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LAMPARA DE FLASH: Es el tubo de destello, lleno de un gas noble y en el interior del cual hay dos
electrodos. En ellos se aplica una tensión eléctrica importante: 3.000 voltios!, que provoca un arco
voltaico y un destello del gas. En este caso son mucho más potentes y tienen forma de “rosquilla”,
envolviendo la lámpara de modelado.
LAMPARA DE MODELADO: Es una fuente de luz continua, que permite ver con total exactitud
como “pegará” el destello de la lámpara del flash. Se comporta de la misma manera que esta, sin
importar el sistema óptico ni el accesorio añadido. Incluso varia su potencia en consonancia, de
manera de poder visualizar las diferencias entre dos o más fuentes. Esta es una característica
central del flash de estudio.
SISTEMA OPTICO: No es fijo, como en el caso del Flash de Mano. Está formado por el frente
reflectante del equipo y la “cazoleta” que orienta y concentra el destello. Hay múltiples variantes
de estas últimas, de acuerdo al uso que se le dé.
PIE O SOPORTE: Permite sostener y ubicar el equipo en su posición de trabajo. Es muy importante
su estabilidad para la seguridad del equipo y las personas. Para ello el cable se pasa siempre por el
triángulo de una pata y el soporte de la misma. 2ª NORMA DE SEGURIDAD.
Potencia: estos flashes son mucho más potentes que cualquier portátil o de mano. Eso permite
iluminar grandes superficies y sobre todo, utilizar aberturas pequeñas, de modo de poder
controlar la profundidad de campo. Pero el hecho de que su sistema óptico no sea fijo, impide
usar el NG como indicador fiable de la potencia de tal o cual equipo. Para ello se recurre a la
unidad de medida de la Potencia, el Vatio (Watt). Para entender que significa que un equipo tenga
500 W, consideremos lo siguiente:
La Energía se mide en Julios (J). La capacidad de usar esa energía se llama Potencia y nos dice
cuanta energía se puede usar por Segundo. Por ejemplo, si una grúa puede elevar el mismo peso
que otra pero en la mitad del tiempo, entonces tiene el doble de Potencia. La Potencia se mide en
Vatios (Watt), que es un Julio por segundo. Por tanto los flashes de estudio se clasifican según su
Potencia, expresada en Vatios/seg. O sea, que en nuestro ejemplo, el equipo libera 500 Vatios (o
Julios) en el lapso de un segundo.
Tiempo de emisión: es a grandes rasgos el tiempo que dura el destello, que va desde los 1/200 a
1/50.000 de segundo. Pero este factor también implica la manera que el equipo entrega la
energía. La máxima intensidad luminosa no se obtiene en el acto sino que asciende rápidamente
(“tiempo de ataque”), llega a ella y luego decae mucho más lentamente. No se trata por tanto de
una salva rectangular, en la que la luz asciende de cero al nivel máximo rápidamente, se mantiene
constante y baja de manera abrupta. Es decir, si trazamos una gráfica de intensidad contra tiempo
(intensidad luminosa en el eje vertical y tiempo en el horizontal), obtenemos un triángulo
asimétrico con base en el tiempo, no un rectángulo. La energía luminosa emitida es la superficie
de éste triángulo.
Así hay equipos de “ataque rápido” (t50) y ataque lento (t10), que es un detalle solo a tener en
cuenta en aplicaciones muy específicas. Por último, pero no menos importante, estos flashes
permiten disparar a toda o parte su potencia, en pasos muy pequeños. En ese caso lo hacen
acortando su tiempo de destello, no su nivel de emisión, que siempre es el máximo.
Tiempo de reciclado: El tiempo de reciclado es el tiempo que tarda el flash en estar listo para un
nuevo disparo tras haber sido disparado. El tiempo normalizado es para una carga del 75%. Es
decir, si tenemos un generador de 1000w el tiempo de reciclaje es el que tarda desde que se
dispara el flash hasta que el acumulador consigue 750w (las tres cuartas partes). Este tiempo es
mucho más breve y constante aquí que en los flashes de mano, ya que la energía disponible es,
podemos decir, ilimitada. Al punto que se pueden tirar imágenes casi inmediatamente una
después de otra, dependiendo de cantidad de potencia utilizada y la calidad del equipo. No
obstante, para evitar disparos “sin carga” todos los equipos tienen una luz testigo que se enciende
cuando el flash recicló, y muchos una alarma sonora, de modo que no es necesario mirarlos.
