Sei sulla pagina 1di 6

-Las representaciones internas del cuerpo y del mundo externo generadas por los sistemas sensoriales guían los

movimientos producidos por el sistema motor. Cualquier actividad, incluso la más sencilla, requiere de información visual
y propioceptiva para que pueda ser llevada a cabo. Por lo tanto, resulta beneficiosa para el individuo que las partes del
cerebro que controlan el movimiento tengan acceso al flujo de información sensorial que existe en el cerebro.

-La organización jerárquica del sistema motor presenta 3 niveles:

. Nivel inferior: La médula espinal. Contiene los circuitos neurales que median diversos reflejos y automatismos rítmicos.
Las neuronas motoras e interneuronas de las astas ventrales o anteriores de la ME también reciben la influencia de axones
que descienden de los centros superiores.

. Nivel medio: El tronco encefálico. Los sistemas descendentes mediales (haces tectoespinal, retículoespinal y
vestíbuloespinales) contribuyen al control de la postura, integrando información visual, vestibular y somatosensitiva. Los
sistemas descendentes laterales (haz rubroespinal) controlan los músculos más distales y por lo tanto son importantes
para los movimientos dirigidos a objetos, en particular del brazo y la mano. Otros circuitos del TE controlan los
movimientos de los ojos y de la cabeza.

. Nivel superior: La corteza motora primaria y varias áreas premotoras se proyectan directamente hacia la ME a través del
fascículo corticoespinal, y también regulan los haces motores que se originan en el TE. Las áreas premotoras son
importantes para coordinar y planificar secuencias complejas de movimiento. Reciben información de la corteza parietal
posterior (que forma parte del área de asociación multimodal posterior o área parieto–témporo–occipital) y de la corteza
prefrontal (área de asociación multimodal anterior o área de asociación prefrontal) y se proyectan hacia la corteza motora
primaria, así como a la ME.

La planificación y ejecución del movimiento no sólo son reguladas por los 3 niveles jerárquicos. Otras 2 partes del
encéfalo, el cerebelo y los ganglios basales (forman parte de la organización en paralelo del sistema motor), juegan
también un rol importante en esta regulación

-La corteza motora primaria y varias áreas premotoras se proyectan directamente hacia la ME a través del fascículo
corticoespinal, y también regulan los haces motores que se originan en el TE. Las áreas premotoras son importantes para
coordinar y planificar secuencias complejas de movimiento. Reciben información de la corteza parietal posterior y de la
corteza prefrontal y se proyectan hacia la corteza motora primaria, así como a la ME.

La planificación y ejecución del movimiento no sólo son reguladas por los 3 niveles jerárquicos, la médula, el tronco y la
corteza (Opciones A y B). Otras 2 partes del encéfalo, el cerebelo y los ganglios basales, juegan también un rol importante
en esta regulación.

El nivel supramodal encargado del control ejecutivo tiene como constituyente principal a la corteza de asociación
multimodal anterior, que ocupa la corteza prefrontal. Sus funciones son la anticipación, la planificación, búsqueda y
selección de respuestas, iniciativa y monitoreo de la acción (Opción D).

El cerebelo influye en el sistema motor evaluando las disparidades existentes entre intención y acción (Opción C), y
ajustando las operaciones de los centros motores de la corteza cerebral y el TE durante el desarrollo del movimiento, así
como durante las repeticiones de dicho movimiento.

-Divisiones funcionales del cerebelo:

.Vestíbulocerebelo: es la parte más primitiva del cerebelo, recibe aferencias del sistema vestibular, de los colículos
superiores y de la corteza estriada (info visual). Por otra parte, emite aferencias hacia los núcleos vestibulares externos. La
función del vestibulocerebelo es de control del equilibrio y del movimiento de los ojos, y una lesión en esta área
provocaría la dificultad para mantener el equilibrio.

