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Tiempo de Educar

ISSN: 1665-0824
teducar@hotmail.com
Universidad Autónoma del Estado de México
México

Hernández Flores, Gloria E.


Reseña de "Investigar el arte de la enseñanza. El uso de la etnografía en la educación" de Peter
Woods.
Tiempo de Educar, vol. 1, núm. 2, julio-diciembre, 1999, pp. 190-196
Universidad Autónoma del Estado de México
Toluca, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31100210

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WOODS PETER. INVESTIGAR EL ARTE DE LA ENSEÑANZA. EL USO DE LA
ETNOGRAFÍA EN LA EDUCACIÓN, MÉXICO, PAIDÓS, 1998.

Gloria E. Hernández Flores


Investigadora del ISCEEM
División Ecatepec.

La producción teórica de Peter Woods es vasta y, sin embargo, poco


traducida y publicada en México. Una de sus obras más conocidas, La
escuela por dentro, ha sido de gran valor para la investigación etnográfica
de la educación. El libro que ahora se reseña se centra en una visión
teórica, epistemológica y metodológica, sin que ello implique hacer a un
lado la aportación en sentido técnico.

El libro está integrado por una introducción y siete capítulos, rescata


elementos centrales de la etnografía en una gran riqueza de direcciones:
el reconocimiento explícito del yo del autor o etnógrafo, cuestiones de
carácter teórico, epistemológico, metodológico, de procedimientos
técnicos, así como de la difusión y los usos y significados de los
productos de la investigación. Se trata de una obra que avanza hacia una
concepción y práctica de la etnografía en términos críticos, abiertos y
colaborativos. Se centra, como su nombre lo indica, en la práctica de la
enseñanza y debate este campo como una ciencia y un arte. A
continuación se comenta el contenido de sus capítulos.

En la introducción, a partir del relato de su trayectoria de formación y de


etnógrafo, en particular, atiende aspectos que relacionan la vida y la
mirada del autor y las relaciones que guarda con la definición de sus
campos de estudio, las formas de abordarlo y el compromiso que pone
en ello, de manera que el etnógrafo no se separa del ser humano. Las
relaciones con sus docentes, las perspectivas teóricas a las cuales éstos lo
acercaron y la práctica misma en la docencia representan sólo algunos de
los elementos fundamentales que construyeron las bases de la mirada
actual, renovada y enriquecida.
Investigar el arte de la enseñanza. El uso de la etnografía en la educación

1. EL ARTE Y LA CIENCIA DE ENSEÑAR

En este capítulo el autor plantea la discusión en la concepción de la


enseñanza como arte y como ciencia; invita a concebir y estudiar la
enseñanza incorporando elementos de rigor científico, pero que se alejan
de las concepciones tradicionales de la ciencia fría y positiva e incorpora
otros elementos como la creatividad, la emoción, la expresión y la
emergencia. Plantea que el concepto de la enseñanza no se define a
partir de dicotomías excluyentes y señala “Está claro que la docencia es
una ciencia y también un arte … y más cosas”.

2. LA PROMESA DEL INTERACCIONISMO SIMBÓLICO

El capítulo contiene una gran riqueza no sólo por los contenidos que
ofrece, sino por las polémicas que plantea. Asimismo, ofrece gran
cantidad de elementos para la realización de la investigación cualitativa,
de los cuales dos son centrales: el teórico, al señalar los conceptos del
interaccionismo simbólico, y el metodológico, al plantear las
implicaciones de dicha concepción, los dilemas del rol del investigador(a)
y la generación de la teoría.

Un aspecto que permite relacionar varias de las problemáticas propuestas


es la noción de “interacción como un proceso de elaboración” y la
afirmación de que “la gente actúa según situaciones”. Estos elementos
sintetizan muchos de los argumentos en los que se ha sostenido que el
estudio de lo particular requiere una mirada amplia que no considere las
interacciones como socialmente determinadas -a pesar de que la
sociedad les da cierta estructura- y tampoco sólo como respuestas a
factores específicos. Abre la exigencia de analizarlos “en situación” y no
al margen del contexto en que cobran significado.

Otro aspecto relevante es el relacionado con la parte ética del


investigador(a), el cual abre diversas posturas según los autores citados,
pero el punto central sigue siendo una validez que traspasa la objetividad
científica y pone en los derechos del investigado las limitantes éticas del
oficio del investigador, sobre todo cuando se trata de los asuntos

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privados, íntimos de las personas o grupos a estudiar. Y lo paradójico es
que, tal vez, el acercamiento a este mundo sea el único camino de
aprender su propia cultura entendiendo por ella “...los símbolos
compuestos de significados interrelacionados que colectivamente
constituyen una cultura”.

