Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Hace ya algún tiempo se hizo viral el video en donde una mujer junto
con su hijo subían las escaleras eléctricas de un centro comercial,
cuando de repente el piso comienza colapsar y la mujer cae, siendo
aplastada y molida por las escaleras que seguían su curso, y en un
esfuerzo sobre humano, esta mujer alcanzó a empujar a su pequeño a un
lugar seguro.
Ahí moría una mujer que buscó salvar a su hijo antes que a su propia
vida. Para ser honestos, cualquier mujer que realmente ama a su hijo
no dudaría en hacer lo mismo. Mujer, tú preferirías morir antes que
ver sufrir a tus hijos. Sin titubear harías todo lo posible porque
ellos no sufrieran.
«En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma» (Lucas 2:35 NVI).
1. Un dolor real.
2. Un amor cuidadoso.
3. Un amor salvador.
Empecemos por nuestro primer punto: un dolor real.
Y ahí está Cristo con nosotros, aún cuando atravesamos el dolor más
atroz.
A pesar de que estaba llevando a cabo la obra más grande del Universo,
Él no se olvida de su madre, su amor, era un amor cuidadoso.
Cristo sufría por los pecados de todo el mundo, pero eso no fue impedimento para
velar por el bien de su madre, quién siempre lo apoyó en su ministerio. Quizá, fue la
única persona en su hogar, que siempre creyó en Él.
Hermano, considera esto: el mismo cuidado que Cristo mostró hacía su madre es el
que nos muestra hoy. Sin importar cuan insignificantes parezcamos, Él vela por
nosotros, aún más vive para interceder en favor de su pueblo día y noche.
En sus manos estamos. Sin importar aún que los más allegados a nosotros nos
abandonen, Él siempre nos proveerá las personas adecuadas para consolarnos, y aún
si no hubiera tales, Él mismo nos protege y consuela.
«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?»
«No hay absolutamente nada que indique que ella [María] colaboró con él
en lo que hizo en el Calvario. Mas bien, estaba entre los necesitados.
Requería del consuelo de Juan y espiritualmente, de la salvación que
Cristo estaba efectuando».
Muchos han tomado este pasaje y lo han mal interpretado a tal grado de
enfocarse en los méritos de María. Pero como todo buen lector puede
observar, en nuestro texto no hallamos el foco puesto sobre María y su
obra co-redentora, sino en Cristo.
Aunque honramos justamente a María, tenemos que decir unas cuantas
cosas respecto a lo que muchos sin fundamento bíblico han afirmado por
siglos:
Mas bien, Cristo lo hizo por todos, pues no existe un sólo ser humano
que no tenga la necesidad de ser salvo, eso incluye a María misma.
Sí, pudieras estar tan afligido como María y Juan, pero Cristo es
capaz de proveer a tu corazón lo que más necesitas: a Él mismo.