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NUESTRA FORMACIÓN

SE BASA EN PASAR DE
LO SECUNDARIO A LO
ESENCIAL DE LA VIDA
HERMANA LAURA DE LOS ÁNGELES

NUESTRO CAMINO ES
LA PALABRA DE DIOS,
CONTENIDA EN LAS
SAGRADAS ESCRITU-
RAS, QUE ESTÁ ABIER-
TA ANTE TODOS LOS
HOMBRES DEL MUNDO
HERMANA ANGÉLICA DEL SAGRADO
CORAZÓN

TODOS SOMOS HIJOS


DE DIOS, PERO CUAN-
DO UNO DE SUS HIJOS
LE ENTREGA LA VIDA Y
TODO LO QUE ES, LO
QUE TIENE Y LO QUE
QUIERE EN ESTE MUN-
DO, ÉL LE RESPONDE
A LA MEDIDA
HERMANA SOLEDAD DE LOS APÓSTOLES

MONJA DE DIOS ESTÁ EN CAMINO


HACIA NOSOTROS Y
NOSOTROS EN CAMI-
NO HACIA ÉL, HASTA

CLAUSURA
QUE NOS ENCONTRE-
MOS. POR LA BÚSQUE-
DA DE DIOS, UNO TER-
MINA ENCONTRÁNDO-
SE A SÍ MISMO
HERMANA TERESA DE LA SAGRADA FAMILIA

ASÍ VIVE
Cómo es la vida cotidiana del Monasterio de Lugo,
en España.
Cómo viven su vida de clausura, oración y trabajo
las 18 monjas que comparten la vida religiosa hace
30 años.
Cómo viven en presencia de Dios las 24 horas del
día, los 360 días del año, en medio de la paz y el
silencio que reina en ellas y en el Monasterio. 1
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Cada día, a lo largo de toda su vida, una monja del Monasterio de Lugo
permanece en el silencio y la soledad de su ermita, en presencia de Dios. Allí
celebra las Horas Menores de la liturgia de la Iglesia, estudia, trabaja, come,
duerme y medita en la Palabra de Dios.
Su jornada empieza con el oficio de Vísperas, a las 3 de la mañana, celebrado
en la Iglesia del Monasterio. Viene de velar hasta las 9 de la noche. Se levanta
antes de la aurora. Al final de la noche, las solitarias se reúnen de nuevo en la
Iglesia para cantar y celebrar Maitines, Laudes y La Sagrada Eucaristía.
Cada monja trabaja en soledad; unas, en el taller de la ermita, tallando
esculturas góticas para iglesias y santuarios religiosos, o pintando íconos y
cuadros con imágenes sagradas; otras, en las labores del monasterio; otras más,
en la huerta enorme, recogiendo los huevos de las gallinas, haciendo el queso
de cabra, en la cocina cocinando pan y pizza en horno de leña o vigilando el
añejamiento del vino que tienen en bodega para la venta en los pueblos más
cercanos, y otras más dedicadas al aseo del monasterio, al mantenimiento de
los jardines y a ensayar los cánticos diarios en el órgano de la Iglesia.
Todo en su vida cotidiana está envuelto en un gran silencio y paz total.
• El sábado, la comunidad se reúne en el Capítulo.
• El domingo tiene lugar la comida comunitaria, una larga marcha por los
alrededores del Monasterio y a los pueblos cercanos para vender vino,
pan y artesanías, y un encuentro evangélico en espíritu de comunión
fraterna.
• El lunes es un día de desierto vivido en completa soledad. Sólo La Eucaristía
reúne a la comunidad en la Iglesia del Monasterio.

