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FINANZAS PÚBLICAS
CAPITULO V
Material de Estudio
Cr: Prof. Osvaldo González
Edición 2017
7- Alcances del Poder Tributario Municipal. Referencias a las Constituciones de las Provincias del
NEA.
Bibliografía:
Derecho Tributario Tomo I (Cap VI) de Catalina García Vizcaíno – Editorial Depalma – Año
1996.
Derecho Constitucional Tributario (Capítulos IV ; V , VI y XII) – Rodolfo R. Spisso – Editorial
Depalma – Año 2000 –
Impuesto Sobre los Ingresos Brutos (Cap I) – Enrique Bulit Goñi – Editorial Depalma 2da. Edic.
año 1997
Curso de Derecho Tributario (Capítulos II, III y IV) de Dino Jarach – Editorial Liceo Profesional
Cima – 3ra. Edición 1980 –.
Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario – (Cap. XIV) – Villegas Héctor – Edit.
Depalma.
Algunas Consideraciones Sobre el Federalismo Fiscal en la Reforma Constitucional por Enrique
Bulit Goñi – Errepar Número Extraordinario año 1994.
El poder de imperio del Estado que emerge de ésta y que se encuentra ínsito en el poder de gobernar, por el cual
puede obligar coactivamente a los sujetos a él debe ser un poder normado dentro de los límites constitucionales.
Abstracto
Permanente Para Giuliani Fonrouge
Irrenunciable
indelegable
normado Agrega Catalína Vizcaíno
indivisible
Abstracto: porque es una facultad o potestad de imposición que se agota con el dictado de la norma legal respectiva.
Permanente: sólo puede extinguirse con el Estado mismo; no debemos confundirlo con los institutos de la prescripción y
la caducidad que se refieren a los créditos del Estado en casos concretos, no al poder estatal que es abstracto.
Irrenunciable: sin poder tributario el Estado no podría subsistir.
Indelegable: la renuncia implica desprenderse de un derecho en forma absoluta, en tanto que la delegación importa
transferirlo a un tercero de manera transitoria; no son delegables las atribuciones conferidas, aunque sí se puede otorgar
al Poder Ejecutivo la facultad de reglar los pormenores y detalles de la ejecución de la ley.
Normado: porque el poder fiscal tiene como vallas los límites constitucionales y se lo ejerce por medio de la ley.
Indivisible: lo cual no obsta a que se lo distribuya en diversos centros (Nación, Provincias, Municipios, Organizaciones
supraestatales), resultando distintas competencias tributarias.
En una comunidad organizada o en un estado de derecho existen numerosas relaciones que se entablan entre los
distintos sujetos que la conforman; dentro de ese conjunto de relaciones existen aquellas que se entablan entre el Estado y
los particulares provenientes de la actividad financiera (recursos-gastos) que el mismo lleva adelante. Dicho esto a modo de
introducción podemos señalar que:
Villlegas lo define como “el conjunto de normas jurídicas que regula la actividad financiera, orgánicamente
considerada, y las relaciones a que dan lugar la adquisición, conservación y empleo de los medios económicos del
Estado”.
En cuanto a su contenido la misma se halla conformada por el conjunto de las normas que regulan los derechos y
obligaciones pecuniarias que posee el Estado.
Los derechos o fuentes de financiamiento que el Estado puede obtener son:
a) Los tributos
b) El crédito público
c) La explotación del patrimonio estatal
Respecto de las normas referidas a las obligaciones, el gasto público en que necesariamente debe incurrir para
cumplir con sus actividades se halla normado.
El presupuesto -es una ley- estatal adquiere una función esencial, es la norma que se ocupa de la estimación de los
ingresos públicos y la que fija los gastos públicos.
La Constitución Nacional contiene normas que delimitan el poder fiscal de cada nivel de gobierno; a su vez cada
competencia trae aparejado la realización de un gasto. Por otra parte la delegación de poderes (art 121 CN) no son meras
declaraciones carentes de contenido, sino que deben considerarse munidos de los medios que posibiliten la consecución
real y efectiva de los fines para el cual se instituyeron esos poderes.
Son disposiciones constitucionales con contenido financiero las referidas a: a) poder tributario (arts 4, 16, 17, 52,
75 incs 1, 2,3,18, 30; art 121); b) gestión del crédito público (art 4, ins 4 y 7 del art 75°); c) al presupuesto (inc 8 del art
75°; inc 6 del art 100); d) la gestión patrimonial (art 4° cuando refiere a la renta de correos y a la venta y locación de tierras
de propiedad del estado; incs 5, 18 y 19 del art 75°) ; e) las disposiciones que asignan una competencia que desemboca en
un gasto (pe. Art 2° cuando se obliga a sostener al culto católico; y f) la vinculada con la recaudación de las rentas públicas
( inc 10 del art 99; e inc 7 del art 100)
Las Leyes y decretos de necesidad y urgencia y los tratados internacionales, estos últimos una vez ratificados por
el Congreso Nacional se convierten en ley y tienen validez y jerarquía legal. En una situación similar se da cuenta de los
convenios interjurisdiccionales en materia tributaria siendo digno de mención a la ley de coparticipación y al Convenio
Multilateral que es un pacto interprovincial que es ratificado por ley de cada provincia y de la CABA destinado a evitar la
doble o múltiple imposición del impuesto sobre los ingresos brutos cuando las actividades se desenvuelven en dos más
jurisdicciones.
