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INTRODUCCI

ON
El presente libro de investigación trata sobre el tema de la violencia, donde
les informaremos todo de la violencia, tipos de violencia, causas de cada tipo
de violencia, las consecuencias de cada tipo de violencia, si eres víctima de
algún tipo de violencia, donde debes de recurrir para hacer valer tus
derechos.

Lamentablemente el Perú, es uno de los países que practican mayormente


los diferentes tipos de violencia, tales como:
TIPOS DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
.La violencia contra la mujer
.La violencia familiar
.La violencia intrafamiliar
.La violencia institucional
.La violencia laboral
.La violencia simbólica
LAS CLASES DE VIOLENCIA SEGÚN LA FORMA DE AGRESIÓN
.La violencia física
.La violencia psicológica
. La violencia emocional
.La violencia verbal
.La violencia sexual
. La violencia espiritual o religiosa
.La violencia cultural
.La violencia económica
CLASE DE VIOLENCIA SEGÚN QUIEN LA HACE
.La violencia interpersonal
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.La violencia autoinflingida
.La violencia colectiva
Y otros
.La violencia mediática
.La violencia escolar
.La violencia de género
.La violencia domestica
.La violencia juvenil

La violencia, es toda aquella fuerza física o verbal, medios que deberían estar
excluidos en nuestra sociedad civilizada y en nuestro país. Lamentablemente
las personas sin corazón, siguen practicando entre nosotros como si fuese el
único medio, el medio que pocos hacen oír su voz, mientras que la mayoría,
perjudicada, a seguir aguantando esos maltratos, esas violaciones, esa
discriminación.

No cabe ni la menor duda que la violencia en la familia, es la clave de todas


las demás violencias. Se ve a diario como madres, padres, tíos, tías e incluso
entre toda la familia, se observa como dañan, a los demás miembros de la
familia tanto físico, emocional y psicológico, dando un clave ejemplo a sus
hijos, sobrinos, primos y hermanos, futuras personas violentas.

Si no tomamos conciencia cada uno de nosotros de la violencia que


generamos en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la calle o en cualquier
otro sitio que estemos, nunca podremos contribuir a una mejor convivencia,
donde haiga la democracia, la armonía, ese bello momento de paz y de alegría
donde compartiremos miles de sentimientos y tristezas, que celebren con
cada uno de nosotros nuestra victoria y que lloren la misma derrota.
Considero que a diario se den charlas por partes de algunas instituciones,
como por ejemplo el BIENESTAR FAMILIAR para fortalecer el amor que se ha
perdido ente familia y para la comprensión en nuestros hogares, como
también CURSOS QUE ORIENTEN A LAS PERSONAS VIOLENTAS, para
hacerles ver que lo que hacen daña a la persona causando un trauma, como
una mancha sin desaparecer, dañando a lo más profundo de cada ser su
corazón.
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Nadie está libre de generar cualquier tipo de violencia, solamente debemos


de controlarnos, primero debemos pensar más de mil veces antes de actuar,
y no actuar y luego pensar, porque podemos arrepentirnos luego, y no saber
cómo retroceder el tiempo para no hacerlo.

Últimamente hemos presenciado actos crueles de violencia en nuestro


entorno, tales como el femenicidio, el maltrato hacia las mujeres, la
discriminación. Además las víctimas no solo son los jóvenes, o las madres,
también son los menores de edad y hasta las personas de la tercera edad.

Otro caso muy lamentable es que los adolescentes de nuestro país están
actuando de una forma vandálica, esto se debe a la formación, a la falta de
amor que tiene que tener en el hogar, a la falta de conocimientos que le
permita razonar, identificar lo bueno y lo malo; ejemplo:

En decidir si ponerse una capucha o no, pensando cometer un acto


inhumano, pensando siempre en el daño que haría a su víctima. Está claro y
da lástima, que ya ni en nuestro país hogar podemos estar confiados y
protegidos de cualquier delincuente.
La violencia interpersonal es común en distintas partes del mundo. Tanto el
maltrato d niños y ancianos como la violencia de pareja son problemas muy
frecuentes a nivel internacional, pero, en comparación con otras regiones, la
tasa de violencia juvenil es muy elevada en África y en toda América Latina.

La violencia doméstica es un ejemplo de conductas que involucra abuso


físico o la amenaza de abuso físico. También puede incluir abuso psicológico,
ataque sexual, aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o
represión económica. Esta violencia doméstica, lamentablemente se produce
en todos los países, en todas las culturas y en todos los niveles sociales sin
excepción, pero aunque algunas poblaciones; como por ejemplo, los grupos
de bajos ingresos, corren mayor riesgos que las demás.

Las víctimas de la violencia intrafamiliar es cualquier persona, miembro de la


persona agredida o que haya convivido de alguna manera con él. Ya se un
conviviente actual o ex pareja, entre padres de un hijo o hacia un pariente de
la tercera edad de tu misma sangre. Además es importante resaltar que
dentro de la violencia intrafamiliar está considerado el maltrato infantil, la
violencia hacia el adulto mayor, hacia el minusválido y entre cónyuges.
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En la violencia intrafamiliar el abusado, el más común es por parte del varón


hacia las mujeres; sin embargo, existe también muy pocos casos de violencia
de mujeres hacia los hombres.

La violencia sexual un sentimiento desesperado con el que viven muchos


niños y adolescentes.
La violencia sexual de niños y adolescentes es complicada y sumamente
preocupante y seria hablarlo es de algo prohibido, algo que no se ha hablado
públicamente, lo consideramos como un secreto tanto como el abusador y
como la victima que no quiere ser descubierto, que está completamente
desorientado y siente un inmenso miedo.

Los numerosos niños y adolescentes víctimas del abuso sexual, tienen que
vivir con esa herida que nunca sanara ¿Por qué? Porque a no a ser que
intervenga una tercera persona, el niño o la adolescente seguirán atado en
una situación pervertida, debido a la vergüenza, al temor, la confusión y la
amenaza del abusador.
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LA
VIOLENCIA
La violencia es una acción ejercida por una o varias personas en donde se somete
que de manera intencional al maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra
acción que atente contra la integridad tanto físico como psicológica y moral de
cualquier persona o grupo de personas".
"La violencia es la presión síquica o abuso de la fuerza ejercida contra una persona
con el propósito de obtener fines contra la voluntad de la víctima".
La violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo,
otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy
probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos,
problemas de desarrollo o la muerte.

