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Universidad del Balamand

Instituto de Teología San Juan Damasceno


P.A.S.E. (Program for Arabic – Spanish Exchange)

Lección 2 Sección 1
La prehistoria bíblica: Génesis 1-11
1. Introducción
Los capítulos 1-11 del libro de Génesis constituyen una poderosa introducción,
no solo para el libro de Génesis o el Pentateuco, sino para toda la Biblia. Por una
parte, contienen los temas principales que se repiten a lo largo de los escritos del
Antiguo y del Nuevo Testamentos, y por otra, exhiben las bases teológicas de los
autores bíblicos, tales como Dios creador y salvador, el pecado, la inclinación
humana de rebelarse contra Dios. Lo último, pero no lo menos importante, es que
estos capítulos introducen al lector a la historia normativa en el Antiguo Testamento,
es decir, la historia de las relaciones de Dios con Abraham, al cual construirá, como
veremos en la siguiente lección, una excelente introducción para el trabajo salvífico
de Dios en el Éxodo.

En esta lección introduciremos y explicaremos los temas principales en Génesis


1-11 bajo dos títulos: 1) De la Creación al Diluvio (1-7); 2) De la Re-creación a Abraham (8-
11).

Durante la lectura de esta lección les sugiero abrir el texto bíblico y leer los
párrafos y secciones correspondientes según vayamos avanzando.

2. De la Creación al Diluvio (Gen 1-7)

2.1 Contenidos
Los primeros dos capítulos de Génesis contienen dos historias de creación. La
primera historia (Gen 1:1 – 2:3) es amplia en alcance, describiendo los grandes
momentos de la creación del mundo, pero también abordando el tema de la creación
de los hombres a imagen de Dios. La segunda historia (Gen 2:4–25) hace breve
referencia al medio ambiente y se centra más en el origen del hombre. Después de

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que Dios hubo creado a Adán y a Eva, éstos no tuvieron en cuenta el mandamiento
explícito de su Creador de no comer el fruto del árbol del conocimiento, y fueron
expulsados del jardín. Adán y Eva engendraron dos hijos, Caín y Abel. Una tensión
se introduce en la historia cuando Caín da muerte a su hermano Abel (Gen 4).

El resto de estos capítulos (Gen 5-7) contienen dos paralelos, algunas veces
entretejidos. Uno sigue el crecimiento de la raza humana y su cultura en desarrollo.
Los descendientes de Caín fueron pioneros en la construcción de las ciudades, la
domesticación de animales para el servicio del hombre, y las artes. El otro se centra
en los problemas que la obstinación humana creó. El pecado creció horriblemente, tal
como está dicho en los episodios que siguen al primer homicidio. Lamec irrumpe con
violencia gratuita, los hijos de Dios se vuelven creaturas monstruosas y la
perversidad del hombre hace que Dios mande un diluvio. De manera global, esta
sección está inscrita en un contexto creación-destrucción, bondad-pecado.

2.2 La Creación
Las más profundas preguntas del ser humano causan la aparición del mito de la
creación: ¿Quiénes somos? ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cuál es el propósito de la vida?
No ha de sorprendernos el hecho de que casi toda persona haya pensado en los
orígenes absolutos y que cada cultura haya formado mitos con respecto a la creación,
especialmente en el Antiguo Oriente cercano, el ambiente directo de las historias de
creación del Antiguo Testamento.

¿Qué es un mito? Los especialistas modernos no utilizan el término mito para


denotar algo que es falso. Más bien, el mito constituye la manera en que una cultura
alcanza realidades fundamentales, de manera que el mito de una determinada
cultura refleja su visión del mundo. Un mito es una historia tradicional de supuestos
eventos reales que se cuenta para explicar las creencias, prácticas, instituciones de
una cultura o algo en la naturaleza. Los mitos son generalmente asociados con
rituales o doctrinas religiosas. Tanto las primeras culturas como las modernas tienen
sus mitos particulares.

Como ya hemos mencionado, el Antiguo Testamento contiene, además de


algunas alusiones a la creación en distintos lugares, incluyendo Salmos (Salmo 33),
literatura sapiencial (Proverbios 8:22-31; Job 38-41) y los profetas (Isaías 40:12-31),
dos relatos de la creación en Gen 1-3. Mientras que la segunda historia trata en
primer lugar con el problema del pecado, la primera se preocupa por el don de la

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bendición divina expresada como estructura y base de toda vida. Fueron combinadas
de manera magistral con la gran imagen de los comienzos del mundo que fluyen de
manera continua hacia la historia de la primera pareja de seres humanos.

2.3 El hombre en la Creación


La pregunta que se levanta de manera evidente es la siguiente: ¿por qué hay
dos historias de la Creación? Una lectura meticulosa de las dos historias revelará el
hecho de que, mientras que la segunda se concentra en la transgresión del hombre y
su caída, la primera está solamente dedicada al trabajo de Dios. Asombrosamente, en
la segunda historia, el hombre viene a la palabra de diversas ocasiones (2:20, 23; y
capítulo 3 varias veces), mientras que el único líder en la primera historia es Dios,
siendo el hombre a su imagen y semejanza. Mi comprensión de este contrate entre la
primera y la segunda historia es que a la primera le interesa describir el trabajo de
Dios como uno que trae salvación, mientras que el “trabajo” del hombre, es decir,
todo aquello que emana de su propia deliberación y decisión, trae consigo
destrucción. Este es un esquema que recorrerá Gen 1-11, así como también los
escritos del Antiguo Testamento en general.

