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APLICACIONES DE LA TEORÍA DE COASE Y PIGOU

EL TEORÍA DE COASE

El teorema de Coase es una derivación del artículo de Ronald Coase, La naturaleza del costo
social (1960). Fue desarrollado por George Stigler por el que obtuvo el Premio Nobel en 1981.
Su aplicación ha reformado la teoría de la regulación que debe concentrarse en la reducción de
costos de transacción antes que reemplazar las preferencias de las personas. En el teorema de
Coase ha establecido que una función de los administradores y los jueces es la reducción de
costos de transacción para que las partes lleguen a una solución acordada que será siempre
eficiente

Podemos citar algunas versiones del teorema:

“En un mundo de costos de transacción cero, la asignación de recursos será eficiente e


invariable con respecto a las normas legales de responsabilidad, aparte de los efectos de
ingreso” (Richard Zerbe).

“Cuando las partes negocian y resuelven sus diferencias por cooperación, su comportamiento
será eficiente sin importar la norma jurídica existente” (Cooter y Ulen).

El Teorema supone con costos de transacción reducidos las partes por medio negociación
resolverán sus problemas de una manera siempre eficiente sin importancia del derecho
aplicable. La distribución original de derechos debe siempre existir para que se cumpla el
teorema.

Existen cuatro elementos básicos sobre componen al Teorema de Coase.

1. Es necesario que los que los derechos estén claramente asignados


2. Que los costos de transacción sean reducidos, en su versión original son cero pero esta
situación es imposible en la realidad
3. Las partes por negociación llegarán a una solución que será siempre eficiente
4. independientemente del derecho originalmente aplicable

LA TEORÍA DE PIGOU

Arthur Cecil Pigou fue un economista inglés, conocido por sus trabajos en la economía del
bienestar, nació el 18 de noviembre de 1877, en la ciudad inglesa de Beachlands, Ryde, en la
isla de Wight y falleció el 7 de marzo de 1959 en Cambridge.

Señalaba que el Estado podía hacer mucho para mejorar las condiciones de vida de las
personas. Que los mercados padecen de imperfecciones que no les permiten asignar
eficientemente los recursos. Reunió ejemplos de estas imperfecciones que constituyen fallas
del mercado y generó un sistema integrado con ellas. Un método propuesto por Pigou para
subsanar las fallas del mercado, sean negativas o positivas, fueron los impuestos y los
subsidios. Amplió la acción económica del gobierno a la legislación o regulación. Pigou, además
de su preocupación por la corrección de las externalidades tecnológicas, se interesó en la
función distributiva del Estado (Estado de bienestar). Por ello favoreció la transferencia de
recursos desde los ricos hacia los pobres. En su opinión, la utilidad marginal del dinero decrecía
a medida que aumentaba su cantidad. Por ende, una persona pobre disfruta más el dinero que
lo que lo lamenta el rico al perder ese dinero

Argumentó que la existencia de las externalidades era suficiente justificación para la


intervención del gobierno. Pigou habló de fracaso del mercado y planteó la necesidad de
contar con una autoridad central, la cual ajustaría los mercados para alcanzar la asignación de
recursos socialmente eficiente. Los impuestos pigouvianos llevan implícito el importante
principio que los contaminadores deben pagar por los daños que generan sobre la sociedad (el
que daña paga).

Los dos principales trabajos de Pigou fueron: Riqueza y bienestar (1912) y La economía del
bienestar (1920), donde desarrolló el concepto de externalidades de Alfred Marshall, definido
como los costos colocados o los beneficios conferidos sobre otros que no son tomados en
cuenta por la persona que está adoptando la acción.

Pigou no descubrió las externalidades sino que propuso una forma para solucionarlas. Para
desalentar la actividad que causó la externalidad negativa, Pigou propuso un impuesto sobre
esa actividad. Para alentar la actividad que creó la externalidad positiva, el propuso un
subsidio. Estos son los denominados impuestos y subsidios pigouvianos. La solución de Pigou
habló de una falla de mercado y la necesidad que sea tratada por el gobierno central.

A pesar de los destacados desafiantes de la propuesta de Pigou, esta mantiene hasta el día de
hoy su apoyo de un número importante de economistas. Uno de ellos, Greg Mankiw, director
del Departamento de Economía de Harvard, creó un club en honor de Pigou. Adicionalmente,
Mankiw da dos razones porque los impuestos pigouvianos son populares entre algunos
economistas: “Primero, ellos ofrecen a menudo la manera menos invasiva para remediar una
falla de mercado. Segundo, ellos producen recaudación que el gobierno puede usar para
reducir otros impuestos”.

Posicionamiento de Pigou y réplica de Coase

Acepta Pigou que los intereses de cada uno llevan al bienestar económico, porque las
instituciones humanas se han creado para ese fin. Sin embargo, ante presencia de
externalidades se producen divergencias entre productos social neto y privado. Para mejorar
esas tendencias naturales (ineficientes) aumentando el bienestar general y renta nacional, es
necesaria la intervención pública. Pigou, siendo consciente de las limitaciones de esa
intervención (que varían en tiempo y lugar), soluciona esas deficiencias con la figura de los
comités o comisiones, que dice no presentan estos problemas. Sin embargo los hechos han
mostrado que esto es claramente mentira. Coase arguye esa simplificación por parte de Pigou
en base al objetivo de buscar una teoría general más que una profundización en ciertos
aspectos.

Según Pigou, la externalidad es caso de intervención gubernamental, ya sea con un impuesto en


caso de externalidad negativa sobre su productor o un subsidio en caso de externalidad positiva.
También plantea la posibilidad (que ha trascendido menos a la literatura económica) de la
regulación. Pigou pone el ejemplo de una locomotora que despide chispas a bosques cercanos.
Según Pigou los ferrocarriles causan un daño y éstos deben compensar a quienes se les
incendian los bosques.

Señala Coase que la intervención usualmente conlleva altos costes, incluso mayores que el
beneficio buscado. Aún en el supuesto de que la negociación no se dé por altos costes de
transacción, ¿quién nos garantiza que pueda solucionar eso el Gobierno? Además, incluso si se
aceptara la intervención pública, no debería generalizarse y se debería adaptar a las condiciones
de coste de la economía. Y además, cualquier intervención pública que lleve a una situación
ineficiente; podrá revertirse a otra situación eficiente vía negociación.

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