiguamos, haciendo
forma una multitud casi infinita de pensamientos, . desde la trente hasta el pecho, y desde el hombro iz-
muchos de los cuales, y quizá la mayor parte, son quierdo hasta el derecho, una cruz grande que las
malos por nuestra malicia y corrupción, y nos indu- abraza a todas, invocando entre tanto á la Santísima
cen á la tentación que viene á incitarnos al pecado. 1 nnidad con estas palabras: E n el nombre del P a -
; Q u é haremos, pues, para defendernos de tan inmi- dre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
nente peligro? Cubrirnos y defendernos con la se-
ñal de la C r u z , signándonos en la frente. A mas de la invocación que contienen estas pala-
Nos signamos en la boca, porque nos libre Dios bras, y que puede ser, ya para honrar á Dios, ya pa-
ra pedirle su auxilio soberano, contienen una protes-
dé las malas palabras, pues la lengua es un instru-
ta formal de nuestra fé en Dios uno y trino y por
mento de cosas grandes, dice el apóstol Santiago, y
ella, de cuanto este mismo Dios nos ha revelado, y
así como la buena lengua produce grandes bienes,
nos propone su Iglesia, nuestra madre. P o r lo mis-
así la mala causa espantosos males. D e la mala len-
mo debemos hacerlo con grande acatamiento y reve-
gua, dice el mismo apóstol, que es un conjunto de
rencia, y con deseo de que sea acepta á nuestro D i o s
fniquidad, un fuego infernal, un deposito de veneno bajo todos los sentidos que abraza.
que todo lo emponzoña, y un mar inquieto que a na- P. Cuándo es bien usar de la señal de la Cruz9
die deja en paz. ¿Qué haremos, pues sino s;ignar- Siempre m comenzáremos alguna buena obra
nos con la C r u z en la boca porque nos libre D i o , de o nos viéremos en algún peligro, particular-
las malas palabras? mente en sintiendo alguna tentación ó mal
Nos signamos en el pecho, porque en su seno es- pensamiento.
t á el corazon, del cual nacen, como dijo Jesucristo, E l cristiano debe andar armado siempre con la se-
ñal de la C r u z , porque camina siempre entre enemi- nios, presididos por aquel gran rebelde, son nuestros
gos. E l labrador, el artesano, el mercader, el letra- enemigos, y se comprenden en el primero de nues-
do, todos debemos dar principio á nuestras ocupa- tra alma. El segundo es él mundo; pero no este glo-
ciones con la señal de la Cruz, poniendo al frente de bo que nos sostiene y esos cielos que nos cubren, si-
todas esta cristiana divisa; pero especialmente debe- no los hombres mundanos que nos rodean. L a so-
mos usar de la señal de la C r u z , al levantarnos de la ciedad se compone de hombres buenos y hombres
cama, para dar principio con ella á las obras del nue- malos: los primeros son los que guardan la ley de
vo dia; al salir de casa, para andar defendidos con Dios; y los segundos los que la quebrantan y dan mal
ejemplo. E s t a segunda clase de hombres que escan-
ella entre los peligros del mundo; al entrar en la igle-
dalizan y provocan á pecar, son los que llamamos
sia, para prepararnos con ella á los actos de religión;
mundo, y este es el segundo enemigo del alma. El
al comer, para que por ella nos conceda el Señor tem-
tercero es la carne, no precisamente la que llamamos
planza en la comida y en la bebida; y al dormir, pa-
cuerpo humano, sino las máximas y apetitos desor-
ra descansar á la sombra de este prodigioso árbol, y
denados. Criado el hombre en el órden mas perfec-
pasar la noche bajo su celestial y saludable influjo. to, perdió, por el pecado original, este maravilloso ór-
P. Por que nos signamos tantas teces? den. Antes del pecado, el alma estaba gustosamen-
R. Porque en todo lugar nos combaten y persiguen te sumisa á Dios, el cuerpo sujeto al alma, la carne
nuestros enemigos. al espíritu, las pasiones á la razón, y los apetitos á la
Nuestros enemigos nunca duermen, nunca se can- voluntad; pero en el momento que el hombre, pecan-
san, nunca dejan de perseguirnos. Nos tientan en do, se rebeló contra Dios, todo se rebeló contra el
todos tiempos y en todas partes; en el día y en la no- hombre. E l cuerpo desconoció el dominio del al-
ma, la carne resistió al espíritu, las pasiones á la ra-
che, en la compañía y en la soledad, en casa y en la
zón, y los apetitos á la voluntad. P u e s este cuerpo,
calle, y tal vez hasta en el templo, porque nada res-
esta carne rebelde, á la que llama San Pablo aguijón
petan. P a r a defendernos, pues, de estos continuos,
de Satanás; esta voluntad indócil, esta razón sober-
empeñados é incansables enemigos, necesitamos usar
bia y falsa, esta imaginación inquieta, estas pasiones
tantas veces de la señal de la Cruz.
desordenadas, estos apetitos antojadizos é impetuo-
E s t o s enemigos son el demonio, el mundo y la car- sos, forman el tercer enemigo del alma.
ne. E l primero es un ángel de la primera gerarquía,
que habiéndose rebelado contra Dios en el cielo, fué P. Y la Cruz tiene virtud para librarnos de ellos?
arrojado de él y sepultado en el infierno con una mul- R. Si tiene, por haberlos vencido Cristo nuestro Se-
titud de ánge es que le acompañaron en su rebelión. ñor con su muerte en ella.
T o d o s estos ángeles rebeldes que llamamos demo-
Jesucristo venció en la C r u z al demonio, borrando P . A qué está obligado el hombre •primeramente?
con su preciosísima sangre aquella escritura de muer- R . A buscar el último fin para que fué criado.
te que habia adquirido contra nosotros por el pecado; Nada hace Dios acaso ó sin un 6n digno de su sa-
despojándole del tirano dominio que ejercía sobre to- biduría. D e la obra toda de la creación, y de cuan-
do el género humano, y triunfando de él públicamen- to obró el H i j o de Dios sobre la tierra, no fué ni pu-
te en sí mismo, como dice San Pablo. Venció al do ser otro el fin último, que su gloria, porque Dios
á nadie debe nada, y todo se lo debe á sí mismo: la
mundo con el desprecio que hizo de sus riquezas,
gloria y alabanza de su infinita bondad es solamente
pompas y vanidades, acabando su vida santísima en
el fin digno de sus obras, ya sean del orden natural,
una C r u z , despojado hasta de su misma túnica. Y
ya sean del orden sobrenatural. P e r o aunque esto
en fin, venció á la carne muriendo en la C r u z , y ga-
es así con respecto al fin último, hay entre las cosas
nándonos gracia y fuerzas para vencerle.
criadas ciertos fines inmediatos, que mas bien deben
L a muerte de C r u z fué en los tiempos antiguos, un llamarse destinos de las criaturas en que sirven á los
suplicio de la mayor ignominia; pero despues que J e - designios de la Providencia, al bienestar, servicio
sucristo nuestro Redentor la regó con su sangre y mu- y obsequio del hombre, que es la primera y mas no-
rió clavado en ella, este objeto de la mayor ignomi- ble criatura que salió de las manos de Dios, y fué pues-
nia pasó á ser el objeto de la mayor veneración. T o - to como rey y señor de las demás. Sin embargo, el
do lo que el Hijo de Dios padeció en su vida mortal, mismo hombre, por excelente que sea, no es mas que
vino á consumarse en la Cruz; y la Cruz, bajo este pun- una criatura, y con todas las demás entra á servir á
to de vista, nos representa todo cuanto padeció el H i - los designios de Dios, que todos se dirigen á su glo-
j o de Dios por nosotros. ¡Cuán amable nos debe ser ria y alabanza.
este sagrado árbol que sostuvo pendiente de sus bra-
P a r a aclarar esta doctrina, es necesario distinguir
zos el precio del mundo! Gloriémonos, cristianos,
y poner diferencia entre el hombre, que es criatura
en la C r u z de nuestro Señor Jesucristo. Abracemos,
racional, y los demás seres materiales que no son ca-
besemos todos los dias de nuestra vida, y muchas ve-
paces de prestar á Dios un servicio formal, porque
ces al dia, esta C r u z adorable, que será aplicada á
les falta la racionalidad ó inteligencia, y la voluntad
nuestros cárdenos labios en la hora de nuestra muer-
lib/e é iluminada; no teniendo todos ellos mas que el
re. Hagámonos acreedores por nuestro entrañable ser y existir, muchos de ellos el vivir, y otros mu-
amor á la Cruz, á que el soberano J u e z , que espiró chos el vivir y sentir; pero ninguno el entender, que
en ella, nos mire como hijos de su C r u z , nos juzgue solo es propio del hombre y del ángel, del cual no
como redimidos en su C r u z , y nos conceda por su hablamos aquí. No pudiendo, pues, las criaturas que
santísima Cruz, la entrada en su eterna gloria. Amen.
no son el hombre prestar á Dios un servicio inteli-
miento que Dios le impuso: " A m a r á s al Señor tu
gente, voluntario y libre, que es el que llamamos ser- Dios de todo tu corazon, y en toda tu alma, y en to-
vicio formal, solo le prestan aquel de que son capa- da tu mente, y de todas tus fuerzas." Este amor en
ces, según su naturaleza y propiedades, cumpliendo una criatura inteligente, pide conocimiento de Dios,
con las leyes de la misma naturaleza. Mas el hom- porque los actos de la voluntad y los afectos que és-
bre no cumple con solo esto, porque ha recibido de ta mueve en el corazon, no han de ser ciegos, sino
Dios la racionalidad, esto es, la inteligencia, la vo- iluminados por el entendimiento, poseido del conoci-
luntad y libre albedrío, con que puede y debe pres- miento de Dios; así como tampoco han de ser forza-
tar á Dios el servicio formal de que lo ha hecho ca- dos ó producidos por una necesidad irresistible, ó de
paz, y que es el medio por el cual debe dirigirse á la naturaleza. Deben ser, pues, voluntarios, espon-
su último fin, que es Dios mismo. L u e g o obligado táneos, libres, para que sean meritorios y sirvan á la
está á buscar el último fin para que fué c r i a d o . " gloria y alabanza de Dios. Este conocimiento de
P . Para qué fin fué atado el hombre? Dios, Dios mismo se lo ba dado al hombre, primero,
R . Para amar y servir & Dios en esta vida, y en menos grado, en la ley natural, luego en mayor,
despues verle y gozarle en la otra. bajo la ley escrita, y finalmente, en grande abundan-
Criado el hombre á imágen y semejanza de Dios, cia y perfección, bajo la ley de gracia. Así es, que
en cuanto á el alma, pues se la dió con tres poten- lo primero que se emplea en Dios es la inteligencia
del hombre, conociéndolo; sigúela la voluntad, amán-
cias, en cuyo ejercicio imita las generaciones eternas
dolo; y como es propio del que ama explicar su amor
del H i j o y del Espíritu Santo; que consiste en acto
en actos y obras que sean de su obsequio y servicio,
y es toda espiritual, y que goza del libre albedrío
impera también esta voluntad aquellos actos con que
para renunciar á lo malo y elegir lo bueno volunta-
presta á Dios el servicio que le debe. Mas ¿cuál
riamente,, aunque mediante la moción de la gracia,
debe ser su empleo para que con ellos le preste este
¿quién no vé que el servicio que debe prestar á Dios servicio? No otro que el de hacer la voluntad de
esta criatura tan noble, tan superior á las demás, tan Dios, obedeciendo sus divinos mandamientos, practi-
privilegiada, tan perfecta, debe ser un servicio digno cando las obras de supererogación que conozca ser
de Dios, y en que se empleen todas las potencias, del agrado de Dios; ejercitando las virtudes con que
fuerzas y facultades que de su Magestad ha recibido, procure caminar á su propia perfección, y confor-
y también las del cuerpo que se le dió en unión ínti- mándose en todo c o n j a disposición divina. Así es
ma para que con ella formase un ser compuesto des- como el hombre debe amar y servir á Dios en esta
tinado al servicio de Dios? vida, y este es el fia con que Dios le crió.
E n efecto, no nos dice otra cosa el gran manda-
Mas como su Magestad quiso hacer la felicidad' infusas, deben ejercitarse con actos positivos, explí-
del hombre, que ésta la hallase en el mismo cumplir citos é implícitos en las buenas obras con que ha d e
con su fin, y que fuese plena, perfecta, eterna, le da procurar su salvación, y mediante las cuales se la ha
por premio de su amor y servicio Ja posesion de su de conceder el Señor.
mismo Dios en la gloria, por la visión intuitiva v el Fortalecido el hombre con la virtud d é l a fé, p u e -
amor beatífico, mediante los cuales le goza eterna- de va prestar á Dios y á los misterios y verdades q u e
mente. " V e r é m o s á nuestro Dios como es, dice San Su Magestad le ha revelado, una creencia muy supe-
Pablo; y en otra parte: "Ahora le contemplamos c o - . rior á la creencia humana, porque aquella es de fé
mo en enigma; mas despues le verémos cara á cara." sobrenatural; una esperanza á ?í mismo, y una cari-
" Y o , yo mismo seré tu recompensa grande por extre- dad muy superiores á 1a esperanza humana y ai amor
mo, dice el Señor. Tal es el complemento del fin natural, porque aquella esperanza es sobrenatural, y
para que ha sido criado el hombre; tal la felicidad aquel amor de caridad divina con lo que se halla ya
que se nos espera en la vida futura, si en la presente en aptitud de dirigirse á Dios, á quien estas virtudes
buscamos nuestro último fin. tienen por objeto formal. Mas como acerca de ca-
P . Con qué ob-as se sirve á Dios principalmente? da una de estas virtudes hay un dogma que nos dá e l
R. Con obras de fé, esperanza y caridad. conocimiento de ellas mismas, nos enseña su ejerci-
Aquel Dios infinitamente benigno y misericordio- cio V' nos descubre el objeto en que deben versarse,,
so^ que se digna llamar á sí al hombre para hacer su es necesario para ir desenvolviendo esta doctrina,
felicidad, usando del atributo soberano de su Provi- que vayamos interpolando las preguntas siguientes.
dencia, le proporciona medios poderosos con que P . (¿ué nos enseña lafel
pueda ir á su Dios, venciendo la distancia infinita R. Que creamos en Dios como en infalible verdad.
que hay del pecado á la gracia, y d e la criatura al Dios es verdad eterna é infalible; eterna, porque
Criador. C o m o el fin para que le ha dado el ser es no es realmente distinta de Dios, sino el mismo Dios;
tan alto y de tanta importancia, y tan árdua la em- infalible, porque este mismo Dios que es verdad, es
presa de elevarse el hombre desde su propia miseria también sabiduría increada y bondad suma; por Jo
hasta su unión con Dios, le ha provisto su Magestad que, ni puede padecer error, ni engañarnos á nos-
de aquellos medios en las sublimes virtudes, fé, es- otros. D e ahí es, que estribando en este fundamen-
peranza y caridad, que le infunde en el bautismo. to indestructible nuestra divina fé, nos enseña, que
Estas grandes virtudes le oomunican fuerzas, y le creamos en Dios, como en infalible verdad; lo que de-
elevan para que pueda aspirar á la grandiosa empre- be entenderse de dos modos; uno, que creamos en el
sa de su salvación. Mas aunque estas virtudes son mismo Dios que es verdad infalible: otro, que erea-
3
mos todo lo que nos ha revelado. E n t r e lo uno y lo
R . (¿ue esperemos en Dios como en poder infinito.
otro hay diferencia, porque Dios es el objeto formal
Aunque basta que contemplemos la suma bondad
de la fé, y por eso decimos que creemos en Dios, es-
que tiene Dios en sí mismo, para que sea objeto de la
to es, en el mismo Dios que existe uno y trino con
caridad, no basta para que lo sea de la esperanza, sino
todos sus atributos y perfecciones soberanas; pero las
que es menester que lo contemplemos, no solo bue-
verdades reveladas por Dios, son objeto secundario, no en sí mismo, sino bueno también para nosotros.
acerca del cual se versa la fé, y por eso no decimos D e este modo le mira la esperanza como su objeto
que creemos en ellas, sino que creemos las verdades formal; mas no se llenarían todos sus números, si co-
que Dios nos ha revelado. mo le contempla bondadoso, no le contemplara om-
Estas verdades se contienen en las Sagradas Es- nipotente. Ser, pues, bueno para nosotros, y T o d o -
crituras, y en las tradiciones divinas, y de este depó- poderoso, es lo que le hace ser en sí mismo el objeto
sito sagrado es la Iglesia nuestra madre custodio, in- formal de nuestra esperanza. E s verdad que nuestro
térprete y maestra. Custodio, porque las guarda y Catecismo funda nuestra esperanza en la Omnipoten-
vigila sobre su pureza é invariabilidad, para que no cia divina, diciendo, que esperamos en Dios como en
sean adulteradas por los hereges: intérprete, porque poder infinito; pero esto es, porque supone la bon-
á ella toca la exposición de los textos y lugares os- dad de Dios dispuesta ya á favorecernos empleando
curos y misteriosos de la Escritura Santa, y la decla- esa misma Omnipotencia que obra maravillas y por-
ración de la inteligencia que debemos dar á los mis- tentos de gracia para arrancar á las almas de la muer-
terios sagrados de nuestra religión; y maestra, por- te del pecado y restituirlas á la vida sobrenatural, por
que ella enseña á sus hijos la misma santa doctrina medio de los Sacramentos de nuestra salud, y para
que se contiene en la Escritura, proporcionándola á hacerlas caminar á la perfección por medio de las vir-
cada clase según su capacidad é inteligencia: al pue- tudes, los dones y demás gracias que para ello nos
blo humilde ó Iglesia discente en estas pequeñas su- comunica.
mas, y en las instrucciones catequísticas que le dan Esta abundancia de medios que Dios emplea en
sus pastores los obispos y los párrocos; y á la ge- nuestra justificación, le hacen ser ciertamente el au-
rarquía eclesiástica ó Iglesia docente, en la grande tor de ella y de nuestra salvación, por el don inesti-
abundancia en que puede tomarla de la misma fuen- mable de la perseverancia final; pero ni uno ni otro
te de las Escrituras, de los, sagrados Intérpretes y se logra sin nuestra cooperacion, que es indispen-
Santos P a d r e s . sable.
Pasemos adelante. Esta misma abundancia de socorros espirituales, y
P . Y la esperanza qué enseñé la misericordia y la providencia de Dios, que nos rodea
de ellos, alientan nuestra esperanza; pero es necesa-
que está en los cielos. Si me amais, guardad mis
rio que ésta no se vicie y dé en el exceso de la pre-
mandamientos.
sunción ó vana confianza, que es aquella esperanza
I n Dios, que es infinitamente bueno, en quien se
perniciosa, á cuya sombra el hombre vive en el peca-
hallan infinitas perfecciones, y cada una de ellas infi-
do, y no se cuida de poner los medios para su justi-
nitamente infinita, no puede dejar de ser amado de
ficación ó para conservarse en estado de gracia y ca-
sus criaturas, y solo el estado de viadores en que no
ridad. La verdadera y legitima esperanza es la que le vemos, y la venda que pone en nuestros ojos el
pone todos los medios que están en su arbitrio, y que pecado, puede hacer que no le amemos. No así los
al mismo tiempo se coloca v estriba en solo Dios, que bienaventurados, que, careciendo de todo pecado y
es el que puede hacer útiles y fructuosos aquellos viendo á Dios como es, de tal modo le aman, que no
medios. pueden dejar de amarle.
I\ Qué enseña la caridad} P a r a que el amor de caridad sea verdadero y per-
R . Que le animo*. ?obxe todo, fomo,á. bien,sumo. fecto, es menester que se sobreponga á todo interés
Si la esperanza contempla á Dios como bueno pa- humano y á todo amor desordenado de criaturas, por
ra nosotros, la caridad le mira como bueno en sí mis- un desprendimiento universal de todas ellas, no pre-
rao. Así es, que la bondad divina en sí misma es el cisamente real ó material, sino del corazon, hasta
objeto formal de nuestra caridad, y por eso ciice nues- quedar en una completa indiferencia respecto de las
tro Catecismo, que la caridad nos enseña á amar á criaturas, para solo usar de aquellas que nos lleven á
Dios como á bien sumo. Basta ser Dios quien es, Dios, y no de las que nos aparten de su amor y ser-
para que debamos amarle con todo nuestro corazon, vicio. No buscando, pues, en las criaturas mas que
con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas, y la bondad de medio que tengan para llevarnos á Dios,
para que le amemos sobre todo, queriendo antes per- nada habrá que deforme ni desvirtúe nuestra caridad,
der todas las cosas, que perder la amistad de nuestro y ésta nos adquirirá grandes merecimientos, ya por-
Dios. P e r o es menester que no nos alucinemos con que sin ver á Dios le amemos, y ya porque renuncie-
un amor falso, cual es el de aquel que no deja de mos en su obsequio al amor de las criaturas que ve-
ofenderle, ni se cuida de poner los medios para su mos y de que estamos rodeados.
propia corrección. El verdadero amor consiste en D e este merecer por el amor de caridad, carecen
obras y con ellas se acredita. Hijitos mios, dice San los bienaventurados; pues aunque en la patria celes-
J u a n Evangelista, no amemos con la palabra^" la len- tial subsiste y se perfecciona la caridad, ya no mere-
gua, sino con la obra y la verdad. Y Jesucristo di- ce con ella el bienaventurado, porque el amor con que
ce: el que me ama, hace la voluntad de mi P a d r e , ama á Dios ya le es necesario, no como lo es en
Dios, á quien es esencial, sino porque no es dable ver
cen conocer que Dios es nuestro Padre, que los bie-
á D i o s , y no amarle.
nes que nene, para nosotros los tiene, y que e«tá
P . Cómo sabremos bien creer?
muy dispuesto á favorecernos y beneficiarnos, no so-
R . Entendiendo bien el Credo y los Artículos de
lo nos enseñan á pedir, sino también á esperar de
la fé.
JJios todo nuestro remedio y bienestar.
Obsequio racional llama San Pablo al de nuestra P . Cómo sabremos obra?!
fé. E s t e siempre lo es, porque nada bay mas con- 1L Entendiendo bien los mandamientos que hemos
forme á razón, que creer lo que Dios nos ha revela- de guardar, y los santos sacramentos que he-
do y la Iglesia nos propone; pero sin abandonar este mos de recibir.
esencialísimo y verdaderamente único fundamento de
No pueden ser aceptas á Dios nuestras obras, si
nuestra fé, de su conformidad con la razón podemos
no son arregladas á sus divinos mandamientos; pues
también entender esta racionalidad, de la que descu-
las que se desordenan de ellos, ofenden á la M a j e s -
bre nuestro entendimiento en los objetos de la fé,
tad divina que dió á los hombres sus santos manda-
c u a n d o profundiza en su conocimiento; pues mientras
mientos. Así es, que sin saber ni entender éstos, no
mas medita las verdades eternas y los misterios de podrémos obrar bien y rectamente. El cristiano, que
nuestra religión, mas descubre y se penetra de su ver- tiene la dicha de estar en el gremio de la Iglesia, y
dad y de su realidad, hallándolo todo tan digno de que por ello tiene derecho á recibir sus santos sacra-
Dios, tan bien establecido por su poder soberano, tan mentos, se halla también en la necesidad y obliga-
bien ordenado por su sabiduría, tan bien encadenado ción de saber cuáles sean éstos, cuáles los efectos
por su amor, que no puede dejar de rendir todo su que obran, cuáles las disposiciones que requieren en
entendimiento y toda su razón á la verdad eterna y el sugeto; en fin, todo lo concerniente á su debida,
divina sabiduría que en ellos resplandece. P o r eso digna y fructuosa recepción; pues estando obliga^
nuestro autor quiere que entendamos bien el C r e d o y
los Artículos de la fé, para saber bien creer. saherT' f d T t d a m e n t e ' ™ n c a podrá hacerlo sin
saber lo que la Iglesia enseña acerca de ellos.
P . Cómo sabremos esperar y pedir?
• ' Migados estamos á saber y entender to-
R . Entendiendo bien el Padre nuestro. do esto? •
L a s peticiones sublimes que contiene esta oracion R. Sí estamos porque no lo podemos cumplir sin
dictada por el mismo Jesucristo nuestro Señor, real- entenderlo.
mente nos enseñan lo que debemos pedir, y cierran Nada será demasiado para inculcarnos la necesi-
la puerta á.toda otra petición desordenada e n el ob- entender
jeto y en el modo; y como al mismo tiempo nos ha- tí ^ doctrina C r -
P U 6 3 S O m o s hl s
J° ^ una Iglesia, y profesamos
26
una religión en que la perfección de la moral y el apóstoles, porque estos primeros predicadores de la
complemento de la ciencia, forman el carácter pecu- f é , antes de separarse unos de otros paia ir á anun-
liar que distingue al cristiano. E s verdad que esta ciarla por todo el mundo, formaron este compendio,
perfección es respectiva al estado de cada individuo» para que no discrepase ni aun en las palabras y ex-
y que no todos los estados tienen en la Iglesia la per- presiones, la doctrina de la fé que debían ir recibien-
fección absoluta, sino solo el que imita la evangélica, do todos los pueblos de la tierra. Asi es, que los
como el monacal; pero fuera de que cada estado tie- mismos santos apóstoles fueron Jos que recopilaron
los principales artículos de nuestra fé que les enseñó
ne su perfección respectiva, que no puede alcanzar-
-Jesucristo, y formaron de ellos el credo.
se sin saber y entender la doctrina cristiana, Dios es
muy arbitro para llamar á cualquiera hombre de cua- -P. Para qué\
lesquiera estado, á la perfección absoluta, ya sea por lí. Para niformantos m la j'é.
la vida activa, ó ya por la contemplativa, como vemos Nada mas á propósito que este divino compendio
que lo ha hecho con los santos de todos estados y para informar al cristiano en la fé. E l es sencillo,
condiciones que han resplandecido en la Iglesia, y no dice ban Agustín, para proporcionarse á la rudeza
cabe duda en que el cristiano debe estar dispuesto de Jos ignorantes; es corto para facilitar su memoria,
siempre á oir y seguir la vocación de su Dios y su y es perfecto, para instruir plenamente. L a fé com-
Señor. Tal disposición no puede adquirirse sin sa- pendiada en él, jamas se ha variado, aumentado ni
ber y entender la doctrina cristiana, que es la q u e disminuido. La Iglesia en sus concilios no ha he-
nutre la fé y forma las costumbres: luego obligados cho otra cosa que aclarar algunas verdades conteni-
estamos á saberla y á entenderla, porque sin ello no das en él, y consagrar algunas palabras determinadas
para defender el dogma católico de las h e r e d a s que
podemos cumplirla.
se presentaban. El credo ha sido, es y se?á hasta
la consumación de los siglos la suma de nuestra fé.
PRIMERA P A R T E D E L A D O C T R I N A C R I S T I X V A. -L>e aquí se sigue, que todo cristiano está obligado á
DECLARACION DEL CREDO. saberlo, y con tanta exactitud, que ni una sola pala-
bra añada, quite ó varíe, porque todo es esencial en
P . Decid el credo. el. JNi basta que lo aprenda bien de memoria; debe
R. Creo en Dios Padre, fyc. también aplicarse á conocer las verdades que contie-
P . Quién compuso el credól ne, a lo menos de modo que pueda distinguirlas del
R . Los apóstoles. error bra esto, el credo seria para él un libro el
E l credo es una recopilación ó sumario de los prin- mas hermoso, pero cerrado y sellado. El credo es
cipales artículos de la fé. Se llama símbolo de los-
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una religión en que la perfección de la moral y el apóstoles, porque estos primeros predicadores de la
complemento de la ciencia, forman el carácter pecu- f é , antes de separarse unos de otros paia ir á anun-
liar que distingue al cristiano. E s verdad que esta ciarla por todo el mundo, formaron este compendio,
perfección es respectiva al estado de cada individuo» para que no discrepase ni aun en las palabras y ex-
y que no todos los estados tienen en la Iglesia la per- presiones, la doctrina de la fé que debían ir recibien-
fección absoluta, sino solo el que imita la evangélica, do todos los pueblos de la tierra. Asi es, que los
como el monacal; pero fuera de que cada estado tie- mismos santos apóstoles fueron Jos que recopilaron
los principales artículos de nuestra fé que les enseñó
ne su perfección respectiva, que no puede alcanzar-
-Jesucristo, y formaron de ellos el credo.
se sin saber y entender la doctrina cristiana, Dios es
muy arbitro para llamar á cualquiera hombre de cua- P . Para quel
lesquiera estado, á la perfección absoluta, ya sea por lí. Para niformantos en la j'é.
la vida activa, ó ya por la contemplativa, como vemos Nada mas á propósito que este divino compendio
que lo ha hecho con los santos de todos estados y para informar al cristiano en la fé. E l es sencillo,
condiciones que han resplandecido en la Iglesia, y no dice ban Agustín, para proporcionarse á la rudeza
cabe duda en que el cristiano debe estar dispuesto de Jos ignorantes; es corto para facilitar su memoria,
siempre á oir y seguir la vocacion de su Dios y su y es perfecto, para instruir plenamente. L a fé com-
Señor. Tal disposición no puede adquirirse sin sa- pendiada en él, jamas se ha variado, aumentado ni
ber y entender la doctrina cristiana, que es la q u e disminuido. La Iglesia en sus concilios no ha he-
nutre la fé y forma las costumbres: luego obligados cho otra cosa que aclarar algunas verdades conteni-
estamos á saberla y á entenderla, porque sin ello no das en él, y consagrar algunas palabras determinadas
para defender el dogma católico de las h e r e d a s que
podemos cumplirla.
se presentaban. El credo ha sido, es y se?á hasta
la consumación de los siglos la suma de nuestra fé.
PRIMERA PARTE DE LA D O C T R I N A CRISTIANA. -L>e aquí se sigue, que todo cristiano está obligado á
DECLARACION DEL CREDO. saberlo, y con tanta exactitud, que ni una sola pala-
bra añada, quite ó varíe, porque todo es esencial en
P . Decid el credo. e¡. JNi basta que lo aprenda bien de memoria; debe
R. Creo en Dios Padre, fyc. también aplicarse á conocer las verdades que contie-
P . Quién compuso el credo? ne, a lo menos de modo que pueda distinguirlas del
R . Los apóstoles. error bm esto, el credo seria para él un libro el
E l credo es una recopilación ó sumario de los prin- mas hermoso, pero cerrado y sellado. El credo es
cipales artículos de la fé. Se llama símbolo de los
del mayor consuelo para los sencillos que encuen-
tran compendiado en él cuanto contienen de mas dades. En-este caso, y en el segundo y tercero, debe
esencial los libros santos que ellos no pueden leer, y dar parte a la autoridad, si el d e s c u e n t e ó delin-
de consuelo también para los sábios, que hallan en es- cuentes son cristianos.
te compendio cuanto de mas esencial han leido en los A d e m á s , está obligado á hacer actos de fé cuando
ibros sagrados. ¡Gloria eterna sea dada al P a d r e de entra en el uso de la razón, p a r a ofrecer á D? 0 S las
Jas luces que inspiró á los apóstoles este divino com- primicias de su fé; cuando es tentado g r a v e óa m t e
contra l a f é y n o d e v e n c e r ,a t e o t a J D * £ ™ °
pendio, por el cual todos los fieles de todos los tiem-
pos tenemos una misma fé en cualquiera parte del ac os de fe; y también muchas veces en el año. P o ?
mundo en que nos hallemos! muchas veces entienden unos, que deben hacerse to-
•P. Y nosotros para qué le decimos? dos l o s meses, otros, todas las semanas, otros odos
R. Para confesar la misma fé y confirmarnos mas los días festivos, y otros, con mas ó menos frecuencia
en ella. pero sea de esto lo que fuere, todos convienen e n T u e
E l cristiano j a m a s puede negar la fé ni alguna de e s muy provechoso hacerlos todos los días, y aun
sus verdades, sin hacerse reo del crimen de apostasía muchas veces al dia. P a r a hacerlos se r e z a r o n mu-
o de heregía; y ademas, está obligado á confesarla c h a f é eberedo que es la mejor de las confesiones v
siempre, principalmente cuando por su silencio pu- protestaciones de nuestra fé. °nes ^
diere sospecharse que no cree ó padeciere detrimen- ma
to el honor divino, ó se perjudicare á sí mismo ó al fé fl c o m P r e n d a m ° s ¡a importancia de la
te, hagamos reflexión á que hav uno<¿ •
prójimo. que llamamos naturales, porque e s t á n ¿ Z T T
D e aquí es, que está obligado á confesarla: prime-
ro, cuando es preguntado por autoridad pública, aun- 3
raleza Dentro de | o s l í r a i t e 9 de ,a M u a t
que su confesion le haya de costar Ja vida, como su-
cedía á los mártires. Segundo, cuando en su pre-
sencia son burlados los santos misterios ó profanadas
impíamente las cosas sagradas. Tercero, cuando á
su vista se ultrajan las imágenes de Jesucristo, de la
Santísima Virgen, de los santos ó sus reliquias. Cuar-
to, cuando ve á su prójimo titubear en la fé, y enton- los c e l o s y registr6 h s ri d U dorb? T
oosas de Dios, solo Dios las sal«.- „ „ g , La s
ces está obligado, ademas, á confirmarle en ella.
Quinto, cuando oye negar la fé ó alguna de sus ver-
pamos _ ha sii0 nZ^í^tV"
nos las haya revelado. P u e s bieo V r S o n ™
cosas que existen en el órden sobrenatural, de que e)
la que abraza nuestra fé. T a n importante así es es-
mismo Dios nos da conocimiento?
ta fé sobrenatural. Los grandes talentos, que e n s o -
P . De dónde saléis vos haberlas dicho Dios?
berbecidos con sus conocimientos de las cosas natu-
R . De nuestra madre la santa Iglesia, regida <por
rales, han querido sujetar á sus cálculos y medidas
las cosas sobrenaturales, esto es, las verdades d e la el Espíritu Santo.
fé, lian caido oprimidos bajo el peso de su grandeza;: Ya sabemos que nuestra madre Ta santa Iglesia es
porque el talento, sea cual fuere, nunca pasa de ser la congregación de los fieles regida por Cristo y el
una luz natural, y la luz natural no es la fé. L a fé; P a p a su vicario; y basta saber esto para conocer el
es aquella luz sobrenatural que Dios nos da para que incomparable grado de autoridad que tiene la Iglesia
veamos, esto es, conozcamos lo que su Magostad sfe para ser creída en todo lo que nos propone y en-
ha dignado revelarnos. Si prescindimos de esta luz, si seña, mucho mas cuando le están prometidas co-
cerramos á ella nuestros ojos, nada veremos, y ven- sas que existen en el órden sobrenatural, de q u e
dremos á caer en las tinieblas de la ignorancia y de!; el mismo Dios nos da conocimiento, como tam-
bién sabemos, la especial asistencia del Espíritu San-
error. , , to, que da á sus decisiones aquella infalibilidad que
P. (¿ué tan ciertas son las cosas que ta Je nos en- por dogma de nuestra sagrada religión creemos y
seria?. confesamos que hay en ella. Esta autoridad de la
R. Como verdades dichas por Dios, que no puede- Iglesia, no solo nos es notoria por el conocimiento
engañarte ni engañarnos. de lo que ella es en sí, sino que le está declarada
Siendo Dios como es, sabiduría increada y eterna expresa y terminantemente por Jesucristo su funda-
verdad, es imposible que quepa en él ignorancia, e r - dor, quien la ha hecho depositaría é intérprete de
ror ni engaño de ninguna clase; y siendo suma é u * • sus Sagradas Escrituras. Ella, por lo mismo, reuni-
finita bondad, es imposible que quepa en él el desór- da en concilios ecuménicos, declara el dogma cató-
den de engañar. Siendo, pues, imposible que pa- lico. arregla las costumbres y establece la disciplina.
dezca engaño, ó que sea capaz de engañar, es preci- Mas estos concilios no son válidos si no son aproba-
so que las verdades que nos dice, sean de todo pun- dos por el P a p a con la sanción que da á sus decisio-
jo ciertas, y tan ciertas, que no puede haber en todo nes y decretos. El mismo P a p a por sí solo puede
lo criado cosa que sea mas cierta. P u e s si en lo cria- declarar un dogma, pronunciando ex-cáthedra sobre
do, las primeras verdades y la presencia de las cosas algún punto dudoso; y en tal caso es dogma católico
materiales tienen un grado de certidumbre tal, que s e que tiene la infalibilidad, por la especial asistencia
hacen inneglables, ¿cuál deberá ser la certidumbre d e
las verdades reveladas por Dios, y la noticia de las-
del Espíritu Santo, que le está prometida irrevocable- ios de disciplina y de ritos sagrados, &c. Lste sa-
mente como á cabeza visible de la Iglesia. grado colegio de cardenales, reunido en cónclave,
L a Iglesia ha tenido y tiene en su seno grande> hace la elección de P a p a , y de su mismo seno es
maestros y doctores que explican é interpretan las elegido aquel que reúne la opinion por lo eminente
Sagradas Escrituras, y examinan y conservan en su y acreditado de su ciencia, de su prudencia y de su
pureza las tradiciones apostólicas; de manera que, santidad. H e aquí el cuerpo todo de la Iglesia do-
con sus luminosísimos escritos y obras sapientísimas cente, que predica y enseña la doctrina santa y ver-
se ayuda para la discusión y resolución de las mate- dades dogmáticas al pueblo todo cristiano, distribui-
rias que se han tratado y tratan en los concilios ge- do en su J feligresías; y he aquí cómo sabemos noso-
nerales. D e las decisiones de estos concilios y de tros los fieles, de nuestra madre la santa Iglesia, re-
las de los P a p a s , se ha formado el cuerpo de los sa- gida por el Espíritu Santo, que Dios nos ha dicho
grados cánones que rigen en la Iglesia; y la sagrada Fas verdades de fé. P e r o para mas explicar los fun-
Teología, en la parte ^dogmática, se funda toda en damentos de nuestra fé, extendümonos algo mas acer-
estas decisiones, y en todas sus demás partes buses ca de las Sagradas Escrituras y de las tradiciones
siempre la base de las Sagradas Escrituras, de las apostólicas, así como acerca de las notas y señales
tradiciones apostólicas, de la autoridad de los Santo; de la Iglesia católica, que es la única verdadera.
Padres. D e estas sacratísimas ciencias se hace siem- Sagradas Escrituras.—Dios, para instruir á los
pre estudio $n las universidades y colegios, especial- hombres en la ciencia de su salvación, les habló desde
mente en los seminarios erigidos "por la autoridad del los primeros siglos por boca d é l o s patriarcas y de
concilio de T i e n t o con todos los obispados. En es- los' profetas; y cuando llegó la plenitud de los tiem-
tos colegios y universidades, pues, es donde se for- pos, les habló por boca de su mismo Hijo. L o s san-
man, con el estudio de las referidas ciencias. los mi- tos hombres de Dios, como les llama San P e d r o , di-
nistros sagrados, que la Iglesia coloca despues en la« vinamente inspirados, escribieron el Antiguo Testa-
parroquias, en la curia, en las catedrales y en las si- - mento, que consta de cuarenta y cinco libros; y los
lias episcopales y archiepiscopales; y de estos prela- apóstoles v evangelistas, inspirados también divina-
dos ya conocidos y aprobados por su virtud y su cien- mente, escribieron el Nuevo, que consta de veintisie-
cia, forma el sacro colegio de cardenales, con el que te. E l primero contiene lo que nos reveló Dios pol-
consulta el P a p a , y de cuyos individuos forma las los patriarcas y profetas, y el segundo lo que nos en-
sagradas congregaciones que tiene establecidas pare señó por su Santísimo Hijo. Estos santos libros, ni
examinar los asuntos de fé, para declarar el sentido mas ni menos, son los que llamamos Sagradas E s -
de las decisiones del concilio Tridentino, para pun- crituras.
Tradiciones divinas.—No todo lo que Dios nos ha
revelado está contenido en las Sagradas Escrituras. vocacion de los gentiles á la Iglesia de Cristo; per®
Desde nuestro padre Adán hasta el legislador del aun estas palabras y sucesos, mientras que se escri-
pueblo de Dios, Moisés, nada sabemos que se escri- bieron pertenecieron á la tradición; y hay otras ma-
biese. L a s verdades que Dios reveló en aquellos chas que no se escribieron, y que se conservan por
dos mil y quinientos años, se conservaron por tradi- tradición, y por eso encargaba San Pablo á los tesa-
ción y enseñanza de padres á hijos. L a Escritura lonicenses que conservasen con firmeza las tradicio-
Sagrada principió en tiempo de Moisés; y en los mil nes que habian recibido.
y quinientos años que mediaron desde entonces has- E s verdad que también la palabra divina conserva-
ta la venida de Jesucrito, fué cuando se escribió to- da por tradición ha venido al fin á escribirse, ya en
do el Antiguo Testamento; pero aun en este tiempo las obras de los Santos Padres, ya en las actas de
quedaron sin escribir muchas verdades reveladas, que los concilios, ya en los decretos de los Pontífices;
se conservaron por tradición. Este era el motivo por pero no como palabra escrita, sino como palabra re-
que el mismo Moisés encargaba á los hijos que pre- cibida por tradición; y así, la tradición divina s i e m -
guntasen á sus padres, y á los jóvenes que pregunta- pre es tradición, y no se ha de confundir con la Sa-
sen á los ancianos. Jesucristo en el discurso de tres grada Escritura. Esta tradición divina merece tanta
años enseñó por sí mismo á los hombres, y lo que fé como la Escritura Santa, y será un herege el que
enseñó y reveló lo escribieron los santos evangelistas, niegue ó no crea lo que sabemos por tradición divi-
formándose de sus escritos los cuatro Evangelios,%ó na. L a Escritura, pues, y la tradición divina son el
por mejor decir, cuatro partes de un mismo Evange- fundamento de nuestra fé; ¿mas cómo conocerérnos
lio. También en las epístolas de algunos santos que lo que se contiene en una y otra ha sido revela-
apóstoles se escribieron muchas de las cosas que en- do por Dios? Esto lo conocerérnos por los divinos
señó Jesucristo en su vida mortal; y esta misma doc- caractéres con que Dios ha sellado su revelacioa.
trina la supo el apóstol San Pablo por revelación del Vamos á apuntar los mas obvios y perceptibles al co-
mismo Jesucristo, y la escribió en sus epístolas. mún de los fieles.
También en el libro sagrado de las Actas apostólicas 1? Por las Profecías.—Solo Dios, cuya infinita sa-
se encuentra la ascensión de Jesucristo á los cielos, biduría lo tiene todo presente, sabe lo que está por
J las últimas palabras que habló á sus discípulos, así venir; y así, cuando un hombre anuncia las cosa.6
como la venida del Espíritu Santo sobre los apósto- contingentes muchos años, y aun siglos, antes de que
les, y repetidas vece3 despues, sobre los que se iban sucedan, es prueba evidente de que Dios se las reve-
convirtiendo; la visión de San P e d r o acerca de la ló, porque solo Dios las sabia. Desde el principio
del mundo comenzó Dios á revelar á los hombres lof
suceso^ venideroí-, y á autorizar su revelación con el lagró. El poder de ios hombres, y cualesquiera
cumplimiento de los sucesos que revelaba. No se otra acción ó potencia de las criaturas, está bajo el
puede leer el Antiguo Testamento sin encontrar á Órden natural, y no puede salir fuera de sus límites.
cada paso con este divino sello de la revelación. Su- Cuando se dice que los ángeles y los santos hacen
cesos prodigiosos anunc ian otros á la vez mas prodi- milagros, se entiende que los hace Dios, porque solo
giosos; y. éstos, dando cumplimiento á los primeros, Dios puede hacerlos; y lo que el santo pone es, ó la
predicen otros nuevos. E n él se ve una cadena de viveza de su fé, ó el fervor de su oración, á cuya fé
profecías y cumplimientos que asombra; se ve un viva y oración llena de fervor y confianza atiende
Dios para obrar el milagro; estimándolas en tanto,
plan .seguido constantemente, y dirigido siempre á
que el mismo Jesucristo dice que ellos lo hacen.
anunciar al Mesías, prometido desde el principio del
Sigúese de aquí, que todo lo que está atestiguado
mundo. Se ve á este divino Salvador--representado
con milagros, lleva consigo el sello de la verdad,
Un maravillosamente y con tanta claridad en los pa-
porque Dios no habia de autorizar con milagros
triarcas, profetas y principales personages del pueblo
la mentira ni el engaño. Ahora bien, la revela-
de Dios, que todo manifiesta no haber existido este ción está atestiguada con muchos y estupendos mi-
pueblo sino para anunciarle. S e le ve representado lagros; luego está autorizada por Dios mismo, esto
en sus sacrificios, en sus ceremonias, en sus prospe- es, Dios declara por medio de estos milagros que él
ridades, en sus infortunios;)' para decirlo de una vez, mismo es el que ha revelado á los hombres las ver-
en todos sus sucesos; porque, como enseña San P a - dades y misterios de nuestra santa religión. No 3e
blo, todo en el Antiguo T e s t a m e n t o acontecía en fi- puede leer ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento,
¿ura, y era sombra y representación de lo que habia sin encontrar á cada paso con una sabiduría divina
de cumplirse en el Nuevo. A s í el Omnipotente se- que todo lo dirige, y un poder soberano que todo lo
ñaló su revelación con el divino sello de multitud de confirma con multitud de milagros. Tampoco se
profecías, que han tenido el mas entero y exacto puede negar la autenticidad á estos dos admirables
cumplimiento. monumentos de'las verdades eternas, sin negar pri-
2? Por los milagros.—Se llama milagro lo que su- mero todos los monumentos históricos del mundo,
cede fuera del orden bajo q u e está establecida la na- puesto que ningunos hay qué puedan compararse
turaleza criada, dice Santo T o m á s , y añade, que so- con ellos.
lo Dios puede obrar fuera de este órden, pues siendo
él el que lo estableció, solo é l puede hacer excepcio- 3? Por la propagación de la religión rristiana.—
nes, las cuales son el obrar u n a cosa fuera del órden, Esta religión, que nació en el Calvario sobre una
ó sobre el órden natural, que es lo que llamamos mi- C r u z , se extendió con tanta rapidez, que en un rao-
mentó, por decirlo así, llegó á los últimos confines ría de los sábíos, triunfa del poder de los poderosos,
de la tierra. Aun no habían pasado veintinueve años vence la superstición de los pueblos, destruye'sus
de haber principiado á predicar los apóstoles en J e - ídolos y sus templos, y coloca el estandarte de la
rusalen el dia de Pentecostes, cuando escribía ya San C r u z sobre sus torres y capitolios. ¡Quién podrá
Pablo á los colosenses: Que el Evangelio se habia desconocer aquí una mano Omnipotente! ¡Quién no
extendido por lodo el mundo, y que crecia y fructi- verá en esta portentosa obra un poder soberano que
ficaba. ¿Y quiénes lo predicaban? No ciertamente la hace triunfar del mundo entero, conjurado contra
hombres ricos y poderosos, ni grandes y elocuentes ella! ¡ A i ! Cuando se considera el modo admira-
filósofos, ni conquistadores famosos, ni príncipes, ni ble con que se propagó la religion cristiana por todo
reyes, sino doce pobres pescadores, sin estudios, sin el mundo, no es posible desconocer su origen divino.
recomendaciones, sin representación, sin influjo, sin 4? Por los mártires.—Martirio significa testimonio,
armas, sin ejércitos, sin aquella elocuencia exornada y mártir testigo. Así que, la muerte sufrida por no
y sorprendente de la sabiduría humana. ¿Y qué era negar a Jesucristo, ó alguna verdad de fé; por con-
lo que predicaban? Una religión austera que refre- servar alguna virtud, ó no cometer algún delito, es y
naba todas las pasiones, que exigia el desprendimien- se llama martirio,y al que la sufre mártir, porque da
to de las riquezas, de los honores y de los placeres; testimonio á la verdad y á la justicia, y lo rubrica
que no prometía otra cosa en este mundo que cruces con su sangre y con su muerte. D e aquí se sigue,
y trabajos, lágrimas y persecuciones. que la religion cristiana tiene tantos testigos que ase-
¿Y á quién se predicaba? A un mundo tan cor- guran su divinidad, cuantos son los mártires que la
co
rompido como aquel que sepultó la ira de Dios en » t e s a d o en los tormentos y confirmado con su
las aguas del diluvio; á un mundo entregado á la muerte. Y bien, ahora ¿quién habrá tan temerario
mas nefanda idolatría; á un mundo, en fin, que no y osado que se atreva á presentarse delante de mas
conocía otro dios que sus pasiones, á las que erigia de diez y ocho millones de mártires* á negar en su
altares, ofrecia inciensos y adoraba. Sin embargo, presencia la divinidad de una religion que ellos han
la religión cristiana, tan opuesta al mundo y tan ene- confesado a costa de mas de diez ocho millones de
miga de todas las pasiones del mundo, se extiende vmas/ ¡So, no hay verdad en el mundo probada con
con rapidez por todo el mundo á manera de un rio tantos y tan fieles testigos, sellada con tanta sanare,
caudaloso, que saliendo de madre todo lo inunda; y confirmada con tantas muertes. Estas se ejecuta-
crece y se propaga en medio de las mas crueles per- ban unas veces con tal furor, que hacían estremecer
secuí iones, y á pesar de los mas terribles edictos de
ti?* a f a l 0 S m a s a n ' m ° s o s ; y otras con tanta
los reyes y de los emperadores, confunde la sabidu- lentitud, que les ponían en una prueba aun mas dura
y rigurosa. L'romesas, amenazas, suspension de tor- ta religión divina. Santa es su doctrina, que no per-
mentos, tormentos nuevos, camas deliciosas, camas mite ni un mal deseo, que no reprende sino el vicio,
encendidas- . - - nada quedaba que hacer al ingenio que no alaba sino la virtud; santos son sus sacramen-
para vencer su constancia. Ellos, en fin, acababan tos; santos sus sacrificios, y santos son sus cultos;
su vida en los tormentos, y bajaban al sepulcro con- pero no pasemos mas adelante en esta clase de prue-
fesando y confirmando con su muerte esta religion bas. Seria necesario formar una obra voluminosa si
divina. Por otra paite (y esto es muy notable y ad- se quisiesen exponer aquí todos los caractéres divinos
mirable) ¿qué clases de personas eran estas que pre- con que el Señor ha sellado la revelación. Baste
sentaban al mundo, á los ángeles, á los santos y a haber apuntado los mas obvios, y que están ai alcan-
los hombres semejantes espectáculos? ¿Eran acaso ce del común de los fieles, para que el obsequio de
algunos filósofos, cuya soberbia y orgullo llegase á su fé sea razonable, como dice San Pablo. Mas no
despreciar la muerte? Nada de eso. Eran personas contento el Señor con haber distinguido y señalado
de todos estados y edades; niños, n i ñ a s , jóvenes, an- su divina revelación con tan augustos é indelebles
cianos, sábios, ignorantes, ricos, pobres, hombres y caractéres, estableció un tribunal' permanente y per-
mugeres de todas clases. ¡Cómo era posible que, petuo que defendiese y conservase siempre pura y
no siendo por una causa divina, se entregasen tantos entera esta divina revelación, que forma el depósito
millones de personas de todas clases á una muerte sagrado de la fé. Este tribunal es la Iglesia, colum-
voluntaria! Y digo voluntaria, porque estaba en su na y firmamento de la verdad, como la Hatea el mis-
mano librarse de ella siempre que quisiesen. Con mo apóstol, la cual ha conservado siempre entero y
una sola palabra, con un no creo, con un solo grano puro este sagrado depósito, y le conservará hasta la
de incienso ofrecido al ídolo, se les hubiera dejado ir consumación de los siglos, gobernada y protegida
libres, y muchas veces se les hubiera colmado de por su divino Esposo Jesucristo. Y á ¿sta maestra
honores. ¿Ni cómo era tampoco posible que el nino de la verdad han acudido y acudirán siempre los
balbuciente, la tierna doncella, el trémulo anciano, cristianos que quieran librarse del error y hallar la
tanta multitud de mártires triunfasen de la muerte, si verdad. Mas esta no se encuentra sino en la verda-
no triunfase con ellos el triunfador del inundo, e dera Iglesia, que es la católica, apostólica, romana.
»ran mártir Jesucristo? No, nada puede resistir al 1 or Iglesia romana se entiende toda la Iglesia.
testimonio que nos dan de la divinidad de la religion V no precisamente la de Roma. Se llama romana,
cristiana diez y ocho millones de mártires. porque Roma es la residencia ordinaria del sumo
5? Por la 'santidad.—Santo, santísimo es J e s u - pontífice, sucesor del principe de los apóstoles, San
cristo. Hijo de Dios vivo, autor y conservador de es- redro, que fijó últimamente allí su cátedra ó silla
apostólica, dejándola regada con su sangre, y sellada
con la muerte que sufrió en ella como pastor univer- gida por el Espíritu Santo, y santificada con su divi-
sal del rebaño de Jesucristo. Esta Iglesia que lla- na gracia. E s santa, porque en todos tiempos ha te-
mamos romana, es la verdadera Iglesia de Jesucris- nido y ha de tener santos.
to, porque es una, santa, católica y apostólica, que E s católica, que quiere decir universal, porque se
son las notas ó señales que distinguen la Iglesia ver- extiende á todos los siglos. Nacida en tiempo de los
dadera de todas las iglesias falsas ó sinagogas de Sa- apóstoles, y aun con el mundo mismo, durará tanto
tanás, como las llama San J u a n . E s una, porque to- como el mundo. E s católica, porque se extiende á
dos sus hijos, donde quiera que se hallen, no son si- todo el universo. Habiendo principiado en J u d e a ,
no una sola familia, cuyo padre es Dios. E s una, se ha extendido hasta las extremidades de la tierra.
porque todas sus ovejas no componen sino un solo E s católica, porque todas las naciones son llamadas
rebaño, cuyo pastor invisible y eterno es Jesucristo, á su seno. E s católica, porque en todo el universo
y cuyo pastor visible y temporal es el romano P o n - se ha predicado su doctrina, y porque en todas par-
tífice. E s una, porque todos sus miembros no for- tes tiene hijos que le pertenecen y viven unidos á ella
man sino un solo cuerpo en Jesucristo, como dice con el sagrado vínculo de una misma fé y esperan-
San Pablo. L a profesión de una misma fé y de una za, reconociendo una misma cabeza, que es el roma-
misma esperanza, el vínculo de una misma caridad, no Pontífice, vicario de Jesucristo en la tierra.
la participación de los mismos sacramentos, la subor- Ultimamente: Es apostólica. Jesucristo eligió pa-
dinación á la misma cabeza, los mismos misterios, el ra esta obra divina doce apóstoles, y sobre ellos, co-
mismo sacrificio, la misma moral, las mismas virtu- mo sobre doce cimientos, estableció su Iglesia, que
habiendo de durar hasta la consumación de los siglos,
tudes, el mismo camino, el mismo término tales era consiguiente que durasen también sus cimientos,
son los preciosos lazos que unen la multitud de miem- no en los apóstoles, que eran mortales, sino en los
bros de este cuerpo místico de la Iglesia, esta esposa obispos sus sucesores, y en los sumos Pontífices, su-
perfecta d e Jesucristo, como la llama el Espíritu cesores del príncipe de los apóstoles, sobre los cua-
4$ffnH)£üd abhs'dtíjsi* ¿ w u n i j a o a v obfumh les ha continuado y continuará establecida hasta que
E s santa, porque Jesucristo que es su esposo, su tenga fin el universo.
cabeza y su pastor es el Santo de los santos, es el San- P . Qué tan necesario es creer las verdades que la
to Hijo de Dio3. E s santa, porque es santa su doc- Iglesia nos propone?
trina, santas sus leyes, santos sus mandamientos, san- R . Tanto, que sinfé de ellas nadie puede salvarse.
tos sus misterios, santos sus cultos y santos sus sa- Aunque basta para conocer la necesidad de la fé,
cramentos. E s santa, porque está gobernada y din- el saber que Dios es eterna verdad, á la cual debe-
mes asentir y creer, con una obligación indisputable, esto preste es de fé humana, incapaz de salvarlo, Es,
sube mucho mas de punto el conocimiento de la nece- pues, indispensable, que el hombre crea con fe divi-
sidad de la fé, al saberse que sin ella nadie puede sal- na para que pueda salvarse.
varse. Desde luego salta á la vista que el que no P . Y podrá con la fe sola!
cree las verdades que Dios ha revelado, uo reconoce R. No puede sin caridad ni buenas obras.
á Bios por verdad eterna é infalible, v que por con- Aunque sabemos que la fé divina nos salva, no por
siguiente, no puede gozar de lo que no reconoce, ni eso creemos ni decimos que ella sola nos salve, pues
Dios puede contar por suyo para su gozo eterno, al nos dice el apóstol, que la fé que nos justifica, es
que realmente no es suyo por el asenso de su fé. aquella que obra por la caridad, y que la fé sin obras
Un entendimiento y una voluntad que resisten á la es muerta. Si atribuyéramos á sola la fé la justifica-
verdad de Dios, y prefieren su arbitrario discurso á la ción y salvación del hombre, caeríamos en el error de
autoridad divina, quitan á Dios toda la razón de esen- Lutero, y destruiríamos toda la religión. Es ver-
cial é inmutable verdad, y le destruyen en su mente dad que sin la fé no pueden darse en una alma el ser
y en su corazon. Y los que esto hacen, ¿podrán ser de gracia y las virtudes; pero también es cierto que
hijos de Dios y herederos de su reino? ¿Serán ca- sin la gracia y las virtudes, no p u e d e la fé sola justi-
paces del ser espiritual de la gracia, sin el principio ficar al hombre. L a fé, la esperanza y las virtudes
fundamental de la fé? Y sin el ser de la gracia ¿se- morales, lo valen todo con la gracia y con la caridad,
rán capaces de la gloria? ¿ Q u é derecho, qué título que son su alma y >u vida; pero sin ellas nada valen.
pueden tener para salvarse? Ninguno ciertamente, ¿Y qué quiere decir que nada valen? Quiere decir
y tanto, que aun su juicio tienen ya hecho. E l que que con solas ellas el hombre no puede adquirir su
no cree, dice Jesucristo, ya está juzgado. L u e ^ o e« justificación, y sin justificación no se puede salvar.
de necesidad absoluta é indispensable el creer para Mas exígensenos también las buenas obras; eu lo
salvarse. que hemos de entender que esta caridad nuestra no
También es de necesidad absoluta el creer todos ha de ser estéril, sino fecunda en frutos de buenas
los misterios y verdades que Dios ha revelado, por- obras. Estas han de ser tales, que pueda el cristia-
que el que cree unas y no otras, no cree con fé divi- no por ellas satisfacer y merecer; lo que no se consi-
na, esto es, no cree lo que D i o s dice, sino lo que él gue sino con obras vivas, esto es, hechas en estado
quiere creer. Si creyera lo que Dios dice, porque de gracia, é inspiradas por la caridad; pues las que
Dios lo dice, creeria todo lo que Dios dice, y tendría se hacen estando en pecado, son muertas, y carecen
fé divina, que es la que se requiere para salvarse. de valor y de mérito. Ademas, no bastan las que so-
Mas creyendo solo lo que él quiere, el asenso que á lo se.dirijan á evitar el mal del pecado, siuo que es
menester obrar el bien. Apártate del mal, dice el Rodeado Jesucristo de sus discípulos en la noche
Señor, y obra el bien. Finalmente, no nos hemos de la cena, y levantando sus ojos al cielo, decia:
de limitar solo á aquellas obras que son de rigorosa " E s t a es la vida eterna, P a d r e mió, que os conozcan
obligación, sino extendernos liberalmente á las de su- á vos, solo Dios verdadero, y á vuestro H i j o J e s u -
pererogación; pues la caridad de Cristo nos urge. cristo, á quien enviásteis." Conocer á Dios trino y
uno y sus divinos atributos, y conocer á Jesucristo
su santísimo Hijo, su vida, pasión, muerte, resurrec-
D E C L A R A C I O N D E LOS A R T I C U L O S D E L A P E . ción y ascension á los cielos, y su venida á juzgar á
los vivos y á los muertos; esto es lo que llama aquí
Jesucristo vida eterna, y de lo que nos dan noticia
P . Decid los artículos. expresa los artículos de la fé. L o s siete primeros
R . Los artículos de la fe son catorce, $fd. • nos la dan de Dios nuestro S e ñ o r , y los otros siete
P . Qué son los artículos de la jet de Jesucristo nuestro Redentor.
R . Los principales mister ios de ella. P . Pues si el primero es creer en Dios, ¿quién eg
E n t r e las verdades que la divina bondad se ha dig- Dios?
nado revelarnos, hay unas que son como los princi- R . La Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espí-
pios de todas las demás, y forman el compendio de ritu Santo, tres personas distintas y un solo
la fé. L o s apóstoles y los concilios nos han presen- Dios verdadero.
tado estas verdades principales (que han llamado ar- ¿Quién es Dios? Esta es la mayor pregunta que
tículos), reunidas en símbolos ó credos, para que puede hacerse, y á la que nadie sino Dios puede res-
siendo uniforme nuestra creencia, tengamos en ellos ponder adecuadamente. E s lo mas excelente y ad-
una abreviada suma de nuestra fé. Se dice que cree- mirable que se puede decir ni pensar: un Señor in-
mos los artículos de la fé principalmente como se finitamente bueno, poderoso, sábio, justo, principio
contienen en el credo, porque en éste hay tres que y fin de todas las cosas.
no se expresan en los artículos, y s o n : la santa Igle- Mientras vivimos en este mundo, podemos cono-
sia católica, la comunion de los santos y el perdón de cer la existencia de Dios en el orden natural, porque
los pecados. P o r lo demás, los artículos de la fé no al ver las criaturas, necesariamente hemos de inferir
se distinguen del Credo, sino en que el credo está dis- que hay un Criador de ellas; podemos conocer tam-
puesto en forma de confesion de fé, y por eso le re- bién la existencia de Dios en el orden sobrenatural,
zamos siempre que queremos confesarla; y los artícu- porque la fé nos habla de Dios continuamente, ó por
los en forma de enseñanza, y por eso no los rezamos mejor decir, no nos habla sino de Dios y d e ^ s cosas
sino que los aprendemos.
menester obrar el bien. Apártate del mal, dice el Rodeado Jesucristo de sus discípulos en la noche
Señor, y obra el bien. Finalmente, no nos hemos de la cena, y levantando sus ojos al cielo, decia:
de limitar solo á aquellas obras que son de rigorosa " E s t a es la vida eterna, P a d r e mió, que os conozcan
obligación, sino extendernos liberalmente á las de su- á vos, solo Dios verdadero, y á vuestro H i j o J e s u -
pererogación; pues la caridad de Cristo nos urge. cristo, á quien enviásteis." Conocer á Dios trino y
uno y sus divinos atributos, y conocer á Jesucristo
su santísimo Hijo, su vida, pasión, muerte, resurrec-
D E C L A R A C I O N D E LOS A R T I C U L O S D E L A P E . ción y ascension á los cielos, y su venida á juzgar á
los vivos y á los muertos; esto es lo que llama aquí
Jesucristo vida eterna, y de lo que nos dan noticia
P . Decid los artículos. expresa los artículos de la fé. L o s siete primeros
R . Los artículos de la fe son catorce, $fd. • nos la dan de Dios nuestro S e ñ o r , y los otros siete
P . Qué son los artículos de la jet de Jesucristo nuestro Redentor.
R . Los principales mister ios de ella. P . Pues si el primero es creer en Dios, ¿quién es
E n t r e las verdades que la divina bondad se ha dig- Dios?
nado revelarnos, hay unas que son como los princi- R . La Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espí-
pios de todas las demás, y forman el compendio de ritu Santo, tres personas distintas y un solo
la fé. L o s apóstoles y los concilios nos han presen- Dios verdadero.
tado estas verdades principales (que han llamado ar- ¿Quién es Dios? Esta es la mayor pregunta que
tículos), reunidas en símbolos ó credos, para que puede hacerse, y á la que nadie sino Dios puede res-
siendo uniforme nuestra creencia, tengamos en ellos ponder adecuadamente. E s lo mas excelente y ad-
una abreviada suma de nuestra fé. Se dice que cree- mirable que se puede decir ni pensar: un Señor in-
mos los artículos de la fé principalmente como se finitamente bueno, poderoso, sábio, justo, principio
contienen en el credo, porque en éste hay tres que y fin de todas las cosas.
no se expresan en los artículos, y s o n : la santa Igle- Mientras vivimos en este mundo, podemos cono-
sia católica, la comunion de los santos y el perdón de cer la existencia de Dios en el orden natural, porque
los pecados. P o r lo demás, los artículos de la fé no al ver las criaturas, necesariamente hemos de inferir
se distinguen del Credo, sino en que el credo está dis- que hay un Criador de ellas; podemos conocer tam-
puesto en forma de confesion de fé, y por eso le re- bién la existencia de Dios en el orden sobrenatural,
zamos siempre que queremos confesarla; y los artícu- porque la fé nos habla de Dios continuamente, ó por
los en forma de enseñanza, y por eso no los rezamos mejor decir, no nos habla sino de Dios y d e ^ s cosas
sino que los aprendemos.
que dicen relación á Dios; pero jamas, conoceremos P. El Espíritu Santo es Diosl
quién es Dios ó lo que es Dios. Solamente cuando R. Sí es.
le veamos en la gloria, couoeerémos lo que es, por- P. Son por ventura tres Dioses1
que entonces le veremos cara á cara y como es en R. No, sino uno en la ciencia-, y trino en lat per-
sí mismo, dice San J u a n ; y aun entonces no le com- sonas.
prenderemos, esto es, no eonoceréinos todo lo que E l soberano misterio de la Trinidad Beatísima es
es Dios, porque es infinito; por eso nadie sino Dios el primero de todos los misterios, y el fundamento
puede comprender á Dios, y por consiguiente, nadie de todos; es el misterio de los misterios, y el abismo
sino Dios puede responder adecuada y completamen- de los abismos. E s un misterio inefable que debe-
te á la pregunta yfuién es Dios? mos adorar sin intentar sondearle. Seria una teme-
Mas no por eso dejarémos de decir con San Agus- ridad, seria una locura, en expresión de San Atana-
tín, que Dios es inefable. Si queremos compararle con sio, que el hombre, que no alcanza á penetrar los se-
la grandeza de los cielos y d e la tierra, Dios es mas res que tiene á la vista, quisiese profundizar los abis-
grande; si con la hermosura del sol, la luna y estre- mos de Dios y medir al inmenso. Bástanos saber,
llas, Dios es mas hermoso; si con la sabiduría de to- que Dios, que no puede engañarse ni engañarnos,
dos los hombres y de todos los ángeles, Dios es mas nos lo ha revelado. Pero así como es cierto que no
sabio; si con la bondad de todos los buenos, Dios es podemos comprender este profundísimo misterio, tam-
mas bueno; si con la justicia de todos los justos, Dios bién lo es que debemos procurar conocerle en lo po-
es mas justo; porque Dios es infinitamente grande, sible, á cuyo fin vamos á hablar de él, aunque con
infinitamente hermoso, infinitamente sabio, infinita- aquel temor que nos inspira Santo T o m á s , cuando
mente bueno, infinitamente j u s t o ; Dios es un ser so- previene: que es necesario que aquí vayan las pala-
bre todo ser, dice San Dionisio Areopagita, una sus- bras muy ordenadas para no incurrir en heregía.
tancia sobre toda sustancia, una luz sobre toda luz, El misterio de la Santísima Trinidad consiste en
ante la cual toda otra luz es tinieblas, y una hermo- que Dios es uno solo y simplicísimo Ser, y tres per-
sura sobre toda hermosura, en cuya comparación es sonas distintas. Consiste en que en Dios no hay si-
fealdad toda hermosura. D i o s es el principio de to- no una sola esencia, una sola naturaleza, y no obs-
das las cosas, y es el fin d e ellas, porque todas las tante hay tres personas realmente distintas, que son,
cosas las crió para sí mismo. Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Consiste en que sien-
P . El Padre es Dio.il do eternas estas tres personas, porque todas tres tie-
R . Sí es. nen una misma esencia y naturaleza eterna, sin em-
P . El Hijo es Dios? bargo. proceden el H i j o del P a d r e ; y el Espíritu San-
R . Sí es.
to del Padre y del H i j o como de un principio. E s
pre concluye invocando y alabando á la Santísima
verdad que el Padre de nadie procede; pero el Hijo
Trinidad. Apenas hay salmo, oracion, ceremonia ó
procede del entendimiento del P a d r e , y el Espíritu
acto de religión que no concluya con este divino ver-
Santo del amor del P a d r e y del Hijo. E l P a d r e , con-
so: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
templándose eternamente á sí mismo, engendra eter-
ahora y siempre, en todos los siglos y de los siglos.
namente al Hijo, que es su eterna, sustancial, y per-
Amen. Del mismo modo los fieles confiesan y glo-
iectísima imágen, resplandor de su gloria y figura de
rifican á la Santísima Trinidad en todos sus ejerci-
su sustancia, como dice San Pablo. El P a d r e y el H i -
cios cristianos. Cuando se signan, confiesan en las
jo, amándose eternamente, producen eternamente al
tres cruces el misterio de la Santísima Trinidad;
Espíritu Santo, que es el término eterno de su amor.
cuando se santiguan la invocan; y cuando rezan, con-
El H i j o es como el espejo eterno en que se está mi-
cluyen sus oraciones diciendo: Gloria al Padre, glo-
rando eternamente el P a d r e , y el Espíritu Santo es
ria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, ahora y siempre
como el amabilísimo y eterno lazo del amor del P a -
por los siglos de los siglos. Amen. Y ¿qué prác-
dre y del Hijo. Mas aunque el H i j o procede del P a -
tica puede haber mas justa, mas santa, mas divina?
dre, y el Espíritu Santo del P a d r e y el Hijo, ni el
Alabemos, bendigamos, ensalzemos, glorifiquemos á
P a d r e es primero que el Hijo, ni el H i j o es despueg
la Santísima Trinidad. Imitemos á los coros celes-
del P a d r e ; ni el P a d r e y el H i j o son primero que el
tiales, imitemos á aquellos abrasados serafines que
Espíritu Santo; porque todas tres personas son eter^
rodean su trono soberano y que claman sin cesar:
ñas, y aunque hay entre ellas prioridad de origen, no la
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, lle-
hay de tiempo, porque en lo eterno no hay tiempo.
nos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Cla-
E n Dios, pues, todo es igual, todo es eterno, todo
memos también nosotros, uniendo nuestros débiles
es uno, excepto ser tfes las personas. Una esencia,
acentos á sus acentos celestiales: bendición, honor,
una naturaleza, una sustancia, un entendimiento, una
alabanza, virtud y gl oria sea dada á la Santísima T r i -
voluntad, un ser, un Dios en tres Personas distintas,
nidad, P a d r e , H i j o y Espíritu Santo, por los siglos
P a d r e , Hijo, y Espíritu Santo.
de los siglos. Amen.
E s t e es el gran misterio que la Iglesia invoca y
P . Tiene Dios figura corporal como nosotros?
glorifica continuamente en sus oraciones, en sus sa-
R . No, en cuanto Dios, porque es espíritu puro. •
cramentos, en sus sacrificios, y en todas sus prácti-
Ya hemos asentado que D¡03 es un espíritu sim-
cas piadosas. Si bautiza, si confirma, si absuelve, si
plicísimo y purísimo; pero como Jesucristo en cuan-
ordena, todo lo hace en nombre de la Santísima Tri-
to hombre tiene verdadero cuerpo y verdadera alma
nidad. Si reza, si entona himnos y cánticos, siem-
que constituyen su santa humanidad, siendo en cuan-
to Dios ese mismo espíritu simpiieísimo y purísimo, ea contradictorio, porque lo contradictorio no es fac-
por eso se pregunta si Dios tiene figura corporal, y tible. L o contradictorio no es una realidad, sino una
se responde que en cuanto Dios no la tiene, pues es ficción, una quimera. Dios puede hacer que un hom-
uno y simpiieísimo espíritu. E n el mismo H i j o de bre no muera, pero una vez que haya muerto, aun-
Dios, la humanidad sacrosanta de alma y cuerpo que que pueda resucitarle, no puede hacer que no haya
tomó, está unida á la divinidad con unión hipostática; muerto, porque es contradictorio y quimérico, que
de modo que Jesucristo es compuesto de Dios y haya muerto y que no haya muerto; mas esto y otras
hombre; lo que no es lo mismo que si la divinidad cosas á este modo, no suceden por falta de poder en
tuviera cuerpo que integrara su ser divino. Así es, Dios, sino por falta de posibilidad en las cosas, y por
que se distingue á Jesucristo en cuanto Dios y en eso advierte Santo T o m á s que, hablando de la Omni-
cuanto hombre: en cuanto D i o s es igual al Padre; en potencia, es conveniente decir: que aquellas cosas no
cuanto hombre es menor que el Padre. pueden ser hechas; y no decir, que Dios no puede
P . Cómo es Dios Todopoderoso'? hacerlas.
R. Porque con solo querer hace cuanto quiere. P . Cómo es Dios Criadorl
El poder de Dios es infinito. Sacó el mundtf de R . Porque lo hizo todo de nada.
la nada, y puede volverle á la nada. Hizo que fue- Dios siempre fué, y será siempre. J a m a s tuvo
se lo que no era, y puede hacer que no sea lo que es. principio, ni tampoco tendrá fin. Dios es un Ser
P u e d e criar infinitos mundos, y puede aniquilarlos, eterno. Pues este S e r eterno crió, cuando filé su
porque su poder no tiene límites. Nada hay que Dios voluntad, seres temporales. L o s crió de nada, ma-
no pueda hacer y deshacer; nada que no pueda criar nifestando en esto su omnipotencia, porque solo un
y aniquilar, y esto quiere decir que Dios es todopo- S e r omnipotente puede hac§r cosas de nada. El
deroso. E s verdad que Dios no'puede morir, ni pe- carpintero puede hacer una mesa de madera, y el
car, ni cosas semejantes; pero esto no arguye falta de sastre un vestido de tela; pero jamas hará el carpin-
poder de Dios, sino al contrario, suma bondad, suma tero una mesa de madera sin madera, ni el sastre un
santidad, suma perfección; p o r lo cual repugna infi- vestido de tela sin tela. Solo Dios puede hacer co-
nitamente el pecado y toda maldad, y todo defecto, sas sin cosas. Solo Dios puede hacer que sea lo que
como contrarios á un ser de infinita perfección, que no es, porque de no ser á ser, hay una distancia in-
es la bondad misma, la santidad misma, esencial, na- finita; pues lo que no es, no presenta principio de
tural, increada. Ademas, tales deformidades no son donde pueda comenzar á medirse la distancia, y so-
obras del poder, sino falta d e poder, defecto, y en lo Dios, cuyo poder es infinito, puede superar esta
Dios no cabe defecto. T a m p o c o puede hacer lo que distancia infinita. E n efecto, la omnipotencia de Dios
crió cosas de la nada; pero ¿cuáles? esto es lo que brosos globos que voltean sobre nuestras cabezas, y
vamos á ver.
esa inmensa bóveda de los cielos que nos rodea por
Criación del mundo. Antes de la criación no todas partes. ¡Obras estupendas que asombran á to-
habia tiempo, porque el tiempo es la sucesión y cur- dos los sábios, y que deben llamar la atención y lle-
so de las cosas, y antes d e la criación no habia co- nar de admiración á todos los hombres! Paremos
sas. No habia sino el E t e r n o y la eternidad. E n por algunos momentos nuestra consideración en ellas.
seis dias crió Dios el mundo. En el primero crió Despues de sesenta siglos y de los mas empeña-
el cielo, la tierra, las aguas, el fuego y la luz. En dos y penosos viages, todavía no se ha podido ave-
el segundo crió el firmamento, y dividió las aguas riguar á punto fijo la magnitud de la tierra. P e r o . . .
que estaban bajo del firmamento, de las que estaban ¿dónde estriba, ó sobre qué cimientos descansa esta
sobre él. En el tercero, reunió las aguas que esta- enorme masa? No se sabe, ó por mejor decir, se sa-
ban bajo del firmamento, y apareció el solido que en- be que sobre nada descansa. ¡Que asombro! ¡Y qué
cubrían. Al sólido llamó tierra, y á las reuniones dirémos de la multitud de seres que contiene esta gran
de las aguas, mares. H i z o también que la tierra pro- mole! Son innumerables los vivientes que sustenta la
dujese en este dia plantas y árboles. En el cuarto tierra, y acaso encierran mas los mares. L a multitud
crió el sol, la luna y las estrellas, para que señalasen de especies y la infinidad d e individuos que se descu-
los dias y las noches, las estaciones y los años. En bren á la simple vista, nos admira; pero es incompa-
el quinto quiso que las aguas produjesen peces y aves. rablemente mayor la que no vemos. ¡Qué multitud de
En el sexto mandó á la tierra que produjese las bes- maravillas no se presentan al hombre por donde quie-
tias y los reptiles ó vivientes que se arrastran sobre ra que extiende su vista! ¡Qué cuadro tan admira-
la tierra; y con esto fuerpn acabados los cielos y la tier- ble y magnifico no le ofrece el mar, en que tan viva-
ra. Tal es en compendio la sencilla relación que nos mente reverbera la Omnipotencia! T o d o en él es
hace la Sagrada Escritura de la criación del mundo. magnífico, todo encanta, y todo publica un Criador
P e r o en su sencillez, ¡qué portentos no encierra! omnipotente. No es menos admirable y magnífico
H á g a s e el cielo, dijo, y el cielo fué hecho; hága- el cuadro que presenta la tierra. S u s empinados cer-
se la tierra, y la tierra fué hecha; hágase el sol, la ros y enriscadas sierras; los torrentes que se precipi-
luna y las estrellas, y el sol, la luna, las estrellas fue- tan por sus despeñaderos para formar rios caudalo-
ron hechas; háganse todas las cosas, y todas las co- sos que cruzan y dividen las provincias; la naturale-
sas fueron hechas. ¡Oh poder omnipotente! Con za que renace en la primavera, y viene á presentar
un hágase lo hace todo. Con un hágase cria esta de nuevo aquella multitud de vivientes y de plantas
enorme masa de tierra que pisamos, esos asom- que habian desaparecido en el otoño; la variedad de
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do como uno en esencia, habló como trino cu perso-
flores y de frutos que vuelven á cubrir los c a m p o s . . .
nas, y dijo: " l l a g a m o s al hombre á nuestra imagen y
¡Ahí una 3ola pradera ¡cuántas maravillas no presen-
semejanza,'''' y crió al hombre á su imagen y semejan-
ta! ¡Qué prodigiosa estructura en cada una de sus
za. Formó de barro un cuerpo de carne, el mas pro-
plantas! ¿Quién será capaz de conocer el modo con
digioso de todos los cuerpos por su organización; el
que se forman, la delicadeza de sus fibras, la multitud
mas hermoso por su semblante; el mas noble por su
de piezas de que se componen, los lazos que las unen,
postura recta y dispuesta para mirar al cielo, su pa-
ios resortes que las m u e v e n ? . . . . ¡Oh!!! ¡Qué por-
tria eterna, á diferencia de los animales que miran
tentosa se ostenta por mar y tierra la Omnipotencia!
hácia la tierra. Crió de la nada una alma sin se-
Y si lo que se acaba de decir nos sucede con el
mejante en el mundo, y solo semejante á Dios,
globo que habitamos, ¡qué nos sucederá con esús
Unió de un modo inefable este cuerpo y alma,
globos que se mueven á tanta distancia de nosotros!
y quedó hecho el hombre. Para este hombre, pues,
El hombre que, valiéndose de toda la penetración de
para este ángel humano, para colocar esta imagen
su entendimiento, entra en ese campo déla Omnipo-
de su divinidad, para servir á este ser privilegiado
tencia, luego se pierde en sus inmensos espacios, y se
crió el universo. Mas no paró aquí la liberalidad del
ve precisado á exclamar: ¡Altas son, Señor, vuestras
Señor. Al mismo tiempo que le formaba, infundía
obras! ¿Quién podrá pesarlas ni medirlas? En efec-
en su alma la gracia santificante, la adornaba con las
to, la tierra, que nos parece tan grande, y que en rea-
virtudes y dones del Espíritu Santo, y le declaraba
lidad lo es, comparada con esa inmensa bóveda de
con derecho, despues de haber reinado temporalmen-
los cielos, viene á ser como una menuda arena. L a
te en la tierra, á reinar eternamente en el cielo. T a n
magnitud de los astros que la ocupan y la distancia
generoso, para no decir pródigo, anduvo Dios con el
en que se encuentran, e s admirable. Por un discur-
hombre en su criación.
so bieu fundado infieren los astrónomos, que la estre-
Habia plantado el Señor un paraiso de delicias, y
lla mas próxima á la tierra, dista de ella mas de se-
en él todo género de árboles hermosos á la vista y
senta billones de leguas. ¿Cuál, pues, será su dis-
que llevaban frutas delicadas y suaves para el gusto.
tancia y grandeza? ¡Espantosa magnitud! ¿Cuál se-
También habia plantado en medio de este paraiso el
rá la grandeza de los cielos? ¡Oh cielos inmensos!
árbol de la vida, y el de la ciencia del bien y del mal.
¡Oh Criador omnipoteute! ¿Y para quién hizo Dios
E n este delicioso jardin colocó Dios á Adán, al
estas obras inmensas? Esto es aún mas asombroso.
hombre que acababa de formar, para que se recrease
L a s hizo para el hombre.
en cultivarle, se alimentase con sus frutos y fuese allí
Criación del hombre. E n efecto, luego que Dios tan feliz cuanto podia serlo sobre la tierra, hasta que
hubo criado el universo, diciendo: hágase, y hablan-
pluguiese al Señor trasladarlo al cielo; pero quiso que se hallaban. Estado felicísimo, que solo eilos
probar antes su fidelidad, quiso probar su obediencia. podrían pintar con acierto; pero no sus infelices des-
Para esto le puso un precepto. D e todo árbol del cendientes, que perdimos por el pecado las ideas
paraíso comerás, le dijo; pero del árbol de la ciencia exactas del pudor y la inocencia. Adán y E v a eran
del bien y del mal, no comerás, porque en cualquier entonces como dos ángeles, dice San J u a n Crisósto-
dia que comieres de él, irremisiblemente morirás. E l mo. Tonian cuerpos, pero como si no los tuvieran.
Señor sumergió despues á A d á n en un profundo sue- Su alma estaba entonces toda obediente á Dios, y
ño; y mientras que dormia, tomó una de sus costillas, dulcemente ocupada en amarle. Su cuerpo estaba
y poniendo carne en su lugar, formó de ella una mu- sujeto á su alma, y seguía sin la menor resistencia
ger. Vuelto Adán de su misterioso sueño, se la pre- sus impresiones. L o s apetitos obedecían á la razón,
sentó el Señor, y al verla, dijo: Esta es hueso de y la carne era una fiel compañera del espíritu, dócil
mis huesos, y carne de mi carne. Esta se llamará siempre á.sus insinuaciones. E l entendimiento es-
Harona, porque de varón ha sido tomada. E l mismo taba lleno de luz, conocia toda la naturaleza, y se re-
Adán le llamó despues Eva, porque habia de ser la creaba en contemplarla y aderar al autor de tantas
primera madre de todos los hombres. Eva, pues, fué maravillas. L a voluntad, llena de rectitud y bondad,
formada, no de barro como A d á n , sino de la carne era señora de todos sus movimientos, y gozaba de un
reposo siempre igual, tranquilo y dulce. E n tan pu-
de éste; ni fuera del paraíso, sino en él; y así deci-
ro y dichoso estado, nada tenían Adán y Eva de que
mos en la Salve, los desterrados hijos de Eva, y no
avergonzarse; pero su felicidad pasaba mas adelante.
de Adán; porque el pais nativo de Adán fué el cam-
L o s animales le obedecían y obsequiaban á su modo;
po, y el paraiso lo fué únicamente de Eva. Esta re-
los arboles recreaban su vista con su frondosidad, y
cibió en su criación las mismas gracias, dones, virtu-
regalaban sus apetitos con frutas esquisitas; las plan-
des y privilegios que el hombre, de quien fué forma- tas presentaban alimentos abundantes para sustentar-
da, y también el mismo precepto de no comer del les, y el.fruto del árbol de la vida les preservaba de
árbol prohibido. Con la criación de E v a concluyó la vejez y la muerte. T o d o se reunía á formar su
el Señor la del universo en el dia sexto, y descansó felicidad, y nada habia en el mundo que la turbase.
en el sétimo; esto es, cesó, p o r q u e en Dios no hay El calor, el frió, la hambre, la sed, el dolor, la enfer-
ni puede haber cansancio. medad, la muerte á ninguno de estos ni otros
Estado de la inocencia. E s t a b a n desnudos Adán
y Eva, advierte aquí el historiador sagrado, y no se males estaban sujetos, porque todo mal era incompa-
avergonzaban. Esto era efecto de la justicia origi- tible con el estado de justicia origina! en q u e D i o s
nal en que habian sido criados, y de la inocencia en les habia criado.
Para colmo de su dicha, sabían que la felicidad de rebelarse contra Dios, y Dios les había condena-
que ellos poseían, pasaria toda entera á sus descen- do á un castigo eterno. Estos ángeles rebeldes, abra-
dientes, porque no la poseian solamente como perso- sados de la envidia, trataron de perder á los hombres
nas particulares, sino también como padres de todo que habian de sucederías en el cielo. Para esto, uno
el género humano, como cabezas de la gran familia de ellos (que seria Lucifer como capitan de todos)
que había de ocupar el universo, y como troncos de tomó posesion de la serpiente, reptil astuto y sagaz
donde habían de nacer y descender todos los hom- para morder sin ser advertido. Eva, criada en el pa-
bres. Ellos eran los primeros reyes que el Rey de raíso, que había de ser su morada, quiso reconocer
los cielos había colocado en la tierra, y todos sus des- sus primores. Llegó al medio del paraíso donde
cendientes debian nacer reyes, y reinar sobre todas estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal.
las demás criaturas que componían el universo. Tal Aquí le esperaba el dragón infernal para empozoñar-
era el estado en que fueron criados nuestros prime- la. Movió á su vista los órganos de la serpiente, que
ros padres, y que se ha llamado estado de lajusticia habia tomado por instrumento de su maldad, y for-
original y de la inocencia. Eran tan dichosos en él, mando palabras humanas, ¿por qué, la dijo, os ha
que nada les quedaba que desear para su felici- mandado Dios que no comáis del árbol del paraiso?
dad. E n tan dichoso estado nada veian que les Y ella le contestó: Comemos del fruto de los árboles
impidiese ir al cielo. Desde el momento en que fue- del paraiso, pero del fruto del árbol que está en me-
ron criados, caminaban gozosos por medio de su fe- dio del paraiso, nos mandó Dios que 110 comiésemos
licidad temporal á la felicidad eterna que les estaba y que 110 le tocásemos, porque no muriésemos. No.
preparada en el cielo, donde entrañan cuando al Se- dijo entonces la serpiente, de ninguna manera mori-
ñor le placiese, siendo trasportados á él por un gé- réis. S ibe Dios, que en cualquier dia que comié-
nero de rapto, sin beber el amargo cáliz de la muer- reis de él, se abrirán vuestros ojos y sereis como dio-
te. ¡Oh estado de la inocencia! ¡Oh estado infini- ses, sabedores del bien y del mal. Vió, pues, la mu-
tamente amable! ¡Quién hubiera alcanzado á po- g e ' que era bueno el árbol para comer de él: tomó
seerle! de su fruto, y comió, y fué y dió á su marido, que
Caida de nuestros primeros padres. Pero, ¡ay cie- también comió. ¡Bocado infinitamente fatal!! ¡boca-
los! ¡En qué estado tan infeliz no se convirtió este do inmensamente funesto!!! En el mismo instante se
dichosísimo estado! Apenas se puede pensar en es- abrieron los ojos de ambos, no para ser como dioses,
ta lastimosa tragedia del género humano, sin que el sabedores del bien y del mal, según les habia pro-
corazon se angustie y estremezca. L o s ángeles, que metido el tentador; sino para ver el abismo de males
llamamos demonios, habian cometido va el atentado en que les habia sumergido su desobediencia. D e
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hombres angelicales, pasaron prontamente á ser hom- parirás tus hijos: estarás bajo la potestad del marido,
bres carnales. Sintieron la rebelión de la carne, y y él te dominará. E n seguida dijo - á Adán: Maldita
esta rebelión les cubrió de vergüenza. L a j u s t i c i a la tierra en tu trabajo. Con afanes comerás de ella
original que tenia en un perfecto orden toda la natu- todos los dias de tu vida. Espinas y abrojos te pro-
raleza. servia como de velo que ocultaba su desnu- ducirá, y comerás la yerba de la tierra. Con el su-
dez. E n castigo de BU desobediencia retiró Dios es- dor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas á
te velo, y se encontraron desnudos y avergonzados. la tierra de que has sido formado, porque polvo eres
E n tan afrentoso estado acudieron á una higuera, y en polvo te volverás. Despues de fulminar el Se-
cortaron hojas, las unieron y se cubrieron con ellas. ñor estas sentencias terribles, que han tenido el mas
Tal fué la primera gala con que se adornaron los entero cumplimiento, llevado de su amor á la hones-
hombres despues del pecado. tidad, hizo unas túnicas ó sacos de pieles para cu-
Cuando acababan esta maniobra, oyeron la voz del brir la vergonzosa desnudez de estos delincuentes.
Señor, y asustados, huyeron y se escondieron en lo E s t e fué el segundo trage de nuestros primeros pa-
mas espeso del paraiso; pero cuando Dios persigue, dres. ¡Qué contraste con el de sus lujosos descen-
no hay donde esconderse. ¿Dónde estás, Adán? di- dientes!!! Cubriólos con ellos y los arrojó del pa-
j o el Señor, y Adán, todo turbado, respondió: Oi, raiso. Así salieron de aquel lugar de delicias, cu-
Señor, tu voz, y temí, porque estaba desnudo, y me biertos de pieles como dos bestias, los que habian si-
escondí. ¿Y quién te lia advertido que estabas des- do establecidos en él como dos ángeles.
nudo, dijo el Señor, sino el haber comido del árbol, Estado de, la culpa. P e r o , ¡quién podrá imaginar
del cual te mandé que no comieras? L a muger que el doloroso estado en que se hallaron Adán y Eva,
me disteis por compañera, respondió Adán, me dio arrojados del paraiso! Habian perdido, por su deli-
del árbol, y comí. Y tú, muger, dijo á Eva, ¿poi- to, la amistad de su Criador, y lajusticia original, la
qué hiciste eso? M e engañó la serpiente, respondió, inocencia, las virtudes,"los dones del Espíritu Santo,
y comí. Entonces dijo Dios á la serpiente: Maldi- todas las gracias que habian recibido del cielo. Al
ta eres entre todos los animales y bestias de la tier- espantoso golpe de su funesta caida, se habia descon-
ra. Sobre tu pecho andarás, y tierra comerás todos certado toda la naturaleza, y trastornado el órden ma-
los dias ,de tu vida. Enemistades pondré entre tí y ravilloso en que habia sido formada. E n el momen-
la muger, y entre su descendencia y la tuya. Ella to que ellos desobedecieron á Dios, todo se rebeló
quebrará tu cabeza, y tú acecharás á su talón. Di- contra ellos. El cuerpo desconoció el dominio del
rigiéndose despues el Señor á la muger: multiplica- alma, la carne se rebeló contra el espíritu, las pasio-
ré, la dijo, tus penalidades y embarazos: con dolor nes se amotinaron contra el corazón, los apetitos se
negaron á obedecer á la voluntad; en suma el borr,
bre inferior y carnal, se rebeló contra e l h o m b « C hallaron nuestros primeros padres arrojados del pa-
raíso. Sin embargo, el Señor, cuya caridad no tie-
ne limites, habia dejado entrever alguna esperanza de
remedio para este abismo de males, cuando dijo á la
serpiente que la muger quebraría su cabeza, anun-
ciando ya desde entonces que la Santísima Virgen
daria al mundo un Hijo, que seria el H i j o de Dios,
, « u é estado tan triste y lastimoso'
hecho hombre en sus purísimas entrañas; que este
Hombre Dios quebraría la cabeza del dragon infer-
nal, despojándolo del poderío que le habia dado el
pecado sobre todo el género humano, y que por los
S f i t ó j S S K E X » ^ méritos de este H o m b r e Dios, aun podrían salvarse
los hombres. Adán y Eva, penetrados del mas pro-
S ^ p s s s t e J fundo arrepentimiento, y animados de esta consola-
dora esperanza, volvieron sus llorosos ojos al cielo,
¡nd v S l n a ' ' 8 , " ° capital; „„ un p e c a / o " ,
individuo, sino también de la n a t u rcarla™ 1 ofrecieron á Dios su dolor y sus copiosas lágrimas]
te un pecado actual sino « a ^ ^ ^
imploraron sus misericordias, y al fin consiguieron
volver á su gracia y amistad, aunque no al estado de
m r áZ K i 9 f 6 8 d e 5 ^ o s & n o podían i r a í
muir a s u , lujos la herencia que habían perdido- co- la justicia original que habian perdido; se sometieron
nocían que una cabeza trastornada, no dejaría de Z resignados á sus adorables decretos; se conformaron
mumear el trastorno á S U s T f con sus desgracias y castigos; se entregaron al traba-
j o y al afan para mantenerse con el sudor de su ros-
tro, y una larga vida (que en Adán llegó á novecien-
tos y treinta años), pasada en la penitencia, les con-
siguió la incomparable dicha de morir en la gracia
con ella debían trasmitirla á sus d e s ¿ S ? V J del Señor, dejando á la posteridad un ejemplo tan
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fué grande su gozo al saber Q U e «.> t i l t i l terrible de la justicia de Dios en su castigo, como de
á toda su posteridad, aun foé mavo » t su inagotable misericordia en su perdón.
al ver que con su delito i J ^ S ^ S ^ t t . P o r asta historia, la primera de las historias y el
Era, pues, en extremo doloroso el L t a d o en que se fundamento de todas, pues sin el conocimiento de la
caída de nuestros primeros padres, y del pecado orí-
ginal, todas se hacen oscuras é incomprensibles, por te, y existe eterno, inmenso, infinito; que se basta á
esta sagrada historia se ve, que Dios, despues de ha- sí mismo y no necesita de sus criaturas para ser infi-
ber criado al hombre en el estado de la justicia ori- nitamente feliz; que es el Criador de todas las cosas,
ginal, al verle perdido por su inobediencia, se com- por quien todas las cosas fueron hechas, y sin quien
padece de él, le perdona su pecado, y lo vuelve á su nada se hizo; que es el ser infinito y necesario, cria-
divina gracia, porque Dios no solo es Criador de los dor de seres finitos y voluntarios cuales somos nos-
hombres, sino también su Salvador. otros; que ante su Magostad somos como si nada fué-
P . Cómo es Dios Salvador? ramos, y realmente nada somos, porque el ser y exis-
tencia que tenemos, de él lo estamos recibiendo, y
R. Porque nos da la gracia y perdona los pecados.
tanto, que si por un momento retirara la potencia
Así como Dios es el Criador de todos los seres,
criadora con que nos conserva, nos volveríamos á la
así también es el Salvador de todos los hombres. Na-
nada, claro es que nada nos debe, ni nos tiene obliga-
die puede salvarnos sino Dios, porque nadie puede
ción alguna; y que por consiguiente, solo su gran
darnos la gracia sino Dios. L o s justos de la tierra, bondad es la que le mueve á darnos su gracia. Así
los ángeles y santos del cielo, y sobre todo, la Reina como solo esta bondad le mueve á darnos el ser y la
de los ángeles, pueden ser, y en efecto son nuestros existencia en el orden natural, así ella sola le mueve
mediadores é intercesores para con Dios; ruegan por á darnos el ser de la gracia en el orden sobrenatural.
nosotros, y nos consiguen gracia de su inmensa bon-
bad, y perdón de su infinita misericordia; pero no No teniendo, ni pudiendo tener Dios obligación al-
pueden darnos ni una sola gracia, porque toda gracia guna para con los hombres, hechuras de sus manos,
viene de Dios; ni perdonarnos un solo pecado, por- pudiéramos decir que á lo menos se lo hemos mere-
que también todo perdón viene de Dios* 1 así, cuan- cido; pero no es así. Aun cuando se considerara á
do pedimos gracias y misericordias á la Santísima los hombres en estado de inocencia y justicia origi-
nal, no podian merecer la gracia, que es de infinito
Virgen, ángeles y santos, no es para que ellos nos
valor, siendo ellos, como son, criaturas finitas y limi-
las den, sino para que nos las consigan de Dios nues-
tadas; pues ¡cuánto menos, siendo ellos aquella des-
tro Salvador.
cendencia de Adán, caída por la culpa, y sumergida
P . Qué le mueve á darnos su gracia? en infinidad de pecados, que la hacen incapaz de me-
R . La gran bondad suya y los merecimientos de recer, puesto que solo en la gracia se encuentra el
Jesucristo. principio del mérito. Aun el mérito de congruo quo
Ya hemos dicho que Dios no tiene á los hombres se reconoce en los patriarcas y justos de la antigua
obligación alguna. Siendo, como es, el Ser supre- ley, nada hubiera sido ant« Dios sin la previsión de
mo, soberano é independiente, que por sí mismo exis-
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6S
los méritos de su santísimo Hijo, porque nada tuvo Pablo), y coherederos de Cristo." En efecto, la gra-
ni tiene valor ni mérito sino en Jesucristo. P o r eso cia fonda un derecho á la bienaventuranza, y da un
dice muy bien nuestro texto, que á la bondad de Dios título á la herencia del reino de Dios, tal que ya se le
y á los merecimientos de Jesucristo, debemos única- debe y se le da de justicia. E l mismo Apóstol dice,
mente el don inestimable de la gracia. que Dios, justo juez, nos pagará con la corona de
P . Qué cosa es gracia? gloria. Gracia y favor nos hace Dios en damos su
R. L a ser divino, que nos hace ser hijos ác Dios gracia; pero ya una vez obtenida esta gracia y con-
y herederos de su gloria. servada hasta la muerte, de justicia HOS da Dios la
La gracia santificante ó de las virtudes, como la herencia de la gloria.
llaman los teólogos, es una participación de la natu- P . Qué bienes nos vienen con esa gracia?
raleza divine, que se comunica á la alma, no esen- R . El poder y querer hacer obras que ante Dios
cialmente como se halla en las divinas Personas, si- sean satisfactorias y meritorias.
no por un m o d o criado, que se llama de similitud, L a caridad se halla tan unida con la gracia, que
esto es, de semejanza; pero con real y física partici- hay teólogos -pie no distinguen una de otra, porque
pación. E s t a produce en el alma un nuevo ser so- no' puede haber gracia sin caridad, ni caridad verda-
brenatural, por el cual el hombre, que solo tenia ser dera sin gracia: el acto perfecto de caridad pone á la
humano, y existencia y vida en el orden natural, vie- alma en gracia de Dios. Sin embargo, debe distin-
ne á tener otro ser divino, y existencia y vida en el guirse entre una y otra, porque la gracia es partici-
órden sobrenatural; y hace que Dios, que solo habi- pación de la naturaleza divina, y la caridad es par-
taba en esta su criatura racional por esencia, presen- ticipación del divino amor. Como la naturaleza di-
cia y potencia, habite en ella por gracia. Este ser vina es aquello que en Dios concebimos como raiz
divino de la gracia hace al hombre hijo de Dios, no de sus divinas perfecciones y principio radical de
natural sino adoptivo; mas de tal modo, que no es sus operaciones divinas, y la gracia es una participa-
una simple adopcion, como entre nosotros, la que ción de esta naturaleza divina, aunque de un modo
confiere la gracia, sino que se da en ella cierto mo- criado y de semejanza, resulta que ella viene, á ser
do de producirnos Dios en semejanza de su natura- en el alma la raiz de todas sus virtudes y el princi-
leza, tan vivo y animado, que no podemos menos de pio radical de sus operaciones del órden sobrenatu-
reconocer que por él somos y nos llamamos hijos de ral. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que la
Dios. gracia es la que nos da el poder y querer hacer obras
Al ser de hijos de Dios sigue la calidad de here- satisfactorias y meritorias, siendo, como suponemos,
deros de su gloria: " H e r e d e r o s de Dios, (dice San animadas de aquella caridad que hemos indicado,
pues es la que da la vida á todas las virtudes y el va- pregunta y su respuesta, para bien entenderlas y ex-
lor á todas las obras, por ser ella participación del plicarlas. Primeramente hemos de distinguir en
amor divino, como hemos dicho. cuanto al alcanzarse la gracia, ó que esta crezca; por-
Considerado el hombre en el estado de la natura- que para alcanzarse se necesita la contrición perfec-
leza caída por la culpa, esto es, sin gracia, sin cari- ta, ó la atrición sobrenatural con sacramentos de
dad y sin virtudes, nada puede hacer que exceda del muertos, los cuales son el bautismo para los que no
órden natural, y si, manteniéndose en tal estado, se han entrado al gremio de la Iglesia, y la penitencia
avanza á hacer las obras del orden sobrenatural, és- para los bautizados que hayan caido en pecado mor-
tas son vanas, porque carecen de valor y de mérito, tal. Mas para que la gracia ya recibida crezca y se
supuesto que no son hechas en estado de gracia, aumente, los sacramentos que les convienen son los
ni están animadas por la caridad. ¿Qué harú, pues, que se llaman de vivos, porque suponen á la alma
para que sus obras tengan mérito y valor delante de viva por la gracia, especialmente el de la Eucaristía,
Dios? Ponerse en estado de gracia por medio de que es el que puede frecuentarse, y el que está ins-
los sacramentos ó de la contrición perfecta. Adqui- tituido para alimento y nutrición de la alma.
rida la gracia, con ella adquiere la caridad, y la raiz También hay distinción en el modo con que aque-
y principio de todas las virtudes, y ya se halla en llos medios proporcionan la gracia, pues los sacra-
buena voluntad y verdadera posibiíidad de hacer mentos la producen por sí, como instrumentos de
obras satisfactorias y meritorias, porque la gracia lo que Dios usa para este efecto, y la producen en los
eleva al orden sobrenatural, y e n él se encuentra con que no ponen óbice á su recepción; mas la oración
ser, existencia, vida, robustez, uso de sus facultades, y el ejercicio de las virtudes, requieren el esfuerzo
esto es, de las virtudes y los dones, y por consi- del operante, es decir, que todo él efecto depende
guiente, con potencia verdadera y legítima de hacer de la fé, de la piedad y virtud del que hace aque-
aquellas obras, y con sincera y recta voluntad de lla obra.
practicarlas; y estas asimismo tienen todo su mérito P . f.Cúmo es Dios Glorificador?
y valor, como procedentes de la gracia, la caridad y 11. Porque ¿la la gloria á quien, persevera en su
ias virtudes, y como desempeñadas por una alma gracia.
que tiene ser y vida en el o r d e n sobrenatural. L a gloria dará el Señor, dice el profeta; pero no
P . Por que medios se alcanza y crece la gracia? la dará sino á los que perseveran en su gracia. Per-
lí. Con oraciones, sacramentos y ejercicios de vir- severar en su gracia es sostenerse en su gracia, an-
tudes. dar en su gracia, vivir ert su gracia; y sobre todo,
H a y que hacer varias distinciones acerca de esta morir en su gracia; porque Dios, aunque prepara la
gloria á los que viven en gracia, no la da sino á los
don de morir en su divina gracia. Este es el don d e
que en ella mueren. Mas para morir en su gracia,
los dones, sin el cual todos los demás dones son per-
el camino real es vivir en su gracia, pues como dice
didos. Y ¿quién mas indigno de este don que el pe-
el proverbio, según se vive se muere. E s verdad que
cador que dilata su conversión para el tiempo de la
muchas veces sucede que almas que han vivido bien
muerte, ó que cuenta con un pequé para aquella úl-
se dejan por último vencer y arrastrar del delito.
tima hora? que resiste en el discurso de su vida con
¡Desgracia inmensa que debe hacer temblar á los mas
una constancia impía á los llamamientos de la gracia?
justos! También sucede que despues de haber vivi-
que se atreve á señalar al Arbitro de los tiempos el
do mal mueren bien, porque el tiempo de la miseri-
momento que destina para responder á estos divinos
cordia de Dios para con el pecador no se acaba sino
llamamientos? que elige servir en vida al mundo y al
con el último aliento; pero esto no sucede sino por
demonio, á quienes nada debe, y se niega á servir á
un género de prodigio. L a Sagrada Escritura nos
Dios á quien lo debe todo? qué quiere que Dios le
presenta desde el principio del mundo á todo el gé-
pague el servicio que ha hecho al diablo? (¡que blas-
nero humano dividido en dos porciones: una de hom-
femia!) Y que jamas trataria de volverse á Dios, ni
bres que viven bien y mueren bien, y otra de hom-
en la hora de la muerte, si no temiera el infierno?
bres que viven mal y mueren mal." También nos
¿ P u e d e haber una alma mas indigna del don de la
presenta lastimosos ejemplares de hombres que vi-
perseverancia final? Y ¿qué vendrá á ser de ella,
vieron mucho tiempo bien y mueren mal; pero ape-
puesto que sin este don no hay sino infierno? ¡Qué
nas se lee en ella un ejemplar de haber vivido mal y
porvenir tan espantoso!!! Huyamos, católicos, tan hor-
morir bien. Este es el del buen ladrón, y para esto
rible precipicio: procuremos vivir en gracia de Dios
fué necesario que muriese al lado de Jesucristo, y
para morir en ella: pidámosle continuamente el don
que le convirtiesen las miradas de Jesucristo. E n
de Ja perseverancia final, no soio con palabras, sino
vista de esto ¿quién excusará de funestamente teme-
también y principalmente con las obras. E l Señor,
raria la conducta de aquellos pecadores, que vivien-
que es rico en bondades y misericordias, nos le con-
do mal esperan morir bien? que dilatando su con-
cederá, y con él merecerémos entrar en la gloria,
versión, aguardan á convertirse en la hora de la muer-
porque Dios da la gloria á quien persevera en su
te? ¡Qué inmensa temeridad! Ellos quieren vivir en
gracia.
pecado y morir en gracia. ¡Y qué terrible es, Dios
mió, reducir la salvación á un género de imposibles!!! P. Cuál de las tres divinas Personas se hizo hombre f
fí. La segunda, que es el Hijo, el cual despues de
E l mayor don que Dios concede á los hombres en haberse hecho hombre, es verdadero Dios co-
esta vida, es el de la perseverancia fina!, esto es. el mo siempre, y verdadero hombre. Jesucristo
nuestro Señor.
A nada deberíamos aplicarnos con mas anhelo que
ser Dios, quedó hecho hombre, con dos naturalezas,
á conocer á Jesucristo. Nada mas necesario que co-
una divina en cuanto Dios, y otra humana en cuanto
nocer bien esta divina víctima sacrificada en la cruz
hombre; dos entendimientos, uno divino en cuanto
por los pecados del mundo. T o d a la ciencia de los
Dios, y otro humano en cuanto hombre; y dos volun-
Apóstoles era Jesucristo crucificado; toda su predi-
tades, una divina en cuanto Dios, y otra humana
cación y todo su celo se dirigía á hacer que se le
en cuanto hombre; porque siendo verdadero Dios y
conociese y adorase. P o r eso no es de extrañar que
verdadero hombre, se hallan en él todas las cosas
empleasen la mayor parte del credo en dar á cono-
que son propias de Dios, y todas las cosas que son
cer á Jesucristo. Tero ¿quién es .Jesucristo? E s la
propias del hombre. P e r o no hay en él dos memo-
segunda persona de la Trinidad Beatísima, el Hijo
rias, sino una sola memoria en cuanto hombre, por-
eterno del Eterno P a d r e , el resplandor de su gloria,
que en cuanto Dios, ni la necesita ni puede tenerla.
y la imágen de su sustancia. E s la sabiduría increa-
La memoria sirve para acordarse de lo que ha pasa-
da, el primogénito antes de todas las criaturas. E s el
do, ó que no se tiene presente, y para Dios nada pa-
\ erbo eterno que en la plenitud de los tiempos encar-
sa, todo está presente. Tampoco hay dos personas,
nó por virtud del Espíritu Santo, y se hizo hombre
sino solo una persona; y esa es divina, porque el Hi-
por redimirnos y darnos ejemplo de vida.
j o de Dios, uniéndose á la naturaleza humana, impi-
P . ¿Cómo se hizo hombre nuestro Señor Jesucristo? dió por un portento de su Omnipotencia, que de la
IL En el vientre virginal de nuestra Señora la naturaleza humana resultase persona humana, como
Virgen Maria, por obra del Espíritu San- debia suceder naturalmente; y por eso en Jesucristo
to, c/uedando ella siempre virgen y verdadera no hay sino una sola persona divina, que es la segun-
Madre de Dios. da de la Santísima Trinidad. Asi se obró el miste-
Misterio de la encamación. Y ¿cómo se obró es- rio de la Encarnación del H i j o de Dios, siendo con-
te misterio? E s o no es dado al hombre comprender- cebido en las purísimas entrañas de María Santísima,
lo; pero según alcanza á conocerlo y explicarlo, se despues de cuatro mil años de haber pecado nuestros
obró del modo siguiente. E n las purísimas entrañas primeros padres, y de habérseles prometido este di-
d e María Santísima, y de su purísima sangre, formó vino Reparador de su pecado, ¡inefable sacramen-
el Espíritu Santo un cuerpo humano perfectísimo; en to de la piedad del Señor! manifestado en la carne,
el mismo instante crió de la nada una alma racional, adorado de los ángeles, predicado á las naciones,
y la unió con aquel cuerpo, y en el mismo instante el creído en el mundo, y recibido en la gloria, como
H i j o de Dios se unió con aquel cuerpo y alma; y de dice San Pablo.
esta suerte, el que antes era solo Dios, sin dejar de P . ¿Para que se hizo Dios hombre'?
R. Para poder morir por los hombres, librarlos del
nombre dulcísimo, traido del cielo por el Arcángel
pecado, y enseñarles con su vida y ejemplo el
San Gabriel cuando vino á anunciar á la Santísima
camino del ciclo.
Virgen que tendria un hijo y le llamaria Jesús; nom-
E l pecado nos habia privado d e la gracia de Dios bre propio de Dios; desde que salió por fiador y Sal-
y de la herencia del cielo, y ademas nos habia hecho vador de los hombres; nombre sobre todos los nom-
esclavos de Satanás y reos del infierno. Nada habia bres, con que le ensalzó su E t e r n o P a d r e , por haber-
en todo lo criado, que fuera capaz de reparar nues- se humillado hasta morir en una C r u z por los hom-
tra desgracia; porque siendo infinita la raagestad de bres. ¡Qué dulce d e b e ser para el cristiano pronun-
D i o s , la ofensa era infinita; y una ofensa infinita no ciar este divino nombre! San Pablo no se cansaba d e
podia ser reparada p o r t o d o lo criado, porque todo lo repetirle, y le estampó mas d e doscientas veces en
criado es limitado y finito. P o r consiguiente, des- sus cartas. San Ignacio mártir le tenia continuamen-
pués del pecado, no nos resta otro destino, que penar te en sus labios. N o me gustan los libros, decía San
eternamente en el infierno. P e r o ¡oh abismo de pie- B e r n a r d o , si no leo en ellos el nombre de Jesús; pero
dad y misericordia! E s t e mismo Dios, infinitamente ¿qué santo, qué cristiano verdadero ha habido que
ofendido, salió á reparar él mismo esta ofensa infini- no haya profesado una tierna devoción al nombre de
ta; y lo que no habia h e c h o por los ángeles, criaturas Jesús? J e s ú s significa Salvador, y el H i j o d e D i o s
tan hermosas y perfectas, lo hizo por los hombres, le tomó para decirnos con él, que es nuestro Salva-
criaturas inferiores á los ángeles. S e hizo hombre dor.
por redimirnos, y dió todo el lleno al nombre excel- ¿De qué nos salvo? D e nuestro pecado y del cau-
so de Salvador de los h o m b r e s , nombre divino, nom- tiverio del demonio.
bre traido del cielo, i m p u e s t o por Dios mismo. J e s u c r i s t o es D i o s y es hombre. C o m o hombre
L o s nombres son ciertas palabras con las cuales padeció y murió, como D i o s hombre satisfizo y me-
intentamos dar á conocer las personas ó las cosas, reció. E n J e s u c r i s t o padeció y murió la naturaleza
y no habiendo palabras p a r a dar á conocer lo infinito, humana; pero satisfizo y mereció la persona divina;
se han usado m u c h o s nombres con respecto á J e s u - porque la satisfacción y el mérito son de la persona
cristo, que en cuanto D i o s es infinito. P o r eso en y no de la naturaleza: por consiguiente, la satisfac-
las Santas Escrituras se le llama Verbo Eterno, Sa- ción y merecimientos de Jesucristo fueron de un
biduría increada, Cordero de Dios,. . . . y se l e - d a n valor infinito, porque la persona divina que satisfacía
otra multitud de nombres cuya enumeración formaría y merecía era infinita. Así es que este divino fiador
p o r sí sola un libro; p e r o el que mas repite en ella3 de los hombres, este piadoso Redentor del género
y el que usamos mas los cristianos, es el de Jesús; humano, ofreció á su E t e r n o P a d r e en su pasión y
su muerte, una satisfacción plena y sobreabundante mo de la idolatría, y ser adorado como dios en la
por todos los pecados del mundo; y solo resta á cada tierra, va que no lo habia podido conseguir en el cte-
uno de los hombres tener la disposición conveniente lo Baco, dios de la borrachera; Marte, dios de la
para que se le aplique esta divina satisfacción; lo cual venganza; Venus, diosa de las torpezas, y todos Jos
se verifica principalmente por los Santos Sacramen- demás dioses que adoraron los hombres, no fueron
tos, como se dirá cuando se trate de ellos. Jesucris- otra cosa que ídolos diversos en que era adorado el
to presentó á su Eterno P a d r e una satisfacción cum- demonio; de modo que este ángel de tinieblas venia
plida, no solo por el pecado original, sino también á ser el ídolo universal que adoraba el nmndo. -hs
por los personales; no solo por los cometidos desde verdad que el Señor se reservó algunos fieles adora-
el principio del mundo, sino también por todos los dores, como J o b , los Patriarcas, y particularmente
que se cometerán hasta el fin del mundo; porque J e - el pueblo que se escogió en la descendencia de
sucristo ofreció á su Eterno P a d r e el precio infinito Abraham para que fuese el conservador de su divino
de su pasión y su muerte por todos los pecados del culto en medio de la idolatría universal; pero aun
mundo. este pueblo escogido se dejó engañar muchas veces
L o s Patriarcas, los Profetas y todos los justos del del tentador, y corrió á doblar su rodilla ante los
Antiguo Testamento se salvaron en atención á este ídolos que adoraban los demás hombres, esto es, a
precio infinito, y los últimos justos que habiten la rendir vasallage al demonio á los piés de sus ¡dolos.
tierra se salvarán á costa de este mismo precio. T a n o-eneral era su dominio, y tan extenso sobre to-
P e r o Jesucristo, librándonos del pecado, nos sacó do e U é n e r o humano, hasta que el H i j o de Dios vi-
también del cautiverio del demonio. Una de las mas no á destruirle á costa de su pasión y su muerte, y
funestas consecuencias que nos trajo el pecado, fué sacarnos de su cautiverio.
este cruel cautiverio. L a Historia Sagrada nos ma- Con el sagrado nombre de Cristo faé anunciado
nifiesta continuamente el poderío espantoso que este muchas veces el Salvador del mundo en el Antiguo
príncipe del abismo ejercia sobre los hombres, y la Testamento, y con él es conocido continuamente en
historia profana concuerda con ella en esta parte. el Nuevo. Cristo significa ungido. L a unción fué
Dominaba en sus almas, no solo por el pecado origi- una señal de la primera distinción y significación en
nal, sino también por los continuos y enormes deli- el pueblo escogido. Se ungia, no solamente á los
tos personales en que los precipitaba, logrando por sacerdotes que" habian de servir en el templo, sino
este medio oscurecer su entendimiento hasta el es- también á los profetas que habian de anunciar á J e -
tremo de no conocer á su mismo Criador. D e este sucristo, y á los reyes que habian de gobernar á aquel
modo consiguió sumergir á los hombres en el abis- pueblo que figuraba al pueblo de Jesucristo. E n
atención a esta unción sagrada, los sacerdotes, los verdad que la vida de Jesucristo es la vida de un
profetas y los reyes, eran llamados uvgidos del Señor Hombre Dios, y no puede ser imitada enteramente
y tenidos en gran veneración y respeto. Jesucristo' ni por el mas santo de los hombres, ni por el mas en-
representado por estos ungidos, reunió en sí de un cumbrado de los serafines hecho hombre; pero todos
modo eminente sus dignidades v su unción. F u é el los hombres en nuestra pequeñez, y según nuestro
gran Sacerdote, el gran Profeta, el gran Rev, el «rran respectivo estado, estamos obligados á imitarle cuan-
Ungido. L o s sacerdotes, profetas y reyes,' eran un- to podamos, ayudados de su gracia. Para esto es nece-
gidos con el aceite de olivas mezciado'con diversos sario advertir que la vida de Jesucristo está compues-
aromas y bálsamos. Jesucristo lo fué con el óleo de ta de pasqges admirables y depasages imitables, de pro-
la divinidad, derramado sobre la dichosísima huma- digios y de virtudes. D e prodigios, que son los cimien-
nidad a que estaba unida, y con la plenitud de los tos sobre que está fundada la fé, y que debemos ad-
dones del Espíritu Santo. Así que, este nombre mirar y adorar; y de virtudes, que son los dechados de
triste, aplicado al Salvador del mundo, es nombre nuestras costumbres, y que debemos imitar. ^ Obrar,
divino, que Uñido al dulcísimo nombre de Jcsvs for- pues, milagros y maravillas; hacer entre los hombres
man el gran nombre de Jesucristo, con que le invo- obras propias solamente de un Dios Todopoderoso;
camos continuamente. ejercer los grandes cargos de la misión divina, usar
Este divino Salvador, viniendo al mundo, desem- de omnímoda potestad, instituir los divinos misterios
peño tan cumplidamente la obra de nuestra reden- y desempeñar en ellos lo que solo pudo hacer el Me-
ción, que no solo hizo lo que él solo podia hacer sías y redentor de los hombres, son obras admirables,
que era redimirnos con el precio infinito de su san- pero no imitables. P e r o llevar una vida santa llena
gre, sino que nos enseñó con su vida y ejemplo el de virtudes, desempeñar las obras propias de éstas,
camino del cielo, esto es, nos enseñó con su predi- cumplir exactamente con la ley de D i o 3 , y hacer to-
cación y con su ejemplo, á poner los medios por los da obra de caridad y de misericordia, he aquí lo que
cuales se nos había de aplicar esta misma redención los hombres debemos imitar, según nuestro estado,
para justificarnos y salvarnos. P o r eso vino al mun- condicion y circunstancias; pues á todos nos dió ejem-
do, y habito entre los hombres, y conversó con ellos plo de vida nuestro Señor Jesucristo.
é hizo entre ellos toda su vida mortal, desde la mas Cuando vino, pues, la plenitud del tiempo, dice
tierna infancia hasta la edad perfecta. Jesucristo es San Pablo, Dios envió á su H i j o . Cuatro mil año3
el gran modelo que nos ha dado el P a d r e celestial habian pasado desde que pecaron Adán y Eva, hasta
para que le imitemos, y no admite en el cielo á los que el H i j o de Dios vino al mundo. El Padre de
que no sean conformes á este divino ejemplar. E s las misericordias, compadecido del género humano,
prometió desde el principio este divino Reparador de por los de Noé y su muger. Adán y E v a , despues
sus desgracias; pero no le envió sino despues de cua- de su destierro del paraiso, tuvieron hijos é lujas: el
tro mil anos. L a razón de esta dilación solo á Dios primer hijo se llamó Cain, y el segundo A b e l Caín
es conocida. Sin embargo, los Santos Padres expo- mató á su hermano Abel, y en esta atrocidad principio
sitores y teólogos, encuentran varios motivos para á manifestarse la fiereza que el pecado original había
ella. Primero, para que conociendo los hombres por introducido en el corazon humano. E s t e cruel fratrici-
una larga experiencia sus miserias y la suma necesi- da fué tronco de una descendencia perversa, que for-
cad de este soberano médico, le pidiesen fervorosa- mó hasta el diluvio universal un pueblo de malvados.
mente al cielo, como en efecto lo hicieron los justos Adán y E v a tuvieron un tercer hijo, al que su madre
del Antiguo Testamento. Segundo, para manifestar llamó Seth, diciendo: Dios me ha dado otro hijo en lu-
la grandeza de este divino Redentor, cuya venida se gar de Abel, á quien mató Cain. Seth, mócente como
esperó por tantos siglos, y se preparaba con tanto Abel, fué tronco de una descendencia justa, que con-
aparato y magnificencia. Tercero, para que anun- servó el culto del Señor y la pureza de las costum-
ciándole en todo este tiempo una multitud de profe- bres, por mas de mil años, hasta que mezclándose
cías, figuras y sacrificios, los hombres no pudiesen con la malvada raza de Cain por enlaces matrimonia-
dejar de conocerle cuando se presentase, viendo cum- les, vino á ser tan perversa como ella. Entonces,
plido en su persona cuanto de él se habia profetiza- viendo el Señor que todos los hombres se habian per-
do, figurado y representado. P o r estos motivos y v e r t i d o , determinó acabar con todos por medio de
otros muchos que alegan, se dilató, según se alcanza un diluvio. P e r o entre tantos criminales se hallaba
á conocer por los hombres, la venida de Jesucristo un justo. E s t e era Noé; y el S e ñ o r , que no queria
hasta los cuatro mil años despues de cometido el de- acabar con el género humano, sino con sus delin-
lito y prometido el remedio. cuentes, escogió á este justo para conservarle.
Antes de enviar el diluvio, le mandó que fabrica-
¿l r qué sucedió en el discurso de tantos siglos?
se una arca grande para salvarse en ella con su fami-
Esto es de lo que debe tener alguna noticia el cris-
lia, que se componía de su muger y sus tres hijos,
tiano, y la que vamos á darle, aunque compendiada.
Sem, Cam, y Jafet, y las tres mugeres de éstos; y
oara conservar también en ella las especies de los vi-
Historia de los cuatro tnil años del mundo hasta la ve-
vientes terrestres. Noé ejecutó puntualmente lo que
nida de Jesucristo.
le mandó el Señor. Fabricó el arca, se entró en ella
con su familia, y encerró también en ella todas las es-
E n estos cuatro mil años la tierra fué poblada dos
. pecies de animales que viven en el aire y sobre la
veces; una por los descendientes de Adán y Eva, y otra
prometió desde el principio este divino Reparador de por los de Noé y su muger. Adán y E v a , despues
sus desgracias; pero no le envió sino despues de cua- de su destierro del paraíso, tuvieron hijos é hijas: el
tro mil anos. L a razón de esta dilación solo á Dios primer hijo se llamó Cain, y el segundo Abel. Caín
es conocida. Sin embargo, los Santos Padres expo- mató á su hermano Abel, y en esta atrocidad principio
sitores y teólogos, encuentran varios motivos para á manifestarse la fiereza que el pecado original había
ella. Primero, para que conociendo los hombres por introducido en el corazon humano. E s t e cruel fratrici-
una larga experiencia sus miserias y la suma necesi- da fué tronco de una descendencia perversa, que for-
cad de este soberano médico, le pidiesen fervorosa- mó hasta el diluvio universal un pueblo de malvados.
mente al cielo, como en efecto lo hicieron los justos Adán y E v a tuvieron un tercer hijo, al que su madre
del Antiguo Testamento. Segundo, para manifestar llamó Seth, diciendo: Dios me ha dado otro hijo en lu-
la grandeza de este divino Redentor, cuya venida se gar de Abel, á quien mató Cain. Seth, inocente como
esperó por tantos siglos, y se preparaba con tanto Abel, fué tronco de una descendencia justa, que con-
aparato y magnificencia. Tercero, para que anun- servó el culto del Señor y la pureza de las costum-
ciándole en todo este tiempo una multitud de profe- bres, por mas de mil años, hasta que mezclándose
cías, figuras y sacrificios, los hombres no pudiesen con la malvada raza de Cain por enlaces matrimonia-
dejar de conocerle cuando se presentase, viendo cum- les, vino á ser tan perversa como ella. Entonces,
plido en su persona cuanto de él se habia profetiza- viendo el Señor que todos los hombres se habian per-
do, figurado y representado. P o r estos motivos y v e r t i d o , determinó acabar con todos por medio de
otros muchos que alegan, se dilató, según se alcanza un diluvio. P e r o entre tantos criminales se hallaba
á conocer por los hombres, la venida de Jesucristo un justo. E s t e era Noé; y el S e ñ o r , que no queria
hasta los cuatro mil años despues de cometido el de- acabar con el género humano, sino con sus delin-
lito y prometido el remedio. cuentes, escogió á este justo para conservarle.
¿l r qué sucedió en el discurso de tantos siglos? Antes de enviar el diluvio, le mandó que fabrica-
Esto es de lo que debe tener alguna noticia el cris- se una arca grande para salvarse en ella con su fami-
tiano, y la que vamos á darle, aunque compendiada. lia, que se componía de su muger y sus tres hijos,
Sem, Cam, y Jafet, y las tres mugeres de éstos; y
Historia de los cuatro tnil años del mundo hasta la ve- oara conservar también en ella las especies de los vi-
nida de Jesucristo. vientes terrestres. Noé ejecutó puntualmente lo que
le mandó el Señor. Fabricó el arca, se entró en ella
E n estos cuatro mil años la tierra fué poblada dos con su familia, y encerró también en ella todas las es-
veces; una por los descendientes de Adán y Eva, y otra . pecies de animales que viven en el aire y sobre la
tierra. E l S e ñ o r la cerró por fuera, y en aquel mo
9 descendiente de Sem, para que lo trasmitiese á su
mentó principió el diluvio.
L o s mares saltaron sds barreras y se arrojaron so- posteridad. Abraham fué el dichoso escogido para
bre la tierra, y l a s nubes, cubriendo el cielo,^e a b r t tan gloriosa obra. Estando en Mesopotamia, su pa-
tria, el Señor le llamó y mandó que pasase á Canaan.
on por todas partes y estuvieron vertiendo t o r r e n S
E r a esta la tierra que Dios habia destinado pura que
m cesar por espacio de cuarenta dias y cuarenta , !
l3S a fuese la herencia del pueblo que iba á formar, la pa-
2 5 , * ? " T Suas se elevaron quince codos
c las CU,ribre tria de su Santísimo H i j o hecho hombre, y el teatro
Z ? m a s aIta *-. E l arca subió al J 0
de la redención del mundo. Y esta misma tierra es
T ^ ' y S ' e m p . r e S 0 b ! ' C e ! ! a s - -Ciento y cin- la que después de haber nacido, vivido y muerto en
cuenta día3 permanecieron éstas cubriendo el univer-
so sin disminuirse ni aumentarse. Cuantos v i v i ^ - ella Jesucristo, se ha llamado Tierra Sania.
Dios prometió á ABraUain que tendría una nume-
r a t : f I ° b r k t ! r ' -V e n e l P ^ n l l rosa descendencia, que seria la depositarla de su cul-
arca, protegida y gobernada por el Señor, navegó to- to entre todas las naciones de la tierra, y que de ella
do este tiempo sobre aquel diluvio que sé habia*t a- nacería el Salvador de los hombres. L o mismo re-
gado a mundo, basta que bajando las aguas, e p o i piiió á su hijo Isaac y á su nieto Jacob, que también
obre c monte Ararat en Armenia. Noé sal ó' cTn se llamó Israel. Jacob tuvo doce hijos, y estos fue-
" famdia de esta prodigiosa nave, al año c u m p W ron los cabezas de las doce tribus de Israel, que vi-
de haber entrado en ella, y sacó todos los animales
nieron á formar el pueblo escogido de Dios. Mu-
que había encerrado para conservar sus especies
rieron Abraham é Isaac en la tierra de Canaan, y J a -
Aoe, heno de piedad y reconocimiento, levantó en
cob quedó sin padre y sin abuelo, pero rodeado de
I T t T . a ! í a i ' ' 7 S ° b r e é l ° f r e c i ó á D i ° s «n s a e S una familia numerosa. Habitaba pacíficamente en
, alabanza
7 acción de gracias. Vivió Noé aún aquella tierra feliz, cuando la envidia y el ódio vinie-
« u c b o tiempo, y concluyó una vida de noveciento ron á turbar su sosiego. Jacob amaba singularmen-
cincuenta años, con la muerte de los justos. SusTi te á su hijo J o s é , porque el Señor se lo habia con-
jos volvieron á poblar la tierra con N u m e r o s a s e , cedido en su ancianidad, y sus hermanos tomaron en-
c e n d e n c a s ; pero desgraciadamente los delitos se m u - vidia de esta preferencia, á la que se juntó un ódio
üphcarón con ellas, y la idea del Criador l l e ¿ ca i mortal, porque J o s é dió cuenta á su padre de un cri-
a perderse Adoraron á las criaturas, y se e S t r e i men pésimo de sus hermanos. Estos tuvieron oca-
ron a unai idolatría universal. Sin e m b a l o ' e l 3 sion de haberlo á las manos en ausencia de su padre,
cimiento de Dios se conservó en algunas^f m > i i v y trataron de vengarse. Primero determinaron ma-
antes que se acabase de perder, c l i | i 6 el S e ü o r V n tarle, pero no atreviéndose á derramar la sangre de
su hermano, le arrojaron en un pozo sin agua, para raon, que no habia conocido ni experimentado sus
que muriese en él abrasado de la sed y consumido de beneficios, trató de contener esta prodigiosa multplii-
la hambre. A este tiempo pasaron por allí unos mer- cacion de una manera cruel. Mandó á las parteras
caderes que bajaban á Egipto, y sacándolo del po- que matasen al nacer todos los niños que pariesen las
zo, se lo vendieron. Estos lo volvieron á vender en mugeres de los hebreos (así llamaban á la familia de
aquel reino, y J o s é , en la condicion de esclavo, se Jacob, sea porque descendía de Hebcr, sea poique
grangeó con su virtuosa conducta el aprecio de su habia venido de otra tierra); y no cumpliendo aquellas
dueño. Siete años habia pasado en Egipto, cuando con esta órden inhumana, mandó al pueblo que los
su rey Faraón tuvo unos s u e ñ o s misteriosos que nin- arrojase al rio. P e r o no hay consejo contra el S e -
guno de sus adivinos supo interpretar. Dios comu- ñor. A pesar de estas órdenes de exterminio, y de
nicó la sabiduría á J o s é , q u i e n declaró los sueños, y los durísimos trabajos que impuso el rey á los he-
breos, estos continuaron aumentándose tan prodigio-
en agradecimiento le nombró el rey su primer minis-
samente corno antes. Casi cien años se mantuvieron
tro é intendente general del reino. L a administra-
en Egipto sufriendo la esclavitud mas espantosa, has-
ción de J o s é fué tan sábia, que todo abundó sobre-
ta que compadecido el Señor de su aflicción, deter-
manera en su tiempo. H u b o entonces una hambre
minó sacarlos de tan duro cautiverio, y volverles á la
general en la tierra de C a n a a n , que obligó á su pa-
tierra de Canaan, que habia prometido á Abrahan pa-
dre Jacob á dejar su amada patria, y á pasar á Egip- ra su descendencia, y que por esta promesa se llamó
to con toda su familia, que, sin contar las mugeres, tierra de promision, ó prometida.
se componía de sesenta y n u e v e personas. J o s é , ven-
dido por sus hermanos, habia sido conducido allí, de- Dios eligió á Moisés, descendiente de Leví, hijo
lante de ellos por la divina Providencia, para ocurrir tercero de J a c o b , para esta portentosa empresa, y le
á esta necesidad, y fijarles e n aquel reino, en el cual dió por compañero á su hermano Aaron. Estos en-
quería el Señor formar su p u e b l o . viados del Señor se presentaron á Faraón, y le inti-
E n efecto, Jacob y su familia se establecieron en maron la órden de Dios para que diese libertad á su
Egipto bajo la protección d e J o s é , á quien Dios ha- pueblo; pero el rey se negó absolutamente á permitir
su salida. Entonces el Señor afligió al rey y al rei-
bia hecho como padre del r e y . Habían llevado de
no con diez calamidades terribles, que se han llama-
la tierra de Canaan sus r e b a ñ o s , y continuaron pas-
do plagas de Egipto. L a última fué la muerte de
toreándolos en Egipto, y sirviendo al Dios verdadero
todos los primogénitos, desde el hijo del rey, que se
en medio de un pueblo idólatra. E l S e ñ o r multipli-
sentaba con él en su trono, hasta el hijo de la escla-
có de un modo asombroso esta familia escogida. Pe-
va que molia en la tahona.
ro habiendo muerto J o s c y subido al trono otro Fa-
E n aquella noche de horror en que el ángel del del mar seco, y siguiendo su alcance los egipcios, en-
Señor ejecutaba esta plaga espantosa, se oyó un c.a- traron también en pos de ellos; pero interpuesta siem-
mor lastimero de llantos y lamentos en todo Egipto, pre la nube. Luego que acabaron de pasar los is-
porque no habia casa en que no se hallase un muer- raelitas, volvió Moisés á extender su mano sobre el
to Aterrado F a r a ó n , llamó á Moisés y a Aaron, sin mar, y desplomándose aquellas montañas de agua
esperar que amaneciese, y les mandó que saliesen al que se habían formado á derecha é izquierda del ca-
momento ellos y todo su pueblo. Los mismos egip- mino, envolvieron en sus abismos á Faraón, sus car-
cios les estrechaban fuertemente á quesaüesén, ci- ros, sus caballos, sus caballeros y todo su ejérci-
ciendo: " S i no salís, todos morirémos. ' to, sin quedar un solo hombre que llevase noticia
Apenas aclaró el dia, salió toda la multitud de los lu- á Egipto. Así libró el Señor para siempre al pri-
jos de Israel, y se dirigió á l a tierra de pronv.sion, en sionero Israel de sus tirano?. L o s israelitas acam-
número de mas de tres millones, todos descendientes paron en la ribera opuesta, V rd volver los ojos al mar,
de aquellos sesenta y nueve varones que componían Ja por cuyo abismo habían pasado, poseido? de un asom-
familia de Jacob cuando entró en Egipto. Multipli- bro que solo ellos podrían explicar, adoraron al Dios
cación asombrosa que el Señor habia conceoido a .a de los portentos, bendijeron de mil modos su om-
descendencia de Abraham, Isaac y Jacob, para formar nipotencia, y entonaron, en la efusión de su recono-
de ella el pueblo que les habia prometido. Luego cimiento, aquel admirable canto de acción de gracias,
que salieron de Egipto, el Señor envió un ángel que que ha sido como el modelo de los cantos que se han
les precediese y guiase. dirigido despues al cielo.
E s t e ángel del Señor marchaba á su frente, envuel- Cumplidos estos deberes, dejaron aquellas riberas
to en una nube, que les hacia sombra en el día, y les para siempre memorables, y se dirigieron á la tierra
alumbraba en la noche. Faraón se arrepintió oe ha- prometida tantas veces á sus padres. El ángel del
berles dado libertad: puso en movimiento todo su ejer- Señor, envuelto siempre en la nube, les precedía y
cito; marchó en su persecución, y los alcanzó a las guiaba, y Moisés, su caudillo, les ordenaba y gober-
márgenes del mar R o j o . Entonces la nube, dejando naba. Cuarenta años anduvieron por un árido de-
el frente del pueblo, fué á colocarse detras de él, y se sierto, y en todo este tiempo conservó el Señor sus
situó entre el ejército y el pueblo. Moisés extendió vestidos y calzados sin gastarse; les alimentó con el
su mano sobre el mar, por orden del Señor, y el mar maná ó pan del cielo, y les dió agua, que hizo ma-
se dividió, formando sus aguas dos montanas á (.ere- nar con abundancia de una durísima piedra. Al fin de
cha é izquierda del camino que por él abrió el Seuar los cuarenta años, en los que obró el Señor porten-
á su pueblo. Entraron los hijos de Israel por medio tos inauditos con sil pueblo, llegó á la tierra prome-
ticia y se posesionó de ella. Allí vinieron á formar Daniel iban á tocar su término; cuando el cetro de
una nación poderosa. Al principio fueron dirigidos J a d a habia pasado á un extraño, y ya no reinaba so-
por jueces que gobernaban en nombre del Señor; mas bre la casa de J a c o b un descendiente de David; en
á los trescientos años de este gobierno, quisieron te- fin, cuando aquel pueblo escogido y destinado para
ner rey como las demás naciones, y el Señor les con- ser el teatro de los portentos de Dios y preparar la
cedió á Saúl. Este primer rey de Israel, fué dese- venida de s u Santísimo Hijo, hubo cumplido s u mi-
chado del Señor por su inobediencia, y para suce- sión y su destino, entonces este H i j o del P a d r e Eter-
derle se escogió un siervo fiel en David, cuya des- no bajó del seno de su Eterno P a d r e , encarnó en las
cendencia ocupó el trono hasta la venida del Mesías, entrañas de la Santísima Virgen, y sin dejar de ser-
que debia nacer de su familia. D i e z siglos corrie- Dios, quedó hecho hombre. ¡Portento nuevo! ¡Pro-
digio inaudito! ¡Exceso del amor de un Dios, que
ron desde que subió David al trono, basta que bajó
paca redimir al siervo entregó al Hijo!
de él su último descendiente. E n este tiempo envió
el Señor muchos profetas que anunciaron hasta las P e r o este H i j o del Altísimo, que habia encarnado
mas pequeñas circunstancias de la venida del Mesías, en Nazareth, debia nacer eri Belen, según estaba pro-
desde su bajada á la tierra hasta su vuelta á los cie- fetizado, y el edicto de un emperador proporcionó el
los. El reino entero, por decirlo así, no fué otra co- cumplimiento de esta profecía. Mandó C é s a r Augus-
sa que una viva y continuada representación de este to que se empadronase todo el orbe, y los judíos que
H i j o del Aliísimo, que habia de venir á salvar al uni- estaban ya sujetos á su imperio, fueron á dar cada
verso. Su Jerusalen, su templo, sus cultos, sus sa- uno su nombre al pueblo de donde traía su origen.
crificios sus triunfos y sus derrotas, sus prospe- San J o s é y la Santísima Virgen subieron de Nazareth
ridades y sus desgracias, todo representaba claramen- á empadronarse en Belen, ciudad de David, porque
te al H i j o de Dios vestido de r.uestra carne mortal. ambos descendían de esta familia real. C u a n d o em-
prendieron su viage se hallaba ya la Santísima Vir-
¿Por tanto tiempo, y de un modo tan magnifico, pre-
gen cercana al parto. Despues de haber andado
paró el Padre Eterno la venida de su Eterno Hijo!
treinta leguas de camino, llegaron por fin á Belen, y
las personas mas grandes y mas amables del mundo
Historia de Jesucristo desde su lajada de los cielos has- tuvieron que recogerse en un establo, porque no ha-
ta su vuelta á los cielos. bia cabida para ellos en el mesón. ¡Qué desamparo!
pero tal era el palacio que elegía para nacer el que
Cuando todo estuvo preparado para recibirle; cuan- habia escogido una Cruz para morir.
do tuvieron su cumplimiento las profecías que seña-
Hallándose en el establo, ¡legó el tiempo de d a r á
laban el tiempo de su venida; cuando las semanas de
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ticia y se posesionó de ella. Allí vinieron á formar Daniel iban á locar su término; cuando el cetro de
una nación poderosa. Al principio fueron dirigidos J a d a habia pasado á un extraño, y ya no reinaba so-
por jueces que gobernaban en nombre del Señor; mas bre la casa de J a c o b un descendiente de David; en
á los trescientos años de este gobierno, quisieron te- fin, cuando aquel pueblo escogido y destinado para
ner rey como las demás naciones, y el Señor les con- ser el teatro de los portentos de Dios y preparar la
cedió á Saúl. Este primer rey de Israel, fué dese- venida de s u Santísimo Hijo, hubo cumplido s u mi-
chado del Señor por su inobediencia, y para suce- sión y su destino, entonces este H i j o del P a d r e Eter-
derle se escogió un siervo fiel en David, cuya des- no bajó del seno de su Eterno P a d r e , encarnó en las
cendencia ocupó el trono hasta la venida del Mesías, entrañas de la Santísima Virgen, y sin dejar de ser
que debia nacer de su familia. D i e z siglos corrie- Dios, quedó hecho hombre. ¡Portento nuevo! ¡Pro-
digio inaudito! ¡Exceso del amor de un Dios, que
ron desde que subió David al trono, basta que bajó
paca redimir al siervo entregó al Hijo!
de él su último descendiente. E n este tiempo envió
el Señor muchos profetas que anunciaron hasta las P e r o este H i j o del Altísimo, que habia encarnado
mas pequeñas circunstancias de la venida del Mesías, en Nazareth, debia nacer eri Belen, según estaba pro-
desde su bajada á la tierra hasta su vuelta á los cie- fetizado, y el edicto de un emperador proporcionó el
los. El reino entero, por decirlo así, no fué otra co- cumplimiento de esta profecía. Mandó C é s a r Augus-
sa que una viva y continuada representación de este to que se empadronase todo el orbe, y los judíos que
H i j o del Aliísimo, que habia de venir á salvar al uni- estaban ya sujetos á su imperio, fueron á dar cada
verso. Su Jerusalen, su templo, sus cultos, sus sa- uno su nombre al pueblo de donde traia su origen.
crificios sus triunfos y sus derrotas, sus prospe- San J o s é y la Santísima Virgen subieron de Nazarelh
ridades y sus desgracias, todo representaba claramen- á empadronarse en Belen, ciudad de David, porque
te al H i j o de Dios vestido de r.uestra carne mortal. ambos descendían de esta familia real. C u a n d o em-
prendieron su viage se hallaba ya la Santísima Vir-
¿Por tanto tiempo, y de un modo tan magnifico, pre-
gen cercana al parto. Despues de haber andado
paró el Padre Eterno la venida de su Eterno Hijo!
treinta !egua3 de camino, llegaron por Cu á Belen, y
las personas mas grandes y mas amables del mundo
Historia de Jesucristo desde su lajada de los cielos has- tuvieron que recogerse en un establo, porque no ha-
ta su vuelta á los cielos. bia cabida para ellos en el mesón. ¡Qué desamparo!
pero tal era el palacio que elegía para nacer el que
Cuando todo estuvo preparado para recibirle; cuan- habia escogido una Cruz para morir.
do tuvieron su cumplimiento las profecías que seña-
Hallándose en el establo» ¡legó el tiempo de d a r á
laban el tiempo de su venida; cuando las semanas de
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gran temor; pero el ángel les animó, diciendo: nc te-
máis, porque vengo á anunciaros una nueva quesera dores, quiso no obstante cumplirla como Redentor
de g r a n gozo para todo el pueblo, y es, que 'hoy os de los pecadores, y principiar á derramar por ellos
ha nacido el Salvador en la ciudad de David. Ved en la cuna aquella preciosísima sangre, cuyas inti-
aquí la señal para conocerle. Hallareis un niño en- mas gotas habia de verter por ellos en la Cruz. A
vuelto en pañales y réclinado en un pesebre. Al los ocho dias de haber nacido fué circuncidado, en
acabar estas palabras se juntó con el .'ángel una mul- cumplimiento de la ley y se le puso por nombro Je-
titud de ángeles que alababan á Dios, y le decían: sús como lo habia prevenido el ángel á h Santísima
Gloria á .Dios en las alturas, y en la tierra paz á los Virgen antes de que le concibiera en sus purísimas
hombres de bucna'vohíUad. Cuando los ándeles ce- entrañas, diciéndole: T e n d r á s un Hijo, y le llamarás
saron de celebrar con su celestial música °cl naci- Jesús, esto es, Salvador, porque salvará á su pueblo
miento del Hijo del Altísimo, los pastores, volviendo de sus pecados.
del enagenamiento en que habían estado todo este A p e n a s habian pasado cinco dias despues de la
tiempo, se dijeron alborozados los irnos á los otros: cincuncision, cuando tres R e y e s del Oriente, guiados
Vamos á Belen, y veamos esta maravilla que se nos por aquella milagrosa estrella que habia anunciado
acaba de anunciar. Corrieron, pues, á Belen, y ha- el Profeta Ba'iaan hacia ya mas de catorce siglos,
llaron á la Santísima Virgen, á San J o s é , y al divino llegaron á Jerusalen preguntaudo: ¿Dónde está el
N i ñ o reclinado en un pesebre; y conociendo por esto que ha nacido R e y de los Judíos? Porque hemos
que e r a el Salvador del mundo que el ángel les ha- visto su estrella en el Oriente, y venimos á adorarle.
bia anunciado, postrándose adoraron y le ofrecie- Oyendo esto el rey H e r e d e s se turbó, y con él toda
ron s u s pobres dones con todá la ternura y amor de Jerusalen, y reunidos los príncipes de los sacerdo-
sus corazones sencillos. Después de esta visita (que tes, y I03 escribas ó doctores de la ley ¡e3 preguntó,
no h a b r á cristiano que no envidie) se volvieron á sus dónde habia de nacer Cristo. E n Belen de J u d á ,
ganados, loando y glorificando á Dios, y publicando le respondieron: así está escrito por el Profeta. E n -
lo q u e habían oido y visto, y todos se maravillaban tonces Ilerodes, llamando aparte á los reyes del
al oir la relación que les hacían los pastores. Oriente, se informó cuidadosamente del tiempo en
que se les habia aparecido la estrella, y despidiéndo-
D e s p u é s de esta visita pastoril, es decir, de la
• los para Belen, les dijo: Id, buscad con toda diligen-
clase mas humilde y sencilla de los hombres, nos re-
cia a! Niño, y luego que le halléis, avisádmelo para
fiere el mismo Evangelista la dolorosa circuncisión
ir yo también á adorarle. L o s Reyes, despues de
del divino Niño. Aunque el ¡nocente por esencia no
haber oido á Herodes, se despidieron, y apenas sa-
estaba sujeto á esta penosa ley impuesta á los peca-
lieron de Jerusalen, volvió á presentarse delante de
ellos la estrella que les guiaba en su viage, y que se
Tampoco tenia necesidad de ser ofrecido e^te H i -
Ies había ocultado al entrar en la ciudad. Al verla
j o divino que se había ofrecido á su Eterno P a -
se alegraron sobremanera, y la siguieron atentos,
dre desde el momento de su encarnación: sin em-
hasta que se paró sobre el establo donde estaba el
bargo, Hijo y Madre quisieron sujetarse á estas le-
divino Niño. Entraron en este palacio extraordina-
yes para darnos un ejemplo del respeto y obedien-
rio en que había nacido el R e y del cielo, y le halla-
cia que se merecen, y para evitar el escándalo que
ron envuelto en pobres pañales, reclinado en un pe-
la falla de su cumplimiento podria ocasionar al pue-
sebre, y sin otro acompañamiento ni otra corte que
blo de Israel, qne ignoraba la exención del H i j o y
una jovencita y tierna madre, y un venerable va-
el privilegio de la Madre. L a Santísima Virgen,
ron que parecia ser su p a d r e . A pesar de tanto des-
acompañada de su esposo San J o s é , y con su divino
amparo y de tan extremada pobreza, ellos, alumbra-
Niño en los brazos, se presentó á la entrada del tem-
dos con la luz de lo alto, reconocieron en aquel Ni-
plo y entregó al sacerdote su ofrenda, que era según
ño desamparado al H i j o del E t e r n o Padre, y postrán-
la ley, dos tórtolas ó dos palomítós. Como pobre no
dose le adoraron y ofrecieron dones preciosos y mis-
ofreció cordero; pero presentó en su querido Hijo
teriosos, á saber; oro c o m o á Rey, incienso como á
el cordero sin mancha que venia á quitar los pecados
Dios, y mirra como á h o m b r e . Cumplida y consolada
del mundo. Entraron en el templo, y llegando al
su esperanza con el divino hallazgo, satisfecha su
altar destinado para la consagración de los primogé-
piedad con el ofrecimiento de sus dones, y concluida
nitos, presentaron al divino Ñiño á su Eterno Padre,
con tanta felicidad la mas dichosa visita que jamas
y dieron cinco sidos (como unas cinco pesetas)' por
hicieron los Reyes, trataron de volver á su tierra por
su rescate. L o que pasó entsnecs en el templo era
Jerusalen; pero avisados en sueños por un ángel de
una ceremonia común y diaria á los ojos de los hom-
que no se viesen con H e r o d e s , tomaron otro camino,
bres, pero á los de Dios y de los ángeles era un es-
y se volvieron á su patria.
pectáculo divino. Entraba por primera vez en el
L a sagrada Familia permaneció en Belen despues templo el Dios del templo hecho un Dios Niño.
de la visita de los Reyes lmsta los cuarenta dias del Una Madre Virgen le llevaba en sus brazos virgina-
parto de la Santísima V i r g e n , y pasados subieron á les, y le colocaba sobre el ara; y este primogénito de
Jerusalen á dar cumplimiento, como buenos israeli- la Virgen, y Unigénito del E t e r n o Padre, se ofrecía
tas, á las leyes de la purificación de la madre y pre- á su Padre Kterno como una víctima destinada al sa-
sentación del hijo. E s bien cierto que no tenia que crificio por los pecados del mundo. Mas ccmo todo
purificarse la que era la pureza misma, y que ha- esto era oculto á los ojos de los hombres, y los ruta-
bía dado á luz á su divino H i j o quedando virgen. mos sacerdotes no conocían al Salvador que !eniaa
9S
L o que en esta ocasion había pasado en el templo,
á la vista, su Eterno P a d r e cuidó de darle á conocer
hizo ruido, y la noticia llegó á Herodés. Este rey,
por medio de dos almas sencillas.
celoso y cruel, habia resuelto en su corazón la muer-
H a b l a á la sazón en Jerusalen un anciano venera-
te del recien nacido R e y de Israel, desde el momen-
ble llamado Simeon, hombre justo y temeroso de Dios,
to en que se lo anunciaron los magos. Con este (in
que esperaba con ansia la llegada del Consolador de
Ies habia encargado que se informasen bien del tiem-
Israel, y á quien el Espíritu Santo habia prometido
po de su nacimiento, y esperaba que á su vuelta le
que no moriria sin ver al Cristo del Señor.
dijesen el pnrage en que le habian encontrado; pero
E s t e j u s t o vino entonces al templo, se acercó á la
como los magos no volvieron, cjr'èyÒ que todo habia
sagrada familia con el mas profundo respeto, y toman-
sido una credulidad, y que al verse burlados, no se
do al N i ñ o Dios en sus brazos, levantó los ojos al cie-
habian atrevido á pasar por su corte. Más ahora que
lo, y exclamó: "Ahora, Señor, dejad que vaya en
se habla tanto del recien nacido Rey, conoce que no
paz vuestro siervo, porque ya vieron mis ojo3 tu Sal-
fueron ellos los burlados sino él. C o n esto se irrita
vador. . . . " Cuando así bendecia á Dios el venerable
sobremanera, y en su furor da órden aun mas cruel
anciano, estrechando con su pecho al divino Niño,
que la de Faraón en Egipto. Manda que sean de-
llegó Ana Profetisa. E r a esta venerable anciana de
gollados, sin excepción, todos los niños que se ha-
ochenta y cuatro añas, estaba viuda desde el sétimo
llen cu Belen y toda su comarca, de dos años de
de su matrimonio. Vivía enteramente dedicada á la
edad, y de ahí abajo, contando con que en esta ma-
virtud, y no se apartaba del templo, sirviendo á Dios
tanza general perecería necesariamente el R e y recien-
dia y noche en ayunos y oraciones.
nacido; pero no hay consejos contra Dios.
E s t a piadosa israelita, trasportada de gozo al ver
Apenas habia llegado á Nazareth la sagrado F a -
con sus ojos al Salvador del mundo, principió á al-
milia, cuando un ángel se apareció en sueños á San
ternar con Simeon en las divinas alabanzas, y glori-
J o s é , y le dijo: Levántale, toma al Niño y á su Ma-
ficaba al S e ñ o r con toda la efusión de su corazon.
dre, huye á Egipto, y estate allí hasta que yo te avi-
Simeon, después de haber tenido ei consuelo incom-
se; porque sucederá que Herodés busque al Niño pa-
parable de estrechar entre sus brazos al divino Niño,
ra matarle. Inmediatamente se levantó José, y to-
le entregó á su tierna madre y se retiró á acabar en
mando al H i j o y á la Madre, huyó á Egipto y perma-
paz sus dias. También se retiró la Profetisa, publi-
neció allí hasta la muerte de Herodés.
cando la venida del Mesías á todos los que espera-
L a órden de este rey cruel se puso en ejecución,
ban la redención de Israel. Y la sagrada Familia,
y todo rebosaba sangre en Beleñ y sus contornos.
después de haber cumplido con todo lo que ordena-
La matanza fué horrorosa. Cèrea de catorce mfl
ba la ley, se volvió, no á IJelen, sino á la ciudad de
su nacimiento, que era Nazareth.
niños fueron degollados. L o s clamores de los pa-
dres, los alaridos de las madres, los gritos de los her- gelista de lo que sucedió á la sagrada Familia en su
manos, y los llantos de los parientes, resonaban á un ida y permanencia en Egipto; pero cuida de notar,
mismo, tiempo por todas partes, mientras que los tier- que en su vuelta se cumplieron á la letra estas pala-
nos niños eran segados como botones de rosas, y en- bras que Dios habia puesto muchos siglos antes en
charcaban con sil sangre inocente las casas, las ca- boca de uno de sus profetas: De Egipto llamé ú mi
lles y las plazas de Belen y sus comarcas. Así se Hijo. San J o s é emprendió luego su viage, mas ha-
cumplía á la letra lo que habia profetizado Jeremía« biendo sabido que en J u d e a reinaba Arquelno en lu-
seis siglos antes. E n lo alto se oyó una voz de la- gar de su padre Herodes, temió ir allá; y avisado en
sueños por el án^el, se dirigió á la Galilea, y fué á
mentación y de llanto de R a q u e l que llora sus hijos,
establecerse en Nazareth. E n esta ciudad habian vi-
y que no quiere ser consolada sobre ellos, porque no
vido San J o s é y la Santísima Virgen; en ella encar-
existen.
nó el H i j o de Dios, y en ella vivió despues esta sa-
No sobrevivió mucho el tirano á esta carnicería. grada Familia hasta los treinta años de Jesucristo,
A u n humeaba la sangre de esa multitud de tiernas é para que también se cumpliese lo que habian dicho
inocentes víctimas, cuando le asaltó la enfermedad de los profetas que se llamaría Nazareno, esto es, mora-
la muerte. Su cuerpo comenzó á podrirse y á bro- dor de Nazareth.
tar por todas partes (hasta por la cara, dice Josefo),
un hormiguero de gusanos, que cebados en su carne T o d o s los años iban sus padres á celebrar la pas-
medio podrida, le coinian vivo. Sus dolores eran tan cua en Jerusalen, y cuando el divino Niño llegó á los
crueles, que no pudiendo sufrirlos, quiso matarse mu- doce, fué también con ellos. Concluidos los siete
chas veces; la hediondez que exhalaba era tan inso- dias que duraba la solemnidad, y volviéndose sus pa-
portable, que nadie podía acercarse á él. Devora- dres á Nazareth, el divino infante se quedó en J e r u -
salen sin que aquellos jo advirtiesen. Creyendo que
do en vida por asquerosos insectos, murió, en fin,
iba en la comitiva, anduvieron camino de un ¡lia, has-
desesperado, despues de haber sufrido cerca de dos
ta que por la tárelo se encontraron con la falta de su
meses tan horribles tormentos.
querido Hijo. Esto parecerá un descuido muy no-
Muerto Herodes, el ángel del Señor que habia pre- table en los padres de Jesús; pero así lo queri;; este
venido á San J o s é que se estuviese en Egipto hasta Dios Niño, y á él tocaba ordenar y dirigir los suce-
que le avisase, volvió á presentarse y le dijo que to- sos. L a prueba de que esta pérdida del iNiño no fué
mase al H i j o y á la Madre, y se volviese á la tierra un descuido, es que en la ida y vuelta de esta solem-
de Israel, porque habían muerto los que buscaban al nidad caminaban separados los hombres de las mn-
Niño para quitarle la vida. Nada dice el santo Evan- geres y rio se reunían las familias hasta la tarde al en-
trar en la posada.
C o m o el tierno infante por su edad podia ir en la vida retirada que hacia en Nazareth, no era menos
tropa de los hombres ó en la de las múgeres, la Santísi- agradable á su Eterno Padre que la vida pública que
ma Virgen pensó sin duda que el niño iba con su padre, debia de asombrar despues á Jerusalen. P o r otra
y éste que iba con su madre, y así no advirtieron la parte, conviene tener presente que era costumbre de
falta hasta que se reunieron. Entonces afligidos en Israel, que ninguno predicase hasta la edad de trein-
extremo, principiaron a buscarle entre los parientes ta años, y Jesucristo quiso conformarse también con
y conocidos, y 110 hallándole, se volvieron presurosos esta costumbre; pero luego que llegó á esta edad,
y asustados á Jerusalen, donde le hallaron despues que era el tiempo señalado en los decretos eternos
de tres dias, sentado en el templo en medio de los para predicar á los hombres el reino de Dios, salió
doctores, oyéndoles y preguntándoles, y teniendo á de su precioso retiro, y principió su vida pública.
todos asombrados con su prudencia y respuestas. So- > Medio año hacia que San J u a n Bautista predicaba
lo sus queridos padres podrian hacer la pintura, tan- en las riberas del J o r d á n su próxima llegada, y que
to de la grave pena que oprimia sus corazones, mien- preparaba á los hombres con el Bautismo de la pe-
tras duró la pérdida de su amado Hijo, cuanto del nitencia para recibirle, cuando de improviso se pre-
inmenso gozo de que fueron inundados cuando vol- senta el mismo Jesucristo para ser también bautizado.
vieron á hallarle. Retiñida tan felizmente la sagra- San J u a n se sobrecogió y se resistía diciendo: \o,
da Familia, se volvieron á Nazareth, donde el divi- Señor, debo ser bautizado por vos, y ¿quereis que
no Infante vivió sometido á sus padres, como el hijo yo os bautice? P e r o el Señor le dijo: Así conviene;
mas humilde y obediente, hasta la edad de treinta y San J u a n , precisado á obedecer, le bautizó. A p e -
años que principió la carrera de su predicación, sin nas fué bautizado, cuando se abrieron los cielos y
que de todo este tiempo nos hablen una sola palabra bajó el Espíritu Santo sobre él en figura de paloma,
los sagrados evangelistas. y al mismo tiempo se oyó la voz del P a d r e , que de-
Admira ciertamente que habiendo venido el Hijo cía: este es mi amado H i j o en quien tengo mi com-
de Dios á iluminar al mundo con su celestial doctri- placencia. D e este modo manifestaron el P a d r e y
na, á desagraviar á su Eterno P a d r e con sus profun- el Espíritu Santo la divinidad de Jesucristo en el
das humillaciones, y á reconciliarle con los pecado- principio de su vida pública. Despues de su bautis-
res, padeciendo y muriendo por ellos; admira, repito, mo se retiró al desierto, y allí oró y ayunó cuarenta
que pasase treinta años sin pouer mano en la obra á dias y cuarenta noches sin tomar alimento alguno en
que había sido enviado. Mas es preciso confesar que todo este tiempo, y permitió al diablo que le tenta-
así convenia, puesto que así se portaba el Hijo del se; el cual, despues de haber apurado inútilmente
Altísimo; y también es necesario conocer, que esta todos sus artificios, huyó de su presencia confundido.
10
Entonces se acercaron los ángeles y le sirvieron la dades que enseña; y cuando ha establecido su Evan-
comida. gelio eterno en la tierra, trata de dar fin á su carrera
y volverse al cielo.
Preparado así Jesucristo, dió principio á su mi-
nisterio público, y ya desde aquí es necesario con- Habia elegido doce de sus discípulos, á los que
templarle como un gigante que se empeña en su car- llamó Apóstoles, que quiere decir enviados, porque lo
rera, resuelto á no descansar hasta verla concluida. habian de ser para predicar su Evangelio en todo el
mundo. A estos principalmente declara que va á
Recorre la Galilea y la J u d e a , y derrama por to-
ausentarse, y volver á su Eterno P a d r e ; pero les ha-
das partes la luz de su celestial doctrina. Anuncia
ce saber al mismo tiempo, que para dar cumplimien-
el reino de Dios y su justicia, enseña verdades que
to á las profecías que estaban escritas de él, era ne-
jamas habia oido el mundo, predica la pureza del
cesario que padeciese y muriese antes de entrar en
cuerpo y del corazon, el amor á todos los hombres,
su gloria. Instituye el adorable sacramento de su
sin exceptuar los enemigos, el desprendimiento de
cuerpo y sangre, y se los administra, y despues de
las riquezas, !a fuga de los placeres, la abnegación
reencargarles que se amen los unos á los otros, como
de sí mismo, la pobreza de espíritu, el deseo de la
él les habia amado, se encamina á dar principio á su
mortificación, el amor á la c r u z . . . .en suma, predi-
pasión en el huerto de las Olivas. Allí se prepara
. ca aquella admirable doctrina que ha formado la mul-
á padecer y morir con una oracion tan fervorosa, que
titud de Santos que veneramos en los altares, y que
le obliga á sudar sangre: da lugar en seguida á los
asombraron al mundo, á los ángeles y á los hombres
enemigos de su celestial doctrina, para que pongan
con sus virtudes.
sus manos sacrilegas en su divina persona; se deja
Camina de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, atar sin resistencia, y camina al sacrificio como un