.Espinocerebelo: es un área más tardía que el vestibulocerebelo, dividido en Vermis y zona Paravermiana:

Vermis: recibe aferencias visuales, auditivas, vestibulares y somatosensitivas de la cabeza y partes próximas del cuerpo.
Emite eferencias hacia regiones de la corteza y tronco encefálico que dan origen a los sistemas descendientes centrales
que controlan los músculos próximos del cuerpo y las extremidades. La Vermis rige la postura y locomoción, como
también la mirada.

Zona paravermiana: recibe aferencias somatosensitivas de las extremidades, y envía aferencias a las estructuras que
controlan los músculos más distales de las extremidades y los dedos. Su función es de control de movimiento de las partes
distales de los miembros.

Una lesión en el espinocerebelo deviene en hipotonía de las extremidades, ataxia (falta de coordinación muscular) y
temblores de intención.

.Cerebrocerebelo: es la parte filogenéticamente más reciente, recibe aferencias de la corteza cerebral y emite eferencias
hacia la corteza motora, premotora y prefrontal. Su función es la de planificación mental de las acciones motoras
complejas y la valoración consciente de los errores del movimiento. Una lesión en esta área deviene en retrasos en el
inicio de los movimientos y en una descomposición del movimiento.

-Los movimientos reflejos son patrones coordinados e involuntarios de contracción y relajación muscular desencadenados
por estímulos periféricos. En el texto de cátedra se tratan 2 casos: los reflejos medulares y los reflejos vestibulares.

Los reflejos medulares son movimientos estereotipados, desencadenados por activación de los receptores situados en la
piel o los músculos (Opción C). Los receptores de los músculos producen reflejos miotáticos, mientras que los receptores
cutáneos producen reflejos de retirada.

Los reflejos vestibulares son los reflejos vestíbulooculares que mantienen quietos los ojos cuando se mueve la cabeza, y
los reflejos vestíbuloespinales que permiten al sistema motor esquelético compensar el movimiento de la cabeza. La
opción B es incorrecta porque los receptores que desencadenan los reflejos vestibulares forman parte del órgano
sensorial llamado vestíbulo (que está localizado en el oído interno junto a la cóclea del sistema auditivo).

Los movimientos rítmicos repetitivos son producidos por patrones estereotipados de contracción muscular y comprenden
masticar, tragar y rascarse, así como las contracciones alternativas de flexores y extensores de cada lado del cuerpo
durante la locomoción cuadrúpeda (marcha, trote y galope). Los circuitos de estos patrones motores rítmicos repetitivos
radican en la ME y el TE. Aunque estos patrones pueden darse espontáneamente, es más frecuente que se desencadenen
por estímulos periféricos que activan los circuitos subyacentes (Opción A).

Los movimientos voluntarios: 1) se organizan alrededor de la realización de una acción que tiene un objetivo concreto; 2)
tienen una respuesta variable frente al mismo estímulo según la tarea que se va a llevar a cabo; 3) mejoran con la
experiencia y el aprendizaje; y 4) no son simples respuestas a estímulos del ambiente, sino que pueden ser generados
internamente (Opción D).

La generación de un movimiento voluntario puede involucrar a muchas partes de la corteza motora. Además, de la corteza
motora primaria, son varias las áreas corticales que se activan en correlación con el movimiento.

Aclaraciones: La ejecución de los movimientos rítmicos depende de núcleos motores localizados tanto en la médula
espinal (por ejemplo, locomoción cuadrúpeda y rascada) como en el tronco encefálico (por ejemplo, masticar y tragar). En
este caso, no se están teniendo en cuenta éstos últimos ejemplos de movimientos rítmicos (masticar y tragar).

El térmico “tronco” que figura en el enunciado de este ítem se refiere a “tronco del cuerpo” (o sea, tórax + abdomen).

Los movimientos reflejos producidos por grupos musculares de los miembros y del “tronco del cuerpo” son comandados
por las motoneuronas localizadas en las astas anteriores de la médula espinal. También existen movimientos reflejos
controlados por núcleos motores del tronco encefálico como, por ejemplo, los que producen el parpadeo.

