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A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre se ha visto en la constante lucha por
la Defensa y divulgación de los principios fundamentales considerados básicos para su pleno
desarrollo integral. Los Servicios Públicos podrían ubicarse en una pirámide de acuerdo a su
necesidad. Así, en la base de la pirámide se encuentran los llamados servicios básicos, es decir
aquellos que se consideran indispensables para cualquier sistema de vida organizado.
Ahora bien, la significativa importancia de los Servicios Públicos radica en que éstos
cumplen la función de nivelar las desigualdades naturales, económicas, sociales y culturales, más
allá de quien realice la prestación de los mismos de acuerdo al esquema socioeconómico de cada
Estado, y en consecuencia, vemos como el bienestar general de toda población, se encuentra
condicionado necesariamente por la calidad y adecuada gestión de los servicios prestados.
La noción de Servicios Públicos, efectivamente tiene una fuerte vinculación con el derecho,
y en este caso, con los derechos humanos. La segunda generación de derechos humanos está
constituida por los derechos económicos, sociales y culturales, incorporados en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. Estos derechos económicos y sociales se hallan
supeditados con el principio de igualdad y constituyen el fundamento de los Servicios Públicos y
los derechos del Usuario.
Así, encontramos dos categorías de derechos fundamentales: por una parte, los derechos
de los usuarios y consumidores y, por otro lado, los derechos vinculados con las prestaciones de
servicios esenciales que hacen a la vida humana digna.
Nuestra norma suprema, consagra los derechos del usuario, como derechos
fundamentales. Es necesario que el Estados intervenga a través de prestaciones y servicios
públicos que lo garanticen.
En relación con todos los derechos humanos reconocidos en nuestra Constitución, y los
distintos instrumentos internacionales suscritos por el país. El respeto, consagración, y libre
ejercicio de los derechos humanos, sin discriminación alguna, reafirman las obligaciones que tiene
el Estado frente a los usuarios. Por tal motivo, el artículo 259 de la Constitución Nacional,
establece claramente la protección que debe ofrecer el Estado ante violaciones que se produzcan
en la prestación de Servicios Públicos. En consecuencia, amparar y proteger los derechos e
intereses legítimos, colectivos o difusos de las personas, contra las arbitrariedades, desviaciones
de poder, constituyen las principales responsabilidades que tiene el Estado como ente garante de
los derechos de sus ciudadanos.
Del mismo modo, los Derechos de usuarios de Servicios Públicos, se encuentran regulados
notoriamente en numerosos instrumentos internacionales, en donde los intereses económicos de
los usuarios y consumidores quedan amparados por los tratados internacionales de Derechos
Humanos.
Existen Servicios Públicos que no debieran sufrir interrupción bajo ninguna circunstancia,
desde el momento en que cuando lo hacen, provocan perjuicios imponderables a la población,
además, obstaculizan la actividad comercial del ente prestatario y el ejercicio de cualquier
industria lícita quebrantando el derecho al trabajo recogido en el artículo 23 de la carta de los
derechos humanos y todos aquellos derechos inherentes a la empresa y sus consumidores.
Algunos de los Servicios Públicos son considerados continuos, es decir que hay que
prestarlos en forma permanente o de lo contrario se causan serios problemas en la organización
social.
No cabe duda de que los Servicios Públicos son uno de los factores más importantes para
la calidad de vida de los ciudadanos venezolanos. Debido a las fallas del mercado, para llegar a los
sectores marginados de la sociedad, el Estado juega un papel fundamental en la prestación de
éstos servicios básicos. Los contratos de gestión y administración con el sector privado presentan
un buen complemento para mejorar la eficiencia en la gestión y expansión de su cobertura.
Los Servicios Públicos son obligación del Estado, bien sea regional, municipal o nacional;
resulta absurdo el ver la eficiencia de éstos esté sujeta a épocas electorales y otras medidas de
carácter netamente político, castigando severamente la eficiencia permanente de los servicios y
vejando los derechos de los Usuarios; claro está que esto se presenta cuando dicha prestación se
deba a entes Públicos
Estas medidas no afectan sólo a los propietarios, sino a los usuarios y consumidores,
porque si hay menos inversión y menos respeto a la libertad económica, la producción de bienes y
servicios y la generación de empleos disminuirán drásticamente, puesto que el aparato productivo
sufre una gran contracción.
La situación ha empeorado en estos últimos años, porque desde entonces, los cuerpos
legislativos tratan de darle sustento jurídico a estas medidas para mantener la apariencia de una
necesidad pública o de interés social, pero eso cambió en enero de 2010 con la segunda reforma a
la Ley de Acceso de las Personas a los Bienes y Servicios.