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LA GESTIÓN DIRECTIVA DE LOS CENTROS ETNOEDUCATIVOS DESDE EL

ENFOQUE DE LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

Lcda. Negda Gouveia

En los actuales momentos, la sociedad se encuentra invadida de cambios,


transformaciones, producto de la globalización de la economía, el desarrollo
tecnológico, la apertura de los mercados, la innovación en las telecomunicaciones,
echando por tierra las barreras tradicionales en el campo de la gerencia. Estos
eventos cambian radicalmente la forma como operan las organizaciones cada vez
más complejas y cambiantes. De tal manera, que surge una nueva forma de
gerenciar, fundamentada en la generación de información, de conocimientos que
exige una formación capaz de responder a las exigencias de un mundo en
cambios continuo, coherentes con el grado de desarrollo de la sociedad.

Frente a estas circunstancias, el ser humano y la formación de sus


capacidades son una dimensión de importancia crítica en el desarrollo de las
organizaciones educativas, que ya no requieren personas pasivas y reactivas,
pero si proactivas, con capacidad de pensar, reflexionar, crear, innovar y
emprender. De allí, que la gestión directiva, tenga como tarea fundamental la
formulación, ejecución y evaluación de acciones, que le permitan a las
organizaciones educativas lograr sus objetivos.

De lo anterior se deduce la necesaria búsqueda y consolidación de cuadros


directivos formados científicamente en el campo gerencial, caracterizados por ser
dinámicos, preocupados y consustanciados con las necesidades de la sociedad,
la comunidad, de su entorno y de los centros educativos.

La educación colombiana no escapa a estos cambios gerenciales. De allí


que en la gestión directiva, la transformación, la innovación serán la constante,
donde la capacidad de respuesta, la toma de decisiones de los gerentes
educativos, son elementos estratégicos fundamentales para su misión y así
ofrecer una educación de calidad que corresponda a las nuevas demandas de la
sociedad; por tal motivo, el cometido es potenciar cualquier proceso o cambio
educativo.

Por consiguiente, exigen al gerente educativo, desarrollar una planificación


directiva centrada en el trabajo colectivo, de continuo aprendizaje donde los
propósitos u objetivos se realizan en la asociación del trabajo comprometido de
todos los actores escolares. Es por ello que, entre las funciones más significativas
del cuerpo directivo, se requieren capacidades gerenciales como: la reflexión
sobre escenarios futuros y estrategias de cambio, el manejo de la información, la
comprensión de los propios procesos de gestión y política educativa, la
identificación y formulación de innovaciones, así como la de gestión de procesos
de concertación, trabajo en equipo y liderazgo.

Desde esta perspectiva, la planificación estratégica ayuda a prevenir o


anticiparse al futuro y así evitar la improvisación, con ella también se establecen
las actividades y los recursos a utilizar. Sin embargo, toda planificación posee
etapas fundamentales para que ésta se desarrolle: diagnóstico, formulación,
ejecución, control, seguimiento y evaluación del plan, todas estas etapas se
articulan para dar como resultado una adecuada planificación educativa en la
práctica.

Cabe mencionar además, que mediante el proceso de planificación se


determinan las metas y se establecen los requisitos para lograrlas de la manera
más eficiente y eficaz posible. Se puede entender que la planificación estratégica
en contextos educativos es un proceso donde se analizan, diseñan e implementan
acciones y actividades para lograr un resultado pedagógico deseado. De allí que
sea un instrumento a través del cual el director reflexiona, prevé actividades,
experiencias, recursos y diseña ambientes necesarios para garantizar así el logro
de objetivos establecidos a cumplirse en lapsos determinados.

En la realidad practica, los centros etnoeducativos del distrito de Riohacha


en el departamento de la Guajira, el trabajo directivo, observado por la autora,
quien ejerce como docente (Coordinadora) en uno de ellos, se caracteriza por ser
rutinarios y apegados a formas y procedimientos gerenciales de carácter vertical,
donde se evidencia toma de decisiones unilaterales, la poca o nula convocatoria
para el trabajo conjunto y participativo de todos los miembros de la institución, lo
que en consecuencia limita la aspiración de una gestión significativa y eficaz. En
tal sentido, se presume que no existe conocimiento u orientación, en algunos
casos, para el reconocimiento de los problemas existentes como la capacidad de
convocatoria orientada al trabajo integrado en torno a la planificación de
actividades, la organización y ejecución de tareas, la supervisión y adecuada
evaluación y asesoramiento de los procesos gerenciales.

Los directivos en la mayoría de los casos, emplean el modelo de dirección


normativo, con autoridad vertical, situaciones imprecisas, rígidas, homogéneas,
unidimensionales, donde no se abre espacio para la pregunta, la reflexión y la
creatividad, evidenciado esto, en el cumplimento de normas ajenas a las
realidades sociales y comunitarias. Este modelo anclado en lo vertical, centralista
y con relaciones monopólicas, mantiene a las instituciones educativas en un
letargo, impidiendo el avance y transformación a nivel educativo, cultural, social y
económico.

