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Introducción

En este presente trabajo investigaremos sobre la adolescencia y la


delincuencia en la provincia de Chaco, más precisamente en la localidad de
Presidencia Roque Sáenz Peña.
Primeramente, determinamos el objetivo general y los específicos sobre los
que pretendemos enforcarnos. Luego, estableceremos un marco teórico, en
donde expondremos distintas definiciones sobre el tema en cuestión, según
distintos autores. Seguidamente, entablamos un desarrollo, en el cual
brindamos información al respecto y asimismo lo vamos relacionando con
algunas de las encuestas hechas a cierta parte de la sociedad.
Por último, finalizamos nuestro proyecto de investigación con una breve
conclusión.

Objetivos del trabajo


Objetivo general
Investigar sobre cuáles fueron los motivos por los llevó a recurrir a la
delincuencia

Objetivos específicos
Determinar qué consecuencias se producen con las acciones de estos.
Analizar si el Estado brinda la ayuda necesaria.

Fundamentación

Decidimos investigar este tema en particular debido a que es una


actividad que se produce muy frecuentemente en nuestra sociedad
lamentablemente, siendo esta, extremadamente peligrosa para todos, ya que a
todos nos afecta en cierto sentido. Por ello daremos a conocer ciertas
encuestas, estadísticas, y asimismo establecemos nuestras conclusiones al
respecto.
La delincuencia juvenil en Argentina
Dado que esta investigación se centrará en los jóvenes y la delincuencia,
en nuestro país, ante cada episodio de inseguridad que adquiere notoriedad en
los medios de comunicación, resurgen discursos sobre la necesidad de contar
con leyes más estrictas, capaces de sancionar con condenas ejemplificadoras.
Si además en estos hechos están involucrados adolescentes y jóvenes, se
espera que la respuesta sea más rápida. Lo que urge en esa construcción es la
necesidad de cortar el problema de raíz.
Argentina por el momento, no cuenta con un sistema de responsabilidad penal
juvenil que dé respuesta a esta situación y les garantice, como a todos los
ciudadanos, la posibilidad de defensa y posterior condena. En el mejor de los
casos, cuando son llevados a juicio deben atravesar un proceso que se rige
con leyes propias del mundo adulto, que no da las respuestas específicas que
les permitan reeducar su comportamiento, alcanzar sus potencialidades y
convivir en sociedad. En este panorama, ni se resuelve el problema de la
inseguridad, ni se garantiza un ejercicio básico de derechos que le permita a la
sociedad superar las diferencias y convivir en armonía.
Plantear la baja de la edad de imputabilidad penal no solo no resuelve la
situación sino que además la agrava. Un niño/a que comete un delito lo hace
por diversos motivos y por múltiples abandonos por parte de la familia, y un
Estado que no es capaz de garantizarle el ejercicio de derechos que le
permitan un pleno desarrollo de sus potencialidades.
https://www.perfil.com/noticias/columnistas/delincuencia-juvenil.phtml

En cuento a los adolescentes, la gran mayoría no están escolarizados y


los pocos que terminaron la primaria lo hicieron con atraso. Procedentes de
familias numerosas, pauperizadas, que viven hacinadas, con padres
desocupados o con empleos precarios, se encuentran excluidos del mundo
laboral y educacional y, por ende, de toda posibilidad de inserción social. Está
claro que la pobreza no es sinónimo de delincuencia.
.Si bien el delito no puede ser justificable, resulta imprescindible
entender que no es sólo cuestión de aumentar la protección para brindar
seguridad, sino que hacen falta medidas más profundas de contención social
para incluir a los sectores más débiles y desguarnecidos. Porque es poco lo
que la represión podrá conseguir frente a legiones de jóvenes sin escuela, sin
trabajo, sin futuro, cargados de frustración y librados a su propia suerte.
Un dato en nuestra provincia de los últimos años (2010-2013) por una
investigación conducida por el abogado Rolando Núñez, reconoce que la crisis
de los núcleos familiares sumada a la falta o mala aplicación de políticas
sociales, educativas, sanitarias y de prevención primaria de la seguridad
pública, derivó en un crecimiento extraordinario del delito. En el 2011 se
registraron 56.897 delitos y en 2012 se produjo un pico de 66.628 hechos en
Chaco, alcanzándose el récord en la tasa de delitos con 631 hechos por cada
10.000 habitantes, con una variación interanual del 17%. Durante el 2012 el
promedio de denuncias diarias fue de 182.
Entre los años 2010 y 2011 en Sáenz Peña se duplicaron los delitos, que
pasaron de 4319 a 9377 hechos, lo que significó una variación interanual del
117 %. Una verdadera explosión delictiva. Sin embargo, hasta ahora el
Gobierno no informó a la opinión pública cuales fueron las causas del
extraordinario aumento en el nivel de delitos que se produjeron en los últimos
años, con un presente que genera miedos en gran parte de la comunidad, que
se siente desprotegida e indefensa.
Es por esto que ya no se puede ocultar que en un escenario social
sumamente afectado por la inseguridad, últimamente se profundizó el proceso
de criminalización de los adolescentes, fundamentalmente de los que forman
parte de los sectores más pobres y excluidos, cuya caracterización en el
escenario público se basa en el color de la piel, vestimentas y en su forma de
expresarse o de conducirse en público.

