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La hepatitis es una enfermedad que se caracteriza por la inflamación del hígado. Aunque frecuentemente se
cree que se debe a una infección vírica, lo cierto es que puede tener otras causas:
Alcoholismo.
La hepatitis puede ser aguda, y desaparecer con el tratamiento adecuado, o crónica, en cuyo caso puede
progresar al cabo del tiempo y causar una cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado.
Fatiga.
Ictericia.
Dolor abdominal.
Náuseas y vómitos.
Pérdida de peso.
Tratamiento
Conviene señalar, finalmente que en la actualidad se dispone de vacunas frente a las hepatitis A y B. Esta
última también es válida para la hepatitis D, ya que se da solo en personas que han contraído previamente la
del tipo B.
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INFLUENZA (GRIPE)
Diagnóstico
El médico realizará un examen físico, buscará signos y síntomas de influenza y quizás pida un análisis que
detecte los virus de la influenza.
El análisis que se usa con mayor frecuencia se llama análisis de diagnóstico de influenza rápido, en el que se
buscan sustancias (antígenos) en una muestra de exudado tomada de la parte trasera de la nariz o garganta.
Estos análisis pueden arrojar resultados en unos 15 minutos, aproximadamente. Sin embargo, los resultados
son muy variables y no siempre son exactos. Es posible que el médico diagnostique la influenza en función de
los síntomas, aún con un resultado negativo en el análisis.
En hospitales y laboratorios especializados, se encuentran disponibles análisis más sensibles para detectar la
gripe.
Tratamiento
Por lo general, no necesitarás más que descanso y una gran cantidad de líquido para tratar la gripe. Sin
embargo, en algunos casos, el médico puede recetarte un medicamento antiviral, por ejemplo, oseltamivir
(Tamiflu) o zanamivir (Relenza). Si los tomas poco tiempo después de notar los síntomas, es posible que
estos medicamentos te acorten un día la enfermedad y evites complicaciones graves.
Los efectos secundarios de los medicamentos antivirales pueden incluir náuseas y vómitos. Estos efectos
secundarios pueden reducirse si los medicamentos se toman junto con los alimentos. Oseltamivir también ha
estado asociado con delirio y conductas de autolesión en adolescentes.
Algunas cepas de influenza se tornaron resistentes a la amantadina y la rimantadina (Flumadine), que son los
medicamentos antivirales más antiguos.
Estudios clínicos
Explora los estudios de Mayo Clinic de evaluación de tratamientos, intervenciones y análisis nuevos como
medio para prevenir, detectar, tratar o controlar esta enfermedad.
Si contraes gripe, las siguientes medidas podrán ayudarte a aliviar los síntomas:
Bebe mucho líquido. Elige agua, jugos y sopas calientes para prevenir la deshidratación.
Considera si debes tomar analgésicos. Toma analgésicos de venta libre, como paracetamol (Tylenol u otros) o
ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) para combatir el dolor asociado con la influenza. Los niños y los
adolescentes que se están recuperando de síntomas parecidos a la gripe nunca deben tomar aspirinas debido
al riesgo de padecer el síndrome de Reye, una enfermedad inusual pero potencialmente mortal.
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Para controlar la propagación de la influenza en tu comunidad, quédate en tu casa y preserva a los niños
enfermos en el hogar 24 horas después de que les haya bajado la fiebre.
Rotavirus
Diagnóstico
Con frecuencia, el rotavirus se diagnostica en base a síntomas y al resultado de un examen físico. Quizás se
analice una muestra de heces en un laboratorio para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento
No hay tratamiento específico para la infección por rotavirus. Los antibióticos y los antivirales no funcionan
cuando hay se presenta esta infección. Generalmente, desaparece dentro de tres a siete días.
Para los niños, un líquido de rehidratación puede reponer los minerales perdidos con más eficacia que el agua
u otros líquidos. La deshidratación grave puede requerir la administración de líquidos intravenosos en el
hospital.
Si tu bebé está enfermo, ofrécele pequeñas cantidades de líquido. Si estás amamantando, continúa
haciéndolo.
Si tu bebé toma fórmula, dale una pequeña cantidad de algún líquido de rehidratación oral o fórmula regular.
No diluyas la fórmula del bebé.
Si tu hijo mayor no se siente bien, anímalo a que descanse. Ofrécele alimentos insulsos que no contengan
azúcar agregada, como panes integrales o galletas, carne magra, yogur, frutas y vegetales.
