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Instalaciones net, nuevas formas de exposición creativa y re-publicación virtual

Mark Amerika

+ Tanto de nuestro arte comercial y potencialmente subversivo se desarrolla con


aplicaciones software que enfatizan el empleo libre de prácticas modernistas (la
remezcla, el collage, la apariencia tecnológica y otros comportamientos "ingenieriles")
que tendemos a olvidar que lo que estamos haciendo no es necesariamente tan nuevo, y
que si de verdad buscamos cambios estructurales profundos en el arte actual, por
oposición al de los últimos 20 años, nos será más fácil encontrarlos en los "medios"
mediante los que el arte actual se distribuye y en cómo la emergente cultura de la red
radicalmente transforma los modos en que nos es dado participar en el doble mundo del
hacer y el apreciar el arte. Podríamos incluso ir más allá y afirmar que el mundo del arte
contemporáneo, en tiempos confinado a la continua exposición de obras de arte e
instalaciones en el espacio físico, necesita radicalmente empezar a revaluar su capacidad
de mantener relevancia social cuando imprime su sello cultural al espacio de las
pantallas interconcetadas por la red.

+ A este respecto, está también la cuestión del llamado "arte literario" y la creciente
popularidad del modelo de publicación en red que no sólo permite a los autores localizar
sus audiencias en máquinas conectadas desde cualquier lugar del mundo, sino que
también posibilita el desarrollo de entornos multimedia más flexibles en que poder
darse los mundos de la narración. Una cuestión que se impone, en el caso del nuevo arte
narrativo en la red, es qué ocurre con los conceptos inicialmente propuestos por un
artista cuando estos son eventualmente reutilizados por una constelación de artistas
asociados, colaboradores, en una obra-en-proceso fluida cuya mezcla digital
transdisciplinar está siempre fluyendo. ¿Dónde queda nuestra idea del sujeto creador o
el autor autónomo cuando son múltiples servidores los responsables de distribuir el
objeto-red colectivo? ¿No es eso algo que de hecho está ocurriendo ya en la red?

+ La en tiempos novedosa idea de recoger historias, de manera que pudieran ser unidas
por la rígida espina del libro -y su esclavizadora ley del copyright- se disuelve en la
práctica pop-vanguardista del "navegar-mezclar-manipular", una práctica activista de
generación por remezclado que reconvierte al autor en un artista virtual que navega en
el ciberespacio comprometido con la remezcla improvisada de los objetos digitales que
encuentra distribuidos en la www. En semejante escenario, el autor-como-artista-virtual
pone especial énfasis en reconfigurar sus prácticas narrativas centrándose doblemente
en el contenido y en el código del programa, apropiándose fragmentos seleccionados de
datos para aportarlos a una red de participantes interactivos a todo lo ancho del espectro
geopolítico. Semejante entorno de narrativa en red, post-novelístico, es infinitamente
expandible, y siempre está puesto al día. Protocolos de red difícilmente asequibles para
los artistas hace apenas tres años son ahora responsables de que se haya creado una
producción creciente de mundos de ficción cuya forma narrativa está cristalizando en
una presencia continua que encuentra su hogar en la electrosfera. Desde luego, algunos
comentadores sociales antimáquinas y algunos críticos elitistas de lo mediático
intentarán hacernos creer que esto es El Fin de Algo Terriblemente Importante (puede
que su privilegio tardocapitalista sobre el derecho a apropiarse de ideas que realmente
pertenecen a todo el mundo).

+ Uno de los prometedores desarrollos que se ha producido como resultado de la


transformación de la red de publicación en línea Alt-x desde una forma orientada a la
impresión en un entorno scrolable de texto (Alt-x comenzó como un gopher en 1993)
hasta la actual configuración hypermedia, con hyperficción, web art, nueva teoría del
media y ahora trabajos de audio, ha sido su capacidad para una vez más responder a las
cuestiones planteadas por Jacques Derrida en el comienzo de La Diseminación, su obra
germinal de crítica literaria. La cuestión principal planteada en el prólogo era: "¿Por qué
el nombre de "literatura" ha de seguir designando todo aquello que rompe con la
literatura -con todo aquello que ha sido concebido y singnificado por ese nombre- o
incluso a aquello que, aunque no escape a la literatura, implacablemente la destruye?"

