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Metamorfosis

Sin proceso no hay progreso.

Por Esther Szczerba

La bella criatura rompió el capullo, dejó que la luz invadiera el


receptáculo que la había estado encarcelando, se encaramó por la
abertura avizorando un entorno que la invitaba a explorar, desplegó sus
alas… y voló libremente como si toda su vida lo hubiera estado
haciendo.

Las mariposas fueron diseñadas por el Creador para realzar la belleza


de las praderas, bosques y jardines. La extraordinaria variedad de
colores, las irisaciones, los reflejos metálicos y la suavidad
aterciopelada hacen resaltar más la elegancia de su vuelo.

La naturaleza las engalanó con sus más preciados tesoros para


embellecerlas, permitiendo que nosotros podamos apreciarlas y
admirarlas. Los coleccionistas buscan las variedades más exóticas y
coloridas, los niños se divierten persiguiéndolas y los ciclos siguen su
curso en este mundo lleno de incoherencias y paradojas... y también
impactantes bellezas.

Al volar de flor en flor para alimentarse, las mariposas —así como las
abejas y otros insectos— desempeñan un importante papel en la
reproducción de las plantas, pues fecundan a la flor que visitan con el
polen que se adhirió a su cuerpo al introducirse antes en otras flores.

¿Se imaginaba acaso la oruga que sufriría tal transformación? ¿No era
más lógico pensar que al tejer el capullo estaba preparando su mortaja?
¿Podía siquiera vislumbrar la importante función que debería cumplir
luego de semejante cambio?

Y si el Creador tiene propósito con una de sus criaturas más pequeñas,


encomendándoles una misión tan importante… ¿no tendrá lo mismo
con Su obra maestra: el ser humano?

Precisamente, en este mundo en el que vivimos, lleno de incoherencias


y paradojas, cada circunstancia adversa que nosotros atravesamos,
cada problema o dificultad que se nos presenta nos introduce en un
proceso de transformación. En el caso de la oruga, es una sola vez en su
vida, mientras que, en nuestro caso, estos procesos pueden ser varios.

En la asombrosa maravilla de la naturaleza, Dios transforma las orugas


en mariposas, la arena en perlas, el carbón en diamantes, la
insignificante semilla en un árbol frondoso, usando el tiempo, la presión
y las situaciones adversas. De la misma manera trabaja en nosotros,
hasta lograr sacar a luz Su obra maestra. Es el proceso que nos prepara
para nuestra misión en esta tierra: no tratemos de evitarlo, demorarlo
o extenderlo más de lo que lleva.

A veces, cuando estamos en un "momento oscuro" de nuestra vida,


tendemos a pensar que hemos sido sepultados, enterrados, que
estamos muertos. En realidad, hemos sido "sembrados". Esperemos el
proceso de la germinación (sacándole provecho al máximo a ese trato
aprendiendo), y pronto saldremos a la superficie con fuerzas,
creceremos, floreceremos y daremos fruto. "Ustedes saben que el
grano de trigo no produce nada, a menos que caiga en la tierra y
muera. Y si muere, da una cosecha abundante." (Juan 12:24)

El atravesar una crisis debería verse como una bendición y no una


tragedia. Una crisis te despierta del letargo, te sacude lo que estuvo
causando complacencia, te motiva a utilizar el potencial latente y sin
desarrollar, y te ayuda a que puedas redescubrir el propósito original de
Dios para tu vida.

El proceso que se vive en la crisis no es para derrumbarte, sino para


elevarte a niveles más altos. Sacúdete las ideas equivocadas, llena tu
mente con la Palabra de Dios, y posiciónate para lograr avanzar hasta
alcanzar el diseño del Eterno: ¡fuiste creado para ser más que
vencedor!

Cuando alcanzas la victoria en cierta circunstancia, te das cuenta que,


en realidad, no era para castigarte, sino para prepararte. ¡Siempre
mantente firme y fuerte! ¡La victoria está asegurada! ¡Y en el proceso,
nos vamos formando y aprendiendo!

Dios te creó a propósito, con propósito, por un propósito: el propósito


de ser quien Dios designó que fueras. No una copia, no una versión
light, no un disfraz, tampoco un presumido o creído. Los extremos son
malos.

El propósito de Dios para tu vida es que seas tú. La misión de tu vida en


esta tierra, nadie puede cumplirla por ti. Ya sea en el anonimato o en la
fama, sea criando una familia bendecida o predicando a las masas, sea
en la soledad del desierto o en la conglomeración de la metrópoli: lo
que Dios puso en tus manos, es tu tarea, tu responsabilidad, tu
asignación. ¿Ya la descubriste? ¿La estás llevando a cabo?

Dicen que nadie cambia de la noche a la mañana... sin embargo, uno


puede levantarse un día y decir: "Ya basta, es tiempo de hacer las cosas
bien. Tengo que alinear mi vida con el propósito de Dios". Sea cual sea
la decisión que tengas que tomar, no la demores. Tu fe te lleva a apurar
el tiempo del proceso, mientras que tu duda e indecisión... lo demora,
lo extiende, te agota.
“Decidirás una cosa, y se te cumplirá, y en tus caminos resplandecerá
la luz.” (Job 22:28, LBLA).

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Esther Szczerba nació en un hogar cristiano siendo su padre un pastor


reconocido, por cuyo ejemplo e influencia eligió el camino del servicio
a Dios. Su trayectoria incluye, entre otros: viajes misioneros,
evangelización, plantación de iglesias, enseñanza de la Palabra,
consejería, ministración de alabanza y adoración, formación y
conducción de una emisora radial FM propia, y el pastorado. Es la
directora de Marketing para M. Laffitte Ediciones y coordina el
Proyecto Antologías. Se especializa en marketing para autores y
ministerios.

Email: esther5766@gmail.com
Teléfono/WhatsApp: +54(11)2739-0143
Facebook: @esther.szczerba

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