Los reglamentos son atribuciones propias del poder ejecutivo, quien por otra parte reglamenta las leyes entre ellas
las tributarias. Al reglamentarse una norma no se puede desvirtuar lo dispuesto en la ley y menos aún contradecirla o alterar
su espíritu.
Iincluimos dentro de los reglamentos a las Resoluciones Generales emanados de los Organismos de Aplicación
(AFIP DGI, ATP, DGR,), instrucciones, circulares, notas externas. Todas ellas se caracterizan por ser normas que regulan
los detalles no previstos en la ley.
Del mismo modo no cabe aplicar en lo impositivo la interpretación analógica. En materia tributaria la analogía no se aplica
y así lo ha dicho la Corte Suprema de Justicia. Cabe destacar que la analogía no es en realidad un método de interpretación
que busca el sentido de la norma, sino que es ‘adivinar lo que habría dicho si hubiera previsto el caso’; y agrega dicho
autor: ‘la diferencia entre analogía e interpretación se dibuja con claridad: está sirve para conocer lo que el legislador ha
pensado; aquélla, para conocer lo que habría pensado’ José María Martín y Guillermo F. Rodríguez Usé. Derecho
Tributario General. Editorial Desalma. Buenos Aires 1995. Pág. 55.. Por otra parte y siguiendo a Martín y Rodríguez Usé,
se diferencia de la interpretación extensiva en que esta le da a la norma un sentido mucho más amplio que en principio tenía
pero que coincide con lo normado por el legislado, en cambió la analogía refiere a que no existe norma para el caso en
cuestión. La analogía conlleva el peligro de gravar hechos no previstos por el legislador lo cual vulnera el principio de
legalidad constitucional.
Ningún método de interpretación puede llevarnos a aplicar la norma a supuestos no contemplados por el legislador, sino a
los hechos pasibles de imposición que surgen taxativamente de la norma tributaria.
A lo largo del desarrollo del derecho han sido muchos los métodos aplicados para interpretar las leyes, entre ellas, las leyes
tributarias:
Literal (también denominado gramatical): interpretar según exactamente la letra de la ley. Para esto se utiliza la sintaxis,
sinonimia y etimología. Este método lleva a la rigidez de interpretación sólo siguiendo pautas gramaticales sin considerar el
contexto y el fin perseguido. Se basa en que el deber primario es la sujeción a las palabras de la ley, sin llegar a
interpretaciones difusas de lo que ella dice. De hecho Monstequiu decía los jueces son la boca de lo que expresa la ley en su
libro El espíritu de la leyes. Se basa en el principio de división de poderes del Estado razón por la cual este filófoso francés
sostenía que los jueces eran seres inanimados sin alma, deben atenerse taxativamente a lo que dice la ley.
Subjetivo: interpretar según la intención del legislador al momento de creación de la norma. Para esto se puede recurrir al
debate de la norma en cada una de las cámaras o los considerandos de la norma.
Subjetivo – Objetivo: que es el que tiene en cuenta la voluntad o intención del legislador pero sólo para situaciones o casos
específicos en los cuales no se puede resolver por la letra de la ley.
Objetivo: parte del significado de las ideas contenidas en la ley para inferir el tratamiento a dar las circunstancias no
previstas. Este método es asimilable al denominado método exegético que trata de explicar artículo por artículo.
Histórico: que analiza los antecedes no sólo los de la ley respectivo sino de leyes anteriores que rigieron (evolución del
tributo a través de las diferentes leyes).
Interpretación jurisprudencial
La jurisprudencia se puede definir como todos aquellos casos tratados por la justicia que sirven como antecedentes para
futuros casos. Hay dos tipos de jurisprudencia:
a) Jurisprudencia plenaria: es cuando se reúnen varias salas de un tribunal para sentar doctrina, siendo de aplicación
obligatoria para todas las salas de ese tribunal.
b) Jurisprudencia: la que podríamos denominar común que es aquella que no es de aplicación obligatoria por parte de los
jueces.
Los tribunales sueles establecer criterios de interpretación de las normas, algunos con alcance general y otros con alcance
específico. Es recurrente la aplicación de este método de interpretación tanto en los tribunales administrativos como
judiciales.
Interpretación restrictiva
a) Normas Generales: Esta interpretación se basa pura y exclusivamente lo que dice literalmente la letra de la ley, es decir,
analizar las palabras de la ley. Pero hoy este tipo de interpretación el Poder Judicial, entre ellos, la Corte Suprema de
Buenos Aires si bien sigue siendo vigente se ha adoptado una posición más flexible ha analizar también el sentido de la ley.
La interpretación escrita a veces no es posible ya que la leyes tributarias a veces contienen conceptos difusos.
b) Excepciones Tributarias: el primer criterio que siempre se aplicó para las exenciones siempre fue el estricto o restrictivo,
pero luego adoptaron una posición mucho más flexible. En esta materia la Suprema Corte de Buenos Aires ha dado la
verdadera pauta interpretativa, al decir que la aplicación de una exención impositiva no debe hacerse con criterios
restrictivo, sino en la medida necesaria para alcanzar los resultados que se tuvieron en cuenta al sanciona, criterio
sustentado por doctrina nacional Carlos M. Giuliani Fonrouge. Derecho Financiero. La Ley. 9 Edición. La ley. Bs. As.