-Los reflejos vestíbulooculares compensan los movimientos de la cabeza. El ojo humano puede percibir en la
retina las imágenes estables mejor que las imágenes en movimiento. Cuando se mueve la cabeza, los ojos se
mantienen quietos debido a los reflejos vestíbulooculares de los músculos oculares. El procesamiento visual es
mucho más lento y menos eficaz que el procesamiento vestibular para la estabilización de la imagen (Opción
D).
Los reflejos vestíbuloespinales son importantes para el mantenimiento de la postura vertical (Opción B). Puesto
que el sistema vestibular responde mucho más rápido que el sistema visual y que advierte antes las
alteraciones de la postura, las señales que van desde los núcleos vestibulares hasta la ME constituyen un
factor muy importante para el mantenimiento de la postura.
El reflejo miotático se trata de una contracción muscular que se produce cuando un musculo se estira
(Opción C).
El reflejo de flexión–retirada produce movimientos complejos que desempeñan funciones protectoras y posturales (Opción D). Cuando
se aleja rápidamente una extremidad de un estímulo doloroso (la mano de una estufa caliente, por ejemplo), habitualmente la
contracción simultánea de todos los músculos flexores de la extremidad.

- El reflejo de orientación se encuentra tanto en los animales como en el hombre y es una forma de atención refleja, involuntaria
(Opción A). Consiste en una activación general que surge como respuesta a un estímulo novedoso del ambiente (Opción B). Además de
las manifestaciones conductuales observables directamente, hay otros 2 índices del reflejo de orientación: las manifestaciones
autonómicas y las electrofisiológicas (Opción C).

El reflejo de orientación es específico para aquellos estímulos que constituyen una novedad en el ambiente y cesa, es decir se habitúa,
cuando el estímulo se presenta repetidamente. Aunque su nombre (orientación) se debe a uno de los aspectos más salientes de esta
conducta refleja, es conveniente reparar en la presencia de varios componentes atencionales: 1) la presencia de una modificación fásica
del estado de alerta (si el animal estaba dormido o adormecido, el estímulo lo activa); 2) la orientación precisa hacia la localización
espacial y hacia la naturaleza de la fuente de estímulos (un perro dirige la mirada y orienta las orejas hacia el estímulo, lo olfatea, etc.); y
3) el carácter selectivo de esta conducta, que se manifiesta en la priorización del procesamiento del estímulo novedoso y la supresión
de todas las respuestas no relacionadas con la novedad.

La función selectiva de la red ejecutiva no se aplica sólo a la selectividad necesaria para detectar blancos y contribuir por esta vía a la
ubicación de determinados procesos sensoriales en el foco de la consciencia. También se ha implicado la participación de esta red en la
administración de los recursos necesarios para operaciones complejas que requieren no sólo dirección consciente de los procesos
sensoriales sino también búsquedas dirigidas de estrategias adecuadas en la memoria a largo plazo y control voluntario de la conducta

- El reflejo de orientación se encuentra tanto en los animales como en el hombre y es una forma de atención refleja, involuntaria
(Opción A). Consiste en una activación general que surge como respuesta a un estímulo novedoso del ambiente (Opción B). Además de
las manifestaciones conductuales observables directamente, hay otros 2 índices del reflejo de orientación: las manifestaciones
autonómicas y las electrofisiológicas.

El reflejo de orientación es específico para aquellos estímulos que constituyen una novedad en el ambiente y cesa, es decir se habitúa,
cuando el estímulo se presenta repetidamente. Aunque su nombre (orientación) se debe a uno de los aspectos más salientes de esta
conducta refleja, es conveniente reparar en la presencia de varios componentes atencionales: 1) la presencia de una modificación fásica
del estado de alerta (si el animal estaba dormido o adormecido, el estímulo lo activa); 2) la orientación precisa hacia la localización
espacial y hacia la naturaleza de la fuente de estímulos (un perro dirige la mirada y orienta las orejas hacia el estímulo, lo olfatea, etc.); y
3) el carácter selectivo de esta conducta, que se manifiesta en la priorización del procesamiento del estímulo novedoso y la supresión
de todas las respuestas no relacionadas con la novedad.

