Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
HISTORIA DE LA MUERTE
EN OCCIDENTE
DE LA EDAD MEDIA HASTA
NUESTROS DÍAS
Publicado por
ACANTILADO
Quaderns Crema, S.A. U.
Muntaner, 462 - o8oo6 Barcelona
Tel. 934 144 906- Fax 934 147 107
correo@acantilado.es
www.acantilado.es
© r 9 7 5 by Éditions du Seuil
©de la traducción: 2ooo by Francisco Carbajo y Richard Perrin
©de esta edición: 2000 by Quaderns Crema S.A. U.
ISBN: 978-84-95359-17-9
DEPÓSITO LEGAL: B. lO 295-2011
AIGUADEVIDRE Gráfica
VÍCTOR IGUAL ?reimpresiÓn
ROMANYA-VALLS Impresión y encuadernación
Prefacio 7
PRIMERA PARTE
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
La muerte domesticada
La propia muerte
La muerte del otro
La muerte vedada
Conclusión
SEGUNDA PARTE
ITINERARIOS 1966-197 5
9
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
' Ed. original, Western Attitudes toward Death: From the Midd-
le Ages to the Present, Baltimore y Londres, The Johns Hopkins Uni-
versity Press, 1974.
10
PREFACIO
11
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
I2
PREFACIO
4
G. Gorer, Death, Grie/ and Mourning in Contemporary Britain,
Nueva York, Doubleday, r965. Un libro clave.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
r8
PREFACIO
LAS ACTITUDES
FRENTE A LA MUERTE
LA MUERTE DOMESTICADA
' Los historiadores de hoy han descubierto que las culturas tra-
dicionales son cuasiestáticas. Los mismos equilibrios económico y
demográfico no evolucionan prácticamente; si acaso son perturba-
dos, tienen tendencia a regresar a sus situaciones iniciales. Véanse los
trabajos de E. Le Roy Laduire-especialmente Le Territoire de !'his-
torien, París, Gallimard, 197 3-y de P. Chaunu, Histoire, science so-
ciale, París, SEDES, 197 5.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
6
«La mort d'Arthus», Les Romans delaTable ronde, París, Bou-
lenger, 1941, p. 443, ed. abreviada.
7 «Les enfances de Lancelot du Lac», ibid., p. 12 4.
24
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
8
La Chanson de Roland, París, Bédier, 19 2 2, caps. CLXXIV,
CLXXV, CLXVIII.
9
Le Roman de Tris tan et Iseult, París, Bédier, 1 94 6, p. 2 2 3.
w Citado por G. Duby, L'An Mil, París, Juillard, r 967, p. 89.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
" Citado por A. Tenenti, I!Senso della morte el' amare delta vita
nel Rinascimento, Turín, Einaudi, col. «Francia e Italia», r 95 7,
p. qo, n. r8.
" Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Planeta, Barcelona
r 990 ' 2" parte, cap. 74, p. r 09 3 (e d. original citada por los T.).
0
,
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
1707 también ella supo que iba a morir y tomó sus dis-
posiciones. 13
Las mismas palabras han pasado así de año en año,
inmóviles, como un proverbio. Las volvemos a encontrar
en Tolstoi en una época en que su simplicidad ya se
había enturbiado. Pero es al genio de Tolstoi a quien co-
rresponde haberla reencontrado. Sobre su lecho de
muerte en una estación de pueblo, Tolstoi gemía: «¿Y
los mujiks? ¿cómo mueren los mujiks?». Pero los mujiks
morían como Roland, Tristán o don Quijote: sabían. En
Las tres muertes de Tolstoi, un mozo de postas agoniza
en la cocina de la posada, cerca del hogar. Sabe. Cuan-
do una buena mujer le pregunta amablemente si le pasa
algo, él responde: «La muerte está aquí, eso es lo que me
pasa». 14
Eso mismo sucedía también, y no pocas veces, en la
Francia racionalista y positiva, o en la romántica y exal-
tada del siglo XIX. Se trata esta vez de la madre de M.
