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Introducción

El Cáncer de Mama es una enfermedad que ha acompañado a la humanidad desde


sus mismos inicios, en un papiro que data aproximadamente de los años 3000-
2500 a C. se describen 8 casos de tumores mamarios marcando así los precedentes
de esta enfermedad.

Fue Hipócrates (460-370 a. C.) quien dio el nombre de cáncer a las enfermedades
malignas por su semejanza al cangrejo señalando en sus escritos posteriores la
evolución mortal de las mujeres con tumores mamarios “ocultos”, y evitar cualquier
tratamiento ya que éste aceleraba su muerte, en el segundo siglo de la era Cristiana,
Galeno (131-203 d. C) reafirmó la etiología humoral del cáncer postulada por
Hipócrates, considero al Cáncer de Mama como una enfermedad sistémica causada
por un aumento de la bilis negra (atrabilis) y recomendó para su manejo “limpia
inicialmente el humor melancólico con purgantes y después, haz incisiones precisas
alrededor del tumor sin dejar una sola raíz”. Recomendó exprimir los vasos
sangrantes y sugirió no usar ligaduras ya que provocaban recurrencias en tejidos
vecinos.

Muy poco progreso hubo durante la edad media. Los postulados de Hipócrates y
Galeno, persistieron durante este período, considerando casi una herejía su
cuestionamiento. El concilio de Tours en 1162, no recomendó la cirugía como
tratamiento del Cáncer de Mama fue durante la época del renacimiento entre los
siglos XV y XVI, sobre todo en los años 1450-1550, cuando artistas, pintores y
escultores-científicos, como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, mostraron en sus
pinturas y esculturas parte de la anatomía humana, conocimientos que
posiblemente obtuvieron al realizar disecciones sobre cadáveres humanos,
procedimientos prohibidos en esa época.

Fue Henry Francois Le Dran (1685-1770), quién consideró al cáncer como una
enfermedad local en sus etapas iniciales y subrayó, que la única esperanza de
curación era la cirugía temprana (hipótesis de enfermedad local). Con la
introducción de la anestesia general en el año 1846, se propusieron cirugías más
radicales, recomendado la resección completa de la mama y el corte de los
extremos superiores de los músculos pectorales, para obtener una mayor
exposición de la axila durante la disección ganglionar.

Sir James Paget en 1863, señaló en el Royal College of Surgeons en Inglaterra “No
conozco un solo caso de recuperación franca; es decir, que la paciente de cáncer
de mama haya vivido más de 10 años libre de enfermedad” (hipótesis enfermedad
sistémica). Treinta años después Halsted, (hipótesis enfermedad local), pronuncia
su hipótesis de diseminación ordenada del cáncer mamario, al afirmar que el cáncer
se originaba en la mama, para después a través de los linfáticos se extendía a los
ganglios axilares; atribuía la alta tasa de recurrencia a la falta de lograr márgenes
adecuados y proponía la resección en bloque de la mama incluyendo gran porción
de la piel que la recubre, los músculos pectorales mayor, menor y el contenido
celulo-adiposo ganglionar de la axila, desde el borde anterior del dorsal ancho por
fuera hasta el ligamento costo-clavicular por dentro. Este mismo autor reportó sus
resultados en el año 1907, con sobrevidas del 85 % libre de enfermedad a 3 años,
cuando en los ganglios axilares resecados no se encontraron metástasis,
disminuyendo al 34 % cuando estaban afectados. La mastectomía radical Tipo
Halsted, se popularizó y fue la intervención quirúrgica estándar durante varias
décadas, produjo una baja muy significativa en las recurrencias loco-regionales y
marcó el inicio del tratamiento moderno de ésta enfermedad.

Como vemos el cáncer tiene una larga historia y un camino lleno de procedimientos
incorrectos hasta llegar a lo que hoy en día se consideran las mejores opciones de
tratamientos en problemas del Cáncer de Mama que conocemos, seguramente hay
aún un largo camino común por recorrer y que día a día se obtendrán los mejores
resultados para una pronta y mejor recuperación, pero ante todo radica
principalmente en el fomento de crear el habito de la consulta médica
continuamente, así como la autoexploración como los eco y a determinada edad la
mastografía, que lamentablemente las muertes que se dan por cáncer de Mama
pudieron haberse evitado si se hubieran detectado a tiempo.
Desarrollo
Uno de los cánceres de mayor incidencia a nivel mundial es el de seno. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se detectan 1.38 millones de
nuevos casos y fallecen 458 mil personas por esta causa. Actualmente, la incidencia
de este tipo de cáncer es similar en países desarrollados y en desarrollo, pero la
mayoría de las muertes se dan en países de bajos ingresos, en donde el diagnóstico
se realiza en etapas muy avanzadas de la enfermedad. En América Latina y el
Caribe, el cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres, de acuerdo con
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 2012, se detectó esta
neoplasia en más de 408 mil mujeres y se estima que para 2030, se elevará un 46
por ciento (OMS, 2014c; OPS, 2014).