Desde la parte introductoria a este libro, el autor presenta una postura


que no se mueve en las dicotomías y por ello es más enriquecedora su
propuesta al sugerir hacer frente a las tensiones y conflictos, como a las
series de dualismos que desarrolla y al tratar de tomar con mayor
conciencia sus implicaciones teórico-metodológicas.

3. ATISBANDO LA VIDA DE LAS COSAS

El capítulo presenta un grupo de alternativas que incorporan el nivel


metodológico, teórico y técnico de la investigación etnográfica. El punto
que se cuestiona desde el inicio es la validez. El autor rebasa el carácter
científico experimental y lo lleva más allá al humanizar la investigación de
las interacciones simbólicas.

En este sentido, al ofrecer algunos enfoques alternativos, abre otra


discusión importante en torno al carácter racional de la investigación:
¿todo en una investigación está sujeto a la racionalización? y ¿dónde
queda el lugar de los sentimientos y las emociones? Parece que el autor
apunta a la necesidad de reconocer estos ámbitos de la investigación al
indicar dos niveles de interacción: por un lado las interacciones entre los
sujetos del estudio y, por otro, la interacción que establece el
investigador con ellos. De ahí menciona que “...los sentimientos del
investigador son importantes, no sólo como contexto para el mensaje del
estudio, sino como parte del propio mensaje”. La importancia de las
técnicas de la historia vital, biografía y autobiografía, el texto evocador,
los diarios, memorias y la poesía cuyos enfoques y posturas se ubican en
una “...transición desde ‘la observación’ de la etnografía tradicional hacia
el lenguaje expresivo”.

Otro punto importante es que el autor no se centra en una mirada


excluyente, ya que reconoce que la postura posmoderna ayuda a

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profundizar y mejorar la comprensión, pero no sustituye análisis hechos


desde otros enfoques; sólo los enriquece.

Asimismo, considera que los criterios de validez y calidad se encuentran


en tensión, dependiendo de los aspectos que los definen, sobre todo
cuando se estudian situaciones sociales con el propósito de comprensión
y no de verificación. Apunta criterios en torno a la calidad, como “...la
conveniencia de la representación para reflejar con fidelidad la
comprensión adquirida...” y “...el poder que tiene la representación para
‘conmovernos’”.

El autor sintetiza sus posturas al señalar que respalda una


“...epistemología multidimensional...” y que estas alternativas “...retienen
la tradición narrativa de la etnografía, mientras que a la vez desafían el
formato tradicional”.

4. VIVIENDO Y ANALIZANDO UNA INSPECCIÓN ESCOLAR

El capítulo toca dos elementos centrales, uno referido a la cuestión


metodológica y otro referido a la inspección escolar.

Con respecto al primero, plantea la posibilidad de elaborar los resultados


de la investigación etnográfica desde otras consideraciones de formato y
de contenido, que enriquecen los aspectos más duros que desde otro
enfoque de la investigación pudieran hacerse. El problema que sigue
presente es la tensión entre la participación y el distanciamiento del
investigador, ¿hasta dónde es posible ubicar los limites del “enfoque
afectivo” propuesto por el autor?

La particularidad de este enfoque de apreciar, capturar los significados


de los otros aporta elementos de nivel epistemológico que apuntan hacia
la apertura de la propia etnografía con un carácter “holístico”, tanto del
campo estudiado, como de las relaciones del autor y su obra. Se trata
también de un enfoque que intenta acercarse con un propósito
comprensivo, más que de una búsqueda de validez científica,
tradicionalmente concebida.

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El segundo punto pone de relieve las formas en que es entendida la
práctica docente desde instancias de poder que sólo miran a los
maestros, la institución y sus prácticas educativas, como números, que
apuntar y controlar, dejando de lado, no sólo la propia historia, sino la
“situación” en que acontecen.

5. LA COLABORACIÓN DENTRO DE LA ETNOGRAFÍA HISTÓRICA:


LA INVESTIGACIÓN DE ACONTECIMIENTOS CRÍTICOS EN EDUCACIÓN

Al igual que el capítulo referido a la promesa del interaccionismo


simbólico, el contenido resulta de una gran riqueza en el plano
metodológico. Como se ha insistido, el libro en su conjunto, y el
presente capítulo, en lo particular, representan una mirada abierta y
enriquecedora ante lo que el autor denomina “la etnografía tradicional”.

En el plano epistemológico el autor apunta, de manera implícita, la


necesidad de una apertura y congruencia entre lo investigado (la
enseñanza), la forma de concebirlo (como un campo abierto y rico) y la
forma de abordarlo (desde la perspectiva cooperativa entre investigador
y docentes). Este primer plano representa una gran apertura en aspectos
tradicionalmente sólo regidos por el racionalismo científico
experimental, como es el caso de la validación, la evaluación y un
distanciamiento que tenía el significado de no involucramiento, bajo la
consigna del cuidado de la objetividad y tal vez de no compromiso con
los sujetos y el campo investigados.