Desde este punto de vista, la gestión directiva adquiere un rol protagónico en


los procesos de cambio del ámbito escolar, de forma que tengan asidero las
innovaciones tecnológicas, pedagógicas de los docentes, siendo los directivos los
que deben conducir el proceso con acierto. Un buen gerente educativo debe tener
claro el papel de la gestión en el hecho educativo. En este sentido, la misión
abarca, el momento en que se planifica, la ejecución de lo planificado y el proceso
de control y evaluación. Los actores de la misma serán los directivos, docentes,
administrativos, obreros, padres, representantes, vecinos que actúen con un fin
educativo para que los alumnos adquieran conocimientos, habilidades y destrezas
que les permita desenvolverse en la sociedad, donde cada uno son
corresponsales.
Además, hay que destacar la responsabilidad que tienen los docentes con
función directiva como cuentadantes principales de la institución, supervisores
inmediatos, principales responsables de establecer los mecanismos necesarios
para el control y supervisión; encargados de comparar los resultados obtenidos en
cuanto a los objetivos y metas propuestas en el plan anual; hacer cumplir los
planes de evaluación y seguimiento del personal adscrito; velar por el
mantenimiento del plantel; supervisar la planificación, desarrollo y evaluación de
los procesos de enseñanza y aprendizaje, levantar expedientes, establecer los
correctivos del personal; revisar los trabajos encomendados a cada una de las
comisiones, entre otras múltiples actividades que se desarrollan diariamente en el
quehacer cotidiano dentro de las instituciones.

Ahora bien, una buena gestión depende de su conducción (gestión directiva),


porque garantiza que las propuestas que la sociedad misma demanda a las
organizaciones educativas, den respuestas acertadas en la formación,
productividad y funcionalidad, en otras palabras, cómo las generaciones pueden
ser: a) transformadoras de su entorno; b) Creativas y reflexivas; c) Capaces de ser
entes dinámicos; comprometidos con los grandes ideales de la sociedad a la que
pertenecen.

Por tal razón, el personal directivo es un actor clave, al cual le competen qué
se produzcan resultados finales, por lo tanto, las personas que dirigen deben
saber lo que se tiene que hacer, cómo se hace y lograr que se haga. Por otra
parte, estas personas deben estar atentas a los cambios. A tal respecto, Borjas
(2004), señala que los centro educativos necesita que desde la dirección surjan
nuevas acciones capaces de hacer frente a los nuevos retos; se trata de personas
entusiastas que aprovechan el conflicto para introducir ideas novedosas y la
función integradora para formar equipos que aseguren la continuidad de las ideas,
los consensos y las relaciones humanas.

En consecuencia, todas estas funciones son importantes en una adecuada


gestión directiva, pero tiene que lograrse un equilibrio, ya que es difícil que una
sola persona cumpla las características directivas, de allí la importancia de ejercer
la función directora en equipo y así, cada miembro se complementa con el otro
reconociendo las diferencias, estilos de opinión y aprendiendo a actuar en
consenso.

De acuerdo a Senge (2001), las propuestas de cambio de las instituciones


educativas se vinculan en proporción directa con el ejercicio del liderazgo que
ejercen los niveles directivos y gerenciales de las mismas, al asumirse en dichos
niveles las responsabilidades de agentes de cambio para lograr las
transformaciones requeridas en la escuela como una unidad de enseñanza y de
aprendizaje y que, además, aprenda como organización.

Para ello, el personal directivo debe demostrar durante el ejercicio de sus


funciones, las capacidades de planificador relacionadas con la reflexión sobre
escenarios futuros y estrategias de cambio y transformación, el compromiso
compartido, la comprensión de los propios procesos de gestión y política
educativa, la identificación y formulación de innovaciones, así como la de gestión
de procesos de concertación, trabajo en equipo y liderazgo.

Es por ello, que en los últimos años, los directivos han adquirido conciencia
de la necesidad de un proceso de planificación, que les permitirá alcanzar sus
metas de la manera más adecuada. De ahí, la estrecha relación existente entre
gestión y planificación en los centros educativos. Dentro de este contexto, el
desafío, entonces, será pensar estratégicamente, planificar y gestionar para
responder creativamente a las demandas cambiantes y ésta será la principal
semilla del cambio.

Por tales razones, en la medida que la dirección se modernice y se consolide


la función del personal directivo, se redimensionarán, en el sentido de convertirse
en profesionales audaces, con iniciativa, dispuestos a transformarse y transformar
la institución. En esta medida, la gestión directiva en el marco de una cultura
heterogénea, compleja, diversa, debe propiciar la unidad, como un indicador de
competencia que revaloriza el quehacer educativo y le otorga a la institución una
identidad que se configura en función de su marco social. Por cuanto, hoy día, se
exige a las instituciones educativas, la puesta en escena del desarrollo
organizacional, del ejercicio del liderazgo, de la gestión y de la rendición de
cuentas; con el fin de acercarse a las expectativas que la sociedad tiene sobre el
sistema educativo.

