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NEGOCIO JURÍDICO

Podríamos definir al negocio jurídico como aquellos actos jurídicos lícitos


destinados a producir efectos jurídicos en los cuales la voluntad es, no solo
constitutiva si no, además, "reguladora" de los efectos jurídicos.

El negocio jurídico es un acto integrado por una o varias declaraciones de


voluntad privada, dirigidas a la producción de un determinado efecto jurídico, y a
las que el derecho objetivo reconoce como la base del mismo, cumplidos los
requisitos y dentro los límites que el propio ordenamiento establece, esto quiere
decir que el negocio jurídico se puede definir como una manifestación de voluntad
dirigida a un fin práctico tutelado por el ordenamiento jurídico.

Es la base del tráfico jurídico mercantil, ya que por medio de él es que se realizan
las transacciones mercantiles que dan origen a todos los movimientos registrales y
que implican un cambio de dueño de las propiedades, como lo son las
compraventas, traspasos, donaciones y otros.

EL OBJETO

FENOMENO ESPACIAL Y COMO COMPORTAMIENTO

El estudio del objeto del negocio jurídico es uno de los temas más antiguos y
controversiales de la teoría de los actos jurídicos. Las dificultades a las que conlleva
aún no han sido resueltas de modo definitivo.

La primera controversia surge en cuanto a su naturaleza y ubicación dentro de la


estructura del acto jurídico. Para la doctrina clásica el objeto se constituye en un
elemento esencial de todo acto jurídico, mientras que para la doctrina
contemporánea no es sino un presupuesto, antecedente o también llamado término
de referencia para la existencia del acto jurídico en sí.

Nuestro Código Civil, en cambio, lo considera simplemente como un requisito de


validez del acto jurídico.
Según una primera corriente doctrinaria, por objeto del acto jurídico debía
entenderse la cosa sobre la cual recaía la relación jurídica nacida del propio
contrato. En esta línea Puig Peña afirma que “ el objeto sería la cosa susceptible
de integrar la materia sobre la cual puede constituirse una relación jurídica”.

Por otro lado, Betti afirma que el objeto del negocio jurídico es “ establecer una
norma para regular intereses privados propios”, “ los intereses que, según la
organización social, consientan en ser regulados directamente por obra de los
mismos interesados en sus relaciones recíprocas “.

Este objeto se traduciría en un precepto de autonomía privada, precepto o norma


que el derecho valora y acoge en función de los intereses a satisfacer, pero que no
necesariamente recaen sobre conductas propias o sobre bienes.

Una de las corrientes mayoritaria y mejor estructurada entiende al objeto como la


prestación a que se ven obligadas las partes por el contrato.

La prestación, como se sabe, puede consistir en la transferencia de un derecho real


al acreedor (en cuyo caso consiste en un dar), o en la ejecución de un hecho
personal del deudor (en cuyo caso consiste en un hacer o en un no hacer).

Consecuentemente, la prestación que siempre es conducta, puede o no estar


referida a las cosas. Si va referida a ellas, como en las prestaciones de dar, aquéllas
se incorporan al objeto. Si no va referida a las cosas, como en las prestaciones de
hacer es sólo la conducta lo que integra el contenido de la obligación.

Esta corriente tiene arraigo entre nosotros puesto que, en nuestra legislación, al
establecerse que el objeto deberá ser física y jurídicamente posible, se estaría
aludiendo en forma directa a una de las características del objeto entendido como
la prestación, cuando ella consiste en un hecho personal del deudor.

Cuando la prestación consiste en la transmisión de un derecho real, se entiende


que se trata de la transmisión de un derecho al acreedor, sin embargo, por
comodidad de expresión en el lenguaje, se dice que la prestación es una cosa. Esta
expresión abreviada es incorrecta, pues lo que se transfiere es un derecho real que
recae sobre la cosa.

A manera de ejemplo, cuando se transfiere la propiedad de un auto, por uso


cotidiano se dice que se está transfiriendo el auto, pero en sentido estricto se
transfiere el derecho de propiedad que se tiene sobre dicho artefacto.

Así bien, una tesis de origen francesa, ha considerado, en particular que el contrato
no tiene objeto sino efectos, y es en estos efectos (crear obligaciones) en los cuales
encontramos un objeto, que puede consistir en una cosa material, en un hecho, o
en una abstención.

