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Sabiduría y conocimiento:
o Creatividad.
o Curiosidad.
o Apertura mental.
o Amor por aprender.
o Perspectiva y sabiduría.
Coraje:
o Valentía.
o Persistencia.
o Integridad.
o Vitalidad.
Humanidad:
o Amor.
o Amabilidad.
o Inteligencia social.
Justicia:
o Participación ciudadana o responsabilidad social, lealtad y trabajo en equipo.
o Justicia.
o Liderazgo.
Templanza:
o Perdón y piedad.
o Humildad y honestidad.
o Prudencia.
o Autocontrol.
Trascendencia:
o Excelencia.
o Gratitud.
o Esperanza.
o Humor y jovialidad.
o Espiritualidad y sentido de propósito.
¿Qué son las debilidades personales?
En el lado opuesto, las debilidades personales pueden definirse como “los hábitos,
pensamientos y conductas negativas que impiden realizar labores con eficiencia, alcanzar
metas y lograr aquello que se desea”.
El entorno. Las fortalezas y debilidades personales varían en función del con quien
se comparen. Así, puede que salgamos de una empresa donde éramos los más
creativos para acceder a otra donde nuestra capacidad de innovación no supere la
media.
A partir de lo que llevas de la lectura, piensa por un momento, de qué manera podrías
conocer las fortalezas y debilidades personales; escribe lo que se te ocurra:
Existen tantas definiciones como debilidades en el ser humano. Citar algunas como falta de
fuerza, resistencia o fortaleza, poca firmeza en el carácter, decaimiento, carencia de energía
o vigor en las cualidades, etc., es un ejemplo elocuente de su variedad y de los significados.
Cuando se habla de fortaleza o debilidad se hace referencia a comportamientos del hombre
dentro de la sociedad en comparación con sus congéneres. Ambas características son
complementarias y cada una necesita de la otra, precisamente por ser el desarrollo personal
una experiencia de interacciones, una posible optimización de las habilidades o las
destrezas para una mejor comunicación, para que el sujeto social se conozca más a sí mismo
y a los demás, de modo de crecer y vivir más humanizado.
Para muchos es difícil hablar de sus virtudes, pero mucho más reconocer las debilidades o
referirse a ellas sin dificultad porque la capacidad de autocrítica, valorada como cualidad
positiva, no siempre está pronta para revelar la actitud de una persona en ese aspecto. Por
eso, identificarlas da cuenta del buen nivel de autoconocimiento o, al menos, de la aptitud
para reconocer los propios errores.
Trabajar para desarrollar este aspecto es estar dispuesto a nuevos aprendizajes, cumplir
una acción con alto grado de compromiso y una disposición al más profundo contacto
íntimo. Sin duda, la efectividad de una persona es proponerse metas y responsabilizarse por
el logro de ellas, lo que significa recorrer el camino construyendo su propia existencia, poco
a poco, en función de un horizonte de mediano y largo plazo en constante superación,
potenciando las circunstancias favorables y trabajando meticulosamente sobre las
adversidades.
A través de la disciplina del autoconocimiento es posible elaborar una valoración de
la debilidad mucho más constructiva y capacitarse para darse cuenta de que solo así es
posible menguar la vulnerabilidad ante los compromisos difíciles. Por eso, exponer
las debilidades no tiene que ser un acto tan costoso, más bien es un recurso aprovechable
y una fuente de poder indiscutible para más libertad o valoración del propio esfuerzo.
Aceptar las debilidades no es resignarse sino determinar un plan de acción consciente para
decidir otro camino. Es crecer y desarrollarse con plenitud responsable sin esconder ni callar
nada, con el reconocimiento de lo que también otros pueden estar percibiendo, y así evitar
menguar las condiciones sociales.
Sin dudas, de las debilidades surge la mayor fortaleza.
Referencias:
Dr. Luis M. Labath, Octubre 2015. Asociación Educar para el Desarrollo Humano.
Retención y Desarrollo del capital humano
Ejemplos de fortalezas