“Niños maltratados, abusados y expulsados de sus familias y de las


escuelas”
La inmensa mayoría de adolescentes que experimentan la violencia y el
delito vienen de una niñez en la que fueron víctimas de malos tratos y abusos
en sus núcleos familiares, además de que debieron cumplir la función de
proveedores de recursos económicos por la pobreza del núcleo al que
pertenecen o para financiar sus adicciones. Algunos de ellos pasaron por
verdaderas tragedias. Miles de familias, de amplios sectores sociales excluidos
y no excluidos, fueron el cultivo de la violencia y de las adicciones de los
jóvenes. En estos sectores incubó la violencia, que incluye la de género, pero
que fundamentalmente victimizó a los adolescentes, que luego se iniciaron en
las mismas prácticas, a las que luego sumaron las adicciones, al alcohol y al
cigarrillo, para pasar rápidamente a los psico-fármacos y drogas.
Estos adolescentes hoy terminaron por ser adictos a la violencia y al
delito. En edad escolar, no fueron contenidos por el sistema educativo.
Solamente se escucharon las denuncias de los directivos y docentes que
reclamaban contra la inseguridad en los establecimientos escolares, pero el
sistema no programó ni llevó adelante planes de inclusión educativa sin
violencia y adicciones.
Unos de los responsables de esta estas problemáticas, claramente son
los titulares de los poderes públicos y de los organismos, que debieran trabajar
correctamente el tema de la seguridad social y pública. Desviaron la discusión
y lateralizaron el debate entre sectores sociales, dividiéndolos por sus
condiciones económicas, edades y lugares donde viven. En vez de asumir sus
responsabilidades y los fracasos en cada área de sus propias gestiones y
responsabilidades, los dirigentes políticos y funcionaron públicos alentaron el
debate para reducir la edad de imputabilidad de los menores, el aumento de las
penas y limitar aún más las excarcelaciones, con la idea mágica de que la
cárcel resolverá el problema de inseguridad.
http://www.diariochaco.com/noticia/criminalizacion-de-los-adolescentes-
en-chaco-sobre-70-mil-delitos-en-2013-solo-el-4

