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Es un instrumento de regulación directa con mayor aplicación que otros instrumentos de regulación
indirecta (impuestos, subsidios, permisos comerciables, créditos preferenciales, persuasión de
programas voluntarios. La mayor difusión de las normas se atribuye a la mayor complejidad de los
demás instrumentos, a varios efectos indirectos adversos de éstos en la economía.
El énfasis de este estudio se centra en las normas que se aplican especialmente a los
establecimientos de la industria manufacturera y, por consecuencia, en su efecto en las
percepciones y actitudes ambientales de esos establecimientos.
EL MARCO NORMATIVO
La aplicación en México de reglamentos y normas con base en un marco legal data de 1971.8 Pero
en el transcurso del tiempo ha habido modificaciones amplias, de tal manera que, similarmente a la
expedición de todo tipo de normas hoy vigentes, la mayoría de las del sector industrial
manufacturero se emitió en 1993 y 1994. Como se explicará adelante, en la sección 3, la
normatividad para el sector industrial manufacturero está especificada en la serie NOM-ECOL
(Normas Oficiales Mexicanas Ecológicas), aunque hay varias normas de esta serie que no se aplican
al sector. Se tendrá cuidado con esta diferencia.
Del total de normas para este sector, casi dos terceras partes concierne a la protección del aire;
correspondiendo las restantes al cuidado del agua, el control de los residuos peligrosos y la
regulación de emisiones de ruido. Las normas ambientales surgieron en la década de 1980, con
antecedentes en la de 1970.
En sus orígenes, el propósito fundamental era normar el cuidado de los recursos y la salud humana,
el cual fue abarcando objetivos ambientales más amplios y precisos (INE, 1997). En una primera
etapa que abarca la década de 1980, la aplicación de la normatividad ambiental se había basado
casi exclusivamente en el sistema regulatorio tradicional de permisos, inspecciones y sanciones. Se
establecieron las “Normas Técnicas Ecológicas” (NTE), las cuales conjuntaron muchas normas
anteriores dispersas y adoptaron normas de Estados Unidos. En la exigencia del cumplimiento se
ejercían presiones selectivas sobre grupos de productores, generalmente industriales, con la más
alta intensidad ambiental, o bien se establecían regulaciones de observancia general. Pero ello no
daba resultados y el problema era que no se había logrado generar estímulos o señales suficientes
a los agentes económicos para cambiar las tecnologías con criterios ambientales.