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Por
Tim Challies
Se siente tan mal porque está muy mal. No es normal, y no está bien. Este
artículo comenzó a escribirse mientras conversaba sobre hombres que
tienen un problema con el autocontrol sexual. Mientras yo meditaba
sobre estas situaciones, pregunté: ¿Qué necesitan realmente estos
hombres? Sin duda, su incapacidad y falta de voluntad para controlar su
sexualidad revela un problema espiritual mucho más profundo.
Reflexioné y planeé, y pronto vino a mi mente una poderosa metáfora
bíblica de nuestras vidas: “¿No sabéis que los que corren en el estadio,
todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal
modo que ganéis” (1 Co. 9:24). Hoy quiero desafiarte de esta manera: si
vas a correr para ganar, necesitas controlar tu sexualidad.
Supongo que todos sabemos lo que es ser incontinente. Una vez estuve
en un avión con un pasajero que luchó de esta manera, y en un tubo de
aluminio sellado que se elevaba a 30,000 pies, su problema se convirtió
rápidamente en nuestro problema. Cuando hablamos de continencia
usualmente nos referimos a las funciones corporales, especialmente a la
capacidad o incapacidad para controlar las funciones urinarias y fecales.
Pero la palabra tiene un significado más amplio que eso. A medida que
lees a los autores cristianos más antiguos, frecuentemente te encontrarás
con la noción de continencia aplicada a la sexualidad. Un hombre que
ejerce autocontrol sexual es un hombre continente. Por el contrario, un
hombre que carece de autocontrol sexual es un hombre incontinente, no
mejor que aquel que no puede o no controlará sus entrañas.
¡Hazlo ahora!
Todo eso requiere acción. Aquí hay algunos lugares en los que
puedes comenzar.
Deja de masturbarte: ¿es eso demasiado directo? No creo que sea. Creo
que los hombres necesitan escucharlo. Ya seas soltero o casado, solo
detente. La masturbación es amor propio. Va totalmente en contra del
corazón de nuestro Salvador, que “Ni aun el Hijo del Hombre vino para
ser servido, sino para servir” (Mr. 10:45). Es sexualidad falsificada y
fraudulenta. Debido a que no involucra a ninguna mujer, es más
propiamente una forma de homosexualidad que de heterosexualidad. Es
inmaduro, es un mal uso del regalo de Dios, es simplemente necio.
Deberías avergonzarte por ello. Así que, déjalo ya y demuestra un poco
de dominio propio.