Violencia es la cualidad de violento. Se trata de la acción de utilizar la fuerza y la


intimidación para alcanzar un propósito. También es la acción y el resultado de
violentarse.

En Derecho también significa 'coacción'. Esta palabra procede del latín violentĭa. La
violencia está relacionada con la agresividad, que es un componente biológico
presente especialmente en los animales superiores y que se utiliza por motivos de
supervivencia para conseguir alimento, defender un territorio y conseguir
reproducirse.

El ser humano en ocasiones utiliza ese impulso de agresividad con consciencia e


intención de provocar daño, es entonces cuando se define como violencia y puede
considerarse una agresividad.

Cuando nos preguntamos qué entendemos por violencia la asociamos


generalmente a la producida por la agresión física. Sin embargo, en nuestro país la
violencia tiene diferentes manifestaciones, las cuales podríamos clasificar las
expresiones de violencia en:
1.1 Violencia Doméstica. La violencia psicológica y física con el cónyuge, el
maltrato infantil y el abuso de los niños.
1.2 Violencia Cotidiana. Es la que venimos sufriendo diariamente y se
caracteriza básicamente por el no respeto de las reglas, no respeto de una cola,
maltrato en el transporte público, la larga espera para ser atendido en los
hospitales, cuando nos mostramos indiferentes al sufrimiento humano,
los problemas de seguridad ciudadana y accidentes. Todos aportamos y vamos
siendo parte de una lucha cuyo escenario se convierte en una selva urbana.
1.3 Violencia Política. Es aquella que surge de los grupos organizados ya sea
que estén en el poder o no. El estilo tradicional del ejercicio político, la indiferencia
del ciudadano común ante los acontecimientos del país, la no participación en las
decisiones, así como la existencia de las llamadas coimascomo: manejo de
algunas instituciones y las prácticas de Nepotismo institucional. También la
violencia producida por la respuesta de los grupos alzados en armas.
1.4 Violencia Socio-económica. Que es reflejada en situaciones
de pobreza y marginalidad de grandes grupos de la población: desempleo,
subempleo, informalidad; todo esto básicamente reflejado en la falta o desigualdad
de oportunidad de acceso a la educación y la salud.
1.5 Violencia Cultural. La existencia de un Perú oficial y un Perú profundo
(comunidades nativas y campesinas), son distorsiones de los
valores de identidad nacional y facilitan estilos de vida poco saludables.
1.6 Violencia Delincuencial. Robo, estafa, narcotráfico, es decir, conductas que
asumen medios ilegítimos para alcanzar bienes materiales. Toda forma
de conducta individual u organizada que rompe las reglas sociales establecidas
para vivir en grupo. Establecido no ayuda a resolver los problemas. Todos sueñan
con el modelo que les vende la sociedad, el éxito fácil. Pero ser un profesional
idóneo o un técnico calificado requiere de esfuerzo y preparación. Requiere
desarrollar recursos internos y metas. Los jóvenes de nuestro país tienen
oportunidades de orientación y canalización de sus frustraciones y en esto
dependen de sus familias, la escuela y las instituciones; la responsabilidad es de
todos. Es decir, las expresiones de violencia sin futuro y sin horizontes pueden
cambiar.

2 .TIPO DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


¿Qué es la violencia contra las mujeres?
La violencia contra las mujeres es un acto sexista que produce cualquier tipo de
daño físico, psicológico o emocional y se traduce en el maltrato verbal o físico en
cualquier contexto. Hoy, recogemos todos los tipos de violencia contra las mujeres,
porque no hay ninguno que sea menor: todos son consecuencia de la
discriminación que las mujeres sufren a través de las leyes o la práctica, y persisten
por razones de género; todos desde el menosprecio o la discriminación hasta la
agresión física, sexual o el asesinato son manifestaciones de la necesidad de un
cambio y un problema gravísimo que se debe solucionar para obtener una igualdad
real entre las personas.

¿Qué tipos de violencia contra las mujeres existen?


Asimismo, es imprescindible conocer y reconocer qué tipos de violencia existen en
nuestras sociedades para poder combatirlos. Teniendo en cuenta que no existe un
maltrato peor que otro, pues todos surgen de la discriminación y terminan en la
violencia física, la opresión y hasta la muerte.
Entre las formas de violencia más común están:

2.1. LA VIOLENCIA ECONÓMICA


Corresponde a cualquier acción o acciones (sean estas directas o mediante la ley)
que buscan una pérdida de recursos económicos/patrimoniales mediante la
limitación (por ejemplo, las mujeres no pueden tener propiedades o hacer uso de
su dinero o de sus derechos patrimoniales). Este tipo de violencia contra la
mujeres es una de las más comunes, incluso en países con alto índice de
desarrollo humano (IDH), e incluye todo tipo de acto que genere limitaciones
económicas con la intención de controlar el dinero o privar de medios económicos
para vivir de forma autónoma.

La violencia económica es una forma de control y de manipulación que se puede


producir en la relación de pareja y que se muestra a través de la falta de libertad
que el agresor ofrece a la víctima en la realización de gastos necesarios para cubrir
sus necesidades. La víctima debe dar justificación constante de aquello que ha
hecho, de dónde ha gastado el dinero y también, no dispone del presupuesto con la
libertad que merece.
Hasta el punto de que incluso en el caso de aquellas
mujeres que trabajan pero sufren violencia económica, deben entregar su sueldo
cada mes a su pareja y él es quien gestiona el dinero. Desde este punto de vista,
la economía se convierte en una forma de violencia por el sufrimiento que produce
depender constantemente de alguien que convierte el dinero en una forma de
limosna. El agresor entrega a la víctima una cantidad contada para hacer tareas
cotidianas como la cesta de la compra. Y le reclama si se ha retrasado mucho
tiempo en hacer este tipo de gestiones.

a) Control y manipulación
La violencia económica es una forma de machismo que limita a la víctima al plano
de la supervivencia (también emocional). Un modo de instrumentalizar el dinero en
el que el agresor busca su propio beneficio a costa del propio bienestar de la
víctima.

También existen otros síntomas posibles de violencia económica, por ejemplo, el


hombre que la ejerce no valora el trabajo que su pareja realiza como ama de casa
en el caso de que sea ella quien asuma completamente estas responsabilidades,
infravalora su papel y no le permite proyectarse a nivel profesional.