Tomar mucho líquido también es importante, incluidos líquidos para la rehidratación oral. Evita gaseosas, jugo
de manzana, productos lácteos que no sean yogur y alimentos azucarados, que pueden empeorar la diarrea.
Evita cualquier cosa que pueda irritar el estómago, como comidas muy condimentadas, cafeína, alcohol y
nicotina.
Si tú o tu hijo necesitan ver al médico, es probable que primero veas a tu profesional de atención médica
primaria. Si tienes preguntas sobre el diagnóstico, el médico puede derivarte a un gastroenterólogo o a un
especialista en enfermedades infecciosas.
Preparar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar al máximo tu tiempo con el médico. Las preguntas
que podrías hacerle a tu médico o al médico de tu hijo pueden ser las siguientes:
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¿Cuál es la causa más probable de estos síntomas? ¿Existen otras causas posibles?
Bebe mucho líquido. Come alimentos livianos para reducir el estrés de tu sistema digestivo. Si tu hijo está
enfermo, sigue el mismo método, ofrécele mucho líquido y alimentos livianos.
Si estás amamantando o usas una fórmula, continúa alimentando al niño como siempre. Pregúntale a tu
médico si es adecuado darle al niño líquidos de rehidratación oral.
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Tétanos
Diagnóstico
Los médicos diagnostican el tétanos mediante una exploración física, la historia clínica y de inmunización, y
los signos y síntomas de espasmos musculares, rigidez y dolor. Los análisis de laboratorio no suelen ser útiles
para el diagnóstico del tétanos.
Tratamiento
No hay una cura para el tétanos. El tratamiento consta de cuidado de las heridas, medicamentos para aliviar
los síntomas y atención complementaria.
Cuidado de la herida
Es esencial limpiar la herida para evitar el crecimiento de esporas de tétanos. Esto implica eliminar la
suciedad, los objetos extraños y el tejido muerto de la herida.
Medicamentos
Antitoxina. Tu médico puede darte una antitoxina tetánica, como la inmunoglobulina antitetánica. Sin embargo,
la antitoxina puede neutralizar solamente la toxina que aún no se adhirió al tejido nervioso.
Antibióticos. Tu médico también puede recetarte antibióticos por vía oral o inyectables para combatir la
bacteria del tétanos.
Vacuna. Todas las personas con tétanos deberían recibir la vacuna antitetánica al recibir el diagnóstico.
Sedantes. Los médicos generalmente usan sedantes potentes para controlar los espasmos musculares.
Otros medicamentos. Se pueden usar otros medicamentos, como por ejemplo el sulfato de magnesio y ciertos
betabloqueantes, para regular la actividad muscular involuntaria, como los latidos del corazón y la respiración.
Con esta finalidad, también se podría usar morfina como sedante.
Terapias de respaldo
Si tienes una infección grave de tétanos, lo más probable es que debas permanecer en un entorno de
cuidados intensivos. Dado que los sedantes pueden inhibir la respiración, es posible que necesites un
respirador temporalmente.
Heridas punzantes u otros cortes profundos, mordidas de animales o heridas sucias te generan un mayor
riesgo de contraer una infección por tétanos. Obtén atención médica si la herida es profunda y está sucia y si
no estás seguro de cuándo te vacunaste por última vez. Deja abiertas las heridas sucias para evitar contraer
bacterias y con una venda.
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Es posible que el médico necesite limpiar la herida, recetarte un antibiótico o darte un refuerzo de la vacuna
antitetánica. Si te has vacunado antes, tu cuerpo rápidamente debería crear los anticuerpos necesarios para
protegerte contra el tétanos.
Mantén limpia la herida. Después de que se detenga el sangrado, enjuaga bien la herida con agua corriente
limpia. Limpia el área alrededor de la herida con jabón y con un paño. Si hay algo incrustado en una herida,
consulta al médico.
Uso de antibióticos. Después de que limpias la herida, aplica una capa delgada de ungüento o crema
antibiótica. Estos antibióticos no harán que la herida se cure más rápido, pero pueden evitar la infección y el
crecimiento bacteriano.
Determinados componentes de algunos ungüentos pueden causar una erupción cutánea leve en algunas
personas. Si aparece un sarpullido, deja de usar el ungüento.
Cubre la herida. La exposición al aire podría acelerar la curación, pero la venda puede mantener limpia la
herida y sin bacterias nocivas. Las ampollas que se están drenando son vulnerables. Mantenlas cubiertas
hasta que se formen una costra.
