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RESEÑA
Texto clave: Esdras 1:1-3.
Enfoque del estudio: Esdras 1; 4:1-5; 7.
Nuestro Dios es el Señor de la historia. Él interviene en favor de su pueblo para
cumplir sus promesas de llevarlo a casa. Él cuidó a los israelitas y cuidará de
nuestras necesidades de acuerdo con sus tiempos perfectos.

Los libros de Esdras y Nehemías, que originalmente formaban una unidad,


comienzan con una lección de la obra misericordiosa de Dios en favor de Israel a
través del rey Ciro. Los libros se centran específicamente en la línea de tiempo del
ministerio de Zorobabel y Esdras. El primer grupo de exiliados, que regresó a Israel
en 537⁄536 a.C., fue dirigido por Zorobabel, el gobernador, y Jesúa, el sumo
sacerdote. La experiencia de Zorobabel con la reconstrucción del Templo de
Jerusalén se registra en Esdras 1 a 4:5. Esdras 7 luego comienza a relatar el
regreso del segundo grupo de exiliados, bajo el liderazgo de Esdras, unos ochenta
años después.

El estudio de esta semana comienza con las profecías sobre la primera repatriación
de los exiliados. Estas profecías, que se encuentran en los libros de Jeremías y
Daniel, consisten en la predicción de setenta años de exilio por parte del profeta
Jeremías (Jer. 25:11, 12) y la angustia subsiguiente de Daniel con respecto al
cumplimiento de la profecía en Daniel 9. Dios le asegura a Daniel que él cuida a los
exiliados y que cumplirá su palabra. El rey medopersa Ciro cumple la profecía, y
ordena a los judíos que regresen y reconstruyan su Templo bajo el liderazgo de
Zorobabel.

El segundo grupo de repatriados llegó en 457 a.C., unos sesenta años después de
la reconstrucción del Templo de Jerusalén, en 515 a.C. Esdras 7, que detalla la
repatriación, es una introducción a la persona de Esdras, un escriba y experto en la
Ley del Señor. En otras palabras, Esdras es un maestro de la Torá y dedica su vida
a servir a Dios. Intenta reavivar el interés por la Palabra de Dios entre los exiliados.

COMENTARIO
Para entender el mensaje de Esdras y Nehemías, es importante reconocer las
estructuras literarias simplificadas de estos dos libros:

Estructura literaria de Esdras (simplificada)


I. Regreso de Babilonia a Jerusalén siguiendo el decreto de Ciro.
II. Regreso de Babilonia a Jerusalén siguiendo el decreto de Artajerjes.
Estructura literaria de Nehemías (simplificada)
I. Regreso de Babilonia a Jerusalén luego de las cartas de respaldo del rey Artajerjes.
II. Estudio de la Palabra de Dios, así como el reavivamiento y la reforma en Israel.
Los tres decretos cruciales de los reyes medopersas:
Una cronología de los acontecimientos durante los reinados de los reyes de Persia (del
período de 537–444 a.C.)
Primera repatriación (537⁄536 a.C.)
En cumplimiento de las profecías de Jeremías e Isaías, el rey Ciro proclama:
“Jehová el Dios de los cielos […] me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén,
que está en Judá” (Esd. 1:2). Esta declaración no significa que Ciro se haya
convertido en un seguidor de Dios. Ciro estaba tratando de complacer a la gente de
su reino al reconocer a sus dioses y creencias religiosas. El rey daba honor a todos
los dioses y pedía una bendición de todos ellos, en un esfuerzo por obtener el apoyo
de sus súbditos. Sin embargo, la pluma de la inspiración nos dice que “cuando el rey
vio las palabras que habían predicho, más de cien años antes de que él naciera, la
manera en que Babilonia sería tomada; cuando leyó el mensaje que le dirigía el
Gobernante del Universo […] su corazón quedó profundamente conmovido y
resolvió cumplir la misión que Dios le había asignado” (PR 409). Así, Ciro emitió el
decreto para que los judíos exiliados regresaran a Jerusalén. La primera repatriación
no fue una reubicación forzada; los judíos tuvieron la libertad de elegir regresar a su
tierra. La división anterior entre los reinos del norte y del sur en Israel y la ruptura
entre las tribus no se había remediado durante el exilio. Solo los descendientes de
aquellos que pertenecían al reino de Judá, o Reino del Sur, respondieron al llamado
de regresar a la Tierra Prometida.