En el nivel teórico el autor hace un gran aporte en la propia concepción


de la etnografía que, sin que pierda su sentido dentro de la investigación
educativa, abre sus formas de estudio sobre la enseñanza y a partir del
enfoque de la “etnografía histórica” se ubica también como un método
que “...analiza los sucesos que han tenido lugar en el pasado usando
métodos cualitativos, naturalistas, que procuran analizar los significados
y las comprensiones, y recrear culturas y contextos de ese método
evocador tan típico de la etnografía”.

En el plano metodológico una de las aportaciones fundamentales es la


congruencia entre lo estudiado “el acontecimiento crítico” y las formas

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Investigar el arte de la enseñanza. El uso de la etnografía en la educación

de abordarlo; el texto muestra la relación que existe entre el campo de


estudio, la concepción que se tiene de él y las formas de abordarlo en
términos también técnicos o tecnológicos.

De ahí que se refiera a la entrevista, a las formas de concebir a los sujetos


no sólo como “informantes” sino también como aquellos que ofrecen su
propia evaluación de lo estudiado. Replantea las propias relaciones entre
investigador e investigado, pero que no se identifican linealmente, por
ejemplo con la perspectiva de la investigación-acción, pues el autor
señala, “Tuve un papel tanto de miembro como de observador externo; el
primero me acercó a sus experiencias, y el segundo me distanció de ellas
y sometió sus afirmaciones a pruebas críticas”.

Por ello, elementos fundamentales son el sentido, las posibilidades y los


límites de la colaboración. Ésta, la colaboración, es planteada en dos
niveles: del investigador hacia los investigados y viceversa. Algo muy
acertado es el reconocimiento de las “historias de colaboración” en
donde los sujetos están presentes con sus relatos, sus emociones,
etcétera.

6. LAS HERRAMIENTAS DEL OFICIO: EXTENSIONES DEL PROPIO YO DEL ETNÓGRAFO

El capítulo trata de las relaciones entre el autor, las herramientas para la


investigación y la producción de textos. Señala que la pluma es una
herramienta que permite vincular lo pensado con la escritura; este
proceso, por cierto, es muy complicado, pero ha sido considerado como
una etapa final de la investigación y el autor nos lleva a pensar en las
múltiples ideas y momentos que se pueden capturar si se cuenta con una
pluma a la mano. De esta manera el autor propone que la pluma como
terapia, espigador, simplificador, ayuda para escuchar, promotor de ideas
y fase de la redacción abre posibilidades para analizar la diversidad de
momentos que se ponen en juego en la investigación educativa, desde
esta perspectiva metodológica.

Rescata la escritura y sus relaciones con etapas muy diferenciadas de la


investigación etnográfica, en la gran diversidad de momentos en que es
necesario escribir. Por ejemplo, las notas de campo, las reflexiones que

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se van generando en el proceso de la recopilación de datos, nombres de
personas, lugares de citas, memorias de una reunión, desacuerdos o
acuerdos con un acontecimiento importante, notas de algún texto
consultado para el análisis y hasta los dibujos, diagramas, estructuras
provisionales de los capítulos o textos más acabados y, por último, el
borrador final de la investigación. Plantea cómo la computadora ha
eliminado, en algunos casos, la posibilidad de borradores previos a
mano, tal vez por el ahorro de tiempo y las posibilidades reales que los
procesadores de palabras brindan.

7. LA AUDIENCIA Y LA POLÍTICA DE DIFUSIÓN

El capítulo pone la mirada en uno de los puntos más problemáticos, la


difusión y los usos que la audiencia da a los productos de la
investigación. Una diferenciación central que el autor plantea es la que
existe entre sólo distribuir textos, dar conferencias, etc. y “sembrar la
semilla”.

Señala que las formas y usos de lo escrito tienen muy diferente


significado, dependen de cómo reciben los profesores de aula la
producción científica, cómo la reciben los tomadores de decisiones o la
propia comunidad científica. De ahí que la posibilidad de que “cambie las
prácticas para mejorar”, resulta todavía un problema muy complejo. En
este sentido Woods señala: “...tenemos la dificultad, a veces incluso la
imposibilidad, de que los argumentos académicos se enfrenten en la
arena política”. Para dar argumentación a estas ideas, el autor analiza dos
ejemplos muy ilustrativos de los diferentes usos y significados, a través
de una experiencia de macrodifusión y otra de microdifusión.

Finalmente, el problema de la política y la validez resultan enriquecidos


cuando ya no se trata sólo de la difusión en lo general, sino cuando se
acerca a los usos, por parte del investigador.

Todo ello constituye un importante aporte para quienes nos


encontramos en la investigación cualitativa, por lo que el libro que ahora
reseñamos resulta significativo para la investigación educativa, por las
polémicas que plantea.

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