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SISTEMA ACUSATORIO COLOMBIANO

LA ORALIDAD Y SUS PRINCIPIOS

Luís Alberto Peralta Rojas


Mariella,

La capacidad creativa del hombre encuentra en el amor

la mejor manera de generar procesos de cambio. Ese cambio

creativo que tratamos de plasmar en estas páginas

corresponde a ese amor propio de nuestra unión matrimonial,

bendecido por el Gran Arquitecto del Universo, quien nos ha

permitido disfrutar de la vida a través de nuestros hijos

Joanna Paola, Alexandra Patricia, Janeth Cristina y Luís

Alberto y regocijarnos en la tierna sonrisa de nuestros nietos

Juan Felipe y Daniel Alberto.

Amigos Lectores,
Solo espero que vuestra generosidad sea suficiente para comprender

que el sentido de estas líneas no está encaminado a cimentar un tratado

sobre los principios que orientan la oralidad en el sistema acusatorio

Colombiano, sino de facilitar su comprensión académica por parte de

quienes buscan en el conocimiento jurídico su formación profesional.

Aquella razón y el deseo de afrontar el nuevo reto institucional que

regulará la solución del conflicto inherente al Derecho Penal, nos llevó a

la investigación bibliográfica, recurriendo a los textos tanto nacionales

como extranjeros que al ser estudiados en el seno de la naciente

Escuela de Derecho de Tulúa (E.D.T.), permitió el poder especular sobe

las proyecciones prácticas deducidas de los principios de inmediación,

concentración, contradicción y publicidad, que orienta ese actuar

procesal a través de la palabra en reemplazo de lo escrito.

Sobre esa base se da a conocer este trabajo, con el cual presentamos

nuestro agradecemos por la colaboración de aquellos maestros del

derecho a quienes por alguna circunstancia involuntariamente se omitió

su nombre en alguna de las afirmaciones hechas, pero, al quedar sus


enseñanzas allí plasmadas se reconoce su capacidad de formación y su

innegable fuerza fundamentadota del conocimiento vertido en ese texto.

Igualmente, queremos plasmar el respeto por las opiniones en contrario,

las cuales, una vez tengamos la oportunidad de conocerlas, en el campo

de la dialéctica, serán objeto de nuestra valoración, para, si fuere

necesario, corregir el rumbo teórico-práctico de los elementos

conceptuales plasmados, o, para enriquecer esa discusión propia del

proceso evolutivo del derecho, en su función de ser garante de la

eficacia de los derechos fundamentales del hombre, en el marco de un

Estado Social y Democrático de Derecho.

El autor
INTRODUCCIÓN

El compromiso intelectual que representa para el Estado la implementación

en Colombia de un nuevo modelo de Administración de Justicia conforme a

los parámetros señalados por el Acto Legislativo 03 de 2002, conlleva la

búsqueda en la sociedad Colombiana, especialmente en la comunidad

universitaria - Facultades de Derecho – y en el colectivo de abogados, de

esos espacios académicos donde la propuesta en torno de sus postulados,

cimentada en el campo de la dialéctica, vaya en busca de la norma y la

institucionalice como un sistema garante de la eficacia de los derechos del

hombre, acorde con los principios fundamentales encargados de su

orientación.

El quinquenio establecido por el Legislador para la implementación del

sistema, fue considerado por éste como suficiente para que la sociedad

modifique su patrón de conducta en torno de lo jurídico y pueda, aceptar

como vinculante la solución del conflicto establecida a través del ejercicio

legítimo de esa nueva forma de concreción de actos garantes de la

efectividad del poder represivo del Estado, bajo especiales condiciones de

respeto por los Derechos fundamentales del hombre y de la garantía por

efectivizar una recta y pronta administración de justicia.


Antes que un tratado de derecho procesal penal cuyos elementos

conceptuales requieren de una formación más profunda cimentada en el

estudio permanente de los parámetros que lo estructuran y en las

investigaciones que lo complementan, con el presente texto que no es más

que una recopilación de información obtenida de la lectura de escritos

propios de quienes teóricamente buscan cimentar el sistema, y con la

finalidad de cumplir con el deber pedagógico que se tiene con la facultad

de Derecho de la Unidad Central del Valle, como docente del área de

Derecho Procesal Penal, se pretende consignar algunas reflexiones en

torno de los principios fundamentales del sistema acusatorio, y lo que será

su desarrollo en la nueva legislación procedimental, conforme a los

parámetros de estar estructurado en un juicio público, oral, contradictorio y

concentrado.

Como causa eficiente para implementar el nuevo sistema, el reformador

constitucional tuvo en cuenta la ineficacia del “diseño actual de las

instituciones procedimentales” propia del sistema mixto o de tendencia

inquisitiva, el cual, “no es capaz de responder con prontitud a la protección

de los bienes jurídicos que se vulneran cuando se comete un delito” 1, por


1
Exposición de motivos del proyecto del Acto Legislativo Nro.03 de 2002
cuanto, las decisiones se caracterizan por su lentitud propia del carácter

escrito de los procesos. Cuando, “comienza la etapa del juicio, -se señaló

en dicha motivación-, ya existe un voluminoso expediente recopilado por la

Fiscalía, conformado por las pruebas de cargo, que el juez recibe en forma

de expediente, sacrificándose a todas luces el principio de la inmediación

probatoria”2 .

En ese justificativo referente debe comenzar la búsqueda del elemento que

materialice la eficacia del nuevo sistema y permita verificar la necesaria

confrontación ideológica que ha de propiciarse en los diferentes foros

jurídicos del País. Se ha de tener en cuenta como medida encaminada a

suplir esa deficiencia funcional que el sistema acusatorio se estructura

en el principio de la oralidad y su ejercicio, a lo largo de la historia, ha

permitido cimentar otros fundamentos garantes no solo de su eficacia,

sino también, de la libertad del hombre. Sin embargo, para lograr ese

cambio modernizador del proceso penal y que el mismo se arraigue en

la cultura jurídica del País, se necesita de la voluntad política del

Estado para que sus efectos logren alcanzar esa eficacia propia de la

función de administrar justicia en ese específico campo de lo social.

2
Ibídem exposición de motivos
Para lograr la institucionalización del sistema, se requiere que la cultura de
lo “escrito”, propia del sistema mixto o de tendencia inquisitiva, de paso a la
“oralidad”. Este, debe comenzar a entenderse como esa forma de
comunicación que se logra mediante el habla. Su estructuración, está
cimentada en la palabra la cual, “le fue dada al hombre para que se
entendiera con sus semejantes”3. En materia de administrar justicia,
mediante ella se permite cualificar el entendimiento, racionalizar el tiempo y
desarrollar la publicad del trámite procesal.

“La palabra hablada consiente el diálogo, la réplica instantánea, la


interrupción, la pregunta y la respuesta. En el curso del informe de un
letrado, al Juez se le pueden ocurrir numerosas dudas o aclaraciones
que cabe plantear y esclarecer en el acto dirigiéndose al informante.
En el procedimiento escrito, el Juez no puede entretenerse en enviar
comunicaciones a los abogados para los fines dichos. La prueba es
que no se hace ni está previsto en las leyes” 4

Esa oralidad, para poder institucionalizarse como instrumento regulador de

la conducta social del hombre necesita de principios como el de

inmediación, es decir, que se tenga “el mayor contacto personal con los

elementos subjetivos y objetivos que conforman el proceso” 5. Este

fundamental consecuente, requiere la participación directa del juez en la

conformación del proceso y lo legitima como sujeto del mismo al permitirle

3
Osorio, Angel, El Alma de la Toga, p.332
4
Idem Osorio.
5
Peirano Facio, J. El proceso civil. Principios y Fundamentos en Teoría General del Proceso, Enrique Véscovi, p.60
tener contacto directo con la vivencia que a su disposición ponen los

sujetos procesales. Por lo tanto, concluye Peyrano,

“(...) resulta difícil concebir una herramienta más poderosa para la

búsqueda de la verdad histórica que conferir al oficio el derecho-deber

de observar y escuchar a los litigantes, a sus defensores y a los

testigos y peritos (...) sólo cuando el proceso es vivido por el juez,

puede este ponderar las reacciones y gestos de partes y declarantes,

pautas inapreciables para descubrir al mendaz o comprobar la

veracidad de los dichos”6.

La oralidad, igualmente, garantiza la implementación del principio de

concentración, cuya estructuración está determinada por la verificación del

proceso por audiencias. Su proyección busca reunir toda la actividad

procesal en un mínimo número de actos procesales, como en la actualidad

acontece con el proceso laboral y en forma mínima en otros

procedimientos. La audiencia se transforma por lo tanto, en un medio para

lograr la recepción de la prueba, el debate de la misma y el proferimiento de

la sentencia.

6
Ibídem, en Véscovi, Enrique.
Igualmente a través de la concentración del proceso se garantizan

principios como el de inmediación y el de contradicción. Este,

procesalmente, se proyecta en permitir que el aporte probatorio se haga

con conocimiento de la contraparte, pues, “la parte contra quien se opone

una prueba debe gozar de oportunidad procesal para conocerla y discutirla,

es decir, la prueba debe llevarse a la causa con conocimiento y audiencia

de todas las partes”7. Un proceso concentrado garantiza la comprensión

de lo debatido por parte del Juez, al momento de tomar su decisión

vinculante.