y de aldea en aldea, no solamente enseñando y pre- cordero, sin desplegar sus divinos labios: recibe una
dicando el Evangelio eterno, sino también haciendo pesada cruz sobre sus hombros, sube cargado con
bien por donde quiera que pasa, y obrando prodigios ella al Calvario, permite ser clavado y enarbolado en
en todas partes. Sana á los enfermos, da vista á los ella, y luego que se cumplen las profecías acerca de
ciegos, oido á los sordos, movimiento á los tullidos su pasión, exclama: T o d o está acabado. Inclina su
y vida á los muertos. Dispone á su albedrío de la soberana cabeza, y muere. Así concluyó este divino
naturaleza. Manda á los vientos y le obedecen; quie- Redentor en la Cruz la carrera que habia principia-
re andar sobre las aguas y le sostienen; la tierra se do en un pesebre, por librarnos del pecado y de la
estremece bajo de sus pies; el cielo se abre sobre su muerte.
cabeza, y toda la naturaleza se apresura á obedecer-
le. Así confirma con multitud de portentos las ver-
P. ¿Pues sin morir, no-pudiera Dios hallar otro aventurada desde el primer instante de su concep-
remediol ción, y gozaba de la vista clara de Dios. Ademas,
I?. Sí, mas nos convino este mas, que otro ninguno. no le era debida la muerte porque era santo é impe-
E s indudable que una gota de sangre, una lágrima cable por naturaleza, y no podía contraer la mancha
sola de J e s u c r i s t o hubiera bastado para la redención original, que fué la que hizo mortales á los hombres.
del mundo; pero su inmensa caridad le hizo abrazar- P e r o su amor á los hombres le hizo vencer todas las
se con los tormentos y la muerte misma, por mas dificultades, para hacerse hombre mortal y pasible, y
proveer á nuestro remedio; no excusando el Señor poder con sus padecimientos y su muerte pagar la
sacrificio alguno, por tal de que su redención fuese pena del pecado que debiamos los hombres; y su sa-
biduría y su omnipotencia supieron hacer pasible al
sobreabundante, y el hombre tuviese vida, y la tuvie-
impasible, y mortal al inmortal, dándole un cuerpo
se en mayor abundancia. Por eso nos convino que
dotado de suma sensibilidad precisamente para pa-
muriese* para que con su muerte nos mereciese la
decer y morir, y suspendiendo el efecto del dote
irida de la gracia; y nos enseñásemos á morir místi-
de impasibilidad, respecto al cuerpo y á la parte in-
camente á nosotros mismos y á todas las criaturas,
ferior de la alma.
para vivir á él solo. E s palabra de Jesucristo, que
si el grano de trigo no muere, él solo permanecerá; P. ¿ Por qué escogió muerte de Cruz?
pero si muriere, producirá mucho fruto. Necesitamos, R. Porque cuanto era mas ignominiosa y penosa,
pues, morir, para que los que somos terrenos, seamos fuera mas meritoria y gloriosa.
espirituales; los que somos mortales, seamos inmor- No es menester mas que hacer reflexión á la dig-
tales; los que somos nada, seamos mucho; los que nidad infinita del Dios Hombre, para descubrir la
somos habitadores de la tierra, seamos ciudadanos infinita humillación á que se sujetó en su pasión; pe-
del cielo; los que somos siervos, seamos principes; ro cuando se contempla que no le puso limites sino
ios que somos hombres, seamos, dioses en cierto que se arrojó á lo mas doloroso, á lo mas sensible, á
modo, por el consorcio de la Divinidad. lo mas humillante y oprobioso, cual fué morir clava-
do en una cruz como un malhechor, entre dos ladro-
P. iSiendo Dios inmortal, cómo pudo morirl nes, aquella humillación se halla ser infinitamente in-
R. Porque junto con ser Dios, era también hombre fiuita, y que en ella sufre y padece, no solo la natu-
mortal. raleza, no solo la humanidad; sino la misma persona,
A Jesucristo se debía la inmortalidad, no hay du- por la deshonra suma, infinita, con que se le vili-
da; porque la humanidad que tomó fué unida hipos- pendia.
»áticamente á la divinidad en la persona del Verbo,
Mas de aquí mismo se toma la consideración de
y traída al ser de Dios. Su alma santísima fué bien-
lo inmenso del mérito y la gloria que se adquirió con pena temporal que purgar. Al Limbo, los que mue-
la muerte de Cruz; pues el mérito es de la persona; ren antes del uso de la razón sin el bautismo; y al
y siendo ésta infinita, infinito es el mérito, é infinita seno de Abraham iban los que morian en gracia de
la gloria de que se circundó, y con que honró á su Dios antes de la redención de Jesucristo; pero satis-
P a d r e celestial. facían primero en el purgatorio, si tenian pecado ve-
P . ¿ Qué entendéis tos por los infiernos? nial ó pena temporal que pagar. D e lo dicho resul-
R. Cuatro senos ó lugares de las almas. ta, que en el infierno se castiga eternamente el peca-
P . ¿Cuáles sonl do mortal; en el purgatorio el venial y la pena tem-
R . El primero es el Limbo de los niños que mueren poral que queda despues de perdonada la culpa; en
sin bautismo. El segundo es el Purgatorio el limbo el original; y que en el seno de Abraham se
de los que mueren en graciadebiendo por sufría uno de los castigos del pecado original, que
sus pecados alguna pena, la mal allí satis- era la privación de ver á Dios, hasta que el Salvador
facen, y luego tan al cielo. El tercero esel del mundo franquease la entrada en el cielo. A este
Infierno de los que mueren en pecado mortal; seno bajó Jesucristo, luego que espiró en la C r u z .
allí son atormentados con fuego y penas eter- P . Cómo bajó?
nas. El cuarto, donde estaban como depo- R . Con el alma unida á la divinidad.
sitadas las almas de los Santos Padres, has- P. Y su cuerpo ¡fómo quedo?
ta que nuestro Señor Jesucristo bajó á sacar- R. Unido con la misma divinidad.
las para el cielo. Morir el hombre no es otra cosa que separarse su
Dios, llevado de su bondad, crió los cielos para alma de su cuerpo. Y como Jesucristo murió en
que fuesen la patria de los buenos, y obligado tara- cuanto hombre, su alma santísima se separó de su
bien de su justicia, formó los infiernos para que fue- santísimo cuerpo cuando espiró sobre la Cruz; pero
sen la cárcel de los malos. L a diversidad de peca- su alma y su cuerpo estaban unidos á la divinidad,
dos hace la diversidad de malos, y la diversidad de esto e3, á la persona divina; y aunque se separaron
malos exigió diversidad de infiernos. Reconocemos entre sí, permanecieron unidos á la divinidad, al mo-
cuatro, que son: Infierno, Purgatorio, Limbo y seno do que la espada del soldado, sacada de la vaina,
de Abraham. E n el infierno fueron sepultados loa aunque espada y vaina queden separadas una de otra,
ángeles rebeldes, que llamamos'demonios, y lo son permanecen unidas á la persona del soldado, que
todos los hombres que mueren en pecado mortal, pa- tiene en una mano la espada y en otra la vaina. E l
ra no salir de allí j a m á s . Al purgatorio van los que H i j o d e Dios se habia unido en su encarnación á la
mueren en gracia de D i o s , y tienen pecado venial ó naturaleza humana para no separarse jamás de ella.
Así es que quedó unido con el cuerpo en el Calva-
de tres mil años. El inocente Abel, el justo Noé,
rio, y bajó unido con el alma al seno de Abraham,
el fiel Abraham, el obediente Isaac, el caritativo J a -
ocupando con su inmensidad á un mismo tiempo dos
cob, el casto J o s é , el perseguido David, todos los
lugares tan diferentes y distantos.
Patriarcas, todos los Profetas del Señor, todos I03
P . Cómo resucitó?
justos vieron en este venturoso dia al Divino Liber-
R . Turnando á juntar su cuerpo y alma gloriosa,
tador que habian esperado y pedido por tantos siglos.
ya para nunca mas morir.
San J o s é vió triunfante de la muerte y del infierno
Muerto Jesucristo como á las tres de la tarde, su
al que habia dejado en el mundo tan perseguido. Y
santísimo cuerpo quedó pendiente de la C r u z , y per-
el Bautista vió al que habia señalado con el dedo en
maneció clavado en ella hasta cerca de ponerse el
las riberas del J o r d á n y bautizado en sus aguas. E n
sol, que los piadosos varones J o s é y Nicodemo le
el momento que el H i j o de Dios entró en aquella
desclavaron y bajaron, para darle honrosa sepultura.
mansión de la esperanza, todos los justos fueron
Habia junto al Calvario un huerto propio de J o s é , y
inundados de su luz inmensa, y principiaron á ser
en él un sepulcro nuevo, abierto á pico, el cual des-
bienaventurados en aquel nuevo paraíso, para conti-
tinaba para sí y para su familia; pero el E t e r n o P a -
nuar siéndolo despues enteramente en el paraíso de
dre le habia elegido para sepultura de su Santísimo
la gloria.
H i j o . Embalsamaron al sagrado cuerpo, le envol-
Jesucristo habia bajado á este seno el viernes por
vieron en una sábana nueva, y le ciñeron con fajas
la tarde; el domingo al apuntar el alba salió de él
de lienzo. Así amortajado le llevaron y pusieron en
para volver á tomar la vida humana que habia dejado
aquel sepulcro nuevo, en el cual nadie habia sido
cuando espiró sobre la C r u z , sacando consigo esta
enterrado. Cubrieron su divino rostro con un lier.zo,
multitud de cautivos que habia redimido en la san-
que llamaban sudario; cerraron la entrada del sepul-
g r e de su testamento como lo habia profetizado Z a -
cro con una gran piedra cortada y ajustada, y habien-
carías. Estaba el sagrado cuerpo tendido en el se-
do concluido un ministerio que Ies envidiaban los án-
pulcro, con aquella lastimosa figura que presentó
geles, se retiraron.
muerto en la Cruz, agujerados y rasgados sus piés y
E n el momento que espiró Jesucristo, bajó su al- manos, abierto su sacratísimo costado, penetrada d e
ma santísima al seno de Abraham, donde permaneció espinas su divina cabeza, y todo cubierto de cardena-
hasta el tercero dia, que subió á unirse con su san- les, de heridas y de sangre cuajada y denegrida. E n
tísimo cuerpo. ¡Qué bajada tan dichosa para aque- tan lastimoso estsdo, entra de repente en él su alma
llas almas santas! ¡Qué visita tan amable y deseada! gloriosa, se une con él, le da nueva vida, le glorifica
Adán y Eva vieron al que habian esperado por mas y sale triunfante del sepulcro, sin romper ni levantar
la losa con que estaba cubierto.
El alma de Jesucristo era bienaventurada desde el
dichoso momento en que la unió á sí el H i j o de Dios blante venerable que tenia antes de su pasión y muer-
en su encarnación; pero no comunicaba al cuerpo su te, bien que conservando impresas las llagas de los
bienaventuranza para dar lugar á los padecimientos piés, manos y costado. P a r a presentarse en seme-
y á la muerte que venia á sufrir por la redención del jante estado suspendió el dote de claridad, y no sabe-
hombre; mas ahora que se une á él para resucitar mos que le dejase brillar en los cuarenta dias que
triunfante de la muerte para siempre, le comunica to- permaneció en el mundo hasta su ascensión al cielo.
da la felicidad de que es capaz un cuerpo glorioso. Despues se apareció á la Magdalena, á las Marías, á
El alma bienaventurada, cuando se une á su cuer- San Pedro, á los apóstoles y discípulos, ya reunidos
po, le comunica cuairo dotes admirables, que son: y ya separados; y continuó apareciéndoseles por es-
agilidad, impasibilidad, sutileza, y claridad. L a agi- pacio de cuarenta dias, y habiéndoles del remo de
lidad consiste en que el cuerpo glorioso puede mo- Dios, dice San Lúeas. El dia cuarenta de su glo-
verse con suma ligereza; la impasibilidad en que no riosa resurrección, y último de su morada sobre la
puede padecer; la sutileza, en que puede penetrar y tierra, reunió á sus apóstoles y discípulos en nume-
pasar por cualquiera otro cuerpo sin romperle ni di- ro de ciento y veinte, y llevando á su lado á su que-
vidirle, y la claridad, en que brilla como un sol; se- rida Madre, Ies condujo á la cumbre del monte Olí-
gún la expresión del Evangelio. Jesucristo en su vele, no para trasfigurarse sobre él como en otro
vida mortal habia comunicado momentáneamente á tiempo sobre el Tabor, sino para subirse desde all
su cuerpo tres de estos cuatro dotes. L a agilidad, á los cielos.
cuando anduvo sobre las aguas; la sutileza, cuando P . Cómo subió á los cielos'?
nació de la Santísima Virgen sin detrimento de su R . Inmortal con sv "propia virtud.
virginidad, y la claridad, cuando se trasfiguró en el Jesucristo no fué arrebatado al cielo en un carro
Tabor, resplandeciendo su cara como el sol, y bri- de fuego como Elias, ni trasportado por ministerio
llando sus vestidos como la nieve. Solamente no le de ángeles, como Henoch; sino que subió por sí mis-
babia comunicado la impasibilidad, porque habia ve- mo y con su propio poder. Habiendo llegado á la
nido á padecer, y quiso padecer siempre hasta mo- cima del monte, y estando rodeado de aquella nume-
rir; pero en este dia se los comunicó todos para siem- rosa compañía, levantó sus divinas manos al cielo, les
pre. echó su bendición y principió á elevarse para volver-
se al seno del Eterno Padre de donde habia venido.
Resucitado Jesucristo, y acompañado de las almas
Subía sosegada y magestuosamente como para darles
de los justos que habia sacado del limbo, se apareció
tiempo de disfrutar tan glorioso triunfo. Insensible-
á su querida Madre en aquella misma figura y sem-
mente se fué alejando, y mientras que ellos le se-
cuanto es Dios tiene igual gloria que el P a d r e y el
guian con la vista y le bendecían y adoraban, una lu-
Espíritu Santo; y en cuanto es hombre, la tiene n
minosa nube, poniéndose bajo de sus divinos piés, se
comparablemente mayor que las almas b.enaventura-
les ocultó enteramente. Entonces el triunfador del
das, que los ángeles y que su Santísima Madre. S e
mundo, penetrando en un momento regiones inmen-
dice también que está sentado, no porque lo este co-
sas, subió sobre todos los cielos, y se sentó á .'a dies-
mo un príncipe á la derecba del rey. E l cuerpo glo-
tra de su Eterno P a d r e .
rioso está dotado de el don de agilidad, y no necesi-
L a Santísima Virgen, los apóstoles y los discípu-
ta sentarse para su descanso. San E s t é b a n v i ó l o s
los, todos continuaban mirando al cielo sin apartar sus
cielos abiertos, y á J e s ú s en pié a la diestra de Dios,
ojos del camino por donde se Ies- babia ausentado el
v San J u a n vió á este C o r d e r o divino que estaba en
objeto de su amor, y era tal sn enagenamiento, que
pié sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y
para sacarles de él fué necesario que bajasen dos án-
cuatro mil vírgenes que le seguían a donde quiera que
geles, y poniéndose á su lado, les dijesen: Varones
iba. S e dice que está sentado, porque desde allí como
de Galilea ¿por qué estáis mirando al cielo? Este
desde el trono de su imperio, reina sobre todos los an-
J e s ú s que habéis visto subir al cielo, así vendrá, al
celes, sobre todos los hombres y sobre todo lo creado,
fin del mundo, en gloria y magestad. C o n esto, aque-
de donde vendrá con gran p o d e r y magestad a juzgar
llas almas estáticas salieron de su enagenamiento, y
los vivos y los muertos.
se volvieron con gran gozo, dice San L ú e a s , á J e r u -
salen, donde permanecieron loando y bendiciendo á P Cómo ha de ser la resurrección, de la carne?
Dios, y esperando la venida del Espíritu Santo, que R. Tornándose á juntar estos propios cuerpos nues-
les babia prometido Jesucristo poco antes de subir tros con nuestras almas, á vida inmortal y
al cielo, á sentarse á la diestra de Dios P a d r e . eterna.
P. Cómo se entiende que está sentado á la diestra D o s venidas del H i j o de Dios se anunciaban en e l
de Dios Padre? Anticuo Testamento. Una á redimir al mundo, y otra
Jx. Que está en igual gloria con el, en cuanto Dios, á juzgarle. Ya se cumplió la primera, y vino como
y en cuanto hombre, en mayor que otro nin- un cordero á ser sacrificado en la C r u z por la reden-
guno. ción de los hombres. Al fin del mundo se venfica-
Ya se dijo que Dios no tiene figs-ra corporal como r á la segunda, y vendrá como un juez a tomar cuen-
nosotros, porque es espíritu purísimo. í'or consi- ta á los hombres del fruto de su redención. A la pri-
guiente no tiene diestra ni siniestra, porque esto es mera precedieron las señales de su miser.cord.a, y a
propio de los cuerpos; pero se dice que Jesucristo la secunda precederán las de su just.cia. L a paz del
está sentado á la diestra de Dios P a d r e , porque ea 11
universo anunció la primera, y la destrucción del uni-
verso anunciará la segunda. del cielo, viniendo otras del purgatorio y del limbo,
y subiendo otras del infierno, volverán á unirse c o n
E n efecto, á la venida del H i j o de Dios á juzgar
sus mismos cuerpos y á formar los mismos hombres.
á todos los hombres, precederá la destrucción del
P. Cuándo ha de venir nuestro Señor Jesucristo
universo; pero ¡qué terrible e s la pintura q u e
á juzgar á los vivos y á los muertos?
n o s hacen de ella los libros santos! H a b r á enton-
R. El ¿ta del juicio vendrá con gran gloria y ma-
c e s , nos dicen, gran tribulación, cual no hubo d e s d e
gestad, á juzgarnos y á dar á cada uno con-
el principio del mundo. S e levantarán gentes contra
forme á sus obras; á los buenos, vida perdu-
gentes y reinos contra reinos. Sucederán espanto-
rable, porque guardaron sus santos manda-
s o s terremotos por todas partes. L a s hambres, las
mientos, y á los malos, pena y muerte eterna,
pestes y las guerras, desolarán el universo. Brama-
porque no los guardaron.
rán los mares de un modo horroroso, y sus embrave-
E s una verdad de fé, qne Jesucristo ha de volver
cidas olas querrán tragarse al mundo.
al fin del mundo á juzgar á los vivos y á los muertos;
Aparecerán señales espantosas en el cielo, se os- esto es, á los que vivirán al acabarse el mundo, y á
curecerá el sol, la luna no dará su luz, ni brillarán los que hayan muerto desde el principio del mundo,
las estrellas. Se conmoverá todo el orbe, y se bam- ó según otros, á los que vivirán por la gracia, y á l o 3
boleará en sus llamas. L o s pueblos y los reinos, los que estarán muertos por el pecado. ¿Cuando se aca-
hombres y los animales, todo lo que tiene vida, y to- bará el mundo? nadie lo sabe, ni los hombres, ni los
do lo que no la tiene; en s u m a , todo lo que puede ar- ángeles, sino solo Dios. L o que se sabe es, que se
der, será abrasado y consumido por este horroroso ha de acabar, y que entonces ha de haber un juicio
fuego. Tal será el fin de este mundo que tanto nos universal, en el que todos los hombres reunidos seré-
encanta. T o d o será reducido á pavesas, y todo que- mos juzgados.
dará en un profundo silencio, pero aun no b:.jará en- P e r o ¿á qué fin, se dirá, este juicio universal, si el
tonces el J u e z Soberano. A n t e s resucitarán todos hombre está ya juzgado y sentenciado desde el mo-
los muertos. mento en que espiró, y la sentencia que se dió enton-
E l Omnipotente, que con solo su querer sacó al ces, jamás se ha de revocar? A esta réplica bastaria
mundo de la nada, liara oir su poderosa voz á todos responder, que Dios lo ha dispuesto así, y que á l o s
los hombres desde Adán hasta su último descendien- hombres n o n o 3 toca disputar, sino adorar sus dispo-
te, y en un momento todos resucitaremos. Nuestros siciones soberanas; pero hay ademas muchos podero-
cuerpos volverán á ser formados del mismo polvo á s o s motivos para este juicio universal. Primero. J u s -
que fueron reducidos, y nuestras almas, bajando unas t i f i c a r la Divina Providencia, y vengarla de los i n s u l -
tos quo sufre de tantos necios que blasfeman lo que de su muerte, cooperando á la formacion de otros
ignoran, como dice el apóstol San J u d a s . E n él ve- buenos; y la doctrina y ejemplo de los malos, también
rán todos los hombres que nada ha sucedido en el continuarán despues de su muerte, cooperando á la
mundo que no haya sido ordenado y dirigido de un formacion de los malos: L a doctrina y ejemplos de
modo infinitamente sábio. Verán por qué muchas ve- los apóstoles, Santos P a d r e s y demás justos continua-
ces prosperaba el pecador, mientras que el justo pa- rán produciendo frutos de santidad, y también la doc-
decía. Verán que Dios es tan poderoso y bueno, trina y ejemplos de los hereges, apóstatas y demás
que hasta de los mismos males saca bienes. Segundo. escandalosos, continuarán produciendo frutos de ini-
Vindicar la inocencia del justo, y confundir la malicia quidad. P u e s en aquel último dia se completará
del pecador. E s t e mundo es un pais de tinieblas don- toda justicia. S e premiarán hasta las últimas obras de
de todo está confundido. L a s cosas suceden igualmen- los justos, y se castigarán hasta los últimos escánda-
te al bueno y al malo, y con demasiada frecuencia I03 los de las malas obras de los pecadores. P o r estos
malos nadan en la abundancia, mientras que los bue- motivos y otros muchos que alcanzan los hombres, y
nos están sumergidos en la pobreza. E n aquel día otros infinitos que solo conoce Dios, habrá al fin del
de luz universal, se verá lo que era cada uno de los mundo un juicio universal, en el que Jesucristo juz-
hombres, se hará justicia, y se dará al bueno el ho- gará á los vivos y á los muertos, esto es, á todos los
nor que le era debido y al malo la confusion que me- hombres.
recía. Tercero. P r e m i a r ó castigar á todo el hombre. Resucitados todos los muertos, el soberano J u e z
A u n q u e en la muerte, el alma pasa á recibir el pre- bajará de lo mas alto del cielo con gran poder y ma-
mio ó castigo, el cuerpo queda pudriéndose en un se- gestad. V e n d r á rodeado de todos sus ángeles, y fi-
pulcro sin ser premiado ni castigado; y es muy justo, jando su augusto trono sobre todos los hombres del
que el cuerpo que ha sido compañero del alma en la mundo, reunidos bajo de sus piés, principiará el jui-
virtud ó el vicio, lo sea también en el premio ó el cas- cio. Se abrirán los libros, esto es, las conciencias
tigo. Esto se verificará en el dia del juicio univer- de todos, y en un momento quedarán patentes á la
sal. Cuarto. Completar el premio del justo y el cas- vista de todos. ¡Qué confusion tan horrible para
tigo del pecador. H a y obras tan buenas, que esta- aquellos que no hubiesen conservado la inocencia, ó
rán edificando y aumentando el premio del que las borrado sus culpas con una verdadera penitencia!
hizo, hasta el fin del mundo; y las hay tan malas, que Conocidas de todos las conciencias de todos, manda-
también estarán escandalizando, y aumentando el cas- rá el J u e z soberano á sus ángeles que separen los
tigo del que las ejecutó, hasta el fin del mundo. L a malos de los buenos, y que reúnan todos los malos á
doctrina y ejemplo de los buenos continuará despues su izquierda, y todos los buenos á su derecha. ¡Se-
paracion lastimosa! H e c h a esta separación, el sobe- la del sol siete veces mas que ahora. L o mismo su-
rano J u e z se volverá á los que estén á su derecha, c e d e r á á las estrellas y demás astros. T o d o s presen-
y con aquel semblante q u e llena de gloria los cielos tarán una claridad y hermosura inconcebible, y todos
y de gozo á los ángeles, venid, les dirá, venid, ben- arrojarán sobre la tierra tanta luz, que la tierra brilla-
ditos de mi Padre, á poseer el reino que os está pre- r á como los astros. ¡Qué espectáculo tan hermoso
parado desde el principio del mundo; y volviéndose no presentará entonces el orbe!
despues á los que estén á su izquierda, e c h a n d o so- L o s bienaventurados gozarán también este espec-
b r e ellos una mirada de h o r r o r , apartaos, dirá, apar- táculo. Así como los ojos de su espíritu tendrán un
íaos de mí, malditos; id al fuego eterno, que está pre- gozo particular en ver la hermosura de todos los es-
parado para el diablo y sus ángeles. Pronunciada píritus, así también los ojos de su c u e r p o le tendrán
la sentencia, á un tiempo se abrirán cielo é infierno, en ver la hermosura de todos los cuerpos; porque los
p a r a recibir cada uno á los que le pertenezcan. L o s bienaventurados no solamente verán á D i o s cara á ca-
j u s t o s mezclados con los ángeles y e n a g e n a d o s de ra y gozarán continuamente de aquella hermosura in-
gozo, subirán con J e s u c r i s t o á reinar e t e r n a m e n t e en finita; no solamente verán la hermosura de la sacratí-
el cielo: los réprobos, cubiertos de palidez y atrope- sima humanidad de J e s u c r i s t o , de la Santísima V i r -
llados por los demonios, c a e r á n con ellos en el in- gen, d e todos los ángeles y de todas las almas y cuer-
fierno para ser atormentados en él eternamente. Des- p o s gloriosos, y gozarán plenamente de ella, sino
d e este momento todo q u e d a r á fijo para siempre. Los que verán también y se recrearán con la hermosura
justos estarán en el cielo, y los r é p r o b o s en el in- d e l sol, d e la luna, de las estrellas, de los planetas y
fierno. d e todos los asiros, con la hermosura de esos cielo3
inmensos que no3 cubren, y de este prodigioso glo-
T a m b i é n el universo q u e d a r á fijo para siempre.
b o que nos sostiene. ¡Oh cristianos, qué grande, qué
P u r i f i c a d o por el fuego y cesando sus movimientos,
hermosa, qué rica es nuestra herencia! ¡Dios e t e r -
presentará un e s p e c t á c u l o admirable por toda la eter- no, nuestra alma desfallece al contemplar los tesoros
n i d a d . E s a inmensa b ó v e d a del cielo que ahora se d e gloria que teneis preparados para los que os sir-
ostenta tan hermosa á n u e s t r a vista, desembarazada ven y aman!
entonces d e nubes y d e sombras, p r e s e n t a r á u n a nue-
va é indecible h e r m o s u r a ; y esa multitud de astros P. Qué creeis cuando decís, creo la commuon de
q u e giran ahora sobre nuestras cabezas, fijos enton- los santos?
c e s cada uno en su lugar, se manifestarán incompa- R. Que los unos fieles participamos de los bienes es-
rablemente mas l u m i n o s o s y brillantes. L a luz de pirituales de los otros, como miembros de un
la luna s e r á como la del sol, dice el profeta Isaías, J mismo cuerpo.
P a r a inteligencia de esta respuesta, es necesario que están en gracia de Dios, son propiciatorias, y
saber que todas las obras buenas, hechas en estado pertenecen á la comunion de los santos.
de gracia, son meritorias, propiciatorias, impetratorias También son impetratorias, porque nos alcanzan
y satisfactorias. Son meritorias, porque la persona del Señor gracias de conversión y de perseverancia.
que las hace, merece por ellas un aumento de gloria Así como las malas obras piden al cielo castigos, así
mayor ó menor, en proporcion á la mayor o menor también las buenas piden bendiciones y gracias. E l
bondad de la obra; pero este aumento de gloria es fratricidio de Cain provocó las maldiciones del cielo
propio del que hace la buena obra, y no tienen parte sobre toda su descendencia, hasta que vino á hundir-
en él los demás fieles. P o r consiguiente, las obras se en el diluvio; es decir, por quince siglos y medio;
buenas en cuanto meritorias, no pertenecen a la co- y la sangre inocente de Abel, atrajo sus bendiciones
munión de los santos. Son propiciatorias, porque sobre Seth y sus descendientes por mas de catorce.
aplacan la ira del S e ñ o r , y contienen su divina justi- L a santidad de los patriarcas fué un manantial de fe-
cia. L a oracion del justo penetra el cielo, y sus obras licidades para el pueblo de Israel, y la de los prime-
suben como el humo del incienso hasta el trono del ros cristianos lo fué para el universo. L a s virtudes
Señor á aplacar su ira. ¡Ah! ¿Qué sena de los pe- de unos fieles alcanzaban del cielo gracias para for-
cadores sin la protección délos justos? ¿Cuantas ve- mar otros fieles, y la constancia de unos mártires, pa-
ces habría acabado el Señor con el ingrato Israel, si ra preparar otros mártires. T a n t o pueden para con
D i o s las buenas obras. Ellas atraen sobre la tierra
el justo Moisés no se hubiera postrado en su presen-
las bendiciones del cielo; ellas alcanzan á los pecado-
cia, intercediendo por él? Pero ¡qué digo E l mun-
res gracias para convertirse, y á los justos para sos-
do entero no subsiste sino por atención a los justos,
tenerse en la virtud y adelantar en el camino de la
y acabados éstos, se acabará el mundo.
salvación, por eso se llaman impetratorias, y perte-
¡Cuánto interesa á los hombres, á los pueblos y a necen también á la comunion de los santos.
los reinos abrigar justos en su seno! ¡Cuanto debe-
riamos desear todos los hombres que se aumentase Finalmente, son satisfactorias, porque pagan á la
este precioso número! ¡Y cuánto no deberíamos tra- justicia divina aquella pena temporal que queda des-
bajar cada uno de nosotros por pertenecer a él. Los pues de perdonada la culpa. L a s obras buenas en
justos cubren como con un escudo á los pecadores y a cuanto satisfactorias, aprovechan á las almas del pur-
los pueblos en que habitan; suspenden los rayos de gatorio para pagar mas pronto su deuda, y á los fie-
la divina justicia que sus delitos provocan, y les con- les que están en gracia de Dios para satisfacer en
siguen de su misericordia tiempo para convertirse; y esta vida las penas temporales, que pueden deber
esto quiere decir que las obras de los justos o de los por sus culpas ya perdonadas; mas no aprovechan á
los fieles que están en pecado mortal, porque es evi- plorable que no debiera permitirle un momento de
dente que no se les puede perdonar la pena temporal, sosiego hasta salir de él! ¡Estado que le reduce á un
hasta que no se les haya perdonado la eterna, salien- miembro muerto del cuerpo vivo de la Iglesia!
do del pecado mortal que la motiva. Sin embargo, las L a Iglesia es la sociedad mas admirable y magní-
obras buenas del pecador, hechas sin afecto actual al fica que hay en todo lo criado, porque se compone
pecado, pueden satisfacer en algún modo la pena tem- de todos los ángeles y santos del cielo, de todas las
poral de otros pecados ya perdonados, y por eso el almas del purgatorio, y de todos los fieles cristianos
del mundo. A la porcion de esta sociedad, compues-
pecador, aun hallándose en el infeliz estado de pecado ta de los ángeles y santos del cielo, llamamos Iglesia
mortal, debe hacer obras buenas, no solo para dete- triunfante, porque triunfan en él coronados de gloria.
ner el golpe de la ira de Dios, y alcanzar de su pie- A la de las almas del purgatorio llamamos Iglesia pur-
dad que le saque de tan infeliz estado, sino también gante, porque se purifican en él de las manchas que
para satisfacer á su divina justicia por los pecados no lavaron en esta vida con la penitencia. Y á la de
perdonados. los fieles cristianos llamamos Iglesia militante, porque
D e todo lo dicho se sigue que los unos fieles tene- caminan por este destierro á su patria que es el cielo,
mos parte en las buenas obras de los otros, en cuanto peleando como militares, con sus enemigos el mun-
que son propiciatorias impetratorias y satisfactorias. do, el demonio, y la carne. Estas tres Iglesias, militan-
E n cuanto son meritorias solo aprovechan al que las te, purgante y triunfante, componen la Iglesia de Dios,
hace, si está en gracia d e Dios, porque el que se halla y se comunican entre sí como miembros de un mismo
en pecado mortal, nada absolutamente merece, por cuerpo místico, cuya soberana cabeza es Jesucristo.
mas obras buenas que haga. A u n q u e yo hablara las ¡Dichosa comunicación que nos une espiritual mente
lenguas de los hombres y de los ángeles, decia San con todos los amigos de Dios en su H i j o Jesucristo!
Pablo; aunque tuviera el don de profecía; aunque E n virtud de esta comunicación, los ángeles inter-
conociera todos los misterios y poseyera toda la cien- ceden y ruegan á Dios por nosotros, y l e ofrecen
cia; aunque tuviera tanta fé que trasladara los montes, nuestras oraciones y buenas obras. J a c o b en su
y aunque distribuyera todos mis bienes á los pobres misterioso sueño vió una escala que llegaba desde la
y entregara mi cuerpo para ser quemado; si no tuviera tierra hasta el cielo, y ángeles del Señor que subian
caridad, esto es, si no estuviera en gracia de Dios, y bajaba i» continuamente por ella, para significar que
nada soy, nada me aprovecha. Soy como metal que estos espíritus celestiales llevan al cielo nuestras ora-
suena, ó campana que retiembla. ¡Pintura lastimosa ciones y buenas obras, las presentan acompañadas
del hombre que está en pecado mortal! ¡Estado de- de sus súplicas y méritos á los pies del trono de
Dios, y nos consiguen y traen á la tierra gracias y
mercedes. E n virtud de esta misma comunicación, clusion de sus penas y adelantar su entrada en la glo-
los santos se interesan también y ruegan por nosotros. ria. D e este modo se verifica, que entre las Iglesias
E l Sumo Pontífice Onías se apareció en el aire á militante, triunfante y purgante, hay una comunica-
J u d a s Macabeo, orando por todo el pueblo, y exten- ción de bienes, como entre miembros de un mismo
diendo sus manos en ademan de protegerle; y si tan- cuerpo, cuya invisible y divina cabeza es Jesucristo.
to se interesaba por su pueblo este Santo Pontífice,
estando aun en el limbo, ¿cáunto no se interesarán y
rogarán por nosotros los santos que están en el cie-
lo? E n virtud de esta comunicación también nosotros
honramos por nuestra parle á los ángeles y á los
santos, colocando sus imágenes en los templos, ador-
nando con ellas nuestras habitaciones y llevándolas
sobre nuestro pecho. L e s ofrecemos nuestros cul-
tos y nuestros votos; les tomamos por nuestros pa-
tronos é intercesores, y les dirigimos nuestras súpli-
cas y nuestras pretensiones, para que como amigos de
Dios, las presenten á su divina Magestad, y sean
bien despachadas.
Esta misma comunicación se verifica con respecto
á las ánimas del purgatorio. L o s ángeles y los san-
tos piden á Dios por ellas y desean ardientemente
que salgan de sus penas y suban á acompañarles en
la gloria. Nosotros ofrecemos á Dios por ellas ora-
ciones, limosnas, ayunos, trabajos, y sobre todo, el
santísimo sacrificio del altar. Y ellas, seguras de su
eterna felicidad, desean con ansia la nuestra, y cuan-
d o son trasladadas al cielo, aumentan con* su gloria »
la de los ángeles y los santos, y con sus ruegos nues-
tra protección; en particular la de aquellos que lian
contribuido con sus buenas obras á acelerar la con-
Despues de haber advertido Jesucristo á la multi-
tud que le seguia, el secreto con que debian hacer
sus buenas obras, especialmente las limosnas, pasó á
enseñarles también el modo con que se debia orar,
y dió principio á esta paternal instrucción, previnién-
doles: que no imitasen á los hipócritas, que puestos
SEGUNDA PAßTE
en pié oraban en las sinagogas y en los ángulos de
las plazas para ser vistos de los hombres: porque és-
tos, dijo, ya recibieron su premio (en su vanidad):
D E LA
que tampoco imitasen á los paganos que hablaban
mucho en la oracion, creidos de que hablando mucho
serian mejor oidos. Nada de esto hagais, añadió,
doctrina cristiana, porque vuestro P a d r e celestial sabe lo que os es ne-
cesario. H e c h a s estas prevenciones, vosotros, dijo 8
habéis de orar así: P a d r e nuestro que estáis en los -
E N Q U E S E D E C L A R A L O Q U E S E H A D E P E D J R , Y LAS
cielos &c. Aquí concluyó el soberano Maestro esta
ORACIONES D E L A S A N T A M A D R E IGLESIA. divina oracion que llamamos el Padre nuestro, por la
palabra con que principia. Oracion breve, pero que
contiene cuanto se puede pedir á Dios santamente.
r
'I Oracion perfecta, que debe ser el modelo de todas
las oraciones. Oracion, en fin, que dictó el H i j o de
Dios para enseñarnos á orar.
YA hemos explicado lo que se debe creer, que e3 P . Qué cosa es orar?
lo primero. Vengamos ahora á lo segundo, que es R . Levantar ú Dios el alma y pedirle mercedes.
lo que se ha de pedir. Orar es dirigirse el hombre á Dios, buscando en
P . Decid el Podre Nuestro. su infinita bondad el manantial de sus bienes, y en su
R. Padre Nuestro, Sfc. infinita misericordia el remedio de sus males: es ir á
P . Quién ordenó la oración del Padre Nuestrol presentar en su divino acatamiento la muchedumbre
R . El mismo Cristo nuestro Señor, á petición de de sus miserias para que se apiade de él, y se n u e -
los Apóstoles. va á socorrerle: es ir á implorar el perdón de sus pe-
P . Para que la ordenó? cados, y el auxilio de su gracia para no volver á co-
R . Para enseñarnos á orar.
meterlos: es en fin, ir á suplicar que le conceda aque-
siásticos y religiosos, y de algunas personas dedica-
llos bienes espirituales que necesita para salvarse, y
das á la piedad. Este es el orden que ha estableci-
aquellos bienes corporales que convengan á su sal-
do el Señor para la salvación de los hombres; la ora-
vación; de donde se sigue, que la oracion no es otra
cion es absolutamente necesaria á todos los que han
cosa que el movimiento de el alma que se dirige á
de vivir y morir en su divina gracia, y entrar en la
Dios, pidiendo su salvación y lo que convenga á su
eterna gloria.
salvación. L a oracion es necesaria, porque lo es la
salvación que se pide en ella, y Dios no quiere con-
ceder la salvación á los que han llegado al uso de la
C O N D I C I O N E S P R I N C I P A L E S D E LA O R A C I O N .
razón, sin que se la pidan. E s verdad, dice San Agus-
tín, que el Señor nos da algunas cosas sin que se las
pidamos, como son el principio de la fé, el deseo de
Atención. El sumo respeto debido á la Magestad
orar, los primeros movimientos hacia el bien, y otras
de Dios, con quien vamos á hablar en la oracion,
á este modo; pero son infinitas las que no quiere dar- exige de nosotros una atención reverencial y cons-
nos sin que se las pidamos, como son la gracia san- tante. Seguramente no se verá que un hombre, cuan-
tificante, la victoria contra las pasiones, y sobre todo do está suplicando á los piés de un monarca de la
el don de la perseverancia final, sin el cual no hay tierra, que le perdone sus yerros, que le remedie sus
salvación para nosotros. P o r eso nos exhorta tanto necesidades, ó que le conceda gracias y mercedes,
Jesucristo á que velemos y oremos. Velad y orad, no conserve la atención mas respetuosa, mas viva
nos dice por San Mateo. Velad y orad, nos dice por y mas constante. ¿Pues cuál deberá ser la nuestra,
San Márcos. Velad orando en todo tiempo, añade cuando estamos pidiendo estas mismas cosas al Mo-
San L ú e a s ; y como si no bastaran tan multiplicadas narca de los Cielos? P e r o se dirá, que es imposible
exhortaciones, añade su ejemplo. Pasaba el Señor conservar una atención semejante; que tanto nuestro
noches enteras orando, y no entraba en alguno délos pensamiento como nuestra imaginación son indomina-
sucesos principales de su vida sin prepararse con la bles. Convenimos en que esto por desgracia es de-
oracion. Antes de dar principio al ministerio de su masiado cierto; pero es necesario convenir también
divina predicación, oró mucho tiempo en el desierto, en que el hombre conserva sobre su pensamiento é
y la víspera de su santísima pasión oraba en el huer- imaginación, á pesar de haber quedado tan desorde-
to con tanto fervor que llegó hasta sudar sangre. Se nados por ei pecado original, una parte de su primer
engañan, pues, lastimosamente aquellos cristianos dominio, el cual debe emplear hasta donde alcance,
que miran la oracion como propia únicamente de ecle- para conservar su atención en la oracion, y no distraer-
¡132
ensalza será humillado, y el que se humilla será en
se voluntariamente, porque las distracciones involunta-
rias no perjudican á la oracion.
C o n f i a n z a . L a humildad en nada debe disminuí,
Humildad. L a inmensa magestad de Dios, á
la confianza con que hemos de pedir á D u * . E S j
quien vamos á suplicar, nuestra indignidad, la mul-
ñ o r se agrada del alma que, prevenida de la humildad,
titud de nuestras miserias, nuestra pobreza, y la su-
se acerca á pedirle con confianza. E s esta tan ne-
ma necesidad que tenemos d e que el Señor nos mi-
cesaria en el que ora, que el Apóstol Santiago nos ase-
re con piedad y nos socorra. — todo está claman-
gura que una alma que pide sin confianza, es seme-
do humildad en el que ora, y no habrá cosa mas in-
fante á una ola del mar que, agitada del viento, es
sufrible que presentarnos sin humildad á pedir á D i o s
traída acá y allá, y que no piense que ha de r e o b
sus gracias é implorar sus misericordias. L a s sagra-
cosa alguna del Señor; y esto es muy justo, poique
das Escrituras casi nunca n o s hablan de la oracion,
;qué podremos alegar para orar sin confianza/ ¿que
sin juntar con ella la humildad. Ya nos dicen, que
no somos acreedores á la gracia que pedimos/ ¡Ah.
la oracion del humilde p e n e t r a los cielos: Ya que el
eso es tan cierto, que los mayores santos han conte-
S e ñ o r mira la oracion de los humildes y no despre-
n d o lo mismo. ¿Que el Señor no puede conceder-
cia sus ruegos: Ya que en v a n o se le edifican templos
nos cuanto bueno le pidamos? Eso sena negar su
y se le ofrecen sacrificios é inciensos, si no les acom-
Omnipotencia. ¿Que no quiere? Eso ofendería su
paña un espíritu contrito y humillado; pero sobre to-
bondad. ¡Oh cristianos, si nuestra confianza se iun-
do, la parábola del fariseo y el publicano es la prue-
dara en la generosidad de los hombres, sena muy ra-
b a mas concluyente de la necesidad de orar con hu-
zonable nuestra desconfianza; pero se funda en a gene-
mildad. D o s hombres subieron al templo á orar, di-
rosidad de Dios, ¿qué mayor segundad? E s el fcenor
c e Jesucristo; el uno fariseo y el otro publicano. E l
un padre cariñoso que nos ama con mas ternura que
fariseo, estando en pié o r a b a en su interior de esta
todo« los padres del mundo á sus hijos; que esta siem-
m a n e r a : ¡Oh Dios! gracias os doy porque no soy co-
pre dispuesto á oirnos favorablemente, y que desea
mo los otros hombres, r o b a d o r e s , injustos, adúlteros,
que no pongamos estorbos á su bondad, para hacer-
así como este publicano. A y u n o dos veces en la
nos felices. Jesucristo dirigió una reprensión muy
s e m a n a , y doy diezmo de todo lo que poseo. E l pu-
viva á todos aquellos que no ponian una entera con-
blicano por el contrario, estando á lo lejos no osaba
fianza en su Padre celestial. Si alguno de vosotros,
ni levantar sus ojos al cielo, sino que heria su pecho,
les dijo, pidiere pan á su padre, ¿por vent ura le dara una
diciendo: ¡Oh Dios! mostraos propicio á mí pecador.
•piedra? O si le pidiere un pez, ¿le dará una serpien-
O s aseguro, concluye J e s u c r i s t o , que éste y no aquel,
te? Osile pidiere un huevo, ¿le dará un escorpion7
v o l v i ó justificado á su c a s a ; porque todo e l q u e s e
Pues si vosotros, siendo malos, saléis dar cosas buenas del demonio. P e r o el S e ñ o r continuaba su c a m i n o
ú vuestros hijos, ¡cuánto mas vuestro Padre celestial da- sin c o n t e s t a r l a , n i d a r á e n t e n d e r s i q u i e r a q u e la o í a ;
rá buen espíritu á los que se lo pidan! C o n t e m o s , p u e s , m a s no por esto cayó d e ánimo. Constante en s u
con la c a n d a d i n m e n s a de nuestro P a d r e celestial; petición, seguia á Jesucristo clamando: Señor, H i j o
presentémonos á pedirle con una confianza humilde y d e D a v i d , t e n e d m i s e r i c o r d i a d e m í . C a n s a d o s los
filial y n o d u d e m o s q u e n o s d a r á , ó b i e n a q u e l l o q u e discípulos de oir sus clamores, se acercaron á J e s u -
lo p i d a m o s , ú o t r a c o s a m e j o r , q u e s e a m a s c o n v e - cristo, y le rogaban diciendo: D e s p a c h a d l a , S e ñ o r ,
niente para alcanzar nuestra felicidad eterna. porque"viene clamando tras de nosotros; pero e l b e -
Perseverancia, N o b a s t a o r a r c o n a t e n c i ó n , h u - ñ o r l e r e s p o n d i ó : Y o n o h e s i d o e n v i a d o s i n o á las
mildad y esnfianza, es necesario ademas orar con per- ovejas que perecieron de la casa de Israel. E s t a res-
severancia. Jesucristo no solamente exhortaba con puesta d e Jesucristo fué para lasuplicante m u c h o
f r e c u e n c i a a la p e r s e v e r a n c i a e n o r a r , s i n o q u e s e v a - m a s dolorosa que habia sido su silencio, p u e s n a d a
lió d e l a s p a r á b o l a s y e j e m p l o s m a s e n é r g i c o s p a r a la d e j a b a q u e e s p e r a r , p u e s t o q u e era c a n a n e a y n o
persuadirla. D e s p u e s de decirnos, que conviene orar p e r t e n e c í a á la c a s a d e I s r a e l ; p e r o e s t a m u g e r a d m i -
s i e m p r e y no desfallecer, nos p r o p o n e la parábola de rable, en vez de desanimarse, redoblaba s u fervor,
un h o m b r e que va á pedir á media noche tres p a n e s corre, se abre c a m i n o por entre la multitud, s e pre-
p r e s t a d o s á u n a m i g o , y a u n q u e el a m i g o s e r e s i s t e á senta delante de Jesucristo, se postra á sus divinos
levantarse y abrir su puerta en aquella'hora, tanto l e p i é s , l e a d o r a y c l a m a : S e ñ o r , s o c o r r e d m e . Un r a s -
i m p o r t u n a , q u e a l fin s e l e v a n t a y c o n s i g u e q u e l e d é g o t a n t i e r n o , u n a f é t a n v i v a , u n a e s p e r a n z a tan ani-
cuantos panes necesita; pero sobre todo, el ejemplo m a d a , u n a p o s t u r a t a n h u m i l d e , y u n a s ú p l i c a tan f e r -
d e la G a n a n e a p a r e c e q u e n o s o l o q u i s o h a c e r n o s p a - v o r o s a y r e v e r e n t e , p a r e c í a q u e a u n n o m o v i a n e l áni-
tente lanecesidad d e perseverar pidiendo hasta con- m o de Jesucristo. N o es bueno, l arespondió, tomar
s e g u i r , s i n o d a r n o s t a m b i é n el m o d e l o m a s a c a b a d o el p a n d e los hijos y e c h a r l o á los p e r r o s . E s t a s e -
de la perseverancia. g u n d a respuesta era capaz de intimidar y desalentar
E r a esta u n a m u g e r p a g a n a d e la raza d e C a n a a n . á la m i s m a e s p e r a n z a . S i n e m b a r g o , esta m u g e r , e s -
H a b í a o í d o hablar m u c h o d e los prodigios q u e o b r a - te m o d e l o d e la p e r s e v e r a n c i a , s a c a d e ella u n n u e v o
b a J e s u c r i s t o , y c o m o s u p i e s e q u e s e a c e r c a b a á I03 m o t i v o de e s p e r a n z a . E s v e r d a d , S e ñ o r , le r e s p o n -
t é r m i n o s d e T i r o y d e S i d o n , d o n d e ella m o r a b a , c o r - d e , q u e no es b u e n o e c h a r el pan d e los hijos á 1 o s
rió a su encuentro, y a p e n a s alcanzó á verle, princi- p e r r o s ; p e r o t a m b i é n l o s c a c h o r r i l l o s c o m e n d e las
pio a clamar: Señor, H i j o de David, tened miseri- m i g a j a s q u e c a e n d e l a m e s a d e s u s d u e ñ o s : ¡Oh
cordia de mí. Mi hija está malamente atormentada muger! dijo entonces Jesucristo: grande e s t u fé.
tr. 136
,0
sanf™ * aquella hora quedó
salvación, d e b e m o s d e s e a r q u e D i o s n o nos las c o n -
! a s C0sas qDe
g S P ° d e m o s P-dir, hay ceda, por m a s que se las p i d a m o s ; p o r q u e no nos ira-
p o r t a t e n e r b u e n a s a l u d , h o n o r e s y r i q u e z a s , s i n o viw
de ser buenas F , ' % "¡ e " a s Pued<® vir y reinar e t e r n a m e n t e en e l cielo.
E s son la
los medios „ " "f lel'C'dad eterna y
En nombre de Jesucristo. T o d a s n u e s t r a s p e t i c i o -
y e s t a - r f S 7 k • e 3 t 0 pe es d' i r l a «s ™ a¡ ba s yl a t nes deben hacerse en nombre de Jesucristo. Dios,
«ente, p o L f l ' S ° *- en los consejos d e su eterna sabiduría, ha d e t e r m i n a -
nleMB S b W n a S ara d o n o c o n c e d e r m e r c e d e s á los h o m b r e s , sino en nonv-
<"»• H a / o ras „ t n °" P »"LO-
boso tros, 6 p o r Q L T " " ' T * SOn b u e n a s P*™ bre de su Santísimo Hijo. N o hay salud en ningún
d
° e"as, ó S a T e J l m POd
fm°S h3Cer
otro, dice S a n P e d r o , n i h a y otro n o m b r e bajo "del
Estas só„ l a T f T c i d L T cielo en que nos sea preciso salvarnos. ¿Pero q u é
1 8 lüs bie
honores, la x ' ™ ™ ^ "es' e s pedir en n o m b r e d e Jesucristo? É s unir nuestras
coudicionalmente est * ^ debem
° 3
PedirIas oraciones á su mediación, y a p o y a r n u e s t r a s suplicáis
s ™ muchos los c L o s v " C
° ™ n nen
' P° r <J u e sobre sus méritos. E s valemos de un mediador, nó
convienen. 1 " S S ^ « W W c . a s en que no n o s solamente poderoso, sino también necesario. P o r
«osas temporales n l r P o d e m ° s Peciir eso nuestra santa m a d r e Iglesia concluye siempre s u s
ellas, s i n o Z a „ ' P n e : ° ha d e ser
P " a fij«n>¡» e a o r a c i o n e s c o n e s t a s p a l a b r a s : por nuestro Señor Jesti-
H e r m a n o s ! sac M a n ° S a S r P n " I " p a r a ¡ r á D , o s "
cristo. C o n c l u s i ó n h u m i l d e y l l e n a d e c o n s u e l o , d i -
l i é m p o e s breve- ló „ , f n * 103 CO™tios' e l
ce eiSr. Bossuet. H u m i l d e , porque confiesa nues-
, lo sean pn'J, q
™ ? ? S eS
' 1 u e , o s <i u e «>n ca-
tra insuficiencia; y llena d e consuelo, p o r q u e nos
m a ¿ B°0 Z Z T f r ° fUeSen; y 105
1 - » l ' o r a n co- muestra en quién está nuestra fuerza. A u n cuando
i n t e r p o n e m o s cotí D i o s los m é r i t o s é i n t e r c e s i o n e s
D i o s n o n o s Z T J T ' %U,a de este m
™d°- d e l o s s a n t o s , c o m o a s i m i s m o l o s d e la S a n t í s i m a V i r -
n o s fijemos e „ ° e l a s s i ' ' 5 . T * P - a que gen, a ñ a d i m o s también á ellas esta n e c e s a ú a conclu-
ellas en nuestro V L L , q
" e " o s v a % a r a o s d<» sión: por nuestro S e ñ o r Jesucristo; p o r q u e en efec-
P
n o s han de servir „» i ° ' ' c o n s i g n i e n t e , si no to, a J e s u c r i s t o s o m o s t o d o s d e u d o r e s d e las g r a c i a s
g r a n via e n o
bemos pediría ? y S ' da- q u e r e c i b i m o s d e su E t e r n o P a d r e , 7 d e la p a c i e n c i a
dir que no I I n i ^ d e e s t o r b a r ' A b e m o s pe- y misericordia que usa con nosotros. Jesucristo e s
ra, la.salud la . C O n c e d a n ' S i ^ hacienda, la b L el S a c e r d o t e e t e r n o e s t a b l e c i d o en la c a s a d e D i o s
* * * l ü d ' h m i s m a vida, han de impedi nuestra para interceder siempre por nosotros; es e lgran jus-
t o q u e t e n e m o s e n el c i e l o p o r a b o g a d o p a r a c o n D i o s ;
©3 e l P o n t í f i c e s a n t o , i n o c e n t e , i n m a c u l a d o , s e p a r a d o p r o d u c e l a o r a c i o n , c u a n d o la p r e c e d e 6 a c o m p a ñ a
d e los p e c a d o r e s , y c o l o c a d o s o b r e los m a s altos cie- la m e d i t a c i ó n . P o r e s o s e r i a d e d e s e a r q u e a r r e g l a -
los; que presenta por nosotros á su Eterno P a d r e e l da. p o r u n h o m b r e s á b i o . y p r u d e n t e e s a m u l l i t u d & d e
¡ « m e n s o sacrificio de su pasión y muerte. oraciones vocales con que se hallan agobiadas m o -
Oración meitial y vocal. L a oracion mental es to- c h a s almas piadosas, se entregasen éstas á la medi-
da interior, y consiste e n súplicas q u e h a c e m o s á t a c i ó n , e m p l e a n d o e n ella u n a p a r t e del t i e m p o q u e
D i o s sin v a l e m o s d e palabras. L avocal es a d e m a s ahora gastan en rezar. S u corazon s e mejoraría y "
exterior, y consiste en súplicas que hacemos á Dios, a d e l a n t a r í a m a s e n un día c o n la m e d i t a c i ó n y o r a -
valiéndonos de palabras. L a oracion mental puede cion, q u e en un a ñ o con esa multitud d e rezcs, d i c e
hallarse, y se halla m u c h a s v e c e s sin l avocal; p e r o el c a r d e n a l B e l a r m i o o .
la v o c a l j a m a s p u e d e h a l l a r s e s i n l a m e n t a l . L a o r a - P e n e t r a d o s d e esia v e r d a d los santos f u n d a d o r e s
cion v o c a l s i n l a m e n t a l , n o e s m a s q u e u n r u i d o d e d e las religiones, han c u i d a d o i n u c h o d e q u e en sus
palabras, p o r q u e n a d a importa que se m u e v a n los la- c o m u n i d a d e s p r e c e d a la m e d i t a c i ó n á la o r a c i o n e s -
b i o s a i no p i d e e l c o r a z o n . L a o r a c i o n v o c a l e s m a s p e c i a l m e n t e á la m e n t a l ; y l o s s a b i o s d e l c r i s t i a n i s m o ,
cumplida y mas llena, porque suplican á un tiempo p e r s u a d i d o s d e esta m i s m a verdad, han escrito her-
la l e n g u a y e l c o r a z o n , y se o f r e c e n al S e ñ o r l a s u - mosos tratados de meditación y oracion, presentando
misión del espíritu y e l sacrificio d e los labios; p e r o en ellos con una energía admirable, las principales
ia m e n t a l es la e s e n c i a l . m a t e r i a s d e la r e l i g i ó n , p a r a p r e p a r a r á la m e d i t a c i ó n ,
Meditación. M a s n o d e b e c o n f u n d i r s e l a o r a c i o n y h a n d a d o al m i s m o t i e m p o r e g l a s l l e n a s d e p r u d e n -
mental c o n l ameditación, a u n q u e una y otra sean in- c i a p a r a l a d i r e c c i ó n d e l o s fieles e n e s t e a s u n t o - i m -
teriores. Meditar e s discurrir y reflexionar. E l portante. E n t r e ellos, e l venerable p a d r e F r . L u i s
q u e t r a t a de. u n n e g o c i o g r a v e ó d e u n a r e s o l u c i ó n de G r a n a d a , escribió u n tratado d e la meditación
importante, piensa, reflexiona, discurre; pero no ora y oración, muy acabado y proporcionado á toda d a -
ni p i d e . L a m e d i t a c i ó n , p u e s , n o e s o r a c i o n . E s - se d e p e r s o n a s . L o (pie ha e n s e ñ a d o este p e q u e ñ o
to e s i n d u d a b l e ; m a s t a m b i é n lo es q u e l a m e d i t a c i ó n l i b r o , las a l m a s á q u i e n e s h a d e s e n g a ñ a d o , y las q u e
e 3 el a l m a d e l a o r a c i o n . P o r e s o los v a r o n e s s a b i o s ha sacado del camino del vicio y llevado á ía virtud,
son innumerables.
y piadosos que han tratado de l aoracion, han ense-
ñ a d o c o n s t a n t e m e n t e q u e la m e d i t a c i ó n d e b e p r e c e - Oración en común. E s t a e s l a q u e h a c e n d o s , ó
d e r l a y m e z c l a r s e t a m b i é n c o n e l l a , si s e q u i e r e q u e s e a t r e s o. m a s p e r s o n a s r e u n i d a s . J e s u c r i s t o l a d e j ó r e -
fructuosa. Efectivamente, la experiencia d e todos c o m e n d a d a d e un m u d o m u y eficaz, p r o m e t i é n d o n o s
lo3 t i e m p o s h a h e c h o v e r l o s a d m i r a b l e s f r u t o s q u e q u e s i d o s d e n o o v i i o s u o s r e u n i é s e m o s á n e d i r al-
13
guna cosa sobre l a tierra, üo3 será concedida por s u de l a oracion particular c o m o de arma m a s a c o m o -
P a d r e que está en los cielos, porque d o n d e están dos dada.
6 t r e s c o n g r e g a d o s e n m i n o m b r e , a ñ a d i ó , alli e s t o y P. Por qué nos enseñó el Señor á llamarle de Pa-
en medio de ellos. ¡ Q u é recomendación puede dar- dre?
se m a s eficaz d e l a oracion en c o m ú n , q u e asegurar- R. Para que le pidamos con afecto de hijos.
n o s el m i s m o J e s u c r i s t o q u e é l e s t á allí e n m e d i o d e Jesucristo quiso q u e principiásemos esta divina
los q u e así o r a n , p a r a q u e s u P a d r e celestial les c o n - o r a c i o n , l l a m a n d o á D i o s Padre nuestro, y n o Señor
c e d a l o q u e p i d a n ! L o s fieles d e b e n p r o c u r a r e n vuestro; p o r q u e l a p a l a b r a Señor, n o s d a i d e a d e a q u e l
cuanto b u e n a m e n t e s e l o spermita s u estado, esta D i o s de imperio y m a g e s t a d , ante cuyo acatamiento
p r á c t i c a d e o r a r eri c o m ú n , c o n c u r r i e n d o a l t e m p l o s e p o s t r a n los á n g e l e s , y d o b l a n l a s r o d i l l a s t o d a s l a s
del S e ñ o r á i m p l o r a r en é lsus misericordias y soli- p o t e s t a d e s del cielo, d e l a tierra y de los a b i s m o s ; y
citar sus gracias; b i e n sea o r a n d o reunidos, ó bien l a p a l a b r a Padre, n o s d a i d e a d e a q u e l D i o s d e a m o r
o r a n d o p o r sí s o l o s ; p e r o c o n g r e g a d o s en l acasa d e y d e ternura, que se c c i n p l a c e e n oir las s ú p l i c a s d e
oracion, y u n i d o s e n un m i s m o espíritu d e l e , reli- sus hijos, y despacharlas favorablemente. Aquella
gión y piedad. p a l a b r a nos inspiraría t e m o r y reverencia; ésta nos
Oración particular. E s t a e s la q u e h a c e c a d a p e r - inspira confianza. A q u e l l a nos intimaría e l conoc't-
sona retirada de las demás. T a m b i é n e s m u y pro- miento de que somos siervos de nuestro S e ñ o r ; ésta
vechosa, y algunas veces mas que lacomún, porque nos hace ver que somos hijos de nuestro P a d r e .
la s o l e d a d y el s i l e n c i o c o n t r i b u y e n m u c h o al r e c o g i - P. Cómo lo somos?
miento, y e l q u e o r a en su retiro no se halla oprimi- R. Por el ser que de él hubimos de naturaleza y
d o por los m i r a m i e n t o s h u m a n o s , y tiene libre su en- gracia.
tendimiento para e n t r e g a r s e á D i o s y á los sentimien- C u a n d o dice nuestro a u t o r e n esta respuesta, q u e
tos piadosos de s u corazón. E l mismo Jesucristo s o m o s hijos de Dios por e l ser que d e é l h u b i m o s
dice: cuando orares entra en t u aposento, y cerrada de naturaleza, l o q u e d a á e n t e n d e r e s q u e D i o s n o s
la puerta, suplica á t u P a d r e en secreto. E l cristia- crió y nos hizo á i m a g e n y semejanza suya, y q u e es
no, pues, debe practicar laoracion en común, yla n u e s t r o a u t o r e n el o r d e n d e l a n a t u r a l e z a , c o m o t a m -
particular, puesto que una y otra está recomendada b i é n lo es e n e l o r d e n d e la gracia, e n e l c u a l t a m -
por Jesucristo. D e b e a p r o v e c h a r las o c a s i o n e s d e b i é n n o s d a o t r o s e r s o b r e n a t u r a l , q u e e s el d e la g r a -
o r a r r e u n i d o c o n o t r o s fieles y e n p ú b l i c o , y l a s d e cia santificante. E s t e s e r sobrenatural es e l q u e m a s
o r a r s o l o y e n s e c r e t o . E n fin, d e b e v a l e r s e d e l a propiamente nos hace hijos de Dios, porque consisto
oracion en c o m ú n , c o m o d e arma- mas poderqsa, y e n la g r a c i a santificante, y e s t a g r a c i a e s p a r t i c i p a c i ó n
de l a n a t u r a l e z a d i v i n a ; m a s c o m o e s t a p a r t i c i p a c i ó n p u r í s i m o . D e s p u e s d e los á n g e l e s , solo á los h o m -
es p o r s e m e j a n z a , a u n q u e r e a l y f í s i c a ; y c o m o e s t a b r e s c o n v i e n e e l a u g u s t o n o m b r e d e hijos d e D i o s ,
gracia es creada, no podemos decir que con toda pro- y a porque h e m o s sido criados á su imagen y s e m e -
piedad somos hijos d e Dios; sino solamente en l a j a n z a , y ya porque h e m o s sido adoptados por h i j o s
manera explicada. S o l o Jesucristo, en cuanto Dios, s u y o s p o r l o s m é r i t o s d o J e s u c r i s t o ; y p o r lo m i s m o ,
es h i j o n a t u r a l d e D i o s , r e s p l a n d o r d e l P a d r e , figura e n este m u n d o , solo ¡os h o m b r e s tenemos d e r e c h o á
d e s u s u s t a n c i a , y p l e n a i m a g e n d e l a d i v i n i d a d . ""No- llamar Padre nuestro á Dios nuestro Señor.
sotros somos hijos de adopcion, lacual adopcion nos P. Dónde está Dios nuestro Señor y Padre?
m e r e c i ó J e s u c r i s t o , y s i n e l l a n o s e n o s d a r í a la g r a - R. En tocio lugar, por esencia, presencia y po-
cia q u e n o s h a c e h i j o s d e D i o s . T a m b i é n p o r el b a u - tencia.
tismo s o m o s hijos d e Cristo y d e la Iglesia; y en to- D i o s está e n todas partes, porque e s inmenso.
d o e s t o d e b e m o s c o n t e m p l a r la i n c o m p a r a b l e d i g n i - • D o n d e quiera que nos hallamos, estamos sumergidos
dad á q u e n o s h a e l e v a d o D i o s , h a c i é n d o n o s h i j o s e n esta i n m e n s i d a d , á l a m a n e r a q u e los p e c e s d e l
s u y o s , y h a c i é n d o s e é l P a d r e nuestro, para q u e á to- m a r , d o n d e quiera que se hallan están sumergidos e n
da c o s t a y c o n c u a l q u i e r a s a c r i f i c i o c o n s e r v e m o s e s t e s u s aguas; por eso decia David: ¿A dónde huiré
ser divino, y no lop e r d a m o s por l a culpa. S e ñ o r , d e t u p r e s e n c i a ? S i s u b i e r e al c i e l o , t ú a l l í
P. Cuando decís el Padre nuestro, con quién ha- e s t a s ; s i b a j a r e a l i n f i e r n o e s t á s p r e s e n t e ; y si t o m a -
bláis? r e as alas del a v e y volare á h a b i t a r en las e x t r e m i -
R. Con Dios nuestro Señor y Padre. d a d e s d e l m a r , allí m e r o d e a r a tu diestra. D i o s , n ú e s
C u a n d a decimos e l Padre nuestro, no hablamos e s t a en todas partes, y l oestá p o r esencia, presencia
solamente con la primera persona de la Santísima y p o t e n c i a . P o r e s e n c i a , p o r q u e e s t á d a n d o el s e r
T r i n i d a d , q u e e3 e l P a d r e , sino t a m b i é n con l a se- el m o v i m i e n t o y l a vida á t o d a s l a s cosas. P o r n o '
g u n d a , q u e e s el H i j o , y c o n la t e r c e r a , q u e e s e l E s - tenc,a, porque todo está sujeto á su imperio. S e ñ o r
píritu Santo. H a b l a m o s con D i o s trino y uno. D e - S e ñ o r , R e y Omnipotente, decia Mardoqueo, todas las
cimos P a d r e nuestro, y no del universo, porque e n c o s a s e s t á n p u e s t a s en v u e s t r o p o d e r , v nada h a y q u " .
rigor no puede llamarse Padre de aquellas criaturas p u e d a resistir á vuestra voluntad. P o r p r e c i a
q u e carecen de entendimiento para conocerle, y de vo- p o r q u e todo l o tiene presente á su v í l ^ T a y
luntad para amarle; n i t a m p o c o ellas p u e d e n llamar- n a t u r a i n v i s i b l e á s u s m i r a d a s , y t o d a s las c o a s
se hijas de Dios, sino criaturas de D i o s ú obras d e n d e s c u b i e r t a s y patentes á s u s ojos, dice San P a -
Dios, porque siendo puramnnte corporales, ninguna W o . P e n g a n a s m i s e r a b l e m e n t e , p e c a d o r , si c u e n -
s e m e j a n z a p u e d e n t e n e r con Dios, q u e es un espíritu t a s c o n l a s t i n i e b l a s p a r a o f e n d e r al S e ñ r , p o r q u e
las t i n i e b l a s n o s o n o s c u r a s p a r a D i o s , y la n o c h e N o todos los bienes son para c a d a individuo, ni to-
l u c e c o m o el dia, en s u presencia. d o s los m a l e s e s t á n c o n t r a é l ; p e r o sí s o n m u c h o s l o s
P. Pues por qué dccís que está en los ciclos? bienes q u e necesita, y m u c h o s los males de que p u e -
R. Porque cu ellos se manifiesta mas particular- de ser acosado; y como ignora cuántos y cuáles son
mente. los bienes q u e le c o n v e n g a n , y cuáles y c u á n t o s los
D i o s e s t á e s p e c i a l m e n t e en los c i e l o s y e n el S a n - males que pueden sobrevenirle, por eso pide á Dios
tísimo S a c r a m e n t o : en los cielos está c o m o en su cor- aquella abundancia de todos los bienes que l e con-
te soberana, llenándolos d e su gloria, y c o m u n i c á n - vengan para conseguir su bien eterno, y el remedio
d o l a á t o d o s los b i e n a v e n t u r a d o s : y en e l S a n t í s i m o d e todos los m a l e s que l e i m p i d a n su c o n s e c u c i ó n .
S a c r a m e n t o está tan real y verdaderamente c o m o es- A d e m a s , e s t e b i e n e t e r n o e s el o b j e t o d e s u s p e t i c i o -
tá en his cielos, a u n q u e d e un m o d o sacramental, y nes, p o r q u e t o d a s las h a c e o r d e n a d a s á él, y en él s e
c o m u n i c a e n é l su gloria á los h o m b r e s , les d i s p e n s a e n c i e r r a n t o d o s los b i e n e s ; así c o m o s e t i e n e el r e m e -
sus g r a c i a s y d o n e s p a r a d i s p o n e r l o s á e n t r a r e n s u dio d e t o d o s los males en solo ser r e m e d i a d o s d e l o
gloria. que puede impedirnos nuestro bien eterno.
I'. Qué peticiones contiene el Padre nuestro? P. Que pedís diciendo: Santificado sea tu nombre?
R. Siete: las tres primeras pertenecen al honor de R. Que sea tenido en reverencia y alabado.
Dios, Ji las otras cuatro al provecho del pró- C u a n d o pedimos aquí que e lnombre de Dios sea
jimo. santificado, n o pedimos para D i o s alguna santidad
L a o r a c i o n del P a d r e n u e s t r o e s la m a s e x c e l e n t e q u e le falte. D i o s e s la s a n t i d a d e s e n c i a l , d e d o n d e
d e t o d a s las oraciones, p o r q u e se c o m p o n e d e siete p r o c e d e toda santidad en e l cielo y en la tierra. L o
peticione?, fundadas en aquella caridad, que consiste que pedimos es que Dios sea conocido, adorado y
en a m a r á D i o s s o b r e t o d o , y s i n l i m i t e s n i m e d i d a ; a l a b a d o e n t o d o el m u n d o . P e d i m o s q u e los i d ó l a -
en a m a r n o s á n o s o t r o s o r d e n a d a m e n t e , y e n a m a r á t r a s , q u e a u n a d o r a n d i o s e s falsos, c o n o z c a n al D i o s
n u e s t r o s prójimos c o m o á nosotros. E s t a oracion es verdadero, l e adoren, l e alaben y l e sirvan; que los
. l am a s excelente, n osolo porque l a dijo Jesucristo j u d í o s r e c o n o z c a n e n J e s u c r i s t o al H i j o d e D i o s v i -
vo, prometido á sus patriarcas, anunciado por sus
p o r s u b o c a , s i n o t a m b i é n p o r q u e e s el m o d e l o m a s
profetas, y esperado tanto.tiempo y con tantas ansias
acabado, laregla mas completa y laexpresión mas p o r sus padres; q u e los h e r e g e s y apóstatas a b j u r e n
liermosa d e lacaridad, contenida en siete peticiones. sus errores, sujetando la soberbia de s u corazon a l
JP. Que pedimos en ellas? h u m i l d e y divino y u g o d e l a fé; q u e los cismáticos
II. Abundancia de todos los bienes, y remedio de q u e c o n s u lastimosa s e p a r a c i ó n h a n r a s g a d o la t ú n i -
todos los males.
ca s i n c o s t u r a d e J e s u c r i s t o , v u e l v a n r e c o n o c i d o s á d o á los p u e b l o s á la penitencia, p o r q u e se acercaba
la . u n i d a d d e la I g l e s i a ; y e n fin, p e d i m o s , q u e los el r e i n o d e D i o s . C o n l a s m i s m a s p a l a b r a s l o a n u n -
c r i s t i a n o s , q u e t e n e m o s la d i c h a d e s e r los v e r d a d e r o s ció Jesucristo: es necesario, dijo á los de C a f a m a u n ,
adoradores de Dios, honremos á Dios con una vida que yo anuncie también á otras ciudades e l reino de
tan justa y tan virtuosa, cual conviene á sus verdade-
ros adoradores. D i o s , p o r q u e para esto h e s i d o e n v i a d o ; y esto asi-
m i s m o m a n d ó á sus apóstoles, ya en su vida mortal,
¿.Pero desearnos d e veras lo q u e p e d i m o s ? ¿Pro- y va después d e su resurrección, dándoles su misión
curamos que á l omenos por nuestra parte sea hon- p a r a p r e d i c a r el E v a n g e l i o , diciendo á los pueblos:
r a d o este santísimo n o m b r e ? ¡Ojalá q u e así fue- es l l e g a d o á v o s o t r o s e l r e i n o d e D i o s . ¿ Q u é , p u e s ,
se, y que n o s e pudiera d e c i r á los cristianos e n e l hay que admirar, que c u a n d o nos enseña c o m o de-
día, lo q u e S a n P a b l o e c h a b a en c a r a á los j u d í o s e n b e m o s orar nos intime esta segunda petición: venga
Su t i e m p o ! V o s o t r o s , l e s d e c i a , o s g l o r i á i s e n la l e y
y deshonráis á D i o s q u e b r a n t a n d o su ley. P o r vos- á n o s tu reino? .
otros, añadía, es b l a s f e m a d o e l n o m b r e d e D i o s en- M a s p a r a e n t e n d e r l a b i e n , e s n e c e s a r i o e x p l i c a r las
tre los gentiles. E n efecto, nosotros no s o l a m e n t e d i v e r s a s s i g n i f i c a c i o n e s d e e s t a e x p r e s i ó n revio de
n o honramos a Dios con l a santidad de nuestra vida, Dios. Primero. S i g n i f i c a l a s o b e r a n í a u n i v e r s a l d e
sino que l edeshonramos con nuestras malas costura-' D i o s sobre todo cuanto existe, y e neste sentido de-
b r e s ; y l arelajación q u e los e n e m i g o s d e la I g l e s i a cia D a v i d : D i o s es el R e y d e t o d a l a t i e r r a , y r e i n a -
o b s e r v a n e n el c r i s t i a n i s m o , e s a c a s o la c a u s a p H n c i - r á s o b r e t o d a s l a s g e n t e s . Segundo. S i g n i f i c a l a s o -
p a l d e q u e s e a b l a s f e m a d o e n t r e e l l o s el s a n t o n o m - b e r a n í a especial d e D i o s s o b r e los cristianos por me-
bre de Dios y de su H i j o Jesucristo. Honremos, d i o d e la f é y d e l a e s p e r a n z a , y e n e s t e s e n t i d o r e i -
p u e s , n o s o t r o s al S e ñ o r c o n l a s a n t i d a d d e n u e s t r a s na particularmente sobre todos aquellos que están
costumbres, y tendremos derecho para decir á todo dentro del gremio de l aIglesia, á l a q u e tantas veces
el m u n d o , q u e h o n r e e l n o m b r e d e D i o s y l e santi- l l a m a e l S e ñ o r reino de Dios, reino de los cielos. Ter-
J
fique. cero. S i g n i f i c a o t r a s o b e r a n í a d e D i o s m a s p a r t i c u l a r
P. Qué pedís diciendo: Venga ú nos tu reino?
s o b r e l o s fieles c r i s t i a n o s p o r m e d i o d e l a c a r i d a d , y
R- (¿ue até en nosotros por gracia, y nos dé des-
en este sentido reina sobre los q u e están e n su divi-
pués su gloria.
na gracia; y este es el reino ó r e i n a d o q u e p e d i m o s
A p e n a s se hallará en las S a g r a d a s E s c r i t u r a s cosa p r i n c i p a l m e n t e e n e s t a p e t i c i ó n : ¡ q u é r e i n a d o tan fe-
m a s r e c o m e n d a d a á los h o m b r e s q u e el r e i n o d e D i o s . liz! C o n c u á n t o f e r v o r d e b e r e m o s p e d i r q u e reine
E l -Bautista dtó principio á s u predicación, e x h o r t a n - D i o s en nuestras almas a c á e nla tierra por gracia,
p a r a m e r e c e r c o n ella e l r e i n o d e la g l o r i a . Como
la gracia d a u n título p a r a o b t e n e r l a gloria, basta
u n a petición del r e i n o d e D i o s p a r a a l c a n z a r c o n ella do p o r el p e c a d o original. Nuestros primeros pa-
gracia y gloria, p u e s n o s e da gloria sin gracia, n i d r e s fallaron á la o b e d i e n c i a q u e d e b í a n a D i o s , y
g r a c i a s i n d e r e c h o á la g l o r i a , a u n q u e d e s g r a c i a d a - d e s d e e n t o n c e s el m u n d o n o b a s i d o o t r a c o s a q u e el
m e n t e se p i e r d a é s t a , c u a n d o p o r el p e c a d o s e p i e r - teatro de las desobediencias. P a r a vencer, pues, es-
d e la gracia. ¡ F e l i c e s los q u e l o g r a n c o n s e r v a r s e en ta nuestra r e b e l d í a y fatal p r o p e n s i ó n á d e s o b e d e c e r
ésta hasta el u l t i m o instante d e su vida; q u e estos ú n i - á nuestro Dios, l e suplicamos por esta petición, que
c a m e n t e s o n l o s q u e a l c a n z a n t o d o el e f e c t o d e e s t a nos c o n c e d a los auxilios de su gracia para hacer s u
petición. voluntad santísima en l a tierra, cerno l a h a c e n los
P. Qué pedís diciendo. Hágase tu voluntad así en bienaventurados en e l cielo.
la tierra., como en el cielo? Pero.... ¿ p o d e m o s nosotros hacerlo así? C i e r t a m e n -
It. Que la hagamos los hombres entera y pronta- te q u e no; p o r q u e en e l cielo n o hay m a s voluntad
mente como los ángeles. q u e la d e D i o s , y é s t a s e h a c e allí s i e m p r e . L o s á n -
P o r desgracia, entre todos los seres del universo, geles y los santos cifran su gloria en cumplirla y ver-
s o l o el h o m b r e q u e d e b i a s e r el p r i m e r o e n h a c e r l a la c u m p l i d a . E s t o n o h a s u c e d i d o e n l a t i e r r a d e s -
v o l u n t a d d e D i o s , e s e l q u e la r e s i s t e . M a n d ó D i o s p u e s del p e c a d o d e A d á n , ni s u c e d e r á j a m a s , p o r q u e
al s o l q u e i l u m i n a s e al m u n d o , y e n s e i s mil a ñ o s n o todos ofendemos á Dios e n muchas cosas, dice e l
ha dejado un solo día de cumplir s u divino manda- apóstol Santiago. ¿Pues qué pedimos cuando deci-
miento. L a luna, las estrellas, los astros todos, esa m o s : h á g a s e t u voluntad así en l a tierra c o m o en e l
i n m e n s a m o l e q u e l l a m a m o s cielos, n o ha salido en cielo? P e d i m o s auxilios y g r a c i a s p a r a h a c e r la v o -
su c o n t i n u o m o v i m i e n t o ni u n a sola línea del c a m i n o luntad de D i o s en l a tierra, y para hacerla con t a l
q u e les s e ñ a l ó la o m n i p o t e n c i a . L o s m a r e s , á p e s a r prontitud y perfección, q u e se a c e r q u e lo m a s posi-
d e sus borrascas y entumecidas olas, siempre han res- ble á l a prontitud con q u e la hacen los bienaventu-
p e t a d o las b a r r e r a s c o n q u e los c e r c ó su C r i a d o r , a u n - r a d o s en el cielo: p e d i m o s un c o r a z o n dócil para c u m -
que solo son de arena. L o m i s m o han hecho y ha- plir c o m o vasallos fieles, la v o l u n t a d d e n u e s t r o R e y
cen respectivamente todos los d e m á s seres. Solo e l c e l e s t i a l ; u n c o r a z o n filial p a r a c u m p l i r , c o m o b u e n o s
h o m b r e , que siendo racional y libre, debia cumplir la hijos, lavoluntad de nuestro adorado P a d r e ; un co-
voluntad de D i o s d e u n modo incomparablemente razon amoroso para ofrecerlo á un D i o s infinitamen-
m a s n o b l e y m a s g r a t o á s u s d i v i n o s o j o s , es el q u e t e a m a b l e ; e n fin, p e d i m o s a q u e l l a e n v i d i a b l e o b e d i e n -
m u c h a s v e c e s n o l a c u m p l e . M a s n o el h o m b r e s e - cia en q u e fueron criados nuestros primeros padres,
g ú n salió d e las m a n o s de su C r i a d o r , sino c o r r o m p i - a q u e l l a o b e d i e n c i a f e l i z q u e e r a e n l a t i e r r a la v e r d a -
dera i m á g e n de l aobediencia del cielo.
P. Qué pedís diciendo: El pan nuestro de cada dia Necesario para el alma. Mas como elpecado d e
dánosle hoy? A d á n n o s o l o h i z o m i s e r a b l e al c u e r p o y le s u j e t ó á
Ií. Tudo lo que es sustento necesario de cuerpo y infinitas necesidades, sino q u e s u principal estrago
alma.
l o c a u s ó e n e l a l m a , p o r e s o p e d i m o s a q u í p a r a el a l -
m a e l r e m e d i o d e todas s u s n e c e s i d a d e s , el alimento
I\ Por qué pedís para, hoy limitadamente?
espiritual d e la gracia, los s a c r a m e n t o s q u e son s u
IL Por quedar necesitado á pedir lo mismo ma-
fuente y m e d i o , y que a c u d e n á todo lo que forma la
fiana.
v i d a e s p i r i t u a l , y s o b r e t o d o , el S a n t í s i m o S a c r a m e n -
C o m o los h o m b r e s c o n s t a m o s d e c u e r p o y a l m a , y t o d e l a E u c a r i s t í a , e n q u e s e n o s d a el p a n d e l cie-
c a d a una de estas d o s sustancias p a d e c e sus necesi- lo, q u e e s el a l i m e n t o y v i d a d e l a l m a .
dades, p e d i m o s afjui a l S e ñ o r q u e nos d él o n e c e s a -
r i o p a r a el c u e r p o y p a r a e l a l m a . M a s lo q u e parecería al juicio de los h o m b r e s i m -
Necesario pura el'cuerpo. S i nuestro primer pa- propio y aun ofensivo á l aliberalidad incomparable
dre y nosotros sus hijos hubiéramos conservado e l de un D i o s verdaderamente magnifico é infinitamen-
e s t a d o feliz d e l a i n o c e n c i a , n i é l n i n o s o t r o s h a b r í a - te poderoso, es q u e esta petición del pan cuotidiano
se haga limitadamente para hoy. A s í lo juzgaría e l
mos menester de tantas cosas como hoy necesitamos
m u n d o ó la p r u d e n c i a h u m a n a ; p e r o la s a b i d u r í a e t e r -
para laconservación d enuestra vida y de nuestra sa- n a d e D i o s n o j u z g a d e e s t e m o d o , y al d i c t a r e n ta-
lud, para el bienestar de nuestro cuerpo, s u alimen- les t é r m i n o s esta petición, nos h a c e c o n o c e r de otro
to, s u medicina, su abrigo, su vestido, su habitación, m o d o la soberanía y m a g e s t a d divina en l a miseria
s u d e f e n s a , & c . ; p u e s c o n m u c h o m e n o s b a b i a la P r o - misma é indigencia del hombre, cuyas suertes están
videncia provisto á las necesidades del h o m b r e ; pero e n las m a n o s d e Dios', y en l afalta d e m e r e c i m i e n t o
h o y q u e p o r el p e c a d o s e v e t a n c o m b a t i d a l a m i s e - é i n d i g n i d a d e n q u e el m i s m o h o m b r e h a c a í d o p o r
rable existencia del h o m b r e ; que la multitud y varie- el p e c a d o , y q u e lo constituye un triste m e n d i g o ne-
d a d d e m a l e s q u e le a f l i g e n , y d e n e c e s i d a d e s q u e le cesitado á pedir cada dia su preciso alimento. Veese
a q u e j a n ; q u e lo p r e c a r i o é i n s u b s i s t e n t e d e las m a s también en ésta e l altísimo consejo de la m i s m a sa-
c o m u n e s , c o m o s o n e l s u s t e n t o y el v e s t i d o , h a c e n s u biduría divina, pues si á pesar de tanta miseria y de
existencia, como maravillosa, y obra de una especial tanta indigencia, todavía e l hombre se ensoberbece
providencia d e D i o s , i m p o r t a su c o n s e r v a c i ó n y h a t a n t o , ¿ q u é s e r i a si á u n a s o l a p e t i c i ó n , D i o s l e a b u n -
m e n e s t e r bien toda u n a petición dictada por la boca dara d e todos los bienes y remediara todas sus nece-
d e Jesucristo, y m a n d a d a hacer por los h o m b r e s to- sidades? Sin e m b a r g o , l a b o n d a d d e D i o s es tanta
d o s los dias para r e m e d i o d e s u s i n n u m e r a b l e s y c u o - V t a n s u a v e s u a m o r , q u e e n la m i s m a o r a c i o n d o m i -
tidianas necesidades* ' 14
n i c a l h a c e q u e l e l l a m e m o s Padre, p a r a q u e l e p i d a - que pedimos, pues, á Dios con respecto á estas dos
m o s c o n a f e c t o d e h i j o s , y q u e l l a m e m o s nuestro e l d e u d a s , e s : Primero: q u e n o s c o n c e d a s u d i v i n a g r a -
pan que lepedimos, para que conozcamos que para cia para a r r e p e n t i m o s de veras, p o r q u e sin verdadero
nosotros lo tiene. a r r e p e n t i m i e n t o n o h a y p e r d ó n . Segundo: q u e a l v e r
P. Qué pedís diciendo: Perdónanos nuestras deu- n u e s t r o a r r e p e n t i m i e n t o , n o s p e r d o n e la c u l p a q u e h e -
das? m o s c o m e t i d o . Y tercero: q u e p e r d o n a d a l a c u l p a ,
R. Perdón de las culpas y de las penas debidas n o s p e r d o n e t a m b i é n la p e n a ó castigo á q u e n o s su-
por ellas. jetó nuestra culpa, recibiendo en satisfacción nuestra
D e todo somos deudores á Dios: del ser que tene- penitencia. Tales son nuestras deudas con respecto
m o s , d e la v i d a q u é v i v i m o s , d e la tierra q u e p i s a m o s , al p e c a d o , y tal n u e s t r a p e t i c i ó n ; p e r o n o s e h a d e
del cielo que nos cubre, del aire que respiramos, d e c r e e r q u e estas d e u d a s se c o n t r a e n s o l a m e n t e p o r el
la g r a c í a q u e n o s d a s e r y v i d a e n el o r d e n s o b r e n a - p e c a d o mortal; t a m b i é n se c o n t r a e n p o r el venial, c o n
tural, de los sacramentos que nos justifican, de los la diferencia d e q u e las d e u d a s del m o r t a l s o n e n o r -
dones, de las virtudes, de todo cuanto tenemos en e l m e s , y las del venial son ligeras, p e r o d e u d a s . A s í
órden de l anaturaleza y en elde lagracia. T o d o es es que todos, justos y pecadores, tenemos necesidad
d e l S e ñ o r , t o d o lo r e c i b i m o s d e s u s m a n o s liberalísi- d e d e c i r t o d o s l o s d i a s : perdónanos nuestras deudas;
m a s ; p o r c o n s i g u i e n t e , t o d o s los h o m b r e s , d e s d e e l porque ¿quién puede decir, mi corazon está limpio,
m a s opulento hasta e lm a s pobre, no somos otra co- y o estoy libre d e pecado?
sa que una multitud de deudores de Dios. P. Por qué añadís: Así como nosotros perdonamos á
M a s no paran aquí nuestras deudas. Otras mu- nuestros deudores?
chas y m u c h o m a s pesadas cargan sobre nosotros; es- R. Porque no perdona Dios al que (i otro no per-
tas son las que c o n t r a e m o s por nuestros pecados, y dona.
d e ellas habla principalmente esta petición. P o r cual- Quiso nuestro Señor Jesucristo que añadiésemos
quiera pecado que cometemos, contraemos dos deu- á e s t a p e t i c i ó n : así como nosotros perdonamos á nues-
das, una de culpa y otra de pena. L a de culpa con- tros deudores; y s e g ú n S a n A g u s t í n , e s p o r d o s m o t i -
siste en la o f e n s a q u e h a c e m o s á D i o s q u e b r a n t a n d o v o s . Primero: p a r a m o v e r á D i o s á q u e n o s p e r d o -
s u d i v i n a ley; p o r ella n o s a t r a e m o s el j u s t o e n o j o ne, esto es, m o v e r n o s á nosotros m i s m o s á tener aque-
que concibe Dios contra nosotros, y deuda nuestra lla d i s p o s i c i ó n q u e s e r e q u i e r e e n n u e s t r a s almas, p a -
es desenojarle. L a d e pena consiste en e l derecho ra que Dios use con nosotros de sus misericordias.
que adquiere su divina justicia para castigarnos, y Segundo: p a r a q u e t e n g a m o s s i e m p r e p r e s e n t e , q u e
también es d e u d a nuestra satisfacer este derecho. L o BÍ n o s o t r o s n o p e r d o n a m o s p o r n u e s t r a p a r t e , n o hay
perdón para nosotros por parte de Dios. Conviene mundo, y diciéndonos cerno á Jesucristo en el de-
saber, que el perdón de las injurias no consiste esen- sierto: T o d o esto to dará, si nosír-.de xas acorares.
cialmente en dar señales de perdón; sí en no conser- Provocando nuestra ccneuniscencía con imc,;:nacio-
var en el corazon, ni rencor, ni odio, ni deseo algu- nes obscenas, y sujirién.'cr.os pensamientos malig-
no de venganza. También conviene saber que el nos de todas clases. Finalmente, la carne nes tien-
ofendido tiene derecho, no á tomarse la justicia por ta rebelándose continuamente contra el espíritu; re-
su mano, sino á pedir ante el tribunal de justicia la sistiéndole porfiadam3nte, y trabajando incesantemen-
reparación de la ofensa; pero esto no ha de hacerse te en hacer que consienta con sus desordenados de-
por encono, rencor ú odio, sino únicamente por con- seos. ¿Cómo, pues, podrémos sostenernos contra
servar su reputación, honor ó crédito. Mas como es- enemigos tan peligrosos, tan sagaces y tan porfiados,
to es tan difícil, convendrá las mas veces que el ofen- ni salir con la victoria en una pelea tan desigual, tan
dido sacrifique en obsequio de la caridad, la justicia empeñada y tan duradera, que no cesa sino cuando
que le asiste. cesa la vida? Nuestra ruina será inevitable, si la ma-
P . Qué pedís diciendo-; No nos dejes caer en tenta- no poderosa de Dios no nos sostiene; lo que debe-
ción? mos pedirle con gran fervor é íntimo deseo de ser
Ii. Que no nos permita dar consentimiento á las socorridos. P e r o se debe advertir, que no se nos ha
dicho que pidamos á Dios que nos libre de ser asal-
tentaciones del demonio.
tados de la tentación, sino que no nos deje caer en
No basta que Dios por su gran misericordia nos
ella; pues el pecado no consiste en padecer la tenta-
perdone nuestros pecados, c o m o se lo suplicamos en
ción, sino en el consentimiento que desgraciadamen-
la petición anterior, sino que es necesario, ademas,
te le presta nuestra voluntad. L a tentación es una
que su divina mano nos sostenga para no volver á
prueba á que somos puestos, permitiéndolo Dios pa-
cometerlos; por eso le pedimos en ésta, que no nos ra que le probemos nuestra fidelidad y nuestro amor:
deje caer en la tentación. ¿Y qué cosa mas necesa- si resistimos á ella y la vencemos, somos buenos sol-
ria? L a vida del hombre es una tentación sobre la dados, buenos siervos, buenos hijos, y crecemos en
tierra, es una guerra, dice el Santo J o b . Tenemos gracia, en virtud y en merecimiento; pero si ce-
que pelear continuamente con el mundo, el demonio, demos á ella por nuestra debilidad, ó le abrimos la
y la carne, cuyas armas son las tentaciones. E l mun- puerta por nuestra malicia, caemos en el pecado y
do nos tienta con sus riquezas, honras y placeres, con nos hacemos enemigos de Dios. Esto es de lo que
sus malos ejemplos y peores discursos, con sus mo- pedimos á Dios que nos libre, diciéndole: no nos de-
das indecentes y lenguaje escandaloso. E l demonio j e s caer en la tentación. También le pedimos que
nos tienta representándonos con viveza las glorias del
nos libre de ser asaltados de algunas tentaciones que
del cuerpo, debemos pedir que nos libre solamente
son para nosotros de mucho mayor peligro que otras
de aquellos que convenga, porque hay muchos de los
en que corramos menos riesgo.
que no conviene que nos libre. L o s males corpo-
P. De cuál mal pedís que os libre Dios diciendo: rales no se han de considerar por lo que son en sí
Mas líbranos de mal'! mismos, sino por lo que son respecto á nosotros. Si
R . Del demonio, y del infierno y de casos desas- nos ayudan á conseguir nuestra salvación, no deben
trados. comprenderse en la petición mas líbranos de mal; por-
Estas palabras, mas líbranos de mal, son de una que si Dios nos ha señalado para ir al cielo el cami-
extensión tan grande, dice San Agustin, que com- no de la pobreza, por ejemplo, ó el de las enferme-
prenden todo lo que puede pedir un cristiano en cual- dades, ó el de las persecuciones, ó el de otros males
quiera suerte de aflicción en que se halle. Efectiva- corporales, Dios nos Ubre de salir de este camino,
mente, en ellas pedimos á Dios q u e nos libre de to- porque si salimos de él, no llegaremos al cielo: Dios
dos los males, tanto del alma c o m o del cuerpo. En se niegue, por su misericordia, á librarnos de unos
orden al alma, pedirnos que nos libre de todos los males que forman los escalones por donde hemos de
pecados y de todas las penas debidas por los peca- subir á la gloria. ¿Y por dónde conocerémos que
dos; de todos los peligros y de toda mala elección los males que padecemos entran en el plan de nues-
que pueda conducirnos al peligro; en suma, de todos tra salvación? F u e r a de que semejante conocimien-
los males espirituales. En orden al cuerpo, pedimos to no nos es necesario, la señal mas clara de que en-
á Dios que nos libre de la multitud de miserias á que tran en el plan de nuestra salvación, es el no poder-
está sujeta nuestra desgraciada naturaleza: de las en- nos librar de ellos por medios justos: entonces solo
fermedades, dolores y domas accidentes y males que nos resta inclinar nuestra cabeza, adorarla sabiduría
alteran ó destruyen nuestra salud: de la hambre, sed, de Dios que así lo ha dispuesto, y conformarnos con
sus soberanos decretos, diciendo: cúmplase en mí,
desnudez y desamparo á que estamos tan expuestos;
Señor, vuestra santísima voluntad.
de las pesadumbres, tristezas y melancolías que con
tanta frecuencia nos afligen: de las calamidades pú- A mas de estos males que hemos detallado, nues-
blicas, de las guerras, hambres, pestes, y en fin, de tros intérpretes entienden por el mal al demonio, al
todos los males corporales. infierno y á los casos desastrados: al demonio, por-
P e r o se debe entender que en orden á los males que nos solicita al mal y procura por todos medios
de la alma, podemos y debemos pedir á Dios que nuestra perdición: al infierno, porque es el sumo mal
nos libre siempre de ellos, porque nunca nos pueden de os males de pena caer en él; y á los casos desas-
ser provechosos por sí mismos. Mas en orden á los trados, porque en lo natural y por sí mismos son raa-
les h o r r e n d o s , y p o r q u e p a r a c a s t i g o d e l o s h o m b r e s , diferencia de las almas que, siendo también espiri-
m u c h a s voces can un principio de l a p e r d i c i ó n d e tuales, f o r m a n con el c u e r p o h u m a n o este ser q u e lla-
a q u e l l o s á quienes f.caseen. m a m o s hombre. L o s á n g e l e s n o f u e r o n c r e a d o s e n
A l fin d e l Padre nuestro d e c i m o s Amen:, q u i e r e d e - la tierra c o m o e l h o m b r e , s i n o e n e l cielo; ni e n e l
c i r , a s i s e a , a s í se c u m p l a , a s í Dios rae l o c o n c e d a . m i s m o dia, s i n o c i n c o a n t e s ; p o r q u e el h o m b r e f u é
J e s u c r i s t o u s ó la p a l a b r a A m e n c o n t a n t a f r e c u e n c i a , criado en el s e x t o dia del m u n d o , y los á n g e l e s en
q u e la Iglesia p o r esta c a u s a la h a m i r a d o s i e m p r e el p r i m e r o , s e g ú n el c o m ú n s e n t i r d e los i n t é r p r e t e s
c o n el m a y o r r e s p e t o ; l a h a c o n s e r v a d o e n t o d a s l a s
de laSagrada Escritura. T a m p o c o fueron criados
l e n g u a s á q u e se ha t r a d u c i d o el santo E v a n g e l i o , y
l a h a a ñ a d i d o al fin d e t o d a s s u s o r a c i o n e s . E l m i s - s u c e s i v a m e n t e c o m o lo s o n las a l m a s , s i n o t o d o s e n
m o Jesucristo concluyó c o n ella su divina oracion, un m i s m o m o m e n t o . S u n ú m e r o nos es desconoci-
para enseñarnos á concluir las nuestras con este sa- do; pero sabemos por muchos pasages de la Sagra-
g r a d o sello. A s í llama S a n G e r ó n i m o á la p a l a b r a da Escritura, que es crecidísimo, y que se c o m p o n e
Amen. de nueve órdenes, que llamamos coros angélicos, y
s o n : ángeles, arcángeles, principados, potestades, vir-
P. Hemos también ¿Le hacer oracion á los ángeles tudes, dominaciones, tronos, querubines y serafines.
y á los santos? í nerón dotados d e un entendimiento s u m a m e n t e cla-
R. Sí, como á nuestros medianeros. ro, y de una voluntad perfectamente libre. E n s u
No s o l a m e n t e h e m o s d e h a c e r o r a c i o n á l a S a n t í - c r e a c i ó n r e c i b i e r o n e l i n e s t i m a b l e d o n d e la g r a c i a
s i m a V i r g e n p a r a q u e , c o m o M a d r e d e D i o s y Ma- santificante, es decir, q u e f u e r o n c r e a d o s e n el estado
dre nuestra, ruegue á D i o s p o r nosotros, sino tam- d e l a i n o c e n c i a y j u s t i c i a o r i g i n a l c o m o el h o m b r e , y
bién á los ángeles, p a r a q u e c o m o e n c a r g a d o s d e q u e tuvieron c o m o él, entera libertad p a r a obrar bien
D i o s del cuidado de nuestras almas, lleven á los piés o mal. A p e n a s habían salido d e las m a n o s del C r i a -
del trono s o b e r a n o n u e s t r a s súplicas, y las a p o y e n dor, c u a n d o un gran n ú m e r o , que se cree fué l a ter-
con las suyas, y á los santos, p a r a q u e , c o m o a m i g o s cera parte, pecó y quedó reprobada para siempre. E l
de Dios y hermanos nuestros, se interesen por nos- capitan d e esta e n o r m e m a s a d e réprobos, fué un
otros. V é a s e sobre esto l aexplicación d e l a c o m u - q u e r u b í n , q u e s e l l a m ó d e s p u e s Lucifer. Ensober-
nión de los santos b e c i d o con su h e r m o s u r a , dijo en su c o r a z o n : subiré
P. Qué cosa son los ángeles? al c i e l o ; p o n d r é m i t r o n o s o b r e l o s a s t r o s d e D i o s ;
R, Espíritus soberanos que están á Dios alabando. s e r é s e m e j a n t e al A l t í s i m o . P e r o e s t e p r i m e r s o b e r -
L o s ángeles son unas criaturas puramente espiri- bio y p r i n c i p e d e t o d o s los s o b e r b i o s , fué precipita-
tuales, que existen i n d e p e n d i e n t e s d e todo cuerpo, á d o en aquel mismo m o m e n t o desde l aaltura del cié-
lo h a s t a la p r o f u n d i d a d d e l a b i s m o , y e n s u e s p a n t o s a
rabie que usáis con nosotros continuamente, y que ni
caida, arrastró consigo una multitud de ángeles de
una sola vez usásteis con vuestros ángeles!
t o d o s l o s c o r o s q u e , h a b i é n d o l e i m i t a d o e n la s o b e r -
T o d o s los á n g e l e s f u e r o n c r e a d o s para alabar y
b i a , le a c o m p a ñ a r o n t a m b i é n e n el c a s t i g o . L o s d e - b e n d e c i r á D i o s e n el c i e l o . E l i n f i e r n o f u é o b r a
m a s conservaron su principado, esto es, persevera- del delito d e los á n g e l e s rebeldes. Dios, infinita y
r o n e n la g r a c i a , y c o n e l l a m e r e c i e r o n la p o s e s i o n e t e r n a m e n t e feliz y glorioso en sí m i s m o , quiso c o -
e t e r n a d e la gloria. m u n i c a r f u e r a d e sí m i s m o , s u f e l i c i d a d y s u g l o r i a .
E s t e a s o m b r o s o s u c e s o , q u e p a s a b a en el cielo el P a r a esto crió ángeles y hombres, capaces por su en-
p r i m e r dia del m u n d o , se verificó en tres operaciones t e n d i m i e n t o y v o l u n t a d , d e participar d e ella, esto es,
q u e l l a m a m o s instantes angélicos. E n e l p r i m e r o , t o d o s de conocer su divina esencia y soberanas perfeccio-
los á n g e l e s tuvieron gracia y libertad. E n el s e g u n d o , nes; de ver á D i o s cara á cara, y de gozar de su in-
la t e r c e r a parte, d e s a t e n d i e n d o las i n s p i r a c i o n e s d e finita h e r m o s u r a , p o r q u e e n e s o c o n s i s t e l a g l o r i a d e
la gracia, y a b u s a n d o d e la libertad, p e c ó y se hizo los ángeles y de los hombres. C r i ó esos inmensos
r e o d e un castigo eterno, m i e n t r a s que las otras dos, c i e l o s q u e n o s c u b r e n , y s o b r e e l l o s el c i e l o e m p í r e o
c o r r e s p o n d i e n d o á las i n s p i r a c i o n e s d e la gracia, y ó s u p r e m o , q u e l l a m a m o s el c i e l o d e los c i e l o s , y le
u s a n d o bien de su libertad, merecieron un premio destinó p a r a su corte soberana, d o n d e los ángeles y
e t e r n o . E n el tercero, los á n g e l e s m a l o s f u e r o n c o n - los h o m b r e s le v i é s e m o s s o b r e el t r o n o d e s u gloria
d e n a d o s y s e p u l t a d o s e n el i n f i e r n o , y los b u e n o s f u e - y le g o z á s e m o s . D e s d e el p r i n c i p i o d e l m u n d o e s -
r o n p r e m i a d o s y a v e c i n d a d o s e n el cielo. T a l es el t á n los á n g e l e s b u e n o s e n esta s o b e r a n a c o r t e , v i e n -
o r d e n c o n q u e se verificó la salvación d e los á n g e l e s d o á D i o s y gozándole. T a m b i é n los h o m b r e s ha-
fieles, y l a c o n d e n a c i ó n d e l o s r e b e l d e s . Admire- brían sido trasladados á ella en c u e r p o y a l m a d e s -
m o s a q u í , cristianos, y b e n d i g a m o s la b o n d a d i n m e n - p u e s d e h a b e r v i v i d o s o b r e la t i e r r a el t i e m p o q u e al
s a d e D i o s , q u e p r e m i a c o n u n c i e l o e t e r n o l a fideli- S e ñ o r h u b i e s e a g r a d a d o , si el e s t a d o d e la i n o c e n c i a
dad de un momento; pero estremezcámonos también h u b i e r a p e r m a n e c i d o ; p e r o p e r d i d o é s t e p o r el p e c a -
al v e r el rigor con q u e s u divina justicia castiga con d o d e A d á n , el c i e l o s e h i z o d e b r o n c e p a r a l o s h o m -
u n e t e r n o infierno la infidelidad d e otro m o m e n t o . bres, y ya no h u b o entrada en él p o r m a s d e cuatro
m i l a ñ o s , hasta q u e J e s u c r i s t o la f r a n q u e ó en su p a -
¡ A h ! ¿ Q u é seria d e n o s o t r o s si n o s tratara el S e ñ o r
s i ó n y m u e r t e , y s u b i ó t r i u n f a n t e al c i e l o . L o s á n -
c o m o á s u s á n g e l e s , a r r o j á n d o n o s al i n f i e r n o e n el geles son c o m o los cortesanos, q u e asisten y sirven
instante que pecamos? ¿Dónde nos hallaríamos ya al R e y d e l a g l o r i a . A s í n o s l o s r e p r e s e n t a e l p r o -
en este momento? ¡No, D i o s mió, jamas serémos feta Daniel, diciendo: millares de millares de ángeles
los h o m b r e s bastante agradecidos á esa paciencia ado-
servían al S e ñ o r , y diez mil v e c e s cien mil ( q u e c o m - tormentas, se abren continuos abismos para tragarla;
p o n e n mil millones) le asistían. L o s á n g e l e s n o han p e r o ella s o b r e n a d a s i e m p r e y sigue su r u m b o c o m o
sido creados solamente para ver á Dios y gozarle, co- u n a n a v e e n m a r t r a n q jilo. ¿ Q u i é n , p u e s , dirige,
m o los h o m b r e s , sino t a m b i é n p a r a asistir al r e d e d o r quién sostiene este bajel admirable para que no se
de su trono soberano, y servirle. a n e g u e entre tan d e s h e c h a s t e m p e s t a d e s , ó s e estre-
P. De qué le sirven á mas de esol
lle entre tantos escollos? J e s u c r i s t o , este es el g r a n
E. De guardar á los hombres, y traer y llevar á
C a p i t a n d e la n a v e d e la Iglesia. P e r o ¿ q u i é n e s s o n
Dios recados suyos. los pilotos? L o s ángeles, creados por Dios, no solo
L a Iglesia es aquella misteriosa E v a , q u e salió del p a r a v e r l e y g o z a r l e , n o s o l o p a r a asistir al r e d e d o r
c o s t a d o del s e g u n d o A d á n , d o r m i d o s o b r e el árbol de d e su trono s o b e r a n o y servirle, sino también p a r a
la c r u z . E s a q u e l l a e s p o s a d e l C o r d e r o q u e á c o s - que, como ministros suyos, gobiernen la Iglesia y
ta d e s u d o r e s , a f a n e s y fatigas s e atavia e n la tierra, g u a r d e n á los h o m b r e s .
para merecer ser admitida á celebrar su desposorio D i o s ha m a n d a d o á aquellos astros de l a m a ñ a n a
e n el cielo. E s a q u e l l a J e r u s a l e n d e l a t i e r r a q u e s e q u e brillan al r e d e d o r d e s u t r o n o s o b e r a n o , á a q u e -
fabrica de piedras animadas y labradas con e l marti- llos e s p e j o s d e la d i v i n i d a d en q u i e n e s r e v e r b e r a su luz
llo de los trabajos, y q u e s e p u l i m e n t a c o n e l cincel inmensa, á sus ángeles, que nos acompañen y guar-
de las p e r s e c u c i o n e s p a r a f o r m a r l a J e r u s a l e n del d e n : ¡quién lo c r e e r í a si la fé n o lo e n s e ñ a r a ! S i s e
cielo. ¡ C u á n t a sangre n o ha d e r r a m a d o d e s d e su na- hubiera dejado á nuestra elección escoger un guia
cimiento esta esposa santa! ¡ C u á n t o polvo y sudor q u e n o s a c o m p a ñ a s e y dirigiese en este m u n d o , ¿nos
no ha cubierto su h e r m o s o rostro! P e r s e g u i d a desde habríamos atrevido á pedir por c o m p a ñ e r o un prín-
la c u n a p o r los j u d í o s q u e la m i r a r o n c o m o u n e s c á n - cipe d e la gloria? Ciertamente que no. P u e s l o
dalo, y despreciada por los gentiles q u e l a trataron que nosotros no nos hubiéramos atrevido á pedir n i
d e loca, apenas tuvo otro suelo q u e pisar en e l dis- á pensar, nos lo ha c o n c e d i d o lab o n d a d i n m e n s a del
curso de mas de trescientos años, que e l que regaba S e ñ o r . O l v i d á n d o s e , p o r decirlo así, de la n o b l e z a
su sangre. A estos encarnizados y poderosos per- d e s u s á n g e l e s , y a t e n d i e n d o s o l a m e n t e á n u e s t r a fla-
seguidores se asociaron sucesivamente los hereges y queza, les ha m a n d a d o que nos a c o m p a ñ e n y guar-
cismáticos para d e s p e d a z a r también su seno: ¡qué de den. ¡Bendita sea eternamente su inmensa caridad,
persecuciones interiores y exteriores! N o se puede que tan tiernamente nos ama, y su adorable provi-
l e e r l a H i s t o r i a d e l a I g l e s i a sin a s o m b r a r s e al v e r dencia que tan a d m i r a b l e m e n t e cuida d e nosotros!
n a v e g a r esta barquilla p o r entre tantas b o r r a s c a s sin ¡Qué felicidad, tener siempre e n nuestro destierro,
anegarse. P a s a n años, p a s a n siglos; se s u c e d e n las
por compañero, un sabio de los consejos de Dios, y nuestros rostros ma3 asombrados que ellos? Y si
por defensor un príncipe de la milicia del cielo! tanto respeto nos causaría verle una sola vez con los
¿Y cuál deberá ser nuestra conducta, viviendo siem- ojos corporales, ¿cuánto no nos deberá causar estar-
pre en compañía y á la vista de este celestial compa- le viendo siempre á nuestro lado con los ojos de
ñero? La presencia de un ángel de Dios, que está la fé? Temerario pecador, ¿cómo tienes osadía para
siempre á nuestro lado, debe causar en nosotros una hacer en la presencia de un ángel, lo que no te aire-
modestia continua, y una compostura en todo; debe verías ni aun á pensar en la presencia de un hombre
producir pureza en nuestros pensamientos y deseos, que viera tus pensamientos? No cuentes con la so-
limpieza en nuestras palabras y conversaciones, com- ledad ó las tinieblas. T u ángel está siempre conti-
postura en nuestras acciones, y justicia en toda nues- go en la soledad, y para sus clarísimos ojos no hay
tra conducta, porque no parece posible que faltemos tinieblas.
á la reverencia que se merece el ángel de nuestra P e r o si la presencia de nuestros ángeles de guar-
guarda, sin que nos olvidemos primero de que esta- da exige de nosotros una vida pura y virtuosa, los
mos en su presencia. Hasta dos veces se postró el beneficios que continuamente nos dispensan, exigen
Evangelista San J u a n á los piés del ángel del A p o - también de nosotros un continuo agradecimiento y
calipsis, creyendo que era el mismo Dios. ¡Tanta fiel correspondencia. Nuestros ángeles de guarda,
era su hermosura y magestad! " E s t a n d o yo, dice dicen los teólogos, iluminan nuestro entendimiento,
el profeta Daniel, á las márgenes del caudaloso T i - acomodando á nuestra capacidad las verdades de
gris, vi un ángel vestido de blanco y ceñido con una nuestra salvación, y mueven nuestra voluntad, sugi-
banda de oro finísimo: su cuerpo era como un crisó- riéndonos buenos pensamientos y deseos. Alejan
lito; su rostro una especie de relámpago, y sus ojos de nosotros las ocasiones de obrar mal, y nos pro-
como antorchas encendidas; sus brazos, y de allí aha- porcionan las de obrar bien. Contienen á Satanás
j o hasta los piés, semejante á un bronce reluciente. para que no nos atropelle, y nos defienden de este
Al verle me desamparó el valor, me cubri de pali- león hambriento para que no nos devore. Nuestros
dez, perdí las fuerzas y caí sobre mi rostro, quedan- ángeles de guarda, se dice en los libros santos, nos
do mi cara pegada con el suelo. ¡Oh! si en cualquier llevan en sus manos para que no tropecemos, y si á
momento de nuestra vida se manifestase á nuestra pesar de su cuidado, usando nosotros mal de nuestra
vista el ángel que siempre nos acompaña, ¿seria- libertad, no3 desprendemos de sus brazos y nos ar-
mos nosotros mas ilustrados que el Evangelista para rojamos al abismo de la culpa, aun entonces no nos
no adorarle como á Dios, ó mas fuertes que el pro- desamparan. Reprueban nuestro delito; pero se las-
feta para sostenernos en pié? ¿No caeríamos sobre timan de nuestra desgracia, y nos ayudan, si tratamos
d e salir de tan deplorable estado. Nuestros ángeles llegará la muerte, y en un momento te hallarás en el
d e guarda hacen presente á Dios nuestras oraciones juicio soberano. Allí te acompañará todavía el buen
y nuestros méritos, no porque Dios los ignore, sino ángel, pero ya allí nada podrá hacer por tí. ¡Alma
para unir á ellos sus oraciones y sus méritos. Final- infinitamente desgraciada! E n aquel terrible momen-
mente, nuestros ángeles de guarda cuidan de noso- to tu ángel te desamparará para siempre; se retirará
tros tan constantemente, que jamas nos pierden d e de tí, y con su ausencia hará lugar al demonio para
vista, y al mismo tiempo que gozan de Dios y le ala- que entre á ocupar su puesto y á ser tu compañero;
ban, piden nuestra salvación y cuidan de nosotros. mejor diré, tu verdugo por toda la eternidad.
¡Cuánta reverencia, cuanto amor, y cuanto reconoci- Y tú, alma virtuosa, que respetando la presencia
miento, no debemos al ángel de nuestra guarda! continua de tu buen ángel, llevas una vida pura y
Despues de la Santísima Virgen, á ninguna pura ajustada, y que dócil á sus inspiraciones, procuras
criatura debemos mas devocion, mas amor, y mas ca- corresponder á las diligencias que este encargado de
riño, que á los ángeles de nuestra guarda; á ninguna Dios practica por salvarte; no temas. El te llevará
debemos acudir con mas fervor y mas frecuencia. por el desierto de este mundo á la tierra prometida,
A la manera que los hermanos mayores toman d e y te presentará triunfante de tus enemigos, á los piés
l a mano á sus tiernecitos hermanos en los malos pa- del j u e z soberano. Allí verás la multitud de peligros
sos, para que no caigan y se lastimen, así nuestros de que te ha librado, sin que tú los hayas advertido;
ángeles de guarda, que son nuestros hermanos ma- las continuas peleas que ha sostenido por defenderte,
yores, nos llevan de la mano por los malos pasos d e y las esquisitas diligencias que ha practicado para sal-
este mundo para que no caigamos y nos lastimemos. varte. ¡Cuál será allí tu agradecimiento á ese com-
¡Tan entrañable es el cariño con que nos tratan, y panero fiel, y tu reconocimiento á ese bienhechor
tan exquisito el cuidado con que procuran que no celestial! ¿Encontrarás palabras con que manifes-
tropecemos en la ocasion ni caigamos en la culpa! társele? P e r o sobre todo, ¡cuál será allí tu gozo y
¡Tal y tan grande es el deseo y empeño que tienen enagenamiento al ver que este ángel del Señor te to-
por conducirnos á la gloria! ma de la mano y se encamina contigo al reino de los
¡Alma abismada en la culpa! corresponde á los de- cielos; que te introduce en sus gloriosas moradas y
seos de tu buen ángel. T r a t a de salir de ese lasti- te coloca á su lado para ver á Dios y gozarle por to-
da la eternidad en su compañía y á su vista! ¡Ah!
moso estado. Sabe que no te ha desamparado, aun-
que este gozo puede experimentarse, pero no expli-
que lo tienes bien merecido, y que, si emprendes sa-
carse.
lir de él, te ayudará solícito y diligente; pero si te
obstinas en continuar en un estado tan lamentable, P. Qué oraciones decís á nuestra Señora!
R- El Ave María y la Salve.
ría, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen. E s t a l a
DECLARACION DEL AVE MARIA Y LA S A L V r . h a a u t o r i z a d o la Iglesia, y se c r e e q u e fué c o m p u e s -
ta en e l c é l e b r e C o n c i l i o d e E f e s o , y es p r o p i a m e n -
te la petición. D e s p u e s de h a b e r s a l u d a d o á l a S a n -
P. Decid el Ave Muría. t í s i m a V i r g e n c o n las p a l a b r a s d e l á n g e l e n la p r i m e -
I?. Dios te salve, María fyc. r a p a r t e , y d e h a b e r b e n d e c i d o el f r u t o s a n t í s i m o d e
P. Quien hizo el Ave María? su vientre c o n las palabras d e s u p r i m a S a n t a I s a b e l
R. El arcángel San Gabriel cuando vino á salu- en l a s e g u n d a , p e d i m o s con las d e l a Iglesia e n l a
dar á nuestra señora la Virgen María; y tercera, que c o m o criatura del universo, y sobre to-
júntanse algunas palabras de Santa Isabel do, c o m o M a d r e del m i s m o Dios, ruegue por nos-
y de la santa Iglesia. otros pecadores, ahora, es decir en toda hora, porque
E l A v e M a r í a es la o r a c i o n m a s r e v e r e n t e q u e di- en toda hora tenemos necesidad de sus ruegos, y en
r i g i m o s á la S a n t í s i m a V i r g e n , y t a m b i é n l a m a s c o n - la h o r a d e n u e s t r a m u e r t e , p o r q u e e n t o n c e s t e m e m o s
t i n u a . P o c a s v e c e s r e z a m o s el P a d r e n u e s t r o q u e mas que nunca, pues se va á determinar en aquel mis-
no añadamos el Ave María. Parece que no acerta- m o momento, si liemos de ser dichosos etornamente
m o s á p e d i r á D i o s sin t o m a r á la V i r g e n p o r e m p e - e n e l c i e l o , ó e t e r n a m e n t e d e s d i c h a d o s e n el infierno.
ñ o . ¡ T a n persuadidos estamos del poder y valimien- ¡Hora temerosa, que pide tener obligada y empeña-
t o q u e t i e n e c o n el S e ñ o r , y de! a m o r q u e n o s p r o f e - d a á l aSantísima Virgen en nuestro favor, suplicán-
sa! L a oracion del A v e M a r í a consta de tres partes. dola todos los dias d e njfgstra vida, q u e r u e g u e p o r
P r i m e r a . Dios te salve, María, llena eres de gracia, nosotros en la hora d e nuestra muerte!
el Señor es contigo, bendita tí eres entre todas las mu- P. Con quien habíais en el Ave María y la Salve?
geres. E s t a e s l a q u e s e l l a m a p r o p i a m e n t e s a l u t a - R. Con nuestra Señora la Virgen María.
c i ó n a n g é l i c a , p o r q u e la d i j o el a r c á n g e l S a n G a b r i e l P. Quién es nuestra, Señora la Virgen María?
cuando vino á saludar á nuestra Señora la Virgen R. Es Madre de Dios, Virgen llena de gracia, y
M a r í a p a r a a n u n c i a r l e la e n c a r n a c i ó n del divino V e r - de toda virtud, Reina del ciclo y de la tier-
b o e n s u s p u r í s i m a s e n t r a ñ a s . S e g u n d a . Bendito es ra, Señora y abogada nuestra.
el fruto de tu vientre. E s t o l o d i j o S a n t a I s a b e l á l a Nuestra S e ñ o r a laVirgen María es aquella única
S a n t í s i m a V i r g e n c u a n d o fué á visitarla; y la Iglesia descendiente del p e c a d o r A d á n que fué concebida
ha añadido e l dulcísimo nombre d e Jesús con que sin l am a n c h a del p e c a d o . A q u e l l a p r o d i g i o s a vara
c o n c l u y e e s t a s e g u n d a p a r t e . T e r c e r a . Santa Ma- d e Jesé, que nació sin corrupción, de un tronco cor-
rompido. Aquella venturosa E s t e r eon quien no se córte de los cielos, h a b r e m o s acabado d e decir á
entendió laley de muerte pronunciada en el paraíso nuestro modo: quién e s nuestra Señora la Virgen
c o n t r a t o d o el g é n e r o h u m a n o . D e s t i n a d a e s t a V i r - María. . .
gen admirable para ser l aM a d r e del H i j o de D i o s P. Y la que está en la iglesia quien es!
hecho hombre, recibió desde el primer instante de su R. Es imágen de la que está en el cielo; y para
ser todas las gracias, dones y virtudes d e q u e era ca- * acordarnos de ella por ser su imágen, le ha-
paz una pura criatura; porque todo esto y mas, si fue- cemos reverencia á honor suyo; y lo mismo es
r a p o s i b l e , exigia la m a t e r n i d a d divina. P o r c o n s i - de las demás imágenes de los otros santos.
guiente, fué purísima en su concepción, llena de gra- N a d a mas justo que e l culto que tributamos á Ma-
cia d e s d e el p r i m e r instante d e s u vida. E s t u v o a d o r - ría S a n t í s i m a , y l a a d o r a c i o n q u e l e r e n d i m o s e n s u s
n a d a d e t o d a s las v i r t u d e s , y e n r i q u e c i d a c o n t o d o s devotas imágenes; pues ni erramos en l a inteligencia
los dones. F u é l a criatura m a s santa que ba visto bajo que lo h a c e m o s , ni n o s e x c e d e m o s en sus p r a c -
n i v e r á el m u n d o . L a p u r e z a d e l o s á n g e l e s , l a n o - ticas. N o e r r a m o s ; p o r q u e n o lo c o n f u n d i m o s c o n l a
bleza de los tronos y dominaciones, el entendimien- adoracion de latría que solo á D i o s rendimos; y n o
to de los q u e r u b i n e s , e l a m o r d e los serafines, yl a n o s e x c e d e m o s , p o r q u e a u n q u e las d e m o s t r a c i o n e s ó
santidad y grandeza de todos los coros angélicos, to- prácticas exteriores s e a n m u c h a s v e c e s las m i s m a s ,
d o es m e n o s q u e l asantidad y g r a n d e z a d e la Santí- la a d o r a c i o n interior n o l o es, p u e s á D i o s lo a d o r a -
sima Virgen; p o r q u e todos los espíritus celestiales, m o s p o r sí m i s m o , en s u m i s m o ser inefable, a l q u e
p o r m a s s u b l i m e s q u e s e a n , a l fin n o s o n s i n o m i n i s - son esenciales todas sus perfecciones soberanas; mas
tros de aquel D i o s d e quien ella e s M a d r e . A s í v e - en M a r í a Santísima y en los santos a d o r a m o s una ex-
m o s q u e los s a g r a d o s evangelistas para h a c e r su elo- celencia, q u e a u n q u e les es propia y n o p u e d e n y a
gio, solo n o s d i c e n q u e n a c i ó d e ella J e s ú s , p o r q u e p e r d e r l a , la tuvieron p o r g r a c i a y n o p o r n a t u r a l e z a ;
n a d a podian decir d e ella m a s g r a n d e , q u e ser M a - la r e c i b i e r o n d e D i o s , y m i e n t r a s f u e r o n v i a d o r e s p u -
dre de Jesús, Hijo de Dios. d i e r o n p e r d e r l a . E s v e r d a d q u e en la gloria n o p u e -
P. Dónde está, nuestra Señora la Virgen María? d e n y a perderla; p e r o n o es p o r q u e e n ella les s e a
R. Está en el cielo en cuerpo y alma gloriosa. ya esencial ó de naturaleza. Solo Jesucristo es san-
Si añadimos ahora que l aSantísima Virgen no es t o p o r n a t u r a l e z a , p o r la g r a c i a s u s t a n c i a l d e la u m o n
ya aquella M a d r e afligidísima, q u e al lado de su que- h i p o s t á t i c a q u e d e l a d i v i n i d a d m i s m a fluyó á s u h u -
rido H i j o padeció tanto sobre l atierra, sino aquella manidad y lahizo impecable. María Santísima no
gloriosísima Virgen que, colocada sobre todos los co- pecó jamas, ni aun venialmente; pero esto fué por
r o s celestiales, reina al lado d e s udivino H i j o en l a privilegio de l agracia santificante de que fué llena;
no porque fuese impecable y santa por naturaleza? E s necesario advertir, lo primero: que las que lla-
asi como fué hecha verdadera Madre de Dios, sin que mamos Virgen déla Concepción, de la So'edad, de
dejase de ser pura criatura. La gracia que la santi- la Asunción, del Carmen, del Rosario, del Pilar, de
hco es la misma gracia creada que justifica las almas, Monserrate y demás, no son Vírgenes, sino diversas
y la participó del mismo modo que ellas, aunque en imágenes de la Virgen, hechas ó pintadas por manos
toda plenitud de suficiencia, de superabundancia y de de hombres, para representar los diversos pasages de
s o b r e e x c e d e n ^ . Estamos, pues, instruidos en to- su santísima vida, como se ha dicho de las de J e s u -
do esto, y por consiguiente, no la confundimos con cristo, ó para recordar diversos motivos de darla cul-
la divinidad, n. la tenemos por Dios, ni creemos que to en sus imágenes. Segundo: que algunas imáge-
su excelencia le sea esencial; siguiéndose de aquí, nes milagrosamente halladas, no son otra cosa que
que e l culto que le tributamos es esencialmente dis- imágenes° antiguas, que la piedad de los cristianos
tinto a el culto que tributamos á Dios, á quien adora- ocultó al furor de la heregia perseguidora de las imá-
mos por si mismo, y como nuestro primer principio
genes, ó á la devastación de los sarracenos; y terce-
y nuestro ultimo fin.
ro: que no piensen que hay en ellas alguna divinidad,
T a m p o c o erramos en la reverencia que tributamos sino que se las honra porque son imágenes de la San-
a las imágenes de María Santísima y de los santos, tísima Virgen, que está en el cielo, y por ser sus imá-
porque es relativa á la misma Señora y santos que genes se las ha de hacer reverencia, y lo mismo se
representan; es decir, J e s rendimos nuestros cultos ha de hacer á las imágenes de los santos.
en las imágenes que los representan, como extensa- P. Qué se le dice en el Ave María?
mente se explica mas adelante.
11. Saludárnosla, alabárnosla y encomendámonos á
I'. Por qué hay tanta variedad de imágenes de día, pidiéndole su ayuda é intercesión para
nuestra Señora, y se llaman por tantos nom- con Dios nuestro Señor.
bres, de la Piedad, de los Remedios, del Ro- P . Quién nos enseñó la Salce?
sario, y otras? Es por ventura por ser mu-
1 11. La santa Iglesia la tiene y usa.
chas?
L a devocion, el amor y la ternura de los fieles á
R. No es sino una sola la Virgen María, nuestra la Santísima Virgen, han multiplicado en justo ex-
Señora; mas esto se hace para significar los tremo, si así puede decirse, los modos de alabarla y
diversos beneficios que de su santísima mano suplicarla en una multitud de oraciones; pero entre
recibimos siempre, y lo mucho que la debemos todas, la Salve ha sido, despues del Ave María, la
honrar y llamar en todas nuestras necesi- que se ha hecho común, la que se ha puesto en I03
dades.
catecismos, y la que tiene recibida nuestra madre la
Iglesia para pedir favores á nuestra Señora la Virgen
María. P. Qué reverencia debemos á las imágenes?
P. Con quién habíais en ella? R. La misma que daríamos á los santos que repre-
sentan.
R. Con la misma Virgen María, Señora nuestra.
P. Qué se le dice en ella? L a Iglesia ha c o n d e ^ d o siempre como hereges á
R. Otras alabanzas de la misma Virgen Santísi- los que en cualquier tiempo se han declarado contra
ma, demandándole asimismo su favor y ayu- la veneración y culto de las sagradas imágenes, y el
da en nuestras necesidades, como Madre de santo concilio de T r e n t o extendió sobre esta materia
Dios, Señora y abogada nuestra. •un decreto, cuyos puntos principales conviene que se-
pan todos los fieles para obrar con acierto en el cul-
L a Santísima Virgen es Madre de Dios, y con es- to y veneración que d a i á las imágenes. " S e deben
to queda dicho cuanto p u e d e decirse de su gran po- tener, dice el santo »oncilio, y conserrar principal-
der. Porque ¿qué no p o d r á la Madre de Dios para mente en los templos, las imágenes de Jesucristo do
con Dios? También es madre nuestra, porque nos 'la Virgen, Madre de Dios, y de los demás santos, y
la dió por madre su Santísimo H i j o desde el árbol •darlas el honor y veneración que les es debida, no por-
de la C r u z , al tiempo de espirar; y también con esto g u e se crea que hay en ellas alguna divinidad ó vir-
se dice cuanto puede decirse del amor que nos pro- tud, por a cual se deban venerar, ó porque se las ha-
fesa, y de lo que debemos esperar de su mediación; ya de pedir alguna cosa,- ó poner en ellas nuestra con-
porque ¿qué no hará esta cariñosa y tierna Madre fianza, como hacían en otro tiempo los gentiles, que
por unos hijos entregados á su maternal cariño por ponían su esperanza en los ídolos; sino porque el ho-
su Santísimo Hijo? L o s Santos Padres, fundados n o r que se les da se refiere á los originales que re-
en estos principios, han dicho que la Santísima Virgen presentan; de suerte que, por las imágenes que besa-
tiene para con Dios un p o d e r omnipotente, 110 abso- mos, y delante las cuales descubrimos la cabeza v nos
luto, sino suplicante, y la han llamado nuestra fiado- postramos, adoramos á J e s u . r i s t o y veneramos á los
ra para con Dios, y nuestra mediadora para con el q"e ellas representan." Ensefia ademas el
divino Mediador. L o s fieles la han mirado siempre «auto concilio, que se saca mucho fruto de la presen-
como á su querida Madre, y como el camino seguro c i a d e la, imágenes, porque nos recuerdan las mara-
por donde se va á Jesucristo, que es verdadero Dios. villas que Dios ha obrado en sus santos, y los salu-
Hasta en los nombres han querido expresar estos dables ejemplos que lo. santos nos han dejado, p a r .
mismos sentimientos, no pronunciando apenas el dul- q u e a r r e j l e m o . á ellos n u « t r a s c o s t u m b r e , j y ¡ r a .
císimo nombre de Jesús, sin añadir el de María. mos santamente Y aflade, q u . s i « « t a s « d u d a b l e ,
practica, d . l . u i f d . 1 « ¡ m á g ^ s se U n imroJu!
16
cido a l g u n o s a b u s o s , el concilio d e s e a con ansia q u e •dido e n el s e p u l c r o , y y a s a l i e n d o g l o r i o s o d e é l y
sean totalmente desterrados. s u b i e n d o t r i u n f a n t e a l c i e l o . E n fin, n o h a y p a s a g e
D e s p u e s de establecer estas verdades, previene: d e su vida mortal, en que no pueda ser representado
q u e c u a n d o c o n v i n i e r e p r e s e n t a r al p u e b l o i m á g e n e s por imágenes. L o mismo sucede respectivamente
d e la divinidad, esto es, d ^ í a S a n t í s i m a T r i n i d a d , 6 e n o r d e n á la S a n t í s i m a V i r g e n y á los santos.
d e a l g u n a d e las p e r s o n a s d e la S a n t í s i m a T r i n i d a d ,
Supuestas estas verdades, conviene explicar aho-
s e le h a d e e n s e ñ a r , q u e n o se p r e t e n d e representar
r a q u é s e a lo q u e s e h a d e v e n e r a r e n las i m á g e n e s
e n s e m e j a n t e s i m á g e n e s la divinidad, p o r q u e D i o s ,
p a r a p r e s e r v a r al p u e b l o s e n c i l l o d e d a r l a s u n c u l t o
siendo espíritu purísimo, no p u e d e ser representado
tal v e z p a g a n o . L a s i m á g e n e s , si s e a t i e n d e ú n i c a -
c o n c o l o r e s ó figuras, s i n o e n a q u e l l a s a p a r i e n c i a s q u e
m e n t e á la m a t e r i a d e q u e e s t á n f o r m a d a s , n o s o n o t r a
h a t o m a d o c u a n d o h a querido hacer sensible á los
cosa que una porcion de madera, piedra, yeso, metal,
h o m b r e s su presencia. E s t o mismo, que previene
papel ú otro cualquier material pintado, grabado ó
el s a n t o concilio c o n r e s p e c t o á la divinidad, d e b e
tallado, y c o n s i d e r a d a s así m a t e r i a l m e n t e , n o d e b e n
e n t e n d e r s e t a m b i é n e n c u a n t o á los ángeles, p o r q u e
s e r v e n e r a d a s ni r e v e r e n c i a d a s ; p o r q u e s e r i a v e n e r a r
siendo también puros espíritus, tampoco pueden ser
y reverenciar palos, piedras, metales ó papeles. P e -
representados por imágenes corporales. N o sucede
r o si s e a t i e n d e á s u f o r m a , e s t o es, si se c o n s i d e r a n
así con respecto á Jesucristo, q u e siendo v e r d a d e r o
precisa y únicamente c o m o imágenes que represen-
D i o s y verdadero h o m b r e , aunque no p u e d e ser re-
t a n á J e s u c r i s t o , á la V i r g e n ó á l o s s a n t o s , d e e s t e
presentado en cuanto Dios, puede serlo en cuanto
m o d o , y bajo de esta consideración p u e d e n y d e b e n
h o m b r e , y lo es en efecto en los principales pasa-
s e r v e n e r a d a s y r e v e r e n c i a d a s , p o r q u e la v e n e r a c i ó n
g e s d e su v i d a mortal. A s í v e m o s q u e se le repre-
y culto q u e s e las da, se refiere, no á ellas, sino á los
s e n t a e n la i m á g e n d e u n n i ñ o recien n a c i d o y recli-
originales q u e ellas representan. Y así, c u a n d o des-
n a d o en un pesebre; en la de un jovencito de doce
c u b r i m o s la c a b e z a , d o b l a m o s l a s r o d i l l a s ó n o s p o s -
años, sentado en medio de los doctores de Jerusalen,
t r a m o s d e l a n t e d e las i m á g e n e s d e J e s u c r i s t o , d e la
o y é n d o l e s y p r e g u n t á n d o l e s ; e n la d e u n m a e s t r o lle-
Santísima V i r g e n ó de los santos, v e n e r a m o s en ellas
n o de sabiduría y magestad, predicando en Israel; en
á J e s u c r i s t o , á la V i r g e n , y á los santos q u e r e p r e -
la de un redentor d e los h o m b r e s , y a s u d a n d o sangre
s e n t a n . ¡Ah! si los i m p í o s e s t u d i a s e n d e b u e n a f é
en el h u e r t o , y a s u f r i e n d o azotes c r u e l e s a m a r r a d o á
e s t a m a t e r i a , ó al m e n o s s e t o m a s e n el p e q u e ñ o t r a -
una columna, ya vestido de una púrpura de escarnio
b a j o d e leerla e n el santo concilio, n o insultarían el
y coronado de espinas, ya cargado con una pesada
c u l t o d e l a s i m á g e n e s ; y s i l o s fieles e s t u v i e r a n m e j o r
eruz, ya e s p i r a n d o c l a v a d o e n e l l a , y a m u e r t o y t e n -
instruidos en este p u n t o d e religión, t a m p o c o liabria
acerca de él tantos abusos, que piden ser totalmente^
desterrados, como desea el santo concilio. Aprecio en que se digna tener los méritos de sus san-
t o s , y m u c h o m a s los d e su S a n t í s i m a M a d r e , p a r a
P. Yálasreliq uias de los santos, qué reverencia les • c o n c e d e r n o s l a g r a c i a q u e p e d i m o s , c o n t e n i d a e n laa
debemos?
R.
p e t i c i o n e s d e l P a d r e n u e s t r o ; y al m i s m o t i e m p o h o n -
La que á ellos mismos, que fueron templos vi-
vos de Dios. r a m o s á aquel santo, cuya escelencia y méritos pro-
testamos a l dirigir por s u m e d i o nuestra oracion á
Si á las i m á g e n e s d e los s a n t o s d e b e m o s tributar- Dios.
Ja r e v e r e n c i a q u e á e l l o s m i s m o s e s d e b i d a , c o n m u -
cha mas razón á sus reliquias, que lo son de sus pro-
pios cuerpos, en los q u e r e d u n d ó l a santificación d e
s u s almas, q u e trabajaron c o n ellas en adquirir esta s a n -
tificación, y que con ellas han de ser glorificados; m u -
c h o m a s s i c o n s i d e r a m o s la m a c e r a c i o n qu'e s u f r i e r o n
para reducirse bajo l a servidumbre del espíritu; l a
abstinencia y toda clase d e privaciones con que ad-
quirieron una pureza angélica; y aun m u c h o mas, l o
doloroso y cruento del martirio con que muchos mi-
l l o n e s d e ellos s e l l a r o n s u fé y c o n f i r m a r o n s u p i e -
dad, para gloria d e D i o s y edificación d e sus her-
manos.
P. Qué oraciones decís ú los santos?
R. Las letanías y otras: también el Padre nuestro
y Ave María.
P . Pues cómo: en el Padre nuestro y Ave María
no habíais con Dios y con su Madre Santísima?
R. Sí; mas á Dios pido por los méritos de los san-
tos, y á éstos que sean mis intercesores.
E n e f e c t o , a l r e z a r á u n s a n t o g l o r i o s o el P a d r e
nuestro y A v e María, buscamos s u intercesión para
c o n D i o s n u e s t r o S e ñ o r , y s u v a l i m i e n t o p a r a c o n la
Santísima Virgen; y de parte de Dios buscamos el
Enseñando Jesucristo e n el templo, l e preguntó
u n o d e los d o c t o r e s : M a e s t r o , ¿cuál es el p r i m e r m a n -
d a m i e n t o d e l a l e y ? Y J e s u c r i s t o l e d i j o : Amarás
al Señor tu Dios, de todo tu corazon, y de toda tu al-
TERCERA PARTE ma, y de todo tu entendimiento. Este es el mayor
y primer mandamiento, y á este es semejante el se-
gundo: amarás á tu -prójimo como á tí mismo. D e
DE LA e s t o s d o s m a n d a m i e n t o s p e n d e t o d a la ley y los p r o -
fetas. E n s e n a b a en otra ocasion en u n a sinagoga, y
otro d o c t o r le p r e g u n t ó : M a e s t r o , ¿qué h a r é p a z c ó n -
doctrina cristiana, s e g u i r la vida e t e r n a ? ¿ Q u é e s t á escrito en l a l e y ?
le dijo el S e ñ o r : ¿ C ó m o l e e s tú? Y o leo, r e s p o n d i ó
e l d o c t o r : a m a r á s al S e ñ o r t u D i o s d e t o d o t u c o r a -
EN QüE SE DECLARA LO QCE 8E HA DE OBRAR. zon, y de toda t ualma, y con todas tus fuerzas, y
con t o d o tu e n t e n d i m i e n t o , y á tu p r ó j i m o c o m o á t í
mismo. E n t o n c e s le dijo el S e ñ o r : has r e s p o n d i d o
bien. H a z t ú eso y vivirás. P o r estas respuestas
d e J e s u c r i s t o se ve, q u e t o d a la ley e s t á c o m p r e n d i -
da en estos dos mandamientos: amar á Dios sobre to-
PRIMER MANDAMIENTO. d a s las c o s a s , y a m a r al p r ó j i m o c o m o á n o s o t r o s
mismos.
E l a m o r debe ser proporcionado albien amado, y
siendo D i o s u n bien infinito, l e e s debido un a m o r
P. Decid los Mandamientos1
infinito; p e r o este a m o r infinito solo p u e d e hallarse
R. Los Mandamientos de la ley de Dios son
diez, Sfc. en D i o s q u e es infinito, y así solo D i o s p u e d e a m a r -
se a si m i s m o c o m o d e b e ser a m a d o , esto es, con u n
P. Sobre el primer Mandamiento de la ley de Dios
a m o r infinito. L a s criaturas, c o m o son limitadas, n o
os pregunto, ¿ á qué nos obliga el amor da
Dios?
p u e d e n amar á Dios sino con u n amor limitado: y
aun este amor limitado p o d r á ser perfecto ó i m p e r -
R. A adorarle á él solo como ú Dios, con Je, es-
f e c t o . S e r á perfecto, c u a n d o l a c r i a t u r a a m e á s u
peranza y caridad.
Criador tanto, que no p u e d a amarle mas, y tan c o n -
t i n u a m e n t e , q u e j a m a s c e s e d e a m a r l e ; y a s í e s como s a n t u a r i o d e n u e s t r a a l m a , y o f r e c e r l e allí n u e s t r o
l o a m a n los b i e n a v e n t u r a d o s e n el c i e l o . A l l í e s t á n a m o r ; e s q u e r e r , es d e s e a r q u e t o d o el m u n d o le a m e ,
a m a n d o á D i o s c o n t o d o el a m o r d e q u e s o n capaces, le a d o r e , l e enzalse, le glorifique, le b e n d i g a y le sir-
y tan incesantemente, que siempre l e están amando, va. Esto es p r o p i a m e n t e a m a r á Dios, y esto es l o
y s i e m p r e d e s e a n a m a r l e . S e r á imperfecto, c u a n d o que se m a n d a principalmente en este mandamiento.
la criatura no a m e á su C r i a d o r tanto cuanto p u e d e A d o r a r á Dios es tributarle aquella suma reveren-
amarle, ó no lea m e tan continuamente, que nunca cia y p r o f u n d o respeto q u e se l e d e b e p o r su e x c e -
d e j e d e a m a r l e ; y d e e s t e m o d o a m a m o s á D i o s los lencia infinita. E s t a a d o r a c i o n es p r o p i a del C r i a d o r ,
h o m b r e s en latierra; pero sies cierto que solo po- y á ninguna criatura p u e d e darse sin incurrir e n
d e m o s amarle imperfectamente en este m u n d o , tam- aquel e n o r m e crimen d e idolatría, q u e u n profeta
b i é n lo es q u e d e b e m o s a m a r l e c o n t o d o n u e s t r o a m o r : e c h a b a en cara á los israelitas, diciendo: que habían
por eso decía San Agustin, que nunca se repetiría de- m u d a d o la gloria d e D i o s e n la s e m e j a n z a d e u n b e -
m a s i a d a m e n t e á l o s fieles, q u e d e b e n a m a r á D i o s c e r r o q u e c o m e h e n o ; p o r q u e en efecto, h a b i a n fa-
con todo su corazon, consagrándole todos sus afec- b r i c a d o un b e c e r r o d e oro, y le habian a d o r a d o c o m o
tos; con todo su entendimiento, refiriendo á é l todos á Dios.
sus pensamientos; y con todas sus fuerzas, empleán- C r i a d o el h o m b r e á i m a g e n y s e m e j a n z a d e D i o s ,
dolas en su servicio toda su vida. t r a e i m p r e s a e n s u a l m a la i d e a d e l S e ñ o r q u e le c r i ó »
G u a r d a r los m a n d a m i e n t o s , es h a c e r lo q u e D i o s y esta idea solo p u e d e o s c u r e c e r s e en fuerza d e m u l -
m a n d a , p e r o n o e s a m a r a l D i o s q u e m a n d a . La tiplicarse las tinieblas q u e d e r r a m a e l p e c a d o s o b r e
obligación de a m a r á D i o s e s distinta d e la obliga- el a l m a q u e l e c o m e t e . P o r d e s g r a c i a , e s t o s e v e r i -
c i ó n d e h a c e r lo q u e m a n d a D i o s ; sin e m b a r g o , s e di- ficó g e n e r a l m e n t e a n t e s d e l a v e n i d a d e l H i j o d e D i o s
ce que ama á Dios e l que guarda sus santos manda- al m u n d o . N a d a n o s dice l a E s c r i t u r a S a n t a d e l o
m i e n t o s , p o r q u e la s e ñ a l m e j o r y m a s s e g u r a d e que que sucedió en este punto antes del diluvio; pero s í
a m a m o s á Dios, es guardar sus santos mandamientos. s a b e m o s q u e d e s p u e s d e él, al p a s o q u e s e f u e r o n
E s m a s f á c i l c o n o c e r l o s e f e c t o s d e l a m o r , q u e el m u l t i p l i c a n d o los h o m b r e s , se multiplicaron t a m b i é n
a m o r m i s m o ; pues c o m o todos saben, el a m o r se sien- los delitos, y q u e entre las s o m b r a s q u e éstos i b a n
te mejor que se explica, y sus efectos s e conocen d e r r a m a n d o , se fué p e r d i e n d o de vista la idea del
m e j o r q u e su e s e n c i a . A m a r , p u e s , á D i o s , es diri- C r i a d o r , hasta q u e llegó á ocultarse casi e n t e r a m e n -
g i r l e l o s a f e c t o s d e n u e s t r o c o r a z o n ; e s u n i r n o s á él te: sin e m b a r g o , los h o m b r e s b u s c a b a n s i e m p r e a l
con los deseos de nuestra voluntad; e s entregarle y D i o s que naturalmente reclamaba su alma, y no ha-
h a c e r l e d u e ñ o d e n u e s t r o a m o r ; e s a d o r a r l e e n el llándole, se dirigieron á las criaturas y se escogieron
detestaron sus idolatrías, hicieron pedazos los ídolos*
entre ellas sus dioses. C a d a uno de los reinos, de derribaron sus altares, y destruyeron sus templos, 6
los pueblos, y aun de los hombres, se eligió á su an- los purificaron y consagraron al Dios verdadero. D e s -
tojo el Dios que había de adorar. Unos se diri- de entonces la idolatría siempre ha ido huyendo del
gieron á las criaturas que les parecieron mas her- Evangelio; y en el día solo se encuentra entre los
mosas, y adoraron al sol, á la luna, á las estrellas: pueblos errantes ó salvages, que aun no han tenido la
otros adoraron á las que les proporcionaban mayo- dicha de recibir esta luz divina. Sin embargo, toda-
res bienes y conveniencias, como los nos, las fuen- vía ha quedado entre nosotros aquella idolatría vicio-
tes, los animales, los árboles, las plantas, y llega- sa que se daba á las pasiones. E s verdad que ya n o
ron á adorar los ajos y las cebollas. Otros, en se adoran las estátuas de Mammón ó de Cupido, p e -
fin, para no ir mas adelante, dirigieron sus accio- ro se adoran los intereses y los placeres, que tales
nes á lo que mas les halagaba y arrastraba, y adora- dioses representaban; y estos son los ídolos ó dioses
ron á las pasiones; á la embriaguez en el dios Baco, falsos que han quedado, por desgracia, entre n o s -
á la lujuria en los dioses Adonis y Cupido, y en la3 otros, á quienes se adora con tanta frecuencia, y c u -
diosas Venus y Diana, y á todas las pasiones en sus ya adoracion á la vez no es menos funesta.
respectivos dioses. E n suma, todo llegó, en algún P. Cómo se ha de adorar?
modo, á ser adorado como Dios, menos el Dios que R . Con reverencia de cuerpo y alma.
debia ser adorado. E l mundo entero se entregó á P . Pues siendo Dios espíritu ¿«o hasta la del ahnaT
estas abominaciones, si se exceptúa el pequeño pue- R . No, porque hubimos de él también el cuerpo.
blo de Israel, escogido por Dios para conservar en Esta adoracion puede ser puramente interior ó e s -
la tierra su divino culto. piritual, y así adoran los ángeles; puede ser puramen-
te exterior ó corporal, y así adoran los hipócritas; yr
T a n general era la idolatría cuando el H i j o de Dios
puede ser juntamente interior y exterior, y así a d o -
s e dejó ver en el mundo, vestido de nuestra carne
ran los verdaderos cristianos. L a adoracion interior
mortal. E s t e H i j o del Altísimo, que venia á alum-
ó espiritual consiste en la suma veneración y p r o f u n -
brar á los que estaban sentados en las tinieblas de la
do respeto que nuestra alma tributa á Dios como á
muerte, disipó con su celestial doctrina estas funes-
su soberano dueño; y la exterior ó corporal consiste
tas tinieblas; y aquella idolatría que habia reinado por
en ciertas acciones de nuestro cuerpo, como inclina-
tantos siglos en casi todo el universo, huyó de la luz
ciones, genuflexiones, postraciones y otras actitudes
del Evangelio, como la oscuridad de la noche huye
reverentes que tomamos delante del Señor, con las
d e la luz del día. Cuando los hombres, disipadas
cuales manifestamos la adoracion interior. L o s á n -
las tinieblas, vieron sus abominaciones, apenas po-
dían creerlas; poseídos entonces de un santo enojo,
geles, como son puros espíritus, solo adoran en espí- f á n i un rastro de ternura; pero trátese de que esta
ritu; mas los hombres, como somos compuestos de madre pierda á su hijo ó á su Dios; trátese de que
espíritu y cuerpo, debemos adorar con el espíritu cometa un solo pecado mortal por interés del hijo;
y cuerpo, ó como dice el Catecismo, con suma reve- y si es, como se ha dicho, una verdadera cristiana,
rencia de cuerpo y alma. De cuerpo, guardando en querrá perder mil veces á su hijo antes que perder
el acatamiento de Dios la compostura mas circuns- á su Dios, cometiendo un pecado mortal. ¿Y po?
pecta y la postura mas humilde y respetuosa. De al- qué así? P o r q u e el amor que tiene á su Dios es de
ma, anonadándonos delante de la magestad inmensa aprecio, y el que tiene á su hijo es de fervor, y el
de Dios, á quien estamos adorando; creyendo con amor de aprecio prevalece siempre al de fervor. T a l
aquella fé viva y ardiente que ama y sirve al Dios es el amor que debemos á Dios. U n amor de apre-
que adora, y esperando con aquella firme confianza cio y preferencia que nos haga perder las cosas antes
• que se entrega sin reserva en los amorosos brazos da que perderle. Debemos, pues, perder todos los bie-
Dios en quien espera. nes, los empleos, las dignidades, cuanto nos da ho-
P . Qué es amar á Dios sobre todas las cosas? nor, crédito ó fama; las comodidades, la salud, has-
R. Querer antes perderlas que ofenderle. ta la última gota de nuestra sangre, hasta el último
D e dos modos podemos amar una cosa mas que aliento de nuestra vida, antes que ofender á Dios
' ó t r a ; ó con mayor fervor ó con mas aprecio. L o que con un solo pecado mortal. Así lo han hecho mas
amamos con mayor Jervor se lleva mas nuestro cora- d e diez y ocho millones de mártires, dando su san-
zón; lo que amamos con mas aprecio se fija mejor. gre y su vida entre los mas acerbos tormentos, antea
E l amor de fervor es mas impetuoso; el de aprecio que ofenderle; así lo han hecho ó han estado prontos
es mas firme: y cuando estos dos amores se disputan á hacerlo los justos de todos los tiempos, y así tam-
la preferencia, el de aprecio es el que prevalece. E s - bién estamos obligados nosotros á hacerlo ó á estar
to se explicará mejor en el ejemplo siguiente. Una dispuestos á hacerlo, para cumplir con el precepto de
madre verdaderamente cristiana ama á Dios y ama á amar á Dios sobre todas las cosas.
-un hijo que Dios le ha dado; pero de distinto modo; P. Qiién peca contra la fe?
á Dios con mayor aprecio, al hijo con mas ternura. II. El que cree cosas supersticiosas, ignora, niega,
Sin intentarlo ni pensarlo, se hallará á cada paso ha- ó duda las que debe creer.
ciendo caricias á su tiernecito hijo: le estrechará en- Solo Dios sabe lo que ha sucedido, lo que está
tre sus brazos, le dará mil ósculos, le dirá mil terno- -sucediendo y lo que ha suceder, porque para D i o s
- zas; y esta misma madre tan tierna con su hijo, se ¿nada pasa, nada llega, todo está siempre presente.
pondrá de intento á amar á Dios, y no experimenta- L o s hombres pueden saber lo qua ha pasado y lo que
17
e s t á p r e s e n t e , p e r o n o p u e d e n s a b e r lo q u e es c o n So i n f i n i t o , s i n o p o r q u e s e l e d é u n c u l t o q u e n o l e a g r a -
tangente y n o h a llegado, s i D i o s no se los revela de, ó de un m o d o que no l e agrade, pues uno y otro
em
» a r g o , los h o m b r e s s i e m p r e h a n tenido un afan e s excederse de s u culto. Solo D i o s sabe los cul-
p o r s a b e r las c o s a s v e n i d e r a s , y e s t e e m p e ñ o les h a tos y los m o d o s d e cultos q u e le a g r a d a n , y en t o d o s
h e c h o v a l e r s e c e m i l m e d i o s á fin d e d e s c u b r i r l a » tiempos ha c u i d a d o de manifestarlos á los h o m b r e s ,
P a g a n o s c r e í a n p o d e r c o n o c e r l a s e n el v u e l o y para que en todos tiempos los h o m b r e s l e rindiesen
canto de las aves; en los movimientos de las entrañas
palpitantes de las víctimas, y en otras cosas i*ual- cultos agradables.
E n l a ley natural l o s m a n i f e s t ó p o r m e d i o d e l a r a -
7 M a D L o m b r e s
dararl destinados á de- z ó n y d e las inspiraciones h e c h a s á los patriarcas: en
Creer, pues, en estas cosas y e n otras c o m o e n la escrita, p o r r e v e l a c i o n e s q u e h i z o á M o i s é s y a los
sueños, en l abuenaventura, en adivinaciones a p o - profetas; y en la e v a n g é l i c a , p o r b o c a d e J e s u c r i s t o
lógicas, o e n otros embustes y embaucamientos d o su santísimo Hijo. E s t e divino Maestro antes de su-
esta clase, e s p e c a d o contra la fé. Valerse d e pac- b i r s e al cielo, d e j ó s e ñ a l a d o e l c u l t o q u e los c r i s t i a -
ios diabólicos para hacer d a ñ o á su prójimo, sea pa- n o s d e t o d o s los t i e m p o s h a b í a n d e tributar á la M a -
r a e x c i t a r l e á la v e n g a n z a ó á la lujuria, sea p a r a pri- gestad divina para agradarla; y también dejó autori-
varle de l a salud ó de lavida, ó para causarle otro z a d a á su e s p o s a la Iglesia p a r a e s t a b l e c e r las s a g r a -
mal en su persona ó sus bienes, es usar de hechice- das ceremonias que debían acompañarle. D e s d e en-
rías, y e l q u e las usa se h a c e s o s p e c h o s o en l a fé tonces á n a d i e es lícito rendir á D i o s , ni á los ami-
M a s conviene advertir que, despues de la redención g o s d e D i o s , q u e son los á n g e l e s y los santos, otros
del g é n e r o h u m a n o , rara vez se verifican estos pactos cultos q u e los señalados por Jesucristo, ni usar d e
diabólicos; ya porque desde entonces Satanás quedó otras c e r e m o n i a s q u e las autorizadas por l a Iglesia;
a t a d o c o m o el p e r r o á l a c a d e n a , d i c e S a n A g u s t í n ? t o d o lo d e m á s es supersticioso ó vicioso p e r e x c e s o .
ya p o r q u e son pocas las almas q u e se determinan á L a ignorancia, e ne l caso que explicamos, puede
t r a t a r c o n e l d e m o n i o , y y a , e n fin, p o r q u e a u n c u a n - c o n s i s t i r e n carecer de toda noticia d e q u e e x i s t e u n a
do se arrojen al crimen d einvocarle, rara vez per- Religión, cuyo dogma y moral deben saberse, como
m i t e D i o s q u e e l e s p í r i t u i n f e r n a l c o r r e s p o n d a ai-lla- p u d o suceder en paises q u e no estaban en comunica-
mamiento. c i ó n con a q u e l l o s e n q u e se habia p r e d i c a d o el E v a n -
gelio. E s t a ignorancia e x c u s a d e pecado, y no es la
L a superstición p r o p i a m e n t e dicha consiste en u n de que aquí se trata. H a y otra ignorancia culpable y
culto vicioso por exceso, no porque pueda haberle en pecaminosa, cual es l ade aquellos que tienen noticia
a a r culto a u n D i o s que, s i e n d o infinito m e r e c e u n c u l - suficiente de l aexistencia de l averdadera Religión,
tienen en el c r e d o ; y con fé implícita debemos creer
abrazaría-v í ^ T ^ moraI' ^
8qUell 3 Ue e s t a n d o odo lo que Dios ha revelado á su Iglesia, y se contie-
mió7J u T ° ' 1 y » e n el * r e -
ne en las Sagradas Escrituras y en la tradición. _
fe an ¿ e g t f -,gn°ran , am i s m a ^ n que pro-
T c o n r a ¡ o n f* I g D ° r a n C Í a h a W a n u e s t r o c a t e c i s m o , Se<nm la variedad de clases y da cargos se requie-
L hfé Z l 6
? G n t r e l 0 S P e c a d o s «I»® s o n c o n - re mas y mas abundante instrucción en la doctrina
t a n d ' nana: pues mayor deben tenerla los padres do
f e x p t r deh ° ° b q, ÍU gG a dm 0 ¡ rt a0 nd ° á c nHu s t ¡s at n o á J r W . \ . • v los maestros, que los hijos, lo3 criados y
principio á Z ® ™ primer
p r m m p i o , a n u e s t r o ú l t i m o fin, y a l m e d i o p o r e l c u a l familia , i o s ; m a y 0 r los eclesiásticos que los segla-
d e b e m o s a l c a n z a r l o , l a s i g n o r a el n e g b g e n f e 6 e I m a - los discípu,. eclesiásticos mismos, mayor I03 pár-
W o que pudiendo instruirse en S l g j í o ¿ Z res; y entre los y j 0 3 m a e 3 l r 0 3 d e ciencias teo-
rocos, y los sinodá.. , e ] o s q u e n o j0 s o n , gegUH
b P „ 7 T t e r Í 0 S y v e r d a d e s esencialísimas, que de- lógicas y canónicas, qu .„ e t í i r a bien esta necesidad
b e m o s s a b e r y c r e e r con fé explícita, y sin c u v o c t los tiempos y los países e r e . .r¡na> H o y d e b e s e r
de mayor instrucción en la doci. -»Uitud de errores
— deXplíC¡t0 0 0" P U 6 d e - ' - e l adu, o q u .
copiosísima y muy selecta, por la mu -<vcrsac¡onea
t.ene uso de razón, y son los q u e h e m o s d i c h o q u e
que corren por todas partes en las co». en un
p e r t e n e c e n a p r i n c i p i o , a l m e d i o y a l fin. L o s q u e
p e r t e n e c e n a l pnnapio s o n , q u e h a y u n D i o s e n el y en los escritos, que tienen al infeliz puebla
en
6 den sobrenatural, criador de todo e l universo d e continuo riesgo de perder su catolicismo y caer
q u i e n t o d o s t e n e m o s el s e r y k e x i s t e n c i a . L o s q u e la heregía. El que no tenga bien estudiada y me-
ditada su religión, y no se guarde de leer esos folle-
íD ó6 T SOn q u e eI H ¡ d e D i o s tos y otras piezas que cada dia aparecen sueltas y
> s ee hh i zLo hr o mtb r e , y ' q u e m u r i ó .jy° r e s u c i t ó -p a r 'aarre! -
aun en periódicos de poca corrección ó censura, di-
te aTnn7-•ím,,0,,• L
°S qUG P e , t e n e C e n a I
> »» fícilmente salvará del error.
da C n0C m,ent0 del m i s m o
T U n o PTH í T : ° G
' Dios Trino E l error práctico en muchos y muy vitales puñt03
trn ' P ' J o y E s p í r i t u S a n t o , ú l t i m o fin n u e s - de moral hace hoy también mucho estrago en el pue-
ro r e m u n e r a d o r d e n u e s t r a s obras, q u e p r e m i a á
s 13 g,0n a á blo, y mayor en las clases distinguidas. T i é n e n s s
' ' >
e n v e g á n d o l o s al f u e g o e t e r n o d e l i n f i e r n o .
ó rnalo: por licitas y aun se santifican muchas cosas que de-
terioran las costumbres, y causan escándalo en las
necesidad0^'3 Ó ? ° D o c i m i e a t o s e" a m a necesaria con persouas verdaderamente virtuosas y de sana moral.
"ario n t ^ . ' P°rqUG C ltenerIa «eee- E l excesivo lujo, el galanteo indecente, la inmodes-
s a r i o p a r a s a l v a r s e . C o n n e c e s i d a d d e vrecevto d e - tia de acciones y muestras de cariño, la deshonesti-
b e m o s s a b e r todos los d e m á s misterios q u e T c o n - dad del baile, la libertad de hablar y de imprimir lo
que se quiere, aun sobre religión y moral, el sumo los misterios de la fé. Estos se cumplen con actos
regalo y comodidades del cuerpo en todo el trato de positivos, y se quebrantan con actos negativos, de no
la vida, la usura, y otros mil principios de corrupción asentir á la fé; de no confesar la fé en los casos que
que están hoy deformando las costumbres en todas obliga confesarla positivamente, y de no saber ó no
las clases de la sociedad, no se presentan sino funda- hacer por saber los misterios de la fe.
dos en otros tantos principios falsos y erróneos, quo E l pecado contra la fé es de su naturaleza mortal,
no puede descubrir sino el que tenga una verdadera, y no se da en él parvedad de materia, por no ser di-
abundante y sólida instrucción en las reglas y precep- visible su materia: con cualquier acto deliberado y
tos de la moral cristiana. voluntario se peca mortalmente. Solo puede hacer-
Siendo, pues, tanta la necesidad que hay hoy de se venial por falta de deliberación ó de pleno con-
instruirse en el dogma católico y en la moral cristia- sentimiento.
na, puede asegurarse qoe es mayor el pecado de ig- L o s tiempos en que obliga hacer actos positivos
norancia hoy, que en otro tiempo, por lo crítico de de fé son: primero, al ingreso del uso de la razón;
las circunstancias, y lo funesto y fatal de sus conse- segundo, muchas veces en cada año; tercero, en el
cuencias. artículo ó peligro de muerte; cuarto, cuando urge al-
Acerca del pecado que se comete por negar la fé, alguna grave tentación contra la fé que no pueda ven-
es tan clara la doctrina de nuestro catecismo, que n o cerse sino por acto interno de fé; y quinto respecto
necesita comento. Solo diremos, que el negar algu- del adulto que no ha recibido el bautismo, le obliga
no ó algunos artículos de la fé es lieregía, y el ne- hacer dicho acto, luego que se le instruye suficiente-
garlos todos apostasía. Si la heregía es puramente mente en la fé.
interna ó de pensamiento, no se incurre en excomu- Respecto de los casos en que obliga confesar ex-
nión; pero si es mixta de interna y externa, por algu- teriormente la fé,.ya se ha dicho cuáles son, en este
na palabra ó acción que la denote, se incurre en ex- mismo catecismo á la página 2S.
comunión mayor reservada al Papa. Finalmente, la duda sola en materia de fé es pe-
Q u é preceptos se den acerca de la fé, es bien sa- cado contra la fé, porque ofende directamente á la
bido. Son cinco, dos negativos, y tres positivos: los verdad eterna, que es Dios, que no puede engañar-
negativos son, no disentir de lafé: no negar laß. E s - se ni engañarnos, y cuyo testimonio es el motivo ir-
tos obligan siempre y á toda hora, de modo, que con refragable de nuestra fé. ..
un solo acto positivo de disentir de lafé, ó de negar P. Quién peca contra' ¿feesperanza?
la fé, se quebrantan. L o s positivos son, asentir in- R . El que desconfía de la misericordia de Dios, ó
teriormente á la fé: confesar exteriormente la fé; y saber locamente presume de ella.
S i e n d o tanta la b o n d a d d e D i o s , q u e n o s dió e l te. ¡Fatal confianza, q u e ha l l e n a d o e l infierno d e
ser por comunicarnos sus bienes; que estando perdi- condenados, y q u e mantiene y fomenta tedos los de-
d o s p o r la c u l p a original, n o s p r o v e y ó d e u n R e d e n - m á s pecados, pues á su s o m b r a viven los pecadores
tor en su m i s m o H i j o S a n t í s i m o ; q u e se h i z o hallar d e a s i e n t o e n la c u l p a , y m u l t i p l i c a n s u s d e l i t o s !
d e los q u e n o le b u s c a b a n , y n o s r e d i m i ó c u a n d o m e - L o s p e c a d o s d e desesperación, presunción y temeri-
nos l om e r e c í a m o s ; q u e f u n d ó para nuestra justifica- dad, n o a d m i t e n p a r v e d a d d e m a t e r i a , y p o r c o n s i -
ción las fuentes d e s u s s a c r a m e n t o s , y p o r ellas nos g u i e n t e , s i e m p r e s e r á n mortales, s i s e c o m e t e n c o n
c o m u n i c a a q u e l l a g r a c i a q u e n o s d a e l d e r e c h o á la plena advertencia; y con cualquiera acto deliberado
b i e n a v e n t u r a n z a , y n o s a b r e las puertas d e los cielos; de ellos, se c o m e t e p e c a d o grave, porque van contra
t o d o á i m p u l s o d e a q u e l l a m i s e r i c o r d i a q u e le e s p r o - l o s p r e c e p t o s n e g a t i v o s d e no desesperar, no presumiry
y no ser temerario; l o s c u a l e s p r e c e p t o s o b l i g a n s i e m -
pia, y de aquel amor inagotable con que nos busca y
pre y por siempre, e s decir, á toda hora y en todo
nos atrae para colmarnos de beneficios, ¿quién duda momento.
q u e el d e s c o n f i a r d e e s t a m i s e r i c o r d i a , y m u c h o m a s
el d e s e s p e r a r del p e r d ó n , no sea u n p e c a d o gravísimo E l p r e c e p t o a G r m a t i v o d e esperar en Dios, s e c u m -
que ofenda infinitamente á este D i o s de bondad? E n p l e c o n la esperanza habitual e n q u e d e b e m o s v i v i r ,
efecto, este pecado es e n o r m e y de unas consecuen- y o r d e n a hacer actos positivos en los m i s m o s cinco
cias horrendas: bien nos lodemuestran Caín y Ju- t i e m p o s q u e h e m o s d i c h o e n la r e s p u e s t a a n t e r i o r , r e -
das, haciéndose impenitentes, y b u s c a n d o en su des- l a t i v a a la f é . L a v e r d a d e r a y l e g í t i m a e s p e r a n z a , e s
e s p e r a c i ó n el c a m i n o m a s á p r o p o s i t o p a r a p r e c i p i t a r - a q u e l l a q u e , c o l o c a n d o en D i o s t o d a la confianza, p o -
se e n los infiernos; y b i e n lo v e m o s , p u e d e decirse, n e los m e d i o s d e b i d o s para evitar el p e c a d o y m a n -
con nuestros m i s m o s ojos, en tantos c o m o se suicidan tener el estado d e g r a c i a q u e ha a d q u i r i d o .
l l e v a d o s d e l d e s p e c h o y l a d e s e s p e r a c i ó n á q u e los P. Quién peca contra la caridad?
ha conducido una vida llena de pecados. R. El ingrato á sus beneficios, y desobediente á su
voluntad y ley.
N o s o n m e n o s f u n e s t a s l a s c o n s e c u e n c i a s de la
S i h u b i é r a m o s d e hablar d e todos los p e c a d o s q u e
presunción y la temeridad, v i c i o s q u e p o r e x c e s o se
v a n c o n t r a la c a n d a d , s e r i a m o s i n t e r m i n a b l e s , p o r q u e
o p o n e n á l a e s p e r a n z a , p u e s fiándose e l p e c a d o r en
n o Hay u n o q u e n o v a y a c o n t r a l a c a r i d a d , p u e s t o
la v o l u n t a d q u e l e p a r e c e t e n d r á d e arrepentirse á
q u e a D i o s d e b e m o s a m a r l o p o r sí m i s m o c o m o b i e n
tiempo de su mala vida, y en elauxilio d e una gra-
sumo, y amarlo con todo cuanto somos y tenemos;
c i a p o d e r o s a q u e c r e e l e d a r á D i o s á b u e n a h o r a , se
d e d o n d e es q u e c o n c u a l q u i e r acto p e c a m i n o s o , fal-
e n t r e g a á s u s p e c a d o s y s u s v i c i o s , h a s t a q u e c a e en
tamos a su amor, ya porque ofendemos su bondad in-
e l e n d u r e c i m i e n t o y la c e g u e d a d , y m u e r e i m p e n i t e n -
E s d e notar q u e los p e c a d o s q u e v a n c o n t r a la c a -
finita, q u e d e b e m o s a m a r , y y a p o r q u e l e u s u r p a m o s ridad directamente, encierran mayor malicia que los
aquello q u e d e n o s o t r o s le d e b e m o s p o r virtud y fuer- q u e v a n c o n t r a o t r a s v i r t u d e s , p o r s e r la c a r i d a d l a
z a del mismo m a n d a m i e n t o del amor. M a s : van con- mas noble d e todas, y la que da elalma y ja vida
tra la c a r i d a d d e D i o s t o d o s los p e c a d o s q u e v a n c o n - á todas l a s demás. Sin embargo, cuando no se da
tra la c a r i d a d del p r ó j i m o ; p o r q u e a u n q u e e l m a n d a - en l ao b r a ó en la p a l a b r a falta c o n t r a justicia, p o r lo
m i e n t o d e a m a r al p r ó j i m o e s o t r o q u e e l d e a m a r á c o m ú n n o e x c e d e d e venial la falta d e c a r i d a d , se e n -
D i o s , e l a m o r n o e s m a s q u e u n o , c o n el c u a l a m a - tiende fuera de los pecados mencionados antes, y del
m o s á D i o s p o r sí m i s m o , y a l p r ó j i m o p o r D i o s . P o r d a ñ o g r a v e q u e p u e d a r e s e n t i r el p r ó j i m o e n b i e n e s
eso nuestro autor concibió esta respuesta en términos espirituales ó corporales, ó q u e l afalla p r o v e n g a d e
m u y latos y generales, diciendo, q u e peca c o n t r a j a una intención dallada que abrace toda lamalicia que
c a r i d a d d e D i o s el ingrato á sus beneficios y desobe- p u e d e darse en un pecado mortal.
diente á su voluntad y ley. E n e l p r i m e r m i e m b r o E n c u a n t o á la l i m o s n a y á l ac o r r e c c i ó n f r a t e r n a ,
c o m p r e n d e t o d o e l e x t r a v í o d e la r a z ó n y del c o r a - que son obras propísimas de lacaridad, dirémos l o
z o n , q u e preso en el a m o r de las criaturas, a b a n d o n a c o n v e n i e n t e c u a n d o t r a t e m o s d e las obras d e miseri-
á su D i o s , y olvida y desestima todos sus beneficios; cordia, e n cuyos artículos también explicarémos e l
y e n el s e g u n d o m a r c a los jiecados positivos q u e na- órden que debe guardarse en la caridad.
c e n d e aquella p r e d i s p o s i c i ó n a l p e c a d o , y se verifi- D e s p u e s de las virtudes teologales que abraza es-
can en e l quebrantamiento de h santa ley de D i o s y te primer mandamiento, c o m o que tienen á D i o s mis-
desobediencia á su divina voluntad. m o por objeto formal, entra l avirtud de la religión,
S i n e m b a r g o , s e c o n s i d e r a n c o m o p e c a d o s m a s di- q u e es lap r i m e r a d e las morales. E s t a no es teolo-
r e c t o s c o n t r a í a c a r i d a d , el ó d i o d o D i o s y del p r ó j i - g a l , p o r q u e n o t i e n e al m i s m o D i o s p o r o b j e t o f o r m a l ,
m o , e l escándalo, la envidia, l adiscordia, la riña, e l sino á las cosas q u e miran á su culto; pero entre las
d e s a f i o ó d u e l o , l a s e d i c i ó n , el c i s m a ; y c o m o m e n o s m o r a l e s , e s l a p r i m e r a , p o r s e r el c u l t o y a d o r a c i o n
directos todos los d e m á s , q u e sacan su principal m a - d e D i o s , d e q u e ella c u i d a , l ap r i m e r a y esencialísi-
l i c i a d e la o p o s i c i o n q u e d i c e n á o t r a s v i r t u d e s . A c e r - m a obligación del h o m b r e y del cristiano. P o r l o
c a d e aquellos vicios, h a b l a r í a m o s en particular si n o m i s m o pertenece á este primer mandamiento, y c u -
se dijera y a l o suficiente e n varios lugares de este bre también elsegundo y eltercero. L a obligación
catecismo. de sus actos internos y externos con respecto á los
L o s a c t o s d e la c a r i d a d o b l i g a n e n los m i s m o s t i e m - tiempos en que urge emitirlos, e s l a misma que y a
p o s q u e s e h a dicho, h a b l a n d o d e los de la fé yl a h e m o s explicado a l hablar de los de la fé, esperanza
esperanza en los párrafos anteriores. y caridad.
T a m b i é n hemos hablado lo conveniente acerca de
la a d o r a c i o n i n t e r i o r y e x t e r i o r , que es e l p r i m e r o de « r o s , ios sacrificios, los s a c r a m e n t o s , la relio-¡on
t o d a e n t e r a . H e a q u í e l h o r r i b l e a b i s m o ¿ q úe f o n !
sus a c t o s , y d i r é m o s en o t r o s m a n d a m i e n t o s l o que
n o s p a r e z c a o p o r t u n o a c e r c a d e l s a c r i f i c i o , d e l a ab- Ta CrÍStÍ,n

