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CULTIVO DE LULO

1. Condiciones agroecológicas

Es necesario adelantar la siembra en condiciones óptimas de


clima y suelos, como: altura sobre el nivel del mar de 1.300 a
2.200 metros; 4 a 6 horas diarias de luz solar; temperatura
entre 14 y 18 °C; precipitación anual de 1.500 a 2.000
milímetros de lluvia; humedad del ambiente no mayor al 80
%; terrenos con pendiente menor al 40 %; suelos de textura
media: franca1 , franco arenosa a franco arcillosa, profundidad
efectiva de 50 a 75 centímetros, bien drenados y pH de 5,5 a 6,5.

2. Propagación y siembra

Para el semillero o el almácigo, es necesario contar con un sustrato libre de enfermedades y plagas,
especialmente de nematodos; el sustrato se logra mezclando tres partes de tierra con una de arena,
disponiéndolo en camas de 20 centímetros de alto por 1,2 metros de ancho, al que se le agregan 2
kilogramos por metro cuadrado de materia orgánica bien descompuesta (gallinaza, porquinaza,
entre otras). Seguidamente, para desinfectar el sustrato, se humedece con 4 litros por metro
cuadrado, con una mezcla nematicida a base de extractos vegetales u hongos parásitos como
Paecilomyces o Metharhizium, enriquecida con 5 gramos/litro de micronutrientes3 ; finalmente se
cubre con un plástico negro durante 20 a 30 días, dejándolo a plena exposición solar. Por otra parte,
la desinfección del sustrato se puede realizar mediante la aplicación de Basamid o Merteck. El lulo
se propaga principalmente por semilla, aunque también se puede hacer a partir de materiales
vegetales como chupones, estacas o plantas reproducidas «in vitro». La semilla se obtiene de la
pulpa de frutos grandes y maduros que han sido seleccionados y cosechados de plantas sanas,
productivas y vigorosas; la pulpa se deja fermentar por 48 horas, luego se lava en un recipiente con
abundante agua limpia para extraer las semillas, descartando las que quedan flotando sobre el agua
y dejándolas secar a la sombra. La germinación se puede adelantar en bandejas plásticas,
germinadores o directamente en bolsas de media a una libra, colocando dos semillas por bolsa y
adelantando 15 días después de la germinación un raleo o entresaca, dejando las plántulas más
vigorosas. Durante esta etapa se debe suministrar riego suficiente, aplicar fertilizaciones cada 15
días después de la tercera semana de la siembra y realizar el control de plagas y enfermedades. Dos
meses después de sembradas las semillas o cuando las plántulas hayan alcanzado una altura de 15
centímetros, se hace el trasplante al sitio definitivo. Para la siembra se debe retirar la bolsa, colocar
la plántula en el centro del hoyo dejando el cuello de la raíz a ras del suelo y tapar con la mezcla de
tierra y materia orgánica preparada al momento del ahoyado; se debe procurar que la siembra
coincida con la época de lluvias para favorecer el prendimiento de las plantas y el desarrollo del
cultivo.

3. Control de arvenses o malezas

El control de malezas se puede adelantar de forma manual o mecánica; el primer control se realiza
manualmente, al momento de la siembra, dejando un plato amplio de 80 centímetros. Dependiendo
de las condiciones climáticas y del crecimiento de las malezas, en adelante se pueden realizar las
deshierbas en las calles cada 2 o 4 meses, utilizando guadaña o machete (Gobernación del Huila,
2006). Las deshierbas se deben realizar alto y no a ras de tierra, se debe limpiar manualmente el
plato de manera permanente, dejando los residuos de manera que cubran el suelo para evitar la
pérdida de humedad y la erosión.

4. Podas

La primera deschuponada se realiza cuando la planta tiene 25 a 30 centímetros de altura, dejando 3


a 4 hojas en la parte superior. Posteriormente, al inicio de la floración, se adelanta la poda de
formación dejando 3 a 4 ramas principales, a partir de las cuales se formarán las ramas secundarias
y terciarias. Es importante dejar las hojas que se encuentren frente a los cojines florales para
protegerlos. Las podas de mantenimiento o fitosanitarias están dirigidas a eliminar las ramas
improductivas, secas o viejas, al igual que las ramas que se encuentren enfermas y todos los
chupones que se hayan formado. Con esto se logra dentro del cultivo un ambiente con mejor
aireación y humedad relativa regulada, reduciendo así la presencia de enfermedades y plagas
(Gobernación del Huila, 2006). Adicionalmente, se deben apuntalar y amarrar las plantas a
horquetas para que no se partan por efecto del peso.