En el año 2018, se desprende un estudio que realizó Unicef a través de


encuestas con adolescentes privados de libertad en Argentina. La educación, el
trabajo, la familia y los maltratos dentro y fuera de los centros son algunos de
los temas que revelan que la privación de libertad es una medida "ineficaz"
para lograr la reinserción social.
Entre otros datos, el trabajo reveló que el 28% de los chicos
encerrados vivió en la calle, y que el 14% lo hizo en "hogares de niños,
niñas y adolescentes sin cuidados parentales" porque sufrió violencia y
maltrato en su casa, abandono, abuso sexual, entre otros factores.
Según el último relevamiento que se hizo en 2015 por la Secretaría Nacional de
Niñez, Adolescencia y Familia, hay alrededor de 7.200 adolescentes y
jóvenes adultos cumpliendo algún tipo de medida penal, de los cuales
aproximadamente 1.300 están alojados en centros cerrados.
Sobre la composición de los hogares, aproximadamente nueve de cada
diez adolescentes encuestados crecieron en hogares con fuerte presencia
de sus madres y una presencia paterna en el hogar más baja, de alrededor
de cinco de cada diez adolescentes encuestados. También se evidenció la
presencia de otros familiares, como abuelos y abuelas dentro del hogar, en
muchos casos asumiendo el rol de jefas o jefes de hogar y asumiendo un lugar
de fuertes referentes afectivos. Además, el 23,5% de las y los adolescentes
privados de su libertad tiene al menos un hijo.
A pesar de que el 13,4% reveló haber recibido maltratos alguna vez en
el hogar donde creció, el 38,8% de jóvenes mencionó haber recibido
maltrato por algún policía, gendarme o un agente de otra fuerza de
seguridad. Además 3 de cada 10 sufrieron algún tipo de violencia en la
institución y la mayoría manifestó que no pudo realizar la denuncia.
En cuanto a la situación educativa de las y los adolescentes, las
encuestas revelaron que solo la mitad de las personas encuestadas iba a la
escuela al momento de ser detenida e ingresada en un centro cerrado.
Aproximadamente ocho de cada diez adolescentes encuestados habían
repetido por lo menos un grado alguna vez antes de ingresar al centro
cerrado, mientras que ocho de cada diez adolescentes abandonaron por
un tiempo la escuela alguna vez antes de ingresar al centro cerrado.
Estos números, según indicó Unicef, revelan las profundas
dificultades que tiene el sistema penal juvenil y dejan en evidencia que "la
privación de la libertad es una medida sancionatoria ineficaz" para lograr
"los objetivos supuestamente pedagógicos y de reinserción social de la
población juvenil alcanzada por sus dispositivos y procedimientos".
https://www.infobae.com/sociedad/2018/11/13/el-28-de-los-
adolescentes-privados-de-su-libertad-en-argentina-ivio-en-la-calle/

Un dato más reciente, en el 2018 se aprobó el Régimen de


Procedimiento Penal Juvenil del Chaco.
Por unanimidad de los legisladores presentes en el Recinto se sancionó
la Ley 2951-M Régimen Procesal Penal Juvenil, en la sesión extraordinaria del
día lunes. La norma, fue impulsada por el diputado Darío Bacileff Ivanoff.
El diputado Darío Bacileff Ivanoff manifestó “este proyecto avanza en la
regulación del proceso aplicable a los adolescentes y con esto abordamos
avanzar en una realidad, que necesitaba de regulación y dar respuesta a la
sociedad que ve preocupada la situación procesal en que se encuentra un niño
con la ley penal, la que debemos adecuar a las convenciones del niño, con
competencia especializada, independiente, imparcial, aplicable a menores
entre 16 y 18 años”.
El diputado Ricardo Sánchez, destacó: “estamos en presencia de un
despacho donde regulamos el proceso penal aplicable a aquellos menores
imputables, la imputabilidad es a partir de los 16 años y en este caso el código
contempla el proceso penal de todo adolescente con 16 años y menor de 18,
es decir, 16 y 17 años, que a su vez tiene un marco nacional establecido por la
convención internacional de los derechos del niño y la ley 22.278 que establece
el régimen penal de minoridad y que es para aquellos menores que, en el
rango de edad establecido, hayan cometido delitos exceptuando aquellos
reprimidos con pena que exceda 2 años o delitos de acción pública”..

