Sei sulla pagina 1di 1

Meditación sobre un palo de escoba, al estilo y manera de las meditaciones del Hon.

Robert
Boyle -

A ese palo solitario, que ahora veis yacer sin gloria en ese abandonado rincón, yo lo conocí una
vez en estado floreciente en un bosque; estaba lleno de savia, lleno de hojas y lleno de ramas;
pero en vano pretende ahora el activo arte del hombre competir con la naturaleza, atando a su
tronco sin savia ese marchito manojo de ramitas; ahora es, cuando mucho, el reverso de lo que
era, un árbol dado vuelta, con las ramas en la tierra y la raíz en el aire; ahora lo empuña
cualquier sucia criada, y vive condenado a hacer el trabajo de ella y, por suerte caprichosa,
destinado a limpiar las cosas de ella y estar él sucio; al fin, gastado hasta las raíces, al servicio de
las criadas, o lo echan afuera o lo condenan finalmente a servir para avivar el fuego. Cuando veo
esto, suspiro y me digo para mis adentros: ¡En verdad, el hombre mortal es un palo de escoba! La
naturaleza lo echa al mundo fuerte y lozano, en floreciente estado, llevando cabello propio sobre
la cabeza, ramas convenientes para esta planta razonadora, hasta que el hacha de la
intemperancia pode sus ramas verdes dejándole un tronco desnudo; entonces acude
apresuradamente el arte y se pone peluca, valiéndose de un manojo artificial de pelos, cubierto
de polvo, que jamás crecieron en su cabeza; pero si ahora nuestro palo de escoba pretendiera
entrar en escena, orgulloso de esos despojos de abedul que nunca fueron suyos, y todo cubierto
de polvo, aun cuando sean las basuras de la escoba de la más fina dama, nos inclinaríamos a
ridiculizar y despreciar la vanidad. ¡Jueces así parciales somos de nuestras propias excelencias y
de los defectos de otros hombres!

Pero un palo de escoba, podréis decir, es el emblema de un árbol parado sobre su propia cabeza;
¡y decidme, qué es el hombre sino una criatura patas arriba, con las facultades animales
perpetuamente encaramadas sobre su ser racional, con la cabeza donde deberían estar los
talones..., arrastrándose por la tierra! Y sin embargo, con todos sus defectos, se presenta como
reformador universal y enmendador de abusos, como extirpador de injusticias; hurga en los
rincones de todas las rameras, descubriendo todas las corrupciones ocultas, y arma tremendo
alboroto sin ninguna razón, participando siempre de las corrupciones que pretende eliminar. Sus
últimos días los pasa esclavo de las mujeres, y generalmente de las menos merecedoras; hasta
que, gastado hasta las raíces, como su hermana escoba, o lo echan a patadas de la casa, o lo usan
para encender llamas para que otros se calienten a su lado.

Potrebbero piacerti anche