5. Fertilización y riego

La fertilización es una actividad que favorece el desarrollo y la sanidad del cultivo y determina su
producción gracias a que mediante ella se suministran los nutrientes requeridos por la planta,
teniendo en cuenta la oferta por parte del suelo. De acuerdo con lo anterior, es importante definir un
plan de fertilización con base en el análisis de suelos del lote en donde se va a establecer el cultivo y
la orientación del técnico, con lo cual se establecen los tipos de correctivos o enmiendas,
fertilizantes, cantidades y tiempos de aplicación (Muñoz, 2011). Asimismo, la disponibilidad de
agua o humedad en el suelo es de gran importancia para que las plantas puedan absorber los
elementos nutritivos con mayor facilidad, por lo que es necesario en épocas secas aplicar riego
complementario (Gobernación del Huila, 2006). En general, se deben aplicar abonos orgánicos,
enmiendas y fertilizantes disponibles en el mercado con registro ICA como: cal agrícola, cal
dolomita, fosforita, 15-15-15, 10-30-10, 18- 18-18, 17-6-18-2, fosfato diamónico-DAP, úrea

6. Las principales plagas

a. La enfermedad del tizón del lulo o gota. Es causada por el hongo (Phytophthora infestans),
cuando se presentan condiciones climáticas que favorecen su desarrollo como épocas de lluvias con
alternancia de periodos secos y temperaturas de 18 a 20 °C; igualmente, se presenta con mucha
frecuencia en cultivos con densidad de siembra alta y poda de formación deficiente. Al comienzo de
la enfermedad se observan manchas de color amarillo en tallos y hojas, que luego van tomando un
color más oscuro, causando la muerte de la parte afectada y de la planta en casos de ataque severo.
Por su parte, para el manejo de la enfermedad se deben tener en cuenta las medidas preventivas
descritas anteriormente, realizar las podas indicadas, sacar del lote las partes de la planta afectadas y
aplicar fungicidas con agente activo como cymoxanil, propamocarb y metalaxil, en mezcla con
mancozeb de acuerdo con las recomendaciones dadas por el técnico.

b. Moho blanco, lama blanca, o pudrición algodonosa (Sclerotinia sclerotiorum). Se reconoce


por el marchitamiento de las hojas y la presencia en los tallos de manchas de color oscuro y de
tamaños grandes e irregulares que parten de la base de la planta, cubriéndose posteriormente por
una capa parecida al algodón blanco, causando la muerte y momificación de los frutos, así como la
muerte de la planta. Finalmente se forman costras endurecidas e irregulares de color negro que caen
al suelo, asegurando la supervivencia del hongo. Por consiguiente, no se deben establecer cultivos
de lulo en lotes cultivados anteriormente con lulo, habichuela, pepino y arveja, entre otros, que
hayan presentado la enfermedad. Cabe anotar que esta enfermedad ocurre con mayor incidencia en
época de lluvias y de bajas temperaturas. Para su control, a manera preventiva, se recomienda
aplicar al suelo antes de la siembra y trasplante el hongo Trichoderma disuelto en agua, y como
intervención se debe: adelantar la poda de las partes afectadas en estado temprano de la enfermedad,
retirar del lote el material infectado y quemarlo, proteger los cortes con fungicidas a base de cobre,
y eliminar chupones y hojas bajeras. Por último, aplicar fungicidas a base de dicarboximidas, solo si
el asistente técnico lo considera, dado que el control químico nos es muy eficaz.

c. Antracnosis del fruto (Colletotrichum gloesporioides). Esta enfermedad se presenta en


cultivos con alta densidad de siembra y elevada humedad en el ambiente. Se reconoce por las
manchas necróticas de forma circular que se van poniendo de color negro, ocasionando el
hundimiento del tejido y cubriendo todo el fruto hasta momificarlo y causar su caída. La
enfermedad se propaga por medio del viento, el agua, los insectos y las herramientas
principalmente. Su manejo y control se logra mediante la realización de podas de formación y
sanitarias, recolección de frutos del suelo, control de insectos y aplicaciones de fungicidas como
benzimidazoles y algunos triazoles, bajo la recomendación del técnico.

