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La relación entre emociones,

motivación y aprendizaje.

Introducción:

La emoción

Piensa por un momento en algo que aprendiste en la infancia, lo primero que te


venga a la cabeza, y ahora intenta identificar cómo te sentías. Probablemente
recordarás aquellas cosas que aprendiste sintiendo una emoción positiva
porque podríamos decir que las emociones operan consistentemente en
nuestra mente para guiar lo que aprendemos.

Las emociones positivas actúan de fijador en nuestro cerebro, las negativas


pueden llegar a inhibir el aprendizaje, la mente tiende a olvidar aquello que no
le es grato, con lo que si aprendemos cosas sintiendo una emoción negativa,
probablemente recordaremos más cómo nos sentimos, que la idea o el
contenido en sí de lo que se supone que debíamos aprender en ese momento.

La motivación

Al igual que sucede con las emociones, la motivación positiva de una persona
hacia una tarea para aprender algo, aumenta de forma significativa la
efectividad del aprendizaje en sí. no es lo mismo verse obligado a aprender
algo que tener ganas de hacerlo. En esto influye mucho la manera en cómo se
presentan los contenidos y el formato en cómo se supone que deben
aprenderse.

Por ejemplo, con los niños pequeños, es evidente que hay que hacerlo
jugando, los buenos profesionales consiguen crear un contexto lúdico en torno
a un contenido clave. El caso que en personas adultas también funciona,
aunque no siempre se consigue. Por ello se han hecho tan populares
los enfoques de aprendizaje basados en el juego.

El aprendizaje

En el fondo se trata de vincular motivación con actividad pura donde la persona


hace aquello que quiere aprender, algunos le llaman «enseñanza orientada a la
acción.

“El aprendizaje ocurre cuando alguien quiere aprender, no cuando alguien


quiere enseñar”

La experiencia que representa la profundidad del aprendizaje realizado con la


ayuda de diversos medios.

Hay un fuerte vínculo entre la emoción, la motivación y el aprendizaje, pues


ambos dependen de las relaciones entre el organismo y su medio ambiente. La
emoción es una de las formas más importantes de explorar a fondo los afectos
y la motivación se relaciona con el conocimiento (pensamiento cognitivo) y el
deseo. En el caso de las emociones, se evalúa lo que la persona siente,
mientras en las emociones es ver cómo actúa el individuo. En otros términos, la
emoción es el precursor de la motivación. Por ende, las emociones sirven para
premios o castigos de la conducta motivada.

Gran parte de la actividad humana viene impulsada por el afecto (emoción) de


la regulación de los objetivos que de una forma u otra nos planteamos para
hacer cosas que nos hagan sentir mejor y, después de haber realizado alguna
acción (motivación), somos más o menos propensos a comportarnos de forma
similar en el futuro. Así, entonces, la motivación abarca una serie de procesos
entrelazados entre impulsos y deseos para el dominio de la comprensión y la
aplicación de las intenciones conscientes. Mientras una explicación completa
de la emoción incluye una referencia interactiva de los sentimientos propios y
ajenos. Así el instinto, así el aprendizaje. La experiencia del sentir y el pensar
son obviamente distintos y tienen facultades muy diferentes, mientras que su
paradoja radica en que los mecanismos emocionales y motivacionales son
difícilmente de desentrañar en los encuentros sociales.

Una la motivación te impulsa a alcanzar tu meta (sabes lo que quieres y por


qué lo quieres) y todo lo que necesitas hacer es ir sobre la búsqueda de formas
de utilizar tu motivación para alcanzar tu meta; es decir, la motivación explica el
por qué de cualquier acción tomada por ti. La motivación es impulsada por una
necesidad (comer) o un deseo que se moldea en un comportamiento objetivo
específico, y la necesidad le da la dirección.

Dos, somos conscientes de las emociones cuando nos las describen como
sentimiento (esto es, cuando la emoción es prolongada en el tiempo). Sentimos
emociones y son expresadas físicamente mediante lágrimas, risa, ira, celos,
melancolía.

En suma, la motivación está totalmente orientada a objetivos; mientras que la


emoción no tiene por qué tener un sentido de existir al ser instantánea, salvo
cuando la emoción es persistente y se transforma en sentimiento. No obstante,
motivación y emoción son un equipo necesario para ayudarnos a alcanzar
nuestra metas. ¿Y cómo se logra ésto?

El aprendizaje es una habilidad natural de las personas, desde que nacemos


aprendemos y no paramos de aprender. Pero ¿Cómo aprende el cerebro?
¿Qué es lo que necesita para aprender? ¿Por qué algunas cosas se aprenden
con mucha facilidad y en cambio otras cosas son realmente complicadas para
nuestro cerebro? Uno de los factores más importantes para el aprendizaje es la
emoción.

Son muchos los procesos cerebrales que intervienen y hacen posible los
aprendizaje, percepción, atención, memoria, lenguaje, etc. y para que todos
ellos funcionen y den lugar al aprendizaje necesitan un estado emocional
positivo y adecuado.
Las emociones son naturales e innatas en los seres humanos y cumplen una
importante función para la adaptación y para la supervivencia. Las diferentes
situaciones, experiencias y acontecimientos, dan lugar a diferentes emociones,
que movilizan nuestra mente y energía hacía el hecho que ha provocado tal
emoción.

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