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¿Cuáles son las etapas propuestas a la libertad de la persona que desea
comprometerse en este camino monástico de clausura completa?
La primera etapa, abierta libremente a quien lo desea, es “La Escuela de Vida”,
que consiste en una primera experiencia de la vida de la comunidad.
La toma de hábito abre la etapa del “Postulantado”, que dura 2 años. Un
“Noviciado” de 2 años sucede al “Postulantado”. Después de estos 2 años, tiene
lugar “La Primera Profesión”. 5 años más tarde, tiene lugar “La Profesión
Perpetua”, con los tres votos definitivos: pobreza, castidad y obediencia.
Según el camino espiritual de cada una, estos plazos pueden ser prolongados.
Un ciclo de estudios bíblicos, filosóficos, patrísticos [su orden es Franciscana] y
teológicos completa la formación monástica en los primeros años de presencia
en el Monasterio.
Después de su “Profesión Perpetua”, la monja completa la formación monástica
en los primeros años de presencia en el Monasterio. Las monjas que reciben esta
llamada, discernida en nombre de la Iglesia por el Padre San Francisco de Asís,
son ordenadas monjas de clausura para una vida religiosa de soledad.
Para ganar el pan cotidiano del Monasterio, la monja trabaja entre 3 y 5 horas
diarias en el taller de su ermita o en las labores del Monasterio y del viñedo. El
trabajo artesano de las monjas no sólo es el medio de ganar el pan cotidiano,
sino también un servicio de Iglesia, ya que es bueno para el pueblo de Dios
recibir el mensaje de fe y de oración de aquellas a las que Dios llama a dejarlo
todo y a guardar silencio para adorarle día y noche en soledad.
• Pintan íconos de Cristo, la Virgen y los santos, según la tradición italiana
que conlleva su teología y su sabiduría. Los íconos se hacen en clima de
oración silenciosa, de ayuno y de vigilia.
• También se hacen, en oración, esculturas romanas y góticas concebidas
según la tradición de Occidente en la Edad de Oro del Arte Sacro. El
Monasterio de Lugo es famoso en todo España por las reproducciones
perfectas en encina maciza, siendo fieles a las técnicas simples de
entonces. Esos íconos y esculturas, hechos por estas magistrales monjas,
expresan la más pura fe cristiana y son elaboradas para lugares de oración,
museos e incluso para el Vaticano, y están destinadas a convertirse en
Presencia. Pueden ayudar a los hombres de hoy a recibir la Palabra de
Jesús: “Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo” [Mateo 28, 20].
• Realizan dos temporadas de retiros espirituales, dirigidas por un monje
Franciscano Cisterciense: una en verano, otra en diciembre, c/u de 7 días.

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• Abren el monasterio al público todos los domingos, en un tour guiado por
una de las monjas que se turna con las demás para atender a los visitantes.
• Sus artesanías nacen de la oración: “una alabanza al Invisible”, dicen las
monjas en su caja de empaque. Y añaden: “Nuestra alegría como
trabajadoras de Dios y del Monasterio de Lugo es inmensa cuando quienes
miran estos íconos y estas modestas figuras de madera o dolomita, son
atraídos más allá de ellos mismos, a Dios y al silencio de fe y de adoración”.

“La nuestra es una vida de santa pobreza”

El Monasterio de Lugo vive y ora en la santa pobreza recibida de Jesús pobre y del
Seráfico Padre San Francisco de Asís. Así lo afirman sus monjas.

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La fundación del Monasterio, hace 30 años por los Monjes Franciscanos
Cistercienses de Lugo, se realizó gracias a la solicitud del “Padre de los pajarillos”,
San Francisco de Asís, el patrono de la Orden.

También obedece a la práctica de la adoración profunda de cada una de las monjas,


a su trabajo enérgico, a su renuncia a todo lo que no es el Evangelio y a su fe, amor
y confianza en Dios por encima de todo lo demás.

El Monasterio de Lugo recibe llamadas de la Iglesia


para convertirse en Orden de Lugo de la Santa Clausura en 1987, oficialmente por
San Juan Pablo II, hoy hace 30 años. Entonces, eran 20 religiosas. Hoy son 18,
fallecieron 2.

La llamada a permanecer en el desierto, “lejos de donde habitan los hombres [los seres
humanos que viven en el mundo]”, sin ningún apostolado visible que realizar en la
Iglesia, no libera a las monjas solitarias de Lugo de la responsabilidad de orar por
las necesidades del mundo: “Velad y orad para que no entréis en tentación (Mateo
26,41).
Así, según la antigua tradición del siglo IV, todo árbol monástico, cualquiera que
sea su carisma, sin perder su identidad contemplativa y solitaria, extiende
progresivamente sus ramas a todos los lugares a la vocación que la Iglesia les
llama, en el caso de las monjas de Lugo es a orar y vivir en claustro.
Las monjas del Monasterio de Lugo son mujeres entre los 45 y 60 años, dedicadas
totalmente a la oración, la vida contemplativa y el sacrificio mediante su vida en
soledad y entrega absoluta a Dios Nuestro Señor.

