Sei sulla pagina 1di 5

ANÁLISIS: CASO DORA

ESTUDIO DE CASOS

MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD


L.P.E. REYNA ELVIRA HURTADO OSOYO
UNIVERSIDAD IEXPRO
“ANÁLISIS DEL CASO DORA”

Indudablemente el psicoanálisis es nuestro tema de atención, la lectura inicia dando


a conocer el caso Dora en el que Freud se encuentra material para su estudio de
los sueños y otros temas, también observó que mientras trataba la psiconeurosis a
sus pacientes, ellos se interesaban en contarle sus sueños. Y fue de esa manera
que el estudio de los sueños constituye para el psicoanálisis uno de los caminos por
los cuales puede llegar a la conciencia aquel material psíquico que, en virtud de la
aversión que suscita su contenido, fue bloqueado de la conciencia, fue reprimido, y
así se volvió patógeno, algunas condiciones psíquicas son: el trauma psíquico, el
conflicto de los afectos y la conmoción de la esfera sexual.

En la historia clínica de Dora, Freud encuentra material para sus estudios: “la
interpretación de los sueños”, “La represión”, “Más allá del principio de placer”,
“Inhibición, síntoma y angustia”, temas de los que se estarán hablando. El tema de
estudio y trabajo psicoterapéutico con Dora inicio sobre la histeria.

Enseguida definimos el significado de Histeria en psicoanálisis: clase de neurosis


que ofrece cuadros clínicos muy variados. Las dos formas sintomatológicas mejor
aisladas son la histeria de conversión, en la cual el conflicto psíquico se simboliza
en los más diversos síntomas corporales, paroxísticos (ejemplo: crisis emocional
con teatralidad) o duraderos (ejemplo: anestesias, parálisis histéricas, sensación de
«bolo» faríngeo, etc.), y la histeria de angustia, en la cual la angustia se halla fijada
de forma más o menos estable a un determinado objeto exterior (fobias).

Dora desde los ocho años presentó síntomas neuróticos, contrajo disnea
permanente diagnosticada por el médico por un trastorno nervioso excluyendo
causa orgánica. Con episodios infecciosos constantes, después de que su hermano
los padecía. Hacia los doce años le aparecieron hemicranias, del tipo de una
migraña, y ataques de tos nerviosa. Era evidente que no estaba satisfecha consigo
misma ni con los suyos, enfrentaba hostilmente a su padre y no se entendía con su
madre.
Existen también en su historia los señores k, Dora narra aquel episodio en el que el
señor k la toma contra él, y le proporciona un beso desplegando de ello sus
síntomas. Uno era el asco hacia los alimentos, y comía mal, lo cual fue
desplazamiento de la sensación, de aquel beso del señor k. “En lugar de la
sensación genital que en tales circunstancias una muchacha sana no habría dejado
de sentir, le sobreviene la sensación de displacer propia de la mucosa del tramo de
entrada del aparato digestivo, vale decir, el asco”. Son tres síntomas los que
presenta de esta situación: el asco, la sensación de presión en la parte superior del
cuerpo y el horror a los hombres, provienen de una misma vivencia, y sólo refiriendo
unos a otros estos tres signos se hacen posible comprender el origen de la
formación de síntoma. De la misma forma Dora mantiene una singular amistad con
la señora k, y cuida a sus hijos de la pareja.

Se comprueba a lo largo y en el desarrollo de la observación de Freud, el problema


de Dora no es sólo con el señor K., y Freud tarda en comprenderlo, sino también y
simultáneamente con la mujer de K. Su problema es con la pareja matrimonial, con
ambos simultáneamente, y no con un único objeto, el señor K. únicamente o la
señora de K. únicamente. La historia de este caso y su tratamiento psicoanalítico
tiene seguramente una cierta relevancia en la teoría. A Freud no le va bien con Dora,
al comienzo del tratamiento Freud intenta inducir a Dora para que reconozca en el
señor K. al objeto de su tendencia sexual; y bastante infructuosamente: es como si
la relación no marchara.