- La red de alerta (también llamada red de vigilancia) está compuesta, según Posner, por 2 estructuras: la formación reticular y la
corteza dorsal del lóbulo frontal derecho. La formación reticular (con más precisión las vías noradrenérgicas de la formación reticular)
tendría a su cargo el rol activador, pero sería la corteza frontal derecha la que ejerce el control superior que permite modular la
activación (Opciones A y D).

- Los mecanismos de la atención permiten seleccionar una fracción relevante de todos los mensajes concurrentes de acuerdo con
nuestros intereses y objetivos (Opción B). Esa fracción seleccionada será procesada intensamente, mientras que el resto de la
información que recibimos recibirá un tratamiento más reducido o nulo.

Se pudo establecer que la formación reticular posee otras funciones, al menos cuatro: 1) la ya mencionada función del alerta; 2) la
modulación de los reflejos musculares; 3) la regulación de funciones anatómicas, como la frecuencia respiratoria y cardíaca; y 4) la
modulación de la sensación de dolor (a cargo del sistema serotoninérgico: Opción B).

El núcleo pulvinar (Opción C) del tálamo es uno de los 3 componentes de la red de orientación visual (los otros 2 componentes son la
corteza parietal posterior y el colículo superior del mesencéfalo). Su función es restringir la entrada de estímulos al área seleccionada de
manera de eliminar distractores provenientes de otras localizaciones.

- El lóbulo parietal posterior (Opciones A, B y C) tiene la función de “desenganchar” la atención desde el foco actual (Opción B). Los
colículos superiores del mesencéfalo se activan para desplazar el punto de atención hacia el nuevo objetivo (Opción C). El pulvinar
restringe la entrada de estímulos al área seleccionada de manera de eliminar distractores provenientes de otras localizaciones (Opción
D).
- Nos referimos con el término “orientación” a los procesos que permiten dirigir el foco de atención hacia una determinada fracción del
mundo exterior (Opción C). Aunque estén muy relacionados, no es conveniente confundir la selección de un blanco con la orientación
sensorial hacia él. La selección precede, pero no se confunde con la orientación, que consiste en los mecanismos por los cuales se
concentran los canales sensoriales adecuados en el objetivo seleccionado (Opción B).

Los daños en el área parietal posterior afectan sobre todo el “desenganche” del foco atencional de un blanco previo, e impiden dirigir el
foco atencional hacia un blanco localizado en el hemicampo visual opuesto al lado de la lesión, es decir, contralateral a la lesión (Opción
A). Estas lesiones no afectan en cambio los desplazamientos del foco atencional dentro del hemicampo visual homolateral o ipsilateral a
la lesión (Opción D).

Aclaración: El lóbulo parietal derecho se activa con cambios de atención en ambos campos visuales, mientras que el lóbulo parietal
izquierdo se activa sólo cuando los cambios de atención ocurren en el hemicampo visual derecho.

- Una sección del TE, a nivel de la unión del bulbo raquídeo con la ME (preparación de “encéfalo aislado”) no modifica las características
propias del EEG de vigilia (ritmos rápidos). En cambio, en la preparación de “cerebro aislado” el corte separa al cerebro del TE. En este
caso, el EEG sí se modifica, sólo que, a diferencia del sueño, la lentificación del EEG es irreversible, el animal ya no recupera el estado de
vigilia.

