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SEMINARIO NAZARENO CONO SUR SUB SEDE DISTRITO LITORAL

Material de consulta para el


debate del patriarcado
En cumplimiento de los requisitos parciales para
aprobar la materia: Bases teológicas para la familia

ALUMNO : PABLO SALMEN

PROFESORA: MARIELA LOPEZ


Material de consulta para el debate del patriarcado

PATRIARCADO

En 1969, la feminista radical Kate Millet publicaba su afamado libro Sexual Politics —considerado en 1998
por el New York Times como una de las diez obras más influyentes del Siglo XX—. Una renovada narrativa
feminista se expresaba en aquellas páginas, articuladas por un viejo vocablo que, aggiornado, volvía a tomar
centralidad discursiva: “el patriarcado”.

El concepto ya había sido utilizado antes por Friedrich Engels quien, en El origen de la familia, el Estado y
la propiedad privada, adjudicaba su raíz a la aparición de la propiedad privada.[1] Pero Millet le daba, 85
años más tarde, un alcance mucho más importante. El “patriarcado” es ahora el régimen político “a través
del cual la mitad de la población, que es femenina, es controlada por la otra mitad, que es masculina”.[2] El
“patriarcado” es el sistema de dominación fundamental, vale decir, atraviesa todos los otros tipos de
sistemas de dominación (si en Engels el sistema de clases es fundamento del “patriarcado”, en Millet el
“patriarcado” es fundamento del sistema de clases).

En una palabra, el “patriarcado” es un sistema estructurado para colocar, de manera inexorable, a la mujer en
inferioridad respecto del hombre. Las tesis más extremas del “patriarcado” motorizan el lesbianismo como
“forma de resistencia”, pues la heterosexualidad equivaldría a “dormir con el enemigo” (la propia Millet, sin
ir más lejos, era lesbiana).

No obstante, aquí argumentaré que, en verdad, el “patriarcado” ya no existe en los países occidentales, y ello
no gracias a la vocinglera militancia feminista, sino gracias al sistema económico y político que tanto odian
las feministas: el capitalismo de libre mercado y la democracia liberal.

Los datos de la realidad, en efecto, parecen mostrar algo bien distinto de lo que establece el discurso del
“patriarcado”: en numerosas dimensiones e indicadores de la vida social, cuidadosamente omitidos por el
feminismo, el hombre aparece mayormente perjudicado.

Veamos algunos ejemplos.

A nivel mundial, el 79% de las víctimas de homicidio son hombres[3] (Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito). En Argentina, por caso, en el año 2014 —los datos más actualizados de que
disponemos— se cometieron 3.269 asesinatos, de los cuales el 83,60% corresponde a hombres asesinados
(2733 hombres), y el 16,40% a mujeres asesinadas (536 mujeres).[4]

En las guerras, históricamente, el más perjudicado ha sido siempre el hombre. En una de las más recientes,
la de Irak, las bajas correspondientes a Estados Unidos fueron un 97,68% hombres.[5]

En lo que hace a la violencia contra la mujer, es interesante advertir que las más altas tasas se registran
precisamente en aquellos países donde menos libertad económica hay, si se compara el siguiente gráfico del
Banco Mundial[6] con los datos del ranking de libertad económica de la Heritage Foundation.[7]
(Llamativamente, ni el Banco Mundial ni otras Organizaciones Internacionales han hecho estudios
profundos sobre la violencia de la mujer contra el hombre).
Material de consulta para el debate del patriarcado

A nivel mundial, la esperanza de vida de una mujer es 5 años mayor que la de un hombre. En un análisis
entre países, podemos advertir asimismo que la mujer vive más allí donde la economía es más libre
(Organización Mundial de la Salud).[8] Un dato curioso complementario: también a nivel mundial, hay tres
veces más suicidios en hombres que en mujeres (Organización Mundial de la Salud)[9].