2003. Pag.. En el fallo “Fisco Nacional (DGI) c/ Asociación de Empleados de Comercio de Rosario s/ nulidad de acto
administrativo” la Corte Suprema de Justicia determino que las exenciones deben resultar de la letra de ley, de la voluntad
a) Extensivos: se llega a un sentido más amplio que de lo que surge de las palabras de la ley, pero siempre dentro de lo
normado por el legislador dado que caso contrario se estaría vulnerando el principio de legalidad.
b) Restrictivo: en cuando se reduce el efecto, por ejemplo, cuando se llega a la conclusión que le legislador dijo más de lo
que quería decir.
Cabe destacar que esté método con resultados extensivos no nos puede mover de la norma, sólo extendemos el alcance no
agregando supuestos de hecho.
Conclusiones
La interpretación adecuada de las normas en general, entre ellas las tributarias, juega un rol importantísimo a la hora de
afianzar la seguridad jurídica. Pero la seguridad jurídica no siempre depende de una adecuada interpretación sino también
de la técnica legislativa utilizada, porque la correcta redacción de la norma trae como consecuencia la eliminación de dudas
en cuanto a su sentido y alcance. Pero lamentablemente, siempre hay conceptos difusos que es necesario aclarar. Siempre la
competencia originaria para interpretar las normas tributarias recae en el Poder Judicial, pero sin embargo el órgano de
fiscalización AFIP tiene también competencia designada por decreto del ejecutivo para interpretar las normas tributarias.
Pero la última palabra siempre la tiene la justicia, ya que las interpretaciones del órgano recaudador son apelables. Por lo
general, los fiscos provinciales tienen análogas facultares en cuando a las normas provinciales y municipales. Por ende, es
el poder administrador quien debe interpretar la ley en primera instancia y en segunda instancia el poder judicial.
La Corte Suprema de Justicia en la sentencia “Ibarguren de Duarte, Juana c/ Perón Domingo s/ restitución de bienes” del 27
de agosto de 1985 estableció que en materia de interpretación de las leyes impositivas, el art. 11 de la ley 11.683 dispone
que se debe atender al fin con el que han sido dictadas, criterio de hermenéutica que, con el alcance más amplio, ha sido
reiterado por esta Corte al señalar que es misión del intérprete indagar el verdadero sentido y alcance de la ley, mediante un
examen atento y a la voluntad del legislador, como así también que, cualquiera que sea la índole de la norma, no hay
método de interpretación mejor que el que tiene primordialmente en cuenta la finalidad de aquélla.
En consecuencia, cualquier sea el método utilizado para la interpretación de la ley siempre se debe intentar buscar la
voluntad e intención del legislador. Inclusive en la causa Nación Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones
S.A. c/ Tucumán, Provincia de s/ acción declarativa” sostuvo que “al respecto, cabe recordar al inveterado el criterio del
Tribunal que sostiene que ‘la primera regla de interpretación de las leyes es dar pleno efecto a la intención del legislador y
la primera fuente para determinar esa voluntad es la letra de la ley.
En definitiva, todo método de interpretación cualquiera sea, tiene por finalidad determinar el sentido y alcance de la normas
cualquiera sea su naturaleza pero esto se debe hacer atendiendo la voluntad del legislador, dichos en otros términos,
investigando cual fue su intención al crear la norma legal respectiva. Poner énfasis en otras cuestiones, ya sean jurídicas
(como lo puede ser el significado gramatical de las palabras) o metajurídicas (como puede ser el aspecto puramente
económicas) apartándose de la voluntad del legislador sería desnaturalizar la interpretación de la norma y recaer en el
arbitrio de quien la interpreta.
Al Derecho Tributario lo entendemos como al conjunto de normas y principios jurídicos que se refieren a los
tributos y sus consecuencias.
1. Derecho Tributario Material o sustantivo: entendiendo éste como el conjunto de normas y principios que rigen las
obligaciones jurídicas tributarias, y cuyo objeto es la prestación del tributo y las demás relaciones cuyo contenido
consiste en prestaciones accesorias; como asimismo la relación contraria a la obligación tributaria que surge del pago
indebido.
2. Derecho Tributario Penal: como el conjunto de normas y principios que definen las violaciones –delitos e
infracciones- de las obligaciones tanto del derecho Sustantivo como del Derecho Administrativo, y establecen las
sanciones correspondientes. Pertenece al Derecho Penal.
3. Derecho Tributario Procesal: como conjunto de normas y principios que gobiernan las controversias que surgen
entre los sujetos activos y pasivos de las relaciones jurídicas tributarias. Pertenece al Derecho Procesal.
4. Derecho Tributario Constitucional: es el conjunto de normas y principios contenidos en la Carta Magna que
delimitan el ejercicio del poder fiscal del Estado, tanto en forma directa como indirectamente –por principios y
garantías de los derechos que la constitución protege -, y distribuyen las facultades entre los distintos niveles de la
5. Derecho Tributario Internacional: es el conjunto de normas y principios que regulan a los tratados y acuerdos
concertados entre Estados soberanos en el orden internacional con miras a evitar las dobles imposiciones y asegurar la
asistencia y colaboración de los fiscos respectivos para combatir la evasión fiscal.
6. Derecho Tributario Interestatal: es el conjunto de normas y principios referidos a los convenios entre distintas
jurisdicciones destinados a coordinar el ejercicio del poder fiscal de cada jurisdicción participante, distribuyendo y
delegando facultades, garantizando y limitando su ejercicio, así como también sancionando su incumplimiento.
