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4 GUERRA EN EL CIELO

DESCUBRE
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Nuestro mundo se encuentra en el centro del conflicto cósmico


entre el bien y el mal cuyo origen fue una rebelión angélica. La
cuestión bajo disputa es el carácter de Dios.
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EL ORIGEN DEL MAL


La Biblia enseña que los seres humanos no estamos solos en el universo y que no
somos las únicas criaturas con capacidad de raciocinio y libre albedrio. Desde el
génesis hasta el Apocalipsis nos encontramos con una orden de seres
denominados ángeles. Gracias a las Escrituras sabemos que los ángeles son
anteriores a la existencia del ser humano (Job 38:4-7; Apocalipsis 1:20), que son
numerosos (Hebreos 12:22), poderosos e inteligentes (Salmo 103:20, Daniel 4:17),
que forman parte de un sistema organizado de gobierno dirigido por unos líderes
designados (Efesios 3:10; Daniel 7:9,10), que operan de forma activa en nuestro
mundo, sin ser vistos la mayoría de las veces y a veces de forma visible (Hebreos
1:14; 13:2), y que la realidad del mal que aflige a nuestro mundo se originó con
ellos (Apocalipsis 12:7,12).
Uno de los ángeles se llamaba “Lucifer” – portador de luz – Un nombre que le
fue dado por su creador como símbolo de su carácter y de su misión. Este ser
exaltado mantenía una relación íntima y cercana con Dios y por tanto era un
testigo preeminente, un referente para el resto de los ángeles en cuanto al carácter
de Dios. Lucifer era “perfecto en todo” (en su forma de pensar, de sentir, y de
comportarse) “hasta que la maldad halló cabida en él”. A partir de entonces
recibió el nombre de “Satanás” que significa “adversario”. La imagen de Satanás
se trivializado y se ha llevado a la ficción como un hombrecillo rojo con cuernos
y tridente. Sin embargo, la Biblia lo presenta como un ángel caído
extremadamente poderoso, inmensamente inteligente, atractivo a lo sumo y para
nada sacado de la ficción. Él es el causante del mal que asola y quebranta a
nuestro mundo.
Lee y comenta Isaías 14:12-14 y Ezequiel 28:12-19. Utiliza estos textos para definir
el perfil y el carácter de Lucifer.
La exaltación propia se encontraba en el centro del mal que Lucifer decidió
materializar en sí mismo, llevándolo a la aspiración altiva de querer desplazar a
Dios de los corazones de los demás ángeles y así usurpar su lealtad. A medida
que Lucifer se centraba, más y más en sí mismo, dejó de reflejar la luz del carácter
de Dios y empezó a atribuir a Dios sus propias motivaciones egoístas. La
ambición que trasluce de sus pensamientos: “subiré hasta los cielos” y “seré

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semejante al Altísimo”, indica que Lucifer atribuía al carácter de Dios un deseo de
exaltación propia que luego utilizaba como justificación de su propio deseo de
ser exaltado. Al negar la bondad que es inherente al carácter de Dios, los actos de
Satanás tenían como fi destruir la confianza que los demás depositaban en Dios
e incitar una rebelión en su contra.
Así, la Biblia nos informa de que “se desató entonces una gran guerra en el cielo”
Apocalipsis 12:7.
Explica lo que implica este texto:
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La palabra que aquí aparece traducida como “guerra” es “polemos”. Está
relacionada con palabras como polémica y política. Esto nos da pistas acerca de
la verdadera naturaleza de la “guerra” que Satanás emprendió contra Dios. No se
trató, en primera instancia, de una guerra física en la que se utilizaran las armas.
Fue una guerra política, una campaña propagandística, un intento de difamar el
carácter de Dios. Satanás luchó su guerra difundiendo mentirás acerca de quién
es Dios en realidad. Por ello se describe como Aquel que “engaña al mundo entero”
y que es “el padre de la mentira” Apocalipsis 12:9; Juan 8:44.
Si juntas los siguientes textos, descubrirás más acerca de lo que motivó a Lucifer
a revelarse:
Ezequiel dice que Lucifer fue expulsado del cielo porque “pecó” (Ezequiel 28:16)
Juan define el pecado como “transgresión de la Ley” 1 Juan 3:4
Pablo define la Ley de Dios como “amor” Romanos 13:10
Está claro, pues, que Lucifer se reveló contra la Ley de Dios, por consiguiente,
contra el amor de Dios. Él presentó cargos en contra de Dios y en contra de la Ley
de amor por medio de la cual gobierna sobre todo el universo. Mientras que la
Biblia declara que “Dios es amor” y que su Ley es, por tanto, una Ley que gobierna
por medio de los principios inherentes al amor (1 Juan 4:8; Mateo 22:37-40),
Satanás decidió vivir sin amor. Por consiguiente, sirve a sus propósitos el
presentar a Dios como un ser que busca su propia exaltación y el considerar su
Ley como una lista de reglas caprichosas que pretenden ser una herramienta de
control, y no necesariamente un estilo de vida.