Cambia el apósito. Aplica un nuevo apósito al menos una vez al día o cada vez que se moje o se ensucie el
apósito para evitar la infección. Si eres alérgico al adhesivo usado en la mayoría de las vendas, cambia a
apósitos sin adhesivo o gaza estéril y cinta de papel.
Si tu herida es pequeña y está limpia pero te preocupa que pueda infectarse o quieres saber si tienes
inmunidad contra el tétanos, comienza por ver a tu médico de cabecera. Si tu herida es grave o tú o tu hijo
tienen síntomas de infección por tétanos, busca atención de urgencia.
Tu estado de vacunación, incluso cuándo recibiste el último refuerzo de la vacuna contra el tétanos.
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Cómo te estuviste cuidando la herida.
Cualquier enfermedad o afección crónica que tengas, como diabetes, enfermedad cardíaca, o si estás
embarazada.
SARAMPIÓN
Diagnóstico
Por lo general, el médico diagnostica sarampión según el sarpullido característico de la enfermedad y de una
mancha pequeña blanco azulada con un fondo rojo brillante (mancha de Koplik) que se encuentra en la pared
interior de la mejilla. Sin embargo, muchos médicos no han observado nunca el sarampión y el sarpullido se
puede confundir con otras enfermedades. Si es necesario, un análisis de sangre puede confirmar si el
sarpullido es en realidad sarampión.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico para la infección por sarampión establecida. No obstante, se pueden
tomar algunas medidas para proteger a las personas vulnerables que se han expuesto al virus.
Vacunación tras la exposición. Se puede administrar la vacuna contra el sarampión a las personas no
inmunizadas, incluidos los bebés, dentro de las 72 horas de ocurrida la exposición al virus del sarampión para
que los proteja contra la enfermedad. Si aun así la enfermedad se manifiesta, suele tener síntomas más leves
y dura menos tiempo.
Inmunoglobulina sérica. Las mujeres embarazadas, los bebés y las personas con sistemas inmunitarios
debilitados que están expuestos al virus pueden recibir una inyección de proteínas (anticuerpos) llamada
“inmunoglobulina sérica”. Cuando se administran dentro de los seis días tras la exposición al virus, estos
anticuerpos pueden prevenir el sarampión o ayudar a que los síntomas sean menos graves.
Medicamentos
Reductores de la fiebre. Es posible que tú o tu hijo también tomen medicamentos de venta libre, como
acetaminofeno (Tylenol, otros), ibuprofeno (Advil, Children's Motrin, otros) o naproxeno (Aleve) para ayudar a
aliviar la fiebre que acompaña el sarampión.
No les des aspirinas a los niños o a los adolescentes que tengan síntomas de sarampión. Si bien el uso de la
aspirina está aprobado en niños mayores de 3 años, los niños y adolescentes que se están recuperando de
una varicela o de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina. Esto se debe a que la
aspirina se ha relacionado con el síndrome de Reye, una enfermedad poco común pero potencialmente fatal,
en estos niños.
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Antibióticos. Si se contrae una infección bacteriana, como neumonía o una infección del oído, mientras tú o tu
hijo tienen sarampión, el médico podría recetar un antibiótico.
Vitamina A. Los niños con niveles bajos de vitamina A tienen más probabilidades de padecer un caso más
grave de sarampión. La vitamina A puede disminuir la gravedad del sarampión. Generalmente, se administra
en los niños mayores de un año como una dosis grande de 200 000 unidades internacionales (UI).
Si tú o tu hijo tienen sarampión, mantente en contacto con tu médico mientras controlas el avance de la
enfermedad y presta atención a las complicaciones. Prueba también estas medidas de comodidad:
Bebe algo a sorbos. Bebe mucha agua, jugo de frutas y té de hierbas para reemplazar los líquidos perdidos a
causa de la fiebre y la sudoración.
Busca alivio respiratorio. Usa un humidificador para aliviar la tos y el dolor de garganta.
Descansa la vista. Si a ti o a tu hijo les molesta la luz brillante, como les sucede a muchas personas con
sarampión, mantén las luces bajas o usa lentes de sol. Además, evita leer o mirar televisión si la luz de una
lámpara de lectura o de la televisión te resulta molesta.
Anota los síntomas que tú o tu hijo tengan, incluidos aquellos que quizás no parezcan relacionados con el
motivo de la consulta.
Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas o los suplementos que tú o tu hijo toman.