El rey Ciro nombró a Sesbasar (que significa “el pecado o Shamash protegen al
padre”) como líder del grupo. ¿Qué pista nos da el nombre Sesbasar sobre su
identidad? Existen dos posibilidades. El nombre Sesbasar, junto con la mención de
él como líder, aparece solo al comienzo del regreso del cautiverio babilónico.
Además, el gobernador del pueblo siempre se llama Zorobabel (que significa “la
simiente de Babilonia”). Por lo tanto, comúnmente se infiere que Sesbasar y
Zorobabel son la misma persona (ambos son nombres babilónicos, pero el segundo
podría ser más neutral y oficial en el ámbito religioso). O quizá Sesbasar haya sido
el gobernador al principio, pero murió muy temprano y fue reemplazado por
Zorobabel.

Zorobabel llevó al primer grupo de repatriados a Jerusalén y comenzó la


construcción del Templo. Sin embargo, surgió mucha oposición, y durante varios
años el trabajo comenzó y se detuvo varias veces. Al final, Dios envió a los profetas
520
Hageo y Zacarías, en 520⁄519 a.C., para alentar a los pobladores a completar la obra
del Templo. En consecuencia, llevó veinte años, después de la llegada de los
repatriados, terminar y dedicar el Templo (515 a.C.).

Segunda repatriación (457 a.C.)


Esdras 8 enumera a los exiliados que regresaron con Esdras. Además de los
sacerdotes y las familias reales, se mencionan doce jefes de familia judíos. El
regreso de los exiliados le recuerda al lector el poderoso éxodo de Egipto. Así como
las doce tribus viajaron desde Egipto hasta la Tierra Prometida, ahora, una vez más,
doce familias viajaron a Israel.

La segunda repatriación es posible gracias al rey Artajerjes, que envía una carta con
Esdras y les abre las puertas a los judíos. Una vez más, se enfatiza que cualquiera
que se ofrezca voluntariamente para ir a Jerusalén puede hacerlo. Artajerjes
reconoce al Dios de Israel, que para él es un “dios” regional. Curiosamente, el rey
reconoce la inteligencia de Esdras y específicamente menciona: “posees la
sabiduría de Dios” (Esd. 7:25, NVI), al encomendarle ser el líder de la expedición. El
trabajo de Esdras era enseñar a su pueblo las leyes de Dios y establecer la cultura
religiosa de su pueblo. El rey percibe también su propio papel en esta obra. Entiende
que facilita la restauración de la religión de los judíos, así como su identidad,
enviando a un grupo con Esdras.

Mediante su decreto, que ordena la restauración de Jerusalén y no solo del Templo,


el rey Artajerjes cumple la profecía de las setenta semanas de Daniel 9:24, 25. El
año 457 a.C. es el punto de partida de las setenta semanas que están
“determinadas” o cortadas de la profecía de 2.300 días/años, lo que hace que
ambos períodos comiencen ese mismo año. La profecía de las setenta semanas
termina en 34 d.C., que culmina con el apedreamiento de Esteban, hecho que
coincide con la proclamación del evangelio a los gentiles después de la crucifixión
de Jesús en 31 d.C. (a mitad de la semana mencionada en Daniel 9:27). El período
de 2.300 años termina en 1844, lo que lo convierte en el período profético más largo.
Su cierre marca el comienzo del juicio previo al Advenimiento en el cielo (el Día de la
Expiación antitípico). Por lo tanto, el momento del regreso de Esdras a la tierra de
Israel desempeña un papel fundamental en la profecía. (Para más estudios sobre
este tema, ver la lección 3.)

APLICACIÓN A LA VIDA
Esdras 1:1 declara que “despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia” para que
diera la orden de permitir que los judíos regresaran a la tierra de Israel. Ciro
respondió al impulso del Espíritu de Dios, quien impresionó al rey para que
proclamara que los judíos reconstruyeran el Templo de Jerusalén. ¡Increíblemente,
un rey pagano respondió a las indicaciones de Dios! “Despertó” viene de la palabra
ur, que también significa “conmover”. Por lo tanto, Ciro, en cierto sentido, se
conmovió ante el llamado de Dios.

Cuando Dios se mueve en nuestra vida, nos despertamos a sus indicaciones y su


dirección. Esa motivación positiva proviene de una apreciación de los actos
poderosos y misericordiosos de Dios en la historia y en nuestra vida. Este aprecio
por Dios nos permite admirarlo y seguirlo, y perseverar en nuestro andar con él y en
la obra que él nos da para hacer. Nuestro mejor desempeño proviene de la
comprensión de quién es Dios y lo que ha hecho, de saber cómo interviene con
amor en favor de su pueblo y cómo lo motiva a la acción.

Analiza las siguientes preguntas con la clase después de compartir el significado de


“despertar”, o “conmover” (Esd. 1:1), del pasaje anterior:

¿Qué te motiva a seguir la conducción de Dios?

¿De qué manera has sentido que Dios te despierta o te motiva a hacer algo por él
en tu vida?

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