Veamos algunos datos relativos al mundo laboral. En lo que hace a la mano de trabajo infantil, la
Organización Internacional del Trabajo calculó en 2012 que los niños tienden a participar más en la
producción económica que las niñas (148,3 millones en comparación con 116,1 millones en el caso de las
niñas). La tasa de empleo fue de 18,1% para los niños en comparación con 15,2% para las niñas.[10]

Las tasas de accidentes laborales son desproporcionadamente desventajosas para los hombres. En Argentina
por ejemplo, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo informó que en 2014 el 81% de los perjudicados
por “Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales” eran hombres, en comparación con un 19%
mujeres.[11]

A partir de la Revolución Industrial, la mujer ha ido tomando cada vez mayor participación en el mundo
laboral. La ampliación progresiva que desde entonces ha experimentado lo que llamamos “mercado”, ha
beneficiado esta incorporación femenina a la economía, debido a que su propia estructuración lógica
maximizadora impide la discriminación sexual (y de cualquier tipo) bajo el riesgo de incurrir en mayores
costos: nadie que quiera maximizar económicamente su negocio pagará más alguien “por ser hombre”.
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A nivel mundial, casi un 40% de la población activa actual son mujeres según el Banco Mundial. En los
países económicamente más libres, otra vez, la tasa es mayor.

Veamos el caso de Estados Unidos.[12] Hacia 1870, sólo un 14% de las estadounidenses en edad laboral
trabajaban fuera de la casa. Pero hacia 1940, el número ya se había duplicado. Para 1970, aproximadamente
el 43% de las mujeres de Estados Unidos con edad superior a los dieciséis años tenía un trabajo asalariado.
En 1996, eran casi el 60% las que trabajaban. En 2014, según datos del Banco Mundial, un 46% de la mano
de obra norteamericana estaba formada por mujeres.[13] Y no menos importante, según estudios de la
revista Fortune, hoy las mujeres son propietarias del 65% de todos los bienes de Estados Unidos.[14]

La igualdad de la mujer respecto al hombre es un proceso y, como tal, debe ser analizado como una película
y no como una fotografía. La mayoría de los errores del feminismo consiste en analizar la instantánea en
lugar del largometraje. En la base de este proceso igualador se encuentra el sistema económico que,
paradójicamente, el feminismo insiste con atacar.

La antropóloga Helen Fisher ha destacado precisamente cómo los cambios económicos, desde la Revolución
Industrial hasta la actual Revolución de la Información, benefició a la mujer. Su tesis es que el actual
capitalismo puede incluso darle grandes ventajas por sobre el hombre; de ahí que su trabajo se haya titulado
El primer sexo.[15] Fundamentalmente, Fisher destaca el crecimiento del sector servicios frente al industrial,
respecto de lo cual ya podemos darle razón en virtud de datos concretos como que a nivel mundial el sector
servicios es ocupado por un 54% de mujeres (Banco Mundial).[16]

Probablemente se nos diga, empero, que “si bien la mujer se incorporó al mundo laboral, el patriarcado se
expresa pagándoles menos salarios a éstas en comparación a los hombres”. Es la falacia de la “brecha
salarial”, que ha sido destruida por la feminista (disidente) Christina Hoff Sommers.[17] En una palabra, el
origen de la falacia tiene que ver con comparar hombres y mujeres haciendo diferentes trabajos; cuando se
los compara en un mismo trabajo y misma cantidad de horas, no hay desigualdad (conforme a la lógica de

mercado ya expuesta). Pero los análisis feministas no tienen en consideración cuestiones tan importantes
como profesiones elegidas, tipos de trabajo y cantidad de horas laboradas por mes.

Sumemos otra curiosidad respecto del “patriarcado” en lo que hace a la dimensión económica de la
sociedad: entre el 75% y el 80% de las personas en situación de calle son hombres.[18] Curioso sistema de
dominación contra la mujer, que tiene a sus hombres sin techo.
Material de consulta para el debate del patriarcado

¿Y qué hay de la educación? En este ámbito tampoco parecemos encontrar ya rastros del mentado
“patriarcado”. En el siguiente gráfico del Banco Mundial[19] podemos ver, a nivel global, que las curvas de
niños y niñas ya se encuentran prácticamente solapadas, lo cual significa que hay igualdad en la finalización
de la educación primaria y secundaria.