Por otro lado, cuando ambos trabajan, también es posible que se produzca algún
tipo de violencia económica si él gana un sueldo mayor y por ello, muestra algún
tipo de superioridad hacia la víctima.

b) Daño a la autoestima
La violencia económica afecta a la autoestima de la víctima ya que como
consecuencia de esta falta de acceso a los recursos económicos no dispone de
libertad para llevar a cabo muchos de los planes que le gustaría realizar.

Conviene puntualizar que aunque es más frecuente que esta forma de control sea
ejercida por parte de los hombres, también puede ser llevada a cabo por una mujer.
También es posible amenazar a la víctima con echarle de casa sin ningún tipo de
soporte económico.
2.2 .VIOLENCIA LABORAL
Presente en decenas y decenas de países donde se dificulta el acceso de las
mujeres a puestos de responsabilidad laboral, o se complica su desarrollo en la
empresa o estabilidad por el hecho de ser mujer. Este tipo de discriminación
constituye uno de los más comunes también, y algunos ejemplos son el no
cumplimiento de igual salario para hombres y mujeres en puestos idénticos o los
despidos o no contratación a causa de posibles embarazos. Una realidad contra la
que tenemos que luchar tanto hombres como mujeres.

Las mujeres trabajadoras, por otra parte, también pueden estar sujetas a casos de
acoso o a conductas violentas por parte de sus superiores, colegas, clientes o
autoridades locales. En efecto, los datos disponibles sugieren que la violencia en el
mundo del trabajo afecta desproporcionadamente a las mujeres. Algunos de los
factores que más las exponen son las relaciones de poder desiguales, los salarios
bajos o inestables, la inseguridad laboral y los sectores u ocupaciones en las que
están concentradas las mujeres.

La violencia laboral puede llevar a las trabajadoras a abandonar su trabajo o, peor


aún, a renunciar a trabajar. Esto, a su vez, se traduce en una discontinuidad del
empleo y de los ingresos presentes y futuros de las mujeres afectadas (pensiones,
por ejemplo). Así, los agresores contribuyen a aumentar la brecha salarial de
género, que actualmente es de 23% (es decir, el salario promedio de una mujer

equivale al 77% del salario de un hombre).

Las mujeres tienen el derecho fundamental de trabajar sin miedo. Este es un


problema universal y afecta a todas las mujeres, sin importar su educación ni
donde trabajan.. Porque es una violación de derechos humanos, es una amenaza a
la dignidad, a su seguridad salarial y a su salud y bienestar”.

2.3. VIOLENCIA INSTITUCIONAL


Es aquella mediante la que funcionarios o autoridades dificultan, retrasan o impiden
el acceso a la vida pública, la adhesión a ciertas políticas e incluso la posibilidad de
que las personas ejerzan sus derechos.

la violencia institucional supone la acción u omisión de organismos del Estado en


cuanto a proteger y garantizar a los ciudadanos, el ejercicio pleno de sus derechos
humanos. De conformidad con nociones aceptadas internacionalmente, este tipo
de violencia supone la existencia de tres componentes

1.- Prácticas tales como el asesinato, aislamiento, tortura, etc.;


2- Perpetradas por funcionarios públicos (que actúen o “se hagan los locos”); y

3.-Contextos donde persisten restricciones a la autonomía y la libertad de los


ciudadanos.

Desde sus componentes, podemos definir la violencia institucional como “prácticas


estructurales de violación de derechos por parte de funcionarios pertenecientes a
fuerzas de seguridad, fuerzas armadas, servicios penitenciarios y efectores de
salud en contextos de restricción de autonomía y/o libertad (detención, encierro,
custodia, guarda, internación, etc.)”.

Estas prácticas sistemáticas obedecen a la idea de que la seguridad de la nación


está fundamentada en el orden público, por lo tanto el Estado tiene el deber de
preservarlo. Se centra en el Estado y no en la persona, de allí que se recurra a
prácticas violatorias de derechos individuales y colectivos por un “bien mayor”. Esta
perspectiva se contrapone a la idea de “seguridad democrática” donde la política
pública de seguridad se centra en la persona, y su finalidad es garantizar la
existencia de un espacio que permita el pleno ejercicio de los derechos humanos.

En un contexto donde la violencia institucional se considera legitima, los sectores


tradicionalmente más vulnerables de la sociedad se enfrentan a nuevo modelos de
re victimización y abuso.
Violencia institucional contra las mujeres: el arma invisible de la discriminación

Todos los instrumentos jurídicos que establecen y garantizan los derechos de las
mujeres, han sido claros en cuanto al papel del Estado, entendiendo que pueden
ser responsables por acción u omisión en varias formas de violencia contra la
mujer. La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993)
estableció como una de las formas de violencia sicológica, física y sexual era
aquella perpetrada o aceptada por el Estado. La Convención de Belén Do Pará
amplio esa acepción, enfatizándola al incluir en su texto un capítulo dedicado a los
deberes del Estado, que reza: “Los Estados Partes condenan todas las formas de
violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados
y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha
violencia y en llevar a cabo lo siguiente:

a) Abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar por


que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se
comporten de conformidad con esta obligación”.

La doble responsabilidad del Estado, ya sea porque alguno de sus agentes


cometan actos enmarcados en la violencia sexual, sicológica o física, o porque no
cumplan con su deber de prevenir, erradicar y sancionar tales hechos, parece
difuminarse en los casos donde la represión y el menoscabo de derechos humanos
se convierte en política de Estado.

En la región, muchos países han incorporado a su legislación el concepto de


violencia institucional. En Venezuela forma parte de uno de los veintiún tipos de
violencia reconocida por la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una vida
libre de violencia en su artículo 15: “16. Violencia institucional: Son las acciones u
omisiones que realizan las autoridades, funcionarios y funcionarias, profesionales,
personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública,
que tengan como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan
acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta Ley para
asegurarles una vida libre de violencia”.

Uno de los mandatos más importantes en cuanto a garantizar el acceso a la justicia


para las mujeres que sufren algún tipo de violencia, es la de sensibilizar a los
agentes y operadores de justicia que prestan servicio en instituciones públicas de
atención a las mujeres. Porque, ¿cómo puede un agente receptor de denuncias ser
garante del cumplimiento del deber del Estado ante una denuncia por actos
lascivos o cualquier tipo de violencia sexual, si no comprende el espectro
emocional y sicológico que tal delito tiene en la víctima? .
Resumiendo: el Estado es responsable por acciones como maltratos, golpes,
tortura, violencia sexual, etc. cometidos por sus agentes, también lo es cuando
omite brindar la protección y atención debida a las víctimas, cuando permite la
impunidad y también cuando obstaculiza el acceso a cualquiera de los derechos
humanos de los mujeres, a través de prácticas discriminatorias y obstrucciones
indebidas.