El primer sueño

“En una casa hay un incendio, contó Dora; mi padre está frente a mi cama y me
despierta. Me visto con rapidez. Mamá pretende todavía salvar su alhajero, pero
papá dice: «No quiero que yo y mis dos hijos nos quememos a causa de tu
alhajero». Descendemos de prisa por las escaleras, y una vez ahajo me despierto”.
No recuerda cuando fue la primera vez del sueño, pero lo asocia con el lugar donde
ocurrió la situación con el señor k. De este sueño Freud deduce que este era una
reacción a aquella vivencia, y está en contacto con la ocasión actual esencial, y la
otra con un episodio relevante de la infancia. Entre estas dos vivencias, la infantil y
la presente, el sueño establece una conexión: procura refundir el presente según el
modelo del pasado. Todo sueño es un deseo al que se figura como cumplido; la
figuración es encubridora cuando se trata de un deseo reprimido, que pertenece al
inconsciente, y, exceptuado el caso de los sueños infantiles, sólo el deseo
inconsciente o que alcanza hasta el inconsciente tiene la virtud de formar un sueño.

El segundo sueño

“Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas que me
son extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a la habitación y hallo
una carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que, puesto que yo me he ido de casa sin
conocimiento de los padres, ella no quiso escribirme que papá ha enfermado.
«Ahora ha muerto, y Sí tú quieres puedes venir». Entonces me encamino hacia la
estación ferroviaria y pregunto unas cien veces: «¿Dónde está la estación?». Todas
las veces recibo esta respuesta: «Cinco minutos». Veo después frente a mí un
bosque denso; penetro en él, y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me
dice: «Todavía dos horas y media». Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo,
y marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. “

Al igual que en el primer sueño, Freud intenta desmenuzar, organizar y relacionar


los sucesos de la vida de Dora con sus sueños, y al irlo haciendo se da cuenta de
más detalles de los orígenes de la histeria de Dora. Al final del tratamiento Freud
comienza a pensar de manera distinta, y le parece comprobar que más allá de los
intereses libidinales de Dora por K existe una clara tendencia homosexual de Dora
por la señora de K. Es que el interés de Dora residía en la relación de los personajes
de la pareja y no en los personajes. La libido de la histérica atraviesa la relación del
hombre y la mujer, y sólo se interesa en cada uno de ellos desde la perspectiva del
interés del otro.
CONCLUSIONES

El psicoanálisis nos lleva a revisar cuidadosamente la historia del paciente, no


solamente lo que con sus palabras nos dice, sino poner toda la atención posible
para escuchar al inconsciente que opera con representaciones, pensamientos. Es
un cumulo de fenómenos psíquicos los que se van descubriendo en el proceso. Y
sin lugar a dudas es requisito indispensable tener estudios del inconsciente y todas
las teorías Freudianas para realizar este tipo de análisis, ya que se revisan en el
paciente las huellas psicológicas que pudieran haber dejado secuelas al cruzar
determinada etapa de desarrollo psicosexual en la infancia.

Algo que me parece interesante relacionarlo es que Freud plantea que las
psiconeurosis surgen casi siempre de la esfera sexual desde la infancia, sin
embargo, ¿cómo se podrían tocar estos temas con los pacientes? (aclaró no me
causa en lo personal conflicto alguno y son temas que en mi trabajo se deben de
tocar), mi reflexión es sí aún en pleno siglo XXI, hablar abiertamente del desarrollo
y necesidades psicosexuales sigue siendo un tabú, esto observado en la práctica,
ahora iniciar una educación sexual causa cierta incomodidad en las escuelas, con
los mismos papás. Hay todavía mucho por hacer en esta área antes de poder decirle
al paciente en psicoanálisis que el origen de su malestar es de connotación sexual.

Potrebbero piacerti anche