Pouget: «En 1 8 7 4, cogió una colerina [una enfermedad
grave]. Al cabo de cuatro días: idme a buscar al señor
cura, yo os advertiré cuando convenga. Y dos días des-
pués: id a decirle al señor cura que me traiga la ex-
tremaunción.» Y Jean Guitton-que escribía esto en
1 94 1 -comenta: «Se observa cómo los Pouget, en esos
'
3
Saint-Simon, Mémoires, París, Boislisle, r9or, vol. xv, p. 96.
,. L. Tolstoi, Les trois Morts, en La Mor! d'Ivan Ilitch et autres
cantes, París, Colín, r958.
27
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
28
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
31
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
1
'· A. Solzhenitsyn, Le Pavillon des cancéreux, París, Julliard,
l 968.
33
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
'
4
«Ad sanctas», Dictionnaire d'archéologie chrétienne et de li-
turgie, París, Letouzey, r 907, vol. 1, pp. 4 7 9 y ss.
34
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
'' San Juan Crisóstomo, Opera ... , París, ed. Montfaucon, q 18-
1738, vol. vm, p. 71, homilía 74·
6
' «Ad sanctas», Dictionnaire d'archéologie chrétienne ... , op. cit.,
vol. 1, pp. 479 y ss.
35
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
8
' Citado por E. Salin, La Civilisation mérovingienne, París, A. y
J. Picard, 1949, vol. 11, p. 35·
9
' En el original francés, junto al término original del texto cita-
do aparece entre paréntesis su forma actual: paroichiale-paroissia-
le-. Lo mismo sucede con la palabra que designa el cementerio: chi-
miter-cimetiere-. (N. de los T.).
37
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
3
° C. du Cange, «Cemeterium», Glossarium mediae et infimae la-
tinitatis, París, Didot, r84o-r85o, r883-87; E. Viollet-le-Duc,
«Tombeam>, Dictionnaire raisonné de!' architecture /ran({aise du XI" au
XVI" siecle, París, B. Baucé-A. Morel-, r87o vol. IX, p. 21-67; La
Chanson de Roland, ibid., cap. XX XXII.
3 ' No existe en español ningún término que traduzca exacta-
mente esa palabra francesa con el sentido que aquí tiene. Aunque
«osario» se le acerca mucho, conservamos el término original por tra-
tarse aquí de una reflexión metalingüística. Actualmente charnier de-
signa tanto un osario como un montón de cadáveres-se aplica, por
ejemplo, a las fosas comunes de los campos de concentración-. (N.
de los T.).
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
39
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
34
C. du Cange, «Cemeterium», op. cit.; E. Lesnes, «Les cimetie-
res», Histoire de la propriété ecclésiastique en France, Lille, Ribiard
-Desclée de Brouwer-, r 9 ro, vol. III; A. Bernard, La Sépulture en
droit canonique du décret de Gratien au concille de Trente, París, Lo-
viton, r 9 3 3; C. Enlart, Manuel d'archéologie /ran~aise depuis les
temps mérovingiens jusqu'd la Renaissance, París, Picard, r 902.
41
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
43
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
36
J. Hubert, Les Cryptes de Jouarre (IV Congreso del arte de la
44
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
45
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
38
Tímpanos de las catedrales de París, Bourges, Burdeos,
Amiens, etc.
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
39
Textos y grabados sobre madera de una ars moriendi repro-
ducidos en A. Tenenti, La Vie et la mort d travers l'art du XV siecle,
París, Colin, 1952, pp. 97-120.
47
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
49
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
EL <<TRANSI>>
40
La palabra transi, de difícil traducción, se refiere específica-
mente a las representaciones medievales del cadáver descompuesto.
Procede del verbo transir en su acepción de «estar penetrado de una
sensación que deja helado, que entumece»-LE ROBERT: Diction-
naire de la langue /ranr;aise, s.u. trad. nuestra-. En ese sentido, el
participio transi equivale semánticamente al castellano «aterido»,
«paralizado», «entumecido>>-acepciones éstas que ayudan a expli-
car el significado específico que adoptó el término en la imaginería
medieval-, si bien, léxicamente, se corresponde con el castellano
«transido>>-con el que comparte etimología-, de sentido similar
pero no idéntico. (N. de los T).
