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Ensayo crítico del 1er seminario

García, Glorimar
Prof. Steffany Larrota
Abril, 2019

La infancia ha sido un tema debatible durante años y sigue sin ser totalmente clara,
siendo percibida desde distintos puntos de vista dependiendo del enfoque teórico en el
que se observe. Ahora pues, según Casas, 1998, la infancia se entiende como un
periodo determinado de la vida de un niño que se mide convencionalmente por un
intervalo de edad, indicando pautas, normas o hábitos socioculturales que se
relacionan entre el concepto y dicho intervalo. Por su parte, Ajuriaguerra (1978), define
la infancia como la correspondencia a una cierta clase de edad o periodo de
desarrollo. La infancia depende principalmente de las personas, sus contextos de
vidas y de las relaciones interpersonales, dando paso a la variedad de experiencias en
cada niño que no permite que las infancias sean parecidas.

El intervalo de la infancia varía según el contexto social y cultural en el que el


individuo crezca. En líneas generales, las perspectivas coinciden que se puede ubicar
entre los 0 y 18 años. Sin embargo, se considera que un individuo deja de formar parte
de una etapa cuando sus rasgos psicosociobiológicos no corresponden a esta. Su
concepción, se diferencia por medio de dos identidades: los cristianos y los
pedagogos. Se puede notar que durante siglos el niño fue tratado como objeto, como
un ser solo producto accidentado de las relaciones sexuales, que no tiene vida por sí
mismo, efímero, una tabla rasa en el ámbito psicológico, un ser lleno un pequeño
adulto incapaz; a lo largo del tiempo, esta concepción cruel que se ha tenido sobre la
infancia, ha cambiado y se le ha dado más sentido e importancia a la transición de la
infancia, ya que por medio de esta, ocurre el aprendizaje y se forma la base de un
adulto fuerte o no, capaz o no de dar frente a la vida.

En referencia a las realidades sociales planteada por Casas (1998), se ha


planteado que a lo largo de los años, los científicos o personas encargadas de una
situación, se han centrado principalmente en el problema y no en la promoción para
mejorar; por ejemplo, los médicos se centran en hablar de las enfermedades y no en
hacer promociones sobre una buena salud.

En contraste, la teoría del aprendizaje social, donde participa Robert R. Sears,


teórico interesado en aspectos de tipo evolutivo, y preocupado por la socialización la
internalización de los valores, actitudes, el comportamiento y la cultura en el que este
se desarrolla, en el control de la agresión, el desarrollo de la resistencia a la tentación
y la culpa y la adquisición de comportamientos a un cierto rol sexual. Para Sears, los
padres son fundamentales en la influencia del proceso de internalización, gracias a
que estos suministran al niño: recompensas, frustraciones, castigos en diferentes
formas, manifestaciones de poder, etc. (Universidad de Barcelona, 2001)

Según la Universidad de Barcelona (2001), Sears tiene una perspectiva


conductista, ya que este no contempla etapas del desarrollo como el psicoanálisis,
sino que por su parte, propone una serie de mecanismos evolutivos simples:

 El niño adquiere conductas o respuestas apropiadas por los principios


generales del aprendizaje.

 La maduración física del niño, tiene un efecto directo e indirecto en el


comportamiento del niño, por medio de la reacción de los agentes de
socialización debido a los cambios del cuerpo y las expectativas de madurez.

 Las expectativas del comportamiento infantil, dependen tanto del cambio físico
como de las ideas que tienen los agentes de socialización sobre el aprendizaje
que el niño ha realizado en cada momento.

Una conclusión general acerca de la bibliografía consultada junto lo expuesto


anteriormente, es que se coincide que el periodo de la infancia en los seres humanos,
suele ser de dependencia hacia los adultos, ya que no se es suficiente capaz, no se
pueden asumir responsabilidades, no se tienen los mismos derechos, no se tienen
suficientes conocimientos y no se es fiable, entre muchos otros. Sin embargo, el niño
es capaz de aprender cada uno de los núcleos expuestos anteriormente por medio de
la observación de un adulto y del aprendizaje continuo a lo largo de su desarrollo físico
y psicológico.

Se coincide también, que muchos teóricos han menospreciado a lo largo de cada


siglo, la etapa de la infancia, y que la caracterización de <objeto> hacia un infante, es
errada, siendo la iglesia, la primera que rechaza esta concepción y se oponen al
infanticidio.
Referencias bibliográficas
Ajuriaguerra, J. (1978). Ciencias del Hombre. Cuaderno Nro 1. Instituto ciencias del
hombre.

Casas, F (1998). Infancia: Perspectivas psicosociales. Barcelona: Paidos.

Universidad de Barcelona (2001). Psicología Evolutiva y Psicología de la Educación.


España, Barcelona. Recuperado de:
http://www.ub.edu/dppsed/fvillar/principal/proyecto.html

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