Marco teórico:
A continuación, relataremos lo que destacan ciertos autores sobre el tema
en cuestión:
Herrero Herrero define a la delincuencia como el fenómeno social
constituido por el conjunto de las infracciones, contra las normas fundamentales
de convivencia, producidas por un tiempo y lugar determinado. (6)
Por su parte, López Rey, nos ofrece un concepto conjunto de delincuencia
y criminalidad como un fenómeno individual y socio-político, afectante a toda la
sociedad, cuya prevención, control y tratamiento requiere de la cooperación de
la comunidad al mismo tiempo que un adecuado sistema penal (7).
Asimismo, Herrero Herrero afirma que el termino delincuencia juvenil es
un concepto eminentemente socio-histórico (9). Y en este sentido Garrido
Genovés define a la delincuencia juvenil como una figura cultural, porque su
definición y tratamiento legal responde a distintos factores en distintas naciones
reflejando una mezcla de conceptos psicológicos y legales. Técnicamente, el
delincuente juvenil es aquella persona que no posee la mayoría de edad penal y
que comete un hecho que está castigado por las leyes. (10)
En opinión de Goppinger, en el ámbito de la criminología el concepto de
jóvenes debe ser entendido en un sentido amplio, abarcando las edades
comprendidas entre los 14 y 21 años, haciendo dentro de este tramo de edades
en una subdivisión entre los jóvenes y semiadultos (11).
Desde otra perspectiva, González del Solar23, siguiendo a Tieghi,
distingue a los delincuentes juveniles del siguiente modo:
a) Los de personalidad antisocial, en los que la ausencia de socialización
ha producido una perturbación en la adquisición de respuestas adecuadas a las
exigencias de la vida en común.
b) Los sub-culturales, en los cuales hay una socialización desviada por su
inserción en un ambiente sub-cultural que ofrece un marco distorsionado o
distinto de los valores o normas que imperan en la sociedad global. Sus actos se
ajustan a lo que el grupo de referencia admite como válido para procurarse los
bienes que la sociedad propone.
c) Los institucionales, en los cuales hay una socialización crítica,
generalmente en sociedades decadentes y con señales contradictorias.
Desafían el orden social vigente en el que encuentran múltiples demostraciones
de injusticia. Se manifiestan infiltrándose en actos políticos o gremiales
protagonizando actos vandálicos justificando su accionar como luchas contra el
orden social injusto. La combinación de la edad con otras variables importantes,
como la clase social y el sexo, conduce a un enriquecimiento del modelo y a un
menor conocimiento de las tendencias existentes. Así es posible indagar la
dirección que sigue el crimen en los sectores de escasos y de medianos
recursos, y la participación de varones y mujeres según el tipo de crimen de que
se trata. 1
Ahora bien, con respecto a la posibilidad de bajar la imputabilidad; el juez
de la Corte Suprema Dr. Raúl E. Zaffaroni: “bajar la imputabilidad a menores de
14 y 15 años profundizaría la inconstitucionalidad del sistema actual. Un
adolescente no es inimputable por el hecho de ser adolescente, es menos
reprochable por encontrarse en un proceso evolutivo.
El carácter particular del adolescente no está contemplado en nuestra
legislación penal, para los jóvenes de entre 16 y 18 años, a los que la ley permite
penar como adultos. La fundamentación que brinda el juez ante su oposición por
la baja en la edad punible no es otra que, ponerles penas privativas de la libertad
a menores de 14 y 15 años, haría que se termine tratando al carenciado como
infractor con efectos regresivos y deteriorizantes en esa etapa evolutiva.
Generando así, desviaciones (de conducta) mucho más graves en el futuro”.

1 http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/rdata/tesis/e_mardel744.pdf
En base a lo expuesto, es necesario, que previo a la detención existan
una serie de medidas en libertad que se hagan con los adolescentes para evitar
a toda costa el encierro, ya que la prisión es el último recurso, y siempre hay que
aplicarla por el plazo más breve que proceda.
La “cárcel” es totalmente desintegradora de la personalidad, no
cumpliendo con el mandato judicial de reinsertarlos en la sociedad, ni operando
como factor disuasivo para el resto de los posibles delincuentes. Estos arrestos
desembocan en un populismo punitivo que impacta directamente sobre los
sectores más vulnerables de las sociedades.
La nueva estructura social no hace más que poner al descubierto la crisis
generalizada de la sociedad disciplinar y de cada uno de los aparatos ideológicos
y represivos del estado moderno.2