La oficiosidad permite la democratización de la justicia y la socialización

del proceso a través del principio de la publicidad. Mediante su

implementación se logra garantizar el derecho fundamental de acceso a la

Administración de Justicia consignado en el Artículo 229 de la Carta Magna

y desterrar del ámbito jurídico los procesos secretos y las decisiones

inmotivadas. Al socializarse el proceso, se garantiza su eficacia con base

en el respeto por la libertad del hombre, quien, acorde con su capacidad de

comprensión, al conocer las consecuencias deducidas de un proceder

contrario a los postulados legales de la interrelación del hombre, debe tener

7
C.S.J. Sentencia 18 de Julio de 1985, M. P. Horacio Montoyqa Gil
la facultad de autorregularse y de actuar conforme con lo querido y

comprendido.

Somos conscientes que la cultura rompe sus esquemas ante la eficacia de

las instituciones que determinan una evolución social. La oralidad, como

orientador básico del proceso acusatorio, es una de aquellas que tiene la

fuerza de garantizar la efectividad del derecho en su función de administrar

justicia en materia penal. Sin embargo, ella sola por si no es suficiente para

lograr ese objetivo social. No puede lograrlo si se piensa en la política de

exterminio que hoy orienta al Consejo Superior de la Judicatura, eliminando

Tribunales y Juzgados. No es posible, si los juzgados del país aún

disfrutan de la vieja máquina de escribir adornada con tipos imprecisos y

cintas corroídas por el tiempo, mientras la palabra computador o sistema

únicamente se escucha en los estrados judiciales de las grandes capitales;

sólo en la Capital de la República existe una Sala inteligente, donde la voz

pronunciada cae segura en los brazos de la tecnología para aprisionar su

contenido y dejar la huella probatoria como documento histórico de lo que

se quiso decir, pero sólo allí, porque es la Capital de la República.


La academia jurídica del País incluyendo la de la Unidad Central del Valle

adquiere por lo tanto, el compromiso de evitar que el proceso oral

institucionalice su poder sobre elementos irreales de aplicación. Para ello,

debe buscar primero que ese mecanismo de cambio logre romper los

paradigmas reinantes comenzando por el pasar de lo escrito a lo oral. Esto,

sólo es posible si logramos entender la eficacia de los principios que

orientan el sistema acusatorio a través de los cuales el hombre adquiere su

dimensión de ser libre y regulador de su propio destino.

Lograda aquella finalidad, transformadora de la cultura jurídica social, la

lucha por su implementación, se encaminará a evitar que el cúmulo de

voluminosos expedientes que hoy atiborran los Despachos Judiciales a

futuro se transforme en interminables listas fijadas en las carteleras

secretariales, esperando turnos para la celebración de las correspondientes

audiencias. Esto, implicaría transformar la congestión de lo material –el

expediente-, a lo personal –el usuario-, y ello no constituye la razón de ser

del nuevo paradigma procesal.

“Sólo la voluntad puede dar al derecho lo que constituye su esencia: la

realidad.
“Por eminentes que sean las cualidades intelectuales de un pueblo, si

la fuerza moral, la energía la perseverancia le faltan, en ese pueblo

jamás podrá prosperar el derecho”8

CAPÍTULO PRIMERO

VALORES Y PRINCIPIOS

FUNDAMENTOS BÁSICOS DEL CAMBIO DE MODELO


8
Ihering Rudolph Von, La Lucha por el Derecho, p.21.
“Por eso, cada vez que animan a un juez

sentimientos de venganza, de parte o de defensa

social, o que el Estado deja sitio a la justicia sumaria

de los particulares, el Derecho Penal retrocede a un

estado salvaje, anterior a la formación de la

civilización” 9.

Aspectos generales

La historia de la humanidad que es la misma historia del Derecho, en las

diferentes etapas de su evolución ha determinado al hombre a utilizar

diferentes formas o procedimientos para solucionar el conflicto propio por

su condición de ser social. Esa infraestructura tiene la capacidad de

traspasar los linderos de lo circunstancial para convertirse en modelos

controversiales de aceptabilidad por parte de quienes, de manera libre y

autónoma y en un plano de igualdad, conforman ese núcleo poblacional

9
Luigi Ferrajoli, Derecho y Razón, Teoría del garantismo penal, Trotta, Madrid, 1995, p.333-334
interrelacionado por factores culturales comunes, de los cuales, hace parte

el relacionado con la forma de administrar justicia.

Desde el punto de vista de la justicia, el Derecho ordena la vida social del

hombre. Esa finalidad inherente a ese ordenamiento, implica que su

fundamento existencial debe buscarse en la naturaleza humana y, su

conocimiento, fundamentarse en los elementos cognoscitivos que

históricamente han determinado esa estructura fundamental. Sobre esta,

los estoicos consideraron al hombre como “un animal racional”; descartado

lo primero, por corresponder a un elemento de estudio propio de las

ciencias naturales y estar gobernado por las leyes del “ser”, para lo jurídico,

su significado, debe buscarse en lo segundo, que se encuentra bajo la

potestad reguladora de las leyes del “deber ser” encargadas de orientar el

conocimiento inherente a las ciencias sociales, de la cual hace parte el

Derecho.

Lo “racional”, como elemento esencial del hombre, se encarga de

proyectarlo como: (1) un ser individual, distinto de los demás que tiene en la
razón y la voluntad el punto diferencial común 10. Igualmente, lo señala como

(2) un ser social, condicionado al deber de convivir con otros de su misma

condición y especie. Esa sociabilidad, representa para él, tener a su

disposición ese sentido común de orientación práctica que lo lleva a dar y

recibir, en el desarrollo del proceso evolutivo social, todo aquello que

converge a su perfección y que utiliza para lograr concretar su condición de

ser trascendente.

Ese encuentro de individualidades afines en lo “racional”, que estructura lo

social del hombre, conlleva a reconocer uno de los principios orientadores

de su existencia común, la igualdad. Esta, emerge en el trato relacional del

hombre permitiéndole desarrollar, bajo el amparo de lo común, ese conjunto

de posibilidades que estructuran la satisfacción de sus necesidades y el

poder trascender acorde con su proyección de vida determinada por el

desarrollo de sus propias capacidades. Esa afinidad trascendental del

hombre, al buscar ser lo que quiere ser y obtener lo que desea, motiva el

surgimiento del conflicto y por ende, constituye la base existencial del

Derecho11.

10
La razón, le permite conocer el universo sensible, comprender los fenómenos que se causan en su mundo objetivo y
en su propia subjetividad y valorar ese compendio de hecho y sucesos que tiene a su disposición. La voluntad, para
poder elegir entre varias posibilidades aquella que más convenga a la satisfacción de sus necesidades.
11
Ihering Rudolph von, La lucha por el Derecho, cuadernos Vívitas, 1989.
Esa confrontación se caracteriza por tener como objeto de valoración, el

reconocimiento de derechos sustanciales contrariamente reclamados como

propios. Su fijación sólo es posible cuando el Derecho tenga en su

estructura formulas o procedimientos encargados de legitimar la solución

alcanzada y de proyectarla como modelo para resolver casos afines o

similares que a futuro se presenten. Sobre esa necesaria existencia,

Enrique Véscovi, afirmó: “Los hombres en sociedad tienen conflictos de

intereses en virtud de que los bienes de la vida no alcanzan para las

necesidades ni los deseos de todos. Surgen así pretensiones de algunos

que no son aceptadas por otros, sino resistidas, lo cual genera

controversias. El derecho se encuentra entonces frente a conflictos que

debe solucionar, pues su finalidad reguladora es, justamente, componer

esas controversias. El derecho (objetivo) impone normas de

conducta; sin embargo, la simple producción y dictado de esas

normas no es suficiente, pues los individuos pueden desconocerlas,

por lo que deben establecerse el mecanismo para que se respeten” 12.

Esos procedimientos definidores de lo sustancial, alcanzan con su

sistematización la eficacia necesaria para regular el comportamiento social

del hombre. Por lo tanto, lo sistemático de esas disciplinas jurídicas,


12
Véscovi, Enrique, Teoría General del Proceso, Temis, 1984.
representa para la dogmática la necesidad de entender la esencia de lo que

configura su objeto de análisis, para poder deducir sus efectos en la

esfera de lo social. Lo jurídico emerge en el campo del conocimiento como

una ciencia que se preocupa de la interpretación, sistematización y

desarrollo de los preceptos legales y de las opiniones científicas en el

ámbito del derecho penal13. Su esencia, está configurada por lo que es

objeto de valoración, cuya individualización se ha venido concretando en la

forma misma en que el derecho ha evolucionado a lo largo de su historia.

Lo complejo de ese nuevo mecanismo de solución del conflicto penal a

través del SISTEMA ACUSATORIO14, busca en la capacidad intelectiva de

la juridicidad Patria y en sus procesos de investigación los argumentos

necesarios que permitan configurarlo como una teoría, mediante la cual se

logre entender las Instituciones que lo conforman y defender en su proceso

de aplicación, las soluciones consagradas en ellas. Bajo esa óptica,

debemos entender lo que en sí constituye la esencia misma del “sistema”,

configurado por esa unidad de variados conocimientos aglutinados bajo

una misma idea o, por una “totalidad de conocimientos ordenada conforme

a principios”15.
13
Claux Roxin, Política Criminal y Estructura del Delito.
14
Implementado en Colombia a través del Acto Legislativo 03 de 2002, con vigencia sectorizada a partir del 1° de
Enero de 2005.
15
Emmanuel Kant.
Para que pueda ser un verdadero regulador de las relaciones sociales del

hombre, el sistema jurídico y, especialmente el ACUSATORIO, debe ser

comprendido por éste, teniendo como fundamento el paradigma 16 que lo

orienta. Ese modelo normativo como consecuencia del cambio direccional

del Estado, a través de un nuevo régimen constitucional imperante en

Colombia a partir del año de 1991, dejó de ser el consensual para

convertirse en el conflictual. Lo paradigmático de aquel tenía como núcleo

esencial el ejercicio del poder democrático simplemente para materializar

su autoridad. Por ello, el principio de igualdad se caracterizaba por su mera

formalidad y no por su verdadera eficacia real. En aquel Estado

Democrático de Derecho se,

(...) suponía la existencia de una convivencia pacífica entre

iguales, donde no hay conflicto, ni choque de intereses,

sino acuerdo, consenso, unanimidad, dando lugar a lo que

se ha denominado una situación de normal normalidad;

vale decir, lo propio de una organización vertical del poder en la

cual prima el principio de autoridad y las garantías son


16
Por paradigma ha de entenderse, “(...) una realización científica que goza de reconocimiento universal y logra
validez durante cierto tiempo, período en el cual proporciona un modelo de problemas y soluciones compartidos por
una comunidad científica”, Thomas Kun, Estructura de las revoluciones científicas.
meramente formales, conlleva a creer como supuesto

psicológico y político de la sociedad en un Estado organizado,

en el cual las personas se ajustan al rol del buen ciudadano

definido por el poder”17.