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
4 ' En Tenenti, La Vie et la Mort d travers !' art du XVe siecle, op.
cit.; del mismo autor, 1! Senso della morte ... , op. cit., pp. 139-148;
J. Huizinga, L'Automne du Moyen Age, París, Payot, 1975 (traduc-
ción).
52
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
53
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
54
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
45
Ronsard, «Derniers vers», loe. cit., soneto xr, p. r So.
55
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
LAS SEPULTURAS
46
E. Panofsky, op. cit.
s6
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
57
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
59
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
6o
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
6s
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
66
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
57
M. Twain, Les Aventures de Huckleberry Finn, París, Stock,
I 96 I ,
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
68
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
72
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
59
P. Aries, «Contribution a l'étude du culte des morts a l'épo-
que contemporaine», Revue des Travaux de l'Académie des Sciences
Morales et Politiques, vol. crx, r966, pp. 25-34; véase este artículo
in/ra, p. I93·
73
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
74
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
75
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
60
Proyectos sometidos al procurador general del Parlamento de
París después del edicto de r 7 7 6 que desocupaba los cementerios y
que ordenaba su traslado fuera de la ciudad; documentos de Joly de
Fleury, Bibliotheque Nationale, ms. fr. r 2 09, folios 6 2-8 7.
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
6
' Es el caso de Lacq, cerca de Pau, estudiado por H. Lefebvre.
77
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
79
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
So
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
6
' P. Aries, «La mort inversée», Archives Européennes de Socio-
logie, vol. VIII, 1967, pp. r69-195; véase este artículo in/ra, p. 223.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
63
B. G. Glaser y A. L. Strauss, Awareness o/Dying, Chicago, Al-
dine, r965. Véasein/rapp. 236yss.
ss
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
86
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
88
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
64
G. Gorer, op. cit.
6
'G. Gorer, «The Pornography of Death», Encounter, oct.
r 95 5. Este artículo fue reeditado en apéndice en su último libro, De-
ath, Grie/ and Mourning, Nueva York, Doubleday, r 96 3. Véase in-
/ra, pp. 245 y ss.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
66
J. Maritain, Réflexions sur l'Amérique, París, Fayard, 1959.
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
67
J. Mitford, The American Way of Death, Nueva York, Simon
and Schuster, I 96 3; trad. fr. de J. Parsons, La Mort a l'américaine,
París, Plon, r 965. H. Feifel et al., The Meaning o/ Death, Nueva
York, McGraw Hill, r 9 59.
68
E. Waugh, The Loved One, Londres, Chapman and Hall,
1950; trad. fr. de D. Aury, Ce cher disparu, París, Laffont, 1949.
9I
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
69
J. Mitford, op. cit.
93
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
70
No se trata del embalsamamiento destinado a volver el cuerpo
imputrescible, sino de un procedimiento de conservación temporal
para prolongar durante algún tiempo la apariencia de vida.
' J. Mitford, op. cit.
7
94
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
7
' Según J. Mitford, op. cit.
95
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
73 Ibid.
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
74
The Dying Patient, Nueva York, Russel Sage Fondation,
r 97 o, obra colectiva bajo la dirección de O. G. Brim, cuenta con una
bibliografía de 340 títulos recientes. No hace mención de obra algu-
na sobre los funerales, los cementerios, el luto o el suicidio.
97
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
99
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
lOO
LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
IOI
SEGUNDA PARTE
ITINERARIOS
I966-I975
RIQUEZA Y POBREZA FRENTE
A LA MUERTE EN LA EDAD MEDIA
105
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
106
ITINERARIOS I 966- I 97 5
107
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
108
ITINERARIOS 1966-1975
109
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
110
ITINERARIOS I 966- I 97 5
1 1 1
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
II2
ITINERARIOS I 966-197 5
75
J. Le Goff, La Civilisation de l'Occident médiéval, París, Art-
haud, col. «Les grandes civilisations», r 9 64, p. 2 4 o.
113
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
76
!bid.' p. 24 l.
