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El documento describe una mañana en la ciudad de Puntarenas, Costa Rica. Resalta la belleza natural del amanecer y la actividad en la ciudad. Describe la luz dorada del sol, las aves en el manglar y los botes en el estero. También destaca la animación en la plaza con deportes, el mercado lleno de gente y productos, y la diversidad de personas que recorren la ciudad en una mañana llena de vida, color y alegría.
El documento describe una mañana en la ciudad de Puntarenas, Costa Rica. Resalta la belleza natural del amanecer y la actividad en la ciudad. Describe la luz dorada del sol, las aves en el manglar y los botes en el estero. También destaca la animación en la plaza con deportes, el mercado lleno de gente y productos, y la diversidad de personas que recorren la ciudad en una mañana llena de vida, color y alegría.
El documento describe una mañana en la ciudad de Puntarenas, Costa Rica. Resalta la belleza natural del amanecer y la actividad en la ciudad. Describe la luz dorada del sol, las aves en el manglar y los botes en el estero. También destaca la animación en la plaza con deportes, el mercado lleno de gente y productos, y la diversidad de personas que recorren la ciudad en una mañana llena de vida, color y alegría.
El oro del sol que apenas para el cuerpo y para el alma,
asoma tras la montaña, la ciudad toma apariencia es oro que en esta tierra de estar de 6iesta; la plaza enriquece las mañanas. es campo en que el deportista De oro se adornan los 6lecos entreteje 6iligranas. de las nubes, y las garzas, ¡Pun… pan! El balón resuena que en el manglar ejercitan al elevarse en la cancha di6íciles acrobacias, y allá en la altura parece lucen ígneas lentejuelas que hasta las nubes tocara. en el per6il de sus alas ligeras y majestuosas, ¡Músculo y balón entonan llenas de luz y de gracia. un bello canto a la raza! Y bajo el áureo derroche El mercado es una feria que a la ciudad engalana, espléndida y animada. los cayucos mañaneros —¿Quién quiere chances? ¡La suerte! se alejan sobre las aguas –grita una activa muchacha. del estero, donde se hunde —¿Lleva el cero tres y el treinta? el oro vivo en la plata, —¡Sí, los que juega mi mama, en una fusión magní6ica que es de una suerte brutal, de reluciente amalgama. cómpreme y verá que gana!… ¡Riqueza de Puntarenas —¡Su mama será lechera, y un tesoro de mi patria! pero uno lo que más se saca con esta plaga de chances Un grito potente sueltan es del bolsillo la plata, las sirenas de las fábricas; pero córteme una tira sobre el mar se ve un pesquero ya que usted es linda, mi ñata! orgulloso de su carga. —¡Pasados y cocos frescos, Allá un tren de pasajeros pipianes de la Pitahaya! como un gusano se alarga, –pregona una verdulera por ganar en La Angostura ante los grupos que pasan. la rectitud de la playa. Y en tanto que en las palmeras, Mujeres puntareneñas, hay brisa de notas clásicas, porteñas de tez quemada, y hay olores de reseda, veraneantes de Cartago, y el aire yodado pasa gentes de la aristocracia: en ráfagas de sustento campesinas olorosas a 6lor de café, rosadas alas, luz, belleza y vida como frescas amapolas, en el ambiente se abrazan. bonitas como las guarias. Y el enjambre bullanguero —¡Mirá allá —dice un chofer— prosigue poniendo gracia ¡qué palos de cabos de hacha! en la faz ya calurosa —¡Hombre, no sea tan zafao, de la espléndida mañana. no ve usté que ella es mi hermana! Mañanas de Puntarenas, —¡Dispénseme, jovencito, de esta tierra abierta y cálida, es que su hermanita es guapa! dichosa por su alegría —¡Pasajes para San Lucas, y por su belleza mágica. bueno ya se van mis lanchas! ¡Así calientita y bella –grita con voz de huracán uno la siente y la guarda en media calle, Turrialba. tan adentro, que parece que en nuestro ser se llevara Un avión pasa rozando en viva llama, encendido, la techumbre de las casas; el corazón de la patria!