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La vida eremítica actual de las monjas de Lugo

Las monjas de Lugo son eremitas [anacoretas] que se consagraron a Dios mediante
los votos de pobreza, castidad y obediencia. Sus cantos gregorianos y su trabajo
en el Monasterio de Lugo son mundialmente famosos. Tienen una página en
YouTube donde venden su música grabada diariamente en la Iglesia.
Su estilo de vida es muy peculiar: viven apartadas completamente del mundo, en
el silencio de la soledad, dedicando su vida a la oración asidua y a la penitencia de
forma que buscan ser una constante alabanza a Dios y una intercesión por la
salvación del mundo.
Son reconocidas por la Orden de los Hermanos Franciscanos Cistercienses de
España y dependen del Obispado de Lugo. Como Orden Monástica Eremítica, se
apartan del mundo completamente para dedicarse a la oración y a la ofrenda de
sus vidas, al igual que los ermitaños o anacoretas de la antigüedad. Hacen vida
común en fraternidad dos veces por semana. Observan una regla de vida
[estatutos] y viven bajo la obediencia de una Superiora [Priora], la Hermana Laura
de los Ángeles. Eligieron a Lugo como el lugar donde deseaban vivir, siempre
alejadas del mundo, como tantas otras monjas de clausura en el mundo, en otros
países y ciudades. Su estilo de vida está aprobado por el Papa.
Su vida de ermitañas, como lo dijo el Santo Padre Juan Pablo II, “posee un valor
extraordinario para la Iglesia. Al ser mujeres dedicadas a la oración, a la contemplación y
al sacrificio, son un testimonio del amor de Jesús al mundo, y especialmente a favor de la
mujer como cabeza de la Iglesia en la Virgen María. El mismo testimonio de su santo vivir
cotidiano es un signo elocuente de un amor fiel a Dios que intercede contantemente en favor
de los hombres. Por lo tanto, no son una comunidad accesoria para la vida de la Iglesia, ni
mucho menos una reliquia de un pasado histórico. Su vida es fuerza que ayuda a arrancar
gracias de Dios y a distribuirlas en toda la Iglesia y en el mundo entero”. (Mayo, 1987).

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Su regulación de “Vida en Clausura” está regulada en el Código de Derecho
Canónico de la Iglesia Católica, número 603; y en el Catecismo de la Iglesia
Católica, números 920 y 921.
Son todas ellas, las monjas de Lugo, convencidas de su vocación. Por regla
principal tienen el primer capítulo de sus estatutos: “El monje interior”, donde se
lee en la introducción: “Hay un amor que supera toda apetencia y colma de dicha
imperecedera”.

A partir del primer capítulo, se lee: “Monja es aquella que está separada de todos
y unida con todos. Monja es aquella que se considera una sola cosa con todos por
la costumbre de verse a sí misma en cada uno de ellos. Monja es aquella mujer
feliz y serena, que va plácida por la vida, en medio de tinieblas y esporádicos
rayos de luz, contemplando el rostro de Cristo en el mundo. Bienaventurada la
monja que mira con cumplida alegría la salud y el progreso de todos como los
suyos propios”.
Y siguen así los Estatutos:
“Vivan unánimes. Tengan una sola alma en comunidad y un solo corazón
orientados ambos hacia Dios. Que sólo les preocupe agradar a Dios, a nadie más.
No posean nada propio, que lo poco que tengan para el sustento lo tengan en
común. Que alimento y vestido no les faltarán nunca por la gracia de Dios, quien
se ocupa de ustedes. Que nada tienen que sea de ustedes, todo es prestado por
Nuestro Señor Jesucristo, por lo que no busquen en esta casa sagrada lo que fuera
de ella no han poseído ni poseerán. Considérense bendecidas y felices por necesitar
muy poco, y porque lo poco que necesitan lo necesitan bien poco.

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Y siguen así los Estatutos:
“Vivan unánimes. Tengan una sola alma en comunidad y un solo corazón
orientados ambos hacia Dios. Que sólo les preocupe agradar a Dios, a nadie más.
No posean nada propio, que lo poco que tengan para el sustento lo tengan en
común. Que alimento y vestido no les faltarán nunca por la gracia de Dios, quien
se ocupa de ustedes. Que nada tienen que sea de ustedes, todo es prestado por
Nuestro Señor Jesucristo, por lo que no busquen en esta casa sagrada lo que fuera
de ella no han poseído ni poseerán. Considérense bendecidas y felices por necesitar
muy poco, y porque lo poco que necesitan lo necesitan bien poco.
“Eleven su corazón a Dios todos los días y a toda hora. No busquen las vanidades
terrenas ni los halagos de Dios. Que gracias a su vida contemplativa, los ricos se
hagan humildes y los pobres en el espíritu aún más pobres.