Para el sarampión, estas son algunas preguntas básicas que puedes hacerle al médico:
¿Hay algo que pueda hacer para que mi hijo se sienta mejor?
¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme a casa? ¿Qué sitios web me recomienda?
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Qué esperar de tu médico
El médico puede pedirte que vayas al consultorio antes o después de las horas de atención para reducir el
riesgo de exposición al sarampión de otras personas. Además, si el médico cree que tú o tu hijo tienen
sarampión, debe informarlo al departamento local de salud.
Es probable que tu médico te haga una serie de preguntas, como las siguientes:
¿Alguien más vive en tu hogar? De ser así, ¿se vacunó contra el sarampión?
Asegúrate de que tú o tu hijo se mantengan bien hidratados. Las soluciones electrolíticas para niños, como
Pedialyte, o las bebidas deportivas, como Gatorade o Powerade, pueden ayudarte a mantenerte hidratado y a
mantener tu equilibrio electrolítico.
Baja la fiebre de manera segura. Si la fiebre hace que tú o tu hijo se sientan molestos, los medicamentos
como paracetamol (Tylenol, otros) o ibuprofeno (Advil, Children's Motrin, otros) pueden ayudar a bajar la
fiebre.
No les des aspirina a los niños o adolescentes que tengan síntomas de sarampión. Si bien el uso de la
aspirina está aprobado en niños mayores de 3 años, los niños y adolescentes que se están recuperando de
una varicela o de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina. Esto se debe a que la
aspirina se ha relacionado con el síndrome de Reye, una enfermedad poco común pero potencialmente fatal,
en estos niños.
Viruela
Diagnóstico
Si hoy se produjera un brote de viruela, es probable que la mayoría de los médicos no pudiera detectarla en
sus primeros estadios, lo que permitiría que la enfermedad se propague.
Incluso un solo caso confirmado de viruela sería considerado una emergencia sanitaria internacional. Los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention)
pueden hacer análisis definitivos utilizando una muestra de tejido de una de las lesiones en la piel de la
persona infectada.
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Tratamiento
No existe cura para la viruela. En caso de infección, el tratamiento se centraría en aliviar los síntomas y evitar
que la persona se deshidrate. Si la persona también contrae una infección bacteriana en los pulmones o en la
piel, es probable que le receten antibióticos.
Tuberculosis
Diagnóstico
Durante el examen físico, tu médico te examinará los ganglios linfáticos para detectar inflamación y escuchará
detenidamente los sonidos de tus pulmones mientras respiras con un estetoscopio.
La herramienta de diagnóstico más usada para la tuberculosis es una prueba cutánea sencilla, aunque se
están volviendo más comunes los análisis de sangre. Se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia
llamada tuberculina PPD (derivado proteico purificado) debajo de la piel en el antebrazo. Sentirás solamente
un ligero pinchazo de la aguja.
Dentro de las 48 a 72 horas, un profesional de atención médica controlará si se inflamó el sitio de la inyección
en tu brazo. Un bultito elevado, rojo y duro significa que es posible que estés infectado con tuberculosis. El
tamaño del bultito determina si los resultados de la prueba son significativos.
La prueba cutánea de la tuberculosis no es perfecta. A veces, sugiere que una persona tiene tuberculosis,
cuando en realidad no la tiene. También puede indicar que una persona no tiene tuberculosis, cuando en
realidad sí la tiene.
La prueba puede tener un resultado falso positivo si has recibido recientemente la vacuna con el bacilo de
Calmette y Guérin (BCG). Esta vacuna antituberculosa se usa muy poco en los Estados Unidos, pero su uso
está generalizado en países con tasas altas de infección con tuberculosis.
Los resultados con falsos negativos pueden darse en ciertas poblaciones — que incluyen a niños, personas
de edad avanzada y personas con sida — que a veces no responden a la prueba cutánea de tuberculosis.
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También puede darse un resultado falso negativo en personas que se han infectado con tuberculosis en forma
reciente, pero cuyo sistema inmunitario todavía no ha reaccionado a la bacteria.
Análisis de sangre
Pueden utilizarse análisis de sangre para confirmar o para descartar una tuberculosis activa o latente. Estos
análisis utilizan una tecnología avanzada para medir la reacción de tu sistema inmunitario a las bacterias de la
tuberculosis.
Para estos análisis, solo necesitas ir una vez al consultorio. Un análisis de sangre puede ser útil si tienes un
riesgo alto de una infección con tuberculosis pero tu resultado de la prueba cutánea resultó negativo, o si te
recibiste recientemente la vacuna BCG.