En México, el cáncer de mama ocupa en la actualidad el primer lugar en incidencia


de las neoplasias malignas en las mujeres, representa 11.34% de todos los casos
de cáncer, el grupo de edad más afectado se encuentra entre los 40 y los 59 años
de edad. La mortalidad por cáncer mamario se ha incrementado en 10.9% relativo
en los últimos años.

En 2012, el cáncer de mama fue la principal causa de morbilidad hospitalaria por


tumores malignos entre la población de 20 años y más (19.4%) y en las mujeres
tres de cada 10 son hospitalizadas por esta causa, en tanto que en los varones
representa apenas 1.2 por ciento.

Esta enfermedad no es exclusiva de las mujeres, aunque les afecta más a ellas,
debido a sus características biológicas y fisiológicas. Por eso, es importante
sensibilizar a toda la población para su identificación temprana, porque el retraso en
el diagnóstico adecuado impacta en la sobrevivencia de la persona; los varones
generalmente llegan a consulta con cáncer en estadios III o IV, dificultando o
imposibilitando el tratamiento terapéutico.
Durante los últimos siete años en México, la incidencia de cáncer de mama (número
de casos nuevos por cada 100 mil personas de cada sexo) para la población
masculina de 20 años y más se ha mantenido relativamente estable y a la baja
desde 2011, al pasar de 0.70 a 0.37 casos nuevos en 2013. En las mujeres, la
tendencia no es tan clara, con años de ligeros descensos y posteriores repuntes,
pero destaca que en 2012 se presenta la incidencia más alta del periodo con 26.64
casos nuevos por cada 100 mil mujeres de 20 años y más. Lo que significa que
desde 2012 por cada caso nuevo detectado en hombres, se detectan 26 en mujeres.

En 2013 la incidencia más alta de neoplasias mamarias se presentó en las mujeres


de 60 a 64 años (67 casos nuevos por cada 100 mil mujeres del mismo grupo de
edad), seguidas por las del grupo de 50 a 59 años (53 casos nuevos) y de las de 45
a 49 años (46 casos nuevos). Estos datos concuerdan con lo reportado a nivel
internacional, donde se señala que son las mujeres mayores de 40 años en quienes
principalmente incide la enfermedad, aunque se ha encontrado que en países de
bajos y medianos ingresos se está dando un incremento de casos en mujeres en
edad reproductiva (de 15 a 49 años) (Knaul, Bhadelia, Gralow, Arreola-Ornelas,
Langer y Frenk, 2012).

Por entidad federativa, durante 2013 los estados con el mayor número de casos
nuevos de tumores malignos de mama fueron Campeche (119.00 casos por cada
100 mil mujeres de 20 años y más), Aguascalientes (53.91 de cada 100 mil) y Jalisco
(50.26 de cada 100 mil); mientras que en Hidalgo, Guerrero y México, la detección
de casos nuevos de neoplasias mamarias es la más baja del país (9.90, 8.19 y 8.04
por cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad, respectivamente). Se observa que
de las 32 entidades federativas de nuestro país, la mitad de ellas presentaron una
incidencia superior a la media nacional y la otra parte está por debajo.

Las políticas en salud en México, como política social, referentes a este problema
se caracterizan por enfocarse en la reducción y eliminación de las inequidades
sociales a través de la redistribución de los recursos, servicios, oportunidades y
capacidades. Estas políticas se traducen en metas e indicadores de salud,
contenidos en el Programa Sectorial de Salud (PROSESA) 2007-2012, que
establece para el cáncer de mama:

Meta 1.5. Incrementar al triple la cobertura de detección de cáncer de mama por


mastografía en mujeres de 50 a 69 años. Esta meta se clasifica como estratégica
Línea de acción 2.13. Promover la prevención, detección y atención temprana del
cáncer cervicouterino y de mama.

Las acciones propuestas en el PROSESA enfatizan la necesidad de fortalecer las


actividades de detección temprana del cáncer de mama y focalizar las acciones en
la población de mayor riesgo. En congruencia con lo anterior, se elaboró el
Programa de Acción del Cáncer de Mama.

Misión Establecer las políticas, medidas y actividades más efectivas y eficientes en


el desarrollo de acciones de promoción de la salud, detección temprana, diagnóstico
oportuno, tratamiento adecuado y de evaluación, con el propósito de disminuir al
máximo la mortalidad por cáncer de mama. Objetivo general Disminuir el ritmo de
crecimiento de la mortalidad por cáncer de mama a través de la provisión de
servicios óptimos en la detección, diagnóstico, tratamiento y control del
padecimiento, así como de la participación responsable de la población en el
cuidado de su salud.

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