7. Derecho Tributario Formal o administrativo: es el conjunto de normas y principios que regulan en primer lugar la
organización de los entes recaudadores del Estado; su competencia, sus funciones, sus facultades, sus procedimientos
y regula también el conjunto de vínculos jurídicos que se establecen entre esos entes y los contribuyentes,
responsables y terceros.
Autonomía
Tesis de Villegas sobre la Autonomía del Derecho Tributario. Las regulaciones jurídicas, cada vez más numerosas, se
han agrupado en ramas especializadas. Pero esta fragmentación no violenta la afirmación inicial. El derecho es uno y no
hay un legislador por cada especialidad; cuando dicta reglas lo hace para todo el sistema jurídico. Sus objetivos están
explicitados en la Constitución nacional, cuyo Preámbulo anuncia los fines perseguidos. Para desarrollar estas pautas el
legislador dicta normas que rigen los atributos, derechos, garantías y obligaciones de las personas.
Luego de hacer varias consideraciones, Villegas concluye sosteniendo que se puede hablar de una autonomía didáctica y
funcional del derecho tributario, pues constituye un conjunto de normas jurídicas dotadas de homogeneidad que funciona
concatenado a un grupo orgánico y singularizado que a su vez está unido a todo el sistema jurídico. Su singularismo
normativo le permite tener sus propios conceptos e instituciones o utilizar los de otras ramas del derecho, asignándoles un
significado diferente
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dicho que con arreglo a la doctrina de los precedentes registrados en Fallos:
251:350, 379; 254; 219, la impugnación de las normas impositivas locales, con base constitucional y en razón de no
ajustarse sus preceptos a las prescripciones del Código Civil no justifica la modificación del pronunciamiento, porque la
legislación fiscal es autónoma para la determinación del objeto imponible, y las modalidades y formas de cálculo y
aplicación de los tributos, en tanto respeten las figuras de la legislación civil en el ámbito del derecho privado.
En la causa Refinarías de Maíz S.A. el Alto Tribunal ha resuelto que el legislador puede crear a los efectos impositivos, un
régimen distinto del que se aplica en el derecho común a las relaciones entre el ente social y los socios. Tales leyes son
nacionales y tienen la misma jerarquía que los códigos de fondo. Las cuestiones que puedan suscitarse entre las normas
jurídicas de derecho privado y las de derecho público fiscal, ha dicho la Corte Suprema mientras entre estos dos ámbitos no
exista superposición ni colisión, no autorizan a alegar violación de los arts. 31 y 67 de la Constitución Nacional.
En Petroquímica Argentina S.A., estableció la CSJN que si bien el derecho privado ha perdido la preeminencia que antes
tenía sobre el derecho tributario, por los conceptos, principios, institutos y métodos con que éste cuenta, no por eso, esta
disciplina está al margen de la unidad general del derecho, ni es incompatible con los principios del derecho privado y en
especial del derecho civil, generalmente con vigencia en todo el orden jurídico.
Alcance.
No puede llevarse hasta el extremo de que el derecho privado sea deliberadamente ignorado en las relaciones entre el
contribuyente con el fisco, ni ello resultaría congruente con el alcance que debe otorgarse a la autonomía de las disciplinas
jurídicas, esto es, con la relatividad inherente a la unidad del derecho. En el estado actual de la cuestión y teniendo en
cuenta los aspectos de aplicación práctica de las normas, se considera que se encuentra debidamente justificada la
autonomía científica y didáctica del derecho tributario, dentro de la Teoría General del Derecho
ESPECIFICAS
Ó PROVINCIAS
EXPLICITAS Art 75 inc 2 CN
MUNICIPALIDADES
Art 123 CN
ESTABLECIMIENTOS DE UTILIDAD
NACIONAL
Art 75 inc 30 CN
En cambio en materia de transporte interjurisdiccional, la jurisprudencia no ha sido pacífica y uniforme, hasta que
el 31-5-84 in re “Transportes Vidal S.A. c/ Pcia. de Mendoza” se adopta el criterio sustentado para el comercio
interjurisdiccional en general. Con posterioridad se circunscribe el alcance al transporte de cosas -in re “Aerolíneas
Argentinas c/Pcia. de Buenos Aires”-, aunque finalmente su gravabilidad se proyecta al transporte en general.
Finalmente, por Ley; al decirse en el artículo 9° inciso b) de la Ley 23548 de coparticipación federal que el
transporte interjurisdiccional será gravable en la forma prevista por el Convenio Multilateral, equivale a decir que puede ser
gravado por las provincias, y con el impuesto sobre los ingresos brutos.
Si las normas constitucionales en análisis reglan las relaciones o la distribución de poderes entre los dos niveles de
gobierno; si se reconoce atribución a las provincias siempre que ésta no afecta a la Nación; si la Nación ha dicho que el
ejercicio del poder provincial del que se trata no la afecta; y si esto ha sido dicho, además, en el texto de una ley convenio
entre ambos niveles, prácticamente nada pueden agregar los jueces.
La ley 24409 sancionada el 06 diciembre 1991 y promulgada el 02 de enero de 1992 facultó al poder ejecutivo a
transferir a partir de enero de 1992 , a las provincias y a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, los servicios
educativos administrados en forma directa por el Ministerio de Cultura y Educación y por el Consejo Nacional de
Educación Técnica, así como también las facultades y funciones sobre los establecimientos privados reconocidos.