Desarrollo
La presente investigación sobre “la delincuencia juvenil”, la llevamos a
cabo en la cuidad de Presidencia Roque Sáenz Peña de la Provincia del Chaco,
a través de entrevistas y encuestas realizadas por vía de las redes sociales, lo
cual pudimos contar con un público tanto de adolescentes como personas
mayores.
Durante los últimos años la delincuencia juvenil ha crecido y mucho: hay
una extendida convicción de que estamos cada vez más expuestos a ser
asaltados por jóvenes pobres, drogados y desesperados, y por la misma razón,
a sufrir algún tipo de daño físico durante el ataque a producirse. Teniendo en
cuenta lo expuesto anteriormente, lo relacionamos con una de las preguntas que
realizamos a través de las encuentas por Instagram, la cual relata sobre si las
personas que encuestadas creen que la delincuencia es por el consumo de
drogas, la cual nos dio como resultado que el 64% determinando que, es
afirmativo que frecuentemente somos víctimas de delincuentes juveniles en
estado de drogadicción.
Parecería no haber duda de que los robos, los asaltos y los secuestros
forman parte de las dificultades que padece la ciudadanía argentina en la
actualidad.

2 http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/rdata/tesis/e_mardel744.pdf
Sin embargo, cuando se empiezan a observar con detenimiento las
estadísticas, y a ver cuánto en realidad sabemos sobre la evolución y formas del
delito en este país, el panorama aparentemente claro empieza a cambiar
certezas por dudas. 3
La delincuencia juvenil es un fenómeno social muy representativo. Se trata de
un problema criminológico en permanente aumento en el mundo entero, tanto
por su incremento cuantitativo como por su progresiva peligrosidad (cualitativo),
que pone en riesgo la seguridad pública, atentando, contra las buenas
costumbres establecidas por la sociedad. Se extiende desde las zonas más
industrializadas hasta los rincones más precarios, involucrando desde las
familias ricas o acomodadas hasta las de más bajos recursos.

Cabe destacar, que la delincuencia es un fenómeno mundial, se extiende desde


los rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los suburbios de las
grandes ciudades, desde las familias ricas o acomodadas hasta las más pobres.
Es un problema que se da en todas las capas sociales y en cualquier rincón de
nuestra civilización. Es como una plaga que se ha extendido por todas partes,
robos, tráfico de drogas, actos de terrorismo, violaciones, asesinatos, violencia
callejera, amedrentamiento ciudadano, etcétera.

Es una forma de inadaptación social y al producirse esa anomalía se da un


desafío a la misma sociedad y a su normativa de convivencia. Pero los caminos
que conducen a la delincuencia son múltiples y muy diferentes unos de otros, de
ahí que podamos afirmar que la delincuencia es poliforme.

Asimismo, son responsables los titulares de los poderes públicos y de los


organismos, que debieran trabajar correctamente el tema de la seguridad social
y pública. Desviaron la discusión y lateralizaron el debate entre sectores sociales,
dividiéndolos por sus condiciones económicas, edades y lugares donde viven.
En vez de asumir sus responsabilidades y los fracasos en cada área de sus
propias gestiones y responsabilidades, los dirigentes políticos y funcionaron
públicos alentaron el debate para reducir la edad de imputabilidad de los
menores, el aumento de las penas y limitar aún más las excarcelaciones, con la
idea mágica de que la cárcel resolverá el problema de inseguridad.

La juventud aparece como el límite que impide a los jóvenes incorporarse, en


igualdad de circunstancias, a las estructuras de poder o de manera más real, al
mercado de trabajo ya que asumieron consecuencias en algún momento por
cometer delitos. De esta forma se entiende mejor por qué en la juventud recae
un estigma, pues es indudable que esa etapa del desarrollo individual parezca
como una permisible irresponsabilidad provisional.

Por otra parte, resulta muy importante advertir que el choque generacional no
sólo se refleja en el monopolio sobre los elementos materiales del poder, como
es el dominio que tienen los adultos en las actividades que permiten el acceso a

3 http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/rdata/tesis/e_mardel744.pdf
la toma de decisiones y al dinero. Son precisamente los adultos quienes
aparecen como sinodales en el proceso de socialización de los jóvenes, pues
señalan los estereotipos ideales que la sociedad espera de sus hombres y
mujeres.