Por su parte, en el Estado Social y Democrático de Derecho, como lo

precisa el distinguido Abogado Externadista,

“(...) el paradigma consensual ya no es de recibo, pues

fueron demostradas sus inconsistencias, particularmente

con soporte en la noción democrática de la organización

política, que supone precisamente el respeto por la

distancia, por la diferencia, por el pluralismo, lo cual

conlleva como condición ontológica de su realidad la

existencia de conflicto, tensión, lucha de intereses, pugna y

juego de contrarios, que a la postre integrará el modelo

conflictualista, dando lugar a la denominada situación de

normal anormalidad.

17
Barreto Ardila, Hernando, en Reflexiones sobre nuestra Administración de Justicia Penal desde una perspectiva
constitucional.
“Es decir, lo propio de la organización democrática de la

sociedad es una permanente situación de tensión, pues ya

queda atrás la supuesta coexistencia pacífica de los miembros

de la sociedad –más propia de un reino de ángeles que de una

comunidad de personas-, imponiéndose ahora reconocer que

no siendo todos iguales, los intereses, comportamientos y

desarrollos sociales, son necesariamente diferentes, y siendo

diferentes, supondrán necesaria y constantemente su

conflicto”18

La proyección institucional determinada en el Acto Legislativo 03 de 2002,

configura un claro ejemplo de la implementación en Colombia de un nuevo

modelo proyectado a solucionar los problemas inherentes a la jurisdicción

penal y que emergen de esa convivencia participativa y pluralista que

caracteriza nuestra convivencia social. Ese SISTEMA ACUSATORIO,

derivado de lo democrático y propio del actual régimen constitucional, para

que pueda proporcionar las “soluciones” afines a un conjunto de

“problemas” y sean “aceptados” como legítimos por la comunidad, requiere

18
Ídem, Barreto Ardila
de la implementación oportuna de mecanismos de comunicación que le

permitan ser norma invariable de esa nueva realidad, donde la dignidad y

libertad del hombre se puedan garantizar a través del desarrollo de los

principios que determinan su existencia.

Todo conglomerado social logra implementar sus valores a través de la

comunicación entre los sujetos que materializan ese proceso de cambio.

Para que ese diálogo logre la interiorización de los principios orientadores

del sistema y permita considerarlo como un verdadero paradigma, debe

tener la capacidad de precisar los objetivos comunes propuestos con su

desarrollo, los cuales encuentran en la costumbre su mecanismo de

aplicación práctica y la mejor manera de unificar el habitual comportamiento

humano, en aras de garantizar la eficacia del bien común. Por ello, una vez

se ha desarrollado ese nuevo sistema, la comunicación adquiere especial

trascendencia, pues, tanto el conflicto como su solución a través de los

significados que los individualizan, logra integrar al grupo que los ha

aceptado como sus nuevos modelos de orientación social.

En el campo del derecho penal, ese cambio de modelo normativo, implica

trasladar científicamente, la contradicción que emerge en el seno de una


sociedad jurídicamente organizada, de un sistema a otro, que presente

mejores formas de solución del conflicto afines a los parámetros aceptados

de lo que es eficaz y justo. Por ello, al igual que en otras áreas de lo social

y de las ciencias naturales, en el derecho, es necesario que los hombres

aprendan a moderar el ritmo de cambio, porque de otro modo toda la

humanidad podría verse condenada a un fracaso masivo de adaptación 19.

En torno del hombre, la historia plantea un problema dramático porque esos

rápidos cambios contrastan con su casi absoluta inmovilidad forjando la

gran crisis que atraviesa la ciencia de lo jurídico, por cuanto tanto el

derecho como sus cultores, paulatinamente, han ido quedando atrás en el

camino del progreso social, a espalda de los cambios vertiginosos y a

veces opuestos en sus inclinaciones lógico-formales, a la corriente de la

historia. No es entonces erróneo llegar a pensar en la existencia de un

verdadero dualismo, en el cual la institucionalidad y la norma jurídica rigen

bajo el principio “Se acata pero no se cumple” desconectándose de la vida

real o de lo que los sociólogos del derecho norteamericano llaman el Law in

actión20.

19
Eduardo Novoa Monreal, El Derecho como obstáculo al cambio social, Editorial Siglo XXI, México 1980, p.44
20
Witker Jorge, El Derecho en América Latina, Antología, p.265
La comunicación representa para el SISTEMA ACUSATORIO, como nuevo

paradigma, el buscar mediante la aplicación de sus medios que el usuario

de la administración de justicia, incluyendo en el al operador jurídico y los

demás sujetos de la relación procesal, logren llegar a lo oral, partiendo de

lo escrito; pero no, como un cambio de estructura formal, condicionado

exclusivamente al imperio de la tecnología, sino, como fundamento de un

sistema que se logra a través del conocimiento y que se institucionaliza

como un cambio con una función específica de regular el comportamiento

social del hombre. El actuar de la norma de derecho se convierte así en un

verdadero instrumento de poder al servicio de las garantías fundamentales

del hombre y deja de ser una fuerza descontrolada en manos del poder,

utilizada de acuerdo con la voluntad traumática de quien la ejerce.

La historia del proceso permite comprender los diversos sistemas que han

determinado modelos de solución de los conflictos sociales del hombre, por

lo tanto una selecta retrospectiva de estos será suficiente para comprender

este nuevo paradigma y proyectar su conocimiento a través del estudio y

análisis de los principios rectores y garantías procesales que orientarán el

proceso de aplicación práctica de las normas de procedimiento inherentes a

nuestro SISTEMA ACUSATORIO.


Formas de solución del conflicto

Partiendo de la más primitiva de las soluciones implementadas por el

hombre21, la utilización de la fuerza, hasta la puesta en marcha de

mecanismos razonados22 y reguladores del proceso de solución, acorde

con la estructura política imperante en el sistema de gobierno propio de

cada Estado, el paradigma imperante ha encontrado en el proceso cíclico

de la evolución jurídica social razones para justificar su cambio, siempre

determinado por la necesidad de humanizar la solución y de respetar la

dignidad del hombre, respetando en esencia esa condición de ser humano 23

La utilización aventurera de los mecanismos investigativos realizada por los

caminos de la historia del proceso universal, nos ha permitido comprender

que esos paradigmas de solución han sido construidos por el hombre,

sobre el supuesto orientador de su comportamiento propio de la juridicidad,

21
Lo primitivo es solo un referente histórico para ubicar en el tiempo el tema de estudio, pues, la realidad nacional y
mundial nos muestra con sus crónicas que su vigencia es evidente, pues la fuerza configura uno de los parámetros de
convivencia que junto con su complemento el miedo regula el comportamiento de la humanidad.
22
Lo “razonado” en nuestro medio, se fundamenta en la capacidad de asimilación de la codificación foránea de
nuestros legisladores, quienes, masacrando nuestra cultura jurídica, imponen la Ley ajena, sin respeto alguno por
nuestras formas de solución del conflicto.
23
Fierro, Méndez Heliodoro, Epistemología y razonabilidad en el Nuevo Código Penal, 2002.
mediante el cual se concretan esos anhelos colectivos (valores) y los

fundamentos de orientación práctica (principios), sin perder su eficacia,

cimentada en el respeto por el otro y en la legitimidad del poder ejercido

por la autoridad pública democráticamente constituida.