¿POR QUÉ EXISTEN EL MAL Y EL SUFRIMIENTO?


En algún momento de la vida todo ser humano se pregunta la más significativa
y acuciante de las preguntas: ¿Por qué existe el mal y el sufrimiento? Nuestro
punto de partida para responder a esta pregunta se encuentra en lo que acabamos

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a de descubrir sobre la rebelión de Lucifer. Ahora vamos a profundizar un poco
más en este tema tomando primero en consideración el hecho que dentro de todo
el pensamiento humano encontramos tan solo cuatro planteamientos básicos
para explicar la existencia del mal:
1. NATURALISTO (cosmovisión atea): Esta cosmovisión explica que no existe tal
cosa como el mal como categoría moral. Todo lo que existe es parte de un
proceso natural. El sufrimiento forma parte de este proceso y es necesario
para la evolución de los fuertes y la eliminación de los débiles.
2. PANTEÍSMO (cosmovisión - Dios - está - presente en - todo): Esta cosmovisión
propone que no existe un Dios personal, sino que la naturaleza misma junto
con los procesos naturales de la vida constituye una fuerza divina
impersonal. El mal se considera una fuerza necesaria para mantener el
equilibrio en la naturaleza y el sufrimiento es un proceso inevitable de la
vida. Al igual que en el naturalismo no hay nada más allá del proceso natural.
3. DETERMINISMO TEÍSTA (cosmovisión del control): Esta cosmovisión
propone que lo que caracteriza a Dios es el poder, y que su objetivo principal
es el control. Dios determina de antemano todos los sucesos y los seres
humanos son meros sujetos sobre los que actúa su bondad. El mal y el
sufrimiento son, por tanto, impuestos por Dios de acuerdo con su voluntad
soberana.
4. TEÍSMO BENÉVOLO (cosmovisión de las relaciones): Esta cosmovisión
propone que lo que caracteriza a Dios es el amor y que su objetivo principal
es que decidamos por nuestra propia voluntad ser recíprocos en su amor. El
mal y el sufrimiento son, por lo tanto, y en última instancia, el resultado del
mal uso del libre albedrio, con fines contrarios al amor.
La Biblia enseña esta cuarta opción al afirmar que el amor es la esencia de la
identidad de Dios. Esto implica que “Dios es amor”, es decir, que Dios es un ser
sociable cuya propia existencia se define pro la dinámica de dar y recibir. Y si el
amor es la esencia de carácter de Dios, entonces el amor debe ser el objeto de Dios
para nosotros y por eso es necesario que nos dote de libre albedrio -
incorporándolo de forma literal en nuestro sistema de vida- para que el amor
pueda surgir. Resulta entonces evidente que para buscar la respuesta a la
pregunta sobre la existencia del mal tenemos que contar lógicamente con una
ecuación que consta de tres partes:

AMOR LIBERTAD RIEZGO


El riesgo inherente a la libertad cuyo ideal es el amor es que los agente morales
y libres, aunque tienen un gran potencial para amar, pueden elegir el egoísmo en
su lugar. Dios asume ese riesgo al igual que nosotros, con toda sus gloriosas
posibilidades y horribles peligros.
En el pensamiento bíblico el mal no es un principio eterno inherente y necesario
para el funcionamiento de la realidad y tampoco es la voluntad de Dios.