Ejemplos hay muchos, en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos,


Amnistía Internacional documento numerosos casos en América, que van desde
abortos obligatorios hasta esterilización forzada. La cantidad y el perfil de las
violaciones contra los derechos humanos de las mujeres en ocho países de
América Latina y el Caribe forma parte del informe “El Estado como “aparato
reproductor” de violencia contra las mujeres” publicado en 2016. En dicho informe
Amnistía Internacional recuerda que la violencia institucional no está reconocida
como tal en instrumentos de derechos humanos, y que las recomendaciones de
organismos internacionales en materia de protección de los derechos de niñas y
mujeres se fundamentan en informes redactados por los estados sobre violencia
ejercida por terceros. En este sentido, lo que comprendemos como violencia
institucional queda visibilizada o se circunscribe a la omisión en cuanto a procurar
espacios y leyes que garanticen a las niñas y mujeres, el acceso efectivo a sus
derechos.

Salud, la justicia, la alimentación? ¿Puede un médico forense negarse a practicar


exámenes a una mujer que denuncia violencia sexual, argumentando que es una
delincuente? ¿Es legal detener a una mujer por ser la pareja de alguien acusado de
cualquier delito, sin ningún mérito probatorio que la implique en la supuesta
comisión del delito? Y, por último, ¿dónde puede una mujer denunciar la violencia
institucional en contextos donde el estado de derecho se ha desdibujado?.

1.4. VIOLENCIA PSICOLÓGICA


Puede darse en todo tipo de contextos, si bien la casa, la pareja y la familia suelen
ser tres de los más comunes, y consiste en cualquier acción que sintamos que nos
degrada como personas o trata de controlar nuestras acciones o decisiones. Este
tipo de violencia contra las mujeres no tiene por qué alcanzar el hostigamiento o la
humillación, sino que puede manifestarse como acoso, restricción, humillación,
manipulación o aislamiento, produciendo daños emocionales y perjudicando
nuestro desarrollo personal hasta problemas emocionales y psicológicos muy
graves que han llevado a muchas mujeres al suicidio.

La violencia psicológica suele ser la puerta de entrada hacia otros tipos de


violencia, como la física o la sexual, por lo que debemos tener mucho cuidado si
creemos que se están dando muestras de este tipo de violencia. Si dudamos, lo
mejor siempre será llamar a la Línea 100 y hablar con un/a profesional que nos
asesore.

2.5. VIOLENCIA FÍSICA


Se traduce en cualquier acción que provoca daño o sufrimiento físico y afecte a la
integridad de la persona: hematomas, heridas, quemaduras y hasta un empujón es
violencia física y jamás debemos excusarla.
2.6. VIOLENCIA SEXUAL
Toda acción que amenaza o viola el derecho de una mujer a decidir sobre su
sexualidad y abarca cualquier forma de contacto sexual. La violencia sexual no se
limita a forzar a una mujer contra su voluntad, sino a cualquier tipo de acoso,
explotación, abuso o intimidación, sin importar si se da dentro o fuera del
matrimonio o de cualquier relación.
Se define como "...contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el
adulto (el agresor) usa el niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a
otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor
de 18 años cuando ésta es significativamente mayor que el niño (víctima) o cuando
el agresor está en posición de poder o control sobre otro. El abuso sexual es
cualquier forma de contacto físico con o sin acceso carnal, con contacto y sin
contacto físico realizado sin violencia o intimidación y sin consentimiento. El
rechazo parental puede provocar baja autoestima y se asocia
con problemas de conducta tales como bajo rendimiento escolar, agresión física y
abuso de drogas. A su vez, se lo ha vinculado con actividad sexual precoz
y embarazo en la adolescencia, en lo que se denomina sustitución
de amor por sexo.

La violencia sexual afecta a mujeres, hombres y niños o niñas durante sus vidas.
Es una violación al derecho humano a una vida segura. Sus efectos pueden ser
devastadores para las personas, familias y comunidades. Sin embargo, existe
ayuda. Cuando todos trabajamos en conjunto para ayudar a las víctimas y
responsabilizar a los o las perpetradoras/ es, los efectos negativos pueden
reducirse. Juntas o juntos, podemos cambiar las condiciones que contribuyen a la
violencia sexual. ¿Qué es la violencia sexual? La violencia sexual ocurre cuando
alguien fuerza o manipula a otra persona a realizar una actividad sexual no
deseada sin su consentimiento. Las razones por las cuales no hay consentimiento
pueden ser el miedo, la edad, una enfermedad, una discapacidad y/o la influencia
del alcohol u otras drogas. La violencia sexual le puede ocurrir a cualquiera,
incluyendo: niños o niñas, adolescentes, adultas o adultos y personas mayores.
Aquellos o aquellas que abusan sexualmente pueden ser personas conocidas,
miembros de la familia, personas confiadas o desconocidos o desconocidas.

La actividad sexual con consentimiento es libre de amenazas, intimidaciones,


fuerza, presión o abuso de poder o autoridad sobre otra persona. El consentimiento
no puede ser dado si una persona es menor de edad, está bajo la influencia del
alcohol, inconsciente o incapacitada mental o físicamente. Una persona puede
cambiar de opinión sobre la actividad sexual en cualquier momento y quitar el
consentimiento.

La violencia sexual afecta a personas de todos los géneros, edades, razas,


religiones, ingresos, capacidades, profesiones, etnicidades y orientaciones
sexuales. Sin embargo, las desigualdades sociales incrementan el riesgo y 1 de
cada 4 mujeres y 1 de cada 6 hombres será abusado o abusadas sexualmente
antes de la edad de 18 años. y En algún momento de sus vidas, 1 de cada 6
mujeres han vivido una violación o un intento de violación; más de la mitad han sido
antes de la edad de 18 años, y 22% antes de la edad de 12 años . y En algún
momento de sus vidas, 1 de cada 33 hombres han vivido una violación o un intento
de violación; 75% lo han vivido antes de la edad de 18 años, y 48% antes de la
edad de 12 años

En el caso de adultos, 73% conocían a su agresor o agresora 38% eran sus


amigos o amigas, 28% eran su pareja y 7% eran sus familiares, y En el caso del
abuso de menores, el 90% de las víctimas conocían a su agresor o agresora.