77 J.
Heers, L'Occident au XIV siecle, Aspects économiques et so-
ciaux, Presses universitaires de France, col. «Clio», r 966 (2• ed.), p. 96.
78
P. Veyne, Annales ESC, 1969, p. Sos.
114
ITINERARIOS 1966-1975
115
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
79
B. zsr8.
so Oficial civil, de extracción nobiliar, encargado de aplicar la
justicia eclesiástica. (N. de los T.).
rr6
ITINERARIOS 1966-1975
117
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
118
ITINERARIOS I 966- I 97 5
8
' Citado por Tenenti, Il Senso delta morte ... , op. cit., p. 3 8.
119
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
120
ITINERARIOS 1966-1975
121
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
122
ITINERARIOS 1966-1975
123
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
124
ITINERARIOS 1966-1975
125
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
126
ITINERARIOS 1966-197 5
127
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
!28
ITINERARIOS 1966-197 5
129
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
8
' Este artículo fue publicado en Études sur l'histoire de la pau-
81
M. Praz, The Romantic Agony, Londres, r 9 3 3.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
8
4 J. Huizinga, op. cit., p. 98.
ITINERARIOS 1966-1975
85
M. Mollat, Genese médiévale de la France moderne, siecles
XIV" -XV". I. Perspectives d' ensemble: les «crises» et leur cadre, París,
Société d'édition d'enseignement supérieur, Col. «Regards sur l'His-
toire», 1970.
86
J. Heers, op. cit., 1970 (3• ed.), pp. 118-121, 231-233, 321-
326 y passim.
87
A.Tenenti, La Vie et la Mort a travers l'art du XV" siecle, op.
cit.; del mismo autor, Il Senso delta morte... , op. cit.
133
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
134
ITINERARIOS 1966-1975
135
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
tran, bajo la piel del vivo que cree gozar de buena salud,
los órganos horribles, los líquidos infectos, las «pulgas y
cresas», que, el día de la muerte, triunfarán sobre el
cuerpo y lo harán desaparecer. Esos poetas otorgan una
importancia especial a las descripciones de la enferme-
dad y la agonía.
Pero es de notar que no serán seguidos ni imitados
por los artistas, pintores o escultores. Éstos, por el con-
trario, dudan a la hora de representar los signos extremos
del sufrimiento y de la agonía. El enfermo de las artes mo-
riendi, que yace en la cama, no muestra que está en las úl-
timas. Así pues, no es el hombre a punto de morir lo que
domina de manera general la imaginería del siglo xv. El
rasgo original común a todas esas manifestaciones, ico-
nográficas y literarias, y que resulta esencial, es la des-
composición. Es decir, que se quiere mostrar lo que no se
ve, lo que pasa bajo la tierra y que está la mayoría de las
veces oculto a los vivos. Por supuesto, los escritores espi-
rituales de los siglos XII y XIII, los autores ascéticos del
contemptus mundi, no dejaron de evocar la destrucción a
la que estaban destinados los cuerpos más bellos, las ca-
rreras más gloriosas: ubi sunt ... Pero nunca hasta ahora la
imagen del «saco de excreciones» había tenido tal reper-
cusión en la sensibilidad. La temática, en origen piadosa,
cambió de carácter. Huizinga reconoce que está «muy
alejada de una auténtica aspiración religiosa». Queda,
pues, fuera de duda que nos encontramos en este mo-
mento frente a un rasgo nuevo de mentalidad: «Profundo
desaliento causado por la miseria humana», escribe Hui-
zinga. Nos pone así sobre la pista. Volveremos sobre ello
después de haber comparado los datos macabros del si-
ITINERARIOS I 966- I 97 5
137
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
88
En francés, la expresión equivalente es prendre sur le vi/, lite-
ralmente, «tomar de lo vivo». (N. de los T.).
139
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
89
J. Rousset, op. cit.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
90
C. de Brosses, Lettres historiques et critiques sur l'Italie, París,
año vm [1799].
9 ' R. Godenne, «Les Spectacles d'horreur de J. P. Camus», XVII(
9
' G. Bataille, Le Mort, CEuvres completes, París, Gallimard,
197 r, vol. rv; del mismo autor, L'Érotisme, op. cit.