Acorde con esa específica finalidad, el proceso ha plasmado como formas

legítimas de solución del conflicto: la autodefensa, la auto-composición y la

hetero-composición. Sin determinar la particular decadencia de la primera,

como mecanismo legítimo de solución, pero reconociendo su actual

aplicación práctica, por fuera del derecho24, su estructura, al igual que las

dos restantes, permite comprender su aceptabilidad social como

paradigma de orientación de la convivencia humana. Su estudio logra

identificar los sujetos de la confrontación y, comprender, a través de ellos, el

ejercicio del derecho de acción25. Además, construir en torno de su

ubicación tanto activa como pasiva, los principios fundamentales

encargados de garantizar su existencia y la relación con el Juez o sujeto de

la decisión26.
24
Acciones de grupos al margen de la Ley
25
Entendida como el “derecho que se tiene a pedir alguna cosa en juicio, y modo legal de ejercitar el mismo derecho,
pidiendo en justicia lo que es nuestro o se nos debe. Para Capitant, es el remedio jurídico por el cual una persona o el
Ministerio Público -en nuestro caso también el Fiscal-, piden a un Tribunal la aplicación de la ley a un caso
determinado. Y para Couture es el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, consistente en la facultad de acudir
ante los órganos de la jurisdicción, exponiendo sus pretensiones y formulando la petición que afirma como
correspondiente a su derecho”, Ibídem Diccionario.
26
En la familia arcaica el “pater familias” es el Supremo Juez en lo religioso, político y familiar y se abroga para sí
los roles de Juzgador, acusador y defensa. Luego, en la asociación de varias familias conocidas como Curias en Roma
Autodefensa

Universalmente se ha institucionalizada a través del aforismo “vida por

vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura

por quemadura”, que reguló la Ley del Talión 27. Se caracteriza por: (1) el

uso de la fuerza como elemento sancionatorio y garante de la función

retribucionista de la pena; (2) la voluntad impositiva permanece en el ámbito

de poder de la víctima o de sus familiares, quienes, se abrogan la facultad

de cobrar la afrenta, a través de los mecanismos propios de la venganza

privada, y, (3) las funciones de Juez, acusador y defensa son ejercidas por

una sola persona, quien tiene a su disposición el poder derivado del

derecho de acción deducido del daño recibido. Su potestad es tal, que solo

la clemencia podría evitar el castigo y ello condicionado al sometimiento de

prácticas esclavistas, también aceptadas socialmente.

o Fratrías en Grecia, ese binomio político-religioso permaneció incólume y el juzgamiento de las faltas cometidas era
solucionado bajo esa misma orientación hasta cuando el sistema cambió de estructura por el decaimiento de los
grandes imperios.
27
“La venganza individual constituyó en los pueblos primitivos una manifestación de la punición de los delitos.
Luego fue un medio para castigar las ofensas entre grupos sociales no sometidos a una autoridad común. Finalmente,
el derecho de venganza fue regulado por los grupos sociales ya organizados, estableciéndose por la autoridad común
limitaciones al mismo. Una de ellas fue el talión, que fijaba una proporcionalidad entre la ofensa y el castigo. Según
el Éxodo (XX,23-25), se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura
por quemadura. Este principio se encuentra en el Código de Hamurabi, en la legislación Mosaica y en la Ley de las
XII tablas”. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Manuel Osorio.
Como modelo de aplicación universal la autodefensa constituyó una

garantía de la eficacia del castigo merecido para el autor de la conducta

lesiva del interés privado. Sus formas de sanción, caracterizadas por su

finalidad retribucionista, sólo tenían en la voluntad del titular de la acción la

base fundamental del poder decisorio, para cuyo ejercicio se contaba con el

reconocimiento y aceptabilidad del núcleo social donde se causaron sus

efectos vinculantes. Ese reconocimiento social es inherente al desarrollo de

ese imperativo regulador de la conducta humana surgida de los actos

repetitivos aceptados como jurídicos y que caracterizan la costumbre

normativa de los pueblos.

Esa justicia por mano propia que es permitida y regulada en nuestra

normatividad penal, en los casos de legítima defensa señalados, como

causas excluyentes de la responsabilidad penal 28, deja como factor de

valoración y regulación del procedimiento, la existencia de los sujetos de la

relación y la necesidad de regular el poder decisorio. Estos aspectos, se

han de considerar no solo para restablecer ese derecho privado sino

también, para garantizar, a la sociedad, su convivencia pacífica y armónica.

Auto-composición
28
Artículo 32, Ley 599 de 2000
La solución que se logra a través de este singular mecanismo se

caracteriza porque el ejercicio de la voluntad de los sujetos de la pretensión

y de la excepción -acusación y defensa-, propios de la relación controversial

no permite que las soluciones obtenidas agoten las formas finales definidas

para cada caso. Estos, de manera voluntaria abandonan el conflicto bien

sea por: (a) el desistimiento, por parte del titular de la pretensión o de la

acusación; (b) el allanamiento, propio del titular de la excepción o de la

defensa, quien acepta lo pretendido por su contrincante y no ejerce medio

defensivo alguno; y, (c) la transacción, como acuerdo común de voluntades

por parte de las personas que se encuentran en conflicto, quienes

simultáneamente ceden en sus pretensiones.

1.2.2.3. Heterocomposición

En esta etapa entra en juego el tercero, quien interviene como titular de la

decisión encargada de definir los intereses en conflicto. La enunciación que


de ellos hace Véscoví permite tener como tales: la mediación29, la

conciliación30 y el arbitraje31.

En esta categoría, se encuentra el proceso32, mediante el cual, como lo

afirma el citado autor, “El Estado expropia la función sancionadora” y

organiza sus propios mecanismos de solución del conflicto a través del

ejercicio de la función jurisdiccional. “El Estado al prohibir la autodefensa y

reconocer la excepcionalidad de la autocomposición, otorga, mediante sus

órganos, la tutela jurídica a las partes por intermedio del proceso. Cuando

dichas partes reclaman esa tutela, por medio de un poder jurídico, este

recibe el nombre de acción”33.

El proceso como ese conjunto de actos encaminados a un fin que no es

otro que la solución del conflicto, se encuentra debidamente determinado

en la norma y es el Estado quien tiene, en materia penal, la titularidad de la

acción punitiva.

29
“El mediador es un tercero que intenta comunicar a las partes entre sí, por propia iniciativa de estas o de un tercero
que se lo pide; propone medios de solución aceptables y puede, en consecuencia, lograr el acuerdo de aquellas sobre
el punto de discrepancia”, Barrios de Ángelis, citado por Enrique Véscoví, en Teoría General del Proceso, Íd.
30
“La Conciliación es, en último extremo, una mediación, pues resulta también de la intervención de un tercero que
busca un acercamiento de las partes procurando el acuerdo basado en la voluntad de ellas”. Ídem Véscovi.
31
“El arbitraje implica la composición del conflicto por un tercero, que lo resuelve por su voluntad y conforme a un
procedimiento predeterminado”. Id. Véscovi.
32
“Que es la manera de solucionar los conflicts que brinda el Estado mediante su función jurisdiccional”. Ibídem.
33
Idem, Véscovi, p.9
CAPITULO SEGUNDO

PRINCIPIOS Y GARANTÍAS

DEL SISTEMA ORAL


“Cuatro cosas pertenecen a los jueces: escuchar

cortésmente, contestar sabiamente, considerar todo

sobriamente y decidir imparcialmente”

Sócrates

La teología que determina todo procedimiento penal, permite concretar

como objeto final de valoración tanto en el campo social como jurídico, la

solución del conflicto en el marco de las garantías inherentes al debido

proceso, las cuales, como tales, se encargan de “proteger a la persona

sometida al proceso penal; que le aseguran a lo largo del mismo proceso

una recta, pronta y cumplida administración de justicia; que le aseguran la

libertad y la seguridad jurídicas, la racionalidad y la fundamentación de las

resoluciones judiciales conforme a Derecho”34.

Esa connotación inherente al debido proceso, significa, ni más ni menos,

que su capacidad como garante de la efectividad de los derechos

procesales de quienes tienen la condición de sujetos procesales, debe

cimentarse sobre esos presupuestos considerados por el sistema anglo-

norteamericano como necesarios para motivar su eficacia. Por ello el

proceso ha de ser Legal, es decir, construido sobre la base de los


34
Morales Marín, Gustavo, Fiscalía y Proceso Penal, Ediciones Jurídicas Gustavo C. Ltda., 1992,p.26
parámetros estructuradores del sistema, acorde con los principios políticos

imperantes en la sociedad de que se trate y que se encuentran

debidamente definidos en La Constitución y en La Ley. Esta condición, se

identifica con el aspecto ontológico del proceso, pues, tiene que ver con la

armonía, tanto formal como material, inherente a toda disposición

reguladora del comportamiento del hombre, bajo los parámetros de una

sociedad organizada en un Estado Social y Democrático de Derecho.

Como la finalidad última del proceso se proyecta a averiguar la verdad y a

concretar a través de ella la justicia, aquel debe ser Apto, para lograr la

verificación de esos fines y para desarrollar su característica fundamental

de ser Legítimo, que le permita a quien actúa, como sujeto procesal o

interviniente, actuar de manera libre e independiente, acorde con los

intereses que materializan su calidad procesal. La legitimad se alcanza

cuando el proceso permite que las partes controviertan lo que es objeto de

decisión, pues, sus consecuencias no son otras que las de erradicar de la

actuación las arbitrariedades del Estado, a través de la extralimitación de

funciones de quienes tienen la facultad de administrar justicia.


Esos factores determinantes del debido proceso, para lograr su finalidad

necesitan la existencia de una forma de comunicación encargada de

garantizar que la verdad obtenida en cada caso, sea suficiente para

materializar ese valor justicia reclamada por el hombre para dignificar su

existencia, acorde con los parámetros propios de una sociedad organizada.

Por lo tanto, en torno del conflicto penal, como lo afirmó Luigi Ferrajoli,

“Para que la contienda se desarrolle lealmente y con igualdad de armas, es

necesaria, la perfecta igualdad de las partes: en primer lugar, que la

defensa esté dotada de la misma capacidad y de los mismos poderes que

la acusación; en segundo lugar, que se admita su papel de contradictor en

todo momento y grado del procedimiento y en relación con cualquier acto

probatorio”35.