El mayor contraste entre las dos historias de la creación en relación al hombre,


reside en lo siguiente: en la segunda historia de la creación, la caída del hombre se
origina en su deseo de comer del fruto del árbol del conocimiento, “Es que Dios sabe
que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conociendo el bien
y el mal” (Gen 3:5). Ser como Dios, en esta oración, es un deseo humano, el cual debe
ser visto negativamente como el intento del hombre de reemplazar a Dios, o de
competir con Él en el dominio de la creación. De ahí se entiende el deleite de Eva
cuando escuchó las palabras de la serpiente: “la mujer vio que el {rbol era bueno para
comer, que era atractivo a la vista” (Gen 3:6). Este deseo de ser como Dios está
expresado en la adquisición del “conocimiento del bien y del mal”, es decir, en el
obtener normas con las cuales se decide qué sería bueno o malo. En otras palabras: la
decisión sobre qué es bueno y qué es malo es la base de la legislación, y constituye el
privilegio más alto de reyes y dioses de las antiguas sociedades del Oriente Cercano,
y de las constituciones de nuestras sociedades modernas. Lo que el hombre quiere,
de acuerdo con el segundo relato de la creación, es volverse un “legislador” separado
de Dios. Aquí reside su pecado; de hecho este hombre que piensa en esta manera,
viene saliendo de las manos de Dios, su creador.

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Esto, en tanto que “deseo innatural”, se contrasta en el primer relato de la


creación con la afirmación que Dios creó al hombre “de acuerdo con su imagen y
SEMEJANZA” (Gen 1:26). Antes de explicar esta afirmación, veamos cómo los
académicos han discutido qué exactamente se quiere decir con la frase “imagen y
semejanza de Dios”.

Muchos teólogos han hecho sugerencias. Algunos sugieren que la imagen de


Dios tiene que ver con las cualidades espirituales de Dios que los hombres
originalmente compartían con Él, cualidades tales como la sabiduría y la justicia.
Otros proponen que la imagen de Dios de alguna manera dice relación con una
forma física o alguna forma que tendríamos en común con Dios. Esta visión, la cual
implica que Dios tiene brazos y piernas, está inmediatamente seguida por las
palabras “hombre y mujer los creó”. Esto, dicen ellos, significa que en Dios, así como en
la humanidad, hay una relación de unidad. Ser creado a imagen de Dios, por lo
tanto, significa que la relación interpersonal es una característica esencial de nuestra
humanidad. Dándole un vuelco distinto, otros sugieren que la mención del hombre y
mujer hace explicito que Dios tiene componentes femeninos y masculinos. Siendo tan
conciso y sin mayor elaboración, el texto puede ser solo sugerente. Entonces, ¿cómo
podemos decidir qué significa?

Sin embargo, el texto mismo nos proporciona las pistas esenciales. La imagen
de Dios especificada en los versículos 26-27 es inmediatamente seguida por el
mandato de reinar y tener domino. Esto, en sí mismo sugiere que la imagen de Dios
no es algo que tenemos, sino algo que hacemos. La humanidad fue creada para ser un
modelo de la función gubernamental de Dios en la nueva tierra que Dios había
creado. La humanidad fue creada a imagen de Dios y no en su imagen. En este
sentido, la imagen de Dios es un concepto real.

En Egipto y Mesopotamia, un rey gobernante podía ser descrito como imagen o


semejanza de Dios. Un monarca conquistador en Mesopotamia instalaría estatuas de
sí mismo en los territorios bajo su dominio. Estas estatuas sería evidencia visible de
su reclamo de autoridad. Servirían para recordarles a los ciudadanos que él estaba a
cargo. Sin embargo, la suma expresión del gobierno de un rey es la “ley” que se
supone preservará la armonía, la justicia y la rectitud en su reino. Esta “ley” era la
columna vertebral de las antiguas sociedades del cercano oriente, una realidad que
explicaba el carácter “divino” de “leyes” antiguas. En pocas palabras: un rey es la
imagen de Dios, en tanto que representa la ley divina y supervisa su implementación
en su reino.

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De manera similar, de acuerdo con Génesis 1, la humanidad fue creada para


representar la “ley” de Dios, “su Palabra”. Los seres humanos debían ser imagen de
Dios en su caminar y en su hablar, implementando en todo momento su voluntad.

Desde este contraste entre el deseo de ser un “legislador” separado de Dios en


Gen 2-3, y el llamado a convertirse en “imagen y semejanza de Dios” en Gen 1,
podemos deducir una conclusión importante en relación con nuestro tema: en
Génesis 1-3, la Biblia arroja luz sobre una tensión entre los deseos egoístas del
hombre y su vocación por actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. Sin embargo,
la Biblia declara claramente, el hombre ha optado por su deseo egoísta, olvidando el
llamado de Dios en el primer relato de la creación. Sin embargo, el primer relato de
la creación viene PRIMERO en la Biblia, para validar el trabajo de Dios,
describiéndolo como salvación y absolutizándolo. El segundo relato declara una
realidad: el Hombre es egoísta, arrogante, quiere convertirse en lo que no puede ser
separado de Dios: un rey, un Dios, un maestro.

Esta decisión del hombre no cesará de recorrer con variantes a lo largo de toda
la historia bíblica; sin embargo, la absoluta creación de Dios permanece la “primera
palabra” y por lo tanto la última, tal como será claro en las últimas partes de la Biblia,
incluyendo el Nuevo Testamento.

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