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La construcción social y local del espacio áulico en un grupo de escuela primaria – Naranjo Flores, G.

La acción es entendida no solo como el acto físico, sino como el acto físico más sus interpretaciones de significado. La
incorporación del enfoque multimodal enriquece este análisis al brindar herramientas teórico metodológicas que
permiten indagar de forma más minuciosa y sistemática, por un lado, la materialidad del aula como un complejo de
signos multimodales cuya significación regula la vida cotidiana en ella, y por otro, los significados que los participantes
construyen a partir de dichos signos y que son expresados a través de sus acciones.
El aula como complejo multimodal
Las aulas son mucho más que solo escenarios en los cuales tienen lugar las clases; son espacios sociales, complejos
y dinámicos en los que continuamente se recrea y produce cultura. Es un producto social y es a la vez una herramienta
de pensamiento, de acción, de control de dominación y de poder.
El desarrollo de la actividad escolar ha llegado a producir un conjunto de normas, convenciones y discursos
institucionalizados que regulan la vida cotidiana en el aula.
Uno de los medios a través de los cuales las regulaciones institucionales se hacen presentes en la vida cotidiana de
los maestros y alumnos es la materialidad del aula.
“El conjunto de signos y herramientas reales, existentes en cada aula y escuela, constituye el horizonte cultural dentro
del cual trabajan, se desenvuelven y aprenden los estudiantes que van a la escuela en cada generación” (Rockwell)
A partir del conjunto de signos que conforman la materialidad del aula, maestros y alumnos construyen significados
que dan forma a las relaciones sociales y pedagógicas que ahí sostienen. Es aquí donde el enfoque multimodal resulta
muy fructífero. Las aulas están diseñadas con valores y propósitos intrínsecos que contribuyen a conformar el trabajo
y el comportamiento de los maestros y alumnos que los ocupan.
Cada uno de estos atributos es visto como un modo semiótico con significados potenciales, que, de ser apropiados por
los participantes, regulan las relaciones pedagógicas que establecen.
ALUMNOS Y MAESTROS COMO PRODUCTORES DE SIGNIFICADOS
Maestros y alumnos, ambos, son agentes activos con sus propios intereses, repositos y perspectivas que constituyen
a la constitución de la cotidianidad. Estos transforman el sentido y usos de los signos y herramientas culturales que
forman parte de su contexto. Todo lo que producen los sujetos que se encuentran en la escuela, al interactuar entre si
y al trabajar con los objetos culturales en ese espacio. En este plano se entretejen las historias individuales y locales
con las historias de los instrumentos y los signos culturales, los sujetos pueden transformar el sentido de los signos
heredados e inventar nuevos usos para las herramientas culturales. El actuar de los maestro y alumnos comunica
muchas cosas, entre ellas sus formas de significar el espacio, el papel de cada uno en la relación pedagógica y el tipo
de interacciones que es o no es lo permitido establecer. Así, analizar lo que comunican es una forma muy útil de
aproximarse a los entendimientos, interpretaciones o significados que sustentan sus acciones. Las interacciones que
ocurren durante clase permiten abordar la forma en que la significación de su espacio áulico incide en la co-construccion
de la vida social y académica.
EL ANALISIS MULTIMODAL
Se elaboración transcripciones que recuperaron los diversos modos semióticos involucrados en las interacciones; en
ocasiones enfocándose en un solo individuo y a veces en los varios individuos a la vez, así como en las relaciones
entre sus acciones.
Usamos “MEDIO” para referirnos a la sustancia material que a través del tiempo es trabajada o conformada por la
cultura en un medio especifico, social, organizado y regular la representación; es decir, un recurso para producir
significados o un “modo”. Los modos semióticos constituyen un conjunto de alternativas para producir significados que
han sido formados en función de las necesidades de la vida social, y que conforman el potencial comunicativo de una
cultura. Dada la pertenencia a un grupo cultural especifico, las formas y los contenidos de significación parten de una
base compartida, por lo que se puede hablar de re-producción de los significados. También hay transformación de los
mismos, producción de sentidos muy particulares a partir del conjunto de signos y herramientas que conforman un
espacio social, lo cual se da a través de las acciones de los participantes que los usan de formas específicas. El análisis
de los modos debe tomar en cuenta la tensión existente entre la reproducción del significado culturalmente
predominante y su transformación en formas particulares de producción.
El habla, los gestos, miradas, postura corporal, disposición y desplazamiento espacial son modos que se consideran
para el análisis de este trabajo. Son modos semióticos cuyo sustrato material es la actividad del cuerpo y a través de
ellos es que los participantes establecen interacciones en y con el espacio. Se analizan también el diseño del aula, el
mobiliario y su distribución en el espacio. El diseño del aula no es ingenuo, este delimita un espacio para el trabajo
académico, un espacio dentro del cual se realizan las tareas escolares, donde se enseña y se aprende. Está diseñado
para aislar a los alumnos de otros entornos que conciben como distractores del trabajo académico. Hay momentos en
los que el espacio de trabajo académico trasciende los límites físicos del aula.
