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117-2008

Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce horas con
cuarenta y tres minutos del día dos de febrero de dos mil once.
El presente proceso constitucional de hábeas corpus fue iniciado a solicitud del licenciado
Luis Herbert Orellana Vides a favor del señor Geovanny Alexander Morán Martínez – según el
mencionado escrito – o Geovany Alexander Morán Martínez – de acuerdo con algunos pasajes
de la certificación del expediente penal –, procesado por el delito de homicidio agravado, contra
actuaciones de la Fiscalía General de la República y del Juzgado de Paz de Apopa.
Analizado el proceso y considerando:
I.- El solicitante sostuvo que el favorecido fue capturado el día veintinueve de junio del
año dos mil ocho, a consecuencia de lo que considera “…una mala actuación, un mal
procedimiento …” de la representación fiscal por haber presentado al señor Morán Martínez y a
un menor de edad ante el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador, declarando
dicha sede judicial, en audiencia especial de imposición de la medida cautelar, ser incompetente
para seguir conociendo del proceso penal y remitió al beneficiado a la orden del Juzgado de Paz
de Apopa y al menor de edad a un juzgado de menores.
En ese sentido, señala que “…no hubo dirección funcional oportuna de la señorita fiscal si
hubiese investigado también las circunstancias que favorecían a los detenidos antes expresados se
hubiese dado cuenta que el imputado [...], es un menor de edad, consecuentemente tenía que ser
juzgado en un juzgado de menores, pero lo mando el tribunal especializado. (…) De haberse
percatado de lo anterior ya no podía mandar sólo a mi defendido al tribunal especializado, porque
es para grupos de dos o más imputados…”(sic).
Por otra parte, señala que se dio un mal procedimiento, en tanto que la “…audiencia
inicial, el juzgado de paz de Apopa la celebro hasta el 10 de julio, no importandole a la señora
jueza las graves violaciones constitucionales y procesales que estaba cometiendo al no resolver
(…) dentro del termino de inquirir (…) 72 horas, a sabiendas que estaba en DETENCIÓN
ILEGAL…”(sic).
II.- Conforme a la Ley de Procedimientos Constitucionales se nombró Juez Ejecutor,
siendo comisionado el licenciado Erick Alexander Rodríguez Díaz, quien en lo medular informó
que “…si bien no estaba en el tiempo de inquirir que enmarca la ley (…) no podemos obviar,
[que] (…) no se le han violentado sus derechos como imputado ni sus Garantías constitucionales
(…) por todo lo anteriormente expuesto soy de la opinión que la causa continúe según su estado
(…) por que hay merito para dictar el acto detención aunque haya pasado el tiempo de
inquirir…”(sic).
III.- Es preciso señalar que el Juez de Instrucción de Apopa, licenciado Rigoberto Chicas,
remitió el oficio número 2235 de fecha siete de octubre de dos mil ocho, mediante el cual
informó que en “…Audiencia Especial celebrada el día veinticinco del mes recién pasado, en este
Juzgado, en la causa que se instruyera contra GEOVANNY ALEXANDER MORAN
MARTINEZ, por atribuírsele la comisión del delito de HOMICIDIO AGRAVADO, (…) se
otorgó CRITERIO DE OPORTUNIDAD DE LA ACCIÓN PENAL AL IMPUTADO MORAN
MARTINEZ, razón por la cual se ordenó su inmediata libertad, aplicándosele medidas cautelares
de las contenidas en el Art. 295 Pr. Pn., mientras se corrobora la eficacia de la colaboración que
prestará a la Representación Fiscal”(sic).
A pesar de lo anterior, atendiendo al criterio jurisprudencial establecido en el
sobreseimiento pronunciado en el HC 113-2002, de fecha nueve de agosto de dos mil dos, esta
Sala se encuentra habilitada para conocer de las posibles violaciones constitucionales alegadas en
un proceso de hábeas corpus aún cuando la restricción que cumplía el favorecido haya cesado
durante la tramitación de dicho proceso, a efecto de reconocer si en el caso en concreto existió la
actuación que se reclama inconstitucional.