juración ó invocación d e l santo n o m b r e de Dios, del T a ttocar


o c a r eenvíos
n o s I"f a tt a l, e s e x t r e m o s ° 'd e l a s u p e r s t i«c i«ó nS ó-
j u r a m e n t o , del voto, d e las o b r a s d e p i e d a d y guarda d e la ¡ r d a d V S Í g a r f i e l ' c o n s t a n t e m e n t e l o s p a s o s
d e l a s fiestas, o b j e t o s t o d o s q u e a b r a z a l a r e l i g i ó n . « e la I g l e s i a . I S o o f r e z c a á D i o s n i á , U s J n i ™
E n c u a n t o á los v i c i o s q u e le s o n o p u e s t o s , y a h e -
6 1 0
m o s dado idea de lasuperstición, d e s p u e s d e haber C f f i S ' ^ e l l a a p r u e b a , y s e li-
hablado de laidolatría. R é s t a n o s decir algo acerca
de l aimpiedad y del sacrilegio, q u e van mas directa- d e & d : J S: ad c an l fe ^ - c i o n 6 m a l t r a t a m i e n t o
m e n t e contra este m a n d a m i e n t o ; r e s e r v á n d o n o s tra- cnóll? . ' ^ S ' ° ' y está prohibido en este
tar d e los otros vicios, c u a n d o h a b l e m o s d e los si- mandamiento. H a y tres clases d e sacrilegios U n o *
guientes m a n d a m i e n t o s , á c u y a s o b r a s santísimas di- " i ? 1Uga'eS 01103
cónfra lasper-
cen aquellos m a s directa oposicion. Pnr L ^ ' J °tr°3 c o n t r a ,a* cosas sagradas
S i e m p r e los vicios se hallan en los e x t r e m o s . A s í al°l l S V a g r a d ° s e e n t i e n d e d q«e está desainado
c o m o la s u p e r s t i c i ó n c o n s i s t e e n u n c u l t o v i c i o s o p o r
e x c e s o , así la i m p i e d a d c o n s i s t e en n o t r i b u t a r el cul- e n X ála l n Í ; ' ? ? 0 ; lugmia Sa
^ados'
to que d e b e m o s á Dios. L o s impíos hacen un hur- 7 ,honestidad, derramando sangre human-,
t o á la d i v i n i d a d , e s c a s e a n d o e l c u l t o q u e l e e s d e b i - r id0' r°bando ó hacie
" d o «tras cosas c o n l a S
do. A pretesto d e huir de lasuperstición y de pu-
r a S n 3 r a d a Se ent en(
rificar el culto, v i e n e n á r e d u c i r l e á u n a c t o p u r a m e n - ttá cont"^ T " ' le la que
te interior, que e s l o m i s m o q u e r e d u c i r l e á nada;
p o r q u e l o s h o m b r e s , s u j e t o s á la i m p r e s i o n d e los i « H r i c s a * p "P P,ofes,on c o m
o los religiosos
ra3BOS V,olentas
sentidos, no p u e d e n d e s e n t e n d e r s e d e las cosas ex- á e p e ? o H r . m ? T «o esta d a s e
C U e r p 0 c o n s a r a
teriores, so pena de n o entenderse á s í mismos. L a B ^ o á la p u .
i m p i e d a d p r i n c i p i a p o r u n g é n e r o d e c e l o , pero á po- cop'aLcion ' , ° t r a S C 0 s a s ¡"Juriosas á ' s a
acn e
co que camina, s e sumerge en u n abismo, porque Finalmente^ n 'U gg ' mo d ac o nSter ae n p, iecrnsdoen a e n s a g r a d a .
e n llegando á negar elculto exterior y á no conocer i - pnmer
o t r o q u e e l d e l c o r a z o n ó i n t e r i o r , e s p r e c i s o decla- ! e
rar que son superfiuos loa templos, les altares, les «o, „ „ A a u n d ° . los santos ó eos, los vi-
« 1 - f a , CÍllCW, paW .5¡,
y l o s c o r p o r a l e s y p u r í f i c a d o r e s . Y e n t e r c e r o , tas-
c o s a s q u e sirven p a r a la c e l e b r a c i ó n del santo s a c r i -
ficio, c o m o las v e s t i d u r a s s a g r a d a s ; p a r a l a adminis-
tración de sacramentos, c o m o las pilas bautismales y SEGUNDO MANDAMIENTO.
l o s c o n f e s o n a r i o s , y p a r a la p r e d i c a c i ó n d e l a d i v i n a
palabra, c o m o los pulpitos. P r o f a n a r cualquiera de
estas cosas, es sacrilegio contra cosa sagrada, m a y o r
ó m e n o r e n p r o p o r c i o n á la s a n t i d a d d e la c o s a p r o f a -
n a d a y á l a g r a v e d a d d e l a p r o f a n a c i ó n ; y lo m i s m o de Dios. L o s l ¡ t o r ' ^ T ' T 63 e l ,,ombr0
S S r a d S n 3 hab!a
s e lia d e d e c i r d e la p r o f a n a c i ó n d e p e r s o n a s y l u g a r e s con l a m as o 2 l ° ° » ¿1
sagrados. E l sacrilegio ha sido castigado ejemplar- »a* g e n t e s á q u e l e o-lorifi ° n 'C . o n v i d a ° * t o d a s
qUe t0 Jas
m e n t e en todos los tiempos y en todas las naciones. las «aciones a p ¿ , d . n T S r '^ ^ '
renciar e
L a sagrada Escritura nos refiere castigos terribles de p u e b l o d e Israel l e m f r - Ü ' teméHe. E l
l a m
este pecado. E l fuego del cielo devoró á N a d a b y í o se d e t e r m n a b a á I ° r e s P e t < > ' T 10
3
Ajbiú, por haber puesto en sus incensarios un fuego Escrituras S d a ? ! " ^ ' ' / ? U a h d o íeia
Jeh
profano. L a tierra se tragó á C o r é p o r q u e quiso apo- « * » q u e en s u i n t a s i > n fiTrf* *~
dec¡a Adó aí
d e r a r s e del s a c e r d o c i o d e A a r o n . E l levita O z á ca- q u e s i g n i f i c a Señor T 1' » >
em 1 SUm saccrd
y ó m u e r t o al l a d o d e l a A r c a s a n t a p o r h a b e r l a t o c a - podiausar d e I s a n S m n T r f ° °t«
d o con m a n o temeraria. E l rey Baltazar pereció en C U a n d o
la m i s m a n o c h e q u e h a b i a p r o f a n a d o e n s u c e n a los lugar santísimo, 1 J e r ¡ ^ > en el
era su veneración' F s ¿ 7 Cada afio
*hcch
¡Taúfa
v a s o s s a g r a d o s . Y el g e n e r a l H e l i d o r o f u é a z o t a d o
p o r d o s á n g e l e s en el t e m p l o d e J e r u s a l e n , p o r ha- Dios l-omb" y eonve sldo !
su santísimo °
V ^'í^
° S h
' m h ñ a
»»
t a m b i e
b e r e n t r a d o á t o m a r l o s d e p ó s i t o s q u e allí s e c u s t o - aCCesibIe
diaban. L a Iglesia h amanifestado siempre su hor- n o m b r e s d e Dios S n T f > X ^
r o r á e s t e d e l i t o , c a s t i g a n d o a l s a c r i l e g o , h a s t a despues cedieron á lo, d e D i t ' n ^ .. .
d e l a s
d e su muerte, con l a privación d e sepultura eclesiás- •cordias... P e r o e s leñlch™ '
debia
tica; y los príncipes, tanto p a g a n o s c o m o cristianes, n u i r a q u e l p r o f u n d o rl T
l e h a n i m p u e s t o , y a u n i m p o n e n e n m u c h o s c a s o s , la miento c o n i q u e trataban lft° ^ ^ ? sobl"ecoS¡-
pena de muerte. nombre, s i n o V u d a l e " V * 0 * GSte S a n t í s i ™
a n m a 5
do de amor y " P"«»-
6 5e I d e b e r
« w i m p o n e el ¡ e Z T l V ' 1»°
m i e n t o consiste e n hoi m a n d a r a i e n t 0 - S u c u m ¿ l i -
en honrar este santísimo nombre.
y l o s c o r p o r a l e s y p u r i f i c a d o r e s . Y e n t e r c e r o , tas-
c o s a s q u e sirven p a r a la c e l e b r a c i ó n del santo sacri-
ficio, c o m o l a s v e s t i d u r a s s a g r a d a s ; p a r a l a a d m i n i s -
tración de sacramentos, c o m o las pilas bautismales y SEGUNDO MANDAMIENTO.
los confesonarios, y para lapredicación de la divina
palabra, c o m o los pulpitos. P r o f a n a r cualquiera de
estas cosas, es sacrilegio contra cosa sagrada, m a y o r
ó m e n o r e n p r o p o r c i o n á la s a n t i d a d d e la c o s a p r o f a -
n a d a y á l a g r a v e d a d d e l a p r o f a n a c i ó n ; y lo m i s m o d e D i o s . L o s e«c'ritorp« ' ^ T ' T 6 3 e l , , O m b r 0
s e lia d e d e c i r d e la p r o f a n a c i ó n d e p e r s o n a s y l u g a r e s con la m a s o 2 l SSrad°S n°3 hab!a» ¿1
c onvida
sagrados. E l sacrilegio ha sido castigado ejemplar- »a* g e n t e s á T e k l . ° * todas
q U e t0 Jas
m e n t e en todos los tiempos y en todas las naciones. las «aciones a p ¿ , d . n T S r ' ^ ^ '
L a sagrada Escritura nos refiere castigos terribles de p u e b l o d e I s r a e T le m f r ^ e D C i a r , e tcraéHe
- E {
13010 reS et0
este pecado. E l fuego del cielo devoró á N a d a b y n o se d e t e r m i n a b a ^ n i " P '
íeia
Ajbiú, por haber puesto en sus incensarios un fuego Escrituras K a s C S T ' " V
Jgh
profano. L a tierra se tragó á C o r é p o r q u e quiso apo- « * » q u e en s u i n t a Z ^ T n * *~
decia Adó a
d e r a r s e del s a c e r d o c i o d e A a r o n . E l levita O z á ca- q u e s i g n i f i c a Señal T " >'
yó muerto allado de l aA r c a santa por haberla toca- podia usar del s a n Z m n T " ? ? SUm° SaCCrdote
d o c o n m a n o t e m e r a r i a . E l r e y B a l t a z a r p e r e c i ó en e n e I
la m i s m a n o c h e q u e h a b i a p r o f a n a d o e n s u c e n a los l«gar santísimo, que e n m í I ^
«ra su veneración' F s ¿ 7 C a d a afio
* ¡ T a i i t a hcch
vasos sagrados. Y el general Helidoro fué azotado
p o r dos á n g e l e s en e lt e m p l o d e Jerusalen, por ha-
Dios lumbre y eonve sldo !
su santísimo
V i"*?***
°S h ° m h ñ a ' t a m b i e *
»
b e r e n t r a d o á t o m a r l o s d e p ó s i t o s q u e allí s e c u s t o -
diaban. L a Iglesia h amanifestado siempre su hor- n o m b r e s d e Dios S n T f aCCesibIe> X 1 ° «
r o r á e s t e d e l i t o , c a s t i g a n d o a l s a c r i l e g o , h a s t a despues cedieron á lo, d e D i t ' n ^ .. .
d e l a s
de s u m u e r t e , c o n l a p r i v a c i ó n de s e p u l t u r a e c l e s i á s - •cordias... P e r o e s l e ñ l c h ™ '
debia
tica; y los príncipes, tanto p a g a n o s c o m o cristianes, n u i r a q u e l p r o f u n d o rl T
l e h a n i m p u e s t o , y a u n i m p o n e n e n m u c h o s c a s o s , la miento c o n i q u e trataban lft° ^ ^ ? sobr-oSi-
p e n a de m u e r t e . nombre, s i n o V u d a r l e " V * 0 * GSte S a n t í s i ™
a n m a s
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6 5e I d e b e r
'"os i m p o n e el ¡ e Z T l V ' 1»°
m i e n t o consiste e n hoi m a n d a r a i e n t 0 - S u cum¿li-
en honrar este santísimo nombre.
D e dos modos podemos honrarle; ó tomándole para Bien penetrados de esto los verdaderos cristianos,
alabar con él á Dios, y esto se llama invocación del coucurren con frecuencia á bendecir y alabar á Dios
nombre de Dios en su alabanza; ó tomándole para ates- en los templos. L e alaban en sus casas, en sus ocu-
tiguar la verdad, y esto se llama juramento. paciones, en sus conversaciones, y hasta en sus salu-
Invocación del nombre de Dios en su alabanza. Ala- taciones. Alabado sea Dios; por siempre sea alaba-
bar á Dios y bendecir su santísimo nombre, es ocu- do. Dco granas; á Dios sean dadas. Tales son sus
pación de los bienaventurados en el cielo, y obliga- saludos. ¡Ojalá que una cultura impía no hubiera
ción de los hombres en la tierra. N a d a mas justo que- desterrado de la boca de muchos cristianos este len-
alabar y bendecir al Bienhechor soberano de quien guaje piadoso que ha sido el común de los fieles de<--
todo lo recibimos. L o s libros santos están llenos de de los primeros siglos del cristianismo! San Agus-
las bendiciones y alabanzas con que los justos de to- tín dice, que los donatistas solían burlarse de seme-
dos los tiempos han manifestado al S e ñ o r su recono- jantes salutaciones. No es extraño: eran h e r e ^ .
cimiento. L o s cánticos de Moisés, de la madre d e J\o sucede así con los verdaderos cristianos: éstos do
Samuel, de Isaías, de Ezequías, d e I03 jóvenes del todo se aprovechan para bendecir al Dios de la »lo-
horno de Babilonia, de Abacuc, d e Zacarías, de la n a , tomando su santísimo nombre en su alabanza.
Santísima Virgen, del Santo Simeón, y los ciento Juramento. J u r a r es poner á Dios por testigo de
verdad
cincuenta salmos de David, no son otra cosa que ' y P o r consiguiente, el juramento no es otra
unas poesías sublimes, divinamente inspiradas para cosa que una mvocacion de Dios por testigo de la ver-
alabar á Dios y bendecir su santísimo nombre. To- dad. Esta mvocacion es en gran manera respetable:
da la tribu de Leví, esto es, la decimatercia parte del -sin embargo, como los hombres pueden engañamos,
reino de Israel, estaba destinada al culto del Señor,, recurrimos á ella en los casos árduos, pidiendo qua
y se ocupaba en estas divinas alabanzas. E n él pue- s e nos dé por testigo de la verdad á Dios, que no
blo cristiano es este un deber mas urgente y sagrado, p u e d e engañarnos. H a y varias clases de juramen-
y la Iglesia tiene encargado muy particular y estrecha- tos. .Los mas comunes son: asertorio, promisorio,
mente su desempeño aí cuerpo eclesiástico y religioso. execratorw yconminatorio, y de ellos deben tener al-
Así vemos que una de sus ocupaciones diarias, es rezar guna noticia los fieles, porque ocurren, por desgracia,
y cantar el oficio divino, compuesto para bendecir y con sobrada frecuencia. Asegurar alguna cosa pa-
alabar al Señor. Por lo que toca á los fieles, aun- sada o presente, poniendo á Dios por testigo, es ua
que no estén obligados por destino, como los ecle- juramento asertorio. T a l fué el que hizo San Pablo
siásticos y religiosos, á ocuparse en estas divinas ala- en su carta á los romanos. Dios, á quien sirvo, les
IJ0
banzas, lo están por deber y agradecimiento. ' rae e s t e s t I S ° de que sin cesar hago memoria de
v o s o t r o s . Prometer a l g u n a c o s a p o n i e n d o á D i o s p o r tra su pueblo, juró diciendo: Vive e l Dios Salvador
t e s t i g o d e s u c u m p l i m i e n t o , e s u n j u r a m e n t o promi- d e Israel, que sipor mi hijo J o n a t á s sucede esto,
torio; y d e e s t a c l a s e f u é e l q u e h i z o D a v i d á B e t h - m o r i r á s i n r e m e d i o . E s t e f u é u n j u r a m e n t o promi-
s a b é , a s e g u r á n d o l a p o r el S e ñ o r D i o s d e I s r a e l , q u e sorio y execratorio. P r o m i s o r i o , p o r q u e p r o m e t í a l a
s u h i j o S a l o m o n r e i n a r í a d e s p u e s d e él. E n el j u - muerte del culpado; y execratorio, porque en s u ca-
ramento asertorio, se trae á Dios por testigo de una s o s u j e t a b a á la m u e r t e u n a c o s a t a n p r o p i a c o m o e r a
sola v e r d a d , y faltar á ella es s i e m p r e p e c a d o mortal; s u m i s m o h i j o . F i n a l m e n t e , el j u r a m e n t o p r o m i s o -
pero en e l promisorio, se trae por testigo de dos ver- r i o s e r á t a m b i é n conminatorio, c u a n d o s e j u r e amena-
d a d e s : u n a q u e l l a m a n de presente ó primera, y c o n - zando. T a l f u é e l q u e h i z o N i c a n o r , g e n e r a l d e l o s
siste en p r o m e t e r c o n á n i m o d e c u m p l i r ; otra q u e lla- sirios, el q u e e s t a n d o en J e r u s a l e n j u r ó c o n ira, di-
m a n defuturo ó segunda, y c o n s i s t e e n c u m p l i r l o p r o - ciendo: Si J u d a s y su ejército no fuesen entregados
m e t i d o . E lq u e p r o m e t e c o n j u r a m e n t o sin á n i m o d e en mié manos, cuando volviere victorioso pondré fue-
c u m p l i r , falta á l a p r i m e r a v e r d a d , y p e c a s i e m p r » go á este templo. L o s juramentos d e cualquiera d e
mortalmcjite. E l q u e p r o m e t e c o n á n i m o d e c u m p l i r , estas clases, p u e d e n ser verdaderos ó falsos, justos ó
y d e s p u e s no c u m p l e , falta á la s e g u n d a verdad, y injustos, necesarios ó no necesarios, c o m o vamos á
p e c a mortalmente s i l o p r o m e t i d o e s cosa grave, y s o - v e r e n la e x p l i c a c i ó n siguiente.
l o venialmente, e n o p i n i ó n d e m u c h o s , s i l o p r o m e t i - P. Sobre el segundo Mandamiento os pregunto:
d o e s c o s a leve. ¿Quién es el que jura en vano?
T a n t o el j u r a m e n t o asertorio c o m o e l p r o m i s o r i o , R. El que jura sin verdad, sin justicia ó necesidad.
s o n exeaaterios, c u a n d o e l q u e j u r a c o n s i e n t e ó q u i e - P a r a n o j u r a r e n v a n o , ó lo q u e es lo m i s m o , p a r a
re que suceda algún mal á su persona ó á sus cosas, j u r a r b i e n , e s n e c e s a r i o q u e a c o m p a ñ e n al j u r a m e n -
si n o e s c i e r t o l o q u e d i c e ó n o c u m p l e lo q u e p r o - t o verdad, justicia y necesidad. Se jura con verdad
m e t e . A fin d e j u s t i f i c a r S a n P a b l o s u c o n d u c t a e v a n - c u a n d o s e d i c e a b i e r t a y s e n c i l l a m e n t e lo m i s m o q u e
gélica para con los corintios, juró diciendo: Llamo se siente, a s e g u r a n d o lo cierto c o m o cierto, y p o n i e n -
á D i o s por testigo contra mi alma, de que por per- d o lo d u d o s o c o m o d u d o s o . D e aquí se sigue, q u e
donaros n o h e v u e l t o m a s á C o r i n t o . E s t e f u é u n p o d e m o s a s e g u r a r c o n j u r a m e n t o las c o s a s d e q u e te-
j u r a m e n t o asertorio y execratorio. A s e r t o r i o , p o r q u e n e m o s un c o n o c i m i e n t o cierto, por haberlas visto, oi-
protestaba que no habia vuelto á Corinto por no cas- d o , t o c a d o , ó e x p e r i m e n t a d o ; p e r o no las que sabe-
tigarlos; execratorio, porque consentía en que D i o s m o s solamente pGr relación de otros, por m a s since-
le castigase sino era cierto l o que decia. Cuando ros y veraces que nos parezcan, porque toda su ver-
e l r e y S a ú l c o n o c i ó q u e e l S e ñ o r e s t a b a e n o j a d o con- d a d y s i n c e r i d a d n o n o s d a la c e r t i d u m b r e q u e p i d e
e l j u r a m e n t o , p u e s a l fin p u e d e n e s t a r m a l i n f o r m a -
que es directamente contra Dios, á quien se hace por
dos 6 querer engañarnos. Esto no es decir que no
este delito testigo de l amentira. S a n t o T o m á s di-
h a y a cosas que d e b a m o s c r e e r con c e r t e z a p o r l a re-
ce: Q u e es m a s grave que e l homicidio, porque e l
lación c o m ú n y uniforme que de ellas nos hacen; pe-
p e r j u r i o es c o n t r a D i o s , y el h o m i c i d i o contra el h o m -
ro estas verdades no son materia del j u r a m e n t o , por-
b r e . A s í e s q u e , t a n t o el d e r e c h o civil c o m o e l c a -
q u e lo m a s que p u e d e u n o j u r a r e s h a b e r l o oido de-
nónico, tienen establecidas penas muy severas contra
c i r , y n o q u e e l l o s e a a s í . S e j u r a con justicia c u a n -
los perjuros. S e les declara infames é incapaces de
d o es lícito el m o t i v o p o r q u e se j u r a , y b u e n o l o q u e
ser testigos; se les sujeta á g r a n d e s penitencias, y s i
s e p r o m e t e , c u a n d o el j u r a m e n t o e s p r o m i s o r i o ; p o r -
s o n eclesiásticos, se les priva d e oficio y beneficio.
q u e s i e s malo, e l j u r a m e n t o e s u n d e l i t o , p u e s n o s o -
E n varias naciones antiguas se les cortaba la m a n o
lo se p r o m e t e hacer lo m a l o , sino q u e s e q u i e r e q u e
que habían usado ó levantado para perjurar, y hubo
D i o s s e a t e s t i g o y fiador d e l o m a l o . M a s d e c u a -
a l g u n a s , c o m o los e s c i t a s , q u e lo c a s t i g a b a n c o n p e -
r e n t a j u d í o s j u r a r o n n o c o m e r ni b e b e r h a s t a m a t a r á
n a d e m u e r t e , y a u n e n el d i a lo c a s t i g a n c o n ella l o s
San Pablo: he aquí un j u r a m e n t o injusto y cruel. E n
japones en ciertos casos. L a Iglesia no se olvidó d e
•fin. s e j u r a c o n necesidad, c u a n d o n o s o b l i g a e l j u e z
e x t e n d e r el c a s t i g o á l o s q u e s o l i c i t a n á o t r o s p a r a
ú otra autoridad legítima, ó cuando importa m u c h o
q u e j u r e n falso, y m a n d ó q u e se les n e g a s e l a c o m u -
q u e s e d é c r é d i t o á lo q u e d e c i m o s , y a u n e n t o n c e s
n i ó n h a s t a e l fin d e l a v i d a . T o d a s e s t a s p e n a s p r u e -
debemos jurar temblando, porque vamos á tomar á
b a n la g r a v e d a d del p e r j u r i o .
D i o s p o r t e s t i g o y fiador d e n u e s t r o d i c h o . Y o j u r o ,
P. El que jura con duda, peca mortalmente?
decía San Agustín; pero juro cuando m e parece que
R. Sí, por el peligro en que se pone de jurar con
estoy obligado á ello p o r una grave n e c e s i d a d , y aun
mentira.
así j u r o t e m b l a n d o .
N o basta para jurar lícitamente cualesquiera noti-
P, El que jura sin verdad, qué pecado hace? cia ó conocimiento d e una cosa; es m e n e s t e r q u e s e
R. Peca mortal mente, si advierte que jura y sabe sepa con certeza, y tanta, q u e pueda decirse ciertísi-
que miente. m a la noticia; p u e s d e o t r o m o d o h a y peligro d e j u -
Perjurio. A u n q u e t o d o j u r a m e n t o q u e n o s e h a - r a r c o n mentira. C o m o es tan fácil q u e u n h o m b r e
ga con verdad, justicia y necesidad, puede llamarse s e e n g a ñ e p o r falta d e p e n e t r a c i ó n d e s u discurso, ó
p e r j u r i o , n o o b s t a n t e , h a b l a n d o e n r i g o r , perjurio e s p o r las ilusiones d e los sentidos, ó al a s p e c t o p r i m e -
solo j u r a m e n t o á q u e falta l av e r d a d . P o r e s o los ro de una cosa, juraria en vano muchas veces, si l o
teólogos y canonistas llaman al perjurio juramento hiciera sin estar m u y c e r c i o r a d o del a s u n t o s o b r e q u e
mentiroso. E l p e i j u r i o e s u n p e c a d o m u y g r a v e , p o r - j u r a . \ s i esto es así en las c o s a s q u e u n o c r e e ser
ciertas, ¿cuánto m a s en aquellas de que d u d a ' L o e -
So que comienza á desconfiar ó dudar de la verdad q u e en sus iras y riñas son unos volcanes que, en vez
de una cosa pierde la posesion e n que estaba d e d e lava, vomitan j u r a m e n t o s terribles. S e ven cris-
aquella verdad real ó aparente de que no dudaba, y t i a n o s t a n h e c h o s al j u r a m e n t o , q u e c o n la m i s m a fa-
c o m i e n z a la m c e r t i d u m b r e q u e d e l u e g o á l u e g o d e s - cilidad levantan lam a n o para tomar á Dios por tes-
t r u y e l ab f n e c e s a r i a p a r a a ^ una°cosa tigo, c o m o para tomar e l sombrero d e la cabeza.
confirmarla c o n l areligión del j u r a m e n t o . , Y quién ¡Gran Dios! ¡Con qué estrépito no se explicará vues-
p u e d e negar que n o sea un atentado de lam a y o r te- tra i r a e n el dia d e l a s v e n g a z a s c o n t r a e s t o s p r o f a n a -
meridad e l poner á D i o s por testigo de una verdad dores de vuestro santísimo nombre! Santo T o m á s
que no existe pues l a ha destruido y a la duda que dice: que ninguno que haya jurado, dejará de tener
quito la c e r t i d u m b r e d e ella? E l q u e así jure, cier- el testimonio d e D i o s en s u favor ó en su contra. ¡ T e s -
t a m e n t e j u r a c o n m a l a fé, j u r a lo q u e n o s a b e , j u r a timonio terrible para los perjuros!
en vano; y en elhecho de resolverse á jurar, se re- V i n i e n d o a h o r a á lo q u e e n t é r m i n o s e x p r e s a l a
s u e l v e a a b r a z a r t o d a la m a l i c i a q u e e n v u e l v a s u a s e r - r e s p u e s t a , d e c i m o s , q u e p o r e s t e algo mal hecho s e
to, e s d e c i r t o d a la m a l i c i a d e ! j u r a m e n t o falso. L u e - entiende no solamente e l pecado mortal, sino cual-
go no hay duda que peca mortalmente. quiera pecado, sea grave ó leve; pues no hay d u d a
q u e j u r a sin justicia e l q u e j u r a h a c e r una cosa q u e
1• Quién es el que jura sin justicial
s e a p e c a d o v e n i a l . L a p a l a b r a justicia s e t o m a a q u í
R. El que jura de hacer algo mal hecho.
en c u a n t o significa latamente t o d o lo q u e es b o n d a d ,
A u m e n t á n d o s e c o n l o s s i g l o s la c o r r u p c i ó n d e c o s - virtud, santidad, n o en c u a n t o significa estrictamente
tumbres, ha llegado á disminuirse tanto aquel - r a n l o q u e c o m p r e n d e la v i r t u d d e la j u s t i c i a , ó la j u s t i -
f o n d o d e t e m o r y a q u e l p r o f u n d o respeto q u e se te- cia "misma.
m a al j u r a m e n t o , q u e a p e n a s s e p u e d e c o n t a r y a c o n P. Y el que asíjura qué tanto peca?
él para averiguar laverdad, y se duda con razón, si R. Mas ó menos gravemente, conforme á lo mal ju-
c o n v e n d r í a f o r m a r las c a u s a s sin j u r a m e n t a r los les- rado.
>gos, y m u c h o m e n o s los r e o s . Y si e s t o s u c e d e en C u a n d o a c o m p a ñ a n al j u r a m e n t o v e r d a d , j u s t i c i a
los respetables é i m p o n e n t e s tribunales de justicia y n e c e s i d a d , el j u r a m e n t o e s un a c t o d e r e l i g i ó n , c o n
¿ q u e s u c e d e r á fuera d e ellos? H a y cristianos á quie- el q u e s e h o n r a á D i o s , r e c u r r i e n d o á é l c o m o v e r -
nes se ve jurar á cada paso con verdad ó con menti- dad inefable. A s í vemos que juraron los patriarcas,
ra, c o n a n i m o ó s i n á n i m o d e c u m p l i r lo q u e j u r a n , los profetas, los Apóstoles y los evangelistas, cuan-
p o r causas leves ó s i n ellas, p o r m a l h u m o r ó cos- d o lo j u z g a r o n n e c e s a r i o p a r a h a c e r c r e e r Jas v e r d a -
tumbre. S even hombres descompuestos y fieros des que a n u n c i a b a n , e s c r i b í a n 6 p r e d i c a b a n ; que ju-
r a r o n los á n g e l e s p a r a a s e g u r a r la v e r d a d d e los m í -
e n o s q u e revelaban, y l oque es sobre todo, q u e u - 7 P r c o m r o m e t
r ó D i o s a l g u n a s v e c e s ; b i e n q u e n o teniendo m a v * ° P e r s e á ello con
un juramento. E s t e es un h e c h o atroz, y lo m i s m o

L -1a juramento, ó verdad, ó justicia, ó no- o e d n d £ T D C O n m e m Í r a - P u e s b i e n ' ¿ c ó m o no h a ™


c e s i d a d , e l j u r a m e n t o e s u n p e c a d o . S i f a l t a la v e ^ tamente J . T , )' d e un m o d o infini-
t a m e n t e a t r o z , si j u r a p o r s u d i v i n a m a g e s t a d , h a c i e n -
Sb ii ff aá ll tt »a lSa Tj uP s J ,Gc i aP ee nC a cd o° s a m g0 r, at av le , C Oe sm °t a m b i é n^ phe coa d ,o de7hUeeohT0nCe " mCntÍra' ^ q u e sa%a Pór fiador
del hecho pecaminoso que promete hacer ¿Cómo
m o r t a l ; p e r o si e s l e v e , s e r á , s e g ú n v a r i o s a u t o r e s , so- hacer autor del e n g a ñ o y la mentira al que es s a b í
lo p e c a d o venial, s i e m p r e q u e la c o s t u m b r e d e j u r a r
n o o h a g a mortal p o r el peligro d e j u r a r sin verdad e l T a n T o l I* ' " t í H » * cubrir con
el m a n t o d e l a s a n t i d a d m i s m a e l c r i m e n v e l p e c a -
ó sin justicia, lo cual e s p r e c i s o q u e s u c e d a c o n fre*
c u e n c i a a los j u r a d o r e s d e c o s t u m b r e . s a r U T ' S n a 1Dfichameme? E s confe-
sarlo l aofensa q u e se hace á D i o s en estas dos m a -
6 rZ°r¡ COn e l evrerendo Bill
f ^ r t , nos inclinamos n e r a s de j u r a m e n t o s es infinitamente infinita.
á calificar de p e c a d o m o r t a l el j u r a m e n t o p r o m i s o r i o hará?'71 kajurado de W
rnal, ¿qué
6 conminatorio de cosa mala, aunque solo sea peca-
d o v e n i a l p o r la g r a v e i n j u r i a q u e s e h a c e a l D i o s 5; V f r s e de haberlo jurado y no debe cumplirlo.
d e la s a n t i d a d , e n t r a e r l e p o r t e s t i g o y fiador d e u n a No n e c e s i t a , a l a v e r d a d , e x p l i c a c i ó n a l - u n a l a
cosa mala, aunque solo sea p e c a d o venial. P o r l a r e s p u e s t a p r e c e d e n t e , p o r q u e e s ' c l a r o q u e u n foraí
r e s p u e s t a de i l i p a l d a s e v e q u e él s i g u e esta o p i n i o n mento de cosa inicua, no induce obligación á I
V
ó sentencia mas probable. • p h m i e n t o ; y c o m o el p r e s t a r éste n o es ot a c o s a o u e
P. Por qué se ofende á Dios tanto en estas dos ma- u
neras de juramentos? s r p0pecad?ves indi,dab,e que
- - "
JL Por ser gran desacato el traerle por testigo de cumpi.r. P o r e s o f u é atrozmente i m p í o é i n i c u o el
cosas Jalsas y mal hechas. puest°a t í C
°nt" Sa
" J u a n
Bautista, p ^ q u e
D i o s 2s s a b i d u r í a i n f i n i t a , e t e r n a v e r d a d , y s a n t i - SL mater^ ? *** t e , m e r a r i a m e n t e habia hecho
una materia injusta, cruel y atentatoria, n o estaba
d a d e s e n c i a l : e s t o es i n n e g a b l e ; y t a m b i é n lo es, q u e
a u e W T ,C°n m e n t l r a , t r a t a engañar, haciendo San • ^P1?113"- J- emerariamente uró, d i c e
que su mentira sea creída c o m o verdad; y sijora de 6 l m p 5 a m e m e ¿ efect0
hacer una cosa mala, peca, p o r la voluntad é ^ o p t k Z ^ r * * ' o que
sao que tienn de hacer esa cosa mala, es decir, de P- El que jura sin necesidad qué tanto peca?
V d t
^ t e , á h menos,por su pocaLcrencia.
i-y
A u n q u e el juramento es bueno en sí mismo, sin
embargo, n o d e b e usarse s i n n e c e s i d a d . E l juramen*
p o r el t e m p l o , p o r el c i e l o . . . . A s í lo e x i g e s u g r a n -
d e z a , y a s í l o e n s e ñ a J e s u c r i s t o e n e s t a s p a l a b r a s . El
to e s u n r e m e d i o c o n t r a l o s e n g a ñ o s , y a s í como n o
que jura por d altar, jura por el altar y por todo lo
se a p l i c a n r e m e d i o s a l c u e r p o c u a n d o n o l o s n e c e s i - que está sobre el altar; y d que jura por el templo,
ta, t a m p o c o s e l i a d e u s a r d e l j u r a m e n t o c u a n d o la jura por el templo y p0r todo lo que habita en el tem-
n e c e s i d a d n o l o e x i j a . L o s d o c t o r e s j u d í o s enseña- plo; y el que jura por el cielo, jura por el trono de
ban que s e p o d í a j u r a r s i n n e c e s i d a d , c o n t a l que s a JMos y por aquel que está sentado sobre el. T a m -
jurase c o n v e r d a d ; p e r o J e s u c r i s t o d e c l a r ó que esto b i é n e l q u e j u r a p o r la S a n t í s i m a V i r g e n , p o r l o s á n -
e r a u n e r r o r , m a n d a n d o q u e n o j u r á s e m o s d e modo g e l e s y los santos, j u r a por D i o s , c u y a m a g e s t a d res-
a l g u n o ; ni p o r el cielo, p o r q u e e s el t r o n o d e D i o s ; p l a n d e c e p a r t i c u l a r m e n t e e n e s t a s c r i a t u r a s ; y el q u e
ni por l atierra, p o r q u e e s l ap e a n a d e sus pies; n i j u r a por los S a c r a m e n t o s , por los E v a n g e l i o s , ó p o r
p o r J e r u s a l e n , p o r q u e es l ac i u d a d del gran R e y ; n i la cruz, jura por Dios, autor y consumador de todos
p o r n u e s t r a s c a b e z a s , p o r q u e n o p o d e m o s h a c e r un estos místenos. P o r consiguiente, e l jurar p o r las
cabello blanco ó negro. Y, proveyendo de remedio c r i a t u r a s e s p e c a d o , si s e j u r a s i n v e r d a d , s i n j u s t i c i a
á e s t e m a l , a ñ a d i ó : v u e s t r a p a l a b r a s e a : s í , sí, no, no; o necesidad.
porque lo que de ahí ;pasa, de malo -procede. No con-
P. Pues cómo diremos para no pecar?
d e n a a q u í J e s u c r i s t o e l u s o d e l j u r a m e n t o , s i n o el
R• Sí, ó no, como Cristo nuestro Señor nos enseña.
m a l u s o . C o n d e n a el j u r a r s i n n e c e s i d a d , que era el
error d e los judíos. Los p r i m e r o s c r i s t i a n o s r a r a v e z n e c e s i t a b a n r e -
P. Y es pecado jurar por las criaturas en alguna
c u r n r al j u r a m e n t o . P a r a e l l o s b a s t a b a l a s e n c i l l a
manera de estasV
respuesta de síó no, c o m o les habla e n s e ñ a d o J e s u -
R. Sí, porque se jura al Criador en ellas.
c r i s t o ; p e r o d e s g r a c i a d a m e n t e , ai p a s o q u e s e f u e r o n
a l e j a n d o los cristianos d e los t i e m p o s del S o b e r a n o
D i o s n o solo existe en sí mismo, sino q u e existe
Maestro, fue desapareciendo l a sencillez, y no bas-
t a m b i é n en todas las criaturas. D e aquí s e sigue,
t a n d o y a el s í ó n o , p a r a a v e r i g u a r l a v e r d a d , s e h i z o
q u e s e p u e d e j u r a r por Dios, n o solamente corno
n e c e s a r i o r e c u r r i r al j u r a m e n t o . M a s e n t o n c e s , c o -
existente en sí mismo, sino también c o m o existente
T ¿ Z I T conservaban todavía un gran fondo
en las criaturas. P o r consiguiente, s e p u e d e j u r a r
d e t e m o r de D.os, y u n profundo respeto á su santí-
por toda criatura, puesto que en toda criatura existe
s i m o n o m b r e , el j u r a m e n t o p r o d u c í a s u d e b i d o e f e c -
D i o s ; p e r o n o s e d e b e j u r a r c u a n d o s e a n e c e s a r i o , si-
to, p o r q u e j u r a b a n t e m b l a n d o , y t e m b l a n d o d e c í a n la
no por aquellas en quienes resplandece mas particu-
l a r m e n t e l a m a g e s t a d del S e ñ o r , c o m o p o r el altar,
214
P. Cuanto á los votos, decidme: Cuándo es pecado
no cumplirlos ó dilatarlos?
R. Cuando no hay razón para ello, á juicio del
prudente confesor. S Í 13
f ación no L n E ni de e^l " t '
E l voto es una promesa deliberada que se hace á daño espiritual, no excederá la dom f ^ 0 grave
D i o s de un bien mejor, es decir, de una cosa que sea nial. Pero es m i mora de
Pecado ve-
mejor que otra respectivamente, no q u e sea absoluta- guido d a ñ o grave,™ erbi^racia * 8 6I e h a se-
mente lamejor de todas; por ejemplo: quiero hacer do por haber o m tido i f l í G ne l
Peca'
voto de entrar en religión; pues para esto m e bastará
habia votado pa^a vitar l a ^ e T í " * , a ° r a c i o i
un instituto religioso que no sea m u y austero, pues ó menos g r a v a r e ^ PGCará
c u a l q u i e r a q u e s e a , e s m e j o r q u e la v i d a p r i v a d a q u e c^se de daño que"^ ^ ^ ™ d
° 6

llaman del siglo; y n o estoy p r e c i s a d o á b u s c a r e l


mas austero de todos, porque para que pueda ser ma- encarc"fdo de
«t»
teria del voto, basta q u e p u e d a ser respectivamente mería á un santuario n ° C h
° °V t o d e i re n
m e j o r q u e el g é n e r o d e v i d a a c o s t u m b r a d o p o r el c o - la
d e cumplimiento 6 n, a d i I a
« o nCausaó fal-
m ú n d e las gentes. n-oral b a s t a n t e ! j u s t i f i c a r 7 7 ^
6h
^
0 m i s i o n
El voto se distingue del juramento, en que éste po- como la habría e n W S L i » ' — i
q C 0 r r i e s e
ne á Dios por testigo, y e lvoto por acreedor; pues d e salir á l a calle ó al r l !° "esgo
eJ
se hace sola y exclusivamente en obsequio y servicio p l i m i e n t o d e su visita ¡ Z T ^ f * ^ cum-
d e l a d i v i n i d a d . C u a n d o s e h a c e n v o t o s á la V i r g e n tiempo que d u r T ^ 6 ^ ^ ' " ^ '"do el
nuestra S e ñ o r a y á los santos, d e b e entenderse que impedimento. Sobre esto l a ? UD verdadero
e se I
se hacen en su honor; p e r o n o que á ellos busquen de prudente confesor o * e x a m e n y el j u i c i o
re3UeIva e n
primaria y directamente c o m o á acreedor d e aquella de cada caso. ' ^ particular
m a t e r i a q u e se c o n s a g r a p o r el v o t o ; p u e s e s t o s o l o á
Dios se hace y dirige. r b
£ / a bIasfemiaen
hab,ar d
H e c h o e l v o t o c o n l a s c i r c u n s t a n c i a s n e c e s a r i a s pa- ©ios. L a b l a s f e m é con " ** e
U n a f a k a d e res
ra s u v a l i d e z y b o n d a d , r e s t a e l c u m p l i m i e n t o d e lo «o á D i o s , c o m o l a S T Pe-
p r o m e t i d o , y e n l a d e m o r a d e e l l o e s e n d o n d e pue- P e - lab l U m l e ^ r i m e ? T ^ d e
a
de darse p e c a d o grave ó leve, s e g ú n s umateria, y P i e d a d , p o r q u e s i la T m l Z T , P ^ T ^ '
s e g ú n e l fin c o n q u e s e h i z o , 6 e l b i e n e s p i r i t u a l que
por é l s e p r o p u s o c o n s e g u i r . S i a j u i c i o d e p r u d e u -
II . - « n n d o es mas criminal que lo p n -
contra ella, y lo 5 e S u n ° ° e 5 ^ r a b l e e s t e delito y tan
mero. Siendo, P ' ^ ; a n e x ¡ C ^ s c n l ) i r l a 3 horrible» TERCER MANDAMIENTO.
detestable, no m e ^ ^ n o s hombres desalmados
blasfemias que vomiten^a g mos ho g ^ __
E l tercer mandamiento es santificar las fiestas. H a -
Solo diré, que no son a q u e U o s que
biendo sido criados por Dios y para Dios, todo lo
eos blasfemos, sino que lo ¿ rc5pet0 4 que somos es de Dios y lo debemos á Dios. L e de-
manifiestan en s u s dichos y ^ f üos t s"m
bemos nuestra alma con todas sus potencias, y nues-
la Divinidad. Blasfeman tamb en • V & ]os tro cuerpo con todos sus sentidos; le debemos todos
respeto 6 con .desprec,o á 1, S a n U , u n a ' V m , e ¿ ^
nuestros pensamientos y todos nuestros deseos; to-
ángeles ó á los santOs porque a ^ c o m
das nuestras palabras y todas nuestras obras; le debe-
rado en sus mismo se ha de mos la vida que vivimos, el alimento que nos susten-
es despreciado en sus santos, y das. L a
ta, el agua que bebemos, el aire que respiramos, la
decir de los que desprec.an que no tierra que nos sostiene, el ciclo que nos cubre, el sol
blasfemia - oiría, fuera de, que que nos alumbra S e lo debemos todo, y todo es-
t á clamando de nosotros la ocupacion de toda nues-
tra vida en adorarle, bendecirle, alabarle y darle gra-
cias por sus innumerables beneficios; pero esta ocu-
pacion, que hace la felicidad de los bienaventurados
en el cielo, e s imposible á los que vivimos en la tier-
ra; ya porque nuestra flaqueza no puede sostener una
acción de gracias continua, y ya porque las necesida-
^ ,« p S A S S S - anos; y si en
pena de mueite por mas u cárceles des de nuestra naturaleza piden la ocupacion de la
el dia se castiga con pena, . ^ 0 0 ^ es- ¡mayor parte de nuestra vida; mas no por esto deja-
mos de estar obligados á rendir á Dios nuestros cul-
tos, adoraciones y acciones de gracias en el modo
que le permite nuestro destierro; y para cumplir con
estos deberes sagrados, se han destinado desde el
principio del mundo los dias que llamamos de fiesta.
¡Terrible reserva!
M a s antes de entrar en la explicación del modo con
II . - « n n d o es mas criminal que lo p n -
contra ella, y lo 5 e S u n ° ° e 5 ^ r a b l e e s t e delito y tan
mero. Siendo, P » ^ ; an e X ecra horrU,lei TERCER MANDAMIENTO.
detestable, no me ^ ^ n o s hombres desalmado»
blasfemias que a l r 0 ce.s los únt-
E l tercer mandamiento es santificar las fiestas. H a -
Solo diré, que no son a q u e U o s que
biendo sido criados por Dios y para Dios, todo lo
eos blasfemos, sino falta d i respeto 4
que somos es de Dios y lo debemos á Dios. L e de-
m a n i f i e s t a n e n s u s dichos y ^ c ü o s t s"m
bemos nuestra alma con todas sus potencias, y nues-
la D i v i n i d a d . B l a s f e m a n t a m b e n• V & ] o s
tro cuerpo con todos sus sentidos; le debemos todoa
respeto 6 con d e s p r e c i a a «nU.una W j ¿ ^
nuestros pensamientos y todos nuestros deseos; to-
ángeles ó á los santOs p o r q n e a ^ c o m
das nuestras palabras y todas nuestras obras; le debe-
rado en sus m i s m o se ha da mos la vida que vivimos, el alimento que nos susten-
es despreciado en sus santos, y das. L a ta, el agua que bebemos, el aire que respiramos, la
decir de los que desprec.an que no tierra que nos sostiene, el ciclo que nos cubre, el sol
blasfemia - oiría, fuera del que que nos alumbra S e lo debemos todo, y todo es-
t á clamando de nosotros la ocupacion de toda nues-
tra vida en adorarle, bendecirle, alabarle y darle gra-
cias por sus innumerables beneficios; pero esta ocu-
pacion, que hace la felicidad de los bienaventurados
en el cielo, e s imposible á los que vivimos en la tier-
ra; ya porque nuestra flaqueza no puede sostener una
acción de gracias continua, y ya porque las necesida-
^ 1 « p S A S S S - anos; y si en
pena de mueite por mas, u cárceles des de nuestra naturaleza piden la ocupacion de la
¡mayor parte de nuestra vida; mas no por esto deja-
mos de estar obligados á rendir á Dios nuestros cul-
tos, adoraciones y acciones de gracias en el modo
que le permite nuestro destierro; y para cumplir con
el dia se castiga con grave es-
estos deberes sagrados, se han destinado desde el
principio del mundo los dias que llamamos de fiesta.
M a s antes de entrar en la explicación del modo con