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Más bien, el mal es el producto de un ser moral y libre que decidió ir por mal
camino, primero con los ángeles y luego con los seres humanos. Al hablar sobre
el mal en nuestro mundo, Jesús dijo: “esto es obra de un enemigo”. (Mateo 13:28).
En otras palabras, Dios es el origen de todas las cosas malas de nuestro mundo.
Es más bien Satanás, con el consentimiento y la cooperación del ser humano. De
este modo, se instauró en nuestro mundo el modelo de Satanás que es contrario
al amor: “Dios hizo a la gente buena, pero la gente encuentra mil maneras de ser mala”
(Eclesiastés 7:29 PDT).
Lee y comenta Isaías 14:15-17, Apocalipsis 12:12, 1 Pedro 5:8 y Romanos 1:28-32.
Descubrirás que todo el mal, la opresión, la esclavitud, el prejuicio, el odio, la
violencia, el abuso, y todo lo que es contrario al amor, se origina en los principios
del reino de Satanás.
Ahora lee y comenta Santiago 1:17 y Gálatas 5:22-23 para descubrir que todo lo
puro, bueno, liberador, noble, sanador, apacible, dichoso y hermoso, se origina
en los principios del reino de Dios.
Esto nos lleva al punto final dela lógica bíblica en cuento al mal: dado que el mal
es en sus fundamentos contrario al carácter de Dios y a las operaciones naturales
de su amor, es temporal y será eliminado al final:
“Porque los impíos serán exterminados pero los que esperan en el Señor heredaran la
tierra” (Salmos 37:9).
“No hará ningún daño ni estrago en todo mi monte santo porque rebosará la tierra con el
conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas” (Isaías 11:9).
Explica con tus propias palabras lo que se describe en estos textos:
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A medida que avancemos con nuestro estudio de la Biblia, verdad a verdad y
punto por punto, descubriremos cuál es plan de Dios para la supresión del mal
y la restauración del amor abnegado en los corazones humanos como principio
único de nuestra existencia.

CONECTA
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Jesús luchó contra Satanás en nuestro lugar y demostró la


superioridad que tiene el amor sobre el mal.
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Existen dos reinos, dos principios antagónicos, dos motivaciones diametralmente


opuestas que están contendiendo por el dominio de nuestro mundo y de cada

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corazón humano. Jesús dirige el reino de la verdad y del amor. Satanás el
adversario de todo lo bueno, puro y verdadero, dirige el reino de la decepción y
del egoísmo.
Jesús presentó una ilustración al respecto: “cuando un hombre fuerte y bien armado
cuida su hacienda sus bienes están seguros. Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo
vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín”. (Lucas 11:21-22). El
“Hombre fuerte” representa a Satanás, pero Jesús declara que Él es “más fuerte que
él”. El reino de Satanás se basa en la decepción, la exaltación propia y la violencia.
El reino de Jesús se materializa en la verdad, el altruismo y el amor no coercitivo.
Cuando Jesús padeció la ira homicida de los seres humanos y de los demonios
en la cruz sin ofrecer resistencia –respondiendo en realidad con un amor
abnegado- el reino de Satanás fue derrotado y así se probó que sus acusaciones
contra el carácter de Dios eran falsas. Al morir en la cruz, voluntariamente, por
amor a sus enemigos, Jesús venció el mal y dio comienzo al camino de redención
que asegura su destrucción final.

EXPERIMENTA
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Comprendo que todos estamos inmersos en un conflicto entre


el bien y el mal y que Jesús es el guerrero Celestial que fue
enviado a recatarnos por amor y en verdad.
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Jesús vino a este mundo para “destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Todo el
que así lo decida puede recibir poder por su amor para liberarse de las cadenas
de Satanás. Por su vida y su muerte Jesús inicio una revolución de amor y de
verdad que en última instancia eliminará al mal. Depende de cada uno de
nosotros al dar acceso a Jesús a nuestras vidas para que el poder engañoso del
diablo no nos pueda retener.

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