IV.- Delimitados los extremos de la queja propuesta, esta Sala considera necesario
pronunciarse sucintamente sobre los siguientes aspectos:
1) La jurisprudencia de este Tribunal ha reiterado la necesidad de que la pretensión
formulada en el proceso de hábeas corpus se funde en un agravio constitucional; es decir, que se
base en transgresiones a normas constitucionales que se encuentren vinculadas directamente con
afectaciones al derecho de libertad personal del favorecido; pues de lo contrario, se entendería
que la pretensión se encuentra viciada.
A ese respecto, es preciso citar la jurisprudencia referida a los asuntos de mera legalidad,
los cuales han sido definidos como todos aquellos que por no ser propios de la materia
constitucional, quedan circunscritos en cuanto a su regulación y determinación a la normativa de
la legislación secundaria, cuyo juzgamiento le corresponde con exclusividad al juez ordinario – v.
gr., sobreseimiento HC 236-2009 del 01/03/2010 –.
2) También en reiterada jurisprudencia esta Sala ha sostenido que las pretensiones a
dirimir pueden presentar falencias o vicios, cuya subsanación no está al alcance del Tribunal; así,
la existencia de las mismas impiden que el juzgador se pronuncie sobre el fondo del asunto o
tornan estéril la tramitación completa del proceso. Los aludidos vicios pueden ser detectados al
inicio –in limine litis – del proceso o bien en el desarrollo del mismo – in persequendi litis –; y
cuando sucede lo segundo, se termina el proceso de forma anormal mediante la figura del
sobreseimiento – v. gr., improcedencia HC 93-2007 del 09/04/2008 y sobreseimiento HC 39-
2009R del 13/10/2010, entre otras –.
V.- Vista la anterior jurisprudencia, es preciso referirse a los dos primeros reclamos del
solicitante, el primero consiste en atribuir a la representación fiscal “…una mala actuación, un
mal procedimiento …” por haber remitido al favorecido y a otro imputado, de quién se determinó
en audiencia especial que era menor de edad, al Juzgado Especializado de Instrucción de San
Salvador, y en relación con lo anterior, aduce que “…no hubo dirección funcional oportuna de la
señorita fiscal [porque] si hubiese investigado también las circunstancias que favorecían a los
detenidos (…) se hubiese dado cuenta que el imputado [...], es un menor de edad (…). De haberse
percatado de lo anterior ya no podía mandar sólo a mi defendido al tribunal especializado, porque
es para grupos de dos o más imputados…”(sic).
Esta Sala considera que la pretensión planteada en esos términos no contiene reclamos de
naturaleza constitucional, máxime porque el licenciado Luis Herbert Orellana Vides alega una
inconformidad con la actuación de la representación fiscal respecto de su decisión de presentar al
favorecido y a otro imputado ante el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador, a
ello agrega que – según su parecer – no hubo una dirección funcional “oportuna” que ordenara
las diligencias necesarias para determinar que los procesados no debían ser remitidos a dicho
tribunal especializado.
Precisamente, el propio impetrante consigna en su escrito de iniciación de este proceso
constitucional los fundamentos a partir de los cuales se colige que sus dos primeros reclamos se
refieren a una mera inconformidad con la decisión fiscal de presentar al procesado ante un
juzgado especializado y al contenido de la dirección funcional. Y es que no es posible inferir de
sus argumentos que las actuaciones fiscales contra las cuales reclama, y que califica como
“malas”, tengan trascendencia en el ámbito constitucional.
A ese respecto, debe decirse que las peticiones que la Fiscalía General de la República
realiza en atención a las atribuciones encomendadas en el artículo 193 ordinales 3º y 4º de la
Constitución, consistentes en la dirección de la investigación del delito y la promoción de la
acción penal, y que pueden traducirse – entre otras – en la formulación y presentación de las
solicitudes fiscales ante los tribunales, no son objeto de control constitucional por esta Sala –v.
gr., improcedencia HC 24-2010 del 18/03/2010–; por cuanto, para que tales requerimientos surtan
efectos con relevancia constitucional en la esfera jurídica de una persona, deben ser avaladas o
autorizadas por la autoridad judicial.
De manera que, es el juez el encargado de realizar el control de constitucionalidad y
legalidad cuando recibe una solicitud fiscal, pues es su criterio, plasmado por escrito de forma
motivada, el que fija si aquella es o no procedente. En ese sentido, la orientación de las
solicitudes fiscales, la determinación de la autoridad judicial ante la cual deben plantearse, así
como la idoneidad de las diligencias que se ordenan en una determinada investigación penal, no
constituyen actuaciones que corresponda a esta Sala controlarlas por medio de un proceso de
hábeas corpus.