Si por “aula” se entendiera “ el espacio en el que se desarrollan las clases” , entonces, a través de su acción el maestro
produjo una redefinición del espacio áulico, extendiéndolo mas alla de las pareces del salón. El aula podría ser reducida
a su construcción material, limitada por las pareces y una puerta. Si por el aula se entendiera esto último, esto es, un
espacio materialmente delimitado, entonces lo que hizo el maestro fue redefinir el espacio de trabajo académico, o
realizó el significado de que la clase puede desarrollarse también fuera del aula. El aula es un espacio acotado, cerrado,
dotado de cierto “aislamiento del mundo”, del patio, de otros espacios escolares y en espacial del de la calle, hacia la
cual la visibilidad está restringida. Se genera un ambiente con el menor ruido y distractores visuales posibles, a la vez
que contiene físicamente a los niños. Ellos permanecen dentro del aula la mayor parte del tiempo de la clase y su
contacto con lo que sucede fuera de ella es mínimo, la posibilidad de los actores de redefinir su espacio de interacción
es aprovechada. El significado de contención para los alumnos no solo depende del diseño del aula, sino de otra clase
de códigos sociales permanecen locales, acordados por los participantes. El aula permanece con cierta apertura hacia
“ el mundo exterior”. El espacio social es construido a partir de las regulaciones que los atributos materiales del aula
sugieren, sino también a través de las relaciones sociales que los propios maestros y alumnos establecen. Sin alejarse
drásticamente de esas regulaciones institucionales, ellos elaboran versiones propias de estas reglas, permitiendo cierta
movilidad de los sujetos en el espacio interno, así como una relativa permisibilidad de conexión con el mundo externo
del aula. Docentes y alumnos aportan cierta porosidad en las pareces rígidas del aula para que entren y salgan sujetos
e información al mismo tiempo que flexibilizan el uso del espacio interno
EL MOBILIAIO, SU DISTRIBUCION Y LAS RELACIONES ENTRE LOS ALUMNOS
El tipo de mobiliario y su distribución en el aula puede ser considerado como un modo de comunicación y representación
que condensa algunos significados culturales posibles respecto al tipo de relaciones sociales que establecen maestros
y alumnos. La distribución del mobiliario en filas, expresa los valores de producción en masa y de eficiencia social,
facilita a la figura de autoridad. Al asignar lugares individuales, ha hecho posible el control de cada cual y el trabajo
simultaneo de todos. La forma y distribución de los lugares de los alumnos potencian y al mismo tiempo limitan el rango
de posibilidades de interacción entre ellos. La distribución de las bancas por filas y orientadas hacia el pizarrón dificulta
sus contactos visuales. Aun así ellos encuentran la forma de establecer intercambios con sus compañeros. Pero hacer
uso de estas estrategias puede implicar, en ciertos momentos y situaciones, romper con el orden social de la clase y
ganarse algunos llamados de atención por parte del maestro e incluso de otros alumnos. El docente tiene tolerancia a
los movimientos de los alumnos fuera de su espacio asignado, siempre y cuando no rompan con la dinámica de trabajo
académico.
En el aula, son más probables las interacciones entre quienes se encuentran mas cercados, ya que la distribución
parcial condiciona de cierta manera con quien se relaciona cada alumno.
Las relaciones que los alumnos establecen entre si, se mueven entre los límites que las características físicas del
arreglo de sus mesa-bancos parece imponerles y la capacidad e interés de los niños por abrir más espacios de
interacción. Ellos se paran, se desplazan para aproximarse a quienes están más distantes o se comunican a través de
sus miradas y gestos, rompiendo de cierto modo con los límites de la materialidad del aula parece fijarles.
EL MAESTRO, EL ESPACIO Y SU POSICION ENTRE LOS ALUMNOS
La ubicación del escritorio puede considerarse como un signo del papel que la institución escolar le otorga al docente
en la relación pedagógica con sus alumnos. El hecho de que, el maestro haya modificado la posición del escritorio para
ponerlo de lado y no de frente a las bancas donde se sientan los alumnos, puede ser expresión de su definición
particular, no solo de su lugar, sino de su posición pedagógica.
CONCLUSIONES
La materialidad del aula condensa significados social, cultural e históricamente conformados que median la actividad
de maestros y alumnos en la escuela, poniendo ciertos límites a la vez que abriendo posibilidades a sus participaciones.
El análisis del diseño del aula, el mobiliario y su distribución, significados relacionados con la forma en la que maestro
y alumnos asumen su papel y el tipo de relaciones pedagógicas que establecen. Construyendo sentidos muy
particulares sobre los atributos materiales “ya dados “y creando nuevos espacios sociales.
En el caso de este estudio la significación que maestro y alumno construyen a partir de los atributos materiales
analizados, reproducen y reafirman algunas regulaciones institucionales ya reconocidas: el aula como espacio donde
se trabajan los contenidos escolares, como espacio acotado, cerrado y con cierto aislamiento del mundo; y las bancas
de los niños como lugares de trabajo individual concentrado y orientado hacia el maestro. Pero al mismo tiempo dichas
significación tiene también rupturas o quiebres con esas regulaciones; así se identifica momentos en los que el espacio
del trabajo académico es redefinido al extenderlo más allá de las pareces del aula; es también construido con cierta
apertura hacia el “mundo exterior” y con un margen de movilidad para los alumnos que permiten una mayor interacción
entre ellos; por otro lado, la forma y distribución de las bancas no limita drásticamente sus posibilidades de interacción
ya que ellos encuentran momentos y formas de intercambiar experiencias, de realizar actividades conjuntas, de poner
en práctica sus saberes, de apoyar a otro alumno que lo requiere y de expresar su afecto.
Finalmente, reconocer que todos procesos de construcción de significados ocurren no solo a través de lo que se dice
con palabras sino también de los gestos, la prosémica, la mirada, los desplazamientos y el general de las acciones,
llevó a realizar un análisis que considerara esta diversidad de modo semióticos. En este punto la incorporación del
enfoque multi-modal permitió demostrar detalles finos de la interacción social relacionados con el uso y significación
de diferentes signos “inscriptos” en la organización material del espacio áulico.

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