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La Bruja De Rozas 2017, Cromatismo

Aromático
Un tinto complejo, largo, fresco y sabroso, que conquista sin alardear de cuerpo y color

Daniel Landi, integrante de Comando G (de garnacha), es un maestro en el arte de extraer a


las viejas garnachas castellanas de Gredos su gloriosa singularidad. Lo demostró al frente de
la bodega Jiménez-Landi, en Méntrida, y lo hace desde hace unos años en la denominación
de origen Vinos de Madrid. Siempre utilizando para sus tintos nombres sorprendentes, como
La Mujer Cañón, Reina de los Deseos, Hombre Bala o este, La Bruja de Rozas, por Rozas
de Puerto Real, donde se ubican sus nueve hectáreas (milagrosamente salvadas de los
incendios en la zona este verano) con cepas entre 50 y 90 años asentadas sobre suelos
graníticos degradados que aportan frescura y finura. Se trata de un enclave boscoso, en las
faldas de la sierra de Gredos, a casi 900 metros de altura. Laborean las viñas con filosofía
biodinámica, mientras que la enología busca resguardar la personalidad de cada parcela:
fermentaciones por separado en tinos de madera y crianza de 10 meses en tinos de roble
francés.
Consiguen así un tinto complejo, donde la fruta silvestre compotada sostiene su cromatismo
aromático, y la discreta impronta de la madera permite la presencia de los matices florales y
especiados, junto al ensoñador recuerdo de las hierbas balsámicas. Largo, fresco y sabroso,
te conquista sin alardear de cuerpo y color.
La cuna es la piedra

Alvaro, Diego y Fito (los nombres tras la bodega Cume do Avia) descubrieron de
niños las piedras sobre las que habían crecido y jugado sus abuelos, en Eira de
Mouros (Santo André, Ourense). Abandonado el pueblo tras la Guerra Civil, ellos
llevan 15 años de dura labor, limpiando, restaurando y plantando, aprendiendo,
vendimiando y haciendo sus primeros vinos. La dureza del megalitismo se une a su
afán de titanes contemporáneos. No les basta con el vino: su sueño es la
recuperación integral, con espacios para vivir, trabajar y dormir, campos para el
rebaño y el cielo del Ribeiro para contemplarse y soñar. Su Rosete 2017 nace de la
paradoja: ni rosado, ni clarete: ¡rosete!, un ensamblaje de uva blanca y varias tintas
que lleva muy atrás. Bosques con fresas silvestres, valles con sombras, abejas en el
llano y soles del atardecer sobre antiquísimas lomas. Esbeltez y plenitud. Es un vino
esférico, enérgico, vivo y con las huellas de la fermentación en él. Alegría y
desenfado, musgo y rosas caninas.
Viña zorzal 2018, elegante agilidad
Un blanco crianza que logra ofrecer lo mejor de su perfil joven, pero con la necesaria
madurez para esquivar la banalidad

La variedad garnacha blanca sigue recuperando espacios. Esta vez lo hace de la mano de
los hijos del vallisoletano Antonio Sanz, quien hace 30 años se planteó desarrollar su
actividad de bodeguero en Navarra. La excelente pero esquiva uva estaba prácticamente
desaparecida en las tierras de Corella, un hábitat idóneo por su clima de transición
mediterráneo-continental, y sus suelos pedregosos de arcilla calcárea que aportan buena
maduración sin perder frescura. Las condiciones naturales se completan con una viticultura
ecológica, cepas en vaso y una enología mixta acero inoxidable-madera de roble francés,
con la aportación de depósitos flextank (huevos de polímero) de 1.200 litros. El objetivo es
ganar en complejidad, resaltar los aromas primarios y conseguir una mayor suavidad,
parámetros de calidad que la bodega consigue armonizar con acierto.
Así, este Viña Zorzal 2018, pese a las dificultades de la añada, logra ofrecer lo mejor de su
perfil joven, pero con la necesaria madurez para esquivar la banalidad. Tiene una paleta
aromática rica en fruta carnosa madura y cítricos, adornada de flores silvestres, hierbas de
monte, un ligero recuerdo de especias y piedra. Sabroso, equilibrado, con suficiente
volumen para desenvolverse en boca con elegante agilidad.
Uvas de mármol rojo

En el corazón de la Toscana, la familia Marcucci recupera día a día la perdida


tradición del milenario vino etrusco.
Es una región de cultura, tradiciones y sentimientos antiguos. Entre Perugia, el lago
Trasimeno, Arezzo y Gubbio, miles de años, esfuerzos, batallas, vidas y muertes
atienden, pacientes, para contar su historia. Una de las más hermosas nace de las uvas
de la tierra, tanto tintas como blancas, que crecen ya en los frescos y tumbas hipogeas
de los etruscos. Danilo Marcucci y su familia, propietarios, recuperaron una tradición
del Novecento en el Monte Melino (Magione) que venía de más lejos. Trabajan el
campo sin máquinas, sus cepas y tierras de arcilla gozan del clima benigno y de la
humedad del lago cercano, y sus uvas, apenas sin intervención, transmiten el placer y
las sensaciones de una memoria reencontrada. Rosso Conestabile 2017 es montaraz y
rústico, está lleno de historia, de conocimiento y de sensibilidad. Huele a brezo y a
pimienta roja silvestre, sabe a zarzamora y a endrinas. Hay concentración en él,
firmeza y pureza, bosque carmesí y madroños. En la terracota, una sonrisa muestra
que la felicidad es eterna.
Los viticultores se rebelan por los bajos
precios de la cosecha
Agricultura negocia que solo se elabore vino con uvas a partir de nueve grados