Por tanto, en vista que se ha determinado la presencia de un vicio en la pretensión se
produce como consecuencia la emisión de un sobreseimiento, por no ser posible – como se indicó
– efectuar el análisis de constitucionalidad de lo argüido por el licenciado Orellana Vides.
VI.- Ahora bien, determinados los reclamos que se encuentran fuera del control
constitucional en el proceso de hábeas corpus que nos ocupa, y antes de analizar los hechos, así
como las argumentaciones propuestas por el peticionario, esta Sala, tomando en cuenta sus
precedentes, efectuará las siguientes consideraciones relativas al plazo de la detención por el
término de inquirir. Así se tiene que:
La jurisprudencia sostenida por esta Sala ha calificado a la detención por el término de
inquirir como una “detención judicial confirmatoria” de naturaleza cautelar. Lo anterior implica
que la mencionada medida se reviste − al igual que cualquier otra medida cautelar − de las
características que le son propias, específicamente de la provisionalidad o temporalidad −
sentencia HC 122-2003 del 28/01/2004 −.
Sin embargo, la temporalidad en la detención por el término de inquirir tiene límites
máximos establecidos en el artículo 13 inciso 3º de la Constitución, el cual dispone que: “La
detención para inquirir no pasará de setenta y dos horas y el tribunal correspondiente estará
obligado a notificar al detenido en persona el motivo de su detención, a recibir su indagatoria y
a decretar su libertad o detención provisional, dentro de dicho término.”
La referida norma constitucional ofrece al justiciable la seguridad jurídica de que no será
objeto de una restricción a su derecho de libertad personal de forma indefinida, incierta e
ilimitada sino concurren en su contra los elementos suficientes para sustentarla; pues dentro del
término que señala la mencionada disposición constitucional – setenta y dos horas- debe decidirse
sobre la libertad de la persona, la continuación de su detención o la imposición de medidas
cautelares de diferente naturaleza.
El término de inquirir comprende entonces el tiempo que el detenido, ya a disposición del
juez, se mantiene privado de libertad en tanto aquél decide sobre su situación personal respecto a
la referida libertad; es decir, este plazo perentorio señalado en la Constitución impide que luego
de transcurrido el mismo, una persona permanezca privada de su libertad sin que haya un
pronunciamiento jurisdiccional sobre su situación jurídica, ya sea restableciendo el goce del
citado derecho o bien confirmando la restricción al derecho de libertad personal, pues no hacerlo
sería una arbitrariedad – v. gr., sentencia HC 90-2007 del 05/03/2010 –.
Al respecto, esta Sala ha establecido que el imputado se encuentra efectivamente a
disposición del juez cuando éste ha decretado la detención por inquirir, precisamente porque el
cómputo de las setenta y dos horas inicia desde la hora y fecha de la resolución judicial que
ordena dicha restricción provisional confirmatoria. Con relación al criterio de contabilizar el
término de la detención por inquirir desde que ésta ha sido decretada por el juez competente, debe
decirse que el mismo se sostiene de manera consistente en las sentencias pronunciadas en los
siguientes procesos: HC 222-2007 del 10/08/2009, HC 39-2010 del 19/05/2010 y HC 218-2009
del 16/06/2010, entre otras.
VII.- Concretados los extremos de la queja propuesta, así como el informe emitido por el
Juez Ejecutor y vista la certificación del proceso penal remitida por el Juzgado de Instrucción de
Apopa, se tiene:
1. Acta policial realizada a las diez horas y treinta minutos del día veintinueve de junio del
año dos mil ocho, en la cual se deja constancia de la detención del imputado Morán Martínez.
2. Solicitud fiscal de señalamiento de fecha para audiencia especial de imposición de
medida cautelar formulada en contra del favorecido y otro imputado, por atribuírseles el delito de
homicidio agravado, presentada ante el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador a
las nueve horas y cuarenta y cinco minutos del día dos de julio del año dos mil ocho.
3. Resolución de las diez horas y veinte minutos del día dos de julio del referido año,
mediante la cual el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador – entre otros aspectos-
decretó detención por inquirir en contra del señor Morán Martínez.