Magoun y Moruzzi concluyeron que la parte alta de la formación reticular es la sede de las células que producen un tono activador de la
corteza y que su lesión es responsable de la supresión de la vigilia y de la aparición de los ritmos electroencefalográficos de sueño
(ritmos lentos) en la corteza cerebral. En resumen, la lesión de la formación reticular rostral produce la pérdida del estado de vigilia y de
la capacidad de reaccionar a los estímulos sensoriales (estado de coma).

La lesión de la corteza cingulada anterior (Opción A) afecta el desempeño en las tareas de detección de señales verbales y visuales
(Atención al contenido semántico y a la localización visual).

La lesión del lóbulo parietal derecho (Opción C) produce, entre otros trastornos, el síndrome de heminegligencia (El lóbulo parietal
posterior es importante para la atención espacial).

La lesión de los ganglios de la base (Opción B) ocasiona trastornos motores hipercinéticos o hipocinéticos dependiendo de la estructura
considerada (En la enfermedad de Parkinson hay un compromiso general de la atención).

- Las lesiones, aún pequeñas, en la parte alta de la protuberancia, los pedúnculos cerebrales o la región talámica e hipotalámica (Opción
A) producen la pérdida del estado de vigilia y de la capacidad de reaccionar a los estímulos sensoriales. Las lesiones que producen coma
se localizan precisamente en el territorio en el que se encuentran las porciones altas de la formación reticular, cuya integridad es
esencial para el mantenimiento de la vigilia, puesto que, sus neuronas producen el tono activador de la corteza cerebral.

Las lesiones de los lóbulos temporales mediales (Opción B) producen cuadros severos de amnesia como el del caso HM (Amnesias
témporo–mediales).

Cuando una lesión produce daño extenso al lóbulo frontal destruyendo su región medial y la corteza cingular anterior, se pierde la
selectividad y se desorganiza la respuesta balanceada a los estímulos del ambiente. Luria señala que pacientes con lesiones frontales
extensas muestran incapacidad para desarrollar conductas orientadas hacia un objetivo y se distraen fácilmente porque han perdido la
capacidad de inhibir sus respuestas hacia estímulos irrelevantes (Opción C).

Los daños en el área parietal posterior (Opción D) afectan sobre todo el “desenganche” del foco atencional de un blanco previo y, en
consecuencia, no es posible dirigir el foco atencional hacia un blanco localizado en el hemicampo visual opuesto al lado de la lesión. Sin
embargo, el efecto del daño del lóbulo parietal tiene una cualidad distinta según cuál sea el lado dañado. Es decir, existe una asimetría
para la atención espacial: el lóbulo parietal derecho es dominante y se activa con cambios de atención en ambos campos visuales,
mientras que el lóbulo parietal izquierdo se activa sólo cuando los cambios de atención ocurren en el hemicampo visual derecho.

- Cannon y Bard observaron que los gatos a los que se les extirpó gran parte del cerebro, respetando el hipotálamo y algunas partes del
tálamo, no podían inhibir la respuesta de ira debido a que las zonas corticales extirpadas normalmente tenían la función de inhibir las
reacciones emocionales. En cambio, cuando la lesión se ampliaba incluyendo al hipotálamo, sólo se producían reacciones emocionales
parciales y únicamente en respuesta a estímulos muy intensos y dolorosos (Opción A).

Para Schachter, los cambios fisiológicos, por sí solos, no son suficientes para iniciar la experiencia de una emoción (sentimiento), éstos
tienen que ser evaluados, cognitivamente interpretados, de la misma manera que cualquier otro estado no emocional. La activación
fisiológica es importante porque constituye el punto de partida, pero es inespecífica y debe ser evaluada para que el sujeto experimente
un sentimiento particular.

LeDoux postuló que la información de los estímulos externos llega al núcleo amigdalino por:
Vía directa (camino secundario): proporciona una imagen burda del mundo exterior y su acción consiste en predisponer al núcleo
amigdalino para producir una respuesta. Parece una vía útil para desencadenar una respuesta inmediata en los casos en los que está
comprometida la supervivencia (Opción C).

