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TEATRO EN BOLIVIA

El teatro como literatura y como arte escénico es un género poco cultivado en Bolivia, razón por la
cual, por ejemplo, cuando en 1982 las personalidades más destacadas de la inteligencia boliviana
se reúnen en un simposio para dialogar sobre la literatura boliviana, el teatro es el único género
que no figura en el programa. Puesto que en Bolivia no se lee teatro, no sorprende que este país
carezca de dramaturgos que escriban continuamente, ni que las producciones teatrales sean cada
vez más esporádicas.

Esto explica en parte la falta de una crítica teatral que historice la dimensión espectacular del
teatro de este país, carencia que dificulta la labor del investigador que llega del extranjero para
realizar estudios sobre la actividad teatral boliviana.

ORIGEN DEL TEATRO EN BOLIVIA

Un estudio del actor y periodista español Daniel González Gómez - Acebo da cuenta que el teatro
en Bolivia se practicaba desde la época de los incas, y descarta que esta actividad cultural haya
llegado con los españoles en la colonización.

Dos géneros teatrales existían, entonces, el Wanka que significa tragedia y el aranway, similar a
comedia. Un ejemplo de este tipo de obra fue encontrada por un etnólogo belga en los valles de
Cochabamba, trataba de una historia de amor entre dos campesinos, tenía escenografía propia, y
un bosque artificial.

CARACTERISTICAS DEL TEATRO EN ESA EPOCA

Investigaciones acerca del teatro aymara dan cuenta del origen de diferentes personajes que
aparecen en danzas aymaras. Por ejemplo, el kusillo, el cual espantaba a los animales para que los
campesinos pudieran cazarlos, éste participaba en diferentes bailes, no tenía uno propio.

El cronista peruano Juan de Santa Cruz, averiguó sobre una batalla entre indígenas y españoles en
la que aparecen actores en plan de burla frente al oponente. “Uno de ellos se llamaba ‘llama
llama’, eran actores que se ponían uno encima del otro y hacían burla a la gente”.
”Ya entrando en las averiguaciones, no sólo en el imperio inca practicaban teatro, sino que lo
hacían las diferentes culturas originarias en ritualidades y su cosmovisión, esa interacción era
considerada como elementos teatrales absolutos, para dar cuenta de esa experiencia como
ejemplo, los Kallawayas”, según el autor.

El teatro boliviano de las últimas décadas del siglo XX observa características que parten desde el
comienzo mismo de su teatro: la discontinuidad. Los autores, grupos o promociones obtienen
algunos logros, pero por diversas razones, después de un tiempo se truncan, o hay paralización
temporaria del teatro; altibajos constantes, es decir, momentos de auge como a finales de los
sesenta y caídas o momentos laxos como a principio de los años ochenta y los noventas. Es un
teatro que se aboca al pasado, por eso predomina el teatro histórico, con varios niveles de
significación, casi siempre aludiendo críticamente a la sociedad contemporánea. Son los jóvenes
de las últimas promociones, los que han trabajado la realidad actual desde el presente mismo.
Existe una dicotomía de proyecciones, principalmente ideológicas entre el teatro de tendencia
universalista y de corte nacional. Por un lado, campean los temas existenciales del hombre
moderno y por el otro los problemas del boliviano y su historia, vistos desde situaciones pasadas.

“El teatro boliviano tiene cuatro partes, periodos o etapas: El primero es el teatro de Raúl Salmón.
El segundo es el teatro Universitario. El tercero es el Teatro Popular. No voy a confundir o poner
en el mismo plano el teatro de Raúl Salmón y el Teatro Popular pese a que hay gente que afirma
que el teatro de Raúl Salmón era popular. En realidad, lo era, pero solamente a nivel de cantidad
de público que asistía a sus funciones…

El cuarto hito: el caos teatral que vive Bolivia desde los años 90. Un caos total, seguramente
debido a la globalización, a la multinacionalidad, la interculturalidad y a montones de cosas más;
en realidad, a la falta de claridad en el concepto.

ACTORES BOLIVIANOS QUE REPRESENTARON LA CULTURA BOLIVIANA

La Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados entregó el viernes reconocimientos a los


actores y cineastas Alex Terán, David Mondaca, David Santalla, Raúl Villarroel y Gervasio
Agustín 'Cacho' Mendieta por su trayectoria y su aporte a la educación y la cultura.

"La Asamblea y la Comisión hace un justo reconocimiento hoy por su sacrificio incansable de
poder demostrar que también es la parte educativa que a nuestra juventud han demostrado la
comedia, lo que es la literatura de nuestra querida Bolivia", manifestó la presidenta de la
Comisión, Sandra Cartagena.

La legisladora explicó que ese reconocimiento es entregado a profesionales que se han


encargado de mostrar la cultura boliviana en el país y fuera de las fronteras.
Por su parte, el actor y cineasta, David Santalla, en representación de los condecorados
manifestó su agradecimiento por ese reconocimiento y explicó que parte de la labor de un
artista es reflejar la cultura de su país.

"Al recibir un reconocimiento estamos viviendo parte de nuestra historia y quiere decir que de
alguna manera hemos reflejado lo que siente el pueblo, porque en el escenario, cuando se abre
el telón, es la ventana de los pueblos; en cada país tiene su personalidad el teatro", agregó.

Asimismo, reflejó la inquietud de los actores por ampliar el campo teatral en Bolivia, porque -
dijo- es una forma de "sentar soberanía".
"Nos hacen falta teatros en varios puntos estratégicos de nuestra frontera en todo el país,
porque con el teatro sentamos soberanía, hablamos el lenguaje de nuestro pueblo y damos
oportunidad de mostrarse como el libro que se abre y los personajes que toman cuerpo en la
cuarta dimensión del teatro", complementó.

En el acto se hizo un reconocimiento especial a David Santalla por sus 50 años de trayectoria,
quien en abril pasado sobrevivió a un David Santalla

David Santalla se criò en el barrio de Miraflores, en la ciudad de La Paz.2

Formación en Chile[editar]

A los diez años de edad, la vida de David dio un giro dramático. «Mi padre, militar de carrera,
tuvo que salir al exilio durante la dictadura del MNR (después del 52) y yo decidí ir a buscarlo al
poco tiempo».2

El viaje en barco lo emprendió solo. Cuando llegó a Arica, para tomar el barco que le iba a llevar
a Santiago, vio a un niño sentado en la arena. Se puso a jugar con él y desde una loma hizo que
resbalaran una y otra vez:

«El chico se puso a reír a gritos, al grado de que su padre se acercó corriendo. Yo no lo sabía,
pero ese niño era autista y hasta aquel día no había reaccionado ante estímulos externos. El
hombre quería que me quedase, pero yo no era huérfano y estaba dispuesto a encontrar a mi
padre».

El excomandante de la Fuerza Aérea se había enterado del viaje de su hijo y fue a su encuentro.
«En San Antonio, cuando yo hacía reír a la gente de la tripulación y los pasajeros del barco en el
que había viajado ya como una semana, vi un bote acercándose. Iban un militar y un señor al
que pronto reconocí como mi padre. Perdí todo el aplomo y me puse a llorar, y él conmigo».2

Estudió la secundaria en el Internado Nacional Barros Arana (de Santiago de Chile). 1 Se quedó en
Santiago durante una década. «Mi formación mental la hice allá y nunca me sentí un extranjero;
obtuve una beca para estudiar en un colegio donde había 1500 alumnos, 11 patios, 2 canchas,
piscina, de todo. No era buen alumno, si ingresé fue por las relaciones de mi padre».2

accidente vásculo cerebral.

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