d. Pudrición del tallo por Esclerotium (Sclerotium rolfsii). La enfermedad ocasiona el


volcamiento de las plántulas en el semillero y la muerte de la planta en campo, iniciando desde el
cuello de la raíz hasta afectar toda la planta; la pudrición del tallo se presenta principalmente en
cultivos ubicados en zonas muy lluviosas y en suelos de textura liviana como los arenosos o
limosos. Como estrategia de supervivencia, el hongo desarrolla estructuras redondas de color café,
permaneciendo de esta forma en el suelo, desde donde penetra a la planta por cualquier herida que
ésta presente. Para su control y manejo se recomienda: no establecer cultivos en suelos en donde se
haya presentado la enfermedad, desinfectar el suelo y el sustrato de los semilleros y almácigos
aplicando el hongo Trichoderma, cortar las plantas afectadas y sacar el material infectado del
cultivo.

e. La enfermedad conocida como la marchitez vascular. Es una enfermedad única del lulo, que
se desarrolla al penetrar el hongo (Fusarium oxysporum) por heridas causadas bien sea por el uso de
herramientas o por la presencia de nematodos. Se reconoce por un color rosado a morado que se
hace visible cuando se realiza un corte transversal a estructuras de la planta como raíces, tallos o
peciolos de las hojas, amarillamiento o clorosis que se presenta de abajo hacia arriba, causando la
muerte la planta. Cabe anotar que los cultivos con deficiencias nutricionales son más susceptibles al
ataque de la enfermedad. Por su parte, se deben adelantar de igual manera las medidas indicadas en
el control y manejo de la pudrición del tallo por Esclerotium.

f. Agalla radical (Meloidogyne spp.). Es una enfermedad ocasionada por el ataque de nematodos,
favoreciendo la formación de nudos o agallas en las raíces, bloqueando el paso del agua y los
nutrientes a las demás partes de la planta, originando clorosis o amarillamiento generalizado y poco
desarrollo. Por otra parte, las heridas causadas por los nematodos facilitan la entrada de bacterias u
hongos responsables de enfermedades como la pudrición de la raíz.

Principales plagas del cultivo de lulo

a. Gusano perforador del fruto (Neoleucinodes elegantalis). Es la plaga de mayor importancia en


el cultivo del lulo, dadas las grandes pérdidas económicas que genera. El adulto es una polilla de
color blanco hialino, que deposita los huevos en el cáliz6 de los frutos tanto del lulo como de otras
especies (tomate de mesa, tomate de árbol, berenjena, pepino cohombro y papa) cuando estos tienen
de 45 a 60 días de desarrollo. Por su parte, una vez nacen las larvas, estas se alimentan del fruto
dejando galería en la pulpa y ocasionando su caída, por lo que es de gran importancia la recolección
de frutos del suelo como una medida de control de la plaga. Dentro de otras medidas de control, se
debe adelantar la cosecha y eliminación de los residuos de manera oportuna, realizar control
bilógico mediante la aplicación de Bacillus thuringiensis, usar avispas parasitoides de
Trichogramma, Apanteles o Telenomus, e instalar trampas de luz para atrapar las polillas.

b. Picudo de la flor (Anthonomus sp.). Es un cucarrón o escarabajo que se alimenta del polen,
perforando el ovario y los pétalos, causando el secamiento y la caída de la flor. Como medidas de
control, es importante recoger los botones florales y frutos del suelo y luego enterrarlos o
quemarlos.

c. Barrenador del tallo (Faustinus sp.). Las hembras del barrenador depositan los huevos en el
tallo, y una vez nacen las larvas, estas se alimentan del tallo durante un periodo de 30 días. Los
síntomas que ponen en evidencia el ataque de esta plaga son el secamiento y la caída de hojas,
flores y frutos, la presencia de aserrín en la base de la planta y su muerte final. Como medias de
manejo se recomienda el monitoreo para detectar aserrín en la base y la eliminación total de la
planta afectada, así como los residuos de cosecha.

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