En lo referente a la educación terciara y universitaria, no podemos decir que haya actualmente igualdad, sino
clara ventaja para la mujer. A nivel global, la mujer se egresa un 33% más de universidades que los
hombres.[20] Según el Informe Global de la Brecha de Género 2015 (Foro Económico Mundial), “las
mujeres ya representan la mayoría de estudiantes en casi 100 países”.[21] Veamos de cerca el caso
argentino: según los datos del último censo, de los 1.929.813 argentinos que completaron su formación
universitaria, 1.050.662 son mujeres, y apenas 879.151, hombres. Significa que hoy si una empresa publica
una búsqueda profesional recibirá 55 currículas femeninas, contra 45 masculinas. Hay que destacar en el
censo anterior los egresados eran 582.574 mientras las egresadas 559.577, lo cual significa que la brecha
sigue en crecimiento: mientras que en una década estas últimas se duplicaron, los egresados hombres
crecieron sólo 50%.[22]

Midiendo precisamente salud, educación e ingreso, el “Nuevo Índice de Desarrollo Humano relativo al
Género” (Naciones Unidas) dio para Argentina un valor de 1,001, donde 1 representa la igualdad total, >1
desigualdad en favor del hombre y <1 desigualdad en favor de la mujer.[23] Es decir, hay una completa
igualdad, incluso con una centésima a favor de la mujer.

Nos detengamos aquí a insistir con la importancia del sistema económico (para profundizar este punto, ver
artículo de mi autoría en Revista FORBES). El Cato Institute ha cruzado los datos del Índice de Libertad
Económica en el Mundo con indicadores sociales relativos a las mujeres, que se desprenden del Índice de
Desigualdad de Género (IDG) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2010), y ha
encontrado cosas asombrosas. Entre otras, ha comprobado que la desigualdad entre hombres y mujeres es
dos veces más baja en los países con una economía capitalista que en aquellos que mantienen una economía
cerrada y reprimida.
Material de consulta para el debate del patriarcado

Asimismo, otros indicadores nos resultan significativos: en los países económicamente más libres, 71.7% de
las mujeres ha terminado la educación secundaria, mientras en los menos capitalistas sólo 31.8% ha podido
pasar por ella y finalizarla; los Parlamentos de los países económicamente más libres tienen una media de
representantes mujeres doblemente mayor a la de los menos capitalistas; la mortalidad maternal en los países
económicamente más libres es de 3.1 por cada 100,000 nacimientos, mientras en los países menos
capitalistas ese valor se encuentra en 73.1 muertes; la tasa de fecundidad de adolescentes en los países
económicamente más libres es de 22.4 por cada 1,000 mujeres de entre 15 y 19 años, mientras en los países
menos capitalistas encontramos 87.7 casos.

Pero subrayemos lo siguiente. El feminismo insiste en ver “patriarcado” precisamente en las sociedades que,
con arreglo a sus sistemas políticos y económicos, más igualdad lograron para los sexos. Así, nunca faltan
protestas tan extravagantes como aquella que se hizo recientemente contra la depilación femenina por
ejemplo (¡justo cuando muchos hombres empiezan también a depilarse!), mientras se guarda un silencio de
tumba respecto a lo que acontece en otros puntos del globo donde otros sistemas políticos, económicos y
culturales, mantienen a la mujer oprimida —principalmente en África y Medio Oriente—, con prácticas tales
como la ablación (mutilación del clítoris) o el matrimonio de niños.

Frente a estos hechos, esta Nueva Izquierda de la cual el feminismo radical es parte, tiene listo su discurso
contra el “etnocentrismo”, en favor del “multiculturalismo”, y da por cerrada epistemológicamente cualquier
tipo de crítica.

Son contradicciones de ideologías que, diciendo estar del lado de la mujer, sólo buscan atacar los
fundamentos del propio sistema que hizo del llamado “patriarcado” una pieza de museo histórico para
Occidente.

POR AGUSTIN LAJE

Agustín Laje es un politólogo, periodista argentino es liberal conservador y ataca la ideología feminista que
quiere eliminar el patriarcado y promueve la liberación de la mujer y la ideología de género. Es defensor de
las dos vidas, está en contra del aborto legal y gratuito

Es coherente y transparente en sus defensas y debates exponiendo a sus rivales al descredito por la falta de
preparación y los endebles y egoístas argumentos. En el 2016 escribió un libro que desnuda las maléficas
intenciones de la izquierda que aglutina los movimientos feministas y los movimientos homosexuales,
denuncia el adoctrinamiento a los jóvenes y adolescentes su captación y las técnicas con las cuales seducen a
las personas, cómo se sostienen económicamente y quienes se benefician con sus auges y crecimiento.
Como los presidentes populistas de América del Sur han apoyado y solventado estos movimientos que
apuntan a las nuevas generaciones.