ITINERARIOS 1966-197 5
93
].LeGoff,op.cit.,p.397·
94
J. Huizinga, op. cit., p. 144.
ITINERARIOS 1966-1975
I47
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
148
ITINERARIOS 1966-1975
149
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
Sin duda, habrá que esperar hasta mucho más tarde, has-
ta finales del siglo xvm y principios del XIX, para que la
muerte dé miedo verdaderamente, y entonces dejará de
ser representada. Sería interesante, incluso para la com-
prensión de la actitud frente a la muerte en el siglo xv,
entender la originalidad de la muerte romántica. En los
documentos del corpus que hemos analizado aparece lo
bastante a menudo para permitirnos indicar, antes de
concluir, algunos de sus rasgos.
Hemos hecho dos constataciones importantes. Por
una parte, cómo toda la Edad Media, incluso al final, vi-
vía en familiaridad con la muerte y con los muertos. Por
otra parte, cómo, a finales del siglo x v 111, la muerte había
sido considerada, del mismo modo que el acto sexual,
una ruptura, atractiva y terrible a la vez, de la familiari-
dad cotidiana. Se trata de un gran cambio en las relacio-
nes del hombre con la muerte.
Sin duda, ese cambio se verificó sólo en el mundo del
imaginario. Pero después pasó al mundo de los hechos
deliberados, no sin experimentar, por otra parte, una
muy grande alteración. Existe, en efecto, un puente en-
tre los dos mundos: el temor a ser enterrado vivo y la
amenaza de la muerte aparente. Ambos surgen en los
ITINERARIOS 1966-1975
151
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
95
Este artículo fue publicado en Bijdragen en mededelingen Be-
tre/fende de geschiendenis der Nederlanden, Coloquio Huizinga, Gra-
venhage, 1973,88 (2), pp. 246-257.
EL TEMA DE LA MUERTE EN
«LE CHEMIN DE PARADIS» DE MAURRAS
153
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
154
ITINERARIOS 1966-1975
l))
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
159
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
161
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
96
Este artículo fue publicado en Études maurrassiennes, 1,
I6S
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
r66
ITINERARIOS 1966-1975
168
ITINERARIOS 1966-1975
I]I
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
172
ITINERARIOS I 966- I 97 5
98
Comunicación a la Société de démographie historique, mayo
de I974·
q6
DEL SENTIMIENTO MODERNO DE LA FAMILIA
EN LOS TESTAMENTOS Y LAS TUMBAS
rn
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
q8
ITINERARIOS 1966-197 5
99
La expresión es de J. Le Goff.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
I8o
ITINERARIOS I 966- I 97 5
r8r
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
r82
ITINERARIOS 1966-1975
Toulouse.
Si el alma está sola ante la muerte-«yo entrego»-,
el cuerpo es «entregado» a la vez a la Iglesia y a la fami-
lia. A principios de la Edad Media, la legislación ecle-
siástica había vacilado entre la prioridad de la familia o
la parroquia en la elección de la sepultura: la familia pre-
valeció. Del siglo x 1v al siglo x v m, la elección de la se-
pultura se inspira, así pues, en dos consideraciones: la
piedad religiosa hacia la parroquia, una orden religiosa,
un santo o una cofradía; y la piedad familiar: «En la igle-
sia de Saint-Sernin, su parroquia, en la sepultura de sus
antepasados» ( I 690 ); «en el patio de la iglesia de Saint-
Sernin, donde están mis dos hermanas» ( I 7 8 7); «en el
cementerio de los Saints Innocents, en el lugar donde su
esposa y sus hijos difuntos están inhumados» ( I 6o4).
Si nos atuviéramos a la literatura testamentaria, se
diría que el sentimiento familiar estaba reservado al pe-
ríodo post mortem. ¿Nos equivocaríamos? La familia no
constituía entonces el marco de la «vida cotidiana». In-
tervenía sobre todo cuando cesaba la «cotidianidad»,
bien en las grandes crisis de la vida, bien en la muerte. A
partir del siglo xvm, la familia entró en la «cotidiani-
dad» y la ocupó casi por entero.