Frente a esta posición que considera que el objeto importa más al plano de los
efectos (y concretamente al campo de las relaciones obligatorias) otra posición ha
reconocido que todo negocio jurídico en general y el contrato en particular necesita
de un objeto dado que es el referente objetivo necesario de actuación del negocio,
esto ciertamente es un enunciado válido; ya que, si consideramos al negocio en
general y al contrato en particular como medios, esos medios tienen o atienden a
una finalidad, y es para cumplir esa finalidad que es necesario e inevitable incidir o
actuar y determinar esa realidad donde encontramos el objeto del negocio jurídico.

Siendo necesario, un objeto del negocio en términos de referente objetivo de un


medio; se hace necesario analizar el papel del objeto en el negocio jurídico y si es
parte integrante del mismo; por lo que se hace necesario analizar el rol del objeto
en la estructura del negocio jurídico y si forma parte de la misma.

Inicialmente, de acuerdo con las corrientes subjetivas, Stolfi señalaba que “el
contenido del negocio jurídico, especialmente de los de naturaleza patrimonial, se
descompone en diversas partes que la doctrina hace tiempo reúne en tres
categorías de elementos: los esenciales, accidentales y naturales”.

Así tenemos los elementos esenciales o requisitos; que son aquellos que deben
necesariamente coexistir para dar vida a un negocio jurídico en general o a un
determinado negocio jurídico en particular; de modo que las partes no puedan
acordar la exclusión de todos o de algunos sin impedir la constitución misma del
negocio. Por otro lado los elementos accidentales; que son aquellos que en el caso
concreto se agregan a los requisitos y no alteran la naturaleza del acto; por tanto,
es necesaria la manifestación de voluntad para insertarlos en el contenido del
negocio, en cuyo caso adquieren la misma importancia que los elementos
esenciales y los elementos naturales. Que son las consecuencias del acto que
tienen lugar por disposición de la ley en vista del silencio de los interesados; por
tanto no es necesario la voluntad de éstos para que tenga lugar, pero es
indispensable para modificarlos o excluirlos

TEORÍA SOBRE LA CAUSA

A.-Teorías Objetivitas:

Prescindiendo de lo que es subjetivo, estas teorías consideran a la causa como la


razón economato-jurídica del negocio.

Causa es el fin o función económico-jurídica que objetivamente realiza el negocio,


en vista del cual y para protegerlo concede el Derecho el reconocimiento a la
voluntad privada. (RUGGEIRO).

Clases de Teorías Objetivitas:

Dentro de esta concepción objetivista de la causa se encuentran principalmente:

1- La teoría clásica de la "causa contractual" que limita la aplicación de la causa


únicamente a los contratos (DOMAT y POTHIER).

2.- La teoría objetivista de la "causa de los negocios jurídicos" que extiende la


teoría anterior a los negocios jurídicos (COVIELLO, RUGGIERO, BETTI).

3.-La teoría objetivista de la causa como elemento propio únicamente de "los


negocios de atribución patrimonial o enriquecimiento" (VON THUR).
B).- Teoría Subjetivista

Cree esta teoría, que el concepto objetivista de la causa resulta insuficiente. En


este sentido, causa es "la reunión del fin abstracto y permanente del negocio
jurídico (móvil especifico) con la finalidad concreta perseguida por las partes e
incorporada al acto como determinante.

C.- Teoría Crítica

Hoy día se observa una reacción a favor de las teorías de la causa, hacia una
teoría más amplia, que combine las dos concepciones objetiva y subjetiva, que no
son compatibles si no conciliables.

Elementos del negocio jurídico:


Los elementos del negocio jurídico se definen como aquellos que existen para
darle vida al negocio jurídico, eso significa que sin esos elementos no hay negocio
jurídico.

Los elementos del negocio jurídico se clasifican en esenciales, naturales y


accidentales.

 Elementos esenciales: Esenciales son aquellos sin los cuales el negocio


jurídico no puede darse. Los elementos naturales son lo que normalmente
llevan consigo cada negocio jurídico, y los accidentales son lo que solo existen
cuando las partes los determinan y agregan expresamente al negocio.

Dentro de éstos existen dos tipos:

 Elementos Esenciales Comunes: Se dan en todo negocio

 Consentimiento

 Objeto.

