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1
Cf. Ritual de la Penitencia, Praenontnda 1.
2
Semanas de estudios trinitarios, Dimensión trinitaria de la penitencia, Salamanca 1994, p. 207.
3
D. Borobio, Para comprender, celebrar y vivir la reconciliación y el perdón, Madrid 2001, p. 29.
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exhortar a los hombres a la conversión, para que abandonando el pecado y se conviertan
a Dios, ni de significar, por medio de la celebración de la penitencia, la victoria de Cristo
sobre el pecado”4.
Ahora bien, refiriéndose el Ritual a los momentos de la celebración de la Penitencia deja
ver la función de la Santísima Trinidad, cuando dice que es el Padre quien acoge al hijo
que retorna, Cristo es quien toma sobre sus hombros a la oveja perdida y “el Espíritu
Santo vuelve a santificar su templo o habita en él con mayor plenitud”5. De allí se sigue,
que es una necesidad el confesarse y para que ésta sea fructuosa se insiste en el hecho de
no solamente acusarse de los pecados graves, sino también de los veniales para el
perfeccionamiento del Bautismo y hacerse dóciles a la voz del Espíritu6.
Además, el Ritual hace notar que la Iglesia, ejerciendo el ministerio de la Penitencia por
medio de sus Ministros, exhorta a los fieles a la conversión y perdona los pecados “en
nombre de Cristo y con la fuerza del Espíritu Santo”7. Al respecto, el papa Clemente I
escribiendo a los corintios decía que “los ministros de la gracia divina, impulsados por
el Espíritu Santo, han hablado sobre la penitencia”8.
4
RP, P.1.
5
Ibíd., P.6 d.
6
Cf Ibíd., P. 7.
7
Ibíd., P. 9.
8
Dimensión Trinitaria de la Penitencia, p. 171.
9
Cf. Ibíd., p. 208.
10
Cf. Ibíd., 210-211.
2
su parte, el Ministro debe identificarse con la acción del Espíritu y transparentarla; es
decir que debe estar dócil a la acción del Espíritu, para que el penitente pueda así ser dócil
a la voz del Espíritu Santo. Además, en el momento en que pronuncia la absolución, la
Iglesia invoca al Padre para que envíe el Espíritu Santo: “Dios Padre misericordioso que
reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu
Santo para la remisión de los pecados (…)”11. Estas palabras vienen acompañadas por el
gesto epiclético de extender las manos sobre el penitente; cuya referencia lo encontramos
en el evangelio de San Juan, cuando Jesús sopla sobre sus Apóstoles en la tarde del
domingo de Pascua12.
Por último, la referencia del Espíritu Santo en la absolución, hecha en nombre de Cristo,
es porque él es la remisión de los pecados; es decir, Cristo es el que absuelve, pero la
absolución es el Espíritu Santo; Cristo perdona y el perdón es el Espíritu, Cristo es el
médico y la medicina es el Espíritu Santo. Por lo tanto, la absolución es la Epíclesis del
Espíritu Santo sobre el penitente13.
11
RP. p. 52.
12
Cf. F. M. Arocena, Penitencia y Unción de los enfermos, Pamplona 2014, p. 212.
13
Cf. Dimensión Trinitaria de la Penitencia, p. 208- 209.
14
Cf. Ibíd., p. 209.
15
Cf. Para comprender, celebrar y vivir la reconciliación y el perdón, p. 31.
3
BIBLIOGRAFÍA
Arocena, F. M., Penitencia y Unción de los enfermos, Eunsa, Pamplona 2014.
Borobio, D., Para comprender, celebrar y vivir la reconciliación y el perdón, PPC,
Madrid 2001.
Comisión Episcopal española de Liturgia, Ritual de la Penitencia, España 1975.
Semanas de estudios trinitarios, Dimensión trinitaria de la penitencia, Secretariado
Trinitario, Salamanca 1994.
ABREVIATURAS
RP Ritual de la Penitencia, España 1975.