4. Acta de audiencia especial de imposición de medida cautelar celebrada en el referido
tribunal especializado a las catorce horas del día cuatro de julio del año dos mil ocho, en la cual –
en lo pertinente- la juzgadora consideró que era incompetente para continuar conociendo del
proceso penal instruido en contra del favorecido, en virtud que uno de los imputados era menor
de edad; consecuentemente, por la propia configuración legal de los delitos de realización
compleja era imprescindible para conocer que hubieran dos o más personas procesadas, lo que no
concurría –según su criterio- en dicho caso.
Asimismo, indicó la mencionada jueza que “…el Art. 13 Cn., obliga a resolver dentro del
término de las setenta y dos horas, lo que obliga a esta juzgadora a determinar tal medida
provisionalmente, independientemente de las incompetencias alegadas; en la presente causa la
gravedad del hecho atribuido, así como al estar sujetos a una fase de investigación que se pueda
abrir, y que se requiere la presencia probablemente de los señalados, hacen necesaria la
aplicación de tal medida cautelar de detención provisional, la cual en este acto se decreta…”(sic).
Finalmente, la referida juzgadora ordenó la remisión del expediente penal seguido contra el señor
Morán Martínez al Juzgado de Paz de Apopa.
5. Resolución dictada por el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador a las
quince horas y cincuenta y cinco minutos del día cuatro de julio de dos mil ocho, en la cual se
consignan detalladamente las consideraciones vertidas en la audiencia especial antes aludida.
6. Oficio número 3292(A3)207-08(A2), de fecha siete de julio del año dos mil ocho,
suscrito por la Jueza Especializada de Instrucción de San Salvador, licenciada Ana Lucila
Fuentes de Paz, mediante el cual remite el proceso penal al Juzgado de Paz de Apopa únicamente
por el imputado Geovanny Alexander Morán Martínez e informa que el mismo se encuentra
detenido provisionalmente a la orden del aludido juzgado de paz. Dicha comunicación tiene fecha
de presentado a las catorce horas y cuarenta minutos del ocho de julio del año en cuestión.
7. Resolución pronunciada por el Juzgado de Paz de Apopa, a las catorce horas y
cincuenta minutos del día ocho de julio del año dos mil ocho, en la cual recibe el referido
expediente penal, señala fecha para realizar audiencia inicial, previene a la representación fiscal
para que presente el respectivo requerimiento antes del inicio de la referida audiencia, decreta
detención por inquirir y ordena que el favorecido continúe en la restricción en la que se
encuentra.
8. Acta de suspensión de audiencia inicial realizada a las catorce horas y quince minutos
del día nueve de julio del año dos mil ocho, en la que consta que el Juez de Paz de Apopa
advierte que el fiscal del caso no presentó el correspondiente requerimiento fiscal y por tanto
reprograma dicha diligencia.
9. Requerimiento fiscal formulado en contra del señor Geovanny Alexander Morán
Martínez por el delito de homicidio agravado, presentado ante el Juzgado de Paz de Apopa a las
nueve horas y cincuenta minutos del día diez de julio del año dos mil ocho.
10. Acta de audiencia inicial celebrada a las diez horas del diez de julio de dos mil ocho,
en el Juzgado de Paz de Apopa, en la cual se resolvió – en lo atinente – ordenar instrucción
formal y se decretó la medida cautelar de detención provisional en contra del beneficiado por el
delito de homicidio agravado.
VIII.- Relacionados los anteriores pasajes del proceso penal, es preciso referirse al último
planteamiento propuesto por el peticionario, consistente en que la “…audiencia inicial, el juzgado
de paz de Apopa la celebro hasta el 10 de julio, no importandole a la señora jueza las graves
violaciones constitucionales y procesales que estaba cometiendo al no resolver (…) dentro del
termino de inquirir (…) 72 horas, a sabiendas que estaba en DETENCIÓN ILEGAL…”(sic).