Por eso, desde finales de la Edad Media, el carácter
ITINERARIOS I 9 66- I 97 5
r8s
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
186
ITINERARIOS I 966- I 97 5
188
ITINERARIOS I 966- I 97 5
193
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
194
ITINERARIOS I 966- I 97 5
1 95
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
1 97
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
1 99
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
200
ITINERARIOS 1966-1975
201
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
202
ITINERARIOS I 966- I 97 5
203
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
204
ITINERARIOS I 966- I 97 5
205
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
206
ITINERARIOS 1966-1975
207
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
208
ITINERARIOS 1966-1975
209
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
2IO
ITINERARIOS I 966- I 97 5
2II
LA VIDA Y LA MUERTE
ENTRE LOS FRANCESES DE HOY
213
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
214
ITINERARIOS 1966-197 5
215
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
216
ITINERARIOS 1966-1975
21]
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
218
ITINERARIOS I 966- I 97 5
219
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
220
ITINERARIOS I 966- I 97 5
w
4
Este artículo fue publicado en Ethno-psychologie, marzo de
1972 (año 27 ), pp. 39-44.
221
LA MUERTE INVERTIDA. EL CAMBIO
EN LAS ACTITUDES FRENTE A LA MUERTE
EN LAS SOCIEDADES OCCIDENTALES
223
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
w
6
J. Huizinga, op. cit.
w, R. Caillois, Quatre Essais de sociologie contemporaine, París,
Perrin, I 95 I.
224
ITINERARIOS I 966- I 97 5
08
' Véase supra, p. 89.
225
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
'
09
J. Mitford, op. cit.
ITINERARIOS I 966- I 97 5
227
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
228
ITINERARIOS I 966- I 97 5
229
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
232
ITINERARIOS I 966- I 97 5
233
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
234
ITINERARIOS 1966-1975
235
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
237
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
239
2. EL RECHAZO DEL DUELO
243
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
244
ITINERARIOS I 966- l 97 5
245
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
247
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
2 49
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
253
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
254
ITINERARIOS 1966-1975
255
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
257
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
259
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
270
ITINERARIOS I 966- I 97 5
271
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
272
ITINERARIOS 1966-1975
273
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
274
ITINERARIOS 1966-197 5
275
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
277
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
279
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
280
ITINERARIOS 1966-1975
"
5
Ivan Illich, Némésis médicale, París, Éd. du Seuil, 1975.
281
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
6
" Este relato se lo debemos a uno de sus cofrades, B. Ribes,
«Éthique, science et mort», Études, noviembre de 1974, p. 494·
7
" Artículo que aparecerá en Esprit.
«TIME FOR DYING»II 8
Al paso al que van las cosas, está claro que todo sucede
como si estuviéramos olvidando cómo se moría hace tan
sólo treinta años. En los países de la civilización occi-
dental ello pasaba de manera muy simple. En primer lu-
gar, aparecía el sentimiento-más que el presentimien-
to-de que la hora había llegado: así, «Un rico labriego,
sintiendo su muerte cerca ... », o bien un viejo: «Final-
mente, sintiéndose a punto de acabar sus días ... » Un sen-
timiento que jamás engañaba: cada cual era el primero
en recibir el aviso de su muerte. Era el primer acto de un
ritual familiar. El segundo correspondía a la ceremonia
pública del adiós, que el moribundo debía presidir:
«Hizo venir a sus hijos, les habló sin testigos ... » o, por el
contrario, ante testigos: lo esencial era que dijese alguna
cosa, que hiciera su testamento, que corrigiera sus erro-
res, que pidiera perdón, que expresara sus últimas vo-
luntades y finalmente se despidiese. «Toma las manos de
todos, muere.»
Eso es todo. Así es como las cosas pasaban normal-
mente. Era conveniente que el moribundo muriese sin
prisa, mas también sin pausa, para que la escena del
8
" B. G. Glaser y A. L. Strauss, Time /or Dying, Chicago, Aldi-
ne, r 9 6 8; hemos publicado una recensión de esta obra en la Revue
Fran~aisedeSociologie, ro (3), r969.