Hay muchas razones por las cuales una víctima puede decidir no reportar a las
autoridades o no contarle a nadie lo que le ocurrió. Algunas de esas razones son: y
Miedo a que no le crean y Miedo a que el/la agresor o agresora tome venganza y
Vergüenza o pena y Miedo de ser culpado o culpada y Presión de otras personas a
no hablar y Desconfianza de las autoridades y Creencia que no hay suficiente
evidencia y Deseo de proteger al a agresor o agresora Muchas víctimas que sí
reportan una violación o agresión sexual descubren que al final no hay arresto ni
condena: y La probabilidad de arresto de una agresión sexual reportada es de
50.8% (Reynolds, 1999). y La probabilidad de que un violador o violadora vaya a la
cárcel es de 16.3% (Reynolds, 1999). REALIDAD: La violencia sexual se puede
prevenir Trabajando con el centro de ayuda a víctimas de violación de su
comunidad (llamados rape crisis centers), puede ayudar a ponerle fin a la violencia
sexual. Algunas maneras de involucrarte son: y Da el ejemplo con relaciones y
comportamientos saludable cuando estés con amistades y familia y Apoya a las
víctimas y confía en su palabra y Alza tu voz cuando escucha comentarios
agresivos o presencias actos violentos y Crea políticas en tu lugar de trabajo,
agencia, o sistema escolar para poner fin a la violencia sexual y asistir a las
víctimas y Coordina eventos comunitarios que aumenten la conciencia sobre la
violencia sexual y Habla con miembros de tu comunidad sobre formas en que ellos
o ellas pueden involucrarse y Habla con tus legisladoras/es y pídeles que apoyen la
prevención y los servicios para víctimas y Escribe una carta al periódico en apoyo a
las víctimas y a los programas de prevención Los impactos de la violencia sexual
Impacto en la/el sobreviviente Cada sobreviviente reacciona a la violencia sexual
en su única manera. Estas reacciones pueden ser afectadas por el estilo personal,
la cultura y el contexto de vida de el/ la sobreviviente. Algunos o algunas expresan
sus emociones, mientras que otros o otras prefieren mantenerlas dentro. Algunos o
algunas contarán lo que pasó inmediatamente, otro o otras esperarán semanas,
meses o incluso años antes de discutir la agresión, si es que deciden hacerlo. Hay
que saber respetar las decisiones de cada persona y las formas con las que
deciden lidiar con este evento traumático.
¿Quién es abusador sexual?

Abusador sexual puede ser cualquier persona: un hombre o una mujer.


Generalmente es mayor que sus víctimas, tres años o más.
Suele ser la persona que menos uno se imagina. Por ejemplo: un sacerdote, un
vecino, un primo y hasta el papá o padrastro, según cuenta la psicóloga Mónica
Bejarano, especialista en el tema. Claro que es sólo por citar ejemplos, no quiere
decir que todos lo sean.
La mayoría de los abusadores son heterosexuales, por lo menos el 75 por ciento
de ellos tienen esposa e hijos. No todos son homosexuales, como se cree. Puedes
reconocer fácilmente a un abusador sexual porque casi siempre es muy simpático,
vive pendiente de ti, te sobreprotege y a la menor oportunidad trata de tener
contacto físico contigo. Es decir, te abraza, te consiente, te besa, o te toca
la piel y no te quita los ojos de encima. Luego se vuelve más lanzado y te puede
obligar a tener relaciones con él (o ella).
También existe el abusador que se limita a enseñarte material pornográfico, bien
sea en revistas o vídeos. Te puede decir obscenidades por teléfono e, inclusive,
masturbarse delante de ti.
El abusador es manipulador y te puede llenar de temores para conseguir lo que
quiere. Te puede amenazar con frases como: "si le cuentas a tu mamá, te mato", o
por el contrario, te puede convencer de que te quiere mucho y de que por medio de
contactos sexuales te puede expresar todo el amor que siente.
Es muy hábil para ganarse la confianza de las personas, especialmente la de tus
padres y eso le permite tener acceso a ti a cualquier hora y sin despertar
sospechas.
Suele ofrecerse para acompañarte a hacer vueltas, te hace invitaciones (incluso
para viajes largos en vacaciones), te compra regalos y cuando hay discusiones en
casa, siempre se pone a favor tuyo y en contra de tus papás.
Le gusta ser exhibicionista. Por eso, no es raro que camine semidesnudo frente a ti
o que deje la puerta abierta cuando entra al baño, para que lo (la) veas. Se niega
rotundamente a discutir temas sobre sexo, violaciones y temas parecidos.
Otra característica de su comportamiento es que se ofrece a bañar a los niños
pequeños, de 1 a 10 años, inclusive cuando ya ellos pueden hacerlo solos y
aprovecha esa oportunidad para tocarles los genitales.
No tiene horarios específicos para abusar de sus víctimas, pero prefieren hacerlo
por la noche, cuando ya todos están dormidos o en las tardes, cuando su víctima
llega del colegio. En cualquier lugar puede convertirse en un abusador: en la casa
de él, en la tuya, en el sótano, en la portería, en el colegio, en los jardines de
conjunto residencial o de tu barrio.

2.7. Violencia simbólica


Es aquella que recoge estereotipos, mensajes, valores o signos que transmiten y
favorecen el hecho de que se repitan relaciones basadas en la desigualdad, el
machismo, la discriminación o la naturalización de cualquier rol de subordinación
de las mujeres en nuestras sociedades. Se trata de un tipo de violencia contra las
mujeres más difícil de erradicar, porque está anclado en la colectividad y la mera
permisividad lo fortalece: así un chiste o la transigencia ante valores que,
tradicionalmente, se han aceptado dificulta el cambio.

Ahora que conoces los tipos de violencia contra las mujeres más comunes, no
importa que seas hombre o mujer, denuncia cualquier situación de violencia en la
Línea 100 y ayuda a terminar con la violencia de género en tu país. También
puedes colaborar con Ayuda en Acción en sus proyectos de defensa de los
derechos de las mujeres en países en vías de desarrollo ante problemas como la
mutilación genital femenina, el tráfico y la trata o los matrimonios forzosos.
Ayúdanos a cambiar el mundo para todos y todas y a alcanzar una realidad donde
la violencia sea historia.