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Que la vanagloria y la soberbia mueran para siempre en sus corazones. Que las
buenas obras e intenciones puras prevalezcan en su alma. No dejen de vivir ni un
solo momento en unión de alma y corazón a Dios. Honren en los otros a Dios, de
quien ustedes han sido Templos del Espíritu Santo”.
“DE LA ORACIÓN”:
“Perseveren en las oraciones fijadas para horas y tiempos de cada día, que la
fortaleza de Jesucristo y no los sentimientos las guíen al orar. En el oratorio, nadie
haga sino aquello para lo que ha sido destinada, de donde le viene el nombre. Si
acaso alguna tuviere tiempo para orar fuera de las horas establecidas, que no se
lo impida nadie.
“Cuando oren a Dios con cantos, salmos e himnos, que sienta el corazón lo que
profiere la voz. Cantarás con fervor aquello que está mandado que se cante. Oren
por la paz del mundo, por las necesidades de los habitantes de la Tierra, por
ustedes y por cada una. Oren por el Santo Padre, los obispos, monjes, sacerdotes
y religiosos y religiosas del mundo. Por las familias, la juventud y los niños”.
“DE LA FRUGALIDAD Y LA MORTIFICACIÓN”:
“Sometan su cuerpo a un ayuno semanal, viernes preferiblemente [el día del Señor]
y absténganse de comer carne 5 días de la semana, en la medida que su salud se
los permita. Moderación en el comer y en el beber. No tomen alimentos fuera de
las comidas, a no ser que el médico así lo exija.
“Antes de comer sus alimentos y cuando los hayan terminado, hagan oración en
comunidad, agradeciendo por el alimento para el cuerpo. Y pidan a Nuestro Señor
en silencio, cada una, que les dé pan a aquellos que hoy no lo tienen en su mesa.
“Recuerden que tanto más adecuadas serán siervas de Dios cuanto menos
necesiten. Y que el placer no las retenga. Sepan que están más llenas de Dios y más
ricas en Espíritu Santo quienes son más fuertes en soportar la frugalidad, porque
es mejor necesitar menos que tener mucho”.

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“LETANÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS”:
Las monjas las rezan al levantarse, al mediodía y antes de dormir
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,


ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.

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Santa Madre de Dios,
ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes,
ruega por nosotros.
Madre de Cristo,
ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia,
ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia,
ruega por nosotros.
Madre purísima,
ruega por nosotros.
Madre castísima,
ruega por nosotros.
Madre siempre virgen,
ruega por nosotros.
Madre inmaculada,
ruega por nosotros.
Madre amable,
ruega por nosotros.
Madre admirable,
ruega por nosotros.
Madre del buen consejo,
ruega por nosotros.
Madre del Creador,
ruega por nosotros.
Madre del Salvador,
ruega por nosotros.
Madre de misericordia,
ruega por nosotros.

Virgen prudentísima,
ruega por nosotros.

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Virgen digna de veneración,
ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza,
ruega por nosotros.
Virgen poderosa,
ruega por nosotros.
Virgen clemente,
ruega por nosotros.
Virgen fiel,
ruega por nosotros.

Espejo de justicia,
ruega por nosotros.
Trono de la sabiduría,
ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría,
ruega por nosotros.

Vaso espiritual,
ruega por nosotros.
Vaso digno de honor,
ruega por nosotros.
Vaso de insigne devoción,
ruega por nosotros.

Rosa mística,
ruega por nosotros.
Torre de David,
ruega por nosotros.
Torre de marfil,
ruega por nosotros.
Casa de oro,
ruega por nosotros.

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Arca de la Alianza,
ruega por nosotros.
Puerta del cielo,
ruega por nosotros.
Estrella de la mañana,
ruega por nosotros.
Salud de los enfermos,
ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores,
ruega por nosotros.
Consoladora de los afligidos,
ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos,
ruega por nosotros.

Reina de los Ángeles,


ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas,
ruega por nosotros.
Reina de los Profetas,
ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles,
ruega por nosotros.
Reina de los Mártires,
ruega por nosotros.
Reina de los Confesores,
ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes,
ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos,
ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original,
ruega por nosotros.

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Reina asunta a los Cielos,
ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario,
ruega por nosotros.
Reina de la familia,
ruega por nosotros.
Reina de la paz,
ruega por nosotros.

Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros,


Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de
las promesas de Cristo.
Amén
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ORACIÓN
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud
de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada
siempre Virgen María,
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vernos libres de las tristezas
de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Jesucristo nuestro Señor,
Amén.

Inscripción en la puerta de cada celda:


“Y al caer la tarde de mi vida, MI MIRADA SIEMPRE PUESTA EN EL SEÑOR”

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