He tomado este personaje como referente de la defensa del Patriarcado, es sabido que Agustín es un activo
miembro de la Iglesia Católica y aunque diferimos en la cuestión dogmática coincidimos en un punto de
inflexión que es creer en el mismo DIOS y en CRISTO, por eso es que representa el pensamiento de los que
defendemos las dos vidas, por otro lado estas corrientes del feminismo, están más emparentadas con la
violencia verbal y física que con la defensa de los verdaderos derechos que se encuentran vulnerados y
violados en las mujeres.

Tampoco adhiero al machismo exacerbado que no ayuda a nadie solo ampara hombres enfermos, viciosos en
el alcohol, golpeadores, maltratadores de sus familias, infieles, ni los explotadores de la mujer, los que creen
que es un objeto sexual, y no le dan entidad a la mujer, los extremos siempre son peligrosos , y es la Biblia
la medida exácta que DIOS quiere para la pareja no es una supremacía del hombre y la mujer si es la
sumisión a CRISTO de los dos, y la mujer respaldando al hombre en cuanto a las decisiones de vida y en
cuanto al sacerdocio en el hogar, los dos tienen responsabilidades como progenitores la supremacía de uno
de los dos por fuera de CRISTO es desbalance egoísta y atenta contra la familia
Material de consulta para el debate del patriarcado

Y También destaque la historia de Esther porque es la figura de la mujer en la asiria del rey Asuero y puedo
ver dos mujeres de esa época una es Vasti la reina saliente que es una mujer distinguida, muy hermosa, con
un ego importante pero que no dejaba de ser una figura decorativa para su marido, y pierde su reinado por
no obedecer a los requerimentos de su esposo.

Esther es una joven judía muy hermosa huérfana es elegida por su hermosura y esto define que papel
cumplía la mujer en la sociedad asiria. Pero esta joven utiliza su hermosura, su frescura lo que DIOS le dio
en beneficio de su pueblo, para darle una oportunidad de vida y algo muy a destacar termina liderando a su
pueblo en la relación con DIOS porque ayuna con sus doncellas 3 días y junto al pueblo, en la voluntad de
DIOS, le da la posibilidad de sobrevivir a la matanza y el exterminio ideado por Haman aùn arriesgando su
vida al revelarle al rey su origen judío. Este punto de la belleza, es también cuando Abraham simulo ser
hermano de su esposa Sara para ser librado. La hermosura, la seducción de la mujer es un valor importante
en la historia , como en la reina Cleopatra que sedujo a sus posibles sucesores del trono de Roma, Marco
Antonio y Julio Cesar, las posiciones de poder en la mujer eran por su belleza y por su capacidad de
procreación. Y esto también sucede en Grecia en Atenas donde también la mujer era un articulo decorativo
recibia educación pero no decidía por su vida y en Esparta era diferente la mujer recibia educación y
entrenamiento físico para tener hijos más fuertes y asegurar la sobrevivencia de los espartanos y cumplian
un rol determinante en la administración de sus hogares cuando sus esposos estaban en guerra.

Esto revela que la mujer no es un ser menor, de acuerdo a las obligaciones y de acuerdo a la atención
recibida puede realizar cualquier actividad con destreza y inteligencia por eso es idónea al hombre y el
hombre necesita de la mujer y viceversa.

Y para finalizar este pequeño informe

“ La respuesta al feminismo en cuanto principio elemental rebelde, está en someterlo bajo los pies de Cristo, así
como los apóstoles en su día some- tieron al patriarcado para luego servirse de él. Sometido bajo Cristo, el feminismo
puede ser tan útil hoy para nosotros como nos fue el patriarcado en el pasado. Sometiendo al feminismo bajo Cris- to,
podremos aceptar sus valores importantes res- pecto a la dignidad e igualdad de las mujeres, sin por ello rendir culto a
sus absolutismos ni dar por buenos sus aspectos negativos. En Cristo, no rendimos culto ni al patriarcado ni al
feminismo. Ambos sólo tienen sentido para los cristianos en una posición subordinada a Cris- to. Pero hoy por hoy, la
Iglesia tiene el deber es- pecial de aprender cómo puede hacer suyo un feminismo sometido a Cristo. Los siglos de
absolutis- mo patriarcal nos lo exigen como muestra de arre- pentimiento y maduración”

Pertenece al artículo Patriarcado y Feminismo en perspectiva cristiana de Dionisio Byler en www.menonitas.org y es


mi posición sobre el tema coincido totalmente es un gran artículo ,

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