Las prácticas de la violencia simbólica son parte de estrategias construidas


socialmente en el contexto de esquemas asimétricos de poder, caracterizados por
la reproducción de los roles sociales, estatus, género, posición social, categorías
cognitivas, representación evidente de poder y/o estructuras mentales, puestas en
juego cada una o bien todas simultáneamente en su conjunto, como parte de una
reproducción encubierta y sistemática.
Fue incorporada por el sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien la describe
como “violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas, que se
ejerce esencialmente a través de caminos puramente simbólicos de la comunicación
y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o,
en último término, del sentimiento”, la cual se basa en relaciones desiguales entre
mujeres y hombres, a lo que el autor llama la “dominación masculina”. Señala que
la violencia simbólica es difícilmente codificable y es más efectiva cuanto más sutil;
no se manifiesta físicamente, sin embargo, es la que sostiene y da sentido a la
estructura jerárquica de la sociedad. Le llama violencia moral y es un eficiente
mecanismo de control social y de reproducción de desigualdades, que tiene tres
características: diseminación masiva, arraigo en la sociedad y las familias, y falta de
definiciones o formas de nombrarla.
La violencia simbólica contra las mujeres está constituida por la emisión de
mensajes, iconos o signos que transmiten y reproducen relaciones de dominación,
desigualdad y discriminación que naturalizan o justifican la subordinación y la
violencia contra las mujeres en la sociedad. Son muchos los mensajes que se
transmiten en este tipo de violencia, entre éstos se pueden destacar tres: 1) el
desprecio y la burla por lo que son y/o hacen las mujeres; 2) el temor o desconfianza
por lo que son y/o hacen las mujeres, y 3) la justificación de la subordinación
femenina y /o de la violencia contra las mujeres.

Esta violencia simbólica se ejerce a través de la publicidad, las letras de canciones,


del refranero y de los dichos populares, juegos de video, novelas, revistas,
caricaturas políticas entre otros. Pero también esta violencia se transmite mediante
la divulgación de las profundas elaboraciones filosóficas de hombres catalogados
como “grandes pensadores de la historia”. Tomemos por ejemplo la propuesta
pedagógica para la educación de las niñas que propone Juan Jacobo Rousseau en
su obra Emilio: “Toda la educación de las mujeres debe referirse a los hombres.
Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, educarlos de jóvenes,
cuidarlos de adultos, aconsejarlos, consolarlos, hacerles la vida agradable y dulce;
he aquí los deberes de las mujeres en todo tiempo, y lo que debe enseñárseles desde
la infancia. Mientras no nos atengamos a este principio nos alejaremos de la meta, y
todos los preceptos que se les den de nada servirán ni para su felicidad ni para la
nuestra”.
Otro gran cultivador de la violencia simbólica contra las mujeres fue Honorato de
Balzac, que inmortalizó frases como las siguientes: “La mujer se burla de los
hombres como quiere, cuando quiere y mientras quiere”; “Ningún hombre debería
casarse hasta haber estudiado anatomía y hecho la disección al menos de una
mujer”; “El que puede gobernar a una mujer, puede gobernar una nación”, entre
otras. La lista de “grandes pensadores” que en su momento alimentaron la violencia
simbólica contra la mitad de la humanidad estaría incompleta sin los nombres de
Aristóteles, San Agustín de Hipona, Santo Tomás de Aquino, Martín Lutero, Denis
Diderot, Arthur Schopenhauer, entre muchísimos otros.

A diferencia de otros tipos de violencia de género, la violencia simbólica contra las


mujeres, es poco perceptible y hasta sutil. Muchas veces se utiliza de manera
inconsciente como parte de la “normalidad” de la identidad cultural, de las
tradiciones, o de las prácticas cotidianas. Por ejemplo, una maestra o un maestro de
lenguaje puede sin proponérselo ejercer violencia simbólica contra las mujeres
cuando enseña a sus estudiantes que el refranero español es un claro ejemplo del
saber popular, sin darse cuenta que en este “saber” incluye mensajes como: “A la
mujer y a la burra, cada día una zurra”, “Mujeres juntas, ni difuntas” ó “Gallina que al
gallo espanta, córtale la garganta”.

Este velo de cultura o de sabiduría popular que encubre la violencia simbólica contra
las mujeres, la vuelve una de las modalidades de violencia más difícil de identificar
y/o de reconocer como tal. Se necesita de marcos jurídicos modernos y avanzados
para poder prevenirla, sancionarla y erradicarla. Afortunadamente El Salvador es uno
de los países en el mundo que cuenta con una normativa jurídica para lograr este
objetivo.

Hace un año los legisladores y legisladoras de nuestro país acordaron por


unanimidad incluir este tipo de violencia en el contenido de la Ley Especial Integral
para una Vida Libre de Violencia de las Mujeres y definieron las responsabilidades
específicas para su aplicación. En concreto, el artículo 22 de esta ley ordena al
Ministerio de Gobernación a través de la Dirección de Espectáculos Públicos de
Radio y Televisión, que “protegerá y defenderá la imagen de las mujeres en el más
amplio sentido conforme a los principios constitucionales de respeto a la dignidad
humana y los derechos fundamentales. Garantizando para tal fin, que los
anunciantes, medios de comunicación y agencias de publicidad, incluidos los
electrónicos informáticos telemáticos, cuya actividad esté sometida al ámbito de la
publicidad y comunicaciones, no difundan contenidos, ni emitan espacios o
publicidad sexista contra las mujeres, considerándose ésta, cuando se promueva la
agresividad, malos tratos o discriminación contra las mujeres, la salud, la dignidad u
igualdad. Para el cumplimiento de lo anterior, el Ministerio de Gobernación, por
medio de la Dirección General de Espectáculos Públicos de Radio y Televisión,
garantizará la observancia y aplicación de los Códigos de Ética de los medios de
comunicación”.

Pero además, desde el pasado 17 de marzo de 2011 El Salvador cuenta con una
Ley de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres, que
considera la prevención de la violencia simbólica contra las mujeres como una
condición necesaria para avanzar en la igualdad sustantiva de derechos entre
hombres y mujeres. En el artículo 34 establece que el Estado velará por “la utilización
no sexista del lenguaje y de las imágenes, especialmente en el ámbito de la
publicidad, así como la utilización no violenta y discriminativa del lenguaje y de las
imágenes, especialmente en el ámbito de los programas de radio, televisión,
espectáculos públicos, publicaciones, videos, grabaciones y todo tipo de audiovisual,
y en todos los formatos, relativos a los medios de comunicación social referidos”.