De acuerdo con Ruiz (2003), el término gestión, hace referencia al hecho de


efectuar actividades de planificación, organización, dirección, liderazgo y control;
a la utilización de sus recursos humanos, físicos y financieros con la finalidad de
alcanzar determinadas metas y/u objetivos.

Por ello, en el nuevo marco conceptual gerencial y atendiendo a las


exigencias de un mundo cada vez más complejo, los cambios paradigmáticos
exigen un nuevo tipo de gerencia participativa que tenga como finalidad involucrar
activa, productiva y conscientemente a todos los miembros de cualquier
organización social. De tal manera que la nueva planificación, en la misma
medida que amplía el radio de acción y de competencia del gerente, le asigna
nuevos roles, tanto fuera como dentro de la institución.

Lo anterior, indica que el éxito o fracaso de la gestión directiva no depende


solo de la correcta administración de los recursos económicos, ni del buen criterio
de interpretación y aplicación de la legislación en materia educativa; sino que
tienen relación con las competencias, habilidades adquiridas a través de la
profesionalización y formación continúa de sus directivos.

No obstante, en los Centros Etnoeducativos en el distrito de Riohacha,


departamento de la Guajira – Colombia, se observa con preocupación
innumerables carencias, provocadas quizás por el poco acompañamiento y
seguimiento por parte de los directores, porque se concibe la gestión directiva
solo desde una perspectiva administrativa. Así mismo, esta se ejerce
principalmente para resolver urgencias de carácter administrativo y laboral, donde
los directivos tienen pocas destrezas gerenciales para abordar la formación
pedagógica de los docentes y tienen poca visión de globalidad del proceso
educativo. Se halla permeada por el exceso de actividades, tareas múltiples y
variadas que suceden con un ritmo intenso y un amplio nivel de dispersión;
confirman también que las actividades de los directivos se caracterizan por la
brevedad, variedad y discontinuidad de sus respuestas.

Ante esta realidad, es menester redimensionar, repensar y analizar la


necesidad de la dirección estratégica en las organizaciones educativas, para dar
respuesta a los cambios presentes y venideros con el objetivo de lograr una
gestión directiva de calidad. Esto indica, que la gestión deberá estar acompañada
de una planificación, al respeto según Graffe (2005:89), indica que la educación
está, en “la búsqueda permanente de la vinculación entre lo teórico y lo práctico, el
conocer y hacer, es decir el intercambio entre directivos, docentes, estudiantes y
comunidad proyectando los centros educativos como organizaciones abiertas,
flexibles, participativas y autónomas que sustentadas en la planificación
estratégicas, estarán en condiciones de reaccionar ante los cambios”.

En este sentido, el éxito de la planificación estratégica en el ámbito educativo


consistirá en el poder de anticipación, iniciativa y reacción oportuna del cambio,
sustentando sus actos, no en corazonadas, sino con un método, técnicas,
procedimientos, planes lógicos previamente establecido. Considerando lo antes
expuesto, la adopción de la planificación estratégica es un factor determinante en
el éxito institucional , ya que permitirá el aprovechamiento, al máximo de las
oportunidades, recursos, creándose una mentalidad orientada hacia el trabajo, un
mayor sentido de pertenencia, incremento del sentimiento de autonomía, un punto
de referencia para la toma de decisiones y mejor eficiencia y eficacia de los
sistemas de comunicación, al respecto, Manes (2005:45), indica que “planificar es
elaborar un plan general científicamente organizado y frecuentemente de gran
amplitud, para la obtención de un objetivo determinado”.

Las ideas expuestas, inducen a pensar que el cambio debe iniciarse con una
visión nueva de los directores, que dinamice los centros educativos en colectivo,
donde sus pilares sean los docentes, alumnos y comunidad. Teniendo claro que
en este proceso todos son actores con igual importancia, pero que cada quien
cumple roles y tareas diferentes sin que por ello una sea más importante que otra.
Tal situación despertó la inquietud en la realización del presente estudio dirigido al
análisis de la gestión directiva desarrollada en los Centros Etnoeducativos desde
el enfoque de la planificación estratégica

Referencias Bibliográficas

Borjas, B. (2004) La Gestión Educativa al servicio de la innovación. Venezuela. Fe


y Alegría. Colección Procesos Educativos

Graffe, G (2005). La gestión Educativa para la transformación de la


escuela.Caracas Venezuela. UCV.

Manes J. (2005) Gestión estratégica para instituciones. Guía práctica para


planificar estrategias de gerenciamiento institucional. Buenos Aires. Argentina:
Editorial Granica

Ruíz, M. (2003) Sistema de planeación para la institución educativa. México.


Trillas.

Senge, P. (2001) Las escuelas que aprenden. Barcelona, Madrid. Cárnica.

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