¡Terrible reserva!
que deben santificarse, vamos á presentar en com- vivido los cuarenta años que anduvieron por el de-
pendio su historia, para que los fieles puedan formar sierto, y otras que refieren los libros santos.
una verdadera idea de los dias de fiesta. ti« * de ,0S israelitas
' por ser figura-
E n seis dias crió Dios el universo, y en el sétimo Ce r m 133 d e m a 3 uras
descansó y lo santificó. Desde entonces cada siete b a s de t ? f M° ° % ceremo-
dias formaron lo que llamamos semana, quedando nias de la ley de Moisés, y que en efecto cesaron
destinado el sétimo para dia de santificación ó de fies- cuando se rasgó el velo del templo en la muerte del
ta. No sabemos (porque nada dice la Escritura) si Redentor sucedieron las de los cristianos figuradas
A ,a
en el discurso de mas de dos mil y quinientos años S S ¿al rtb.do, que guardaban los
e n m emo ria
que se cuentan desde la creación del mundo hasta la S í I > reposo del Criador despues
Gl m U n d
ley de Moisés, tuvieron los hombres mas dias de fies- cedió h daTa° e l d n g
° d e l a b i s m o d e , a " a t l a *u-
f,l,e
on r ° j a r n o s los cristianos
ta que el sétimo de la semana, aunque es de creer en memoria del reposo del Redentor despues de ha-
que no dejasen de celebrar con fiestas particulares la v í genCr
° h u m a n ° d e l abismo del pecado,
memoria de los grandes sucesos de aquella dilatada £ " C n i n e m < f ' a de haber principiado en dol
época; lo que sabemos es, que Moisés luego que en- S i ? 0 0 " del mundo, y de haber bajado al
tró en el desierto, recordó á los israelitas la santifica- tole- 1 m r , n g ° 6 F S p Í r ¡ t U S a n t 0 sobre loí após-
ción del dia sétimo con el nombre de Sábado, que morabfp n ,T d o , m n
« 6 3 u n d i a aun mas me-
significa descanso; y que el Señor no solo se los es-
cribió en las tablas de la ley para que le guardasen, T l a s ó ra U fi , a T ? ^ á ha suced¡d
o.
Wen o0 t l d/ e T o s d e ° S 1 S r a e , Í t a s h a n s u c e d i d o tam-
sino que mandó ademas, que celebrasen otras varias :' a 2., cristianos, y las han excedido, co-
fiestas para conservar la memoria de los grandes su- 8
cesos de esta nación privilegiada. T a l e s fueron la imáien o l f * ° m b r V e l « P e t a d o á la
re resenta
de la pascua, instituida para recordar la memoria de \o de T ) 1 P - L a encarnación del H i -
TWa santís' ? n a C l m i e n t 0 ^ d e m a s misterios de su
aquella noche, en que el ángel del Señor pasó qui-
c on a , ' SU f a S ' 0 n y 311 m u e r t e ' s u " s u r r e e -
tando la vida á todos los primogénitos de Egipto, sin Z 7 o Z Z 1 0 n
' 1 0 3 C Í e I ° 3 ' e 3 t 0 3 a d o r a b l e 3 miste-
tocar á los de Israel que vivian con ellos: la de pen- ras d e ía 1 ^ r e P r e s e n t a d o s en las fiestas y figu-
tecostes que se celebraba en memoria de la ley dada ras de la ley ant.gua, se han realizado y se celebran
por Dios á Moisés sobre el monte Sinai, á los cin-
« y su número se ha
cuenta dias de la salida de Egipto. L a de los taber- 35 qUe d6diCa k l lesia á la
náculos, ordenada á que no se olvidasen los israelitas r S , S Santísi-
ma v irgen, a los angeles y á los santos. Tal es en
de los pabellones, tiendas y cabanas en que habian
s«acacion n h i r n en
s s f sse manda a de ios dias de
este precepto.
fiesta
''w
Sales, es la obra principal que ha mandado la Iglesia
P. Sobre el tercer mandamiento os preguntor
para santificar el día de fiesta.
¿Quién es el <¡ve santifica las fiestas? . Precepto de oir misa. T o d o s los cristianos que
R. Quien oye misa entera en ellas y se emplea en tienen uso de razón, están obligados á oir misa ente-
santas obras. ra todos los dias de fiesta, y el que no la oye ó falta
E l sacrificio del altar que llamamos misa, es el¡ á parte grave de ella, como desde el principio hasta
mismo sacrificio del calvario, es aquel inmenso sacri- el evangelio; ó á parte principal, como á la consa-
ficio en que el Hijo de Dios, hecho hombre, se ofre- gración, peca mortahnente; pero si solo falta á parte
ció á su Eterno Padre por la redención de los hom- leve, como hasia la gloria, y aun hasta la epístola, pe-
bres. U n o y mismo es, dice el concilio de T r e n t o , c a vemalmente; mas siempre peca cuando voluntaria-
el que se ofrece ahora por ministerio de los sacerdo- mente 110 la oye entera. Están excusados de oiría
tes, que el que se ofreció entonces por sí mismo en < los que verdaderamente están impedidos, como los
la cruz, sin otra diferencia que en el modo y motivo- encarcelados, los enfermos, los ocupados en la asis-
de ofrecerse; porque en la cruz se ofreció muriendo, tencia precisa de los enfermos ó de los niños, ó en el
y en el altar se ofrece representando su muerte. A U r cuidado necesario de ganados. Cuando se duda si
fué una víctima cubierta de sangre avista de los hom- la excusa es suficiente, se ha de consultar al párro-
bres, v aquí es una víctima cubierta de gloria á vista- c o ó al facultativo, según sea la clase de excusa, j
de los* ándeles. Allí murió realmente, separándose- en defecto de éstos á personas instruidas y timora-
tas. L a misa se ha de oir con atención, porque no
su santísima alma de su santísimo cuerpo, y aquí m u e -
solo es una acción racional, sino también relio-iosa y
re místicamente, presentándose separados su cuer-
d e las primeras de la religión. L a atención puedo
po y su sangre, en virtud de la consagración del pan
dirigirse a las palabras y acciones del celebrante, y
y del vino; allí se ofreció por redimirnos, y aquí se
esto basta; ó al sentido y misterios significados p o r
ofrece para a r i c a r n o s el precio de su redención. Allí
jas palabras y acciones del celebrante, y esto es me-
nos mereció este precio infinito, y aquí nos le entre- jor. También se ha de asistir á ella con una com-
ga; y esto es lo que llama el santo concilio diferencia? postura religiosa, y ésta debe manifestarse en el ves-
en el modo y motivo de ofrecerse; porque en cuanto- tido, en el semblante, en la vista, en el paso, y en to-
á la esencia, el sacrificio del altar es el mismo de la dos los movimientos, acciones y posturas, porque to-
cruz. E n ambos es uno mismo el sacerdote y la do debe hacer ver en el que oye misa, un verdadero
víctima, el sacrificante y el sacrificado, el que ofrece cristiano que asiste al acto mas augusto y tremendo
y el que es ofrecido, porque en ambos lo es todo J e - de su religión.
sucristo. P u e s la asistencia á este santísimo y sobe-
ranísimo sacrificio, como le llama San Francisco de^
A u n q u e no hay obligación de oir misa mas que en gos, para nuestros prójimos; y lejos de desconfiar d e
los dias de fiesta, es m u y laudable y p r o v e c h o s o oir- conseguir tantos beneficios á un tiempo, nos parece
ía todos los dias que s e a posible, sin faltar á sus obli- que aun pedimos poco, y solo tememos olender á la
gaciones, lo cual pocas veces deja de ser posible á soberana víctima q u e ofrecemos, pidiendo infinita-
la mayor parte de los cristianos-, c u a n d o tienen un mente menos de lo que ella vale.
verdadero deseo de oiría; porque asistir á este divi- Alma cristiana, p r o c u r a asistir todos los dias á es-
no sacrificio es hacer u n a pfofesion pública de cris- te divino sacrificio, que encierra el abismo de la ca-
tiano. D i o s es mas h o n r a d o con una sola misa, que ridad de D i o s en el pecho d e Jesucristo. Aprové-
con todas las alabanzas de los hombres y d e los án- chate diariamente d e este tesoro diario. O f r e c e el
geles, porque en la m i s a quien honra á D i o s es D i o s . inmenso sacrificio del H i j o del E t e r n o P a d r e , á su
Nada hay en el m u n d o mas agradable al E t e r n o P a - P a d r e E t e r n o , no solamente por tí, sino por toda la
dre, que el sacrificio d e la misa, p o r q u e en él se le Iglesia. P i d e , en pago de la divina prenda que ofre-
ofrece á su santísimo H i j o . L o s á n g e l e s no tienen ces, la conservación, aumento y progresos d e la fé;
en el cielo cosa mas g r a n d e que ofrecerle, que la que la reforma, pureza y santidad de las costumbres; la
nosotros le o f r e c e m o s en el altar. C u a n d o decimos reducción de los h e r e g e s y cismáticos al gremio de
ú oimos misa, c u a n d o ofrecemos, ó c o m o ministros ó la Iglesia católica; la conversión de los paganos y j u -
como asistentes, este divino sacrificio, nosotros pode- díos; la paz, unión y santo celo d e los príncipes cris-
mos decir al E t e r n o P a d r e : S e ñ o r , ved ahí vuestro tianos; los triunfos d e la religión, y la exaltación y
querido H i j o sacrificado sobre ese altar por nosotros. gloria de la Iglesia. P i d e el vencimiento de tus p a -
V e d ahí el precio con q u e os pagamos los inmensos siones, el perdón de tus pecados, y las gracias y vir-
beneficios que nos hacéis, y los innumerables peca- tudes que necesitas para vivir como un justo. Pide
dos que nos p e r d o n á i s . E s e cuerpo adorable, esa y no ceses de pedir el reino de los cielos. P i d e to-
sangre divina, ese H i j o soberano, en quien teneis vues- da tu vida este bien sumo, que bien merece la peti-
tras complacencias, e s lo que os o f r e c e m o s en este ción de toda tu vida. P í d e l e con ansia, con e m p e ñ o ,
sacrificio, y no d u d a m o s que con esta divina ofrenda con porfía, y no dudes que. si no lo impide tu perver-
os daréis por satisfecho. V e d ahí, S e ñ o r , la p r e n d a sidad, el P a d r e celestial te le concederá por los m é -
p o r la que nos atrevemos á pediros, no solo gracias ritos infinitos de su santísimo H i j o .
y misericordias, sino g r a n d e s gracias y grandes mise- P . Será pecado trabajar en pocas cosas ó nece-
ricordias, y no solo p a r a nosotros, sino para nuestros sarias?
padres, hermanos y parientes, para nuestros bienhe-
R. No será; mas en duda de si lo son, bien es pre-
chores y amigos, p a r a nuestros contrarío« y enemi-
guntar á quien mas sabe.
P a r a proceder con claridad en este punto, es ne-
Acerca de las causas para trabajar en los dias de
cesario distinguir tres clases de obras; liberales, ser-
fiesta, regularmente se señalan tres, que son: dispen-
viles y comunes. Llámense liberales, las que pertene-
sa, costumbre y necesidad. Dispensa. Aunque dar
cen al entendimiento, como leer, estudiar, disputar
culto a Dios es un deber natural del hombre, la de-
y otras semejantes, las cuales se ejercen regula! men-
s t i l a c i ó n de días de fiesta para dar este culto, y el
te por amos y señores. SercUes, l a , que , L e n e c e n
precepto de oir misa y no trabajar en ellas, son de-
C
d»r ° 7 arar' C3Var' < >< ¡er, bor- terminaciones de la Iglesia; por consiguiente, la Igle-
dai, en la s cuales se ocupan regularmente los criados sia puede dispensar en ellas. El sumo Pontífice pue-
y siervos. 1 comunes, las corporales que se practi- de dispensar absolutamente en toda la Iglesia; los
can indistintamente por amos v criados, s e ñ o r , s y obispos temporalmente en sus obispados, y los pár-
siervos como cazar, pescar, caminar, y otras á este rocos en sus parroquias, cuando hay causa legítima y
modo. D e estas tres clases de obras, Jas .serviles es- no se puede ocurrir al superior. Costumbre. H a y
tan prohibidas generalmente en dias de fiesta T a m - ciertas obras verdaderamente serviles, que se permi-
bién 1«. están en lo particular los actos judiciales co- ten en dia de fiesta por costumbre del pueblo cristia-
mo juramentar, examinar testigos, formar procesos, no, dice Santo T o m á s , como cocer los alimentos y
sentenciar causas, y mucho mas, imponer mulfas ó otras semejantes; mas siendo tan varias las costum-
castigos corporales, y sobre todo, la pena de muerte, bres en los reinos y aun en los pueblos, es necesario
porque todos estos actos repugnan y se oponen á la para obrar con buena conciencia, atenerse en esto al
veneración y dulzura del dia de fiesta. Este precep- porte de las personas timoratas é instruidas, y sobre
to es grave como el de oír misa, pero admite también todo, al dictamen del párroco, para no exponerse á
parvedad de materia. T r a b a j a r en dia de fiesta me- tomar la corruptela por costumbre, y la codicia por
nos de una hora, convienen los moralistas en n l i e es excusa. Necesidad. P o r esta causa se excusa de
materia leve, y por consiguiente pecado venial. T r a - culpa á los pobres, que no bastando su jornal ó sala-
bajar mas de dos horas, también convienen en que rio para sustentarse ó sustentar su familia, trabajan
es materia grave, y por consiguiente pecado mortal, en dia de fiesta; pero deben procurar ocuparse, en
ümtre estos oos extremos varían mucho, y no es fá- cuanto les sea posible, en trabajos secretos, evitando
cil fijar materia grave ó leve. Sin e m b a l o , para los públicos para no dar escándalo; á los que se em-
graduaría, deberá atenderse á la calidad d e f t r a b a j o , plean en recoger los granos ó frutos cuando estos pe-
pues no hay duda que en igual tiempo se peca nías ligran; á los que no pueden interrumpir sus obras
arando o cavando, que cosiendo ó hilando porque principiadas en dias de trabajo, como los horneros de
aquellas son obras mas grandes ó graves, y mas ser- cal, vidrio, ladrillo, los navegantes, arrieros, carrua-
viles, y distraen mas de las obras espirituales.
geros, y otros semejantes; pero no pueden principiar
las obras, embarques ó viages en dia de fiesta, á no sacion del trabajo, al paso que santifica el dia de fies-
ser que para esto haya también necesidad. E n su- ta de un modo, por decirlo así, pasivo, proporciona
ma, se excusa de culpa á todos los que trabajan con tiempo para santificarle de un modo activo, esto es,
verdadera necesidad y sin escándalo. con obras de culto, de piedad y de virtud, que es el
Fmcs de la cesación del trabajo. Dos principal- fin principal que se ha propuesto la Iglesia.
mente se ha propuesto la Iglesia al imponer este pre- Santificación de las jiestas. Santos son los dias
cepto. Uno, honrar el dia de fiesta y celebrarle con de fiesta, y santamente deben emplearse. Nuestra
la cesación del trabajo. Otro, proporcionar tiempo madre la Iglesia desea que sus hijos los sautifiquen
con esta cesación para ocuparse en obras espirituales. con buenas obras, pero no ha mandado mas que una,
Aunque la cesación del trabajo es una cosa indiferen- que es oir misa entera, dejando á su elección y pie-
te en sí misma, y aun mala, c u a n d o es dictada por la dad las demás con que han de santificarlos. E n los
desidia ú holgazanería, si es por veneración al dia hermosos dias del cristianismo, los fieles llenaban
santo, esta cesación, ó llámese descanso religioso, es cumplidamente los deseos de esta piadosa madre,
un verdadero obsequio con que se honra y celebra el porque sus dias de fiesta estaban llenos de virtudes
día de fiesta, así como se honra el dia del pariente, y de buenas obras. Asistian al divino sacrificio (que
amigo ó vecino, cesando en parte ó en todo, del tra- duraba algunas veces horas enteras) con una puntua-
bajo en su obsequio. Esta cesación ó descanso, to- lidad, una reverencia y un fervor, que apenas se pue-
mado en memoria del descanso del Señor, despues de contemplar sin derramar lágrimas. Comulgaban
de concluida la creación del universo, era parte de en él todos los presentes, y los diáconos llevaban la
la santificación del sábado de los judíos, y esta mis- comunion á los ausentes legítimamente impedidos.
ma cesación ó descanso, tomado en memoria de J e - Asistian á las catequesis ó explicaciones de doctrina
sucristo despues de concluida la redención del mun- cristiana, que se hacian muy cumplidas. Tenían
do, es también parte de la santificación del domingo lecturas espirituales, oracion y otros ejercicios pia-
de los cristianos. También era este descanso parte dosos. E n el dia de fiesta se recogían las limosnas
de la santificación en las demás festividades de I03 que cada uno habia preparado en la semana, y se re-
judíos, y lo es en las demás de los cristianos; de don- partían por los diáconos á los huérfanos, viudas, y
de se sigue, que la cesación del trabajo en los dias demás necesitados; se visitaba y socorria á los enfer-
de fiesta, no es una pérdida de tiempo, como han di- mos y encarcelados; sobre todo, cuando lo estaban
cho los impíos que blasfeman de las cosas que igno- por la fé, y se les animaba al martirio. En fin, aque-
ran, sino uno de los medios de celebrarlos. Esta°ce- llos fervorosos cristianos practicaban cuantas obras
de virtud y de piedad les dictaba su fervor y ardiente
c e l o e n aquellos días verdaderamente santos y deli-
Doloroso es decirlo, pero conviene- llamar la aten-
ciosos, como los llamaba Isaías. Tal es la pintura
ción de los cristianos hácia el lastimoso empleo de
que los apologistas de la religión nos hacen de la
los dias de fiesta. Estos días, destinados á ¡¡i santi-
santificación de las fiestas en aquellos felices tiem-
pos, y tal es también el fin que se propone la Iglesia dad v á las virtudes, han venido á convertirse en dias
prohibiendo él trabajo en día de fiesta. Esto es lo de corrupción y de vicios. Si fuera dado á los hom-
que desea, aunque no lo manda, y esto es también lo " bres ver junto lo que pasa, hallarían que los delitos
que procuran practicar mas ó menos, se<run sus cir- que se cometen en dias de fiesta, exceden mucho en
cunstancias y posibilidades, las almas verdaderamen- número y gravedad á los que se cometen en los de-
te piadosas y fervorosas. mas dias. E l lujo con su vanidad y soberbia, los
bailes con sus provocaciones y delitos, los teatros con
Obras (¡ue se oponen directamente á la santificación sus atractivos seductores y sus crímenes, los paseos
de las fiestas. Estas obras son los pecados. En- de ostentación y de orguKosa competencia con sus
tre las obras serviles, la mas servil incomparablemen- críticas, sus envidias y mútuos desprecios. . . . todas
te e s el pecado, porque las demás hacen al hombre estas pompas del diablo, á las que el cristiano renun-
esclavo, siervo ó criado de otro hombre, pero el pe- ció solemnemente en su sagrado bautismo, son ca-
cado hace al hombre esclavo del diablo. El que ha- balmente á las que se entrega en dia de fiesta. L o s
ce el pecado, del diablo es, dice San J u a n . L o s brutales excesos de una mesa ó de un banquete, las
pecados, estas obras servilmente serviles, como las embriagueces, las blasfemias que se vomitan con el
llaman los teólogos,, están prohibidas en todos los vino; las pendencias, las quimeras, los juegos ruino-
días y en todas las horas y momentos; pero lo es- sos, las palabras y conversaciones obscenas, las tor-
tán particularmente en día de fiesta, porque profanan pezas. la perpetración de todo género de peca-
su santidad, y se oponen directamente á su santifi- dos, parece que se han reservado para los días de
cación. D e aquí han querido inferir varios autores, fiesta; y estos dias consagrados á Dios, puede decir-
que el que peca en el día de fiesta, por ejemplo, el se. que se han convertido en dias consagrados al dia-
que se embriaga, comete dos pecados mortales, uno blo. Esta pintura es muy lastimosa, pero por des-
contra la templanza, y otro contra la santidad «leí día gracia es demasiado verdadera.
de fiesta, y lo mismo el que blasfema, ó comete otro
¿Y qué dirémos de las fiestas de los santos patro-
cualquier delito; y aunque la opinion común no se ha
nos en muchos pueblos, hermitas y santuarios, de
determinado á tanto, sin embargo, ha convenido en
esas grandes funciones que se celebran con misa,
que el pecado cometido en dia de fiesta se reviste de
sermón, procesion, bailes, comilonas, embriagueces
una circunstancia que aumenta su gravedad.
y excesos de todas clases? ¿De esas funciones que
se celebran con juegos de gallos, entremeses, c o m e - tes, el tamboril y el baile hagan parte de las funcio-
dias y toros? ¡Qué insulto, celebrar las fiestas d e l nes religiosas, es un error contra el culto, es una he-
Dios de la santidad y de sus santos con delitos! regía, y ejecutar este paganismo, es una blasfemia
¡Qué fatuidad, creer que se puede obsequiar al Dios práctica. No me ofrezcáis mas sacrificios en vano, de-
de la pureza y de la magestad, con las liviandades cía el Señor en otro tiempo á los israelitas. Vues-
de una comedia, 6 las bufonadas de un saineteí tro incienso es abominación para mí Yo arro-
¡Qué brutalidad, querer agradar al Dios de la man- jaré sobre vuestra cara el estiercol de vuestras festivi-
sedumbre con la barbarie de una corrida de torosí dades. ¿Qué dirá ahora de las nuestras? ¿Con qué
¡Con un espectáculo en el que se despedaza la carne ojos mirará nuestras profanaciones? Huyamos, cris-
viva de unos animales inocentes, se hace saltar á bor- tianos, de semejantes abominaciones, y celebremos
botones su sangre por todas partes, y se les ve correr con santidad los dias santos. Hagamos que los
y bramar lastimosamente cargados de heridas! ¡Con días de fiesta lo sean de virtud en la tierra, para que
un espectáculo en el que se ve muchas veces mez- merezcamos una eternidad de gloria en el cielo.
clada la sangre de los hombres con la de los brutos! P. Quién otro peca contra este mandamiento?
Q u e se corran toros en dias de trabajo: que haya R . El que al templo se desacata ó á las censuras
plazas que conserven entre nosotros esa ferocidad de la Iglesia.
africana; que tengamos teatros elegantes donde pe- Así como es un deber que impone la religión ve-
rezca entre rosas la inocencia, y se aprenda en regla nerar la santidad del domingo y de las demás fiestas
la malicia, porque un filosofismo anticristiano los lla- establecidas por la Iglesia, así 1 0 es acatar y respe-
me necesarios para derramar las luces y el buen gus- tar la santidad del templo consagrado á Dios, y no
to (aunque lo primero será siempre brutal, lo segun- hacer cosa alguna que pueda profanarlo; esto es, vio-
do escandaloso, y uno y otro opuesto á la dulzura y lar el lugar santo en que se tributa al Señor un culto
santidad del cristianismo) acaso podría disimularse solemne y religioso, y en que habita el mismo Dios
por evitar mayores males; pero que se vea una plaza humanado. P e r o por desgracia podemos repetir, que
de toros al lado de un santuario; que se conserven asi como se viola la santidad del domingo con los pe-
I03 vestidos de los cómicos en su sacristía, esperan- cados y escándalos que hemos deplorado antes, así
do de año en año el día de la función, para celebrar- se profana el lugar santo con los mayores desacatos
la con entremeses y comedias; esto es lo que no pue- de los que hoy llevan el nombre de cristianos; pero
de tolerar un cristiano que conoce los principios de que por sus obras de impiedad y torpeza pudieran
la religión santa que profesa. Desengañémonos, ca- ser tenidos por paganos. No hay que dudarlo: el
tólicos, creer que los toros, las comedias, los saine- templo de Dios vivo no es para los mundanos, sino
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nn local oportuno en que se reúnen á verificar sil^ tno debe decirse del que viola el entredicho local ó
citas, á darse en espectáculo de profanidad y desen- personal general, celebrando ó recibiendo los sacra-
voltura, á recrearse con la vista de las que son objeto mentos que por él se han prohibido, fuera de los diaa
de sus amores, á hacer nuevas conquistas de seduc- exceptuados en el edicto que se haya publicado al
ción infame, no de otro modo que pudieran hacer?© efecto. Finalmente, siempre que se verifique un des-
en los teatros y casas de recreo. Y ¿qué diréirtos precio prai tico ó atentado cualquiera contra la censu-
de las conversaciones indecentes y escandalosas que ra eclesiástica, se peca contra el tercer mandamiento.
van á tener en ellos, y en que no pocas veces vienen
palabras de blasfemia, de heregía y de impiedad"/ ¿qué
diremos de las maneras fie verdadero insulto v es- P R E Á M B U L O A LOS OTROS S I E T E MANDAMIENTOS.
carnio con que momentáneamente hincan una rodilla
con semblante de soberbia, ó de risa, o de sonrojo,
y se vuelven luego á sus acostumbradas pláticas, ó E n los tres preceptos que hemos explicado, se nos
revistas de la concurrencia? Y aun no es esto todo; manda amar á Dios, y en los siete que vamos á ex-
¡Cuántas veces se traban en las iglesias riñas y pen- pl c:ir, se nos manda amar á nuestros prójimos; mas
dencias, en que aun llega á derramarse sangre! ¡cuán- antes es necesario saber: Primero, quiénes son nues-
tas veces la soldadesca desalmada hace en ellas su tros pr j nios. Segundo, la naturaleza de este pre-
vivac, ó las convierte sin necesidad en puntos de ata- cepto. T rcero, su importancia. Cuarto, su exten-
que, ó las saquea, ó las viola del modo mas sacrilego sión; y quinto, la regla de este amor.
y mas torpe! Pero quitemos de la vista tan horro- 1? A /¿estro* prójimos no sido son nuestros pa-
roso cuadro, que aun en una sola pincelada y dejan- dres, hermanos, parientes, amigos, vecinos, paisanos
do mucho que decir, nos hace estremecer. y conocidos, sino también nuestros enemigos, extra-
Acerca del desacato á las censuras de la Iglesia, ños y desconos-idos. No solo son los cristianos ca-
dirémos con brevedad, que peca gravísimamente e! tólicos romanos, sino también los cismáticos y here-
que estando excomulgado, se atreve á recibir la sa- d e s , los judíos y gentiles; en suma, todos los hom-
grada comunion ó á participar de las cosas sagradas bres. Prójimo quiere (leeir cercano, y todos los hom-
que le están prohibidas, y aun de las que no son sa- bres son nuestros cercanos, y en rigor nuestros pa-
gradas, fuera de los casos de necesidad; y mucho rientes, porque todos descendemos de unos mismos
mas, si la excomunión es pública, y la contradice ó padres, Adán y Eva, y nuestros semejantes, porque
quebranta públicamente, y tal vez con insulto ó des- todos somos imágenes de Dios, criados á su seme-
precio del juez eclesiástico q u e la impuso. L o m i s - janza.
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nn local oportuno en que se reúnen á verificar sus- tno debe decirse del que viola el entredicho local ó
citas, á darse en espectáculo de profanidad y desen- personal general, celebrando ó recibiendo los sacra-
voltura, á recrearse con la vista de las que son objeto mentos que por él se han prohibido, fuera de los dias
de sus amores, á hacer nuevas conquistas de seduc- exceptuados en el edicto que se haya publicado al
ción infame, no de otro modo que pudieran hacer?© efecto. Finalmente, siempre que se verifique un des-
en los teatros y casas de recreo. Y ¿qué dirémfos precio prat tico ó atentado cualquiera contra la censu-
de las conversaciones indecentes y escandalosas que ra eclesiástica, se peca contra el tercer mandamiento.
van á tener en ellos, y en que no pocas veces vienen
palabras de blasfemia, de heregín y de impiedad? ¿qué
diremos de las maneras «le verdadero insulto v es- P R E Á M B U L O A LOS OTROS S I E T E MANDAMIENTOS.
carnio con que momentáneamente hincan una rodilla
con semblante de soberbia, ó de risa, o de sonrojo,
y se vuelven luego á sus acostumbradas pláticas, ó E n los tres preceptos que hemos explicado, se nos
revistas de la concurrencia? Y aun' no es esto todo; man-ia amar á Dios, y en los siete que vamos á ex-
¡Cuántas veces se traban en tas iglesias riñas y pen- pl c:ir, se nos manda amar á nuestros prójimos; mas
dencias, en que aun llega á derramarse sangre! ¡cuán- antes es necesario saber: Primero, quiénes son nues-
tas veces la soldadesca desalmada hace en ellas su tros pr j nios. Segundo, la naturaleza de este pre-
vivac, ó las convierte sin necesidad en puntos de ata- cepto. T rcero, su importancia. Cuarto, su exten-
que, ó las saquea, ó las viola del modo mas sacrilego sión; y quinto, la regla de este amor.
y mas torpe! Pero quitemos de la vista tan horro- i ? Atiestroi prójimos no solo son nuestros pa-
roso cuadro, que aun en una sola pincelada y dejan- dres, hermanos, parientes, amigos, vecinos, paisanos
do mucho que decir, nos hace estremecer. y conocidos, sino también nuestros enemigos, extra-
Acerca del desacato á las censuras de la Iglesia, ños y desconocidos. No solo son los cristianos ca-
dirémos con brevedad, que peca gravísimamente e! tólicos romanos, sino también los cismáticos y here-
que estando excomulgado, se atreve á recibir la sa- d e s , los judíos y gentiles; en suma, todos los hom-
grada comunion ó á participar de las cosas sagradas bres. Prójimo quiere (leeir cercano, y todos los hom-
que le están prohibidas, y aun de las que no son sa- bres son nuestros cercanos, y en rigor nuestros pa-
gradas, fuera de los casos de necesidad; y mucho rientes, porque todos descendemos de unos misinos
inas, si la excomunión es pública, y la contradice ó padres, Adán y Eva, y núes*ros semejantes, porque
quebranta públicamente, y tal vez con insulto ó des- todos somos imágenes de Dios, criados á su seme-
precio del juez eclesiástico q u e la impuso. L o m i s - janza.
2? La naturaleza ele este -precepto es de la misma peramos vivir juntos en el cielo, vernos, tratarnos y
especie que la del precepto de amar á Dios, porque amarnos en él eternamente con el amor mas tierno y
el amor es uno, que es el amor de Dios; pero con la e n t r a ñ a b l e . . . . ¡cuán justo es, repito, que nos ame-
diferencia de que á Dios se lia de amar en sí mismo mos acá en la tierra! E s el mas interesante, porque
y por sí mismo, y al prójimo en Dios y por Dios. cuando Dios nos manda amar á nuestros prójimos,
E l primero y mayor precepto de la ley nos manda manda también á nuestros prójimos que nos amen á
amar á Dios en sí mismo y por sí mismo, y el segun- nosotros, y es lo mismo que mandar á todos los hom-
do, que es semejante al primero, nos manda amar al bres que nos amen, puesto que todos los hombres
prójimo en Dios y por Dios; de donde se sigue, que son nuestros prójimos. ¡Hay cosa mas interesante
no se puede cumplir el uno de estos preceptos sin al hombre, que ser amado de todos los hombres!
cumplir también el otro. P o r eso nos advierten los ¡Ah! ¡Con qué seguridad andaríamos todos los hom-
libros santos, que si creemos que amamos á Di«s bres por todas partes y á todas horas, si todos nos
sin amar también al prójimo, nos engañamos, y es amásemos! Nuestra vida, nuestra fama, nuestros bie-
vana nuestra religión. nes y cuanto nos pertenece en el mundo, todo esta-
Se engañan, pues, mucho aquellas almas que creen ría seguro. No necesitaríamos ni llaves, ni cerrojos,
amar á Dios, aunque no amen á su prójimo, y mucho ni rejas, ni otras defensas para conservarlos, porque
mas todavía aquellas que, poseidas de un odio disi- el amor del prójimo seria una llave general que lo
mulado contra su prójimo, se contristan de sus pros- guardaría todo. ¡Qué paz, qué tranquilidad, qué so-
peridades, ó se complacen de sus desgracias; oyen siego no habría en el mundo, si cada uno de los hom-
con gusto las detracciones que Ies infaman, ó con bres cumpliésemos fielmente este mandamiento!
sentimiento las alabanzas que les honran. ¡Y cuán- 4? La extensión de este precepto llega hasta obli-
to hay de esto en el inundo! garnos á amar á los enemigos. Mas para proceder
3? La importancia de este precepto consiste en sin equivocación en orden á esta obligación á que
que es el mas justo y el mas interesante. E s el mas tanto se resiste el corazon humano, es necesario dis-
justo, porque ¿qué cosa es mas justa que vivir amán- tinguir en el enemigo dos cosas. E l hombre y la
donos eternamente en el cielo? ¡Oh! cuán justo e s enemistad. También e s necesario distinguir dos cla-
que los hombres que tenemos una misma naturaleza, ses de amor: uno común, que consiste en amar á to-
un mismo Criador y un mismo P a d r e ; que estamos dos nuestros prójimos en general, y otro singular, que
redimidos con la sangre de un mismo Redentor; q u e consiste en amar á alguno ó algunos en particular.
somos compañeros en un mismo viage; que llevamos Debemos, pues, amar al hombre y aborrecer la ene-
el mismo camino y vamo3 al mismo término; que es- mistad. Debemos amar, pues, á nuestros enemigos,
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no como enemigos, sino como prójimos; ni con amor
hombres ni los tiempos. L a s leyes de Dios, graba-
particular, sino con aquel amor común con que estamos
das primero en el corazon humano, y despues en
obligados á amar á todos los hombres; pero a! mis-
piedras, jamas serán confundidas, ni por olvido, ni
mo tiempo debemos estar dispuestos á amarles en
particular y favorecerles, si circunstancias particula- por desprecio. L o s tiempos y las costumbres podrán
res lo exigen. L a prueba de la obligación que tene- borrar las leyes de los hombres, pero las de Dios sub-
mos de amar á nuestros enemigos, es muy sencilla. sistirán clamando siempre coutra los que las que-
Acabamos de ver que debemos amar á todos nuestros brantan.
prójimos, y como nuestros enemigos no dejan de ser No nos dejemos deslumhrar: Dios no manda im-
prójimos, por ser enemigos, es claro que debemos posibles, y Dios es quien nos manda amar á nuestros
amarles. Si después de esta prueba incontestable enemigos. No confundamos la enemistad con el hom-
quisiéramos valemos d e las que nos presentan las bre, y cesará nuestra resistencia; porque amar al ene-
Sagradas Escrituras, apenas hallaríamos otro precep- migo, no como enemigo, sino como hombre, solo
to mas expreso. Si tuviere hambre tu enemigo, da- puede resistirse á una alma rencorosa. El hombie
le de córner, escribía Salomón en su palacio Amad siempre es amable por mas enemigo que sea; pues
á vuestros enemigos, predicaba J e s u c r i s t o sobre el amemos al hombre y aborrezcamos la enemistad. El
mont hombre siempre es imagen de Dios, por mas oscure-
cida y manchada que esté; pues amemos la imágen,
E s verdad que nuestra corrompida naturaleza se
y aborrezcamos las manchas. Siempre es nuestro
resiste mucho á este amor. L o s gentiles creian que
compañero de destierro, por mas que se descamine;
esto era imposible. L o s judíos, en vez de mandar
pues amemos al compañero y aborrezcamos sus ex-
amar á sus enemigos, mandaban aborrecerlos; y aun
travíos. Siempre es nuestro hermano en Jesucristo,
hubo cristianos que juzgaron que bastaba no aborre-
rociado como nosotros con su divina sangre, y com-
cer á los enemigos, y q u e mandar amarlos era que-
prado á costa de su vida; ¿podremos dejar de amar-
rer mas de lo que podia sufrir la condicion humana;
le? Desengañémonos. A m a r á nuestro prójimo es
y en efecto, este precepto de amar á los enemigos
un deber, es una ley natural y divina, que solo se
lia sido siempre tan repugnante á los hombres, que
resiste á nuestro corazon maleado. Tengamos si-
si las leyes naturales y divinas pudieran abolirse, ha-
quiera una chispa de caridad, y luego amarémos á
bría ya muchos siglos q u e se hubiera borrado de to-
todos nuestros prójimos, sean amigos ó enemigos.
dos los corazones; pero los mandamientos de Dios,
5? Regla del amor del prójimo. El amor orde-
dice un Profeta, están confirmados en los siglos d e
nado de noso'ros mismos, debe ser la regla del amor
los siglos, y no pueden prevalecer contra ellos ni los
de nuestro prójimo: digo ordenado, porque el desor-
denado no es amor sino vicio. P o r esta regla debe-
mos querer para nuestro prójimo, lo que querríamos Obediencia. L á autoridad de los padres trae su
para nosotros si nos hallásemos en su lugar y circuns- ¿rigen de la autoridad del P a d r e celestial. T o d a p a -
tancias, y no quergr para él lo que en tal caso no ternidad procede del P a d r e de nuestro Sefior J e s u -
querríamos para nosotros. Esta es una regla tan ge- cristo, dice San P a b l o . P o r consiguiente, la obliga-
neral y tan profundamente grabada en el corazon hu- ción de los hijos es obedecer á los padres, en cierto
mano, que no ha existido nación que no la haya ob- modo, como al P a d r e celestial, cuya paternidad re-
servado. Amarás á tu prójimo como á tí mismo, di- presentan, y cuya autoridad ejercen. Esta obliga-
j o Jesucristo al Doctor de la ley; y predicando sobre ción de los hijos nace con ellos y dura siempre, por-
el monte, haced, decía á las turbas que le escucha- que viene impresa en la naturaleza. L a autoridad
ban, haced con los hombres todas las cosas que que- de los padres es la mas antigua del mundo, y la obli-
reis que ellos hagan con vosotros, porque esto es la gación de respetarla es de todos los hijos, en todas
ley y los profetas. Amemos, pues, á nuestros pró- las edades y en todos los estados en que se hallen. L o s
j i m o s como a nosotros mismos. Esta es la regla del patriarcas guardaban á sus padres un respeto y obe-
amor que Ies debemos; y si queremos salir de ella, diencia que admiran. Isaac, en lo mas fuerte de su
amémosle mas que á nosotros mismos: para esto nos edad, obedece á su anciano padre hasta el extremo
autoriza el ejemplo de Jesucristo, que muriendo por- de dejarse atar de piés y manos para ser sacrificado.
que nosotros viviésemos, nos amó mas que á sí mis- L o s recabitas se abstuvieron perpetuamente del vino,
mo. P e r o en el amor de nuestros prójimos, deben en obsequio y por respeto á su padre Jonadab, que
ocupar el primer lugar nuestros padres, porque son así lo habia deseado. P e r o sobre todo, el ejemplo
nuestros primeros ó mas cercanos prójimos. P o r eso de Jesucristo, viviendo obediente á sus padres tem-
el primero de los siete preceptos acerca del amor del porales, y padeciendo hasta la muerte de cruz por
prójimo, nos manda honrar á nuestros padres. obediencia á su E t e r n o P a d r e , nada deja que respon-
der á los hijos cristianos. Sin embargo, como la obli-
gación de obedecer á los padres, nace de la obliga-
CUARTO MANDAMIETO. ción de obedecer á Dios, debe ser arreglada por es-
ta, y así, no están obligados ni pueden los hijos obe-
decer á los padres cuando les mandan alguna cosa
P. Sobre el cuarto mandamiento os pregunto: quiéi contraria á los mandamientos de Dios, como hurtar
es el que honra á sus padres? ó quebrantar alguno otro de sus preceptos, porque
R. El que los obedece, socorre y reverencia. primero se ha de obedecer á Dios que á los hombres,
aunque sean padres. T a m p o c o están obligados, des-
denado no es amor sino vicio. P o r esta regla debe-
mos querer para nuestro prójimo, lo que quemamos Obediencia. L á autoridad de los padres trae su
para nosotros si nos hallásemos en su lugar y circuns- ¿rigen de la autoridad del P a d r e celestial. T o d a p a -
tancias, y no quergr para él lo que en tal caso no ternidad procede del P a d r e de nuestro Sefior J e s u -
querríamos para nosotros. Esta es una regla tan ge- cristo, dice San P a b l o . P o r consiguiente, la obliga-
neral y tan profundamente grabada en el corazon hu- ción de los hijos es obedecer á los padres, en cierto
mano, que no ha existido nación que no la haya ob- modo, como al P a d r e celestial, cuya paternidad re-
servado. Amarás á tu prójimo como á tí mismo, di- presentan, y cuya autoridad ejercen. Esta obliga-
j o Jesucristo al Doctor de la ley; y predicando sobre ción de los hijos nace con ellos y dura siempre, por-
el monte, haced, decía á las turbas que le escucha- que viene impresa en la naturaleza. L a autoridad
ban, haced con los hombres todas las cosas que que- de los padres es la mas antigua del mundo, y la obli-
reis que ellos hagan con vosotros, porque esto es la gación de respetarla es de todos los hijos, en todas
ley y los profetas. Amemos, pues, á nuestros pró- las edades y en todos los estados en que se hallen. L o s
j i m o s como a nosotros mismos. Esta es la regla del patriarcas guardaban á sus padres un respeto y obe-
amor que Ies debemos; y si queremos salir de ella, diencia que admiran. Isaac, en lo mas fuerte de su
amémosle mas que á nosotros mismos: para esto nos edad, obedece á su anciano padre hasta el extremo
autoriza el ejemplo de Jesucristo, que muriendo por- de dejarse atar de piés y manos para ser sacrificado.
que nosotros viviésemos, nos amó mas que á sí mis- L o s recabitas se abstuvieron perpetuamente del vino,
mo. P e r o en el amor de nuestros prójimos, deben en obsequio y por respeto á su padre Jonadab, que
ocupar el primer lugar nuestros padres, porque son así lo habia deseado. P e r o sobre todo, el ejemplo
nuestros primeros ó mas cercanos prójimos. P o r eso de Jesucristo, viviendo obediente á sus padres tem-
el primero de los siete preceptos acerca del amor del porales, y padeciendo hasta la muerte de cruz por
prójimo, nos manda honrar á nuestros padres. obediencia á su E t e r n o P a d r e , nada deja que respon-
der á los hijos cristianos. Sin embargo, como la obli-
gación de obedecer á los padres, nace de la obliga-
CUARTO MANDAMIETO. ción de obedecer á Dios, debe ser arreglada por es-
ta, y así, no están obligados ni pueden los hijos obe-
decer á los padres cuando les mandan alguna cosa
P. Sobre el cuarto mandamiento os pregunto: quiép contraria á los mandamientos de Dios, como hurtar
es el que honra á sus padres? ó quebrantar alguno otro de sus preceptos, porque
R. El que los obedece, socorre y reverencia. primero se ha de obedecer á Dios que á los hombres,
aunque sean padres. T a m p o c o están obligados, des-
pues que han salido de la patria potestad, á o b e d e - f o n nuestros primeros prójimos? Esta es una obli-
cer á sus padres en las cosas que son contra los d e - gación muy sagrada y muy amable, y los hijos debe-
beres en que se han constituido; pero sí en las que rán creerse felices en poder tributarles parte de lo
no tocan en ellos; porque la obligación de obedecer mucho que han recibido de ellos; pues por grande
á sus padres impresa en la naturaleza, dura tanto co- que sea su esmero, nunca harán tanto con sus padres
mo ella. Fuera de estos casos y el de la elección de como sus padres han hecho con ellos. P e r o si en
estado, del que hablaremos despues, los hijos están todos tiempos deben !os hijos asistir y socorrer á sus
obligados á obedecer en todo á sus padres, sea que padres necesitados, nunca con mayor motivo que en
Ies n,anden cosas temporales, como trabajar en la ca- la vejez, y cuando se hallan enfermos. E n la vejez,
sa paterna ó fuera de ella, aplicarse al oficio, arte <5 porque esta edad padecs mas necesidades y exige
carrera que han emprendido, ú ocuparse de otros ne- mas socorros; y en la enfermedad, por lo que ella
gocios; sea que Ies manden cosas espirituales, como misma demanda de cuidado y asistencia, especial-
aprender la doctrina cristiana, asistir á los sermones, mente si es de peligro. Deben, pues, procurar los
pláticas y explicaciones doctrinales para entenderla, hijos, no solamente que se les administren á sus pa-
frecuentar los sacramentos, ó practicar otras obras de dres los alimentos, medicinas y demás que pide se-
piedad y de virtud; sea que les prohiban cosas peli- mejante estado, sino también, y principalmente, que
grosas, como juntarse con malas compañías, andar d e reciban á tiempo los santos sacramentos; que decla-
noche fuera de casa, ó salir de ella sin su consenti- ren con entera libertad y cabal juicio sus últimas vo-
miento. . . E n una palabra, están obligados á no ha- luntades, con expresión de las deudas contra sí ó en
cer nada de lo malo que les prohiban, y á hacer todo BU favor, y que en aquellos preciosos momentos Ies
lo bueno que les manden, y á hacerlo pronto y bien, visiten personas timoratas y prudentes, í maá de sus
sin mortificar á sus padres con réplicas importuna?, párrocos, para que les exhorten y animen á confor-
mal semblante ó modales de enfado; al contrario, de- marse con las disposiciones del cielo, y á entregar su
ben obedecerles con humildad, con sencillez, con alma con entera resignación en las manos de su Cria-
amor, como buenos hijos d e Dios, que obedecen á dor. Aun deben ir mas adelante los oficios de su
Dios en las personas de sus padres. piedad filial. D e s p u e s de cerrar, como otro J o s é ,
Socorro. L o s hijos están obligados á socorrer á los ojos de sus queridos padres, deben, procurar que
sus padres en la pobreza, en la vejez y en la enfer- se les dé honrosa sepultura; que se celebren su3 fu-
medad. E n la pobreza, porque si estamos obligados nerales; que se apliquen por sus almas sacrificios, y su-
á socorrer á nuestros prójimos necesitados, ¿cuánto fragios; que se cumplan puntualmente las disposicio-
mas lo estaremos á socorrer á nuestros padres, que nes de su testamento, imitando el ejemplo de aquel
P. Qué deben hacer los padres naturales con sus
s a n t o p a t r i a r c a q u e t r a s p o r t ó d e s d e el r e i n o d e E g i p - hijos?
to al d e C ^ n á n e l c u e r p o d e s u p a d r e J a c o b , p o r q u e E. Sustentarlos, doctrinarlos y darla estado no
é s t e al m o r i r lo h a b i a d e j a d o así d i s p u e s t o . contrario á su voluntad.
Beverencia. U n r e s p e t o i n v i o l a b l e á s u s p a d r e s , L o s p a d r e s están e n c a r g a d o s p o r D i o s d e la crian-
es el c a r á c t e r d e u n hijo bien n a c i d o y bien c r i a d o , z a de sus hijos; por eso les h a inspirado un a m o r tan
así c o m o l a falta d e e s t e r e s p e t o lo es d e u n h i j o d e s - e n t r a ñ a b l e para c o n ellos, y ha dispuesto q u e luego
naturalizado y perverso. L o s hijos deben mirar á q u e nace e l niño, a c u d a á los p e c h o s d e l a m a d r e
s u s p a d r e s c o m o d i o s e s v i s i b l e s q u e el D i o s i n v i s i b l e a q u e l m i s m o alimento que le sustentaba en su seno.
h a p u e s t o á s u vista p a r a q u e le r e p r e s e n t e n . D e - ¡Disposición admirable! M a d r e s de familia, n o tras-
ben tratarles con tanta veneración, que se confunda tornéis esta disposición del cielo; n o negueis á vues-
en cierto m o d o con l aadoracion; deben levantarse á t r o s hijos la l e c h e q u e le p r e s e n t a n v u e s t r o s p e c h o s ;
su llegada y cederles e l primer lugar, honrarles e n n o expongáis vuestra salud, y acaso vuestra vida, por
sus conversaciones, y defender su estimación c u a n d o d e t e n e r e l c u r s o d e la n a t u r a l e z a ; n o arriesguéis l a
a l g u n o q u i e r a h e r i r l a . E n fin, d e b e n d a r l e s , t a n t o e n d e v u e s t r o s q u e r i d o s hijos c o n la m u d a n z a d e m a d r e ;
sus acciones c o m o en sus modales, todas las señales n o entregueis á vuestros queridos hijos e n manos ex-
y p r u e b a s d e la m a y o r r e v e r e n c i a . N a d a p u e d e dis- trañas: ¡pero ! ¿á q u i é n e x h o r t o ? ¡ A la t e r n u r a
pensar á los hijos del respeto debido á sus p a d r e s d e las m a d r e s para q u e den l aleche de sus pechos á
n o d i g a m o s l a m o d a ó l aniñez, p e r o ni l a anciani- sus h i j o s ! ¡ E n q u é t i e m p o n o s h a l l a m o s ! ¡ O h c o s -
d a d , ni l o s p u e s t o s m a s e l e v a d o s , ni el t r o n o m i s m o ! tumbres! L a s madres señoras, ó que se tratan de
Bien sabido e s e l s u m o respeto con que trataron á Jales, sea p o r vanidad ú orgullo, sea por insufrimien-
N o é sus hijos S e m y Jafet, que tenían y a cien años^ to ó molicie, ó bien por imitación necia é insensata,
José, siendo laprimera persona de Egipto despues lian llegado á n e g a r á sus hijos lo q u e j a m a s n e g a r o n
del rey, recibió á su padre, que era pastor, con l a l a s fieras á s u s h i j o s . L e s h a n n e g a d o l a l e c h e d e
m a y o r veneración; y e l rey Salomon s e levantó del sus p e c h o s , y h a n h e c h o p u n t o d e g r a n d e z a y d e p o -
t r o n o al v e r v e n i r á s u m a d r e , l a f u é al e n c u e n t o , l a der, esta conducta filicida.
saludó con elmas profundo respeto, y lahizo sentar L u e g o que nace e l corderillo, se incorpora, sacu-
en otro trono á su derecha. P e r o si es tan sagrada d e s u c a b e z a , y c o n p a s o s vacilantes se dirige á la te-
y estrecha l aobligación q u e tienen los hijos d e o b e - ta de su m a d r e . N o bien h a salido del cascaron e l
decer, s o c o r r e r y r e v e r e n c i a r á sus p a d r e s , n o lo e s jpollo d e la p e r d i z , c u a n d o y a c o r r e tras d e l a s u y a ;
m e n o s l a que tienen los padres de criar, educar y dar p e r o e l n i ñ o n a c e t a n m e r c e n a r i o , q u e sin el a u x i l i o
destino y estado á sus hijos.
ageno infaliblemente pereciera á poco de haber n a - ruinosos. P o r el extremo contrario, faltan á este de«
cido; y no solo ésto, sino que su miseria va tan ade- iber aquellos padres que crian á sus hijos en el rega-
lante, que en sus primeros dias solo sabe llorar; pasa lo, el lujo y la molicie, y que consumen sus biene3
un año y apenas acierta á andar; pasan dos y aun no en contentar los antojos de una niñez mimada, y la
puede correr; llega á tres, y aun no es para desnu- vanidad de una juventud caprichosa; aquellos padres
darse ni vestirse; tiene cuatro, y no hace mas que tra- que por satisfacer sus propias pasiones, gastan en ha-
vesear é inquietarse; casi lo mismo sucede en el quin- bitaciones lujosas, mesas regaladas, ricos vestidos,
to, sexto y sétimo, y regularmente hasta el octavo no- concurrencias dispendiosas, teatros, cafés, partidas
principia á adquirir alguna parte de su alimento. E n de juego, sumiendo en estos abismos bienes que bas-
suma, hasta los diez años necesita de mano agena pa- tarían, y aun sobrarían para criar á sus hijos con de-
ra sostener su vida, y esta es la causa porque los pa- cencia, y dejarles con que vivir honradamente. E s -
dres están obligados á cuidar de ellos, no solo en sus tas tres clases d e padres y cualesquiera otras que se
primeros dias, sino hasta q j e puedan hacerlo por sí le parezcan, no solo no cumplen con lo que deben á
mismos. sus hijos, sino que ni aun merecen el venerable nom-
•bre de padres.
Contra este sagrado derecho de los hijos van aque-
llos padres que, llegando á serlo por el camino del Educación. Si los hijos no tuviesen mas destino
delito, despues de separarlos de si en el momento que vivir en este mundo, bastaria que les enseñasen
que nacen, y de exponerlos á la compasión pública á ser humanos, corteses, pacíficos, amables en su tra-
en una casa de misericordia, los abandonan para siem- to, fieles en sus promesas, veraces en sus palabras,
pre, como si no fueran sus hijos. Tengan entendido es- exactos en el cumplimiento de sus deberes, y justos
tos desapiadados padres, que siempre pesa sobre ellos •en todo su porte; en suma, bastaria que les impusiesen
la obligación de cuidar de sus hijos, en cuanto lo per- en aquellas virtudes que la sociedad de los hombres
mita el secreto; de volverlos á su seno tari luego co- exige de cada uno de los individuos que la compo-
mo lo sufra su honor; y de satisfacer los gastos de la nen; pero su destino va mas adelante. Su destino es
casa, según sus facultades. También faltan á este e l reino de los cielos, y el gran negocio de los padres,
deber aquellos padres que, sin separar de sí á sus hi- es educarlos de modo que consigan este reino. D e
jos, les crian en un estado de miseria, medio desnu- aquí nace la suma obligación que tienen los padres
dos, ateridos de frió, hambrientos, no tanto por falta- de educar cristianamente á sus hijos. Esta educa-
de medios, cuanto por sobra de vicios, por inaplica- ción se debe principiar casi desde la cuna, no en
ción al trabajo y aplicación al ócio, á la bebida, ah cuanto la instrucción, sino en cuanto á la corrsccion,
juego, y tal vez á otros excesos mas deplorables y porque desde entonces la necesitan. E n un niño de
No des libertad á ta hijo en su juventud, añade el
oecho ya se advierte á la vez la impaciencia, la envi- Eclesiástico, ni eches en poco sus modos de pensar.
dia, la venganza y otras pasioncillas, que desde lue- Dobla su cerviz en la infancia y castígale cuando es
go deben reprimirse. niño, no sea que se endurezca, no haga caso de tí, y
6
C u a n d o una persona jugueteando con un n i ñ o , J e venga á ser un motivo de dolor para tu alma. Estas
ofende en algo, ó hace ademan de pegarle el nmo divinas máximas deben tener presentes aquellos pa-
se echa á llorar, y si la madre entonces se enfada con dres á quienes un amor desmedido hace disimular
aquella persona, la riñe, le pega y aun j o m a la mano los defectos de su3 hijos, y omitir el castigo de sus
del niño y la da con ella, al momento deja de llorar, extravíos. E l primer agente de la educación, debe
muda de semblante, se alegra, se r í e . . . ¿y por qué? ser el amor, y ¡ojalá que él solo bastara! mas no es
porque se ha vengado. E s t o hace ver que las pas.o- suficiente, y necesita que lo acompañe el temor.
nes desde muy al principio viven en los niños, y que P e r o el deber mas sagrado, el deber sobre todos
los" padres deben comenzar su educación por sujetar- los deberes de los padres, es trasmitir á sus hijos
las en el modo que esto puede hacerse con niños; por- la divina religión, este don del cielo que ellos reci-
que si los dejan ir obrando libremente, a pretexto d e bieron de los suyos. E n ella solo les dejarán una
que aun no son pecaminosas, crecerán en ellos; se ro- herencia incomparablemente mayor que si les dejaran
bustecerán, y cuando quieran contenerlas ó-no lo el imperio del mundo. Esta parte de la educación
conseguirán, ó será con mucho trabajo suyo, y mu- es el fundamento en que han de estribar las demás
cha mortificación de los ninos. que la componen, y la que deben imprimir profunda-
Tamas lo* padres amarán demasiado a sus hijos, si mente en el entendimiento y corazon de los hijos.
los aman para Dios; pero conviene que no les mani- Y a se dijo que la memoria en los niños se adelanta
fiesten toda la ternura con que les aman, para no e x - mucho á la razón, y que éstos, aunque pueden enten-
poner su autoridad. E s sin duda necesario que los der poco hasta los siete años, sin embargo, pueden
hijos estén persuadidos que les aman sus padres; pe- aprender mucho. L o s padres deben aprovechar
ro también lo es que lo estén de que este amor esta estos primeros años, haciendo que en ellos aprendan
acompañado de una autoridad, para que se manten- sus hijos de memoria el catecismo. Sobre esta pri-
í a n en respeto y obediencia. P o r eso se ha dicho mera enseñanza debe fundarse la segunda, que es la
siempre que los padres que solo saben amar a sus h - explicación de ese mismo catecismo que han apren-
Z no saben educarlos. Deben, pues mezclar la dido de memoria; y esta segunda enseñanza es la mas
autoridad con el amor, y el castigo con el carino. E l difícil, porque pide conocimientos de la religión, que
nadre que no usa la vara, dice Salomen, aborrece a no se tienen comunmente. P o c o s maestros de pri-
L p * e * el que le ama, le corrige con firmeza. 22
los padres á sus hijos, que enseñarles el arte de leer,
mera educación se hallan con la instrucción necesa-
este arte prodigioso que algunos han llamado divino!
ria para hacer esta explicación, á menos que no se
P e r o este arte tan admirable en sí mismo, seria in-
expongan á enseñar e r r o r e s si tratan de empeñarse
útil ó nocivo sin la elección de buenos libros. Y aquí
en ella. No pudiendo apenas contar con estos maes-
vuelvo á llamar la atención de los padres de familia.
tros públicos de la doctrina para su explicación, ni
Sepan estos defensores de la inocencia, que ninguna
tampoco con los padres d e familia, si se exceptúa uno
precaución será excesiva para impedir que sus hijos
que otro, que no p u e d e hacer regla, es preciso acu-
lean malos libros. E n este punto deben ser inexo-
dir á los eclesiásticos, á quienes incumbe la obliga-
rables, porque un solo libro malo bastaria para des-
ción de estudiar la religión y enseñarla á los fieles, y
truir la mejor educación y perder á sus hijos. Si se
sobre todo, á los párrocos, á cuyo ministerio corres-
exceptúa a! demonio, no hay en el mundo cosa mas
ponde atender de continuo á la administración de la
funesta para la salvación, que los malos libros, así co-
doctrina, como se dice en los hechos apostólicos.
mo apenas la hay mas provechosa, que los buenos.
También se puede acudir á los buenos libros, que
P o r eso los padres, al paso que deben cuidar con una
ayudarán á esta explicación, y á la vez suplirán por
vigilancia incansable que ningún libro malo llegue á
ella: ¿pero de qué sirven los libros á quien no sabe
manos de sus hijos, deben también procurar poner
leer? Yo llamo aquí encarecidamente la atención de
en ellas, no solamente los libros buenos, sino los me-
los padres, para que se persuadan que uno de los ma-
jores, en cuanto les sea posible. P a r a esto, los que
yores beneficios que pueden hacer á sus hijos, es en-
no puedan elegir por sí mismos, deberán consultar á
señarlos á leer. E l que sabe leer, está en disposi-
sugetos instruidos y piadosos, principalmente á los
ción de ver todo el m u n d o , sin andarle; de conocer
párrocos, que como pastores del rebaño, procurarán
los hombres notables de todos los tiempos, sin haber-
escoger para sus ovejas los pastos mas saludables.
los visto; de saber los grandes sucesos de todos los
Una vez elegidos los buenos libros, resta que los pa-
siglos, sin haberlos presenciado; de estudiar todas las
dres hagan que sus hijos los lean, y tomen de ellos
artes que otros han inventado, y todas las ciencias
la inteligencia de la doctrina cristiana, que aprendie-
que otros han enseñado; y sobre todo, de instruirse
ron de memoria en el catecismo. D e este modo los
con solidez en los misterios de la divina religión que
libros ayudarán grandemente á las explicaciones que
profesa; de entender con claridad sus mandamientos,
bagan los eclesiásticos y párrocos, y suplirán mu-
para cumplirlos; de conocer las verdaderas virtudes,
chas veces por ellas.
para practicarlas; y en fin, de poder dirigirse con
acierto por el camino estrecho del cielo á ver a Dios Falta hablar de una parte muy precisa de la edu-
y gozarle. ¡Qué dote mejor pueden proporcionar cación, que es la conservación de la inocencia. E l
mayor b i é i que los padres pueden hacer á sus hijos adorable autor de su ser y de su vida, y un saluda-
es procurar conservársela. E s t e debe ser su empe- ble temor á su divina justicia, y valiéndose de estas
ño; pero ¡qué empeño tan difícil! S e ha discur- grandes verdades para reprimir las pasiones que se
rido, se ha dicho y se ha escrito mucho sobre los me- vayan descubriendo en ellos. Quinto. Hablar de la
dios de conservar la inocencia, particularmente entre virtud en su presencia, con grande aprecio, y del vi-
las ignorancias de la niñez y las pasiones y peligros cio, con grande detestación, haciéndoles entender que
de la juventud; pero se ha adelantado poco. Mas es- la virtud es el mas precioso adorno del hombre, y el
to no es motivo para que se desanimen los padres, vicio su mayor ignominia; inspirarles candor y since-
sino para hacerlos mas activos y empeñosos. H a y ridad contra la duplicidad y la mentira, presentándo-
medios que la conservan mucho tiempo y tal vez siem- les un aspecto sério y aun severo, cuando se les en-
pre, que retardan su pérdida, ó que al menos dejan cuentre en alguna falta; tratándoles con clemencia
en el alma impresiones favorables para repararla. T a - cuando la confiesen y prometan la enmienda, y casti-
les son, entre otros, los siguientes: Primero. P r o c u - gándoles si fuere necesario, cuando se obstinen en
rar que sus hijos desde que abren por primera vez negarla y no reconocer su culpa. Sexto. Apartar
los ojos, no vean sino virtud en rededor de sí, ni crez- de ellos todo lo que pueda extraviar su entendimien-
can sino ejercitándose en ella. E s t e es el principal to ó corromper su corazon; y para esto nada hay mas
conservador de la inocencia. Segundo. H a c e r que eficaz que no perderles de vista en cuanto sea posi-
su lengua no se desate sino invocando el santo nom- ble. Se ha dicho, y con razón, que el hijo debe cre-
bre de°Dios, el de Jesucristo su divino H i j o , el de cer al lado de su padre, y la hija sin desprenderse
María su Santísima Madre.... Tercero. Acostumbrar- de su madre, porque sin estos centinelas de vista,
los desde luego á un lenguaje p u r o , decente, cristia- es como imposible que no perezca su inocencia. Fi-
no y virtuoso, sin dejar jamas de corregir ó castigar nalmente, como la ociosidad es por lo común su pri-
cualquiera palabra indecente ó mal sonante, y siendo mer enemigo, los padres procurarán dar á sus hijos
siempre el lenguaje cristiano y virtuoso de los padres ocupaciones proporcionadas á su edad, pero sin per-
modelo del de sus hijos. Cuarto. Hacerles conce- derles de vista en lo posible, presenciando sus diver-
bir un sumo respeto á Dios, enseñándoles: que está siones, sus juegos, y hasta su sueño, cuidando de
en todas partes; que está allí con ellos mismos y en que duerman cubiertos honestamente. L a cama no
ellos mismos; que todo lo ve, que todo lo oye, todo debe servir á los niños para juguetear en ella, sino pa-
lo sabe, todo lo puede y todo lo premia ó castiga; ra dormir, y los padres no harán una cosa mejor aca-
mostrándoles el cielo donde tiene el trono de su glo- so de lo que ellos piensen, en procurar que sus hijos
ria; inspirándoles un tierno y agradecido amor á este se acuesten y levanten, cayéndose de sueño.
intereses del mundo, si pierden su alma. Segunda:
T a l e s son los principales medios para conservar la
que nada sabrán, aunque aprendan todas las ciencias,
inocencia de sus hijos en la primera edad; pero esta
si no saben salvarse. Conviene asimismo quedar á
se adelanta, y llega al fin un tiempo en que es preci-
la vista y observación de la conducta de sus amos y
so, 6 perderlos mucho de vista, ó separarlos de sí en-
maestros, para variar cuando sea necesario. Si la
teramente. U n o s tienen que entrar en el cuidado ó
distancia no permitiere ejercer esta vigilancia, será
cultivo de los bienes paternos; otros se ven necesita-
bien encargarla á algún pariente, amigo ó conocido,
dos á ganar un jornal ó servir á un amo; éstos se en-
y principalmente al párroco. Sobre todo, procurar
tregan á un maestro para aprender un arte ú oficio;
á sus hijos un confesor sábio y celoso, que sostenga
aquellos emprenden la carrera de las ciencias ó de
BU buena educación, sujete sus pasiones, fomente sus
las armas; todos salen mas 6 menos del alcance de
virtudes, y cuide de que frecuenten los sacramentos,
la vista de sus padres; y aquí es donde se aumenta
que son el medio mas eficaz para conseguirlo todo.
la dificultad de conservar la inocencia. Presentados
E l confesor será como otro ángel de Israel, que les
en un mundo corrompido, sin la protección y defen-
guiará por el peligroso desierto de este mundo, á la
sa de sus padres, ¿á cuántos peligros no van expues-
patria prometida de la gloria. P o r último, al sepa-
tos? L a s malas compañías, los malos ejemplos, las
rarlos de su lado, deben proveerles del catecismo y
malas ocasiones, los malos consejos todo se con-
su explicación, y de libros de misa y ejercicios d e -
jura contra su inocencia, y todo conspira para cor-
votos con que puedan disponerse para la confesión y
romperla. P o r eso vemos con frecuencia y con do-
comunion, y para tener oracion, todo de autores ca-
lor destruirse lastimosamente las virtudes de la niñez,
tólicos y acreditados, encargándoles su frecuente lec-
y desvanecerse las esperanzas de la mas cristiana
tura con todo el interés que inspira el cariño de pa-
educación. ¿Y qué harán unos padres que ven cor-
dres. Estos libros serán para ellos unos maestros
rer tantos riesgos á aquella inocencia que ellos han
que estarán prontos á enseñarles; que siempre les di-
procurado conservar con tanto empeño? Aquí ya no
rán la verdad; que se opondrán á sus pasiones; que
hay mas arbitrio que trasladar en lo posible los pa-
les exhortarán con dulzura á la v i r t u d . . . .en una pa-
dres sus cuidados á manos extrañas: escoger amos y
labra, dirigirán constantemente su razón, su corazon
maestros temerosos de Dios, y suplicarles con el mas
y sus pasos por el camino del cielo. ¡Oh cuán inte-
tierno encarecimiento, que cuiden de la inocencia de
resante es que los padres pongan en todo tiempo al
aquellos sus amados hijos: repetir á estos muchas ve-
lado de sus hijos estos preciosos maestros, y procu-
ces antes de separarles de su lado estas dos divinas
ren que se entiendan con ellos, sea que vivan en su
máximas. Primera: que nada les aprovechará apren-
compañía, sea que vivan fuera de ella.
der artes ú oficios que les hagan dueños de todos los
Estado. D e s p u e s d e l a b u e n a c r i a n z a y e d u c a - debe s e g u i r s e u n a e l e c c i ó n d e e s t a d o l l e n a d e m a d u "
ción, resta ponerles en estado. El cumplimiento de rez y p r u d e n c i a . E s t a e l e c c i ó n h a d e s e r á v o l u n t a d
esta obligación debe prepararse desde l a juventud, de sus hijos que son los q u e l o h a n d e tomar y des-
y a u n d e s d e l a m i s m a n i ñ e z . S e a c u a l f u e r e el esta- e m p e ñ a r ; p e r o c o n n o t i c i a , c o n s u l t a y c o n s e j o d e sus
d o que deban abrazar los hijos, conviene s o b r e m a n e - padres: lo primero, p o r q u e c o m o autores d e su ser y
ra criarles sin d e l i c a d e z a , a c o s t u m b r á n d o l e s d e s d e de s u v i d a , t i e n e n u n d e r e c h o i n d i s p u t a b l e e n l a elec-
luego á c o m i d a s sencillas y frugales, y á toda clase ción; y lo s e g u n d o , p o r q u e c o m o m a s e x p e r i m e n t a -
d e alimentos, sin p e r m i t i r q u e se h a g a n m e l i n d r o s o s d o s y m e n o s a p a s i o n a d o s , d e b e n a c e r t a r m e j o r . Los
ni antojadizos, y o c u p a r l e s en ejercicios corporales d i v e r s o s e s t a d o s n o s o n s i n o d i v e r s o s s e n d e r o s para
m o d e r a d o s que, evitando tanto l a delicadeza como c a m i n a r por ellos a l reino d e los cielos; p e r o d e és-
la violencia, formen u n a naturaleza robusta y capaz tos, u n o s son m a s llanos y otros m a s escabrosos; unos
d e s u f r i r el frió, e l c a l o r , l a s e d , el h a m b r e , el t r a b a - m a s peligrosos y otros de menos riesgos; unos que
j o y l a fatiga. E l p r e t e x t o d e la s a l u d y e l d e m a - convienen á unas almas, y otros que convienen á
siado cariño hacen que m u c h o s padres crien á sus otras; y por eso l aelección de estado pide tanta pru-
hijos delicados y m i m a d o s , y esto es perderlos. D e - dencia, tanto detenimiento, tanta meditación y conse-
b e n q u e r e r á s u s hijos c o m o á las telas d e s u cora- jo, y sobre todo, recta intención y m u c h a oracion pa-
zon y á las niñas de sus ojos; pero no ha d e ser un ra alcanzar de D i o s e l acierto, particularmente cuan-
querer d e instinto, sino u n querer racional q u e pro- d o el e s t a d o h a d e s e r d e p o r v i d a , c o m o s u c e d e r e -
c u r e s i e m p r e el b i e n d e s u s h i j o s . C o n e l s u d o r d e g u l a r m e n t e e n el m a t r i m o n i a l , y s i e m p r e e n el s a c e r -
tu rostro c o m e r á s e l p a n , dijo D i o s a l inobediente dotal y religioso. Si en l aelección de estado no se
A d á n , y e n é l á t o d o s l o s h o m b r e s . E s , p u e s , d e la tiene p o r n o r t e la salvación, la elección es m u y a v e n -
primera necesidad que los padres procuren que sus turada. Si para hacerla no se cuenta en primer lu-
hijos cumplan, desde q u e les sea posible, esta senten- g a r con los bienes eternos, l a elección va perdida, y
cia del Altísimo, h a c i e n d o que, sin p e r d e r t i e m p o , se s e r á u n p r o d i g i o d e l agracia q u e n o c o n d u z c a al in-
d e d i q u e n al t r a b a j o , a p r e n d a n a l g ú n oficio ú a r t e , si- fierno. Si una pasión carnal solamente, y no un de-
g a n a l g u n a c a r r e r a ó t o m e n a l g ú n m o d o d e ir v i v i e n - seo de aumentar l a familia de D i o s sobre l a tierra,
d o á costa d e s u s u d o r ; y el m e j o r destino, h a b l a n d o l l e v a al m a t r i m o n i o , e l q u e l e t o m a a b u s a d e l s a c r a -
g e n e r a l m e n t e , s e r i a el d e s u s p a d r e s , p o r l a m a y o r m e n t o . S i la h o n r a ó la h a c i e n d a s o n l a s p r i n c i p a l e s
facilidad y m e n o r gasto c o n que u n hijo p u e d e apren- m a n o s q u e a n u d a n e s t e i n d i s o l u b l e l a z o , n o s e r á ex-
d e r y e j e r c i t a r el oficio, a r t e ó f a c u l t a d d e s u p a d r e . traño q u e u n o s se a h o r q u e n c o n él, y otros l e r o m -
A esta crianza y e d u c a c i ó n cristiana y laboriosa, pan con divorcios escandalosos. S is e entra en l a
iglesia de Dios con miras terrenas; si el sacerdote no H e c h a la elección de estado con aquel pulso y
se propone cooperar á la obra de la redención de Je- prudencia que se ha dicho, falta que los padres colo-
sucristo, cuyo ministro va á ser; si no entra en la fa- quen en él á sus hijos. P a r a cumplir con esta obli-
milia sagrada para cultivar la viña del Señor, y para gación, deben haber preparado, con proporcion á sus
cuidar como buen pastor, del rebaño de J e s u c r i s t o . . . . facultades y circunstancias, los medios de establecer-
Si el religioso no profesa un estado de perfección pa- los y de proveer á su subsistencia, particularmente
ra aspirar á ella, y ayudar, en cuanto se lo permitan en los principios. L o s padres que por desidia ú ol-
ú ordenen sus estatutos, á la obra de la salvación de gazaneria, ó por falta de economía ú orden en los gas-
las almas. — S i la religiosa no entra en el claustro tos, ó lo que es peor, por excesos, dejen de poner
con el fin de separarse enteramente del mundo, da en estado á sus hijos, ó los coloquen miserablemen-
huir sus lazos, conservar su pureza, vivir solo para te, ó en estado que no corresponda á sus circunstan-
Dios, y levantar sus manos puras al cielo, pidiendo cias estos padres son reos de estado con respec-
p o r los que caminan entre los peligros del m u n d o . . . . to á sus hijos. Esto no quiere decir que los padres
Si no son estos los fines principales que llevan al hom- sean avarientos, á pretexto de dar y dejar muchos
bre al santuario, y á la muger á los claustros, ¿qué bienes á sus hijos, ni que hayan de padecer por esta
ha de resultar de la elección de estos santos estados? causa los pobres y los afligidos; sino que procuren
Si el que se propone vivir soltero ó viudo, no elige adquirir los bienes con una diligencia prudente y por
este estado como mas perfecto que el matrimonio, y medios justos, y que los conserven con vigilancia, y
mas á propósito para salvarse en él; si (lo que parece los distribuyan y gasten con orden y caridad. Sean
increíble en un cristiano que no haya perdido la fé); los padres buenos cristianos, temerosos de Dios, y
se propone por el contrario una soltería ó viudez de- hombres de virtud, y se verá que sin tocar en los ex-
lincuente, ¿qué ha de resultar de tan detestable elec- tremos de la desidia ó del afan, de la avaricia ó la
ción, sino la corrupción de las vírgenes, la perdición profusion, viven prevenidos para poner en estado á
de las viudas, la infidelidad de las casadas, los tras- sus hijos, y los colocan con la decencia propia de su
tornos de los matrimonios, las suplantaciones de las clase y circunstancias.
familias, las usurpaciones de los derechos filiales, la P . Quiénes otros son entendidos por padres á mas
confusion de la sociedad?. — ¡ Q u é cúmulo de mal- de los naturales?
dades!!! E n todos los tiempos, en todos los paises, II. Los mayores en edad, saler y gobierno.
se ha mirado esta clase de solteros y viudos viciosos, P o r mayores en edad se entienden principalmente los
como unos hombres en extremo funestos á la so- hermanos mayores y los ancianos; y en cuanto á los
ciedad. hermanos, conviene demasiado que los menores vi-
van subordinados á los mayores. C a d a familia es un P o r mayores en dignidad se entienden comunmen-
pueblo. L a autoridad suprema reside en los padres, te las personas consagradas á Dios, principalmente
y va descendiendo por los hijos mayores, como por los sacerdotes, cuya dignidad es incomparable, por-
autoridades subalternas. Si los mayores se exceden, que procede del carácter sagrado que reciben en su
6 los menores se resisten, el orden se turba, y de ordenación; pero de esta dignidad hablarémos en la
aquí nacen las discordias entre los hermanos, las mor- explicación del sacramento del orden; aquí solo tra-
tificaciones de los padres, y las inquietudes de la ca- tarémos de los mayores en gobierno. Si el hombre no
sa. A los padres toca remediarlas, haciendo que los hubiera pecado, no hubiera tenido necesidad de supe-
menores no se vuelvan contra los mayores, y que és- riores que le gobernasen; pero pecó-, y la naturaleza
tos no opriman á los menores; pero el remedio radi- recibió entonces un golpe mortal que la desordenó y
cal está en darles una educación verdaderamente sacó de su armonía y equilibrio. Perdida por el pe-
cristiana. C u a n d o los hermanos se aman no solo por cado esta armonía, desenfrenados los apetitos, rebe-
serlo, sino también, y principalmente, porque así lo lada la carne contra el espíritu, y las pasiones contra
manda Dios, ni los mayores molestan á los menores, la razón, ya nada bastó para contener al hombre en
ni éstos se vuelven contra los mayores; y entonces es el orden. D e aquí ha nacido la necesidad de un go-
cuando se verifica esta exclamación del profeta: ¡Qué bierno que la ordene; mas como el hombre consta de
bueno es vivir unidos los hermanos! C o n respecto dos partes esencialmente distintas, que son cuerpo y
á los casados y demás personas maj r ores, bastará tra- alma, necesita también de dos gobiernos esencialmen-
tarlas con atención y guardar con ellas las considera- te distintos, que son, el de su alma, que toca á los
ciones de buena crianza; mas en cuanto á los ancia- ministros de la religion, y se llama espiritual, y el de
nos, hay una mayor obligación á respetarles, porque su cuerpo, que corresponde á las potestades del si-
así lo pide su e d a d , así lo quiere el Señor, y así lo glo, y se llama secular.
tiene manifestado en repetidos lugares de los libros Gobierno espiritual. Jesucristo en toda propiedad
santos. Levántate delante de la cabeza encanecida es el pastor y el obispo de nuestras almas: es el que
y honra la persona del anciano, dice el Levítico. Co- nos alimenta con su propia carne y sangre; quien nos
rona de dignidad es la vejez, añade en los Proverbios; alumbra con la luz de su celestial doctrina, y quien
y dignidad de los ancianos sus canas. L a grande nos sostiene y conforta con el poderío de su gracia.
honra que dispensó el pueblo de Dios al joven Da- L o s sacerdotes, obispos y demás dignidades que ha
niel por la defensa de la casta Susana, fué mandarle establecido en la Iglesia para instruirnos y gobernar-
que se sentase entre los ancianos, porque Dios, le di- nos, no son sino sus ministros, ni obran sino como
jeron, te ha concedido el honor de la ancianidad. delegados suyos. Jesucristo es quien nos habla, nos
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instruye, amonesta, exhorta y gobierna por medio de potestad, nada m a s á propósito que trasladar á este
ellos. L o s s a c r a m e n t o s q u e nos d i s p e n s a n son los lugar los siete p r i m e r o s versos del capítulo trece d e
sacramentos de Jesucristo, y laautoridad de que se la carta q u e escribió S a n P a b l o á los r o m a n o s . " T o -
hallan revestidos, lareciben de Jesucristo. Jesucris- " d a alma, dice, e s t á sujeta á las potestades s u p e r i o -
to es, pues, á quien d e b e m o s mirar y obedecer en "res, p o r q u e n o h a y potestad sino de Dios, p u e s las
sus ministros; d e d o n d e se sigue, q u e estamos obli- " q u e h a y , p o r D i o s son d i s p u e s t a s ; y así, e l q u e re-
g a d o s á m i r a r c o m o p a d r e s y p a s t o r e s d e nuestras al- a s i s t e á la p o t e s t a d , resiste á l adisposición d e D i o s ;
mas, á estos ministros, y que debemos obedecerles " y los q u e resisten, ellos m i s m o s se atraen su c o n d e -
en las cosas q u e p e r t e n e c e n á nuestra salvación, p u e s "nacion; p o r q u e los príncipes no atemorizan á los
p a r a esta o b r a h a n sido establecidos p o r Jesucristo. " q u e o b r a n bien, sino á los q u e obran mal.
Q u i e n á vosotros oye, á mí m e oye, decia este divi-
"¿Quieres tú no temer á lapotestad? P u e s obra
no Maestro á los setenta y dos discípulos; y quien á
"bien y t ealabará, porque ministro es de Dios para
vosotros desprecia, á m í m e desprecia. Merecen,
"tu bien; pero s iobrares mal, teme, porque no e n
ademas, nuestra obediencia y sumisión, porque son
" v a n o l l e v a la e s p a d a , p u e s e s u n m i n i s t r o d e D i o s ,
los encargados de velar sobre nuestra salvación. O b e -
" y un v e n g a d o r d e su ira contra e l que obra m a l '
d e c e d á vuestros s u p e r i o r e s y sujetaos a ellos, dice
" P o r tanto, es necesario que l e esteis sometidos, n o
S a n Pablo, porque ellos velan sobre vosotros, c o m o
" s o l o p o r t e m o r d e l castigo, sino t a m b i é n p o r la c o n -
que han de dar cuenta de vuestras almas; y portaos
c i e n c i a ; p o r c-so, p u e s , p a g a i s t a m b i é n l o s t r i b u t o s .
así, p a r a que h a g a n esto con gozo y n o gimiendo,
" A laverdad, ellos son ministros de Dios, que l e
p o r q u e esto no es provechoso.
"sirven en esto mismo. P a g a d , pues, á todos todo
Gobierno secular. E s t e r e s i d e , c o m o e n s u c e n - " l o q u e les es debido: á quien tributo, tributo; á quien
tro, en la p o t e s t a d q u e l l a m a m o s s u p r e m a ó s o b e r a - "alcabala, alcabala; á quien temor, temor; y á quien
na, sea que se halle c o n c e n t r a d a en una sola perso- "honor, honor." N a d a mas claro y terminante que
na, c o m o s u c e d e en los gobiernos monárquicos, sea esta doctrina del Apóstol en orden alhonor y temor
que se halle dividida entre dos, tres, cuatro ó m a s q u e les d e b e m o s á los q u e n o s g o b i e r n a n ; á la obli-
personas, c o m o s u c e d e en los d e m á s gobiernos; y es- g a c i ó n d e s u j e t a r n o s á s u a u t o r i d a d , y á la d e p a ^ a r
ta potestad, de cualquier m o d o que se halle estable- los tributos y alcabalas, ó contribuciones. Ellos°se
cida, siempre viene de Dios, R e y de reyes, y S e ñ o r o c u p a n y e m p l e a n en m a n t e n e r la p a z y tranquilidad
d e los s e ñ o r e s , y á q u i e n p e r t e n e c e el h o n o r y el i m - de la sociedad; en protegerla contra todo ataque e x -
perio de los cielos y la tierra. P a r a hacer ver las trangero; en c o n s e r v a r su i n d e p e n d e n c i a ; en "cuidar
obligaciones que todos tenemos con respecto á esta d e la s e g u n d a d d e l a vida, d e l ah o n r a y d e l a h a -
cienda d e t o d o s y c a d a u n o d e los individuos q u e l a de aquel, no hay d u d a en q u e los casos que entre am-
c o m p o n e n ; e n a d m i n i s t r a r j u s t i c i a , y finalmente, e n b o s d e b e n ofrecerse, h a n d e s e r i a n t o s y tan variados,
procurar el bien c o m ú n del q u e penden todos los bie- q u e b i e n s e h a m e n e s t e r el e j e r c i c i o d e m u c h a s v i r t u -
n e s particulares: j u s t o es, p u e s , q u e nosotros los h o n - des, sobre u n estado permanente de gracia, para po-
remos, obedezcamos y contribuyamos con nuestros d e r llevar una vida v e r d a d e r a m e n t e cristiana que san-
b i e n e s p a r a el d e s e m p e ñ o d e t a n t o s y t a n g r a n d e s c a r - tifique á los esposos. A s í es en realidad, y d e otro
g o s . T a m b i é n d e b e m o s o r a r p o r e l l o s , á fin d e q u e m o d o n o s e c o n s i g u e e l fin d e l m a t r i m o n i o , s e g ú n q u e
el S e ñ o r l e s d é a c i e r t o e n e l d e s e m p e ñ o d e s u g o - lo ha instituido J e s u c r i s t o e n su Iglesia, e l e v á n d o l o
bierno, del q u e p e n d e n u e s t r o bienestar. A s í lo e n - 6 la r a z ó n d e s a c r a m e n t o * p a r a la s a n t i f i c a c i ó n d e l o s
c a r g a el m i s m o apóstol en s u p r i m e r a carta á T i m o - casados. ¿ M a s q u é s e infiere d e aquí? S e infiere
teo. " T e ruego ante todas cosas, l e dice, q u e se ha- . q u e á los c a s a d o s n o se les p u e d e n d a r m e n o s reglas
" g a n súplicas, oraciones, peticiones y acciones d e q u e las d e toda la m o r a l cristiana; lo q u e d e b e n te-
" g r a c i a s por todos los h o m b r e s , p o r los r e y e s y por ner presente para que procuren instruirse y darse de-
"todos aquellos que están constituidos en dignidad, v e r a s al e j e r c i c i o y p r á c t i c a d e las v i r t u d e s .
" p a r a que pasemos u n a vida quieta y tranquila en to- S e r i a , p u e s , n e c e s a r i o escribir u n prontuario, si h u -
"da paz y honestidad. b i é s e m o s d e d a r r e g l a s p a r a t o d o l o q u e p i d e el e s t a -
P. Los casados con sus mugcres, cómo deben ha- d o y la v i d a d e c a s a d o s . M a s c o m o e s t o n o e s d a b l e
bersel e n los cortos artículos d e u n catecismo, s á b i a m e n t e
R. Amorosa y cuerdamente, como Cristo con la las c o m p e n d i ó y r e d u j o nuestro autor á dos grandes
Iglesia. reglas, q u e s o n e l a m o r y la c o r d u r a , e s t o es, la c a -
P. Y las mugeres con sus maridos, cómol ridad y l aprudencia, cuando habla del marido; ye l
R. Con amor y reverencia, como la Iglesia con m i s m o a m o r y l a r e v e r e n c i a , c u a n d o h a b l a d e la m u -
Cristo. ger.
E l matrimonio representa l a unión d e Jesucristo B i e n se c o m p r e n d e que este amor de qne aquí s e
con su esposa la Iglesia, y p o r eso l a p o n e nuestro habla, n o h a de s e r el carnal y vicioso q u e s e d u c e y
catecismo c o m o tipo ó e j e m p l a r de l a conducta que c o r r o m p e á los q u e d e s g r a c i a d a m e n t e c a e n en sus la-
d e b e n l l e v a r el m a r i d o c o n s u m u g e r , y l a m u g e r c o n Kos, sino u n a m o r c u e r d o y h o n e s t o , c u a l e s el c o n -
s u m a r i d o . M a s c o m o es t a n í n t i m a la u n i ó n m a t r i - yugal, cuya base sea e l a m o r de caridad, que- enno-
m o n i a l , tan d e t o d o s los d i a s y d e t o d a la v i d a , y tan blezca y rectifique a l a m o r h u m a n o que e s preciso
uniforme la costumbre de vida, que laque tenga e l haya entre los casados. C o m o este a m o r es bien or-
m a r i d o h a d e t e n e r la m u g e r , y la d e é s t a h a d e s e r la d e n a d o , n o c o r r o m p e á los c a s a d o s ni los h a c e p r o -
p e n d e r al v i c i o ; a n t e s b i e n l o s i n d u c e á l l e v a r u n a vi- indulgencia: ella arregla el ejercicio d e todas las d e -
da cristiana y virtuosa, s i e m p r e q u e p r o c u r e n lo q u e m a s virtudes; da dictámenes y máximas que forman
debe procurar todo h o m b r e de cualquier estado que el c o r a z o n d e l h o m b r e ; y p o r último, s u consejo e i
sea, esto es, observar l asanta ley d e D i o s , c u m p l i r i n d i s p e n s a b l e p a r a l o g r a r el a c i e r t o e n las d e l i b e r a -
sus obligaciones, frecuentar los sacramentos, y con- ciones.
servarse en estado de gracia. Poseidos, pues, de es- R e s p e c t o d e l a reverencia que lam u g e r d e b e te-
te amor recto y bien o r d e n a d o , no hay d u d a e n que ner á su marido, no hay mas que considerar que es-
ambos consortes procurarán, ante todas cosas, su bien t á d i s p u e s t a p o r e l m i s m o D i o s , q u e l a p u s o bajo la
espiritual, y s u b o r d i n a d o á éste su bien temporal; y potestad del marido, d e c l a r á n d o l o a s í e x p r e s a m e n t e e n
q u e en u n o y otro s e p o d r á n conservar por largos la s e n t e n c i a q u e f u l m i n ó c o n t r a ella: c o n f o r m e á lo
años, puesto q u e l asustancia d e su a m o r es l a cari- cual l a Iglesia nuestra madre intima á lam u g e r su
dad, y esta es paciente y benigna, c o m o escribe e l dependencia del marido, en e l acto mismo d e con-
apóstol; n o e s a m b i c i o s a , n o b u s c a lo q u e e s s u y o , n o t r a e r el m a t r i m o n i o : l u e g o e s fuera d et o d a d u d a ,
s e irrita, n o p i e n s a l o m a l o ; t o d o l o sufre, t o d o l o q u e d e b e á este t o d a la r e v e r e n c i a q u e c o r r e s p o n d e
c r e e , t o d o lo e s p e r a ; m u c h o m a s s i se a g r e g a á e s t e al q u e es c a b e z a e n e l m a t r i m o n i o . E s v e r d a d q u e
a m o r a q u e l l a c e l e s t i a l prudencia q u e i n d i c a n u e s t r o éste es u n a sociedad del varón y la m u g e r que exige
a u t o r e n l a cordura q u e e x i g e á l o s c a s a d o s . i n d i v i d u a c o s t u m b r e d e v i d a , y e n u n a u n i ó n tal, q u e
C o r d u r a no es otra cosa que buen juicio, y buen si e l a m o r l a h i z o , e l a m o r l a c o n s e r v a y e l a m o r l a
juicio ¿qué e s sino prudencia? A d o r n a d o s de ella perpetúa; pero esto no quiere decir que pueda darse
los consortes, e s p e c i a l m e n t e e l marido, c o m o c a b e z a insubordinación en la m u g e r respecto del marido, si-
q u e es en el m a t r i m o n i o , n o h a y d u d a q u e evitarán n o q u e se l ap r e s t e gustosa y a m i g a b l e m e n t e , sin d a r
los males q u e n a c e n d e l aprecipitación y d e l a in- motivo á querellas, que en u n a unión tan íntima co-
consideración, c o m o s o n las violencias del genio, las m o la del m a t r i m o n i o y v i d a c o n y u g a l , serian y s o n
altercaciones, las d e s a v e n e n c i a s , las riñas y otros, q u e en efecto, la m a y o r fatalidad, porque suponen una
t u r b a n la p a z y b u e n a a r m o n í a en q u e d e b e n vivir los subversión del órden que D i o s h a establecido en es-
desposados; corregirán los gastos excesivos, evitarán te e s t a d o . E s t á , p u e s , o b l i g a d a la m u g e r á r e v e r e n -
el lujo, y los d i s p e n d i o s d e la m e s a y d e l j u e g o ; y ciar y o b e d e c e r a l marido, y éste á tratar á aquella
o c u r r i r á n al r e m e d i o d e o t r o s mil m a l e s y c a s o s c o m - con lacordura y prudencia que hemos ya observado;
p r o m e t i d o s e n q u e s o l o p u e d e d a r c o r t e la p r u d e n c i a ; y a m b o s á a m a r s e c o n u n a m o r t a n s ó l i d o , t a n firme
p u e s su oficio es p o n e r m e d i o en los e x t r e m o s . E l l a y t a n d i s c r e t o , c u a l c o n v i e n e á la c o n s e r v a c i ó n d e e s -
corrige los del r i g o r y los d e la d e m a s i a d a libertad é ta u n i ó n i n d i s o l u b l e . |
poral, deben alimentarles c o m o á hombres que traba-
jan e n adquirir ó proporcionar el alimento d e sus
s e c o n s i d e r a , n o h a y g r a n d e z a e n s e r el amos, y pagarles sus sueldos y salarios, cuidando m u -
c o m o n o h a y bajeza en servir, y so- c h o d e q u e n o se esperen por ellos. S ienferman, l a
l a m e n t e n u e s t r o orgullo p u e d e h a c e r v a n i d a d d e ello; caridad c l a m a en s ufavor c o n preferencia á los e x -
p o r q u e , ó el sefvicio es n e c e s a r i o , y esto p r u e b a nues- traños, y si los a m o s p u e d e n sobrellevar su asisten-
t r a flaqueza, q u e n e c e s i t a d e b r a z o s á g e n o s ; ó n o l o cia curativa, es un género de inhumanidad permitir
es, y esto n o p r u e b a g r a n d e z a , sino v a n i d a d y orgu- q u e g a s t e n e n c u r a r s e lo p o c o q u e g a n a n c o n s u s e r -
llo. S i t u v i é r a m o s p r e s e n t e q u e h e m o s n a c i d o p a r a vicio, ó que tengan que acogerse á un hospital, ó á
trabajar, c o m o el ave p a r a volar, y q u e n o h a y u n la c o m p a s i o n pública. L a ancianidad es también u n a
solo descendiente de A d á n que no haya sido conde- e n f e r m e d a d y m e r e c e las m i s m a s atenciones. E n e l
n a d o con este padre pecador á c o m e r e l pan con e l estado de sanos, deben suavizar del m o d o posible su
sudor de su rostro, conoceriamos que ' p e n o s o destino, haciéndoles llevaderos sus trabajos.
b e n servir para ayudar á sus amos, m a s no San Pablo empleó una de sus cartas en recomendar
á F i l e m o n á su criado Onésimo, que el Apóstol ha-
p o r c i o n a r l e s la o c i o s i d a d y f o m e n t a r s u s o b e r b i a
bía convertido á Jesucristo; y entre otras cosas, l e
patriarcas tenian g r a n d e s riquezas y gran n ú m e r o de
decia: que no l emirase ya c o m o siervo, sino c o m o
criados, m a s no por e s o dejaban de trabajar ellos co-
h e r m a n o carísimo. P o r q u e e n efecto, los criados
m o los primeros. A b r a h a m y S a r a s u e s p o s a , aun-
cristianos tienen igualmente que sus amos, la cuali-
que tenian mas de trescientos criados, prepararon y
dad de hijos de D i o s y hermanos de Jesucristo. ¡ Q u é
s i r v i e r o n p o r sí m i s m o s l a c o m i d a d e s u s h u é s p e d e s .
m a l s e c o m p o n e esto c o n la c o n d u c t a d e a l g u n o s se-
Casi lo mismo sucede en e l dia con los labradores
ñores y señoras, que miran á sus domésticos c o m o
ricos y aplicados, que solo tienen criados y criadas
p e r s o n a s d e otra e s p e c i e ; q u e los tratan c o n u n a al-
para que los a y u d e n e nsus trabajos. S i se excep-
tanería insoportable, y que apenas aciertan á repren-
t ú a n a l g u n o s casos, s o l o d e b e n t o m a r s e los criados
derles sino con términos injuriosos! ¡Qué proceder
n e c e s a r i o s p a r a el s e r v i c i o , sin d e j a r s e . l l e v a r d e l a
tan o p u e s t o á los sentimientos que inspira la religión
v a n i d a d , p o r q u e n o h a y cosa m a s v a n a á los ojos de
d e l Hombre Dios, q u e s e h i z o v í c t i m a d e p r o p i c i a -
la s a n a r a z ó n , q u e t e n e r c r i a d o s s u p e r f l u o s .
ción por redimir á estos mismos señores y señorai
M a s suponiendo q u e los criados sean necesarios,
de l aesclavitud del pecado!
v e a m o s cuáles son p a r a c o n ellos las obligaciones de
P o r lo q u e t o c a á s u bien espiritual, d e b e n los a m o í
s u s a m o s . D e e s t a s , u n a s p e r t e n e c e n al b i e n c o r p o -
y s e ñ a r e s m i r a r s e c a d a u n o , s e g ú n l a b e l l a i d e a de
ral, y otras a lespiritual. P o r lo q u e t o c a al bien cor-
S a n A g u s t i n , c o m o u n o b i s p o , y trabajar c o n la soli- v e c h a r p a r a la g r a n d e o b r a d e su salvación las p e n a -
citud de un p a s t o r c e l o s o e n c o n d u c i r á D i o s sus hi- lidades de su servicio. D e b e n consolarse y animar-
jos y domésticos; por consiguiente, deben procurar se, s a b i e n d o q u e el c a m i n o d e l cielo, h a b l a n d o g e n e -
su instrucción e n l a d o c t r i n a cristiana, e n s e ñ á n d o s e - ralmente, está a u n m a s franco y fácil para ellos q u e
la y explicándosela con e l m o d o q u e alcancen, par- para sus amos, porque su estado de sirvientes condu-
t i c u l a r m e n t e e n l o s d i a s d e fiesta, e n l a s n o c h e s , e n c e á la h u m i l d a d , q u e es el c a m i n o m a s s e g u r o , y e l
la c u a r e s m a y en o t r o s t i e m p o s d e s o c u p a d o s ; p u e s en d e a m o s y s e ñ o r e s i n d u c e á la s o b e r b i a , q u e e s e l
n a d a p o d r á n o c u p a r l o s , n i m a s a g r a d a b l e á D i o s , ni m a s arriesgado. P e n e t r a d o s los criados de estas ver-
m a s p r o v e c h o s o á su familia. N o d e b e n permitir, en d a d e s , c u m p l i r á n fielmente s u s d e b e r e s , p o r q u e e n s u
c u a n t o les s e a p o s i b l e , q u e d e j e n d e asistir á los ser- d e s e m p e ñ o n o m i r a r á n tanto el servicio d e sus s e ñ o -
m o n e s y explicaciones d e la doctrina cristiana, q u e se res temporales, c o m o e l d e su S e ñ o r E t e r n o . U n
hagan, especialmente en s uparroquia, D e b e n cui- criado, u n a criada, u n doméstico poseído de estos
dar de q u e c u m p l a n c o n exactitud los mandamientos p r i n c i p i o s , s e r á fiel e n t o d o l o q u e m a n e j e , y e x a c t o
d e la ley d e D i o s y d e la s a n t a m a d r e Iglesia, e x h o r - e n el c u m p l i m i e n t o d e todos s u s c a r g o s .
tándoles á l a práctioa de l a piedad y las virtudes, P r o c u r a r á con diligencia, l a conservación y au-
d á n d o l e s e l l o s e l e j e m p l o . E n fin, d e b e n v e l a r s o - m e n t o d e los bienes puestos á s u cuidado, ó entrega-
bre su conducta con m u c h a solicitud, teniendo pre- d o s á su cultivo, y los c u s t o d i a r á c o m o si f u e r a n p r o -
sentes estas terribles palabras del Apóstol: Si alguno pios. T r a t a r á á sus a m o s c o n respeto, y les honra-
no cuida d e los suyos, y m a y o r m e n t e de los domésti- rá en su presencia y ausencia. Sufrirá con pacien-
c o s , h a n e g a d o l a ~fé, y e s p e o r q u e u n i n f i e l . cia s u c o n d i c i o n a u n q u e sea recia, ó se d e s p e d i r á sin
P. Y los criados con los amos cómo? desazón ni resentimiento, si no pudiere ó no quisiere
R. Como quien sirve á Dios en ellos. sufrirla. T a l será e l porte d e un sirviente que t e m a
A s í c o m o los a m o s y s e ñ o r e s tienen d e b e r e s q u e á D i o s y trate d e salvarse en s u estado. P o r eso es
c u m p l i r c o n r e s p e c t o á s u s criados y d o m é s t i c o s , así tan interesante á los amos y señores tomar criados
también los tienen éstos con respecto á sus a m o s y t e m e r o s o s de D i o s , y conservarlos e n este santo te-
s e ñ o r e s ; y si los c r i a d o s a y u d a n á vivir á los a m o s m o r c o n su b u e n a doctrina y e j e m p l o . Y n o se crea
c o n su trabajo y s u d o r , t a m b i é n los a m o s a y u d a n á que exigimos d e m a s i a d o á los criados en cuanto de-
vivir á los c r i a d o s c o n e l s u s t e n t o y el dinero. L o s j a m o s dicho, p o r q u e S a n P a b l o les m a n d a , en suma,
criados, pues, para cumplir sus obligaciones, no solo lo m i s m o . O b e d e c e d , les dice, á vuestros s e ñ o r e s
b i e n s i n o c o n m é r i t o , d e b e n p r o p o n e r s e e n el s e r v i - temporales, con temor, con respeto, y con sencillez
c i o d e s u s a m o s el s e r v i c i o d e s u D i o s . D e b e n a p r o - d e c o r a z o n , c o m o si f u e s e á J e s u c r i s t o . . . . y servid-
les con b u e n a voluntad, c o m o que servís á D i o s y n o P. Quién peca contra eso?
á los hombres. R. El que hiere, amenaza, injuria, ó á su ofensor
C o n c l u i r e m o s esta explicación l l a m a n d o l a aten- no perdona.
ción d e los padres, a m o s y s e ñ o r e s , á q u e c o n s i d e - E n este m a n d a m i e n t o no se prohibe matar anima-
ren que de ellos p e n d e n m u y particularmente las bue- les, c o m o e n s e ñ a b a n los h e r e g e s m a n i q u e o s , sino
n a s c o s t u m b r e s de las familias, d e los p u e b l o s y d e h o m b r e s . D i o s , q u e e s el ú n i c o a u t o r d e t o d a s las
los reinos. C u i d e cada u n o de su p e q u e ñ o r e b a ñ o ; vidas, n o s h a d a d o facultad p a r a quitarlas á los ani-
alumbre su entendimiento con la luz d e l a doctrina m a l e s , m a s n o á l o s h o m b r e s ; y así el q u e quita la vi-
cristiana; dirija su c o r a z o n por el c a m i n o d e l bien, c o n da á un h o m b r e , u s u r p a á D i o s su d e r e c h o , y c o m e -
la p e r s u a s i ó n y el b u e n e j e m p l o ; e n s e ñ e y p e r s u a d a t e u n g r a n d e l i t o q u e l l a m a m o s homicidio. S i n e m -
la virtud c o n s u s v i r t u d e s ; r e f r e n e s u s p a s i o n e s c o a b a r g o , l o s e n c a r g a d o s d e la c o n s e r v a c i ó n y el o r d e n
s u a u t o r i d a d ; corrija s u s e x t r a v í o s c o n el a m o r ó e l d e la s o c i e d a d , c o m o l o s e m p e r a d o r e s , r e y e s , p r í n c i -
castigo, y tendremos familias d e buenas costumbres; p e s y c u a l e s q u i e r a o t r o s q u e e j e r z a n e n ella la a u t o -
y c o m o de estas se f o r m a n los pueblos y los reinos, ridad s u p r e m a , p u e d e n , con arreglo á las leyes q u a
tendremos pueblos y reinos de buenas costumbres. la g o b i e r n a n , q u i t a r la v i d a á l o s q u e t u r b a n la t r a n -
E s t o q u e n o e s t á al a l c a n c e d e l o s q u e g o b i e r n a n l a quilidad, n o p o r q u e h a y a h o m b r e e n el m u n d o q u e
m u l t i t u d , l o e s t á al d e l o s p a d r e s , amos" y s e ñ o r e s , y tenga autoridad sobre la vida de otro hombre, sino
es su deber esencial. ¡Oh padres de familia, a m o s p o r q u e D i o s , q u e es el d u e ñ o , se las c o n c e d e en fa-
y señores! ¡Cuánto bien y cuánto mal podréis ha- v o r d e la s o c i e d a d , c u y a c o n s e r v a c i ó n l e s e s t á e n c a r -
c e r á los h o m b r e s , á los p u e b l o s y á los r e i n o s ! ¡ Q u é gada. E s t a autoridad no solo consta d e repetidos
p r e m i o tan c o l m a d o os espera, s i c u m p l í s bien c o n t e x t o s y p a s a g e s d e la S a g r a d a E s c r i t u r a , s i n o q u e l a
tan preciosos deberes! ¡Pero q u é castigos tan terri- d i c t a la m i s m a r a z ó n n a t u r a l ; p o r q u e s i s e c o r t a u n
b l e s si n o c u m p l í s c o n e l l o s ! m i e m b r o del cuerpo, una pierna, un brazo, por con-
s e r v a r el c u e r p o , c o n m a y o r r a z ó n d e b e c o r t a r s e u n
m i e m b r o d e la s o c i e d a d p o r c o n s e r v a r la s o c i e d a d .
QUINTO MANDAMIENTO. A s í v e m o s que t o d a s las n a c i o n e s del m u n d o h a n usa-
d o d e l a a u t o r i d a d d e p r i v a r d e l a v i d a al p a r t i c u l a r ,
p o r c o n s e r v a r la s o c i e d a d , q u e s e c o m p o n e d e multi-
P. Sobre el quinto mandamiento os pregunto: Qué tud d e particulares. D e a q u í es q u e los soldados,
veda a mas del no matar? como defensores de lasociedad, pueden, en guerra
R. No hacer á nadie mal en hecho, ni en dicho, ni justa, quitar la v i d a al e n e m i g o sin s e r culpables; p e -
aun en deseo. 24
les con b u e n a voluntad, c o m o que servís á D i o s y n o P. Quién peca contra eso?
á los hombres. R. El que hiere, amenaza, injuria, ó á su ofensor
C o n c l u i r e m o s esta explicación l l a m a n d o l a aten- no perdona.
ción d e los padres, a m o s y s e ñ o r e s , á q u e c o n s i d e - E n este m a n d a m i e n t o no se prohibe matar anima-
ren que de ellos p e n d e n m u y particularmente las bue- les, c o m o e n s e ñ a b a n los h e r e g e s m a n i q u e o s , sino
n a s c o s t u m b r e s de las familias, d e los p u e b l o s y d e h o m b r e s . D i o s , q u e e s el ú n i c o a u t o r d e t o d a s las
los reinos. C u i d e cada u n o de su p e q u e ñ o r e b a ñ o ; vidas, n o s h a d a d o facultad p a r a quitarlas á los ani-
alumbre su entendimiento con la luz d e l a doctrina m a l e s , m a s n o á l o s h o m b r e s ; y así el q u e quita la vi-
cristiana; dirija su c o r a z o n por el c a m i n o d e l bien, c o n da á un h o m b r e , u s u r p a á D i o s su d e r e c h o , y c o m e -
la p e r s u a s i ó n y el b u e n e j e m p l o ; e n s e ñ e y p e r s u a d a t e u n g r a n d e l i t o q u e l l a m a m o s homicidio. S i n e m -
la virtud c o n s u s v i r t u d e s ; r e f r e n e s u s p a s i o n e s c o n b a r g o , l o s e n c a r g a d o s d e l a c o n s e r v a c i ó n y el o r d e n
su autoridad; corrija sus extravíos con e l a m o r ó e l de lasociedad, c o m o los emperadores, reyes, prínci-
castigo, y tendremos familias d e buenas costumbres; p e s y cualesquiera otros q u e ejerzan e n ella l a auto-
y c o m o de estas se f o r m a n los pueblos y los reinos, ridad s u p r e m a , p u e d e n , con arreglo á las leyes q u e
tendremos pueblos y reinos de buenas costumbres. la g o b i e r n a n , q u i t a r l av i d a á los q u e t u r b a n l a tran-
E s t o q u e n o e s t á al a l c a n c e d e l o s q u e g o b i e r n a n l a quilidad, no porque haya hombre en e l mundo que
m u l t i t u d , l o e s t á al d e l o s p a d r e s , amos" y s e ñ o r e s , y tenga autoridad sobre la vida de otro hombre, sino
es su deber esencial. ¡Oh padres de familia, a m o s p o r q u e D i o s , q u e es e l d u e ñ o , s elas c o n c e d e en fa-
y señores! ¡Cuánto bien y cuánto mal podréis ha- vor de lasociedad, cuya conservación les está encar-
c e r á los h o m b r e s , á los p u e b l o s y á los r e i n o s ! ¡ Q u é gada. Esta autoridad no solo consta d e repetidos
p r e m i o tan c o l m a d o os espera, s i c u m p l í s bien c o n textos y pasages d e laSagrada Escritura, sino q u e l a
tan preciosos deberes! ¡Pero q u é castigos tan terri- dicta la misma razón natural; p o r q u e s ise corta u n
b l e s si n o c u m p l í s c o n e l l o s ! m i e m b r o del cuerpo, una pierna, un brazo, por con-
s e r v a r el c u e r p o , c o n m a y o r r a z ó n d e b e c o r t a r s e u n
miembro de lasociedad por conservar la sociedad.
QUINTO MANDAMIENTO. A s í v e m o s que t o d a s las n a c i o n e s del m u n d o h a n usa-
d o d e l a a u t o r i d a d d e p r i v a r d e l a v i d a al p a r t i c u l a r ,
p o r c o n s e r v a r la s o c i e d a d , q u e s e c o m p o n e d e multi-
P. Sobre el quinto mandamiento os pregunto: Q w á tud d e particulares. D e aquí es q u e los soldados,
veda á mas del no matar? como defensores de lasociedad, pueden, en guerra
R. No hacer á nadie mal en hecho, ni en dicho, ni justa, quitar la v i d a al e n e m i g o sin s e r culpables; p e -
aun en deseo. 24
ro se hacen reos de homicidio, si se la quitan por ne manos violentas en otro, ó le hiere, ó le da una
otra cualquiera causa que no sea el cumplimiento de bofetada, como Maleo á Jesucristo, le hace una inju-
su deber militar. T a m b i é n pueden quitar la vida al ria mayor ó menor, en proporcion, no solo á la ma-
que ha sido sentenciado por el tribunal de guerra a yor ó menor herida ó golpe, sino también á la perso-
ser pasado por las armas, así como los ejecutores de na que lo da y á la que lo recibe; porque es induda-
la iusticia pueden ahorcar ó dar garrote a los que ble que un joven que da un golpe á un anciano, un
han =ido condenados por el tribunal de justicia a es- hijo que amaga á su padre, hace mayor injuria que si
tos géneros de muerte; pero unos y otros deben pro- fuera á otras personas de menos consideración. E l
curar que sea lo menos trabajosa posible. Finalmen- que da golpes que pueden ser de muerte, como pa-
te puede un particular quitar la vida á otro particu- los, pedradas, puñaladas ú otros semejantes, cuyas
lar en defensa justa de la vida propia, mas esto ha heridas no pueden ir medidas, es reo de homicidio
de ser cuando no baya otro medio de conservarla; delante de Dios, aunque no se siga la muerte, por el
porque si basta huir, detener el golpe ó herir, esto se peligro de matar en que se pone. L o s que apuestan
ha de hacer, y nada mas. ^ . á comer ó beber, á levantar ó llevar mayor peso; los
que se entregan á excesos que estragan su naturale-
Suicidio. Quitarse el hombre la vida a si mismo,
za; los que la hacen enfermiza con sus golocinas y
es un crimen mayor que quitarla á otro; porque sobre
desarreglo, todos estos y otros á este modo quebran-
destruir una vida que no es suya, obra contra la can-
tan este^ precepto, que manda conservar la salud y la
dad propia, que pide conservarla con preferencia a la vida. También le quebrantan los que desafian y los
del prójimo, á quien puede matar por defenderla. E s - que aceptan el desafio; pero este punto pide alguna
te crimen se llama suicidio ó muerte de sí mismo, y es explicación.
el último y mas horrible hijo de la desesperación. E s
un monstruo que devora al mismo que lo engendra. Desafio. P o r desafio no entendemos aquí cual-
E l suicidio es un crimen espantoso que estremece a quiera incitación á probar las fuerzas, el valor ó la
todo hombre que le contempla detenidamente. E s destreza, porque esto regularmente no es pecado: en-
un crimen que á la atrocidad de la muerte, une los tendemos una provocacion á golpearse, herirse ó ma-
tormentos del infierno, porque el suicida muere per- tarse; y á la contienda ó pelea que resulta de esta
petrando este crimen. P o r eso la Iglesia trata a los provocacion, llamamos duelo. Tanto el desafio co-
suicidas como reprobos, y les mega la sepultura. mo el duelo, están prohibidos en este precepto. Cuan-
Herida y <rolpe. E n este mandamiento esta pro- do el duelo se sigue inmediatamente al desafio, se
hibido, no solo matar á otros ó á sí mismo, sino tam- llama comunmente riña; pero cuando no se sigue in-
bién herir á otros ó á sí mismo. Un hombre que po- mediatamente, sino que se designa dia, hora y sitio
para él, se llama duelo de aplazamiento: este duelo aun suponiendo que padeciese su honor, que sin du-
bárbaro, que aprendió la Europa de las »aciones del da no padece, e s una verdad sin disputa que no se
Norte, es el que ha obligado á los príncipes y a la puede quitar la vida agena ni perder la propia por
Iglesia á dictar severas penas para desterrarle. Jim causa del honor, que es menor bien que la vida; y
E s p a ñ a , cuyas leyes sobre desafios están vigentes en- en segundo lugar, es necesario no dejarse deslum-
tre nosotros, el que desafia ó provoca el duelo, el que hrar de las palabras. No hay cosa mas común que
lo admite y los que intervienen en él, quedan mla- protestar honor donde realmente no lo hay. E l ver-
mes de hecho y sujetos á perder sus bienes; y los dadero honor consiste esencialmente en la virtud, y
que se pelean y se baten, sean militares ó paisanos, donde no hay virtud, no hay honor. ¿Y podrá ha-
incurren en pena de muerte. Suplicaron á Gustavo ber virtud en el duelo? ¿Podrá ser una acción vir-
Adolfo dos de sus generales que les permitiese un tuosa exponerse á perder la vida, ó privar de ella á
d e s a f i o sobre sus mutuas querellas. E l rey aparen- su prójimo, sin autoridad de Dios, dueño único de
tó convenir en ello; pero hizo llamar al verdugo, y todas las vidas? ¿Quién dirá que es una acción vir-
cuando ya tenian desenvainadas las espadas, Jes di- tuosa privar por autoridad propia á los hijos de su pa-
io- Batios, mas sabed que al momento que uno cai- dre, á los padres de su hijo, á la esposa de su espo-
ca muerto, este verdugo cortará en mi presencia la so, á la patria de un ciudadano, y á la sociedad de
cabeza al que quede vivo. H e aquí lo que merece un miembro? ¿Quién tendrá por virtuosa una ac-
el duelo, y á lo que no quisieron exponerse los dos ción reprobada por todos los sábios, castigada por
valientes que lo pedian. L a Iglesia por su parte lia todos los gobiernos que no son bárbaros, y detesta-
decretado en muchos concilios penas ternbles contra da de mil modos por la Iglesia? Desengáñense los
los duelistas; y últimamente en el de T r e n t o exco- cristianos, especialmente los caballeros militares. E l
mulga y maldice, no solo á los que se baten, sino verdadero honor no consiste en la estimación de los
también á los que cooperan al duelo, mandando, acón- necios, S Í D O en el aprecio de los prudentes y sábios,
seiando ó consintiendo en él; á los que conceden el y es bien cierto que ninguno de éstos dejará de ala-
sitio para el duelo, y á los que lo presencian. bar al que rehusa el dasafio, y vituperar y mirar co-
mo un criminal al que lo acepta. A un cristiano, por
A pesar de tan rigurosas penas, un falso pundo-
mas pundonoroso que sea, le basta contestar, cuando
nor ha querido sostener la licitud de los duelos, es-
Bea retado ó provocado: Yo no acepto el desafio, por-
pecialmente entre la tropa. Si un militar, dicen, re-
que soy cristiano, fiel hijo de la Iglesia, ciudadano
husa el desafio, y aun si no desafia en ciertos casos,
obediente y sometido á las leyes de la patria, y so-
quedará infamado, pasará por un cobarde y sera ei
bre todo, á las de Dios; y Dios, la Iglesia y la patria
desprecio de sus camaradas. P e r o en primer lugar,
me l o p r o h i b e n . E l v e r d a d e r o v a l o r n o c o n s i s t e en i n d i r e c t o ; y e s t e e r a el q u e c o m e t i a n los h i j o s d e H e -
v e n c e r á los h o m b r e s , sino en v e n c e r s e á s í mismo. 15, d a n d o m o t i v o a l p u e b l o d e I s r a e l c o n s u s m a l o s
D a v i d n o m o s t r ó t a n t o v a l o r c u a n d o d e r r i b ó a l gi- d i c h o s y h e c h o s , p a r a q u e d e j a s e n d e c u m p l i r la l e y
gante Goliad, c o m o cuando dejó seguir durmiendo á d e los sacrificios.
S a ú l s u p e r s e g u i d o r , t e n i é n d o l e b a j o e l filo d e s u e s - E l e s c á n d a l o e s u n p e c a d o m u y g e n e r a l , p o r q u e si
pada. Desafiar es d e h o m b r e s soberbios y faltos de es cierto q u e hay muchos que no escandalizan direc-
razones; aceptar es de cobardes que no s e vencen á t a m e n t e incitando á pecar, también lo es q u e h a y p o -
sí m i s m o s ; y e n t r a r e n el d u e l o es d e b á r b a r o s . R e c - cos que no escandalicen indirectamente d a n d o moti-
tifiqúense las ideas del v e r d a d e r o honor y valor, y vo á pecar. P a r a convencernos d e esta verdad, bas-
caerán los desafios y los duelos. tará saber que elescándalo e s como inseparable de
P. Hay ademas de esto otras maneras de matar? todo p e c a d o q u e s emanifiesta. L a razón es, por-
R. Sí hay, escandalizando, ó no ayudando al gra- q u e p i n t á n d o s e e l p e c a d o en la i m a g i n a c i ó n del q u e
vemente necesitado. le v e , o y e ó a d v i e r t e , d i s p o n e s u c o r a z o n á c o m e t e r -
L a p a l a b r a escándalo, s i g n i f i c a tropiezo, y e f e c t i v a - le, y a p o r l ainclinación que t e n e m o s á imitar, y y a
m e n t e lo es; p o r q u e así c o m o las p i e d r a s e n los ca- por nuestra propensión á pecar. D e aquí s e sigue
minos del mundo, exponen al cuerpo á tropezar y q u e no solo e s c a n d a l i z a n los q u e incitan á pecar, p o r
c a e r e n t i e r r a , a s í e l e s c á n d a l o e n el c a m i n o d e l c i e - e j e m p l o , á h a c e r un h u r t o , á j u r a r falso, á j u g a r c o n
lo, e x p o n e al a l m a á t r o p e z a r y c a e r e n p e c a d o . E s - exceso, á embriagarse, á cometer una deshonestidad,
t o e s el e s c á n d a l o e n c u a n t o al h o m b r e , p e r o e n c u a n - á tomar una venganza, ó á cualquiera otro pecado;
to á su esencia, es u n dicho ó u n h e c h o q u e d a a l s m o t a m b i é n los q u e , sin incitar á p e c a r , d a n con sus
prójimo ocasion para que caiga en pecado. L o s pen- p e c a d o s motivo para pecar, c o m o los maldicientes,
samientos y deseos no pueden dar escándalo, porque juradores, blasfemos, deshonestos y cualquiera otros,
n o p u e d e n v e r s e ni oirse. E l e s c á n d a l o p u e d e ser que con sus malos ejemplos enseñan ó mueven á pe-
directo ó indirecto. I n c i t a r a l p r ó j i m o á p e c a r , s e a car; y no solamente éstos, sino también aquellos que
invitándole, ó r o g á n d o l e , ó persuadiéndole, ó de otro con su omision y descuido dan motivo para pecar, s
c u a l q u i e r a m o d o , e s u n e s c á n d a l o d i r e c t o . T a l fué. por decirlo mejor, dan facultad para pecar, c o m o los
el q u e c o m e t i ó e l i n c e s t u o s o A m n o n , r o g a n d o , p e r - padres, párrocos, autoridades y demás superiores que
suadiendo y oprimiendo á la desgraciada Tamar. no velan, c o m o deben, sobre su familia, rebaño, pue-
D a r motivo alprójimo para pecar con algún dicho ó blo é imperio; que n o instruyen, exhortan, corrigen
hecho malo, ó que tenga apariencia d e malo, pero y castigan c o m o están obligados.
sin incitarle, rogarle n i p e r s u a d i r l e , es un e s c á n d a l o E l e s c á n d a l o n o es solo un p e c a d o general, del que
" l o s ; pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el
ge libran pocos, sino también un segundo pecado ori- "escándalo! Mas le valdría que le ajustasen al c u e -
ginal, que propagándose de generación en genera- "11o una piedra de molino, y le arrojasen al mar, que
ción y de siglo en siglo, perpetúa en el mundo iaa "escandalizar al menor de los que creen en mí. Si
malas costumbres. ¿Quién enseñó á maldecir, ju- "tu mano ó tu pié te escandaliza, córtale y arrójale
rar, blasfemar y hablar deshonestamente á la genera- " d e tí, porque mas te valdrá entrar en la vida eterna
ción presente? L a generación pasada. ¿Quién en- " m a n c o ó cojo, que teniendo dos piés ó dos mano3,
señará á la generación venidera? L a generación pre- " s e r arrojado al fuego eterno; y si tu ojo te escanda-
sente. ¿Quién enseña en el dia un lenguaje torpe, l i z a , arráncale y arrójale de tí, porque te será me-
asqueroso é infame á la inocente niñez? ¿Quién e x - •'jor entrar en la vida eterna con solo un ojo, que te-
travia y corrompe la preciosa juventud que va a po- j i e n d o dos, ser arrojado al infierno.
blar el universo? L o s escandalosos que ahora le pue-
E l escándalo es muy difícil de remediar, y á ve-
blan. E l escándalo 110 se acaba con la muerte del
ces irremediable. E l que enseñó á pecar á un niño,
escandaloso; es como la peste, que no cesa con la
á un joven, á una doncella, ¿cómo borrará esta lec-
muerte del apestado. M u c h o s siglos van pasados
ción funesta? E l que blasfemó ó habló torpe ó im-
despues que murieron Simón Mago, Focio, L u t e r o y
píamente, ¿cómo borrará la mala impresión que cau-
Calvino, y aun duran las simonías, los cismas y las
só eiTel ánimo de los oyentes? E l que compuso un
h e r e j í a s , á las que ellos dieron principio, y de las
cantar, una tonada, una comedia, un entremes, un
que fueron las cabezas detestables. D e aquí infieren
sainete, unas coplas, unas p o e s í a s . . . equívocas, pi-
varios autores, que seguirán aumentándose los tor-
cantes, obscenas, impías. . . todos estos ¿cómo po-
mentos de los escandalosos en el infierno, todo el
drán contener los escándalos que causarán por todas
tiempo que sus escándalos sigan aumentando los pe-
partes? P o d r á y deberá el que enseñó á pecar, de-
cados sobre la tierra. testar su culpa, verse con la persona ó personas á
E l escándalo, cuando i n d u c e á pecado mortal, no quienes escandalizó, y suplicarlas que perdonen su
se puede dudar que es un pecado muy grande, por- mal ejemplo y no le sigan, ¿y cuánto no le costará
que mata el alma. ¿Y qué cosa mas cruel y crimi- dar estos pasos? P e r o ¿bastarán ellos para reparar
nal que hacer el oficio del diablo, á quien la Sagra- el escándalo? P o d r á y deberá el que incitó, acon-
da Escritura llama matador de las almas? 1 or esto sejó ó mandó cometer el pecado, procurar que no se
no es de admirar que el R e d e n t o r de las almas se ex- cometa ó que no se repita, ¿pero esto será suficiente?
plicase tan sentido é indignado contra los escándalos P o d r á y deberá el que dió al público un mal escrito
y los escandalosos. " ¡ A y d e l m u n d o P o r l o s e * c a n ü í i m ó un mal libro, quemar los ejemplares que no se ha-
«los! exclamaba. Necesario es que vengan escanda-
t
y a n d e r r a m a d o ; p e r o ¿ c ó m o r e c o g e r á los que han gestos, risas C u a n d o laburla se dirige á corre-
entrado en circulación? P o d r á ( ó acaso no podrá) gir a l g ú n defecto, n o es p e c a d o si s e usa c o n p r u d e n -
p u b l i c a r otro escrito en que deteste las m a l a s doctri- cia, p o r q u e el ridículo c o n s i g u e m u c h a s v e c e s lo q u e
nas del p r i m e r o ; p e r o ¿llegará á las m i s m a s m a n o s ? n o l o g r a n las r a z o n e s . T a m p o c o lo es c u a n d o s e
Y aun cuando llegase, que es como imposible, ¿ s e usa por recreación entre amigos ó personas á quie-
o l v i d a r á p o r e s o lo m a l o q u e s e a p r e n d i ó , s i e n d o n u e s - n e s se trata c o n satisfacción, y e n estos casos, la b u r -
tra m e m o r i a tan p r o p e n s a á a p r e n d e r lo m a l o , y tan l a s e l l a m a chanza y p e r t e n e c e á l a d i v e r s i ó n ; p e r o
t e n a z en retenerlo? D e s e n g a ñ é m o n o s , cristianos, el
advierten los moralistas q u e este m o d o de divertirse
escándalo apenas e s remediable. Sin embargo, el
escandaloso, d e s p u e s de aplicar los remedios parti- es peligroso, p o r q u e s u c e d e c o n f r e c u e n c i a que las
culares, tiene para su consuelo u n remedio general c h a n z a s p a s a n á ser veras, y si h a y m u c h a s p e r s o n a s
c o n q u e suplir lo q u e aquellos no alcanzan á r e m e - que gustan de burlarse, hay pocas que gusten de ser
diar. b u r l a d a s . C u a n d o la b u r l a r e c a e s o b r e d e f e c t o s l e -
ves, es p e c a d o venial, pero si recae sobre defectos
E s t e remedio e s una vida virtuosa. C o n la pie- graves, es pecado mortal, tanto mas grave, cuanto sea
d a d r e p a r a r á s u s i m p i e d a d e s , c o n la religión s u s blas- m a y o r la veneración y respeto que se d e b e á la per-
f e m i a s , c o n la m o d e s t i a s u s d e s e n v o l t u r a s , c o n la cas- s o n a burlada. P o r consiguiente, burlarse d e los p a -
t i d a d s u s i m p u r e z a s , c o n el l e n g u a j e l i m p i o y h o n e s - dres, ancianos, autoridades y personas constituidas
to s u l e n g u a j e s u c i o y t o r p e , c o n la m o d e r a c i ó n cris- en dignidad ó consagradas á Dios, es un gran peca-
tiana su lujo p a g a n o ; en s u m á , su virtud r e p a r a r á sus do, c o m o l o p r u e b a n los pasages de Noé* Elíseo, y
escándalos tanto mejor, cuanto s e practique en los otros m u c h o s . L o es m u y g r a n d e b u r l a r s e d e la m a -
p u e b l o s e n q u e se causaron. A s í lo hicieron u n D a - g e s t a d h u m a n a , c o m o lo f u é el d e S e m e í , q u e s e b u r -
vid en Israel, una Magdalena e n Jerusalen, un P e - ló d e l r e y D a v i d ; y lo e s g r a n d í s i m o b u r l a r s e d e l a
d r o en el pretorio, y u n P a b l o e n la Iglesia. A s í lo m a g e s t a d divina, c o m o l o f u é e l d e los j u d í o s , q u e
han h e c h o todas las almas q u e han d e s e a d o de veras s e b u r l a r o n d e la m a g e s t a d d e J e s u c r i s t o .
b o r r a r s u s e s c á n d a l o s , y así lo d e b e n h a c e r t o d o s los Maldición. E s u n d i c h o q u e m a n i f i e s t a d e s e o d e
escandalosos q u e quieran remediar los suyos. mal á s ímismo, c o m o maldecir su propia alma; óa l
Irrisión, N o e s o t r a c o s a q u e u n a burla q u e s e p r ó j i m o , c o m o maldecirle con ira; y está prohibida
hace del prójimo para avergonzarle, y está prohibida en este mandamiento, porque se dirige principalmen-
en este m a n d a m i e n t o , p o r q u e ofende directamente á te c o n t r a las p e r s o n a s . L a maldición es p e c a d o m o r -
las p e r s o n a s . P u e d e h a c e r s e con palabras, c o n chis- tal p o r s u n a t u r a l e z a , y p o d r á s e r venial, ó p o r falta
tes satíricos, dichos irónicos ó con obras, como d e deliberación, ó p o r ser leve el m a l q u e s e d e s e a
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6 porque no se dice con ánimo de que le venga. En la
las viñas, los sembrados, con deseo de que no lleven
ley antigua tenian pena de muerte los que maldecían á
frutos, porque es desear mal á los dueños.
sus padres; y en la nueva, no solo éstos, sino todos los
P a r a escarmiento de los maldicientes, especial-
que maldicen gravemente, están excluidos del reino
mente de los padres que maldicen á sus hijos, y da
de los cielos. No osengañeis, dice San Pablo, ni los
los hijos que provocan la ira de sus padres, referiré
fornicarios, ni los idólatras, ni los afeminados, ni los
en compendio lo que escribe San Agustin en su tra-
sodomistas, ni los borrachos, ni los ladrones, ni los mal-
tado de la ciudad de Dios, y en el sermón trescien-
dicientes, ni los rateros poseerán el reino de Dios; y
tos veintidós. Dice el Santo: que en la ciudad de
adviértase de paso la lista de pecadores en que inclu-
Cesarea de Capadocia, hubo una viuda de clase prin-
y e el apóstol á los maldicientes. L a maldición es
cipal, que tenia siete hijos y tres hijas. Irritada un
tanto mas grave, cuanto es mayor el mal ó número
dia contra ellos, porque habiéndola injuriado el ma-
d e males que se desean, y cuanto son mas las perso-
yor, no la habian dpfendido los demás, maldijo á to-
nas á quienes se desean, ó mas dignas de respeto.
dos, y todos desde aquel momento quedaron trému-
P o r eso en la confesion no solo se ha de declarar el
l o s / a p o d e r á n d o s e de todos sus miembros un temblor
número de las maldiciones graves, sino también el
tan espantoso, que no pudiendo sufrir su inquietud
número y clase de personas maldecidas, y de los ma-
ni su oprobio en una ciudad donde eran tan conoci-
les deseados. ¡Qué laberinto para los maldicientes
dos, se huyeron de ella, y vagaron errantes por todo
de costumbre! L a maldición, cuando se dirige á las
el imperio romano, sin hallar momento de reposo.
criaturas irracionales, no es pecado, porque éstas no
Paulo y Paladia pasaron al Africa, y fueron á parar
son capaces de perjuicio ni de injuria. J o b maldijo
á. la ciudad de Hypona, donde era obispo el mismo
el día de su nacimiento y la noche de su concepción,
San Agustin, que lo escribe. El los vió y conoció
por la culpa original y las innumerables miserias que
trémulos; presenció con todo su pueblo el prodigio
contrajo; y David maldijo los montes de Gelboe, por
de su curación, por la intercesión del protomártir
haber perecido en ellos el rey Saúl, su amigo J o n a -
San Estéban; los trató despues de sano?, y nos refie-
tas y los mas esclarecidos de Israel; sin embargo, lo
re esta maravillosa curación* extensa y circunstancia-
será si contribuye á formar ó sostener la costumbre
damente en el libro citado, d o n d e ninguno podrá leer-
de maldecir, ó si causa escándalo; y si se maldice á
la sin sentirse enternecido y ocupado de las alaban-
las criaturas irracionales, como obras de las manos
zas de Dios. Ignoramos el paradero d e j o s demás
del S e ñ o r , es una blasfemia. También será una cul-
hermanos, pero sabemos que la maldiciente y des-
pa si se maldicen por deseo de que no sean útiles ¿
venturada madre, al ver los terribles efectos que su
su dueño, como maldecir los ganados, los árboles,
maldición habia c a u s a d o en todos sus hijos, ce entre- no: J e s ú s , D i o s m í o , D i o s e t e r n o , s a n t o s c i e l o s , J e -
gó á l a d e s e s p e r a c i ó n y s e a h o r c ó . sús M a r í a y J o s é , D i o s m e a y u d e , D i o s m e a m p a r e ,
T i e m b l e n los p a d r e s de familia y t o d o s los maldi- Dios m e dé paciencia, ángel mió, santo mió y si
cientes, a lver e n este s u c e s o los terribles efectos da á pesar de estas cristianas expresiones ú otras seme-
las maldiciones; destiérrense para s i e m p r e las maldi- jantes, se e s c a p a s e a l g u n a m a l d i c i ó n , e n t o n c e s la li-
c i o n e s d e s u s l a b i o s y s u s c a s a s . N o s e fien e n e s a m o s n a de un real, y a u n d e un cuarto por cada mal-
e x c u s a c o m ú n d e q u e n o las e c h a n c o n intención, por- dición, será acaso e l r e m e d i o mas eficaz, a u n q u e n o
q u e la ira e m b r i a g a c o m o el v i n o , y e n s e m e j a n t e es- tan noble ni tan cristiano. L a s palabras d e J o b e n
t a d o , ni ellos m i s m o s s a b e n si l a s e c h a n c o n i n t e n c i ó n . su e x t r e m a c a l a m i d a d , d e b e n s e r u n e s p e j o e n q u e s e
m i r e n los maldicientes. P e r d i d o s t o d o s sus bienes
T a m p o c o d e b e n fiarse e n q u e d e s p u e s d e h a b e r m a l -
e n un m o m e n t o , y m u e r t o s en otro sus siete hijos y
decido no quieren que c o m p r e n d a su maldición, por-
t r e s h i j a s b a j o e l p e s o d e la c a s a e n q u e e s t a b a n r e -
que acaso querian c u a n d o maldijeron, y n o es lo mis-
unidos, cuando recibió amontonadas estas noticias
m o maldecir con mal deseo, que perseverar en e l terribles, se postró e n tierra, adoró a l S e ñ o r , y dijo:
deseo malo. Ni se excusen con l acostumbre, por- desnudo salí del SCÍLO de mi madre, y desnudo vol-
q u e n o h a y e x c u s a m a s falsa. D e c i r q u e n o p u e d e n veré allá. El Señor me lo dió, él me lo quitó; como
dejar de ser maldicientes por l a costumbre, es una agradó al Señor así se ha hecho; sea el nombre de
falsedad que desmienten s u corazon y sus hechos. Dios bendito. P e r o s o b r e t o d o , d e b e n t e n e r p r e s e n -
L a s personas mas maldicientes han vencido su mala te que Jesucristo j a m a s maldijo á los q u e l e malde-
costumbre y cesado enteramente de sus maldiciones, c í a n ; q u e p i d i ó p o r los m i s m o s q u e le c r u c i f i c a b a n , y
luego que han m u d a d o de vida y se han entregado á q u e nos encargó q u e b e n d i g a m o s aun á los q u e n o i
la virtud. Q u i e r a n d e veras n o maldecir, y lo conse- maldicen.
g u i r á n ; f o r m e n r e s o l u c i o n e s v i v a s y firrr.es; s u s t i t u y a n
l a p a l a b r a d e bendito á l a d e maldito, p u e s t o q u e c o n s -
tan d e fas m i s m a s letras y se tarda e l m i s m o t i e m p o
e n pronunciarlas; t o m e n en sus labios los d u l c e s n o m - SEXTO MANDAMIENTO.
b r e s d e Jesús y d e María, e n v e z d e l o s a m a r g o s d e
diablo y d e demonio; t r a b a j e n e n s u j e t a r s u c ó l e r a y
r e f r e n a r su ira; p i d a n á D i o s paciencia y gracia para P. Sobre el sexto mandamiento, os pregunto: quién
vencerse á sí mismos; procuren no hablar mientras es el que le guarda enteramente?
q u e h i e r v e la s a n g r e ; y s i h a y q u e d a r a l g ú n d e s a h o - R. El que es casto en palabras, obras y pensa-
g o a lcorazon, he a q u í e l que es p r o p i o d e u n cristia- mientos.
jfcfc» .
maldición habia causado en todos sus hijos, ce entre- no: J e s ú s , Dios mío, Dios eterno, santo3 cielos, J e -
gó á la desesperación y se ahorcó. sús María y J o s é , D i o s me ayude, Dios me ampare,
Tiemblen los padres de familia y todos los maldi- Dios me dé paciencia, ángel mió, santo mió y si
cientes, al ver en este suceso los terribles efectos da á pesar de estas cristianas expresiones ú otras seme-
las maldiciones; destiérrense para siempre las maldi- jantes, se escapase alguna maldición, entonces la li-
ciones de sus labios y sus casas. No se fien en esa mosna de un real, y aun de un cuarto por cada mal-
excusa común de que no las echan con intención, por- dición, será acaso e l remedio mas eficaz, aunque no
que la ira embriaga como el vino, y en semejante es- tan noble ni tan cristiano. L a s palabras de J o b en
su extrema calamidad, deben ser un espejo en que se
tado, ni ellos mismos saben si las echan con intención.
miren los maldicientes. Perdidos todos sus bienes
T a m p o c o deben fiarse en que despues de haber mal-
en un momento, y muertos en otro sus siete hijos y
decido no quieren que comprenda su maldición, por-
tres hijas bajo el peso de la casa en que estaban re-
que acaso querian cuando maldijeron, y no es lo mis-
unidos, cuando recibió amontonadas estas noticias
m o maldecir con mal deseo, que perseverar en el
terribles, se postró en tierra, adoró al S e ñ o r , y dijo:
deseo malo. Ni se excusen con la costumbre, por- desnudo salí del SCÍLO de mi madre, y desnudo vol-
que no hay excusa mas falsa. Decir que no pueden veré allá. El Señor me lo dió, él me lo quitó; como
dejar de ser maldicientes por la costumbre, es una agradó al Señor así se ha hecho; sea el nombre de
falsedad que desmienten su corazon y sus hechos. Dios bendito. P e r o sobre todo, deben tener presen-
L a s personas mas maldicientes han vencido su mala te que Jesucristo j a m a s maldijo á los que le malde-
costumbre y cesado enteramente de sus maldiciones, cían; que pidió por los mismos que le crucificaban, y
luego que han m u d a d o de vida y se han entregado á que nos encargó que bendigamos aun á los que noi
la virtud. Quieran d e veras no maldecir, y lo conse- maldicen.
guirán; formen resoluciones vivas y firmes; sustituyan
la palabra de bendito á la de maldito, puesto que cons-
tan de fas mismas letras y se tarda el mismo tiempo
en pronunciarlas; tomen en sus labios los dulces nom- SEXTO MANDAMIENTO.
bres de Jesús y de María, en vez de los amargos de
diablo y de demonio; trabajen en sujetar su cólera y
refrenar su ira; pidan á Dios paciencia y gracia para P. Sobre el sexto mandamiento, os pregunto: quién
vencerse á sí mismos; procuren no hablar mientras es el que le guarda enteramente?
que hierve la sangre; y si hay que dar algún desaho- R. El que es casto en palabras, obras y pensa-
go al corazon, he aquí el que es propio de un cristia- mientos.
jfcfc» .
L a cantidad consiste en el propósito de abstenerse damiento, al cual d e b e entenderse que asociamos el
perpetuamente de toda delectación impura, y se cum- noveno, para la exposición, con la diferencia de que
ple con lo efectivo de esta abstinencia en obras, pa- en éste entienden los teólogos, que se vedan los pe-
labras y pensamientos; para cuyo logro es indispen- cados de pensamientos, deseos y delectaciones pura-
sable que la acompañen el pudor, el recato, la mo- mente internas; y los de obra y palabra en el sexto.
destia y guarda de sentidos; pues sin estas defensas, Los gentiles, n o contando con otra felicidad que
es como imposible libertarse enteramente del veneno la de esta vida, n a d a se prohibian en materia de im-
de la impureza. La castidad es una virtud excelen- pureza; ni obras, ni palabras, ni pensamientos, ni de-
tísima; procede de la máxima y cardinal virtud de la seos. Los judíos, siguiendo la letra que mata, co-
templanza, y podemos decir que es su bija predilecta. mo dice San Pablo, se prohibian las obras y palabras
Nadie puede dudar que la castidad, y el divino deshonestas; pero se permitían los pensamientos y
mandamiento que nos obliga á guardarla, han sido deseos.
d e todos los tiempos y obligado á todos los hombres, Mas los cristianos, guiados por el espíritu que vi-
aunque en diversos grados, pues distinguiéndose en vifica, como dice el mismo San Pablo, se prohiben,
conyugal, vidual y virginal, necesariamente ha de ser no solo las palabras y obras deshonestas, sino tam-
el un grado de mayor austeridad y perfección que el bién los pensamientos y deseós; ya porque así lo pi-
otro; pero sin embargo, podemos decir que es la vir- de la ley natural, y ya porque así lo exige la ley evan-
tud propia del cristianismo, ya porque en él toda la gélica, que es espiritual y manda en los pensamien-
moral se tiene y observa con mucha mayor perfec- tos y deseos del espíritu. Así lo declaró el mismo
ción que en la ley natural y en la escrita, ya porque Jesucristo en varias ocasiones. Habéis oido, predi-
con respecto á la virginidad guardada por estado y caba en una de ellas, que se dijo á los antiguos: No
consagrada á Dios, ciertamente es la presea, el es- cometerás adulterio. Pues yo os digo, que todo aquel
malte y la gala de la ley nueva. Siendo esto así, co- que mirare á una muger con nial deseo, ya adulteró en
mo realmente lo es, no hay que admirar en que, so- su corazon.
b r e la delioadeza que de suyo tiene la castidad para Este mandamiento es m u y delicado, porque es el
guardarse de modo que no se peque, la tenga mucho custodio de la pureza, y ésta no puede tocarse sin
mayor en la ley de gracia para guardarse con tal es- quedar manchada. E s decir, que este mandamiento
mero, que no sufra ni un leve aliento que la empañe; es tal, que no admite parvedad de materia; que todo3
quiere decir, que no se demerite ni desdiga de los pecados que se cometen contra él, son de suyo
la perfección propia de aquella divina ley. Pero mortales, y que solo p u e d e n ser veniales, ó por falta
contraigámonos ya á la explicación de este man- de advertencia suficiente d e parte del entendimiento, 6
p o r falta d e c o n s e n t i m i e n t o d e l i b e r a d o d e p a r t e d e la P a r a l a moral resulta d e aquí una ventaja d e gran
v o l u n t a d . L a i m p u r e z a n o solo se o p o n e á la r a z ó n na- t a m a ñ o ; p u e s a u n q u e la m e m o r i a traiga r e c u e r d o s d e
t u r a l , s i n o t a m b i é n , y m u y p a r t i c u l a r m e n t e , á la c u a - objetos p e c a m i n o s o s , y e l entendimiento los perciba
lidad de cristiano, con cuya vocacion es incompati- y f o r m e d e e l l o s i d e a s y c o n c e p t o s , n o p o r e s o la v o -
b l e . N o o s h a l l a m a d o D i o s p a r a la i n m u n d i c i a , d e - luntad es forzada á abrazarlos; y puede negar su com-
c í a S a n P a b l o á l o s p r i m e r o s c r i s t i a n o s , s i n o p a r a la p l a c e n c i a y c o n s e n t i m i e n t o , c o n lo q u e se evita el p e -
santificación. L a voluntad de D i o s es q u e seáis pu- c a d o ; p o r q u e é s t e s i e m p r e e s o b r a d e la v o l u n t a d , y
r o s , q u e o s a b s t e n g á i s d e l a fornicación, y q u e c a d a no prestándose lavoluntad, no hay pecado. P o r eso
u n o de vosotros posea su cuerpo en honor y santidad, p u e d e suceder q u e a u n q u e en lamente haya tenta-
y n o en pasión d e ignominia, c o m o los gentiles, que ciones y malos p e n s a m i e n t o s , n o se peque, s i e m p r e
n o conocen á Dios. ¿Ignoráis acaso que sois tem- q u e la v o l u n t a d l o s r e s i s t a y p r o c u r e d e s e c h a r l o s . Y
p l o d e D i o s , y q u e el E s p í r i t u S a n t o h a b i t a e n v o s o - no solo no pecará, sino que aun merecerá delante de
t r o s ? S i a l g u n o , p u e s , m a n c h a r e el t e m p l o d e D i o s , D i o s , el q u e , á m a s d e d e s e c h a r el p e n s a m i e n t o m a -
D i o s l edestruirá, p o r q u e el t e m p l o d e D i o s , q u e sois lo, quita la o c a s i o n d e t e n e r l o ó d e cometer e l p e c a -
vosotros, es santo. do; p o r q u e e n t o n c e s s e ve u n a voluntad tan d e c i d i d a
P. Peca en los malos pensamientos quien procura á conservarse e n gracia y caridad de Dios, que qui-
desecharlos? ta a u n las p r i m e r a s c a u s a s ó principios d e la tenta-
R. No, antes merece, si junto con esto quita las ción. E s verdad q u e no es obligación bajo pecado gra-
ocasiones. ve quitar, m a s q u e las ocasiones próximas, y que el
C o m o el a l m a del h o m b r e es u n a i m a g e n d e la di- quitar las r e m o t a s e n m a s ó m e n o s n ú m e r o , m a s ó
vinidad, se ven e n ella perfecciones q u e encantan. m e n o s grado, es voluntario; pero puntualmente en eso
U n a d e e l l a s e s la s o b e r a n í a d e s u s p o t e n c i a s , las q u a e s t á el m é r i t o , p u e s e s t o n o s e c o n s i g n e s i n o d á n d o -
e m i t e n sus actos c o n tal libertad é i n d e p e n d e n c i a , que s e m a s á la m o d e s t i a , á l a m o r t i f i c a c i ó n d e l o s s e n t i -
n o p u e d e n ser coactadas por potencia alguna criada. dos, al retiro, al silencio, á l a oracion & c . P o r
A u n entre sím i s m a s las potencias del alma se en- ocasion próxima, s e entiende aquella en que puesto
c u e n t r a n tan e x p e d i t a s , q u e n o se i m p i d e n ni e m b a - el h o m b r e , c a e c o n f r e c u e n c i a ó las m a s v e c e s . P o r
razan en sus respectivos ejercicios; y a u n q u e no pue- ocasion r e m o t a , se e n t i e n d e aquella en que p u e s t o el
d e faltar entre ellas aquella r e c i p r o c i d a d q u e necesa- h o m b r e , cae raras v e c e s , y las m a s se sostiene y no
riamente ha de haber por launidad de su esencia, y c a e . A m e d i d a q u e l a s c a i d a s en el p e c a d o v a y a n
p o r el ejercicio de etlas mismas, esto es d e un m o d o a u m e n t a n d o , va d e j a n d o d e ser esta ocasion remota,
tan suave y natural, q u e d e facto, no s e coactan una y p a s a n d o á s e r p r ó x i m a . T a m b i é n se hace la ocasion
á otra.
t ' ' ' *
p r ó x i m a , p o r !a f a c i l i d a d q u e p r e s t e e l l u g a r p a r a r e - plir e l mal p e n s a m i e n t o ó d e s e o torpe; p u e s ya en so-
incidir en laculpa, c o m o sucede cuando s e amistan lo esto s e a b r a z a l a malicia d e la a c c i ó n , y s e da e l
m a l a m e n t e d o s q u e viven en una m i s m a casa, ó tra- acto de la voluntad, que pervirtiéndose, resuelve ar-
bajan e n un m i s m o taller, &c. L a fuga d e la oca- rojarse al o b j e t o d e su d e s o r d e n a d o a p e t i t o .
sion es i n d i s p e n s a b l e p a r a los q u e l l e v a m o s esta fatal P. Qué cosas nos ayudan á ser castos?
concupiscencia que heredamos de Adán. R. La oración y sacramentos, ocupaciones y bue-
P. Pues quién es el que peca en los malos pensa- nas compañías.
mientos? C o m o el h o m b r e e n e s t a m a t e r i a e s t á t a n e x p u e s -
R. Quien propone cumplirlos, ó de su voluntad se to, n o solo á los pecados, sino también á las tentacio-
deleita en ellos. nes, es menester que use algunos medios para evi-
S i e m p r e q u e la v o l u n t a d consienta e n u n m a l p e n s a - tarlas, y para vencerlas c u a n d o n o p u e d e n evitarse.
Medios para evitarlas. Primero. H u i r la o c i o s i d a d ,
m i e n t o , p e c a ; ni e s m e n e s t e r q u e s e p o n g a p o r o b r a
lo q u e e n v u e l v e y c o n t i e n e el mal p e n s a m i e n t o , para el regalo, las c o n v e r s a c i o n e s libres, las familiarida-
des peligrosas, y todas aquellas cosas que, como he-
q u e s e p e q u e en él. T a m p o c o se necesita q u é h a y a
m o s d i c h o a n t e s , f o m e n t a n l a l u j u r i a . Segundo. F r e -
un propósito d e ponerlo por obra, para contraer l a c u e n t a r l a o r a c i o n , p a r a a l c a n z a r d e D i o s el d o n d a
culpa; basta l a delectación morosa que se tenga del la p u r e z a , y los s a n t o s s a c r a m e n t o s , p a r a s u j e t a r la
tal p e n s a m i e n t o , p a r a q u e éste sea p e c a d o mortal. p a s i ó n d e l a i m p u r e z a . Tercero. L l e v a r u n a v i d a
C o m o la m a t e r i a en este p a r t i c u l a r es indivisible,.bas- séria, modesta, sobria, timorata y continuamente ocu-
ta para p e c a d o mortal la delectación voluntaria en un p a d a en e l cumplimiento d e los d e b e r e s espirituales
solo pensamiento, porque abraza toda la malicia que y c o r p o r a l e s . Cuarto. V a l e r s e d e l a y u n o y d e o t r a s
p u e d e h a b e r e n él. A s í e s q u e n o se d a e n esto p a r - mortificaciones proporcionadas a l estado y circuns-
v e d a d de materia, y solo p u e d e hacerse venial e l pe- tancias d e c a d a u n o , p a r a c o n t e n e r así las d e m a s í a s
c á d o , p o r falta d e a d v e r t e n c i a ó deliberación. S i l a d e l acarne. ¡ O h asnillo! decia S a n H i l a r i ó n á su
v o l u n t a d resiste á la t e n t a c i ó n , y h a c e t o d o c u a n t o es- cuerpo cuando advertia en é lalgún movimiento im-
fuerzo puede para desecharla, n o comete pecado, p u r o , ¡oh asnillo! Y o h a r é q u e n o c o c é e s : n o te sus-
aunque, por otra parte, sienta toda lavehemencia d e tentaré con cebada sino con paja; t e enflaqueceré
la d e l e c t a c i ó n ; p u e s é s t a , p a r a ser p e c a m i n o s a , n e c e - con hambre y sed; t e echaré carga pesada y t e haré
sita ser voluntaria. caminar por ardores y por hielos para que no pienses
P o r el contrario, a u n q u e d é p r e s e n t e n o se p e r c i - e n !a l u j u r i a , s i n o e n e l d e s c a n s o y a l i m e n t o .
b a deleite del pensamiento malo, será pecado, y p e -
Medios para vencerlas. Primero. No hacerlas
cado grave, siempre que se tenga propósito de cura-
frente, sino volverlas la espalda. L a ira se vence su-
jetando el corazon, la envidia sujetándola dentro del nominiosa, antes que pecar en la presencia del S e ñ o r .
pecho; pero la lujuria no se vence así, sino huyendo Cuarto. Parar de repente la máquina del entendi-
de ella. E s tan sucia esta pasión, que mancha cuan- miento como se para la péndula de un relox; no pen-
to toca; y para que no nos manche, es necesario que sar en nada y hacerse como jumento delante del S e -
no nos toque. U n sano que se viese acometido de un ñor; pero e s t o s e consigue pocas veces, porque nues-
apestado, es seguro que no le haria cara ni se deten- tro pensamiento ni aun cuando dormimos duerme; y
dría á luchar, ni aun á hablar con él, sino que le vol- no lográndolo, es necesario recurrir al quinto, que es
vería la espalda y se entregaría á la fuga para que no ocuparle de objetos que le distraigan, como de algún
le pegase la peste. P u e s esto mismo debemos hacer negocio sério, de alguna conversación inocente, ó d e
nosotros cuando nos hallamos acometidos de las ten- otras cosas buenas ó indiferentes, que proporcionen
taciones de la impureza, y este es acaso el mejor me- á cada uno la situación y circunstancias en que se
dio de vencerlas. Segundo. Espantarlas; y nada encuentre. Sexto. Obrar con prontitud y resolución,
las espantará mas que la memoria de nuestras postri- porque cuando la tentación es violenta, pide para ven-
merías, muerte, juicio, infierno y gloria. A c u é r d a t e cerla una resolución también violenta. San Benito
d e tus postrimerías, dice el Espíritu Santo, y j a m a s 6e arrojó desnudo en las zarzas, San Francisco en la
pecarás. Tercero. Representarnos con viveza al nieve, y San Bernardo se entró en un estanque helado.
Señor, que está con nosotros viendo y presenciando P o r último, es necesario siempre que nos hallemos
cuanto pasa en nosotros y por nosotros, sin que se tentados de esta peligrosa pasión, levantar el corazon
oculte á sus divinos ojos ni el pensamiento mas lige- á Dios y pedirle que nos socorra y ayude; invocar
ro, ni el deseo mas escondido. los dulcísimos nombres de J e s ú s , María y J o s é , y
hacer la señal de la cruz, particularmente sobre e!
Esta divina presencia pondrá en respeto cuantas corazon, porque del corazon salen, dice Jesucristo,
tentaciones impuras vengan á acometernos. Ella es los malos pensamientos, los adulterios y las fornica-
Ja que ha sostenido á los justos en sus peleas contra dones. Vive, cristiano, muy alerta contra esta fu-
todas las pasiones, pero particularmente contra esta nesta pasión; sabe que, según el sentir de los santos
pasión de ignominia. Perseguido el casto J o s é por padres, es la que condena mayor número de almas;
su lasciva dueña, levantó los ojos al cielo, y excla- pide mucho al S e ñ o r que te conceda un corazon lim-
mó: ¿Cómo puedo y o consentir en esta maldad y pe- pio, un entendimiento puro, una imaginación casta,
car contra mi Dios en su presencia? Viéndose la una voluntad firme y constante contra todo género de
casta Susana en la dura alternativa de consentir en impurezas; pídele el hermoso don de la castidad que
una torpeza ó morir apedreada, eligió esta muerte ig- tanto le agrada, y al que honra de un modo tan par-
ticular en el reino de los cielos.
P. Cuáles nos ¿lañan? rán precauciones demasiadas para librar á su hijos de
XI. La destemplanza, las vistas y conversaciones m a l a s c o m p a ñ í a s . J a m a s los hijos se e x c e d e r á n d e
ocasionadas. precaverse d e los malos compañeros. J a m a s una
E n este mandamiento no solo se prohiben las pa- alma timorata u s a r á d e sobradas reservas para librar-
labras, las obras, los p e n s a m i e n t o s y los d e s e o s im- s e d e las c o n v e r s a c i o n e s i m p u r a s . N o os e n g a ñ e i s ,
p u r o s , sino t a m b i é n las cosas que provocan & la i m - e s c r i b í a S a n P a b l o a r d i e n d o e n c e l o p o r la s a l v a c i ó n
pureza. T a l e s s o n las miradas libres. Una d e és- d e las almas: n o os engañeis, las malas conversacio-
tas h i z o q u e el p r í n c i p e d e S i q u e n r o b a s e la hija d e n e s c o r r o m p e n l a s b u e n a s c o s t u m b r e s . Las palabra*
J a c o b , y que nadase su corte en sangre: otra derribó deshonestas. N o s o n m e n o r e s l o s e s t r a g o s q u e p u e -
la santidad d e D a v i d , y l econvirtió e n a d ú l t e r o y d e n c a u s a r las palabras deshonestas, dichas d e l a n t e
h o m i c i d a ; y el f u e g o i m p u r o q u e s e a p o d e r ó d e l c o - de cualquiera, especialmente de niños ó niñas, jóve-
r a z o n d e los viejos de Babilonia, no tuvo otro origen, nes ó doncellas, y sobre todo, si se profieren en voz
que contemplar á Susana cuando se paseaba en su alta y en p ú b l i c o ; p o r q u e ¿ q u i é n p o d r á n u m e r a r log
jardín. Los adornos excesivos. Hablando con los e s c á n d a l o s q u e c a u s a n y la c o r r u p c i ó n q u e i n t r o d u -
h o m b r e s el Eclesiástico, les advierte: q u e aparten sus cen? D e s e a n d o e l m i s m o apóstol evitar tan g r a v e s
ojos de l a muger compuesta, y que.no miren en der- m a l e s , p r e v i e n e á los cristianos: q u e la i m p u r e z a n o
redor del adorno ageno, porque son muchos, dice, s o l a m e n t e n o s e c o m e t a , s i n o q u e ni a u n s e n o m b r e
Ips q u e se han p e r d i d o p o r el a d o r n o d e la m u g e r ; y e n t r e ellos, p o r q u e así lo e x i g e la p u r e z a del cristia-
S a n P a b l o , dirigiéndose á las m u g e r e s , las previe- n i s m o : ni t a m p o c o se oigan p a l a b r a s t o r p e s ni c h a n -
n e : q u e u s e n d e t r a g e s honestos; q u e n o e n r i c e n zas obscenas, porque deben tener entendido que na-
s u s cabellos, ni gasten vestidos lujosos; sino q u e v i s - d a i m p u r o e n t r a r á en el r e i n o d e D i o s . Ultimamen-
t a n como corresponde á mugeres que profesan la p i e - te, se prohiben en este m a n d a m i e n t o c o m o incentivos
d a d cristiana. Las conversaciones torpes. E s increí- d e la t o r p e z a , las c a n c i o n e s y p o e s í a s lascivas ó e q u í -
ble el estrago q u e hacen estas conversaciones e n e i t v o c a s , J a s cartas y billetes amatorios, los libros obs-
corazon humano, sobre todo, en el tierno corazon d e . c e n o s , las c o m e d i a s y saínetes i m p u r o s , las pinturas
l a niñez y de la j u v e n t u d . E l i a s son, por lo común, y figuras o b s c e n a s , y o t r a s m i l y m i l c o s a s q u e n o e s
el primer aliento maligno que e m p a ñ a su inocencia, fácil n i conveniente expresar aquí, bastando decir
y el primer v e n e n o que la emponzoña. E l natural q u e la p a s i ó n d e l a l u j u r i a , , q u e e s á l a q u e n u e s t r a
m a s bello, la educación mas cristiana y la concien- c o r r o m p i d a naturaleza se halla m a s inclinada, y con-
c i a mas delicada y ajustada, desaparecen al soplo de tra laque se deben tomar m a y o r e s precauciones^es
u n a conversación impura. J a m a s los padres toina- p r e c i s a m e n t e á la q u e se d a n m a s o c a s i o n e s y m o í i -
26
VOS p a r a q u e s e d e s e n f r e n e y n o s p r e c i p i t e e n s u a s - d e tus dominios! ¡ Q u é será s ise repite elbaile e n
queroso cieno. tu presencia! D a r á s otra mitad, y quedarás mendi-
L a impureza, sobre ser de suyo pecado mortal, y g o . Quinta. E s t r a g a e l a l m a , y e s t e m a l e s s i n c o m -
o p o n e r s e t a n d i r e c t a m e n t e al c a r á c t e r y v o c a c i o n d e l paración mas funesto que cuantos van expresados. E l
cristiano, lleva consigo las m a s funestas c o n s e c u e n - e n t e n d i m i e n t o m a s claro, el c o r a z ó n m a s n o b l e , el g e -
c i a s . Primera. P r o f a n a e l c u e r p o d e l d e s h o n e s t o . nio mas apacible, e l h o m b r e mas atento, m a s racio-
H u i d d e la f o r n i c a c i ó n , d i c e el m i s m o a p ó s t o l , p o r - n a l y d e m e j o r t e m p l e , s i se d e j a d o m i n a r d e la l u j u -
q u e todo otro pecado que cometiere el hombre, e s ria, l u e g o b a s t a r d e a , m u d a d e aire, d e m o d a l e s , d e
f u e r a d e s u c u e r p o , p e r o el q u e c o m e t e f o r n i c a c i ó n , lenguaje, d e máximas, y aun de principios, porque
c o n t r a s u c u e r p o p e c a . Segunda. M a n c h a l a h o n - e s t r a g a d o el c o r a z ó n p o r la l u j u r i a , f á c i l m e n t e s e a p o -
ra y l aestimación. H a y algunos vicios que se cu- d e r a d e l e n t e n d i m i e n t o el error, y s e t r a s t o r n a la ra-
bren con cierta apariencia de grandeza, c o m o l a a m - z ó n . N o h a y p a s i ó n q u e s u m e r j a al h o m b r e e n m a s
b i c i ó n y v a n a g l o r i a ; p e r o la t o r p e z a n o s e c u b r e s i n o p r o f u n d a s , tinieblas n i q u e l eprecipite en m a y o r e s
con l a ignominia. Ella se ha apropiado el n o m b r e d e s o r d e n e s . L o s tristes e j e m p l o s q u e p r u e b a n estas
d e p e c a d o feo, y lo es tanto, q u e las almas puras ape- v e r d a d e s , s e a m o n t o n a n e n la historia d e t o d o s l o s
nas se atreven á nombrarlo, p o r q u e no las salgan los t i e m p o s y d e todas las naciones, y n o bastarían g r u e -
c o l o r e s á la c a r a . E l real p r o f e t a d i c e y r e p i t e q u e s o s y m u l t i p l i c a d o s v o l ú m e n e s p a r a r e f e r i r l o s . Yo
el h o m b r e , e s t a n d o e n h o n o r , n o lo c o n s i d e r o ; q u e s e solo apuntaré uno, tanto mas imponente, cuanto era
c o m p a r ó ( p o r la t o r p e z a ) á los e s t ú p i d o s j u m e n t o s , y m a s virtuoso el hombre que nos dejó este escarmien-
s e h i z o s e m e j a n t e á e l l o s . Tercera. D i s m i n u y e l a to. H a b l o de D a v i d .
r o b u s t e z y las fuerzas, y m u c h a s v e c e s llega a d e s - Este hombre, escogido por el mismo Dios para
t r u i r la s a l u d y a b r e v i a r la v i d a . D e esta triste v e r - r e y d e Israel, y e l e v a d o del e s t a d o d e p a s t o r al d e
d a d n o s e necesita otra p r u e b a q u e la e x p e r i e n c i a d e m o n a r c a , s u b i ó al t r o n o c o n t o d a s las p r e n d a s q u e
t o d o s l o s s i g l o s . Cuarta. C o n s u m e l a h a c i e n d a . forman a un héroe; su li-ereza y sus fuerzas eran ex-
P o s e í d o H e r o d e s d e u n a m o r d e s o r d e n a d o a la p r o - traordinarias. Siendo a ú n pastorcillo, alcanzaba en
fana H e r o d í a s , m a n d a bailar á la hija d e ésta delante su carrera a los osos y leones c u a n d o le arrebataban
d e su corte, reunida en su palacio, y en premio del s u s c a r n e r o s , les q u i t a b a la p r e s a , y si s e v o l v i a n c o n -
baile, la o f r e c e c o n j u r a m e n t o c u a n t o le pula, a u n q u e tra el, los asía d e las q u i j a d a s y los d e s q u i j a r a b a . T o -
s e a la mitad d e su reino. ¡ D e s v e n t u r a d o ! e x c l a m a davía era un joven c u a n d o derribó de una pedrada y
aoui S a n Crisòstomo. ¡Así destruyes t u hacien- c o r t o la c a b e z a al g i g a n t e G o l i a t , q u e t e n i a a t e m o r i -
d a * q u e p o r u n a s vueltas e n el aire p r o m e t e s la m i t a d z a d o a t o d o e l e j é r c i t o d e S a ú l . A I p a s o d e s u It-
cereza y sus f u e r a s , eran s u caridad y mansedum- _ P e r o s i s o n t e r r i b l e s l a s c o n s e c u e n c i a s d e la l u j u *
bre D o s veces tuvo e n sus manos á su e n e m i g o ria, n o lo s o n m e n o s s u s castigos. N o h a b l o a h o r a
Saúl, c u a n d o este rey injusto le persegma de muerta d e l o s d e l i n f i e r n o , á d o n d e la i m p u r e z a a r r a s t r a i n d e -
L ' ejército, y n o s o l a m e n t e n o atento en c a s o al- f e c t i b l e m e n t e a l i m p u r o , si n o h a c e v e r d a d e r a p e n i -
r„no coít s u p e r s o n a , sino q u e ni le d e s p e r t ó , m tencia; hablo d e los d e este m u n d o , y d e ellos n o ci-
p e r m i t i ó á sus s o l d a d o s q u e le d e s p e r t a s e n Y para taré los q u e llenan las historias h u m a n a s , e n c u y a s
E rnas a d e l a n t e e n s u s h a z a f l a s , b a s t a r M e c . r q u e páginas se encuentran á cada paso pinturas terribles
David tenia un corazon según elcorazon de Dios, y d e las calamidades y trastornos que han sufrido e n
un e n t e n d i m i e n t o d e p r o f e t a . P u e s e s t e h o m b r e t a n todos t i e m p o s las familias, los p u e b l o s , y los reinos
valiente, tan h u m a n o , tan usto, tan ilustrado, se de- p o r c a u s a d e la l u j u r i a . M e l i m i t a r é á citar a l g u n o s
la a r r a s t r a r p o r u n a s o l a m i r a d a á l a t o r p e z a y l u e g o d e los m u c h o s q u e nos refieren los libros santos.
cambia enteramente de temple. Desde aquel m o m e n - A u n no contaba el m u n d o diez y seis siglos, c u a n d o
to D a v i d e s y a u n a f e m i n a d o , q u e v , v e e n t r e g a d o á u n diluvio universal lo s e p u l t ó e n s u s a b i s m o s , y l a
U s d e t i a s d e palacio, en vez de estar c o m o ant c a u s a d e este e s p a n t o s o castigo fué la lujuria. T o -
al frente d e su ejército. E s u n m s e n s a t o q u e a la d a c a r n e , d i c e el s a g r a d o t e x t o , h a b i a c o r r o m p i d o s u
c a m i n o , esto es, t o d o el m u n d o , h o m b r e s y m u g e r e s ,
jóvenes y ancianos, se habían entregado á este infame
vicio. Solo N o é fué hallado justo y reservado con
su familia de este universal castigo. Apacienta C a a n
s u s ojos en l a impureza, y luego es castigado con l a
maldición de toda su descendancia, que á vuelta d a
ria ha pervertido su corazon y oscurecido s u enten a l g u n o s a ñ o s e s e n t r e g a d a al c u c h i l l o y al e x t e r m i n i o .
r í a te pene m ü r m u r a , y hasta las na- Las ciudades d e Sodoma, Gomorra, Adama, y Se-
b o í n , s o n a b r a s a d a s e n u n m o m e n t o p o r el f u e g o y
a z u f r e q u e e lS e ñ o r hizo llover s o b r e ellas. L a lu-