Se puede afirmar entonces que en El Salvador existe un moderno y avanzado marco


jurídico para prevenir, sancionar y erradicar la violencia simbólica contra la mujer. Es
decir, los diputados y las diputadas de la Asamblea Legislativa han hecho su labor
aprobando esta normativa y han dado a las denominadas “autoridades competentes”
los instrumentos necesarios para tutelar el derecho de las mujeres salvadoreñas a
vivir una vida libre de violencia simbólica.

Aclarado este punto, y frente a la infame campaña la zapatería MD denominada


“Lecciones para hombres”, es pertinente preguntar:

¿Por qué las autoridades competentes de nuestro país no han procedido a la


suspensión de esta campaña que representa un claro ejemplo de emisión de
mensajes, iconos o signos que reproducen la discriminación?

¿Ya se dieron cuenta nuestras autoridades que entre “las lecciones para hombres”
que esta campaña contiene se encuentra el mensaje que señala que las mujeres “TE
DECIMOS NO, PARA VERTE SUPLICAR” y el mensaje que “CUANDO TE
DECIMOS QUE NECESITAMOS TIEMPO ES PORQUE YA TENEMOS A OTRO”.

¿Están conocedoras las autoridades en cuyas manos se ha depositado la obligación


de cumplir y hacer cumplir la legislación en materia de igualdad y de violencia de
género, que estos mensajes alimentan los mitos son responsables de una gran parte
de la violencia sexual que sufren las mujeres de parte de sus parejas?.

Por ejemplo, una mujer dice a su pareja que no quiere mantener relaciones sexuales
en ese momento o bien que necesita pensar mejor si está lista para iniciar una
relación intima. Siguiendo el “manual MD”, la pareja masculina debe entender que
en realidad ella quiere tener relaciones, pero que solo se está haciendo la difícil para
hacerlo sufrir; o bien debe entender, que no quiere tener relaciones porque ya tiene
a otro, es decir, porque le está siendo infiel.

En ambos casos, el manual de lecciones MD ofrece una justificación a los hombres


para sentirse en la libertad de forzar a sus compañeras, novias, o esposas a tener
sexo (por las buenas o por las malas) , … de todas manera “ellas en el fondo quieren
aunque digan que no”. O en el peor de los casos, la pareja encuentra justificación
para forzarla a tener sexo como un castigo a su infidelidad, ya que “si me pide
esperar, es porque ya tiene a otro y me es infiel”.

¿No saben nuestras respetables autoridades que estos y otros mitos similares son
los que esgrimen muchos policías, abogados, fiscales, y/o jueces cuando dejan en
libertad o se niegan a procesar a un acusado de ejercer violencia sexual contra sus
parejas?.

Mientras quienes están obligados por ley a intervenir en este caso, se informan,
reaccionan y/o se deciden a actuar para ordenar el retiro de esta despreciable
campaña publicitaria, las mujeres y hombres comprometidos con la erradicación de
todas las formas de violencia de género podemos comenzar a actuar más allá del
discurso de la igualdad. ¿Cómo? De varias maneras, pero la más inmediata:
declarándole un boicot nacional y regional a las empresas que utilicen la violencia
simbólica para generar vender sus mercancías, comenzando por esta zapatería MD.

Este tipo de boicot ha funcionado contra las marcas globales de ropa que incumplen
los derechos laborales en sus procesos de producción en los países del tercer
mundo, y podría funcionar en nuestro país como una forma de disuadir a empresas
del talante de MD, para que su conducta esté apegada a la normativa que prohíbe
el uso de mensajes o iconos que refuerzan la violencia contra las mujeres.
Lamentablemente las empresas no cumplen las leyes por virtud ni por
responsabilidad social, sino por necesidad. En este caso, la necesidad de mantener
sus ventas y sus ganancias podría ser el factor que las obligue a acatar las leyes del
país y poner fin al uso de la violencia simbólica contra las mujeres en sus campañas
y mensajes publicitarios. Mientras las autoridades no actúan, la sociedad puede
comenzar a hacer la diferencia.
1. Violencia auto infligida
Esta es una de las clases de violencia más estigmatizadas que existen, ya que en ellas es la
propia persona la que se daña a sí misma, algo que es muy difícil de comprender desde el
punto de vista del resto de la gente. En la violencia auto infligido la persona se puede
realizar cortes en brazos o piernas, se puede humillar públicamente, se puede golpear la
cabeza contra superficies duras de manera repetida, etc.
Es frecuente que las personas que llevan a cabo este tipo de violencia estén pasando por
situaciones altamente estresantes, presenten un trastorno de personalidad (muchas veces,
el Trastorno Límite de la Personalidad) o ambas. También es posible que la violencia
auto infligida termine desembocando en un suicidio o, mejor dicho, que sea uno de los
síntomas de una dinámica comportamental, cognitiva y emocional que desemboca en el
suicidio. Las heridas que alguien se ha infligido anteriormente no son en sí mismas la causa
de que decida quitarse la vida.
El eterno debate es que hay muchas cosas cuestionables acerca del concepto de violencia
auto infligida, ya que poner todo el énfasis de la violencia sobre el individuo puede no ser lo
más indicado si su conducta es la consecuencia de la violencia que otros ejercen contra ella.
Es por eso que, cuando hablamos de violencia auto infligida, debemos tener en cuenta que
detrás de ella pueden existir otros agentes que desconocemos y que son la causa de este
tipo de violencia.

2. Violencia interpersonal
Este es el tipo de violencia en la que un individuo agrede a otro. En esta categoría
podemos encontrar la violencia doméstica, el bullying, los casos específicos de atraco con
violencia, etc.
Aunque en la violencia interpersonal el causante sea un individuo (o un grupo reducido de
ellos), es posible que este tipo de agresiones tengan parte de su explicación en fenómenos
sociales. Por ejemplo, el consumo de drogas o la pobreza son factores muy ligados a la
conflictividad.
3. Violencia colectiva
A diferencia de lo que ocurre en los tipos de violencia que hemos visto, en esta la agresión
es de carácter colectivo, de un grupo o comunidad contra otro colectivo. Las
motivaciones de la violencia colectiva suele ser políticas, económicas, o ideológico-
religiosas.
Se trata de uno de los tipos de violencia más perjudiciales, porque sus efectos negativos se
pueden hacer notar en muchas facetas de la vida y, como involucra a mucha gente, es fácil
que vaya degenerando hasta conducir a heridos y en ocasiones a muertos. Por ejemplo, la
misma violencia que hace que algunas minorías sean vistas con desprecio por gran parte de
la población suele contribuir a la aparición de agresiones físicas e incluso asesinatos.
Las situaciones que favorecen la aparición de la violencia colectiva son fenómenos políticos,
jurídicos y sociales, como la presencia de integrismo religioso, la discriminación sistemática
de minorías, los déficits democráticos por parte de un estado, el monopolio de ciertos
recursos valiosos por parte de un grupo relativamente reducido de personas, o las grandes
desigualdades sociales y económicas.