La citada facultad fue ejercida por la Nación, prueba de ello es que en la actualidad los citados servicios
educativos se hallan a cargo de las Provincias y en su caso de la Municipalidad de la CABA.
El 5to. Párrafo del inc. 2 del art. 75 de la CN establece “No habrá transferencia de competencias, servicios o
función es sin la respectiva reasignación de recursos, aprobada por la ley del Congreso cuando correspondiere y por la
provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su caso”. Al analizar las competencias que posee la Nación se entiende
que los gastos necesarios para dicha función son soportados por dicho nivel de gobierno entre los cuales contamos que el
art 75° prevé el de:
Inc. 7 arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación.
Inc. 16 Proveer a la seguridad de las fronteras (fuerzas de seguridad; terrestre, acuática y aérea)
Inc 20 Establecer tribunales inferiores de la CSJN (tribunales federales)
A su vez el art 99° de la CN entre otros establece:
Inc 7 nombra embajadores, ministros plenipotenciarios y encargados de negocios, cónsules. En suma ejerce la
representación exterior de la Nación.
Incs 12, 13 y 14 es responsable de la seguridad exterior.
LEGALIDAD
Por este principio no puede haber tributo sin ley previa que lo establezca. Está contenido en los arts. 17 y 19 de la
C.N., este último en cuanto establece que nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de hacer lo que la
ley no prohíba.
Asimismo, este principio es aplicado respecto de los gobiernos de provincias, en cuanto a sus legislaturas, y
autoridades municipales, ya que deben conformarse a los principios de la C.N., expresa o tácitamente en ella contenidos
(conf. Arts. 5, 31, 33, 123 y 129 de la C.N.)
En virtud de este principio, las leyes son interpretadas conforme a su letra y espíritu, vedando la posibilidad de
crear impuestos y exenciones por analogía. Además, las obligaciones tributarias nacidas de la ley no pueden ser derogadas
por acuerdo de particulares, ni entre éstos y el Estado.
El art. 52 de la C.N. atribuye a la Cámara de Diputados “exclusivamente la iniciativa de las leyes sobre
contribuciones”.
Destaca Villegas que por el principio de legalidad o reserva en materia tributaria, la ley no debe limitarse a
proporcionar “directivas generales” de tributación, sino que ella ha de contener, al menos, los elementos básicos y
estructurantes del tributo (hecho imponible, sujetos pasivos y elementos necesarios para la fijación del quantum, así como
las exenciones). Rige el principio de legalidad para los impuestos, tasas y contribuciones especiales.
En los impuestos objetivos no se determina expresamente al contribuyente, lo cual no obsta a la constitucionalidad
de aquéllos, por inferírselo de la descripción objetiva. Empero, para que resulte obligado cualquier tercero ajeno al hecho
imponible es menester una disposición expresa de la ley.
Asimismo, se aplica el principio de legalidad para establecer las atribuciones del ente (nacional, provincial o
municipal) que ha creado el gravamen, no pudiéndose exceder de su competencia.
Ha dicho la Corte Suprema que el cobro de un impuesto sin ley que lo autorice es un despojo que viola el derecho
de propiedad (“Destilerías, Bodegas y Viñedos El Globo Ltda. C. Provincia de San Juan”, del 13/9/39, “Fallos”, 184-542).
Hace muchos años se sostuvo que en una provincia “no pueden hacerse efectivos otros impuestos locales que los
creados por las leyes u ordenanzas del mismo carácter, sin que sea posible al Poder Ejecutivo establecer otros o extender
los existentes a distintos objetos que los expresamente previstos en aquellas leyes”.
Ha sido criterio de ese alto tribunal que la facultad del Congreso de crear impuestos constituye uno de los rasgos
esenciales del régimen republicano (“Fallos”, 155-293, 182-412), y que el Poder Ejecutivo no puede, por vía de
Respecto de la posibilidad de que el Poder Ejecutivo legisle en materia tributaria a través de los Decretos de
Necesidad y Urgencia, la Corte ha sostenido en reiterados fallos que si bien el art. 99 de la CN contempla la posibilidad de
que el PEN dicte decretos por razones de necesidad y urgencia, prohíbe el ejercicio de tal facultad extraordinaria en materia
tributaria. Así señaló, por ejemplo en la causa “Austral Cielos del Sur S.A. c/DGI” del 23/06/11, que los fundamentos de
seguridad y urgencia de un DNU –como era en el caso el decreto 879/92- “no pueden justificar que el Poder Ejecutivo
establezca cargas tributarias en abierta violación al principio de legalidad que rige en la materia, criterio que ha sido
ratificado por lo establecido en el art. 99;, inc. 3°, (conf. Causas Video Club Dreams” –Fallos: 318:1154-; “La Bellaca”, ya
citada y “Kupchik” –Fallos; 321:366-)”. En el fallo mencionado recordó que los principios y preceptos constitucionales son
categóricos en cuanto prohíben a otro poder, que el legislativo, el establecimiento de impuestos, contribuciones y tasas
(Fallos: 155:290; 248:482; 303:245 y 312:912, entre muchos otros). También ha puntualizado que la exclusiva competencia
que la Constitución Nacional asigna al Congreso en la materia tributaria impide que, una vez establecido un gravamen, los
elementos sustanciales definidos por la ley puedan ser alterados a su arbitrio por otro de los poderes de gobierno, pues de
esa manera se desvirtuaría la raíz histórica de la mencionada garantía constitucional de legalidad y se vaciaría, en buena
parte, su contenido útil. En el caso citado, por un decreto se habían modificado los alcances de una exención prevista en la
ley de IVA, aplicable a los períodos en cuestión. Por último, la Corte en numerosos casos se ha pronunciado destacando
que el Poder Ejecutivo tampoco puede mediante la vía de reglamentación, establecer o extender los impuestos a sujetos no
previstos por la ley (Fallos 276:21, entre otros).