Vía indirecta (camino principal): proporciona representaciones más detalladas y exactas y su tarea consiste en evitar la respuesta
inadecuada, más que en producir la apropiada.

- Cannon y Bard creían que el feedback o retroalimentación de las respuestas emocionales no tenía suficiente rapidez y especificidad
como para explicar por qué las distintas emociones se sienten como diferentes. Consideraban que en todos los estados emocionales, el
cuerpo participaba activándose de una manera muy similar debido a la acción de la división simpática del SNA que lo preparaba para la
acción. Llamaban “reacción de emergencia” a esta activación corporal (Opciones A, B y C). La información del hipotálamo, de esta
manera distinguía los sentimientos de otros estados mentales no emocionales, pero lo central ocurría en el cerebro, entre el
hipotálamo y la corteza.

La opción B es incorrecta porque la división parasimpática del SNA tiene como funciones generales la relajación del individuo y la
digestión.

La opción C es incorrecta porque Cannon y Bard creían que las experiencias conscientes de las emociones, los sentimientos, dependían
de la activación de la corteza a través de las fibras nerviosas que ascendían desde el hipotálamo. En este modelo el rol del hipotálamo
es: 1) Enviar la información que activa el cuerpo (respuestas motoras y del SNA); y 2) distinguir el procesamiento sensorial de los
estímulos emocionales de los que no lo son y enviar esta información a la corteza.

- William James (Opción A) sostenía que la experiencia consciente de las emociones, los sentimientos, ocurre después de que el cerebro
dispara la respuesta emocional y como consecuencia de que la corteza recibe las señales de los cambios en el estado fisiológico del
cuerpo (el feedback o retroalimentación de las respuestas emocionales).

James Papez (Opción B) describió un circuito anatómico (que luego se denominó “circuito de Papez”) y lo relacionó con el
procesamiento emocional.

Para sus investigaciones, Joseph LeDoux (Opción C) utilizó el paradigma conductual llamado “condicionamiento del miedo”. En el
condicionamiento del miedo, los animales aprenden a temer a un estímulo que antes del aprendizaje era neutral, es decir, que no
producía respuestas de miedo.

Antonio Damasio (Opción D) estudió los casos de pacientes cuyas lesiones cerebrales afectaron el procesamiento de la emoción y los
sentimientos.

- Para averiguar cuál era el eslabón final al que un estímulo sonoro tenía que llegar para que el condicionamiento del miedo ocurriese,
se practicaron lesiones en distintos eslabones de la vía auditiva en las ratas. Lesionar el oído no era útil, pues el animal sordo no podría
percibir ningún sonido (En el oído interno se localizan los receptores sensoriales del sistema auditivo). En cambio, se empezó lesionando
la última zona de la vía auditiva (la corteza auditiva, región cortical perteneciente al lóbulo temporal). Se observó que las lesiones de la
corteza auditiva no tenían ningún efecto en el condicionamiento de la respuesta de inmovilidad o congelamiento, ni de la presión
sanguínea (que son sólo 2 de los muchos cambios observados en la respuesta de miedo). Pese a tener destruida la corteza auditiva, las
ratas seguían respondiendo al estímulo condicionado (sonido) con una reacción de miedo (Opción A). Luego, se practicó una lesión en el
eslabón anterior, los núcleos auditivos del tálamo (Opción B). Estas lesiones impidieron totalmente el condicionamiento del miedo.
También ocurrió lo mismo con lesiones en el eslabón anterior a éste, los núcleos auditivos del mesencéfalo (Opción C).

Un posterior experimento en el que se empleó peroxidasa de rábano revelo que la destrucción de una cuarta zona, el núcleo
amigdalino, hacía desaparecer la respuesta condicionada de miedo (Opción D).

LeDoux postuló que la información de los estímulos externos llega al núcleo amigdalino por vía directa desde el tálamo (el camino
secundario), así como por vías que van desde el tálamo a la corteza y de ésta al núcleo amigdalino (el camino principal).