A escasas fechas de que se generalice la vendimia en las zonas de mayor producción de uva
para vino no espumoso, como Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Extremadura,
los precios bajos han vuelto a ser los protagonistas de las protestas del sector, sobre todo en
las comarcas donde existen variedades destinadas a la producción de cava. Para los vinos
convencionales en las grandes zonas de producción, aunque con cotizaciones diferentes
según variedad y denominación, estas se sitúan entre los 0,28 y los 0,36 euros por kilo para
una graduación media de 12 grados, mientras que en denominaciones como Ribera del Duero
o Rioja se estima un precio de un euro.
Los productores creen que las cotizaciones deberían ser superiores a las de la campaña
anterior ante la existencia de una cosecha a la baja, por debajo de los 40 millones de
hectolitros frente a los más de 50 del pasado año, unas existencias no elevadas de 38 millones
y vendimias inferiores a sus necesidades en países como Italia y Francia, tradicionales
compradores del vino español excedentario. Como consecuencia de la sequía, las previsiones
de vendimia se han ido reduciendo desde 43 a 37 millones de hectolitros que apuntan
actualmente las Cooperativas Agroalimentarias. La uva pesa menos de lo esperado y las
últimas lluvias, aunque positivas salvo pedriscos localizados, no han servido para mejorar la
producción.
El pacto 2016, viejos viñedos ecológicos
Un tinto crianza que busca el equilibrio en la dialéctica tradición-modernidad

En la bodega Hacienda López de Haro, del Grupo Vintae, resuelven con ingenio y habilidad
la dialéctica tradición-modernidad. Así, uno se encuentra vinos que, ya desde la etiqueta,
están proclamando su devoción por la popular tipicidad riojana, y otros donde prima la
provocación y el estilo desenfadado pese a su proclamado clasicismo.
Entre ambos se encuentra El Pacto, un tinto crianza que busca el equilibrio entre las dos
tendencias. Para ello se apoya, como el resto de los vinos de la bodega, en viejos viñedos
ecológicos de tempranillo plantados en vaso, propiedad de pequeños y prestigiosos
viticultores de la zona, como los hermanos Fernández, José Antonio Lezana, Isaac Balda o
José Luis Pérez. Y en la concienzuda labor de Raúl Acha, director técnico. No hay más
argumentos, porque la elaboración, a cargo del enólogo Octavio Madurga, no se aventura por
caminos experimentales, salvo el uso de depósitos de acero con bocas más anchas de la
normal, y la crianza en roble francés, frente al habitual americano.
Consigue así en perfil aromático donde la fruta silvestre negra, fresca y fragante, se muestra
franca, discretamente enriquecida por especias y balsámicos. Posee una sólida estructura,
adecuada concentración y un final golosamente afrutado.
Adalta blanco 2018, hierbas de monte
Un vino de Terra Alta que busca, y encuentra, la mejor expresión de la variedad garnacha
blanca

El deseo de encontrar la mejor expresión para la variedad garnacha blanca ha llevado a Marc
y Emma Bournazeau, de origen francés pero con raíces españolas, creadores de la singular
bodega Terra Remota, en el granítico y pizarroso Ampurdán, a explorar las posibilidades de
su mejor hábitat, los bancales del altiplano de Terra Alta (Tarragona), un soberbio paisaje
mediterráneo donde Bàrbara Forés, Edetària y Lafou dictan su magisterio. La propuesta se
inscribe en la filosofía de este matrimonio enamorado del viñedo, con la naturaleza como
protagonista.
Para esta nueva andadura han escogido minuciosamente varias parcelas de cepas con unos
30 años, en proceso de conversión a agricultura ecológica, que luego elaboran por separado
tras una minuciosa selección de las uvas, bajo la dirección precisa de la enóloga Edith Soler.
No hay mucho más, salvo el imprescindible reposo sobre sus lías finas, de siete meses en este
caso.
No necesita más para ofrecer una amplia y sugerente paleta aromática con la que dibuja un
paisaje de fruta carnosa madura, barnizada por la frescura cítrica, con elegante toque floral y
el soleado aroma de las hierbas de monte. Goloso, de textura untuosa, se desenvuelve en el
paladar con agilidad para dejar la huella de un ligero regusto a almendra verde.
Mostro 2017, alma silvestre

La familia Verrua, con la joven Nadia al frente, trabaja al sur del Piamonte con
uvas y sensaciones ancestrales. Desde 1908.
CASCINA ES palabra antigua en italiano. Habla del respeto que la familia
propietaria de la bodega siente por las tradiciones de su tierra. Se usaba para
designar una pequeña unidad de construcción en la que el pajar, el ordeñadero y
las mantequilleras estaban junto a la casa en la que se vivía, parte de la cual era
bodega. Cascina transmite humildad: es morada de agricultores que viven de
uvas en la tierra piamontesa (barbera, grignolino, ruché), pero lo hacen con
pequeñas producciones y pensando más en el vino de la mesa del vecino que en
la venta exterior. Mostro 2017 es un símbolo: si uno se fija en la etiqueta, ve que
el monstruo llora. Ha perdido la r, cierto, pero aquello que nace de la pérdida
(¡“mosto”!) es un reflejo emocionante de las colinas por las que se mueve:
senderos de lavanda y retama. Naturalidad y espontaneidad. Sencillez y plenitud.
Este mosto efervescente es alegría de grosellas rojas y oscuras bayas de enebro.
Cestas llenas de madroños.

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