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Carácter polifónico en la obra primigenia de Gabriel García Márquez

Danny Foliaco Machado

"Todo hombre lleva su Patmos dentro de sí. Es libre de subir o no subir a este

terrible promontorio del pensamiento, desde el cual se perciben las tinieblas.”

Víctor Hugo

Se puede leer el texto completo en la biblioteca virtual Casa del libro Total:

http://www.ellibrototal.com/ltotal/

Estas breves líneas tienen la intención de invitar a todos los lectores de la obra de

Gabriel García Márquez a compartir este ensayo producto de una investigación crítica sobre

la primera etapa de su obra, puntualmente sobre la novela “La hojarasca” (1955).

Se trata de una lectura de la obra desde su carácter discursivo, donde encontramos la

articulación de una doble sintaxis polifónica: narrativa, compuesta por las voces de tres

personajes narradores, y discursiva, compuesta por las voces de la cultura y la sociedad que

hacen resonancia en el dominio del autor sobre el proceso su escritura.

En la sintaxis polifónica narrativa encontramos los monólogos en las voces del niño,

Isabel y el abuelo-coronel articuladas en ese mismo orden dentro de un horizonte de

comprensión que se va construyendo y se va develando (en parte) en torno al enigmático

personaje del médico, quien se suicidó en la madrugada y a quien ahora el abuelo asiste en

cumplimiento de su palabra para enterrarlo, aun en contra de la voluntad del pueblo que ha

decidido dejarlo insepulto como sentencia por su falta de solidaridad en una noche que el

ejército masacró en la plaza de Macondo a los trabajadores de la compañía bananera.


Desde el espacio de la calurosa, macabra, en un comienzo oscura sala, entre las 2:00

y 2:30 pm del 12 de septiembre de 1928, focalizada la narración en torno al trágico personaje

que es el cadáver del médico, mientras la voz del niño nos ubica en el presente narrativo, las

voces de Isabel y el coronel reconstruyen el pasado de Macondo cubriendo un período de

aproximadamente 43 años.

Mediante estas tres voces narrativas García Márquez da cuenta del nacimiento de

Macondo, el repentino auge con la compañía bananera y la llegada de la hojarasca, hasta el

presente decadente donde la violencia, el rencor y la degradación nos dejan reconocer un

pueblo sin futuro:

“Hace diez años, cuando sobrevino la ruina, el esfuerzo colectivo de quienes

aspiraban a recuperarse habría sido suficiente para la reconstrucción. Habría bastado

con salir a los campos estragados por la compañía bananera; limpiarlos de maleza y

comenzar otra vez por el principio. Pero a la hojarasca la habían enseñado a ser

impaciente; a no creer en el pasado ni en el futuro.” (García 145)

En el plano de la sintaxis polifónica discursiva identificamos las voces de la tragedia

griega, el realismo macondiano, la novela policíaca, el periodismo, la tradición oral del

Caribe colombiano y la voz de la tradición literaria de vanguardia del momento: William

Faulkner y Virginia Woolf.

En cuanto a la tragedia, cabe señalar que se evidencia no solamente en la similitud

con la obra griega Antígona, en el plano anecdótico, sobre el cumplimiento de un deber

sagrado como es el entierro, sino además en dos aspectos que son constitutivos del género

griego, como lo son la palabra formadora del destino de los hombres, y segundo la carencia

de relatividad en tal palabra y destino.


Esta situación se evidencia en la actitud del médico quién una vez promete no volver

a practicar la medicina lleva tal decisión al extremo de negar la atención a los heridos en la

noche que el ejército disparó contra los trabajadores de la compañía bananera:

“Fui yo quien le habló de la conveniencia de cumplir con ese requisito. Pero él

tranquilo, indiferente se limitó a responder: “Yo no coronel. No volveré a meterme

en nada de eso”. (García 84).

También de forma parcial en la palabra del abuelo, quien cumple con su promesa al

doctor de enterrarlo:

“No lo hago por mí. Tal vez no sea tampoco por la tranquilidad del muerto. Apenas

por cumplir con un compromiso sagrado” (García 33).

En cuanto a la voz del realismo macondiano, lo definiremos como el estilo particular

de Gabriel García Márquez en el cual, dentro del relato de características realistas, aparece

de forma espontánea y repentina un elemento maravilloso que, sin embargo, dentro de la

lógica macondiana, es percibido como algo cotidiano. Por la ausencia de mayores

explicaciones o demostraciones frente al evento maravilloso, el narrador supone un

interlocutor que ha aceptado este sutil paso de lo real a lo irreal sin mayores resistencias.

Desde el punto de vista de la visión de mundo del autor es importante decir que ésta se

proyecta hacia la trasposición poética de la realidad decadente de su pueblo natal, Aracataca,

mediante su metaforización en el espacio mítico de Macondo.

A propósito de las voces discursivas restantes, cada una cumple una función en el

desarrollo de la estructura narrativa y discursiva de la obra. La novela policíaca se deja ver

en el juego de construcción y develación de un enigma, el periodismo es como lo aseguró el

mismo García Márquez, los ejercicios para calentar el brazo, la posibilidad de desarrollar sus

habilidades narrativas, la tradición oral del Caribe colombiano es el humus esencial y vital
de donde García Márquez toma sus relatos, él mismo y muchos de sus críticos coinciden en

afirmar que en realidad en sus novelas sólo contaba aquellas anécdotas de la cultura popular

de esta región, por último, la influencia de Virginia Woolf se produce desde la la visión de

mundo de una clase social en decadencia, desde Faulkner la influencia es más compleja, en

“Mientras agonizo” implica en el plano narrativo, la construcción del relato desde diversos

fragmentos de monólogos de los personajes, pero además de manera más global la intención

de construir una representación completa de una realidad a partir de la construcción de un

mundo completo y autosuficiente en el lenguaje. (Vargas Llosa 1971).

Para terminar, a manera de conclusión el ensayo considera una lectura de la primera

novela de García Márquez desde un acercamiento a la tragedia griega Antígona mediante el

concepto de la palabra, que en la obra nos muestra una modificación social, representada en

la desintegración de un orden social interno patricio hacia el orden social externo hojarasco,

donde podemos observar a su vez la posición política de García Márquez, que visibiliza la

destrucción de su pueblo natal Aracataca. La voz dominante del abuelo no sólo se ve

amenazada por factores externos, como la llegada de la compañía bananera y el régimen

militar, sino además por factores internos, representados en la figura del nieto que desafía los

valores tradicionales de su clase.

Esta novela, que sin duda debe ser leída, resulta un ejercicio de lectura de lo más

interesante para acercarnos a una construcción de sentido de la obra de García Márquez.

BIBLIOGRAFÍA

 García Márquez, Gabriel. “La hojarasca”. Bogotá: Editorial Orbis.1983. Impreso


 Lukács, Georg. “El alma y las formas: teoría de la novela”. México: Grijalbo.1985.

Impreso.

 Ramírez, Luís Alfonso. “Comunicación y discurso. La perspectiva polifónica en los

discursos literarios, cotidianos y científicos”. Bogotá: Palabra. Magisterio. 2007.

Impreso.

 Vargas Llosa, Mario. “Historia de un deicidio”. Barcelona: Barral. 1971. Impreso.

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