Toda sociedad necesita construir y construye un determinado tipo de sujeto


social. De esta manera, la juventud ha sido descuidada en la formación de su
personalidad con valores culturales, sociales y éticos, que en tiempos todavía
recientes se consideraban imprescindibles. Esas faltas de enseñanzas en
valores, lleva a cabo los malos hábitos de delincuencia y violencia por parte de
los jóvenes. Mencionado esto, lo podemos relacionar con una de las preguntas
que realizamos en cuanto a que si parte de la comunidad considera que la
delincuencia es producto de la desintegración familiar, los cuales respondieron
un 70% de manera afirmativa, ahora bien, estos resultados nos ayudan a
determinar de que efectivamente se produce una carencia por parte de los
integrantes de una familia, es decir, la mayoría de estas instituciones, no
acompañan a sus hijos en el día a día, no les inculcan los valores necesarios,
provocando que estos se relacionen con perdonas que transiten por esos
caminos tan peligrosos para todos. En definitiva, la mayoría de las familias,
deberían estar más presentes.

Un análisis profundo de la etiología de la delincuencia juvenil nos indica que este


fenómeno es con frecuencia una respuesta personal a una agresión social. La
sociedad ha negado al joven algo que le era necesario. La culpa del delito debe
ser repartida entre la sociedad y el delincuente. La violencia viene a ser una
respuesta a ese vacío existencial que experimenta la juventud, es el efecto
personal y colectivo de una reproducción social más profunda y más grave.

En algunos jóvenes, la delincuencia es algo transitorio, utilizado para llamar la


atención a falta de autodominio, mientras que para otros se convierte en norma
de vida. Cuanto más joven sea el delincuente, más probabilidades, habrá de que
reincida, y los reincidentes, a su vez, son quienes tienen más probabilidades de
convertirse en delincuentes adultos.

Hoy en día, la delincuencia juvenil es mayor a la de otros años, pero con la


característica de que se emplea violencia, porque ya no solamente se restringe
al delito patrimonial y el uso de la violencia verbal, sino que el menor infractor es
más propenso ahora a lastimar físicamente y a humillar a la víctima, siendo ésta
la forma de recriminar a la sociedad que le negó la posibilidad de ser un individuo
productivo.

El Estado debe de tener como objetivo la rehabilitación social del joven infractor
y no restringir la política de readaptación social al encarcelamiento. En ese
sentido, son fundamentales los procedimientos alternativos: casas hogar,
escuelas de artes y oficios y talleres. Para ello se debe partir de la premisa de
que los adolescentes tienen mayor posibilidad de cambiar su conducta en virtud
de que su personalidad está en proceso de formación. Con respecto al Estado,
el 87% de las personas encuestadas, nos determinaron que este se encuentre
ausente a la hora de ayudarlos, es decir, no emplea o desarrollas herramientas
y/o medidas eficaces para que estos puedan salir a adelante y no vuelvan a
dilinquir.

Hay que buscar nuevas formas para prevenir el delito mediante la recreación y
apertura de espacios destinados a los jóvenes, para que tengan en qué ocupar
su tiempo libre, ya que no existen espacios culturales o deportivos que los guíen
hacia formas de vida en favor de una sociedad comunitaria, que viva en armonía
y paz.

ENCUESTA: “Los jóvenes y la delincuencia”

Pregunta 1:
¿Es cada vez más frecuente la SI NO
delincuencia en los jóvenes?
97% 3%

Pregunta 2:
¿Se puede ayudar/concientizar y prevenir SI NO
la delincuencia juvenil?
89% 11%

Pregunta 3:
¿El Estado interviene a la hora de SI NO
ayudarlos?
13% 87%

Pregunta 4:
¿Es posible que estos vuelvan a delinquir? SI NO
94% 6%

Pregunta 5:
¿Ha sido usted o algún familiar víctima de SI NO
un hecho delictivo por parte de un
adolescente?
74% 26%

Pregunta 6:
¿Cree usted que la educación familiar SI NO
influye en la delincuencia?
94% 6%

Pregunta 7:
¿Cree usted que la delincuencia sea SI NO
producto de la desintegración familiar?
70% 30%

Pregunta 8:
¿Cree usted que la delincuencia es por el SI NO
consumo de drogas?
64% 36%

Pregunta 9:
¿Cree usted que la pobreza sea una razón SI NO
justificada para delinquir?
16% 84%
Pregunta 10:
¿Cree usted que estos adolescentes SI NO
deben tener sanciones leves?
42% 58%

Pregunta 11:
¿Cree usted que estos adolescentes SI NO
deben tener sanciones más fuertes?
88% 12%

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