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Propiedad Comercial

Consiste en una serie de derechos que la legislación sobre arrendamientos


urbanos, tradicionalmente ha venido reconociendo al empresario que desarrolla su
actividad en un local de negocio ajeno. Tales derechos se concretan en
la facultad de disfrutar de prórroga indefinida y el disfrute de
un derecho de traspaso en el supuesto de abandono del inmueble. La vigente Ley
de Arrendamientos Urbanos, de 24 de noviembre de 1994, ha modificado de forma
sensible el contenido y alcance de los citados derechos, con el afán de adaptar la
normativa a la situación actual del mercado español.
Propiedad diseñada para el uso de venta al por menor, Venta al por mayor, oficina,
hotel u otros Servicios de negocios. Típicamente las propiedades comerciales no
son estructuras residenciales de largo Plazo. Programado para las empresas, no
para casas o edificios residenciales.

Fundamento y sentido de la propiedad comercial

 Concepto y Características de la Propiedad Industrial


 Nombre comercial
 El Establecimiento como objeto de Negocios Jurídicos

Los empresarios con establecimientos abiertos al público cuidan especialmente del


emplazamiento de éstos como factor decisivo del éxito. El sitio o lugar elegido para
el ejercicio de la empresa influye directamente sobre la entidad y la calidad de la
clientela. De ahí que los empresarios con establecimientos instalados en inmuebles
de propiedad ajena hayan tenido siempre la aspiración de consolidar el
emplazamiento de sus negocios mediante la estabilización de los arrendamientos
de los locales, único medio de amortizar los gastos e inversiones realizados en ellos.

La legislación común, lejos de amparar ese legítimo deseo, al admitir el desahucio


por expiración del plazo de arriendo convenido (art. 1.569, núm. 1º del C.c.) ponía
en manos de los propietarios un instrumento que les permitía desatar el vínculo
arrendaticio frente a aquellos empresarios que habiendo conseguido atraer la
clientela hacia los locales arrendados habían aumentado el valor intrínseco de
éstos; con lo que, en definitiva, les ofrecía la posibilidad de hacer suyo ese
incremento de valor, bien utilizando por sí el local ya prestigiado, bien arrendándolo
otra vez al mismo empresario o a otro competidor en mejores condiciones
económicas merced a la revalorización obtenida gracias a la anterior actividad
mercantil o industrial desarrollada en él.

El conflicto de intereses así suscitado entre arrendadores y arrendatarios de


inmuebles alquilados para establecimientos fue resuelto por nuestro legislador en
favor de los arrendatarios a través de una serie de disposiciones dictadas en los
últimos decenios, que culminan en la vigente Ley de Arrendamientos urbanos de 22
de diciembre de 1955 (texto refundido, aprobado por Decreto de 24 de diciembre de
1964). La protección que la legislación especial de arrendamientos otorga a los
empresarios consiste esencialmente en asegurarles la estabilidad y la permanencia
en los locales arrendados mediante la prórroga indefinida del arrendamiento, y en
facultarles al propio tiempo para ceder o traspasar los locales arrendados a nuevas
personas que se subrogan en la posesión arrendaticia de los cedentes. Estos
derechos o facultades integran la llamada propiedad comercial, expresión de
origen francés que ha adquirido carta de naturaleza en nuestra técnica jurídica a
pesar de la evidente equivocidad que supone el empleo del término propiedad para
designar derechos que en definitiva no salen de la órbita del contrato de
arrendamiento.

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