CAPACIDAD CONTRIBUTIVA
Si bien este principio no ha sido consagrado expresamente por la C.N. a diferencia, entre otros, del art. 31 de la
Constitución española, del art. 53 de la Constitución italiana y del art. 71 de la Constitución de la Provincia de Córdoba-, se
halla ínsito en los principios sustanciales reconocidos por nuestra Constitución. De ese modo, hemos aceptado su
aplicación, sin que ello implique que los tribunales deban expedirse acerca de la conveniencia o eficacia económica o social
del criterio legislativo.
La capacidad contributiva de cada sujeto pasivo es única, aunque se manifieste de distintas formas.
García Belsunce define la capacidad contributiva como la diferencia entre la renta bruta del contribuyente y la
suma consistente en las erogaciones indispensables para su consumo más un adecuado porcentaje para su ahorro y
capitalización.
La capacidad contributiva no se reduce a una simple apreciación económica del sujeto pasivo, sino que a veces
también se conjugan fines extrafiscales, factores de conveniencia y justicia social para la imposición, en la medida de la
razonabilidad.
Constituye un principio jurisprudencial de la Corte Suprema que “la existencia de una manifestación de riqueza o
capacidad contributiva” es “indispensable requisito de validez de todo gravamen, la cual se verifica aun en los casos en que
no se exige de aquélla que guarde una estricta proporción con la cuantía de la materia imponible” .
En relación al tema que estamos tratando la para la CSJN la existencia de una manifestación de riqueza o
capacidad contributiva es un requisito indispensable de validez de todo gravamen, la cual se verifica aun en los casos en
que no se exige de aquella que guarde una estricta proporción con la cuantía de la materia imponible (“Navarro Viola de
Herrera Vegas, Marta”, 1989, Fallos 312:2467).
También sostuvo en otro caso que si bien todo impuesto tiene que responder a una capacidad contributiva, la
determinación de diversas categorías de contribuyentes puede hacerse por motivos distintos de la sola medida de su
capacidad económica (“López López, Luis y otro c/ Provincia de Santiago del Estero, 1991, Fallos; 314:1293).
GENERALIDAD
Se refiere al carácter extensivo de la tributación, de modo de no excluir de su ámbito a quienes tengan capacidad
contributiva (apreciada razonablemente), por lo cual las leyes no pueden establecer privilegios personales, de clase, linaje o
casta, a fin de salvaguardar la “igualdad” del art. 16 de la C.N.
El límite de generalidad está dado por las exenciones y los beneficios tributarios, que se basan en el art. 75, inc 18
de la C.N., y deben ser conferidos por razones económicas, sociales o políticas, pero nunca por privilegios personales o de
clase.
RAZONABILIDAD.
Al citado principio se alude en el Preámbulo, al invocar la protección de Dios, “fuente de toda razón y justicia”,
señalando dentro de su objeto el de “afianzar la justicia”. Se trata de una garantía implícita que se fundamenta en el art. 33
de la C.N. (“Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de
otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma
republicana de gobierno”).
Ha dicho la Corte Suprema que si bien la declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal es un acto
de suma gravedad institucional, que debe ser considerado como última ratio del orden jurídico, las leyes son pasibles de
cuestionamiento constitucional cuando devienen irrazonables, o sea, cuando los medios que arbitran no se adecuan a los
fines cuya realización procuran, o cuando consagran una manifiesta iniquidad; y el principio de razonabilidad debe cuidar
especialmente que las normas legales mantengan coherencia con las reglas constitucionales durante el lapso de su vigencia
en el tiempo, de suerte que su aplicación concreta no resulte contradictoria con lo establecido en la ley fundamental
(“Antequera, Alberto”, del 6/6/85; en el mismo sentido, “Conti, Juan”, del 29/3/88). Establecida la irrazonabilidad o
iniquidad manifiesta de las decisiones de quienes ejercen el Poder Legislativo, se debe declarar su inconstitucionalidad
(voto del Dr. Fayt en “Martínez, José .” del 6/6/89).
En materia de anticipos, se dijo que la limitación temporal de la función recaudadora de éstos se fundamenta en
que su exigencia reposa en la razonable presunción de continuidad de la actividad que da lugar a los hechos imponibles.
La CSJN señaló que uno de los índices más seguros para verificar la razonabilidad de la inteligencia de una norma
y su coherencia con el resto del sistema del que forma parte, es la consideración de sus consecuencias (Fallos: 323:3412).