Según lo expuesto, se advierte que el solicitante reclama del exceso en la detención por
inquirir dictada en contra del favorecido. Al respecto, esta Sala ha verificado de la certificación
del proceso penal que el señor Morán Martínez fue detenido por agentes policiales a las diez
horas y treinta minutos del día veintinueve de junio del año dos mil ocho; la fiscal del caso
presentó, a las nueve horas y cuarenta y cinco minutos del día dos de julio de ese mismo año, ante
el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador solicitud de audiencia especial para
imposición de medida cautelar en contra del favorecido y otro encartado, siendo dicha sede
judicial la que dictó detención por inquirir en contra de ambos incoados mediante resolución de
las diez horas y veinte minutos de la última fecha indicada.
La mencionada audiencia especial se celebró a las catorce horas del día cuatro de julio del
referido año, en la cual el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador se declaró
incompetente para conocer del proceso penal, impuso la medida cautelar de detención provisional
al beneficiado – fundando tal decisión en el artículo 13 de la Constitución – y ordenó la remisión
de las respectivas actuaciones al Juzgado de Paz de Apopa.
Es así que, el último tribunal relacionado pronunció resolución a las catorce horas y
cincuenta minutos del día ocho de julio del año dos mil ocho, en la cual – entre otros aspectos –
resolvió prevenir a la agente auxiliar del Fiscal General de la República para que presentara el
respectivo requerimiento y decretó detención por el término de inquirir en contra del beneficiado.
Posteriormente, en la audiencia inicial realizada a las diez horas del día diez del aludido mes y
año, la Jueza de Paz de Apopa ordenó la instrucción formal del proceso penal e impuso la medida
cautelar de detención provisional en contra del señor Morán Martínez.
De acuerdo con las fechas indicadas, se tiene que desde que el Juzgado Especializado de
Instrucción de San Salvador dictó la detención por inquirir en contra del imputado Morán
Martínez hasta que dicha sede judicial se declaró incompetente y decretó la medida cautelar de
detención provisional, habían transcurrido aproximadamente cincuenta y dos horas; es decir, que
la situación jurídica del favorecido respecto de su libertad frente al proceso penal instruido en su
contra por el delito de homicidio agravado, fue fijada dentro del plazo previsto en el artículo 13
inciso 3º de la Constitución – setenta y dos horas –.
No obstante lo anterior, el Juzgado de Paz de Apopa, al recibir el aludido proceso penal,
obvió que el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador había impuesto la medida
cautelar de privación de libertad al imputado Morán Martínez, situación que se evidencia en tanto
que dicha sede de paz decretó – por segunda vez – detención por el término de inquirir en contra
del encartado por el mismo delito por el cual ya cumplía detención provisional. De manera que,
esta Sala entiende que a esta última detención por inquirir es a la que se refiere el impetrante, en
tanto que alega que la Jueza de Paz de Apopa no resolvió antes del vencimiento del término de
las setenta y dos horas.
En ese sentido, esta Sala considera que en el presente caso la Jueza de Paz de Apopa al
dictar una segunda detención por inquirir en contra del favorecido no tomó en cuenta que dicha
medida judicial confirmatoria –como la denomina la jurisprudencia de este Tribunal – ya había
cesado en sus efectos por haberse impuesto la medida cautelar de la detención provisional por el
Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador.
Precisamente, el artículo 13 inciso 3º de la Constitución señala que “La detención para
inquirir no pasará de setenta y dos horas y el tribunal correspondiente estará obligado a
notificar al detenido en persona el motivo de su detención, a recibir su indagatoria y a decretar
su libertad o detención provisional, dentro de dicho término.” Tal disposición establece una
obligación constitucional designada expresamente al juez que decreta la detención por inquirir en
contra de una persona, de resolver sobre su libertad dentro del límite temporal de las setenta y dos
horas; por tanto, la detención por inquirir no puede dictarse por segunda vez, en un mismo
proceso penal y contra la misma persona, una vez que un juzgador ha determinado la detención
provisional.
Así, esta Sala ha corroborado que la Jueza de Paz de Apopa dictó una segunda detención
por inquirir en contra del favorecido por el mismo hecho delictivo investigado por el cual ya
cumplía detención provisional; sin embargo, tal restricción – la detención por inquirir – ya no
cumplía con el objetivo previsto en el artículo 13 inciso 3º de la Constitución, en la medida que la
situación jurídica del imputado, respecto de su libertad, ya había sido determinada previamente
por el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador, decisión que se mantenía incólume
por no haber sido impugnada ante la autoridad judicial correspondiente, ni modificada de forma
motivada por el aludido juzgado de paz.
