Sei sulla pagina 1di 3

UNIVERSIDAD DE PAMPLONA

FACULTAD DE ARTES Y HUMANIDADES


DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
HISTORIA III
JESÚS MARÍA ORTEGA
JUAN LUIS TRUJILLO MARQUEZ
Contraposición a la exclusión del miedo, cómo parte fundamental en la búsqueda de la
felicidad
Durante la época de las escuelas helenísticas existieron diferentes problemáticas para alcanzar la
serenidad del alma, serenidad que traería consigo el sosiego humano y la libertad del sujeto ante su
vida terrenal. Para ello las escuelas propusieron diversas respuestas y formas de vivir guiadas por
la filosofía, los epicúreos ofrecieron apartar toda señal de dolor, miedo, infortunio y envidia en la
comunidad, los estoicos buscaron la aceptación de los obstáculos del presente, sin darle
importancia al pasado y al futuro, procurando evitar el miedo a los sucesos naturales del hombre,
como la muerte, la pobreza, la soledad, etcétera. Pero estas dos maneras de vivir promueven un
desdén hacia el miedo y se cataloga como algo que debe ser evitado ante la búsqueda de la felicidad
del hombre, ya que no se halla en él un apoyo para encontrar el sentido último de la vida, ¿Pero
por qué excluir el miedo en esta búsqueda?

Pareciese ser que el miedo limita la racionalidad del sujeto impidiendo que discierna ante las
situaciones que se generan en su realidad. Partiendo de ese supuesto de algún modo, el miedo debe
ser apartado del alma, para poder poner en práctica una vida llena de júbilo. Desde un punto de
vista a priori, pienso que el miedo es parte fundamental en el desarrollo de la existencia humana
para así alcanzar la tan anhelada felicidad, y estando de acuerdo con Lovecraft donde afirma que
“que el miedo es la emoción más primitiva y más fuerte de la humanidad” se puede deducir que
esta emoción es intrínseca del hombre aunque las sensaciones percibidas sean de poca duración,
pero de gran impacto dentro del individuo.

Si retrocedemos al tiempo de los antiguos, podemos observar que Aristóteles planteaba el miedo y
distintas emociones como movimiento, y el movimiento pertenece a la psyche (An. 408 b 1-5),
siendo así las acciones del hombre como entristecerse, atemorizarse, alegrarse, se encuentran
arraigadas al personaje desde su naturaleza y no se pueden evitar. Si retrocedemos aún más en el
tiempo podemos utilizar las investigaciones sobre la naturaleza de los presocráticos, cometiendo
una interpretación un tanto ambigua, hablaremos de los contrarios de Anaximandro, cuando estos
chocan y cometen la rarefacción de la cual se da origen a las cosas, en este caso los contrarios son
el placer y el miedo, dando paso a la felicidad. Todo acto es consecuencia de uno anterior, cuando
empieza el frio es porque anteriormente hizo calor, cuando hay odio es porque antes hubo amor,
por tanto si hay miedo después habrá felicidad. Por esta razón el miedo con las confusiones dentro
de la razón del ser, es necesario y puede haber hedonismo dentro de él.

También podemos observar en el hombre, que la desesperación lo ha llevado a construir un sinfín


de cosas para cubrirse de su misma desesperanza y siguiendo el materialismo moderado de Epicuro,
estas invenciones hacen feliz a la persona, y siguiendo la aceptación estoica, el miedo debe estar
incluido dentro del destino escrito por Dios.

El miedo como un guía de la felicidad

¿Por qué no hablar del miedo como guía de la felicidad? Dentro de aquello que siempre ha causado
temor podría haber una pisca de goce capaz de llevarnos a ese sosiego buscado por todos los
hombre, convirtiendo ese camino estrecho que se dirige al sueño sublime del individuo en un
extenso campo de poca incertidumbre, de algún modo se hace posible esto, Aristóteles en su Ética
a Nicómaco, nos da la oportunidad de pensar de tal manera el miedo «Deseo, ira, miedo, confianza,
envidia, alegría, amistad, odio, añoranza, piedad y, en general, a todo aquello de lo que se sigue
placer o dolor» (EN. 1105 b 21-3). Cada una de las acciones según la forma de practicar puede
otorgar regodeo o ramalazo, y mientras el hombre este apegado a la vida no podrá destruir el miedo.

El miedo, como sensación, es una parada súbita de todos los procesos de motivación y de
racionalización. Cuando sentimos el impacto del miedo es como si algo cayese, nos quedamos sin
fuelle, sin motivación para hacer cosas. Ese es un fenómeno que el miedo produce y también, si lo
observamos, es una interrupción repentina. Cuando suceden cosas, la tendencia es crear o una
depresión traumática o una euforia. Hay personas que ante situaciones comunes reaccionan con
euforia, y hay otras que se abandonan totalmente; son procesos relacionados con la motivación del
individuo, y en cualquier situación de riesgo o de peligro, tanto la euforia como la depresión
traumática pertenecen al ser.

Para poder pensar el miedo como un placer se puede utilizar las mismas técnicas de Epicuro para
la apacibilidad del alma, cultivar cada dificultad producida por el miedo, reflexionar ante el miedo
a los dioses, controlar la repulsión sobre la muerte y procurar guiar la razón en los momentos de
poca lucidez mediante la paciencia.

El miedo es fundamental en nuestra vida ya que nos evita de cierta forma correr un peligro, que de
algún modo persuadirá al sujeto de aquello que le provoca malestar, y de igual forma ese miedo
lidiara con la muerte buscando razones para aceptar lo que le sucederá, ejemplo de ello, lo
encontramos en la apología, si imaginamos un Sócrates atemorizado por su defunción, podemos
observar cómo busca el lado ameno de ello, “sería un placer infinitamente más grande pasar allí
los días, interrogando y examinando a todos estos personajes, para distinguir los que son
verdaderamente sabios de los que creen serlo y no lo son” (Apología, Platón), el pánico por no
saber qué hay más allá de nuestra realidad nos lleva a crear diversas formas de aceptación, dando
paso al pensamiento de Séneca, aunque llevar el miedo al extremo es malo, porque de alguna
manera no nos va a permitir llevar una vida normal. Pero en definitiva para superar nuestros miedos
debemos es centrarnos en nuestra motivación trascendente, el pavor debe ser el término medio que
nos empuje para seguir adelante a pesar de los riesgos que se tomen.

A modo de conclusión, y un tanto apresurada, esa emoción perteneciente al alma no puede ser
apartada de la vida de un hombre. El miedo sin duda juega un papel importante ante la motivación
de vivir, es difícil de explicar de maneras muy acertadas cuando hablamos del individuo y sus
accidentes, pero esta condición le permite especular en tanto su existencia y felicidad, nada de lo
que pertenece al hombre debe ser evitado, de alguna forma existen muchas representaciones de la
felicidad, ¿y si en aquello que excluimos de la vida se encuentra nuestra felicidad?

Potrebbero piacerti anche