Forma de control
La conexión del flash a la cámara es eléctrica, pero el obturador es mecánico. La orden de disparo
que se da al flash es mucho más rápida que la que se da al obturador, por lo que el disparo
siempre debe retrasarse. Esto es lo que conocemos como sincronización del flash. En uno de mano
esta orden llega a través de la zapata en la que va montado, en tanto que en el de Estudio las
posibilidades son varias:
Fotocélula: Todos los flashes poseen foto célula integrada, pensada en primera instancia para
actuar como esclava de la fuente principal. Pero también puede utilizarse en la principal, si se
tiene un flash montado en cámara. De modo de independizarse físicamente del equipo. En este
caso el flash en cámara debe utilizarse en Manual, porque en TTL emite el pre-destello de
medición que excita las fotocélulas y dispara a destiempo las lámparas, que estarán apagadas al
momento de la obturación. La desventaja de esta forma de control es que no es exclusiva del set,
ya que los equipos dispararán ante cualquier destello que les llegue, ya sea de nuestra cámara o
de otras. Por lo tanto no es adecuado cuando no somos los únicos utilizándolo. Además en
entornos muy oscuros o con accesorios grandes que tapen las células, estas pueden no excitarse.
Modo de operación
Paradójicamente, los flashes de Estudio son los más profesionales, potentes y costosos; pero a la
vez los más “arcaicos”. Son totalmente Manuales y carecen de sistemas de medición de la luz
reflejada, a diferencia de los Automáticos y TTL. Por lo tanto su control en teoría solo sería posible
mediante la aplicación del NG, si el fabricante lo brindara en función de una determinada
conformación del sistema óptico (tal o cual cazoleta). Pero, como veremos más adelante, hay una
infinidad de accesorios que convierten a estos equipos de una fuente puntiforme en una mediana
o grande: por lo tanto, la Ley del Cuadrado Inverso deja de cumplirse. No queda más remedio que
recurrir a dispositivos externos de medición, concretamente exposímetros de mano, pero solo los
capaces de medir los pequeñísimos tiempos de emisión de un flash, también denominados
“flashimetros”. Es el momento entonces de detenernos en ellos en detalle.
El Exposímetro de mano
Analógicos: fueron los primeros y hoy casi no se utilizan. Pero debemos conocerlos en lo general.
Permiten al usuario acceder a la lectura mediante una aguja que se desplaza por una escala de
números EV, estos a su vez se “traducen” a valores de diafragma/velocidad por medio de una
rueda que gira sobre su propio eje. Están preparados para mediciones incidentes y reflejadas.
Para efectuar la primera deberemos cubrir la célula de medición con una semiesfera de plástico
blanco desplazándola a través de una guía por delante de ella hasta cubrirla. Para la segunda,
basta con solo desplazarla hacia un costado. No pueden medir flash.
Digitales: Estos tienen un microprocesador para calcular las mediciones efectuadas y una pantalla
de cristal líquido que permite visualizar las lecturas de exposición. Los más completos incorporan:
modo “cine” (mediciones hasta 8 cuadros por segundo), sistema zonal y memorias para guardar
las mediciones selectivas y evaluaciones de contraste con la posibilidad de promediar todos los
valores obtenidos.
Medición de luz continua: al igual que la cámara, debe setearse la sensibilidad de la película o
sensor y una velocidad de obturación. Posteriormente se mide desde la escena y hacia la cámara
(Medición Luz Incidente). La luz de la fuente debe iluminar totalmente la calota que cubre la
fotocélula, ya que si no es así se forman zonas de sombra que son consideradas en la medición. El
instrumento entrega la abertura correspondiente a la velocidad elegida. No obstante, también
mostrara todos los Pares Recíprocos correspondientes a ese EV.
Accesorios
Como sabemos, un flash de cualquier tipo es una fuente puntual de luz, lo que genera una luz
blanca, direccional y muy dura. Para variar su calidad existen una gran variedad de accesorios
provistos por la industria. Vamos a detallar solamente los más utilizados.
Cajas de luz o “Softbox”: son accesorios que permiten suavizar la luz de un flash que se sitúa en su
interior, haciéndola más difusa y también más direccional. Semejan una carpa tipo “iglú” donde el
flash dispara desde el techo y la luz sale por el piso, para ser gráficos. La difusión la consigue por
dos vías: una, la difracción en una o varias capas traslucidas que la luz debe atravesar para salir de
la caja. Y dos, la reflexión interna de los rayos oblicuos en la superficie interna del softbox, blanca
o plateada, que terminan saliendo por el frente. Esto aumenta considerablemente la superficie de
la fuente de luz. Las ventajas con respecto a los paraguas son la forma y consistencia del reflejo
que producen en superficies pulidas y la direccionalidad del destello. Lo que facilita enormemente
el control de la iluminación entre figura y fondo, entre otras cosas.
Concentradores: son accesorios que, contrariamente a los anteriores, permiten endurecer la luz y
concentrarla: estrechando su ángulo de incidencia. Los más conocidos son el Snoot y el Nido de
Abeja. Este último además, “alinea” los rayos de luz para que salgan paralelos entre sí, de modo
que es ideal para luces de borde y efecto.
Fondos: Son esenciales en todo estudio, ya que permiten enmarcar la imagen y homogeneizar el
ultimo plano. Hay dos tipos principales.
Tela: utilizados principalmente en fotografía social y retrato, tienen la ventaja de ser fácilmente
transportables y durables. Hay desde colores lisos, pasando por estampados, hasta con paisajes y
escenografías pintadas.