pStSSSSSR j u r i a , q u e h a b i a l l e g a d o a l h o r r o r d e p e r v e r t i r el o r -
d e n d e la n a t u r a l e z a , f u é la c a u s a d e e s t e e s p a n t o s o
castigo. O n a n , por no tener hijos, se entregó á u n
d e l i t o q u e la S a g r a d a E s c r i t u r a l l a m a d e t e s t a b l e , y

MS^sar-^
D i o s le h i e r e d e m u e r t e . P e c a el p u e b l o d e I s r a e l
c o n las hijas d e M o a b , y el S e ñ o r irritado m a n d a á

Bion q u e o b r a en el c o r a z o n !
M o i s é s q u e p r e n d a á t o d o s los caudillos y los ahor- hurto oscurece la buena fama. Hurtar es tomar lo
q u e delante del sol, esto es, á vista d e todos, p a r a a g e n o c o n t r a la v o l u n t a d d e s u d u e ñ o , l oc u a l p u e d a
aplacar su furor. M e haria interminable si quisiese suceder de dos modos; ó tomándolo á escondidas de
citar todos los castigos q u e nos refieren los libros s u d u e ñ o , y e s t o s e l l a m a puro hurto, ó t o m á n d o l o á
santos; pero no p u e d o dejar de hacer mención del q u e s u v i s t a , y e s t o s e l l a m a rapiña, y e s u n p e c a d o d i s -
ejecutó S a n P a b l o e n el incestuoso de Corinto. T o - tinto y m a y o r que elsimple hurto; porque éste se co-
d o s saben lagran caridad de este apóstol, que desea- m e t e á escondidas d e su d u e ñ o , en lo que se mani-
b a morir, s i era necesario, p o r la salvación d e t o d o s fiesta u n c i e r t o r e s p e t o á s u p e r s o n a , y u n m i r a m i e n -
y cada u n o de los h o m b r e s ; p u e s á pesar de esta ca- to á s u d o m i n i o ; p e r o la r a p i ñ a s e c o m e t e á vista d e
ridad sin límites, n o p u d o sufrir á u n deshonesto, y su dueño, haciendo violencia á su persona y despre-
le castigó d e un m o d o que estremece; porque n o solo ciando su dominio.
l e s e p a r ó d e l a c o m u n i o n y c o m u n i c a c i ó n d e l o s fie- P o r esto en e lhurto no hay sino un solo mal, q u e
les, sino que lo entregó á Satanás para q u e se apo- es l a pérdida d e l o hurtado; pero en l arapiña hay
derase de su cuerpo y l e atormentase. ¡Castigo es- d o s , q u e s o n l a p é r d i d a d e lo h u r t a d o y la o f e n s a
p a n t o s o , q u e t o d a la p a c i e n c i a d e u n J o b n o p o d i a p e r s o n a l del d u e ñ o ; y así e l q u e c o m e t i ó este delito,
s o b r e l l e v a r , y q u e le h a c i a p r e f e r i r la m u e r t e á s e m e - h a d e c o n f e s a r el h u r t o y la o f e n s a h e c h a a l d u e ñ o , y
jante tormento. h a d e restituir lo h u r t a d o y p e d i r p e r d ó n al o f e n d i d o ,
si n o se p r e s u m e q u e se da p o r satisfecho c o n la res-
titución.
SETIMO MANDAMIENTO. L a r a p i ñ a se c o m e t e c o n m a s f r e c u e n c i a d e lo q u e
8e piensa, porque no solamente son reos de este de-
lito los q u e asaltan á los viageros en los caminos, y
P. Sobre el sétimo mandamiento os pregunto: quién los q u e roban á los pacíficos habitantes en sus casas,
le cumple?
sino también los q u e sin usar d e estas violencias pú*
blicas y manifiestas, se valen de violencias paliadas.
B. Quien no toma., ni tiene, ni quiere lo ageno con
T a l e s s o n los u s u r e r o s y logreros, los t r a m p o s o s y e n -
tra la voluntad de su dueño.
redadores, q u e con pleitos injustos despojan a l due-
P. Quién le quebranta?
fio l e g í t i m o d e s u s b i e n e s ; l o s q u e o p r i m e n a l p o b r e ,
R. Quien á otro hace alguna manera de daño in-
al h u é r f a n o ó á la v i u d a c o n e x a c c i o n e s injustas; los
justo, ó es causa, de que otro lo haga. q u e a b u s a n d e la autoridad en perjuicio d e intereses
L a p a l a b r a hurto s i g n i f i c a oscuro, s e a p o r q u e r e g u - de aquellos sobre quienes l aejercen; los que v e n d e n
l a r m e n t e s e h u r t a e n la o s c u r i d a d , ó s e a p o r q u e e l
Moisés que prenda á todos los caudillos y los ahor- hurto oscurece la buena fama. H u r t a r es tomar lo
que delante del sol, esto es, á vista de todos, para ageno contra la voluntad de su dueño, lo cual pueda
aplacar su furor. Me haria interminable si quisiese suceder de dos modos; ó tomándolo á escondidas d e
citar todos los castigos que nos refieren los libros su dueño, y esto se llama puro hurto, ó tomándolo á
santos; pero no puedo dejar de hacer mención del que su vista, y esto se llama rapiña, y es un pecado dis-
ejecutó San Pablo en el incestuoso de Corinto. T o - tinto y mayor que el simple hurto; porque éste se co-
d o s saben la gran caridad de este apóstol, que desea- mete á escondidas de su dueño, en lo que se mani-
b a morir, si era necesario, por la salvación de todos fiesta un cierto respeto á su persona, y un miramien-
y cada uno de los hombres; pues á pesar de esta ca- to á su dominio; pero la rapiña se comete á vista d e
ridad sin límites, no pudo sufrir á un deshonesto, y BU dueño, haciendo violencia á su persona y despre-
l e castigó de un modo que estremece; porque no s o l o ciando su dominio.
l e separó de la comunion y comunicación de los fie- P o r esto en el hurto no hay sino un solo mal, que
l e s , sino que lo entregó á Satanás para que se apo- es la pérdida de lo hurtado; pero en la rapiña hay
derase de su cuerpo y le atormentase. ¡Castigo es- dos, que son la pérdida de lo hurtado y la ofensa
pantoso, que toda la paciencia de un J o b no podia personal del dueño; y así el que cometió este delito,
sobrellevar, y que le hacia preferir la muerte á s e m e - ha de confesar el hurto y la ofensa hecha al dueño, y
j a n t e tormento. h a de restituir lo hurtado y pedir perdón al ofendido,
gi no se presume que se da por satisfecho con la res-
titución.
SETIMO MANDAMIENTO. L a rapiña se comete con mas frecuencia de lo que
8e piensa, porque no solamente son reos de este de-
lito los que asaltan á los viageros en los caminos, y
P. Sobre el sétimo mandamiento os pregunto: quién los que roban á los pacíficos habitantes en sus casas,
sino también los que sin usar de estas violencias pú*
le cumple?
blicas y manifiestas, se valen de violencias paliadas.
R . Quien no toma., ni tiene, ni quiere lo ageno con
T a l e s son los usureros y logreros, los tramposos y en-
tra la voluntad de su dueño.
redadores, que con pleitos injustos despojan al due-
P . Quién le quebranta?
fio legítimo de sus bienes; los que oprimen al pobre,
R . Quien á otro hace alguna manera de daño in-
al huérfano ó á la viuda con exacciones injustas; los
justo, ó es causa de que otro lo haga. que abusan de la autoridad en perjuicio de intereses
L a palabra hurto significa oscuro, sea porque regu- de aquellos sobre quienes la ejercen; los que venden
larmente se hurta en la oscuridad, ó sea porque e l
la justicia p o r respetos h u m a n o s , e m p e ñ o s , r e g a l o s daderos; y los criados, jornaleros
parentesco 6 dinero; los que exigen m a s d e r i b ! llenan enteramente sus serv.c.os, ' ^ e m b a .
q u e los debidos o causan m a s costas q u e las necesa- b r a n sus salarios y sueldos por entero, 1 0
rias. . x0 Ü 0 S é s t o s y o t r o s s e m e j a n t e s cometen pe-
c a d o d e r a p i ñ a , p o r q u e a r r e b a t a n ó retienen lo a g e -
no a vista y con violencia de su d u e ñ o .
P e r o si la r a p i ñ a s e c o m e t e p o r t a n t a s c l a s e s y c o n
anta f r e c u e n c i a , e l h u r t o se c o m e t e sin c e s a r y d e ta-
les maneras, q u e no es posible numerarlas. Sin e m -
b a r g o , fijaremos a l g u n a s r e g l a s p a r a c o n o c e r e n e s t a
p a t e n a las i n g e n u i d a d e s del c o r a z o n h u m a n o , q u e
es e l centro de d o n d e brotan los hurtos, c o m o nos nue habiendo comprado, heredado ü d 4
io e n s e n a e lm i s m o Jesucristo. b u e n a fé a l g u n a c o s a h u r t a d a , n o la v u e l v e n a s u d u e
A t r e s p u e d e n r e d u c i r s e Jos m o d o s d e h u r t a r . P r i - no luego u e
m e r o , tomando i o s b i e n e s á g e n o s . S e g u n d o , retenun- adquirida injustamente Utoffg«* - b i e n e 3 d e l
1 c e r o
f f , ' asando perjuicios e n e l l o s . Hur- lando perjuicio, a q u e l l o s q u e , s i n o
t a n ¡amantoos b i e n e s á g e n o s , a q u e l l o s q u e , e n t r a n - p r ó j i m o ni retenerlos, le privan de^ello,, sea qi
d o en heredades ó casas agenas, roban á escondidas dolé su casa, matándole sus ganados, cortándole sus
verduras, legumbres, frutas, granos, alhajas, dinero ó árboles, destruyéndole sus máquinas, quebrando.sus
c o s a s q u e l o valgan; los q u e roban los g a n a d o s q u e vy i dd rni ee rr aa ss , o6 mm ii nn oo r á n d o_l e d e ?c u a l q u i e r o t r o m o dgou l amr --
re
p a s t a n en los c a m p o s , los i n s t r u m e n t o s d e a p i c u l t u -
ra y artes, u otros utensilios q u e se dejan en ellos ba-
j o l asalvaguardia pública, cuyo hurto castigan m a s
s e v e r a m e n t e las l e y e s , p a r a c o n t e n e r c o n la m a y o r p e -
na, la m a y o r facilidad d e robarlos; los q u e c o m p r a n
StSfcTsssrá®^
sulta, sino por hacer e ld a a o . .
O venden con pesos ó medidas desiguales, ó no dan E hurto es n n p e c a d o c o n t r a la y.<tud feta^
el peso ó m e d i d a cabal; los que p a g a n c o n m o n e d a cia, l a cual consiste en dar ó conserva.-a c , d » u n o
laisa; los que c o m p r a n c o n c o n o c i m i e n t o ó sospecha d a lo ue es s u y o S e r á norial
q u e la c o s a s e a r o b a d a ; l o s q u e v e n d e n lo m a l o p o r b u e - grave, y venial s i e s c o s a leve. N o s e p u e a .
n o , o c o m p r a n lo b u e n o p o r m a l o ; los q u e s a c a n c o n p o - r e g l a fi a p a r a c o n o c e r e n t o d o s l o s c a s o , s t e l h u r t o
es grave ó leve, porque esto pende » ¿ » ^
b r e z a fingida l i m o s n a s , d e q u e p r i v a n á l o s p o b r e s v e r -
las circunstancias; pero no se ha de atender solo
cosa hurtada, sino también á la persona á quien se
hurta, á los daños que causa el hurto, y á otras m u - rar el daño causado, pues aquel á quien se le causó,
chas circunstancias que aumentan ó disminuyen su tiene de menos, y este menos debe repararle el cau-
culpabilidad. Sin embargo, los autores enseñan co- cante del daño. P a r a el dueño es indiferente que el
munmente, que hurtar valor de cuatro reales es pe- ladrón disfrute ó queme los bienes q u e le roba pues
cado mortal; pero que podrá no llegar á serlo, cuan- que en ambos casos queda igualmente privado d e
do se hace el hurto á un poderoso; y al contrario, que
podrá serlo menor cantidad, cuando se hace á un po- ^ y ' i s t a la obligación de restituir, resta saber quién
b r e . L o que no admite duda es, que los hurtos pe- ha de restituir, á quién y cuánto. D e b e restituir el
queños, cuando llegan á componer materia grave, son que tiene lo hurtado, el que lo hurto y los que coope-
pecado mortal, á lo menos por la retención de cosa raron al hurto, mandando, ayudando, aconsejando
grave; y así es que pecan mortalmente los criados y 6 d e cualquiera otro modo. E l que debe restituir es
criadas, los taberneros y panaderos y otros abastece- el que tiene lo hurtado; pero si este no lo hace, re-
dores públicos, cuando sus hurtos pequeños llegan á cae la obligación sobre todos los demás, en propor-
componer materia grave, aunque en estos casos, la cion á su cooperacion al hurto, porque e» todo caso
cantidad regularmente debe ser mayor, porque el da- se ha de pagar el daño por entero. L a obligación de
fio comunmente es mas pequeño. restituir se entraña, por decirlo asi en los bienes de
P. í al que hurtó ó dañó, le bastará confesar su los que hurtaron ó cooperare« al hurto, y pasa con
pecado? ellos á los herederos ú otros cualesquiera que entren
R . No, si 110 paga lo que debe, ó àio menos la par- á poseerlos. Se ha de restituir al dueño de lo hur-
te que pueda. tado, y si ha muerto, á s u s acreedores o herederos.
P. Y el que no pueda, qué liará? Cuando se ignora el dueño, deben practicarse las di-
R . Procurar como pueda, cuanto en si fuere» ligencias conducentes á descubrirle, y si no se con-
E l hurto lleva tras sí la obligación de restituir, y e » q u e , debe invertirse la restitución en limosnas u
uno de aquellos pecados que ílaman de consecuen- obras piadosas, porque esto es lo que se presume que
cias. Nada hay mas claro que esta obligación. Ef querrá el dueño, ya que no se le puede restituir d e
que roba tiene mas de lo que es suyo, y el robado tie- otro modo. Ultimamente, debe r e s t i t u i r s e la misma
ne menos; luego es necesario para venir á lo justo, cosa que se hurtó, y en el caso de »o existir, ó de ha- .
que el que robó vuelva lo que tiene de mas al roba- ber en esto un inconveniente razonable, debe resti-
do que lo tiene de menos, y esto es lo que se llama tuirse equivalente, con mas los intereses que baya
restituir. L a misma razón hay con respecto á repa- perdido el dueño y los daños que haya sufrido por
causa del hurto: cuando no se puede restituir lo hur-
l a d o , 6 r e p a r a r el daflo c a u s a d o , s e h a d e t e n e r v o -
de hacerlo en cualquier tiempo que se pueda, y e n c u e n t r a s c i e n t o , t o m a s c i e n t o p o r u n o ? ¡Bello
porque este deber reclan,a en todo tiempo su c u m p l í c o m e r c i o ! ¿Y q u é t i e n e q u e v e r l o h a l l a d o c o n lo
miento. L n esta materia d e h u r t o y ' r e s t i t u y e , perdido? Si perdieses un bolsillo d e dinero, ¿quer-
o c u r r e n c a s o s d,fíe les, y se d e b e c o n s u l t a r á h o m ! rías q u e e l q u e l o h a l l a s e n o t e l o v o l v i e s e , y s e q u e -
d a s e con él, por solo el título de haberlo hallado? Y
s i al p e d í r s e l o t e r e s p o n d i e s e : m e q u e d o c o n é l p o r
Sin embargo, hay una regla que permite pocas du- lo q u e p i e r d o , ¿ q u é le diríais? S e ñ o r m i ó , d e m e us-
das y es ponerse el d e u d o r en lugar de su acreedor, ted mi dinero, y b u s q u e lo suyo. Si y o restituyo, di-
y h a c e r lo q u e en este c a s o querría q u e hiciesen c o n cen m u c h o s , n o p u e d o vivir s e g ú n m i estado; p e r o si
esta causa fuera suficiente para n o restituir, l o seria
g es f4cil y d e c,ara a
Í L H « P|icac¡»; ™ también para hurtar, pues todo aquel que no tuviera
p e a r d e ella, se a m o n t o n a n las « c u s a s para n o res- lo bastante para sostener su estado, podría hurtar pa-
tituir. E s un rico á quien robé, dice uno, y „ „ l o ra sostenerle y vivir s e g ú n su estado. R e d u c i o s p o r
necesita; ¿pero e ln e o deja d e ser d u e ñ o de sus bie^ obligación á vivir en aquel estado, en q u e otros, tan
« e s p o r q u e n o los necesite? ¿ N o e s tan d u e ñ o d ¡ honrados como vosotros, viven por devocion, y ten-
e los c o m o el p o b r e d e los s u y o s ? ¿ L o s b i e n e s n o dréis para restituir. E s v e r d a d q u e s í restituís n o
Claman siempre por su dueño, sea pobre 6 sea rico? tendreis para continuar sosteniendo vuestras vanida-
Y o he robado, dice otro, pero ha sido e n p e q u e ñ a ! des y fomentar vuestra molicie. N o podréis concur-
cantidades y á tantos dueños, que apenas nada T a rir al j u e g o , al café, a l teatro; n o t e n d r e i s p a r a g a s -
bran padecido m padecerán por mis hurtos. Mas esas tar un trage elegante, n iun mueblage lujoso; mas e s
p e q u e ñ a s cantidades no son tuyas, y debes volver a precisamente l o que os conviene y"lo q u e e l S e ñ o r
a s u s d u e ñ o s d e m e j o r m o d o que p u e d a s , e m p l e a n quiere d e vosotros, n e g á n d o o s la a b u n d a n c i a . Pero
d o para restituirlas, lam i s m a 6 m a y o r ^ a c i d a d s i n u e s t r o honor, replicáis, n o n o s permite vivir d e otro
f u e r e n e c e s a r i a , que e m p l e a s t e p a r a h u m r í s Y o m o d o . E s o lo d e c í s v o s o t r o s , m a s t o d o el m u n d o di-
n o hurté, dice e l t e r c e r o , y s o l o r e e i M ) o ce l ocontrario. T o d o s están escandalizados al ver .
tt>as ya se dijo que lo hurtado siempre clama por su vuestro lujo y saber vuestras deudas, y dicen públi-
camente que vuestros vestidos y trages están regados
re I w f o 6 I P ° d e í dCE l ' a d ™ h6u r^t é n i cualquie- c o n el s u d o r del a r t e s a n o , del c o m e r c i a n t e y d e los
Sdo Yn m S , T°' I»hur-
tado. \ o me encontré lo que otro habia perdido y acreedores, y que seríais mas honrados, s i pagaseis
ne quedo con lo que encuentro por lo que p ¡ r ^ vuestras deudas. Y o no soy una persona que perte-
.Bella compensación! ¿Con que' s i p i é i s Z r e Z nezca á estas clases, dicen otros. S o y un h o m b r e d e

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medianía que me sostengo con mi trabajo y mi indus- en algunas naciones todo robo considerable se casti-
tria en este apreciable estado, y si restituyo m e arrui- g a c o n esta m i s m a p e n a . E s aborrecible, p o r la n e -
n o , y q u e d a r é r e d u c i d o á l a c l a s e d e l o s p o b r e s . ¿Y cedad que incluye. ¿ Q u é cosa mas necia que hurtar
el d u e ñ o n o e s t á r e d u c i d o á e s t a c l a s e p o r t u u s u r - c o n u n a m a n o p a r a restituir c o n la otra? P u e s n o
pación? ¿Será justo que tú continúes viviendo con h a y medio, ó restitución ó condenación. N i se diga
BUS b i e n e s e n l a m e d i a n í a , y q u e é l v i v a d e s p o j a d o que e l l a d r ó n s a c a l a u t i l i d a d d e d i s f r u t a r l a c o s a h u r -
d e ellos? ¿ N o s e r á m a s j u s t o q u e tú p a s e s á la cla- tada mientras está en su poder, p o r q u e no solo ha d a
s e d e p o b r e , r e s t i t u y e n d o , y q u e él e n t r e e n el e s t a - restituir lo h u r t a d o , s i n o t a m b i é n la utilidad q u e h a -
do de medianía, recobrando sus bienes? Pero pres- b r í a s a c a d o el d u e ñ o , y a d e m a s le h a d e r e s a r c i r d e
cindiendo d e este caso, y o p r e g u n t o : ¿puede alguno todos los perjuicios q u e s u h u r t o le h a y a o c a s i o n a d o .
sostener su estado sobre bienes hurtados? ¿ D e b e el £ s aborrecible, p o r los riesgos á q u e s e e x p o n e .
d u e ñ o c a r e c e r d e s u s bienes, p a r a q u e el u s u r p a d o r ¡Uuantos pehgros de ser sorprendido hurtando, ó co-
sostenga u n estado q u e n o le c o r r e s p o n d e ? ¿Y q u é g i é n d o l e el h u r t o e n t r e las m a n o s ! ¡ Q u é t e m o r e s t a n
inconveniente bay en que éste pase del estado de m e - c o n t i n u o s d e v e r s e d e s c u b i e r t o el dia m e n o s p e n s a -
d i a n í a , q u e n o le p e r t e n e c e p o r falta d e b i e n e s p r o - do, conducido á un calabozo y condenado á una
p i o s , al d e p o b r e z a , q u e e s el s u y o ? ¿ H a y e n e s t o afrenta publica! E s aborrecible P o r las contradiccio-
alguna deshonra? ¿ P u e s q u é el estado de pobreza nes a que se sujeta. D e s p u e s de haber ofendido á
n o es un estado apreciable en la sociedad cristiana? Di o s h u r t a n d o , y d e h a b e r c o r r i d o t a n t o s r i e s g o s p a -
; N o viven mas de una décima parte de los hombres ra Hurtar, es preciso arrepentirse d e h a b e r hurtado;
del m u n d o á costa de su trabajo y sudor, ó a expen- s u l n r la c o n f u s í o n d e c o n f e s a r su h u r t o ; h a c e r p e n i -
s a s d e la c a r i d a d ? E n v a n o , p u e s , se a l e g a n e x c u - tencia d e él; restituir lo h u r t a d o y sus utilidades; re-
s a s q u e la r a z ó n n o c o n s i e n t e . . sarcí- los d a ñ o s y perjuicios, y correr los m i s m o s 6
E l hurto, sobre llevar tras sí el p e s o d e restituir, p o c o m e n o r e s peligros para restituir, q u e los q u e cor-
es un pecado aborrecible de cualquiera m o d o que se n o para robar. E s aborrecible, por los p e c a d o s q u e
le considere y p o r cualquiera parte q u e se le mire. muchas veces motiva. C u a n d o sucede un hurto en
E s a b o r r e c i b l e , p o r l a i g n o m i n i a d e q u e c u b r e al q u e u n p u e b l o y se ignora el l a d r ó n , ¿ c u á n t o s juicios te-
lo c o m e t e . L a s leyes d e c l a r a n i n f a m e al l a d r ó n , y m e r a n o s no se forman? ¿ C u á n t a s desconfianzas in-
así le m i r a n los h o m b r e s . S i e s a p r e h e n d i d o , s u f r e justas? ¿Cuantas murmuraciones y calumnias? ;Cuán-
c a s t i g o s a f r e n t o s o s , y q u e d a s e ñ a l a d o c o n una n o t a d e tos odios y rencores? ¿ Y c u á n t a s veces no llega á
deshonra, que se extiende r e g u l a r m e n t e a su familia. v e r s e d e s h o n r a d a , p e r s e g u i d a y o p r i m i d a la i n o c e n -
E l robo sacrilego se castiga c o n p e n a d e m u e i t e , y cia/ h s a b o r r e c i b l e , p o r la resistencia á restituir; p o r -
q u e s i e l q u e h u r t ó n o t u v o b a s t a n t e v a l o r p a r a n o to- p r e n d i m i e n t o , que t o m a r los bienes á g e n o s c o n o f e n -
m a r l o s b i e n e s á g e n o s , ¿ l e t e n d r á p a r a v o l v e r l o s ? Si sa de Dios, aquel que tiene una obligación rigurosa
n o s e c o n t u v o e n r o b a r ¿ s e a c o m o d a r á á r e s t i t u i r ? No d e p e r d e r los propios antes q u e ofenderle? A d e m a s ,
es creible; porque ¿quién puede dudar que e s mas los cristianos d e b e m o s ser, por nuestra vocacion,
fácil n o t r a e r á c a s a lo a g e n o , q u e s a c a r l o d e ella? h o m b r e s d e p e n d i e n t e s d e l a P r o v i d e n c i a . No anda*
F i n a l m e n t e , e s aborrecible, por los a p u r o s en q u e á ajanados, n o s d i c e J e s u c r i s t o , por la comida y el ves-
l a v e z c o n s t i t u y e . S i l l e g a el c a s o d e q u e s e f o r m e tido, ¿pues qué, no es mas el alma, que la comida, y el
c a u s a á un inocente y se le c o n d e n e p o r ladrón, ¿quó cuerpo, que el vestido? Mirad las aves del ciclo que ni
h a r á el v e r d a d e r o l a d r ó n ? ¿ T e n d r á v a l o r p a r a v e r l e siembran ni siegan, ni almacenan en trojes, y vuestro
despojado d e sus bienes, sumido e n u n calabozo, 1 adre celestial lis mantiene. Por ventura, ¿¡no sois vos-
cargado de cadenas y condenado á u n presidio ó á otros mejores que ella si ¿ Y por qué ardáis acongojados
muerte? ¿ L e tendrá para decir, yo soy el culpado, por el vestido? Mirad cómo crecen los lirios del campo.
Boltad al i n o c e n t e ? ¡ O h ! ¡en c u á n t o s a p r i e t o s n o p o - No trabajan, ni hilan, y no obstante, ni Salomón en su
n e el h u r t o ! ¡ E n c u á n t a s a n g u s t i a s n o s u m e r g e ! mayor gloria se vistió como uno de ellos. Pues si las
P o r otra parte, elhurto es un p e c a d o o p u e s t o d i - flores del campo que hoy son y miñona se secan y se
r e c t a m e n t e al e s p í r i t u d e l c r i s t i a n i s m o , q u e es u n e s - echan al fuego, viste Dios de esta manera, ¿cuánto me-
p í r i t u d e d e s p r e n d i m i e n t o d e las c o s a s t e r r e n a s . E l jor lo hará con vosotros, hombres de pocaféi No que-
q u e no renuncia todas las cosas que posee, dice J e - ráis vivir acongojados, diciendo: ¿qué comeremos, ó que
sucristo, no p u e d e ser mi discípulo; esto es, no pue- beberemos, ó con qué nos cubriremos^ porque por estas
d e ser cristiano. E s t a renuncia es d e dos m o d o s ; ó cosas se afanan los gen'iles. Ya sabe vuestro Padre
d e hecho ó de afecto. L o s p r i m e r o s c r i s t i a n o s r e n u n - que necesitáis de todas ellas. Buscad, pues, primera-
c i a b a n d e hecho t o d o s s u s b i e n e s , p o n i é n d o l o s á l o s mente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
p i é s d e los a p ó s t o l e s , y lo m i s m o h a n h e c h o e n t o d o s se os doran por añadidura. A s í c o n c l u y e J e s u c r i s -
l o s s i g l o s m u l t i t u d d e a l m a s f e r v o r o s a s , p o n i e n d o los to su a d m i r a b l e d o c t r i n a a c e r c a d e la P r o v i d e n c i a , sin
Buyos e n m a n o s d e l a I g l e s i a ó d e l o s p o b r e s . E s t a dejar nada que responder á nuestra desconfianza.
r e n u n c i a d e h e c h o e s la m a s c o n f o r m e a l e s p í r i t u d e l M a s no se crea por esto que autoriza l a holgazane-
cristianismo, pero es solo d e consejo; m a s la renun- r í a , l a i n a p l i c a c i ó n , ó l a d e s i d i a . N o p o r c i e r t o . Lo
c i a d e afecto, q u e c o n s i s t e e n l a d i s p o s i c i ó n d e u n a q u e q u i e r e e s , q u e s e a m o s c u i d a d o s o s s i n a f a n ; que
voluntad d e s p r e n d i d a y pronta á perderlo todo antes t r a b a j e m o s , c o m o si t o d o p e n d i e r a d e n u e s t r a d i l i g e n -
que o f e n d e r á D i o s , e s d e r i g u r o s o p r e c e p t o . ¿Y qué c i a , y l o e s p e r e m o s t o d o d e s u d i v i n a b o n d a d , como
cosa debe s e r m a s d i r e c t a m e n t e o p u e s t a á e s t e des- q u e t o d o p e n d e d e e l l a ; q u e p o n g a m o s l o s m e d i o s de
adquirir, dejando á su cuidado el concedernos I03 te que mil tesoros. Esta breve noticia de las senten-
bienes que nos convengan, y que vivamos seguros de cias de la Sagrada Escritura, nos manifiesta en cuán-
que, donde no alcance nuestro trabajo y solicitud, su- to debemos apreciar la fama. E s también de mucha
plirá su divina Providencia. Vivamos, pues, gober- extensión, porque en él se prohiben el juicio temera-
nados por esta celestial doctrina. Si el Señor tuvie- rio, el falso testimonio, la mentira, la hipocresía, la
se á bien concedernos los bienes de la tierra, haga- adulación, la murmuración, la contumelia y la susur-
mos buen uso de ellos, y compremos con ellos el cie- ración, cuyas explicaciones vamos á hacer.
lo: si nos los negare, s e ñ a l es de que no nos convie- Juicio temerario. E n éste se comprenden general-
nen. E n tal caso, lejos de querer adquirirlos por el mente la sospecha y la duda, aunque en realidad son
hurto ú otros medios injustos, adoremos resignados cosas distintas. Cuando sin motivos suficientes juz-
au divina Providencia, y esperemos recibirlos infini- gamos mal del prójimo, hacemos un juicio temerario:
tos en el reino de los cielos. cuando nos inclinamos á pensar mal sin decidirnos,
formamos una sospecha; y cuando, sin inclinarnos,
estamos como perplejos, resulta una duda. Figuré-
OCTAVO MANDAMIENTO. monos un peso: éste puede estar en el fiel, inclinado
6 enteramente caído. E n el fiel representa la duda,
inclinado la sospecha, y caido el juicio. E s t e es de
P. Sobre el octavo mandamiento, os pregunto: quién suyo pecado mortal, porque injuria gravemente al
prójimo, teniéndolo por malo, sin motivo suGciente
le cumple?
para pensarlo así. E l juicio temerario, para serlo, ha
R. El que no juzga males ágenos ligeramente, ni
de tener estas cuatro condiciones. Primera: que el
los dice, ni los oye sin fines buenos.
juicio recaiga sobre persona determinada, y io crea
P . Quién le quebranta?
tanto el que lo forma, que si se le preguntase, si era
R. Quien infama contra justicia, descubre secreto asi aquello que juzgaba, respondiese que lo tenia por
ó miente. Cieno. Segunda: que no haya motivos suficientes pa-
E s t e mandamiento es de mucha consideración, ra fundar una certeza moral. Tercera: que el juicio
porque defiende la fama, que es un bien muy apre- sea de cosa mala grave. Cuarta: que haya adverten-
ciable. Mejor es el buen nombre que mucha rique- cia perfecta de parte del entendimiento, y consenti-
za, dice Salomon en los Proverbios, y en el Eclesias- miento perfecto de parte de la voluntad. Faltando
tés añade: mejor es el buen nombre que los bálsamos alguna de estas condiciones, el juicio temerario será
preciosos. T e n cuidado del buen nombre, dice el pecado venial.
Eclesiástico, porque éste será para tí mas permanen-
adquirir, dejando á su cuidado el concedernos I03 te que mil tesoros. Esta breve noticia de las senten-
bienes que nos convengan, y que vivarnos seguros de cias de la Sagrada Escritura, nos manifiesta en cuán-
que, donde no alcance nuestro trabajo y solicitud, su- to debemos apreciar la fama. E s también de mucha
plirá su divina Providencia. Vivamos, pues, gober- extensión, porque en él se prohiben el juicio temera-
nados por esta celestial doctrina. Si el Señor tuvie- rio, el falso testimonio, la mentira, la hipocresía, la
se á bien concedernos los bienes de la tierra, haga- adulación, la murmuración, la contumelia y la susur-
mos buen uso de ellos, y compremos con ellos el cie- ración, cuyas explicaciones vamos á hacer.
lo: si nos los negare, s e ñ a l es de que no nos convie- Juicio temerario. E n éste se comprenden general-
nen. E n tal caso, lejos de querer adquirirlos por el mente la sospecha y la duda, aunque en realidad son
hurto ú otros medios injustos, adoremos resignados cosas distintas. Cuando sin motivos suficientes juz-
su divina Providencia, y esperemos recibirlos infini- gamos mal del prójimo, hacemos un juicio temerario:
tos en el reino de los cielos. cuando nos inclinamos á pensar mal sin decidirnos,
formamos una sospecha; y cuando, sin inclinarnos,
estamos como perplejos, resulta una duda. Figuré-
OCTAVO MANDAMIENTO. monos un peso: éste puede estar en el fiel, ¡«diñado
6 enteramente caido. E n el fiel representa la duda,
inclinado la sospecha, y caido el juicio. Este es de
P. Sobre el octavo mandamiento, os pregunto: quién suyo pecado mortal, porque injuria gravemente al
prójimo, teniéndolo por malo, sin motivo suGciente
le cumple?
para pensarlo así. E l juicio temerario, para serlo, ha
R. El que no juzga males ágenos ligeramente, ni
de tener estas cuatro condiciones. Primera: que el
los dice, ni los oye sin fines buenos.
juicio recaiga sobre persona determinada, y lo crea
P . Quién le quebranta?
tanto el que lo forma, que si se le preguntase, si era
R . Quien infama contra justicia, descubre secreto asi aquello que juzgaba, respondiese que lo tenia por
ó miente. Cieno. Segunda: que no haya motivos suficientes pa-
E s t e mandamiento es de mucha consideración, ra fundar una certeza moral. Tercera: que el juicio
porque defiende la fama, que es un bien muy apre- sea de cosa mala grave. Cuarta: que haya adverten-
ciable. Mejor es el buen nombre que mucha rique- cia perfecta de parte del entendimiento, y consenti-
za, dice Salomon en los Proverbios, y en el Eclesias- miento perfecto de parte de la voluntad. Faltando
tés añade: mejor es el buen nombre que los bálsamos alguna de estas condiciones, el juicio temerario será
preciosos. T e n cuidado del buen nombre, dice el pecado venial.
Eclesiástico, porque éste será para tí mas permanen-
L a s sospechas y díalas t e m e r a r i a s , s o n d e s u y o s p e - hizo J e s u c r i s t o r e p r e n s i o n e s m a s s e v e r a s , q u e á los
cados veniales, a u n q u e p o d r á n llegar á ser mortales, t e m e r a r i o s . No queráis juzgar, l e s d e c í a , si no que-
si e l m a l q u e s e s o s p e c h a , ó d e q u e s e d u d a , e s m u y reis ser juzgados; porque con el juicio (pie juzgáreis,
grave, ó de persona de mucha dignidad, ó de singu- sereis juzgados, y con la rara que midiereis, sereis
lar virtud, M e n o r e s indicios se necesitan para d u d a r , medidos. ¿Por que, pues, temerario, ves la mota en
q u e para s o s p e c h a r , y m e n o r e s para sospechar, qu® el ojo de tu hermano, y no ves la viga en el tuyol
p a r a j u z g a r ; por consiguiente, los indicios q u e bastan ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y enton-
para dudar, no bastan para sospechar; y los que bas- ces verás para sacar la mota del ojo de tu hermano.
tan para sospechar, no bastan para juzgar. T a n t o los Tal e r a l a v e h e m e n c i a c o n q u e e l D i v i n o M a e s t r o r e -
juicios temerarios, c o m o las s o s p e c h a s y las d u d a s , p r e n d í a y c o n f u n d í a á l o s t e m e r a r i o s . N o n o s juz-
llevan consigo la obligación d e restituir; p e r o esta g u e m o s , cristianos, los u n o s á los otros. C u a n d o u n a
restitución la hace e l temerario dentro de sí m i s m o , causa j u s t a n o n o s o b l i g a á v e l a r s o b r e l a c o n d u c t a
d e p o n i e n d o e l mal juicio, s o s p e c h a ó d u d a q u e for- de nuestro prójimo, no queramos saberla; y si á pe-
m ó del prójimo, volviéndole á tener en buen c o n c e p - sar de esto, nuestra desgraciada propensión á juzgar
to. L a s d u d a s , s o s p e c h a s y juicios t e m e r a r i o s p r o - Hial v i n i e s e á t e n t a r n o s , d i g a m o s á n o s o t r o s m i s m o s :
v i e n e n g e n e r a l m e n t e d e c u a t r o c o s a s . Primera: D a y yo ¿qué tengo con laconducta agena? Y á mí ¿qué
la m a l i g n i d a d d e l q u e j u z g a ; p o r q u e c o m o d i c e S a l o - me. va e n eso? C a d a u n o d a r á c u e n t a á D i o s d e s i
m o n , e l necio á todos j u z g a necios, y esta causa au- mismo; y Dios dará á cada uno según s u merecido.
m e n t a l a c u l p a . Segunda: d e m a l q u e r e r á l a p e r s o - No h a y m e d i o m a s e f i c a z p a r a r e b a t i r l o s j u i c i o s t e -
na d e quien se j u z g a ; p o r q u e se cree c o n facilidad lo merarios y librarnos de sus importunidades, que des-
m a l o de la persona á quien se quiere mal; y esta cau- preciarlos.
s a t a m b i é n a u m e n t a l a c u l p a . Tercera: d e u n a l a r g a Falso testimonio. E s t e e slo m i s m o q u e impostura;
experiencia; porque los m u c h o s a ñ o s presentan m u - y l e v a n t a r falso t e s t i m o n i o e s lo m i s m o q u e i m p u t a r
c h o s l a n c e s d e d e s c o n f i a n z a ; y esta c a u s a , p o r el c o n - al p r ó j i m o u n a c o s a m a l a q u e n o h a h e c h o . D e c i r d e
t r a r i o , d i s m i n u y e l a c u l p a . Cuarta: e n fin, d e l a m a - una persona que ha robado, insultado ó escandaliza-
la inclinación d e n u e s t r a c o r r o m p i d a naturaleza, p r o n - do, d o s , t r e s , ó m a s v e c e s , n o h a b i e n d o s i d o s i n o u n a ,
t a s i e m p r e á j u z g a r m a l ; y é s t a ni a u m e n t a n i d i s m i - es levantar falso testimonio en todo l oque se a ñ a d e .
n u y e la c u l p a ; t o d o lo cual s e d e b e t e n e r p r e s e n t e L e v a n t a r falso testimonio fuera del tribunal de justi-
para c o n o c e r l a m a y o r ó m e n o r c u l p a b i l i d a d d e n u e s - c i a , e s m a l o y p e r n i c i o s o ; p e r o l o e s m u c h o m a s en
tros juicios, sospechas y dudas temerarias, y reme- el t r i b u n a l . E s m u c h o m a s m a l o , p o r q u e p r e c e d i e n -
diar las c a u s a s q u e l ap r o d u c e n . A p o c o s p e c a d o r e s do a l l í e l j u r a m e n t o d e c o s t u m b r e , s e i n j u r i a á Dios
e n o r m e m e n t e , p o n i é n d o l e por testigo d e u n falso tes- a m o e n cuatro, lo q u e h a c o s t a d o tres, ó c o m o el j ó -
timonio. E s también m u c h o mas pernicioso, porque v e n q u e d i c e q u e h a i d o al c o l e g i o , y s e ha e s t a d o
la a u t o r i d a d d e l t r i b u n a l a f i a n z a m a s el f a l s o t e s t i m o - p a s e a n d o . L a s mentiras p u r a m e n t e j o c o s a s y oficio-
nio, y le h a c e m a s irremediable. L o s testigos del sas son de suyo pecados veniales, pero l a perniciosa
falso testimonio q u e otro ha levantado, y c o n m u c h a e s p e c a d o m o r t a l p o r sí, t a n t o m a s g r a v e , c u a n t o s e a
m a s razón e l que l e levantó y atestigua, son declara- m a y o r el d a ñ o q u e c a u s e ; p e r o s e r á v e n i a l si el d a ñ o
d o s i n f a m e s e n el d e r e c h o , é i n c a p a c e s d e v o l v e r á e s l e v e , ó si f a l t a l a a d v e r t e n c i a s u f i c i e n t e . T o d a m e n -
ser testigos, y quedan sujetos á otras m u c h a s penas tira, s e a l aq u e f u e r e , es p e c a d o , p o r q u e toda m e n t i -
que ya se apuntaron en l a explicación del segundo ra es mala por s u naturaleza, y l oq u e es m a l o p o r
mandamiento, hablando del perjurio. su naturaleza, n o p u e d e dejar de ser malo mientras
Mentira. A s í c o m o l a v e r d a d c o n s i s t e e n d e c i r l o q u e 110 p i e r d a s u n a t u r a l e z a . P o r c o n s i g u i e n t e , l a
m i s m o q u e se siente, así t a m b i é n la m e n t i r a consiste mentira no p u e d e dejar de ser mala, mientras que ne
e n n o d e c i r lo m i s m o q u e s e siente. E l q u e m i e n t e d e j e d e ser mentira. L a s palabras han sido institui-
n o habla lo q u e siente, dice e l proverbio. D e aquí das, dice S a n A g u s t i n , p a r a c o m u n i c a r s e los h o m b r e s
s e sigue, q u e n o m i e n t e el q u e d i c e lo q u e siente, p o r ellas sus p e n s a m i e n t o s . Servirse, p u e s , d e las
a u n q u e sea falso; y q u e miente e l q u e n o dice lo q u e palabras para comunicar engaños y falsedades, e s
siente, a u n q u e sea verdadero. P e d r o dice que m a - siempre una cosa mala. F u n d a d o Santo T o m á s en
ñ a n a es d o m i n g o , c r e y e n d o q u e lo es; p u e s no m i e n - el m i s m o p r i n c i p i o , d i c e : q u e s i e n d o las p a l a b r a s p o r
t e , a u n q u e s e a l u n e s , p o r q u e d i c e l o q u e s i e n t e . Al su naturaleza, signos de los pensamientos, es contra
contrario, J u a n dice q u e m a ñ a n a es lunes, y lo es, la n a t u r a l e z a d e las p a l a b r a s significar c o n ellas p e n -
p e r o él c r e e q u e es d o m i n g o ; p u e s m i e n t e p o r q u e n o s a m i e n t o s q u e n o hay. D e lo dicho se sigue, q u e si
d i c e l o q u e s i e n t e . L a m e n t i r a p u e d e s e r jocosa, ofi' el m u n d o entero s e hubiera de salvar por una sola
ciosa ó perniciosa. Jocosa e s l a q u e s e d i c e p o r d o - mentira, esta mentira no dejaria de ser pecado, aun-
n a i r e ó g r a c e j o , p o r d a r c h i s t e al c u e n t o ó h a c e r reir, q u e el m u n d o se salvase p o r ella.
lo q u e s u c e d e c o n f r e c u e n c i a á l o s q u e s e p r e c i a n A pesar de esta verdad incontestable, se multipli-
p o r g r a c i o s o s . Oficiosa e s l a q u e s e d i c e p o r u t i l i - can las excusas d e la mentira. S e dice que n o p u e -
d a d p r o p i a ó a g e n a , c o m o el a r t e s a n o q u e m i e n t e p o r d e ser malo mentir en algunos casos, c o m o para con-
no p e r d e r e l m a r c h a n t e , ó e l a m i g o q u e m i e n t e por s e r v a r l a p a z d e u n a f a m i l i a , la f a m a d e u n a p e r s o n a ,
e x c u s a r u n s e n t i m i e n t o á s u a m i g o . Perniciosa es 6 c o s a s e m e j a n t e ; p e r o ni la p a z d e las f a m i l i a s , ni la
la q u e s e d i c e e n d a ñ o d e l p r ó j i m o ó d e l m i s m o que fama de las personas, n iotro cualquiera bien, p u e d e
m i e n t e , c o m o e l c r i a d o q u e p o n e á la c u e n t a d e su h a c e r q u e sea b u e n o lo q u e por naturaleza es malo.
como lo es la mentira. L o que puede hacerse cuan- si lo piden los intereses. E n efecto, I03 que com-
do hay inconveniente en decir la verdad, es procurar pran y venden con mentiras, no tardan mucho en com-
ocultarla, porque, como enseña el mismo San Agus- prar y vender con juramentos. S e dice que no es
tín, una cosa es decir la mentira, y otra ocultar l a gran cosa mentir por diversión y jocosidad. Confie-
verdad. P u e d e evitarse la respuesta, variando l a so que estas mentiras son las menos malas de todas,
conversación, llamando la atención del que pregunta pero al fin son malas, porque son mentiras, y si has-
hacia otras cosas, contestando un despropósito ó n o ta d e una palabra ociosa hemos de d i r cuenta en el
contestando; y con esto q u e d a r á oculta la verdad y dia del juicio, á buena fé que no quedarán olvidadas
mortificada la curiosidad. S e dice que la naturaleza las mentiras. T o d a s estas y otras muchas excusas
humana es muy flaca, y la lengua está muy pronta á se alegan en favor de las mentiras, pero ellas ningu-
deslizarse en la mentira; p e r o esto quiere decir que na admiten, porque son malas por su naturaleza.
debemos pedir mucho á D i o s que sostenga nuestra Hipocresía. Así como la mentira consiste en la
flaqueza, y nos ayude á sujetar nuestra lengua; mas falsedad de las palabras, así la hipocresía consiste en
no que sea licito mentir á pretexto de nuestra flaque- la falsedad de las acciones. El mentiroso dice lo que
za, y de la prontitud de nuestra lengua. Se dice que no siente, y el hipócrita aparenta lo que no es. Q u e -
adquirida una vez la costumbre de mentir, es como rer engañar con acciones que no pertenecen ¿ la pie-
imposible desarraigarla. ¿Y quién tiene la culpa d e dad, es una hipocresía impropia, que llaman simula-
que se haya adquirido? E s verdad que es difícil de ción; mas querer engañar con acciones piadosas, es lo
desarraigar, pero esta dificultad no hace que la men- que se llama propiamente hipocresía. D e aquí se si-
tira no sea pecado, ni tampoco lo disminuye, ante3 gue que, el que sin ser piadoso, hace las obras de
lo aumenta, porque siempre e s mas malo pecar por piedad porque le tengan por piadoso, es un hipócrita,
costumbre que sin ella. E l remedio para destruir l a y el que siendo piadoso las hace también porque le
costumbre de mentir, es hacerse á decir siempre ver- vean los hombres, pierde su mérito. Mirad, nos di-
dad, porque una mala costumbre se destruye con una ce Jesucristo, que no hagáis vuestras obras delante
buena. Se dice que sin mentir, no se podrá com- de los hombres, porque no recibiréis recompensa de
prar ni vender con utilidad. P u e s qué, ¿por la uti- vuestro Padre, que está en los cielos. Mas no se
lidad se puede ofender á Dios? Si estamos obliga- crea que reprueba aquí Jesucristo las buenas obr¡s
dos á perder todos los bienes antes que ofenderle, públicas, que alaba en otras partes. E s necesario
¿podrémos ofenderle por adquirir algunos bienes? distinguir de buenas obras. H a y unas que son de
Ademas, los que se abandonan á mentir por los inte- suyo secretas, como las limosnas y oracion privada,
reses, cerca están de caer en otros pecados mayores, el ayuno y otras penitencias y mortificaciones, y de'
2b'
estas habla en este l u g a ,
y o p ú b l i c a s , c o m o la ó r a c u 9 u e , P u e d e h a c e r s e c u a n j tras buenas obras públicas por miramientos á un m u n -
santo sacrificio d e la misa, la r e c 7 e r ? a ( * » ProJantos d o q u e n o las a g r a d e c e : t a m p o c o d e j e m o s d e h a c e r -
sacramentos, y otros m u c h o s actos t ! £ j ? J l f f y de re- las p o r atenciones á u n m u n d o q u e las desprecia.
ligión, y d e éstas habla c u a n d o dice e n otra parte: H a g á m o s l a s por agradar y dar gloria á D i o s y b u e n
Vean los hombres vuestras buenas obras, para que glo- e j e m p l o á los h o m b r e s . H u y a m o s d e las falsas vir-
rifiquen á vuestro Padre, que está en los cielos. L a s tudes, y no s e r e m o s hipócritas. N o dejemos de prac-
obras secretas s e han de hacer por agradar á Dios, ticar las v e r d a d e r a s , y n o s e r é m o s impíos. E n el dia
p e r o las públicas se h a n d e h a c e r p o r a g r a d a r y h o n - apenas encontrarémos hipócritas; pero en cambio, nos
r a r á D i o s , y dai' b u e n e j e m p l o á los h o m b r e s . L a s hallamos c e r c a d o s de impíos; p o r q u e en el dia, par-
obras secretas agradan m u c h o á D i o s ; las públicas ticularmente e n t r e las g e n t e s del g r a n m u n d o , s e tie-
honran ademas mucho á Dios, y aprovechan mucho ne vergüenza de ser piadosos, y se hace gala de ser
á los h o m b r e s . ¡ Q u é seria d e l m u n d o , si faltaran las impíos. M a s teman semejantes cristianos esta terri-
b u e n a s o b r a s p ú b l i c a s ! R e i n a r i a el vicio solo, y n o b l e s e n t e n c i a d e J e s u c r i s t o : El que me negare delan-
se verían sino oprobios para D i o s y ejemplos de cor- te de los hombres, yo también le negaré delante de mi
rupción para los hombres; p e r o en esto d e obras b u e - Padre, que está en los cielos.
nas públicas, es necesario huir dos e x t r e m o s igual- Adulación. E s t a c o n s i s t e e n a l a b a n z a s , ó f a l s a s 6
m e n t e viciosos, q u e s o n : e l m u c h o y el p o c o m i r a - intempestivas delante del adulado. L a adulación es
miento; p o r q u e e l m u c h o lleva á l a impiedad, ye l perjudicial al adulador, p o r q u e , ó alaba las virtudes
p o c o á la h i p o c r e s í a . ¡ C u á n t a s o b r a s d e p i e d a d y d e l a p e r s o n a , q u e n o l a s t i e n e , y e s t o e s u n a mentira,
d e v i r t u d n o d e j a n d e p r a c t i c a r s e p o r el m u c h o m i r a - ó alaba i n t e m p e s t i v a m e n t e las q u e tiene, y esta es u n a
miento! ¡Cuántas inspiraciones d e l a gracia no se lisonja, q u e p o c a s v e c e s c a r e c e d e m i r a s i n t e r e s a d a s .
desatienden é inutilizan por los respetos h u m a n o s ! E s t a m b i é n p e r j u d i c i a l al a d u l a d o , p o r q u e , ó e s a l a -
¡Cuántas conversiones no se desgracian por el qué b a d o d e virtudes que no tiene, y esto es un género
dirán! ¡Cuánto bueno no deja de hacerse por una d e burla, ó d e v i r t u d e s q u e t i e n e , y e s t o e s u n a con-
impía vergüenza! A lcontrario, ¡cuántas obras d e fusión p a r a l a p e r s o n a , u n p e l i g r o p a r a s u h u m i l d a d ,
piedad y de virtud no s e practican con poco mira- y un estímulo de orgullo. E s verdad que hay casos
miento! ¡ C u á n t a s sin aquel decoro, h u m i l d a d y sen- e n q u e las alabanzas s o n j u s t a s y debidas; p e r o ha-
cillez q u e p i d e la v i r t u d ! ¡ E n c u á n t a s n o se e n t r o - blando generalmente, las alabanzas m a s justas y m a s
m e t e la r i d i c u l e z y e s t r a v a g a n c i a c o n p e r j u i c i o d e l a bien merecidas, no dejan d e ser peligrosas para e l
sólida piedad! Ñ o hagamos, pues, católicos, núes- q u e las recibe. L a gran e n f e r m e d a d del h o m b r e es
el o r g u l l o , y n o s e p u e d e d u d a r q u e las a l a b a n z a s s o n
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m u y á propósito para aumentarle. P o r otra partei
el h o m b r e q u e u n a v e z s e d e j ó e m b r i a g a r d e l a dul- y vuestra descendencia á pavesa. H u y a m o s , pues,
z u r a d e las alabanzas, y a no es d u e ñ o d e s í misino. cristianos, de ser aduladores y también de ser adula-
L o s a d u l a d o r e s l e l l e v a r á n p o r d o n d e q u i e r a n , y le d o s . T o d o e s f a t a l p a r a el h o m b r e . D e s e e m o s c o -
h a r á n c a e r en l o s m a y o r e s e x c e s o s . Y si e s t o s u c e - m o D a v i d , q u e nos r e p r e n d a n los justos, a u n q u e nos
d e á l o s h o m b r e s , c u y o d i s t i n t i v o e s la f o r t a l e z a , ¿ q u é mortifiquen, p o r q u e n o l o hacen sino por corre-rir
s u c e d e r á á las m u g e r e ? , que son e l e j e m p l a r de la nuestros extravíos. N o queramos que unjan nues-
flaqueza? N a t u r a l m e n t e v a n a s y a n s i o s a s d e s e r es- t r a s c a b e z a s los a d u l a d o r e s c o n el a c e i t e d e s u s lison-
timadas, están casi perdidas d e s d e e l instante que jas, aunque nos complazcan, porque esto no servirá
p e r m i t e n ser aduladas. S u p u d o r y su d e c o r o resis- sino para hacernos orgullosos y perdernos.
tirán violentas solicitaciones, y se rendirán al encan- Murmuración. E s u n a i n j u s t a m a n c h a c o n q u e s e
to d e una lisonja. P e r o sobre todo, l a adulación a f e a y o s c u r e c e la f a m a d e l p r ó j i m o . M a s c l a r o . E s
q u e llega al e x t r e m o d e a l a b a r el v i c i o y v i t u p e r a r una injusta conversación ó expresión que perjudica á
l a v i r t u d , e s la m a s d e t e s t a b l e y d e m a s f u n e s t a s c o n - la f a m a del p r ó j i m o . H a y m u r m u r a c i o n e s q u e s o n
s e c u e n c i a s . ¡ C u á n t a s a n j r r e n o d e r r a m ó e n la c a s a contra caridad, y murmuraciones que son contra jus-
d e D a v i d Ja a d u l a c i ó n d e J o n a d a b , p r i m o d e A m n o n ! ticia.^ C u a n d o s e dice del prójimo algún delito q u e
¡Cuántas desgracias n o atrajo sobre todo Israel l a es público, ó almenos sabido de lapersona ó perso-
adulación de los consejeros j ó v e n e s de R o b o a m ! ¡ Y n a s á q u i e n e s s e d i c e , n o s e falta á la j u s t i c i a , p o r q u e
c u á n t o s males n o c a u s a n t o d o s los dias e s o s adula- n o s e q u i t a l a f a m a ; p e r o s e f a l t a á la c a r i d a d , p o r q u e
d o r e s q u e a p l a u d e n las injusticias, a p r u e b a n las mal- se habla mal del prójimo; mas c u a n d o s e dice a l -
dades, y dan motivo á continuarlas con sus adulacio- g ú n delito oculto á persona ó personas que l o igno-
nes! A p e n a s hay cosa tan mala en elmundo, que r a n , s e falta á la j u s t i c i a , p o r q u e s e q u i t a l a fanTa, y
n o e n c u e n t r e a l g ú n a d u l a d o r q u e la d é p o r b u e n a , la h a y obligación d e restituirla. L a s m u r m u r a c i o n e s
apruebe y alabe al perverso que l a ejecuta. P e - contra c a n d a d , son por l o c o m ú n pecados leves, y
r o . — ¡ A y d e vosotros, e x c l a m a r é y o con Isaías! s e r á n g r a v e s en algún caso no c o m ú n ; p e r o las m u r -
¡ A y d e vosotros los q u e llamais b u e n o á l o malo, muraciones contra justicia, son de suyo pecados gra-
y m a l o á l o b u e n o ! L o s q u e d a i s el n o m b r e d e luz ves, y solo p o d r á n s e r leves p o r falta d e m a t e r i a g r a -
á las tinieblas, y d e tinieblas á la luz! L o s que ve o oe advertencia y consentimiento. E n l a m u r -
v e n d e i s p o r d u l c e lo a m a r g o , y p o r a m a r g o lo dul- muración s e incurre d e muchos modos. Primero.
c e ! P o r q u e a s í c o m o e l f u e g o a b r a s a la p a j a y la r e - I m p u t a n d o al p r ó j i m o a l g ú n d e l i t o q u e n o ha c o m e t i -
d u c e á c e n i z a , a s í v o s o t r o s s e r e i s r e d u c i d o s á polvo d o , y e s t o s e l l a m a calumnia. Segundo. A u m e n -
t a n d o ó e x a g e r a n d o el d e l i t o q u e h a c o m e t i d o , y e s -
t o t a m b i é n e s c a l u m n i a e n la p a r t e q u e s e a u m e n t a .
1 ercero. D e s c u b r i e n d o s i n n e c e s i d a d e l d e l i t o o c u l - una persona infama á otra d e un delito que no ha co-
t o . Cuarto. I n t e r p r e t a n d o m a l l a s b u e n a s a c c i o n e s metido. Si esto lo h a c e delante d e u n a p e r s o n a so-
d e l p r ó j i m o , quinto. D i s m i n u y e n d o ó n e g a n d o l o l a m e n t e y é s t a lo calla, l a r e s t i t u c i ó n e s p e n o s a , p o r -
b u e n o q u e h a h e c h o . Sexto. G u a r d a n d o u n s i l e n - q u e es preciso desdecirse, p e r o no es difícil, p u e s e l
cio afectado y misterioso c u a n d o se o y e decir bien de d a ñ o q u e d a r e p a r a d o c o n decir q u e n o lo crea, q u e
él, p a r a q u e no se crea y se le t e n g a en m e n o s . fué u n a ligereza de su lengua, una mentira, y asegu-
rándoselo de m o d o que no quede en duda, aunque sea
L a m u r m u r a c i ó n e s u n p e c a d o d e consecuencias necesario valerse del j u r a m e n t o c o m o preciso en este
muy malas y m u y d i f í c i l e s d e r e p a r a r , y n o o b s t a n t e , caso; p e r o s i la i n f a m ó d e l a n t e d e dos, tres ó m a s
m u y c o m ú n y m u y frecuente. E n primer lugar, e s personas; siéstas, c o m o sucede frecuentemente, l o
d e consecuencias m u y m a l a s . T o d o s los dias nos es- han dicho á otras, y éstas á otras ¿cómo se des-
tá e n s e ñ a n d o u n a d e s g r a c i a d a e x p e r i e n c i a , los g r a n - hace esta calumnia? ¿ C ó m o se restituye esta fama?
d e s m a l e s q u e c a u s a n l a s m u r m u r a c i o n e s e n la f a m a , P u e s h a g a m o s otra suposición. C o n c e d a m o s q u e el
en los intereses, en l a p a z d e las familias y a u n d e los delito e s verdadero, pero que está oculto. E n este
p u e b l o s . ^ L a p u r e z a d e u n a d o n c e l l a , l a fidelidad d e c a s o , q u i e n l e d e s c u b r e e s e quita la fama, p o r q u e é s -
u n a c a s a d a , la p i e d a d d e u n a v i u d a , la e s t i m a c i ó n d e ta n u n c a s e pierde por delitos ocultos, y por consi-
u n h o m b r e d e b i e n , el h o n o r d e u n s a c e r d o t e , la p a z d e guiente, q u e d a obligado á restituirla; y aquí crecen
un matrimonio todo se trastorna ó arruina por una las dificultades, p o r q u e siendo e l delito verdadero,
murmuración. U n chisme, una calumnia, un cuento, n o p u e d e d e c i r q u e n o es v e r d a d ó q u e faltó á la v e r -
i n t r o d u c e n la d i v i s i ó n e n l a s c a s a s , e n l o s p u e b l o s , h a s - dad, n i asegurar que eldelito no e s cierto, y m e -
ta e n los r e i n o s , y tal v e z l l e g a n á e x p o n e r n a c i o n e s e n - nos con juramento, como puede hacerlo cuando el
teras á su total ruina, c o m o se vió e n e l r e i n a d o d e delito no es verdadero. ¿ P u e s que hará? L o s m a s
A s u e r o , e n el q u e , p o r l o s c h i s m e s y c a l u m n i a s d e l profundos teólogos apenas hallan respuesta á esta pre-
m a l i g n o A m a n , h a b r í a p e r e c i d o e n u n s o l o d í a t o d a la gunta, m salida á esta dificultad ¡ T a n difícil es d e
n a c i ó n d e I s r a e l , si D i o s n o la h u b i e r a p r o t e g i d o m i l a - reparar l a fama e n estos casos!
g r o s a m e n t e . E n s e g u n d o l u g a r , e s d q c o n s e c u e n c i a s muy S i n e m b a r g o , y á p e s a r d e las m a l a s y difíciles con-
difíciles de reparar. N a d i e p u e d e d u d a r q u e e l q u e s e c u e n c i a s d e la m u r m u r a c i ó n , este p e c a d o es m u y c o -
q u i t a la f a m a t i e n e la o b l i g a c i ó n d e r e s t i t u i r l a , c o m o el m ú n y m u y f r e c u e n t e . Es muy común. E l v e c i n o m u r -
q u e q u i t a el d i n e r o , y m a y o r ; p o r q u e la f a m a e s m a y o r m u r a d e l v e c i n o , el a r t e s a n o d e l d e s u oficio, l o s c r i a d o s
bien q u e el dinero; p e r o ¿cómo se hace esto? A q u í y criadas de sus amos y amas, y éstos de sus criados y
son los a p u r e s y las dificultades. S u p o n g a m o s q u e ' criadas, los s u b d i t o s d e los superiores, y éstos d e sus
subdito?, hasta los amigos murmuran muchas vecea la murmuración, porque, como dice Salomon en los
de sus amigos, y los padres de sus hijos, los hijos de Proverbios, el cierzo disipa las nubes, y la cara tris-
sus padres, los casados uno de otro; pudiendo decir- te contiene la lengua murmuradora. ¿Luego nunca
se que el mundo entero es una murmuración conti- será permitido oir ni decir mal del prójimo? Respon-
nua. Es también muy frecuente. Parece que no do con el catecismo, que en este precepto se manda
hay conversación de gusto sin la peste de la murmu- no oir ni decir males ágenos sin fines buenos. Son,
ración. Pocas veces se sostiene una reunión ó una pues, sus excepciones cuando una cosa mala es cier-
tertulia sin caer, tarde ó temprano, en la murmura- ta y pública, se puede hablar y oir de ella, suponien-
ción; y no solo esto, basta que se junten dos perso- do que haya alguna necesidad ó utilidad, y que no se
nas para murmurar; y aun entonces la murmuración hable por odio ó malignidad.
suele ser mas honda y mas grave, á pretexto de se-
_ Contumelia y susurración. Explicada la murmura-
creto y confianza, como si no se faltara al secreto
cvm, poco resta que decir de estas dos clases de pe-
cuando se descubre el delito á una sola persona, y
cados, porque son del mismo género, y bastará aña-
como si pudieran usarse confianzas con perjuicio de
dir, que así corno la murmuración es una mancha fea
la fama del prójimo. P e r o no solo es muy común y
que oscurece la fama, así la contumelia es una man-
muy frecuente la murmuración, sino que son también
cha con que se afea y oscurece el honor, y la susur-
muchos los que participan de ella. Siendo muchos
ración una mancha con que se afea y oscurece la amis-
los murmuradores, necesariamente han de ser mu-
tad; de donde resulta que estos pecados solo se dis-
chos los que participan de ella. Tales son los que
tinguen por los bienes de que privan. L a murmura-
con preguntas y respuestas provocan á murmurar.
ción quita la fama, la contumelia el honor, y la susur-
P a r a libramos de tener parte en las murmuracio- ración rompe y deshace la amistad. Pidamos á Dios
nes que con tanta frecuencia se suscitan en nuestra con el profeta, que para librarnos de estos pecados,
presencia, pondremos los medios siguientes: Prime- ponga una guarda á nuestra boca, y una puerta de
ro. Defender al ausente, cuidando de que nu estro circunspección á nuestros labios, para que nuestro co-
defensa no aumente la murmuración. Segundo. Cor- razon no se ladee hácia las palabras de malicia.
regir al murmurador si la murmuración es grave, por- P . Qué vedan el nono y décimo mandamiento?
que rara vez conviene la corrección cuando es leve. R . Las codicias sensuales y de hacienda.
Tercero. Extraviar la conversación oportuna ó im- E s t o s dos mandamientos son un testimonio solem-
portunamente. Cuarto. Separarse de la reunión, ne del imperio ilimitado de la ley divina, cuya auto-
salirse con cualquier pretexto. Quinto. E n tregar- ridad se extiende á mandar, no solo sobre las pala-
se al silencio, y manifestar un semblante afligido de bras y obras, sino también sobre los pensamientos y
deseos; no solo sobre los cuerpos, sino también sobre
que otro, sin embargo, no es esta especie de emula-
l o s espíritus; y esta autoridad que ejerce sobre l o s
ción lo que directamente corrige y prohibe el d é c i m o
espíritus, es la que la hace tan superior á todas las
mandamiento, sino aquella codicia injusta y desorde-
leyes humanas, que solo pueden ejercerla sobre l o s
nada d e los mismos bienes del prójimo, que pueda
cuerpos. D e aquí se sigue una verdad d e suma im-
inducir al hombre á su hurto, ó á cualquiera otro g é -
portancia, y es: que sin esta ley divina que ordena y
nero de usurpación ó retensíon. No es menester que
sujeta los espíritus, no p u e d e haber sociedad huma-
lo primeros deseos de la codicia se dirijan precisa-
na, á no ser que no queramos dar este nombre á una
m e n t e a los bienes de tal ó cual persona, para que
reunión de fieras; p o r q u e ¿qué viene á ser un hom-
sean prohibidos por este mandamiento; p u e s lo son,
b r e sin f r e n o en su espíritu, sin ley interior, sin con-
ciencia? U n a fiera. Si me quitan el freno de la con- 2 1 r ta,es c0dicias sean In ustas
j y desorde-
ciencia, decia un joven cristiano, y o seré un mons- nadas; basta esto para que la codicia ya no evite me-
truo, á pesar de todas las leyes del mundo. P o r eso
nada deben p r o c u r a r con mayor e m p e ñ o los que go- r Z r l n F l n C , i S0, h3ya a ,etecido en
s,nr ° i común,
biernan, que sostener este poderoso y saludable fre-
n o de la conciencia. E l soberano legislador, des- ^iXSÜT* fijarse en cosa ni
p -
p u e s de haber impuesto á los hombres ocho manda- Mas como n o solo el hurto y la rapiña sirven para
mientos, dirigidos principalmente á o r d e n a r y sujetar hacerse d e los bienes ágenos, sino que hay o t r o s m u -
sus acciones exteriores, les impone también estos dos, chos medios con que hacerlos venir el codicioso á su
ordenados particularmente á dirigir y sujetar sus ac- p o d e r deben tenerse p o r prohibidos en este manda-
tos interiores, completando así esta soberana ley que miento los pensamientos y deseos de tales medios d e
todo lo ordena, dirige y manda en el hombre, desde adquisición injusta y desordenada, como son, p o r
la mas p e q u e ñ a acción de su cuerpo, hasta el deseo ejemplo, los del monopolio de objetos de p r i m e a
mas ligero de su espíritu. necesidad, y aun otros que no son de puro l u i d l o s
P. Es pecado desear tener mas que otro por via los nobres v T ° ' ^ ^ A se tiene con
os pobies, y el en que no se da peligro de la suerte-
justa? os de contratos que envuelven usura, como el c o n !
R. No, que solo se vedan las codicias injustas y trato trino, esto es, compuesto de tres contratos y
desordenadas. otros de injusta adquisición ó ganancia. ' 7
A u n q u e no es digno d e aprobación el deseo de te- Í0T
f e . s e "ed?n con especial mandamiento las
ner mas que otro en bienes terrenos, aunque sea por codicias deshonestas y de hacienda?
via justa, s i e m p r e que se fije la mira en el tener mas l or ser mas
importunas y peligrosas.
Nada hay que explicar en una respuesta tan clara
y cierta; y si faltaran razones, la experiencia de to- la Iglesia tiene cuidado de que pongamos el medio ne-
dos los dias nos lo persuadiría; pues el incentivo que cesario para ello, cual es el de la confesion sacramen-
tienen los objetos que excitan la concupiscencia car- tal y la sagrada comunion. E l mismo mandamiento
nal, y los que despiertan la codicia de bienes terre- abraza la virt«d de la religión, y la Iglesia dispone
nos, se sobrepone á cualesquiera otro que excite otras el medio de mantener el culto, mandando pagar los
pasiones ó apetitos. Guardémonos de todo objeto diezmos y primicias. En el tercero se nos manda
que tenga atractivo al pecado de impureza y codicia; santificar las fiestas, y la Iglesia ordena que oigamos
morti6quemos nuestros sentidos, y tengamos á raya misa en ellas. Finalmente, en el sexto y el noveno
nuestros pensamientos y deseos, si queremos ser feli- se nos manda abstenernos de lo que puede excitar ó
ces en el tiempo y en la eternidad. fomentar la concupiscencia de la carne, y la Iglesia
ordena un medio poderoso para ello, cual es el del
ayuno, en el cual también se desempeña una obra de
DECLARACION D E LOS M A N D A M I E N T O S religion.de las mas exceleutes.
DE LA I G L E S I A . P . Qué cosa es Iglesia?
R . La congregación de los fieles, regida por Cristo
y el Papa su vicario.
P. Decid los mandamientos de la sania madre Tgle Ya hemos dado en las primpras pá<rinas de este
sia? catecismo, una explicación detenida de lo que forma
R. Los mandamientos de la santa madre Iglesia ) constituye á la Iglesia, y de sus cargos sublimes de
son cinco, éfc. maestra de la verdad, depositaría é intérprete de las
Sagradas Escrituras; mas ahora la presentamos inves-
P . Para qué son los mandamientos de la Iglesia?
tida de la facultad de legislar, que le viene del sobe-
R . Para mas explicar los de la- ley de Dios.
rano Legislador Jesucristo.
C o n una comparación que se viene á los ojos, se
nos hará mas perceptible esta respuesta, y es la de Como este Rey y Legislador supremo es la cabeza
algunas leyes que dicta el poder legislativo, y á las cua- de su Iglesia, y la rige y gobierna invisiblemente por sí
les el ejecutivo añade un reglamento, que tiene por ob- mismo, y visiblemente por su vicario el Papa, no pue-
jeto el explicar mas algunos de sus artículos, y deter- de caber duda alguna acerca de la potestad de la H e -
minar el modo de cumplirlos. Así vemos que el pri- sia para poner leyes aun universalisímas, y obligar á
mer mandamiento nos ordena amar á Dio.-, para cuya sus hijos á su exacto cumplimiento. Estas leve° ya
observancia debemos procurar nuestra justificación, y sean emanadas de la misma Iglesia reunida én con-
cilio general, ya sean dictadas solamente por su ca-
20
Nada hay que explicar en una respuesta tan clara
y cierta; y si faltaran razones, la experiencia de to- la Iglesia tiene cuidado de que pongamos el medio ne-
dos los dias nos lo persuadiría; pues el incentivo que cesario para ello, cual es el de la confesion sacramen-
tienen los objetos que excitan la concupiscencia car- tal y la sagrada comunion. E l mismo mandamiento
nal, y los que despiertan la codicia de bienes terre- abraza la virt«d de la religión, y la Iglesia dispone
nos, se sobrepone á cualesquiera otro que excite otras el medio d e mantener el culto, mandando pagar los
pasiones ó apetitos. G u a r d é m o n o s de todo objeto diezmos y primicias. E n el tercero se nos manda
que tenga atractivo al pecado de impureza y codicia; santificar las fiestas, y la Iglesia ordena que oigamos
morti6quemos nuestros sentidos, y tengamos á raya misa en ellas. Finalmente, en el sexto y el noveno
nuestros pensamientos y deseos, si queremos ser feli- se nos manda abstenernos de lo que puede excitar ó
ces en el tiempo y en la eternidad. fomentar la concupiscencia de la carne, y la Iglesia
ordena un medio poderoso para ello, cual es el del
ayuno, en el cual también se desempeña una obra de
DECLARACION DE LOS MANDAMIENTOS religion.de las mas exceleutes.
DE LA IGLESIA. P. Qué cosa es Iglesia?
R . La congregación de los fieles, regida por Cristo
y el Papa su vicario.
P. Decid los mandamientos de la sania madre Igle Y a hemos d a d o en las primpras pá<rinas de este
sia? catecismo, una explicación detenida de lo que forma
R. Los mandamientos de la santa madre Iglesia ) constituye á la Iglesia, y de sus cargos sublimes d e
son cinco, éfc. maestra de la verdad, depositaría é intérprete de las
Sagradas Escrituras; mas ahora la presentamos inves-
P . Para qué son los mandamientos de la Iglesia?
tida de la facultad de legislar, que le viene del sobe-
R . Para mas explicar los de la- ley de Dios.
r a n o Legislador J e s u c r i s t o .
C o n una comparación que se viene á los ojos, se
nos h a r á mas perceptible esta respuesta, y es la de C o m o este R e y y Legislador supremo es la cabeza
algunas leyes que dicta el p o d e r legislativo, y á las cua- de su Iglesia, y la rige y gobierna invisiblemente por sí
les el ejecutivo a ñ a d e un reglamento, que tiene por ob- mismo, y visiblemente por su vicario el P a p a , no pue-
j e t o el explicar mas algunos de sus artículos, y deter- d e caber duda alguna acerca de la potestad de la H e -
minar el modo de cumplirlos. Así vemos que el pri- sia p a r a poner leyes aun universalisímas, y obligar á
m e r mandamiento nos ordena amar á Dio.-, para cuya sus hijos á su exacto cumplimiento. E s t a s leve° ya
observancia d e b e m o s procurar nuestra justificación, y sean emanadas de la misma Iglesia reunida én con-
cilio general, ya sean dictadas solamente por su ca-
20
b e z a visible, el r o m a n o Pontífice, tienen c u a n t a a u t o -
r i d a d , firmeza y e s t a b i l i d a d p u e d e c a b e r e n l e y , p a r a d r a Z V Z u ^ T w el/rÍmad°' y fué constituido^.
6Str b 3 r t 0 d
obligar en conciencia del m o d o mas poderoso á todos S s i a n u e ¿ i 1 \ ° 6 1 e d i f i c ¡ 0 ^ la
y c a d a u n o d e sus subditos, y p a r a q u e ' e n el r é g i m e n iglesia, que fue hecho príncipe d e sus mismos her-
exterior y judicial se exija y compela á su observan- m a n o s ; á q u i e n s e d i ó la p o t e s t a d d e las iTav^s v c o n
cia, a u n con penas y castigos rnuy graves. e la el r é g i m e n y g o b i e r n o d e coda la I g l e s a u n i v e r -
sa J ? u e estableció su cátedra soberana&cn l a captad
N o s u c e d e lo m i s m o á aquellas miserables porcio- d e l i m p e r i o r o m a n o á la c u a l hizo capital del m Z
nes de esta Iglesia, que desgraciadamente caen en l a d o , y c u y a silla n o falta ni faltará, a u n q u e e l P o n t í -
h e r e g í a ó en el cisma, p o r q u e s e p a r á n d o s e d e s u ca- SU
b e z a visible é invisible, y del verdadero y noble c u e r - con H u T '' - - r a m°or
g m a r t , n o asase
p o de la Iglesia católica, pierden la potestad d e le- T J L ' yP & gozar de Dios
e n e l e m p í r e o , p o r q u e l a o c u p a y h a o c u p a d o y ocu-
gislar, y sus constituciones y decretos no tienen fuer-
z a a l g u n a p a r a o b l i g a r ni e n el f u e r o e x t e r n o ni e n e l Pontífice* 1 estp^ * ^ « e ^ f t romano
d e l a c o n c i e n c i a . N o o l v i d e m o s q u e el que con Cristo s i l l a e s t e r i t Sr UU s, , o rh o S U e sC tá e, e de rm a » e s t e s e s i e " t a e n s u
I I , > p n ñ a su cetro, y P e -
y su vicario no recoge, dispersa. d r o n o falta: e n e l cielo está esta piedra n r ¡ m e r a v
P. Quién es el Papa?
R. El romano Pontífice, á quien debemos entera
obediencia.
Preguntando Jesucristo á s u sapóstoles quién
creian q u e él fuese, t o m ó l avoz S a n P e d r o y l e res-
p o n d i ó : Tú eres Cristo, Hijo de Dios vivo. Enton-
c e s e l S e ñ o r l e d i j o : Bienaventurado eres, Simón, hi- P 3 7 1 0 m i s
jo de Juan, porque la carne y sangre no te reveló esto, bb ll ee Lq ue e° d dP e bb e m o°s ' e n t "e r a o b e d i e n c i a . ™ « ¡ndndl
sino mi Padre, que está en los cielos; y yo te digo que a l l r m Í m d e
tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. E llTlr / ? d m : ** C ° S a
Un mcn
H e aquí e lorigen y fundamento del papado. T o d o s fi™ ?f ^ hace de Cristo, y una re-
l o s d o c e d i s c í p u l o s q u e el S e ñ o r e l e v ó al a p o s t o l a d o , presentación de su vida y de su muerte.
recibieron en efecto esta misión divina, todos fueron E l sacrificio e s u n a oblacíon q u e se h a c e á D i o s
d e u n a c o s a q u e s e i n m u t a , e s t o e s , s e a l t e r a , s e mác
destinados al mismo orden sagrado, y recibieron l a ta, s e d e s t r u y e e n p r o t e s t a c i ó n d e l supremo d o m i n i o
plenitud del sacerdocio, que es lo q u e constituye e l 3 k SC SaS d e
obispado; pero entre todos fué distinguido y sublima- dumbíe
d u m b r e . f E 'n 1 l a l e y a n t . g u a° s e ' h ayc i a e s t e s a c r i f i cW
io,
Santo, sino porque el P a d r e E t e r n o es el principio
ofreciendo al S e ñ o r corderos, toros y o t r o s animales fin principio de la T r i n i d a d , su primera persona. P a -
que se mataban, y cuya sangre se v e r - a p m b o n o , dre del H i j o ; aunque no por esto es mayor ni mas
d e Dios, por ta protestación que con ello se b a m de excelente que el H i j o y el Espíritu Santo. A d e m a s ,
nue su Magestad soberana es el dueño y S e ñ o r d e en Jesucristo, que es la víctima del sacrificio del al-
t L o el universo, y que se le debe el sacrifico y a tar, hay divinidad y humanidad, es decir, que es Dios
oblación de todas sus criaturas Mas en £ h o m b r e : en cuanto D i o s es igual al P a d r e ; pero en
va, que es una ley de grac.a y de perfecc.on en q u e cuanto hombre, que es como se sacrifica, es menor
ios tesoros inagotables de la bondad y grandeza d e que el P a d r e . E l P a d r e es mayor que yo, dijo el
D o se prodigan en beneficio de los hombres, la mismo J e s u c r i s t o .
L a exposición de los fines porque se hace este di-
vino sacrificio, acabará de convencernos; porque se
o f r e c e , lo primero, para hacerle gracias; ¿y de quó
v e r d a d e r o , »aerificado u n a v e , en ®
r e d y física efusión de su sangre p r e e u w s : r a » . 7 « le hacemos gracias? D e cuanto somos y de cuanto
c r i J a d o de nuevo todos los d.as y ¿ nos ha dado. ¿Y cuál es el don mas g r a n d e y de in-
comprensible excelencia que hemos recibido de su
amor y de su bondad infinita? ¿Cuál? S u mismo
H i j o divino. A s í lo dijo el Salvador: Tanto amó
Dios al mundo, que dió á su Hijo unigénito para que
nos hace una mística r e p r e s e n t a r o n d e la vida y todo aquel que en él creyere, no perezca, sino que
la muerte de nuestro S e ñ o r J ^ u c m t o . tenga la vida eterna. Y bien, ¿qué hacemos nos-
p . A quién se le hace este damo sacrificio. otros para retribuir á D i o s todo lo que nos ha dado?
O f r e c e r l e á éste su muy amado H i j o , y sacrificarlo en
R. Al Eterno Padre.
su honor y alabanza y acción de gracias, todos los
P
R Z A n e s : para hacerle gracias, satisfa- dias sobre nuestros altares. C o n tal fin se nos da á
cerle y pedirle beneficios sí mismo J e s u c r i s t o nuestro S e ñ o r , para que hecho
nhlac;on
todo nuestro, se lo demos al P a d r e celestial, y con
este don de infinito valor, le recompensemos todo lo
que de él hemos recibido. Mas también 6e lo ofre-
cemos para satisfacerle.
ñera, que ^ a n d o nuestro es
L a satisfacción ó paga d e b e hacerse de los bienes
sacrificio del altar se hace al E t e iritB
porque excluya las personas del H . j o y del r , P
propios del deudor, y si esta satisfacción ha de con- que exhala el sacrificio, y nos bendice y nos hace
sistir en penitencia ó sacrificio, ha de ser el deudor abundar en toda clase de bienes.
mismo el que la sufra. E n esta gran causa, el deu- P . A quién aprovechan las misas?
dor es el linage humano; pero sus bienes son ningu- R . A los vivos y á los difuntos del purgatorio.
nos, y su sacrificio es tan desproporcionado, que no Fácil es de comprender el efecto de una obra, co-
basta á satisfacer ni por un solo pecado. Ve Dios nocido el fin porque se hace. Hemos dicho que el
ésto, y su amor inmenso hácia los hombres, no le sacrificio de la misa se ofrece con tres fines, que son:
permite dejar de socorrerlos en tal necesidad. Por dar á Dios gracias, satisfacerle y pedirle beneficios:
eso se hace hombre, para que el hombre sea el que luego sus efectos han de ser que quede hecha la re-
pague la deuda. La paga en el Calvario, y redime muneración, que quede satisfecha y desarmada la j u s -
al mundo; la paga sobre nuestros altares, y nos apli- ticia divina, y que alcancemos los bienes que pedi-
ca todo el fruto del sacrificio de la C r u z . Ya tene- mos; según cuyos tres efectos, el sacrificio es y se llama
mos con que satisfacer á Dios: ofrezcámoselo, y toda eucarístico, expiatorio é impetratorio. Agrégase á
nuestra deuda quedará pagada. estos fines, el ser la obra de latría mas excelente que
puede haber, según lo cual se llama también latréu-
P o r último, se lo ofrecemos para pedirle benefi-
tico, porque por él se rinde á Dios la adoracion que
cios. E s propio de los padres bendecir á sus hijos;
mas le honra, y se le tributa el culto que mas le agra-
Abraham bendijo á Isaac, éste á J a c o b , y J a c o b á sus
da. Finalmente, es meritorio, como obra la mas ex-
hijos y á sus nietos. C o n esta bendición les venian
celente de cuantas puede hacer el hombre para me-
grandes prosperidades, y le vienen á todo buen hijo
recer. E s indudable que todos estos efectos son de
que merece la bendición de su padre, porque Dios
sumo provecho y beneficio para los hombres viado-
la confirma y la hace valedera. P e r o ¿cuál mayor
res; luego á éstos, es decir, á los vivos es á quienes
que la bendición de Dios P a d r e , de quien viene y
aprovechan las misas. Merecen, porque se les apli-
desciende toda paternidad? E n efecto, el P a d r e ce-
ca el fruto de un sacrificio en que la víctima divina
lestial nos ama,como nos declaró Jesucristo: El Padre
se ofrece para incremento de gracia, santidad y vir-
os ama; y en Dios el amar es difundir el bien; y el di-
tudes en los fieles devotos. Llenan el principal de-
fundir el bien ¿qué es sino colmarnos el Señor de
ber de la religión, con la adoracion y el culto. Sa-
beneficios, y darnos aquella bendición larga y sobre-
tisfacen, porque ofrecen al Señor en su H i j o divino
abundante, que fué figurada en la de aquellos patriar-
la víctima de expiación sola capaz de borrar el pe-
cas? P a r a obtener esta bendición, ofrecemos al P a -
cado y los pecados todos del mundo. Remuneran á
dre celestial á su mismo Unigénito, y el P a d r e reci-
Dios, porque le ofrecen y sacrifican el Don mismo
be la oblacion, se complace con el olor de suavidad
de infinita excelencia que recibieron de su amor; y
cuanto el sacrificio es infinito, no se hacen sino bajp
por él impetran Ion bienes del orden de la gra-
la condición y protesta de que no sea en algo detrae- ^
cia y del órden de la naturaleza, porque por la viva
dado de su fruto el que da la limosna ó extipendio.
• I a , r i e v o c , o n a r d ¡ e n t e , la esperanza alentada, y la
E n tercer lugar entran los que oyen la misa, ya
piedad llena de celo y de religión, se ponen en ópti-
por su asistencia personal con la intención, atención
ma disposición para que Dios, que de suyo propen-
y devocion debidas, y ya porque el ministro ora es-
de a perdonar y tener misericordia, les conceda be-
pecialmente por todos los circunstantes, cuya fe y de-
nignamente aquellos bienes que propende á conce-
vocion son patentes á Dios. Respecto de los ausen-
der, a los que solo servia de obstáculo la falta de
tes, por quienes ora el sacerdote en los mementos,
disposición en el sugeto.
tienen de menos que los presentes, el medio y méri-
Respecto de las almas del purgatorio, no hay du-
to de la asistencia que no han prestado; pero en cuan-
da que las misas Ies aprovechan en la parte satisfac-
toria, que es en la que tienen su interés, para pagar to al memento, están en igualdad con los circunstan-
a Dios con celeridad lo que le deben, é ir á g o z a r d e tes, supuesto que por todos ora el celebrante, y para
la visión beatifica, y de este modo aprovechan las mi- Dios la ausencia no es obstáculo, con tal de que haya
sas á los vivos y á los difuntos del purgatorio. en ellos fé, piedad, devocion ú otras disposiciones,
P. Y de éstos, éi cuáles principalmente' como la docilidad, la atrición, el deseo de convertir-
R . A aquellos por quienes se dicen, se oyen y ofre- se, que den cabida á los auxilios de la gracia con que
cen. el Señor quiera favorecerlos.
También aprovecha la misa especialmente á aque-
E l primero á quien aprovecha la misa, es al sacer-
llos por quienes la ofrecen los que la oyen, aunque
dote que la celebra, el cual tiene de ella un fruto es-
en mucho menor grado que el en que puedan apro-
pecialísimo, únicamente suyo; basta que ío sea para
vecharles la aplicación del sacerdote que celebra;
que le aproveche; pero esto no quita el que pueda
pues aunque también los fieles son oferentes, no co-
aplicarlo á objeto mas particular y determinado, co-
mo el sacerdote celebrante, que es un ministro publi-
mo la satisfacción sacramental, la petición de las lá-
co, que con divina potestad hace el sacrificio, y que
grimas, la gracia de la devocion, la de bien morir, &c.
en medio de esta acción sacratísima ora por el pue-
E l segundo á quien aprovecha la misa, es al que blo, fungiendo las veces del mismo Jesucristo, sobe-
da el extipendio, esto es, la limosna de ella, para au- rano mediador y Pontífice eterno.
mento del culto y sustento de los ministros del altar:
A las almas del purgatorio, ¿quién puede ignorar
á éste se le aplica todo el fruto del sacrificio, tan en-
lo que les aprovecha la misa? Ya sea por sí solo el
teramente, que aun al hacer otras aplicaciones, por
sacrificio, que es de infinito valor, ya agregándose las
te debe cumplirse. No se exige precisamente que

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la intención sea explícita; basta la implícita en el he-

B i o s p „ r i o d a l a eternidad 7 Sa e
' " * ^
= cho de ir á oir misa sabiendo que es dia de fiesta;
pues la intención no es otra cosa que el querer ha-
cer una cosa con conocimiento del fin porque se ha-
ce. Tampoco es necesaria la intención aetual que
peridadef se de y be e i de esta y sus P L se esté formando en el acto, aunque es la mejor; pe-
1
tamisa. celebracion diaria de la san- ro basta la virtual, que es aquella que subsiste y se
está conservando sin retractarse, provenida de la vo-
P- ^ ç u m p k con el jrecepo de oir mim ^
luntad que se tuvo, ó la intención que se hizo antes.
L a habitual no basta, pues esta se encuentra aun en
un dormido.
Acerca de la atención, el distraerse involuntaria-
mente, no anula el cumplimiento del precepto; pues
el ensgenamiento de la mente se tiene como una co-
sa que fuera puramente material, y de ningún modo
formal. E n lo formal subsiste la atención, porque
subsiste la voluntad de tenerla. L a distracción vo-
luntaria sí anula el cumplimiento del precepto, si du-
cor a ; " e
T',COnSiderarse c o
™ parte ra toda la misa, ó la mayor parte de ella, ó parte con-
siderable, ya por su extensión, y ya por la importan-
El d e h r u ' l ! C mUm0n hecha
° ' h a s t a e I fin- cia del paso ó acción que se desatendió, como si de-
p a r t e S n o , a s dos
do al nnp f m ^ ' > « permiti- jó de atender á la consagración, ó desde ella hecha
0 hasta la comunion. U n a distracción corta ó breve
te s f «
en paite no muy esencial de la misa, no anula el cum-
r a
r ^ r Q U ° l r ^ ^ requiere presencîa plimiento del precepto.
« s ca, que consiste en estar realmente en el temnlo
P. Quién está desobligado de oiría?
sia c ? n r , e " q d U e S e C e , e b r a ' h a c i e n d 0 cuerpoVe X R . El que con verdadera causa está impedido.
consiste en ? 3 S a S I S t e n t e S Î ^ P r e s e n c i a quî L o s preceptos negativos de la ley natural y divina,
n T C ° n a t e 5 C Î O n d 6 V 0 t a é ' n t e n c ' o n de obligan siempre y á toda hora; de modo, que en cual-
ia mu», pues es acto de religion, y religiosamen- quiera momento que se cometa un acto positivo con-
t r a e l l o s s e p e c a c o m o e s , p o r e j e m p l o , el d e n o le- cuidando sus haberes, y éstos corran riesgo evidente
v a n t a r falso t e s t i m o n i o , el d e n o m e n t i r , & c . Pern d e p e r d e r s e p o r lo i n s e g u r o d e l sitio e n q u e e s t é n ,
o s p r e c e p t o s p o s i t i v o s , n o o b l i g a n s i n o e n el t i e m p o ó p o r la a b u n d a n c i a d e l a d r o n e s ; s i e n d o d e advertir,
« o c a s i ó n e n q u e s e m a n d a p o n e r ¡a o b r a p o s i t i v 7 y que no solo e l m i s m o mal excusa, sino también e l
lo c T a Í T r r 0 C ° n S Í S , e 6 0 ° m Í t Í r ^ olrl; riesgo ó peligro v e r d a d e r o d e caer en él.
lo cual, s . s e h a c e sin causa bastante, no h a r d u d a T a m b i é n h a r é m o s reflexión á que exige que l a
se p e c a c o n p e c a d o d e o m i s i o n ; p e r o si h a y c a u - c a u s a s e a verdadera; p u e s l a q u e s e a d e p o c a e n t i -
sa b a s t a n t e q u e e x c u s e , c o m o lo e ^ u n a L p o U , . dad ó falsa, sugerida por la d e m a s i a d a delicadeza ó
d a d f i s l c a o m o r a l q u e i m p i d a el p o n e r a q u e l l a o b a por la tibieza é indevoción, no e x c u s a de la obliga-
positiva, no se peca; quiere decir. q u e son s i s e entibies ción del precepto, q u e es grave; en términos, d e q u e
de excusa, de causa que excuse. -^puoies el q u e sin c a u s a ó c o n p o c o m o t i v o deja de oir m i s a
H a y o t r a d i f e r e n c i a t o d a v í a , y e s e n t r e la l e y n a t u - e n d í a d e fiesta, p e c a m o r t a l m e n t e .
r a l y d ^ i n a , y la l e y e c l e s i á s t i c a . E n a q u e l l a s s e d a n P. Por qué decís confesar y comulgar á lo menoi
p r e c e p t o s q u e « b h g a n a u n c o n p é r d i d a d e la v i d a - e n una vez.
ésta, los p r e c e p t o s n o obligan c u a n d o h a y notable R. Porque no es mas de precepto.
trunento en vida, honra ó hacienda. E lp r e c e m o I P. T de consejo cuántas1.
s a n t i f i c a r l a s fiestas, e s n a t u r a l y d i v i n o ; ^ T n t R. Las que aconseja el discreto confesor bien in>-
gativo, sino positivo, que admite excusa, V o m o suce- formado.
d e c o n e l p o b r e q u e n o t i e n e que. c o m e r si n o t r a b a - L a Iglesia nuestra madre, con l asabiduría y pru-
j a e n d í a d e fiesta, l e e s l í c i t o t r a b a j a r p a r a t e n e r o s dencia con q u e dicta todas sus disposiciones, ordenó
c o m e r . E l p r e c e p t o d e o i r m i s a e l d f a d e fieSt? s la c o n f e s i o n y c o m u n i o n a n u a l ; p o r q u e c o m o l a esta-
positivo eclesiástico, q u e no obliga con detrimento blecía para todos los siglos y para todos los pueblos,
notable en vida, honra o hacienda. P o r eso admite e r a p r e c i s o q u e c a l c u l a r a la d i s p o s i c i ó n d e é s t o s e n
n u e s t r o c a t e c i s m o causa q u e e x c u s e d e o i r í a , d i c i e n - los últimos siglos del m u n d o , y no dictara un precep-
d o q u e e s t á desobligado d e o i r m i s a e l q u e c o n v e r - to p r o p o r c i o n a d o a l fervor de los p r i m e r o s tiempos
d a d e r a causa e s t á i m p e d i d o ; c o m o s u c e d e c o n l o s e n - d e la Iglesia, y d e s p r o p o r c i o n a d o á los ú l t i m o s , p o r
l e r m o s q u e y a tienen un mal grave, ó q i l e e l Q u e tie- el resfrio de l ad e v o c i o n e n e l m u n d o . T a l se c o n o -
n e n p u e d e h a c e r s e g r a v e s i s a l e n á o i r la m i s a : y c o n c e q u e f u é la p r u d e n c i a y d i s c r e c i ó n d e l a I g l e s i a a l
la q u e e s t a en b u e n a f a m a d e doncella, y s e l e d a ordenar una sola confesion y una sola comunion, en
c o n o c e r q u e y a n o l o e s s i s e presentad p i b b c o el dilatado p e r i o d o d e un a ñ o . .
0Ir misa
'- y c o n e l no tiene á quien dejar S a b i d o e s q u e e l fin d e l a l e y n o c a e b a j o d e e l l a .
30
Así es, que aunque la Iglesia en su gobierno exterior P. Y el precepto de ayunar, á qué nos obliga?
no mande directamente el acto interno ó puramente R. A no comer manjares vedados, ni mas de una
espiritual, sí puede tenerlo por fin de su precepto, es vez aldia.
decir, que la justificación de las almas puede ser, y
Se pueden distinguir cuatro clases de ayunos. Na-
es en efecto, el fin de este precepto. ¿Y qué se in- tural, moral, espiritual y penal. E l natural consiste
fiere de aquí? Q u e no satisface á él quien hace con- en no comer ni beber absolutamente nada, y á esto
fesión nula y comunion sacrilega. ayuno están obligados los que han de comulgar. E l
También es sabido que aunque el tiempo asigna- moral, en no comer ni beber sino lo que la razón dic-
do para esta comunion, prévia la confesion, es la pas- ta ser conducente á conservar la buena disposición
cua florida, desde el domingo de ramos hasta el sába- del cuerpo y del espíritu, y á este lo están todos.
do in alvis (1), no con él espira la obligación de hacer- E l espiritual, en abstenerse de pecar, y á esto lo es-
la, sino que sigue corriendo por el resto del año; por tán aun mas absolutamente. E l penal, en abstener-
lo que, quien no puede comulgar en aquel periodo, se de cierta clase de alimentos para mortificar el ape-
debe hacerlo en el siguiente.; y tanto mas se grava, tito, ó en privarse de comer por cierto tiempo, ya pa-
cuanto mas lo difiere. Concluido el año, se consu- ra sujetar ó castigar las demasías de la carne, ó ya
mó el pecado de quien no hizo la confesion y comu- para tener desembarazado el espíritu para la oracion
nion, y no satisface con comulgar ó confesarse al año y demás ejercicios piadosos, y á este también lo es-
siguiente. tán todos en general, y principalmente aquellos que
se hallan combatidos por los apetitos desordenados
P o r último, debe considerarse que cada precepto
de la carne para contenerlos, ó que se han dejado
de éstos es de por sí; por lo que el que omite la con-
vencer de ellos para castigarlos. San Pablo castiga-
fesion y comunion, comete dos pecados mortales, uno
ba su cuerpo para sujetarle, y David le castigaba por
por no haberse confesado, y otro por no haber co-
no haberle s u j e t a d o » ?
mulgado.
Acerca de la frecuencia de confesarse y comulgar, E n los primeros ^siglos de la Iglesia se observa-
la Iglesia no impone precepto, y lo deja á la discre- ron tres clases de ayunos, medio, entero y doble.
ción de los confesores, que conforme á la disposición E l medio consistía en no comer hasta las tres de la
de cada alma, la ordenan ó la restringen, según con- tarde; el entero hasta ponerse el sol; y el doble hasta
viene. el dia siguiente. T o d a la Iglesia guardaba este ayu-
no doble en el sábado santo, no comiendo absoluta-
mente nada desde el viernes hasta el domingo; y ha-
(1) Entre nosotros se puede cumplir con este precepto,
bía muchos que no comían desde el jueves, varios
desde el miércoles de ceniza.
desde el miércoles, y algunos habia tan fervorosos y de los nuestros. L o que se ha de inferir es, que el
penitentes, que nada comian en toda la semana santa. curso de tantos siglos, cada vez por lo común menos
No es extraño. Aun les pareceria ver regadas las fervoroso, ha causado insensiblemente este lastimo-
calles de Jerusalen, el camino del Calvario, y sobre so cambio, que principiando por corruptela, ha veni-
todo el Calvario mismo, con la sangre que Jesucristo do á parar en costumbre; porque se ha de tener pre-
habia derramado por todos estos lugares en aquella sente que este ayuno penal, aunque sea de derecho
lastimosa semana. El ayuno entero se guardaba en la natural en su esencia, en cuanto al tiempo y modo de
cuaresma, como tiempo destinado especialmente á la cumplirle, es de precepto eclesiástico, y por consi-
penitencia, y el medio en los demás del año, y en los guiente, en esta parte está sujeto á variaciones.
que se practicaban por devocion, que, en aquellos si- Parvedad. Esta lia sido de todos los tiempos, por-
glos de fervor eran casi continuos. E n ninguno se que en todos ¡os tiempos ha habido causas pequeñas
comia carne, ni huevos, ni lacticinios. No se bebia para tomar entre dia algún pequeño alimento, que lla-
vino fuera de la comida, y en algunos tiempos ni aun mamos parvedad: mas como la mañana era la que mas
en ella; y era bastante común y frecuente, privarse distaba de la comida cuando ésta se hacia á las tres
también del pescado y hasta del aceite, y reducirse de la tarde ó al ponerse el sol, la causa para tomar
al solo alimento de pan y agua. parvedad^ ocurria con mas frecuencia por la maña-
E l ayuno en el dia se puede decir que no es si- na, y vino á formar una costumbre; de modo que en
no el rastro y reliquias de los ayunos antiguos, el dia, no se toma ya la parvedad por alguna causa
porque en el dia ya solo consisten, en no hacer mas que la motive, sino por una costumbre que la permi-
que una comida despues de medio dia, pero de cual- te. Así vemos que los sábios y los ignorantes, los
quier clase de alimentos, exceptuando algunas veces eclesiásticos y los seglares, los mas y los menos ti-
la carne, los huevos y los lacticinios; y en privarse moratos, todos generalmente toman parvedad. L a
de un almuerzo y una cena, pero pudiendo tomar en que se usa comunmente, es una onza de chocolate,
su lugar un desayuno, que llamamos parvedad, y una de pan ó de otro alimento que no sea carne, huevos,
cenilla que llamamos colacion; y es bien claro que es- leche, pescado ó cosa compuesta con esta clase de
tos ayunos no son otra cosa que una sombra de los alimentos. -
ayunos de los primeros siglos. P e r o no se ha de in- L o s alimentos prohibidos en la comida, son las car-
ferir de aquí que haya en esta variación una corrup- nes, y ademas los huevos y lacticinios, en cuaresma.
ción de disciplina, como quieren nuestros falsos re- Ya se dijo también que uno dé los fines del ayuno pe-
formadores, que siempre están gritando por los ayu- nal, era mortificar el apetito y sujetar ó castigar las
nos austeros de otros tiempos, sin guardar los suaves demasías de la carne. Nuestra madre la Iglesia, con
este objeto ha prohibido comer carne de los anima- Los dias de abstinencia de carne, lo mismo que los
les que viven sobre la tierra, no solo en los dias de de ayuno, se entienden por dias naturales de veinticua-
ayuno, sino también en los domingos de cuaresma, tro horas, es decir, que comienzan á un minuto despues
en los viernes del arlo, y en las abstinencias, porque de las doce de la noche, y acaban á las doce de la. siguien-
hablando generalmente, la dicha carne es el alimento te. También es de advertir que en una• sola comida no
que mas deleita el apetito y fomenta la concupiscen- se puede tomar carne y pescado á la vez, aun en los
cia, por ser el que mas sustenta y nutre. También dias que no son de abstinencia. JzF¡¡
ha prohibido comer aquellos alimentos que traen su
P . A qué hora debe comerse?
origen de la carne, como son huevos y leche, por ser
R . De medio dia en adelante, ó poco antes.
los que mas deleitan y sustentan despues de la car-
Otra circunstancia del ayuno es, que la comida se eje-
ne; y los ha prohibido particularmente en la cuares-
cute al medio dia. Antiguamente, como ya se ha dicho,
ma, por ser tiempo de mas penitencia, porque nos re-
habia precepto de no comer los dias de ayuno hasta las
cuerda los cuarenta dias que ayunó Jesucristo en el
tres de la tarde, el cual derogó la costumbre, y solo que-
desierto, y porque nos prepara á la celebración de los
damos en obligación de no comer hasta el medio dia,
dolorosísimos misterios de su pasión y muerte.
poco mas ó menos, que comunmente se entiende entre
Se ha conservado en el párrafo que antecede, la once y doce del dia. E l posponer la comida hasta la
explicación que hace el padre García Mazo, por conte- tarde ó noche, no solo no es contra el ayuno,- sino que
ner las reglas generales sobre la materia. Pero la cos- en ello se merece mucho; porque mientras mas se
tumbre de México es su excepción; pues es bien sabido mortifica y padece hambre el sugeto, mas se confor-
que en el tiempo del gobierno español había una bu- ma con el fin de este precepto. Y por esto en la ben-
la ó privilegio pontificio, que permitía, por las circuns- dición de la mesa, que usa la Iglesia en este tiempo,
tancias particulares del pais, el uso de huevos y lactici- llama cena á la comida, insinuándonos que ha de ser
nios en todo tiempo, y de la carne en toda la cuaresma, en tiempo que incline ya á ser cena. D e donde re-
excepto los viernes, miércoles de ceniza, miércoles, jue- sulta, que el anticipar notablemente la comida sin
ves, viernes y sábado de la semana santa-, y en todo ti causa legítima que lo pida, siempre es contra el ayu-
año, excepto las vigilias de pentecostes, de los Santos no; pero hacer colacion á medio dia y la comida á la
Apóstoles San Pedro y San Pablo, de la Asunción de noche, no se opone al ayuno; antes este modo es mas
Nuestra Señora y Natividad de Nuestro Señor Jesu- conveniente para afligir la carne. P e r o hacer cola-
cristo. Despues de la independencia, el gobierno ecle- cion por la mañana y cenar á la noche, sin causa, no
siástico ha declarado que continúa el mismo uso y pri- escusa de pecado, por ser contra el común estilo y
vilegio. práctica de los fieles, y no verificarse que está parte
del dia en ayunas; mas si tuviese causa urgente, planza, como he dicho, y no á este precepto, con
como haber de caminar, aquel dia, bien puede enton- todo eso, siendo, como son, de tanto sustento, el que
ces hacer la colacion por la mañana, y á la tarde ó los tomase y repitiese, tendrá sin duda menos méri-
noche cenar; pues habiendo causa razonable, le ex- to; y siempre debemos aconsejar lo que conduce á
cusa aun de pecado venial. L o seguro, en cuanto á mayor mérito.
la hora de comer, es conformarse con la costumbre, P . Cuánta debe ser la colacion de la noche?
recibida entre personas arregladas; pues tirando este R . Cuanta se usa comunmente entre gente de buena
precepto á que nos mortifiquemos, es muy justo pa- conciencia.
decer el estar en ayunas el mas tiempo que se pueda, L o s antiguos, como mas robustos, y mas fervoro-
P. Y se nos veda el beber el dia de ayuno? sos, guardaban exactamente el ayuno, comiendo so-
R . No, ni antes ni después de medio dia. lo una vez al dia; despues, atendiendo á la debilidad
E s t e precepto no veda la bebida: de suerte que el y flaqueza humana, y conservación de la salud d é l o s
beber á cualquiera hora del dia no quebranta el ayu- que ayunan, se permitió que se pudiese tomar algu-
no, sea la cantidad grande ó pequeña; solo se podrá na refección ligera para confortar el estómago, y dar
pecar bebiendo demasiado, contra la virtud de la vigor al cerebro para conciliar el sueño, y lograr
templanza, mas no contra el mandamiento del ayu- el descanso de la noche; para esto toleró la Igle-
no, con tal que la bebida sea de las que comunmente sia que sus hijos, al fin de la abstinencia, toma-
están recibidas por tales en el uso común, y estima- sen la colacion: por cuya razón siempre debe ser
ción humana, como son agua, vino, limonada, y otras moderada; y no se ha de tomar lo que es nece-
de este género, porque así lo tiene recibido la univer- sario para saciar el hambre, sino solo para que no
sal costumbre; pero si la bebida fuese de aquellas que dañe la bebida, y para los fines dichos. L a can-
sirven de alimento, no hay duda que quebranta el tidad comunmente recibida es á lo mas de ocho
ayuno: de esta calidad es la leche, el caldo, el atole, onzas; pues siendo el ayuno introducido para mor-
y otras á esta forma; pues todas estas bebidas por tificación, razón es que se padezcan sus comunes
su naturaleza se ordenan á nutrir y sustentar, mas efectos. E n esta cantidad debe entrar el pan con
que á mitigar la sed. Del chocolate, es materia con- que se come, y lo demás de la colacion: cuya ca-
trovertida entre los moralistas; la práctica común tie- lidad debe ser de yerbas, frutas secas ó verdes,
ne que siendo en corla cantidad no le quebranta; pe- ensalada, habas, sopa en vino, ú otras cosas se-
ro siempre debemos aconsejar que el que quisiere mejantes, que tiene aprobadas la costumbre de gen-
merecer, procure padecer algo; y aunque la dema- te timorata. No es licito hacer colacion con hue-
sía en el vino, y otros licores, solo se opone á la tem- vos, peces, queso, y otras cosas á este modo; pues
esto jamas lo usan personas doctas y temerosas, á cumplidos siete años: desde entonces en tales dias
cuya costumbre se debe estar, y no á lo que introdu- no pueden comer carne sin necesidad. Los que no
cen los que tienen puesto su cuidado solo en las de- han cumplido siete años, y los locos, bien pueden
licias del gusto. Solo se esceptúa de esta regla, en comer carne, leche y huevos, pues á estos no les
cuanto á la cantidad, la vigilia de Navidad,"en la obliga este precepto.
cual, también por común costumbre, se hace siempre P Quiénes otros?
mas larga colac-ion, y solo se atiende á guardar la R . Los que no pueden ayunar cómodamente, por
forma y calidad de los manjares. L a hora de hacer edad, enfermedad, ó necesidad de trabajar.
col ación es ordinariamente en la noche ó cerca de ella; Dejamos dicho que están excusados del ayuno los
y siempre debe pasar algún tiempo entre la comida que no han cumplido veintiún años. También de-
y colacion, para que se verifique que el tomar esta es bemos saber los que por otros motivos están excusa-
para componer el cuerpo, y conciliar el sueño. dos legítimamente, esto es, en cuanto á no hacer
P . Que personas están excusadas del precepto del mas de una comida, á la hora que hemos dicho, pero
ayuno? no en cuanto á los manjares, sino es que por otra ra-
R . Los que no tienen veintiún afios cumplidos. zón puedan lícitamente comer carne. L o primero,
T o d o s los fieles de uno y otro sexo que hubieren están excusados de ayunar, no solo los que no han
cumplido veintiún años, están obligados al ayuno; y cumplido los veintiún años, sino es también los que
solo que tuvieren causa legítima, se podrán excusar por exceso de edad, tienen ya impotencia moral; y
de este precepto. También están obligados al ayu- estos son los hombres de sesenta años, y las rnu-
no los que hicieron voto de ayunar, y los que reci- geres de cincuenta, porque ya en esta edad la salud
bieron penitencia del confesor, en que les mandó es incierta y peligrosa. E x c ú s a n s e también las mu-
ayunar; y en todos es la obligación del ayuno común geres preñadas, los enfermos, y los que padecen
y usual de la Iglesia, si no es que fuese otra la in- achaques habituales incompatibles con el ayuno; pe-
tención del que hizo el voto, ó el confesor que pu30 ro de estos, unos, aunque no pueden ayunar, pue-
la penitencia, expresase otra calidad: no habiendo es- den pasar sin comer carne, y á esto están obliga-
to, se debe estar al ayuno que observa la Iglesia en dos; otros no pueden pasar sin comer carne, y sien-
sus preceptos. Mas aunque los que no han cum- do legítima la causa, se les permite todo, menos el
plido veintiún años, están excusados del ayuno, no promiscuar, es decir, comer carne y pescado á un
lo están de abstenerse de carne en los dias que la tiempo.
prohibe la Iglesia, porque esto obliga á todos los También están excusados del ayuno los que tra-
cristianos desde que tienen uso de razón, que es bajan corporalmente, cuyo trabajo tiene incompati-
bilidad con el ayuno, como los herreros, carpinteros, habiendo cumplido veintiún años, pues en nada habla
cavadores, segadores y otros semejantes; pero no es- el precepto con ellos, con todo, es de consejo á los
tán excusados todos los ofic iales que trabajan corpo- jóvenes y doncellas que se acostumbren desde peque-
ralmente en la República, si su oficio no es trabajo ños á el ayuno, para que cuando llegue este precepto
notable, y se puede conformar con el ayuno, como á obligarles, no se les haga difícil. E s la repetición de
los sastres, pintores, fundidores, barberos, escribien- los actos la que engendra la virtud; y teniéndolos des-
tes, plateros, y otros á este modo, cuyo oficio no es de niños habituados á este santo ejercicio, en la edad
tan gravoso, que no puedan ayunar. Asimismo es- legítima que les obligue, no les causará novedad ni
tán excusados del ayuno los que caminan á pié todo sentimiento, ni buscarán excusas para cumplir con
el dia; mas no el que camina á caballo, si el viage este saludable precepto.
es de solo un dia, porque este debe ayunar, según Debemos todos alentarnos á esta virtud, por los
la declaración del Pontífice. Y para saber qué muchos provechos y utilidades que en ella logramos.
trabajo excuse del ayuno, se ha de atender á la cali- P o r la gula de nuestros primeros padres, fuimos des-
dad de la persona, y á la gravedad del trabajo, que terrados del paraíso; razón será que seamos restitui-
de su consideración nace el resolver cuando excusa, dos á él por ayunar. E l ayuno es el que da luz al
6 no del ayuno. Y débese tomar este trabajo con entendimiento para que camine entre las tinieblas de
causa racional; pues si se toma por excusarse del ayu- esta vida con seguridad. E s el que alcanza de Dios
no, es sin duda fraude contra él, y no puede librar soberana misericordia, como la lograron los r.inivi-
d e su cumplimiento. También se excusan del pre- tas, escapándose, por medio del ayuno, de la divina
cepto del ayuno los que se ejercitan en obras de pie- indignación. E l ayuno nos consigue la victoria que
dad, que son incompatibles con él, como los que necesitamos, de los apetitos de la carne. P o r el ayu-
asisten á enfermos de peligro todo el dia, y otros. no consiguió Judit la celebrada victoria de Holofer-
P u e d e n dispensar los ayunos, el Pontífice en to- nes. L a abstinencia de manjares prohibidos sacó li-
da la Iglesia, y los señores obispos, y los curas, con bres á los tres mancebos del horno de Babilonia. E l
sus feligreses, en este, ú otro dia, habiendo justa ayuno nos hace imitadores de Jesucristo: nos conser-
causa para ello, que siempre se debe examinar mucho. va aun la vida natural, dice San Gerónimo, y nos trae
un lleno de todas las virtudes, como lo canta la Igle-
P. Qué liará el que no tiene obligación de ayunar
sia, diciendo que por el ayuno se reprimen todos los
por no tener edad?
vicios, pues á todos hace guerra, porque siempre es-
R . Imponerse para cuando la tenga.
tá acompañado de otras virtudes. El ayuno hace que
Aunque dejamos asentado por indudable que no
seamos habitación del Espíritu Santo: que por eso
pecan mortal ni venialmente los que no ayunan no
31
bajó sobre ios apóstoles cuando estaban prevenidos
con el ayuno. templos, a3Í como al mantenimiento de los ministros
C o n gran propiedad llamó San J u a n Crisóstomo empleados en el culto divino. E s t e mandamiento, con-
arado al ayuno; pupssi aquel arranca las malezas y es- siderado en cuanto á su sustancia, es de derecho natu-
pinas que arroja la tierra, éste arranca los vicios de ral; pues la razón natural dicta que á cada uno se le re-
nuestra alma; y si la tierra que no es arada ni labrada munere la ocupacion en que se emplea; así es que,
se llena üe malas yerbas y espinas, también el cristiano como refiere San Pablo, siendo los sacerdotes los
sin ayuno, se llena de pecados, resabios y costum- ministros que están ocupados y empleados por la sa-
bres malas. El ayuno es el fundamento de todas las lud y utilidad del pueblo, en las alabanzas divinas,
virtudes, sm el cual ninguna tiene Grmeza: en faltan- asistencia al sagrado culto, enseñanza de los fieles,
do el, todas faltan; y con él todas son firmes y cre- régimen espiritual suyo, y administración de los di-
cen: engendra castidad y enciende el alma en amor vinos sacramentos, medios por donde se conduce á la
divino, fcan Ambrosio dice: este precepto del ayu- gloria; es muy debido que á éstos, que nos dan y ad-
no fué el primero que puso Dios á los hombres: por ministran las cosas espirituales, les asistamos con los
ía.tar a él se perdieron, y el mundo se ane^ó. Y San socorros y subsidios temporales: con que en cuanto á
Gerónimo, finalmente, dice: pon los ojos en todos los su esencia, es de derecho natural la paga de estos diez-
siglos, y hallarás que en todos ellos no ha habido mos. E n cuanto á la cuota ó tasa de lo que se de-
santo que no haya sido hijo del ayuno: todos fueron ba pagar, en la ley escrita mandó Dio3 que todo el
abstinentes, todos mortificados, todos ayunaron y cre- pueblo, de todos sus frutos, pagase la décima parte
cieron en santidad al paso q u e crecieron en el ayuno. á los levitas, que eran los ministros y sacerdotes de-
P o r esto, pues, nuestra madre la Iglesia, deseando dicados al culto del Señor; y aunque este precepto
que nos libremos de culpas y penas, y que ejercíte- fué judicial, que no obliga en la ley evangélica, fué
nlo? las virtudes, nos manda que ayunemos. precepto divino, de donde dimanó el ponerlo des-
, Pernos y primicias. E n el cumplimiento de este pues la Iglesia.
ultimo precepto de la Iglesia, que es pagar diezmos y F u n d a d a , pues, nuestra madre la Iglesia en es-
primicias, se ejercita un acto d e religión, muy agrada- te precepto, determinó que todos los fieles pagasen
ble á Dios; con la acción de pagar los hombres este tri- la décima parte de sus frutos á sus ministros, á
buto, reconocen á su Magestad por universal Criador quienes según su disposición los tiene aplicados,
de todo, y protestan juntamente el grande y supremo para que puedan vivir descuidados de las cosas tem-
dominio que sobre todos tiene. E l producido de este porales, y vigilantes en las de su elevado minis-
pago, e3 aplicado á la conservación y decencia de loa terio, y así, en cuanto á esta cuota ó tasa, es so-
lo precepto eclesiástico, fundado en el divino y na-
tura!; pues si faltasen los fieles á pagar estos diez-
de todos los frutos que se cogiesen, en señal y reco-
mos y primicias, no habria ministros en la Iglesia,
nocimiento de los beneficios que de la mano del Se-
se acabaría el culto divino, el santo sacrificio de la
ñor habian todos recibido,}'también los pngamos noso-
misa, as horas canónicas, el esplendor de los tem-
tros, en agradecimiento á los mismos beneficios que
plos, las procesiones, rogativas, ornamentos sagra-
nos hace nuestro Criador. También determinó jus-
dos, dignidades episcopales, y las demás que com-
tamente esta cuota la Iglesia, para que se conociese que
ponen esta gerarquía eclesiástica, que es un diseño
no tributan menos los pueblos de la ley evangélica á los
de la celestial, que asiste en continuas alabanzas á la
ministros de Dios, que daban los de la lev antigua á los
1 rinidad adorable. Esta costumbre de pagar este tri-
suyos; cuando nosotros estamos obligados á mas, por
buto, empezó luego que hubo habitadores en el mun-
razón de los mayores beneficios que hemos recibido;
do; pues de la Escritura consta que Cain y Abel, que
siendo como son los ministros de la ley d e gracia, de
lueron los primeros hijos de Adán, le ofrecieron á
mayor dignidad que los de la ley antigua, como tes-
Dios parte de sus frutos, así de mieses como de ga-
tifica el apóstol.
nados, y de esta suerte fué continuando hasta la ley
E s t e precepto y mandamiento de la Iglesia indu-
escrita. D e Abrabam consta que ofreció diezmos al
ce jrrave obligación, y el quebrantarlo, es de suyo pe-
sacerdote Melchisedeeh; y Jacob hizo voto al Señor
cado mortal, si 110 le excusa la parvedad de la mate-
de pagarle puntualmente diezmos de todos sus fru-
ria; de suerte, que el que pagase primicias ó diez-
tos. E n la ley escrita consta de muchos lugares, don-
mos, faltando en ello en cosa grave, comete dos pe-
de mandó Dios esto mismo á su p u e b l o f y despues
cados mortales, ó uno con dos malicias distintas en
la Iglesia católica señaló la cuota ó tasa de la parte
especie, una contra justicia y otra contra religión: la
que se habia de diezmar ó contribuir para el culto de
primera, porque de justicia se le deben á la Iglesia
Dios, y sustento de sus ministros.
y á sus ministros, como estipendio que se les ha se-
También estamos obligados á pagar las primicias, ñalado por el ministerio espiritual que ejercen con
según lo establecido por la Iglesia y costumbre de los fieles; y la segunda, porque la Iglesia manda que
los obispados; ofreciéndole á Dios de lo primero se paguen dichos diezmos y primicias, en reconoci-
de los frutos que nos da; y como los sacerdotes miento del supremo dominio que tiene Dios sobre to-
son los que nos administran los sacramentos, y I03 das las cosas, y faltar á esto en cosa grave, es pecar
que ofrecen á Dios oraciones y sacrificios por el contra religión. D e suerte que cualquiera que pague
pueblo, por eso les es muy debido el que se las pa- diezmos, aunque sean muchos, no ha de juzgar que
guemos, dice Santo T o m á s . E n la ley escrita esta- da algo de gracia á la Iglesia ó á sus ministros, por-
ba mandado que se diesen al sacerdote las primicias que los diezmos no son suyos, pues los debe de jas-
ticia á la Iglesia, porque Dios nuestro Señor, cuyo ticada y asentada; de suerte, que de aquel género de
es todo, le dió liberal al cosechero las nueve partes, frutos, estamos obligados á pagar diezmos que en la
y reservó ta décima para sus ministros. parte donde vivimos se acostumbran cobrar y pedir
P . De cuáles/rulos debemos dar diezmos, y cuántos? por los que cuidan de las rentas decimales, y está en
R . Conforme á las costumbres recibidas en los obis- práctica pagarlos en aquel lugar. Esta costumbre
pados. ha de ser practicada y recibida en aquel lugar ú obis-
Para explicar esta respuesta, debemos tener en- pado, por mucho tiempo. Esto que hemos dicho
tendido que son tres ¡as diferencias de ñutos de que de los diezmos, debemos también decir de las pri-
hablan los autores. A unos llaman personales, y micias, que son las que se dan á Dios en acción
son aquellos que provienen de la industria de la de gracias por los frutos que nos ha dado, y se
persona, como del jornal ó sueldo, de la caza, pes- pagan á los párrocos, como que son los mediane-
ca, abogacía y mercancía. Otros se intitulan predia- ros entre Dios y el pueblo, y los que le adminis-
les, y son aquellos que produce la tierra, como vino, tran los sacramentos: y por lo que mira á éstas, así
aceite, trigo, legumbres, frutas, &c. L o s terceros se en cuanto á la cantidad y especies, como en cuanto
llaman mixtos, y son los que provienen, parte de los á los sugetos á quienes se deben pagar, se ha de es-
animales, y parte de la industria de los hombres, co- tar también á la costumbre de cada lugar, en la mis-
mo los corderos, que de las ovejas, con los pastos y ma forma que dejamos explicado de los diezmos.
cuidado do los pastores, se crian y logran. L o s También se debe estar á la costumbre en cuanto á
requesones, el queso y otros 4 este modo, como conducir los diezmos. Si la hay de ponerlos el coseche-
lana, miel y cera, y casi todo el fruto de los ani- ro en los graneros de la Iglesia, á esto está obligado: si
males es mixto; porque si la industria y cuidado del es de entregarlos en la hacienda, debe dar aviso á la
hombre no los beneficiara, no se lograran. D e estos, persona que cuida de cobrarlos, para que acuda á re-
pues, es necesario saber de cuáles se han de pagar cogerlos; y el que los deja desamparados sin dar este
diezmos. Antiguamente se pagaba diezmo de todo aviso, no cumple, quedando obligado á restituirlos, si
este género de frutos; hoy en muchos obispados y lu- por esto se pierden. Tampoco le es lícito al coseche-
gares, no se paga diezmo de los frutos personales, ni ro sacar del monton antes que le diezme, la porcion que
tampoco de las casas y molinos; en otras partes toda- sembró; y el decir lo contrario es un manifiesto error,
vía se paga de todo esto: debemos, pues, saber á lo que como tal se mandó expurgar y borrar en el libro
que estamos obligados. en que se enseñaba. Ni menos pueden los labrado-
Y para esto no se puede dar regla mas fija, que es res sacar los gastos que han hecho en la sementera
atender á la costumbre que hubiese introducida, prac- y cosecha hasta coger y limpiar ei trigo, ó recoger el
vino, aceituna ú otras e s p e c i e s ; y así d e b e n d i e z m a r de g a s e la c a n t i d a d q u e l e t o c a s e ; del trigo b u e n o s i n
ellos e n t e r a m e n t e , c o m o lo p r a c t i c a y e n s e ñ a la cos- apartar para sembrar, lo que le toca; del mediano
t u m b r e de laIglesia, p u e s no fuera justo que dándo- t a m b i é n , y lo m i s m o d e l inferior: y e s t o m i s m o s e h a
lo D i o s lodo, para e l u n o que l e d a n se pusieran á d e e n t e n d e r en los d e m á s frutos, c o m o lana d e car-
ajustar m e n u d a s cuentas con su Magestad: debemos, neros y ovejas, aceituna ó uva, que de todo se ha de
pues, íntegramente diezmarlo, c o m o está en e l tiem- p a g a r lo q u e le t o c a á c a d a e s p e c i e , sin r e s e r v a r nin-
p o q u e se acostumbra l a diezma, con toda integridad guna.
y fidelidad. P. Qué cosas nos ayudan á guardar los manda-
P. Y debemos dar al diezmo lo mejor? mientos?
R. A lo menos no lo peor, pues lo da Dios todo. R. La oracion,frecuencia de sacramentos, sermo-
Aunque e s m u y justo y conforme á razón, que á nes, libros devotos y buenas compañías.
D i o s l e tributemos lo m e j o r en r e c o n o c i m i e n t o d e su P. Qué cosas nos impiden la guarda de los man-
soberano y universal dominio, y en señal d e nuestro damientos?
agradecimiento á s u gran liberalidad; y a u n q u e es R. Las costumbres'y ocasiones malas, poca devo-
cierto q u e c o m o á tan s u p r e m o m o n a r c a l e es d e b i d o ción y sobrada confianza.
lo m a s p u r o , p e r f e c t o y p r e c i o s o , y q u e d e e s t o s e C o m o quiera q u e laoracion rectifica nuestro inte-
d a p o r servido, c o m o l o manifestó e n las o f r e n d a s d e rior, m u e v e nuestros afectos, y nos hace f o r m a r san-
C a i n y A b e l , q u e p o r s e r é s t a d e lo m e j o r d e s u s fru- tos propósitos; q u e l afrecuencia d e sacramentos au-
tos l a admitió gustoso el S e ñ o r , y n o a c e p t ó la de menta en nuestras almas lagracia, que l a robustece
Cain por ser de lopeor, mostrando su desagrado, y en l avirtud; y que los s e r m o n e s y libros d e v o t o s n o s
como volviéndole e lrostro y dándole en lacara con iluminan y nos proveen de saludables máximas y re-
su ofrenda, e n que bastantemente dejó enseñado á glas excelentes, n o h a y d u d a en q u e estas prácticas
t o d a la p o s t e r i d a d q u e l o q u e m a s le a g r a d a b a , y d e religiosas y d e v o t a s n o s a y u d a n á g u a r d a r los m a n -
lo q u e se d a b a p o r m a s satisfecho, era d e q u e los h o m - d a m i e n t o s ; así c o m o t a m p o c o la h a y en q u e n o s impi-
b r e s le tributasen lo m e j o r , y p o r esto m a n d a b a e n d e n su g u a r d a las c o s t u m b r e s d e p r a v a d a s , q u e cor-
el E x o d o q u e t o d o s l e p a g a s e n lo m a s a c e n d r a d o d e r o m p e n n u e s t r o c o r a z o n , y las o c a s i o n e s peligrosas
sus frutos y p r i m o g é n i t o s d e sus g a n a d o s : sin embar- q u e n o s i n d u c e n a l p e c a d o . A u n s o l o el e s t a d o d e
go, la s u a v i d a d d e n u e s t r a m a d r e la Iglesia, q u e pres- tibieza y de poca devocion, basta para e l abandono
cribió l acuota d e estos d i e z m o s , n o señaló ni e x c e p - e n q u e s e c a e a c e r c a d e la o b s e r v a n c i a d e l a l e y , p o r -
t u ó lo b u e n o , n i lo m a l o , n i o b l i g ó á q u e s e p a g a s e que induce relajación, y hace ver con menosprecio
d e lo m e j o r , s i n o s o l o á q u e d e c a d a g é n e r o s e pa- los m e d i o s q u e t e n e m o s n e c e s i d a d de p o n e r para evi-
causa su cumplimiento. Este hace felices á los hom-
tar s i p e c a d o y conserrar el estado de gracia; mucho-
bres y á la sociedad que ellos componen. Fnpri-
mas si á esto se agrega la falsa confianza que nos ha-
mer lugar, hace felices á los hombres, porque nada
ce dormir bajo la sombra de la muerte y al borde del
hay mas feliz en la tierra, que el justo, y nada for-
precipicio.
ma al justo, sino el cumplimiento de la ley. L a s Sa-
Concluirémos esta tercera parte presentando algu- gradas Escrituras llaman sin cesar á los que cumplen
nos de los muchos y poderosos motivos que tenemos con ella bienaventurados, y el mismo Jesucristo en
para cumplir la ley de Dios, no solo con fidelidad, sino las ocho bienaventuranzas llamó felices, no solo á
también con anhelo, como el Profeta. Primer motivo. los que cumplen con esta ley, sino también á los que
Su autor. D i o s es el autor de esta ley; Dios la ha padecen por su cumplimiento. En segundo lugar,
dictado y ordenado; Dios la ha impuesto á los hom- hace feliz ú la sociedad que ellos componen. L a ra-
bres, y Dios tiene derechos infinitos á exigir su cum- zón es claia, porque una sociedad compuesta de hom-
plimiento. ¡ P u e d e darse motivo mas poderoso! Si bres justos, de subditos obedientes, de superiores sin
hacemos con prontitud y con gusto lo que nos man- orgullo, de padres celosos y prudentes, de hijos dó-
dan aquellos á quienes amamos y veneramos, ¡con ciles y cariñosos, de hermanos que se aman mutua-
cuánta mas prontitud y mayor gusto no deberémos mente, de esposos fieles y santamente unidos
hacer lo que nos manda aquel á quien debemos to-
una sociedad semejante es la mas feliz que puede
do nuestro amor y veneración! Si los buenos ami-
darse en el mundo, y esta es la sociedad que ordena
gos se complacen en servir á sus amigos, los buenos
y manda esta ley, y la que formaría indefectiblemen-
hijos á sus padres, ¡cuánto mas deberémos compla-
te su cumplimiento. Y no se crea que una tal socie-
cernos en servir á nuestro amigo, á nuestro padre
dad es ideal y quimérica, porque ya se vió realizada
Dios! Si los cortesanos corren á cumplir las meno-
en los primeros cristianos, de quienes se dice en los
res insinuaciones de los soberanos de la tierra, ¡con
hechos apostólicos: que no tenían, sino un corazon
qué prontitud no deberémos nosotros cumplir con
y una alma; y si la relajación de los tiempos presen-
los preceptos del soberano del cielo! Segundo mo-
tes nos la hace mirar como imposible, es porque no
tivo. La excelencia de esta ley. Si estuviera dic-
separamos lo que se hace, de lo que se debe y pue-
tada por los hombres, tal vez podriamos desconfiar
de hacer; pero la ley de Dios siempre aspira á for-
de su bondad y justicia; pero estando dictada por
marla, y su fiel cumplimiento siempre llegará á con-
Dios, infinitamente sábio y justo, no puede ser, sino
seguirlo.
una ley la mejor, la mas sabia y la mas justa. ¡Oh,
Dios mío, ¡cuántos y cuan poderosos motivos te-
qué digna de ser venerada y obedecida una ley se-
nemos para amar y cumplir vuestra ley santa! ¡cuán
mejante! Tercer motivo. La felicidad temporal que
grande es el amor que nos habéis manifestado, dán-
donos esta preciosa ley, que ilumina nuestro enten-
dimiento en medio de las tinieblas que envuelven el
mundo; que dirige nuestros pasos por entre la multi-
tud de pretextos y tropiezos que ocurren en su su-
perficie; que pone freno á nuestras pasiones para que CUARTA PARTE
no nos d e s p e ñ e n por sus derrumbaderos, y que nos
guia y lleva, c o m o de la mano, por el camino de la
D B LA
virtud al reino de los cielos! ¡Dios de amor! Ya que
habéis tenido la bondad de darnos una ley por tantos
títulos interesante y amable, dadnos también los au-
xilios que necesitamos para guardarla y cumplirla to- doctrina cristiana,
dos los dias de nuestra vida, y merecer p o r su cum-
plimiento veros y gozaros eternamente en la gloria.
Amen. EN LA QUE SE DECLARA LOS SACRAMENTOS QUE SE
HAN DE RECIBIR.