 Causa.
 Elementos Esenciales Especiales: Deben darse en un negocio concreto, y
sin su existencia ese negocio es nulo.
 Elementos Naturales: Son aquellos que existen pero que pueden ser
suprimidos por la voluntad de las partes, y por ello no deja de existir. Causan
efecto Jurídico.

Ej: La Resolución en la compraventa

 Elementos Circunstanciales o accidentales.

Eran aquellos sin ser esenciales o naturales eran incluidos expresamente por
quien hacia la declaración, estos podían ser la condición, términos modo, forma

LA VOLUNTAD Y SU DECLARACIÓN.

La Voluntad: Es el elemento subjetivo, lo que me inspira a realizar el negocio


jurídico y lo que dota de eficacia su realización.

Para que los Negocios Jurídicos se puedan efectuar es necesario que existan
declaraciones de voluntad, por lo tanto la voluntad es la esencia, el elemento
básico y primario del mismo.

Para que la voluntad sea la base del negocio jurídico es necesario que cumpla
con ciertos parámetros como lo son:

La Voluntad se divide en:

CAPACIDAD:
Es la medida de la aptitud para ser titular de deberes y derechos. La regla general
que la determina la constituyen las normas que señalan la capacidad requerida
para los contratos; y en aquellos casos que la ley determine una capacidad distinta
para celebrar otros negocios jurídicos serán aplicables estas normas.

La persona debe actuar de manera racional, consciente y que reúna las


condiciones exigidas por el Derecho.

La capacidad se divide en:

 Capacidad del Sujeto: Este debe tener al menos una mínima capacidad de
comprender o entender.
 Capacidad Consciente y Libre: Es decir que no esté viciada.

Que exista una Declaración o exteriorización de la voluntad, ya que ésta ha salir al


exterior.

 No Viciada: No debe existir ninguna circunstancia o vicio que excluya o


disminuya aquella cualidad.

 Exteriorización: Que se manifieste.

 Concordancia: Que la manifestación no esté en desacuerdo con la voluntad


interna.

La Manifestación de Voluntad: Elemento objetivo del negocio jurídico. Es la


manifestación física de la aceptación del hecho, realizada de forma oral y escrita y
que no debe dejar duda alguna de la voluntad real de querer realizar el negocio
jurídico. Exteriorización de la voluntad

Para que el Negocio Jurídico se pueda realizar efectivamente es necesario


expresar la voluntad. La Manifestación debe ser clara y precisa a fin de no dejar
dudas al respecto.

A. Clases:

Expresas: Son las que se valen de medios sensibles que revelan explicita y
directamente la voluntad, como por ejemplo: palabra oral y/o escrita, los signos por
medio de la cabeza y de la mano o cualquier acción positiva que sirvan para
manifestar el acto volitivo.

Tacitas: Son las que tienen lugar cuando se realizan ciertos actos que la hacen
presumir fundadamente.

Presuntas: Son las declaraciones de voluntad que no se fundan en hechos


concluyentes sino en una disposición de la ley.

B.- Valor del Silencio como declaración de Voluntad: El silencio equivale a una
declaración de Voluntad cuando dada una relación entre dos personas, el modo
corriente de proceder indica el deber de hablar; entonces si el que puede y debe
hablar no lo hace, se considera que aprueba en aras de la buena fe.

C.- Sustantividad de la Declaración de la Voluntad después de Emitida: Existen


dos Soluciones para tal situación: La Doctrina Clásica expresa que la voluntad de
declarante caduca si antes de ser recibida, éste fallece o pierde su capacidad. Y la
Doctrina moderna alemana establece que será indiferente que el declarante muera
o pierda su capacidad después de haber emitido la declaración.

Concordancia entre la voluntad interna y la voluntad declarada:

En condiciones normales la declaración debe estar de acuerdo con la voluntad


interna, pero puede ocurrir que se exprese una voluntad distinta de la interna o
real, esto puede ocurrir sin que el autor de la declaración lo sepa (divergencia
inconsciente) o bien sabiéndolo (divergencia consciente). También la Simulación
está enmarcada dentro de la concordancia, y se define como la declaración de un
contenido de voluntad no real emitida conscientemente y de acuerdo entre las
partes, para producir con fines de engaño (ante terceros) la apariencia de un
negocio que no existe o que es distinto del verdadero realizado.

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