Es preciso indicar que el referido juzgado especializado actuó de conformidad con la
aludida norma constitucional y en consonancia con el artículo 4 de la Ley contra el Crimen
Organizado y Delitos de Realización Compleja, el cual en su parte final establece que “…si el
delito debió ser de conocimiento de los tribunales comunes, el Juez Especializado remitirá a
éstos las actuaciones, adoptando previamente las decisiones urgentes sobre la investigación y la
libertad del imputado”.
Tal disposición legal, en casos como el planteado, permite que, sin vulnerar el plazo
establecido en el artículo 13 inciso 3º de la Constitución – setenta y dos horas de duración de la
detención por el término de inquirir – tampoco se incida negativamente en la necesidad de
asegurar la comparecencia del imputado al juicio y las resultas del proceso, cuando se estime que
la detención provisional es la medida cautelar más idónea para garantizar tales fines – v. gr.,
sentencia HC 39-2008 del 25/03/2010 –.
De forma que, esta Sala considera que en el caso analizado no se ha transgredido el
derecho del imputado Morán Martínez a que su libertad personal sea determinada dentro del
plazo establecido en el artículo 13 inciso 3º de la Constitución, ya que el Juzgado Especializado
de Instrucción de San Salvador resolvió, dentro del término de las setenta y dos horas, la medida
cautelar de detención provisional en contra de aquel, autoridad judicial que actúo de conformidad
con la Constitución y la ley, siendo esta última norma la que, tomando en cuenta los plazos
regulados por el constituyente, ha conferido a los jueces especializados la atribución de
pronunciarse sobre la libertad del imputado, cuando en razón de advertirse incompetentes para
tramitar un proceso penal, deban remitir las actuaciones a otro tribunal.
Ahora bien, es preciso señalar que aún cuando el Juzgado de Paz de Apopa duplicó
erróneamente la orden de detención por inquirir, esta –según se apuntó – ya no atendía a los fines
previstos por el constituyente en la disposición relacionada; de manera que, la segunda restricción
se dictó una vez que el término por inquirir había caducado por haberse resuelto anteriormente –
dentro del plazo constitucional – la detención provisional y por ello no generó ninguna incidencia
en el derecho de libertad personal del señor Morán Martínez. A partir de lo anterior, debe
establecerse que la condición de detenido provisional del favorecido inició desde que el Juzgado
Especializado de Instrucción de San Salvador decretó dicha medida cautelar mediante resolución
de fecha cuatro de julio del año dos mil ocho.
En consecuencia, esta Sala considera que la segunda detención por inquirir emitida en
contra del favorecido no vulneró el derecho reclamado en este proceso constitucional, en virtud
que la condición jurídica de aquel respecto de su libertad, como se apuntó en líneas precedentes,
ya había sido determinada por el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador dentro
del término fijado en el artículo 13 inciso 3º de la Constitución.
En virtud de las razones expuestas y de conformidad con los artículos 2 y 13 de la
Constitución y 31 número 3 y 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala
RESUELVE:
1) Sobreséese el presente proceso de hábeas corpus interpuesto por licenciado Luis
Herbert Orellana Vides a favor del señor Geovanny Alexander Morán Martínez o Geovany
Alexander Morán Martínez, contra actuaciones atribuidas a la Fiscalía General de la República,
por evidenciarse un vicio en la pretensión planteada, en virtud de lo expuesto en el considerando
V de esta resolución.
2) No ha lugar al hábeas corpus solicitado a favor del señor Geovanny Alexander Morán
Martínez o Geovany Alexander Morán Martínez, por no existir vulneración en su derecho a la
libertad personal al haberse dictado una segunda detención por inquirir, por cuanto su situación
jurídica respecto de su libertad fue determinada anteriormente por una autoridad judicial, dentro
del plazo del artículo 13 inciso 3 de la Constitución, mediante la imposición de la medida cautelar
de detención provisional.
3) Remítase al Juzgado de Instrucción de Apopa la certificación del proceso penal con
referencia 168-08-6, la cual consta de una pieza.
4) Notifíquese el presente pronunciamiento y oportunamente archívense las
correspondientes diligencias.
---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E.
GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.

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