La oralidad y la escritura han determinado el nivel cultural del hombre. Su

existencia ha legitimado el mundo del lenguaje al establecerlo como factor

determinante de su propia evolución racional y materializador del progreso

de sus múltiples proyecciones creativas que le han permitido considerarlo

como un ser trascendente. Esa confrontación ha inclinado la balanza a

favor de la oralidad, pues “Sólo en una sociedad en la cual rija el poder de

la palabra es posible la democracia. El poder de la palabra, a su vez, debe


35
Ferrajoli, Luigi, Derecho y Razón, Editorial Trotta, Madrid, 2001, Págs.613 y s.s.
estar edificado sobre el derecho y el poder del derecho debe estar

sustentado en la ética”36

La oralidad debe concretarse no como un principio en si mismo, sino como

“instrumento o facilitador de los principios políticos básicos y de las

garantías que estructuran el propio sistema procesal penal 37. Por lo tanto,

su aceptación o rechazo ha de establecerse a partir de las garantías y los

objetivos básicos del proceso y éstos, concretarse, de acuerdo con la

eficacia de los elementos de comunicación que permiten el desarrollo del

discurso sobre la divergencia de los variados caminos argumentativos,

como los que se presentan en el procedimiento penal. Como bien lo señala

el Profesor en Ciencias Penales de Santiago de Chile, Daniel González

Álvarez, “Hoy prácticamente no se discute sobre la necesidad de realizar la

justicia penal a través de un procedimiento oral. Como bien se puntualizó,

el juicio oral es parte importante de la tradición y la cultura occidental, al

haber sido acogido por la mayoría de los países occidentales porque es el

36
Botero, Uribe, Darío “DEL PODER DE LA PALABRA A LA DEMOCRACIA”, en Filosofía del Derecho, Ética,
Cultura y Constitución, Miguel Rujana Quintero, Compilador, Cátedra Gerardo Molina, Ediciones Jurídicas Gustavo
Ibáñez, 1999, p, 409.
37
Zaffaroni, Eugenio Raúl, en Sistemas Penales y Derechos Humanos en América Latina –Informe Final 1982-1986-.
Instituto Interamericano de Derechos Humanos. La oralidad en el Proceso Penal, Editora Jurídica de Colombia Ltda.
Primera Edición 2004, p.9.
que mejor (no el único) permite hacer justicia y a la vez respetar la libertad

y la dignidad del hombre”38 .

Esos medios de comunicación se relacionan con los siguientes principios:

Inmediación

El sentido de aplicación práctica del principio en comento se caracteriza por

la no presencia de intermediario o delegatario que pueda cumplir las

funciones inherentes al Juez responsable de la decisión condenatoria,

como quiera que de él se exige que tome conocimiento directo y forme su

convicción, de la prueba reproducida en su presencia y en la de los demás

sujetos del proceso.

Como norma rectora la Inmediación aparece regulada en el Artículo 16 del

Código de Procedimiento Penal, donde se indica:

“Artículo 16. Inmediación. En el juicio únicamente se

estimará como prueba la que haya sido producida o incorporada

38
González, Álvarez Daniel, LA ORALIDAD COMO FACILITADORA DE FINES, PRINCIPIOS Y GARANTÍAS
DEL PROCES PENAL, en LA ORALIDAD EN EL PROCESO PENAL
en forma pública, oral, concentrada, y sujeta a confrontación y

contradicción ante el juez de conocimiento. Sin embargo, en las

circunstancias excepcionalmente previstas en este código,

podrá tenerse como prueba la producida o incorporada de forma

anticipada durante la audiencia ante el Juez de control de

garantías”39

El citado principio configura una de las garantías propias del sistema

acusatorio y sus efectos alcanzan su mayor eficacia mediante las técnicas

propias de la oralidad. Sólo este mecanismo de comunicación le permite a

la Inmediación contar con la presencia física del Juez y de todos los

sujetos de la controversia en el recinto de audiencia, participando de

manera activa, durante todo el tiempo que dure el debate. En desarrollo de

ese principio es donde los elementos materiales probatorios, los medios de

prueba y la evidencia física adquieren la connotación de prueba sobre la

cual se ha de sustentar una decisión vinculante. Como imperativo legal el

“Juez deberá tener en cuenta como pruebas únicamente las que hayan

sido practicadas y controvertidas en su presencia” 40. Se considera, como

excepcional, “la admisibilidad de la prueba de referencia” 41.


39
Artículo 16 de la Ley 906 de 2004, corregido por el Artículo 2° del Decreto 2770 de 2004
40
Artículo 379 del Código de Procedimiento Penal
41
Prueba de referencia, Código de Procedimiento Penal, Artículo 437. Noción. Se considera como prueba de
referencia toda declaración realizada fuera del juicio oral y que es utilizada para probar o excluir uno o varios
Su aplicación permite por lo tanto concretar comportamientos procesales

benéficos a los fines propios del procedimiento penal, pues,

- Obliga a todas las partes, al Juez y al Fiscal, estar presentes en el

juicio;

- Recibir en forma directa, sin delegación y sin solución de

continuidad, información sobre los elementos de prueba aceptados

en el juicio;

- Al no existir actas que después van a ser leídas, los jueces están

obligados a recibir en forma directa la prueba, sin posibilidades

siquiera de delegar;

- El Juez deberá tener en cuenta como pruebas únicamente las que

hayan sido practicadas y controvertidas en su presencia. La

admisibilidad de la prueba de referencia es excepcional.

- El Juez de la Sentencia debe estar presente durante el momento

en que se forma la prueba;

elementos del delito, el grado de intervención en el mismo, las circunstancias de atenuación o de agravación
punitivas, la naturaleza y extensión del daño irrogado, y cualquier otro aspecto sustancial objeto del debate, cuando
no sea posible practicarla en el juicio”.
- Debe haber apreciado y controlado su controversia, para de esa

forma adquirir los medios de conocimiento necesarios para su

convicción, de su fuente original y de su auténtica expresión;

- El Juez de la inmediación de la prueba es el de conocimiento o el

de la audiencia oral de juzgamiento. Excepcionalmente el juez

puede fallar con medios de conocimiento de los cuales no tuvo la

oportunidad de presenciar su formación y controversia, como es el

caso de la prueba anticipada durante la fase de la investigación,

ante el juez de control de garantías.

Concentración

Gramaticalmente Concentración tiene que ver con la acción de “reunir en

un centro o punto” o de “fijar la atención con intensidad”42. Uno y otro

sentido corresponden a la aplicación práctica que debe dársele al principio

en mención, en razón a que en su desarrollo se ha de concretar ese

encuentro común del Juez con los sujetos procesales en la Sala de

Audiencias, para allí, con toda intensidad, se dediquen única y

exclusivamente a conocer de esos elementos probatorios, medios de

42
Diccionario Usual, Planeta de la lengua española.
prueba o evidencias materiales que identifican lo que será objeto de

valoración y decisión final dentro de esa reunión permanente.

Esa precisión conceptual permite entender que el juicio debe realizarse

frente a todos los sujetos procesales, sin solución de continuidad, desde el

inicio hasta su terminación. La brecha entre el momento en que se recibe la

prueba, se formulan las argumentaciones, se establecen las conclusiones y

el Juez delibera y dicta sentencia ha de ser mínima, para lograr, mediante

su ejercicio,

- Protege al acusado, al no prolongar la tensión que genera el juicio;

- Garantizar una decisión rápida que permite la creencia en la

justicia; y,

- Posibilitar una mejor investigación de la verdad

El principio en si tiene como efecto propio de su fundamentación establecer

como las audiencias deben programarse, desarrollarse y,

excepcionalmente, suspenderse, sobre la base de que todas las audiencias

será continuas como sea necesario para garantizar que el Juez concentre

su actuación en un solo asunto. De esta manera se evita,


- Dilación de los procedimientos;

- Fallos basados en

 Práctica de pruebas interrumpidas

 Debates probatorios interrumpidos

- Pérdida del hilo de la controversia

- Dificultad en la determinación del conocimiento o en la convicción

adecuada por parte del Juez.

El principio de Concentración normativamente se encuentra establecido

en nuestra Carta Magna como principio fundamental en el Artículo 29 al

indicarse, “Quien sea sindicado tiene derecho (…) a un debido proceso

público sin dilaciones injustificadas (…)” y como ejercicio de la función

pública propia de la Rama Judicial, al indicarse, en el en el Artículo 228

que “Las actuaciones serán públicas y permanentes (…)”. Como

principio procedimental, el Código de Procedimiento Penal consagra,

“Artículo 17. Durante la actuación procesal la práctica de

pruebas y el debate deberán realizarse de manera continua, con

preferencia en un mismo día; si ello no fuere posible se hará en

días consecutivos, sin perjuicio de que el juez que dirija la


audiencia excepcionalmente la suspenda por un término hasta

de treinta (30) días, si se presentaren circunstancias especiales

que lo justifiquen. En todo caso el Juez velará porque no surjan

otras audiencias concurrentes, de modo que concentre su

atención en un solo asunto”43.

La continuidad en el trámite de la audiencia pública encuentra en el Artículo

454 del Código de Procedimiento Penal la causa que debe tener en cuenta

el Juez para suspender la audiencia en el juicio oral y que se concreta

cuando surjan “situaciones sobrevinientes de manifiesta gravedad, sin

existir otra alternativa viable”. En este caso, dice la norma, podrá

suspenderse por el tiempo que dure el fenómeno que ha motivado la

suspensión. Consideramos que ese tiempo no puede ser indefinido; su

límite lo determina el Artículo 17, al fijarlo en “treinta (30) días”, por tratarse

de una “situación especial que lo justifique”.