+ Para aquellos que hemos pasado mucho tiempo practicando la escritura novelada,
como una poderosa y subversiva actividad tex-céntrica, la cuestión es perturbadora.
Quizás la mejor respuesta, en un contexto diferente, la tenga Ronald Sukenick cuando
afirma: "el esfuerzo de la literatura es siempre moverse más allá de la literatura, más
allá de cualquier definición de particulares realidades lingüísticas, más allá del lenguaje
mismo -para cambiar el mundo en que vivimos". Este deseo del siglo XX de ir más allá
de la literatura, los libros, el uso transparente del lenguaje y los varios marcos
lingüísticos que bloquean nuestro impulso creativo a saltar todas las normas de
comportamiento convencional, para lograr cambiar los mundos de vida, puede ser visto
como el impulso motor de muchas de las actividades asociadas con los futuristas
italianos y rusos, con el dadaismo, el letrismo, el situacionismo y el movimiento pop. Es
un deseo que Richard Lanham, en su "El mundo electrónico", sugiere "implica una
completa renegociación de la relación alfabeto-imagen sobre la que se construye un
pensamiento basado en la eventualidad de su posible impresión".

+ La lucha entre alfabeto e imagen no es nueva, y como reivindica W.J.T. Mitchell en


su libro "Teoría de la Imagen", si la escritura es el medio de la ausencia y el artificio, la
imagen es el medio de la presencia y la naturaleza, a veces engañándonos con ilusiones,
a veces con su poderosa recolección e inmediatez sensorial". Aun admitiendo que de
hecho escribe "contra" Derrida, Mitchell se sale de sus camino para poner en evidencia
como "la escritura está atrapada entre su dos otredades la voz y la visión, los objetos del
habla y la mirada", y que Derrida "principalmente habla de la batalla entre escritura y
habla", para proponernos otra cuestión no menos importante que la instalación de
Digital Studies está constantemente planteando desde su franco gesto hiperretórico: a
saber, "¿cómo decimos lo que vemos, cómo podemos hacer que el lector vea?"

+ Quizás Raymond Federman, en su elucidatorio ensayo "Surfficción - 4 propuestas en


forma de introducción", tenga la mejor de las respuestas a la cuestión de Mitchell
cuando afirma que "todo el tradicional, convencional, fijo y aburrido método de lectura
del libro debe ser cuestionado, afrontado y abolido. Y es el escritor -y no las modernas
tecnologías de publicación- quien debe, mediante innovaciones en la propia escritura -
en la tipografía y topología de su escritura- renovar nuestro sistema de lectura".

+ Tanto la cuestión derridiana de "¿por qué literatura?", como la pregunta de Mitchell


de "¿por qué no la visión?" son creativamente reformuladas a través de la instalación en
la red de los Digital Studies. Obras como Solve et Coagula de Knut Mork, Palabras
Clave de Rich y Claire o el interfaz híbrido creado por Alex Galloway, el co-curator,
para toda la instalación, juegan intencionadamente con las posibilidades programáticas,
iconográficas e hipertextuales que subyacen a un entorno red-narrativo y su capacidad
de radicalmente cuestionar tanto la industria de la publicación convencional como el
modelo dominante de exposición, que todavía domina el ámbito de las artes visuales. A
tal efecto, la instalación de Digital Studies utiliza programación local, construcciones
verbales visibles, ensayos clave y enlaces curatoriales para acentuar la arquitectura
fluida que la tecnología de red nos ha permitido desarrollar, y haciéndolo así consigue
escenificar algunas de las más aventuradas realizaciones topo-icono-gráficas que tienen
lugar en el cyberespacio, entre ellas la Historia del arte de Vuk Cosic, Los Sueñoz
difusos del Dr. Hugo y las investigaciones de INTIMA sobre la microestructura del
lenguaje atómico y sus relaciones con, a la vez, la emoción y el impulso tecnológico
hacia la universalidad y el determinismo de las conductas.