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
286
ITINERARIOS 1966-1975
288
«THE DYING PATIENT»'' 9
9
" The Dying Patient, obra colectiva bajo la dirección de Orville
G. Brim, Nueva York, Russel Sage Foundation, 1970; yo he reseña-
do esa obra en la Revue Frans;aise de Sociologie, vol. xrv, no r, enero-
marzo de r 97 3, pp. r 2 5- r 2 8, bajo el título «La muerte y el mori-
bundo en nuestra civilización».
0
" P. Aries, «La vie et la mort chez les Franr,;ais d'aujourd'hui»,
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
Ethno-psycologie, marzo de 1972 (año 27), pp. 39-44; vid. ese artí-
culo supra, p. 2 I 3·
G. Gorer, «The Pornography of Death», loe. cit.
ITINERARIOS I 966- I 97 5
te, los autores distinguen una parte que aceptan: the death,
y una parte que contestan: the dying. Esa distinción es
muy importante.
No subsiste en ellos ninguna de las reservas de Gorer
y de Mitford en relación con el American Way o/ Death.
Se muestran satisfechos de la manera en que la sociedad
norteamericana asume la desaparición física de los
muertos: la preparación de los cuerpos por los morti-
cians, la exposición en los funeral homes, los servicios re-
ligiosos para consuelo de los vivos. Hay que reconocer
que la situación americana es original: los ritos de los fu-
nerales constituyen en ella un compromiso entre dos ac-
titudes: por una parte, las manifestaciones solemnes y
tradicionales de la incertidumbre de la vida, de la espe-
ranza escatológica, del dolor-luto-de los afectados; y,
por otra, la manera discreta y sumaria de despachar el
cuerpo tal como se practica ahora en las sociedades más
desarrolladas de la Europa industrial.
Dicho compromiso conserva el público adiós de los
vivos al muerto-suprimido a menudo en otros lugares
como Inglaterra u Holanda ... -y, no obstante, respeta
también el tabú que pesa sobre la muerte. Aquel al que
se visita en los funeral parlors no es un verdadero muer-
to, que presenta los signos de la muerte; es un cuasivivo,
al que los morticians han maquillado y dispuesto para
que produzca aún la ilusión de la vida.
Para nuestros autores, esa situación resulta satisfac-
toria. Admiten, en consecuencia, que la sociedad norte-
americana ha resuelto correctamente los problemas sico-
lógicos y sentimentales suscitados por los funerales y el
luto, y que ha encontrado fórmulas que responden a las
293
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
294
ITINERARIOS 1966-1975
HECHOS HISTÓRICOS
295
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
" 4 P. Aries, «Le culte des morts a l'époque moderne», loe. cit.;
de I 97 2.
ITINERARIOS I 966- I 97 5
HECHOS PROSPECTIVOS
297
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
6
" P. Aries, «Les grandes étapes et le sens de l'évolution de nos
altitudes devant la mort», Coloquio sobre la evolución de la imagen de
la muerte en la sociedad y el discurso religioso de las Iglesias, Estras-
burgo, octubre de r 9 7 4; M. Vovelle, «L' état actuel des méthodes et
des problemes et de leur interprétation», ibid.; B. Vogler, «Attitudes
devant la mort dans les Églises protestantes ... », ibid.; D. Ligou, «L'é-
volution des cimetieres ... », ibid. Estas comunicaciones aparecerán en
2 99
HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE
0
los Archives des Sciences Sociales des Religions (CNRS), ll I, 1975·
300
ITINERARIOS I 9 66- I 97 5
7 0
" Anthinea, ll 8, agosto-septiembre de I 97 5' pp. 3-4·
301
ESTA REIMPRESIÓN, SEGUNDA,
DE <<HISTORIA DE LA MUERTE EN OCCIDENTE>>,
DE PHILIPPE ARIES, SE HA TERMINADO DE
IMPRIMIR EN CAPELLADES EN
EL MES DE MARZO
DEL AÑO
20!!