La Corte en “Mera, Miguel Ángel c/DGI”, sentencia del 19/03/2014, donde la DGI había impugnado gastos
deducidos del Impuesto a las Ganancias e IVA, por haber abonado en efectivo algunas compras efectuadas a proveedores
por sumas superiores a $1.000, es decir sin ajustarse a lo previsto en el art. 1° de la ley 25.345, sostuvo que “es indudable
que prohibir el cómputo de determinadas erogaciones efectivamente realizadas -y que constituyen gastos deducibles en el
impuesto a las ganancias y créditos fiscales en el IVA- por motivos estrictamente formales importa prescindir de la real
existencia de la capacidad contributiva, la que tiene que verificarse en todo gravamen como requisito indispensable de su
validez (confr. Fallos: 312:2467; 314:1293, considerando 4°, y sus citas); de manera que también, desde esta perspectiva, se
concluye en la falta de razonabilidad de la norma impugnada”.
Por último decimos que la razonabilidad de la imposición se debe establecer en cada caso concreto, según
exigencias de tiempo y lugar y según los fines económico-sociales de cada impuesto.
NO CONFISCATORIEDAD
Para que haya razonabilidad de la ponderación, “debe haber cierta igualdad o equivalencia axiológica, entre el
antecedente y el consecuente.
Sería irrazonable la imputación si en la Argentina al hecho de ser propietario de un bien que vale 100.000 de pesos
se le impusiera un gravamen de 90.000 peros; o si al incumplimiento de esa prestación se le imputara la pena de muerte.
A la razonabilidad de la ponderación alude la teoría de las contribuciones confiscatorias elaborada por nuestra
Corte Suprema, ya que a la postre se debe establecer si a determinado hecho impositivo, como hecho antecedente de una
endonorma, puede imputársele una contribución con monto exorbitante, para lo cual es necesario examinar si media
equilibrio, proporción, igualdad entre el hecho antecedente y la prestación.
Agregamos que en materia tributaria se debería considerar confiscatorio el conjunto de gravámenes que absorba
una parte sustancial de la renta del obligado al pago, excluyendo los impuestos a los consumos específicos, los tributos
aduaneros y los que persiguen expresamente finalidades prohibitivas. Esta salvedad la efectuamos conforme a la doctrina
de “Fallos”, 170-180 y 289-443. El límite matemático queda liberado a la razonable apreciación judicial.
Descartamos, asimismo, que a esos efectos sean computadas las tasas, las contribuciones especiales –en tanto no
puedan en los hechos asimilarse a impuestos-, el importe de las multas y el valor de la mercadería objeto de comiso.
Ha dicho la CSJN que a fin de que la tacha de confiscatoriedad pueda prosperar, es necesaria la demostración de
que el gravamen cuestionado “excede la capacidad económica o financiera del contribuyente (“Fallos”,217-7, consid. 10, y
su cita)” (“Navarro Viola de Herrera Vegas, Marta”, del 19/12/89, “Fallos”, 312-2467)
Respecto de las contribuciones de mejoras, la Corte Suprema ha sostenido que no deben absorber una parte
sustancial de la propiedad, lo cual podría ocurrir cuando superaran el 33% del valor del bien (”Fallos”, 200-352, 201-351,
en que insumían el 20% y el 70% de la propiedad beneficiada, respectivamente).
IGUALDAD
El art. 16 de la C.N. dispone que todos los habitantes son iguales ante la ley, y que la igualdad es la base del
impuesto y de las cargas públicas. Este principio no alude a la igualdad numérica –consistente en que cada habitante pague
el mismo importe, como en la “capitación”-, lo cual traería las mayores injusticias, sino a la igualdad de capacidad
contributiva (comprendiendo ésta a la valoración política de una realidad económica, en la medida en que sea razonable).
La CSJN en 1875 sostuvo que la igualdad consiste en que “no se establezcan excepciones o privilegios que
excluyan a unos de lo que se concede a otros en iguales circunstancias, de donde se sigue forzosamente, que la verdadera
igualdad consiste en aplicar en los casos ocurrentes la ley según las diferencias constitutivas de ellos, y que cualquiera otra
inteligencia o acepción de este derecho es contraria a su propia naturaleza e interés social” (“Fallos, 16-118; en el mismo
sentido, “Fallos”; 101-401, 123-106, 134-425).
En 1928, en el caso “Díaz Vélez, Eugenio, c. Provincia de Buenos Aires” (“Fallos”, 151-359), la Corte Suprema
sostuvo, al declarar la constitucionalidad del impuesto progresivo, que la igualdad constitucional significa “el derecho de
todos a que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de lo que se concede a otros en iguales
circunstancias. De modo que la igualdad ante la ley, de los habitantes, no puede oponerse como reparo a la implantación
del impuesto de autos, por cuanto su diferencia en la tasa no está basada en distingo de personas, ni en sus prerrogativas
especiales o en persecuciones odiosas, sino en diversidad de circunstancias razonables y lógicas con miras a la valuación de
la propiedad urbana y rural. En citado art. 16 no priva al legislador de la facultad de crear, en las leyes impositivas locales,
categorías especiales de contribuyentes afectados con impuestos distintos, siempre que dichas categorías no sean arbitrarias
o formadas para hostilizar a determinadas personas o clases” (la bastardilla es nuestra).
La C.S. entendió como razonables, entre otras, las siguientes distinciones y categorías: entre sociedades con capital
y dirección radicados y no radicados en el país para la aplicación de impuestos, ya que la residencia, la radicación y sus
EQUIDAD.
Este principio deriva del art. 4 de la C.N., el cual preceptúa que las contribuciones que imponga el Congreso
general deberán recaer en forma “equitativa” sobre la población.