+ Quizás el problema que percibo en relación al "modelo dominante de exposición que


por ahora domina el ámbito de las artes visuales" se podría expresar mejor si seconsigue
imaginar a un director de galería o museo intentando mostrar una novela literaria
impresa de, digamos, 300 páginas, en el espacio institucional de su local, e invitando a
sus patronos a perderse en el entorno dinámico y (anti)estético que se revela en sus
páginas. La mayoría de los espectadores de arte tendrán problemas para lograrlo, porque
quién tiene el tiempo de sentarse -o peor, seguir de pie- en un espacio semejante y leerse
la novela enterita. Incluso aunque la obra fuese una especie de arte narrativo consciente
de moverse más allá de la literatura y se presentara a sí misma en una pantalla de
computer, como elaborada construcción hipermedia, si presentada en ese mismo espacio
físico institucionalizado, ¿cuánto conseguiría el "espectador de arte" mantenerse junto al
complejo sistema narrativo antes de pasar a otra habitación con objetos más estables?

+ Una de las alternativas que intenta explorar la sección "Hyper-X" de Alt-X (de la que
los Estudios Digitales es la última encarnación) es lo que antes he llamado un
"exposicionismo creativo", una situación en que las obras en progreso de los net-artistas
son mostradas en un espacio virtual que opera como una instalación en red a la que el
participante interactivo, frente a frente los protocolos de transferencia ahora accesibles a
la mayoría de los usuarios de ordenadores, puede continuamente volver.

+ ¿Y qué ocurriría si los artistas responsables del desarrollo de una experiencia artística
en la red estuvieran por un empleo constante de la fluidez del medio digital para
continuamente reconstruir, quitar o alterar la obra siempre que les viniera en gana?
¿Constituye el objeto de arte virtual -en continua transformación en la red- una nueva
forma de devenir estético que hace del estar en el ciberespacio un arte en (y de) sí
mismo? ¿Hemos llegado a un punto en el que la propia red no puede ser mercantilizada
y sólo algunos artistas "de marca" tienen el potencial de generar la clase de valor-de-red
que las Grandes Instituciones Culturales querrían comprar? ¿Y qué comprarían: el
exclusivo uso (compartido), una licencia carnal o amor a la venta? Tarde o temprano,
todas estas cuestiones deben ser planteadas, y sólo espero que eventos como estos
"Estudios Digitales: ser en el ciberespacio" nos fuercen a afrontarlos más rápido de lo
que realmente querríamos.

+ Finalmente, me gustaría agradecer a mi co-curator, Allex Galloway, por su creativa


capacidad de innovación, su energía entusiasta y habilidad crítica, todo lo que ha sido
fundamental para poner este proyecto en funcionamiento en un tiempo récord. Gracias
también a los artistas de todo el mundo que remitieron materiales para este evento. Ello
confirmó mi fe en que el aumento de interés en la red como medio predilecto de práctica
y descubrimiento aumenta más deprisa de lo que nos podíamos haber imaginado hace
apenas dos años. Mientras levantaba Alt-X en los últimos 4 años, se me fue haciendo
evidente que en el territorio rápidamente cambiante de este nuevo medio el escritor
contemporáneo pensado como artista virtual puede no sólo ser un editor electrónico o
un ingeniero de narrativas hypermedia, sino también un curator de digital art e incluso
un programador del trabajo en red.

Manténgase sintonizados para posteriores desarrollos ...

Mark Amerika
Co-organizador
ESTUDIOS DIGITALES: SER EN EL CIBERESPACIO

ESTUDIOS DIGITALES: SER EN EL CIBERESPACIO

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