Tipos de violencia según la naturaleza del acto

También se puede distinguir entre tipos de violencia atendiendo al modo en el que se intenta
dañar o perjudicar, es decir, observando la naturaleza y el contenido de la agresión. Dentro
de esta categoría, existen las siguientes clases:

4. Violencia física
Este es quizás el tipo de violencia más típico y fácil de imaginar, ya que es muy visual y
fácil de identificar. En él, alguien hace algo para dañar el cuerpo de otra persona,
produciendo el dolor y el sufrimiento de alguien. En ocasiones, puede conducir a la muerte.
La violencia física, además, acostumbra a dejar unas marcas que el personal médico
cualificado puede identificar: arañazos, heridas, morados, etc.

5. Violencia verbal
La violencia verbal es aquella en la que se pretende dañar a la otra persona es un
mensaje o un discurso. Puede (o no) contener insultos o palabras tabú, ya que para producir
malestar psicológico no es esencial utilizar esa clase de recursos.
Además de producir ansiedad, este tipo de violencia puede dañar la autoestima de las
personas y su imagen pública.

6. Violencia sexual
En la violencia sexual se dan comportamientos y tipos de contacto físico que denigran a
alguien a través de la apelación de su dimensión sexual. Cuando se manifiesta a través de
violaciones, se da de la mano de la violencia física, aunque hay que señalar que en estas el
componente sexual no es un simple complemento, sino que adopta una forma de violencia
que consiste en intentar dañar psicológicamente a la otra persona.
7. Violencia económica

Se trata de un tipo de violencia en la que se daña la capacidad de una o varias personas


para utilizar el dinero que ganan. El robo y la utilización indebida de cuentas bancarias
entran dentro de esta categoría, así como los engaños para que se realicen inversiones que
resultan sr¡er una estafa.

8. Negligencia
La negligencia es un tipo de violencia que se da por omisión, ya que en ella la agresión
consiste en no realizar unas acciones a las que se está obligado para garantizar el bienestar
mínimo del resto. Por ejemplo, un médico que se niega a atender a alguien herido por un
enfrentamiento personal con este está cometiendo una negligencia.

9. Violencia religiosa
En esta categoría entra el uso del poder para perjudicar a las personas manipulándolas
con una serie de creencias y promesas acerca de un plano espiritual. Es muy común ver
cómo las sectas utilizan este tipo de agresiones para mantener dominadas a aquellas
personas que ponen dinero, tiempo y esfuerzo en el mantenimiento de la institución.

10. Violencia cultural


En este tipo de violencia, las agresiones forman parte del marco de referencia de una
cultura y están relacionadas con los signos de identidad cultural de una cultura concreta.
Por ejemplo, la normalización de las violaciones en conflictos armados o la ablación de los
genitales femeninos son ejemplos de violencia cultural.
El mundo atraviesa uno de sus más difíciles momentos en lo atinente a la
economía global. El avance del conservadurismo y del machismo se puede
sentir aún más en tiempos de crisis internacional del capitalismo, cuando
tenemos una mayor investida de las fuerzas económicas y patriarcales sobre
las personas, especialmente sobre la vida de las mujeres. La violencia sexista
que se da en el lugar de trabajo es una más de esas expresiones que revelan
el carácter político y estructural de la sociedad en la que vivimos. Las
políticas de precarización del servicio público, agravadas por la tercerización,
exponen todavía más a las mujeres trabajadoras del sector a ese tipo de
violencia. El Comité de Mujeres de la Internacional de Servicios Públicos
(ISP), reconociendo esa triste realidad, desarrolla una campaña de combate a
la violencia sexista en los lugares de trabajo, realizando diversas actividades
y también a través de la publicación de la presente cartilla. Su contenido es el
resultado de los debates realizados en 2015, en encuentros estaduales con la
participación de las entidades del Perú en el marco del proyecto
Fortalecimiento de la Política de Género con Énfasis en la Lucha contra la
Violencia de Género .Los servicios públicos del Perú Esta publicación cuenta
con promueve los derechos de las trabajadoras y los trabajadores en
distintos países. 5 Esta cartilla presenta la cuestión y convoca a los
sindicatos al combate y prevención de la violencia. Se la debe utilizar como
un instrumento de información, formación y movilización para mujeres y
hombres en la lucha contra la violencia sexista en los lugares de trabajo. La
cartilla no pretende agotar el asunto o profundizarse en las discusiones
teóricas sobre los varios aspectos de la cuestión, sino proveer elementos que
posibiliten la identificación, denuncia, prevención y búsqueda de soluciones
de los casos de violencia sexista en los lugares de trabajo , en su última
reunión del Consejo de Administración (en noviembre de 2015), en la
Conferencia Internacional del Trabajo de 2017 una propuesta de Convenio
internacional contra la violencia en el lugar de trabajo. En un mundo
globalizado, establecer normas internacionales para combatir y prevenir la
violencia sexista es menester para los intereses de las trabajadoras, de las
empresas y de los gobiernos. La violencia amenaza la salud física y
psicológica y es una afrenta a los derechos humanos y a la dignidad de las
personas. Debemos sumamos firmemente a la iniciativa por una norma
internacional contra la violencia sexista en el lugar de trabajo. Que desde
hace tiempo defiende y actúa por un servicio público de calidad, con trabajo
decente y equidad de género y de remuneración, es fundamental, a través de
sus entidades afiliadas, reivindicar el derecho a una vida sin violencia para
todas las mujeres. Esa condición es necesaria para que ellas puedan sentirse
seguras para decidir, amar, producir, conquistar nuevos espacios, romper
barreras, prejuicios y prohibiciones. Para que sean protagonistas de sus
vidas.

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