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Es la base del tráfico jurídico mercantil, ya que por medio de él es que se realizan
las transacciones mercantiles que dan origen a todos los movimientos registrales y
que implican un cambio de dueño de las propiedades, como lo son las
compraventas, traspasos, donaciones y otros.
EL OBJETO
El estudio del objeto del negocio jurídico es uno de los temas más antiguos y
controversiales de la teoría de los actos jurídicos. Las dificultades a las que conlleva
aún no han sido resueltas de modo definitivo.
Por otro lado, Betti afirma que el objeto del negocio jurídico es “ establecer una
norma para regular intereses privados propios”, “ los intereses que, según la
organización social, consientan en ser regulados directamente por obra de los
mismos interesados en sus relaciones recíprocas “.
Esta corriente tiene arraigo entre nosotros puesto que, en nuestra legislación, al
establecerse que el objeto deberá ser física y jurídicamente posible, se estaría
aludiendo en forma directa a una de las características del objeto entendido como
la prestación, cuando ella consiste en un hecho personal del deudor.
Así bien, una tesis de origen francesa, ha considerado, en particular que el contrato
no tiene objeto sino efectos, y es en estos efectos (crear obligaciones) en los cuales
encontramos un objeto, que puede consistir en una cosa material, en un hecho, o
en una abstención.
Frente a esta posición que considera que el objeto importa más al plano de los
efectos (y concretamente al campo de las relaciones obligatorias) otra posición ha
reconocido que todo negocio jurídico en general y el contrato en particular necesita
de un objeto dado que es el referente objetivo necesario de actuación del negocio,
esto ciertamente es un enunciado válido; ya que, si consideramos al negocio en
general y al contrato en particular como medios, esos medios tienen o atienden a
una finalidad, y es para cumplir esa finalidad que es necesario e inevitable incidir o
actuar y determinar esa realidad donde encontramos el objeto del negocio jurídico.
Inicialmente, de acuerdo con las corrientes subjetivas, Stolfi señalaba que “el
contenido del negocio jurídico, especialmente de los de naturaleza patrimonial, se
descompone en diversas partes que la doctrina hace tiempo reúne en tres
categorías de elementos: los esenciales, accidentales y naturales”.
Así tenemos los elementos esenciales o requisitos; que son aquellos que deben
necesariamente coexistir para dar vida a un negocio jurídico en general o a un
determinado negocio jurídico en particular; de modo que las partes no puedan
acordar la exclusión de todos o de algunos sin impedir la constitución misma del
negocio. Por otro lado los elementos accidentales; que son aquellos que en el caso
concreto se agregan a los requisitos y no alteran la naturaleza del acto; por tanto,
es necesaria la manifestación de voluntad para insertarlos en el contenido del
negocio, en cuyo caso adquieren la misma importancia que los elementos
esenciales y los elementos naturales. Que son las consecuencias del acto que
tienen lugar por disposición de la ley en vista del silencio de los interesados; por
tanto no es necesario la voluntad de éstos para que tenga lugar, pero es
indispensable para modificarlos o excluirlos
A.-Teorías Objetivitas:
Hoy día se observa una reacción a favor de las teorías de la causa, hacia una
teoría más amplia, que combine las dos concepciones objetiva y subjetiva, que no
son compatibles si no conciliables.
Consentimiento
Objeto.
Causa.
Elementos Esenciales Especiales: Deben darse en un negocio concreto, y
sin su existencia ese negocio es nulo.
Elementos Naturales: Son aquellos que existen pero que pueden ser
suprimidos por la voluntad de las partes, y por ello no deja de existir. Causan
efecto Jurídico.
Eran aquellos sin ser esenciales o naturales eran incluidos expresamente por
quien hacia la declaración, estos podían ser la condición, términos modo, forma
LA VOLUNTAD Y SU DECLARACIÓN.
Para que los Negocios Jurídicos se puedan efectuar es necesario que existan
declaraciones de voluntad, por lo tanto la voluntad es la esencia, el elemento
básico y primario del mismo.
Para que la voluntad sea la base del negocio jurídico es necesario que cumpla
con ciertos parámetros como lo son:
CAPACIDAD:
Es la medida de la aptitud para ser titular de deberes y derechos. La regla general
que la determina la constituyen las normas que señalan la capacidad requerida
para los contratos; y en aquellos casos que la ley determine una capacidad distinta
para celebrar otros negocios jurídicos serán aplicables estas normas.
Capacidad del Sujeto: Este debe tener al menos una mínima capacidad de
comprender o entender.
Capacidad Consciente y Libre: Es decir que no esté viciada.
A. Clases:
Expresas: Son las que se valen de medios sensibles que revelan explicita y
directamente la voluntad, como por ejemplo: palabra oral y/o escrita, los signos por
medio de la cabeza y de la mano o cualquier acción positiva que sirvan para
manifestar el acto volitivo.
Tacitas: Son las que tienen lugar cuando se realizan ciertos actos que la hacen
presumir fundadamente.
B.- Valor del Silencio como declaración de Voluntad: El silencio equivale a una
declaración de Voluntad cuando dada una relación entre dos personas, el modo
corriente de proceder indica el deber de hablar; entonces si el que puede y debe
hablar no lo hace, se considera que aprueba en aras de la buena fe.