Esas situaciones sobrevivientes pueden concretarse en enfermedad de uno

cualquiera de los sujetos procesales, en el cambio de Fiscal o Defensor por

razones laborales o de situaciones inherentes al desarrollo del contrato de

mandato. En estos casos y otros similares, opera la suspensión de la


43
Artículo 17 Código de Procedimiento Penal -Ley 906 de 2004-.
audiencia y no la repetición de la misma, la cual, únicamente es posible por

las razones que se señalarán más adelante. Conforme a los poderes que le

son inherentes a su función, en aquellos eventos, el Juez debe tomar las

medidas necesarias para garantizar el desarrollo del debate público acorde

con los principios garantes del debido proceso y el respeto por el ejercicio

continuo del derecho de defensa.

La norma en comento determina como única causa para decretar el receso

de la audiencia, fijándole un máximo de dos (2) horas “cuando no

comparezca el testigo y deba hacerse comparecer coactivamente” 44. De

seguro, en el desarrollo del debate público, se presentarán otras

situaciones diferentes a la señalada que le permitirán al Juez disponer

recesos de menor intensidad horaria, como para consultar documentos,

verificar datos, permitir que el testigo retome su equilibrio emocional para

continuar rindiendo su testimonio y en otros casos similares que requieren

de ese singular mecanismo de interrupción.

44
Artículo 384. Medidas especiales para asegurar la comparencia de testigos. Si el testigo debidamente citado se
negare a comparecer, el juez expedirá a la Policía Nacional o cualquier otra autoridad, orden para su aprehensión y
conducción a la sede de la audiencia. Su renuencia a declarar se castigará con arresto hasta por veinticuatro (24)
horas, al cabo de las cuales, si persiste su negativa, se le procesará.
“Las autoridades indicadas están obligadas a auxiliar oportuna y diligentemente al juez para garantizar la
comparencia obligatoria de los testigos, so pena de falta grave”.
La repetición del acto audiencial solo es posible cuando el transcurso del

tiempo de suspensión incide “en la memoria de lo sucedido en la audiencia

y, sobre todo de los resultados de las pruebas practicadas”. Es importante

precisar que la aludida incidencia en la capacidad de recordar hechos

pasados como generadora de la repetición de la audiencia únicamente

tiene como sujeto de verificación, el Juez del conocimiento, quien, como se

preciso anteriormente, debe ser el mismo del recaudo y controversia de la

prueba. Ello, en razón a ser él el ejecutor de la valoración requerida para

decidir, la cual, se fundamenta en las reglas de la lógica y del conocimiento

como en las máximas de la experiencia propias de la sana crítica, con la

cual ha de trascender su decisión más allá de la “duda razonable”,

teniendo como soporte el debate mismo, realizado en su presencia, acorde

con el principio de inmediación.

Por ello, igualmente, se debe proceder a repetir el debate si “en cualquier

etapa del juicio oral se debe cambiar al juez” 45. De esta manera se

garantiza el desarrollo de los principios de inmediación y de concentración

inherentes al sistema acusatorio, cuya eficacia sólo es posible lograrla a

través de la oralidad.

45
Inciso final, Artículo 454 del Código de Procedimiento Penal
Conforme a los anteriores elementos conceptuales el principio de

concentración tiene relación con los conceptos de celeridad, eficiencia y

continuidad, que son fundamentales para lograr la efectividad del accionar

propio de la función jurisdiccional en la aplicación de la Ley penal. Por ello

tiene íntima relación con la oralidad, al punto tal que con su ejercicio se

logra solucionar todas las cuestiones que se debatan como consecuencia

de la persecución penal y, además, se establece que toda notificación que

deba hacerse de una decisión o providencia que oralmente se tome, se

considera notificada “a las personas allí presentes”46.

Contradicción

La naturaleza de la controversia propia del conflicto social surgido por la

comisión de una conducta punible, necesariamente permite establecer la

existencia de una amalgama de argumentos e ideas dispares afines a los

intereses tanto de la parte ofensora como de la víctima. Por tal razón, como

proceso adversarial que es el Penal requiere para efectivizar su verdadera

función democrática que se garantice y respete el ejercicio dialéctico propio

de quienes allí se legitiman como sujetos procesales.

46
Artículo 147 del Código de Procedimiento Penal.
Un proceso que garantice la eficacia de la administración de Justicia, a

través del descubrimiento de la verdad y teniendo en cuenta que el ejercicio

del ius puniendo, como extremo responsable de la acusación, radica en el

Estado, debe garantizar, a quien tenga la condición de defensor, el poder

admitírsele, “su papel de contradictor en todo momento y grado del

procedimiento y en relación con cualquier acto probatorio” 47. Implica ni más

ni menos que en el proceso penal tanto la recepción de la prueba como el

desarrollo de los demás actos vinculantes del proceso se deben realizar

bajo el control de todos los sujetos, con el fin de que tengan la posibilidad

de,

- Intervenir en su recepción;

- Solicitar aclaraciones;

- Vigilar la forma en que se introduce al proceso;

- Garantizar que los argumentos de las partes puedan ser

escuchados de viva voz, para apoyarlos o rebatirlos.

En el proceso escrito, la prueba se recopila de forma discontinua, por

delegación en funcionarios auxiliares del Juez y sin la presencia de las

partes

47
Ibídem, Ferrajoli, Luigi,
Como desarrollo del principio en comento, regulado en la Constitución

Nacional como regla básica del debido proceso al establecer que “(…)

quien sea sindicado tiene derecho (…) a presentar pruebas y a controvertir

las que se alleguen en su contra (…)” 48, el Código de Procedimiento Penal

lo consagró como Norma Rectora al señalar,

“Artículo 15. Contradicción. Las partes tendrán derecho

a conocer y controvertir las pruebas, así como a intervenir en su

formación, tanto las que sean producidas o incorporadas en el

juicio oral y en el incidente de reparación integral, como las que

se practiquen en forma anticipada.

“Para garantizar plenamente este derecho, en el caso de

formular acusación la Fiscalía General de la Nación deberá, por

conducto del juez de conocimiento, suministrar todos los

elementos probatorios e informes de que tenga noticia, incluidos

los que sean favorables al procesado”49

El proceso penal instituido como ese conjunto de garantías encargadas de

proteger a la persona sometida a su imperio, por naturaleza es un

48
Artículo 29 de la Constitución Nacional
49
Artículo 15 Código de Procedimiento Penal
escenario de confrontación dialéctica, debidamente regulado por normas

que posibilitan no solo el conocimiento y controversia probatoria, aun

cuando en aquella es donde su relevancia práctica se manifiesta con mayor

fuerza. Se debe tener en cuenta que es en aquel donde las partes

verifican los actos de imputación, presentan sus alegatos acorde con sus

argumentos, refutan los que consideran no se atemperan a sus intereses,

se oponen a lo pretendido e impugnan sobre las decisiones tomadas.

El citado Artículo 15 del Código de Procedimiento Penal permite establecer

el conocimiento, la intervención y la controversia como facultades centrales

del principio de Contradicción, razón por la cual la Fiscalía tiene entre sus

deberes “3. Asegurar los elementos materiales probatorios, garantizando la

cadena de custodia mientras se ejerce su contradicción (…) “4. Presentar

escrito de acusación ante el Juez del conocimiento, con el fin de dar inicio a

un juicio público, con inmediación de las pruebas, contradictorio,

concentrado y con todas las garantías (…)”50.

El conocimiento como facultad propia de los interventores en el proceso,

en materia de pruebas, se concreta en el momento mismo de que aquellas

se practican en el juicio oral, por lo tanto, se relaciona directamente con el


50
Artículo 2° del Acto Legislativo Nro.03 de 2002 que modificó el Artículo 250 de la Constitución Nacional.
principio de inmediación. Sin embargo, como ejercicio afín a su esencia se

ha de garantizar que tanto el imputado como su defensor, de manera

oportuna conozcan las razones, causas o fundamentos que llevaron al ente

Fiscal a motivar la acusación como los medios de prueba, elementos

materiales y evidencia física que se tiene para hacerla valer en el respectivo

juicio público; debe tener la posibilidad de acceder a todo conocimiento o

información que le sea útil para ejercitar su defensa y a toda la información

relacionada con la investigación.

La intervención de las partes se identifica con esa posibilidad que tienen

de participar en la formación y práctica de las pruebas y la controversia se

concreta en la posibilidad que tienen aquellas de oponerse, poner a

disposición, ofrecer, presentar, intervenir, interrogar y contra-interrogar.

Por lo tanto se puede oponer a:

- La declaratoria de validez de los elementos materiales de prueba

recogidos durante un procedimiento de registro y allanamiento, por

violación del debido proceso –Parágrafo del Artículo 237 del C. de

P. Penal-.
- La realización de procedimientos para la obtención de muestras

que involucren al imputado. Por ello, se requiere en estos casos la

presencia del Defensor del imputado -Artículo 249 del C. deP.

Penal-.

- La petición del Fiscal para que el Juez de conocimiento proceda a

disponer la preclusión de la investigación. Caso en el cual en el

trámite de la audiencia se le debe dar el uso de la palabra a la

víctima, al agente del Ministerio Público y al Defensor del

Imputado, en el evento en que quisieren oponerse a la petición del

Fiscal. -Artículo 333 del C. de P. Penal-.

- La orden de descubrimiento de prueba cuando la parte no esté

obligado a ello, en razón a presentarse, de manera genérica, las

restricciones propias del secreto profesional, de la privacidad de

los informes personales de los investigadores del caso, de la

posibilidad de causar un perjuicio notable o de afectar la seguridad

del Estado – Artículo 345 del C. de P. Penal- o en los casos donde

se presentan excepciones constitucionales 51 y, específicamente

para el testimonio, en aquellos donde, de manera excepcional, se

requiere garantizar el aludido secreto profesional, con la salvedad

51
Artículo 33 Constitución Nacional: Nadie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo o contra su cónyuge,
compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil.
de poder ser renunciable por quien debe rendir la declaración

jurada –Artículo 385 del C. de P. Penal-52.