- Para sus investigaciones, Joseph LeDoux utilizó el paradigma conductual llamado “condicionamiento del miedo”. En el
condicionamiento del miedo, los animales aprenden a temer a un estímulo que antes del aprendizaje era neutral, es decir, que no
producía respuestas de miedo (Opción A).

Cannon y Bard creían que las experiencias conscientes de las emociones, los sentimientos, dependían de la activación de la corteza a
través de las fibras nerviosas que ascendían desde el hipotálamo. Debido a que en ausencia de la corteza se produce la conducta de
furia, pero sin estar acompañada del sentimiento consciente, llamaban a los ataques emocionales de los animales sin corteza “falsa ira”.

Estos autores creían que el feedback o retroalimentación de las respuestas emocionales no tenía suficiente rapidez y especificidad como
para explicar por qué las distintas emociones se sienten como diferentes. Consideraban que en todos los estados emocionales, el
cuerpo participaba activándose de una manera muy similar debido a la acción de la división simpática del SNA que lo preparaba para la
acción. Llamaban “reacción de emergencia” a esta activación corporal (Opciones B). La información del hipotálamo, de esta manera
distinguía los sentimientos de otros estados mentales no emocionales, pero lo central ocurría en el cerebro, entre el hipotálamo y la
corteza.

Papez incluyó en su circuito a la corteza del cíngulo porque había observado que su lesión en humanos producía apatía (Opción D),
pérdida de la espontaneidad emocional y otros síntomas (somnolencia, desorientación y en ocasiones coma).

- Como ya se expuso en el ítem anterior, en la vía directa o camino secundario no existe un intermediario entre el tálamo y el núcleo
amigdalino.

- Cannon y Bard creían que el feedback o retroalimentación de las respuestas emocionales no tenía suficiente rapidez y especificidad
como para explicar por qué las distintas emociones se sienten como diferentes (Opción D). Consideraban que en todos los estados
emocionales, el cuerpo participaba activándose de una manera muy similar debido a la acción de la división simpática del SNA que lo
preparaba para la acción. Llamaban “reacción de emergencia” a esta activación corporal (Opciones A, B y C). La información del
hipotálamo, de esta manera distinguía los sentimientos de otros estados mentales no emocionales, pero lo central ocurría en el
cerebro, entre el hipotálamo y la corteza.

La opción A es incorrecta porque, según Cannon y Bard, la reacción de emergencia está presente en todos los estados emocionales. Los
estímulos desencadenantes naturales, que coinciden en gran parte con los que Pavlov llamó “estímulos incondicionados”, son
reconocidos automáticamente, sin aprendizaje previo. Una rata reacciona con miedo inmediatamente ante la presencia de un gato, uno
de sus predadores naturales, incluso la primera vez que lo ve. La evolución ha programado el cerebro de la presa para que ciertos rasgos
del predador sean evaluados automáticamente como fuente de peligro. El mecanismo de evaluación puede modificarse por
aprendizaje. Los estímulos que se asocian con los estímulos naturales, como ser el sitio en que tuvo lugar el encuentro con el predador,
la huída de los animales, etc., pueden, luego de una o más experiencias, desencadenar la respuesta emocional. Se constituyen de esta
manera los estímulos desencadenantes adquiridos (Véase “Condicionamiento del miedo. Estudios recientes sobre la amígdala”).

La opción D es incorrecta porque Cannon y Bard creían que las experiencias conscientes de las emociones, los sentimientos, dependían
de la activación de la corteza a través de las fibras nerviosas que ascendían desde el hipotálamo. En este modelo el rol del hipotálamo
es: 1) Enviar la información que activa el cuerpo (respuestas motoras y del SNA); y 2) distinguir el procesamiento sensorial de los
estímulos emocionales de los que no lo son y enviar esta información a la corteza.

Potrebbero piacerti anche