P. Decid los sacramentos.


R. Los sacramentos de la santa madre Iglesia son
siete, ifc.
P. Quién instituyó los santos sacramentos?
R . El mismo Jesucristo, Señor nuestro.
A u n q u e los sacramentos sean llamados de la san-
ta madre Iglesia, no es porque la Iglesia los haya ins-
tituido, sino p o r q u e los hace y confiere por medio de
sus ministros. E l autor de los sacramentos es el mis-
mo Jesucristo nuestro S e ñ o r . A s í consta en la Igle-
32
grande es el amor que nos habéis manifestado, dán-
donos esta preciosa ley, que ilumina nuestro enten-
dimiento en medio de las tinieblas que envuelven el
mundo; que dirige nuestros pasos por entre la multi-
tud de pretextos y tropiezos que ocurren en su su-
perficie; que pone freno á nuestras pasiones para que CUARTA PARTE
no nos d e s p e ñ e n por sus derrumbaderos, y que nos
guia y lleva, c o m o de la mano, por el camino de la
DB LA
virtud al reino de los cielos! ¡Dios de amor! Ya que
habéis tenido la bondad de darnos una ley por tantos
títulos interesante y amable, dadnos también los au-
xilios que necesitamos para guardarla y cumplirla to- doctrina cristiana,
dos los dias de nuestra vida, y merecer p o r su cum-
plimiento veros y gozaros eternamente en la gloria.
Amen. EN LA QUE SE DECLARA LOS SACRAMENTOS QUE SE
HAN DE RECIBIR.

P. Decid los sacramentos.


R. Los sacramentos de la santa madre Iglesia son
siete, ifc.
P. Quién instituyó los santos sacramentos?
R . El mismo Jesucristo, Señor nuestro.
A u n q u e los sacramentos sean llamados de la san-
ta madre Iglesia, no es porque la Iglesia los haya ins-
tituido, sino p o r q u e los hace y confiere por medio de
sus ministros. E l autor de los sacramentos es el mis-
mo Jesucristo nuestro S e ñ o r . A s í consta en la Igle-
32
gia, y lo tiene definido el santo concilio de Trento confirmado y del ordenado. L o s sacramentos que
por estas palabras: " S i alguno dijere que los sacra- imprimen carácter no se pueden recibir mas que una
mentos de la ley nueva no fueron todos instituidos vez; porque no pudiendo borrarse jamas el carácter
por nuestro Señor Jesucristo, ó que son mas ó me- que imprimen, tampoco puede volver á imprimirse,
nos que siete, á saber: Bautismo, Confirmación, E u - y por otras razones, que se dirán al hablar de cada
caristía, Penitencia, Extremaunción, Orden y Matri- uno en particular.
monio, ó dijere que alguno de estos siete no es ver- P . Qué cosa son los sacramentos?
dadera y propiamente sacramento, sea anatematiza- R. Unos espirituales remedios que nos sanan y jus-
d o , " esto es, maldito y excomulgado. L o s cinco tifican.
primeros sacramentos son de necesidad, esto es. es C o m o Jesucristo vino á reparar la humana natura-
necesario recibirlos real y efectivamente, si se pue- leza, caida por el pecado, resucitándola de la muer-
de; y si no, tener voluntad y deseo de recibirlos. L o s te de la culpa á la vida de la gracia, instituyó los sie-
dos últimos son de voluntad, porque nadie en parti- te sacramentos, para comunicar por medio de ellos á
cular está obligado ni á casarse ni á ordenarse. L1 las almas la nueva vida que les adquirió con su pa-
bautismo y la penitencia se llaman sacramentos de sión y muerte, y aplicarles todo el fruto de su reden-
muertos, porque están instituidos para d«r la vida do ción copiosa. Asi es que proveyó de sacramentos
}a gracia á las almas que están muertas por la culpa, que directamente y por su institución, resucitaran á
y los demás se llaman de taro*, porque están institui- la alma de la muerte del pecado á la vida de la gra-
d o s para aumentar la gracia en las almas que están cia, cuates Son el bautismo y la penitencia; y de sa-
vivas por la gracia. También los sacramentos de cramentos que la hicieran convalecer, curaran sus
muertos causan este aumento de gracia, que llama» dolencias, repararan sus fuerzas, remediaran sus ma-
Tetuda gracia, c u a n d o el alma que los recibe esta les, la robustecieran en !a virtud, la nutrieran y ali-
cu gracia! como s u c e d e con l a s j u e llegan en gracia mentaran, y esto hacen todos los demás sacramen-
l confesarse. ¡Ojalá que esto-sucediera siempre! tos, sanándonos y justificándonos.
E l bautismo, la confirmación y el orden, impnmen ca- P . De qué manera, nos justifican?
r á c t e r esto es, estampan en el alma que los recibe, R , Dándonos gracia interior por señales exteriores.
una «eñal que j a m a s se borra. E l cristiano siempre
Así como el gran móvil de nuestra justificación es
c o n s e r v a r a el carácter ó señal de cristiano que reci-
la sangre de Cristo, cuyo precio infinito se nos apli-
bió'en el bautismo, en el mundo como su mayor hon-
ca en los sacramentos, así la gracia justificante, que
ra en el cielo para especial glor.a, y en el i n f i d o
también se llama de las virtudes y los dones, es el gran
p a r a especial pena. L o m i s m o se ha de decir, del
medio por el que nos libramos y sanamos de todos
mentos, es un ser divino que nos hace hijos d e Dios
nuestros males espirituales, y adquirimos todos los
y herederos de su gloria: es un ser sobrenatural, un
bienes sobrenaturales; y los sacramentos son el gran-
Begundo ser que da D i o s al alma, y consiste en una
de instrumento que en la mano omnipotente y mise-
participación de la naturaleza divina, no esencialmen-
ricordiosa de nuestro D i o s , obra n u e s t r a justificación,
te como fluye en las tres divinas P e r s o n a s (pues esto
produciendo en nuestras almas esa misma gracia in-
seria imposible, y el decirlo seria una horrenda blas-
terior que las informa, y que es la que inmediata y
femia) sino por un modo que llaman los teólogos de
físicamente borra el pecado, y da la vida sobrenatu-
semejanza, pero con real y física participación de
ral al alma, ó se la aumenta. Mas como estos ad-
aquella divina naturaleza. Mas aunque la gracia san-
mirables instrumentos son signos sensibles de la cosa
tificante es creada, y no se participa por ella esencial-
sagrada que nos santifica, por eso se dice que nos dan
mente la naturaleza divina, bástale ser lo que es y
gracia interior por señales exteriores.
participarse por ella la divina naturaleza, por aquel
P . Cómo pueden darnos gracia las señales exterio •
m o d o de similitud ó semejanza, para que sea supe-
res? rior incomparablemente á todo cuanto existe en el
R. Por los méritos de Cristo nuestro Señor opaca- órden natural ó de la creación, y para que un solo
dos en ellas. grado de gracia valga infinitamente, esto es, no tenga
C o m o los sacramentos son un signo sensible, que precio ni medida, sino que sea de un valor infinito.
por la institución de D i o s tiene virtud, no solo para Mas contrayéndonos precisamente á la gracia sa-
s i v n i f i c a r , sino también para causar la santidad y j u s - cramental, aunque no es distinta en especie de la san-
ticia, no hay duda que este signo sensible ó esk?s seña- tificante, de que acabamos de hablar, a ñ a d e cierto
les exteriores, que es lo mismo, nos dan la gracia, es- auxilio divino, dice Santo T o m á s , para conseguir el
to es, la producen en nosotros. Mas para que Dios fin del sacramento que la causa, y del cual toma su
hiciera esta institución admirable, dando á los sacra- nombre. L a que causa el sacramento del bautismo
mentos una virtud tan portentosa, y de un modo ver- se llama gracia regenerativa, porque por él somos re-
daderamente milagroso, no hay duda que para ello engendrados espiritualmente en Jesucristo. L a de la
hubo de atender á los méritos infinitos d e su H . j o confirmación, corroborativa, porque por ella somos
Santísimo nuestro S e ñ o r Jesucristo, y que estos mis- fortalecidos en la fé que recibimos en el bautismo.
mos méritos obran moralmente en los sacramentos, L a de la comunion, cibativa, p o r q u e este sacramento
por los cuales nos son aplicados; d e manera, que a es alimento de nuestras almas. L a de la penitencia,
los méritos de Cristo debemos los sacramentos, y a remisiva, porque conseguimos por él la remisión de
los sacramentos la aplicación d e los méritos de Cristo. los pecados. T a m b i é n se llama remisiva la de la ex-
E s t a gracia que producen en nosotros los sacra-
tremauncion, porque se nos perdonan por este sacra-
mento las reliquias de los pecados. L a del órden,
;potestativa, porque da potestad al ordenado en las co- BAUTISMO.
sas espirituales. Y en fin, se llama unitiva la del ma-
trimonio, porque por este sacramento se santifica la
unión de los casados, para que vivan entre sí santa- P. Qué cosa es bautismo?
mente, y procreen hijos para el cielo. T o d a s estas R. Un espiritual nacimiento, en que se nos da el
gracias sacramentales dan derecho á especiales auxi- ser de gracia y la insignia de crittianos.
lios, para cumplir las obligaciones que recíprocamen- E l bautismo es en el orden, el primer sacramento y
te imponen los sacramentos que las causan, como es, la puerta por donde entramos en la Iglesia. E s el
por ejemplo, en el bautismo, para cumplir con los de- que nos saca del infeliz estado de la culpa original,
beres de cristiano. E n la confirmación, para soste- en que desgraciadamente hemos sido concebidos, y
nerse en la fé, y confesarla hasta morir en su defen- nos coloca en el feliz estado de la gracia, al que mi-
sa; y asi de los demás. sericordiosamente hemos sido llamados: es el que nos
P. Es necesario recibir los sacramentos con buena libra de la esclavitud del demonio á quien nos sujetó
disposición? el pecado, y nos pone en libertad perfecta, que nos
R. Sí, porque sin ella 110 se recibirá la gracia. donó Jesucristo destruyendo el pecado; es,.en fin, el
Siendo, como es, la gracia santificante un ser so- que no3 reengendra en el Espíritu Santo, y nos hace
brenatural que se produce en el alma, requiere en ésta hijos de Dios y herederos del cielo. Ya de aquí se
una disposición tal, que la haga capaz de él; pues la infiere fácilmente cuán importante es que los fieles se
gracia es forma, y es bien sabido que la disposición instruyan bien en lo que pertenece á este sacramen-
y la forma han de estar en un mismo orden. Si, pues, to, á cuyo fin vamos á dar las explicaciones siguientes.
el alma ha de recibir la gracia, que es del orden so- Esencia del Bautismo. E s t e es un sacramento ins-
brenatural, necesita elevarse hacia este orden, me- tituido por Jesucristo para perdonar el pecado origi-
diante algún auxilio divino que la mueva á la detes- nal y cualquiera otro que tenga el que se bautiza; pa-
tación del pecado, y al propósito d e la virtud. Sin ra reengendrarle espiritualmente, y para ponerle en
este esfuerzo, no es el alma capaz de aquella forma; amistad con Dios.
y no solo no recibirá la gracia, sino que adquirirá E s t e sacramento consta, como todos, de tres co-
nueva deformidad, esto es, caerá en nuevo pecado si pas, que son: materia, forma y ministro, con intención
se llega á recibir el sacramento, porque le hace inju- de hacer sacramento, ó lo que hace la Iglesia. L a
ria haciéndolo, por la falta de disposición frustráneo materia es el agua de fuente, arroyo, pozo, estanque,
y nulo.
mar 6
. cualquiera otra que sea agua natural, y maravillas que ocurrieron on su institución, y son bien
p o r cons.guíente, no es materia de esle sacramento dignas de la memoria de los fieles Habia medio año
el vino, aguardiente, n, otra a g u a destilada ó com- que San J u a n predicaba á los judíos, anunciándoles la
puesta, ni el sudor, ni la saliva, ni otro cualquier H- llegada del Mesías prometido y esperado por tantos si-
qu do q U e no sea agua natural. L a forma son estas glos; exhortándoles á que se preparasen con la peniten-
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H £ J ? r tC- ^ T 671 d n mhre
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»dre, y del cia para recibirle, y administrándoles un bautismo que,
Hijo y del Espíritu Sonto. Amen. T o d a s son esen- sin causar la gracia santificante, disponía para recibir
ciales é indispensables para hacer verdadero sacra- las gracias de preparación, que eran su objeto. Cuan-
nflT Tept° P r 0 D T b r e y 0 > l a s conjunciones, y la do esto sucedía en las riberas del Jordán, Jesucris-
palabra Amen, las cuales, aunque no son e s e n c i a s , to, siendo de casi treinta años de edad, salió de Na-
no pueden omitirse voluntariamente sin pecar La zaret, ciudad de su residencia, y se dirigió al Jordán,
persona que bautiza es el ministro, del cual hablaré- que distaba veinte leguas, para ser también bautiza-
mos d e s p u e s . A u n q u e no hay sino un solo bautismo do. San J u a n le conoce al presentarse, se estreme-
corno enseña San Pablo á los fieles de Efeso, y confie^ ce al verse delante del Ilijo de Dios humanado, y su
sa la Iglesia en el credo de la misa, sin embargo, lla- turbación llega al extremo cuando oye que viene á
man también bautismo al acto de contrición ó caridad ser bautizado. ¡Yo, exclama entonces sobrecogido
hecho con deseo de recibir el bautismo, y al martirio y atónito, yo, Señor, debo ser bautizado por vos! ¿y
padecido por Jesucristo antes de recibir el bautismo- quereis que yo os bautice?
no porque sean sacramentos, sino porque suplen el del Aquí San J u a n , este ángel del desierto, se ano-
bautismo, cuando éste no puede recibirse, y hacen sus nada, se resiste, se empeña. . . .pero no hay arbitrio,
veces en cuanto al primer efecto, que es dar la gra-
manda el Señor y es preciso obedecer. Obligado al
cia y perdonar los pecados. Al primero llaman bau-
fin el santo precursor, se determina y bautiza al H o m -
tismo de fuego, y con él han sido bautizados muchos
bre Dios, cuyos caminos habia venido á preparar, pe-
fervorosos catecúmenos, particularmente en los prin-
ro. . . .y ¡qué es lo que sucede! L o s cielos se abren.
cipios de la Iglesia; y el segundo, bautismo de sangre,
E l Espíritu Santo baja en figura de paloma, y repo-
y también con este han sido bautizados muchos pár-
vulos y adultos, que venera la Iglesia como már- sa sobre la cabeza de Jesucristo, y se oye la voz del
tires. P a d r e que dice: Este es mi amado Hijo, en quien ten-
go mi complacencia. Tales fueron los portentos que
Institución del bautismo. Este sacramento f u é ins-
se siguieron al bautismo de Jesucristo, y entre tales
tituido cuando Jesucristo fué bautizado por San J u a n
portentos fué instituido el sacramento del bautismo;
en el rio J o r d a n . L a sagrada Escritura nos refiere laa
porque Jesucristo no fué bautizado, dice San Máxi-
rao, sino para constituir este sacramento. Así es que dose los niños tan expuestos á la muerte por su gran
J e s u c r i s t o santificó con su divino contacto el agua delicadeza, será muy fácil, s i s e descuidan, que mue-
que es su materia; se halló presente sensiblemente lá ran sin bautismo, y en este caso, ¿cómo podrían su-
banüsiraa Trinidad, en cuyo nombre se confiere: el frir la pena de h a b e r privado por su descuido al hijo
P a d r e e n voz, eí Hijo en persona, y el Espíritu San- d e sus entrañas del reino de los cielos? También
to en figura de paloma-, y el cielo, cuya entrada nos las m a d r e s , en el tiempo de su embarazo, deben cui-
estaba cerrada, no se dividió, dice San Gregorio Na- dar m u c h o d e conservar la vida de los hijos que lle-
cianceno, sino que se abrió, para significar que se nos van en su seno, procurando huir los excesos, y lle-
tranqueaba su entrada por este sacramento. var un porte de vida tan circunspecto, cual conviene
Necesidad del bautismo. Instituido en medio de es- á las que encierran en sus entrañas unas criaturas re-
te divin© aparato, principió luego á ser administrado dimidas con la sangre d e Jesucristo, y destinadas á
p o r J e s u c r i s t o , y P o r los apóstoles en su nombre, aun- hacerse hijas de D i o s en el sagrado bautismo. D e -
que c a n E v o d i o Antioqueno, sucesor de los apósto- ben, ademas, pedir mucho á Dios, durante su emba-
les, nos dice: " q u e J e s u c r i s t o solo bautizó á San P e - razo, que conserve la débil vida temporal d e estas
dro, este a San A n d r é s , Santiago y San J u a n , y és- criaturas, hasta que reciban este sacramento de vida
tos a los demás apóstoles. A n t e s d e la muerte del eterna. ¿Y qué diremos ahora de aquellas madres
K e d e n t o f , solo bautizaban á los j u d í o s que deseaban que, d e s p u e s ¿le haber concebido á costa d e un deli-
recibirle; p e r o despues d e su gloriosa resurrección, to, procuran ahogar en su seno al hijo que han con-
bautizaban a toda clase de gentes, porque les dijo cebido? ¿Diremos que son unas fieras? No, poi que
el teenor: Id, pues, y enseñad á todas las sen/es, bau- las fieras procuran siempre la conservación de sus hi-
Itzana&las en el nombre del Padre, y del Hijo y del jos. D i r é m o s que son unos monstruos dignos de la
bqnritu Santo, y aquí principió la obligación de execración de todos los hombres. ¿Y qué diremos
recibir el baut!smo: despues se aumentó con la pu- también d e los que aconsejan, anima» ó cooperan á
blicación que hicieron los apóstoles, de la nueva ley, cometer este crimen? ¿De los que proporcionan be-
el día d e pentecosies; y en fin, se completó cuando b i d a s para perpetrarle? D i r é m o s que son verdade-
lúe publicado el Evangelio por todo el mundo. D e s - ros homicidas, 110 solo del cuerpo, sino también del
de entonces, el bautismo fué absolutamente necesa- alma de aquella criatura; y verdaderos reos, no solo
rio, y sin él, no hay entrada ni en la Iglesia ni en la del estado, sino también de la religión, y añadiremos
g or.a. D e aquí deben inferir los padres de familia p a r a desengaño d e las madres criminales y de los
el gran cuidado que deben de tener en que sus hijos c o m p a ñ e r o s ó cooperadores del crimen, que no hay
sean bautizados á la mayor brevedad, porque hallán- bebidas que penetren en ei seno en que el Criador
coloca á la criatura hasta que nace, y que solo se con-
sigue con ellas, que padezca ó muera la madre, tal su materia el agua, que es la cosa mas común en el
vez antes que la criatura á quien se intenta quitar la mundo, y para su forma las palabras mas usadas en-
vida. 1 tre los cristiano?, sino que también quiso que en ca-
so de necesidad, fuesen ministros de él, todos los
Ministro del bautismo. E s t e sacramento se debe
hombres del mundo que tuviesen u«o de razón. Sin
siempre administrar con solemnidad, esto es, con
embargo, entre esta multitud de ministros, debe
aquellos ritos y ceremonias que ha establecido la Igle-
guardarse en caso de concurrencia, el siguiente or-
sia Antiguamente el agua que habia de servir para
den de preferencia: Pontífice, obispo, párroco, sacer-
el bautismo, se bendecía en las vigilias de pascua de
dote, diácono, subdiácono, ordenado de menores, de
resurrección y de pentecostes, y con ellas se admi-
prima, hombre, muger, herege. apóstata, judío y gen-
nistraba este sacramento, particularmente á los adul-
til, aunque este orden puede invertirse cuando algu-
tos, si la necesidad no obligaba á hacerlo antes; y
no posterior sabe mejor la forma y modo d<- bautizar
aun en el día se observa la costumbre de bendecir el
que el anterior, porque importa sin comparación, mas
agua, é infundir en ella los santos óleos y sagrado
hacer verdadero sacramento, que guardar este orden
crisma en dichas vigilias, y esto es lo que se l l a m ^ e n -
de preferencia. T a m b i é n debe invertirse cuando la
dicion de pila. En peligro de muerte el bautismo se ha
derencia exige que la muger sea preferida al hombre.
administrado y se administra al presente sin solemni-
dad. Del bautismo solemne, son ministros ó de dere- Mudo de bautizar. Aunque hubo tiempos en que
cho, el Pontífice, los obispos y los párrocos, y extraor- se bautizaba por aspersión, rociando con abundancia
dinarios ó delegados, los sacerdotes en quienes los or- al bautizado, y por inmersión, sumergiéndolo en el
dinarios delegan sus facultades. En algunos casos pue- agua, al presente el modo común de bautizar es por
den delegarlas también á los diáconos. Del bautis- infusión', echando agua sobre la cabeza del bautiza-
mo no solemne ó de necesidad, son ministros todo do hasta que corra, y diciendo al mismo tiempo:
hombre ó muger que tenga uso de razón, sea de la Yo te bautizo, en el nombre del Padre. y del Hijo y
edad, estado, clase, profesion, nación ó secta que fue- del Espíritu Santo. Amen, con intención de bauti-
re; sea herege ó apóstata, judío ó pagano, con tal que zar, ó de hacer lo que hace la Iglesia cuando bau-
le administre bien y tenga intención de hacer sacra- ti/.;u iS¡ se bautiza con cualquier líquido que no sea
mento, ó lo que hace la Iglesia en la administración agua natural; si se dej 1 de pronunciar alguna palabra
de los sacramentos; y aquí es de admirar la bondad del de las esenciales, ó en fin, si 110 se tiene intención de
S e ñ o r , que por ser absolutamente necesario este sa- hacer bnut'smo, rtb hay sacramento: lo mismo sucede
cramento para nuestra salvación, no solo eligió para si una persona echa el agua y otra dice las palabras.
Si se bautiza con materia dudosa, como caldo ó le-
Dios, f,l que habían llevado al bautismo hecho escla-
gía claros, 6 se duda razonablemente si ss ha omiti-
vo de Satanás;, prometen que guardará aquel niño los
do alguna palabra esencial de la forma, 6 si se ha te-
mandamientos del Señor, y saLen fiadores de que no
nido. intención, ó en fin, si se ha concluido de echar
vivirá según el espíritu del mundo, sino según el es-
el agua antes de principiar á decir las palabras, ó de-
píritu de Jesucristo, ni servirá á. Satanás á quien ha
cir las palabras antes de comenzar á echar el agua,
renunciado, sino al Señor, que lo ha adoptado por hi-
e n ' t o d o s estos casos y otros semejantes, el bautismo
j o . . La Iglesia quiso que hubiese padrinos que su-
es dudoso, y debe repetirse con esta condicion: Si
pliesen todo, lo que no podia hacer por sí el bautiza-
no estás bautizado, yo te bautizo en el nombre del Pa-
do, es decir, que con respecto á los niños lo hicie-
dre, y del Hijo y dtl Espíritu Santo. Amen, Tam-
sen todo, y con respecto á los adultos hiciesen lo que
bién debe repetirse cuándo por necesidad se bautiza
ellos no pudiesen hacer por sí mismos, y quedasen
el niño en mano, pié ú otra cualquiera parte que no
de educar en la religión y buenas costumbres á sus
sea la cabeza. Si naciese la cabeza del infante, dice
ahijados, hasta que, creciendo éstos en Jesucristo,
el ritual romano, y amenázase peligro de muerte, bau-
llegasen á ser yaronsa perfectos. Los padrinos eran
tícese en la cabeza; y si naciese vivo no volverá á
de gran necesidad al principio de la Iglesia, cuando
bautizarse. P e r o si naciese otro miembro que indi-
los cristianos vivian mezclados con los gentiles; lo
que movimiento de vida, bautícese en él, si amenaza
fueron despues y lo son al presente, en aquellos paí-
peligro; y entonces, si nacido viviese, será bautizado
ses en que viven mezclados con los hereges; y aun
con la condicion dicha: Si no estás bautizado, yo te
lo son también en los países puramente católicos, en
bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espí-
que viven rodeados de tantos malos cristianos. L o s
ritu Santo. Amen.
padrinos, sobre estar bautizados, y si puede ser, con-
E l seglar que no esté instruido en estas materias, firmados, han de estar instruidos en la doctrina cris-
solo debe repetir el bautismo bsijo de condicion, cuan- tiana y en edad competente para desempeñar tan gra-
do no haya tiempo para dar parte de la duda al pár- ve cargo. L a Iglesia desea, ademas, que sean de
roco, ó á algún sacerdote ó persona que sepa resol- costumbres puras y piedad conocida, y prohibe ad-
ver lo conveniente. mitir á tan importante cargo, á los pecadores públi-
Padrinos del bautismo. A mas del ministro que cos ó escandalosos, y aun á las personas que visten
confiere el bautismo, hay otra clase de ministros que lujosa ó escandalosamente; porque estas gentes, en-
le acompañan. E s t o s son los que en el dia llamamos tregadas á las pompas y vanidades del mundo, mal
padrinos ó segundos padres, y que antiguamente se lla- pueden renunciarlas en el bautismo por sus ahijados.
maron recibidores, prometedores y fiadores; porque en Según lo dispuesto por los sagrados cánones, y de-
efecto, los padrinos" reciben hecho hijo adoptivo de "
cretado por el santo concilio de Trento, solo puede S"<reto del bautismo* L o es todo hombre. Así co-
haber un padrino ó una madrina, v á lo mas padrino mo por la culpa de Adán todos los hombres contra-
y madrina, para evitar el que haya muchos parientes, jimos el pecado original, así también por la caridad
porque el bautizante y los padrinos contraen paren- de Jesucristo todos los hombres somos capaces del
tesco espiritual con el bautizado en primera especie ó bautismo, que quita el pecado original. E n los pár-
grado, y con sus padres en segundo. Para el bau- vulos, fá.iuos y lucos perpetuos, ninguna disposición
tismo de necesidad, no ha establecido la Iglesia pa- se requiere para recibir este sacramento y sus efec-
drinos, porque si muere el bautizado, no los necesi- tos; pero en los que.tiene« uso de razón, se requiere
ta, y si vive, se le señalarán cuando se suplan las ce- que tengan intención do recibir el. bautismo, y s;n
remonias: es verdad que en este caso no contraen pa- ella no hay sacramento. Ademas, para recibir la gra-
rentesco, ni el sacerdote que suple las ceremonias, ni cia y las. virtudes que. causa, es necesario que tengan
los padrinos, porque no hay sacramento; pero éstos dolor de sus pecados, y principien á amar a Dios co-
quedan con la obligación de educar á sus ahijados. mo fuente de toda justicia, dice.el concilio de T r e u -
Acerca de esta sagrada obligación, conviene que oi- to. Deben estar instruidos en la doctrina cristiana,
gan los padrinos á San Agustin. " A vosotros, dice en las disposiciones necesarias para recibir válida y
el santo, asi hombres como mugeres, que sacásteis lícitamente usté sacramento, y en las obligaciones
niños de pila, os amonesto, sobre todo, que conoz- que contraen recibiéndolo. L o s monstruos de la es-
cáis que salisteis fiadores delante de Dios por todos pecie humana, son también capaces de este sacramen-
aquellos que recibisteis en la sagrada fuente. D e - to si tienen la cabeza de hombre, porque la cabeza es
béis amonestarles que guarden castidad, amen la j u s - como el trono del ahpa; pero si la cabeza no es de
ticia, conserven la caridad; y ante todas cosas, ense- hombre, aunque lo sean los demás miembros, es muy
ñadles el credo, el padrenuestro, los mandamientos, dudoso que sea hombre, y se debe dar tiempo hasta
y los fundamentos principales de la religión cristia- apurar las averiguaciones, á no ser que baya peligro
n a . " ¡Tan grave y extensa juzgaba el santo esta obli- de muerte, pues en este caso se le debe bautizar con-
gación! E s verdad que si ¡os padres naturales cum- dicionalmente, diciendo: Si eres hombre, fyc. Si la
plen bien con ella, podrán los padrinos descansar so- monstruosidad consiste en ser de dos cuerpos unidos,
b r e su celo; pero si sus padres no instruyen á sus hi- aunque estén entrelazados, se han de administrar dos
jos ni velan sobre sus Costumbres, ó mueren antes que bautismos, uno en cada cabeza; mas si el monstruo
estén bien instruidos y formados, el pe3o viene sobre tiene una sola cabeza, aunque estén duplicados algu-
sus padrinos, pues para estos casos principalmente nos miembros, no se le administrará sino un bautis-
los ha establecido la Iglesia. mo; si por el contrario, estuviesen duplicadas ó tri-
plicadas las cabezas y no los miembros, se le admi- El bautismo nos franquea la entrada en el cielo,
nistrarán tantos bautismos como cabezas tenga. H e que nos estaba cerrada por el pecado original, pues
tocado estos casos extraordinarios, porque podrán perdonándosenos por él todos los pecados, no solo
ocurrir á personas no instruidas en la materia, y sien- en cuanto á la culpa, sino también en cuanto á la pena,
do por lo común demasiado breve la vida de los mons- nada queda que pueda estorbarnos la entrada á la glo-
truos, no habrá tiempo para informarse, y perderán ria, y esto significa aquel abrirse los cielos cuando
la gloria una ó mas almas. Jesucristo fué bautizado.
P . Qué ayudas nos da el bautismo para la vida de P . Qué pecados quita?
cristianos? R . El original y cualquiera otro si le halla.
R . Las virtudes ?ieccsarias. Q u e en el mismo seno de nuestras madres recibi-
E l bautismo nos halla en estado de ceguera y de mos con la naturaleza de Adán su pecado, y que des-
muerte, y nos da luz y vida; nos halla esclavos del de el momento que comenzamos á ser hombres, so-
pecado y del demonio, y nos libra de tan funesta es- mos pecadores, es un artículo de fé tan fundamental,
clavitud; nos halla enemigos de Dios y desheredados que sin él, cae toda la religión, y hasta la naturaleza
del cielo, y nos reconcilia con Dios y nos restituye á se hace ininteligible. P o r eso los sabios del paga-
la herencia del cielo. Así nos lo enseña San Pablo nismo, careciendo del conocimiento del pecado ori-
en repetidos lugares de sus cartas. A la gracia si- ginal, 110 han podido concordar la naturaleza huma-
gue la nobilísima comitiva de las virtudes que se in- na con ella misma. Mas ¿cómo este pecado, come-
funden en el alma juntamente con ella. tido por nuestros primeros padres, pasa á ser nuestra
Ademas: por el bautismo se imprime en el alma funesta herencia? E s t e es un misterio de la religión
un sello sagrado que jamas se borra, y por él nos dis- tan profundo, que solo debemos adorarle, sin empe-
tinguimos los cristianos de todos los demás hombres. ñarnos en querer comprenderle para no ser oprimi-
E s t e sagrado sello, que llamamos carácter, nunca se dos por el peso de aquella inescrutable justicia, que
borra; tampoco puede imprimirse segunda vez, y es- decretó castigar este pecado en todos los descendien-
ta es una de las causas porque no se puede reiterar tes de aquel primer pecador. No obstante, hay mu-
el bautismo. chas razones, no para declarar y manifestar este mis-
P o r eso la Iglesia, cuando duda si alguna persona terio incomprensible, sino para hacer razonable el
está bautizada, no la vuelve á bautizar sino con esta obsequio de nuestra creencia. D e ellas hemos apun-
condicion: Si no estás bautizado, ¡fe., para 110 expo- tado ya las suficientes para instrucción del común de
nerse á repetir el bautismo. Este carácter cristiano, los fieles, explicando la caida da nuestros primeros
será en el cielo una corona eterna de gloria, y en el padres, donde pueden leerse.
infierno un borron eterno de ignominia.
P o r el bautismo no solamente se nos perdonan el nuestro pan con el sudor de nuestro rostro, esto es,
pecado original que heredamos de nuestros primeros á costa de trabajos duros y penosos. INuestro cuer-
padres, sino también los que nosotros hayamos co- po continúa sujeto á sufrir el frió, el" calor, la sed, el
metido. Esta ha sido siempre.la doctrina de la Igle- hambre, los dolores, las enfermedades, y por ultimo,
sia, y el santo concilio de T i e n t o excomulga y mal- la muerte; y nuestra alma se ve precisada a luchar
dice á los que sé, al re van á negarla, declarando al continuamente con la concupiscencia de la c a r n e , con
mismo tiempo, que nada aborrece Dios en los rena- la concupiscencia de los ojos, y con la soberbia de la
cidos, y que nuda condenable hay en los que han si- vida; á combatir al hombre inferior que se rebela con-
do sepultados con Jesucristo en el bautismo. T a n t a tra el superior, y al viejo Adán que resiste al nuevo.
es la limpieza que este sacramento causa en el alma, Mas ¿por qué, dirá aquí alguno, perdonando Dios
de cuya limpieza tenemos una bella imagen en el por el bautismo el pecado original, no perdona tam-
leproso Naaman, que habiéndose lavado en el J o r - bién las calamidades que ocasionó este pecado/ ¿L or
dán, por orden del profeta Eliseo, quedó enteramen- qué librándonos de lo que es infinitamente mas, que
te libre de la lepra, y su carne tan limpia y delicada, es la culpa, no nos libra de lo que es infinitamente
como la de un niño pequeñito, dice el sagrado texto. menos, que son las calamidades que ocasiono la cul-
P e r o 110 solamente se nos perdonan por el baulismo pa? ¿Por qué, restableciéndonos en el derecho que
todos nuestros pecados, sino también todas las penas tenian nuestros primeros padres á la felicidad eterna,
debidas por ellos; de suerte, que si un cristiano mue- no nos restablece también al estado de felicidad tem-
re sin haber pecado después de haber recibido el poral que ellos disfrutaron? P e r o ¿quién, le diré yo
bautismo, desde la cama de la muerte, sube al trono con San Pablo, quién penetró jamas las profundida-
de los cielos. des de Dios? ¿quién fué su consejero? Guárdate,
Aunque por el bautismo se perdona el pecado ori- hombre temerario, de querer contestar con Dios y
ginal y todos los demás pecados y penas debidas por pedirle razón de lo que hace. Considera que el per-
ellos tan cumplidamente, que sin hacer injuria al sa- don de los pecados es enteramente gratuito de parte
ciamento, no se puede poner al que se bautiza peni- de Dios; que le concede con las condiciones que le
tencia alguna por ¡as culpas que cometió antes de re- agrada, y las reservas que juzga convenientes; y que
cibirle; sin embargo, por el bautismo no somos resti- á nosotros solo nos toca recibir el beneficio con re-
tuidos al estado feliz de la justicia original, en que conocimiento y acción de gracias, y aceptar las con-
fueron criados nuestros primeros padres. diciones con sumisión y reverencia. F u e r a de que
Despues de bautizados, seguimos sujetos á las los Santos Padres encuentran varias razones para ha-
mismas penalidades que antes. T e n e m o s que comer bernos dejado el Señor bajo el peso de tantas mise-
rias.
Primera: sujetar nuestra soberbia. P a r a salvar a!
hombre ha querido tomar iib eamino contrario á aquel re darnos el cielo, sino dárnoslo como premio d e
por el cual s e j i e r d i ó . E l h o m b r e se perdió en el pa- nuestros méritos,' para que sea mas cumplida nuestra
raíso de la tierra, así como el á n s j e l s e había perdido gloria; quiere que peleando, combatiendo y triunfan-
en el paratso del cielo. E s t e , llevado de su soberbia, do con el poderío de su gracia, nos adquiramos una
quiso poner su trono sobre los astrc3 de Dios y ser se- corona d e justicia, que el justo J u e z ños dará en
mejante al Altísimo; y aquel, llevado de su orgullósa aquel dia, esto es, en el dia de nuestro glorioso trunfo.
curiosidad, quiso ser como Dios, sabedor del bien y del P a r a esto nos ha dejado sujetos á tantos trabajos
mal. ¿Qué hace, p u e s , D i o s con el hombre, á quien y adversidades que ejercitan todos I03 dias nuestra
no quiere dejar en una eterna perdición como al án- paciencia y sufrimiento; expuestos á tantos enemigos
gel? L o sujeta á una multitud d e calamidades que que prueban nuestro valor y constancia, y hechos un
contrapesen su soberbia y humillen su orgullo. Se- campo de batalla donde nuestras pasiones pelean sin
gunda: hacernos semejantes á Jesucristo. P o r el bau- cesar contra nuestra razón, dando motivos continuos
tismo nos unimos con Jesucristo, como sarmientos de triunfos á la gracia que vence en nosotros y coa
con su vid, y como miembros con su cabeza. ¿Seria, nosotros. Estas y otras muchas son las razones que
pues, justo que los miembros no corriesen proporcio- encuentran los Santos P a d r e s para habernos dejado
nalmente la suerte d e su cabeza? J e s u c r i s t o desde el S e ñ o r sujetos á todas las miserias temporales que
el instante de su concepción, no solo tuvo la gracia, trajo sobre nosotros el pecado original, aun despues
sino la plenitud de la divinidad, y no obstante, con- de perdonárnosle por el bautismo, y hacernos sus hi-
servó siempre un c u e r p o pasible y mortal, sufrió las j o s adoptivos y sus herederos.
penalidades de una vida pobre y laboriosa, y la ter-
minó en una cruz. ¿ Q u é mucho, pues, que nosotros,
aunque hayamos recibido la gracia en el bautismo, CONFIRMACION.
conservemos un c u e r p o sujeto á las penalidades de
la vida? E n el cielo no han de entrar sino los que
se hayan hecho en la tierra conformes á la imágen de P. Qué cosa es confirmadme
Jesucristo. ¿"V qué conformidad tendríamos con es- R. Un aumento espiritual del ser que nos dio el
ta imágen ensangrentada, si despues del bautismo to- bautismo.
do fuese felicidad y delicias para nosotros? Tercera: P . En qué manera nos da ere aumento?
darnos el cielo por premio. Dios, cuyas bondades R . Dándonos gracia y fuerzas .con que confesemos
para con los hombres son inagotables, no solo quie- la fé cristiana.
E l sacramento de la confirmación, es de mas im-
Primera: sujetar nuestra soberbia. Para salvar a!
hombre ha querido tomar ui) eamino contrario á aquel re darnos el cielo, sino dárnoslo como premio de
por el cual sejierdió. E l hombre se perdió en el pa- nuestros méritos,' para que sea mas cumplida nuestra
raíso de la tierra, así como el ángel se había perdido gloria; quiere que peleando, combatiendo y triunfan-
en el paratso del cielo. Este, llevado de su soberbia, do con el poderío de su gracia, nos adquiramos una
quiso poner su trono sobre los astrc3 de Dios y ser se- corona de justicia, que el justo J u e z ños dará en
mejante al Altísimo; y aquel, llevado de su orgullósa aquel dia, esto es, en el dia de nuestro glorioso trunfo.
curiosidad, quiso ser como Dios, sabedor del bien y del P a r a esto nos ha dejado sujetos á tangos trabajos
mal. ¿Qué hace, p u e s , Dios con el hombre, á quien y adversidades que ejercitan todos I03 dias nuestra
no quiere dejar en una eterna perdición como al án- paciencia y sufrimiento; expuestos á tantos enemigos
gel? L o sujeta á una multitud de calamidades que que prueban nuestro valor y constancia, y hechos un
contrapesen su soberbia y humillen su orgullo. Se- campo de batalla donde nuestras pasiones pelean sin
gunda: hacernos semejantes á Jesucristo. P o r el bau- cesar contra nuestra razón, dando motivos continuos
tismo nos unimos con Jesucristo, como sarmientos de triunfos á la gracia que vence en nosotros y con
con su vid, y como miembros con su cabeza. ¿Seria, nosotros. Estas y otras muchas son las razones que
pues, justo que los miembros no corriesen proporcio- encuentran los Santos P a d r e s para habernos dejado
nalmente la suerte de su cabeza? Jesucristo desde el Señor sujetos á todas las miserias temporales que
el instante de su concepción, no solo tuvo la gracia, trajo sobre nosotros el pecado original, aun despues
sino la plenitud de la divinidad, y no obstante, con- de perdonárnosle por el bautismo, y hacernos sus hi-
servó siempre un c u e r p o pasible y mortal, sufrió las j o s adoptivos y sus herederos.
penalidades de una vida pobre y laboriosa, y la ter-
minó en una cruz. ¿ Q u é mucho, pues, que nosotros,
aunque hayamos recibido la gracia en el bautismo, CONFIRMACION.
conservemos un cuerpo sujeto á las penalidades de
la vida? En el cielo no han de entrar sino los que
se hayan hecho en IR tierra conformes á la imágen de P. Qué cosa es confirmadme
Jesucristo. ¿"V qué conformidad tendríamos con es- R. Un aumento espiritual del ser que nos dio el
ta imágen ensangrentada, si despues del bautismo to- bautismo.
do fuese felicidad y delicias para nosotros? Tercera: P . En qué manera nos da ere aumento?
darnos el cielo por premio. Dios, cuyas bondades R . Dándonos gnna y fuerzas.con que confesemos
para con los hombres son inagotables, no solo quie- la fé cristiana.
E l sacramento de la confirmación, es de mas im-
portancia que lo que comunmente se cree; y de aquí
nace una particular necesidad de hacer conocer á los hasta la misma muerte, por Jesucristo. E n la admi-
fieles el don celestial que se nos dispensa por él, pa- nistración de este sacramento, hay regularmente un
ra que se apresuren á recibirle y sepan agradecerle. padrino para los hombres, y una madrina para las mu-
L a confirmación es un sacramento instituido por J e - geres. Su oficio es presentarlos confirmandos al obis-
sucrito, para confirmarnos en la religión divina que po, y tenerlos, si son niños, ó tocarlos si son gran-
hemos profesado, y fortalecernos en la vida espiritual de?, mientras los confirman. Tanto el señor obispo
que hemos recibido en el bautismo. como los padrinos, contraen parentesco espiritual con
el confirmado en primer grado, y con sus padres en
L a confirmación se llama también sacramento de
segundo. Véase lo dicho acerca de los padrinos del
plenitud, porque es como la consumación y plenitud del
bautismo.
bautismo, y porque su administración pertenece á los
T o d o hombre bautizado, es capaz de la confirma-
obispos, en quienes reside la plenitud del ministerio
ción. E n los párvulos ninguna disposición es nece-
sacerdotal. L o confieren, haciendo con el sagrado
saria; pero en los adultos se necesita, para que sea
crisma en la frente del confirmado, una cruz, dicien-
válido el sacramento, que tengan intención de recibir-
do: Te signo con la señal de la cruz, y te confirmo con
le; y para que sea lícito, que estén en gracia de Dios.
el crisma de la salud, en el nombre del Padre, y del
L o s que por su desdicha se hallen en pecado mortal,
Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
deben salir de este infeliz estado por medio de unaeon-
E l sagrado crisma se compone de aceite, que sig-
fesion bien hecha, para recibir en gracia este sacramen-
nifica ¡a pureza de la conciencia, y de bálsamo, que
to. Deben llegarse á recibirle con un aseo y adorno,
significa el olor de la buena fama, según la interpre-
que ni toque en el desaliño, ni en el lujo, y con la
tación del concilio de Florencia, y su consagración
compostura, humildad y profunda reverencia que pi-
corresponde á los obispos, que la hacen con gran so-
den los sacramentos. Seria de desear que los adul-
lemnidad el jueves sanio de cada año. S e uno-e en
tos que no tuviesen impedimento, le recibiesen en
la frente, porque es la parte mas noble y mas paten-
ayunas, y que se preparasen por algunos dias con
te del hombre, y se estampa en ella la cruz, para sig-
ejercicios piadosos, particularmente con la oracion,
nificar que el cristiano debe honrarse con ella delan-
para recibir al Espíritu Santo, que se da en este sa-
te de todo el mundo. A l concluir la confirmación,
cramento, como lo hicieron los apóstoles, retirados
da el obispo una palmada en el rostro al confirmado,
en el cenáculo, y presididos por la Santísima \ írgen.
para que lleve entendido que ha de estar dispuesto á
sufrir, si fuere necesario, todo género de afrentas, L o s efectos de este sacramento, son singularmente
deshonras, persecuciones, destierros, tormentos, y admirables. E n él no solamente recibimos una se-
gunda grácil!, como en los demás saceramntos de vi-
34
VOS, s i n o t a m b i é n a q u e l s o b e r a n o b i e n , q u e S a n t i a g o bles s o b r e los q u e se c o n f i r m a b a n , c o m o c o n s t a d e re-
l l a m a don perfecto; S a n P a b l o prend^delT^ petidos pasages d e los h e c h o s apostólicos; y a u n q u e
Santo; y J e s u c r i s t o , prometido del Padre: a q u e l s o b e - d e s p u e s q u e d e j a r o n d e ser necesarios los prodigios
r a n o Paráclito 6 Corlador, c u y a p r e s e n i l iU2¿ p a r a la p r o p a g a c i ó n y e s t a b l e c i m i e n t o del E v a n g e l i o ,
Jesucristo que era preferible p a r / l o s a p ó s t o l a dejó también d e manifestarse sensiblemente e n l a
u y a m i s m a , c u a n d o l e s d i j o : O , convL Je yo me confirmación, no por eso ha dejado, n idejará jamas,
vaya, porgue sh no me fuere, el Consolador L J n Z
d e venir invisiblemente sobre los q u e se confirman
a vosotros; mas « me fuere, os le enviaré: a q u e l E s i -
con las disposiciones debidas; motivo p o d e r o s í s i m o
. t u S a n t o e n fin, q u e h a b í a n d e r e c i b i r l o s q u e c r e y e - p a r a p r o c u r a r c o n t o d a d i l i g e n c i a la o c a s i o n d e reci-
sen en Jesucristo. ¡Don soberano! que n o s e nos da birle, y las d i s p o s i c i o n e s p a r a recibirle c o n fruto.
por los d e m á s sacramentos; pues aunque por todos ^ A u n q u e el s a c r a m e n t o d e l a c o n f i r m a c i ó n n o s e a
s e c o m u n i c a n l o s d o n e s d e l E s p í r i t u S a n t o , e n ¡a c o n - de una necesidad absoluta para salvarse, c o m o e l
firmación s e n o s d a el m i s m o E s p í r i t u S a n t o ; d e m o - del bautismo, sin e m b a r g o , e s del m a y o r interés,
d o q u e a s i c o m o l a E u c a r i s t í a s e l l a m a e l sacramento n o so!o por los prodigiosos efectos que obra, c o m o
de Jesucristo, p o r q u e e n é l n o s o l o r e c i b i m o s l a g r a - a c a b a m o s d e ver, sino también por l a necesidad
c i a d e J e s u c r i s t o , s i n o al m i s m o J e s u c r i s t o , así t a m - q u e t e n e r n o s d e é l p a r a l l e v a r al c a b o l a v i d a c r i s t i a -
b i é n l a c o n f i r m a c i ó n p o d r i a l l a m a r s e e l sacramento del na que hemos profesado en e l bautismo.
Espíritu banto, p o r q u e e n é l n o s o l o r e c i b i m o s l o s
d o n e s d e l E s p í r i t u S a n t o , s i n o el m i s m o E s p í r i t u S a n - P o r q u e ¿ c ó m o p o d r i a m o s s o s t e n e r n o s s i n la r o b u s -
to. l a l es la i d e a q u e n o s d a el s a n t o E v a n g e l i o d e t e z q u e d a e s t e s a c r a m e n t o , c o n t r a la m u l t i t u d d e e n e -
ios electos de este sacramento. m i g o s q u e s e o p o n e n á nuestro viage al cielo? E s
v e r d a d q u e e n el b a u t i s m o r e c i b í r n o s l a v i d a , p e r o e s -
J e s u c r i s t o l i a b i a c o m u n i c a d o l o s d o n e s d e l Espíri-
ta vida es débil y c o m o de niños recien nacidos, di-
tu S a n t o á s u s a p ó s t o l e s p o r o t r o s s a c r a m e n t o s , a n t e s
ce San Pedro, y necesita de ser robustecida por este
d e l d í a d e p e n t e c o s t e s ; m a s la p r o m e s a q u e les h a b i a
s a c r a m e n t o . E n el b a u t i s m o s o m o s f o r m a d o s , p e r o e n
h e c h o d e enviarles el E s p í r i t u S a n t o , n o se c u m p l i ó
la c o n f i r m a c i ó n s o m o s fortalecidos. E n el b a u t i s m o s o
h a s t a e s t e m e m o r a b l e d i a , e n e l q u e b a j a n d o e n len-
m o s r e e n g e n d r a d o s p a r a la v i d a , p e r o e n la c o n f i r m a -
g u a s c o m o d e f u e g o , r e p o s ó s o b r e la c a b e z a d e l a
c i ó n s o m o s r o b u s t e c i d o s p a r a la l u c h a . P o r o t r a p a r t e ,
S a n t í s i m a \ írgen y d e los a p ó s t o l e s , y les llenó d e s u
el cristiano que no ha sido confirmado, está privado del
s a n t o espíritu. D e s d e este p o r t e n t o s o dia hasta, q u e
d e r e c h o q u e le d a la g r a c i a s a c r a m e n t a l , á r e c i b i r a u x i -
s e e s t a b l e c i ó s ó l i d a m e n t e la I g l e s i a d e J e s u c r i s t o , e l
l i o s e s p e c i a l e s p a r a c o n s e g u i r e l fin d e e s t e s a c r a m e n -
Espíritu Santo s e manifestaba bajo de signos sensi-
t o , q u e e s h a c e r c o n v a l o r y firmeza l a s p e l e a s d e l a
•alvacion, y este derecho es muy considerable. T o - P a d r e s han llamado á este sacramento bautismo tra-
dos estos motivos deben considerar detenidamente bajoso, porque no se recobra por él la gracia perdi-
los que por descuido ó falta de diligencia dejan pa- da sino con grandes llantos y trabajos, añade el ex-
sar años y mas años sin confirmarse, teniendo pro- presado concilio, exigiéndolo así la divina justicia á
porcion para recibir este santo sacramento, o que no los ingratos que no conservan su soberana amistad,
cuidan de que le reciban sus familias. ni cumplieron las promesas hechas en el bautismo.
También se ha llamado segunda tabla despues del
naufragio del alma en el mar de la culpa; porque así
PENITENCIA. como despues de destrozado un bajel por la borras-
ca, no queda al navegante otro arbitrio que asirse de
alguna tabla, si quiere salvar su vida; así también des-
P. Qué cosa es el sacramento de la con/esion? pues de déstrozado el bajel de la gracia bautismal
R. Una espiritual medicina del pecado cometido por el pecado, no queda al cristiano otro arbitrio que
asirse de la tabla de la penitencia, si quiere salvar su
despues del Bautismo.
alma.
P. Qué bienes nos comunica?
R . Gracia con que se nos perdonan las culpas pa- Este sacramento fué prometido por Jesucristo an-
sadas, y se preservan las venideras. tes de su muerte, cuando dijo á los apóstoles: Todo
Si en todos los reengendrados, dice el concilio de lo que atareis sobre la.tierra, atado también sará en el
T r e n t o , hubiera tal agradecimiento para con Dios, cielo; y todo lo que desatareis sobre la tierra, desatado
que defendiesen constantemente la justicia recibida será también en el cielo; y fué instituido despues de su
por su beneficio y gracia, no habría necesidad de otro resurrección, cuando sopló sobré ellos y les dijo: Re-
sacramento que el bautismo para la remisión de los cibid el Espíritu Santo. A los que vosotros perdoná-
pecados; pero desgraciadamente son pocos los que reis sus pecados, les son perdonados, y á los que les re-
conservan la justicia bautismal, y no se dejan vencer tuviereis, les son retenidos. Por estas insignes pala-
de la flaqueza. P o r eso el Señor, rico en misericor- bras que dijo Jesucristo á los apóstoles, los hizo obis-
dias, quiso conceder todavía un medio de vida a los pos y sacerdotes, y les dió potestad de perdonar ó ro-
que despues del bautismo se dejasen arrastrar a la tener los pecados; potestad que jamas se había cono-
muerte del pecado. E s t e remedio es el sacramento cido en la tierra. ¡Potestad estupenda! ¡Qué! ex-
de la penitencia, por el cual, dice el mismo concilio, clama aquí el Crisóstomo sobrecogido, ¡qué! los hom-
se aplica á los que han caido despues del bautismo, bres que viven en la tierra, tienen la dispensación de
el beneficio de la muerte de Jesucristo. L o s fcantos los tesoros del cielo! Sí, sin duda. L a potestad
•alvacion, y este derecho es muy considerable. T o - P a d r e s han llamado á este sacramento bautismo tra-
dos estos motivos deben considerar detenidamente bajoso, porque no se recobra por él la gracia perdi-
los que por descuido ó falta de diligencia dejan pa- da sino con grandes llantos y trabajos, añade el ex-
sar años y mas años sin confirmarse, teniendo pro- presado concilio, exigiéndolo así la divina justicia á
porcion para recibir este santo sacramento, o que no los ingratos que no conservan su soberana amistad,
cuidan de que le reciban sus familias. ni cumplieron las promesas hechas en el bautismo.
También se ha llamado segunda tabla despues del
naufragio del alma en el mar de la culpa; porque así
PENITENCIA. como despues de destrozado un bajel por la borras-
ca, no queda al navegante otro arbitrio que asirse de
alguna tabla, si quiere salvar su vida; así también des-
P. Qué cosa es el sacramento de la con/esion? pues de déstrozado el bajel de la gracia bautismal
R. Una espiritual medicina del pecado cometido por el pecado, no queda al cristiano otro arbitrio que
asirse de la tabla de la penitencia, si quiere salvar su
despues del Bautismo.
alma.
P. Qué bienes nos comunica?
R . Gracia con que se nos perdonan las culpas pa- Este sacramento fué prometido por Jesucristo an-
sadas, y se preservan las venideras. tes de su muerte, cuando dijo á los apóstoles: Todo
Si en todos los reengendrados, dice el concilio de lo que atareis sobre la.tierra, atado también sará en el
T r e n t o , hubiera tal agradecimiento para con Dios, cielo; y todo lo que desatareis sobre la tierra, desatado
que defendiesen constantemente la justicia recibida será también en el cielo; y fué instituido despues de su
por su beneficio y gracia, no habría necesidad de otro resurrección, cuando sopló sobré ellos y les dijo: Re-
sacramento que el bautismo para la remisión de los cibid el Espíritu Santo. A los que vosotros perdoná-
pecados; pero desgraciadamente son pocos los que reis sus pecados, les son perdonados, y á los que les re-
conservan la justicia bautismal, y no se dejan vencer tuviereis, les son retenidos. Por estas insignes pala-
de la flaqueza. P o r eso el Señor, rico en misericor- bras que dijo Jesucristo á los apóstoles, los hizo obis-
dias, quiso conceder todavía un medio de vida a los pos y sacerdotes, y les dió potestad de perdonar ó ro-
que despues del bautismo se dejasen arrastrar a la tener los pecados; potestad que jamas se había cono-
muerte del pecado. E s t e remedio es el sacramento cido en la tierra. ¡Potestad estupenda! ¡Qué! ex-
de la penitencia, por el cual, dice el mismo concilio, clama aquí el Crisóstomo sobrecogido, ¡qué! los hom-
se aplica á los que han caido despues del bautismo, bres que viven en la tierra, tienen la dispensación de
el beneficio de la muerte de Jesucristo. L o s fcantos los tesoros del cielo! Sí, sin duda. L a potestad
que Dios no ha dado á los ángeles, ni á los arcánge- ñor, y no olvides jamas este beneficio inmenso. El en
les, ni á otra alguna de las soberanas inteligencias, este tribunal perdona todos tus pecados, sana todas tus
la ha dado á los hombres, á quienes dijo: Lo que ata- llagas, te libra de la muerte, rescata tu vida y te res-
reis sobre la tierra, atado será en el cielo; y lo que des- tituye tu primera hermosura, la hermosura de la gra-
atareis sobre la tierra, desatado será en el cielo. ¡Po- cia. Bendigamos, cristianos, al Señor, p o r q u e r o s
testad incomparable! L o s principes de la tierra, con- ha dejado en el sacramento de la penitencia, una pis-
tinúa este santo padre, pueden ejercer muy bien so- cina incomparablemente mas prodigiosa que la de J e -
b r e los cuerpos la potestad de atar y desatar, pero rusalen, puesto que en ella solo se curaba de tiempo
la potestad de los sacerdotes es muy diferente. E s en tjempo un enfermo, cuando en esta se cura en to-
una potestad que se ejerce sobre las almas y se ex- das horas y á todos los enfermos que se acercan á
tiende hasta el cielo, puesto que Dios ratificará en el ella verdaderamente arrepentidos de sus pecados.
cielo lo que ellos hicieren en la tierra. ¡Qué asom- Aunque los autores distinguen muchas clases de
bro! ¡El P a d r e eterno dió á su eterno Hijo todo el pecados, aquí solo hablaremos de aquellos cuyo co-
poder de juzgar, y el Hijo eterno le trasfiere á los sa- nocimiento conviene al común de los fieles. E l pe-
cerdotes para que juzguen en su nombre! cado, en primer lugar, se divide en original y perso-
P o r otra parte: ¡qué consuelo para el pobre peca- nal. Original es aquel que recibimos con la natura-
dor, tener por juez de su causa, en lugar de un Dios leza, y puede llamárée pecado de la naturaleza. Per-
ofendido é irritado, un ministro de Jesucristo, que se sonal es el que nosotros cometemos, y puede llamar-
compadece de su desgracia, que le juzga con caridad se pecado de la persona. E s t e s e divide en pecado
y le sentencia con misericordia! ¡ Q u é alegría al on- de omision y comision.
de su boca: tú estás arrepentido de tus pecados, y yo E l de omision consiste en dejar de hacer lo que se
te los perdono en el nombre del mismo Dios á quien debe, como dejar de oír misa en dia de fiesta, de res-
has ofendido: ve en paz, y no peques mas! ¡Cristia- tituir lo ageno. E l de comision consiste en hacer lo
nos! ¡Qué agradecimiento por parte de los hombres que no se debe, como trabajar en día de fiesta, tomar
podrá ser suficiente para corresponder á este abismo lo ageno. También se divide el pecado personal en
de la caridad de Dios! ¡Oh bondad incomprensible! interno y externo. E x t e r n o es el que se consuma en
¡Infelices aquellos pecadores, cuya desgracia llega al el extenor, como el homicidio, el adulterio. Inter-
extremo de mirar con indiferencia este tribunal de mi- no es el que se consuma en el interior, como e l mal
sericordia, que la inmensa bondad del S e ñ o r les ha pensamiento, el mal deseo. H a y siete pecados que
preparado en la tierra para perdonarles en el cielo! se laman capitales, porque son cabezas de otros pe-
No, alma mia, no sigas tu sus huellas. Bendice al S e - cados que nacen de ellos. H a y otros seis que se lia-
nada. L a sed, el hambre, las enfermedades y todo3
man -pecados contra el Espíritu Santo, P ^ q u e son de los demás trabajos y miserias de esta vida, solo tocan
pura malicia, la cual se opone á la bondad, qne se a t u - al cuerpo y acaban en el sepulcro; pero el pecado
fe al Espíritu Santo. E s t o s son la d e s e s p e r a r o n mortal toca al alma, le quita la vida de la gracia, y si
de salvarse; la presunción d e salvarse por si s o l ó o s * no le borra la penitencia, va con ella mas allá del se-
enmendarse, la impugnación ó persecución d é l a v e ^ d pulcro, y la arroja en el infierno. No temáis, decia
conocida, la envidia ó pesar de l a g r a c a ^ J J e s u c r i s t o á sus discípulos, no temáis á aquellos que
Unacion en el pecado, y la penitencia final 6 h a matan al cuerpo, y nada mas pueden hacer. Temed
la muerte. - E s terrible lo que nos dice J e s u c r i s t o á aquel que después de matar al cuerpo, puede arrojar
del que peca contra el E s p í r i t u Santo. Nos asegura el alma al infierno. E s verdad que Jesucristo habla
que su pecado no se p e r d o n a r á ni en esta vida n. en aquí del temor de la justicia de Dios; pero el peca-
la otra; no porque sea absolutamente imperdonable do mortal es quien le obliga á emplear esos rigores.
puesto q u J e s í n a verdad d e f e q u e no hay p a d o ' E l p e c a d o mortal le obligó á arrojar del cielo y se-
que no pueda perdonarse por el sacramen o«ie a pe pultar en el infierno la tercera parte de sus hermosos
nitencia, si le confiesa el pecador con verd dero ar ángeles; el pecado mortal le obligó á echar del pa-
repentimiento, sino porque es muy d, ic.1 q«e ^ raiso y condenar á un lastimoso destierro á nuestros
renienta de veras. E l Sagrado T e x t o llama i.rem.s primeros padres; el pecado mortal fué quien introdu-
bles estos pecados, así como los médicos laman in- j o la muerte en el mundo y le llenó de miserias; y en
curables aquellas enfermedades qne apenas, 6 nunca fin, el pecado mortal es quien ha poblado y sigue po-
se curan, ó no se curan sino por una casual.dad o un blando de reprobos el infierno. Este pecado, pues,
g é n e r o de prodigio. H a y otros cuatro p e c a d o s de tan este monstruo que tan horribles estragos ha causado
crecida maldad, que claman al ciclo. E s t o s son, el y sigue causando, es el mal sumo del mundo, que
homicidio voluntario, la sodomía, la opresión del polrre d e b e evitar el hombre, aunque sea á costa de sufrir
del huérfano desvalido y de la viuda desampar da todos los demás males y la muerte misma, como lo
y la defraudación ó retención injusta del jornal del tía han hecho los mártires.
lajadi. Estos p e c a d o s , se dice en la Sagrad« E s - ¿ P u e s qué viene á ser el pecado mortal, con el
critura, q u e claman al cielo, porque su enormidad es- cual ni igun mal del mundo puede compararse? Es
tá provocando y como pidiendo el castigo de la j u s - un quebrantamiento de la ley de Dios en parte con-
ticia divina. P e r o la división mas esencial del pe- siderable ó materia grave, como dice el catecis-
cado, es en mortal y venial. mo. E s , s e g ú n San Agustin, un dicho, un hecho,
E l pecado mortal es el mal sumo del m u n d o , to- ó un deseo contra la ley eterna; y según San Ambro-
dos los otros males comparados con él, vienen a ser
sio, u n a prevaricación d e l aley divina. E l p e c a d o P u e s ahora. Supongamos por un momento que
m o r t a l e s u n a falta d e o b e d i e n c i a á la v o l u n t a d d e esa a l m a tan feliz c o m e t e u n solo p e c a d o mortal.
Dios, es una desobediencia que no tiene semejante, ¡Oh Dios! ¡qué trastorno tan lastimoso! E n e l ins-
p o r q u e c o n s i s t e e n q u e D i o s m a n d a al h o m b r e , y e l t a n t e m i s m o q u e l e c o m e t e , p i e r d e la g r a c i a , y c o n
h o m b r e n o q u i e r e h a c e r lo q u e D i o s m a n d a . E n s u - ella las v i r t u d e s , los d o n e s , los d e r e c h o s y los m é r i -
m a , el p e c a d o m o r t a l e s c o s a q u e s o l o D i o s s a b e c o - t o s al r e i n o d e los c i e l o s . P i e r d e la a m i s t a d d e D i o s ,
nocer, porque solo D i o s sabe lo que es d e s o b e d e c e r p i e r d e á D i o s m i s m o . D i o s la a m a b a t i e r n a m e n t e ,
la c r i a t u r a al C r i a d o r . y y a l aa b o r r e c e d e m u e r t e . D i o s e r a p a r a ella u n
E n e l alma del j u s t o se h a n d e c o n s i d e r a r d o s vi- P a d r e cariñoso, y ya es un J u e z irritado. Ella era
das. U n a natural, que es e l alma m i s m a que vive, un templo del Espíritu Santo, y ya es una caverna
y otra s o b r e n a t u r a l q u e e s la gracia, aquella v i d a di- d e d r a g o n e s . E n ella habitaba l aS a n t í s i m a T r i n i -
vina que hace al h o m b r e hijo de D i o s y h e r e d e r o dad, y ya habita Lucifer. Y a no es una hija d e Dios,
d e l c i e l o . E l p e c a d o m o r t a l n o q u i t a la v i d a n a t u - sino una esclava del diablo. Y a no p e r t e n e c e al di-
ral (¡ohüísi laquitara ¡cuántos c a d á v e r e s n o s e Ve- c h o s o n ú m e r o d e los j u s t o s , s i n o al n ú m e r o d e s d i -
rían p o r t o d a s p a r t e s ! ) p e r o q u i t a l a v i d a s o b r e n a t u - c h a d o d e los p e c a d o r e s . C o n su delito borró su n o m -
r a l , y e s t o e s l o q u e l l a m a e l c a t e c i s m o matar el alma b r e del libro d e l a vida, y la justicia divina la a p u n -
del que lo cometa ¡ M u e r t e l a s t i m o s a ! ¡ m u e r t e t e r r i b l e ! tó e n e l libro d e l am u e r t e . P e c a n d o , volvió á cru-
P a r a f o r m a t d e ella a l g u n a i d e a , c o n s i d e r e m o s e l e s - cificar á Jesucristo, esto-es, volvió á dar motivo pa-
tado de una alma q u e s ehalla en gracia d e D i o s , y ra una segunda crucificacion, si no bastara la prime-
a q u e l á q u e le r e d u c e u n s o l o p e c a d o m o r t a l . R e - r a . D e s d e el m o m e n t o q u e c o m e t i ó e l p e c a d o m o r -
c u r r a m o s á l afé. S e g ú n ella, ¿ q u é c o s a es un a l m a tal, p r i n c i p i ó á c a m i n a r al i n f i e r n o , y n o p a r a r á h a s -
en gracia de Dios? E s lacriatura mas dichosa y pre- t a s e p u l t a r s e e n é l , si u n a v e r d a d e r a p e n i t e n c i a n o l a
c i o s a d e l m u n d o , y l a q u e e n la t i e r r a t i e n e m a s s e - aparta de tan infernal vereda. ¡ P u e d e darse, p u e d e
• m e j a n z a c o n los habitantes del cielo; e s u n a a m a d a imaginarse estado mas lastimoso que e lde una alma
de Dios, á quien D i o s ha adoptado por hija y here- en pecado mortal! Esta breve pintura debe estre-
dera de s u gloría; e sun t e m p l o del Espíritu Santo, m e c e r al j u s t o , p o r q u e el q u e e s t á e n p i é p u e d e c a e r ,
un santuario donde habita la Trinidad Santísima. y d e b e h o r r o r i z a r al p e c a d o r , p o r q u e p u e d e q u e b r a r -
¡ Q u é e s t a d o tan feliz! T o d a s las felicidades del m u n - se e l hilo d e su vida, del que está pendiente, y caer
do no vienen á ser otra cosa que infelicidades, com- e n e l a b i s m o , s o b r e c u y a b o c a le h a c o l g a d o el p e -
p a r a d a s c o n las d e u n a a l m a q u e vive e n gracia d e cado mortal. ¡Situación espantosa que no debe per-
Dios.
%

mitirle momento de sosiego hasta salir de ella por me brenatural; esto e s , ha de tener por principio la gra-
dio de una verdadera penitencial cia que le excita, y por motivos la ofensa de Dios y
P . Qué partes tiene? los males sobrenaturales del alma. T o d o dolor que
R. Contrición, confesion y satisfacción. no tenga este principio y motivos, es inútil para el
E l sacramento de la penitencia fué instituido por perdón de los p e c a d o s ; y así, por grande que fuese
Jesucristo, para perdonar los pecados cometidos des- el dolor de una m u g e r que cometió una impure-
pués del bautismo; mas para que éstos se perdonen, za, al verse ciiMerta de vergüenza por haberse
son necesarias la contrición, la confesión y la satis- hecho público su p e c a d o , ó el de un hombre que hi-
facción; advirtiendo que en la contrición se incluye zo un hurto, al s e r conducido públicamente a l a cár-
el propósito de la enmienda, y la confesion exige que cel, nada valdria p a r a el sacramento d é l a penitencia,
anteceda el examen de la conciencia; de donde resul- porque no era d o l o r sobrenatural sino natural, causa-
ta que vienen á ser necesarias cinco co¿as, á saber: do por motivos n a t u r a l e s . T a l fué el de Saúl y An-
examen de conciencia, contrición de corazón, propó- tioeo al verse p r i v a d o s de sus reinos por sus delitos.
sito de la enmienda, confesion de boca, y satisfacción Tercera. H a d e s e r universal, esto es, se lia de ex-
de obra. tender á todos los pecados mortales sin excepción,
P . Qué cosa es contrición? porque lodos sin excepción son ofensas de Dios, y
R . Un pesar sobre todos los pesares de haber ofen- así, no basta, p o r ejemplo, que se arrepienta de diez
dido á Dios, con propósito firme de confesion pecados el que lia cometido once, porque el undéci-
mo, de que no so arrepiente, es ofensa de Dios co-
y enmienda.
mo los oíros d i e z . Cuarta. H a de ser sumo apre-
L a palabra contrición significa quebranto. L a sa-
ciativo, es decir, q u e este dolor ha de ser el mayor
grada Escritura la usa frecuentemente para manifes-
en cuanto al a p r e c i o , de manera que se aborrezca
tar un gran dolor que quebranta el corazon, y la Igle-
el pecado sobre los males todos. Véase lo que es
sia la ha destinado á explicar el dolor del pecador en
amor apreciativo e n la explicnnon del primer manda-
el sacramento de la penitencia. L a contrición en es-
miento, y se s a b r a lo que es dolor apreciativo. Quin-
ta última acepción es, como dice el concilio de 1 ren-
ta y última. H a d e incluir el amor inicial, esto es,
to, un dolor del alma y detestación del pecado c o m e -
algún principio cíe amor de Dios, no que justifique
tido, con propósito de no pecar mas.
fuera del s a c r a m e n t o , sino que prepare para la justi-
E s t e dolor ha de tener las cualidades siguientes:
ficación; c o m e n z a n d o el pecador á amar á Dio* co-
Primera. Ha de ser interior ó del alma, como dice
mo á fuente de t o d a justicia, dice el mismo concilio,
el concilio, v asi ningun dolor exterior ó -de cuerpo
pertenece á'la contrición. Segunda. H a de ser s¿-
y m o v i é n d o s e d e a q u í al o d i o y d e t e s t a c i ó n d e s u s contrición, y lo es m u c h o m a s ahora, p o r q u e no solo
pecados. dispone para lacontrición, sino que, juntándose con
E l d o l o r p u e d e s e r 'perfecto é imperfecto, ó menos el s a c r a m e n t o d e la p e n i t e n c i a , c a u s a la j u s t i f i c a c i ó n ,
perfecto. E l p e r f e c t o s e l l a m a contrición perfecta ó s o - y así s e dice c o n razón, q u e el q u e se confiesa c o n
l o contrición. L a c o n t r i c i ó n e s u n v e r d a d e r o p e s a r a t r i c i ó n , d e atrito p a s a á contrito. D e a q u í s e s i g u e ,
d e haber ofendido á D i o s por ser quien es, por ser que elpecador debe procurar lacontrición; pero s i
sumamente bueno é infinitamente amable, con propó- n o la c o n s i g u e , y s o l o l l e v a a t r i c i ó n á l a c o n f e s i o n ,
sito d e e n m e n d a r s e , c o n f e s a r s e y c u m p l i r la p e n i t e n - conseguirá la gracia por el sacramento d e la peni-
c i a . L a atrición e s u n v e r d a d e r o p e s a r d e h a b e r o f e n - tencia.
dido á Dios, ó por haber m a n c h a d o el alma con la T a n t o la contrición c o m o l a atrición, encierran
fealdad de la culpa, ó por t e m o r del infierno, ó p o r esencialmente elpropósito d e la enmienda, la cual
haber perdido la gracia y el derecho á la gloria, con n o e s o t r a c o s a q u e u n a firme r e s o l u c i ó n d e n o v o l -
propósito d e enmendarse, confesarse y cumplir la v e r á p e c a r , á l o m e n o s m o r t a l m e n t e . Vete y no vuel-
penitencia. L a contrición y la atrición se d i s t i n g u e n vas á pecar, d i j o J e s u c r i s t o á l a a d ú l t e r a q u e l e p r e -
m u y n o t a b l e m e n t e , t a n t o e n s u s motivos, c o m o e n s u s sentaron los escribas y fariseos. L o misnfo advirtió
efectos. E n s u s m o t i v o s , p o r q u e l a c o n t r i c i ó n t i e n e al paralítico q u e curó c e r c a d e l a piscina. E l p e c a -
p o r m o t i v o e l amor d e D i o s , y l a a t r i c i ó n e l temor. dor no p u e d e alcanzar d e D i o s perdón, si no tiene
L a c o n t r i c i ó n m i r a á D i o s c o m o amable, y l a a t r i c i ó n propósito de laenmienda; pero este propósito ha de
c o m o justiciero; L a c o n t r i c i ó n n a c e d e u n a m o r d e s e r firme, y n o s e h a d e e q u i v o c a r c o n l o s s u p e r f i c i a -
hijo, y l a a t r i c i ó n d e u n a m o r d e siervo. En sus efec- les y pasageros que s ehacen en el m o m e n t o de de-
tos, p o r q u e l a c o n t r i c i ó n b o r r a e l p e c a d o m o r t a l , c a u - j a r el p e c a d o p a r a h a c e r la confesion, y se q u e b r a n -
s a la g r a c i a s a n t i f i c a n t e , v u e l v e a l p e c a d o r á la a m i s - tan tal v e z en l a p r i m e r a o c a s i o n q u e v u e l v e á p r e -
tad de Dios, l erestituye los d o n e s y las virtudes, ha- sentarse. ¿Mas c ó m o ó por dónde conoceremos que
c e q u e r e v i v a n s u s m é r i t o s , y e n fin, l o r e s t a b l e c e e n nuestra conversión, nuestro arrepentimiento y nues-
la posesion de hijo adoptivo de D i o s , y en e l d e r e c h o tros propósitos han sido verdaderos? P a r a esto hay
al reino d e los cielos. T o d o esto h a c e la c o n t r i c i ó n , a l g u n a s s e ñ a l e s que, a u n q u e no s o n infalibles, d a n
y nada d e esto hace l a atrición. una seguridad de mucha esperanza y consuelo. La
L a contrición formó todos los verdaderos peniten- primera es, c u a n d o á n u e s t r o s p r o p ó s i t o s s e s i g u e
tes que se salvaron desde A d á n hasta Jesucristo, y u n a vida justa y penitente, q u e h u y e las ocasio-
la atrición no formó u n o solo. Sin e m b a r g o , l a atri- nes y peligros d e pecar, que trabaja en vencer l o s
c i ó n era m u y útil e n t o n c e s , p o r q u e disponía p a r a l a a p e t i t o s d e s o r d e n a d o s , y s e a f a n a e n d e s t r u i r el h o m -
b r e viejo de las pasiones, y vestirse del h o m b r e n u e - C o m o e n l a c o n f e s i o n s e h a n d e m a n i f e s t a r el n ú -
v o d e l a s v i r t u d e s . La segunda, c u a n d o n o s e n t r e - m e r o , especie y circunstancias notables de los peca-
g a m o s á la p r á c t i c a d e u n a p i e d a d v e r d a d e r a m e n t e d o s al m i n i s t r o d e J e s u c r i s t o , p a r a q u e p u e d a j u z g a r
c r i s t i a n a , c o n s a g r a n d o al s e r v i c i o d e D i o s lo q u e h a - con acierto y sentenciar con justicia, es indispensa-
b í a s e r v i d o a n t e s p a r a el s e r v i c i o del d i a b l o , c o m o l o b l e q u e e l p e n i t e n t e , a n t e s d e la c o n f e s i o n , e n t r e e n
hizo lapecadora del Evangelio, empleando sus ojos c u e n t a s con su conciencia, y los a v e r i g ü e para p o d e r
e n d e r r a m a r u n t o r r e n t e d e l á g r i m a s s o b r e los p i e s d e c o n f e s a r l o s . D e a q u í s e s i g u e q u e el e x a m e n d e l a
Jesucristo, sus cabellos en limpiarlos, sus labios en conciencia no es otra cosa que una averiguación del
b e s a r l o s , y s u s m a n o s e n u n g i r l o s . La tercera, c u a n - n ú m e r o , clase y c i r c u n s t a n c i a s n o t a b l e s d e los p e c a -
d o g u s t a m o s d e o i r la p a l a b r a d e D i o s , s e a e n e l t e m - dos. M a s c o m o u n o de los funestos efectos que cau-
plo ó f u e r a d e él, sea e n las e x p l i c a c i o n e s d o c t r i n a - s a e l p e c a d o e s la c e g u e d a d d e l e n t e n d i m i e n t o , a n t e s
les ó e n las c o n v e r s a c i o n e s particulares, sea l e y e n d o d e e n t r a r á registrar los i n t r i n c a d o s s e n o s d e la c o n -
ú o y e n d o l e e r l i b r o s p i a d o s o s q u e la c o n t i e n e n ; p o r - ciencia, se d e b e p e d i r al E s p í r i t u S a n t o su divina luz
q u e el q u e e s d e D i o s , ó y e l a s p a l a b r a s d e D i o s , d e - p a r a c o n o c e r las culpas, p o n i e n d o p o r intercesores á
cía J e s u c r i s t o á los j u d í o s ; y p o r eso v o s o t r o s no las la S a n t í s i m a V i r g e n , á n g e l d e su g u a r d a , santo d e s u
o í s , a n a d i a , p o r q u e n o s o i s d e D i o s . La cuarta y nombre y santos d e s u devocion, y practicando al
principal, c u a n d o e n l u g a r d e u n l e n g u a j e m u r m u r a - mismo tiempo algunas obras d e piedad y caridad.
d o r , m a l d i c i e n t e , j u r a d o r , i m p u r o , e s c a n d a l o s o y tal P r e p a r a d o así e l p e n i t e n t e , e n t r a r á en el e x a m e n d e
v e z blasfemo, s e pasa á usar un lenguaje caritativo, su conciencia, recorriendo los m a n d a m i e n t o s de l a
piadoso, timorato, aseado, puro, cristiano; c u a n d o en ley d e D i o s y d e l aIglesia, y los d e b e r e s d e su e s -
lugar de una vida disipada y mal entretenida, de una tado, n o t a n d o lo q u e h a y a faltado en cada uno d e los
vida de m u n d o y d e pasiones, se e m p r e n d e una v;da m a n d a m i e n t o s y deberes, para poder explicarse con
retirada y bien o c u p a d a , u n a vida cristiana y d e vir- claridad y con orden. Descubierto que sea algún
tudes. C u a n d o observamos con verdad en nosotros p e c a d o mortal, p a s a r á á l a everiguacion de las veces
estas señales, entonces debemos tener una consola- q u e l e ha cometido, y d e las circunstancias notables
dora esperanza d e que nuestra conversión, nuestro q n e l e h a n a c o m p a ñ a d o , y así s u c e s i v a m e n t e .
arrepentimiento y nuestros propósitos han sido ver- P a r a h a c e r bien el e x á m e n , es necesario d e s e m b a -
daderos. r a z a r s e lo p o s i b l e d e c u i d a d o s , y t e n e r s u s r a t o s d e
P. r el precepto de confesar los pecados, á qué nos soledad y recogimiento, tanto mas, cuanto haya sido
obliga? m a s largo e l t i e m p o q u e ha pasado d e s d e la última
R. A pensarlos primero, decirlos lodos, sin callar confesion bien hecha, m a y o r e s y mas complicados los
á sabiendas mortal alguno.
negocios que ha tratado, y cuando haya estado mas pecado mortalmente despues del bautismo. E l san-
abandonada la conciencia. El concilio de T r e n t o to concilio de T r e n t o se explica acerca de esta nece-
dice que el e x a m e n ha de ser diligente: los teólogos sidad, en los términos siguientes: " T o d a la Iglesia
convienen en que debe ser como el que se emplea "creyó siempre que la confesion de los pecados fué
en negocios de importancia, y los moralistas pasan á "instituida por el Señor, y que es necesaria de dere-
determinar ocho dias para confesion de un año, en " c h o divino á todos los que han pecado despues del
personas de mediana conciencia y negocios, emplean- "bautismo. P o r tanto, si alguno dijere que para la
do una hora cada dia. No hay un precepto que man- "remisión de los pecados, 110 es necesario de derecho
de hacer el examen por escrito; pero conviene mu- "divino, confesar en el sacramento de la penitencia,
cho cuando es larga y complicada la confesion, su- "todos y cada uno de los pecados mortales de que se
poniendo que sepa escribir el penitente. Tampoco "tenga memoria, despues de un debido y diligente
le hay de confesar ios pecados veniales, y por consi- , " e x a m e n de conciencia, aunque sean ocultísimos, y
guiente no hay necesidad de examinarse acerca de "las circunstancias que mudan de e s p e c i e . . . .sea ex-
ellos. Sin embargo, es muy conveniente y prove- comulgado." Demás seria despues de esta deci-
choso confesarlos con verdadero dolor y propósito de sión del concilio, traer aquí los textos de la Sagrada
la enmienda. Concluido el examen, debe humillar- Escritura, las autoridades de los Santos Padres, y las
se profundamente el pecador á la vista de sus culpas incontestables razones teológicas que prueban esta
reunidas, dolerse con un corazon contrito y humilla- verdad. L a Iglesia ha hablado, y todo está con-
do, como David, de todas ellas, y clamar como el cluido.
pübjicano: Señor, tened misericordia de mí, que soy Cualidades de la confesion. Las principales son
un pecador. cinco. Entera-, verdadera. propia, ¿olorosa y senci-
L a confesion es una manifestación que hace el pe- lla. Entera, es decir, de todos los pecados cometi-
nitente al confesor, de sus pecados, para que se le per- dos despues de la confesion última bien hecha, coa
donen por el sacramento de la penitencia. San Agus- todas las circunstancias que mudan de especie, y aun
tín dice, que la confesion es por la que se descubre las que los aumentan notablemente; y también de
la enfermedad oculta, con esperanza del perdón; y cualesquiera pecados mortales ó circunstancias gra-
San Gregorio añade, que la confesion es una detes- ves, que por inadvertencia, olvido natural ó ignoran-
tación de los pecados, porque en efecto, el pecador cia inculpable, se hayan quedado sin confesar en las
debe manifestarlos con un corazon que los acuse, los anteriores bien hechas, pues aunque quedaron per-
deteste y desee tomar venganza de ellos en sí mis- donados, no han sido juzgados ni castigados, porque
mo. L a confesion es necesaria á todos los que han no fueron confesados. Si se deja de confesar algún
pecado mortal ó circunstancia grave, por olvido vo- r a z ó n ; u n o q u e a b s u e l v e ó n i e g a la a b s o l u c i ó n , s e g ú n
luntario, por ignorancia culpable, por malicia ó por lo que resulta d e nuestra confesión, y otro que aprue-
vergüenza, la confesión n o e s entera, y por consi- b a ó d e s a p r u e b a e s t a s e n t e n c i a , s e g ú n las d i s p o s i c i o -
guiente es mala, y hay precisión de renovarla, añadien- nes que ve en nuestra hlma; uno que concluye nues-
do el pecado ó circunstancia grave que se ha calla- tra c a u s a e n e l c o n f e s o n a r i o , y o t r o q u e la g u a r d a p a -
do, y elsacrilegio que se ha cometido haciendo con- ra repasarla en el momento de nuestra muerte. ¿ Y
f e s i ó n v e r d a d e r a m e n t e m a l a . E l o l v i d o s e j u z g a vo- q u é cristiano, penetrado d e estas verdades, p o d r á
luntario, c u a n d o n o s e h a h e c h o e l d e b i d o y d i l i g e n - a c e r c a r s e al c o n f e s o n a r i o á m e n t i r e n a q u e l t r i b u n a l
t e e x á t i r e n d e c o n c i e n c i a , q u e d i c e el c o n c i l i o y q u e - sagrado? ¿ Q u é v e r g ü e n z a podrá ser suficiente para
d a e x p l i c a d o . L a i g n o r a n c i a es culpable, c u a n d o p r o - q u e calle a l confesor visible, l o q u e e s t á v i e n d o e l
c e d e d e n o s a b e r la d o c t r i n a c r i s t i a n a y las o b l i g a c i o - c o n f e s o r invisible? ¿ C ó m o p o d r á negar á los piés
nes del estado que se tiene ó del cargo que se ejer- d e J e s u c r i s t o lo q u e s a b e J e s u c r i s t o ? ¡ C ó m o es p o -
c e . L a malicia, a q u í , e s u n a iniquidad d e l p e n i t e n t e sible q u e d e j e d e decir allí, a u n q u e sea t e m b l a n d o ,
q u e se atreve á mentir á Jesucristo, que está viendo D i o s mió, yo soy un criminal, vos l o sabéis; yo he
s u c o r a z o n . L a vergüenza n o e s a q u e l l a justa con- cometido este delito; tratadme con piedad, usad d e
fusión q u e d e b e c a u s a r a l p e c a d o r s u p e c a d o , s i n o misericordia!
a q u e l miedo d e t e s t a b l e q u e l e h a c e c a l l a r s u p e c a d o . P o r otra parte, todo p e c a d o mortal m e r e c e u n a
Esta vergüenza, que deberia ser lamenor causa d e confusion y muerte eterna, y e lpecador que no lo
las malas confesiones, es acaso la m a s frecuente, p o r borra e n esta vida con la penitencia, sufrirá e n
el p o c o c o n o c i m i e n t o q u e s e t i e n e d e lo q u e es el tri- el infierno eternamente esta confusion y vergüenza.
bunal d e la penitencia, y esto pide una explicación A u n e n esta vida podria Dios obligar al pecador
mas extensa. á manifestar públicamente sus pecados ocultos, por
C u a n d o el s a c e r d o t e b a u t i z a , J e s u c r i s t o es q u i e n mas graves, vergonzosos y multiplicados que fue-
bautiza, dice San Agustin; y cuando consagra ó ab- sen, y pedir esta confesion pública c o m o condicion
suelve, Jesucristo es quien c o n s a g r a y quien absuel- para perdonarlos, y c o m o parte de su castigo tempo-
v e . C u a n d o n o s a r r o d i l l a m o s á los p i é s d e l c o n f e - ral; y e n efecto, así lo e j e c u t ó c o n D a v i d , h a c i e n d o
sor, h e m o s de considerar que nos arrodillamos delan- p a t e n t e s s u s d e l i t o s á t o d o I s r a e l . P e r o el S e ñ o r
te d e un tribunnl o c u p a d o por d o s j u e c e s , u n o visi- no h a tratado d e usar con nosotros este derecho.
b l e , q u e e s el s a c e r d o t e , y o t r o i n v i s i b l e q u e e s J e - S u imponderable misericordia h a querido evitar-
s u c r i s t o ; u n o q u e s o l o c o n o c e lo q u e m a n i f i e s t a n u e s - nos esta confusion, con t a lque, arrepentidos, l o s
tra lengua, y otro q u e ve lo q u e h a y en n u e s t r o c o - confesemos en secreto á sus ministros, á quienes es-
tá i m p u e s t o u n secreto absoluto, profundo, invio-
lable y eterno, p o r su ley divina y p o r todas las l e - s o . C u a n d o n o p u e d a fijar e l n ú m e r o , d e b e p r o c u -
y e s h u m a n a s , q u e d a n d o los confesores obligados á rar a c e r c a r s e á él l om a s posible, d i c i e n d o : tantos,
morir, como otro San J u a n Nepomuceno, antes que poco mas ó menos, huyendo siempre de disminuirlos
laitar e n n i n g ú n caso á este divino secreto. por miedo, ó de aumentarlos por seguridad, como ha-
A ñ á d a s e á todo lodicho, que elS e ñ o r no encar- cen aquellos que, al avanzar su número, ponen mas
gó este piadoso ministerio á los ángeles, c u y a o-ran- q u e los q u e les dicta s u conciencia, p o r q u e es m e j o r ,
d e z a y santidad habría a t e r r a d o y c o n f u n d i d o á los dicen ellos, echar d e m a s que de m e n o s ; pero esto
pobres pecadores, sino á los hombres, para que vién- e s u n e r r o r , e s u n a m e n t i r a , p o r q u e el n ú m e r o d e p e -
dose rodeados ellos m i s m o s d e iguales miserias, y cados se h a d e confesar c o m o dicta laconciencia; y
e x p u e s t o s á i g u a l e s flaquezas, s e c o m p a d e z c a n , d i c e d e c i r lo q u e n o siente, l o q u e no dicta l a c o n c i e n c i a ,
b a n i ablo, d e los q u e ignoran y yerran. Así que, es faltar á la v e r d a d , e s mentir.
Doloroso. L a c o n f e s i o n h a d e s e r doloroso, e s d e -
c u a n t o m a s c o n o z c a el c o n f e s o r á su penitente, c u a n -
to m a s grave sea, por desgracia, su delito, cuanto m a s cir, q u e e l penitente ha d e manifestar en e l exterior
arrepentido le vea, m a s admirará el poderío de l a su pesar y arrepentimiento interior, arrodillándose á
gracia que h a vencido laresistencia de aquel cora- los piés del confesor, c o m o l a p e c a d o r a á los piés d e
zón delincuente, y obligado al pecador á manifestar- Jesucristo, á quien aquel representa, dándose golpes
se y detestar su delito, tanto m a s a d o r a r á y bendeci- d e p e c h o c o m o e l p u b l i c a n o en el t e m p l o , y p i d i e n -
r á la m i s e r i c o r d i a d e l S e ñ o r , q u e n u n c a s e a c o r t a d o á I>ios, c o m o él, p e r d ó n y misericordia. L a c o n -
para e l arrepentido, y su consuelo será tan g r a n d e , fesion no ha de ser una relación seca, sino una acu-
que llegará á derramar lágrimas de alegría, y á m e z - sación d e sus culpas, acompañada de un verdadero
c l a r l a s c o n las d e s u p e n i t e n t e . ¿ H a y , p u e s , a l ^ u n p e s a r d e h a b e r l a s c o m e t i d o , y d e u n firme p r o p ó s i t o
m o t i v o ostensible p a r a callar el p e c a d o ? d e n o volverlas á cometer. E l penitente es un reo
que ha ofendido á l aMagestad divina, y viene á pe-
Verdadera. L a c o n f e s i o n n o s o l o h a d e s e r e n t e - dir m i s e r i c o r d i a á l a m i s m a M a g e s t a d á q u i e n h a
r a , s i n o t a m b i é n verdadera. E l p e n i t e n t e h a d e c o n - ofendido. ; C u á n humilde y dolorosa no deberá ser
fesar s u s p e c a d o s c o m o e s t é n en su m e m o r i a , des- su confesion!
p u e s d e u n diligente e x á m e n : ha d e confesar los cier-
Propia. L a c o n f e s i o n h a d e s e r d e pecados pro-
tos c o m o ciertos, y los d u d o s o s c o m o dudosos; d e
pios. E l p e n i t e n t e n o h a de descubrir pecados age-
m o d o que si está cierto de q u e cometió, p o r ejemplo,,
nos, á no ser que esto sea n e c e s a r i o p a r a d e c l a r a r los
cuatro pecados, y duda s i fueron cinco, debe confe-
propios, y entonces se ha de hacer ocultando lo po-
s a r l o s c u a t r o c o m o c i e r t o s , y el q u i n t o c o m o d u d o -
s i b l e al q u e los c o m e t i ó . E l penitente, así c o m o n o
h a d e confesar los p e c a d o s á g e n o s , t a m p o c o h a d e influyeron ó que cooperaron á su perpetración, para
e x c u s a r ¡os p r o p i o s . N o p e r m i t á i s , S e ñ o r , d e c i a á removerlas y aplicar remedios conducentes á preser-
D i o s el profeta, que mi corazon se ladeé hacia pala- var de l arecaida. E n una palabra, se deben huir las
bras engañosas para buscar excusas á mis pecados. c o n f e s i o n e s q u e n o d e j a n c o n o c e r el c o r a z o n , p o r q u e
Bien p o d r á el penitente, y aun d e b e v á e x p o n e r las n o hay corazon reservado para Jesucristo, y este di-
que disminuyan notablemente su culpa, como debe v i n o a u t o r d e la c o n f e s i o n , n o q u i e r e q u e l e h a y a p a -
c o n f e s a r las c i r c u n s t a n c i a s q u e la a u m e n t a n n o t a b l e - ra el ministro q u e lo representa, y q u e ha d e senten-
m e n t e , p a r a q u e el c o n f e s o r j u z g u e c o n a c i e r t o ; p e r o ciar en s u nombre.
debe hacerlo con mucha moderación, y temiendo P. Qué cosa es satisfacción?
siempre que su amor propio aumente sus excusas. It. Vagar con obras de penitencia la pena debida
Sencilla. L a c o n f e s i o n p i d e m u c h a sencillez. S a n - por la culpa.
ta T e r e s a d e J e s ú s d e c i a , q u e p r o c u r a b a c o n f e s a r - E s u n a v e r d a d d e fé, q u e p e r d o n a d o e l p e c a d o
se siempre con aquella ingenuidad y sencillez que l o mortal e n cuanto á l aculpa y pena eterna, queda
hacia c u a n d o era niña. L a confesion d e b e hacerse siempre, ó casi siempre, una pena temporal que pa-
s i n a d o r n o s , .sin r o d e o s , s i n d i s f r a c e s , s i n r e s e r v a s , gar á ladivina Justicia, m a y o r ó menor, en propor-
sin e x p l i c a c i o n e s v a g a s y g e n e r a l e s , q u e t o d o y na- c i o n a l m a y o r ó m e n o r n ú m e r o y g r a v e d a d d e las-
d a significan. D e b e h a c e r s e sin c o s a q u e e x t r a v i e c u l p a s , y a l a r r e p e n t i m i e n t o d e l p e n i t e n t e . L o s li-
d e ella, ó que decline en conversación m a s bien q u e b r o s santos están llenos d e los e j e m p l o s de u n D i o s
en acusación, y sin e x p r e s i o n e s q u e d e n a d a infor- q u e , p e r d o n a n d o p o r su misericordia l aculpa, se re-
m a n al confesor. Y o m e a c u s o , d i c e n a l g u n o s , si h e s e r v a p o r s u j u s t i c i a e l c a s t i g o t e m p o r a l d e la m i s m a
j u r a d o , s i h e m a l d e c i d o , si no h e e s t a d o e n m i s a c o n c u l p a q u e p e r d o n a . B a s t a r á c i t a r a q u í el e j e m p l o d e
atención, si h e mentido, si he m u r m u r a d o esto un David. P e c a este rey, se arrepiente; un profeta
n a d a significa, p o r q u e n a d a se confiesa d e t e r m i n a d a - le a s e g u r a q u e D i o s l e ha p e r d o n a d o ; sin e m b a r g o ,
m e n t e , y e l c o n f e s o r 110 p u e d e c o n o c e r s i h a y ó n o ¡qué castigos temporales no ejecuta en este peniten-
pecado. L a confesion d e b e ser clara, sencilla, par- te e l m i s m o D i o s q u e l e p e r d o n a ! P a g a c o n la m u e r -
ticular y determinada, manifestando los p e c a d o s co- te d e c u a t r o h i j o s la d e u n v a s a l l o , y c o n l a p r o f a n a -
m o están e n la c o n c i e n c i a , l a s c i r c u n s t a n c i a s n o t a b l e s c i ó n d e d i e z e s p o s a s l a d e u n a e s p o s a . ¿Y q u i é n n o
q u e los h a n a c o m p a ñ a d o , y a u n l o s m o t i v o s y m e d i o s ve en esto á D a v i d p a g a n d o la pena temporal d e s u
q u e se-tuvieron p a r a c o m e t e r l o s , á fin d e q u e c o n o z - pecado? P u e s esta paga d e l a pena temporal q u e
c a e l confesor l a f u e r z a d e l a p a s i ó n , l a d e b i l i d a d d e l q u e d a d e s p u é s d e p e r d o n a d a la c u l p a y p e n a e t e r n a ,
alma q u e s e dejó a r r a s t r a r de e l l o s , y l a s c a u s a s q u e e s lo m í e l l a m a m o s s a t i s f a c c i ó n d e o b r a .