- La admisión de medios de prueba cuando deban ser excluidos del

debate y a petición tanto de las partes como del Ministerio Público

-Artículo 359 del C. de P. Penal-.

- La introducción en la audiencia de juzgamiento de elementos

materiales probatorios no ofrecidos en la audiencia preparatoria –

Artículo 357 del C. de P. Penal-.

- La realización de preguntas o respuestas que violen las reglas de

prueba referentes al interrogatorio y contra-interrogatorio –Artículos

392 y 393 del C. de P. Penal-.

- La argumentación oral basada en hechos no probados y que se

concretan en las alegaciones de las partes una vez terminada la

práctica de las pruebas –Artículos 442 y s.s. del C. de P. Penal-.

Pueden los sujetos de la controversia poner a disposición,

52
En torno de la excepción constitucional de la prohibición de no obligar a declarar contra los parientes que se
encuentren en “primer grado civil” el Código de Procedimiento Penal -Ley 906 de 2004-, en su Artículo 385, extiende
esa prohibición hasta el “cuarto grado”, sin que ello implique vulneración del precepto Superior, pues la Corte
Constitucional al establecer la antinómia del Artículo 33 Constitucional con el Artículo 42 de la Carta que protege la
familia como “núcleo fundamental de la sociedad”, resolvió el conflicto dándole preferencia a ésta última disposición
(Sentencia C-1287 de Diciembre 5 de 2001, Magistrado Ponente Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra).
- Del Juez que ejerce las funciones de control de garantías, por

parte del Fiscal, durante la realización de una de las audiencia

preliminar que tienen la condición de ser reservadas 53 de los

elementos materiales de prueba recogidos en diligencias de

registro, allanamiento e interceptación de comunicaciones, para el

respectivo control de legalidad.

- Del Juez que ejerce las funciones de control de garantías, por

parte del Fiscal o de la Defensa durante la audiencia de imposición

o de la revocatoria de la medida de aseguramiento, de los medios

de conocimiento necesarios para sustentar la imposición de la

medida o la sustitución de la misma -Artículos 306 y s.s. del C. de

P. Penal-.

Se pueden ofrecer medios de conocimiento:

- En la solicitud de práctica de una audiencia preliminar 54, concretar

una cualquiera de las modalidades propias de esa clase de

actuaciones, como las relacionadas con la prueba anticipada, la


53
Artículo 155. Publicidad (…)
“Serán de carácter reservado las audiencias de control de legalidad sobre allanamientos, registros, interceptación de
comunicaciones, vigilancia y seguimiento de personas y de cosas. También las relacionadas con autorización judicial
previa para la realización de inspección corporal, obtención demuestras que involucren al imputado y procedimientos
en caso de lesionados o de víctimas de agresiones sexuales. Igualmente aquella en la que decrete una medida
cautelar”.
54
Audiencias preliminares. Artículo 153. Noción. Las actuaciones, peticiones y decisiones que no deban ordenarse,
resolverse o adoptarse en audiencia de formulación de acusación, preparatoria o del juicio oral, se adelantarán,
resolverán o decidirán en audiencia preliminar, ante el juez de control de garantías.
petición de medidas de aseguramiento, cautelares, protección de

víctimas y testigos, formulación de imputación, controles de

legalidad –Artículo 154 del C. de P. Penal-.

- Durante la audiencia de formulación de la acusación, con el objeto

de descubrir medios de prueba, elementos materiales probatorios y

la evidencia física que posibilite la verificación de un juicio

transparente y equilibrado -Artículo 344 del C. de P. Penal-.

- Durante la audiencia preparatoria, enunciando y solicitando la

práctica de las pruebas requeridas por los sujetos de la

confrontación para sustentar su pretensión. Excepcionalmente, el

Ministerio Público, una vez agotadas las “solicitudes probatorias de

las partes”, si tuviere conocimiento de la existencia de una prueba

no pedida por aquellas que pudiere tener esencial influencia en los

resultados del juicio, “solicitará su práctica” –Artículo 357 del C. de

P. Penal-.

Publicidad

La publicidad se refiere a esa condición o carácter de público que se da a

algo para que sea conocido por todos 55. En el derecho penal el principio se
55
Diccionario Usual Planeta de la Lengua Española
relaciona con esas técnicas que han de implementarse para buscar que el

desarrollo del proceso se de a conocer a toda la comunidad; permite que la

“justicia penal” se administre frente a la comunidad y que los ciudadanos

pueden apreciar la manera como se ejerce esa función, evitando o al

menos poniendo en evidencia y criticando excesos, abusos o la impunidad.

La publicidad no alcanza su sentido práctico en el sistema escrito, pues

este se relaciona directamente con el secreto, con quien mutuamente se

acompaña formando una especial simbiosis, caracterizada por el ejercicio

del poder por fuera de cualquier control, situación que no acontece con la

oralidad, donde, aquella, posibilita la transparencia de la actuación al

verificarse en presencia de la comunidad que espera atenta el desarrollo

funcional del Administrador de Justicia conforme a los fundamentos que

legitiman su actuación como jueces.

La esencia de la publicidad se concreta en,

- Conocimiento de la prueba en el momento mismo en que esta se

practica, teniendo como titulares no solo a quienes tienen la condición


de sujetos del proceso, sino también todas aquellas personas que de

una u otra manera concurran al juicio.

- Se garantiza la objetividad de la prueba al concretar su desarrollo en

el momento mismo del juicio, sin posibilidad de manipulación en su

recaudo.

- Lo anterior permite que la actividad probatoria se desarrolle de

manera transparente, en presencia de quienes tienen interés en

alcanzar el esclarecimiento de los hechos y la concreción de la

justicia.

- Lo anterior no solo posibilita la controversia de las partes, sino que

permite, a través del conocimiento directo, el control ciudadano sobre

el proceso de administrar justicia. Ese control también es posible

materializarlo mediante la actividad de difusión propia de los medios

de comunicación y en atención a que la libertad de expresión. La

comunicación responsable y sin restricciones, es la base de una

sociedad libre y democrática.

El Código de Procedimiento Penal sobre la publicidad señala:


“Artículo 18. Publicidad. La actuación procesal será

pública. Tendrán acceso a ella, además de los intervinientes, los

medios de comunicación y la comunidad en general. Se

exceptúan los casos en los cuales el juez considere que la

publicidad de los procedimientos pone en peligro a las víctimas,

jurados56, testigos, peritos y demás intervinientes; se afecte la

seguridad nacional; se exponga a un daño psicológico a los

menores de edad que deban intervenir; se menoscabe el

derecho del acusado a un juicio justo; o se comprometa

seriamente el éxito de la investigación”57.

Concordante con la anterior trascripción, el Artículo 377 del Código de

Procedimiento Penal, reitera la regla general afín al principio de publicidad,

al señalarse: “Toda prueba se practicará en la audiencia del juicio oral y

público en presencia de las partes, intervinientes que hayan asistido y del

público presente, con las limitaciones establecidas en este código”.

56
El Jurado se encuentra institucionalizado en nuestro sistema jurídico procesal penal por mandato del Acto
Legislativo 03 de 2002, donde se dispone: “Artículo 1°. El Artículo 116 de la Constitución Política quedará así:
(…) .Los particulares pueden ser investidos transitoriamente de la función de administrar justicia en la condición de
jurados en las causas criminales (…)”.
Falta para su implementación que la voluntad política alcance, mediante la Ley su vigencia y, a través del Acto
Administrativo, su eficacia como factor de aceptación social, una vez la política criminal ejecute su labor pedagógica.
57
Artículo 18 Código de Procedimiento Penal
Las limitaciones a la publicidad permitidas en la norma procedimental

citada tienen como elemento estructurador de su existencia el principio de

necesidad. Por lo tanto, la utilidad del elemento limitante se ha de buscar

en el marco de la efectividad de las garantías propias de su restricción y

que tienen que ver con el orden público, seguridad nacional o moral

pública; con la seguridad o respeto a las víctimas o menores de edad; y,

con aquellos motivos de interés de la justicia58

En lo que respecta a las audiencias que se desarrollen en la etapa de

juzgamiento, donde “Todas (…) serán públicas”59, las limitaciones

inherentes a ese principio, solo se pueden concretar mediante “decisión

judicial previa”, sin que pueda excluirse la presencia en ella de “la Fiscalía,

el acusado, la defensa, el Ministerio Público, la víctima y su representante

legal”. Como quiera que el fenómeno restrictivo recae sobre una situación

sustancial del proceso -el desarrollo del principio de publicidad -, esa

decisión debe tomarse mediante un “auto motivado”, el cual, por su

naturaleza, debe ser notificado y objeto del ejercicio del derecho de

contradicción, a través de la interposición de los respectivos recursos.

58
Artículos 150, 151 y 152 del Código de Procedimiento Penal
59
Artículo 149 del Código de Procedimiento Penal
En las audiencias preliminares, para que se concrete el principio de

publicidad se requiere la presencia del “imputado o de su defensor”, sin

ser obligatoria “la asistencia del Ministerio Público” 60. Sin embargo, en esa

etapa pre-procesal, la confidencialidad emerge con poder vinculante para

los responsables de la práctica de ciertas diligencias cuya finalidad es la de

verificar la existencia de esos elementos fácticos materializadores de la

conducta punible investigada, los cuales, por su naturaleza, deben ser

recaudados de manera reservada, para evitar que la verdad desaparezca

del campo de la demostración y, por ende, del conocimiento de quienes

tienen el deber de administrar justicia. Por lo tanto, la Ley permite que

tengan el carácter de reservado61, las audiencias de,

- Control de legalidad posterior62 sobre

- Allanamientos

- Registros

- Interceptación de Comunicaciones

- Vigilancia y seguimiento de personas y de cosas

- Las relacionadas con autorización judicial previa para la realización

de,
60
Artículo 155 del Código de Procedimiento Penal
61
Artículo 155 del Código de Procedimiento Penal
62
Artículo 237 del Código de Procedimiento Penal
- Inspección Corporal

- Obtención de muestras que involucren al imputado

- Procedimientos en caso de lesionados o de víctimas de

agresiones sexuales.