Si tuviste un resultado positivo en una prueba de piel (prueba cutánea), es probable que el médico pida una
radiografía o una exploración por tomografía computarizada de tórax (pecho). Estas pruebas pueden mostrar
manchas blancas en los pulmones que indican los sitios donde el sistema inmunitario ha encapsulado las
bacterias de la tuberculosis o pueden revelar cambios en los pulmones causados por una forma activa de
tuberculosis. Las imágenes de las tomografías computarizadas brindan información más detallada que las de
las radiografías simples.
Examen de esputo.
Si la radiografía torácica revela signos de tuberculosis, el médico podría tomar muestras de esputo — la
mucosidad que despides cuando toses. Las muestras se analizan en busca de la bacteria de tuberculosis.
Las muestras de esputo también se pueden utilizar para buscar cepas de tuberculosis resistentes a los
medicamentos. Esto ayuda a tu doctor a elegir los medicamentos que más probablemente van a funcionar.
Estos exámenes pueden tomar entre cuatro y ocho semanas para completarse.
Tratamiento
La medicación es el fundamento del tratamiento para la tuberculosis. Pero el tratamiento de esta enfermedad
lleva mucho más tiempo que tratar otras clases de infecciones bacterianas.
Para la tuberculosis activa, debes tomar antibióticos por lo menos durante seis a nueve meses. La medicación
exacta y la duración del tratamiento dependen de tu edad, estado de salud general, posibilidad de resistencia
a la medicación y la ubicación de la infección en el cuerpo.
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Los fármacos usados más frecuentemente para el tratamiento de la tuberculosis
Si tienes tuberculosis latente, quizás necesites tomar solo uno o dos tipos de medicamento para la
tuberculosis. La tuberculosis activa, especialmente si es una cepa resistente a los medicamentos, requerirá
varios medicamentos a la vez. Los medicamentos que se usan con más frecuencia para tratar la tuberculosis
son:
Isoniacida
Etambutol (Myambutol)
Pirazinamida
Si tienes tuberculosis resistente a los fármacos, por lo general se utiliza una combinación de antibióticos
llamados fluoroquinolonas y medicamentos inyectables, como amikacina o capreomicina (Capastat), durante
entre 20 y 30 meses. Algunos tipos de tuberculosis también están desarrollando resistencia a estos
medicamentos.
Algunos medicamentos pueden usarse como terapia complementaria al tratamiento de combinación actual
resistente a los medicamentos, que incluye:
Bedaquilina (Sirturo)
Linezolid (Zyvox)
No es frecuente que los medicamentos para la tuberculosis tengan efectos secundarios graves pero, si se
presentan, pueden ser peligrosos. Todos los medicamentos para la tuberculosis pueden ser sumamente
tóxicos para el hígado. Cuando tomes estos medicamentos para la tuberculosis, llama a tu doctor
inmediatamente si notas cualquiera de las reacciones siguientes:
Náuseas o vómitos
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Es esencial completar el tratamiento
Después de unas semanas ya no contagiarás la enfermedad, y quizás comiences a sentirte mejor. Tal vez
sientas la tentación de dejar de tomar tus medicamentos para la tuberculosis. Pero es fundamental que
termines toda la terapia y que tomes los medicamentos exactamente como te los recetó el médico. Abandonar
el tratamiento muy pronto o saltearte dosis puede permitir que las bacterias que aún están vivas se vuelvan
resistentes a los medicamentos, lo que lleva a una tuberculosis que es mucho más peligrosa y difícil de tratar.
Para ayudar a las personas a continuar con el tratamiento, se recomienda un programa llamado terapia de
observación directa. En este enfoque, un trabajador del área de la salud te administra la medicación para que
no tengas que recordar tomarla por ti mismo
Estudios clínicos
Explora los estudios de Mayo Clinic de evaluación de tratamientos, intervenciones y análisis nuevos como
medio para prevenir, detectar, tratar o controlar esta enfermedad.
Ten en cuenta que tu salud física puede afectar tu salud mental. La negación, la ira y la frustración son
habituales cuando debes enfrentar algo difícil e inesperado. Por momentos, necesitarás más herramientas
para hacer frente a estas y otras emociones. Los profesionales, como los terapeutas o psicólogos del
comportamiento, pueden ayudarte a desarrollar estrategias de afrontamiento positivas.
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