P. Pues las penas de Jesucristo nuestro Señor no
nos bastan? de imponer por e l confesor, p o r q u e es parte del s a -
R. Sí; mas quiere que satisfagamos con él nosotros. cramento. _ .
J e s u c r i s t o satisfizo s o b r e a b u n d a n t e m e n t e p o r t o d o s H a y varias clases d e penitencia; p e r o las p r i n c i p a -
los pecados del m u n d o , y esta és otra verdad de fé; l e s , y q u e n o d e b e n i g n o r a r l o s fieles, s o n d o s : medi-
pero es necesario que su satisfacción se nos aplique cinal y satisfactoria. Medicinal, e sl aq u e s e i m p o -
para que nos aproveche. Esta aplicación se hace se- n e para evitar larecaída en la culpa, y viene á s e r
g ú n el o r d e n e s t a b l e c i d o p o r D i o s , y e s t e ó r d e n es, c o m o u n p r e s e r v a t i v o q u e s e d a al p e n i t e n t e p a r a q u e
que en e l sacramento del bautismo s e nos aplique n o vuelva á p e c a r ; p o r e j e m p l o , la p r o h i b i c i ó n d e e n -
hasta c o n s e g u i r , n o s o l o la r e m i s i ó n d e la c u l p a y p e - t r a r e n tal c a s a , d e v e r s e c o n tal p e r s o n a ; e l m a n d a -
n a e t e r n a , s i n o t a m b i é n d e l a t e m p o r a l , y e n el d e l a to de confesar de tiempo en tiempo, de tener tanta ó
penitencia, solamente lade laculpa y pena eterna, c u a n t a o r a c i o n ; el d e d a r u n a l i m o s n a , a y u n a r u n dia,
m a s n o l a d e l a t e m p o r a l , la c u a l d e b e s a t i s f a c e r e l ó t o m a r o t r a m o r t i f i c a c i ó n p o r tal ó tal v e z q u e s e v u e l -
pecador, ó con penitencias en esta vida, ó con rigo- v a á c o m e t e r tal c u l p a todas estas son peniten-
rosos castigos e n el purgatorio. L a razón de esta c i a s m e d i c i n a l e s ; s e i m p o n e n , á fin d e q u e s i r v a n d e
d i f e r e n c i a d e e f e c t o s e n t r e l o s d o s s a c r a m e n t o s , la d a freno para que e lpenitente se detenga y no vuelva á
el c o n c i l i o d e T i e n t o , d i c i e n d o , q u e el ó r d e n e s t a b l e - caer en laculpa. N o hay penitencias que se deban
c i d o p o r la j u s t i c i a d i v i n a e x i g e , q u e d e u n a m a n e r a ' cumplir con m a s exactitud, porque se dirigen á evi-
s e a n r e c i b i d o s á la g r a c i a los q u e p e c a r o n p o r igno- tar un mal m a y o r q u e e l pecado, cual es la recaída.
r a n c i a antes del b a u t i s m o , y d e otra, los q u e d e s p u e s E s t a s p e n i t e n c i a s d e b e n fijarse b i e n e n l a m e m o r i a ,
d e h a b e r sido r e s c a t a d o s d e la s e r v i d u m b r e del p e c a - porque siendo medicinales, deben durar, no solo has-
do y del demonio, y recibido e l d o n del Espíritu t a la s i g u i e n t e c o n f e s i o n , s i n o h a s t a q u e c u r e n e n -
S a n t o , n o t e m i e r o n p r o f a n a r c o n a d v e r t e n c i a el t e m - teramente l a llaga á que se han aplicado, y el peni-
p l o d e D i o s (así l l a m a al a l m a e n g r a c i a ) , y e n t r i s t e - t e n t e h a d e c u i d a r d e h a c e r l a s p r e s e n t e s al c o n f e s o r ,
c e r al m i s m o E s p í r i t u S a n t o . P o r esta r a z ó n y otras c o m o principio de su confesion, para que reconozca
q u e alegan los S a n t o s P a d r e s , y p o r otras infinitas q u e el estado d e l a llaga y v e a si han sido bien aplicadas
solo á D i o s s o n c o n o c i d a s , la j u s t i c i a d i v i n a se ha r e - p o r u n fiel y e n t e r o c u m p l i m i e n t o ; s i h a n a p r o v e c h a -
servado en el sacramento de lapenitencia, u n a satis- do, y siconviene aumentarlas, disminuirlas, variarlas
facción temporal, q u e n o e x i g e en el b a u t i s m o . E s t a ó quitarlas en parte ó en todo.
s a t i s f a c c i ó n q u e t a m b i é n l l a m a m o s p e n i t e n c i a , s e ha P. Cuáles son las obras satisfactorias?
R. Oracion, limosna, ayuno y otras asperezas de
cuerpo; y los trabajos que Dios envia, lle-
vados por su amor en paciencia.
L a penitencia satisfactoria, es la que se impone
al infierno con grandes penitencias sin cumplir, ó mal
para satisfacer á la justicia divina, por la pena tem-
cumplidas. Adviertan aquí particularmente los gran-
poral que queda despues de perdonada la eterna, co-
des pecadores, que no deben reposar sobre las peni-
mo ayunos, limosnas, oraciones, meditaciones, lectu-
tencias que les imponen los confesores, siempre mo-
ras piadosas, asistencia al santísimo sacrificio de la
derados por temor de que no se las dé cumplimien-
misa, ú otros ejercicios ó mortificaciones que el con-
to, sino añadir otras por sí mismos, para librarse de
fesor estime proporcionadas á las culpas pasadas. La
ir á pagar sus descubiertos en los tormentos de un
penitencia satisfactoria debe cumplirse en el tiempo
terrible purgatorio.
que se señale, y si no se fija tiempo, debe cumplirse
Utilidades de la confesión. Primera. Nos facili-
desde luego, sin dilatarla de dia en dia, y en todo caso,
ta el camino de la salvación. Desde que pecó Adán
debe cumplir prontamente alguna parte de ella, para la
hasta que instituyó Jesucristo el sacramento de la pe-
integridad y perfección del sacramento; pues aunque
nitencia, esto es, en el espacio de cuatro mil años,
solo es parte esencial el ánimo de cumplirla, el cum-
no tuvieron los hombres que caian en el abismo del
plimiento efectivo, á lo menos de alguna parte, perte-
pecado mortal, otro medio para salir de él, que la
nece á s u integridad y perfección. La tibieza de los
contrición; pero desde que Jesucristo instituyó este
últimos siglos ha obligado á la Iglesia á mitigar el ri-
sacramento, tuvieron ya dos medios, que son, la con-
gor de las penitencias que imponia el fervor de los
trición y la confesion; y no solo tuvieron dos medios,
primeros, no porque la justicia divina haya variado
sino que el segundo es sin comparación mas fácil
ni en un ápice la tasa de las penas temporales que ha
que el primero, porque la confesion,' como se ha di-
de sufrir cada uno de los pecadores con proporcion
cho, no pide contrición para perdonar el pecado mor-
á sus culpas, pues lo que no se satisfaga en esta vi-
tal, sino atrición; y nadie duda que es sin compara-
da, se pagará en el purgatorio sin salir de allí, hasta
ción mas fácil tener atrición que contrición, y por
haber pagado el último maravedí; como dice el Evan-
consiguiente, que es sin comparación mas fácil salir
.gelio, sino que esta madre prudente ha preferido im-
del pecado mortal por la confesion, que por la contri-
poner á sus hijos penitencias que alcance á cumplir su
ción: esta mayor facilidad es un bien inestimable. Así
tibieza, aunque no basten á satisfacerla pena temporal,
es que, la confesion no solo es un segundo medio,
y tengan que acabarla de pagaren el purgatorio, á im-
sino un medio sin comparación mas fácil que la con-
poner penitencias que, por falta de cumplimiento Ies
trición, para conseguir el reino de los cielos. Segun-
expongan á caer en el infierno. Mejor es, enseñaba
da. Ld confesion es el freno general de todas las
ya en su tiempo San Agustín, enviar almas al purga-
pasiones. P a r a penetrarnos de esta verdad, no hay
torio con pequeñas penitencias bien cumplidas, que
sino suponer roto este freno. ¡Qué torrente p u e d e
c o m p a r a r s e a l que formarían las pasiones desenfre* n e l a u n i ó n d e l o s m a t r i m o n i o s , y s e d e f i e n d e l a fi-
nadas! ¡ Q u é virtudes no serian arrastradas por este d e l i d a d q u e ellos e x i g e n ; s e a h o g a n los r e n c o r e s , s e
furioso torrente! Sin l aconfesion ¡qué d e pecados h a c e n las reconciliaciones, se p r e p a r a l a p a z d e las
no abundarían en elcorazon humano! P o r q u e ¿quién p e r s o n a s , d e las familias, d e los p u e b l o s . en su-
s u j e t a , q u i é n o r d e n a al c o r a z o n e n s u c e n t r o , l u e r a m a , e n la c o n f e s i o n s e d e f i e n d e n ! o s d e r e c h o s d e D i o s
de laconfesion? P e r o ¿ á qué hacer suposiciones? y d e los h o m b r e s , y s e trabaja e n f o r m a r j u s t o s e n l a
¿ N o s e ha visto este l a m e n t a b l e r e s u l t a d o en los hijos tierra y b i e n a v e n t u r a d o s en e l cielo. N o es d e m e -
r e b e l d e s d e la I g l e s i a , q u e r o m p i e r o n e s t e d i v i n o f r e - n o s i n t e r é s p a r a e l b i e n d e l as o c i e d a d . E n la c o n -
no aboliendo laconfesion? ¿No se está viendo e n fesion todo conspira á hacer lafelicidad d e aquella,
l o s m i s m o s h i j o s fieles d e l a I g l e s i a q u e n o l e u s a n ? p u e s t o i]ue e n ella t o d o c o n s p i r a á f o r m a r j u s t o s . ¡ A h !
¿ Q u é h a c e n los q u e v i v e n d o m i n a d o s d e a l g u n a pa- U n a sociedad de justos en latierra, seria la i m á g e n
sión, ó entregados á algún vicio? ¿ L o s q u e llevan m a s propia de l a s o c i e d a d q u e f o r m a n los b i e n a v e n -
una vida criminal y no quieren enmendarla? ¿Qué t u r a d o s e n e l c i e l o . ¡ T a l e s la i m p o r t a n c i a d e la c o n -
hacen? huir de l a confesion, ó loque es incompara- fesion, y por eso no es una obra de consejo sino d e
b l e m e n t e p e o r , a t r e p e l l a r l a p r e s e n t á n d o s e á los p i é s precepto.
del ministro de Jesucristo, á insultar á Jesucristo con T o d o cristiano que se halla en pecado mortal, es-
u n s a c r i l e g i o . Tercera. A e l l a s e d e b e n p a r t i c u l a r - tá obligado á confesarse en peligro de muerte, y por
m e n t e la p i e d a d y v i r t u d e s q u e a u n s e c o n s e r v a n e a el este motivo lo están los q u e e n f e r m a n morlalmente,
c r i s t i a n i s m o . E n la c o n f e s i o n s e r e f r e n a n las p a s i o n e s , los que entran en acción de guerra, navegación peli-
se reprenden los vicios, y se i m p o n e n los castigos q u e g r o s a ú otra cualquiera e m p r e s a arriesgada; los q u e
se ordenan á satisfacer por ellos y á desterrarlos. E n preven que no podrán confesarse antes de su muer-
la c o n f e s i o n s e e x h o r t a á o b r a r s i e m p r e la j u s t i c i a , á te, ó p o r falta d e confesor, ó d e libertad para llamar-
practicar l a virtud, á c a m i n a r á l asantidad, y á lle- le, ó p o r a l g ú n o t r o m o t i v o , y las e m b a r a z a d a s r e g u -
var adelante con valor y constancia las peleas de l a larmente, á lo menos antes d e s u primer parto, y
salvación. E n una palabra, l aconfesion es e l m u r o s i e m p r e , si s u s partos s o n p e l i g r o s o s .
q u e d e f i e n d e á t o d a s las v i r t u d e s d e t o d o s los vicios, T a m b i é n se h a n d e confesar los que han d e a d m i -
y q u e f o r m a d e n t r o d e su r e c i n t o los j u s t o s . Cuarta. nistrar ó recibir algún sacramento, p o r q u e es m e n o s
L a c o n f e s i o n es el m a y o r b i e n p a r a el i n t e r é s d e los d i f í c i l p o n e r s e e n g r a c i a p o r la c o n f e s i o n , q u e p o r l a
particulares y d e las s o c i e d a d e s q u e éstos c o m p o n e n . contrición; y s o b r e todo, los q u e h a n de c o m u l g a r .
E n ella se sostiene l aa u t o r i d a d d e los padres, d e los A m a s de estas cosas, hay obligación d e confesarse
superiores, y de todos los que gobiernan; se mantie- d e t i e m p o en t i e m p o , c o m o la h a y d e t i e m p o en t i e m p o
c e confesion voluntariamente nula, no cumple con es-
de hacer actos de contrición, fé, esperanza y caridad; te precepto, como consta de la proposición catorce,
pero la frecuencia de estas confesiones no esta deter- condenada por el Papa Alejandro V I I .
minada, y queda á la discreción del confesor, quien Frecuencia de la confesión. Despues de la expli-
las dictará con arreglo á las necesidades y disposi- cación hecha de las utilidades de la confesion, nada
ciones del penitente. Sin embargo, como el estado mas, al parecer, deberíamos hacer aquí para animar á
de oecado mortal es tan terrible, han creído algunos los cristianos á que la frecuentasen, que remitirles,
autores que el desgraciado que cae en tan infeliz es- como lo hacemos, á leer; pero no basta que vean
tado, debe confesarse cuanto antes para salir de el; s u s utilidades, es necesario desvanecer también las
pues aunque esto se pueda conseguir por la contri- excusas que se alegan para no frecuentarla. Se dice
ción, á la que debe acudir sin perder tiempo, no obs- que la Iglesia, siendo una madre tan celosa del bien de
tante, se ha de añadir la confesion como medio mas s u s hijos, no manda confesar mas de una vez al año;
seguro. E n todas las ocasiones que van expresadas, pero si es tal su precepto, sin duda no es tal su deseo,
la obligación de confesarse es de precepto divino. porque no dice solamente que los fieles <-e confiesen
H a y también un precepto eclesiástico que obliga una vez en el año, sino que se confiesen una vez á lo
á confesar á lo menos una vez en el año. I o d o he!, menos. Bien querría esta piadosa madre que todos
dice el concilio cuarto de Letran, sean hombres o sus hijos frecuentasen la confesion; pero no se ha de-
mugeres, despues que hubieren llegado al uso de la terminado á mandarlo, por no exponer á los tibios y
razón, confiese solo y fielmente todos sus pecados, a empeorar á los sacrilegos. Pero ¡en qué tiempos nos
lo menos una vez al año. Esta confesion se hace hallamos! ¡Oh, Dios mió! ¡Cubramos con el velo del
comunmente en la cuaresma, ya porque es el tiempo silencio los horrores de nuestro siglo. Se dice que son
mas propio de la penitencia, y ya porque se ha d e tantos los negocios, que para nada dejan tiempo. ¡Vál-
comulgar en la pascua. E l concilio de I rento dice gate Dios por negocios, que ni para vivir preparados
que abraza y aprueba altamente esta costumbre, co- para morir cristianamente dejan tiempo! ¿Pero hay
mo piadosa y justamente digna de conservarse. El negocio en el mundo que pueda compararse con és-
que prevé que no podrá confesarse en la cuaresma, te? ¿El vivir siempre preparados para merecer en-
debe adelantar la confesion para cumplir este pre- trar en cualquier hora que Dios llame en el reino de
cepto; y el que no se confiesa en el año, a mas do la gloria, no es el negocio de los negocios? ¿No es
cometer un pecado mortal por no cumplir el precep- el sumo negocio á cuya vista desaparecen todos los
to, tiene siempre sobre sí esta obligación hasta que demás negocios? ¿Y 110 es la confesion frecuente la
se confiese, como el que no paga á tiempo debido, la que prepara mejor y adelanta mas este sumo negocio?
tiene hasta que pague: es de advertir que el que ha-
S e d i c e q u e falta la libertad p a r a c o n f e s a r s e c o n fre- «i e s mala, d e s d e q u e l at o m a m o s nos p o n e m o s e n
cuencia. S o y u n hijo, u n a hija d e familia, un cria- un gran peligro de perdernos para siempre. E s ade-
do, una criada, u ndependiente ¿Mas qué supe- « í a s d e la ú l t i m a c o n s e c u e n c i a , p o r q u e e s i n d u d a b l e
rior cristiano p u e d e impedir con razón á su inferior, q u e u n a gran parte d e los que, á p e s a r d e confesar-
q u e confiese t o d o s los m e s e s ? S a n F r a n c i s c o d e S a - se, viven mal y se p i e r d e n , es p o r falta d e un confe-
les dice á s u Filotea, q u e ni p a d r e , ni m a d r e , ni m u - s o r s á b i o y c e l o s o , q u e l e s a p a r t e c o n m a n o firme d e l
g e r , ni marido, n iotro alguno, p o d r á estorbar j u s t a - c a m i n o d e su perdición, y les dirija p o r e l d e su sal-
m e n t e e s t a r s e u n a m a ñ a n a c a d a m e s en la iglesia, p a - vación. O s exhortamos, decia San Gregorio en e l
r a c o n f e s a r s e y r e c i b i r el c u e r p o d e n u e s t r o S e ñ o r sétimo concilio de R o m a , o s exhortamos á que para
J e s u c r i s t o . P e r o n o es l a c a u s a la falta d e la liber- r e c i b i r la p e n i t e n c i a p o r v u e s t r o s p e c a d o s , n o a c u d a i s
t a d p a r a n o f r e c u e n t a r la c o n f e s i o n , es l a falta d e v o - á aquellos confesores que traen una vida poco regu-
luntad. C u a n d o hay ésta, todo se allana, todo se fa- lar y no poseen la ciencia necesaria para dirigiros, y
cilita, t o d o s e p r e p a r a , y rara v e z falta t i e m p o p a r a a s í , m a s c o n d u c e n l a s a l m a s á la p e r d i c i ó n q u e á la
confesar, no digamos cada mes, sino con m u c h a m a - s a l u d , s e g ú n e s t e o r á c u l o d e l a v e r d a d : Si un ciego
yor frecuencia, y esta es u n a verdad que nos enseña guia á otro ciego, ambos caen en el hoyo; s i n o q u e o s
la e x p e r i e n c i a d e t o d o s los dias. dirijáis á aquelios que, instruidos en l areligión y e n
Elección de confesor. P e r o n o b a s t a c o n f e s a r s e c o n las Escrituras, o s p u e d a n mostrar e l c a m i n o de l a
frecuencia, es necesario ademas, elegir un buen con- verdad y de la salud.
f e s o r , s á b i o , p r u d e n t e , c e l o s o , q u e t e n g a b a s t a n t e fir- P o r este motivo ó pasage del concilio, se ve cuán
meza para hacernos cumplir todos nuestros deberes, ¡necesario es buscar confesores instruidos y virtuosos
y mucha caridad, discreción y dulzura para hacér- •que n o s d i r i j a n p o r el c a m i n o e s t r e c h o d e l c i e l o , y n o
noslos amar. •entregarnos indiscreta é indistintamente en manos de
E s t a elección es d e la m a y o r c o n s i d e r a c i ó n , p o r q u e cualquier confesor que pueda extraviarnos y preci-
v a m o s á p o n e r e n s u s m a n o s lo m a s p r e c i o s o q u e te- p i t a r n o s e n la c a r r e r a del infierno; p o r q u e c u a n d o e l
n e m o s . V a m o s á depositar en s up e c h o los secre- •confesor n o e s lo q u e d e b e , n o s e a p l i c a á c o n o c e r
tos d e nuestro corazón, l o snegocios d e nuestra a l p e n i t e n t e , n i á h a c e r q u e e s t e s e c o n o z c a á sí m i s -
conciencia, los intereses eternos d e nuestra alma, mo, limpia solo según l ametáfora de Jesucristo, l o
n u e s t r a a l m a m i s m a . E s t a m b i é n d e la m a y o r i m p o r - -exterior d e l ac o p a del cáliz, d e j a n d o lo interior lle-
tancia, p o r q u e v a m o s á t o m a r un guia q u e nos diri- n o de inmundicia; esto es, se contenta con purificar
j a e n la difícil s e n d a d e l r e i n o d e l o s c i e l o s . E s t e g u i a la parte exterior y visible d e los p e c a d o s , sin t o m a r -
tiene una estrecha conexion con nuestra salvación, y s e el t r a b a j o d e p u r i f i c a r la p a r t e i n t e r i o r , a r r a n c a n d o
hasta sus raices para que no se reproduzcan; los v e do3 médicos, uno hábil, práctico, observador y cui-
repetidos en todas las c o n f e s i o n e s ; l o s mira sin tur- dadoso de restablecer en la salud á s u s enfermos, y
bación, y á p e s a r de e s t a s c o n t i n u a s r e c a í d a s , sigue otro ignorante, y descuidado de la de los suyos, es
d i s p e n s a n d o sus a b s o l u c i o n e s , y p r e p a r a n d o , si Dios claro que no elegiríais á éste sino á aquel. Desen-
n o l o r e m e d i a , u n a v i c t i m a p a r a e l i n f i e r n o , en v e z gañémonos, el confesarse con el primer con fesor que
de u n j u s t o p a r a e l c i e l o . ¡ P e l i g r o t e r r i b l e d e l a l m a se presenta, pudiendo elegir, prueba el poco cuidado
que cae en m a n o s de un mal confesor! ¡ \ quién n o que se tiene de la vida eterna. 1 en el caso de po-
se a d m i r a a l v e r l a s e r e n i d a d d e a q u e l l o s p e n i t e n t e s , der elegir, ¿cómo habremos de hacer la elección? por-
q u e se confiesan con el primero que se les presenta, que no es regular que andemos averiguando la con-
y con tanta m a y o r voluntad, cuanto es mas descono- ducta de los ministros de Jesucristo. ¡Ah! esto es
c i d o ! ¡ Q u i é n n o s e a s o m b r a al c o n t e m p l a r la c e g u e - demasiado fácil. L u e g o se sabe la mayor ó menor
d a d d e a q u e l l o s q u e b u s c a n y e l i g e n el c o n f e s o r m a s capacidad é instrucción de los confesores, sus estu-
b l a n d o , m a s a b r e v i a d o r , a c a s o el m a s i g n o r a n t e y m e - dios y su aplicación; también se sabe quiénes son los
nos regular en costumbres; u n o de los confesores q u e que se detienen en instruir, desengañar, convencer,
llamante m a n g a a n c h a , q u e t i e n e n m a n o f r a n c a , q u e corregir, animar, curar y mejorar á sus penitentes
echan c u a r e n t a ó c i n c u e n t a a b s o l u c i o n e s e n u n a ma- (porque todos estos oficios tiene que hacer á la vez el
ñana ó e nun par de horas, á penitentes regularmen- confesor), y quiénes los que en nada de esto reparan;
te d e u n a ñ o , y c u y o c o n f e s o n a r i o s e v e r o d e a d o de y en fin, se sabe y se ve su porte y su poca virtud, y
pecadores desgraciados, que no van á curar sus he- se conoce que no mejorará mucho la conducta agena
ridas, sino á aumentarlas con nuevos sacrilegios, y á quien no mejora la propia, ni adelantará á otros en la
q u i e n e s e s t o s c o n f e s o r e s h a c e n s e g ú n l a a l e g o r í a de* virtud quien no se adelanta á sí mismo. Y si no hay
profeta Ezequiel, almohadilla para poner sus cabezas donde elegir, porque no hay mas que un confesor, co-
y d o r m i r s o b r e s u s d e l i t o s e l s u e ñ o d e la m u e r t e ! mo sucede en los pueblos cortos, ¿qué haremos? E n -
M a s dirán muchos: nosotros no buscamos s e m e - tonces es necesario confesarse con el que hay. Si es
jantes confesores. E s verdad que nos confesamos bueno, ya teneis lo que necesitáis, si no, debeis acudir
con elprimero que hallamos; pero como todos esttn á Dios y pedirle que le haga cual vosotros lo necesitáis
aprobados, creernos que nos basta esto para obrar d e para que os ayude á salvaros, ó que os conceda otro
b u e n a fé. M a s se pregunta, ¿obrarías bien tomando- Begun su corazon; y debeis pedírselo tanto, dice San
d e b u e n a fé á un ciego p o r guia? ¿ N o caeríais d e Agustin, como debe ser pedida una cosa tan grande.
b u e n a fé en e l precipicio? S i se tratase d e \ l u s t r a E l Señor oirá nuestra súplica, porque tiene dicho: yo
vida ó muerte temporal, y tuvierais elección entre os daré pastores según mi corazon, que os apacienten en
ciencia y doctrina; y no permitirá que 03 falte un guia muerte sin haber salido de él, pasa inmediatamente
bueno y fiel, aun cuando fuera necesario, dice San fe ser un condenado en el infierno. ¿Y qué cosa mas
Francisco de Sales, enviar un ángel del cielo, como fácil que ser asaltado de la muerte? Nuestra vida
hizo con el joven Tobías. Nada es capaz de impe- pende de un hilo tan delicado, que se rompe con un
dir la salvación de las almas que la desean y buscan soplo y aun sin tocarle. Muertes desprevenidas,
de veras, porque, ó les conduee el Señor y guia por muertes inesperadas, muertes no creidas, muertes re-
sí mismo, supliendo con su luz las faltas de I03 con- pentinas, muertes sin saber por q u é . — n o hay cosa
fesores, ó I03 ilustra para ellas. Cuanto queda di- mas frecuente. ¿Y c ó m o puede vivir el que está en
cho se dirige al común de los fieles. pecado mortal en semejante peligro, sin ser el mayor
¿Y es menester siempre que uno cae en pecado enemigo d e sí mismo? L u e g o debe sin perder tiem-
mortal confesarse luego para que se le perdone? Bien p o , procurar salir del estado de pecado mortal en que
seria, pero no es necesario. ¿Pues que h a d e hacer? se encuentra. P e r o el pecador tiene dos medios ó
T e n e r verdadero dolor de sus pecados con propósito caminos para salir de su lastimoso estado, que son:
de enmendarse y confesarse cuanto antes sea posible. la perfecta contrición y la buena confesion. ¿Y cuál
Ya dijimos que no hay estado mas lastimoso qu© de los dos debe tomar? Bien seria, como dice el ca-
el de una alma en pecado mortal. P e r d i d a la gracia tecismo, tomar el de la confesion por ser el mas fá-
y amistad de Dios, desheredada del cielo, hecha es- cil, pero bastará el de la contrición, aunque mas di-
clava de Satanás y reo del infierno, se halla expues- fícil. P o r consiguiente, el alma que cae en pecado
ta en todo momento á caer en sus horrendas llamas, mortal, debe procurar desde luego hacer actos de per-
y quedar sepultado en ellas por toda la eternidad. ¿Y fecta contrición, y disponerse para su confesion, á fin
será permitido, será sufrible, vivir en tan lastimoso de asegurarse lo mas pronto posible de haber salido
estado? Algunos autores han sido de parecer, que del abismo en que le arrojó el pecado mortal.
ee comete un nuevo pecado mortal en no salir luego
de él, y aunque el común no siente así, todos convie- COMUNION.
nen en que se comete cuando se dilata considerable-
mente, y también convienen en que se ha de procu- P. Para qué vale el Santísimo Sacramento de la
rar salir de él sin perder tiempo. L a razón que dan comunión?
es evidente. E l que está en pecado mortal se halla R. Lo primero, para que nuestra alma sea apa-
en un estado de condenación, y en rigor es un con- centada de la gracia de Dios, y unida con
denado que anda sobre la tierra, aunque con medios él: lo segundo, -para no caer fácilmente en los
para librarse de su condenacionj pero si le toma la pecados; lo tercero, para alcanzar toda per-
fección.
ciencia y doctrina; y no permitirá que 03 falte un guia muerte sin haber salido de él, pasa inmediatamente
bueno y fiel, aun cuando fuera necesario, dice San fe ser un condenado en el infierno. ¿Y qué cosa mas
Francisco de Sales, enviar un ángel del cielo, como fácil que ser asaltado de la muerte? Nuestra vida
hizo con el joven Tobías. Nada es capaz de impe- pende de un hilo tan delicado, que se rompe con un
dir la salvación de las almas que la desean y buscan soplo y aun sin tocarle. Muertes desprevenidas,
de veras, porque, ó les conduee el Señor y guia por muertes inesperadas, muertes no creidas, muertes re-
sí mismo, supliendo con su luz las faltas de I03 con- pentinas, muertes sin saber por q u é . — n o hay cosa
fesores, ó I03 ilustra para ellas. Cuanto queda di- mas frecuente. ¿Y c ó m o puede vivir el que está en
cho se dirige al común de los fieles. pecado mortal en semejante peligro, sin ser el mayor
¿Y es menester siempre que uno cae en pecado enemigo d e sí mismo? L u e g o debe sin perder tiem-
mortal confesarse luego para que se le perdone? Bien p o , procurar salir del estado de pecado mortal en que
seria, pero no es necesario. ¿Pues que h a d e hacer? se encuentra. P e r o el pecador tiene dos medios ó
T e n e r verdadero dolor de sus pecados con propósito caminos para salir de su lastimoso estado, que son:
de enmendarse y confesarse cuanto antes sea posible. la perfecta contrición y la buena confesion. ¿Y cuál
Ya dijimos que no hay estado mas lastimoso qu© de los dos debe tomar? Bien seria, como dice el ca-
el de una alma en pecado mortal. P e r d i d a la gracia tecismo, tomar el de la confesion por ser el mas fá-
y amistad de Dios, desheredada del cielo, hecha es- cil, pero bastará el de la contrición, aunque mas di-
clava de Satanás y reo del infierno, se halla expues- fícil. P o r consiguiente, el alma que cae en pecado
ta en todo momento á caer en sus horrendas llamas, mortal, debe procurar desde luego hacer actos de per-
y quedar sepultado en ellas por toda la eternidad. ¿Y fecta contrición, y disponerse para su confesion, á fin
será permitido, será sufrible, vivir en tan lastimoso de asegurarse lo mas pronto posible de haber salido
estado? Algunos autores han sido de parecer, que del abismo en que le arrojó el pecado mortal.
ee comete un nuevo pecado mortal en no salir luego
de él, y aunque el común no siente así, todos convie- COMUNION.
nen en que se comete cuando se dilata considerable-
mente, y también convienen en que se ha de procu- P. Para qué vale el Santísimo Sacramento de la
rar salir de él sin perder tiempo. L a razón que dan comunión?
es evidente. E l que está en pecado mortal se halla R. Lo primero, para que nuestra alma sea apa-
en un estado de condenación, y en rigor es un con- centada de la gracia de Dios, y unida con
denado que anda sobre la tierra, aunque con medios él: lo segundo, -para no caer fácilmente en los
para librarse de su condenacionj pero si le toma la pecados; lo tercero, para alcanzar toda per-
fección.
E l Santísimo Sacramento de la cornunion es en ofrenda del sacerdote Melchisedech, eran como las
dignidad el primero de todos los sacramentos, por- primeras imágenes que bosquejaban este divino Sa-
que no solo contiene la gracia, sino al Autor mismo cramento. L a zarza del monte Oreb que ardia y no
de la gracia. E s el Sacramento por excelencia, y el se quemaba; el cordero de un año y sin mancilla, cu-
origen y centro de los demás sacramentos, por- ya sangre salpicada por los umbrales de los hebreos
que contiene á Jesucristo, Autor de ellos. Sus en Egipto, preservó á sus primogénitos de la espada
nombres son muchos y muy significativos. S e lla- exterminadora: el mana celestial, que cayendo dia-
ma Eucaristía, que significa acción de gracias, por- riamente al rededor de los campamentos de Israel, le
que es la mas agradable acción de gracias que po- sustentó cuarenta años en un desierto; aquel pan de
demos tributar á Dios. Santísimo, porque contiene I03 fuertes, en cuya virtud hizo el profeta Elias un
á Jesucristo, que es la misma santidad. Sacramen- viage de cuarenta dias sin comer; el panal misterioso
to del Altar, porque se consagra sobre el altar, y tie- de Sansón; el arca del testamento; el tabernáculo de
ne su trono sacramental en el sagrario del altar. Iíos- Silo; el templo de Salomon; el fuego perpetuo que
tiasagrada, porque Jesucristo contenido en él, es la ardia en él; los panes diarios de la p r o p o s i c i o n . . . .
sagrada hostia de propiciación que se ofrece todos T o d o era una viva y continuada representación de
los dias por la salud de todo el mundo. Pan de los e3te gran Sacramento. E l mismo Jesucristo tuvo por
hijos de Dios, porque alimenta á los fieles que son hi- conveniente no solo anunciarle mucho antes de ins-
jos de Dios. S e llama, en fin, Pan de los ángeles, tituirlo, sino también irle descubriendo como por gra-
Santa Mesa, Sagrado Viático, Cena del Señor, San- dos, para preparar su creencia. Primero predicó á
tísimo cuerpo de Jesucristo, y se le dan otros muchos los que le seguían: que buscasen el P a n del cielo. L u e -
nombres, que seria largo referir aquí. E n el princi- go añadió: que el Pan del cielo era su carne. L e s ase-
pio de la Iglesia se llamó también Fracción del Pan, guró en seguida: que su carne era verdadera comida,
Bendición Mística, Comida del Señor para ocul- y su sangre verdadera bebida; y por último les dijo:
tar á los perseguidores del cristianismo, bajo de es- que el que comiera su carne y bebiera su sangre, ten-
tos nombres misteriosos, lo mas santo y mas sagrado dría en sí la vida eterna. Sin embargo, este tiento
que tenian los cristianos. con que Jesucristo habia ido retirando el velo y des-
Son muchos los pasages del Antiguo Testamento, cubriendo el misterio, no bastó para que los judíos, y
que anuncian mas ó menos claramente este augustí- aun muchos de sus discipulos, no se escandalizasen
simo misterio. E l árbol de la vida, plantado en el y dijesen: dura es esta doctrina, ¿y quién la p u e d e
paraíso; el agradable sacrificio de Abel; el arca salu- sufrir? ¡Tan incomprensible era para los hombres
dable del diluvio; las víctimas pacíficas de N o é , y la
asombrados y anonadados, recibieron por primera vez
este sacratísimo misterio! M a s no por eso era meno»
el c u e r p o adorable y la sangre preciosísima de nues-
seguro su cumplimiento.
tro S e ñ o r Jesucristo, bajo las especies de pan y vi-
°Su institución. A vuelta de un año de este anun- no, ó lo que es lo mismo, recibieron á Jesucristo S a -
cio, llegó el tiempo de p a d e c e r y morir el H i j o E t e r - cramentado y oculto bajo las especies de pan y vino,
no d e D i o s por la salud d e los hombres, y en la no- de m a n o del mismo Jesucristo, descubierto y presen-
che, víspera del dia de su muerte, dispuso celebrar te á sus ojos. Y desde esta memorable noche, el
con sus discÍDulos su última pascua. M a n d o que se Santísimo Sacramento quedó instituido, los apósto-
le preparase una sala ó c e n á c u l o g r a n d e y adornado, les ordenados y autorizados para consagrarle, y loa
y en él cenó con sus apóstoles el C o r d e r o P a s c u a l ; fieles para recibirle. ¡Cuántos misterios! ¡cuántos
observando y cumpliendo las ceremonias legales. sacramentos! ¡cuántos excesos de amor!
Concluida la cena, y c u a n d o menos lo esperaban los E n cuanto á los efectos d e la gracia que se nos co-
apóstoles, se levanta de la mesa, se ciñe con una munica en este Sacramento, no es menester mas que
toalla, echa agua en una bacía, y comienza á lavar- considerar la cualidad d e cibadva que tiene, para com-
les los piés. L o s apóstoles se asombran y se resis- p r e n d e r con cuánta propiedad dice nuestro autor, que
ten, particularmente P e d r o ; mas á pesar de su resis- apacienta nuestras almas y las une con D i o s , porque
tencia, el divino Maestro lleva adelante su obra has- ella las alimenta y nutre espiritualmente, y aumentán-
ta lavárselos á todos. C o n tan asombroso ejemplo doles la vida sobrenatural, que está en la caridad, las
de humildad, quiso prepararles para recibir ei augus- u n e mas y mas á Dios, que es el principio de la vida
to y soberano S a c r a m e n t o que iba á instituir. En y la fuente del amor: esto mismo las preserva de caer
efecto, se desciñe, vuelve á sentarse á la mesa, toma fácilmente en el pecado, porque aumentando la vida,
en sus divinas manos un p a n ácimo ó sin levadura, aumenta la virtud ó fortaleza con que el alma resiste
del que solo se comia en los dias d e pascua; da gra- á la tentación, y reprime los ímpetus de las pasiones
cias al E t e r n o P a d r e por el p o d e r que le ha d a d o so- y apetitos que le hacen la guerra; y por último, le ha-
bre todas las cosas; bendice y divide el pan en pe- ce alcanzar toda perfección, porque ésta consiste en
dazos, y lo da á los d o c e apóstoles, diciendo: lo- la corrección de los propios defectos, en lo cual tra-
mad y comed: esto es mi cuerpo. E n seguida tomo un baja la virtud, y en el e s f u e r z o con que se avanza á
cáliz con vino, y d a n d o otra vez gracias a su E t e r n o las obras árduas y delicadas del espíritu, á lo cual la
P a d r e , lo bendijo y también dió á sus discípulos, di- impele y alienta la caridad; siendo todo efecto de
ciendo: Bebed todos de él, porque esta es W sangre. aquella abundancia de vida y de salud espiritual quo
Cuantas veces coméreis de este pan y bebiereis de esta comunica al alma este Sacramento.
sangre, hacedlo en memoria de irá. L o s apóstoles,
P. Quién está en el Santísimo Sacramento? P. Queda el pan en la hostia y el vino en el cáliz
R. Jesucristo nuestro Señor, en cuerpo y alma glo- después de haber dicho el sacerdote las pala-
rioso, así como está en el cielo, tanto está en bras de la consagración?
la hostia como en el cáliz y en cualquiera R. No, porque por virtud de las palabras que el
partícula. sacerdote dice, en persona de Cristo, el pan
Jesucristo está tan real y verdaderamente e n este se convierte en el cuerpo y el vino en la sanr
S a c r a m e n t o , c o m o e n el t r o n o d e s u g l o r i a . E s t a e s gre de nuestro Señor Jesucristo.
u n a v e r d a d d e f é q u e p e r t e n e c e al c e n t r o d e l a r e l i - Transustanciacion. S e l l a m a a s í l a c o n v e r s i ó n d e
gión, y q u e no p u e d e n e g a r s e sin destruirla e n s u toda lasustancia del pan y del vino e n cuerpo y
m i s m o centro. N a d a hay m a s claro ni terminante e n sangre d e nuestro S e ñ o r Jesucristo, sin q u e q u e d e
la S a g r a d a E s c r i t u r a q u e esta p r e s e n c i a real. E n to- d e l ° p a n y d e l v i n o m a s c ¡ u e l o s accidentes, q u e l l a -
d o s los c u a t r o E v a n g e l i o s n o s dice J e s u c r i s t o , q u e el m a m o s especies sacramentales. A s í e s t á d e f i n i d o
p a n c o n s a g r a d o e s su c u e r p o , y el v i n o s u s a n g r e : y por los concilios g e n e r a l e s L a t e r a n e n s e cuarto, C o n s -
puesto que Jesucristo, exclama San Cirilo Jerosoli- t a n c i e n s e , F l o r e n t i n o , y ú l t i m a m e n t e p o r el T r i d e n -
mitano, nos asegura que el pan consagrado e s s u tino en los términos siguientes: " H a b i e n d o dicho
cuerpo y e l vino su sangre, ¿quién se atreverá á du- " J e s u c r i s t o n u e s t r o R e d e n t o r , q u e lo q u e él ofrecía
darlo? E l q u e convirtió el a g u a en vino e n las b o - " b a j o la e s p e c i e d e p a n , era v e r d a d e r a m e n t e su c u e r -
das d e C a n á , á la m u g e r de L o t h en u n a estátua d e " p o , la I g l e s i a s i e m p r e lo c r e y ó así, y e l santo c o n -
sal en los c a m p o s d e S o d o m a , y e n s a n g r e los rios " c i l i o d e c l a r a d e n u e v o , d i c i e n d o : q u e p o r la c o n s a -
y f u e n t e s d e E g i p t o , ¿ n o p o d r á c o n v e r t i r el p a n y e l g r a c i ó n d«l p a n y del vino se c o n v i e r t e t o d a la s u s -
riño en su adorable c u e r p o y sangre? P o r otra par- t a n c i a del p a n en la s u s t a n c i a del c u e r p o d e J e s u -
te, l a fé y la tradición d e t o d o s los siglos, l a c r e e n - c r i s t o S e ñ o r n u e s t r o ; y t o d a la s u s t a n c i a d e v i n o e n
c i a y l a p r á c t i c a d e t o d o s l o s fieles, d e s d e e l n a c i - " l a s u s t a n c i a d e su s a n g r e , la c u a l c o n v e r s i ó n c o n v e -
m i e n t o d e la Iglesia, d e s d e la n o c h e m i s m a d e la c e - n i e n t e m e n t e y c o n p r o p i e d a d l l a m a transustancia-
(i
na, se r e ú n e n á testificar esta v e r d a d d e un m o d o in- cion l a s a n t a I g l e s i a c a t ó l i c a . "
contestable. C o n f e s a m o s , dicen los S a n t o s P a d r e s E n virtud d e esta c o n v e r s i ó n , el c u e r p o d e C r i s t o
d e l c o n c i l i o d e T r e n t o , q u e e n el a u g u s t o S a c r a m e n - n o solamente está en l ahostia, sino en toda la hostia,
to de l aEucaristía, despues de l a consagración del • y todo en cualquiera parte de la hostia; y del m i s m o
pan y d e l v i n o , e s t á c o n t e n i d o n u e s t r o S e ñ o r J e s u - m o d o la sangre, n o solamente está en e l cáliz, sino
cristo, v e r d a d e r a , real y sustancialmente, b a j o las es- t o d a en t o d o el cáliz; y toda e n c u a l q u i e r a gota del
p e c i e s d e a q u e l l a s c o s a s s e n s i b l e s , á s a b e r : el p a n y cáliz; p o r q u e e l pan y e l vino n o s e convierten e n
el vino.
aunque por la unión natural están con e l c u e r p o l a
versión, la , „ £ £ » « « - " d é : l a con- s a n g r e y el a l m a d e J e s u c r i s t o , y c o n l a s a n g r e e ]
el pan, y toda en cualquiera nar „ i • l ° d a e n t o d ° c u e r p o y el a l m a de J e s u c r i s t o ; y tanto en l a hostia
PaD h ms
tancia del vino, toda en todo ' ~ c o m o e n e l c á l i z e s t á la d i v i n i d a d u n i d a c o n u n i ó n
S y toda en
q ^ e r a gota del vino- ñor m °' ««* hipostática al c u e r p o y á la s a n g r e d e C r i s t o , est© es,
Íabía
del pan que no Zl'e S e r ? ' Parte á la h u m a n i d a d ; p o r u n i d a d d e esencia con e l H i j o ,
f u e no f u e s e v e r d J e r l ^ Z ^ 1 g
°lt e s t á n el P a d r e y el E s p í r i t u S a n t o ; y p o r i d e n t i d a d
pUeS d e !a con
versión, no hay parte de • " los atributos divinos. D e lo d i c h o se sigue, q u e l o
S a no
dero cuerpo de J e „ e l , " verda- m i s m o r e c i b e e l q u e c o m u l g a t o m a n d o t o d a la h o s t i a
"> f a verdaderjf sangre de 'críste? M " tc * ó m u c h a s hóstias, q u e el q u e c o m u l g a t o m a n d o u n a
M a s : el
de J e s u c r i s t o está e „ l , l , „ s , »«po sola hostia ó parte d e ella; y l o m i s m o e l que t o m a
! S t L 8 !m, 0blen
™ 3sa
0 COm t o d o el cáliz, c o m o el q u e t o m a u n a sola g o t a , y e l
« y porVo" fg t saa °
gre y su alma, porque „n El , " que toma hostia y cáliz, que e l que toma ó solo la
sangre y a l i ^ f e T ! Uman
' ° ™ hostia ó solo el cáliz, p o r q u e todo y entero, dice e l
£uraleza y persona divin» d m m d a d > e s t o es, l a n a . mismo concilio, existe Jesucristo bajo l a especie del
pan; y bajo de cualquiera parte de esta especie, y
es, de! cuerpo y d í l Z f l f humanidad;- esto t o d o t a m b i é n b a j o la e s p e c i e del vino, y d e cualquie-
la naturaleza humana " ^ eS B misn,
' °- d e ra parte de ella. »
h Encar
nación. E . J ^ X y ^ p " r " Accidejites. A s í l l a m a m o s a l color, olor, sabor,
S a m
«nidad de esencia e n t £ e s ° Por ia cualidad, cantidad, figura, acción, pasión y d e m á s , q u e
fin, están los divinos atr b„To s o " P ' T * « ? ea sin s e r la s u s t a n c i a d e l p a n n i d e l v i n o , e x i s t e n e n
«encia, la sabiduría LA H„„ I J ' 9 J S ° N ' IA O M N I P ° - e l l a , l a r o d e a n y o c u l t a n á n u e s t r a v i s t a . P o r la c o n -
bntos de Dios^ po ™ e e s ? f n 7 ' ° S d e m a s a í « - sagración se .convierte l a sustancia del p a n y del vi-
S
d e en e¡ c á l i z - ñ o ° 0 l a l „ f ' L° ffiisrao
no en cuerpo y sangre de. Jesucristo, pero no sus ac-
-cristo, ^ t e ^ « ' « T d« Je- cidentes; por consiguiente, despues de la consagra-
,a divini
M el P a d r e y el E s p í r t o S * " ción p e r m a n e c e n estos accidentes, á los q u e y a en-
« n o s ; de modo, nue a ú n L H ' 7 ' ? S • * > » < » • * . t o n c e s l l a m a m o s especies sacramentales. Y c o m o n u e s -
eDCIa q u e
tro la hostia y e I " T ^ tros sentidos n o alcanzan á percibir las sustancias de
d e la e o í í S , I T e
" ""ud d e !as
Pala" las cosas, sino s u s accidentes, nuestros ojos n o , v e n
antes d e la c o n s a g r a c i ó n la s u s t a n c i a del p a n y d e l
v i n o j s i n o s u s a c c i d e n t e s ; ni d a s p u e s d e la c o n s a g r a -
438
cion la sustancia d e l c u e r p o y sangre de Jesucristo» P. Pues si este es el misterio inefable, que por mi-
en que se c o n v i r t i ó l a s u s t a n c i a d e l p a n y d e l vino, nisterio de solo los sacerdotes se celebra en la
s i n o l o s a c c i d e n t e s d e p a n y v i n o que n o se convir- misa, ¿qué debemos considerar? _
tieron y la r o d e a n . R. Que es una memoria y representación verdade-
V
D e c o n s i g u i e n t e , p o r la c o n s a g r a c i ó n n a d a se m u d a ra de la vida, pasión y muerte de nuestro Se-
á n u e s t r a vista. L a hostia p e r m a n e c e con e l m i s m o ñor Jesucristo.
c o l o r , o l o r , s a b o r y figura q u e t e n i a a n t e s ; c o n s e r v a l a P. Y juntamente es sacrificio?
m i s m a b l a n c u r a , la m i s m a e x t e n s i ó n , l a m i s m a r e d o n - R. Sí es, porque se ofrece al mismo Señor por les
d e z , l a m i s m a c a n t i d a d , el m i s m o p e s o ; p o r q u e t o d o s vivos y los muertos; y así, se debe asistir ii la
estos son sus accidentes ó especies sacramentales, misa con mucha atención y reverencia. _
q u e q u e d a r o n sin t o c a r c u a n d o s e convirtió la s u s t a n - E s i n n e g a b l e , q u e el m a s p e n e t r a n t e e n t e n d i m i e n t o
cia de pan en cuerpo d e Jesucristo; l o mismo que q u e d a f a t i g a d o y a g o t a d o d e f u e r z a s , en la explica-
h e m o s dicho de l ahostia, sucede con e l cáliz. L a s ción que acaba de hacerse, e n que parece que s e
especies sacramentales pueden ser movidas, llevadas ha dicho m u c h o y se ha explicado mucho, y nada se
d e una parte á otra, partidas, separadas; p u e d e n ser ha dicho y nada se ha explicado, y que es preciso ado-
m a s t i c a d a s ; p e r o no J e s u c r i s t o oculto bajo d e ellas. rar las profundidades de este sacramento, de este abis-
E n su vida mortal,-como venia á padecer, solo ocul- m o del'amor, y confesar con San Agustín, que Dios
taba su divinidad, permitiendo ser ultrajado y maltra- p u e d e h a c e r lo q u e n o s o t r o s n o p o d e m o s i n v e s t i g a r ,
tado e n s u humanidad; pero en e lSantísimo Sacra- y q u e e n e s t a s c o s a s , t o d a l a r a z ó n d e por qué y có-
mento, como ya no viene á padecer, oculta también mo se hacen, e s e l p o d e r d e q u i e n l a s h a c e . A l a
su humanidad y solo deja expuestas á padecimientos verdad este sacramento es u n arcano indecible, in-
las especies sacramentales en que se oculta. E n la concebible; m a s lo q u e n o p u e d e c o n c e b i r e l enten-
cruz, dice Santo T o m á s , ocultaba solamente la divi- dimiento, concíbalo lafé, créalo e lcorazon, confié-
n i d a d ; m a s en el S a c r a m e n t o o c u l t a t a m b i é n la h u m a - selo la b o c a , y a d ó r e l o el cristiano.
nidad. Y o , D i o s mió, uno y otro c r e o y confieso, co- N a d i e d u d a q u e el s a c e r d o t e q u e c o n s a g r a , h a d e
m o el A n g é l i c o doctor. N o registro, c o m o el D i s c í - c o m u l g a r bajo de las dos especies de pan y vino, por-
p u l o incrédulo, sino q u e pido c o m o e l b u e n ladrón, q u e así lo p i d e e s e n c i a l m e n t e el s a n t í s i m o sacrificio
q u e l l e g u e el dia feliz e n q u e m e s e a n r e t i r a d o s e s - q u e c e l e b r a ; p e r o ni los s a c e r d o t e s c u a n d o n o c o n s a -
tos velos, y os vea y goce eternamente e n vuestro g r a n , n i l o s fieles, p u e d e n c o m u l g a r s i n o b a j o d e u n a
reino. Amen. especie, que e s l a de pan. E s verdad que por m u -
c h o s a ñ o s c o m u l g a r o n l o s fieles b a j o d e l a s d o s e s p e -
33
cíes, no todos, porque los niños antes del uso de a r a gracias que nos están preparadas en este Santísimo
zon, a quienes en varios lugares cristianos se daba Sacramento. T o d o s los demás son fuentes de la gra-
la comun.on, solo podian recibirla en la especie de cia, pero éste es el rio de la gracia, porque contiene
vino, y por el contrario, los enfermos solo la recibían el mar inmenso de la gracia. E n todos los demás
en la especie de pan, ni en todos tiempos, porque lo«, obran los méritos de Jesucristo, pero en este obra el
beles que en tiempo de paz comulgaban bajo de las mismo Jesucristo: en todos los demás se une J e s u -
dos especies, en ttempos de persecución solo comul- cristo con nosotros por medio de su gracia, pero en
gaban bajo de una, porque tomaban solo el pan con- este se une con nosotros por sí mismo. ¡Union ine-
sagrado, y colocado en cajas preciosas, ó envuelto fable! D e infinitos modos se pudiera unir con nos-
en lienzos muy limpios, le conservaban en sus ca- otros, porque su poder es infinito, pero quiso unirse,
sas y en ellas comulgaban, y también le llevaban dicen los Santos Padres, bajo las especies de pan y
consigo cuando huían á los desiertos, ó caminaban al vino, para darnos á entender que se une con nos-
martirio, para alimentarse y fortalecerse con el pan otros tan estrechamente, como la comida y bebida
de los fuertes. Aun fuera de los tiempos y casos re- con el cuerpo que la recibe, y que así como la comi-
lendos, hubo siempre dificultades en cuanto al uso da y bebida dan vida al cuerpo, así Jesucristo en es-
del cáliz, y sobre todo, había m u c h o peligro d e q u e te sacramento, da vida al alma; pero vida en cierto
se derramase el sangtiis ó vino consagrado, particu- modo divina; poique así como el P a d r e E t e r n o
armente cuando era muy numeroso el concurso de comunica en su generación eterna á su Eterno H i -
los fieles que se presentaban á comulgar; y aunque jo su vida divina, y su Eterno H i j o la comunicó
se tomaron muchas precauciones para evitar el peli- en su encarnación temporal á su preciosísima car-
gro de la profanación, no bastaron, y el uso del cáliz se ne y sangre, participamos en cierto modo de esta
fué perdiendo insensiblemente, hasta que en el conci- vida divina, y esta es una de las mas profundas y con-
lio constanciense, celebrado el a ñ o de 1415, se pro- soladoras verdades que nos enseñó Jesucristo cuan-
hibió enteramente á los sacerdotes no consagrantes, do dijo: así como me envió el Padre que vive y yo
y á todos los legos. Mas por esta prohibición, de vivo por el Padre, así también el que me come vivirá,
ninguna gracia se privó á los q u e solo comulgaban por mí. ¡Oh sacramento adorable! ¡Oh abismo de
bajo de la especie de psn, porque en ella se recibe la gracia! ¡Quién podrá explicar las riquezas que
todo entero á Jesucristo, autor y fuente de todas comunicas al alma que te recibe dignamente!
las gracias, como dice el concilio de Trento.
C o m o las obras de Dios en todo son llenas y per-
Efectos del Santísimo Sacramento de la comunion. fectas, y abundan en ellas los fines mas propios y dig-
iSo es posible explicar con palabras las riquezas de nos de su bondad y su misericordia, al mismo tiem-
p o que obra en este sacramento tantas maravillas, y guo. Tertuliano, que cscribia antes de mediar el
nos concede por su medio tantos dones y gracias, nos tercer siglo, decia ya: que el pan Eucarístico se habia
invita á su amor con el medio poderosísimo d e la me- de tomar antes de toda comida. Ha agradado al Es-
moria y representación de su vida, pasión y muerte píritu Santo, escribia San Agustin en el siglo cuarto,
que se nos hace en la Eucaristía, en la que no podemos que para honrar este sacramento, nada entre en la bo-
m e n o s de hallar, como reiteradas, la encarnación, el ca del cristiano antes que el cuerpo de Jesucristo. Es
»acimiento, la vida oculta, los milagros, la pasión y verdad que Jesucristo dió la comunion á s u s apósto-
m u e r t e d e Jesucristo, que todo en ella se representa les despues de la cena, pero hubo para éstos motivos
al vivo. particulares que cesaron en aquella noche. Primero.
Sobre todo, se reitera el sacrificio de la cruz en el F i j a r profundamente en el corazon de sus discípulos
del altar, por la mística separación del cuerpo y de al despedirse, la g r a r d e z a de esta prenda de su tier-
la sangre de Jesucristo, y por la oblacion que d e él no amor. Segundo. Concluir con la cena legal la
«e hace al E t e r n o P a d r e por los vivos y por los di- pascua antigua, y principiar con la cena eucarísti-
f u n t o s del purgatorio, como ya hemos explicado en ca, la pascua nueva. Tercero. U n i r esta memo-
otra parte. ria d e su pasión á su pasión misma. Estos motivos
P . Cómo se ha de disponer cada uno para llegar cesaron en aquella noche; y aunque los cristianos ce-
á comulgar? lebraron al principio las cenas que llamaban de cari-
II. Llegándose con devocion, sin conciencia de pe- dad, á las que aun se duda si acompañaba, antece-
cado mortal, confesándose antes, y en ayunas, día ó sucedía la comunion, estas cenas cesaron con
considerando que va á recibir á la Mages- el tiempo. Otra disposición de parte del cuerpo, á
tad eterna de nuestro gran Dios y Señor Je- mas del ayuno natura!, es el aseo y la limpieza. La
sucristo, y acordándose de su santísima pa- persona que ha de comulgar, debe ir á la sagrada me-
sión. sa, lavada, limpia y adornada según su clase, h u y e n -
D o s son las principales disposiciones, una de parte do igualmente los extremos del desaliño y del l u j o .
del cuerpo, y otra de parte del alma. D e parte del cuer- S u paso d e b e ser compuesto, su postura humilde, y
p o es el ayuno natural, que consiste en no haber toma- su reverencia suma. D e b e acercarse al altar con un
do despues de la media noche cosa alguna, ni por mo- recogimiento religioso y con un temor santo, consi-
d o d e comida ni de bebida, ni por medicina, sea adver- d e r a n d o que va á recibir sobre su lengua y á deposi-
tida 6 inadvertidamente, por olvido ó sin él, á no ser tar en su p e c h o al H i j o del E t e r n o P a d r e , oculto
que se reciba la comunion como viático. E s t e precepto bajo los velos de aquella sagrada hostia. ¡Oh cr¡3-
de no comulgar sino en ayuno natural, es muy anti-
tianos! E l recogimiento mas profundo, el pavor mis- de ésta; p e r o ertre todos los s a c r i l e g i o s , n i n g u n o hay
mo no será un exceso en acto tan tremendo. que p u e d a c o m p a r a r s e c o n e l q u e c o m e t e el q u e co-
De parte del alma, l a d i s p o s i c i ó n e s e n c i a l y absolu- m u l g a i n d i g n a m e n t e . E s , sin d u d a , u n g r a n sacrile-
tamente n e c e s a r i a , e s ir á c o m u l g a r en g r a c i a d e Dios, gio p r o f a n a r l o s t e m p l o s d e s t i n a d o s á s e r l o s p a l a c i o s
porque e s t e s a c r a m e n t o n o s o l a m e n t e e s de v i v o s y pi- de D i o s s o b r e l a t i e r r a ; l o e s m a y o r p r o f a n a r l o s va-
d e e s t a d o d e gracia, sino q u e es la vida m i s m a . P o r sos s a g r a d o s , e n q u e s e c o n s a g r a e l p r e c i o s í s i m o
c o n s i g u i e n t e , el q u e p o r s u d e s g r a c i a s e h a l l a e n p e c a - cuerpo y sangre d e Jesucristo; y todavía mayor pro-
do m o r t a l , d e n i n g ú n m o d o p u e d e l l e g a r s e á r e c i b i r l e , fanar los santos s a c r a m e n t o s , recibiéndolos e n p e c a -
sin p o n e r s e a n t e s e n g r a c i a p o r m e d i o d e u n a b u e n a do m o r t a l ; p e r o n i n g u n o d e e s t o s s a c r i l e g i o s e s c o m -
c o n f e s i o n ; y s e d i c e c o n f e s i o n , p o r q u e el a c t o d e c o n - p a r a b l e c o n e l q u e s e c o m e t e p r o f a n a n d o la s a c r a t í s i -
t r i c i ó n , a u n q u e d e b e p r o c u r a r s e y p r o c u r a r s e mu- ma E u c a r i s t í a . E n l o s d e m á s s a c r a m e n t o s s o l o s e
cho, i n c l u y e e l p r o p ó s i t o d e l a c o n f e s i o n A s í lo profanan los sacramentos; m a s en este se profana, no
tiene d e c l a r a d o e l s a n t o c o n c i l i o d e T r e n t o , f u n - s o l o e l s a c r a m e n t o , s i n o ( l o q u e e s s o b r e t o d o ) a l Au-
dado e n l a c o s t u m b r e d e l a I g l e s i a , y e n e s t a s p a l a - tor m i s m o d e l o s s a c r a m e n t o s . C o m o J e s u c r i s t o e s -
b r a s d e S a n P a b l o . Pruébese el hombre á sí mis- tá en elpan y vino consagrados tan real y verdadera-
mo, y así coma de aquel pan. A m a s d e e s t a r ó po- m e n t e c o m o e s t á e n e l c i e l o , e n c u a l q u i e r p e c h o que
n e r s e en gracia, d e b e p r o c u r a r a c e r c a r s e á la s a g r a - se d e p o s i t e e s t e p a n y v i n o c o n s a g r a d o s , a l l í e s t á J e -
d a m e s a c o n u n a fé v i v a , q u e d i s c i e r n a el c u e r p o d e l sucristo, pero con esta espantosa diferencia, que en
S e ñ o r , para adorar e n e laltar al que adoran los án- el p e c h o d e l j u s t o e s t á c o m o e n e l t r o n o d e s u s d e l i -
geles en elcielo, con una esperanza llena de consue- c i a s , d e r r a m a n d o l a s r i q u e z a s d e s u g r a c i a , y e n el
lo, p o r q u e v a á recibir la p r e n d a m a s s e g u r a d e l a d e l p e c a d o r s a c r i l e g o , e s t á c o m o e n e l t e a t r o " d e sus
g l o r i a , y c o n u n a n s i o s o d e s e o d e u n i r s e m a s y mas ignominias, q u e j á n d o s e á su E t e r n o P a d r e del cri-
c o n s u D i o s p o r m e d i o d e la c o m u n i o n . L a falta d e minal que leha arrojado en aquel lugar infame. San
e s t a s d i s p o s i c i o n e s e s p o r l o c o m ú n l a c a u s a d e que 1 ablo p r o n u n c i a d o s sentencias contra los q u e co-
la c o m u n i o n n o p r o d u z c a l o s c o p i o s í s i m o s f r u t o s q u e m u l g u e n i n d i g n a m e n t e . E n l a p r i m e r a d i c e , q u e el
la son propios. q u e c o m i e r e el p a n ó b e b i e r e el c á l i z d e l S e ñ o r i n d i a -
namente, será reo del cuerpo y iasangre del Señor;
Comunion indigna. E s t a e s l a q u e h a c e n l o s que
y en l a s e g u n d a , q u e e l q u e l o c o m e y b e b e i n d i a n a -
c o m u l g a n e n p e c a d o m o r t a l , y s e l l a m a t a m b i é n co-
mente, c o m e y bebe su propio juicio. Sentencias á
m u n i o n sacrilega. H e m o s hablado y a del sacrilegio
c u a l m a s t e m i b l e s , p o r q u e si e n l a p r i m e r a h a c e r e s -
y sus e s p e c i e s e n l a e x p l i c a c i ó n d e l p r i m e r m a n d a -
ponsable del cuerpo y sangre d e Jesucristo al que
m i e n t o , l a c u a l d e b e l e e r s e p a r a la m e j o r i n t e l i g e n c i a
cionee y circunstancias en que se encuentren, y so-
comulga i n d i g n a m e n t e e n ^ ^ J S E Í bre todo de su conducta. P o r esto no se puede dar
n a
q u e comulga ;" ; f a ^ í m S a e t ordenación, y la in- una regla general, y e3 preciso recurrir á la pruden-
sù misma sentencia, su como se incor- cia de los confesores, quienes penetrados de las dis-
corpora consigo l e recibe. Sen- posiciones de las almas que dirigen, aumentarán ó es-
casearán sus comuniones, teniendo por norte princi-
pal los frutos que producen en ellas. H a y almas de-
terminadas, á quienes convendrá tal vez contener, y
las hay tímidas, á quienes convendrá animar. E l res-
peto y el amor son dos motivos igualmente laudables.
E l centurión no se juzgó digno d e q u e entrase el Se-
de espaldas como . ^ ^ ¿ ^ ^ ^ d a foria: fior en su casa por el respeto que le causaba; y Z a -
pronuncia el ^ d e r o de Dios. queo le recibió gozoso en la suya por el amor que le
Ecce Agnus Dei. he aquí e comuniones
tenia.
Sin embargo, hablando generalmente, siempre se-
ni escasear las dignas. L a
indignas, ^ ^ ^ v i d e n c i a de estar en gracia rá preferible la frecuencia á la escasez; ya porque así
comunión no P l d e ° " a reg en
lo pide el fin de este sacramento, instituido en la ma-
de Dios, porque ™ t o Xi° e ° ^ r e v e ì a c 5 o n , con ia
teria de pan y vino, para significar que es sustento
6Sta V de nuestras almas; ya por los admirables frutos que
d ™ coniar sin temeridad. E l hombre
que no podemos conta ódiQ en la presen produce, y ya, en fin, por la gran necesidad que te-
n

c
° f 'tDios
, a de
oLT L a comunión p i d e no i r á c o m u l g a r á
L a co Y m o r t a l ) como hacen
nemos de ser alimentados con el sustento de los fuer-
tes, para hacer las fuertes peleas de nuestra salva-
ción. E l opimo fruto de las comuniones, debe ser
f i e n C \ a n d e " a c r í l e - B ni con duda fundada de estar
el aumento de las virtudes, el fervor, la perfección,
los grandes sacrilego- ' • p i d e ir con una con-
la obra de la santidad y su consumación; pero el or-
en él, como hacen los tóméranos ^ ^ resien.
ciencia buena, tranquita,que no 4 , ^ dinario es la conservación de la gracia, la perseve-
d9
t a de culpa ^ P i d e una conciencia rancia en la justicia, la obra de la salvación. ¡Ah!
m Í S una alma que sn sostiene en la gracia por las frecuen-
ñ : L T o e J t P a n c i a de Dios no será gra-
confiada de que en ia F j r ó menor tes comuniones, saca de ellas un fruto inapreciable,
saca el fruto de la vida eterna. Su perseverancia la
llevará á morir con la muerte del justo, y á entrar en
viandas sólidas y frecuentes. Diles que recibes el
la posesion de la gloria. P o r eso es de desear que
Santísimo Sacramento, por aprender á recibirle bien,
los cristianos comulguen con frecuencia. L a buena
porque es casi imposible hacer una acción bien he-
disposición les dispondría á comulgar dignamente, y
cha, no habiéndola ejecutado mucho. T a l e s son los
la comunión les sostendría en la gracia, v seria la pre-
consejos que San Francisco de Sales, uno de los
paración esencial para otra comunion. Seria de de-
hombres mas sabios que ha tenido la Iglesia en la
sear que volviesen los primeros tiempos del cristia-
gran ciencia de la dirección y salvación ele las almas,
nismo, en que la comunion era el pan diario de las
da acerca de la comunion frecuente.
almas, como el pan común lo es de los cuerpos; ó
Comunion espiritual. Bien podrá suceder que se
que volviesen al menos aquellas .épocas de fervor y
presenten muchas veces estorbos y embarazos para
de virtudes qn£ han multiplicado las comuniones, y
comulgar sacramentalrnente, pero no los debe haber
que no se han sostenido sino por la frecuencia de los
para comulgar espiritualmente; y el santo concilio de
sacramentos, y principalmente de el de la Eucaris-
Trento, á mas de suponer la práctica de comulgar,
tía.
á lo menos espiritualmente, en los que asisten al san-
Si los mundanos te preguntan, decia San Francis-
to sacrificio de la misa, nos asegura que por esta co-
co de Sales á su Filotea. por qué comulgas tan fre-
munion espiritual, se reciben en gran parte los fru-
cuentemente, respóndeles que por aprender á amar
tos y utilidades de la comunion sacramental. Pero
á Dios, por purificarte de tus imperfecciones, por
¿en qué consiste la comunion espiritual? Consiste
librarte de tus miserias, por consolarte en tus aflic-
en comulgar con el afecto. Consiste en unir el deseo
ciones, por fortificarte en tus flaquezas. Diles que
de nuestra voluntad, á la comunion que hace el sa-
dos suertes de gentes deben comulgar á menu-
cerdote. Consiste en llegarnos al altar con el espí-
do; los perfectos, porque estando bien dispuestos ha-
ritu, aunque nos mantengamos retirados con el cuer-
rían mal si no llegasen al manantial y fuente de la
po, diciendo como el centurión: Señor, yo no soy dig-
perfección; y los imperfectos, para poder justamante
no de que entres en mi morada. L o s que asisten á la
pretender la perfección; los fuertes para no venir á
misa en gracia de Dios, están en una disposición
ser flacos, y los flacos para hacerse fuertes; los en-
muy á propósito para la comunion sacramental, y
fermos para hacerse sanos, y los sanos para no estar
muy bella para la comunion espiritual, que les con-
enfermos Diles que los que no tienen muchos ne-
viene no perder para recoger sus frutos, y los que
gocios mundanos, deben comulgar á menudo, porque
por su desdicha asisten á la misa en pecado mortal,
tienen comodidad, y los que tratan negocios de la
deben deponer todo afecto al pecado, detestarle, re-
tierra, porque tienen necesidad; y que los que traba-
solver la enmienda, pedir á Dios misericordia por
jan mucho y están cargados de penas, deben comer
medio de su Santísimo Hijo, sacrificado alií sobre el les sucediesen, un precepto para obligarles á que co-
altar. mulgasen!
Comunionpascual. El precepto de la comunion pas- Cesando ias persecuciones y comenzando á enti-
cual, es acaso el que con mas sentimiento ba impues- biarse aquel fervor que causaba en el principio la
to nuestra madre la Iglesia á sus hijos, porque ¿qué ma- sangre de Jesucristo recien derramada, y que sostu-
yor dolor que verse obligada á mandarles que reci- vo despues por espacio de tres siglos la sangre de los
ban á su Dios? ¡Ah! si antes de la venida de J e s u - mártires que corría por todas partes, comenzó tam-
cristo, cuando el Señor se hacia llamar el Dios ven- bién á entibiarse y decaer la frecuencia de comulgar.
gador, el Dios fuerte, el Dios de los ejércitos; cuan- P e r o alejándose todavía mas los cristianos de los
do no se manifestaba á los patriarcas sino entre el tiempos del Redentor, al paso que se alejaban los si-
pavor y el espanto; cuando no hablaba á los profetas glos, y apagándose mas y mas la caridad por la
Bino entre relámpagos y con la voz de trueno; si se abundancia de la malicia, el cuarto concilio general
hubiese dicho entonces á estos hombres santos que de Letran, celebrado el año de 1215, tuvo que redu-
aquel Dios de poder y de terror, de magestad y de cir el precepto de la comunion á la pascua de re-
gloria, bnjaria algún dia sobre nuestros altares, á la surrección solamente, y este es el precepto que go-
voz de un sacerdote, se dejaría esponer en nuestros bierna en el dia, y que obliga á todos los fieles que
tabernáculos y encerrar en nuestros sagrarios; si se han llegado al uso de la razón.
les hubiera dicho que su amor le lievaria al extremo P . Qué debemos pensar antes de la comunion?
de hacerse nuestro alimento y reposar en nuestros R . Quién viene en el sacramento, á quién viene, có-
pechos cuantas veces quisiéramos darle entrada en mo y con q ué fines.
ellos, .¿habriau podido creerlo? P u e s otra cosa ha Viene el H i j o de Dios vivo, Dios de infinita gran-
sucedido, que les parecería aun mas increíble, y es, deza y magestad, hecho hombre en las purísimas en-
que bajándose Dios tan profundamente y entregán- trañas de María, lleno de santidad y de virtud, sacra-
dose á nosotros con toda su magestad y su gloria, mentado á impulso de su amor, al esfuerzo de su om-
haya almas que rehusen recibirle. L o s primeros cris- nipotencia, á costa de milagros y portentos. Viene
tianos, aquellos ardientes fieles que miraban la co- á un vil gusanillo de la tierra, á una criatura llena de
munion como su pan de vida y de cada dia, y para miserias, á una alma ingrata que muchas veces le ha
quienes no habia mayor desconsuelo que verse pri- sido rebelde, y que aun no perfecciona su conversión,
vados de ella, ¡pudieron creer que llegaría un tiem- por la afición á lo terreno y visible de esta vida: vie-
po en que seria preciso imponer á los cristianos que ne humillado á hacerse su alimento; oculto á darle
muestras de su amor; sacrificado y muerto, á hacerle
39
participar del fruto de su pasión: viene á recrearla, recibido el beneficio, se olvidan de la mano liberal y
viene á enriquecerla, viene á ennoblecerla y honrar- amorosa que se los prodigó? ¡Ah! ¿Quién es ca-
la, á nutrirla, á fomentarla, á darle vida, y dársela paz de considerar sin estremecerse el destino de los
en abundancia. ingratos á los beneficios divinos? E n la presencia
P . Para qué ordenó el Señor tan alto sacramento? d e Jesucristo no están: solo uno ha vuelto á rendirle
R. Pava honrarnos, obligarnos y enriquecernos. las muy debidas gracias; luego no están en su acep-
P o r la encarnación del Señor, hemos sido hechos tación, en su gracia, entre sus fieles almas. ¡Ah!
consanguíneos de la divinidad: él se ha hecho her- ¿Dónde están?
mano nuestro, H i j o del hombre, descendiente de No se haga esta pregunta de nosotros: seamos agra-
Adán: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se decidos; reconozcamos el beneficio y tomemos el pe-
ha hecho su nieto, su descendiente, Hijo de David, so á la obligación en que nos pone la recepción del
H i j o verdadero de María, concebido en su seno y da pan de vida y cáliz de la salud, que se nos da en la
su misma sustancia. P o r su pasión y muerte hemos sagrada Eucaristía.
sido hechos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo,
herederos del reino de los cielos. Finalmente, por
la Eucaristía somos sublimados al incomparable ho- EXTREMAUNCION.
nor de sentarnos á su mesa, participar de su cena,
alimentarnos de su carne, refrigerarnos con su san-
gre; y por medio de esta vianda divina, enriquecer- P. Para qué es el sacramento de la Extremaun-
nos de gracia y virtudes, debiendo quedar por ello ción?
sumamente obligados á su amor, á su benignidad, á R. Para, quitar las manchas y rastros del pecado,
su bondad. fortalecer el alma contra las tentaciones, y
P . Qué debemos hacer despues de la comunionl dar salud al cuerpo si le conviene.
R . í)ar á Dios despacio gracias, y ofrecérnosle E l quinto sacramento, dice el concilio florentino,
como muy obliga/los á su servicio. es la extremaunción, cuya materia es el aceite de oli-
Nada desagrada mas al Señor que la ingratitud: va, bendito por el obispo. E s t e sacramento no se
bien nos lo hace conocer en aquella pregunta que hi- debe dar sino al enfermo cuya muerte se teme, el cual
zo al leproso samaritano que curó en consorcio de debe ser ungido en los ojos, oidos, narices, boca, ma-
los otros nueve del pueblo de J u d á : Y los nueve, nos y piés, diciendo al ungir los ojos: por esta santa
idónde están? E s decir, ¿qué se ha hecho de aque- unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Se-
llos hombres sin sensibilidad ni agradecimiento, que ñor cuanto has pecado por la vista; y así en los demás
sentidos.
participar del fruto de su pasión: viene á recrearla, recibido el beneficio, se olvidan de la mano liberal y
viene á enriquecerla, viene á ennoblecerla y honrar- amorosa que se los prodigó? ¡Ah! ¿Quién es ca-
la, á nutrirla, á fomentarla, á darle vida, y dársela paz de considerar sin estremecerse el destino de los
en abundancia. ingratos á los beneficios divinos? E n la presencia
P . Para qué ordenó el Señor tan alto sacramento? d e Jesucristo no están: solo uno ha vuelto á rendirle
R . Pava honrarnos, obligarnos y enriquecernos. las muy debidas gracias; luego no están en su acep-
P o r la encarnación del Señor, hemos sido hechos tación, en su gracia, entre sus fieles almas. ¡Ah!
consanguíneos de la divinidad: él se ha hecho her- ¿Dónde están?
mano nuestro, H i j o del hombre, descendiente de No se haga esta pregunta de nosotros: seamos agra-
Adán: el Dios de Abraham, de Isaac y de J a c o b , se decidos; reconozcamos el beneficio y tomemos el pe-
ha hecho su nieto, su descendiente, H i j o de David, so á la obligación en que nos pone la recepción del
H i j o verdadero de María, concebido en su seno y de pan de vida y cáliz de la salud, que se nos da en la
su misma sustancia. P o r su pasión y muerte hemos sagrada Eucaristía.
sido hechos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo,
herederos del reino de los cielos. Finalmente, por
la Eucaristía somos sublimados al incomparable ho- EXTREMAUNCION.
nor de sentarnos á su mesa, participar de su cena,
alimentarnos de su carne, refrigerarnos con su san-
gre; y por medio de esta vianda divina, enriquecer- P. Para qué es el sacramento de la Extremaun-
nos de gracia y virtudes, debiendo quedar por ello ción?
sumamente obligados á su amor, á su benignidad, á R. Para, quitar las manchas y rastros del pecado,
su bondad. fortalecer el alma contra las tentaciones, y
P . Qué debemos hacer despues de la comunionl dar salud al cuerpo si le conviene.
R . í)ar á Dios despacio gracias, y ofrecérnosle E l quinto sacramento, dice el concilio florentino,
como muy obliga/los á su servicio. es la extremaunción, cuya materia es el aceite de oli-
Nada desagrada mas al Señor que la ingratitud: va, bendito por el obispo. E s t e sacramento no se
bien nos lo hace conocer en aquella pregunta que hi- debe dar sino al enfermo cuya muerte se teme, el cual
zo al leproso samaritano que curó en consorcio de debe ser ungido en los ojos, oidos, narices, boca, ma-
los otros nueve del pueblo de J u d á : Y los nueve, nos y piés, diciendo al ungir los ojos: por esta santa
idónde están? E s deeir, ¿qué se ha hecho de aque- unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Se-
llos hombres sin sensibilidad ni agradecimiento, que ñor cuanto has pecado por la vista; y así en los demás
sentidos.
Efectos de este sacramento. Primero. Aumentar
sob anera á
la gracia, porque debe estar en gracia el que le reci-
b e S Secundo: Quitar los rastros y reliquias de la
t^SSSSt T p-
mala vida pasada, esto es, aquella debilidad y flaque-
za que queda en el alma despues de la culpa, muy se-
m e j a n t e á la que queda en el cuerpo despues de la
enfermedad. Tercero. P e r d o n a r , no solo los peca- fepues dellaunsmoA r í h l S P„f
a),an P
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dos veniales, sino también los mortales si los hubie- son capaces d | S d t o W ® f e m
" ' d e
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le sa<5
re, como puede suceder, dice San Carlos Borromeo, consiguiente na ]„ „„ , » ' ™ n t a ; por
ó por ignorarlos el enfermo, ó por no haber podido Mutismo £ ano nr T han recibid
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confesarlos; de donde resulta que la extremaunción n lenido 1,40
zon, v ¡a, n„ - ** »•
viene á hacer en estos casos las veces de la peniten-
cia. Citano. Aliviar y fortalecer el alma del enfer-
enteramente feUfn , S 7
W ^ « » « «00«' 6
mo, infundiendo en ella, como dice el concilio de
T r e n t o , una gran confianza en la divina misericordia,
«o, f^rJsr^z
vegantes ai lo* sold-.H™ «»»poco k, son Jos na-
con la que animado el penitente, lleva con menos di-
ficultad las incomodidades y trabajos de la enferme- muerte, porque no < ¿ J e , t m o £ P '
dad. Quinto. D a r l e fuerzas, esto es, auxilios po- ™ sí io son los a n e i m n - I , P e l , g™- Pe-
derosos para resistir al demonio que, atento siempre l u e no apare/ca °nfe > °UJa V'da 36 t e m e '
á perder al hombre, redobla entonces sus esfuerzos es su e n L S r * r r ^
para hacerle caer en tentación. S e trata de la últi- peligroso, porque ¡a d l f i e u l S ""
ma batalla, y este implacable enemigo del género hu- una enfermedad- i „ . <f parto es también
mano, no deja arma que no emplee para salir con la
victoria. ¡Oh cristianos! ¡Cuán necesarios son en * * P o r e Ó 4 e H d ° S ^ PelÍ"
% a U
tan fuerte trance los socorros de este sacramento, pa- por maldad 6 violencia: i S ^Ue
ra resistir á un enemigo tan poderoso! Sexto. D a r cree que io desean- |„V1« aCC3ufcntados
> porque se
tiempo uso ¿ T S ^ ^ Z " " " " ^
salud al cuerpo si le conviene, ó como dice el mismo
dentados, y los niños £ I n e n t ^ " **
concilio, si conviniere á la salud del alma. P o r esto, zon para pecar a u ^ i O c í e n l e uso de ra-
si conviniere que continúen los padecimientos, ó que
la muerte ponga término al destierro, el sacramento
¿a del USO de su razo y T e t S * ' 0 ' 1 ' M d"'
no dará salud al cuerpo ni librará de la muerte; pero ' > u e e ° í 0 «euefi vivir muy
sobre aviso los padres, para advenir en tiempo á lo» do lugar para recibir este último refuerzo de esta gra-
párrocos, el peligro de sus hijos. cia sacramental. Contemplará con un consuelo cris-
Disposición -para recibirle. L a primera e s estar tiano que van á cesar los peligros de ofender mas á
en gracia de Dios, porque es sacramento de vivos, y Dios, las rebeldías de la carne, las seducciones de los
pide estado de gracia; y así, el enfermo que se halle sentidos y las tentaciones del demonio; que va á sa-
en pecado mortal, debe recoaciliarse antes de reci- lir de este mar borrascoso del mundo, donde tantas
birle, y si no pudiere, debe hacer un acto de contri- veces ha estado para anegarse, y á entrar en el puer-
ción; y en el caso de que algún accidente ó congoja to de la salvación, donde no habrá ya jamas ni peli-
le sorprenda y prive del conocimiento antes de po- gros ni temores; que va, en fin, á ganar, mediante la
nerse eu gracia por la confesion ó la contrición, en- pasión y muerte de Jesucristo, aquel pleito de so eter
tonces la extremaunción será para él un verdadero no mayorazgo que ha tenido pendiente, y en sumo
sacramento de penitencia, con tal que tenga atrición, riesgo, todo el tiempo de su vida. Avivará su fé,
y le concederá el perdón de sus pecados y el reino afianzará sus esperanzas en las promesas dei Señor,
de los cielos. Esta es la razón porque se debe ad- se entregará en los brazos de su infinita misericordia,
ministrar á los destituidos de los sentidos, mientras y recogerá todo su amor, para concluir amando con
se cree que conservan vida, como se hace con el de todo su corazon al dueño de; su Corazón, á quien va
la penitencia, y aun con mas razón, porque la extre- á alabar con los ángeles por toda la eternidad. Es-
maunción no pide como parte del sacramento, confe- tos cristianos sentimientos, inspirados y sostenidos
sión, dolor y satisfacion, como lo pide la penitencia. por la gracia del sacramento, y ayudados por las ex-
L a segunda disposición es una total sumisión á la vo- hortaciones del sacerdote ó persona que auxilie, le
luntad divina. Se preparará el enfermo á recibir es- prepararán admirablemente para morir con la muer-
te último sacramento, con una gran fé, renovará y te de los justos, y entrar en la patria eterna de loa
repetirá el dolor y detestación de todos los pecados santos.
de su vida; avivará este dolor y detestación mientras Tiempo Je administrarle. Se ha llamado extre-
le esté recibiendo, y unirá sus súplicas á las del sa- maunción este sacramento, no porque se haya de ad-
cerdote que le administra, esperando que serán oidaa ministrar precisamente en la última hora de la vida, si-
benignamente del Señor, en atención á los méritos no porque habiendo sido el cristiano ungido en el bau-
de Jesucristo, que obran en el sacramento. Dará tismo y en la confirmación, se le unge por última vez
despues muchas gracias á este piadosísimo Redentor, en este sacramento. Los griegos no le llaman extre-
por haber instituido un sacramento de tanto consue- maunción, sino santo óleo, y también los latinos le lla-
lo para un tiempo de tanta aflicción, y por haberle da- maron unción del tanto óleo. Entre nosotros se le lia-
ma de ambos modos, extremaunción ó sañtn óleo. El descendencia tan peligrosa para el pobre enfer-
apóstol Santiago solo dice, que el enfermo es el que mo! Este abuso terrible puede ser causa muchas
ha de recibir este sacramento, y aunque la Iglesia veces d e la perdición eterna de una alma, y siempre
siempre ha entendido que lo ha de estar de peligro, de grandes perjuicios. Ademas, con este proceder
también ha querido siempre que no se espere para irreligioso y mundano, parece que se quiere tentar á
administrarle, á que estén ya trastornados los senti- Dios pidiendo un milagro, porque estando este sacra-
dos, perturbado el juicio ó perdido el conocimiento mento instituido para dar salud también al cuerpo, si
y concluyendo la vida. E l catecismo de San Fio V, le conviene, esto se verifica socorriendo y ayudando
compuesto por decreto del santo concilio de Trento, el sacramento á las fuerzas naturales, para que no
para ios párrocos de todas las iglesias de! orbe cris- sucumban, sino que vuelvan á su vigor; pero cuando
tiano, dice, que pecan gravísimamente los que para éstas han desaparecido y el enfermo está en agonía,
ungir al enfermo suelen aguardar á aquel tiempo, en se quiere que consiga la salud, 110 por el sacramen-
que perdida ya toda esperanza de salud, empieza to, sino por un milagro.
también á perder los sentidos v J a vida; porque es Mas á todo esto se dice, que no se puede alterar
constante, añade, que para recibir mas copiosamente al enfermo con la noticia de que se prepare á recibir
la gracia del sacramento, importa muchísimo ungir al los sacramentos, sobre todo el de la santa unción. ¿Y
enfermo con el sagrado óleo, cuando está todavía en cuántos enfermos no mueren sin la santa unción, y
su entera razón yj u i c i o , y puede recibirle con una aun sin los demás sacramentos, por este fatal mira-
fé y volimtad mas devota. Su administración es miento? Se dice que es trastornar al enfermo y abre-
consecutivamente la confesion, el sagrado Viático y viarle la vida; pero esto es decir que el enfermo es
la extremaunción en las parroquias de nuestro pais, una alma sin fé, porque un verdadero cristiano jamas
todo lo cual prueba hasta la evidencia, que la santa se asustará porque se le advierta que se prepare para
unción se ha de administrar cuando el enfermo esté recibir los últimos socorros que dejó Jesucristo á sus
en su entera razón y juicio, como dice el citado ca- hijos para conseguir el reino de los cielos. ¿Cuán-
tecismo. Mas algunas personas, por delicadeza ó do hubo jamas un monarca que no quisiese que se le
por respetos humanos, esperan para administrar es- ayudase con socorros oportunos, para colocarse en el
te sacramento, á que esté sin conocimiento el en- trono de su reino temporal? ¡Y podrá haber algún
fermo, trastornados los sentidos, oscurecido el en- verdadero cristiano que no quiera que se le ayude
tendimiento, y que nada ó apenas perciba; en fin, con los últimos socorros para colocarle en el reino de
cuando no conozca que le recibe, por que no se su eterno P a d r e ! Este mal incalculable de dilatar ia
asuste. ¡Qué fatal condescendencia! ¡Qué con- recepción de los sacramentos, debe corregirse y re-
mediarse por todos ios medios posibles. Los facul- es el Sumo Pontífice; y solo para ordenar y consa-
tativos. las familias, los asistentes, todos deben reves- grar este elevado ministerio, instituyó un sacramen-
tirse de caridad para con el enfermo, y procurarle to, que es el del orden, el cual imprime en el hom-
sus intereses eternos. El mismo enfermo debe po- bre que le recibe, un carácter indeleble y sagrado,
ner remedio á este mal que le puede ser inmenso. que le autoriza para las cosas mas grandes; á saber,
D e b e prevenir en tiempo y suplicar que no se use para consagrar su santísimo Cuerpo y Sangre, y ali-
con él de una compasion funesta, que se le hable con mentar las almas con este manjar divino; para juzgar
franqueza, que se le avise con tiempo, y que no se las conciencias, y retener ó perdonar los pecados; pa-
guarden con él otras atenciones que las que dicte el ra enseñar y dirigir á los hombres por el camino del
celo de su salvación. Con esta prevención, todos cielo; en suma, para ser los salvadores visibles, en-
estarán prontos á darle sencillamente los avisos con- cargados de la salvación de las almas, por el Salva-
venientes, á fin de que se prepare con tiempo á reci- dor invisible á quien representan en su ministerio, y
bir los santos sacramentos, para disponerse á compa- en cuya virtud le ejercen y desempeñan. Ministerio
recer en el tribunal de Jesucristo, Autor de los sacra- sublime, exceIso : superior á cuantos hay bajo de las
mentos, y merecer por ellos que le mire con miseri- estrellas; ministerio augusto, incomparable, terrible
cordia y le conceda el reino de los cielos. aun para los mismos ángeles; ministerio, en fin, que
exigiría querubines para desempeñarle, si los hom-
bres fueran ángeles. N o entrarémos en la explica-
ORDEN. ción del sacramento que consagra este elevado minis-
terio, porque su administración corresponde exclusi-
vamente á los obispos, y la instrucción de los sugetos
P. Para qué es el sacramento del Orden? que le han de recibir, debe ir mucho mas adelante
R. Para consagrar y ordenar dignos ministros de que nuestras explicaciones; mas no dejaremos de dar
la Iglesia. á los fieles, aunque brevemente, la idea que deben
Aunque Jesucristo podia conducir á los hombres tener de la excelencia del sacerdocio, y de la multi-
al camino de la salvación por sí mismo ó por un mi- tud y grandeza de los bienes que se íes dispensan
nisterio invisible compuesto de ángeles, no quiso si- por su ministerio.
no darles un ministerio visible y acomodado á su na- Dignidad sacerdotal. L a dignidad del sacerdote
turaleza, que le gobernase y dirigiese. Este minis- es tal, que según la expresión de San Agustin, el H i -
terio es el sacerdotal, que se compone de ministros, jo de Dios encarna en sus manos como en el seno de
sacerdotes, obispos, y uu obispo de los obispos, que la Virgen. El sacerdote, haciendo que exista J e s n -
cristo sobre el altar, en virtud de las palabras d e la to, de quien es ministro, el remedio de sus necesida-
consagración, viene á ser corno su padre, y como el des y el buen despacho de sus peticiones; porque, no
nos engañemos, católicos, las súplicas de un sacer-
esposo de su Santísima Madre.
dote, no son como las de los demás fieles, que piden
E n poder del sacerdote ha puesto el H i j o .de Dios
solo en su propio nombre, sin título ni carácter p ú -
las llaves del cielo, y en sus manos ha depositado el
blico; son las súplicas de un ministro de la religión,
tesoro de la fé, y á su cuidado ha entregado el reDa-
establecido por Jesucristo en favor de los hombres
ñ o que compró "á costa de su vida. Todos los inte-
acerca d e Dios, que ruega por oficio, que habla en
reses espirituales y eternos del género humano, todo
nombre de toda la Iglesia, y que intercede como en-
el valor de la sangre de Jesucristo, toda la obra de
cargado del Hijo de Dios, cuya oracion siempre oyó
la santificación y salvación de los hombres, está al
su Eterno P a d r e . Son las súplicas de un ministro,
cuidado del sacerdote. E l mismo Jesucristo se ha
que por su carácter, es un mismo sacerdote, un mis-
puesto, por decirlo así, á su disposición. ¡Pásmen-
mo mediador, una misma voz con Jesucristo; de un
se los cielos, asómbrese la tierra, confúndase el in-
ministro que suplica en la presencia de Dios, reves-
fierno al contemplar la inmensa dignidad que Dios ha
tido de los derechos de su Santísimo Hijo. ¿Y qué
concedido ai sacerdote! ¡Ah, si íos ángeles fueran
no concederá el Señor á los ruegos de un sacerdote
rapaces de envidia, á nadie la tendrían sino á los sa-
que presenta las súplicas d e toda la Iglesia, y que pi-
cerdotes! ¡Oh dignidad sacerdotal! ¡De cuánta vene-
de como encargado de Jesucristo? Así e* qu A un
ración no sois dignos! L o s sacerdotes no solo son
un sacerdote, aun cuando no tuviese otro destino que
dignos de nuestra veneración por su carácter sagra-
orar como siinistro público, siempre contribuiria po-
do y encumbrada dignidad, sino también por la mul-
derosamente al bienestar y felicidad temporal y eter-
titud y grandeza de los bienes que nos dispensan.
na de los fieles.
Bienes que trae á los fieles el sacerdocio. U n sa-
cerdote, solo por estar señalado con este sagrado ca- P e r o el sacerdote no solo es un ministro de la re-
rácter, se halla encargado de los intereses del pueblo ligión, encargado de rogar á Dios por el pueblo, es
para con Dios; y viene á ser uno de aquellos ángeles también un sacrificador de la ley nueva, que ofrece
que subían y bajaban continuamente por la escala de todos los días sobre el altar la Victima del Calvario,
Jacob. Baja en cumplimiento de su ministerio de que representa allí á Jesucristo; que consagra con
mediador, á encargarse de las necesidades y peticio- sus mismas palabras, y que presenta á su°Eterno
nes de los fieles, y sube, por medio de la oracion pro- P a d r e la prenda d e la cruz, pidiendo en pago de es-
pia de su ministerio, á presentarlas á los piés del tro- ta soberana prenda, el perdón de los pecados de!
no divino, para alcanzar por los méritos de Jesucris- pueblo, la paz y prosperidad de la Iglesia, la extir-

pación del error y de la heregla, la unión y concor-
dia entre los principes cristianos, el celo y acierto de res no destruye? ¿Cuántos desastres no precave?
los que gobiernan, la tranquilidad del mundo, y la ¿Cuántos males no evita? E n aquel tribunal del
santificación de los hombres. ¡Ah! un sacerdote, por cielo, colocado sobre la tierra, ¿cuántos odios no
solo su carácter de sacerdote ó sacrificador, es en el extingue? ¿Cuántos matrimonios no pacifica? ¿cuán-
altar el ministro de todas las gracias, porque ofrece tos justos no sostiene en el camino do la vir-
la divina Víctima, de donde manan todas las gracias. tud? ¿Cuántos pecadores no aparta del camino
¡Qué recurso para los hombres tener sacerdotes que del vicio? ¿Cuántas almas no arrebata del poder
ofrezcan continuamente al Eterno Padre el inmenso de Satanás y restituye á Jesucristo? Si anuncia la
sacrificio de su Santísimo Hijo! ¡Ah! si cesasen los divina palabra, con su predicación conmueve las con-
sacerdotes del Señor de ofrecer este divino sacrificio, ciencias,. confunde á los impíos, fortalece á los j u s -
¿quién movería entonces los cielos á nuestro favor? tos, convence á los pecadores, conquista almas á J e -
¿Quién defendería nuestra causa? ¿Quién conten- sucristo, sostiene las conquistadas. Si instruye en
dría la ira divina? ¿Quién libraría al mundo de su la doctrina, alumbra el entendimiento con la autori-
última ruina? Porque si subsiste el mundo, es por dad de la fé, enseña sus misterios, explica los cultos
esta divina Víctima, y Dios, cuando quiera destruir- que agradan al Señor, los mandamientos que el S e -
le, hará que cese antes la hostia y el sacrificio. ñor impone, los sacramentos con que santifica. en
sama, es un doctor de los fieles, que les enseña la
Mas no pára aquí el bien que trae á los fieles el
ciencia de la salvación, para que gobernados por ella,
ministerio del sacerdote, porque no solo ofrece dia-
puedan llegar felizmente al puerto de la vida eterna.
riamente la Víctima de propiciación, sino q ue es tara-
E l cuerpo sacerdotal es el encargado por Jesucristo
bien el cooperador de Jesucristo en la salvación de
de suplir lo que falta á la gloria de su pasión, que es
las almas, ya por los sacramentos que las administra,
la aplicación de sus méritos á la salvación de las al-
ya por la predicación y explicación de la divina pa-
mas. Cada uno de los sacerdotes es un enviado pa-
labra que las dispensa, } a por las dc-mas funciones
ra cooporar á la obra de la redención sobre la tierra;
sacerdotales que ejerce para santificarlas. ¡Ah, de
para aumentar el número de los ciudadanos del cie-
cuántos bienes no es instrumento el sacerdote, en los
lo; para consumar la santificación de los justos.
diversos ministerios que Jesucristo ha puesto á su
¿Quién podrá ponderar el interés que tienen los fie-
cargo! Si recibe el secreto de las conciencias, ¿cuán-
les con respecto al sacerdocio, y la veneración que
tos pecadores no saca de la muerte de la culpa á la
se merece esta clase escogida para obras tan asom-
vida de la gracia? ¿Cuántas amistades no renueva?
brosas, y colocada en tanta altura sobre el resto de
¿Cuántas ignorancias no destierra? ¿Cuántos erro-
I03 hombres?

L^vnkinE]
Pero si !a conducta del sacerdote no corresponde
6 su estado, ¿tendrá aun entonces derecho á nuestra MATRIMONIO.
veneración? E n tan lamentable caso, deberémos com-
padecernos de su extravio y venerar su dignidad, por-
que ésta siempre es la misma. D e b e r é m o s conside-
P . Qué obra el sacramento del matrimonio?
rar que es hombre y que es sacerdote; compadecer-
R. Da gracia á los casados, para bien vivir en él.
nos de los extravíos del hombre, y venerar el carác-
Antes de entrar en la explicación de este sacra-
ter de sacerdote; deberémos apartarnos de su flaque-
mento, conviene hacerla de tres clases que hay de
za y respetar su ministerio. Deberémos gemir de-
castidad, y son, virginal, viudal y matrimonial. L a
lante de Dios, y afligirnos al ver colocado á nuestro
virginal consiste en una total y absoluta continencia
frente un mal sacerdote, y temer que seamos nosotros
de los placeres carnales, y es propia de las personas
mismos la causa de esta desgracia, porque I03 libros
que no toman ni quieren otro estado: la viudal escuna
santos nos enseñan que el mas terrible castigo que
absoluta continencia de los placeres carnales despues
envia el Señor sobre los pueblos, es darles malos sa-
del matrimonio, y e3 propia de la3 personas viudas;
cerdotes. C u a n d o su enojo no ha llegado á lo su-
y la matrimonial es una absoluta continencia de los
mo, se contenta con armar naciones contra naciones,
placeres carnales fuera del matrimonio, y de los ilíci-
con trastornar el órden de las estaciones, dejar esté-
tos en el matrimonio, y es propia de las personas ca-
riles los campos, y derramar el hambre, la desola-
fia¿aS#
ción y la muerte sobre la tierra; pero en el exceso de
Castidad virginal Esta es la mas perfecta. P u e -
BU ira, recurre al último de sus castigos. Saca del
de ser temporal, como la que se conserva hasta el
tesoro de su indignación ministros infieles, sacerdo-
matrimonio, ó perpetua, como la que se conserva has-
tes manchados, pastores escandalosos, y los pone so-
ta la muerte. L a perpetua puede conservarse sin pro-
bre su pueblo. Entonces se verifica que las abomi-
pósito, como sucede en las personas que no han to-
naciones del pueblo son la causa de los malos sacer-
mado la resolución de no casarse, y sin embargo, no
dotes, y que los malos sacerdotes son castigo de las
se casan; ó con propósito, como sucede en las perso-
abominaciones del pueblo.
nas que han tomado la resolución de no casarse. E s -
ta resolución puede sostenerse por un simple propó-
sito, ó por un voto; y el voto puede ser por cierto
tiempo ó por toda la vida. Finalmente, el voto da
por vida, pueda ser solemne, solemnizado ó »imple. So-
Pero si !a conducta del sacerdote no corresponde
6 su estado, ¿tendrá aun entonces derecho á nuestra MATRIMONIO.
veneración? E n tan lamentable caso, deberémos com-
padecernos de su extravio y venerar su dignidad, por-
que ésta siempre es la misma. D e b e r é m o s conside-
P . Qué obra el sacramento del matrimonio?
rar que es hombre y que es sacerdote; compadecer-
R. Da gracia á los casados, para bien vivir en él.
nos de los extravíos del hombre, y venerar el carác-
Antes de entrar en la explicación de este sacra-
ter de sacerdote; deberémos apartarnos de su flaque-
mento, conviene hacerla de tres clases que hay de
za y respetar su ministerio. Deberémos gemir de-
castidad, y son, virginal, viudal y matrimonial. L a
lante de Dios, y afligirnos al ver colocado á nuestro
virginal consiste en una total y absoluta continencia
frente un mal sacerdote, y temer que seamos nosotros
de los placeres carnales, y es propia de las personas
mismos la causa de esta desgracia, porque I03 libros
que no toman ni quieren otro estado: la viudal escuna
santos nos enseñan que el mas terrible castigo que
absoluta continencia de los placeres carnales despues
envia el Señor sobre los pueblos, es darles malos sa-
del matrimonio, y e3 propia de la3 personas viudas;
cerdotes. C u a n d o su enojo no ha llegado á lo su-
y la matrimonial es una absoluta continencia de los
mo, se contenta con armar naciones contra naciones,
placeres carnales fuera del matrimonio, y de los ilíci-
con trastornar el órden de las estaciones, dejar esté-
tos en el matrimonio, y es propia de las personas ca-
riles los campos, y derramar el hambre, la desola-
fia¿aS#
ción y la muerte sobre la tierra; pero en el exceso de
Castidad virginal Esta es la mas perfecta. P u e -
BU ira, recurre al último de sus castigos. Saca del
de ser temporal, como la que se conserva hasta el
tesoro de su indignación ministros infieles, sacerdo-
matrimonio, ó perpetua, como la que se conserva has-
tes manchados, pastores escandalosos, y los pone so-
ta la muerte. L a perpetua puede conservarse sin pro-
bre su pueblo. Entonces se verifica que las abomi-
pósito, como sucede en las personas que no han to-
naciones del pueblo son la causa de los malos sacer-
mado la resolución de 110 casarse, y sin embargo, no
dotes, y que los malos sacerdotes son castigo de las
se casan; ó con propósito, como sucede en las perso-
abominaciones del pueblo.
nas que han tomado la resolución de no casarse. E s -
ta resolución puede sostenerse por un simple propó-
sito, ó por un voto; y el voto puede ser por cierto
tiempo ó por toda la vida. Finalmente, el voto de
por vida, pueda ser solemne, solemnizado ó simple. So-
lemne es el que hacen los religiosos ó religiosas, y se miento, procuraban casar sus hijos, aspirando todos á
llama solemne monacal. Este voto y el de la pobre- la gloria de ser los progenitores del Redentor. Sin
za y obediencia reunidos, consagran á Dios toda la embargo, aun en aquellos tiempos hubo algunas al-
persona, y constituyen el estado religioso. Solemni- mas singularmente puras, como un J o s u é , un Elias,
zado es el que hacen los clérigos al recibir el subdia- un Elíseo, un Jeremías, una María profetisa, que
conado que le solemniza, y se llama solemne clerical. conservaron esta celestial virtud toda su vida.
Simple es el particular que hacen y han hecho desde Llegaron los tiempos del Redentor prometido, y
el principio de la Iglesia, multitud de almas, consa- aquí principiaron los triunfos de la virginidad. E l
grando á Dio3 SU virginidad, y conservándola sin H i j o E t e r n o del Eterno Padre baja del cielo, encar-
mancha entre los negocios y peligros del mundo. na y se hace el Redentor de los hombres; pero no to-
Aunque la virginidad es siempre muy apreciable, ma carne de una muger cualquiera, sino de una pu-
cuando se conserva por voto es mas perfecta, y toda- rísima Virgen. E s verdad que para esto fué nece-
vía mas si se conserva por voto solemne. Hecha» sario trastornar las leyes mas constantes de la natura-
estas distinciones y explicaciones para la buena inte- leza, y multiplicar los portentos; mas no importa: se
ligencia de esta materia, darémos á los fieles alguna trata de la virginidad, y el Dios de la pureza no quie-
idea de la excelencia de la virginidad, de la que han re encarnar sino en el seno de la pureza, ni vivir en-
escrito tratados y libros enteros los mas grandes pa- cerrado nueve meses sino en el santuario de la virgi-
dres de la Iglesia, como San Cipriano, San Geróni- nidad; no quiere tener una madre temporal, que no
mo, San Ambrosio, San Agustin y otros. sea virgen antes del parto, en el parto y despues del
Adán y Eva fueron vírgenes, no solo en el estado parto perpetuamente, ni un padre putativo que no
de la inocencia, sino aun despues de haberla perdi- conserve siempre la virginidad, ni un precursor que
do. Criados en edad perfecta, casados por la mano corra delante de él y le anuncie, que no esté adorna-
del mismo Dios, y viviendo juntos, conservaron la do de este don excelso, ni un discípulo á quien per-
virginidad hasta que fueron arrojados del paraíso. mita reclinar sobre su pecho, y á quien encargue al
¡Tan preciosa era para ellos esta virtud! E s verdad espirar el cuidado de su madre Virgen, que no sea
que recibida la promesa de un Redentor de su peca- virgen; y en fin, si ha de formar en el cielo un coro
do, y de que este Redentor habia de nacer de su des- privilegiado que le acompañe y siga por donde quie-
cendencia, les fué preciso pensar en tener sucesión, ra que vaya, se ha de componer de millares de vír-
en la que se cumpliese tan interesante y consoladora genes, que canten un cántico nuevo, que nadie mas
promesa. P o r esta misma causa sus descendiente», pueda cantar. ¡Oh virginidad! ¡Oh pura y santa vir-
en los cuatro mil años que mediaron hasta su curapli- ginidad! ¡Qué atenciones, cuánto aprecio no mere-
ces al Dios de la pureas!
E n vista d e l a p r e c i o q u e el S e ñ o r h a c e d e la vir- nos, l adoctrina q u e debian seguir en órden á l a vir-
ginidad, no es d e admirar que l a haya profesado u n g i n i d a d y al m a t r i m o n i o , d i c e e n s u p r i m e r a c a r t a á
n ú m e r o infinito d e almas, en e l d i s c u r s o d e diez y l o s fieles d e C o r n a t o : Quisiera que iodosfuerais como yo
o c h o siglos que han corrido d e s d e q u e comenzaron mismo ( S a n P a b l o n o f u é c a s a d o ) , pero cada uno tiene
s u s t i e m p o s d e u n m o d o tan glorioso, ni q u e los S a n - de Dios su propio don, el uno de una manera y el otro de
tos P a d r e s hayan apurado su elocuencia en alabarla. otra. También seria bueno que las personas solteras y
N o es de admirar que diga un S a n A m b r o s i o , q u e ñudas permaneciesen en su estado, como yo permanezco
la v i r g i n i d a d t r a j o d e l c i e l o l o q u e h a b í a d e i m i t a r e n en el mió; pero si no tienen don de continencia, cásense,
la t i e r r a , y q u e a t r a v e s a n d o l o s a i r e s , l a s n u b e s , l a s 'porque mejor es casarse que quemarse. En cuanto á las
estrellas, por entre los ángeles, halló a lV e r b o d e vírgenes, no tengo mandato del Señor; mas como minis-
D i o s en e l s e n o del P a d r e , y le concibió ansiosa en tro fiel por su misericordia, daré un consejo. Seria
s u s e n o . ¡ O h c u á n t a es, e x c l a m a , la g r a c i a d e la v i r - bueno que permaneciesen en su estado, para evitar las
ginidad, que mereció ser escogida para templo cor- inquietudes y tribulaciones que oprimen en el matrimo-
p o r a l d e D i o s , e n el q u e habitase l a p l e n i t u d d e la di- nio, y coactan la libertad de servir á Dios; mas si el
v i n i d a d ! La v i r g i n i d a d , d i c e e n o t r a p a r t e , e l e v á n - •virgen toma re esposa, no peca; y si la virgen se casare,
d o s e s o b r e l a c o n d i c i o n d e la n a t u r a l e z a h u m a n a , h a - no peca; pero les advierto que el tiempo es breve, y lo
ce á los h o m b r e s semejantes á tos ángeles. T a l e s que conviene es, que los que tienen mvgeres, sean como
la e x c e l e n c i a d é l a v i r g i n i d a d , d e e s t a c e l e s t i a l v i r t u d si no las tuviesen, y los que usan de este mundo, como si
tan p e r s e g u i d a del m u n d o , tan e s t i m a d a d e las a l m a s fio usasen, porque pasa la figura de este mundo. Quie-
puras, tan apreciada de laIglesia, tan admirada d e ro, pues, que viváis sin inquietud. El que no tiene mu-
los ángeles, tan a m a d a d e Jesucristo, y tan agrada- ger, está solícito de las cosas del Señor, de cómo ha de
ble á Dios. agradar á Dios; pero el que tiene muger, está solícito
Castidad viudal. E s t a e s m e n o s p e r f e c t a q u e l a de las cosas del mundo, de cómo ha de complacer á su
virginal, porque ha perdido aquel precioso don de la muger, y anda dividido. Del mismo modo la muger
integridad y pureza que recibimos con la naturaleza, no casada y la virgen, piensan en las cosas que son del
c o m o s e h a d i c h o ; p e r o e s m a s p e r f e c t a q u e la m a t r i - Señor, para ser santas en el cuerpo y en el espíritu; pe-
monial. A esta clase d e castidad pertenecen aque- ro la que está casada, piensa en las cosas del mundo,
llas p e r s o n a s solteras q u e , n o h a b i e n d o c o n s e r v a d o de cómo ha de complacer á su marido. En fin, yo m
por su desgracia lacastidad virginal, se convierten á digo ésto para tenderos un lazo, sino para que tengáis
D i o s y v i v e n d e s p u e s e n c a s t i d a d y p u r e z a . P a r a fi- libertad para orar á Dio» sin impedimento. Mas si
j a r S a n P a b l o en elc o r a z o n d e los p r i m e r o s cristia- alguno tuviere á menos que m virgen deje pasar la edad
•propia sin casarse, haga lo que quiera: Ella noj apeca
rá e l h o m b r e á su padre y á su madre, y s e unirá
si se casa. 1 así el que casa á su virgen, hace bien, y á su m u g e r , y s e r á n dos e n una carne. C o m o sa-
el que no la casa, hace mejor. La muger está ligada c r a m e n t o , f u é instituido c u a n d o J e s u c r i s t o asistió á
á la ley, mientras vive su marido; pero si muere, queda las b o d a s d e C a n á , no tanto para honrarlas, dicen los
libre. Cásese con quien quiera, con tal que sea en el Santos P a d r e s , cuanto para santificarlas con s u pre-
Señor;pero será mas bien aventurada sipermanece así, sencia, c o m o santificó las a g u a s c o n s u b a u t i s m o .
según mi consejo. C o m o contrato, se celebra en todas las naciones del
m u n d o ; c o m o s a c r a m e n t o solo se c e l e b r a en las na-
Castidad matrimonial. E s t a e s l a m e n o s p e r f e c t a ,
ciones cristianas. C o m o contrato no causa gracia;
c o m o a c a b a m o s de ver, pero la m a s interesante en su
c o m o sacramento causa gracia santificante. Como
extensión, porque pertenece al estado general, que
contrato es indisoluble por derecho natural; como sa-
e s el d e l m a t r i m o n i o , e l c u a l v a m o s á e x p l i c a r p a r a
cramento es indisoluble por derecho natural y divino.
q u e sepan los q u e traten d e casarse, e l estado que
C o m o contrato se celebra entre los contrayentes; co-
van á t o m a r , y los casados e l m o d o con q u e se han
m o s a c r a m e n t o n o p u e d e c e l e b r a r s e sino ante el p á r -
de conducir en él. P a r a proceder con claridad re-
r o c o q u e lo a d m i n i s t r e , y á lo m e n o s d o s t e s t i g o s q u e
d u c i r é m o s esta explicación á los puntos siguientes:
lo presencien. Finalmente, e l matrimonio entre los
Primero. Qué es el matrimonio y cuándo fué institui-
p a g a n o s , es solo u n contrato; entre los cristianos, e s
do. Segundo. Elección del matrimonio. Tercero.
j u n t a m e n t e un contrato y un sacramento, c u y a mate-
Elección de consorte. C u a r t o . Fines del matrimonio.
ria y s u g e t o son los contrayentes, c u y o ministro es el
Quinto. Disposiciones para contraerle. S e x t o . Des-
p á r r o c o , c u y a f o r m a s o n las palabras q u e éste p r o -
posorios. Sétimo. Deberes de los casados.
nuncia diciendo: y o o s uno, &c., y cuyo efecto e s
Matrimonio y su institución. E l m a t r i m o n i o p u e d e c a u s a r gracia santificante, y c a u s a r las d e m á s gracias
c o n s i d e r a r s e c o m o contrato y c o m o sacramento. C o - q u e son propias á los s a c r a m e n t o s de vivos. Este
m o c o n t r a t o e s u n a u n i ó n m a r i d a l d e h o m b r e y de s a c r a m e n t o es g r a n d e en C r i s t o y en la Iglesia, d i c e
m u g e r , q u e les obliga á vivir en una inseparable c o m - S a n P a b l o . Significa l au n i ó n d e C r i s t o c o n la I g l e -
p a ñ í a . C o m o sacramento, es este m i s m o contrato, sia, y a u n la u n i ó n del V e r b o divino c o n l a h u m a n i -
elevado p o r J e s u c r i s t o , á significar y c a u s a r gracia dad que tomó.
en los q u e le celebran. C o m o contrato c o m e n z ó e n
Elección del matrimonio. S i D i o s h u b i e r a q u e r i d o
el paraiso, c u a n d o v i e n d o A d á n á E v a f o r m a d a p o r
criar en un instante todos los h o m b r e s , c o m o crió to-
D i o s de su costado, dijo: esto ahora es h u e s o de mis
dos los ángeles, n o hubiera sido necesario el matri-
huesos, y carne de mi carne. Esta se llamará varo-
m o n i o ; p e r o h a b i e n d o d i s p u e s t o q u e el g é n e r o b u
n a , p o r q u e de v a r ó n h a s i d o t o m a d a , p o r l o c u a l de*
se y condicion, una esposa prudente casta, sobria,
mano se propagase y conservase por sucesión de pa- dócillaboriosa y aplicada al desempeño de sus obi*
dres á hijos, el matrimonio es absolutamente necesa- S n e s P e J s i es necesario al hombre hallar una
rio. E s también obligatorio á la generalidad de los fráena esposa, no lo es menos á la muger recibir un
hombres, pero no á lo particular de cada individuo. bu n e ^ s o , ni es menos desgracia s, encuentra con
Supuesto, pues, que las personas en lo particular son un marido inmoral, terco, destemplado, brutal, q«e
libres á tomar ó no el estado del matrimonio, veamos no Guarda regla ninguna en su conducta con e la y
cómo debe conducirse el cristiano en tan delicado que á titulo de hombre y superior, la oprane, y 1^tra-
asunto. Siendo el matrimonio estado de por vida, tacomo si fuera una esclava; con un mando holga-
al menos para uno de los dos consortes, sin que se zán y vicioso, que en vez de sostener con su a c t m -
pueda saber quién morirá en él, es necesario que am- dad trabajo y diligencia á su muger y famiha, y de
bos cuenten con salvarse en él; de donde se sigue, aumVntar ile un -nodo justo los bienes, destruye el
que en tanto debe tomarse ó no este estado, en cuan- matrimonio y deja perdida á su muger y sus lujos
to se conozca convenir á la salvación; y esta es regla Oh' ¡Cuánto deben mirarse las mugeres en esta
general para la elección de estado, cualquiera que elección, que las pone en un compromiso de por vida!
sea, y para el tenor de vida, y uso d e las criaturas.
X s L matrimonio. Tres son los motivos por
P o r eso la elección del estado de matrimonio pide
los que debe contraerse el matrimonio dice: el cate-
muchas y serias reflexiones y buenos consejos.
ci mo romano. Primero. L a compañía. del hom-
El que trata, pues, de tomar este estado, ba de ins- bre y la muger, apetecida por un genero de m.tm o,
truirse en los deberes que impone, de los peligros y elegida por una voluntad racional con el fin de auxi-
que tiene, y de los trabajos á que se sujeta. No se C y consolarse mutuamente, de ayudarse a llevar
fiará de sus discursos, sino que consultará con per- os trabajos de esta vida y las flaquezas de la vejez,
sonas prudentes, timoratas y experimentadas, sobre y con la esperanza de obrar en él su santificación, vi-
todo, con el confesor, que como conocedor de su in- viendo en paz y santo temor de Dios. Segundo. La
terior, podrá hablar con mas acierto. Ante todas co- l u c e s L , no tanto de herederos de sus honores y sus
sas debe pedir mucho á Dios el acierto, poniendo por i enes, cuanto de su fé y religión, no tanto para con-
intercesores á la Santísima Virgen y su santo esposo. to la sucesión de las familias, como para conti-
Si de todas estas diligencias resulta que conviene nuar la santidad de ellas, porque el matrimonio no se
el matrimonio, hay que hacer segunda elección, no ha de contraer por miras de carne y sangre, sino por
menos difícil que la primera, y es de la persona con fines de justicia y de virtud. Nosotros somos hijos
quien se ha de contraer. E s preciso buscar y elegir de santos, decia el jóven Tobías a su esposa Sara, y
una esposa igual lo mas posible, en edad, bienes» cla-
no podemos juntarnos como los gentiles, que no co- labra. Esta, en el caso de convenir, deberá hacer
nocen á Dios. S e ñ o r Dios de nuestros padres, de- lo mismo por su parte. Esto es de primera necesi-
cía este admirable joven, levantando su corazon al dad, tanto para proceder en razón y buena concien-
cielo, vos sabéis, S e ñ o r , que tomo á esta mi parienta cia, como para evitar los reclamos de engaño, que
por muger, no por causa de lujuria, sino por amor dan motivo despues á tantos disgustos y hacen infe-
á la prosperidad, en la que sea bendito vuestro nom- lices tantos matrimonios. Una vez convenidos, las
bre por los siglos de los siglos. Tercero. L a rebelión visitas deben ser muy medidas, muy decorosas, muy
de la carne que, desde el pecado de Adán lucha con- circunspectas, y siempre acompañadas de los padres
tra el espíritu y quiere seguir una ley contraria á la ley ó personas de respeto. Esto es también muy nece-
del entendimiento. P o r evitar la fornicación, escribió sario, porque la falta de estas precauciones, hace mas
San Pablo á los fieles de Corinto, cada uno tenga su de una vez culpables antes que casados. L o s con-
muger y cada una su marido. Aquellos, pues, dice certados ó novios se hallan tan obligados á ser hones-
San Agustin hablando sobre este delicado punto, que tos y no poder usar entre sí de la menor libertad, á
no pueden vivir en continencia, conviene que se casen, pretexto del convenio, como antes de celebrarlo.
según la sentencia del apóstol: " S i 110 pueden conte- Cuando se acerca el tiempo de contraer el matri-
nerse, cásense, porque mejor es casarse, que quemar- monio, es necesario que se disponga á recibirle, no
se." Mas aunque el matrimonio sea el remedio de solo con la preparación que pide el sacramento, sino
la flaqueza del hombre, según la expresión de San también con la que pide el nuevo estado. Si los que
Agustin, no se ha de buscar este remedio, sino prin- han de entrar en religión, donde la regla, la vigilan-
cipalmente por evitar el pecado, y conseguir con me- cia de los superiores, la oracion y tantos auxilios es-
nor esfuerzo, aunque con menor mérito, la salvación pirituales ayudan á la salvación, se preparan con un
eterna. año de noviciado, ¿cómo deberán prepararse los que
Disposiciones para recibirle. Elegido el matrimo- van á entrar en el matrimonio, en el que son tan fre-
nio y la persona con quien se quiere contraer, v e a - cuentes los tropiezos, y tantos los incentivos al pla-
mos cómo ha de conducirse un cristiano hasta entrar cer y á la licencia? ¿En el que es preciso vivir en
en él. Supuesto que ha de proceder con acuerdo el mundo, y no vivir como el mundo? L o s buenos
de sus padres, los primeros pasos se dirigirán á los cristianos, ya que no pueden prepararse con el esme-
de la que ha escogido y pretende para esposa. P r o - ro que los religiosos, procuran hacerlo del mejor mo-
pondrá con sencillez su pretensión, y ios motivos en do que les permiten su situación y circunstancias. Se
que la funda, y manifestará con claridad y sin doblez, disponen con una buena confesion, tal vez general,
lo que deba saber la pretendida antes de dar su pa- con tos ejercicios de San Ignacio, si pudiere ser, con
oraciones y otras prácticas espirituales, para alcan- moraías: h u y e n d o l a concurrencia excesiva, se diri-
zar del S e ñ o r que bendiga y santifique su entrada en gen m u y t e m p r a n o á laIglesia, sin m a s a c o m p a ñ a -
el m a t r i m o n i o , y t o m e s u n u e v o e s t a d o b a j o s u e s p e - miento que sus padres y hermanos, y acaso algún
cial protección. S e e n c o m i e n d a n á las o r a c i o n e s d e o t r o amiíro 6 pariente, y en ella se c e l e b r a el matri-
las b u e n a s almas, y e s p e r a n d o que e l S e ñ o r habrá monio con elsosiego, decoro y reverencia que pide
oido benignamente sus súplicas, pasan á contraer e l •un s a c r a m e n t o . S e v e l a n , o y e n m i s a , c o m u l g a n y r e -
m a t r i m o n i o en su santo t e m o r y para su honra y gloria. c i b e n e n ella las ú l t i m a s b e n d i c i o n e s de su m a t r i m o -
Desposorio. P a r a c o n o c e r q u e e l d i a d e l d e s p o s o - nio. Retíranse luego á celebrar sus desposorios m o -
rio ó b o d a d e b e ser u n dia santo para los q u e se ca- desta y juiciosamente. ¡Cuántos gastos, cuántas mo-
san, bastará saber que a d e m a s del sacramento del lestias, cuántas quejas, cuántos sonrojos, cuántas
matrimonio que en esa dia reciben para que los una p r o f a n a c i o n e s , c u á n t a s c u l p a s s e evitarian si se hicie-
santamente, han d e recibir, c u a n d o m e n o s la víspe- se general este m o d o de celebrar los matrimonios!
ra, e l d e l a penitencia, p a r a q u e los santifique; ye l Deberes de los casados. L a s o b l i g a c i o n e s q u e tie-
d e la c o m u n i o n p a r a q u e J e s u c r i s t o asista á la b o d a , nen los casados respecto á sus hijos y criados, que-
tan real y v e r d a d e r a m e n t e c o m o á las de C a n á , aun- d a n e x p l i c a d a s e n el c u a r t o m a n d a m i e n t o , á d o n d e
que de "un m o d o invisible. E n e l dia del des- remitimos a l lector para no repetirlas aquí. Ahora
posorio d e b e principiar la santidad de su n u e v o esta- e x p l i c a r é m o s l a s q u e t i e n e n e n t r e s í , y s o n : Primera.
d o , y n o c o n c l u i r s i n o c o n l a m u e r t e y el p r e m i o d e Amarse mutuamente. E s t o p i d e e s e n c i a l m e n t e e l m a -
ta v i d a e t e r n a . P e r o ¿ c ó m o p o d r á c o m p o n e r s e é s t o trimonio, que e s una sociedad ó compañía fundada
c o n l o q u e s u c e d e e n d í a s s e m e j a n t e s ? ¡ A h ! La en e l a m o r , y esto se m a n d a t a m b i é n en repetidos lu-
celebridad d e los d e s p o s o r i o s h a v e n i d o á convertir- gares de laSagrada Escritura. Maridos, dice San
se, p o r la c o r r u p c i ó n d e c o s t u m b r e s , en o c a s i o n d e P a b l o , a m a d á vuestras m u g e r e s , y no seáis desabri-
p e c a d o s . L a d e s t e m p l a n z a y las e m b r i a g u e c e s , las d o s c o n ellas. A m a d ' a s c o m o C r i s t o a m ó á la I g l e -
p e n d e n c i a s y l a s q u i m e r a s , l a s c o n c u r r e n c i a s y la« sia. E l m i s m o a p ó s t d quiere q u e se e n s e ñ e á las
reuniones d e una j u v e n t u d fogosa, las conversacio- casadas que sean prudentes, que amen á sus maridos
n e s libres, las expresiones sucias, los bailes desho- y quieran á sus hijos. L o s padres de Sara encarga-
nestos, todo ésto y m u c h o m a s sucede en los días de ban á su hija que honrase á sus suegros, amase á su
l a s b o d a s y c o n m o t i v o d e l a s b o d a s ; d e m o d o , que marido, rigiese á s u familia, gobernase s u casa y
las bodas de nuestros tiempos, han venido á ser co- g u a r d a s e u n a c o n d u c t a i r r e p r e n s i b l e . Segunda. Ayu-
m o unos espectáculos públicos, que conmueven t o - darse el uno al otro en las obligaciones que debe desem-
d a s l a s p a s i o n e s . N o a e p o r t a n aaí l a s p e r s o n a s t>- peñar cada uno, y que están señaladas par Dios desd4
el principio del mundo. E n l o s c a s t i g o s i m p u e s t o s p o r ajen 6 d o m i n e n , p o r q u e e l varón siempre h a d e ser
D i o s en e l primer m a t r i m o n i o del m u n d o , se ven las c a b e z a d e la m u g e r y s u p e r i o r d e l a c a s a . L a s m u -
o b l i g a c i o n e s q u e d e b e d e s e m p e ñ a r c a d a u n o , y l o s ofi- geres por su parte deben amar á sus maridos, respe-
cios con que deben a y u d a r s e . Al marido toca cultivar tarles y honrarles, obedecerles y estarles sujetas, so-
l a t i e r r a , á la m u g e r c u i d a r la c a s a y f a m i l i a ; al m a r i d o brellevarles con paciencia, y darles ejemplo y con-
adquirir los bienes, á la m u g e r distribuirlos; e n s u m a , suelo c o n s u conducta virtuosa. Así el marido
al m a r i d o c o r r e s p o n d e d e s e m p e ñ a r las o b l i g a c i o n e s c o m o la m u g e r d e b e n procurar agradarse en todas
q u e son propias de los h o m b r e s , y á l a m u g e r las q u e lo las c o s a s q u e no c o n t r a d i g a n á l a p i e d a d cristiana;
Bon d e las m u g e r e s ; y c u m p l i e n d o b i e n c a d a u n o p o r s u d e b e n soportar c o n resignación los trabajos del m a -
p a r t e , c u m p l i r á n la o b l i g a c i ó n q u e t i e n e n d e a y u d a r s e trimonio, considerando que son inseparables de s u
m ú t u a m e n l e . Tercera. Vivir en paz. E s t a e s l a m a s d i - estado, hacer d e ellos u n sacrificio á D i o s , y ani-
fícil d e c u m p l i r , p o r q u e a s í c o m o n o s e e n c u e n t r a n e n m a r s e u n o á o t r o á l l e v a r l o s c o n p a c i e n c i a . Quin-
el m u n d o d o s p e r s o n a s i g u a l e s , así t a m p o c o se e n c u e n - ta. Guardarse fidelidad. D e s d e e l m o m e n t o e n
tran jamas en elmatrimonio, dos genios enteramente que e l hombre y l a muger se unen en matrimonio,
iguales, y la p a z del m a t r i m o n i o s e r á t a n t o m a s difícil, forman una sociedad particular, y tan ceñida á s í
ouanto m a s se diferencien en los genios. E s también misma, como la d e A d á n y Eva. E l marido e s
la m a s necesaria, p o r q u e u n m a t r i m o n i o sin p a z , es u n otro A d á n , que n o cuenta e n el m u n d o con m a s
g é n e r o d e infierno. E s verdad que no todos los m a - m u g e r que su E v a , y l am u g e r es otra E v a , q u e tam-
t r i m o n i o s sin p a z llegan al e x t r e m o d e la d i s c o r d i a , p e - p o c o c u e n t a en el m u n d o c o n otro h o m b r e q u e s u
ro todos participan de e s t a desgracia: también es ver- A d á n . N i s u s palabras, ni sus obras, ni sus p e n s a -
d a d q u e todos los m a t r i m o n i o s tienen un r e m e d i o , por m i e n t o s , ni s u s d e s e o s p u e d e n salir d e e s t e s a g r a d o
mas opuestos que sean los genios. ¿Cuál? L a virtud. recinto. L a s miradas del marido se dirigen única-
E s t a , y solo ésta, i g u a l a los genios, a n i m a á los desi- m e n t e á s u m u g e r , y l a s d e é s t a á s u m a r i d o . Su
d i o s o s y b a j a á l o s s o b e r b i o s . Cuarta. Comportar- unión es patriarcal, y su objeto es formar una fami-
se bien. L o s m a r i d o s d e b e n t r a t a r c o n a m o r á s u s lia q u e a u m e n t e l o s h i j o s d e D i o s s o b r e la t i e r r a . T o -
mugeres, manifestándolas aprecio y cariño; comuni- d o lo q u e sale d e este círculo matrimonial, es contra
e a r c o n ellas s u s n e g o c i o s , c u a n d o lo p e r m i t a la p r u - ol m a t r i m o n i o . C o m p o n e r s e l a f a m i l i a d e u n s o l o
dencia y e l secreto; usar de condescendencias razo- m a t r i m o n i o , d e m a s d e u n p a d r e y u n a m a d r e , e s un
nables, atendiendo á su delicadeza; disimular sus pe- efecto y fruto d e un delito a m a r g o para los padres,
q u e ñ e c e s m u g e r i l e s , y d a r tal v e z t i e m p o á la i r a c o » para l o s h i j o s y p a r a l a s o c i e d a d : t e n e r á u n t i e m p o
e l d i s i m u l o v l a a u s e n c i a ; p e r o s i n p e r m i t i r q u e lee el m a r i d o m a s d e u n a m u g e r , ó la m u g e r m a s d e u n m a -
delicias de los padres y la felicidad de los hijos. E s
rido, es una monstruosidad, es un crimen que resiste la
nn manantial de injusticias, que produce hijos naci-
•naturaleza, que abominan los libros santos, y que cas-
dos del crimen, y que traslada los bienes de-los legí-
tiga Dios terriblemente. L a delicadeza de la mate-
timos á los espúreos. No es, pues, mucho que un
ria no permite sacar las consecuencias que se siguen
delito de tanto tamaño y trascendencia, se haya atrai-
d e estos antecedentes: los casados podrán d e d u -
do en todos los tiempos y en todas las naciones, la
cirlas, ó á lo menos, consultar en el secreto y sagra-
execración y los castigos de Dios y de los hombres.
do tribunal de la penitencia las dudas que hieran s u s
L o s libros santos están llenos de quejas y^amenazas
conciencias. Mas no me dispensaré de decir algo
contra los adúlteros* y el Señor mandó e i | j a ley de
«cerca del adulterio, porque la gravedad d e este d e -
Moisés, que muriesen apedreados, para quitar, dice
lito pide que se haga de él la odiosa pintura que le
el Sagrado T e x t o , este escándalo de Isráel. L a
caracteriza, á fin de infundir en el corazon de los ca-
Iglesia, por su espíritu de mansedumbre, til ordenó
tados, el údio y la execración con que deben mi-
sangre ni muerte contra los adúlteros, pero l o s suje-
rarle.
tó á quince y aun á treinta años de penitencia públi-
Adulterio. Este consiste en u n crimen, en el que ca, y hubo tiempos en que les negó la comunion has-
ira casado es de otra muger que la suya, ó una casa- ta en la muerte, juzgando que en un cuerpo que ha-
da es de otro hombre que el suyo. E s un enorme bia adulterado, no debia entrar la hostia consagrada
atentado contra el matrimonio. E s un robo, un la- P e r o estos castigos no son sino una pequeña -parte
trocinio, porque como dice el apóstol, celebrado el de la multitud que se han impuesto á los adúlteros
matrimonio, ni la muger ni el marido tienen señorío desde los primeros tiempos, y por ellos se conocerá
sobre su propio cuerpo, por lo que antiguamente los la enormidad de este delito, y la execración c o n q u e
adúlteros eran castigados con severísimas penas, y se ha mirado siempre.
ahora lo serán de Dios, que es el vengador de lo«
agravios y desacatos que se hacen á los sacramentos. ¡Oh vosotras, almas cristianas, que habéis abraza-
E l adulterio es la infidelidad mas infame, la mas ne- do el matrimonio, grande en la significación, porque
gra traición que puede hacerse á la amistad mas es- representa la unión de Jesucristo con la Iglesia, y
trecha que hay en el mundo. E s un delito funesto grande en la importancia y en la dignidad, porque es
que separa dos corazones que habia unido un lazo sa- el conservador del género humano, pero lleno de
cramental; que convierte en ódio el mas fino amor, obligaciones, de dificultades y de peligros! ¿quereis
y que tal vez enciende un terrible fuego, que no vivir en él sin crimen ni pecado? P u e s sed temero-
ge extingue sino con divorcios escandalosos, ó for- sas de Dios. Este santo temor será un muro impe-
ma un infierno de un matrimonio que debía ser las netrable 4 todos los enemigos de vuestra felicidad.
484 485
C a s a d o s y c a s a d a s , ¿ q u e r é i s s e r e x a c t o s en el c u m - gravitan sobre nosotros. T a l e s son los sacramentar
p l i m i e n t o d e t o d o s v u e s t r o s d e b e r e s , y c e l o s o s d e la les, las i n d u l g e n c i a s y los jubileos^
crianza d e vuestros hijos? ¿Quereis ser l a corona y E s verdad que el pecado v e n i a l ^ perdona y bor-
la g l o r i a d e vuestros" hijos, las delicias d e la s o c i e - r a p o r los m i s m o s m e d i o s c o n q u § * s e p e r d o n a el m o r -
dad', los j u s t o s d e l a tierra y los p o b l a d o r e s d e l cie- tal, e s t o es, p o r la c o n t r i c i ó n , la c o n f e s i o n y los d e m a a
lo? P u e s sed t e m e r o s o s d e D i o s . E s t e santo te- sacramentos; pero como no siempre podemos usar de
m o r lo h a r á todo e n vosotros; h a r á q u e o s sufráis estos g r a n d a s m e d i o s , y p o r otra parte, el p e c a d o v e -
c o n s t a n t e & e n t e el u n o al o t r o , q u e c e d á i s c o n facili- nial se c o m e t e , p o r nuestra miseria, c o n facilidad y
d a d d e ¿ e s t r o s p a r e c e r e s , y q u e p o r c o n s e r v a r la aun con frecuencia, quiso el Señor proveernos d e
p a z p e r d á i s d e v u e s t r o s d e r e c h o s , y á la v e z , d e v u e s - aquellos r e m e d i o s fáciles que los S a n t o s P a d r e s y teó-
tra autéSpad. Sujetará vuestras pasiones, arreglará logos llaman sacramentales, n o porque sean sacra-
vuestroafepetitos, igualará vuestros genios, y os lle- m e n t o s , sino p o r q u e así c o m o p o r los s a c r a m e n t o s del
v a r á p q p e l c u m p l i m i e n t o d e la l e y y el c a m i n o d e l a b a u t i s m o y d e la p e n i t e n c i a , y a u n d e los d e m á s e n
virtud, a l reino de los cielos. cierto caso, se p e r d o n a n los p e c a d o s mortales, a s í
P. Demás de los sacramentos, qué oíros socorros p o r los s a c r a m e n t a l e s se p e r d o n a n los p e c a d o s venia-
espirituales tenemos en la Iglesia? les, si b i e n la c o m p a r a c i ó n n o e s e x a c t a , esto es,
R. Los que llaman sacramentales, como el agua h a y identidad entre los s a c r a m e n t o s y los s a c r a m e n -
bendita, indulgencias y jubileos.
t a l e s , p u e s l o s s a c r a m e n t o s c o n f i e r e n l a g r a c i a ex ope-
P. Qué virtud tiene el agua bendita?
re opéralo, q u i e r e d e c i r , q u e l a p r o d u c e n c o m o i n s -
R. los pecados veniales, ahuyenta á los de-
trumentos que contienen sí virtud para este efec-
«i»* mofifós, y así, debemos usar de ella con mu-
to, y le o b r a n en los q u e n o ^ p o n e n ó b i c e ; p e r o los sa-
cha fé y devocion.
c r a m e n t a l e s solo b o r r a n los p e c a d o s veniales p o r las
E s t a n t a la b o n d a d d e D i o s y tal s u p r o v i d e n c i a , oraciones d e la Iglesia, q u e D i o s oye b e n i g n o , y p o r
que no contento con habernos dado e n abundancia l a s q u e c o n c e d e a r r e p e n t i m i e n t o al s u g e t o , y p e r d ó n
g r a n d e s r e m e d i o s p a r a el g r a n m a l del p e c a d o m o r - •de s u p e c a d o v e n i a l . L o s s a c r a m e n t a l e s s o n a q u e l l o s
tal, y p a r a las g r a v e s n e c e s i d a d e s q u e n o s a q u e j a n , n u e v e q u e r e s e ñ a el j a t e c i s m o , á s a b e r : el o i r m i s a
n o s s u r t e d e o t r o s m e d i o s s u m a m e n t e f á c i l e s y que c o n d e v o c i o n , e l c o m u f | a r d i g n a m e n t e , e l oir la p a -
se e n c u e n t r a n e n t r e n u e s t r a s m a n o s p a r a q u e n o s l i - labra d e Dios, el recibir W bendición episcopal, e l
b r e m o s y p u r i f i q u e m o s de l o s p e c a d o s v e n i a l e s , y n o s d e c i r el P a d r e n u e s t r o , el d e c i r la c o n f e s i o n g e n e r a ! ,
d e s c a r g u e m o s d e l a s d e u d a s d e p e n a t e m p o r a l que e s t o e s , l a f ó r m u l a q u e c o m i e n z a : Yo pcca.dormé con-
fieso á Dios, , e l a p l i c a r s e e l a g u a b e n d i t a , e l c<*-
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mer el pan bendito, y el darse golpe de pecho, te- do el género humano; vertió, no obstante, un torrente,
niendo interiormente displicencia y pesar de su pe- y para que no se perdiese, formó de ella un tesoro y le
cado. entregó á la Iglesia. Ved aquí el tesoro inmenso de
El agua bendita^ á mas de perdonar el pecado ve- donde se sacan las indulgencias. A las satisfaccio-
nial, tiene virtud para a h u y e n t a r á ios demonios, por nes de Jesucristo se juntan las de la Santísima Vir-
los exorcismos con que se prepara, y la bendición gen y las superabundantes de todos los santos, no
que se le da. como necesarias para formar este inmenso tesoro, si-
I\ Qué cosas son indiligencias'? no como sobrantes de la Virgen y de los santos,_ y
R. Perdones de las penas debidas por nuestras procedentes en su origen de los méritos de Jesucris-
culpas. to. Cuarta. Q u e la Iglesia tiene facultad de apli-
P . En qué virtud se nos conceden? car á los fieles este tesoro. Quinta. Q u e el uso de
R . En las del tesoro de los méritos de Jesucristo las indulgencias es muy provechoso al pueblo cris-
nuestro Sefior, y de sus santos. tiano, como lo tiene declarado el santo concilio de
Indulgencias. Como las indulgencias son uno de Trento, condenando y excomulgando á los que dije-
los medios que nos dejó Jesucristo para satisfacer ren que son inútiles, ó que la Iglesia no tiene facul-
p o r la pena temporal á la justicia divina, es preciso tad para concederlas.
dar aquí á lo menos la idea que baste para que los Supuestas estas verdades, pasemos á explicar lo
fieles sepan y procuren aprovecharse de ellas. Mas que son estas indulgencias, de las que tanto habla el
antes de entrar en su explicación, es necesario supo- común de los fieles, y tan poco sabe. L a s indulgen-
ner cinco verdades, que son como los cimientos en cias son unos medios misericordiosos que usa la Igle-
que estriban las indulgencias. Primera. Q u e per- sia con el pecador á quien las conceda, pagando por
donado el pecado en cuanto la culpa y pena eterna, él á la justicia divina, de aquel tesoro, parte ó toda
puede, quedar, y regularmente queda, una pena tem- la pena temporal del que liabia de pagar, ó en esta
poral que pagar á la justicia divina, ó con peniten- vida con penitencias proporcionadas á sus culpas, ó
cias en esta vida, ó con penas en el pugatorio. Se- en la otra con las terribles penas del purgatorio. Mas
gunda. Q u e las obras b u e n ^ hechas en gracia, soa breve. Son unos pagos que hace la Iglesia por el
satisfactorias. Tercera. Q u e hay en la Iglesia un ecador á la justicia divina, del tesoro que les dejó
inmenso tesoro d e satisfacciones, iormado de las in- Í esucristo. L a s indulgencias pueden ser parciales
finitas de Jesucristo. Sacrificado en el ara de la Cruz ó plenarias. Parciales son aquellas que se conceden
el inocente Cordero, decia Clemente V I , con una so- con limitación, como cuarenta, ochenta, ciento ó mas
la gota de su preciosísima sangre habria redimido á to- dias de indulgencia; pero no se ha de creer que ca-
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da dia de indulgencia libra al pecador de un dia d e
purgatorio, sino de aquel tiempo que le libra de él*
un dia de penitencia hecha, según el rigor de los an-
tiguos cánones. Plenarias son las que se conceden
sin limitación, y consisten en una remisión ó pago de APENDICE
toda la pena temporal debida por la culpa.
P . Cómo se han de ganar ¡as indulgencias?
R. Haciendo lo que se manda al pié de la letra, A LAS CUATRO PARTES PRINCIPALES,
en estado de gracia.
P a r a ganar indulgencias, es necesario estar en gra-
cia de Dios, y practicar las diligencias que manda el EN AOA SB E X P L I C A N LAS U L T I M A S DECLARACIONES.
que las concede. Estas suelen ser confesiones, co-
muniones, visitas de iglesias, de capillas, de altares,
asistencia á sermones, á doctrinas, á enfermos, li-
mosnas, ayunos y otras á este modo, y todas gene-
ralmente traen la condicion de rogar á Dios por la
paz entre los príncipes cristianos, estirpacion de las P. Decid las obras de misericordia.
heregías, tranquilidad y prosperidad de la Iglesia, y R. Las obras de misericordia son catorce, tyc.
aumento de la santa fé católica. Mas aquí conviene P. Las obras de misericordia, por qué se llaman
advertir á los que desean ganar indulgencias, que así?
tengan presente la célebre declaración de San Ci- R . Porque no se deben de justicia.
priano. Nosotros, decia este gran padre de la Igle- Aunque las obras de misericordia son tan agrada-
sia, no tenemos indulgencias para los flojos que duer- bles á la suprema magestad de Dios, por cuanto se
men en la pereza, sino para los diligentes que velan dirigen y enderezan al alivio de las miserias y cala-
en la penitencia. T a m p o c o las tenernos para los que midades de nuestros prójimos, sin embargo, no de-
viven en las delicias, sino para los que toman contra ben considerarse sino como obras de supererogación,
sí mismos las armas d e la mortificación. las mas á propósito para servir á Dios y satisfacer
por las culpas. L a misericordia, que en lo natural
es una compasion de! ánimo lastimado para socorrer
• s necesidades agenas, impeliendo á beneficiar y
eudir con lo que se puede al que padece, tiene tam-
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da dia de indulgencia libra al pecador de un dia da
purgatorio, sino de aquel tiempo que le libra de él*
un dia de penitencia hecha, según el rigor de los an-
tiguos cánones. Plenarias son las que se conceden
sin limitación, y consisten en una remisión ó pago de APENDICE
toda la pena temporal debida por la culpa.
P . Cómo se han de ganar ¡as indulgencias?
R. Haciendo lo que se manda al pié de la letra, A LAS CUATRO PARTES PRINCIPALES,
en estado de gracia.
P a r a ganar indulgencias, es necesario estar en gra-
cia de Dios, y practicar las diligencias que manda el EN a o a SB E X P L I C A N LAS D L T I X A S DECLARACIONES.
que las concede. Estas suelen ser confesiones, co-
muniones, visiías de iglesias, de capillas, de altares,
asistencia á sermones, á doctrinas, á enfermos, li-
mosnas, ayunos y otras á este modo, y todas gene-
ralmente traen la condicion de rogar á Dios por la
paz entre los principes cristianos, estirpacion de las P. Decid las obras de misericordia.
heregías, tranquilidad y prosperidad de la Iglesia, y R. Las obras de misericordia son catorce, tyc.
aumento de la santa fé católica. Mas aquí conviene P. Las obras de misericordia, por qué se llaman
advertir á los que desean ganar indulgencias, que así?
tengan presente la célebre declaración de San Ci- R . Porque no se deben de justicia.
priano. Nosotros, decia este gran padre de la Igle- Aunque las obras de misericordia son tan agrada-
sia, no tenemos indulgencias para los flojos que duer- bles á la suprema magestad de Dios, por cuanto se
men en la pereza, sino para los diligentes que velan dirigen y enderezan al alivio de las miserias y cala-
en la penitencia. Tampoco las tenernos para los que midades de nuestros prójimos, sin embargo, no de-
viven en las delicias, sino para los que toman contra ben considerarse sino como obras de supererogación,
sí mismos las armas de la mortificación. las mas á propósito para servir á Dios y satisfacer
por las culpas. La misericordia, que en lo natural
es una compasion del ánimo lastimado para socorrer
•s necesidades agenas, impeliendo á beneficiar y
eudir con lo que se puede al que padece, tiene tam-
bien otra circunstancia, que hace mas apreciabas sus no les den limosna, en otros encuentran el socorro y
actos, y es que pueden proceder de fines mas eleva- eompasion. La grave es cuando se halla el pobre
dos que solo el sentimiento natural. Tales son la muy fatigado del hambre por no tener que comer, 6
virtud de la religión, como un reconocimiento de gra- aunque lo tenga, le falta lo necesario para la conser-
titud por los beneficios que se han recibido del Señor, vación de su precisa decencia, viéndose obligado á
partiéndolos con los necesitados: de penitencia, sa- vivir en gran miseria ó con desdoro de su estado, co-
tisfaciendo á Dios sus deudas con aquella buena obra: mo por ejemplo, faltarle el vestido ó el calzado á un
de caridad, en Gn, que es la reina de las virtudes, hombre decente. L a extrema, en fin, es cuando de
cuando solamente proceden esos socorros de pura tal necesidad probablemente p u e d e seguirse la muer-
voluntad de agradar á Dios, que tanto nos recomien- te á alguno, ó ponerse en peligro de ella, como de
da la misericordia con nuestros propios hermanos. morir de hambre, sed, frió, ó á manos de algún ene-
migo, por faltarle quien le socorra ó ampare.
No obstante, y aunque para dar limosna hay pre-
P o r lo respectivo á los bienes que tiene el que ha
cepto natural y divino, éste no obliga en todas las
de hacer la limosna, también son de tres maneras.
ocasiones; y por consiguiente las obras de misericor-
Unos son necesarios para el sustento de la naturale-
dia unas veces son de obligación, y otras de puro
za, 6 forzosos para la conservación del propio indi-
consejo, como vamos á explicar, advirtiendo desde
viduo, ó para sustentar á su familia y demás perso-
ahora que aunque estas obras no son siempre y en
nas que están á su cargo y obligación. Otros indis-
todas las ocasiones de precepto, el usar de miseri-
pensables para portarse conforme al estado y calidad
cordia con los pobres en toda ocasion, es perfectísi-
que tienen que conservar en la sociedad, conformán-
mo consejo del Evangelio.
dose con los de su esfera, los que se llaman necesa-
P . Cuándo obligan de precepto'1.
rios por razón de estado. Otros, finalmente, son
R. En necesidad grave á juicio de hombres sabios.
y se llaman supérlluos, es decir aquellos que so-
P a r a explicarnos con la necesaria claridad con lo»
bran al sugeto despues de tener lo necesario para
hombres sabios que opinan ser de precepto las obras
el sustento de la vida propia, de su familia y de las
de misericordia en necesidad grave, debemos aten-
personas que tiene obligación, como igualmente pa-
der á dos principios: á la necesidad del que pide, y
ra mantener la decencia del estado social en que
á los bienes que le sobran al que ha de dar la limos-
ee halla. D e estos bienes supérfluos, no cabe
na. L a necesidad en el pobre, puede ser común,
duda que se encuentran en multitud de personas,
grave ó extrema. L a necesidad común es la qus
aunque no sean ricas, pues á muchos les sobran al-
ordinariamente padecen los pobres mendigos que
hajas y cosas de valor, que aunque se privaran de
piden de puerta en puerta, que aunque alguno»
ellas, podrían seguramente sostenerse con el porta ningún recurso, y que no haya otro que lo socorra.
correspondiente á su oficio, calidad y empleo, si no E n esto de calificar losupérfluo por necesario, ex-
ee dejasen dominar del fausto, vanidad y soberbia. cusándose con este pretexto de socorrer las graves
Entendida esta diferencia de necesidades y de bie- necesidades, es indispensable mucho tiento y no de-
nes, vamos á explicar la obligación de la limosna. jarse preocupar. ¿Cuántos tienen mucho para jue-
D e aquellos bienes que son necesarios para el sus- gos, diversiones y otros placeres costosos, y solo les
tento de la vida propia, de la familia ó personas que falta para el pobre? Estos tienen para lo que quie-
se está obligado á sustentar, no bay obligación de ren, pero no para lo que deben. Otro tanto decimos
dar limosna aunque la necesidad agena sea extrema, de los que entienden por decencia el fausto vano y
entre otras razones, porque la caridad bien ordena- supérfluo, y que si cercenaran algo de tanta vanidad y
da debe principiar por sí propio, y en igualdad de superfluidad, les sobraría para socorrer necesidades.
necesidades deben preferirse las nuestras á las extra- T é n g a s e caridad, y nunca faltará que dar: haya mi-
fias. No así en ios bienes que son necesarios para sericordia, y siempre en la duda de si hay ó no obli-
conservar el estado: bay obligación de darlos en do» gación de dar limosna, nos inclinaremos á darla, si-
casos, bajo de pecado mortal. U n o , cuando el po- guiendo el seguro parecer de los santos.
bre padece extrema necesidad: otro, cuando ocurre P . Cuáles de ellas son mas meritorias?
alguna grave de la república, y la razón es, porque R . Las espirituales, por el mayor bien (pie comiv-
en el primer caso debe estimarse mas la vida del pró- nican.
jimo que la decencia del estado; y en el segundo, por- Aunque todas las obras de misericordia son muy
que siempre debe preferirse el bien común al parti- aceptas al Señor, sin comparación son de mayor mé-
cular. D e los bienes supérfluos hay obligación de so- rito en su presencia las espirituales, tanto cuanto ha-
correr las necesidades graves ó particulares de loa ce mas crecidas ventajas el espíritu al cuerpo; pues
prójimos ó comunes de la R e p ú b l i c a , bajo de peca- como se lee en el libro de los Proverbios, no hay duda
do mortal, como lo juzgan los escritores de mas nom- que la pureza de un don espiritual, excede en mucho
bre; y de estos mismos bienes supérfluos al estado, & lo terrestre de un socorro corporal. Obligados esta-
grado y calidad, hay obligación de socorrer las ne- mos á socorrer primero al alma que á nuestro cuerpo,
cesidades comunes, pues si ninguno se creyese obli- y lo mismo debemos observar con nuestros prójimos,
gado á remediarlas, no hay duda que pasaran á ser pues en esto le conferimos mayor provecho. Siendo
extremas ó graves. No obstante, para inducir esta por consiguiente, mejor y mas noble obra auxiliar 6
obligación y que realmente se entienda de precepto, la alma, sustancia espiritual y pura, destinada á gozar
ae requiere que el que pide no tenga absolutamente eteraamente de Dios, que al cuerpo vil y terreno, que
solo participará de la gloria del espíritu que lo ani-
ma, claro es que á la obra de misericordia que se use
oon ella, le es debida mas crecido galardón. DECLARACION DE LOS ENEMIGOS DEL ALMA.
Sin embargo, debemos advertir que si hubiere
mayor necesidad de las obras corporales que de la«
espirituales, aquellas s e r á n mas obligatorias. Por P. Decid los enemigos del alma.
ejemplo, si alguno fuese llamado, en razón de su ofi- R. Los enemigos del alma son tres, tfc.
cio, ó solo por c a r i d a d , á un mismo tiempo á socor- P. Los enemigos del alma, por qué se llaman o sil
rer á uno que se está muriendo de hambre, ó á al-
Por ventura le pueden hacer fuerza a que
gún enfermo que m u e r e sin auxilio, ó á enseñar
peque?
la doctrina, ó á d a r un buen consejo, deben preferir-
se las primeras obras á las segundas, aunque éstas 11. No pueden, sino inclinarla con tentaciones.
sean mas meritorias. Igualmente, ocurriendo dos E s t o s poderosos combatientes, mundo, demomo y
juntas, ya de las espirituales ó ya de las corporales, carne, son llamados enemigos del alma, porque con-
siempre se ha de atender de preferencia á la mayor tra ella solo dirigen sus tiros: todo su e m p e ñ o es dar-
necesidad. le la muerte, quitándole la vida, que es la gracia.
P e r o estos enemigos, p o r mas que la persigan o ator-
P o r último, acerca de las espirituales, nos resta
menten, j a m a s p u e d e n forzarla á que peque, i ro-
otra advertencia. H a y unas que siempre nos obli-
curarán inclinarla al mal, por el divino permiso, con
gan, como p e r d o n a r las injurias y sufrir las flaque-
diversos deleites, ardides y astucias, que son las ten-
zas de nuestros prójimos: otras, conforme fuere la
taciones; pero d e j á n d o l e siempre la entera libertad
urgencia, como rogar á D i o s por vivos y muertos:
y conocimiento de lo b u e n o y de lo malo, p a r a que
respecto de las demás, según lo pida la necesidad y
se incline á la parte que quisiere. E n este pleno
lo reclame la obligación del oficio ó empleo. Esto
dominio de la voluntad; en esta completa libertad
es lo único que p u e d e decirse, pues no es fácil dar
de albedrío que el S e ñ o r nos ha concedido, esta
una regla fija en esta materia, que comprenda todos
todo el secreto de la victoria. Si nosotros mismos
los casos.
no q u e r e m o s , serémos invencibles, especialmente
desde que ellos tienen tan debilitadas las fuerzas,
despues que Cristo, con el triunfo de su pasión, que-
brantó la cabeza de la infernal serpiente. Pueden,
en consecuencia, estos tenaces adversarios acome-
ter furiosos de todas maneras al alma; pero si se quie-
solo participará de la gloria dei espíritu que lo ani-
ma, claro es que á la obra de misericordia que se use
oon ella, le es debida mas crecido galardón. DECLARACION DE LOS ENEMIGOS DEL ALMA.
Sin embargo, debemos advertir que si hubiere
mayor necesidad de las obras corporales que de la«
espirituales, aquellas s e r á n mas obligatorias. Por P. Decid los enemigos del alma.
ejemplo, si alguno fuese llamado, en razón de su ofi- R. Los enemigos del alma son tres, tfc.
cio, ó solo por c a r i d a d , á un mismo tiempo á socor- P. Los enemigos del alma, por qué se llaman así Y
rer á uno que se está muriendo de hambre, ó á al-
Por ventura le pueden hacer fuerza a que
gún enfermo que m u e r e sin auxilio, ó á enseñar
peque?
la doctrina, ó á d a r un buen consejo, deben preferir-
se las primeras obras á las segundas, aunque éstas 11. No pueden, sino inclinarla con tentaciones.
sean mas meritorias. Igualmente, ocurriendo dos E s t o s poderosos combatientes, mundo, demomo y
juntas, ya de las espirituales ó ya de las corporales, carne, son llamados enemigos del alma, porque con-
siempre se ha de atender de preferencia á la mayor tra ella solo dirigen sus tiros: todo su e m p e ñ o es dar-
necesidad. le la muerte, quitándole la vida, que es la gracia.
P e r o estos enemigos, p o r mas que la persigan o ator-
P o r último, acerca de las espirituales, nos resta
menten, j a m a s p u e d e n forzarla á que peque, i ro-
otra advertencia. H a y unas que siempre nos obli-
curarán inclinarla al mal, por el divino permiso, con
gan, como p e r d o n a r las injurias y sufrir las flaque-
diversos deleites, ardides y astucias, que son las ten-
zas de nuestros prójimos: otras, conforme fuere la
taciones; pero d e j á n d o l e siempre la entera libertad
urgencia, como rogar á D i o s por vivos y muertos:
y conocimiento de lo b u e n o y de lo malo, p a r a que
respecto de las demás, según lo pida la necesidad y
se incline á la parte que quisiere. E n este pleno
lo reclame la obligación del oficio ó empleo. Esto
dominio de la voluntad; en esta completa libertad
es lo único que p u e d e decirse, pues no es fácil dar
de albedrío que el S e ñ o r nos ha concedido, esta
una regla fija en esta materia, que comprenda todos
todo el secreto de la victoria. Si nosotros mismos
los casos.
no q u e r e m o s , serémos invencibles, especialmente
desde que ellos tienen tan debilitadas las fuerzas,
despues que Cristo, con el triunfo de su pasión, que-
brantó la cabeza de la infernal serpiente. Pueden,
en consecuencia, estos tenaces adversarios acome-
ter furiosos de todas maneras al alma; pero si se quie-
re resistir y valerse de las armas que nos ha dejado ber resistir á este porfiado enemigo de nuestra alma.
nuestro Redentor, aunque podrán inclinar con tenta- Siete son los principales medios de sus graves ten-
ciones, no podrán violentar al alma á que les dé con- taciones, que declaran sus varias astucias. Se lla-
sentimiento y peque. man: la primera, tentación importuna, porque inquie-
P . Para qué permite Dios las tentaciones'! ta gravemente el corazon: la segunda, dudosa, porque
R. Para nuestro ejercicio y mayor corona. sin fundamento hace temer á los no advertidos: la
Ya dijimos en la explicación del P a d r e nuestro, tercera, súbita, poique hace temblar al alma, si con-
los fines con que el S e ñ o r permite al demonio que sintió ó no: la cuarta, oculta, con la que llena de ti-
nos tiente. Así es que, solo agregaremos que con nieblas al espíritu: la quinta, violenta, pues tal parece
tal que nos mantengamos firmes en no dar consenti- que se consiente: la sexta, engañosa, porque acomete
miento á las tentaciones, éstas nos son útiles pade- con apariencias de bondad: la sétima, perpleja, pites
cerlas en esta vida, y muy glorioso haberlas sabido á un mismo tiempo propone mucha variedad de vi-
resistir, en la otra. En esta vida producen el ejerci- cios. P o r lo respectivo á los tropiezos que nos pone
cio de las virtudes, con los actos contrarios que ha- por afuera, estos lazos de tentaciones los lia esparci-
cemos en resistencia d e los vicios á que inclinan á do por todas partes, jugando en esta infernal guerra
nuestra alma los enemigos; y en la otra se llega á re- contra nosotros, de todo género de armas, y para to-
coger el fruto de tantas victorias, con una corona ri- do género de personas. E s necesario, para no per-
quísima. Esto debe alentarnos al combate, y tanto derse, estar siempre con vigilancia, porque ponién-
menos debemos temer las tentaciones que Dios per- donos constantemente el demonio malos pensamien-
mite para nuestro ejercicio y mayor corona, cuanto tos por dentro, todo lo ha sembrado de ocasiones de
que según nos enseña San Pablo, no permite el Se- caer, ó tropiezos por afuera.
ñor que seamos tentados sobre nuestras fuerzas. P . Qjic remedio hay contra los malos pensamien-
P . El demonio cómo nos tienta? tos?
R . Poniéndonos por dentro malos pensamientos y R . Los buenos, la cruz y el agua bendita.
tropiezos por afuera. Conocido el plan de ataque, cosa fácil es neu-
P a r a vencernos el demonio, se vale de diversas tralizarlo, ó repelerlo con otro opuesto. El de-
tentaciones que influyen en nuestro interior; y al mis- monio nos combate con los malos pensamientos;
mo tiempo poniéndonos por afuera tropiezos, facili- nosotros debemos expelerlos con los buenos que les
dades y coyunturas de que caigamos en el pecado, son contrarios. Resistir al mal pensamiento y ha-
procura hacer mas seguro su triunfo. Demos á co- cer actos contrarios, es librarse el alma de su mo-
nocer unos y otros de sus infernales medios, para sa- lestia y del daño en que podia caer. Sobre todo,
es necesaria la vigilancia aun en los buenos pensar general de todos los santos, especialmente contra la
mientos: deben examinarse-, porque hasta en estos se deshonestidad y la gula.
suele deslizar el e s p í r i t u del engaño. E l demonio P e r o como no siempre pueden huirse las ocasio-
no siempre se presenta con su natural fea dad: sabe nes, que están sembradas como otras tantas espinas
también disfrazarse en ángel de luz. A la vigilan- y abrojos en esta miserable tierra en que vivimos, el
cia debe añadirse la ocupacion: no estar ocioso, y único recurso que queda es estar prevenidos para no
con la oración, las buenas obras y pensamientos, pro- caer en el precipicio. E l primer medio y el mas efi-
curar que no se introduzcan las malas sugestiones. caz de esta prevención, e3 la humilde, fervorosa y
L a cruz es otro gran remedio, porque siendo el confiada oracion al Señor para que nos salve de tan-
siírno con que Jesucristo triunfó del demonio en su tos lazos; y para que esta oracion sea fructuosa, pro-
muerte, con él triunfaréraos también nosotros de los curemos siempre que el fruto que hayamos de sacar
malos pensamientos, por su virtud y por los infinitos de ella, sea la vigilancia, atención y diligencia nece-
méritos de nuestro Redentor. Pidamos humildemen- sarias para no caer en las tentaciones ó en las ocasio-
te al Señor sus auxilios, que él nos socorrerá piado- nes inevitables: c®n el mismo fin debemos recurrir á
so 1 abriguemos siempre buenos pensamientos, valga- las jaculatorias, ú oraciones breves, en que se pide á
monos de la cruz y usemos de la agua bendita, que Dios, á la Santísima Virgen y á los santos, auxilio 6
va sabemos que ahuyenta á los demonios, y no tema- protección, se ejerciten actos de virtudes interiores,
mos 'a importunidad de los malos pensamientos. &c. Este es medio muy fácil de hacer oracion.
P . Contra las malas ocasiones, que remedio." E l acertado consejo es también gran medio de pre-
venir las ocasiones, evitando con prudencia los ries-
R . El mejor de lodos es huirlas.
gos de estos lances. Y si agregamos también el re-
p. Y cuando ésto no se puede?
cato, es muy fácil precaver todos los daños. Cuando
R Prevenirlas con oración, consejo y recato.
dudemos, pues, de que la ocasion sea inevitable y
L a regla mas segura para salir victorioso de las
no puede enteramente huirse, consúltenlos para no
tentaciones, es huir de las ocasiones de consentir en
equivocarnos; y si se nos diere consejo para prevenir
ellas pues sabido es que quien ama el peligro caera
el riesgo, tomémoslo, y junto con la oracion y reca-
¿1 P e r o no basta pelear de esta manera, huyen-
to, prevengamos el peligro, y este será segurísimo
do v apartándose de los tropiezos; es necesario ade-
modo de resistir á las astucias del demonio.
mas desviar de las tentaciones la vista, la memoria y
P . El mundo cómo nos tienta?
l a c o n s i d e r a c i ó n ; pues no hay duda que mientras en
R . Trayéndonos los dichos y usos de los mundanos.
ella* mas se considera, atiende ó repara, mayor peli-
gro "inducen en nuestra flaqueza. Esta es doctrina E l mundo, esto es, la sociedad de los pecadores y
43
malos, de los amantes de esta vida transitoria, y de A los dichos falsos, seductores y engañosos de los
los que tienen puesta su afición en los aparentes bie- mundanos, no puede oponerse mejor remedio que la
nes terrenos, induciendo á su desordenado apetito á verdad, rectitud y santidad de la ley de Dios; esto
los demás, nos persigue y hace cruel guerra presen- es, de los preceptos, de los consejos y de las máxi-
tándonos tanto los dichos como los usos de sus ama- mas que el Señor nos ha prescrito ó enseñado en las
dores, que éstos son Jos mundanos. L a red de que Santas Escrituras. E n ellas encontrarémos las co-
se vale para coger á los incautos, no es otra que la sas con sus legítimos nombres: las virtudes como vir-
de trastornar con sus dichos los nombres, llamando, tudes, y los vicios como vicios. L a ley de Dios, por
virtud al vicio, y bautizando á éste con el de virtud. lo mismo, es la segura regla en cuanto á la doctrina;
D e esta manera, con el color de las virtudes disfra- y en cuanto á la práctica, las costumbres de los bue-
za los vicios; y por medio de esta confusion engaña nos para-conformarnos á ellas, y la vida de los san-
á los que le siguen, haciendo que cierren los oidos á tos para imitar sus virtudes. D e todos estos amigos
la palabra de Dios, y solo los abran-á la voz de la de Dios tenemos mil ejemplos á que conformarnos,
pasión, y al idioma de lo que se llama placer y feli- y con mucha especialidad de los que en esta vida tu-
cidad en este mundo. A los;dichos de los munda- vieron la misma edad, el mismo estado y la misma
nos agrega este cruel enemigo sus usos, pretendien- profesion que nosotros. ¿Se ha de hacer mérito de
do formar una regla de ellos, por mas que se opon- lo que dicen y usan los malos, y no de lo que ense-
gan á la ley de Dios. P o n e delante á los que quie- ñan y acostumbran los buenos, corno si no fueran de
re engañar, lo que otros acostumbran hacer, y los cie- nuestra misma naturaleza unos y otros?
ga con aquellos ejemplares: píntales las cosas con co- P . La carne cómo nos tienta?
lores mas halagüeños, les da opiniones para todo lo R . Con inclinaciones y -pasiones malas.
que pretenden y ansian: aparta de sus ojos todas las
E s t e tercer enemigo de nuestra alma, es el que
tristes consecuencias de los delitos; y despues de sa-
mas tenazmente nos persigue, como que se halla en
tisfechos todos sus d e s e o s y saciados todos sus anto-
nosotros mismos, y nos combate, digámoslo así, es-
jos, autorizándose en lo que dicen ó usan los mun-
pecialmente con nuestras propias fuerzas, con nues-
danos, se encuentran sin la gracia de Dios, con un
tros mismos apetitos. P a r a vencer á este enemigo,
formidable peso de pecados, un continuo infierno, y
es cuando con mas especialidad es necesario vencer-
un torcedor perpétuo de la vida,
se á sí mismo; y por otra parte es de tanta mayor ne-
P. Qué remedio? cesidad vencerlo, cuanto que contando el mundo y
R. La ley de Dios, las costumlrcs de los buenos,y el demonio con ese traidor doméstico, con su auxilio
la vida de los santos. nos domina enteramente.
E s e auxilio que le3 presta la carne, consiste en el
perior; pero despues se ha rebelado contra el espíri-
apetito de ella, y el amor á nuestro propio deleite ó
tu, y de aquí han nacido las pasiones que le hacen
interés, de donde nacen la3 desordenadas acciones.
mortal guerra, no consintiendo el apetito sensitivo
D e este amor á nosotros mismos nacen todas nues-
ninguna sujeción á la parte superior del alma. Es-
tras depravadas inclinaciones, y él es la causa de
tas pasiones son uno3 ímpetus ó turbaciones interio-
nuestras guerras, faltas, imperfecciones y pecados, y
res que desasosiegan el corazon con sus cuidados, lo
de ese interés con que vemos todo aquello que nos
derraman con sus apetitos, lo cautivan con sus afeo-
origina algún placer, nacen también esas inclinacio-
ciones, y lo ciegan con sus perturbaciones y movi-
nes con que incita la carne á nuestros sentidos y po-
mientos desordenados. L a turbación que su desór-
tencias, haciéndoles padecer mil engaños, con su no-
den produce es tal, que quien es dominado de ellas,
table afición y pasión. T o d o s los objetos, y este es
nada ve en su realidad, sino que todo se le represen-
un hecho, se ven como son en sí, cuando se consi-
ta como la pasión se lo hace aprehender; de manera,
deran atentamente y sin preocupación; pero al mo-
que sea su acción repentina ó constante, trastorna su
mento que se miran apasionadamente, se trastornan
vehemencia el mas firme discurso y convencimiento,
las ideas, lo bueno parece malo y lo malo bueno, las
pareciéndole al que está apasionado mucho mas 6
peores acciones se reputan dignas de alabanza, y las
menos de lo que la cosa realmente es; y como por
mejores parecen abominables. Estos efectos causan
otro lado, la parte superior del alma no deja de re-
en nosotros nuestro enemigo la carne y el amor pro-
clamar sus derechos, sigúese de su lucha una confu-
pio: hacen correr al espíritu por donde impelen con
sión interior difícil de explicar, por cuanto ni puede
sus lisonjas y atractivos el demonio y el mundo, y lo
carecerse de pasiones, ni tampoco ordenarlas, cuan-
arrastran por su parte con sus destempladas pasio-
do ellas se resisten y se niegan á regularizarse, se-
nes.
gún la norma que les señalan la recta razón y la ley
P . Qué cosan son pasiones? de Dios. Conozcamos bien estos ímpetus interiores
IL. Ímpetus ó turbaciones interiores que nos ciegan. 6 pasiones, para poder refrenarlas.
P a r a comprender bien lo que quiere decir pasio- P . Cuáles son?
nes, debe saberse que en nuestra alma, aunque una R. Las principales son cuatro: gozo, temor, espe-
é indivisible, hay dos partes ó porciones, una supe- ranza y dolor.
rior y la otra inferior: en la primera está la voluntad Estas cuatro pasiones son, en efecto, las que prin-
y el entendimiento, y en la segunda el apetito sensi- cipalmente por su predominio arrastran nuestra vo-
tivo y la imaginación. Antes de! pecado original, es- luntad, y logran mas fácilmente persuadir á la razón
ta p a n e inferior estaba perfectamente sujeta á la su- á que se rinda y entregue.
L a primera es el gozo, pasión de la parle concu- constante oracion. S e a ésta la principal ocupacion
piscible, que proviene de la apetecida perfección de de nuestra vida, y ella nos alcanzará la gracia de
algún objeto, según la interior aprehensión del enten- Dios, de que tanta necesidad tenemos para triunfar
dimiento, y la exterior de los sentidos, que represen- de nuestras pasiones. L a práctica de las virtudes es el
tándonos que en lograr aquella felicidad está la ma- otro gran remedio para vencer las pasiones, porque
yor alegría, nos ciega haciéndonos e n t r e g a r entera- ellas nos enseñan á dirigir la parte sensitiva y la ima-
mente á su pretensión ó á su consecución. L a se- ginación, de m a n e r a que esté subordinada á la por-
gunda es el temor, el cual h a c e que m u c h a s perso- cion superior del alma. L a hermosura y dulzura de
nas se aparten del camino de la virtud, por el afecto las cosas divinas, p r o d u c i r á n en nuestro corazon un
que tienen á las cosas temporales, pues por no per- gozo verdadero, que sofocarán el falso y engañoso de
derlas suelen consentir en graves culpas, y esta pa- las cosas terrenas: el temor de D i o s nos hará sobre-
sión de tal suerte arrebata el á n i m o , aprehendiendo p o n e r al temor d e los hombres: la verdadera esperan-
el mal que le amenaza, que le impide el proseguir ó za echará por tierra las vanas y mundanas con que
emprender las honestas acciones. L a tercera es la el enemigo nos liace la guerra: últimamente, con la
esperanza, con la que se apetece el bien que se re- virtud de la paciencia, separarémos los tiros punzan-
puta tal, amándole c o m o conveniente á nuestro de- tes de la pasión del dolor, si llegase á perturbarnos;
leite, aunque sea á r d u o y difícil d e conseguir. La y todas estas virtudes, rechazando las aprehensiones
cuarta y última pasión es el dolor, que es u n a aver- que nos p e r t u r b a n interiormente, nos harán gozar de
sión á los objetos contrarios al natural, que princi- una suave tranquilidad y deliciosa armonía que e x c e -
palmente se ejercita en el c u e r p o ; así como la triste- de á todos los gustos imaginables de esta vida, nos
za, que es pasión del apetito racional, llena el cora- sobreponga á todos los terrores y padecimientos, y
r a n humano de amarguras, con la privación d e los nos dé esperanzas f u n d a d a s de la eterna felicidad de
objetos amables, y representación de los enojosos. la otra.
Estas son las pasiones que ciegan m a s á los mortales,
y que vencidas, nos conseguirán el completo triunfo
sobre otras muchas que d e ellas se derivan. DECLARACION DE LOS PECADOS CAPITALES.
P. Qué remedio hay contra estas pasiones?
R . La gracia de Dios y las virtudes.
P. Cuántas maneras hay de pecados?
E n efecto, va hemos visto todo el p o d e r d e la gra-
R. Tres: original, venial y mortal.
cia para vencer estas pasiones, y lo que importa pa-
P. Qué cosa es pecado originall
ra adquirirla el recurso á la humilde, fervorosa y
L a primera es el gozo, pasión de la parle concu- constante oracion. S e a ésta la principal ocupacion
piscible, que proviene de la apetecida perfección de de nuestra vida, y ella nos alcanzará la gracia de
algún objeto, según la interior aprehensión del enten- Dios, de que tanta necesidad tenemos para triunfar
dimiento, y la exterior de los sentidos, que represen- de nuestras pasiones. L a práctica de las virtudes es el
tándonos que en lograr aquella felicidad está la ma- otro gran remedio para vencer las pasiones, porque
yor alegría, nos ciega haciéndonos e n t r e g a r entera- ellas nos enseñan á dirigir la parte sensitiva y la ima-
mente á su pretensión ó á su consecución. L a se- ginación, de m a n e r a que esté subordinada á la por-
gunda es el temor, el cual h a c e que m u c h a s perso- cion superior del alma. L a hermosura y dulzura de
nas se aparten del camino de la virtud, por el afecto las cosas divinas, p r o d u c i r á n en nuestro corazon un
que tienen á las cosas temporales, pues por no per- gozo verdadero, que sofocarán el falso y engañoso de
derlas suelen consentir en graves culpas, y esta pa- las cosas terrenas: el temor de D i o s nos hará sobre-
sión de tal suerte arrebata el á n i m o , aprehendiendo p o n e r al temor d e los hombres: la verdadera esperan-
el mal que le amenaza, que le impide el proseguir ó za echará por tierra las vanas y mundanas con que
emprender las honestas acciones. L a tercera es la el enemigo nos h a c e la guerra: últimamente, con la
esperanza, con la que se apetece el bien que se re- virtud de la paciencia, separarémos los tiros punzan-
puta tal, amándole c o m o conveniente á nuestro de- tes de la pasión del dolor, si llegase á perturbarnos;
leite, aunque sea a r d u o y difícil d e conseguir. La y todas estas virtudes, rechazando las aprehensiones
cuarta y última pasión es el dolor, que es u n a aver- que nos p e r t u r b a n interiormente, nos harán gozar de
sión á los objetos contrarios al natural, que princi- una suave tranquilidad y deliciosa armonía que e x c e -
palmente se ejercita en el c u e r p o ; así como la triste- de á todos los gustos imaginables de esta vida, nos
za, que es pasión del apetito racional, llena el cora- sobreponga á todos los terrores y padecimientos, y
r a n humano de amarguras, con la privación d e los nos dé esperanzas f u n d a d a s de la eterna felicidad de
objetos amables, y representación de los enojosos. la otra.
Estas son las pasiones que ciegan m a s á los mortales,
y que vencidas, nos conseguirán el completo triunfo
sobre otras muchas que d e ellas se derivan. DECLARACION DE LOS PECADOS CAPITALES.
P. Qué remedio hay contra estas pasiones?
R . La gracia de Dios y las virtudes.
P. Cuántas maneras hay de pecados?
E n efecto, va hemos visto todo el p o d e r d e la gra-
R. Tres: original, venial y mortal.
cia para vencer estas pasiones, y lo que importa pa-
P. Qué cosa es pecado originall
ra adquirirla el recurso á la humilde, fervorosa y
cados capitales, porque son cabeza, esto es, raices y
R. Aquel con que nacemos, heredado de nuestros origen de lo3 pecados, que todos nacen ó se origi-
primeros padres. nan de uno de estos siete vicios que nos persiguen.
P. Qué cosa es pecado mortal? Y la razón por donde se conoce que todas las espe-
11. Pensar, decir, hacer, ó faltar en algo contra cies que hay de pecado nacen de estas raices, es,
la ley de Dios. porque los bienes que apetece el hombre, se redu-
P . Qué daños hace en el alma el pecado mortal? cen á tres géneros: los bienes del ánimo, como cuan-
R . quítale la caridad, y á Dios que es vida suya, do se apetece la excelencia del honor ó la alaban-
la gracia y la gloria, y condénala al inñerno. za, en cuyo apetito, siendo desordenado, consiste el
P . Cuál es el remedio del pecado? pecado de soberbia ó vanagloria: los del cuerpo, pa-
R . La verdadera confesion y penitencia. ra conservarlo, que son la comida y la bebida, cuyo
P. Qué cosa es pecado venial'! afecto desenfrenado constituye la gula, ó la lujuria,
R . El que no mata el alma pero la enferma. cuando se apetece como bien el conservar la espe-
P . Cómo la enfermal cie sin sujetarse á las leyes del santo matrimonio: los
R . Porque la entibia y dispone para el pecado bienes exteriores, finalmente, como las riquezas y co-
modidades temporales, cuyo demasiado afecto es la
mortal.
avaricia. P o r otra parte, como el hombre desea evi-
P . Por qué se llama pecado veniall
tar todo trabajo, de aquí se origina la pereza; y la
R . Porque fácilmente se comete yfácümente se per-
sangrienta ira suele resultar, ya de verse abatido, ya
dona. por mirar sus proyectos contrariados, y ya también
P a r a la explicación de todas estas preguntas, pue- por la felicidad de otro ó la ofensa que se reputa ha-
d e ocurrirse á lo que hemos dicho en los sacramen- bérsele inferido. T a l e s son las raices ó cabezas de
tos del bautismo y de la penitencia. Asi es, que pa- los pecados, que algunos místicos han llamado los
ra llenar nuestro plan, continuarémos desde la pre- muros de la ciudad infernal.
gunta
P . siguiente.
Aquellos siete pecados-, por que se llaman ca- P . Son pecados mortales la soberbia, avaricia y los
pitalesl demás?
R Porque son cabeza de otros muchos. R . No todos, sino los que son contra la caridad do
C u a n d o se dice que los pecados capitales que lla- Dios, y del prójimo.
man mortales, son siete, no se l i a de entender que so- P. Y cuándo son contra la caridad?
lo son siete los pecados mortales en que p u e d e c a e r R . Cuando se quebranta por ellos algún manda-
el hombre, así como tampoco que todos los que c a e n miento de Dios ó de la Iglesia.
e n estos vicios pecan mortalmente. S e llaman p e -
Aunque todos los siete vicios capitales son de su de dignidades, títulos, honores y preeminencias. L a
género mortales, esto no quiere decir que todos los hipocresía, con que se finje una vida santa, teniendo
actos de soberbia, de avaricia, &c., son siempre pe- en lo oculto unas costumbres relajadas. L a pertina-
cados graves, pues también cabe en algunos de ellos cia, en el propio dictámen, consejo ó juicio, sin que-
la levedad de materia. P a r a conocer bien cuándo rer ceder ni aquietarse con mejores pareceres ó sen-
los pecados que nos hacen cometer estos vicios son tencias. L a discordia, por la que se menosprecia á
mortales, la regla segura es ver si son contra la ca- otros, y de la que se originan disensiones, tumultos
ridad, esto es, si por ellas se quebranta la ley de y escándalos. L a porfía, por la que ninguno quie-
Dios, los mandamientos de la Iglesia, ó los precep- re darse por vencido de otro, de que resultan riñas,
tos de nuestros superiores, cuando justa y debidamen- enemistades y pleitos. L a inobediencia, con la «jue
te nos los imponen. D e b e atenderse igualmente, á no quiere el hombre sujetarse á los mandatos de sus
si esta infracción ó quebrantamiento en aquellos pre- superiores, de la que se sigue despreciarlos, murmu-
ceptos que no admiten parvedad de materia, es en rarlos, injuriarlos y conspirar contra ellos. L a . in-
cosa grave, q u e ofenda á Dios ó al prójimo. Exa- gratitud, con la que se menosprecian ú olvidan los
minando de esta manera nuestros actos pecaminosos, beneficios recibidos, ya de parte de Dios, ya de los
recordando sobre lo que en el particular tenemos ex- hombres. L a arrogancia ó vana estimación de sí mis-
plicado en la tercera parte, conocerémos cuándo son mo, atribuyéndose con temeridad é insolencia, lo que
mortales, por ofender la caridad de Dios y del pró- no se tiene. E l menosprecio, en fin, de los otros, te-
jimo. niéndose los arrogantes por mas que todos. T a l e s
P . Qué cosa es soberbia? son, entre otras, las ramas del infernal vicio de la so-
R . Apetito desordenado de ser & otro preferido. berbia.
L a soberbia es un vicio que incita al hombre á pen- P . Qué cosa es humildad?
sar y presumir ser mas de lo que es, y á desear ser Ií. La debida inclinación al propio desprecio.
mas de lo que le conviene, apeteciendo, en conse- Al vicio de la soberbia, vicio de demonios, se opo-
cnencia, ser á otros preferido. ne la humildad, virtud de ángeles. P o r ésta, cono-
D e este infernal vicio se derivan naturalmente otros ciéndose el hombre á sí mismo y su propia fragili-
que lo reconocen por madre. L a vanagloria, que dad, se desprecia y tiene en poco, se abate hasta la
es un deseo inmoderado y desordenado de gloria, ala- misma tierra en su propio conocimiento. E s t a vir-
banza, fama ó mas estimación, magnificando sus he- tud que es el fundamento de todas las demás, pues
chos ó habilidades, y lo peor es, hasta los mismos no puede darse una sola á la que ella no acompañe
pecados y faltas. L a ambición, deseo inmoderado ó preceda, tiene diversos grados, que se oponen á
las especies é infernales hijas de la soberbia que he- q u e v i v e n l o s avarientos, sirviéndoles de e s p i n a s sus
mos mencionado, y por los que conviene subir para mismas riquezas, por el afan de conservarlas y a u -
conseguir la perfección. Algunos los han reducido mentarlas, y el temor de perderlas. El menosprecio
á tres, y son los siguientes: el primero, sujetarse á d e las cosas divinas, porque no se puede servir á dos
los mayores, y no querer aventajarse á los iguales; s e ñ o r e s ; y tanto cuanto afan hay por las cesas t e r r e -
el segundo, sujetarse á los iguales, y no querer aven- n a s , hay de descuido y abandono por las q u e n u n c a
tajarse á los menores; y el tercero, conocerse por tendrán fin. L a demasiada confianza que tienen l o s
menor que los menores, en que estriba la perfección r i c o s en sus riquezas, como si nunca les hubieran de
de la humildad. D e estas brillantes piedras se cons- faltar, ó su posesion los hubiera de librar de t o d a
truye el preciosísimo é importantísimo edificio de la clase de penas y trabajos. L a opresion á los pobres,
humildad. Quien llegare á fabricarlo en su interior, defraudándolos de sus sudores y trabajos, ó cuando
habrá destruido el pernicioso vicio de la soberbia. menos el des-precio con que se les mira, como si no
P . Qué rosa es avaricia? fuesen sus hermanos ó hijos de Dios. Tales son l o s
vicios á que arrastra el demonio á los avaros.
R. Apetito desordenado de hacienda.
E l vicio de la avaricia consiste en un inmoderado, P . Qué cosa es liberalidad?
hambriento y desordenado deseo de adquirir, tener y R . Inclinación á dar, cómo y cuando conviene.
poseer bienes temporales, aun por medios injustos, L a liberalidad es una virtud que modera el afeeto
no saciándose nunca con lo adquirido, antes vivien- humano en solicitar y conservar la3 riquezas, ó en
do siempre con anhelo y apetito de tener mas.^ L a darlas y distribuirlas, conforme á razón, y sin otro
avaricia se halla, en el afecto ó en el efecto; siendo motivo que el de la honestidad ó utilidad común, y
así contraria, del primer modo, á la liberalidad, y del sobre todo, el de la misericordia para con el pobre y
segundo, opuesta á la justicia. E s t e vicio, en fin, necesitado.
no" solo se encuentra en los ricos, sino que también P a r a que la liberalidad sea virtud y no pase á v i -
se apodera del corazon de los pobres, cuando aun- c i o por el extremo contrario de la prodigalidad, e s
que conocen que las cosas que intentan adquirir son necesario que la acción del dar vaya acompañada d e
supérfluas, las solicitan con desordenado afan, 6 re- discretas circunstancias. S e ha de mirar á quien s e
tienen con sobrada tenacidad aquello poco que tienen, d a , de qué manera se da, cuándo, en qué lugar, y
siendo, en consecuencia á veces mas avaros en el p o r qué razón se da. Si en todo esto hay honesti-
afecto, que los ricos en el efecto. dad, claro es que ya es virtud la liberalidad. T o d a -
v í a mas, se ha de considerar cuánto se da, y medir-
Cuatro frutos, sobre todo, muy amargos nacen de
l o c o n l a s propias obligaciones para no faltar á e l l a s .
esta venenosa raiz de la avaricia. L a inquietud en
44
S e ha de dar en secreto, así para seguir el consejo
de Cristo, como para huir de la vanagloria, y no aver- doTen6t"fl01"" raÍZ dentr
° del h0rabre
> J
gonzar al que se socorre. D e b e darse segan el ór- f j X ! i , , n c I l n a c i o n 7 propensión que tiene á l o s
deleites de la carne, es difícil triunfar de él, y m a s
den de caridad y piedad, al mas necesitado, y al que
tiene mas relaciones íntimas con nosotros, en razón onTaSreerneStiqcUe ' V ™ ^
con la repetición de sus torpes culpas. Adviértase
de los lazos de la sangre, de la amistad ó de la gra- v e
titud por antiguos beneficios. Se lia de dar en oca- Ze 5 H u i fS U H Ta
V e s
? n infern3i