- Aquellas audiencias en las que se decrete una medida cautelar.

En el Derecho Internacional esas restricciones al principio de publicidad

encuentran su fundamento, como se deduce de lo preceptuado en el

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos –Diciembre 19 de

1966 -, donde se dispone en su Artículo 14.1 “toda persona tendrá

derecho a ser oída públicamente (…) la prensa y el público podrán ser

excluidos de la totalidad o parte de los juicios por consideraciones de

moral, orden público o seguridad nacional en una sociedad democrática,

o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la

medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por

circunstancias especiales del asunto al publicad pudiere perjudicar a los

intereses de la justicia”. Esa prescripción se encuentra inserta en el

Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos y de las

Libertades fundamentales de Noviembre 4 de 1950 63.


63
Artículo 6.1. “El acceso s la Sala de Audiencia puede ser prohibido a la prensa y al público durante la totalidad o
parte del proceso en interés de la moralidad, del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad
democrática, cuando los intereses de los menores o la protección de la vida privada de las partes en el proceso así lo
exijan o en la medida considerada necesaria por el tribunal cuando en circunstancias especiales la publicidad pudiera
Es indudable que la publicidad materializa la forma de participación

ciudadana en la función de administrar justicia en materia penal.

Quienes estén presentes en el juicio oirán y verán lo que en ella ocurre,

convirtiéndose en mecanismos de control del juicio hasta que se

pronuncie el respectivo fallo. Con sobrada razón el orador más eminente

de la revolución Francesa y defensor de la Monarquía Constitucional

Mirabeau, en uno de sus discursos antela Asamblea Nacional, afirmó,

“Dame al juez que queráis, parcial, corrompido, mi enemigo mismo si

queréis, poco me importa, con tal de que nada pueda hacer sino en

presencia del público”. Bentham, la calificó como “el alma de la justicia”

que tiene entre otras funciones la de servir de control al poder del juez,

quien, en presencia del público no le queda fácil abusar de el 64.

ser perjudicial para los intereses de la justicia”.


64
Bentham Jeremías, Tratado de las Pruebas Judiciales, “Los efectos de la publicidad llegan a su máximun de
importancia cuando se consideran en relación a los jueces, ya sea para asegurar su probidad, ya sea para otorgar a sus
sentencias la confianza pública. Esta publicidad le es necesaria como estímulo, en una carrera llena de penosos
deberes, en la que se requieren todas las facultades de la inteligencia y toda la actividad del espíritu; en la que cada
día de abandono significa un triunfo para la injusticia y una prolongación del sufrimiento para el inocente. Les es
necesaria como freno en el ejercicio de un poder del que es tan fácil abusar. Existen defectos y vicios que es
indispensable prevenir. Los defectos provienen del carácter y la publicidad no los cambia, pero un juez, ante una
audiencia numerosa, se atreverá menos a dejarse llevar por su impaciencia, por su humor, por ese despotismo de
conducta que intimida a abogados y testigos, por esas diferencias de consideración., halagüeñas para unos y
humillantes para otros. Se conducirá, ante los ojos del público, con una dignidad sin altivez y mantendrá un sistema
de igualdad sin bajeza. Pero cualquiera que sea el efecto de la publicidad sobre la parte externa del juez, ha de ser
saludable para la justicia de sus decisiones. Hay un llamado continuo de su tribunal al de la opinión pública. Los
espectadores serán otros tantos testigos interesados que observan todos sus pasos y pesan todas sus palabras. ¿Cómo
atreverse a cualquier tergiversación en campo abierto cuando se lleva cuenta de todos sus pass? Aunque llevase la
injusticia en el corazón, sería justo a pesar suyo por estar en una posición en la que no puede hacer nada sin
suministrar pruebas en contra de sí mismo”.
Oralidad

El principio central del sistema acusatorio es el de oralidad, el cual se

opone al escriturario propio del sistema inquisitivo. En este, como se

precisó, lo secreto emerge como patrón de comportamiento aplicable a la

solución del conflicto, mientras que en aquel, como consecuencia del

principio de inmediación, garante de la efectividad del de contradicción,

pues, el proceso se realiza de manera dialogal, eliminándose la dispersión

de los actos procesales, los cuales, se verifican de manera concentrada,

en el trámite de una audiencia pública, pues en ella se encuentran

presentes los sujetos procesales, testigos, peritos, todos participando y

dialogando en un mismo acto procesal, procurando una mayor eficacia en

la determinación de la verdad, como factor determinante del proceso

inherente a la administración de justicia.

Como lo señaló el maestro Darío Botero Uribe, “Sólo en una sociedad en la

cual rija el poder de la palabra es posible la democracia. El Poder de la

palabra, a su vez, debe estar edificado sobre el derecho y el poder del


derecho debe estar sustentado en la ética” 65. Este mensaje aplicado al

desarrollo oral del proceso penal en Colombia permite comprender la

teleología del nuevo sistema encaminado a erradicar la morosidad judicial y

a limitar la corrupción que pueda presentarse, puesto que la concentración

de los actos procesales y el inmediato pronunciamiento evitarán la

congestión excesiva de proceso en los Despachos Judiciales y su

publicidad permitirá que la comunidad actúe como garante del

comportamiento ético de sus jueces.

El Artículo 2° del Acto Legislativo 03 de 2002, dispone que en Colombia el

juicio penal será oral, disposición que encuentra su desarrollo en el Artículo

9° del Código de Procedimiento Penal donde se consagra,

65
Botero, Uribe, Darío, “Del Poder de la Palabra a la Democracia”, en Filosofía del Derecho, Ética, Cultura y
Constitución, Miguel Rujana, Compilador, 1999, p. 409, “La democracia es palabra, logos, discurso. La democracia
es el espacio y el tiempo del lenguaje: se construye la democracia conversando, en un diálogo sin fin. La democracia
es el intento de alejar la fuerza, de poner la razón y la no-razón como condición de la convivencia; es sustituir el
poder-violencia por el poder comunicativo: consiste en sacar la democracia del Estado y situarla en el mercado, en la
escuela, en la calle, en la fábrica, en el ágora, en los pasillos del falansterio de Fourier, donde se encuentra la gente; si
el lenguaje es el mundo del hombre –Habermas, Teoría de la Acción Comunicativa-, puede intentarse conversar para
solucionar las diferencias. El mundo social es conflicto, pensaba Max Weber -Economía y Sociedad-. El conflicto
puede asumirse con la violencia, eliminando al otro. La violencia también es el mundo del hombre, sólo que es un
mundo no deseable, repugnante. El lenguaje es el mundo lúcido, inteligente, reflexivo, constructivo. El lenguaje es la
alternativa de la violencia. La democracia es lógicamente la renuncia a la violencia y la substitución por el discurso.
Es el discurso que desata el conflicto. La democracia transmuta el conflicto en controversia y la controversia en
acuerdo o desacuerdo. Es un idealismo pretender que sólo se conversa para llegar a un acuerdo - Habermas-. Se puede
conversar para fijar los límites del desacuerdo. La vida social también es desacuerdo, diferencia, discrepancia,
oposición. Lo que permite la democracia es un cauce para ventilar las diferencias, la oposición. No simplemente para
llegar al acuerdo. El acuerdo es apenas una de las posibilidades. Habermas piensa de una manera muy racionalista,
que se dialoga para llegar a un acuerdo. Yo pienso por el contrario, que hay necesidad de dialogar para llegar a un
acuerdo o para protocolizar el desacuerdo”.
“Artículo 9°. Oralidad. La actuación procesal será oral y

en su realización se utilizarán los medios técnicos disponibles

que permitan imprimirle mayor agilidad y fidelidad, sin perjuicio

de conservar registro de lo acontecido. A estos efectos se

dejará constancia de la actuación”.

La actuación procesal oral permite una verdadera confrontación dialéctica

entre las partes, en el marco de un escenario donde los intervinientes

conocen y contradicen dinámicamente los medios de conocimiento. Nuestro

maestro Jairo Parra Quijano considero que con la oralidad se logra

controlar mejor la decisión del juez, y por ello será más difícil que él ceda a

cualquier halago para dictar una sentencia en otro sentido, porque quedaría

en evidencia.

Ese vehículo de comunicación procesal permite que la prueba se forme y

manifieste con toda su eficacia al ser controvertida y practicada en

audiencia pública, convirtiéndose en un método efectivo para ofrecer,

presentar, practicar, controvertir y valorar los medios de prueba requeridos

para decidir.
Se materializa en las audiencias, especialmente en la de juzgamiento,

donde acuden las partes con sus pretensiones adversariales que deben ser

resueltas en estrados con citación y audiencia de la otra parte. Es por lo

tanto, en ese escenario, donde el Juez ha de emitir su fallo conforme a la

valoración de lo que fue objeto del debate probatorio y que le ha permitido

adquirir el conocimiento necesario para que pueda tomar su decisión en

torno del delito y de la responsabilidad penal del acusado “más allá de

toda duda”66.

66
Artículo 381 del C. de Procedimiento Penal

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