LA Corte Suprema ha sostenido que escapa a la competencia de los jueces pronunciarse sobre la conveniencia o
equidad de los impuestos o contribuciones creados por el Congreso Nacional o las legislaturas provinciales (“Fallos”, 242-
73, 249-99, 286-301) (“López López, Luis, y otro c. Provincia de Santiago del Estero”, del 15/10/91.
La aparente contradicción queda resuelta interpretando que el Poder Judicial, según la C.S., no puede controlar
cuestiones de política fiscal como la necesidad del recurso y la magnitud del tributo, salvo que sean vulneradas otras
garantías constitucionales (v.gr., no confiscatoriedad, razonabilidad, etc, a las cuales el principio de equidad del art. 4 de la
C.N. se halla vinculado).
Conforme a Luqui, el principio de equidad significa asegurar sustancialmente el derecho de propiedad y el de
trabajar libremente, de modo que si la ley tributaria imposibilitara el ejercicio de esos derechos, destruiría una de las bases
esenciales sobre las cuales se apoya todo el sistema (la libertad individual).
PROPORCIONALIDAD
Requiere que el monto de los gravámenes esté “en proporción” a las manifestaciones de capacidad contributiva de
los obligados a su pago. No prohíbe la progresividad de los impuestos
El art. 4 de la C.N. dispone que el Tesoro nacional está conformado, entre otros recursos, por “las demás
contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el Congreso general.
Se debe entender en armonía con el art. 16 de la C.N., que los tributos deben ser proporcionados a la riqueza de la
población.
Además, el art. 75, inc 2, de la C.N. dispone que las contribuciones directas que imponga el Congreso Nacional
tienen que ser “proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación”. La CSJN sostiene que la proporcionalidad
que establece la CN no quiere decir proporcionalidad con respecto a la alícuota del impuesto, sino a la capacidad de tributar
de los habitantes.
6- Alcances del poder tributario municipal. Referencias a las constituciones de las provincias del
NEA.
Las normas aplicables para dar una respuesta acerca del alcance o hasta donde llegan el poder tributario de los
municipios son los arts. 5° y 123° de nuestra Constitución Nacional en donde a través del mencionado art. 5° se establece
que cada provincia debe asegurar su régimen municipal. A su turno el art. 123 dispone que “Cada provincia dicta su propia
constitución, conforme a lo dispuesto en el art. 5° asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y contenido
en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero”
Del juego armónico de las normas transcriptas se tiene que la autonomía de la que gozan no es absoluta sino
reglada y a su vez acotada a lo que disponga la provincia. A ello hay que agregar que se debe contemplar lo que establece
la Ley de Coparticipación –Ley 23548 B.O. 22/01/1988- en donde en el art. 9° la provincia se obliga a no aplicar por sí y a
que los organismos administrativos y municipales de su jurisdicción, sean o no autárquicos, no apliquen gravámenes
análogos a los nacionales distribuidos por esta ley. Aclarándose que esta obligación no alcanza a las tasas retributivas de
servicios efectivamente prestados.
La limitación temporal hace alusión de que el estudio del sistema tributario se circunscribe a una época
determinada. La evolución social y económica en general conlleva a la casi permanente adecuación de las normas
tributarias vigentes así y a título de ejemplo solamente podemos decir que en los últimos cuatro años anteriores a la
vigencia de la convertibilidad $ 1 = u$s 1 estuvieron vigentes leyes de competitividad sectorial a la vez que actualmente
existen retenciones a las exportaciones agrícolas que no estuvieron antes vigentes.
Los tributos se distinguen por su multiplicidad, variabilidad e inestabilidad, de allí que su estudio siempre se halla
referido a un lapso de tiempo claramente delimitado.
No obstante las limitaciones comentadas su estudio es particularmente importante porque a través de su análisis es
posible entrever cómo se combinan los tributos entre sí; cuáles son las tendencias, cuáles son los problemas de política
económica, de política financiera y de administración fiscal y finalmente la forma en que se tiende a solucionar los
problemas.
Clasificación de los sistemas tributarios
Sistema ó Régimen Tributario? El profesor Tarantino sostiene que sólo puede llamarse “sistema” a un conjunto
racional y armónico de partes que conforman un todo reunidas científicamente por unidad de fin. Y, que cuando las normas
se imponen en forma inorgánica, sin orden y sin investigación de causas con el solo propósito de lograr más fondos, se está
en presencia de un “régimen” tributario. Por lo dicho decimos que el concepto de sistema tributario aparece más como una
meta u objetivo más que como explicación de lo existente.
Schmolders distingue dos tipos de sistema tributario:
Racional e
Histórico
Es racional cuando el legislador crea deliberadamente la armonía entre los objetivos que se persigue y los medios
empleados.
En tanto que es histórico cuando tal armonía se produce sola, por espontaneidad de la evolución histórica.
Como la tendencia hacia el perfeccionamiento de los tributos es un fenómeno constante se llega a concluir que los
dos sistemas, el histórico y el racional, actúan en todas las estructuras fiscales por lo que no existe un sistema totalmente
histórico o totalmente racional; antes mas bien es adecuado decir que determinado sistema tiene un fuerte predominio de
racionalidad o no. Si nos encontramos con un conjunto de tributos que han ido surgiendo de las necesidades financieras
estatales en donde se carece de armonía en los tributos entre sí, ni con los objetivos fiscales o extrafiscales estaríamos en
presencia de un régimen tributario.