sión sazonada, y aun previniendo, si se puede, la pe- Z l *g T , a t o r P e z a ' s u * cenizas la in-


tición del necesitado, con alegre rostro y risueño mo n f S U S C ye msu
mo ¿laTinfamia,
eI aS ,as p e r v e r s a s
ifin un gran tormento. P a l a b r 8E3 s' , pues
semblante, que manifieste buena voluntad, y no tris- este vicio destrucción del cuerpo, a b r e v i a c i o ^ E
teza y repugnancia en dar. Se ha de dar, en fin, por
u n motivo laudable, y que ni remotamente lleve ma- ía d t i n T T P C J ° n f Ia V Í r í d
" ' * quebrantamiento de
la divina ley, olvido grande del cielo, y conversión
la intención ó fin torcido, porque con solo este he-
como de inmundo animal, á las heces de la
cho, ya no fué virtud sino vicio.
i". i¿ue cosa es castidad1
Estas son las condiciones de la liberalidad, breve- R. Inclinación á la limpieza.
mente tocadas: quien así la usare, vencerá la avari- C o m o hablando del sacramento de! matrimonio
cia, gozará grande excelencia, y ejercitando esta vir- hemos exphcado las excelencias de esta fcS
tud compasivo, esperará firme su merecida paga e n
la gloria. « 5 ! T V \ A k aH m uPni ae sz a -re e !as
ah0r
it0
« . 4 'a pure-
la ' d e 1 % 'g S para adquirir-
P . Qué cosa es lujuria7 tnUnfem0S C
™ 6113
R. Apetito torpe de cosas carnales.
L l á m a s e , y es capital este vicio, porque es cabe- . E s t a s son siete: la primera, no deiarse l i o ™ Aa
za, fuente y raiz de otros muchísimos. D e la l u j u - 2 » n p o n i m i e n t o s e x u a l : ,'a s e g X ~ sí
ria nacen, la ceguedad del entendimiento, la inconsi- g
f.«K ' y n ° d e t e M r s e en ellos: la tercera
deración en los sucesos, la inconstancia en las deter- trabajar en no alterarse con la vista de per=o„ a T í
minaciones, la precipitación en las culpas* el sobrado
amor de sí, el aborrecimiento á Dios, el desordenad« con cuidado los ojos: la cuarta, castigar los movi-
afecto á esta vida, y el horror 6 desesperación d e l a miento. que se sintieren en la carne: £ quinta Z
eterna: á todo esto arrastra el inmoderado deseo d e « alguna vez fuere preciso tratar de esta clise de m J
las cosas carnales, el cual borra de la memoria ías tenas, estudiarlas 6 leerlas, pasar por ellas con a"
celestiales; siendo este vicio muy difícil d e vencer, mo sosegado, como si fuera de otras cosas la s e x m
que aun en sueños, sí se pudiere, se solicite dese- tanto detesta y aborrece el Señor, castigando con I t
char las ilusiones y representaciones deshonestas: ,a pena del talion á los que lo cometen.
Sétima, que se tome empeño por tener el ánimo tran- Huyamos, pues, de este vicio, que obra, no soto
quilo, 7 conservar pureza en la vista y oidos, y en lo sobre el cuerpo, descomponiéndolo y haciéndolo hor-
que deleita al gusto, tacto y olfato, apartándose de roroso, sino mucho mas deforme pone al alma; y me-
cuanto pueda incitar al vicio en el trato y conversa- ditemos constantemente para refrenarlo, estas pala-
ción con las gentes, apartándose con tiempo de to- bras de San J u a n : E l que aborrece y se aira contra
das las ocasiones de mancharse. Esto se consegui- su hermano ó prójimo, anda en tinieblas, y no sabe
r á con la gracia de Dios, con la consideración de dónde va á parar, porque las tinieblas de la ira le ce-
que siempre se está en su presencia, la mortificación garon la luz de la razón.
de la carne, la memoria de las verdades eternas y da P . Mansedumbre qué es?
la pasión del Señor, y el recuerdo constante de que R . Moderación de esa ira.
Dios premia en esta vida y en la otra á los que por P. Q ué es paciencia?
su amor guardaren continencia y castidad. R . Moderación de tristeza en los trabajos.
Contra ese furioso vicio de la ira, nos defenderé-
P. Qué cosa es ira?
naos con la mansedumbre y la paciencia. Con la pri-
R . Apetito de venganza desordenado.
mera desarmarémos al airado, haciendo se detenga y
L a ira es un apetito desordenado de tomar ven-
se corrija para que á ninguno agravie; y adquiriendo
ganza de aquel que juzga alguno haberle agraviado,
dominio sobre nuestras acciones, nos harémos afa?
y esto con su propia y particular autoridad, causan-
bles y llenos de amabilidad á todos. L a segunda no»
do mal á quien se lo hizo. E s t e vicio es una per-
inspirará valor y ánimo para tolerar los trabajos y
turbación irracional del entendimiento, que lo otus-
agravios que padecemos, llevando y sufriendo con
ea y oscurece: es un furioso deseo de castigar al que
gusto, ó á lo menos con moderado sentimiento, los
concebimos nos causó agravio, injuria ó lesión: por
oprobios y vituperios que se nos hacen. Armados
él es llamada la ira, dura, violenta y terrible pasión.
de estas dos virtudes, fácilmente, con la gracia de
C o m o de raíz brotan de este vicio el odio, indig-
Dios, triunfarémos del detestable vicio de la ira. C o n
nación, la hinchazón 6 elación, las guerras, Ws discor-
la mansedumbre desarmarémos á nuestros enemigos,
dias, el furor, la crueldad, las afrentas, los clamores,
y contra ella se estrellarán las furiosas olas de los ira-
las voces, las blasfemias, los juramentos, las calumnias,
cundos. C o n la paciencia tranquilízarémos á noso-
las maldiciones, las injurias, las venganzas, y otros
tros mismos; y ni darémos ocasion á que otros se ai-
muchos vicios y males, que fuera prolijo referir, i^ei
ren por nuestra causa, ni nos dojarémos arrebatar do
mismo suele nacer el terrible homicidio, crimen que
L a templanza e s una virtud, que moderando el ar-
la tristeza que causen los males propios, y de que dor de las pasiones, restringe con la abstinencia los
ninguno puede carecer mientras viva en este mundo, desórdenes del cuerpo, y pone en razón el apetito de
¿Y de cuántos males n o nos librarémos con la prác- comer y beber, hallando medio para que m lalten al
tica y ejercicio de éstas prodigiosas virtudes? Si cuerpo fuerzas vitales, ni el espíritu falte á las opera-
ellas llegaran á dominar en el mundo, sin duda éste ciones racionales. P u e d e decirse de esta virtud que
se convertiria en paraiso. es el entendimiento y razón de todos los miembros,
P . Qué cosa es gulal la tutela del cuerpo, el muro que defiende la casti-
R . Apetito desordenado de comer y beber. dad, la mas cercana al pudor, á la amistad, a la paa
E s t e vicio es tan detestable y de tan pernicioso in- Y á la honestidad, así como la mas distante de todos
flujo sobre los demás, que puede decirse que con él los vicios y crímenes. E s la templanza una sabia
se hacen mas terribles los otros para combatir, así co- directora del recto juicio y de la memoria, una inse-
mo mas flaco para la resistencia el que de la gula se parable sabiduría, guarda de los secretos, velo que
halla dominado; y la razón es muy clara, porque oculta los arcanos, capacidad de la buena doctrina,
quien dentro de su casa tiene los enemigos, con po- disciplina de los buenos estudios, maestra de los in-
co fruto hace guerra á I03 de fuera, y éstos con ma- genios, principio de la buena fama, auxilio de la vir-
yores ventajas lo acometen. Tan cierto es lo que tud, la que dispone todas las cosas, y la que siempre
decimos, que si bien se mira, desde el primer peca- se infiere en las congregaciones de los honestos, jus-
do por el que se perdió el mundo, se reconoce todo tos y prudentes. No hay cosa mas hermosa que la
el poderío del apetito desordenado de comer y beber. abstinencia: hace que los jóvenes parezcan en ¡a pru-
Nuestros primeros p a d r e s alargaron la mano, al fru- dencia ancianos; mitiga la ferocidad de esta edad; y
to que les pareció suave al gusto, y este bocado ha todo cuanto es conveniente á la naturaleza, lo da la
sido el mas amargo para ellos y para su posteridad. templanza: usemos, pues, de ella todos, pues es á to-
L a puerta fué la gula por donde han entrado en nues- dos tan provechosa.
tra común morada, la soberbia, la lujuria, el ódio, el
hurto: los males todos, en una palabra, que ha sufri- P . Qué cosa es envidia?
do la naturaleza humana, y que no tendrán fin sino R . Tristeza del bien ageno.
hasta que el universo sea purificado por el postrer E s t a vil pasión es una radical tristeza del bien age-
fuego, que consuma el pábulo de este pernicioso vi- no, en cuanto se juzga que disminuye la gloria ó es-
cio. timación propia, incitando al hombre á que tenga pe-
sar de los buenos sucesos de su prójimo, aun en lo
P. Templanza qué es?
espiritual, persuadiéndole á que aquel bien que mira
R. Freno del apetito de comer y beber.
en el otro, es causa de menoscabarse y disminuirás primero, se ha de procurar no provocar al prójimo:
el s u j o . lo segundo, si se hubiere recibido alguna injuria, no
No se crea que la envidia es una especie de vicio descubrir con afrenta al injuriante: lo tercero, no vol-
que puede contenerse en breves términos: no, es una ver mal por mal, sino resignarse con tolerancia: lo
fecunda maldad, raiz de todos los males, fuente de cuarto, mostrarse pronto á recibir por Cristo mas in-
las desdichas y seminario de los delitos. D e ella re- jurias, dando á entender se desean mas oprobios que
sulta el aborrecimiento, la animosidad á los hurtos, la los que se le han hecho: lo quinto, no se ha d e abor-
avaricia en los comercios, por hacerse uno tan rico recer al que ha agraviado: lo sexto, se ha de amar de
como los otros; excita la ambición, pospone el temor corazon al que nos injurió: lo sétimo, si se puede, se
de Dios, desprecia el magisterio de Cristo, no preve han de hacer beneficios al que nos hizo agravios: lo
la cuenta del juicio, insta á la soberbia, mueve á la octavo y último, se ha de rogar á Dios por nuestros
crueldad, provoca h porfía, la impaciencia se mueve, enemio-os. D e esta suerte llegarémos á conseguir el
enfurece la discordia, hierve la ira; y finalmente, el estado dichoso de la perfecta candad del prójimo, que
que está poseído de este vicio, ni se puede detener, destruye el abominable vicio de la envidia.
ni es fácil de regirse: rompe la envidia los lazos de P . Qué cosa es pereza?
la paz, viola la caridad fraterna, adultera la verdad, R . Caimiento, tristeza y tedio en las cosas divinas.
rompe Ja unidad, desliza á la heregía, despreciando L a pereza es un tedio, enfado ó tristeza de las co-
á Jos maestros que el S e ñ o r puso en su Iglesia, y en- sas espirituales, con el cual se aparta el hombre del
vidiando á los que confirió su autoridad en este mundo. bien espiritual y divino; incitándole este vicio a que
Y si á este vicio se agrega todo lo que consume aun se enfade, por fatigado, de todo lo que es ejercicio
las mismas fuerzas y salud corporal de quien á él se de virtudes, estimulándole con esto, no solo a no pro-
entrega, considérese si es digno de huirse y aborre- seguir, sino también á dejar lo que ya tenia empeza-
cerse. do. Este es un vicio que seca de raiz todas las vir-
P . Caridad del prójimo, qué esT tudes, porque retrae y aparta al hombre de todas
R . Sentir el bien ó el mal ageno, como el propio. ellas; así como es causa de todos los vicios, pues to-
E s una virtud ésta que excita en nosotros un com- dos ellos nacen ordinariamente de la ociosidad. 1 or .
pasivo sentimiento del mal del prójimo, nos mueve á eso el vicio de la pereza, ya tomado por la ociosidad,
gozo y alegría de su bien, y da valor al hombre para y ya por el descuido y abandono en las cosas que mi-
que resista los ímpetus y acometimientos de la envi- ran á la salvación del alma, es tan reprendido en las
dia, y no los consienta cuando le persiga. A esta divinas Escrituras. Algunos creen, sin embargo, que
caridad se ha de subir por los siguientes grados. L o con estar ocupados en sus negocios y cosas tempo-
« I e s , cumplen, y ya estáa lejo 3 d e este vicio: pero dicha eterna. E s de toda necesidad que persevere-
Cl l e m p 0 SG D 0 S h a d a d 0 P mos constantemente en la buena vida, y solo así s e -
£ » r S ' / - P-a al
nos ñor P n 3
T ™ ' SÍn° ^ sudar
V afanar- remos coronados en la gloria. E l que perseverare
h l - Z l ¿ J P ° r I a p u e r t a a n « » * de > camino de hasta el fiin, éste Eerá salvo.
* virtud. Q u i e n no pensare en esto y procurare evi.
C0 debid
" * 7 cristiana
tienda que es p e r e z o s o , y s e r á castigado como tal. DECLARACION DE LAS VIRTUDES TEOLOGAXES.
Diligencia, qué es?
I?. Presteza y gozo en el Lien olrar.
e s llna P. Qué quiere decir virtudes teologales?
ejecutarlo ^ ^ ^ prontitud para
ejecutar lo q u e se entiende ser del agrado d e Dios- R. Lo mismo que virtudes divinas.
un ardor del espíritu; un firme celo de la divina honra P. Por qué tienen tan alto nombre?
de la propia salvación, y de la del prójimo; atenta de- R. Porque nos juntan con Dios, y él solo las in-
v o c i o n en la oracion; presteza en el bien o 0 .
funde.
tocia y perseverancia en el servicio del Altísimo e a
L a virtud e3 una cualidad que dispone las poten-
un aborrecimiento á los cosas terrenas; un a m T á las
cias del h o m b r e para obrar pronta, fácil y r e c t a m e n -
saIv¿cion. S ' 7
" " CrÍStÍana 60lÍdtUd
P - " te. S i el hombre adquiere las virtudes por la repe-
tición de actos virtuosos, se llaman virtudes adquiri-
bblemente
l e m P n í r la - ÍTJ?
' P avirtud CSta d Í H g e n c Í a
d e la perseverancia, que ' e 9 <*s ^la dque
a - das; pero si Dios las infunde, se nombran virtudes in-
fusas, y estas son las que se nos dan principalmente
perfecciona y corona á todas. D e nada s e r v i r á , P L
p o r los sacramentos. L a s virtudes que tienen por
haber vencido con la humildad la soberbia; la avar -
objeto inmediato á D i o s , se llaman teologales, y ésta«
cia y prod.gaI.dad con la hberalidad; haber sido cas-
son la Je, la esperanza y la caridad, que también se
la ' i r 1 6 en
" ' 6vano
7 P l a d
° ' V CyT la
CÍendo ,a llaman divinas, porque su objeto es divino. P o r los sa-
ia ira
ira>v hla gula; T la envidia pereza »«J«™.
habrán
por noso,ros cramentos s e nos i n f u n d e n todas las virtudes j u n t a -
«J® T H T ' 33
«ricS dír P ^ m e n t e con la gracia santificante, y vienen á ser como
S / J a
t g e
? i a ; 81 á e3Ée c0mbate
espiritual y las cortesanas d e esta gran reina; p e r o principalmen-
¡ ? L d : h ° u T tant° C°m° DUestra ^ no le da I \ te se nos infunde la fé, la esperanza y la caridad.
7 Se!!° a perseverancia. C o n la práctica de to- "Ademas, se llaman éstas divinas, porque si bien otras
das esas virtudes, no cabe d u d a en qu¿ no h a b r é m o s virtudes, c o m o ia obediencia, piedad y religión, no»
« d o viciosos; p e r o esto no basta p a ? a a s e g u r a r n o H a o r d e n a n también á Dios, es de m u y distinto modo,
«Ies, c u m p l e n , y ya estáa l e j o s d e este v i c i o : pero dicha eterna. E s de toda necesidad que persevere-
£ » r S ' Cl l
/ e m p 0 SG D 0 S h a d a d 0
- P-a al P m o s c o n s t a n t e m e n t e e n la b u e n a v i d a , y s o l o así s e -
nos ñor P n 3
T ™ ' SÍn
° ^ sudar
V afanar- r e m o s c o r o n a d o s e n l a gloria. E l q u e perseverare
h* lv i- r Zt u ld . ¿Q u Ji e nP ° nr o I ap ep nu se ar tr ae ea nn «e s» t o* yd e p> r oc ca umr ianr oe evi.
de h a s t a e l fiin, é s t e E e r á s a l v o .
C0 debid
" * 7 cristiana
tienda que es p e r e z o s o , y s e r á castigado como tal. DECLARACION DE LAS VIRTUDES TEOLOGALES.
diligencia, qué es?
I?. Presteza y gozo en el Lien olrar.
e s llna P. Qué quiere decir virtudes teologales?
ejecutarlo ^ ^ ^ Prontitud para
ejecutar lo q u e s e e n t . e n d e ser del agrado d e Dios- R. Lo mismo que virtudes divinas.
u n a r d o r d e l e s p í r i t u ; u n firme c e l o d e la d i v i n a h o n r a P. Por qué tienen tan alto nombre?
de l a p r o p i a s a l v a c i ó n , y d e l a d e l p r ó j i m o ; a t e n t a d e - R. Porque nos juntan con Dios, y él solo las in-
v o c t o n e n la o r a c i o n ; p r e s t e z a e n el b i e n o 0 .
funde.
ancia y perseverancia en el servicio del Altísimo e a
L a v i r t u d e3 u n a c u a l i d a d q u e d i s p o n e las p o t e n -
un aborrecimiento á los cosas terrenas; un a m T á las
cias del h o m b r e para obrar pronta, fácil y r e c t a m e n -
saIv¿cion. S ' 7
" " CrÍStÍana 60lÍdtUd
P - " te. S i el h o m b r e a d q u i e r e las v i r t u d e s p o r la r e p e -
t i c i ó n d e a c t o s v i r t u o s o s , s e l l a m a n v i r t u d e s adquiri-
« e m e n t e l a v i r t u d d e l a perseverancia, q u e <*s l a q u e das; p e r o s i D i o s l a s i n f u n d e , s e n o m b r a n v i r t u d e s in-
perfecciona y corona á todas. D e nada servirá, pue< fusas, y e s t a s s o n l a s q u e s e n o s d a n p r i n c i p a l m e n t e
h a b e r vene,do c o n l a h u m i l d a d l a s o b e r b i a ; l a ' a v a r p o r los sacramentos. L a s virtudes que tienen por
cía y p r o d , g a h d a d c o n la h b e r a l i d a d ; h a b e r s i d o c a s - o b j e t o i n m e d i a t o á D i o s , s e l l a m a n teologales, y é s t a «
s o n l a je, l a esperanza y l a caridad, que también s e
1 6 7 p l a d V C T C Í e n d o , a
li aa ii rr aa >v hla g' ui lr a ; " e" n' v a n oT l a e n v°i d' i a y l a p e r e z a »h«aJ b« r™á n. llaman divinas, porque su objeto es divino. P o r los sa-
c r a m e n t o s s e nos i n f u n d e n t o d a s las virtudes j u n t a -
sido combatidas p o r nosotros con la caíidad d d pró-
m e n t e c o n la g r a c i a s a n t i f i c a n t e , y v i e n e n á s e r c o m o
C l t í 81 á e3Ée C O m b a t e
espiritual y las cortesanas d e esta gran reina; p e r o principalmen-
d h
¡ ? L : ° u T tant
° C°m° DUestra ^ no l eda I \ t e s e n o s i n f u n d e la f é , l a e s p e r a n z a y l a c a r i d a d .
7 Se!!° a perseverancia. C o n l a p r á c t i c a d e t o - " A d e m a s , se l l a m a n é s t a s divinas, p o r q u e si b i e n otra»
das e 3 a S virtudes, n o c a b e d u d a en q u e no h a b r é m o s v i r t u d e s , c o m o 1a o b e d i e n c i a , p i e d a d y r e l i g i ó n , n o »
sido viciosos; p e r o esto no basta P 1 a s e g u r a r n o H a o r d e n a n también á Dios, es de m u y distinto m o d o ,
porque n o m i r a n n i t i e n e n á D i o s i n m e d i a t a m e n t e ñ o r R. No, pe.ro créo'io mas que si lo riese.
p r o p i o objeto, c o m o le m i r a n y tienen las t e o l o X P. Por qué lo creeis con esa certeza?
R. Porque lo dice Dios y la iglesia lo propone.
C u a n d o l a Je e s u n a v i r t u d s o b r e n a t u r a l y u n d o n
P. Qué cosa es fe?
del cielo, con m a y o r razón d e b e ser m a s q u e un con-
R. Una luz y conocimiento sobrenatural, CM! que vencimiento de larazón, y cosa que percibimos por
sxn ver creemos lo que Dios dice y la Mata los sentidos. L a razón es fácil de extraviarse, y na-
&
nos propone.
die i g n o r a la f r e c u e n c i a c o n q u e n o s e n g a ñ a n los s e n -
L a ^ y a h e m o s d i c h o q u e es una virtud sobrena- tidos. A s í es que, a u n q u e en otra vez h e m o s deja-
tural q „ e n o s i n c h n a y lleva á creer todo lo q u e D i o s d o a p u n t a d o s los m o t i v o s d e c r e d i b i l i d a d q u e b a s t a n
n o s h a r e v e l a d o , p o r q u e n o s lo h a r e v e l a d o D i o s , q u e p a r a c o n v e n c e r d e l a v e r d a d d e la fé á t o d o h o m b r e
no puede engañarse ni engañarnos. E l primer ho! q u e n o sea u n insensato ó un obstinado, sin e m b a r -
m e n a g e q u e d e b e m o s á D i o s , e s la f é , y S z f é e s g o , ni este c o n v e n c i m i e n t o es la fé, n i d e b e c r e e r s e
i m p o s i b l e a g r a d a r l e . L a fé e s u n sacrificio q u e h a - Í o r o t r o m o t i v o q u e p o r q u e D i o s l o h a d i c h o , y la
c e m o s a Dios, sometiendo con sencillez nuestro en- g l e s i a , q u e e s l a m a d r e d e l a v e r d a d y el ú n i c o j u e z
t e n d i m i e n t o á su d i r m a palabra, y c r e y e n d o sin dis- e n estas materias, lo p r o p o n e .
puta o que no podemos comprender. ' Decimos c o t L o q u e s e d i c e e n la p r e g u n t a r e s p e c t o d e l o s d o s
s e n c i l l e z , p o r q u e e s t a e s u n a d i s p o s i c i ó n t a n T e n ¡al a r t í c u l o s d e la f é q u e s e p u s i e r o n p o r e j e m p l o , d e b e
T J \ T ° F P U F T A Á D L A IA PRESUNCION q u e q u i e -
e n t e n d e r s e d e t o d o s ello3, p o r q u e la f é e s i n d i v i s i b l e ,
r e s u j e a r l o t o d o a l r e g i s t r o d e l a p o b r e r a z ó n !>Ü m a - y a s í , el q u e n i e g a c u a l q u i e r a v e r d a d d e f é , l a n i e g a
n a . M a s n o se h a d e c o n f u n d i r la sencillez d e l a fó toda; p o r q u e sin e x c e p c i ó n , en todo es D i o s l a s u m a
c o n l a i g n o r a n c i a ó l a flaqueza d e e s p í r i t u . L a f á v e r d a d . B i e n p o d r á s e r q u e le p a r e z c a y a u n s e g l o r í e
p u e d e ser m u y sencilla y al m i s m o t i e m p o m u y ilus- d e c r e e r las d e m á s v e r d a d e s d e la fé; p e r o se e n g a -
trada. L o s h o m b r e s m a s bien instruidos en las v e * ñ a y y e r r a l a s t i m o s a m e n t e , p o r q u e si las c r e y e r a p o r -
d a d e s d e la r e l i g i ó n , s e h a n s o m e t i d o c o n m a y o r s e n - q u e D i o s las h a dicho, q u e es e n lo q u e consiste l a
cillez a la fe, p o r q u e s a b i e n d o q u e D i o s h a r e v e l a d o fé, creería también l aq u e niega, puesto que también
as v e r d a d e s q u e ella e n s e ñ a , n l d a era para e l l o t la ha dicho D i o s .
f o n v , C r e e ^ - P O r m a S q U e 8 6s o ' ) r e p u s i e s e á su r a - P. Qué cosa es esperanza?
Eon y a sus discursos. R. Esperar la bienaventuranza y los medios dt
P. Veis vos quesea Dios trino y uno, ó cómo es Je- ella.
sucristo Dios y Hombre?
P. En qué está, nuestra bienaventuranza?
45
R. En ver á Dios en sí mismo, amarle y gozarle
eternamente. tamos para conseguirla; y su misericordia infinita,
P . Por qué medios se alcanza? dispuesta siempre á perdonar nuestros pecados para
que no nos perdamos. ¿Quién, pues, no contará con
ÍL Con la gracia divina, los méritos de Cristo nues-
la gloria, apoyado en tan sólido fundamento? Sin
tro Señor, y nuestras buenas obras.
embargo, el Señor ha querido contar también con
L a esperanza es una virtud sobrenatural que nos
nuestra voluntad para esta obra; y aunque nos da I 0 3
inclina y lleva á esperar de la bondad y misericordia
deseos de obrar el bien y los auxilios para obrarlo,
de Dios, no bienes terrenos y temporales, sino espi-
quiere igualmente que nosotros querramos el bien y
rituales y eternos, ó lo que es lo mismo, bienes de
lo obremos,'y be aquí los medios de alcanzar la bien-
gracia y de gloria. E n los primeros, que son aque-
aventuranza: la gracia que nos conceden los méritos
llos que Dios nos concede para conseguir la salva-
de Cristo, que nos las han alcanzado, y las buenas
ción, se c o m p r é n d e l a gracia santificante, que nos ha-
obras con que por nuestra parte cooperemos. Con
ce hijos de Dios y herederos del cielo; y las auxilian-
tales medios, indefectiblemente llegaremos á la bien-
tes, que alambran el entendimiento para conocer el
aventuranza, porque el Señor es fiel en sus promesas.
bien, y mueven la voluntad para quererlo; ademas,
las que la previenen, la acompañan y siguen para que P. Qué cosa es caridad?
obre el bien y persevere en él; y aquellas que nos R. Amar á Dios sobre todas las cosas, y al próji-
ayudan á conseguir la amistad de Dios y sostener- mo como á nosotros mismos.
nos en ella, y á practicar las buenas obras con que L a caridad es una virtud sobrenatural, que nos in-
hemos de- merecer los bienes de la gloria. E s t o s úl- clina y lleva á amar á Dios sobre todas las cosas, y
timos, que hacen la felicidad eterna de los bienaven- al prójimo por él. D e ella nos hemos ocupado re-
turados, son tan sublimes, que ni los sentidos alcan- petidas veces: así es que ahora solo dirémos dos pa-
zan á percibirlos, ni el entendimiento á conocerlos, labras sobre su excelencia como virtud teologal. E s
ni la imaginación á figurarlos; y solo son, en una pa* tan sublime esta virtud, que debe tenerse, como en
labra, explicables por I03 que los gozan, y mas pro- efecto lo es, por la mayor entre las virtudes, así mo-
pios para hacérnos'os desear, que para dárnoslos á rales como teologales; porque aunque es verdad
conocer. que la fé y la esperanza son primeras en el órden;
pero la caridad lo es en la excelencia y perfección.
E l fundamento de la esperanza no es ni puede ser
L a fé mira á Dios como verdad infalible, que nos
el valimiento d e los hombres, sino únicamente la bon-
comunica sus luces, y la esperanza como bondad in-
dad inmensa de Dios, que quiere hacernos partici-
finita, que nos promete su gracia y su gloria; miran
pantes de su gloria, y darnos las gracias que necesi-
ambas á Dio3 como bueno para nosotros; pero la ca-
ridad le mira como bueno en sí mismo, como bondad
«urna, digna d e todo nuestro amor, del amor de to- nombran también cardinales, porque son como los ci-
das las d e m á s criaturas y de otras infinitas, si las hu- mientos y quicios en que estriban, y sobre los que se
biera; y esto sin comparación es mas perfecto. L a m u e v e n las demás virtudes morales. S e han dividi-
fó y la esperanza son temporales, pero la caridad es d o en cuatro estas virtudes, por ser solo cuatro las
eterna. C e s a r á la fé cuando veamos á D i o s , y to- potencias ó facultades de nuestra alma, capaces de
das las cosas en D i o s , p o r q u e la fé es de lo que no virtudes: entendimiento, voluntad, facultad irascible,
ee ve. C e s a r á la esperanza cuando gocemos de Dios y concupiscible. E n cada una de estas facultades
y de todas las cosas en D i o s , porque la esperanza es reside una virtud, que regula y dirige de distintas
de lo que no se goza; pero entonces, cuando la fé y maneras las buenas costumbres. L a prudencia ilu-
la esperanza desaparezcan, llegará la caridad al col- mina el entendimiento; la justicia endereza la volun-
m o de su p e r f e c c i ó n . E s t o es con respecto al amor t a d ; la fortaleza deshace el yelo del temor; y la tem-
de Dios; y por lo que mira al amor del prójimo, otro p l a n z a modera el ardor del deseo: siendo el alma sin
e b j e t o que también c o m p r e n d e la caridad, debemos estas virtudes, lo que el c u e r p o sin el espíritu, que
decir, que aunque lo parece, no es distinto d e él, le da vida, el m u n d o sin habitadores, el cielo sin es-
p u e s aunque amamos al prójimo, no le amamos sino trellas y el empíreo sin bienaventurados. Y corno
en D i o s y por D i o s . Q u i e n llegare á amarlo así, és- de estas virtudes tienen origen y proceden las otras,
te t e n d r á la perfecta virtud de la caridad, y poseerá p o r eso se dicen cardinales, esto es, m u y principales
toda su excelencia, que consiste en amar á nuestros y raices de otras.
prójimos como á nosotros mismos, habiéndonos con P. Qué oficio tiene la prudencial
ellos como quisiéramos que se hubiesen con nosotros. R . Poner medio entre los extremos.
A s í c o m o la caridad es la mayor virtud entre las
teologales, lo es la prudencia entre las morales; pues
es la medida y el nivel por d o n d e todas se regulan.
DECLAMACION DE LAS VIRTUDES CARDINALES.
E s t a virtud pone medio entre los extremos, haciendo
que sigamos siempre el camino recto en todas nues-
tras palabras y acciones, sin declinar á ningún e x c e -
P. Por qué se llaman así las virtudes cardinales?
so ni inconsideración alguna. E s t a virtud nos ense-
R. Porque scm muy principales, y raices de otras.
ña á gobernar la lengua, á tratar al cuerpo, d e modo
L a s virtudes que tienen p o r objeto inmediato las
que ni le regalemos ni le extenuemos, á no ahogar el
buenas costumbres, se llaman morales. T a l e s son la
espíritu con el d e m a s i a d o trabajo, y á servirnos, en
p r u d e n c i a , justicia, fortaleza y templanza; las que se
fin, de todas las cosas; de tal manera, que al ocupar-
nos de las exteriores, no se pierdan de vista las inte-
los ni olvidarlos jamas: se da justo castigo á los mal-
riores. Nos instruye también la prudencia para que
hechores, tratándolos según sus delitos: se nivelan
penetremos las artes y astucias de que se vale, y ce-
la3 palabras y obras con lisura é ingenuidad, sin si-
ladas que suele p o n e r el común enemigo en los nego-
mulación, engaño ni perfidia: se conserva la fiel cor-
cios, no creyéndonos de todo espíritu, ni d e j á n d o n o s
respondencia: se disimulan los defectos ágenos, y se
llevar de todo lo que tiene apariencia de bien. E n
g u a r d a un trato leal, amante y obsequioso: se evitan
una palabra, la p r u d e n c i a es la que d e b e tenernos
la3 usuras, se pagan las deudas, se da satisfacción al
siempre en vela p a r a apreciar lo pasado, dirigir lo
ofendido, y se procura beneficiar, cuanto es posible,
presente, y prevenir lo futuro; solicitando en todo los
á todos.
medios para conseguir nuestros virtuosos intentos,
P. Qué oficio tiene la fortaleza?
amaestrándonos y e n s e ñ á n d o n o s , en fin, á despreciar
R . Moderar los miedos y osadías.
los juicios y p a r e c e r e s del vulgo, á mantenernos fi-
L a fortaleza, como virtud cardinal, se toma por la
j o s en nuestras santas resoluciones, y no movernos
firmeza de ánimo, en materia en que es muy difícil
á todos vientos.
el tenerla, corno en los peligros de la muerte, en los
P. Qué oficio tiene la justicial
cuales esta virtud da firmeza al ánimo para que no
R . Dar á cada uno lo que es suyo.
desampare el bien d e la razón por temor de ellos, ni
L a justicia, c o m o virtud cardinal, es una virtud
entre en tales riesgos con audacia y temeridad; y de
que le da á cada uno lo que le toca; de suerte que
este modo es especial virtud, pues habiendo especial
viene á ser una virtud que inclina al h o m b r e á dar á
dificultad, se requiere esencial virtud para superarla.
cada uno lo que es s u y o , conservando el d e r e c h o in-
A esta virtud a c o m p a ñ a n como partes suyas, la mag-
demne á las partes; y a u n q u e esta virtud tiene tres
nificencia, que hace e m p r e n d e r al hombre obras mag-
ramos, que son, la justicia conmutativa, la distributi-
níficas y excelsas, heróicos y grandes sacrificios, en
va y la legal, todos estos se reducen á un principio,
servicio d e D i o s y del prójimo: la paciencia, que for-
y caminan á un fin, q u e es, g u a r d a r el d e r e c h o co-
talece el ánimo para tolerar cosas árduas, difíciles y
m ú n , y el propio y el particular de las cosas.
dolorosas: la magnanimidad, que inclina á grandes y
M u c h o s son los actos de justicia que p u e d e hacer heróicos actos en todo género de virtudes: última-
el sugeto en quien esta virtud reside. P o r ella se mente, la -perseverancia, que se ordena á fortalecer el
da á D i o s el debido culto y reverencia: se sujeta el espíritu para continuar en el camino á s p e r o y esca-
c u e r p o y doman las pasiones: se honra á s u s padres broso de la virtud, prosiguiendo con gusto en él has-
y superiores: se conserva la paz entre los ciudadanos: ta el fin.
se reconocen los beneficios sin negarlos, disimular-
P. Qué oficio tiene la templanza*! Y a hemos dicho otra ver. que la caridad es la ma-
R. Enfrenar la gvla y los apetitos sensuales. yor de todas las virtudes; y ademas, la que da vida á
L a última de las cuatro virtudes cardinales es la todas, pues aun la fé y la esperanza se c o m p a d e c e n
templanza, la que se ordena á refrenar el apetito sen- con el pecado, por que moran en el sugeto, a u n q u s
Sitivo en sus deleites y concupiscencias corporales, esté en culpa mortal, lo que no sucede con la cari-
las cuales perturban la buena ra/.on, y á conservar dad, que no p u e d e consentir en su compañía tan lea
no menos, la salud espiritual y corporal del hombre. mancha; y c o m o la luz destruye y ahuyenta las tinie-
blas, así la caridad hace huir d e sí á todas las eulpas,
. " e s t a v m u ( i ^ moderan el desconcierto en la co-
m o r a n d o y teniendo su domicilio solo en los justos y
mida, bebida y d e m á s cosas que tocan al apetito; sien-
almas perfectas y amigos de D i o s . I g u a l m e n t e en-
do, por c o n s e c u e n c i a , su principal materia, los actos
dereza tedas las virtudes á D i o s , porque éste es el
q u e p e r t e n e c e n á las delectaciones del gusto y del
blanco de todo3 s u s actos, pues caridad es amor d e
tacto. N a c e n de esta virtud, la abstinencia, con la
q u e nos privamos de alguna cosa que pudiera tomar- D i o s , y quien llegue á practicar las virtudes por tan
se aun templadamente: la sobriedad, que mira espe- nobilísimo fin, no solo las perfecciona, sino que ha-
cialmente al abuso de la bebida: la castidad, que nos ce que su práctica lo unan y j u n t e n con Dios, á quien
conserva p u r o s de toda mancha sensual: la pudicicia, especialmente las consagra, no porque no haya otros
que preside aun en ciertas delectaciones lícita«. fines, sino p o r q u e el amor es el mas perfecto d e todos.
Q u i e n llegue á poseer esta virtud, con ella perfec- Sigúese d e aquí, que aquel t e n d r á mas santidad,
c i o n a r ^ los actos de todas las demás, p o r q u e venci- y s e r á para con D i o s el mayor y mas santo, que tu-
d o el enemigo doméstico en aquellas cosas que mas viese mas caridad, ó lo que e3 lo mismo, m a s amor
le agradan y apetece, fácilmente sujetará al espíritu de Dios. ¿Y cuál p u e d e ser la señal de a m a r uno
á obras mas elevadas y dignas de su g r a n d e z a . ma3 á D i o s , sino observar su3 mandamientos? El
1. Cuál de las virtudes es la mayor? m i s m o C r i s t o lo dijo en su Evangelio: El que guar-
R . La caridad, que les da vida á todas y las en- da mis mandatos, aquel es el que me ama, cuyas^ pala-
dereza. bras comentando San Agustin, dice: E l que tiene á
P . A quéfin las enderezad D i o s en su memoria y le guarda en su camino; el
R . A Dios, con quien ella nos junta. que le tiene en las palabras y le g u a r d a en las obras;
P . Cuál de los hombres es ante Dios el mayor y el que le tiene oyéndole, y le guarda obrando y per-
mas sanio! severando, é s t e e3 el que verdaderamente ama á D i o s ,
R. El que tiene mayor caridad, sea quien fuere. p u e s siempre el amor se ha d e mostrar en las obras,
P. Quién tiene mayor caridadi sin dejarlo en el vano eco de las palabras.
R. El que mejor guarda los mandamientos
Los consejos del Evangelio, cuántos sonl
Ninguno ha dudado que las obras b u e n a s ayudan
R. Tres: pobreza voluntaria, estado de castidad y
mucho para guardar la ley de D i o s : con que siendo
vida de obediencia. tan perfectos estos consejos, é influyendo tanto para
E n t r e todos los consejos que nuestro Salvador nos heroicas obras, no p u e d e n dejar de ser d e m u c h o
recomendó en su Evangelio, y que deben considerar- auxilio para la mejor observancia de los mandamien-
se como un traslado de su infinita bondad, son los tos. R e c ó r r a n s e los preceptos del D e c á l o g o , y se
tres que h e m o s dicho, como los mas principales é v e r á claramente que c o n d e n a n d o todos ellos los ex-
importantes: y llárnanse consejos, porque no se nos cesos á que no3 c o n d u c e el demasiado afecto á las
h a n puesto como preceptos forzosos que obliguen á riquezas y placeres sensuales, y el e x t r e m a d o amor
p e c a d o , sino d e j a n d o á nuestra voluntad el admitir- á nosotros mismos, y á hacer en todo nuestra propia
los ó no, si q u e r e m o s ser perfectos. D e c i m o s que voluntad, se sigue naturalmente, q u e d o m a d a s estas
son los m a s principales é importantes, p o r q u e como inclinaciones con los consejos evangélicos, g u a r d a r é -
tres son las cosas que mas retardan y embarazan al m o s mejor los mandamientos. P o r esto nuestro di-
hombre p a r a que no consiga la perfección, el d e m a - vino Maestro, para que gozásemos la herencia de la
siado deseo ó afecto á las riquezas y bienes t e m p o - eterna gloria que nos dejó adquirido con su sangre
rales, las delicias y apetitos d e la carne, y el amor santísima, nos dió e s t o 3 tres admirables consejos, co-
que tenemos á nuestro propio dominio, albedrío y li- m o medios los mas s e g u r o s para observar sus pro-»
bertad, á estos tres enemigos combaten la pobreza vo- ceptos.
luntaria, la castidad y la obediencia; sirviendo la ob-
servancia de estos consejos, como de fuertes frenos
para que no se desboque nuestra viciada naturaleza,
DECLARACION DE LAS POTENCIAS DEL ALMA.
y pierda el camino d e la salud eterna. E s t o s con-
sejos, pues, practicados perfectamente por J e s u c r i s -
to, y seguidos p o r los apóstoles, y multitud d e hom-
P. Para qué nos dió Dios el entendimientoI
b r e s y m u g e r e s en las comunidades religiosas, y aun
R. Para que le conozcamos y pensemos en cosas
en medio del siglo por no pocas personas d e ambos
suyas.
sexos, son los medios mas seguros para alcanzar la
perfección, y su completo d e s e m p e ñ o h a llenado el E l entendimiento sirve al alma d e explorador y des-
cielo de santos. cubridor d e las verdades, siendo tanta su perspica-
cia, que se extiende á conocer todo ser criado: y aun-
P. De qué sirven estos consejos^ que su principal oficio es descubrir la-verdad y co-
De guardar mejor con elhs los preceptos. nocerla, D i o s principalmente se lo dió al h o m b r e pa-
ra q u e c o n él la c o n o c i e s e ; y c o n o c i d o , l e m a n i f e s - g i r i e r a p a r a c o n s e r v a r la v i d a d e ! a l m a . H a s i d o t a m -
tase á t o d o s y l e d i e s e gracias p o r los beneficios q u e b i é n c o m p a r a d a la m e m o r i a en e l h o m b r e , á u n e s -
c o n o c e h a recibido d e s u infinita liberalidad. A s i - p e j o cristalino, q u e l e r e p r e s e n t a t o d a s las cosas pa-
m i s m o s e lo h a d a d o p a r a q u e c o n o z c a l o q u e e s b u e - sadas; porque siendo aquel por su naturaleza frágil
no y lo q u e es m a l o , y s e aparte d e ésto y a b r a c e y olvidadizo, era m u y necesario que tuviese siempre
aquello, e m p l e á n d o s e e n servicio d e s u Criador, á la vista e s t e e s p e j o , q u e le p u s i e s e d e l a n t e los p r e -
apartando y desechando del alma, todo pensamiento c e p t o s d e l a l e y q u e d e b i a o b s e r v a r , y al m i s m o t i e m -
c o n t r a r i o , ó q u e l e p u e d a a p a r t a r d e e s t e fin. E s t e p o l o s b e n e f i c i o s q u e d e la m a n o d e l S e ñ o r h a b i a r e c i -
oficio d e l e n t e n d i m i e n t o e s d e tanta i m p o r t a n c i a , b i d o , así c o m o los m a l e s d e q u e lo h a b i a l i b r a d o , p a -
c u a n t o q u e e s la l u z q u e a l u m b r a á la v o l u n t a d , d e s - ra q u e en todo se l e mostrase agradecido.
c u b r i e n d o y p r o p o n i e n d o lo q u e h a d e a m a r y a b o r - P. La voluntad y libre albedrío, para qué nos la
recer; pues ésta, c o m o potencia ciega, necesita u n dió nuestro Señor?
guia para caminar á su objeto; porque solo se p u e d e R. Para que le amemos y hagamos con merecimien-
a m a r lo q u e s e c o n o c e , p e r o n o lo q u e s e i g n o r a . A s í to nuestro su santísima voluntad.
es que ha do preceder siempre e l entendimiento pa- L a ú l t i m a p o t e n c i a d e l a l m a , q u e e s l a voluntad,
ra q u e tenga lugar el amor, y p a r a esto n o s lo dió es u n a facultad c o n q u e aquella a p e t e c e lo b u e n o q u e
D i o s , p a r a q u e le e m p l e á s e m o s e n c o n o c e r l e , p e n s á - tiene por objeto, aunque á veces suele engañarse en
semos en cosas suyas, dirigiéndolo á su a m o r y ser- l o s b i e n e s a p a r e n t e s y d e l e i t a b l e s , d e j a n d o los v e r -
vicio. d a d e r o s y h o n e s t o s . P a r a q u e n o s e e x t r a v í e , el S e -
P. Para qué nos dió Dios la memorial ñ o r le h a d a d o p o r g u i a y c o n s e j e r o al e n t e n d i m i e n -
R. Para que nos acordemos de él, de su ley y ber to, e l cual, p r o p o n i é n d o l e los objetos y las cosas q u e
nejicios. ha d e elegir, ordene todos sus actos á los preceptos
E l h a b e r c r i a d o D i o s al h o m b r e c o n la p o t e n c i a d a d e l a d i v i n a l e y y á l o s d i c t á m e n e s d e la s a n a r a z ó n .
l a memoria, f u é p a r a q u e é s t a l e a c o r d a s e l a o b l i g a - S i n e m b a r g o , c o n s t i t u y ó á e s t a p o t e n c i a c o n el d o m i -
ción que siempre tiene d e servir á Dios, d e tener nio del libre albedrío, d á n d o l a entera libertad p a r a
p r e s e n t e s las l e y e s q u e le i m p u s o , y los b e n e f i c i o s r e - e l e g i r e n t r e l o q u e s e le p r o p o n e , p a r a d e e s t a s u e r -
cibidos de su divina mano. Q u i s o también, que así te h a c e r meritorias las o b r a s todas del h o m b r e , las
como e l estómago e selque recibe los manjares del q u e n o lo s e r i a n s i n e c e s a r i a m e n t e y sin p o d e r otra
c u e r p o , p a r a m i n i s t r a r el a l i m e n t o á t o d o s l o s m i e m - cosa, tuviera q u e obrar s i e m p r e lo q u e es bueno. H a
b r o s p a r a q u e v i v a n , á este m o d o la m e m o r i a recibie- h e c h o á la v o l u n t a d c o m o u n a s e ñ o r a q u e t o d o l o
s e Iaa e s p e c i e s , l a s o r d e n a s e , y p o r d e c i r l o así l a s d i - m a n d a y o r d e n a , y á l aq u e están sujetas las d e m á s
oficios n e c e s a r i o s de nuestra vida, sin omitir c o s a al-
p o t e n c i a s y s e n t i d o s . P u e d e elegir lo b u e n o ; p e r o guna que fuese indispensable para sus empleos y per-
t a m b i é n l e e s p o s i b l e a b r a z a r lo m a l o . P e r o al d a r - fección, por mínima que fuera. D e b e m o s dar á D i o s
nos e l S e ñ o r esta noble potencia, dotada d e entera las m a s rendidas gracias por tantos beneficios, y mor-
l i b e r t a d , n o s l a d i ó s e g ú n e l ú l t i m o fin p a r a q u e f u i - t i f i c á n d o l o s y a p a r t a n d o d e ellos t o d o lo q u e f u e r e p e -
m o s c r e a d o s , p a r a q u e c o n ella lo a m á s e m o s c o n to- c a m i n o s o , s i r v á m o s l e c o n un recto uso e n t o d a s las
do nuestro corazon y toda nuestra alma, abrazáramos c o s a s , q u e e s t e f u é e l fin c o n q u e r e c i b i m o s l o s s e n -
libremente s u divina ley, y c o n f o r m á n d o n o s con su tidos corporales.
santísima voluntad, hiciésemos, con merecimiento
nuestro, todas nuestras obras, para de esta manera
h a c e r n o s d i g n o s d e s e r r e c o m p e n s a d o s d e ellas en la DECL A RACION DE LOS DONES DEL ESPIRITU
gloria. 6ANT0.

DECLARACION DE LOS SENTIDOS CORPORALES. P. Para qué son necesarios los dones del Espíritu
Saiito.
R. Para hacernos obedientes á las divinas inspi-
P. Para qué nos dió Dios los sentidos corporales? raciones.
R. Para que con lodos le sirvamSs en todas las L o s dones del Espíritu Santo s o n u n a s s u p e r i o r e s
cosas. p e r f e c c i o n e s q u e i l u s t r a n al a l m a r a c i o n a l , c o n l a s c u a -
A s í c o m o e l S e ñ o r dotó á nuestra alma de tres les q u e d a e l h o m b r e bien dispuesto p a r a seguir el di-
n o b i l í s i m a s p o t e n c i a s p a r a q u e le c o n o c i é s e m o s , n o s v i n o i m p u l s o y el s o b e r a n o i n s t i n t o q u e l e l l a m a y
a c o r d á s e m o s d e él, y lo a m á r a m o s c o m o á nuestro c o n d u c e á u n fin ú l t i m o s o b r e n a t u r a l ; d e l o q u e s e s i -
ú l t i m o y ú n i c o fin; d e l a m i s m a m a n e r a d i ó á n u e s - g u e , q u e p a r a a q u e l l a s c o s a s y fines q u e n o a l c a n z a
tro cuerpo cinco perfectísimos sentidos, para que con el i n s t i n t o n a t u r a l , y q u e e s p r e c i s o e l d i v i n o , e s f o r -
ellos g o z á r a m o s t o d a s las bellezas d e l a naturaleza, zoso q u e s e a n n e c e s a r i o s l o s d o n e s q u e n o s h a c e n
y c o n o c i e n d o p o r ellas á su C r i a d o r , lo a m á s e m o s y obedientes á estas divinas inspiraciones. T a l es e l
sirviésemos. T a l fué elobjeto con que se nos die- fin c o n q u e e l S e ñ o r s e h a d i g n a d o c o n c e d e r e s t o s
ron los sentidos y m i e m b r o s todos d e nuestro cuer- dones á los justos; y a u n q u e se llaman y son del E s -
p o . E n t o d o s ellos r e s p l a n d e c e m a r a v i l l o s a m e n t e la píritu Santo, p o r q u e c o n ellos enriquece nuestras al-
sabiduría y altísimo consejo del que tan p e r f e c t a m e n - mas, d e b e m o s s a b e r q u e p o r e l l o s n o s o l o l e e s t a m o s
te los fabricó, g u a r n e c i ó y d i s p u s o p a r a I03 u s o s y
obligados á él, sino también al Padre y al H i j o , por- verdades, con el de sabiduría se nos concede arre-
que todas las tres divinas Personas igualmente nos glar por ellas todas nuestras acciones. E s t e don apar-
dan estos soberanos dones, aunque por ser dádiva de ta el humano corazon de las cosas caducas, despe-
amor, se atribuyen especialmente al Espíritu Santo, gándolo de los bienes temporales y terrenos, enca-
y por eso se llaman dones suyos. minándole y elevándole á la contemplación de las
P . De qué aprovecha el don de entendimiento? cosas divinas y celestiales, reposando gustosamente
R . De darnos á entender las verdades. en ella con suavidad y dulzura. Por este don el so-
P o r este don de entendimiento que nos da el Espí- berano Espíritu nos comunica auxilios y gracia para
ritu Santo, no debemos entender el natural, que~ es que j u z g u e m o s bien y rectamente de aquellas verda-
potencia de nuestra alma, sino que así como con es- des que el entendimiento nos ha declarado, asegu-
ta potencia nos diferenciamos de los brutos porque rándonos de que todo cuanto nos advierte, es infali-
conocemos las verdades que éstos no pueden alcan- ble y clara verdad. E s este don el cumplimiento de
zar, asi por esta particular luz y claridad que Dios toda la perfección, pues aquel que para con Dios es
nos concede por este don, para que conozcamos las sábio, conociéndole por primera causa, ordena por
divinas verdades, se nos descubre el verdadero r aquella inmutable regla todas sus acciones; lo cual
católico sentir de las cesas divinas, llegando el hom- no ejecutara fácilmente, si al don de entendimiento
bre por él á conocer á Dios como á fin sobrenatural, no se añadiera este don de sabiduría; pues si con
y a entender todos los misterios que nos tiene reve- aquel alcanza y conoce la primera causa, con éste
lados, venciendo con él la ignorancia, rudeza y os- que nace de la perfecta caridad, ordena y endereza
curidad en las cosas de la fé. Así es que mediante todas las cosas á ella, como á su último y apeteci-
este don, nos da Dios ilustraciones y claridades pa- do fin.
ra deshacer las tinieblas que causa nuestra ignoran- P. Y el de consejo?
cia: de suerte que este don viene á ser una particu- R . De consultar las cosas á Dios mas gratas.
lar luz que nos da el Espíritu Santo para que enten- P o r este celestial don de consejo, nos comunica el
damos y penetremos las cosas árduas y oscuras de Espíritu Santo un vivo desengaño de todas las cosas
nuestra fé, y de los lugares de la Escritura, dándo- que se oponen á la verdad, influyendo al entendi-
nos el verdadero sentido de ellas, y el perfecto co- miento para que entre sí consulte cuáles son aquellas
nocimiento de las cosas divinas. cosas que mas le agradan á Dios de las que su me-
P. Y el don de sabiduría.1 moria le representa; de suerte que este don viene á
R- De hacernos juzgar bien de ellas. ser una práctica luz que alumbra el entendimiento,
Si con el don anterior se nos dan á entender las para que sepa dirigir bien y con acierto las obras no
solo para sí, sino también para sus prójimos, presen- ya por las interiores disposiciones, nos hace saber,
tándoles claridad en aquellas cosas que la necesitan benigno, lo que necesitamos para nuestra salvación.
para todo lo concerniente á su salvación: de modo Para esto, pues, nos da y comunica este don de cien-
que por este don el soberano Espíritu nos enseña á cia, que es necesario no confundir con los anterio-
poner en ejecución aquellas cosas que, consultada la res, para lo que debe advertirse en los diversos ac-
razón y la luz interior, hallamos ser mas convenien- tos de ellas, porque si bien se ha comprendido, cada
tes para la gloria de Dios y bien de nuestra alma: uno es diferente. E n cualquier objeto que se pre-
siendo esto necesario mayormente en las cosas ár- sente para deliberar, el don de entendimiento aclara,
duas y dificultosas; pues el demonio cuando no nos el de sabiduría da su parecer, el de consejo propo-
puede vencer por fuerza, se vale de artificiosos en- ne, y el de ciencia determina y elige bien en lo con-
ganos, y muchas veces debajo de un color bueno y sultado.
virtuoso, hace caer al justo. P o r esto es necesario
P . El don de piedadf
el consejo, el cual debemos pedir al S e ñ o r , quien si
R . Concierta el alma con Dios.
humildes recurrimos á su misericordia, nos dará es-
C o n este sobrenatural don de piedad, somos ense-
te don, con el cual prevalezcamos contra las diabóli-
ñados á dar á Dios el verdadero y reverente culto,
cas astucias, y ademas, conoceréraos las cosas que le
para que como supremo Criador sea de todas las cria-
son mas gratas.
turas honrado y reverenciado; comunicándonos este
P. Y el de ciencia? don un fino amor á su Magestad, y un sumo agrade-
R . De elegir bien en lo consultado. cimiento á tan supremos beneficios como nos ha he-
E s t e gran don de la ciencia, es una luz que nos da cho, quedando con él obedientes á sus divinos man-
á conocer nuestros propios defectos, y nos avisa có- datos, y engendrando en nosotros una tierna compa-
mo saldremos bien de los presentes y podremos evi- sión de lo que nuestro Redentor padeció y toleró por
tar los futuros ó venideros. E s , pues, este don un nosotros: resultando de este dolor un amor cordial
conocimiento de las cesas humanas y naturales, se- con Dios, quedando el alma amiga de su Magestad
gún que las podemos dirigir á las sobrenaturales y y concertada en su servicio. Inclínanos el Espíritu
eternas, ayudándonos de este conocimiento para evi- Santo con este don suyo, á que con alegres afectos
tar nuestras faltas, solicitando pasar la mísera carre- y ardientes deseos, honremos pura y rectamente á
ra de esta vida sin manchas ni pecados: y así con es- nuestro Criador, y también á que amemos y pro-
ta ciencia pedimos á la divina Magestad que nos en- curemos hacer bien á nuestros prójimos, por solo el
sene sus santos mandamientos, y el S e ñ o r , ya por sus amor de Dios, que es único padre de todos; temien-
ministros y predicadores, ya por los libros devotos. do al mismo tiempo los castigos con que amenaza al
pecador. Para todo esto se nos infunde el don de
del Señor; concertándonos bien por uno y otro con
piedad, para que primero honremos y alabemos al Se-
nosotros mismos e n todos nuestras acciones.
ñor, y despues por él tengamos compasion y piedad
universal con todos. P . Pues no es éste oficio de las virtudes?
P . El de temor y fortaleza? R . Sí, mas las virtudes nos rinden á la razón y
R. Conciértanla bien consigo. ley divina, y los dones á la mocion del Esjn-
S e juntan aquí estos dones, porque así el de temor ritu Santo.
como el de fortaleza, miran á componer al sugeto A cualquiera p o d r á ocurrirle la duda sobre lo que
consigo mismo; porque por medio del de temor, se dejamos explicado respectivamente á los efectos que
nos da gracia para que, aterrados con los castigos estos dones causan en nuestras almas, porque siendo
que nos pueden venir de un Dios enojado, procure- los mismos que hemos explicado hablando de las vir-
mos guardar su santa ley, comunicándonos al mismo tudes, no parece que en nada difieren éstos de aque-
tiempo fortaleza para que podamos resistir los asal- llas. A esta duda satisface bien la respuesta que
tos y combates del enemigó, teniendo gozo en pade- acaba de leerse, diciendo: que las virtudes nos rinden
cer las cosas adversas por Dios, perseverando con él 6 la razón, y á la ley que debemos seguir, que en sus-
constantes y fuertes en la fé y santos ejercicios. El tancia es decir: las virtudes nos dicen lo que es bueno
don perfecto de temor nos infunde una reverencia fi- y conveniente á la ley de Dios, empero los dones
lial, con la cual tememos no desagradar á tan buen mueven al espíritu con la inspiración divina, hacien-
Dios, Señor y P a d r e ; digno sobre todo de ser ama- do que ejecute lo que le han propuesto las virtudes.
do: y este es temor propio de los hijos, temor casto Estas sirven para las operaciones comunes, según el
nacido de la caridad. P u e d e haber también otro que dictámen de la razón; los dones, empero, paralas ope-
se llama servil, y consiste en temer los castigos con raciones extraordinarias, grandes, heróicas, según la
que Dios nos amenaza si quebrantamos su ley, pero mocion del Espíritu Santo. L a s virtudes perfeccio-
aunque éste no es tan perfecto, de una y de otra for- nan al hombre, según que para los actos interiores y
ma es don de Dios; siendo siempre el fundamento exteriores se mueven por la razón; los dones son unas
de toda la perfección cristiana, y uno de los mas ri- altas perfecciones, según las cuales queda el hombre
gorosos castigos que Dios puede dar á una alma, es dispuesto para ejecutar lo que el Espíritu divino le
quitarle este temor, porque la deja sin freno para el inspira, quedando pronto para ejercitar los actos da
mal. Con este don, pues, de temor, nos apartamos mayor perfección. L a s virtudes solo inclinan á los
a e todo lo pecaminoso, así como por el de fortaleza actos, según la mocion 6 regla de la razón; los dones
atrontamos las cosas mas árduasy difíciles por amor mueven al alma con otra mocion superior, que es el
instinto é inspiración del Espíritu Santo, á que la su-
j e t a n . D e todo lo cual consta la diferencia que hay
d e las virtudes á ios dones»

DECLARACION DE LAS BIENAVENTURANZAS.


DECLARACION DE LOS FRUTOS DEL ESPIRITO
SANTO.
P. Que cosa son las bienaventuranzas?
R. Las mejores obras de las virtudes y dones del
P. Qué son los frutos dd Espíritu Santol Espíritu Santo.
R. ho mas suave, ultimo y perfecto de las virtudes* S i e n d o la bienaventuranza el último fia á que an-
A s í como los frutos en un árbol son su último re- hela la vida racional y cristiana, es preciso confesar
sultado, es decir, lo mas suave y perfecto que p u e d e que las obras que gozan de este alto nombre, son en-
producir, d e manera que ya no le queda mas que d a r ; tre todas las humanas las mas puras y perfectas que
del mismo modo estas virtudes, que se llaman frutos p r o c e d e n d e todas las virtudes y d e todos los mara-
del Espíritu Santo, se producen con su divina influen- villosos dones, que el divino y s u p r e m o E s p í r i t u co-
cia, y vienen á ser como resultado d e sus siete do- munica á los fieles hijos d e Jesucristo por el bautis-
nes, y lo último de toda su potencia, hasta d o n d e m o . E s t a s ocho obras ó heroicas acciones, escogió
p u e d e alcanzar en el alma este bellísimo árbol. A s í nuestro R e d e n t o r entre todo el tesoro de virtudes
lo confiesan todos los que han experimentado estoa que depositaba en su alma, cuando en aquel celebra-
frutos suavísimos, deleitables y gustosos, por los que do sermón que hizo en el monte, las predicó y ense-
el alma queda enriquecida; y para formarlos y p r o d u - ñó á sus discípulos y á todos los demás que le se-
cirlos, nos ayuda el Espíritu Santo con su gracia, ha- guían, para perfeccionarlos y elevarlos á la mas se-
ciendo en ellos mas que nosotros, siendo esta la cau- gura senda que habian d e seguir en la ley evangéli-
sa d e llamarse frutos del Espíritu Santo y no del h o m - ca; pues son estas virtudes el epílogo y compendio
b r e . D e estas virtudes, unas perfeccionan al h o m - d e toda la perfección cristiana. P o r otra parte, co-
b r e en lo interior, y otras en lo exterior; unas miran mo los que las poseen logran el d e r e c h o próximo á
á D i o s , otras á nosotros mismos, y otras son en ó r - ser bienaventurados, y están ya como en los umbra-
den á nuestros prójimos; p e r o todas ellas d e tal p e r - les y pórticos de la eterna felicidad y bienaventuran-
fección y excelencia, ya reunidas ó ya c a d a una de za, p o r eso á estas virtudes las llamó con soberano
p o r sí, que justamente se han llamado lo mas suave, misterio el S e ñ o r , bienaventuranzas, para enseñarnos
último y perfecto d e las virtudes. á que escogiésemos estas obras, como lo mas acen-
drado y perfecto d e la vida cristiana.
j e t a n . D e todo lo cual consta la diferencia que hay
d e las virtudes á los dones»

DECLARACION DE LAS BIENAVENTURANZAS.


DECLARACION DE LOS FRUTOS DEL ESPIRITO
SANTO.
P. Qué cosa son las bienaventuranzas?
R, Las mejores obras de las virtudes y dones del
P. Qué son los frutos del Espíritu Santol Espíritu Santo.
R. ho mas suave, último y perfecto de las virtudes* S i e n d o la bienaventuranza el último fia á que an-
A s í como los frutos en un árbol son su último re- hela la vida racional y cristiana, es preciso confesar
sultado, es decir, lo mas suave y perfecto que p u e d e que las obras que gozan de este alto nombre, son en-
producir, d e manera que ya no le queda mas que d a r ; tre todas las humanas las mas puras y perfectas que
del mismo modo estas virtudes, que se llaman frutos p r o c e d e n d e todas las virtudes y d e todos los mara-
del Espíritu Santo, se producen con su divina influen- villosos dones, que el divino y s u p r e m o E s p í r i t u co-
cia, y vienen á ser como resultado d e sus siete do- munica á los fieles hijos d e Jesucristo por el bautis-
nes, y lo último de toda su potencia, hasta d o n d e m o . E s t a s ocho obras ó heroicas acciones, escogió
p u e d e alcanzar en el alma este bellísimo árbol. A s í nuestro R e d e n t o r entre todo el tesoro de virtudes
lo confiesan todos los que han experimentado estoa que depositaba en su alma, cuando en aquel celebra-
frutos suavísimos, deleitables y gustosos, por los que do sermón que hizo en el monte, las predicó y ense-
el alma queda enriquecida; y para formarlos y p r o d u - ñó á sus discípulos y á todos los demás que le se-
cirlos, nos ayuda el Espíritu Santo con su gracia, ha- guían, para perfeccionarlos y elevarlos á la mas se-
ciendo en ellos mas que nosotros, siendo esta la cau- gura senda que habian d e seguir en la ley evangéli-
sa d e llamarse frutos del Espíritu Santo y no del h o m - ca; pues son estas virtudes el epílogo y compendio
b r e . D e estas virtudes, unas perfeccionan al h o m - d e toda la perfección cristiana. P o r otra parte, co-
b r e en lo interior, y otras en lo exterior; unas miran mo los que las poseen logran el d e r e c h o próximo á
á D i o s , otras á nosotros mismos, y otras son en ó r - ser bienaventurados, y están ya como en los umbra-
den á nuestros prójimos; p e r o todas ellas d e tal p e r - les y pórticos de la eterna felicidad y bienaventuran-
fección y excelencia, ya reunidas ó ya c a d a una de za, p o r eso á estas virtudes las llamó con soberano
p o r sí, que justamente se han llamado lo mas suave, misterio el S e ñ o r , bienaventuranzas, para enseñarnos
último y perfecto d e las virtudes. á que escogiésemos estas obras, como lo mas acen-
drado y perfecto d e la vida cristiana.
P. Por qué se llaman así las bienaventuranzasf mera grada para conseguir las demás bienaventuran
R. Porque en ellas consiste la de esta vida y la es- zas: pues al que ama la pobreza y lo ha renunciado to-
feranza de la otra. d o por Cristo, le es fácil ser manso, humilde y modes-
D e c í a m o s arriba, que los que practican estas vir- to; este llora fácilmente sus culpas y las ofensas contra
tudes, llamadas bienaventuranzas, estaban ya como en D i o s ; sacrifícase gustoso por la justicia; tiene sin di-
el u m b r a l de la eterna felicidad; y en efecto, quien ficultad compasion y misericordia en las agenas mi-
las p o s e e puede decirse que ya es bienaventurado serias; hállase con limpieza d e corazon, y sin r e p u g -
en esta vida, p u e s goza de la felicidad de una vida nancia conserva en medio de las turbulencias de este
cristiana y perfecta. A d e m a s , como las obras que siglo, una tranquilidad y paz grande en su á n i m o ,
nos c o n d u c e n á este estado, todas son grandiosas sin hacer caso d e las cosas caducas y perecederas d e
y heroicas, bien p u e d e decirse, que a u n q u e sin pa- este mundo. P o r eso^ repetimos, la puso Cristo p o r
sar d e los términos d e e s p e r a n z a , con grande y bien base de las d e m á s bienaventuranzas; para e n s e ñ a r -
f u n d a d a firmeza, p u e d e ya reputarse el que las ejer- nos la g r a n d e estima y aprecio que de ella debemos
cita, c o m o bienaventurado; tanto mas, cuanto que hacer.
estas o b r a s nos apartan enteramente de todos aque- P. Quiénes son los mansos?
llos falsos dictámenes de los enemigos de nuestra al- R . Los que ya no tienen ira, ni aun casi movimien-
ma, q u e nos conducen por el ancho camino de la to de ella.
perdición. L o s mansos pueden llamarse aquellos, tan confor-
P. Quiénes son los pobres de espíritu? mes en la razón, que aunque se les ofrezcan ocasio-
R. Lot que ya no quieren honras, ni riquezas, ni nes de disgusto, ni se enojan, ni sienten movimientos
aun moderadas. de ira, reprimiendo el ardor que nos incita á vengar-
E n t r e todas las bienaventuranzas, puso Cristo por nos de quien nos ha ofendido, nos injuria, ó nos
primera á esta pobreza de espírüu, á este desasimien- quiere agraviar. Son, pues, los mansos, aquellos que
to y menosprecio d e todas las cosas, tratándolas y siendo provocados, no hacen mal, ni meditan hacer-
r e p u t á n d o l a s como á estiércol, según la expresión de lo, y en esto está la verdadera m a n s e d u m b r e , que
S a n P a b l o , para enseñarnos á quitar el estorbo prin- consiste en no volver mal por mal, sino bien por el
cipal q u e hay para conseguir la salvación, que son d a ñ o que se nos hace, haciéndonos esta virtud y tra-
las riquezas; dejándonos d e s e m b a r a z a d o s p a r a cor- to amables á D i o s y á los hombres. Sin embargo,
rer en p o s y seguimiento suyo. E s t a f u é la razón debemos advertir, que para que esta virtud nos h^ga
p o r q u e nuestro divino Maestro la p u s o por primer bienaventurados, no basta que ella sea moral, como
f u n d a m e n t o de su apostolado-, siendo también la pri- la tuvieron aun algunos filósofos paganos, sino que
se toleren las injurias y se lleven en Paciencia, por P . Quiénes son los que lloran?
obedecer á Jesucristo que así lo ordenó, y que este R . Los que dejan los placeres aun moderados.
vencimiento ademas, vaya animado del puro:amo de P o r los que lloran, y á quienes Jesucristo llama
Dios; de manera, que no solo sea virtud cnst an , bienaventurados, se entiende aquellos que conside-
sino al mismo tiempo heró.ca, apeteciendo la* inju- rando sus miserias y pecados, y las tristes consecuen-
r i a s por espíritu de humildad, y considerándolas ce-
cias que de estos se siguen, como son la ofensa hecha
rno movechosas á nuestro bien espiritual, en cuan o á Dios, la pérdida de la gloria y penas del infierno,
toleradas por amor del Señor. E s t a es propiamente se duelen de haberlos cometido, derraman amargas
la virtud de la que aquí tratamos, porque esta verda- lágrimas, especialmente por el Señor á quien han
deramente hace al hombre manso con perfección. ofendido, que es la suma bondad y digno de ser
amado, y proponen firmemente mortificarse, apartán-
p . Cómo poseen la tierra? dose de todos aquellos placeres, en que pueden ha-
Q Como señores de sí mismos. . llar ocasion de pecado, aborreciendo aun los mas
Manifiéstase en estas palabras el premio que el moderados. E s t e espíritu de penitencia con el que
a -Ür tiene oreoarado para los varones mansos. E s - sujetamos los ardientes movimientos de la carne, con
S ; S b ü U pues logrando con esta que gemimos por nuestros pecados, y suspiramos al
virtud tener valor para no airarse, ni encenderse en vernos desterrados de la patria celestial, es el que
enojo, quedan siempre dueños de todas sus acciones nos hace bienaventurados; y mucho mas, si nuestras
v a mismo tiempo lo poseen todo, venciéndolo con lágrimas son nacidas de la devocion espiritual, como
Mansedumbre, no causándoles turbación cosa alguna de la contemplación de las virtudes de nuestro Sal-
terrena, a n t e s obrando en todo con maduro consejo vador, de sus trabajos y dolores, su afrentosa pa-
V nrudencia, venciendo sus pasiones, y liaciendose sión y muerte. Encendida entonces en amor de tan
L P e ü . T d o todo. E s ésta una de las razones por grande Señor nuestra alma, llora amargameisle todas
S e «e verifica que éstos poseen la tierra; porque sus caidas, aborrece y deja los placeres aun modera-
fa habitan con quietud, teniendo en sí gran tranqml dos, y solo desea unirse al eterno bien.
dad sin que basten todas las injurias a perturba »
P. Quiénes son los que tienen hambre y sed de jus-
paz de sus conciencias: porque mostrándose liumd-
ticia?
£ á todos Obsequian reverentes, sin desdeñarse de
R . Los que hacen con ansia el deber en todo.
su ¿tarse á otros, aunque sean inferiores; así como
o ándeles siendo tan nobles, no se desdeñar, de L a cuarta bienaventuranza es tener hambre y sed de
asistírf dirigir y ayudar á los hombres, por bajos 6 justicia, esto es, desear con una ejecución semejante
ínfimos que sean. á la que produce en el cuerpo la falta de alimento 6
bebida, practicar todo g é n e r o de virtud, y todo lo las personas propias; muchas veces á esta acción le
q u e debe o b r a r y obra el alma justa. P o r q u e debe mueven mas que la piedad, el afecto y la sangre. Así,
advertirse, q u e c u a n d o Cristo habló de los que tienen para que sea heroica esta virtud, se ha de ejecutar
hambre y s e d d e justicia, por esta palabra justicia se con todos, amigos y enemigos, propios y extraños, y
h a de e n t e n d e r la virtud y la cristiana perfección: y en todo g é n e r o d e necesidades, corporales y espiri-
l o s que tienen v e h e m e n t e deseo de adquirirla, éstos tuales, ejercitándola desinteresadamente, sin esperar
s o n á quienes llama el S e ñ o r bienaventurados, por- de ellos retribución, pues lo demás fuera mercancía
q u e en los empleos en que se hallan, y en los y no misericordia. P a r a alcanzar esta virtud, aun-
oficios q u e e j e r c e n , procuran con todo afecto hacer que no se tenga con que hacer limosna, basta desear
aquello q u e les toca, en cumplimiento de su obliga- eficazmente p o d e r hacerla, y este vivo deseo hace
ción v servicio del Altísimo, dando á cada uno lo ser misericordioso; aunque si se puede, se ha d e
q u e seírun la ley y la justicia le toca, solicitando e m - ejercitar esta misesicordia con obras, y no ha de que-
plearse en provecho de sus prójimos, e m p e ñ á n d o s e dar en solos deseos, sino pasar á dar fruto sien-
c o n °"USto en practicar las diligencias necesarias, sin do obrador de estas misericordias, c o m o lo enseñaba
omitír alguna d e las que prudentemente j u z g a n que Santiago. D e estos misericordiosos, pues, es de
deben e j e c u t a r , d e s e a n d o siempre ir creciendo en las quienes se habla en esta quinta bienaventuranza.
virtudes, c o n h a m b r e de todas ellas. E s t o s son los P. Quiénes son los limpios de corazon?
q u e v e r d a d e r a m e n t e se p u e d e decir que tienen ham- R. Los (pie son en todo mortificados en sus pasiones.
b r e v sed d e justicia; y por lo mismo hacen el deber Limpios de corazon, son aquellos que viven tan
en todo, e s t o es, hacen en todo caso cuanto les cor- ajustados á la divina ley, que habiendo dado de ma-
responde h a c e r . . . , , < > no á todos los vicios, solicitan vigilantes que todas
P. Quienes son los misericordiososl sus acciones sean enderezadas al amor de D i o s y del
Los muy piadosos aun con los extraños. prójimo, apartando de sí toda falacia y fraude, y
P o r los misericordiosos entiende aquí Cristo, á los cuanto pueda m a n c h a r su pureza; huyendo no solo
nue tienen compasion de sus prójimos, y en sus ne- de los p e c a d o s mortales, sino también de los venia-
cesidades se conduelen y las remedian, ayudándolos les, p r o c u r a n d o evitarlos en cuanto les sea posible,
con su c o n s e j o , ó con sus limosnas, ejercitando con trabajando por tener una conciencia pura, limpia, lle-
ellos todo lo que es piedad y misericordia, en cual- na de santas obras: segregando todo doblez de su
quier Género, e x t e n d i é n d o s e ésta á todos, hasta con corazon, no poniendo el cuidado en el aseo exterior
los extraños, c u a n d o la necesidad lo pidiese. P o r - del cuerpo, sino en la pureza del-alma, y limpieza d e
que aunque el órden de la caridad pida empezar por su corazón: entendiéndose aquí por la palabra cora-
zon, el alma con todas sus potencias. E n estando, L o s comprendidos en esta bienaventuranza, so*
todos aquellos que son maltratados ó perseguidos,
pues, todas estas limpias, entonces gozan los cristia-
por hacer lo que les toca en todo género de virtud,
nos del glorioso título que aquí les da el balvador,
guardando justicia y cumpliendo cada uno su obliga-
d * bienaventurados; y verdaderamente se llamaran
ción. D e suerte, que como nuestro divino R e d e n -
limpios de corazon, porque en todo tienen mortifica- tor fué perseguido, así también lo son sus hijos y
das sus pasiones. discípulos, que le siguen y ejecutan sus mandatos y
P . quiénes son los pacíficos? consejos: y éstos son los que padecen por la justicia:
R . Los obradores de paz en sí y en otros. siendo este padecer y sufrir la mayor prueba de su
L o s verdaderos pacíficos son aquellos, que no so- perfección. E l sufrir con ánimo constante calum-
lamente dentro de sí tienen paz, conservando la amis- nias, asechanzas, maquinaciones, murmuraciones, y
tad de Dios, sino que la procuran también para los todo género de persecución, por portarse como buen
demás, induciendo á todos, en cuanto es posible, a cristiano y leal á su Redentor, es la suma de todas
que tengan verdadera paz entre sí, ayudándolos para las bienaventuranzas. E l perder, por conseguirá J e -
que vivan en servicio de Dios. P e r o esta no es una sucristo, descanso, hacienda, reputación, y aun la
prero»ativa de los justos ordinarios, sino únicamen- misma vida, es el compendio de todas las dichas y
te d é l o s que lo son en grado heróico, que tienen ya bienaventuranzas. D e éstos, pues, se dice en el
mortificadas y sujetas las pasiones, haciéndolas á to- Evangelio, que es el reino de I03 cielos.
das obedecer á la razón y á la ley divina, asi como
el obediente hijo se gobierna por su padre. P o r es-
to en todo acontecimiento se conservan iguales, con-
D E L E X A M E N Y DEVOCIONES AL ACOSTARSE
tentos y afables, sin inmutarse en los sucesos próspe-
Y LEVANTARSE.
ros y adversos, ni perturbarse por las sugestiones
diabólicas, porque ni aquellos les hacen perder la tran-
quilidad, ni éstas la paz del alma, siempre humilde,
Siendo tan claro lo que se contiene en esta últi-
siempre subordinada al querer divino, y con una
ma adición al catecismo del padre Ripalda, y habiendo
o-rande prontitud para ejecutar lo que Dios les orde-
nare. Así es como son obradores d e paz en »í y en expuesto, tratando del sacramento de la penitencia, U
concerniente á la CONTRICIÓN Y ATRICIÓN, lo hemos
otros. T 7 . . • insertado, solo para que nada falte á nuestro catecismo,
P. Quiénes son los que padecen por la justiciay
absteniéndonos de toda explicación en la primera parte,
virtud.I? -
por innecesaria; y en la segunda, por no repetir lo que
R. Los que están firmes en ella, aunque -por esto
ya se tiene dicho.
sean perseguidos.
CONCLUSION. AVISOS E V A N G E L I C O S

, H e m o s terminado la explicación de la doctrina cris-


Sobre la necesidad de contrariar las cuatro principales
tiana, conforme la expuso el padre Ripalda, acomo- pasiones, E L O R G U L L O , L A C O D I C I A , L A S E N S U A L I D A D T
dándonos á la inteligencia de la niñez, y no teniendo L A C O L E R A , que mas afecta-a al eorazon humano, y son
otro objeto que ayudar y facilitar su enseñanza á loa el escollo de la virtud.
p a d r e s de familia y maestros de las escuelas. No
hemos escrito para los sábios, antes conociendo lo Orgullo. Esta es la mas injusta y mas funesta de todas
mucho que nos falta para haber llenado enteramente las pasiones, y sin embargo, es la mas natural al hombre:
nuestro plan, exhortamos á todos á la asistencia á ninguno de ellos se halla enteramente exento de él. Esta
las pláticas doctrinales de los curas párrocos, en las es la sola pasión, entre todas, que el hombre aborrece y
que recibirán una total instrucción. condena en todos los demás hombres, al paso que siem-
C o m o hijos obedientes de nuestra madre la Santa pre la aprueba en sí mismo.
Iglesia católica, apostólica, romana, sujetamos á ella P a r a curar al hombre de esta pasión, era desde luego
necesario hacerle conocer su injusticia; y veamos cómo
rendidamente este nuestro corto trabajo*, concluyendo
Jesucristo ha procedido.
con recomendar á nuestros lectores con el apóstol Declara y prueba á los hombres, que ellos nada tie-
San Pablo, que guarden el depósito de esta doctrina nen, ni pueden por sí mismos, si Dios no les presta su
en los senos de su eorazon, para que conociendo ayuda, ó como autor de la naturaleza ó como autor de
bien lo que deben creer, comprendiendo lo que de- la gracia. "¿Quién de vosotros, dice en un pasage, pue-
ben esperar y pedir, ajusfando su vida á los manda- de á fuerza de pensar, añadir un codo á su estatura?"
mientos que deben guardar, y recibiendo la gracia Y en otro: "Vosotros no podéis volver blanco ó negro
p o r medio de los sacramentos que nos santifican, ame- un solo cabello de vuestra cabeza." Como si les dijera:
jO presuntuosos mortales, que tan temerariamente confiáis
mos á Dios Nuestro Señor, seamos misericordiosos
en vuestras pretendidas fuerzas, y que os prevaléis de
con los prójimos, hagamos la guerra á nuestras pa- ellas tan insolentemente! ¡ E n qué pensáis! ¿Puede, por
siones y apetitos, resistamos á los enemigos de nues- ventura, alguno de vosotros levantar un codo á su altu-
tra alma, y practicando las virtudes y mereciendo ser ra? jQué digo! Cualquiera de vosotros ¿puede siquiera
llenos de los dones del Espíritu Santo, consigamos mudar el color de uno de sus cabellos? ¡Eh! Y ¿cómo
ser felices en esta vida transitoria, y bienaventurados podríais añadir á vuestro euerpo un miembro, ó un sen-
en la eterna, en la que gocemos á Dios en su gloria. tido mas? Y si no podéis hacer en vuestro cuerpo la mas
Así sea. ligera mudanza, ni darle la mas mínima perfección que
le falte, ¿cómo podríais mudar vuestra alma, sea enrique- El hombre, pues, no puede sin la gracia de Jesucristo,
ciéndola con alguna nueva facultad, sea dando á sus facul- ni libertarse de la esclavitud del pecado, ni practicar vir*
tades mayor extensión, ó el menor grado de perfección'? tud alguna, á lo menos de un modo útil á la salvación;
Tal es el razonamiento que encierran las palabras de Je- porque el hombre puede, sin el socorro de la gracia, ha-
sucristo, que se acaban de referir: palabras que dan un cer acciones moralmente buenas, y tener también algu-
terrible golpe al orgullo humano; pero era necesario al- nas virtudes morales; pero fuera de que lo que él puede
guna cosa mas para abatir este monstruo. El hombre es en este género, no sirve de nada para el cielo, lo que
libre, y sabe que lo es; y lo sabe, porque lo conoce. So- puede en este género no es gran cosa, y eso poco toda-
bre ello se persuade á que no tiene necesidad de nadie, vía se lo debe á Dios, como autor de la naturaleza, mu-
sino de sí mismo, para ser bueno ó malo: á que no debe cho mas que á él.
la virtud sino á sí mismo, y á que no la tiene sino por De este modo, Jesucristo ha hecho conocer á los hom-
sí mismo: á que le es tan fácil levantarse de sus caídas, bres la injusticia y la locura de su orgullo; y para con-
como caer, y pasar del vicio á la virtud y de la virtud al trariarlo les aconseja: "Cuando fueres convidado á bo-
vicio. E s un error del hombre el pensar así, y este er- "das, no te sientes en el primer lugar, no sea que haya
ror le es tanto mas funesto, cuanto le es mas agradable "allí otro convidado mas honrado que t ú . . . . Pero
y lisonjero. Jesucristo lo desengaña por estas palabras, "cuando fueres llamado, ve y siéntate en el último puesto.
que jamas meditarémos bastantemente: "Como el sar- "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazon,
1
'miento de la viña no podría llevar fruto por sí mismo " y encontrareis el descanso de vuestras almas. ¿Sabéis
"si no estuviera unido á la cepa, asi vosotros no podéis "lo que yo acabo de hacer? Vosotros me llamais Maes-
"llevar ninguno si no permaneceis en mí. Yo soy la "tro y Señor; y bien decís, porque lo soy. Pues si yo,
"cepa de la vina, y vosotros los sarmientos. El que per- "el Señor y el Maestro, os he lavado los piés, vosotros
m a n e c e en mi, y aquel en quien permanezco, lleva mu- "también debeis lavar los piés los unos á los otros."
"cho fruto: pero vosotros no podéis nada sin mí;" esto Codicia. De nada le sirve al hombre ganar el mundo
es, nada útil á la salvación, nada que sea meritorio para entero, si pierde su alma. Jesucristo, para hacer cono-
la vida eterna, nada grande, nada pequeño; y en fin, nada, cer á sus discípulos, y en ellos á todos los demás hom-
como lo observa San Agustín, porque quien dice nada, to-, bres, la fuerza de esta verdad, Ies dijo: " N o hagais te-
do lo excluye. Y en el capítulo octavo del mismo Evan- soros en donde hay ladrones que desentierran y roban.
gelio, se ve, que habiendo Jesucristo pronunciado estas Haceos tesoros en el cielo, donde no hay ni polilla, ni orin
palabras: "Si permaneceis en mi palabra, sereis verda- que pueda comer, ni ladrones que puedan desenterrar ni
d e r a m e n t e discípulos mios, y conoceréis la verdad, y la robar."
"verdad os hará libres." Como percibió que los judío» E l que quiera gustar de los bienes invisibles, es preciso
murmuraban contra él, como si los hubiera tratado de que abandone los terrestres y sensibles: dos amores en-
esclavos, les dijo: " E n verdad os digo, que cualquiera contrados, jamas han existido juntos en nuestro corazon:
"que comete el pecado, es esclavo del pecado;" y aña- no se puede obedecer juntamente á la ley de la carne y
dió: "Si el Hijo de Dios, os pone en libertad, sereis ver- á la del espíritu: la caridad es incompatible con la con-
daderamente libres."
clara desde luego: "Que el reino de los cielos padect
cupiscencia Como la prosperidad nos une excesiva- fuerza, y los que hacen fuerza lo arrebatan," esto es,
mente á los bienes temporales, se sigue de anuí que nos aquellos que resisten vigorosamente á la inclinación de
separa de los eternos AI que se halla en la prosperidad, la naturaleza. "El nos exhorta á entrar por la puerta
es en vano hablarle de la instabilidad de los bienes sen estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el ca-
sibies: esa dicha esa felicidad que él goza, le embaraza mino que lleva á la perdición, y muchos son los que en-
rendirse a la verdad: dígasele que el mundo es un amo tran por ella." Seguidamente nos advierte, "que tenga-
injusto, traidor y pérfido, que no acaricia sino para en mos cuidado con nosotros, no sea que nuestros corazones
ganar y seducir; el no lo creerá, porque solo experimen- se hagan pedazos con el exceso de las viandas y del vi-
ta dulzuras y consolaciones: háblesele de la felicidad del no." Y nos da en estas palabras el precepto de la tem-
justo, de la paz de una buena conciencia, de los bienes planza. A este precepto añade también el de la peni-
que están reseñados en la eternidad, todo esto nada le tencia; precepto que dirige á todos los hombres sin ex-
mueve: sus sentidos le arrebatan toda la atención, y los cepción, por justos que sean; pero precepto, sin embar-
go, mas rigoroso para los pecadores, que para los justos;
3 1 6
P ^ r d ^ f e S ^ ^ ' * r para aquellos que han cometido grandes crímenes, que
Que ciegos, pues, y qué insensatos somos, cuando es- para los que solo han cometido faltas ligeras. En fio,
timamos un estado peligroso para la salvación, reproba- para grabar mas profundamante estos preceptos en nues-
do por el mismo Jesucristo y opuesto á sus divinas máxi- tro entendimiento y nuestros corazones, Jesucristo nos
mas. Buscamos lo que nos aparta de Dios, lo que nos representa en una terrible parábola al rico malo, conde-
hace olvidar su ley y lo que nos hace insensibles á la fe- nado á los tormentos del infierno, por haber pasado SH
licidad eterna. Instruidos desde hoy mejor en los peli- vida entregado al lujo y á la glotonería.
gros de la prosperidad, evitemos el dejarnos seducir de En fin, Jesucristo ha dado, por decirlo así, el último
su vano esplendor; despreciemos los bienes caducos, y golpe á la pasión de que hablamos. Primero: Redu-
no estimemos las cosas sino con respecto á la eternidad. ciendo á los hombres á la necesidad de elegir, ó el ma-
¿sensualidad. Esta, ó si se quiere, aquella inclinación trimonio ó la absoluta castidad, por estas palabras: " P u e s
natural que arrastra á todos los hombres á buscar los yo os digo que todo aquel que pusiere los ojos en una
placeres de los sentidos, y á hacer consistir su felicidad muger para codiciarla ya cometió adulterio en su cora-
en semejantes placeres: inclinación violenta, á la cual zon con ella." Segundo: Luego queriendo que el ma-
mueve la primera vista del objeto poderosamente, á la trimonio volviese á los términos de su primera institu-
cual_ enciende mas y mas la reflexión, á quien el mas pe- ción, derogando la poligamia y el divorcio, tolerados el
queño recuerdo despierta: que turba la razón, que viene uno y la otra hasta allí, ha elevado todavía este contrato,
á parar en una especie dé furor y frenesí, que oblio-a al tan venerable ya á los ojos de los que saben pensar, á la
hombre a hacerse la mas terrible violencia para residiría-
augusta dignidad de sacramento, á fin de que los espo-
y que una vez abandonado á ella, casi no es ya dueño
sos aprendiesen á respetarse mutuamente, á mirar su es-
de si mismo.
tado como santo, á tener presente que ellos son los ins-
Para empeñarnos á resistir esta pasión, Jesucristo de- 48
trunientos y los ministros de la Providencia divina, que
ha querido hacer nacer los hombres los unos de los otros
para unirlos á todos con vínculos los mas dulces y maa
estrechos, y á no apartarse jamas del fin que ella se pro-
puso uniéndolos entre si.
Cólera. "Habéis oído que fué dicho, dijo Jesucristo INDICE.
á sus discípulos, ojo por ojo y diente por diente. Mas
yo os digo, que no os resistáis al mal: antes si alguno te
iiiere en la megilla derecha, párale también la otra. Y
aquel que quiera pleitear contigo y llevarte la túnica,
suéltale también la capa. Y si alguno te precisare á ir
mil pasos, ve con él otros dos mil mas." Jesucristo, pa- Prólogo m
ra reprimir la cólera, ha mandado desde luego á los hom- Texto de la doctrina cristiana vil
PIMERA P A R T E D E ÍDEM.—Nombre y señal del cris-
bres que sofoquen hasta los menores movimientos de es-
ta furiosa pasión. Les ha mandado que perdonen since- tiano 1
ramente y de todo corazon, cuantas injurias hayan reci- Declaración del credo, su explicación 26
bido. Los ha obligado á amar á sus enemigos, á pedir De los artículos de la fé 46
por ellos y á que les hagan bien. Historia de cuatro mil años del mundo 82
De Jesucristo desde su venida al mundo hasta
Tales son los preceptos que Jesucristo ha dado á los
su subida á los cielos 90
hombres para que repriman las cuatro pasiones princi-
S E G U N D A PARTE.—Declaración del Padre nuestro,
pales; estas pasiones terribles y poderosas, que bien pue-
su explicación 128
den llamarse los cuatro grandes resortes, que todo lo re-
Del Ave María y la Salve 168
mueven en el mundo moral; que son los manantiales em-
T E R C E R A PARTE.—Mandamientos de la ley de Dios.
ponzoñados de todos los crímenes que los hombres co-
meten, y de todos los males que sufren, y los que hasta Declaración del primer mandamiento, su expli-
ahora han desterrado del mundo la inocencia y la paz, cion 180
y con ellas toda dicha verdadera. Del segundo 201
Del tercero 217
Preámbulo á los otros siete mandamientos 233
Declaración del cuarto mandamiento, su explicación. 238
Del quinto 270
Del sexto 285
Del sétimo 300
Del octavo 3x2
. Del noveno y décimo 327
trunientos y los ministros de la Providencia divina, que
ha querido hacer nacer los hombres los unos de los otros
para unirlos á todos con vínculos los mas dulces y maa
estrechos, y á no apartarse jamas del fin que ella se pro-
puso uniéndolos entre si.
Cólera. "Habéis oido que fué dicho, dijo Jesucristo INDICE.
á sus discípidos, ojo por ojo y diente por diente. Mas
yo os digo, que no os resistáis al mal: antes si alguno te
liiere en la megilla derecha, párale también la otra. Y
aquel que quiera pleitear contigo y llevarte la túnica,
suéltale también la capa. Y si alguno te precisare á ir
mil pasos, ve con él otros dos mil mas." Jesucristo, pa- Prólogo m
ra reprimir la cólera, ha mandado desde luego á los hom- Texto de la doctrina cristiana vil
PIMERA P A R T E D E ÍDEM.—Nombre y señal del cris-
bres que sofoquen hasta los menores movimientos de es-
ta furiosa pasión. Les ha mandado que perdonen since- tiano 1
ramente y de todo corazon, cuantas injurias hayan reci- Declaración del credo, su explicación 26
bido. Los ha obligado á amar á sus enemigos, á pedir De los artículos de la fé 46
por ellos y á que les hagan bien. Historia de cuatro mil años del mundo 82
De Jesucristo desde su venida al mundo hasta
Tales son los preceptos que Jesucristo ha dado á los
su subida á los cielos 90
hombres para que repriman las cuatro pasiones princi-
S E G U N D A PARTE.—Declaración del Padre nuestro,
pales; estas pasiones terribles y poderosas, que bien pue-
su explicación 128
den llamarse los cuatro grandes resortes, que todo lo re-
Del Ave María y la Salve 168
mueven en el mundo moral; que son los manantiales em-
T E R C E R A PARTE.—Mandamientos de la ley de Dios.
ponzoñados de todos los crímenes que los hombres co-
meten, y de todos los males que sufren, y los que hasta Declaración del primer mandamiento, su expli-
ahora han desterrado del mundo la inocencia y la paz, cion 180
y con ellas toda dicha verdadera. Del segundo 201
Del tercero 217
Preámbulo á los otros siete mandamientos 233
Declaración del cuarto mandamiento, su explicación. 238
Del quinto 270
Del sexto 285
Del sétimo 300
Del octavo 3x2
. Del noveno y décimo 327
Mandamientos de la Iglesia..
¿Qué cosa es Iglesia?
¿Quién es el Papa? ...."i; «J
Primer mandamiento: oir misa: ¿qué c o s a o s misa? ft»

c S t .
Qumto: diezmos y primicias .
r^- • • 3a!

Cl
reRcWn!RTErDc ^ SaCramentos' han de
Bautismo i.*.".!!!."." ^67
Confirmación
Penitencia 389
Comunion 394
Extremaunción. ^^
453
Orden i ü "
Matrimonio
Obras de misericordia i^I
Declaración de los enemigos del alma, su e x p i a c i ó n . 495
De los pecados capitales ¡¡¡{¡¡
De las virtudes teologales
De las virtudes cardinales
De las potencias del a l m a . . . . . KQO
De los sentidos c o r p o r a l e s . . .
De los dones del Espíritu Santo. ^o? # .' %
• De los frutos del Espíritu S a n t o . . . . ¿¡1 g Hcd
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De las bienaventuranzas.. ¿TZ % García
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